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Memoria y representaciones

sociales de la violencia en
el marco del conflicto
colombiano
Vólmar Pérez Ortiz
Defensor del Pueblo

Patricia Luna Paredes


Coordinadora Unidad de Atención Integral a Víctimas

Autores
Gloria Elena Rodríguez García
Asesora
Unidad de Atención Integral a Víctimas
Wilson Herney Chavarro Jiménez
Psicólogo
Unidad de Atención a Víctimas
Regional Meta

Diseño
Iván Mauricio Delgado Riveros

Diagramación e Impresión
Imprenta Nacional de Colombia
ISBN: XXXXXXXX

Defensoría del Pueblo


Calle 55 No. 10 – 32
www.defensoria.org.co.
Teléfonos: 3144000 y 3147300
CONTENIDO
Contenido............................................................................................................................... 3
3
Presentación........................................................................................................................... 5

I. Memoria y representaciones sociales de la violencia en el marco del


conflicto colombiano.................................................................................................... 7

1. ¿Y qué se considera memoria? Un acercamiento conceptual....................... 9


2. Caracterización de las víctimas: representaciones sociales y sus
aplicaciones en los procesos de memoria...................................................... 13
3. Por las rutas de la narración............................................................................ 23

3.1. Memorias de algunos contextos regionales del conflicto................. 27

4. Reflexiones finales............................................................................................. 35

Bibliografía................................................................................................................... 37

II. Narrativas visibles un ejercicio de introspección regional, de reparación


emocional y de recuperación de la dignidad.......................................................... 39

1. Narrativas Visibles como un ejercicio de introspección regional.............. 45


2. Narrativas Visibles, un ejercicio contra el olvido......................................... 57
3. Narrativas Visibles y el ejercicio de materializar lo intangible.................... 61
4. Vigilia para las víctimas, Puerto Gaitán Meta............................................... 65

Bibliografía................................................................................................................... 71
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

PRESENTACIÓN
5

“Cuando los recuerdos históricos van adquiriendo un


significado para las personas y las comunidades, la
memoria individual y colectiva se va trasformando.”

Con la publicación de este texto la Defensoría del Pue-


blo quiere aproximarse al significado teórico y práctico
de la memoria histórica a partir del proceso que se ade-
lanta con las víctimas en desarrollo de la estrategia de
orientación psicojurídica.

Este documento describe las diferentes formas en que


abordamos esta tarea de pretender visibilizar la verdad
de las víctimas desde diversas metodologías de trabajo.
El primer texto realiza un análisis de interpretación te-
niendo en cuenta el instrumento de entrevista aplicado
por la entidad a cada víctima que desea ser orientada o
asesorada en torno a los caminos que tiene para exigir
verdad, justicia y obtener reparación de sus derechos
vulnerados; con estas entrevistas planteamos una se-
rie de hallazgos que indican visiones y perspectivas de
memoria, impactos de los procesos de violencia en las
personas individualmente consideradas y en el entorno
familiar y narraciones georreferenciados en ciertas zo-
nas del país, como un comienzo para pensar la memoria
como construcción colectiva de narrativas.

El segundo texto menciona la experiencia regional que la


entidad realizó con el propósito de saber “Pero, ¿qué es
eso de hacer memoria y para qué nos sirve?” en siete mu-
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nicipios del Departamento del Meta, mediante la recolección de vivencias e historias de


vida sobre la forma en que desde las familias y comunidades se han afrontado los hechos
violentos en el marco del conflicto sociopolítico en esa región del país; simultáneamente,
este proyecto, gestado y acompañando por la Defensoría del Pueblo, ha logrado sensibi-
lizar a la población en general sobre las consecuencias que el conflicto armado tiene sobre
las familias que a diario son víctimas del fuego cruzado y busca generar una cultura de
paz basada en la divulgación y construcción colectiva de la verdad histórica; precisamente,
porque en sociedades golpeadas por la violencia sociopolítica, la falta de reconocimiento,
tanto de los hechos, como de los daños ocasionados a las víctimas, promueve una cultura
6
de la impunidad y del olvido que margina, estigmatiza e invisibiliza a las personas y comu-
nidades afectadas.

Finalmente, pretendemos, mediante estos acercamientos preliminares de la entidad,


promover las acciones e iniciativas de personas, comunidades, organizaciones e ins-
tituciones que de manera valiosa dan a conocer los acontecimientos que han sido
silenciados y ocultados, reconstruyendo la memoria histórica frente a las graves viola-
ciones a los derechos humanos.

PATRICIA LUNA PAREDES


Coordinadora
Unidad de atención integral a víctimas
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

I. MEMORIA Y REPRESENTACIONES
SOCIALES DE LA VIOLENCIA
7
EN EL MARCO DEL CONFLICTO
COLOMBIANO

“Además, la negación del dolor ajeno no se pue-


de atribuir a una falta en el intelecto, sino a una
falta en el espíritu” (Das, 1997:70,88)

Introducción

En desarrollo de los mandatos conferidos a la Defensoría


del Pueblo a partir del proceso de Justicia y Paz, la entidad
diseñó y puso en marcha una estrategia de orientación
psicojurídica, concebida como una metodología encami-
nada a facilitar los procedimientos de orientación y aseso-
ría a las víctimas en la exigencia de sus derechos a la ver-
dad, justicia y reparación; de la misma manera la estrategia
sugiere una ruta específica que describe la actuación del
asesor y orientador, brindándole las herramientas adecua-
das para direccionar su gestión en torno a las necesidades
y situación de la víctima.

Como parte de la metodología, se construyó una he-


rramienta que tiene como finalidad dar al defensor ele-
mentos necesarios para la defensa de los derechos de los
afectados. Es así que se plantea indagar sobre la situación
socioeconómica antes y después de los acontecimientos,
las condiciones en que ocurrieron los hechos, la descrip-
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ción de los efectos psicológicos y físicos y las pretensiones que las víctimas tienen frente
al proceso. La información allí recogida es valiosa en cuanto a las características sociales,
y culturales de las víctimas, la dinámica de los hechos y las consecuencias en los afecta-
dos. Así mismo, la entrevista se constituye como un elemento pasivo (Jelin 2001:62) de
memoria y, por tanto, susceptible de ser interpretada.

Teniendo en cuenta la intención de elaborar sobre la entrevista un ejercicio de inter-


pretación, es imperante mencionar primero los hallazgos encontrados en el análisis
de las entrevistas; y segundo, hacer una presentación de los contextos regionales y
8
algunos relatos recolectados que permitan elaborar una experiencia vivencial a partir
de la lectura de los textos. En ese sentido, se resaltarán conjuntamente tres puntos
importantes: 1. Se plantea un acercamiento conceptual a la memoria y su relación con
las representaciones sociales; 2. hacer una caracterización de la población víctima en el
marco de la entrevista en profundidad aplicada por las duplas que integran la Unidad
de Atención Integral a Víctimas y, 3. presentar los contextos del conflicto correspon-
diente a siete regiones, narraciones de algunas violaciones a los derechos humanos
como el comienzo para pensar la memoria como construcción colectiva.
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

1. ¿Y QUÉ SE CONSIDERA MEMORIA1?


UN ACERCAMIENTO CONCEPTUAL
9

¿Y qué se considera memoria? un acercamiento conceptual


La memoria ante todo se considera inherente a los seres hu-
manos,2 desde los principios de los tiempos la memoria se
ha constituido como mecanismo de supervivencia. Múltiples
teorías mencionan la importancia de este componente en el
desarrollo de los sistemas de pensamiento de los sujetos y
de las sociedades. En las organizaciones sociales la memo-
ria constituye también un elemento básico y de gran impor-
tancia, ya que a través de la memoria se definen múltiples
aspectos de la vida social, entre estos se puede mencionar
el desarrollo del pensamiento mítico como la base del pensa-
miento moderno, referenciado regularmente en los estudios
socioculturales realizados entre las sociedades consideradas
no occidentales.3 De esta forma, la memoria constituye un
proceso cognitivo que elabora categorías de clasificación y
las conserva como información sustraída a partir de la re-

1. Durante una de las revisiones bibliográficas previstas para la construc-


ción de esta publicación encontré un documento escrito por Elizabeth
Jelin, en el cual relataba que el borrador de su artículo tenía por título
“¿Qué es la memoria?” Pero que decidió cambiarlo por “¿De qué habla-
mos cuando hablamos de memorias?”, como resultado de una reflexión
realizada por una colega, quien mencionaba que el título sugiere la exis-
tencia de una definición única de memoria.
2. Se puede mencionar una excepción de esta condición cuando el sujeto
nace o adquiere ciertas patologías, las cuales no le permiten desarrollar
procesos mnemotécnicos.
3. Lévi-Claude Strauss denomina en “El pensamiento salvaje” a estos pue-
blos como “los llamados primitivos”.
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lación del sujeto con el medio circundante, dando elementos para que este logre establecer
una diferenciación y una autoidentificación en las dinámicas de los procesos sociales. En ese
sentido, y apartándose de las definiciones meramente neurológicas, es importante determi-
nar la relación entre memoria individual y la memoria colectiva o social como resultado de
procesos subjetivos y de unión de subjetividades, analizar las dinámicas que surgen entre
estas desde el marco cultural y la posibilidad de construir distintas interpretaciones, ya sea
para su olvido o para su remembranza.
La memoria del sujeto tiene como sentido su identificación y la de su entorno, gracias a su
10 capacidad psíquica de olvidar y recordar, y que la memoria colectiva también tiene dinámicas
que les permite a los actores activar o “desactivar” eventualidades. En el texto “Los trabajos
de la memoria”, Elizabeth Jelin establece: “lo colectivo de las memorias es el entretejido de
tradiciones y memorias individuales, en diálogo con otros, en estado de flujo constante, con
alguna organización social –algunas voces son más potentes que otras porque cuentan con
mayor acceso a recursos y escenarios– y con alguna estructura, dada por códigos culturales
compartidos” (2001:61) Esta aseveración permite analizar la apuesta teórica de la autora de
estos dos conceptos, la cual es focalizada hacia una actividad cíclica de la memoria individual
y la memoria social o colectiva, donde las dos están presentes en las representaciones sociales
y culturales de las sociedades, de tal forma, que la dicotomía propuesta en tiempos anteriores
sobre la exclusión de un término u otro para explicar los fenómenos de la memoria queda
relegada por una propuesta basada en la interrelación de estos dos conceptos en las prácticas
sociales. Por lo tanto, es importante reflexionar sobre lo que se olvida y lo que se recuerda y
aun más determinante, cómo se decide qué se olvida y la necesidad de hacerlo y cómo lo que
se recuerda puede contribuir al fortalecimiento a las políticas de silenciamiento.

El 26 de julio de 2005 se inició el proceso de desmovilización con los grupos para-


militares, por esos días medios internacionales y nacionales cubrían el evento que
parecía ser un gran avance para lograr una pacificación del país. Ya han pasado cuatro
años desde que se vieron esas imágenes televisivas de la masiva desmovilización en
diferentes lugares. No obstante, esas imágenes se quedan en el olvido cuando nos
encontramos con los últimos acontecimientos:

“Estas nuevas estructuras de grupos ilegales que se están formando, desde que los grupos de los parami-
litares se desmovilizaron… son nuevos actores y fuente de amenaza y los que están generando el despla-
zamiento de la población y la incorporación de niños y niñas, jóvenes y aun antiguos desmovilizados”4.
Este panorama se traduce en la consecución de una política del silencio por medio
del terror, donde la memoria de estos eventos son integrados desde el pasado en

4. Declaración de Jorge Calero, coordinador del SAT (Sistema de Alertas


Tempranas), de la Defensoría del Pueblo en entrevista telefónica para la
revista Semana y transcrita en su publicación del 18 de agosto de 2009.
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

presente. Sin embargo, hay una renuencia por parte del gobierno y de algunos secto-
res de la población de aceptar la situación actual del conflicto, donde se toma como
argumento el recordar que se realizó una desmovilización y se efectuo la entrega de
armamento. Como es de notar, este proceso es señalado en el presente de diferentes
formas, como un evento positivo y/o negativo del cual se puede inferir que la me-
moria colectiva no es homogénea, que de acuerdo con la lectura realizada al marco
social y cultural se olvida y recuerda de una forma u otra: “Incluso en este caso, aun
cuando existiera un corpus de recuerdos constitutivos de la memoria colectiva de
una sociedad dada, las secuencias de evocación de estos recuerdos estarían obliga-
11
toriamente diferenciadas individualmente, simplemente porque los individuos no
piensan todos las mismas cosas en el mismo momento (Candau, 2001:65).”

Recordar y olvidar se constituyen como un proceso consciente y/o inconsciente, en


el cual desde el individuo y desde la sociedad se liberan luchas diarias en uno u otro
sentido. El reconocimiento de las víctimas a partir de los acuerdos de desmoviliza-
ción y de esfuerzos ingentes por construir una cultura de contar lo que sucedió, en

¿Y qué se considera memoria? un acercamiento conceptual


pro de denunciar las violaciones a los derechos humanos y reclamar como víctima
sus derechos, se ha sentado un precedente sobre lo que es la verdad como derecho
en dos escenarios importantes: el judicial y el estrajudicial. En este sentido, es fun-
damental determinar en primer lugar que de acuerdo con la ley de justicia y paz, la
verdad de los acontecimientos es la manifestada por los procesados, ya que se pre-
sume su buena fe, de tal forma que es suficiente escuchar los testimonios. En con-
traposición las víctimas están en otro escenario, ya que deben probar su condición
ante un juez. El problema no consiste solamente en cuál fue la verdad, sino también
en identificar las luchas que cada versión libra por obtener el reconocimiento social.

Desde la jurisprudencia vemos una clara política del recuerdo que insta necesariamen-
te a olvidar, ya que por un lado legitima la veracidad y valor histórico al testimonio
procesal del postulado, y por el otro, si la víctima no puede probar su condición por
la imposibilidad de ser escuchada y la dificultad de obtener las pruebas exigidas, sus
recuerdos sobre los hechos son silenciados y por ende olvidados, por lo menos en
términos del contexto nacional y global. Así pues, recordar también implica olvidar,
en aras del interés por formular iniciativas de memoria es indispensable considerar e
indagar sobre qué recuerdos se quiere trabajar, de tal forma que se plantee la pregunta
qué se recuerda y qué se olvida, y tener como base una reflexión sobre los significados
sociales de la memoria, y así cuestionar en qué medida la memoria es dependiente
de la política y la cultura de acuerdo a cada situación particular. En oposición a la
aceptación de este escenario, además de consideraciones propias de las metodologías
aplicadas y la situación de conflicto, se han desarrollado propuestas regionales y lo-
cales que buscan identificar la verdad de los acontecimientos desde las víctimas, y al
mismo tiempo, recordar a las miles de personas a quienes se les violaron sus derechos.
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La memoria entonces se constituye como un elemento altamente controvertido a


nivel político y a nivel metodológico. Sin embargo, es fundamental rescatar entre
tantas disputas, que es un componente social e individual que contribuye al sanea-
miento de los daños producto de situaciones propias del conflicto, que es de gran
importancia al momento de construir proyectos de vida y reconocer la identidad de
un sujeto en relación con los grupos humanos. La propuesta entonces consiste en
tener en cuenta un elemento que ha sido considerado de gran importancia a nivel
metodológico: las representaciones sociales, ya que estas permiten la identificación
de elementos socioculturales que son preponderantes al momento de formular pro-
12
puestas de reconstrucción de la memoria y que como tal, responda en todos los
aspectos contemplados a las necesidades de cada comunidad.

La primera tarea que se tiene al hablar de representaciones sociales es entender este


concepto. Las representaciones sociales han sido definidas dentro de la investigación
social como formas colectivas de creencia y pensamiento, expresadas a través del
lenguaje y su contenido simbólico; Tomás Ibáñez profundiza sus cualidades desde lo
social apoyándose en tres razones: a) posibilitan la producción de ciertos procesos y
fenómenos sociales (por ejemplo el proceso de las conversaciones cotidianas); b) por-
que son colectivas, es decir, porque son compartidas por conjuntos de personas; c) el
papel que desempeñan las representaciones en la configuración de los grupos sociales
y especialmente en la conformación de su identidad (1988). La relación entre repre-
sentaciones sociales del conflicto y la memoria colectiva se encuentran en un punto
específico para las sociedades, la identidad, la cual se constituye como un elemento
determinante para la comunidad y la investigación social. Dadas las magnitudes del
conflicto colombiano, se puede inferir que en las comunidades más golpeadas por las
oleadas de violencia las víctimas tienen una representación del conflicto tal vez dis-
tante de las comunidades e individuos que no han sido afectados directamente. En la
aprehensión empírica del conflicto las representaciones sociales de este se establecen
como manifestaciones socioculturales del proceso cognitivo individual y colectivo,
que se dan en un movimiento constante de superposición, construyéndose y recons-
truyéndose al unísono de la permanente transformación social.

A continuación, en el presente documento se hará una exposición de las característi-


cas y las representaciones sociales de la violencia que busca resaltarlos como elemen-
tos fundamentales para elaborar procesos de memoria, y además, una presentación
inicial de los escenarios del conflicto y algunos recuerdos de las víctimas.
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

2. CARACTERIZACIÓN DE LAS
VÍCTIMAS: REPRESENTACIONES
SOCIALES Y SUS APLICACIONES 13

EN LOS PROCESOS DE MEMORIA

En la actualidad se ven múltiples rutas por las que se des-

Caracterización de las víctimas: representaciones sociales


plazan iniciativas para recordar, sin embargo, las rutas que
recorren las víctimas para declarar, para contar lo que su-
pieron, lo que vivieron, son rutas que encarnan el dolor y el
miedo; contar lo que sucedió en sí, hace parte de los reque-
rimientos que se establecen para registrarse como presunta

y sus aplicaciones en los procesos de Memoria


víctima en el proceso de Justicia y Paz, sin embargo, es im-
portante reconocer las implicaciones positivas que puede
generar en el individuo el manifestar lo que recuerda de los
acontecimientos traumáticos. La entrevista en profundidad
aplicada por las duplas5 en el marco de la estrategia psicoju-
rídica, permite establecer ciertos elementos fundamentales
en términos de reparación, por ejemplo, cuestiona la situa-
ción anterior y posterior de la víctima al acontecimiento, en
términos de las afectaciones manifestadas a nivel psicológi-
co, moral, físico, familiar, social y económico, ofreciendo un
espacio mediado por el acompañamiento del psicólogo(a)
para que la víctima hable y exponga su situación. Teniendo
en cuenta el contexto en que se formula la entrevista, como
un espacio desde la institucionalidad de la Defensoría, al
cual se acercan por voluntad propia y en donde la mayoría
de los casos la realidad cotidiana no brinda las condiciones
de seguridad necesarias para denunciar violaciones a los de-
rechos humanos, se considera que es de vital importancia

5. La dupla está conformada por un abogado y un psicólogo.


DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

llamar la atención sobre la posibilidad de hacer análisis que permitan efectuar la caracteri-
zación de las víctimas, a través de una mirada hacia los contenidos de la entrevista, articula-
do con los relatos, y los contextos regionales con el objetivo de obtener una visión general
del paisaje social e identificar las conceptualizaciones colectivas del conflicto.

Con el fin de llevar a cabo el ejercicio de investigación se inició la recolección de


210 entrevistas en profundidad en siete regiones. La estructura temática sobre la
cual se construyó la entrevista en profundidad, se divide en tres partes; primero,
se tiene en cuenta el conocimiento del denunciante sobre los acontecimientos;
14
segundo, se estableció la pertinencia de definir las pretensiones de la víctima en
cuanto a las medidas de reparación, y tercero, se indaga sobre la visualización
de la víctima sobre distintas formas de reparación, por parte del victimario y del
Estado. Como resultado, se produjo un análisis cuantitativo y cualitativo de cinco
variables: a) promedio de edad; b) género; c) actividad laboral por género; d) afec-
tación de las redes sociales; e) participación en reparación simbólica y procesos de
reconstrucción de memoria.

En el marco establecido se encontró que la edad promedio de personas a las que se les
aplicó la herramienta es de 49 años, el 88% son mujeres y el 12% restante son hombres
(ver gráfica 1). Como vemos, la población prevista para este análisis está compuesta
mayoritariamente por mujeres respecto a los hombres, las cuales denuncian casos de
desaparición forzada de hijos, asesinatos de esposos, etc., como eventos de gran impor-
tancia en la afectación emocional del sujeto y de la familia, y que tiene unas implicacio-
nes sobre los roles que estos sujetos tienen en el contexto familiar y social.

Género Gráfica 1

12%
Mujer
Hombre
88%

Las actividades laborales y/u oficios a los que se dedican los denunciantes tienen la
misma característica, es población campesina que se focaliza hacia el desempeño de
labores en el campo tales como la agricultura, la ganadería y otros oficios relacionados
que en la mayoría de los casos buscan proveer un autosostenimiento del grupo familiar.
En el caso del desplazamiento forzado, la estabilidad familiar se ve comprometida, te-
niendo en cuenta que son grupos que dependen del campo para mantener una actividad
económica basada en el autosostenimiento, generalmente se ven obligados por el temor
y las necesidades a dirigirse hacia las periferias de las grandes urbes, afectando las con-
diciones presentes y futuras de varias generaciones de colombianos. El desplazamiento
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

forzado genera una “pérdida de bienestar” (Ibáñez, 2006), que se manifiesta desde el
momento inmediato de la migración hasta la continuidad de la misma situación. Se
pudo identificar que las víctimas relacionan los acontecimientos con la toma de nuevas
decisiones frente al miedo de ser objetivo de una represalia por parte de los agresores.
Por tanto, los roles de los integrantes de la familia y de los sujetos frente a la comunidad
se vieron alterados. En el caso de homicidio, la mujer o el hijo mayor del grupo familiar
son quienes generalmente inician su vida laboral y remunerada como consecuencia de
la ausencia del padre, de esta forma los roles que venían desempeñando madre e hijo se
alteran para tomar control sobre el espacio dejado por el esposo.
15
Es así, que la representación social de la ausencia de un miembro de la familia por
razón de la violencia sistemática se configura como la responsabilidad de alguno de
los miembros por tomar el rol de padre. De tal forma que las actividades asignadas a
los sujetos que integran el núcleo familiar o en dado caso, en la familia extensa, sufren
una transformación, en una dinámica donde se reasignan y se crean tareas y roles que
se ajusten al nuevo contexto económico, social y cultural.

Caracterización de las víctimas: representaciones sociales


En este caso, la mayoría de las entrevistas revisadas señalan que el denunciante habita
en municipios, caseríos, veredas, lugares donde estas personas tenían los recursos
necesarios para su manutención. En la mayoría de los casos la producción agrícola y
ganadera que generalmente son ejecutadas por hombres, son actividades laborales que
provee al grupo familiar de los elementos necesarios para su subsistencia (ver gráfica

y sus aplicaciones en los procesos de Memoria


2.) De la misma forma, el trabajo doméstico realizado por la mujer, dentro o fuera de
su lugar de habitación es primordial e indispensable para el modelo de producción
económica del grupo familiar y su carácter funcional (ver gráfica 3).

Actividad Laboral Gráfica 2 Gráfica 3


Actividad Laboral
Hombres Mujeres
22% 29%
Agricultura Ama de casa
11% Ganadería 6%
Trabajo
Otros doméstico
65%
67% Otros

Como un esfuerzo por hacer evidente el escenario real de las víctimas y sus familiares, las
crisis por las que atraviesan de forma individual y en conjunto, es importante ver cómo en
la mayoría de los casos tras los hechos de violencia, las personas se ven obligadas a cambiar
de actividad, siendo las mujeres quienes se ven más afectadas, además porque proporcional-
mente son quienes más recurren a la Defensoría del Pueblo para denunciar.

Las mujeres generalmente cambian su actividad doméstica por un oficio que genere ingre-
sos, ya que en vista de la ausencia de la persona que proveía en el hogar, deben suplir las
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

necesidades del grupo familiar. El cambio de los roles y de la división del trabajo también es
perceptible en una situación de desplazamiento, donde el costo de vida es significativamente
mayor por el hecho mismo de movilizarse de una dinámica socioeconómica y cultural a las
dinámicas propias de las urbes que no están en capacidad para absorber a los campesinos
dentro de la oferta de mano de obra (Ibáñez: 2006).

A lo largo de la entrevista se cuestiona la situación actual de la víctima o del familiar que


denuncia el hecho, de tal forma que se pueda determinar la afectación socioeconómica
que se genera dada la pérdida de un familiar y/o la violación a cualquier derecho humano
16
en el marco del conflicto, con el objetivo de indicar al defensor público las necesidades
que tiene la víctima en ocasión al hecho que se denuncia y la forma en que ella considera
debe ser reparada para llegar a estar en condiciones similares en las que estaba antes de
los acontecimientos. De acuerdo con las manifestaciones de los denunciantes es de notar
que las dos solicitudes más recurrentes son las que se refieren a obtener una vivienda y
acceder a la educación, ya que en la mayoría de los casos las metas que estaban fijadas por
las víctimas antes de los acontecimientos, contemplaban obtener un lugar de habitación
propio y la posibilidad de dar educación a sus hijos para mejorar su posición dentro de la
sociedad y “salir adelante” (ver grafica 4 y 5).

Cambio de Actividad Gráfica 4


Mujeres
5%

No
95%

Cambio de Actividad Gráfica 5


Hombres
11%

89% No

Al igual que los cambios en el desarrollo de roles sociales, las afectaciones socioeconó-
micas, es pertinente evaluar cómo es el impacto del conflicto en las redes sociales. El
objetivo de observar esta variable es el de transformar las metodologías comúnmente
utilizadas en el acercamiento a la comunidad y a las víctimas, ya que al considerarse
como el desarrollo de una práctica sociocultural nos brinda elementos que permiten
particularizar estos procesos para llevarlos a un mejor desarrollo, de tal forma que se
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

ajusten a las necesidades propias de cada comunidad y así lograr un mejor proceso
de reconstrucción del tejido social y restablecimiento de la confianza en la institucio-
nalidad del Estado. Como es visto, el efecto negativo de los hechos ante la realidad
cotidiana se visibiliza en los relatos del entrevistado, mediante el cual manifiesta que
debido a los acontecimientos sus relaciones ser vieron afectadas en tres niveles: el
primero es el de la familia, el segundo está relacionado con los amigos y el tercero
con la comunidad (Gráfica 6). No obstante, es necesario observar cómo ocurre la
ruptura entre estas redes sociales, ya que la cuantificación porcentual que se presenta
actúa como un soporte, pero que no es en sí una lectura que dibuje los eventos más
17
importantes. Dentro de las descripciones dadas en las entrevistas, las víctimas dieron
cuenta que dependiendo de la situación en que se ven tras los sucesos, son los sujetos
y las familias las que se alejan de la comunidad y de los amigos o a la inversa.

Gráfica 6
Afectación negativa
de las redes sociales

Caracterización de las víctimas: representaciones sociales


12%
Familia
61% Amigos
Comunidad
27%

y sus aplicaciones en los procesos de Memoria


En las variables que se establecieron a partir de las respuestas dadas, se pudieron
identificar dos tipos de distanciamiento. El primero tiene como característica que
las víctimas deciden alejarse de las personas y grupos con quienes compartían en su
cotidianidad; el segundo, consiste en la decisión de la comunidad por tomar cierta
distancia de las personas que fueron víctimas de la guerra.

En este sentido, vale la pena preguntarse por la casuística que condicionó la deci-
sión de dividir en dos tipos la ruptura de los lazos de confianza, que se da a partir
de los hechos y si esto pasa en todos los casos. Frente al primer cuestionamiento
se puede decir que al conocer los distintos casos, se pudo identificar fuertemente
estas tendencias, ya que los sujetos indicaban en sus respuestas que en algunas
ocasiones eran las víctimas quienes se alejaban consciente o inconscientemente
de los tres grupos sociales establecidos, y que en otras era su familia, amigos y
comunidad quienes tomaban distancia; respecto a la segunda pregunta, se pude
decir que siempre que un hecho de estos ocurre causa traumatismos; sin embar-
go, no siempre este traumatismo tiene un impacto del todo negativo, es decir, así
como encontramos que efectivamente se produjeron distanciamientos entre las
redes sociales que rodeaban a las víctimas, también se encontró que el impacto
tuvo el efecto contrario en alguno de los grupos. Ciertos casos mostraron que
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

las relaciones afectadas eran las que las víctimas mantenían con los amigos y la
comunidad, y por el contrario, las relaciones con la familia se fortalecieron, por lo
menos lo que respecta al núcleo familiar. En seguida se hace referencia al Cuadro
No. 1, donde se encuentran mencionados los elementos que fueron identificados
en el análisis realizado.

Cuadro No. 1

18 Razones por las cuales Razones por las cuales


VARIABLES se distancian las se distancian familia,
víctimas amigos y comunidad
• Miedo.
• No superación del
evento traumático, lo
• Miedo.
cual dificulta establecer
• Establecimiento de
relaciones afectivas.
culpas por lo ocurrido.
• La ausencia de un
Familia • Refuerzo de disputas,
miembro de la familia
celos, etc., anteriores a
causa traumatismos en
los hechos.
la configuración ori-
ginal de esta, dando
como resultado posi-
bles disfunciones.
• Miedo .
• Miedo.
• Evitar hablar de even-
• Dificultades para es-
tos comprometedores.
tablecer relaciones de
• En el caso de pobla-
Amigos confianza con otros
ciones pequeñas es
individuos.
posible que las fami-
• No superación del
lias de víctima y victi-
evento traumático.
mario sean cercanos.
• Miedo. • Miedo.
• No superación del • Estigmatización de las
evento traumático. víctimas y sus fami-
• Dificultades para enta- liares (es diferente en
Comunidad
blar relaciones sociales el caso de homicidio,
• Estigmatización por desaparición forzada,
parte de la comunidad. violencia sexual y des-
plazamiento).
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

Es evidente cómo el conflicto marca y deteriora las relaciones sociales de las comu-
nidades, dejando como resultado un estado de vulnerabilidad basado en la ausencia
de la toma de decisiones de fondo que permitan confrontar los problemas sociales
que se traducen en las atrocidades de la guerra. Pensar en la reestructuración social,
económica y política como soluciones definitivas al conflicto, haría que el intricado
camino hacia la reconciliación nacional no sea un efímero, y sea posible convertir-
lo en las bases que cimenten procesos reales de paz. Por ahora el escenario no es
muy prometedor, pero tampoco es una imposibilidad para formular espacios que
generen procesos de reparación y reconstrucción del tejido social, como lo son las
19
iniciativas de memoria.

En la entrevista encontramos una pregunta concerniente a la posibilidad de pu-


blicar su historia, el reconocimiento público del hecho o eventos similares que
involucre el conocimiento general de los hechos a través de actividades colectivas.
En muchos escenarios de discusión sobre la problemática del conflicto, se enun-
cia de forma recurrente que las víctimas no conocen ni entienden más allá de los

Caracterización de las víctimas: representaciones sociales


hechos en el conflicto o la ley; sin embargo, lo que se encuentra en las entrevistas
en profundidad es que existe un alto grado de desesperanza en cuanto al proceso
judicial ya que consideran que el Estado es ineficaz en su labor de garante de la
justicia y de la no repetición de los hechos, y en contraposición, se observa una
gran expectativa respecto a la reparación vía administrativa. En este sentido, se
puede inferir que una primera representación social del conflicto que surge de la

y sus aplicaciones en los procesos de Memoria


relación cognoscitiva y asociativa es la de victimización e indemnización (por
parte del Estado), de tal forma que la indemnización se identifica como un dere-
cho y la posibilidad de solucionar parte de la situación de vulneración. Paradójica-
mente, al momento de preguntar por cómo esperaría que el victimario lo reparara
la respuesta es otra; por ejemplo, particularmente en el caso de la desaparición
forzada, las afectaciones psicológicas se relacionan de una manera especial con la
incertidumbre sobre la situación en que se pueda encontrar la persona desapare-
cida, la relación constante entre los estados de tristeza, de dolor, los sentimientos
de rabia y frustración con la aparición de enfermedades cardiacas, dolores mus-
culares, dolor de cabeza y muerte por pena moral, que refieren imposibilidad de
restaurar la estabilidad emocional antes de los hechos, dado que hacer procesos
de duelo se convierten en una tarea de implicaciones psicológicas considerables.
Ahora, la desaparición forzada como técnica del terror, se inscribe dentro de las
construcciones socioculturales como un componente bidimensional; por un lado
busca que los sujetos tengan la necesidad de obtener respuestas sobre la realidad
de la víctima con el fin de doblegar los sentimientos de incertidumbre, y por otro,
pretende que por medio de la ausencia de la corporalidad la comunidad sienta
miedo y mantenga el silencio como una forma de “prevención” de los hechos de
violencia. Es por ello, que los familiares de las víctimas mantienen la esperanza
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

de encontrar los restos óseos de la víctima, ya que este hecho se convierte en un


elemento simbólico que puede figurar como un determinante en la búsqueda per-
manente por restituir la dignidad de la víctima.

Gráfica 7
Reparación simbólica y
participación en procesos
de memoria y divulgación
20 de los acontecimientos
34%


No
66%

En la observación y análisis a las respuestas que dio la comunidad, cuando se les


preguntó sobre el acceso a la reparación simbólica y la participación en procesos
de memoria, se encontró que la decisión de no hacerse partícipe en estos proce-
sos que están generalmente ligados al miedo, ya sea porque consideran que esto
pone en riesgo su vida y la de su familia, o porque recordar significa sentir dolor,
tristeza y rabia nuevamente. Estos elementos se constituyen como fundamentales
a la hora de plantear iniciativas de memoria, a partir de allí, se pueden construir
las bases para indagar y plantear metodologías apropiadas que no ocasionen una
victimización secundaria o deterioro en procesos locales de restitución de lazos
de confianza entre las comunidades.

En este sentido, es de suma importancia mencionar la memoria como un meca-


nismo que logra restablecer la confianza en la institucionalidad, el cual permite
elaborar procesos individuales y colectivos de superación de las situaciones trau-
máticas como parte de la reparación simbólica de las víctimas y la comunidad. Al
respecto Carlos Beristaín (2008) propone desde las experiencias del sistema inte-
ramericano de derechos humanos un análisis a las medidas de reparación como
construcciones morales y legales; encontramos la indemnización, la restitución,
las medidas de satisfacción, la rehabilitación y las garantías de no repetición. Aun-
que esto ha sido catalogado como los componentes de la reparación integral, se
quiere enfatizar en dos aspectos que se notan ausentes en el proceso colombiano:
la rehabilitación y las garantías de no repetición, en ese sentido, se puede inferir
que no hay una reparación integral, ya que desde la rehabilitación no se recono-
cen políticas estatales ni “acciones tendientes a la recuperación de las víctimas que sufren
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

traumas físicos y psicológicos como consecuencia del delito”6, de igual forma, es apenas
perceptible que las garantías de no repetición de los hechos no son algo que se
pueda cumplir en la actualidad, una muestra de ello es que en las visitas a terreno,
los pobladores hicieron referencia a que aún sienten miedo porque la violación a
sus derechos permanece latente, tras la configuración de grupos armados que uti-
lizan las mismas estrategias de silenciamiento. La pregunta que surge es por qué y
cómo emprender procesos sociales de recuperación de la memoria en un contexto
de conflicto, ante esto podemos citar un aparte que nos indica en el contexto que
en Colombia se realizan estos procesos: hacer memoria como una forma de resistencia.
21

Caracterización de las víctimas: representaciones sociales


y sus aplicaciones en los procesos de Memoria

6. Ley 975 de 2005, de Justicia y Paz. Artículo 8º: Derecho a la Reparación, p. 4.


Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

3. POR LAS RUTAS DE LA NARRACIÓN 23

A lo largo de los años las víctimas del con-


flicto han narrado las diferentes formas en que la

Por las rutas de la narración


violencia ha inscrito en su recuerdo un precedente,
libros como Del Llano llano, escrito por Al-
fredo Molano y Colombia Amarga de Ger-
mán Castro Caycedo, son una muestra de la forma
de documentar la memoria a través de la encarna-
ción lograda por las historias de vida.
Por las rutas de la narración, propone rea-
lizar un viaje por regiones del norte, oriente, sur y
centro del país. Esta peregrinación tiene una dura-
ción de diecinueve años, de 1987 al 2005, periodo
establecido a partir de los relatos de las víctimas.
El objetivo de este viaje es construir un espacio de
reflexión en el lector en el que este pueda reconocer
la realidad histórica del país, a través de siete con-
textos regionales del conflicto y las narraciones de
algunas víctimas sobre cómo recuerdan los hechos
de violencia.
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

EXPLORANDO LAS NARRACIONES

Las narraciones figuran como una ruta hacia el conocimiento del pasado en el presen-
te, en ellas encontramos senderos transitados por aquellos que han huido de la guerra,
caminos que recorren la geografía de lo traumático, rutas que se caminaron para co-
municar lo innombrable. En cualquier caso, las narraciones y las múltiples formas de
interpretar la existencia de sus rutas, muestran la importancia de su contenido como
un sustrato para entender las representaciones sociales del conflicto, las dinámicas
24 colectivas latentes y su relación transversal con la génesis y el desarrollo del conflicto.

Durante el periodo de exploración de las narraciones llamó la atención que a medida


que se hacia la lectura de los relatos, se iban estableciendo marquillas de acuerdo con
las características de lo contado, es decir, se iba clasificando la lectura, lo narrado se
inscribe en las conductas victimizantes: homicidio, de desaparición, de desplazamien-
to, etc. En este ejercicio de tipificación se pudo observar cómo el dolor se separa del
sujeto y a su vez de lo que este comunica en un ejercicio de evocación del hecho, de tal
forma que la comunicación desdibujaba las implicaciones psicológicas; así pues, resu-
mir lo que puede resultar inexpresable en una palabra parece simplificar el contenido
cognitivo que desencadena confrontar un acto violento, generando un medio donde
el vocabulario utilizado para definir un hecho violento es naturalizado en el lenguaje.

Resulta conveniente indicar que la diferencia entre los lenguajes mencionados es inde-
fectible, y que una u otra forma de referir el conflicto resulta en sí problemático, porque
suscita inquietudes que dan paso a indagar sobre sus usos o aplicabilidad y los contextos
en que estos son utilizados, presentados o impuestos. En este sentido, es preciso señalar
alrededor del conjunto de procesos en que se ha buscado dar cierta solución al con-
flicto7, si no es total, cómo se ha forjado todo un sistema clasificatorio provisto de un
vocabulario específico, los cuales se han puesto en conocimiento alrededor del mundo,
constituyendo así todo un proceso de globalización8, que trasgrede las particularidades
culturales y sociales, y que tiene efectos en distintos niveles desde su implementación,
su producción y reproducción. A la luz de estos planteamientos lo que se pretende es
analizar los alcances de los usos de estos lenguajes en términos de las representaciones
sociales y su relación con la reconstrucción de la memoria, en el contexto actual del con-
flicto colombiano e indagar sobre cómo el lenguaje utilizado por las instituciones puede

7. Es pertinente preguntarse si es o no conveniente dar una definición con-


ceptual al proceso de Justicia y Paz, que revise en su contenido su formula-
ción inicial y los cambios que en la actualidad se han efectuado.
8. Andreas Huyssen (2002) menciona como un contraargumento que: Al
mismo tiempo, resulta importante reconocer que mientras los discursos
de la memoria en cierto registro parecen ser globales, en el fondo siguen
ligados a las historias de naciones y estados específicos.
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

visibilizar y/o hacer invisibles unas u otras representaciones sociales de la violencia,


dando como resultado la imposibilidad de lograr un entendimiento sociocultural de la
problemática real por la que atraviesa el país. Es importante observar cómo las repre-
sentaciones sociales del conflicto se relacionan con las construcciones de la memoria en
una actividad de una mutua legitimación.

La mayoría de esto relatos tienen una estructura similar, están divididos en tres partes,
la primera habla sobre la actividad a la que se dedicaba la víctima y su familia antes de
que ocurrieran los hechos; la segunda parte narra las condiciones particulares del lu-
25
gar, cronos y forma en que sucedieron los acontecimientos, y la tercera concluye con
una descripción de la situación emocional y económica del narrador. El valor de estos
relatos es altísimo en dos sentidos; por un lado está relacionado con la intención de la
estrategia psicojurídica de hablar sobre lo sucedido en un escenario donde se cuenta con
el acompañamiento de un psicólogo que tiene entre otras cosas, la disposición para
apoyar a un sujeto en un momento de crisis tras la denuncia de violaciones a los dere-
chos humanos; y por el otro, la narración se inscribe como un elemento constitutivo
de un primer paso de acercamiento con la comunidad para iniciar reconstrucciones
de la memoria a nivel local.

Por las rutas de la narración


Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

3.1. MEMORIAS DE ALGUNOS


CONTEXTOS REGIONALES
DEL CONFLICTO 27

NORTE DE SANTANDER

Memorias de algunos contextos regionales del conflicto


Este departamento, ubicado en el nororiente colombia-
no, limítrofe con el país de Venezuela, tiene una ubicación
geográfica especial ya que cuenta con producción agrícola,
explotación ganadera y minera. Durante la época de los
años ochenta se consolidó la presencia de grupos guerri-
lleros: ELN, FARC y EPL; sin embargo, el ELN es el gru-
po guerrillero que tuvo mayor actividad en la región hasta
los años noventa, aunque las FARC llevó a cabo múltiples
actos de violencia. A partir de esta última década se sin-
tió la llegada de los grupos de Autodefensas a la región,
el bloque Catatumbo y las Autodefensas del sur del Cesar
buscando tomar control sobre las actividades económicas
legales e ilegales, como el contrabando de hidrocarburos y
el narcotráfico que arrojaban los mayores dividendos, ade-
más establecer rutas y corredores de comunicación entre
las zonas de su dominio. Actualmente, es conocido por las
autoridades el surgimiento de nuevos grupos conformados
por desmovilizados llamados las Águilas Negras.

Mujer de 43 años

“Él salía día por medio de la ve-


reda Beltrania hacia Tibú a vender el
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

producido de la finca, el 30 de abril venía de regreso a la finca, con la


plata de las ventas y algunos productos no vendidos; él se trasportaba
en bicicleta porque sólo empleaba entre una hora y cuarenta minutos,
llegando al puente del “cura” le salieron tres sujetos del grupo arma-
do ilegal autodefensas, entre ellos alias “el oso” que fue quien disparó.
Como era un caserío cuidaban un cultivo de plátano y yuca tres agri-
cultores uno era el papá y sus dos hijos, le contaron a mi tío lo sucedido,
28 dijeron que los tres sujetos estaban esperándolo y pararon y bajaron de
la bicicleta y mi papá preguntó que por qué lo paraban, nadie respon-
dió, el oso sacó el arma y disparó siete veces y lo impacto en la cabeza
como tres y cuatro en el pecho. En la versión el osito dijo que sí lo había
matado pero varió la descripción diciendo que le habían informado que
era colaborador de la guerrilla y que lo había matado en una casa, lo
que no es cierto, aceptó que mi papá era discapacitado, yo le dije que le
refrescaba la memoria porque no habían sido tres tiros sino siete los tiros
que le había disparado.”
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

PUTUMAYO
El desarrollo económico de la región ha sido por la explotación del petróleo y por la
siembra y comercialización ilegal de la coca. Esta zona ha sido dominada por la guerrilla
de las Farc durante muchos años, aunque en los años 2004 y 2005 se inició una arre-
metida paramilitar ejecutando distintas masacres y asesinatos selectivos. Entre estas la
historia reconoce la Masacre de Guadualito, municipio del Valle del Guamuez, entre el
15 y el 20 de agosto de 2004 , nueve personas asesinadas; Masacre en la Iglesia Pentecos-
tal de Puerto Asís, 4 de septiembre de 2004; Masacre de la Balastrera, municipio de San
29
Miguel-La Dorada, 7 al 24 de noviembre de 2004; muerte selectiva de un líder, amenaza
y desplazamiento forzoso a 40 comerciantes y familiares que participaron en la moviliza-
ción contra los paramilitares el 28 de enero de 2005, en La Dorada-San Miguel; asesinato
contra la Fiscal de la Hormiga, Susana Castro Luna y el Capitán Fabio Aya Navarro,
Comandante del V Distrito de Policía, 28 de abril de 2005; Masacre de la Balastrera, 29
de julio de 2005, fue denunciada incursión al resguardo indígena de San Marcelino; el
18 de octubre de 2005, maltrato al gobernador indígena y desaparición de seis personas,
dos menores de edad, generó el desplazamiento de 14 familias hacia Ecuador.9

Memorias de algunos contextos regionales del conflicto


Mujer de 52 años, Desplazada
“Yo vivía en la vereda La Esmeralda del municipio de La
Hormiga, Valle del Guamuez, me dedicaba a la agricultura, al-
rededor del año 2001 llegaron los paramilitares y empezaron a
asesinar familias enteras, mataron a amigos y conocidos, llegaban a
las casas con la intención de llevarse a mis hijos.
Había muchos enfrentamientos entre la guerrilla y los para-
militares, en el año 2001 hubo un desplazamiento masivo en la ve-
reda la Esmeralda y salimos a La Hormiga, donde nos atendieron
y nos dieron la comida.
Después de un mes de estar desplazados volvimos a la vere-
da y tratamos de iniciar otra vez con nuestra vida, pero siguieron
los enfrentamientos y se metían a nuestra casa a hacer campamen-
tos. Toda esta situación hizo que saliéramos de la zona porque no
aguantábamos tanta presión. Dejamos todos nuestros bienes, la
tierra, ganado, marranos, gallinas y todos los muebles y nos tras-
ladamos a la ciudad de Pasto. En esos días también mi hijo fue
herido en Llorente que pertenece a Tumaco, Nariño.”
9. Véase: http://www.codhes.org/index2.php?option=com_
docman&task=doc_view&gid=52&Itemid=51
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

CAQUETÁ

Este departamento ha tenido presencia de los grupos guerrilleros de las FARC desde
los años setenta. En los ochenta, los narcotraficantes y estos grupos guerrilleros hi-
cieron un acuerdo para mantener el control sobre la producción y comercialización de
cultivos ilícitos; no obstante, estos acuerdos se rompieron posteriormente y se inició
la creación de los grupos Autodefensas que buscaban quitarle a la guerrilla el terreno
ganado y defender los intereses de los narcotraficantes. Durante las disputas constan-
30 tes entre estos grupos armados han dejado como resultado silenciamientos, miedos y
muertes de miles de personas.

Mujer de 47 años

“Mi compañero permanente antes de su desaparición se de-


dicaba a trabajar independiente, vivíamos en el Doncello, en sep-
tiembre de 1999 estaba en la casa y salió para la galería, a las
6 a.m., a comprar lo del desayuno y no regresó, días antes fueron
tres sujetos a preguntarlo, a mi me parecieron sospechosos pero lo
preguntaban, les informe en esa oportunidad que no se encontraba,
así pasó, yo le pregunté a mi marido que quiénes eran los que lo
estaban preguntando y él me contesto que no los conocía, el no tenía
ningún problema con nadie, que yo supiera, para el día en que él se
desapareció yo al ver que no llegaba como a las 9 a.m., del mismo
día salí a buscarlo a la empresa donde uno coge los carros y lo pre-
gunté y me dijeron que no había tomado ningún trasporte, lo único
que se comentaba era que estaba la mano negra y pues yo supongo
que fueron los paramilitares”.
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

META

Este departamento perteneciente a la región de los llanos orientales se caracteriza por


tener una actividad económica anclada en la explotación del petróleo, la agricultura, la
ganadería y la minería en menor escala. La disputa por el control del territorio y los
corredores geográficos se han convertido en la punta de lanza de los conflictos que se
han librado entre los distintos grupos armados y los narcotraficantes presentes en la
región. Desde los años ochenta la guerrilla ha tenido una fuerte presencia en la zona,
comprendiendo dentro de sus dominios la región del Ariari, el piedemonte Central y el 31
piedemonte Norte. No obstante, su influencia fue minimizada tras la instauración de las
Autodefensas Campesinas del Meta y el Vichada y la fuerte presencia durante los años
noventa del Bloque Centauros en las poblaciones que eran controladas con anterioridad
por la guerrilla, como son los municipios de Puerto Concordia y Mapiripán. Según los
habitantes y algunas autoridades regionales, se conoce el surgimiento de nuevos grupos
armados que inician su lucha por los mismos intereses que tuvieron eventualmente los
grupos de Autodefensas que se acogieron al proceso de desmovilización.

Memorias de algunos contextos regionales del conflicto


Mujer de 32 años

“Nosotros en ese momento vivíamos en Puerto Alvira, Meta,


jurisdicción de Mapiripán. Mi papá era gallero. Ese día a él lo in-
vitaron a las ferias del Siare, se fue con mi hermanito. Duró quince
días allá, él había salido con los gallos y con harto trasteo porque
iba a demorarse un poco. A los quince días fue que llegaron a mi
casa y me dijeron que los paramilitares habían matado a mi papá.
Lo que dicen es que el señor del carro en el que venía mi papá se
quedó varado y se devolvió a Siare a conseguir los repuestos y que
cuando había vuelto ya no había nadie y el carro estaba semides-
truido. Ahí ya no estaba nadie, solo estaban los zapatos de mi papá
colgados en un pedazo del carro.

Un señor vecino de allá de Puerto Alvira me dijo que a mi


papá lo habían matado por querer defender los gallos. Como que
los paramilitares llegaron a matar a los gallos y mi papá se metió a
pelear y que por eso es que lo habían matado.”
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

MAGDALENA

El departamento de Magdalena se conoce como puerto marítimo del Caribe, cuenta


con un desarrollo extensivo de ganadería, pesca y turismo. De igual forma como en
otras regiones del país, la población ha sido afectada por el conflicto; según el Obser-
vatorio de Derechos Humanos de la Vicepresidencia de la República, en la década de
los ochenta el grupo guerrillero de las FARC organiza tres frentes y una compañía,
las cuales se desplazan por los departamentos de Bolívar, Atlántico y Magdalena; así
32 mismo, el grupo guerrillero ELN crea tres frentes, con la finalidad de patrullar la Sie-
rra Nevada de Santa Marta y los municipios de Aracataca y Fundación. De acuerdo
con las dinámicas observadas sobre el surgimiento de los grupos de Autodefensas,
se inicia la conformación del Bloque Norte, el Frente Resistencia Tayrona y el Frente
Contrainsurgente Wayúu. Estos grupos conformaron alianzas con narcotraficantes
para controlar los territorios productores de coca y enviar la producción a otros paí-
ses; igualmente se fortalecieron las relaciones con grandes hacendados ganaderos para
controlar la tierra y correr las cercas, desplazando al campesinado hacia las periferias
de las ciudades. En este departamento se conoce una persistencia en las cifras de des-
plazamiento forzado, que coincide con la iniciación de nuevas estructuras de grupos
armados las cuales han llamado “bandas emergentes”.

Mujer de 46 años, Desplazada

“Para el mes de marzo de 1999 se presentó una masacre en la


zona rural de Aracataca. Yo vivía con mis hijos, para esos días me
avisaron que los paramilitares estaban preguntando por el sastre de
la zona, y yo era la única que me dedicaba a la costura, en esa fecha
apenas me enteré cogí a mis tres hijos que eran menores de edad, 14,
10 y 6 años de edad y salí ante el temor y amenaza de que me podían
matar. Con este desplazamiento, me ha causado muchas dificultades
y tristezas, dejé tirado mi trabajo, a mis 31 años me dedico al campo,
y a colaborar con los estudios de mis hijos.”
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

VALLE DEL CAUCA

Esta región tiene una posición geopolítica de gran importancia, los grupos guerrilleros
de las FARC y ELN han tenido permanente presencia en esta zona, debido a las con-
diciones geográficas favorables para controlar corredores de desplazamiento y tráfico
de droga. A partir del año 2000 los grupos de autodefensa iniciaron su incursión a lo
largo del departamento en cabeza del Bloque Calima, Frente Cacique Calarcá, Frente
Pacífico y Farallones, tomando el control de las rutas del narcotráfico y arremetiendo
contra la población en las recordadas masacres como la del Naya, Candelaria, Alaska, 33
entre otras. Los efectos de la guerra dejaron como resultado cientos de desapariciones
forzadas, desplazamiento, asesinatos entre otras violaciones a los derechos humanos.

Mujer de 28 años, Desplazada del Valle del Cauca a Bogotá.

“La desaparición de mi madre sucedió en abril de 2000.

Memorias de algunos contextos regionales del conflicto


Los hechos sucedieron en la zona rural de Tuluá- Valle. Mi mamá
vivía en la vereda Puerto Frazadas, en diciembre de 1999 tuvo
que salir desplazada con mi hermano menor de edad, hacia Tuluá.
Por las amenazas del bloque Calima de las AUC, donde vivieron
dos meses en el Coliseo de Ferias de Tuluá, a finales de febrero los
llevaron para un albergue temporal campesino. Tiempo después mi
mamá subía para la vereda donde vivían, como lo hacían de costum-
bre, y ese día en el camino los pararon en el bus el bloque calima, en
el segundo retén con nombre propio bajaron a mi mamá y a otras
dos personas. A los dos días, entregó a las otras personas a la Cruz
Roja excepto mi mamá y no dieron razón de mi mamá. Desde esa
fecha nunca supimos nada de ella.”
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

URABÁ ANTIOQUEÑO

La región del Urabá se caracteriza por reunir en diferentes puntos intereses econó-
micos y políticos los cuales han generado una situación de conflicto permanente. La
explotación agroindustrial de los cultivos extensivos de banano, y ahora de Palma
Africana, la presencia de la guerrilla desde los años sesenta, los grupos de autodefensa
durante la década de los ochenta y la constante pugna entre los carteles del narco-
tráfico, se constituyen como agravantes de la situación de seguridad y estabilidad de
34 la región, actuando como defensores de intereses entorno al control territorial y a la
masiva producción de banano causando grandes perjuicios a la población civil. La
lucha por el monopolio de la tierra y la producción bananera ha estado ampliamente
relacionada con las alianzas y patrocinios entre multinacionales, ganaderos y grupos
de autodefensa que por medio de la aplicación de métodos de violencia han dado
como resultado la destrucción del tejido social en esta región. Eventos violatorios a
los derechos humanos como masacres, homicidio, desplazamiento forzado, desapari-
ción forzada han sido mecanismos ampliamente utilizados para desarraigar y silenciar
a la población que ha habitado las tierras productivas.

Mujer de 34 años, Desplazada

“En septiembre de 1994 como a las 7:00 p.m., llegaron aproxi-


madamente 60 personas armadas y se identificaron como AUC, pregun-
taron por el nombre de mi hermano, como no se encontraba amarraron
a un hermano. Tiraron a mi mamá al suelo, le reventaron la cabeza con
un fusil, a mi papá lo golpearon, decían que buscáramos el armamento
que teníamos escondido, comenzaron a romper todo, yo estaba dormida
con un bebé de 1 año, no me dejaron parar de la cama, decían que si me
paraba mataban al niño, que dónde estaba la plata guardada, que como
le colaborábamos a la guerrilla le colaborábamos a ellos, sonó un equipo
de ellos, soltaron a mi mamá y a todos y nos pidieron disculpas, que se
habían equivocado, mi mamá gritaba, se fueron. Amanecimos llorando
todos juntos en una habitación, a las 6:00 a.m., mi cuñada nos dijo que
a mi hermano lo habían matado con un tiro en el cráneo, el vecino fue
degollado esa noche también, se habían llevado a tres personas más, como
a dos kilómetros de la casa de mi padre conseguimos a mi hermano ama-
rrado y asesinado. Todo fue quemado esa noche, al día siguiente hicimos
un cajón y enterramos a mi hermano y nos desplazamos”.
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

4. REFLEXIONES FINALES

35

• La memoria es cambiante, varía de acuerdo a diná-


micas del sujeto y las relaciones que este establezca
de manera activa y/o pasiva con los aconteceres his-
tóricas, sociales y culturales del cual hace parte. No
obstante, siempre se elabora un mapa sobre la ubi-
cación del sujeto en relación con las circunstancias
socioculturales que lo rodean, dando la posibilidad
de reconfigurar las apreciaciones del hecho pasado
con el futuro. El discurso, el poder, las víctimas, la
reparación, la memoria, todos estos elementos man-
tienen distintos tipos de relaciones, la apuesta es
identificar los elementos que confluyen en ellos y
determinar la responsabilidad que cada colombiano

Reflexiones finales
tiene de la realidad social. Así, es posible pensar con
claridad qué se quiere hacer, a qué nos enfrentamos
individual y socialmente, con la finalidad de tomar
decisiones sobre cómo actuar frente a las iniciativas
de memoria que se formulan para la construcción
del futuro por medio de la evocación del pasado.

• La reconstrucción de la memoria, no es simplemente


una recolección de datos, fechas o nombres; para las
víctimas son acontecimientos que les hacen revivir
el dolor y el horror que ellas y sus familias vivieron
por años, esta es una razón vital para que los pro-
cesos de memoria contengan un acompañamiento
psicosocial y las entidades, organizaciones sociales
nacionales y extranjeras que tienen como tarea mi-
sional o por mandato legal la reconstrucción de la
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

memoria histórica tengan en cuenta este elemento. De esta forma, se propone a


partir de procesos de memoria, redireccionar el pasado hacia el futuro, en aras de
reparar el daño causado y reconstruir los lazos de confianza, las redes sociales y
familiares, “El valor de las medidas simbólicas en el proceso de recuperación no ocurre a través
del “objeto”, sino del proceso que se produce a través del objeto (Hamber, 2006).” Resulta un
proceso complejo, para lo cual se requiere un acompañamiento y orientación con-
tinua, con el fin de que las víctimas puedan desde el apoyo psicológico, canalizar
sus emociones y darles una nueva orientación dentro de su proyecto de vida.
36
• Se plantea que los procesos de memoria que se realicen por iniciativa de las
instituciones y de la sociedad civil, que tienen como misión institucional la re-
construcción de la memoria histórica y la restitución del tejido social, lo hagan
teniendo en cuenta el acompañamiento psicosocial como estrategia para lograr su
propósito de la mejor manera, ya que este trabajo permite un mayor acercamiento
al significado subjetivo y colectivo del evento traumático, de tal manera que sea
más efectivo poder documentar el daño ocasionado a partir de las expresiones de
violencia en el marco del conflicto y formular propuestas de reparación acordes a
las necesidades de las víctimas y la sociedad.

• Finalmente, la propuesta desde la Unidad de Atención Integral a Víctimas es


iniciar procesos de memoria desde las víctimas, teniendo en cuenta la desventa-
ja en la que se encuentra este sector de la población frente a los victimarios. Por
esto es de suma importancia contribuir en dar los espacios para que la voz de las
víctimas hagan parte de la memoria colectiva, de tal forma que sus recuerdos se
inscriban y sean escuchados en diferentes escenarios como una práctica que permita
la reivindicación de sus derechos y el reconocimiento social de lo sucedido, donde
las responsabilidades de las acciones políticas, los grupos económicos, los medios
de comunicación actúen, en virtud de resarcir los daños causados a los sujetos y al
tejido social, ya que siempre las víctimas se preguntan y ¿Por qué me pasó esto a mí?
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

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Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

II. NARRATIVAS VISIBLES UN


EJERCICIO DE INTROSPECCIÓN
REGIONAL, DE REPARACIÓN 39
EMOCIONAL Y DE
RECUPERACIÓN DE LA DIGNIDAD

“Ya Mañana, Hoy es Memoria”


Wilson Herney Chavarro Jiménez 1

La comisión de un hecho violento en el marco de un


conflicto sociopolítico pretende siempre, con indepen-
dencia a los intereses propios dados por el contexto,
desarticular a la sociedad civil, intimidar a los líderes y a las
comunidades, estigmatizar organizaciones y personas, someter al
enemigo, abolir o invalidar los sistemas de justicia, y destruir el

Narrativas visibles
tejido social (AVRE, 2008). Adicionalmente una caracte-
rística fundamental del hecho violento en un conflicto
interno como el que sufre Colombia, es que busca no
dejar registro del daño causado y de los delitos come-
tidos, reduciendo así la posibilidad de que los perpetra-
dores sean castigados y generando en las comunidades
un vacío histórico y unas dinámicas sociales donde la
verdad brilla por su ausencia.

Se puede decir que la verdad sobre algo que ha sucedido


depende del punto de vista o de la percepción que se ha

1 Psicólogo - Responsable de Iniciativa de Memoria Histórica - Uni-


dad de Atención a Víctimas. Defensoría del Pueblo. Regional Meta,
Colombia. 2009.
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

tenido sobre el mismo hecho. Así, no es lo mismo hablar de la verdad de la persona


que comete un delito justificándose en unos fines, que hablar de la verdad de la per-
sona que ha llorado durante años a sus seres queridos, o a la verdad de la madre que
cada vez que escucha que un automóvil se estaciona en frente a la casa, cree que es
porque ha regresado su hijo desaparecido.

Hablar de la verdad que cuentan los agresores en los tribunales, puede contemplar lo
que es la guerra desde un punto de vista estratégico, pero esa verdad es inhumana e in-
digna para quienes se han visto afectados por los delitos, es una verdad con propósito
40
probatorio dentro de un proceso judicial y no una verdad que repare emocionalmente
a los sobrevivientes y a los familiares de las víctimas del conflicto armado.

Desde el año 2007 la Fiscalía General de la Nación en cumplimiento de la controver-


tida Ley de Justicia y Paz, viene organizando Audiencias de Versión Libre a las cuales
acuden las víctimas con el fin de aclarar los confusos e injustos hechos que padecieron
a causa de la violencia, sin embargo, en la mayoría de los casos, los relatos de los des-
movilizados no dan luz sobre los hechos, sino que por el contrario, los enredan más o
los alimentan de mentiras y justificaciones estratégicas.

Adicionalmente, en muchas ocasiones el victimario que en una versión libre está ha-
blando sobre los delitos que ha cometido, se refiere a estos con tal naturalidad que
termina por transgredir la integridad moral de los familiares sobrevivientes al penetrar
en sus recuerdos y alterar la memoria sumando prejuicios y acusaciones injustificadas
al ser querido ausente. Muchos familiares de víctimas dicen que no creen en lo que se
dice en las versiones libres, y afirman que la verdad de la que se han enterado a través
de estas audiencias es peor que la verdad anterior, y más aún, muchos de estos familia-
res manifiestan que escuchar a los desmovilizados mentir tanto y tan descaradamente
lo único que asegura es la continuación de la injusticia y la impunidad.

Lo anterior aplica para los casos en los que se puede establecer un responsable y hay
algún postulado desmovilizado que esté reconociendo que el hecho es de su autoría
o de la del grupo armado al que pertenecía; sin embargo, en la mayoría de ocasiones
lo que sucede es que los sobrevivientes y familiares de las víctimas son sometidos a
agotadoras jornadas de Versiones Libres y después de tener que escuchar cómo el vic-
timario relata, en una actitud para nada altruista, docenas de homicidios, deben volver
a su casa sin haber podido aclarar los hechos de los cuales fueron víctimas.

Si bien, la voz de los victimarios puede ser un elemento fundamental de los procesos de
investigación, estos intentos de reconstruir la verdad no son suficientes. En Colombia la
Fiscalía General de la Nación actualmente es la entidad oficial encargada de avanzar en
el proceso de reconstrucción de la verdad desde la voz de los victimarios y a través de
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

este proceso se busca fortalecer los procesos de Justicia Penal en el marco de la Ley de
Justicia y Paz. Sin embargo, es preciso reconocer que la voz de las víctimas no puede ser
ignorada, y si bien los recuerdos de estas víctimas, cargados de emociones y subjetivida-
des, no se pueden utilizar en los estrados judiciales, sí permite remendar y fortalecer la
dignidad y los lazos de coexistencia en una comunidad violentada por la guerra. (Reate-
gui, 2008) No se trata tampoco de que uno de los dos procesos sea más importante que
el otro, se trata de que los dos sean absolutamente necesarios.

Conforme a lo anterior se debe reconocer que muchos familiares de víctimas tienen 41


información de primera mano sobre lo sucedido y por este motivo no pueden seguir
siendo agentes pasivos en el proceso del esclarecimiento de la verdad. Con fines judicia-
les o no, se deben favorecer y fortalecer todas y cada una de las iniciativas que procuren
la reconstrucción de la memoria histórica, y las organizaciones oficiales, no oficiales y
asociaciones de víctimas deben velar porque las víctimas tengan un goce efectivo de su
derecho a la verdad, a conocerla y a participar en su construcción.

Valga aclarar que la Ley de Justicia y Paz colombiana abre la posibilidad para que me-
canismos no oficiales de la verdad se den de manera complementaria a las estrategias
que para el caso nuestro, la Fiscalía General de la Nación viene desarrollando

“Los procesos judiciales que se adelanten a partir de la vigencia de la presente ley no impedirán que
en el futuro puedan aplicarse otros mecanismos no judiciales de reconstrucción de la verdad”. Artículo
7º Ley 975 de 2005.

No obstante, el propósito primordial sería empoderar a las comunidades de víctimas para

Narrativas visibles
que ellas mismas lideren estos procesos o mecanismos no judiciales, antes de eso se debe
trabajar con las mismas comunidades que han sido violentadas para que pierdan el miedo a
contar lo que sucedió y para que se vuelvan a articular como una red de apoyo y de trabajo
colectivo. Es decir, desde un marco de trabajo de acompañamiento psicológico, antropoló-
gico, histórico y sociológico, se deben desarrollar estrategias de intervención que permitan
disminuir el efecto que la violencia ha traído a la comunidad, para posteriormente, a partir de
las narrativas individuales ayudar a construir ese gran mosaico que es la memoria histórica.

Pero, ¿qué es eso de Hacer Memoria y para qué nos sirve?

Podemos entender el “hacer memoria”, como una acción humana dirigida a contribuir en
un proceso de construcción colectiva de la verdad sobre un hecho que ha tenido un im-
pacto positivo o negativo sobre una sociedad o comunidad. Consiste en el ejercicio de re-
cordar colectivamente algo que sucedió, conversar sobre esos hechos, dar un significado al
recuerdo e inmortalizar para la humanidad las conclusiones sobre ese ejercicio de recordar.
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

A través de un proceso de memoria se puede determinar quién hizo qué a quién, cuándo,
cómo y dónde, pero también se puede abrir espacio para dar a conocer las subjetividades,
reflexiones y sufrimientos personales que se han tenido como consecuencia de los
hechos que se están recordando (Reategui: 2008).

A lo largo de ese proceso de construcción de la verdad sobre el hecho histórico surgen


diferentes voces, y con el fin de llegar a que una sociedad comprenda de la forma más
clara posible lo que sucedió, ninguna de esas voces puede ser callada o despreciada, y
ninguna verdad, viniendo del sector social que venga, se puede considerar con una ma-
42
yor validez o relevancia. Así, la verdad sobre un hecho pasado hace referencia al resul-
tado de la conjugación de muchas voces y versiones que existen sobre lo que aconteció.

Llegar a aclarar lo sucedido sobre un hecho violento tiene grandes implicaciones tan-
to a nivel individual, como a nivel colectivo en una sociedad. Por ejemplo, conocer
exactamente lo que sucedió nos puede servir para iniciar un proceso judicial contra el
responsable de los hechos, buscando hacer justicia y evitando que se repita lo mismo
con otra persona. También hablar sobre la verdad, especialmente desde el punto de
vista de las víctimas, puede tener un efecto terapéutico y de reconocimiento social
que le puede alivianar las consecuencias del trauma causado por el hecho violento, y
de igual forma le permite a la víctima, por ejemplo, reivindicar su buen nombre y el
de su familia, y obtener un reconocimiento social como sobreviviente del conflicto.

A nivel colectivo también las consecuencias de conocer la verdad son variadas, ya que
puede permitir la generación de procesos de cambio cultural, la construcción de iniciati-
vas de reparación simbólica al interior de las comunidades e iniciativas de paz, y a exigir
a nivel político la restitución de la dignidad y de los derechos que hayan sido vulnerados.

Los diferentes modelos teóricos que abordan el tema de la Memoria Histórica hoy
en día se refieren a dos mecanismos a través de los cuales en una sociedad se reali-
zan ejercicios de reconstrucción de la verdad: Búsquedas Oficiales de Memoria y las
iniciativas No Oficiales.

“Las búsquedas oficiales tienden típicamente a elaborar narrativas nacionales y multidimensionales


con un marco jurídico y axiológico sistemático y con procedimientos metódicos de análisis”. (Reáte-
gui, 2008) Estas iniciativas son desarrolladas con fines procesales y generalmente lo
asume una entidad del estado por mandato legal.

Por otro lado las iniciativas no oficiales de Memoria Histórica “...por su amplitud espacial,
tienden a ser memorias locales antes que memorias de alcance nacional o regional; por su amplitud
cronológica (y por derivación, temática) tienden a ser memorias de un caso circunscrito a un tiempo
fragmentario; por los agentes que la llevan a cabo, tienden a ser memorias de las víctimas dirigidas
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

hacia las víctimas y eventualmente, en perspectiva reconciliadora, hacia los vecinos no víctimas o hacia
los perpetradores.” (Reátegui, 2008) Estas iniciativas las adelantan principalmente entida-
des no gubernamentales y asociaciones de víctimas en el plano de lo local.

Como un mecanismo no oficial de búsqueda de la verdad es que surge en el depar-


tamento del Meta el proyecto Narrativas Visibles, gestado desde la Defensoría del
Pueblo Regional con el apoyo de la oficina de apoyo del Ministerio de Relaciones
Exteriores de Alemania Inwent.
43
Fase Uno: departamento del Meta

Narrativas Visibles es un proyecto que busca generar un proceso de Memoria Histó-


rica en la región de los llanos de Colombia a partir de la construcción, recolección,
edición y posterior lectura pública, de narrativas y experiencias de vida de víctimas y
familiares de víctimas de grupos armados ilegales en el marco del conflicto interno
que afronta el país.

Desde comienzos del año 2009 se han venido desarrollando diferentes actividades
con comunidades de los municipios de San Martín, Cumaral, Granada, Villavicencio,
Puerto Gaitán y Puerto López, que han permitido recoger un material lleno de vi-
vencias sobre la forma en que desde las familias y comunidades se han afrontado los
hechos violentos en el marco del conflicto sociopolítico del país.

Gestando y acompañando este proceso, La Defensoría del Pueblo espera sensibilizar


a la población en general sobre las consecuencias que el conflicto armado tiene entre

Narrativas visibles
las familias que a diario son víctimas del fuego cruzado, al igual que busca generar una
cultura de paz basada en la divulgación y construcción colectiva de la verdad histórica
desde la voz de las víctimas.

Un elemento fundamental de este proyecto es la planeación y posterior desarrollo de las


jornadas de Vigilia para las Víctimas, eventos públicos que vienen siendo desarrollados
por sobrevivientes y familiares de personas asesinadas, torturadas y desaparecidas que
quieren dar a conocer la historia desde su punto de vista. Los eventos de Vigilia bus-
can, por un lado generar reconocimiento social a las víctimas y a las familias de estas,
en medio de un proceso de superación del duelo y afrontamiento de la realidad, y por
otro pretenden instituirse como procesos de reparación simbólica en cada una de las
comunidades.

A partir del desarrollo de estos homenajes y dinámicas colectivas se quiere dar a


conocer la verdad desde las víctimas pertenecientes a la población civil, con el fin de
evitar que los hechos se repitan.
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

La divulgación de estas voces buscará hacer público, a través de diferentes géneros


literarios que se vayan recogiendo en cada comunidad. Este material, aparte de buscar
sensibilizar al lector sobre la tragedia que han vivido algunos colombianos a raíz del
conflicto, también tiene como objeto generar material de debate, de consulta y de trabajo,
para que sea utilizado en Universidades e instituciones interesadas en el tema de la
Memoria Histórica y el conflicto armado colombiano. Así mismo, se consolida como
un material base de investigación para quienes tengan competencia en la formulación
de planes de atención y políticas públicas de reparación.
44
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

1. NARRATIVAS VISIBLES COMO


UN EJERCICIO DE
INTROSPECCIÓN REGIONAL
45

Hoy en día se afirma que los ejercicios de Memoria, como


sustancia social, modifican conductas y procesos internos
de autocomprensión, (Reátegui, 2008) es decir, que no
son estrategias aisladas de recolección de narrativas o de
homenaje a las víctimas, sino que las acciones de memo-
ria desencadenan una serie de eventos psicológicos indi-

Narrativas Visibles como un ejercicio


viduales y colectivos que tienen implicaciones directas so-
bre la forma en que una sociedad se percibe a sí misma y
actúa conforme a sus mecanismos de autoentendimiento.

El que una sociedad se reconozca en su integridad y

de Introspección Regional
en su complejidad, y el que las víctimas se reconozcan
como parte de un contexto y de una historia, facilitará
la generación de nuevos proyectos de vida individuales
y comunitarios, y gestará por sí mismo iniciativas de co-
lectivas encaminadas a exigir el restablecimiento de la
dignidad de estos grupos, antes ignorados y aislados por
la violencia sociopolítica.

Narrativas Visibles, a través de la recolección y lectura


pública de las narrativas, le permite a la sociedad com-
prender la forma en que la comunidad se está viendo a sí
misma, en un marco social e histórico que configura una
línea de tiempo donde se vislumbra un camino hacia la
verdad y hacia la construcción de una cultura de paz.
Las víctimas en el proyecto de “Narrativas Visibles” son
portadores de una voz que da otra mirada sobre la reali-
dad, una voz indispensable para poder iniciar la recons-
trucción de nuestra sociedad.
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

Fragmentos

En este pueblo siempre se ha vivido la violencia, los grupos arma-


dos eran los que mandaban. En más de una ocasión miré como dejaban
a las personas muertas en las mismas casas, hijos o esposos. Pasaban en
moto y les disparaban a las personas que iban a matar.
Mi abuelo trabajaba en el municipio manejando volqueta y en
46 muchas ocasiones llegaba con más de dos muertos que encontraba en
el camino cuando iban al río a recoger arena.
En una ocasión nos fuimos con él para el río y de camino nos
encontramos dos hombres jóvenes muertos uno de los cuales ya se
estaba descomponiendo. Eran demasiados los muertos que se veían
en esos tiempos cuando empezaron a comandar el grupo de parami-
litares que se hacían llamar los Gachas.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

“Expuesto a humillaciones, a la lástima de los demás, y nadie me


da un trabajo. Abandonado por mí esposa que se cansó de mí. Yo no era
paciente sino que era un hombre muy amargado y muy chocho. Mi tristeza
era tanta que si yo no podía hacer algo lloraba y me castigaba a mí mismo
con los mismos bastones...
Uno es bien recibido en la casa de algún pariente máximo ocho
días, después ya se pone aburridor, lo hacen a un lado como un vejestorio,
no le dan a uno, ni siquiera tiene derecho a opinar. Le dan la habitación
más fea para que viva, si llega alguna visita no tiene derecho a presentarse
por allí. Estos son algunas de las cosas que le pueden suceder a un disca-
pacitado o a una persona de la tercera edad.”

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

“Es muy injusto que personas como estas anden por el mun-
do sin que nadie los juzgue de nada...
Los días pasan y pasan y las hojas del calendario van cayen-
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

do, pero los recuerdos quedan y son difíciles de olvidar, pues los seres
queridos siempre están en la memoria.”

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

Entonces yo me preguntó, ¿por qué me lo quitaron tan jo-


ven?, ¿por qué no me lo dejaron vivir más? ¿Acaso no tienen
hijos?, ¿no tienen mamá?, ¿es que acaso no piensan que quitarle 47
la vida a un hijo es matarlo a uno por dentro?, sabiendo que le
quitan un pedacito del alma, sabiendo que le quitan a uno media
vida o más.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

A causa de que en San Martín el ambiente de seguridad


para los muchachos jóvenes se puso de mal en peor, le aconsejamos a

Narrativas Visibles como un ejercicio


mi hijo que se fuera a trabajar fuera del pueblo y se regresó para la
región de Puerto Lleras a la Vereda Loma Linda.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

de Introspección Regional
A los diecisiete años las malas amistades (los paras) em-
pezaron a enredarlo. Se lo llevaron una y otra vez y yo con la
ayuda de Dios lo traía de nuevo a casa. Cuando eso ellos eran
los dueños y señores de este pueblo y hacían lo que bien les pare-
cía. Como a los muchachos les ofrecían esta vida y la otra y los
engañaban tan sagazmente, una noche él se comprometió con ellos
y se fue.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

“Constantemente habían enfrentamientos entre ellos por el


territorio. Empezaron las muertes violentas, desapariciones, reclu-
tamiento de menores, hacían retenes, sacaban de los vehículos a las
personas y más adelante las asesinaban. También habían cambiado
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

las costumbres del pueblo, por ejemplo no se podía salir después de


las siete de la noche y yo con mis tres hijos menores era temerosa todo
el tiempo. Uno de ellos ya culminaba su bachillerato y resaltaba
como buen estudiante en el colegio. Los otros dos entre ellos Marta,
aún estaban en la escuela.
Había mucha gente extraña en el pueblo y los que éramos de
origen, todos estábamos temerosos, hasta un día cualquiera que no
48 recuerdo, en el que se nos desaparecieron varios muchachos del pue-
blo. No se sabía nada de ellos, sólo que los habían visto hablando
con un hombre de una camioneta. Aún estábamos temerosos y pre-
ocupados por nuestros hijos. Gracias a Dios no pasó nada con ellos.
Recuerdo el rostro de una de esas madres, pues se habían
llevado dos de sus hijos.
Así siguieron transcurriendo más muertes y más desaparicio-
nes hasta el año 1997 aproximadamente cuando un día de repente
mi hija menor no volvió a la casa. La busqué por todo el pueblo hasta
que alguien me dijo que se la había llevado esa gente.
Yo no podía del dolor, pero me sucedió a mí como a muchas
madres de este pueblo. Pasaron unos meses y supe de ella por una
nota donde decía que estaba bien, que pronto vendría.

Anónimo, Puerto Gaitán, Meta, 2009.

Emprendimos la búsqueda varios amigos y sus otros her-


manos por agua y por tierra, lo más triste de todo era que todos
sabíamos lo que pasaba, pero nadie decía nada por miedo de ser
asesinados, como sucedió con un primo por decir que él sí sabía y
a quien mataron a los dos meses, le llegaron a su fundo y lo ase-
sinaron y no se supo nada de lo sucedido, sólo se encontraron sus
prendas ensangrentadas.

Anónimo, Puerto Gaitán, Meta, 2009.

Llegamos a Puerto Gaitán sin un peso. No teníamos para


pagar ni una habitación. Nos tocó pasar varios días debajo de un
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

árbol en el parque, mientras conseguíamos algo, pero hubo un señor


de buena fe que nos dejó una casita para que se la cuidáramos.

Anónimo, Puerto Gaitán, Meta, 2009.

Por el mes de abril del 2003, llegaron personas que confor-


maban el grupo de paramilitares, entraron en las veredas matan-
do a personas que tuvieran que ver con la guerrilla y entre ellos 49
población civil inocente, diciendo que estaban haciendo limpieza.
Los vecinos cercanos y lejanos tuvieron que ir abandonando sus
fincas y sus cultivos, para no ser afectados por los grupos armados,
la mayor cantidad de familias se fueron al Municipio de Puerto
Concordia, Meta, ya que era el más cercano.

Anónimo, Puerto Gaitán, Meta, 2009.

Pensamos que hay que tenerles más miedo a las personas que

Narrativas Visibles como un ejercicio


a los animales. Los hombres deciden quién debe vivir y quién debe
morir, como si fueran dioses. Somos cristianos y sabemos que el
único que quita la vida es Dios.
Hay momentos que no soportamos las lágrimas cuando ve-

de Introspección Regional
mos por televisión marchas por la paz, porque nosotros conocemos
ese dolor que se siente estar con un ser querido así. Esto es para
fuertes. Pareciera que esta gente que hace esto no tuviera mamá,
hijos, familia, tampoco corazón.
Algo que me impresionaba era pensar en un niño frente a
una guerra o frente a la muerte causada por un disparo o por un
arma blanca o qué sabemos, frente al miedo, un niño en tan tempra-
na edad enfrentado a algo tan determinante. Cuando como padre
pensamos esto nos duele mucho.

Anónimo, Puerto Gaitán, Meta, 2009.

En el año de 1991 comenzó a aparecer un grupo armado no


identificado que acabó con la tranquilidad de la vereda y sus alrededores.
Anónimo, Puerto Gaitán, Meta, 2009.
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

Ponerse en el lugar del otro - La intersubjetividad


en narrativas visibles

La acción de recordar el pasado siempre involucra una acción de recrear. Nunca se re-
cuerda el pasado tal cual como sucedió, sino que se vislumbra bajo el marco de las subje-
tividades que realizan el ejercicio de memoria. Así, la acción misma de recordar depende
de la forma y el momento en el que se evocan los hechos, y el significado o sentido que
se le da al recuerdo es susceptible de variar a lo largo del tiempo. (Burke: 1993).
50
La experiencia de hacer memoria mediante acciones simbólicas precisas como las que
se vienen adelantando desde el proyecto de Narrativas Visibles, ha permitido recono-
cer las subjetividades que hay detrás de las historias de vida, las vivencias y aprecia-
ciones personales sobre lo ocurrido. Así mismo, a través de los eventos públicos de
Vigilia para las Víctimas se ha construido un espacio anteriormente inexistente en el
cual interactúan las subjetividades de las víctimas, las subjetividades de la comunidad
violentada y la de aquellos a quienes no los ha tocado la violencia.

Reátegui (2008) reconoce que las acciones de memoria de carácter no oficial, dentro
de la cual podemos incluir a Narrativas Visibles “...tienen una valencia específica en
cuanto que están hechas de recuerdo subjetivo directo, y también de intersubjetividad,
y están impregnadas de carga afectiva, que a la larga es un componente central del
pasado y, sobre todo, de los lazos entre pasado, presente y futuro.”

Mediante estos ejercicios se ha iniciado un proceso de reconocer la subjetividad de


quien fue víctima, y se ha comenzado a reconocer a estas personas como sujetos de
derechos a quienes la sociedad les debe todo un proceso de reivindicación y de resta-
blecimiento de la dignidad que les fue arrebatada mediante el hecho violento.

Así, Narrativas Visibles ha permitido que en el departamento del Meta, la sociedad en


general empiece a reconocer a la población víctima en un sentido humano, rompiendo
con el prejuicio de que las acciones de las víctimas están mediadas por el dinero de las
indemnizaciones y fortaleciendo en las comunidades las iniciativas que persiguen el
acceso a la Verdad, la Justicia y la Reparación Integral.

Fragmentos:

La pregunta del millón es: ¿Ustedes son capaces de ponerse


en el pellejo mío o de alguna persona que esté en esas condiciones?,
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

¿se han puesto alguna vez en mis zapatos?, ¿saben cómo se ve el


mundo detrás de estos ojos?
Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

El dieciséis de septiembre se fue por esa maldita plata sin


darme a saber nada. Lo citaban no para darle la plata sino para
darle muerte. El diecinueve me llamaron para avisarme del occiso y
para reconocer el cadáver. 51

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

Mi hijo se había ido y ya nunca jamás escucharé su linda voz,


sus manos frías su rostro pálido, y por su cabeza hilos de sangre que
salían por los orificios de los proyectiles que le arrancaron su vida, sus
ilusiones y lo separaron de las personas que lo amamos...
Tengo una inmensa tristeza sumida por el dolor, por la au-

Narrativas Visibles como un ejercicio


sencia de mi motor, de mi aire, de mi todo...
Estoy frente a su tumba y me duele mi alma, mi todo. No
entiendo, cada día duele más, cada vez siento más su vacío, su espa-
cio. Ya no podemos compartir, ni acordar nada.

de Introspección Regional
Quisiera que todo esto fuera una pesadilla y ya despertar.
Anónimo, San Martín, 2009.

No se como se mide el sufrimiento, ni qué tanto esperé. A medida


que pasaba el tiempo ese dolor se hacia más intenso. La enfermera Bereni-
ce no sé cuánto sufrió con mi dolor, pero que sufrió, sufrió.
Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

Nunca pensábamos en el dolor o el sufrimiento que causaría


la tristeza más adelante en mi vida...
Este veintinueve de junio pasado cumplí los once años. Cada
vez que llega esa fecha vuelvo a vivir esa dura experiencia, la cual
no ha sido nada fácil para mí
Anónimo, Puerto Gaitán, Meta, 2009.
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

Yo no podía del dolor, pero me sucedió a mí como a muchas


madres de este pueblo. Pasaron unos meses y supe de ella por una
nota donde decía que estaba bien, que pronto vendría...
La verdad yo presentía que algo malo pasaba, hasta que los
entregaron en la caseta comunal. Me encontré nuevamente con mi
hija, pero ahora muerta. Después de dos años la vi con sus ojos
cerrados para siempre.
52 Con él se fueron todas mis ilusiones, se desaparecieron, ya que
él era mi mano derecha. Solo el recuerdo de su sonrisa, de sus frases
amorosas. Cuando llegaba de viaje me decía, madre está muy bonita
pues eres la más linda.
Solo vivo del recuerdo en la ley del silencio.

Anónimo, Puerto Gaitán, Meta, 2009.

Hablando con una cuñada que a ella le mataron el papá,


también en el 2004, ella me decía muerta de ira y de dolor: mi
padre tenía 50 años pero era sano, casi nunca iba al médico porque
no se enfermaba y sí lo mataron.

Anónimo, Puerto Gaitán, Meta, 2009.

Han pasado 9 años después de la muerte de mi esposo y aún no nos


hemos podido recuperar de este dolor. Aunque yo haya tenido otra perso-
na, eso no hace que yo haya olvidado a mi esposo y así diga la gente que el
muerto al hoyo y el vivo al baile, y que la mujer olvida con otra persona, eso
es una gran mentira porque aunque pasen los años yo no puedo olvidar,
aun teniendo esos dos hijos que él me dejo mucho menos. ¿Qué me queda
ahora? seguir adelante, por que yo sé que él donde quiera que esté, se debe
sentir orgulloso de sus dos hijos.
Día a día le pido a Dios y a la santísima Virgen, que perdone
a esas personas que hicieron eso con nosotros, por causarnos ese dolor
tan grande a toda la familia, porque aparte que nosotros sufrimos,
quedó una mamá muy triste y unos hermanos muy acongojados, por-
que él aparte de ser un buen padre también era un buen hijo, porque
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

él era el que veía por la mamá en ese momento y por unos hermanos.
Ya se imaginarán que consecuencias trajo esa tragedia.

Anónimo, Puerto Gaitán, Meta, 2009.

Un corazón marchito triste y adolorido soy hoy en día. Se


acabó la alegría de las navidades, las fiestas.
53
No es justo que hagan eso, todo el mundo tiene derecho a
vivir. Espero que no sigan haciendo más daño, nadie siente el dolor
de una madre, sólo uno lo vive en carne propia. Lo único que digo:
amigos hay muy pocos. En las borracheras sí les llueven, después
son muy pocos los que se vuelven a acordar de ellos, en cambio la
mamá siempre va a estar en las buenas y en las malas.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

Narrativas Visibles como un ejercicio


Nunca nada ni nadie me hará olvidar lo que sentí cuando me
trasladaron a Villavicencio, todo mi cuerpo se enfrió, la perdida de
sangre, los líquidos del intestino perforado por el proyectil se regaron

de Introspección Regional
en mi estómago, fue un dolor indescriptible, como si me clavaran mil
agujas en el cuerpo. Un dolor tan desesperante que me sentía morir
a cada frenazo que hacía el vehículo en el viaje, viaje que me parecía
que duraba una eternidad.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

Sólo Dios sabe mi tristeza y mi dolor, es un vacío inmenso,


pero no pierdo la esperanza de que algún día pueda tener noticias
de ellos o que ellos aparezcan, ya que para Dios no hay nada impo-
sible. Hijo te sigo esperando con los brazos abiertos yo sólo le pido
a Dios que donde esté me lo proteja.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009


DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

Mis hijos aunque con mucho dolor tratan de disimular sólo


para no alimentar mi dolor de la tragedia que llegó a nuestras vidas,
arrasando consigo toda nuestra felicidad, pero lo único que no nos
pueden quitar es la fe de verlos llegar otra vez.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

54
Yo me sentía tan impotente al ver el dolor de esa madre y de
las hermanas, al ver que ellos no aparecían me daba tristeza, al ver
cómo su hija deseaba que su padre regresara.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.


Cuando mi abuelita en el lecho de muerte me dijo que estaba
tranquila porque en el cielo se iba a encontrar con Ramiro, solo ahí
en ese momento y con gran dolor lo dejé de esperar.
Recordar hoy lo que sucedió hace nueve años y cuatro meses
con algunos días, me produce tanto dolor y tristeza como aquel
desafortunado día en el que me enteré que mi hermano había des-
aparecido.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

... pero nadie sabe el dolor que yo estoy sintiendo porque nin-
guna madre le desea un mal a un hijo, siempre quiere lo mejor no
importa lo que piensen los demás o digan. Sólo Dios sabe la verdad
y ojalá que Dios les dé su recompensa y no tengan que sentir el dolor
que estoy sintiendo yo de ver que no pude ni siquiera ver a mi hijo
por última vez porque me lo entregaron en un ataúd sellado.

Anónimos, San Martín, Meta, 2009.

Para mí como para todas las madres, mis hijos son lo más sa-
grado y mi esposo se ha sumergido en una tristeza muy grande, y eso
es otro tormento que le suma uno a tanto dolor que lleva por dentro.
Ahora somos una familia incompleta y triste porque faltan
mis dos hijos. No sé como vaya a superar este dolor tan grande.
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

Sólo me queda vivir con mis dos hijitos y mi esposo, por que
ellos me necesitan como yo los necesito a ellos, y que Dios haga
su santa voluntad.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

Yo sentí un dolor agudo en mi corazón y sentí que las piernas


se me doblaban, entonces fue cuando ellos me encañonaron y me tocó 55
presenciar la muerte de ellos. Los acostaron boca abajo y les dieron
de a dos tiros a cada uno.

Anónimo, Cumaral, Meta, 2009.

Yo decidí ir con él hasta donde él estaba, sentí un dolor muy


grande al ver a mi papá ahí votado en la carretera como un perro,
con la carita destruida, una parte de la cara reflejaba en su ojo
que le quedó abierto, que él pedía mucha piedad. Yo desde ese día

Narrativas Visibles como un ejercicio


me llene de mucha rabia contra todo mundo. Para mí eran todos
culpables y dije que algún día me las pagarían. Yo pase todo entero,
tratando de asimilar qué sería de nuestras vidas sin nuestro papá.

de Introspección Regional
Anónimo, San Martín, 2009.
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

2. NARRATIVAS VISIBLES, UN
EJERCICIO CONTRA EL OLVIDO
57

El ejercicio colectivo de recordar no existiría de ninguna


manera si no estuviera en relación continua con su opues-
to, el ejercicio colectivo del olvido. En el departamento

Narrativas visibles, un ejercicio contra el olvido


del Meta hasta hace poco tiempo había imperado la es-
trategia del olvido, sin embargo, se ha podido establecer a
través de “Narrativas Visibles” que este olvido está lleno
de memorias que se conservan intactas en las cabezas y
corazones de los familiares de las víctimas.

A raíz de los hechos violentos los familiares de las vícti-


mas habían permanecido en un aislamiento social que se
alimentaba por un sentimiento de culpa distorsionado,
dando como resultado que diferentes actores sociales
justificaran la muerte de una u otra persona conforme
a los nexos que tenía, reales o infundados, con algún
grupo armado. Así, las familias sobrevivientes se llena-
ban de temor y se aislaban completamente de cualquier
proceso que los pudiera poner en evidencia con el gru-
po armado que había tomado represalias anteriormente.
Hoy en día, se ha comenzado a romper con esa estrategia
del aislamiento y del olvido. Las víctimas han comenza-
do a reconocer que hay otras personas que al igual que
ellas son víctimas y entre ellas mismas se han comenza-
do a construir vínculos que seguramente, si cuentan con
un acompañamiento institucional apropiado, facilitaran
el acceso a sus derechos que como víctimas les corres-
ponden. “Narrativas Visibles” busca generar, por un lado
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

concientizar a las comunidades donde se trabajó, a las organizaciones sociales y entida-


des competentes sobre la importancia de construir procesos de restauración del tejido
social; y por otro lado, mediante la participación en esta iniciativa de memoria, iniciar
una lucha social contra el olvido, a través del reconocimiento de que en esos lugares
han estado sucediendo una serie de hechos violentos que la población no desea que se
conviertan en lo cotidiano, que desea que no se repitan más.

Fragmentos
58
“Todavía no pierdo mis esperanzas de volverlos a ver, porque yo
siento que están vivos. En mis oraciones le pido a Dios, que donde se en-
cuentren me los cuide, por que es tanta la tristeza, que no paro de llorar.”
No me ha sido posible olvidar esa pesadilla que pasó.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

Nunca más regresó, tampoco supimos ninguna noticia de él.

Anónimo, Puerto Gaitán, Meta, 2009.

Nunca lo olvidaremos, siempre está en mi corazón y en el de


los familiares. Te queremos mucho.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

Dios perdone alguna vez a los que me lo mataron porque yo


no creo poder hacerlo.
Paren con tanto dolor que nos hacen padecer. No queremos
más muertes.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

Los días pasan y pasan y las hojas del calendario van cayen-
do, pero los recuerdos quedan y son difíciles de olvidar, pues los seres
queridos siempre están en la memoria.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.


Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

Uno sabe que la persona que más sufre es la mamá, porque


un hijo no lo repone nadie, nunca lo olvida, a cada momento lo está
recordando. Cada vez que uno va a comer, se acuerda de lo que le
gustaba de joven, de bebé, a los veintiséis años, etc., deja muchos
recuerdos que nunca los voy a olvidar.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.


59

Todo este sufrimiento vivido por mi y por mi familia, no sé


cuándo se va a olvidar, y no sé si se vaya a olvidar.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

Como quisiera devolver el tiempo y compartir momentos que

Narrativas visibles, un ejercicio contra el olvido


con el tiempo olvidamos. Es triste ver cómo pasan los meses y no
sabemos nada de ellos. Como quisiera que ellos llegaran para termi-
nar con la nostalgia e incertidumbre de toda mi familia.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

Dios mío, cuánto daño nos hacen sin razón alguna. Hoy que
nos toca revivir todo lo que hemos pasado se nos llenan de lágrimas
los ojos y la cabeza de recuerdos inolvidables que nunca volverán.

Anónimo, San Martín, Meta, 2009.

Nunca voy a olvidar un día que iba a matar a mi mamá


ahogándola en un río...
Pero nunca vamos a olvidar lo que nos pasó y nunca voy a
olvidar a ese hombre que me hizo tan feliz y me dejó el regalo más
grande de mi vida que es mi hija.
Anónimo, San Martín, Meta, 2009.
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

Las escrituras dicen que nosotros vivimos como ovejas en medio


de lobos, habla del humilde y del soberbio. Yo pienso que la desapa-
rición de un hijo nunca se olvida porque es algo que anda con uno.
Anónimo, Puerto Gaitán, Meta, 2009.

Yo lo único que les pido a las personas que algún día lean
estas palabras, es que nunca se olviden de nosotros.
60
Anónimo, San Martín, Meta, 2009.
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

3. NARRATIVAS VISIBLES Y EL
EJERCICIO DE MATERIALIZAR
LO INTANGIBLE
61

Dentro del ejercicio de recolectar las narraciones es fácil


encontrarse con relatos ajenos a la de los participantes
en este proceso, que se transmiten de boca en boca y de

Narrativas visibles y el ejercicio de materializar


la cual no existe registro físico, pero que necesariamen-
te por su profunda difusión en la cotidianidad de los
pobladores se hace común y reconocida por la comu-
nidad. Los sobrevivientes son en ocasiones portadores
de historias que no les pertenecen o que no vivieron sus
familiares en carne propia, pero su rol de vehículos de la
memoria como agentes de tradición oral, tiene un valor
incalculable, más aún en comunidades donde los índices
de analfabetismo son demasiado altos. Así, no sólo se
recuerda lo propio, sino que también se recuerda lo aje-
no, aquello que la comunidad sabe que ocurrió.

En este tipo de relatos se mezcla ocasionalmente lo real


con lo imaginario, con lo religioso y lo mágico, y si bien,
es posible que el hecho original difiera en precisión de
lo intangible

lo que hoy en día se cuenta, lo cierto es que este tipo de


narrativas dan cuenta, más allá de un hecho preciso, de
una forma de interpretar y comprender la realidad en un
contexto social e histórico determinado.

A continuación, y a manera de cierre en la presentación


de esta iniciativa de memoria “Narrativas Visibles”, se
presentan dos textos: El primero es un cuento basado en
la declaración que hace un niño de diez años sobre los
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

hechos en los cuales resultó muerto uno de sus amigos de infancia. El hecho sucedió
en el municipio de Granada, alrededor del año 2005, se tuvo conocimiento sobre lo
sucedido a través de lo contado por la familia de un joven menor de edad que había sido
reclutado por la guerrilla. En esta narrativa, el niño único testigo de lo sucedido, cuenta
de una sola frase y sin tomar aliento, todo lo que pasó; el segundo texto es una crónica
de la Vigilia para las víctimas desarrollada en el municipio de Puerto Gaitán, un hecho
simbólico que no pertenece a la memoria de nadie, sino que por el contrario, pertenece
a la memoria de todos.
62
CUENTO

Yo fui el que lo convidé pero no lo obligué, yo sólo le dije que nos


escapáramos, que si nos íbamos con los grandes a ayudarles con lo de
la coca nos iban a dar a cada uno de a veinte mil pesos cuando volvié-
ramos y él me dijo que sí. Un día que estábamos jugando huequito con
monedas de cincuenta y de cien, que yo me acuerdo que ese día me tum-
baron como trescientos, fue cuando el dijo que sí, fuimos y le avisamos
al señor que me había dicho eso y él nos mandó a caminar con otros
grandes para donde dizque estaba el campamento, y por allá fuimos
a dar pero tarde. Como a las tres por ahí nos pusimos a jugar porque
no nos tocaba todavía hacer lo de la hoja, nos fuimos para los árboles
y comenzamos a bajar los mangos, él con piedras y yo con palos, y los
íbamos guardando en una chuspa que cargábamos donde metíamos de
todo lo que nos íbamos encontrando, piedras, flores olorosas, lagartijas
con colas de colores y otras sin color, solo trasparentes a las que se le
veían los ojos negros y rojos, y entonces ahí estábamos guardando los
mangos y él me decía: ¡pilas con ese que esta ahí coloradito!, no lo deje
caer porque se revienta, que no se los coma malparido hasta que me
baje del palo. Y yo le decía: pues apúrese que acá repartimos. Cuando
él bajó nos comimos cada uno como de a diez mangos y el resto los
guardamos para llevarlos al campamento, o sea para donde estaban las
carpas y todos los grandes, y el Capitán, que era un perro que se había
ido con nosotros desde el pueblo no comió mango porque a él no le gusta
el mango, claro que comenzaba a lamer las pepas que nosotros íbamos
tirando al piso, y como estábamos untados por todo lado de mango nos
fuimos a buscar agua para lavarnos. Nos fuimos así por un caminito
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

jugando y como cantando yo no me acuerdo: ¡Estaba la pájara pinta


sentada en un verde limón o la de yo mi amor si tu mi amor no yo no
mi amor entonces quién mi amor! Ahí por el caminito ya casi llegan-
do a donde las carpas de los grandes fue cuando nos encontramos con
unas canecas azules grandes que tenían agua y entonces él se subió
para lavarse las manos después de que habíamos puesto unas piedras
para que él alcanzara a meter las manos, y cuando él agachó y metió
la cabeza en la caneca azul para alcanzar el agua entonces yo ¡suas! 63
le subí las patas y él se fue de cabeza, entonces él empezó a sacudirse y
Capitán ladraba y ladraba y yo me reía porque él se movía todo chis-
toso, y Capitán ladró tanto que llegaron unos de los grandes corriendo
y cuando vieron entonces lo jalaron de las patas y lo sacaron de la
caneca y yo le vi la cara y las manos y se le veían raras, como con color
rojo o rosado, y el pelo también como pegado a la cabeza y comenzó a
gritar y a gritar entonces llegaron muchos de los grandes y decían cosas

Narrativas visibles y el ejercicio de materializar


todos al tiempo que yo no entendía y me decían a mi, chino hijueputa
la cagó lárguese de acá, y él seguía gritando pero no decía nada, sólo
gritaba y gritaba y el Capitán seguía ladrando y los grandes alegando
como bravos. Ahí fue cuando uno dijo que lo iban a llevar al río
entonces yo les dije que porqué y no me decían nada, ni me contesta-
ban pero yo me fui detrás de ellos a ver qué era lo que iban a hacer y
entonces Capitán empezó a morder las botas de los grandes y seguía
ladrando y cuando llegamos a la orilla contaron hasta tres, uno, dos y
tres, y lo tiraron a la mitad del agua y yo empecé a llorar. Con Capi-
tán nos fuimos solos los dos corriendo por la orilla porque los grandes
se quedaron atrás donde lo tiraron, y nosotros corra y corra para
alcanzarlo y corra y Capitán ladre, y yo no sé en qué momento boté
lo intangible

la chuspa con los mangos y las piedras y lo que habíamos recogido, y


por allá más adelante donde comienzan las plataneras que dicen que
son del alcalde, lo trancó un tronco que estaba en el río, entonces yo
caminé así por el palo y le alcance por la ropa y eso se sentía más feo
porque estaba como pegajoso y me di cuenta que por mucho estar en el
agua a uno se le ablanda la piel, porque cuando yo lo cogí se le cayó el
pellejo y le salió como sangre, y así lo jalé hasta la orilla y lo saqué y la
cara se le veía así como desfigurada, y el Capitán empezó a lamberle
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la cara y también seguía ladrando, y como yo no lo pude cargar pues


entonces lo arrastré un rato y el trataba como de decirme algo pero no
podía y yo no le entendía, entonces yo lo jalaba así y como yo estaba
cansado por la corrida que nos habíamos metido con Capitán mientras
él bajaba por el río entonces me cansé, además porque empezó a oler a
caca y yo le dije que no se fuera a mover de ahí que iba a ir a buscar
a una de las hermanas de él, la que es como tetona que trabaja en la
64 platanera.Yo me fui solo porque capitán se quedó lambiéndolo porque
a él si no le importaba el olor a caca que tenía, y yo me fui corriendo por
la salida que da a la platanera y le avise a ella y ella no me creía y allá
nos demoramos mucho, y yo le conté la historia y entonces ella llamó a
otros grandes y me dijeron que los llevara a donde lo había dejado y nos
fuimos, ella y otros cuatro grandes a buscarlo. Cuando íbamos llegando
estaba rodeado de chulas, esos pájaros negros, y cuando ya estábamos
ahí pues ya estaba muerto y hasta sin ojos, y Capitán ya no estaba,
por eso digo que yo no lo maté sino que lo mataron las chulas que dicen
además que son pájaros que manda el demonio cuando uno se porta
mal, y como nosotros nos habíamos volado de la casa seguro fue por eso.
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

4. VIGILIA PARA LAS VÍCTIMAS,


PUERTO GAITÁN, META 65

CRÓNICA

El día 8 de octubre de 2009 a las ocho de las mañana


diecisiete familias del municipio de Puerto Gaitán, Meta,

Vigilia para las víctimas, Puerto Gaitán, Meta


caminan para encontrarse en el lugar en el cual se han
encontrado durante los últimos cuatro meses. Las fami-
lias están a un día de realizar uno de los eventos más es-
perados por ellos, la Vigilia para las Víctimas. En el mes
de agosto diecinueve personas comenzaron el proceso
convirtiéndose en “esculturas humanas improvisadas” a
través de un taller de construcción de Narrativas organi-
zado por el quipo de trabajo de la Defensoría del Pueblo.

Puerto Gaitán se encuentra a 189 kilómetros de la Ca-


pital del Meta, Villavicencio, y es hoy en día una de
las áreas con más producción de Petróleo del país. El
nombre del municipio fue puesto como un homenaje al
caudillo Jorge Eliecer Gaitán, cuyo asesinato ocurrido
en el año de 1948 cambió para siempre la historia de
Colombia. Puerto Gaitán colinda con los municipios de
Mapiripán, Puerto López y San Martín, estos tres hasta
el día de hoy escenarios de conflicto y de las acciones de
los diferentes grupos armados del país.

A lo largo de estos tres últimos meses estas familias han


venido encontrándose cada veinte días para conversar,
quizás por primera vez, con personas víctimas de delitos
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semejantes. Un elemento que ha caracterizado estas reuniones es que no se ha tocado


el tema de la indemnización económica, lo cual ha sido un esfuerzo de los facilitadores
de la Defensoría del Pueblo. Los participantes de este proceso tienen algo claro: la
vida de sus seres queridos no tiene ningún precio.

En este día se van a terminar los preparativos de la Vigilia, y para tal fin se han or-
ganizado varios comités: comité de entrega de invitaciones y confirmación del padre
Rodolfo de la Pastoral Social quien realizará la oración al día siguiente; comité de
66 elaboración de frases, pancartas y tableros de fotos; y el comité de preparación del
alimento. Antes de que cada comité inicie las labores propias a su nombre, todos se
han reunido para definir los relatos que se van a leer al día siguiente. La conclusión es
consensual: ninguna de las familias que han construido las Narrativas van a leer, estas
van a ser entregadas a funcionarios y autoridades locales y regionales para que ellos
las interpreten en público en el evento de Vigilia para las Víctimas. Todos manifiestan
ansiedad y temor por la cercanía de la vigilia.

Cada comitiva ha comenzado sus tareas, todos opinan, discuten y actúan. Tres meses
antes algunos de ellos no se conocían, ahora todos trabajan hacia un mismo objetivo, el
evento de Vigilia donde se leerán públicamente sus relatos. No hay alguno de ellos que
pueda decir que ha sentido más dolor que los demás, todos han sufrido las consecuen-
cias de la violencia, todos se ponen en el lugar de los otros. No hay peleas ni discusiones
en su actuar, pareciera haberse tejido entre ellos un aire de hermandad y solidaridad.

La comitiva del alimento ha decidido preparar un sancocho con cuatro gallinas, mien-
tras que los encargados de las invitaciones han comenzado a visitar diferentes entida-
des del municipio para convocar a la Vigilia. El tercer comité ha decidido preparar las
pancartas, primero propusieron las frases y luego comenzaron a dibujarlas y después
a pintarlas con vinilos. También unas mujeres comenzaron a organizar las fotos y
prendas personales de los familiares asesinados y desaparecidos, las cuales serían ex-
puestas al día siguiente en un altar simbólico. Aun hay muchas dudas, de dónde se va
a iniciar la marcha dónde se va a poner la tarima, cuál va a ser el orden de la lectura
de los relatos, entre otros. Cada una de estas dudas se va resolviendo como equipo.

Al cabo de unas horas de trabajo los miembros del comité de alimentación avisan al res-
to del grupo que el sancocho ya está listo, todos acuden a la olla comunitaria a recibir su
porción. La temperatura en el municipio es de 37 grados centígrados aproximadamente
y alrededor de la olla se sube unos grados más. Cada uno recibe su plato entre un poco
de sudor, hambre y cansancio. En este momento las sonrisas sobran. Todos comen,
conversan y hacen bromas: quién es el que más come, quién sacó la presa más grande, a
quién no le salió mazorca… “venga Fabio y compartimos la mía que es la más grande”.
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

Después del almuerzo la jornada de trabajo ha terminado para la mayoría. Cada co-
mitiva ha cumplido su misión: ya se entregaron las invitaciones, el padre Rodolfo ha
aceptado acompañar al grupo en la noche de Vigilia y las autoridades municipales ya
están todas enteradas del evento. Ya se hicieron cuatro carteles grandes y también se
colocaron las fotografías de los familiares sobre cartones para marchar con las imá-
genes al día siguiente. Algunos dicen que van a hacer más carteleras en la casa con
la ayuda de los hijos. Ya todos han almorzado sancocho, han repetido los que han
querido y algunos han empacado un poco para llevar a la casa.
67
Ha llegado el día de la Vigilia. Son las siete de la mañana del día 9 de octubre de
2009. Un carro de la alcaldía de Puerto Gaitán ha sido acondicionado para realizar el
perifoneo. Dos amplificadores de voz han sido colocados en el techo del vehículo y
desde dentro dos personas han comenzado a invitar a la población a participar en la
marcha y en la Vigilia. Se andan todos los barrios. El sol inclemente comienza a calen-
tar intensamente desde las primeras horas de la mañana. Cuando el vehículo pasa por
la casa de alguno de los participantes, estos se asoman y levantan la mano saludando.

Un hombre incrédulo pregunta gritando al vehículo, “y es que piensan resucitar a los


muertos”. Allí en el municipio está prohibido hablar de lo sucedido así hubiera pasado

Vigilia para las víctimas, Puerto Gaitán, Meta


mucho tiempo. Impera la ley del silencio. Algunas personas miran con desconfianza
al vehículo, ¿homenaje a las víctimas de la violencia? se preguntan. Otras se acercan a
pedir que rectifiquen la hora y el punto de encuentro: “A las seis de la tarde nos encon-
traremos en el Juzgado municipal y desde allí marcharemos hasta el barrio Popular”,
les dicen desde el vehículo. Así llega el medio día.

Mientras tanto en el polideportivo del barrio Popular se está armando la tarima y los
equipos de amplificación del sonido. Dos funcionarias de la Defensoría del Pueblo
disponen las sillas, organizan el altar y la ofrenda floral. También alistan las tres pa-
lomas blancas que van a ser liberadas en la Vigilia como símbolo de paz y esperanza.
La actividad no tiene precedentes, nunca en Puerto Gaitán se había hablado abierta-
mente sobre estos acontecimientos y mucho menos del dolor de los familiares de las
víctimas, parece como si allí nunca hubiera pasado nada. Se acerca la hora y las per-
sonas comienzan a llegar al punto de encuentro: el Juzgado Municipal. Las familias
llevan en sus manos fotos ampliadas de sus seres queridos. Todos portan una camiseta
que dice “Nunca Olvidaré - Tengo Raíces pero también Alas.”

Se comienza a agrupar la gente, las personas que han escrito los relatos llevan a sus
familias; ellos son los protagonistas de la noche, este es su día. También han llegado
los bomberos, la defensa civil, el personero municipal con su secretaria, la secretaria
del alcalde del pueblo, funcionarios de la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía, ob-
servadores de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados.
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

Americanos MAPP-OEA, la presidenta del Comité Cívico de Derechos Humanos, el


Defensor del Pueblo Regional, el equipo de la Unidad de Atención Integral a Víctimas
de la Defensoría del Pueblo Regional Meta y Asesores del nivel nacional.

Comienza la marcha. Son las 06:20 p.m., cerca de doscientas personas caminan por las
calles de Puerto Gaitán. La tarde ya es oscura y sobre la marcha resplandecen las velas
encendidas que los caminantes llevan en sus manos, así como también replican los pitos
que llevan en sus bocas, simulando una nube de luciérnagas y grillos acompañan la mar-
68 cha. La gente sale de las casas a ver qué está pasando. Por el camino algunas personas
se vinculan a la marcha, otras sólo observan expectantes las fotos de las víctimas y los
carteles que dicen: Puerto Gaitán dice que no se repita, José Vicente Rojas Desaparecido
- queremos saber la verdad, Dios clamamos a ti por nuestros seres queridos.

Se atraviesa todo el pueblo para llegar hasta el barrio Popular, allí ya los están espe-
rando. Los familiares de las víctimas se sientan en el centro del lugar, las entidades y
autoridades que asistieron lo hacen alrededor. Analía Córdoba2, quien tiene a su hijo
desaparecido, da el discurso de apertura:

“...Desde hace ya casi cuatro meses venimos reuniéndonos y ha-


blando sobre lo que nos pasó, y venimos reconstruyendo estos relatos que
hoy les queremos compartir. Esta tarea de recordar y reconstruir es mucho
más difícil si ustedes consideran que muchos de nosotros no sabemos leer ni
escribir, algunos hemos sentido tristeza y otros hemos sentido miedo.

Algunos de nosotros pensamos en dejarnos vencer por los obs-


táculos y otros se dejaron vencer y se fueron. Nosotros aquí estamos,
perseveramos y llegamos hasta el final gracias a la fortaleza que nos
ha dado Dios, y gracias al apoyo que nos hemos dado mutuamente
entre los compañeros que hemos hecho parte de este grupo.

Muchas de las cosas que escribimos nos duelen mucho, pero


más nos dolería que se volvieran a repetir. Queremos que esta cade-
na de homicidios y desapariciones pare en nuestro país. Queremos
que no se siga la misma historia y ante todo deseamos que nadie
tenga que pasar por lo mismo que nosotros pasamos.
...

2. El nombre original de esta persona ha sido cambiado.


Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

Por favor no nos olviden, no olviden que hay viudas y huérfa-


nos en el conflicto, que están pasando por una situación muy difícil.
Queremos que se recobre la memoria de nuestro pueblo. Queremos
recuperar la dignidad que nos han arrebatado las balas y los cora-
zones malvados...”.

Todas las personas que participaron escribiendo las narrativas se pusieron de pie y
caminaron hasta la parte de adelante del lugar, se abrazaron y liberaron las palomas
blancas. Los aplausos no se hicieron esperar. 69

El Padre Rodolfo llegó con una guitarra a entonar una canción de Reconciliación, Paz
y Esperanza. Después dirigió unas súplicas a los grupos armados de la región para que
detengan la barbarie de una vez por todas, para que no sigan asesinando y desapare-
ciendo a personas inocentes. Luego dio la bendición a todos los participantes y una
voz de apoyo a todos los familiares de las víctimas.

El Defensor del Pueblo Regional subió a la tarima, saludó a los participantes y de


inmediato, como representante del Estado, pidió públicamente perdón a todos los

Vigilia para las víctimas, Puerto Gaitán, Meta


familiares de las víctimas, perdón por no haber actuado oportunamente para evitar
que esos hechos sucedieran, perdón porque una vez habían comenzado a suceder
estos delitos el Estado había permitido que se perpetuara la tragedia. Esto no hacía
parte del programa de la noche, las víctimas no esperaban que les pidieran perdón, ni
el Defensor del Pueblo lo había planeado previamente; sin embargo, fue uno de los
momentos más importantes de la Vigilia.

Acá comenzó la lectura pública de los relatos, quince en total. Había una disposición
total de escucha, cada uno de los lectores voluntarios intentaba leer de la manera más
respetuosa y sentida el testimonio que le había sido entregado. Uno de los participan-
tes pidió que le leyeran el testimonio por segunda vez.

Para cada quien el evento transcurría diferente, los familiares de las víctimas por
primera vez sentían que su voz estaba siendo escuchada y por primera vez se es-
taba prestando atención a lo que ellos querían decir desde que fueron arrebatadas
la vida y la dignidad de sus familiares, haciendo un homenaje. Ellos estaban apor-
tando a la memoria histórica, no en el sentido de aportar pruebas a un proceso
judicial, sino dando cuenta del daño que les habían causado y de su dolor, con el
propósito tácito de sensibilizar a quienes no han sido víctimas de la violencia y de
evitar que los hechos se repitan.

Los funcionarios y miembros de entidades escuchaban conmovidos cada una de las


historias, a veces con cara de estar viendo y oyendo lo increíble, lo inimaginable. Ade-
DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE COLOMBIA

más eran los lectores voluntarios, quienes tenían el reto de interpretar ante el público
presente, el testimonio escrito por otro.

La población de Puerto Gaitán, vecinos, familiares y amigos de las víctimas escucha-


ban por primera vez la historia sobre tal o cual asesinado o desaparecido desde la voz
de los padres e hijos. Antes quizás habían escuchado rumores y versiones sobre lo
sucedido, pero ese día tenían acceso a otra información, a una versión de los hechos
más humana y más digna, ya no se trataba únicamente de quiénes lo habían matado o
70 por qué, sino que se escuchaba la historia de una persona que tenía una familia, que
dejaba unos hijos huérfanos y una gran cantidad de sueños y metas inconclusas.

La lectura terminó y así comenzaba la clausura del evento: la marcha final. Luego de
compartir un agua de panela, cada uno tomó una vela y la encendió, los niños pre-
sentes tomaron el arreglo floral y lo montaron sobre sus hombros como si se tratara
de un ataúd. Así comenzó la marcha hacia el puente del río Manacacías, desgraciada-
mente famoso porque desde allí arrojaban los cadáveres para borrar la evidencia de
asesinatos y torturas. Los ríos Manacacías, Yucao y el río Meta son testigos de cientos
de muertes cuyos cuerpos fueron sepultados bajo sus caudalosas aguas.

Cerca de las 11:00 p.m. se inició esta marcha final con aproximadamente cien personas.
La solemne caminata atravesó los lugares de diversión nocturna de Puerto Gaitán y las
personas que allí estaban asomaban la cabeza desde las tabernas para observar a las víc-
timas caminar nuevamente por las calles del pueblo ahora con destino al río Manacacías.
¿Qué pensarían?, no sabemos, pero lo que sí hicieron fue interrumpir un momento su
actividad para prestar atención a esas personas que estaban allí caminando.

Una vez sobre el puente todas las voces en voz alta y al unísono pregonaron:

“¡Nunca los olvidaremos. Los amamos y los


llevamos en nuestro corazón. Por favor NO MÁS…
Queremos paz! ”

Cada uno tomó una flor y la arrojó a las aguas de río, las velas las colocaron sobre
las barandas del puente y se abrazaron los unos a los otros. Unos se fueron, otros
se quedaron contemplando las aguas, y a pesar del miedo y el temor que tuvieron al
comienzo, en este momento, al final de la Vigilia para las Víctimas del Municipio de
Puerto Gaitán, se sentía en el ambiente el olor del deber cumplido, la dicha de haberle
ganado al miedo a contar, y la alegría de encontrar tantos oídos atentos.
Memoria y representaciones sociales de la violencia en Colombia

BIBLIOGRAFÍA

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Reátegui, F. “Búsqueda oficial de Memoria en Perú: La comisión de Verdad y Reconciliación”;


El mosaico de la Memoria: Experiencias locales, no oficiales o parciales de búsqueda
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Reátegui, F. Notas para Seminario Internacional Verdad y Memoria en Contextos de


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Bibliografía

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