Uno de los legados de la revolucin darwiniana, que hace un siglo
sustituy la explicacin tradicional de la vida como designio divino por una perspectiva naturalista, impuso una concepcin del mundo muy concreta en el pensamiento de Occidente. Segn esta perspectiva, las especies medran porque de alguna manera son superiores a sus competidoras; ganan en la lucha por la existencia, por emplear la expresin de Darwin. Del mismo modo, las especies se extinguen porque sucumben en la competencia; son perdedores en la lucha por la vida se trata de una interpretacin ms bien simplista de la idea ms grande de Darwin, la teora de la evolucin mediante la seleccin natural, pero casaba cmodamente con la moral occidental del xito por el esfuerzo. Pueden verse estos principios, unas veces de modo latente, otras de modo manifiesto, en los manuales de biologa y ms an de antropologa, sobre todo si son de hace varias dcadas. La diversidad biolgica de la vida actual (la cantidad de especies en su correspondiente hbitat) est cerca de alcanzar su punto ms alto en la historia del planeta. Nosotros somos una especie entre incontables millones, el tapiz vivo ms rico que ha albergado la Tierra hasta hoy. Desde la perspectiva del xito evolutivo por la superioridad que he descrito, es comprensible que nos demos palmaditas en la espalda e incluyamos al Homo sapiens en el fruto colectivo del xito gradual de especies cada vez mejor adaptadas al medio. Pero uno de los ms importantes descubrimientos de la biologa evolucionista en los ltimos aos nos advierte de que la suerte, y no la superioridad, representa un papel decisivo en la determinacin de los organismos que sobreviven, sobre todo en los periodos de extincin en masa. Tenemos que admitir en consecuencia que los humanos somos una parte del batalln de los afortunados supervivientes de las convulsiones catastrficas del pasado, y no las expresiones modernas de una antigua superioridad.