Cuando te fuiste empec a quedarme sin poder respirar.
El oxgeno que hay
en la habitacin de mi alma es consumido por la llama de tu desprecio. Un desprecio que yo mismo busqu. No lo niego. Comet muchos errores en mi vida, tantos como estrellas en el firmamento se pueden contar; pero son tan pocos que ni todos juntos podran llenar el espacio que dejaste en tu ausencia. No s dnde me encuentro, pues empiezo a ver todo nublado. La llama va dejando cada vez menos oxgeno. La angustia se apodera de m al no saber cmo apagarla; es difcil tratar de mantenerme lo ms lcido posible. No s cunto el oxgeno tardar en consumirse. Pero si es mi destino fenecer de esta manera, lo har imaginndote sentada aqu
Habindome rendido, dej de buscar algn obstculo que dificultara tu
andar o al menos me evitara or los pasos que das al caminar sobre las calles que conforman mi memoria. Te dej andar. Jueves, 15 de septiembre No puedo conciliar el sueo. Mis fuerzas se van consumiendo poco a poco. Las esperanzas se van perdiendo con el pasar de los minutos. Me siento encerrado en una habitacin sellada por fuera; adentro est conmigo el ardiente fuego de tu desprecio, monstruo que yo mismo ayud a encender y cuyas llamas logr alimentar. Admito que comet muchos errores, tantos como estrellas en el firmamento se podran contar; aun as son tan pocos que de ninguna forma podran llenar el vaco que dejaste en tu ausencia. Me golpeo el pecho, arrepentido por no haber tomado decisiones acertadas. Por errar tanto y de tales formas. Ahora el oxgeno se consume poco a poco, me cuesta cada vez mayor esfuerzo el poder respirar. Trato de mantenerme lo ms lcido posible buscando la forma de poder apagar este fuego, pero no encuentro ningn mtodo. Me siento inerme; si antes mis fuerzas se iban consumiendo, dentro de poco no habr prueba alguna de que un da las tuve. A pesar de todo, an esperar por tu regreso.