res ¢, individualmente considerados, sin duda aparecen en,
otros discursos. Sin embargo, es el conjunto de estos elementos
ordenado de una determinada forma, ensamblado de cierta mas
nera, lo que genera la marca. Asi como la arquitectura es el con-
junto de reglas que permiten construir un edificio o la literatu:
aes un sistema que sélo existe en el texto escrito (y no importa
que sea novela, noticias u otra cosa), de forma andloga la mar-
ca es el principio teérico, la fuente de las ideas-marea que exis:
ten en el mundo y que experimentamos en nuestra vida coti-
diana. Conviene diferenciar con mucho cuidado la marca, ente
tedrico, conjunto de reglas y condiciones a través de las cuales.
se genera significado en un objeto, de una marca-dato resultan-
te, mejor 0 peor logrado, del proceso de crear y atribuir signifi-
cado,
Mientras Ja marca es un ente abstracto, una marca es algo
mucho més conereto, un contenido descriptible, observable y
analizable. En el caso de una marca-dato tenemos la impresién
de tener algo; un producto o una gama de productos, un nom:
bre, un conjunto de formas y de colores, una historia, un lugar
. en el mercado, una proyeccién internacional, en definitiva, un
mundo de comunicacién. El andlisis de una marea-dato nos
puede parecer a primera vista mas simple, no obstante,
plejidad de dicho anélisis se pone de manifiesto cuando
tamos encontrar el contenido de esa marca. {Cudl seré el «ver-
dadero» contenido de la marca? {Cual seré su «verdadera»
identidad? {La que se establece en los planes estratégicos de la
empresa? ¢La que le confiere la comunicacién, o la que percibe
y transmite la fuerza de ventas? Sin olvidar la que le confiere la
red de distribucién y la que perciben los consumidores.
En el transcurso de los tiltimos afios, a falta de una teoria
sélida de la marca como ente semistico, estudiosos, profesiona-
les y escritores han aventurado varias propuestas diferentes s0-
. bre esta cuestién: algunos han atribuido a los creadores de la
marca (empresas 0 agencias de publicidad poco importa) un po-
der soberano absoluto (Séguéla, 1984). Para ellos una marca es
lo que se decidié que fuera. Otros, al contrario, han insistido en
el poder exclusive de los consumidores para decidir cual era la
verdadera identidad de una marea. Otros, finalmente, han ar-
.entado que una marea tiene una identidad propia y objeti-
‘ga que se encuentra sepultada en el conjunto de sus discursos y
‘que solo se podré identificar y explicar con un andlisis detalla-
io (Floch, 1990). ¥ asi se riza el rizo: intentio autoris, intentio
Tectoris, intentio operis. Volvemos a encontrar en estas propues-
tas que hacen los profesionales del marketing, ecos de discusio-
znes del pasado en el campo de la hermenéutica y de la teoria de
Jainterpretacién (Ferraris, 1987). Todo ello viene a confirmar la
naturaleza semiética de la marea y por eso no ha de sorpren-
dernos que profesionales dedicados a buscar nuevos mercados
empleen habitualmente una terminologia originalmente crea-
da para explicar los mecanismos de interpretacién y significa-
ign de los textos (Iser, 1976; Jauss, 1982).
Nuestra definicién, que busca eludir las dificultades de las
teorias interpretativas, procura a la marca una identidad y un
‘contenido reticular. Una marca est siempre atrapada-ef 3
“sistema complejo y pluridimensional.Su identidad no-exis
sino en funcién y a partir de esos multiples encadenamiento:
La marca, un ente discursivo que necesita explayar su natura:
Teza semidtica, se transforma cada dia mas en un ser discursive
social, colectivo-y piiblico (Garfinkel, 1989) que no existiria sin
esa dimensién colectiva, social, compartida y publica. Para
existir y tener contenido e identidad, la marea ha de tener una
cierta presencia en el medio puiblico; un conjunto comunicativo,
un contexto de exposicién determinado y un contexto de consu-
toy de recepeidn definido. Ser la suma global de los discu:
que los actores implicados (empresa, competencia, intermedia-
ios, distribuidores, consumidores, ete.) mantengan sobre la
marea la que operaré el paso de la nocién abstracta y virtual (la
Marea) a un enunciado concreto y definido (una marea-dato).
Puede observarse ahora con claridad que, de acuerdo con
Ruestra definicién, la marea es més el punto de legada que el
de salida. No podra ser nunca el punto de salida puesto que los
actores implicados son los que contribuyen a determinar sus
Propiedades y significado. Decimos, asi, que es un punto de Ile-
Bada en la medida en que, sélo tras un largo «viaje» entre los ae~
tores, la marca finaliza su camino y adquiere sus particularida-
des proveyéndose de identidad. No cabe, empero, pensar que la
48 49
aeafirmacién de que la identidad de la marea es un punto de Il
gada supone que se transforme en un ente fijo y comprensil
de una vez por todas. Muy al contrario, la marea es un fen6i
no en evolucién constante que varia con los discursos que §
cruzan sobre ella y que son su base. Lejos de ser un resultado,
marca, una marca, es mas bien una resultante,
La naturaleza procesal y los mecanismos de formacién de la
identidad de una marca seran tratados en mayor profundidad en
el apartado «La nocién de identidad de marea» (véase pagina 62),
En los préximos apartados definiremos con mayor precision lag
variables que estructuran la nocién general de marca.
La naturaleza semiética de la marca
En el apartado anterior hemos subrayado la naturaleza
eminentemente semiética de la marea. Afirmacién ésta que ha
de ser justificada y argumentada convenientemente debido a
Tas graves consecuencias tericas y practicas que acarrea, La
semidtica es la disciplina que estudia cémo se eres
ten Tos significados entre los hombres (Heo, .
papel primordial de Ta marca es crear y difundir un universo de
i *i6n en torno a un objeto social (ya sea producto, bien 0
servicio), la marea ha de ser, por definicién, una instancia se-
miética, una maquina productora de significados.
La marea introduce discontinuidad dentro de la continuidad,
Dentro del continuo fluir de objetos, conceptos, connotaciones,
valores, ideas, colores, sonidos y formas, la marca va introdu.
ciendo cortes, segmenta el flujo, selecciona ciertos elementos que
desea apropiarse, rechaza otros y los ordena confiriéndoles com-
prensibilidad. Dentro de esa globalidad indiferenciada compues-
ta por todos los significados posibles en una sociedad, la marca
Tecorta un segmento y lo ordena confiriéndole significado. Este
aporte significativo puede ser de muy diversa indole; puede li-
mitarse a distinguir un producto de otros productos competido-
res, pero también puede conferir al producto un manto cultural,
social ¢ incluso simbélico o mitico. La marca Findus, por ejem-
plo, se asocié durante la década de los sesenta y setenta a la li-
50
| Toenriquece hacién
ypetencia. Levi's describe un mundo de autonomia y liber-
dramatizando el paso de la adolescencia a la edad adulta.
En resumen, la marca construye en torno al producto un
de significados, semantiza el producto, Lejos de limitarse a
mera funcién de mare
‘iva como un texto literario, a como
‘ualquier obra de creacion; construyendo mundos posibles. deco-
‘rados de una forma especifica y caracterizados por su propio
pliego de condiciones (Feo, 1990), Asi, el mundo de Levi's esta
ee fe integrado por individuos de senti-
mientos simples y primarios. Un mundo provinciano, vagamen.
te americano, ex que las personas no estan sujetas a las con-
venciones sociales y saben adoptar sus propias decisiones
rapido y bien. Obviamente ese mundo puede cambiar o evel
Gionar y, por eso, el mundo Levi's en los ultimos afios se ha vuel-
to mas urbano, menos provinciano, mas reconoci le, mas East
Coast. No obstante, los hombres y mujeres han permanecido
basicamente inalterados con sus sentimientos primarios y su
€nsia de libertad a flor de piel. Los mundos pueden cambiar, lo
que permanece es la capacidad de la marca para generarlos,
Silo consustancial a Ja marea es dotar a un producto de sig-
nificado y crear mundos posibles, su naturaleza semidtica es di-
Scitmente discutibte, Sin embargo, reconocer la natural
midtica de la marca implica graves consecuencias teérica,
Metodolgicas y operacionales. En primer [ugar supone una
Profiinda alteracion del enfoque analitico bajo el que se ha de ob-
Sétvar y estudiar el fenémeno-marca: supone pasar del ferreno—~
del marketing y de la teoria econémica al campo de las ciencias
Seelales y de las ciencias de la significacién. En segundo lugar,
#2conocer la naturaleza discursiva de la marca’nos obliga a accr=
tafhosa ella desde la teoria del fun
losdiscursos sociales (V |. Es imposible, en otras pala-
Pras, pretender analizar Ta marea sin tener en eiventa los fond:
(unoccoustitutives de SWespecificidad tales como la trama in-
ferfextual o su obligada-sujecién a procesos de recepcién €
~ mnarea funciona en defi
mnamiento y cireulacién de
BLinterpretacién por un cierto ntimero de ptiblicos distintos,
fimo, la metodologia que se emplee para realizar el andlisis,
una marea-dato y de su identidad, debera tener presente su
turaleza semiética y el hecho de que sea la resultante de un
tramado de multiples discursos entrecruzados y mutuamer
condicionados. Un enfoque adecuado de la naturaleza semiéti
de la marca obliga al estudioso a tener presente, a la hora de
terminar la identidad de una determinada marea-dato, a todos
actores y todos los discursos que participan en su construccién,
La naturaleza relacional de la marca
La marca tiene una estructura relacional, es decir, su ide
tidad es el resultado de un sistema de relaciones y oposicione
Una marca no es mas que todo lo que las otras no son. Como yi
indicamos anteriormente, la marca es un compendio de elk
mentos dispares y de discursos sobre ella relacionados. Su na-
turaleza relacional nos permite avanzar un paso mas en
comprensién al poder ahora aiiadir que todos estos elementos
discursos estan interconectados. La aventura y el exotismo de
Camel logran su significacién oponiéndose a otras versiones
aventura —por ejemplo la de Gauloises, otra marca de cigarri-
los, o a la de Banana Republic, una marca americana de ropa
que se vende por correo— o a otras versiones de exotismo —por|
ejemplo, la de Tahiti o la de Hollywood—. La aventura y el exo-
tismo de Camel construyen su significacién gracias a los dis«
cursos que la marca tuvo en el pasado. Es el caso de Levi's que,
pese a haber pasado del mundo solitario y provinciano de la dé=
cada de los cincuenta a un mundo superpoblado, urbano y con-
temporéneo, lleva en su significacién la memoria y la huella de
todos sus discursos pasados.
Los discursos dialogan entre ellos y-se enriquecen a la vez y
mutuamente de sus pasados. Se trata del fenémeno estudiado
por los expertos en semidtica bajo.el nombre de intertextualidad
xtman, 1970). Un discurso saca su significacién mas de lo que
le diferencia de los otros discursos que de una improbable ob-
jetividad interna de su significado. Ademds, una vez que un
52
hha sido emitido y circula en un contexto social deter-
‘en un momento hist6rico determinado, entre un cierto
ide ptiblicos, ese discurso —por ejemplo, el discurso de
jpresa sobre una de sus marcas— adquiere una cierta
ia y queda sujeto a una serie de interpretaciones im-
de prever. Los factores que participan en la alteracién
“interpretacin deseada pueden ser de naturaleza muy dis-
"Con frecuencia lo que ocurre es que el publico relevante
Ta empresa recibe una primera impresiGn errénea que con-
su interpretaciGn. O varia el contexto social de recep-
o incluso se altera el contexto del discurso en cu
ejemplo del primer caso seria el de la vieja pul
‘Del Monte, basada en el personaje del Hombre Del
. Esta figura, que la empresa deseaba que expresara efi-
ia, seguridad, calidad y profesionalidad, fue interpretada
algunos como un alegato glorioso y flagrante del neocolonia-
paternalista de las multinacionales americanas. Un ejem-
jdel segundo caso lo tendriamos en la transformacién que su-
el t6pico del desierto tras la guerra del Golfo de 1991 contra
Varias empresas que habfan utilizado el desierto como ele-
sncio, dimensién interior, primitivismo) para
truir e] mundo imaginario de sus marcas se encontraron de
la mafiana con connotaciones imprevistas y no desea-
3 a ese mismo t6pico (el desierto como desafio, cam-
ar de sufrimiento y de muerte). Un cambio en
situacién politica, absolutamente imposible de controlar por
Tas empresas, modificé la recepcién e interpretacién de un ele-
Mento importante de la identidad de sus marcas.
___Emplearemos el mercado de los zumos de frutas para ilus-
‘trar el tercer caso. Las marcas que construyeron su identidad
Sobre la base de la calidad y de la semejanza de sus productos
‘on las frutas de base del zumo, perdieron credibilidad al irrum-
Pir en e] mercado los zumos de frutas refrigerados, mejores en
Yérminos de calidad y mucho mas préximos en gusto al zumo de
fruta natural gracias a un breve proceso de pasteurizacién. Un
€ambio en el entorno competitive supuso el replanteamiento de
las condiciones y caracteristicas de la interpretacién de un dis-
Curso crefble sobre el gusto y la calidad de los zumos de frutas.
53Los diseursos emitidos en torno a una marca tienen
gran autonomia. Evocan la imagen de los mensajes que se i
troducen en una botella y se lanzan al agua. A todo lo mas
empresa conseguira detener la emisién de un discurso, pero it
cluso entonces no podra borrar éste de la memoria de los
tores. Los ejemplos antes vistos nos muestran la inestal
de los discursos que constituyen el fenémeno-marea. Cualqui
discurso —y los de las marcas no escapan a esta regla del
torno textual — es por definicién inestable y esta sometido a in
numerables es en su interpretacién. Ademés, la n
turaleza rel: interconectada de los discursos de
marca hace imposible, desde un punto de vista te6rico, el d
nio y la anticipacién de todas las distorsiones posibles a la «bus
nay interpretacién, entendiendo por ésta, la deseada por la em
presa. No basta, por tanto, con controlar mejor los distinto
elementos que constituyen el discurso de la marca. No hay qq
olvidar que siempre habra elementos que, por ser externos a
discurso (como el estallido de una guerra), son incontrolables
modifican de forma considerable su interpretacién.
La naturaleza intersubjetiva de la marca
Cuando vimos la definicién de la marca (véase pagina 47)
resaltamos el hecho de que ésta se estructurase y tomase for
cuando convergen sobre ella una pluralidad de discursos. En
este apartado llamaremos la atencién del lector sobre otras do
consecuencias de dicha definicién; su naturaleza intersubjetiv:
y su caracter evolutivo y procesal. Si -aleza intersubjeti-
Ita del hecho de que la marea se cree sin apoyarse sobre
ninguno de Tos polos sobre Tos qué se articula, La esencia misma
de la marea se encuentra en el movimiento constante, en el @
frentamiento continuo entre tos distintos polos. Légicamente, I
existencia de numerosos discursos que convergen en la ma
implica la existencia de emisores que, en su momento, formula:
ron y enunciaron esos discursos, pese a lo cual es imposible de
terminar cual fue el discurso que dio pie a la génesis de la ma
ca y qué discursos han sido reaccidn de ese discurso fundador,
4
a no parece tener solucién, {Sera legitimo tomar
discurso fundador de la marca el que emitié en su dia la
a como proponen algunos? {0 seré més justo tomar
discurso fundador el discurso de los consumidores como
enden otros? {O quizd sea el discurso abstracto al que Ile-
“un analista que tome los dos discursos indicados, el de la
yresa y el de los consumidores, y los superponga hasta llegar
ndiscurso factor comtin?
Si el problema més arriba planteado es irresoluble es por-
podriamos encontrar razones suficientes para justificar
ras. Y es ahi donde esti el meollo de la
e existen varios puntos de vista, todos igual-
legitimos, y cuya confluencia sera el crisol generador de
rea. Este paso nos permite ir mas alld de la éptica de opo-
entre produccién y recepeién que coloca a un lado la pro-
ecién de la marea y de sus discursos (la empresa, los profe-
es del marketing, los creadores del logo, el nombre, el
ing, la estrategia de comunicacién, etc.) y al otro, la re-
peidn de esta misma marca (los consumidores, los medios de
nunicacién implicados, a veces, la opinién publica, ete.). Esta
mia petrifica una situacién naturalmente fluida en la que
polos de produccién y de recepcién son ocupados en distintos
-ntos por todo el mundo. La concepeién bipolar cristaliza a
marca y pretende que ésta circule entre el emisor y el desti-
atario como si fuese un paquete. Son los restos del desastre
@ausado por una teoria de la comunicacién de hace mas de cua-
Tenta afios a la que todavia no se ha dado digna y justificada se-
Pultura (Jakobson, 1966).
__ Quien haya asistido a la verdadera creacién de una marca
Sabe que las cosas no son nunca tan simples y, sobre todo, tan
laras. E| nacimiento de una marca es el resultado de un millar
de vaivenes. La recepcién que hace el consumidor se adivina, se
Palpa, se espera y, finalmente, se integra en la creacion. La evo-
lucién del mercado y de los competidores impone modificaciones
@ veces inmensas. Los cambios en la vida de la empresa —fi-
Nancieros, adquisicién 0 absorcién por otra empresa, cambios
en la cépula directiva— pueden repercutir en el proceso de erea-
ién de una marea. Y todo este movimiento no cesa porque la
55marea haya adquirido un nivel objetivo de realidad. Inclug
cuando una marca, tras haber sido lanzada al mercado, tien
un producto, un nombre y un determinado posicionamiento,
las mentes de los consumidores sigue evolucionando (reposici
namiento, retoques.en el grafismo o en la red de distribuci6
etc.). La marca vive toda su existencia en perpetuo movimien
to. Bien entendido que la distincién entre produccién y recep
cién es util y debe ser mantenida puesto que ayuda a esquem
tizar la problematica y a clarificar el andlisis, aun cuando no
pueda explicar el verdadero proceso de constitucién de
marca.
‘Una marca no pertenece al polo de la recepcién ni al de
produccién, se genera en el movimiento incesante que Ia despl
za de tn extremo al otro. Nace de la tensién que esos dos polo
generan pero no podria ser reducida a ninguno de los dos e
mos. Es como una corriente eléctriea que se genera entre do
polos: uno cargado positivamente y otro cargado negativamen-
te y que no puede existir mas que como tensién entre esos do
jos. Conferir a la marca naturaleza intersubjetiva signifies
in de contrato y sera el consumidor el encargado de
amente adheriéndose al contrato, 0 negati-
‘Cualquier negociacién implica por definicién la busqueda
un acuerdo y la realizacién efectiva de un intercambio. Por
parte, la naturaleza contractual de la marca est también
igran medida ligada a su naturaleza semiétiea, més en con-
‘su virtual capacidad de construir y poblar un sinfin de
ndos posibles.
‘Mas arriba establecimos un paralelismo entre la capacidad
tiene la marca para construir mundos posibles y la que tie-
otras formas de creacién como la literatura, la pintura, ete.
conviene, no obstante, limitar y especificar este parale-
puesto que los mundos construidos por la marca tienen
particularidades propias muy definidas.
’ara comenzar, son mundos que buscan engatusar al indi-
por tanto, atractivos y Henos de datos y connotaciones
itivas para su ptiblico objetivo. Mundos en los que los hom-
es y mujeres deslumbran y seducen, en los que siempre cabe
aventura y la sorpresa y en los que la felicidad siempre te es-
ra.a la vuelta de la esquina. Los medios empleados para lo-
a adhesin pueden ser muy diferentes y formar, ellos tam-
un rasgo diferenciador de una mara respecto de otra.
' Algunos mundos son infantiles y explicitamente positivos.
lo es paradisiaco, facil y feliz. Es el caso, por ejemplo de una
- como Carte Noire. Otros mundos, al contrario, utilizan
€omo propuesta contractual la dificultad de acceso a ese mundo
“Fodeandolo de una atmésfera dramatica. Sera el caso de Levi's
“Aue se presenta como abierto para los hombres pero totalmente
inaccesible a los adolescentes; de hecho, el lema de la marca fue
durante mucho tiempo: «Levi’s separa a los nifios de los hom-
_ bres». Lo mismo podria decirse del mundo Marlboro, duro y de-
8értico, en el que sélo un verdadero hombre puede encontrar su
Verdadera dimensién interior. Cualquiera que sea el mundo
Propuesto, todos tienen en comtin su talante de propuesta
* abierta en la que se invita al destinatario a adoptar un rol oa.
Scupar un lugar en ese mundo adheriéndose a él.
ca y pensar en esa dialéetica como la esencia misma de la mai
Esto es precisamente lo que querfamos expresar cuando defini
mos la marea como una resultante més que como un resultado,
La marca no es un resultado puesto que no puede ser asida $0
pena de ser cristalizada y fijada en una caricatura de el
ma. Naturalmente, la marca puede ser tratada como un resuk
tado a fines practicos ya sea para observar su desarrollo,
para averiguar y determinar su identidad. No obstante, no debe
olvidarse que, al igual que una fotografia de un atleta tomada a
lo largo de una carrera, no obtendremos sino un instante con-
gelado de su vida.
La naturaleza contractual de la marca
Otra forma de resaltar el talante abierto y cambiante de la
marca nos llevaria a poner de relieve su naturaleza contractual.
La marca constituye, en efecto, una proposicién abierta, una
56 87En segundo lugar, los mundos construidos por las mare
An en permanente competencia entre si. Nadie pediré all
tor que elija entre el mundo de El Rojo y el Negro o el de Gu
y Paz, en cambio si que le pediran de forma explicita que se
hiera al mundo de Marlboro o al de Camel, al mundo de Coe;
Cola o al de Pepsi-Cola. Las razones de esta competencia 0
evidentes y nos remiten a la naturaleza comercial y competiti
va del mundo de la comunicacién. De hecho, el haber sido con
cebidos para vivir en un entorno competitivo es quizds la caracs
teristica mas significativa de estos mundos imaginarios. S
mundos claramente diferenciados que buscan la adhesién del
destinatario y presentan caracteristicas fai
stetson blanco de vaquero 0 el rojo del logo de una cajetilla
Marlboro, o el Land Rover, el hidroavién y el dromedario de la
cajetilla de Camel. Se trata, en resumidas cuentas, de mundo
en los que los elementos principales se encuentran clarament
diferenciados de forma tal que uno solo de estos elementos pel
mite el acceso a la totalidad del mundo que representa, conden:
sdndolo por via metonimica.
La propuesta contractual busca en
festacién de vinculacién, una adhesién fuerte y selectiva y, ades
més, un compromiso de exclusividad.
Por tiltimo, los mundos construidos por las marcas no se dis
rigen a todo el publico en general sino a aquellos individuos que
ienen mas posibilidades de ser sus pobladores. Esta seleccién
no puede explicarse tinicamente por cuestiones de orden econ6-
mico ligadas a la segmentaci6n que antes hiciera el marketing,
ino también por las dificultades e inconvenientes de crear un
mundo demasiado extenso o amplio y, por tanto, desprovisto de
la particularidad minima que le permita ser reconocido y dife-
renciado de otros mundos con los que compite. Un mundo ficti«
cio tan vasto y extenso como el mundo real perderia toda su e:
pecificidad y su interés (Eco, 1990) como el mapa geografico de
la novela de Borges, tan preciso y detallado que coincidia punto
por punto con el territorio que pretendia reproducir. La defini
cidn de un piiblico objetivo resulta ser antes una necesidad tet
rica para la marea que una decision estratégica.
‘Veamos dos ejemplos de estrategias para crear mundos diri
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os piblicos determinados y que corresponden a dos
contractuales diferentes. Por un lado, un mundo re-
nte indiferenciado en su interior pero muy claramente
La propuesta contractual, en este caso, subrayaré
tacién global del mundo propuesto y el cruce de la barre-
Jo delimita, dejando libertad al individuo para que des-
ina su forma preferida de apropiacién del mundo en
Un ejemplo de este tipo de estrategia es el de la mar-
etton, que define claramente la frontera de su mundo
cismo, mezcla de las diferencias, tolerancia con los de-
pero deja abierta la interpretacién de esos conceptos.
Por otro lado, un mundo cuyos elementos constitutivos esta-
perfectamente definidos pero cuya frontera exterior no es-
muy marcada. Aqui el individuo podra adherirse a una
te del mundo propuesto sin aceptarlo en su totalidad. Es el
ode la marca Marlboro: sus fronteras borrosas permiten un
eeso «parcial» sin la obligacién de adherirse a la totalidad del
trato. Un individuo puede sumarse al mundo Marlboro por la
esta de una vida ruda y auténtica sin tener porque aceptar
Jaretorica de la frontera, o ia idea americandfila subyacente
| Segmentado, competitivo y abierto, la marca construye un
mundo que es, por definicién, una propuesta de mundo que re-
‘quiere no s6lo ser elegido, cuestién que ya justificaria su natu-
aleza contractual, sino ademés que pide ser preferido a otros
Mmundos que ofrecen, a mismo titulo, otras tantas propuestas de
contratos. En un entorno competitivo y saturado como el de los
Mercados actuales, ser conscientes de la naturaleza contractual
dela marca y de las implicaciones que ello conlleva (contratos
Parciales, resoluciones anticipadas sin preaviso, pactos fuera
del contrato, etc.) es indispensable para entender el papel de la
marca,
La naturaleza entrépica de la marca
a entropia, que normalmente se asocia a los procesos ener-
Réticos, define la pérdida de energia de un sistema, el hecho de
Que, de acuerdo con el segundo principio de la termodinémica,
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