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ANTONIO P. MUROZ CARRION ‘Munoz CARRION, A.: Lar reglas de Ja Expresién Camavalesca en Laza. Aplicacién del Andlics Estructural en Antropologia de la Comunicacion (En prensa. Minis. terio de Cultura) ‘MUNOZ CankiON, A.: «El ceremonial comunicativo y le expulsiéa de la palabra», en Cuadernos del Norte. 1° 29. Oviedo, enero-febreto de 1989 (a). ‘MUROZ CAntiON, A.: Ritual folkdorico y representaciones colectivas, Modelo ‘de anélisis comunicacionaly, Revista Espanola de Investigaciones Socilégieas. Ma rid. CIS, 1985 (6). PIAGET, J La Yormacign del sémbolo en el niio: Initacién, juego y sueto, Imagen 1 representacién. México, Fondo de Cultura Econérmics, 1977. Ravearost, R, A.: «Natursleza y antropologta ecol6gica», en H. Shopiro: Hombre, Cultura'y Sociedad. México. Fondo de Cultura Ecoriomica, 1975, SeenBER, D3 Le symbolisme en général. Parts. Hlecinann, 1974 Srenens, D.: «La pensée symbolique cst-elle prétationelle>», en Tzard y Smith: La fonction symbolioue: Essais d’anthropologie. Pacis. Gallimard, 1979, eo if A z dijin Velo. (Die) S Aatigalgl Lad Xo faire” duis oe MME Bape Iydiode Medud. 34 Antropologia social y semantica José Antonio Fernandez de Rota En mi entender, si hubiese de escoger una palabra para intentar sintetizar en tun s6lo movimiento los principales esfuerzos de la actividad antropolégica en nuestro siglo, esa palabra seria sin duda «significados. La tradicion de nuestra disciplina, hecha a trabajar con grupos humanos de vivir distante al nuestro, apoyada en una estrecha convivencia con ellos, ha tenido siempre fe —de una forma u otza— en el dogma de la comprensién interhumana. El antropslogo que estudia un grupo social se ha empefiado en demostrar que aguello que un «undo» significa para los hombres que viven en él, puede llegar también a significar algo para nosotros. As{ el empefio semdntico ha sido una constante, muchas veces implicita, confusa o incluso discutida del quehacer antropolégico. Como kigica consecuencia, el maximo reto para el estudioso ha provenide fre. cuemtemente del campo de la religién y de los simbolos. A pesar del variado espectro de perspectiva tedricas y de la pluralidad de intereses de nuestra disci, plina, el mas alto nivel en.el desafio intelectual y ef mis valioso galardén suelen estar relacionados con la capacidad de proyectar un rayo de luz, de cualquier calor, sobre estos temas Si muchos fueron los antropélogos que han profundizado en el tema del significado, las dltimas décados presentan una reflejainsistencia on él por parte de una amplia concurtencia de autores. También aqut la atenci6n se -presta desde muy dispates intereses y objetivos. Dentzo de todos ellos, voy a centearme 9 un camino conczeta y polémico con el que interpreto, desde mi propia optica, elementos. comunes a distintos autores. Pata ello, pretendo destacar primera, mente algunas ideas expresivas de la profunda dinémiica por la que se mucven en la actualidad un destacado sector de seménticos tanto lingiifsticos coma f6- sofas, Esta dindmica constituye Ia réplica e indispensable complemento. de la tradieisn estructuralista, ‘Tradicidn que ha sgprusto en lingistien un extraoral nario desarrollo de incalculable valor. Pero que conlleva un necesario redaccio- hismo, Una vision estrictamente estructuralista, que irate de ser adecuada y autosuficiente para explicar el lenguoje, convierte a éste —se ha insistide con Erecuencia— en objeto escético desposeido de su real dinamismo. Diffcilmente encajan con verdad en esta dptica, el proceso, Ia creacién, la referencia el sujeto y el mundo concretos por tanto—, lo que se dice al decir, Ia aceién, el evento, La atencién a estos {undamentales aspectos no supone el rechazo del 35 {JOSE ANTONIO FERNANDEZ DE ROTA csfuerzo estrcturalista, sino el conclucir sus virtualidades « una nueva plenitud, Pragmitica y seméntica quiebran de alguna forma la barrera saussuriang, el len gunje abstraccién cientifies, por sf sélo nos llevarfa a un ciensismo pilido de realidad sin el contraste de la investigacién sobre el lengusje que habla. Como someta resefia de esta dindmice espigaré en el préximo apartado algunas ideas de autores especialmente significaivos en este intento y cuyo influjo en un con- creto € incisivo sector de antropSlogos es patente. ‘Las implicaciones de tono hermenéutico que puede implicar este movimies- to, nos levarén en el siguiente apartado a comentar algunos fundamentales desa- rrollos actuales de esta concepcisn, para dedicar a partir de ahi, el resto de nuestro trabajo a su aplicacién a la tarea antropoldgica en didlogo con otras perspectivas. Atendiendo a figuras ye clésicas en el campo de la seméantica, recorcemos en er lugar las teosias del «speech-act» iniciadas por Austin que considera el decit como un tipo particular de hacer. Nuestra éptica vulgar sobre el tema, ha sido acentuada sin duda por Ia insistencia de varios de nuestros clésicos de Ta Antropologia, en la necesidad de distinguir en el Trabajo de Campo, entte lo que se dice y lo que se hace. Con ello se ha quetido subrayar en formmulacién poco feliz, bien sea la distancia entre las normas idéalmente formulades y su cumplimiento prictico o la posibiidad de que la foterpretecion que los protago- nistas formulan de espectos de su propia cultura, no see la edecuada. Frente a esta inexacta formulacién, Austin en su obra péstuma. «Cémo hacer cosas con palabras», presenta una teoria del decir como accién. Asi en su ditincién bind. mica entre enunciados pesformativos y constatativos, l consideraba inicialmente que en los eaunciados «performativos» —cuyo ‘modelo es fa promesa— el ha- Blante se compromete, se obliga a hacer algo. Postetiormente esta concepciéa restrictiva, se ampli6 al considerar que los enunciados «constatativos» (en los que se hacen aseveraciones), son también acciones en los que de formas distintas Guedo también comprometido. Cuando comunicamos algo 2 una petsona, ordi- natiamente lo hacemos porque queremos influir en ella de alguna manera; cuan- do amenazamos, engahamos, damos érdenes, insultamos, deseamas, pregunta mes, creemos: realizamos un «acto locutivo» con un tipo concreto de «luerza ilocutivay. Estas distintas modalidades no afectan al contenido proposicional del enunciado en si mismo, sino a su fuerza, a lo que uno hace al decir. Este contenido ilocutivo depende en gran medida de la cultura; Austin teconoceré de forma explicita la dimensién social e interpersonal del comportamiento lin- giistico, En definitive, producir un enunciado es provocar un cierto tipo de nteraccién social, El acento en la importacia del lenguaje como acto, como evento, es resaltada ‘con otros matices por E. Benveniste a lo largo de toda su trayectoria tedrica* 1. Ly obra de Austin ba sido complementada con cxpecalacesto por J. Sete 2. Che B Benveniste (1977 1974). 56 ANTROPOLOGIA SOCIAL Y SEMANTICA Para Benveniste es la frase, ef enunciado, no Ia palabra, la unidad semantica fundamental. Plantearé la existencis de dos dominios o dos modalidades de sentido que denomina respectivamente «semidtica» y «seméntica», asignando con ello a estos discutidos términos una nueva funcién clasificatoria. El signo es la unidad dotada de sentido de la semidtice. Todas las palabras de una lengua tienen sentido para aquel que la posea. I seméntica en cambio, es el sentido resultante del encadenamiento, de Ia adecuacién a la tizcunstancia, del ajuste de Jos diferentes signos entre si. Es absolutamente imprevisible; es un abrizse al mundo. En tanto que el sentido de la semiética es cerrado sobre sf mismo y contenido cn cierto modo en si mismo, sin historia y sin ambiente; el dominio del sentido semantico es el del proceso, dindmico de Ia lengua, que permite inyentar nuevos conceptos y por consiguiente rehacer la lengua sobre ella misma cen cierto modo. Antes de la enunciacién, la lengua no es més que la posibilidad de Is lengua. Después de fa enunciacién, la lengua se efectda en una instancia de discurso, que emana de un locutor, forma sonora que espera un auditor ¥ {que suscita otra enunciaciéa a cambio. Para él toda enunciacién es explicita 0 implicitamente una alocucién, postula un alocutorio, sea éste real o imaginario, individual o colectivo. El cuadro figurativo de la enunciacién como forma de discurso es la estructura del dislogo. En definitva, Ja lengua se forma y se configura en el diseurso, actualizada en frases. 1. A. Richards (1936) nos oftece una versin en tono distinto de esta proble- mfticn, ‘con formulaciones mas radiceles en ciettos aspectos. Su concepto de interaccién de la primacia al concepto del discurso, situado dentro del contexto rs general de pregunta y respuesta. Las palabras dentro del discurso deben su sentido a una eficacia delegadla, Las palabras s6lo tienen signficacién por abre- viacin del contexto?, La idea de que las palabras tienen significacion propia es considerada como un vestigio supersticioso. A partir de aqui se proyecta nueva luz sobre el problema de la polisemia, detonante fundamental del giro de Ta semntica dela palabra hacia le seméntiea del enuniado, Nada se opone se « ‘que tina palabra signifique varias casas dado que remiten a partes que faltan del contexto, parzes que pueden pertenecer a contextos opuestos, Las palabras ex- presan ast por «overdetermination» rivalidades entre contexts diversos. Es en fl seno de ia enunciacién viva, donde la interanimacién de las palabras produce al sentido. Las diferentes elaboraciones de estos tres clisicos del lengusje enmercan petspectivas cercanas, Las barreras siempre discutibles entre semndntica y prag- mética son vulneradas desde diversos frentes. Le significacion, el sentido estan primordialmente en el acto de habla, en ef discurso, en Ia interacci6n de le palabra en el seno del discurso y su contexto, Para profundizar en el conjunto de anilisis ¢ implicaciones que se han desarroliedo « partir de estas ideas matti a la Antropologlay hs enido un nose nyjo en la ni y Be MALIN Haare oto, en Oadeny Richa 7 JOSE ANTONIO FERNANDEZ DE ROTA ces, voy a seguir fundamentalmente las sintesis elasficadoras.de P. Ricoeur en (1980 (19751) y J. Lyons (1983 [1981])* ‘Atendamos én primer lugar, «la forma en que J. Lyons implica el contexto en el significado del enunciado. En su opinién, el contexto determina el sigaili. ado, del enunciado en tres niveles distintos del anélisis del texto. Primero, nos puede decir que oracién se ha enunciado, si realmente se ha enunciade una oraciSn, Segundo, nos ditd normalmente que proposicién se ha expresado, si se hha expresado una proposicién. Tercero puede servir para decitnos que la propo. siciém de que se trate ha sido expresada con un tipo de fuerza ilocutiva en lugar de otra. El contexto es as{ relevante para determinar los distintos sentidos del decir, pero el significado del enunciado va mis alld de lo que estamos dicienco: incluye también lo que se implica (0 presupone) y el contexta es especialmente relevance para esta parte del significado de lor enunciados. En este progtama quedan encerradas diversss presuposiciones y consecuencias de importancia, Ast se subtayard le importancia de la informacion contextual subconsciente en la interpretacién de los eruunciados cotidianos, lo cual abre ciertamente mirgenes de ambigiedad. Los fil6sofos y lingiistas consideran comunmente la ambigie dad como si fuera patolégica por naturalezs, algo que se interpone en el camino de la clatided y de la precision, Pata Lyons, este enfoque del tema es altamente nocivo ¢ injusto, Se asocia frecuente y exzSneamente no sélo con la considera. ci6n de que todas las oraciones tienen significados precisos y determinados, sino ue se basa en el supuesto igualmente errénco de que la claridad y la evitacion de imprecisiones y equivocos son siempre deseables, independientemente del juego lingifstico que estemos ejercitando, La importancia del contexto social de enunciacién, ¢s resaltads en si influjo en la aparicién de une determinada fuerza ilocutiva y brilla con nuevos matices al hablar de la implicacisn. Lyons retoma de Grice los conceptos de implicatura, convencional y conversacional. Destecard esta glhima apoyaca en una forma de interaccién social intencionada, dirigida por el principio de la cooperacidn, Se espera que Ja gente se comporte racionalmente y asf interpretamos sus enuncia dos como si fuesen racionales y cooperantes. El andlisis de la referencia, de la indicidad y deixis y de la modalidad, en el seno de Ia accisa locutiva, ahren simultaneamente en cu visisn semantics, la mundanidad y la subjetivided. La referencia es un aspecto del significado del cnunciado, dependience del contexto, Referencia que encuentra intrinsicamente conecteda a la existencia; uno no puede referitse a algo que no existe. Se podtia referir nnturalmente a emtdlades dicticis e hipotéticas, pero al hacerlo se ext presuponiendo que existen en un mundo ficticio 0 hipotético. El aqui y ahora de la deixis cobra matices de especial subjetividad en la cleixis secundaria en la que —en desplazamiento o reinterpretacién metaférica— se asocia la distancia 4 Est obra de LYONS es publicads custo afoe después de su voluminoss seasntica, En «lla pretence poner el less en prentos que considers de especial rlevancia de la semdntia, 58 ANTROPOLOGIA SOCIAL Y SEMANTICA espacial a la cercania o lejanta emotiva, en un papel que la sitéa en un lugar préximo a la-todalided subjetiva, En definitive, en el acto del enunciado se produce Ia manifestacién de sf mierio por parte del agente locative y como rellejo de ello en la estructura fonolégica gramatical y léxica de la inséripcion del enuncisdo, Este yo.al que se refiere esta automanifestacién no lo concibe Lyons como algo distinto Iogica 0 psicoldgicamente de Jes creencias, actitudes 0 emociones, de lo que ¢s cl sitio o ubicacién, Menos atin se entiende como la facultad sazonadora que opera desapasionadamente sobre las proposiciones al macenadas en la mente 0 planteadas para juzgar sobre el mundo exterior partir de la observacién, Por otra parte cl yo. que manifiesta al agente locutivo es el sesultado de las funciones sociales e interpersonales que ha ejecutado en el pasado y se manifiesta.a si mismo de un modo socialmente identificable, en la funcidn que ejecuta en el contexto de la enunciacién, ‘Mundo y sujeto apatecen en esta dptica seméntica indisolublemente unidos, vun hablenté ha de refetirse necesariamente al mundo que esta deseribiendo desde el. punto. de vista del mundo.en el que él estd. Precisemente, sugiere Lyons, podia haberle dado Ja vuelta al enunciado y haber dicho que un hablante ha de referirse al mundo actual o no actual que esté describiendo, desde el punto de vista del mundo que esté en él. Para Lyons, a peser de los prejuicios ue desde el campo cientfico han nublado siempre el concepto de subjetvidad, cualquier tcoria del significado inadecuada para explicar la subjetivided de la referencia, de la deixis y de ls modalidad, esté condenada a ser estéril. En principio no Te parece haber motivo por el gue este concepto no pueda set formalizado. Todo este dessivollo que como ys indicamos rompe una vee mis las barreras entre semmintica y pragmatica, reformula también el fundamental concepto de significado, Lyons sin desechar diversas nociones de significado que entiende se solapan entre sf y aportan parcielmente alementos decisivos, trata sobre todo de ‘rear un puente entre la seindntica que centra el concepto de significado en las condiciones de verdad y una versin matizada de la teoria del significado como uso. La teoria de las «condiciones de verdad» * considera que el significado de ‘una expresién consiste en. su contribucién a las condiciones de verdad de las oraciones que conticnén dicho significado. Por tanto, hay que especificar las ‘condiciones bajo las que serfa verdadera o falsa para le situacién o estado del mundo gue pretende describic. Esta concepcién queda relativizada dentro del marco de ia gramética de Montague por la que manifiesta Lyons una clara admi- racidn®, Pasticnco de fi flea Teelbniziana ade los muindos pasibler, Montague opera no con wn concepto ue verdad nbsoluta, sino con una nocién patticulat de verdad relative: verdad segin una interpretacién o vetdad-en-un-modelo, Bajo esta dptica le comprensién de una expresién seri una funcidn que detet- 5, Esta reorfa es desercolada de una w otra forma en la meyotta de ls obtas modernas Puede consulta por ejemplo KENPSON (1982 1977) 6. Chr MONTAGUE ” JOSE ANTONIO FERNANDEZ DE ROTA ‘mine su expresin en todos los mundos posibles. Ast flexibilizada, se hace para le critica de Lyons més adecuada la teorfa del significado de las econdiciones de verdad», pero es su racionalismo latente, su no prestar atencién al componente no proposicional de las lenguas lo que la hace insuficiente; « los enuncidas no tienen que corresponderles necesatiamente significados precisos reducibles a ela- 123 proposiciones ldgicas. Es necesario abrir el significado hacia el fendmeno de la subjetividad a través del uso. La sintesis con la que P. Ricoeur resume las caracteristicas del discurso coin- cide, aunque con distintos acentos en la mayoria de los temas con la presentada por J. Lyons’. Ricoeur se apoys en fa indicada distincion de E. Benveniste entre seméntica y semidtica®. El acontecimiento del discurso se comprende como sen- tido. El significado, como diferencia entre signos y como correlato del significan- te ¢s de orden semistico; el sentido, Ia intencién, de orden seméntico, La inten- cin comporta tina aplicacin particular, asi la frase participa siempre del aqui y shora, Por otra parte el discurso permite distinguir entre sentido y referencia: lo que se dice y aquello sobre lo que se habla. As{ con la frase, ef lenguaje sale de sf mismo; la referencia indica Ja transcendencia del lenguaje, Este rasgo mis que otros tal ver, marca para dl la diferencia fundamental entre lo seméntico y To semistico, Lo semistico s6lo conoce relaciones intralingtiisticas, unicamente le semantica se ocupa de la relacién del signo con las cosas denotadas, es decir, cea definitive de la relacién entre Ia lengua y el mundo. Esta referencia supone tambien la autoeferencarelacinade con lis modalidedes de que es sesceptble P, Ricoeur va a detener ademés su atencién en el juego de relaciones ¢ interacciones que se crea en el interior de la frase, asi las palabras vuelven a adquitir nuevos valores que antes no poseian y que pueden ser incluso contzatios 1 los anteriores. El caso limite en que esta creacién de valores brilla con mayor clatided es el de la metéfora?, que serd el objeto de uno de sus mas destacados estudios. P. Ricoeur aprovecha en su explicacién de In meréfora ef enfoque interaccionisia de A. I. Richards, completado por M. Black (1962). Ast la meté fora fundamentalmente mantiene dos pensamientos sobre cosas diferentes simul- taneamente activos, cuya significacién es la cesultante de su interacci6n. Richards Hamaré «tenor> a la idea subyacente y evchicles a aquella bajo cuyo signo se petcibe la primera, La metéfora se engendra por la presencia simultinea del «tenor» y el evehicle» y por st interaccién. Para M, Black esta interaccién se da 7._A pesat de esta coincideneia en au manera de resumir e tena, na he encontrado hasta hors ninguna obra en que uno delos autores ee al ato, Incluso en tefnasconerctos de elevan a, o couciden en sos referencias bibliogries. ‘8. Recordemos que este autor reserva el término de esemidtica» serpin cena ea para og, El de wsemanici para ses de cruncodo 9. Enice otros estudios, educides al castellano y especialmente televances podemos ct Gein (971 bet, Le Gue 1880 0973), Ebay (1974 (970), Weebrgh (979 19623) @ ANTROPOLOGIA SOCIAL Y SEMANTICA en la estructura del enunciado. El constitutive de le metifora es el enunciado ‘entero pero la atencién se concentra en una palabra particular cuya presencia justifica que ef enunciado se considere como metafSrico, As la metéfora es una frase en la que cieras palabras se emplean metaforicamente. El binomio de Richards se sustituye por el de «focus» para designar esa o esas palabras y «frame» para designat la frase, La interaccién se da pues, entre el sentido indivi so de Ia frase y el sentido focalizado de la palabra. M. Black critica la idea tradicional de In semejanza en que s¢ apoyaba Ia concepcion de la metéfor Para él en todo éaso es prelerible decir que la metéfora crea la semejanza y no «que la metafora enuncia tuna semejanza que ya existia antes. El «frames (contex- {0} actiia sobre el término focal, suscitendo una significacién nueva irreductible al uso literal ya la pardfrasis exhaustiva, El «focus» opera por el sistema de Tugares comunes asociados, esto es, en virtud de las opiniones y prejuicios en los gue el locator de una comunidad lingiiistica se halla comprometido. A mancra de io, la meifora suprine ceos etalles y acenta otros, organiza por tanto nuestra visién del mundo, ‘A pattir de la idea de interaccién, cabe también establecer importantes rela- ciones dindmicas entre metafora y polisemia. Ya la semantica de S. Ullmann (1978 [1962}) centrada en la palabra, subrayaba la inestabilidad seméntica de las palabras, considerando la signficaciSn como el elemento lingifstico que pro- bablernenceoftece menos resistencia al cambio, Una palabra es ast una entidad que tiene varios sentidos y que puede edquirir otros nuevos. Este camino inno- vador del lenguaje estard a merced de diferentes fuerzas sociales. La fancién del contexto frente a Ia polisemnia de la palabra es el de reducir sus posibles signfi- cados al que alli resulta el adecuado. Se elimina del potencial seméntico de la palabra, todas las acepciones excepto una que es compatible con el sentido de Ie frase, ata’ P. Ricoeur en le metafora se da el proceso inverso: En ella no basta ninguna de las acepciones ya codificadas. Es necesatio entonces retener todas les acepciones admitidas més una, la que salvaré el sentido del enunciado entero. La impertinencia inical de ta metdfors, se resuelve mediante la creaclén de una nueva peitinencis, Las metsforas potencialmente aumentsi, entiquecen la poli- semia de las palabras al ser admitidas en el lenguaje, convirtiéndose en metaforas muertas. Semidtica y seméntica —en el sentido dado por Benveniste a estos términos— nos estén en conflicto, sino que sus épticas se complementan, La semiintica (del enunciedo) describe la dinamica del enunciado meraforico. La semitica (seméntica de la palabra) describe el impacto de esta dinamica sobre 1 c6digo lexical. Ricoeur combina por otra parte fa concepcién tensional inte- raccionista de la metiifora con la teorfa de la semejanza que se enconcraba en la entrafia de la teorfa tradicional de Ia metifora como sustitucin (el sentido literal ¢s sustituido por el sentido metafdrico). La metéfora no se apoya en una seme- janza preexistente, sino que la produccién metafSrica conlleva —ya lo indicaba 'M. Black— una creacién de la semejanza. Semejanza apoyada en un momento icénico, una imagen asociada que no debe ser interpretada en un sentido senso- 6 JOSE ANTONIO FERNANDEZ. DE ROTA, rial, sino que consiste en wn éver como>. Ast se percibe una proximidad inédita cette dos ideas 1 pesar de su distancia l6gica, se capta lo semejante dentro de lo desemejante. La propia semejanza se’ convierte en tensién entre identidad y diferencia dentro de le operacién predicativa desencadenada por la innovacién sernantice El acento puesto en el papel creador de semejanaa de la metéfore hace que esta figura retérice considerada por muchos lingistas como anomalia extrema y diffe de explicar en el lenguaje, se convierta ea paradigma explicativo de la dindenica lingiistica, El Jengusje es vitalmente metafrico; si metoforizat bien es poseer el dominio de las semejanzes, entonces sin este dominio, no podsiamos ‘captar ninguna relacin inédita entre las cosas; lejos pues de ser una desviaci6n con relacién al uso ordinario del lenguaje, se convierre en el principio omnipre- sente de toda sw accién libre Con ello, se abre Ricoeur ¢ las postbilidides hermenguticas de la metéfora Este nivel se funda no en la forma ni en el sentido de la metifora, sino en Ia referencia del enunciado metafético, en sv poder de wedescribic» la realidad, en su apertura extralingifstica. La metafora aparece como estrategia del discurso que desarrolla el poder creativo y heuristico del lenguaje. Con ello se da pleno relieve al catdcter predicativo de la metafora: el «es» metalézico significa a la ver. ano es» y «€3 comor. Sila metéfora se distiende entre tna interpretacién, Heat yotn metafricaexbe hablar tub de verdad erly verdad mealé- ea, con lo que el autor proyeeta el pepel de la metéfora hacia cl carécter tensional de la verdad. Es dentto del discurso, del texto, como las metéforas tienen poder de proyectar y revelar un mundo. Discurso filos6fica y poético se vivian mutuamente, La interaccién de la deseripcién especulativa y del candc- ter indizecio, redescriptivo de la fccién metaférics constizuyen la dinamica del descubrimiento e invenciéa de la verdad. Con todo ello Ricocur ha marcado tres niveles diferentes de investigacién: la semiética centtada en la palabra, la semantica en la frase y la hermenéutica en el texto. Los tres quedan concatenados de forma sistémica, No se oponen, sino ue se complementan, mediante diferentes articulaciones. En cuanto a semié. ica y seméntica la primera se subordina a la segunda; la semiética ¢s una abs- wactidn de la semfntica. Y es le transicion de esta tltima al campo extralin. giistico, a la comprensién hermenéutica del mundo desplegado en el texto la que le dota de todo su poder referencial. Esta jerarqufa de niveles de Ricoeut, potencia el movimiento insinuado por el giro de aquellos seminticos que st brayan In primacia de la seméntice del enunciado sobre la de la palabra, Ese movimiento puede efectivamente interpretatse como el desarrollo de una se- rantica presidide por ideales hermenéuticos y que prepara el camino metodo- ligico pare acercase a ella La tesis central del presente ensayo consiste en mostrar a la scmntica del discarso como sugeridora de un puente metodolégico entre la Anttopologta de las estructuras y la Hetmenéutica antropolégica. Para una mejor aclaracién de este propésito, trataré a continuacién de entresacar algunos puntos de especial a ANTROPOLOGIA SOCIAL Y SEMANTICA, relevancia para este objetivo, dentro de la amplia pluralidad de sugerencias que nos brinda Ta actual flosoita de actitud hermenéutica ®. 7 - E. Gombrich concluye su artculo «la méscara y Ia caras ", citando la frase con Ja que el retratista Max Lieberman contest6 a un modelo insatistecho, este cuadro, mi querido sefior, se le parece mas de lo que Vd. se parece a si mismon La fina ironfa del retratista nos sugiere importantes reflexiones. Indudablemente hay momentos en que una persona no nos parece ella misma y otros en cambio, fen que ante su accidn de una determinads postura, afirmamos que se ha retrace do taly como es. Dentro dela extraordinatia variabilidad de gestos, cxpresiones y configuraciones faciales cambiantes en continuo fluir, nuestra imagen de una SSRs cn camino fi cag doa gue nos parecen més significativas o frecuentemente tecuttentes, Dificiimente Ja imagen visual de un momento concreto de una persona puede evocatnos adecuadamente todo esto. El acierto del retratiseaesté en recrear en una imagen, un dinamismo detenido que nos evoque lo que esa persona es. Indudablemente tn artisea puede inventar un hipotético momento, en que esa persona re parezca 51 mismo més de lo que ella nunca ha sido capaz de parecerse El significado ha sido preocupecién fundamental en la tradicion filos6fica en que se spoya la actual filosoffa hermenéutica. La capacidad creadora de la acciSn ge signiticar he recibido en ella el influjo ditecto de la concepcisn dingmica de 1a verdad heideggeriana. La tradicional concepcién de la verdad como adecua. cin, suponia que Ia verdad preexista a Ia mente humana. Las cosas tenfan ya tuna significacién, antes de que una mente las dotara de significado, La verdad objeciva, presistente era enconttada como si destaparamos tina ceja y descubrié- semos su contenido. En cambio la mente humana la que crea, no arbitrate, pero sf imaginativamente los significados, Un objeto nunca hublese sido tal obje: {0 si na le hubiésemos dotado del significado cultural que para nosotros tiene. La invencién de una nueva verdad cientifica es un tipo de creacién, Los étomos sélo existieron como étomos, cuando la imaginacién, la poesfa cientifica encom 126 en ellos uno forina adecuida de sinteriar naesttos conocimientos aceres de In matetia. En definitiva, como intuyeron los filésofos y artistas barrocos, el palsuje esté en nuestta mirada hacia él. La verdad como deavelamiento se eu cuentra entte el lescubtimiento y la invencidn selva ene ses tices eons SiS Pe Bree ie age! 535 Tio 8 Rewer Boy, Hatten (82 Gace De ODE tig derivada de L. Wittgenstein, f eee eee 6 JOSE ANTONIO FERNANDEZ DE ROTA Esta actitud feuto de un largo proceso filoséfico, ha sido aplicads a wna tarea fandamental de nuestra histori, lz hermenéutica o arte interpretativa de textos. [La historia de nuestra cultura se ha entretejido en el juego ininterrumpida de dos tradiciones hermenéuticas. La misma Biblia es ya une tradiciGn hermenéuti ‘ca, Sus primetos libros fueron interpretados a través de distintos momentos y colores; algunas de sus interpretaciones, hechas texto, se suimaron, como libros, al alibron para set a su vez interpretadas sucesivemente a través de una lntga historia, Por su parte, las distintas interpretaciones literarias de mitos y logos sgriegos, sus reinterpretaciones latinas, medievales, renacentistas, etc., constitu yen ofa intensa adicién. La historia de las implicaciones mutuas de ambes hhermenéuticas tradicionales son clave consticutiva de nuestro ser europea y nnuestras luchas intespretatives han sido en muchas ocasiones, el signo de nues- tas guerras. Pero, ceudl de las milkiples significaciones attibuidas @ cada uno de los Adistintos textos es la verdadera? Durante mucho tiempo el esfuerzo se centré en tratar de adivinar eudl era le intenciéa del autor al escribir aquel texto; si atin viviese, nadie podria mejor que él explicar aquellas frases, creaci6n suya. Hoy dia la hermenéutica literaria nos ha convencido de Is idea de que un buen crftico puede explicar un poema con mas acierto que lo harfa su propio autor. Dominando el contexto, puede descubrir multitud de implicaciones que slo oscuramente intuyé el poeta. El empeiio por revivir el contexto fue sustituyendo en el siglo pasado al emperio por conocer la intencién del autor. Sin embargo cen Jos textos histéricos lejanos, la dificultad de reconstruir el contexto convertia cl empefio muchas veces en conjeturas imposible, En este punto el concepto de significado plural y dinémico cobra su destaci- do papel No hay que pensar que el texto tenga un slo significado, puede fener hn nero tlimitado de signficados verdaderos recreados por elector. Por otra parte el texto histérico es une Indudablemente este tema necesita diferentes formes de adaptaci6a y funda mentales complementos segtin los distintos niveles de andlisi, en la tarea an polégica. Los diversos lenguajes expresivos, la accién humana, la interaccién social los distintos condicionantes y consecuentes hacen nuestro objeto de estu- io especialinente complejo. Para inicier una aproximactén, presentaré en primer lugar algunis consideta- ciones sobre el tema de la accin significativa cuyas implicaciones nos petmiitan laificar concepios de decisvo interés. Permitaseme apoyarmie en un elemental ejetnplo, Podiamos plantear la posibilidad de anslizar dentro del metabolism hhumano, los movimientos realizades por fos miembros de diferentes culturas al tasticat, Tal ver cacontremos que en la mayoria de los eros, los incieivos son utilizados para contr y los molaces pata masticar In comida. Podemos buscar correlaciones entre el ritmo de masticaciOn e intensidad de insalibacién por une parte y el tipo de comida y caracteristicas climéticas por Ia otra y probablemente obtengamos interesantes indices de correlaci6n, que nos hagan formular hipétesis de cara a una posible explicacin legal de esta actividad. Sin embargo las excep- ciones y minorias estadisticas pueden abrirnos a nuevas inquietudes. Podemos 18, Los ani de Gada bn sid deserlldes tain ee ots por Habermas 0 lane 4 somes somites) op Gt som de sconces ue, an ‘elm flor abn ev non be donain eny, eGyoae Se 1 A Giddens (976), oe ANTROPOLOGIA SOCIAL ¥ SEMANTICA encontrar grupos sociales en los que las mujeres pasan largas horas masticando yuca, no pata alimentarse, sino para escupiria después, dejarla fermentar ¢ inwi- tar con el licor obtenico a vecinos 0 pariences. O.podemos encontrar grupos ue mastican hojes de coca en ritmico tito de comiplejassignificaciones; quienes ‘Ro pueden cortar con los ineisivos, porque los incisivos supetiores les son arran- cados poco después de brotar a fos nifios; quienes se niegan como protesta 4 ‘asticar y alimentarse 0 cumplen el tabi de no masticar ciertas viandas y quic- nes «masticane algunos alimentos con «batidora» o «mucla» de molino. Coa ellos se amplia le polisemia de nuestro término emasticary; las tkimas metéforas ros hacen cet en la cuents de lo relativamente metaférico de otros elementos clasificados bajo tn epigeafe, en el que se empez6 hablando del masticar como tun acto que forma parte de nuestro proceso metabélico, Por supuesto podemos a partir de abf tratar de replantear él tema bajo nuevos capitulos. La investiga- ci6n antropol6gica por otra patte puede descubrir adientes y muelas», elementos casi universales donde nadie los esperaba, a otros niveles mucho més sutiles que este tosco ejemplo, Sélo pretendo destacar con él, cénio hasta las acciones hu: rianas mis pretendidamente fisices 0 bioldgicas, no pueden ser entendidas ade- ‘cuadamente sin stender a su significado y c6mo son muches veces los elementos ms anormales y excepeionales, los que despreciatia un célculo simplemente estadtstico, los que nos dan la pista sobre otras actividades que consideramos rnormales y ios exigeni en conttaste, explicar el significado de su enormalidad», al caet en la cuenta de su contingencia Aunque las acciones humanas tratemos de estudiaslas en sf mismas, como simples movimientos observables. Estos pretendidos datos objetivos no son da: 108, sino interpretaciones nuestras. hemos seleccionado elementos y fraccionado el flujo de la acciéa en actos, desvelando semejanzas, Indudablemente solo po. demos paitir de interpretaciones, no de actos, pero nuestea interpretacién en el ejemplo presentado, ha considerado el masticae como un accién mecénica, cuando muchas veces no lo es ® y ha prescindido antificialmente de los diversos significados en los diferentes eontextos. Sinva al respecto un breve comentario referente a la distineién entre los campos conductal y mental, tl y como ba sido divulgado por M. Hartis (1982 [1979)). Dicho autor agrapa en el primer campo les movimnientos corporales de los seres humanos y sus efectos ambientales; en el segundo, los pensamientos y sentimientos. Entiendo por una parte, que los pensamientos son ya conductas humanas, que conllevan necesariamente movimientos corporales, al menos de circuitos biveléctticos; movimientos estos que son también ermpiricamente ob- servables mediante electroencefalogramas. Pero sobre todo, fas acciones inten- cionales, que incluyen la gran mayoria de [os movimientos corporales tipicamen- te humatios ®, conllevan siempre una esencial veriente mental. La relacion entre 20,_Y ns yces que reizaos exe acién mecinicamne, lo hacmos bajo la impomta de conctetos condicionantes culturales de especifico significndo. : hae de os proces bills de fos movimiento rej. o JOSE ANTONIO FERNANDEZ, DE ROTA ‘mente y accién es tan estrecha, que debe hablarse mas bien de dos polos de tin mismo proceso humano. M. Harris considerari que la peculiaridad de ambos dominios queda demostrada por nuestra necesidad de recuttir o no para descri- birlos a los pensamfentos de la gente. Como ya he indicado y volvers a insistic cn ello, dichos pensamientos pueden ser racionalizaciones interpretativas, 2 las que podemos contraponer en las ecciones y expresiones pablicas, otras interpre. taciones dlistintas y no necesatimente peores. Aunque las acciones humanas intencionales, sean también, como he dicho, actos mentales, no cs por tanto imprescindible recurris para describirlas a los pensamientos del autor #. Si eabe hablar en in mis operat bipoo, de una miper omen publicidad del signi- ficado de la acci6n y expresién humana #, El contemplat a una persona concen. trada en_us privados pensamientos, puede revelamos muy poco acerca de au significado; otras acciones y expresiones en cambio, constituyen cn ptblice su sinifcado que puede ser inferido y discutido bajo distintas incerpretaciones. Lo que no cabe en ningtin caso es describir las acciones intencionales coma simples movimientos, prescindiendo del significado. No podemos —recogiendo el ejem. plo que propone G. Geertz (1973)— describir un eguifion como an aparpadeon, Esto no serfa una desctipcidn, sino una fala interpretacién desorientadora, Sin duda quien Jea esa edescripciéne imaginard ineluso que el movimiento «descri- to» ha tenido un ritmo bien distinto del que fue sensorialmente captado por el confuso descriptor. Evidentemente el sentido comin de los antropSlogos ho les deja incurrir en tan ingenuos errorcs, Asi en vez de describir emograficamente , Ciertamente cl marco intelectual de referencia sittin a muchos de sus seguidores en posiciones faniliares con la nuestra. Pero en o:xo orden de cosas, desde nuestca orlla, nos resultan vecinos con sus conttincantes ecologistas, por lo que para nosotros podrian ser clarificables como tipos distintos de objetvismo cientsta, Frente a la objetividad cel medio ambiente, la objetivided de las estructuras lingistiens. El significado, en sus intentos, epatece como una abstraccién altamente formal zada de corte estructural, que suele quedar anclada en lo que hemos llamado la semntica de la palabra Es ciertamente su tarea con frecuencia de gran utilidad e indispensable pare muchos intentos. De alguna manera esia abstraccién nos sirve para entender las actiuudes que permiten a la gente hablar. Pero, como diria G. Geertz (1973), 32,_ aaa aupercin x claamete patente tanto en detcndos asa de exe pid como en og Swoon tacoma empires Note adecando por tonto, empasens eas tips de ESnsidescnes cen tseconalone ys veces poten La concent tle de test, ‘ica hac mand ex an nie vs en ls rane toes enprsta n JOSE ANTONIO FERNANDEZ. DE ROTA n0 @s lo mismo saber tocar el violin que tocatlo». A nosotros nos interesa primordialmente en el lenguajc, lo que la gente dice y hace al hablar, la dinamica actual —no.s6lo potcncial— del significar. Las estructuras podrén set vistas como posibilicantes 0 consecuentes de la expresiéa cieativa, Ha sido de auevo | vor pasiva, la que ha primado dentro de este enfoque investigador. Han sido tos aconteceres lingitcos los qu han dejado en olvido muchas veces el proce so activo de la crescién de signiticedos. Recordemos lo dicho sobre la semdntica del discurso o del enunciado, del evento, de Is accién de transmitir un mensaje, de predicar algo concreto acerca de algo, del sentido por encima de la simple diferencia encre signos, de la referencia « la realidad —a los sujetos que dialogan, yal «mundoy. Es el lengusje que funda una comunidad sobre marcos compatti- dos de significado y dota de sentido a un «mundom, el que ¢ nosotros primot: dialmente ‘nos interese. Lo demés seré camino, pero nunca meta. Por tanto, hhemos de insistir, abogamos por un Ienguaje que habla acerca del «mundon, Muchas veces tengo la impresién de que las obras de los «ccologistas» nos dicen ms acerca del significado que las de muchos «cognitivose. Dentro de la parcia lidad teductiva de sus més radicales postaras, parece que a los primeros les fue imposible olvidarse del lenguaje, mientras que los segundos fueron capaces de desdibujar en tinieblas el «mundo». Con referencia a los antropélogos «ecologistas» y «cognitivese, podriamos pensar lo mismo que se afirma con respecto a la relaciSn entre catdlicas y protes: tantes, con tan intensas sus conftontaciones y mutuas tefutaciones, que n0 se pueden entender a los unos. sin los otros. Parte central en sus debates Je ha cabida a su distinta mancra de formular y valorar jerarquicamente [a dieocoma seticremic» que ha dido lugar a las mas vivas polémicas. La tosquedad iniial de cieitas formulaciones, ha sido matizada posteriormente de formas sutiles, Pienso que una zelectura del tema desde la 6ptica que nos suministran los plan. teamientos teéricos a los que nos heinos referido, puede sportar nueva luz sobre este dilema, En mi opinién muchas de las afirmaciones de unos y otros son defendidas con calor, porque son ciertas y compatibles aun nivel superior de comprensi6n, Distinciones del tipo «emic etic» son operatives a fos nivelesinfe- lores de la elaboracién tedrica como referentes intencionales, pero se descubren como irreales a un nivel més erftico. La perspectiya «etice no tiene ninguna ptica semic> a la que contraponerse, por le sencilla taz6n,de que éta para nosotros es imposible. Nunca podemos entrar en la cabeza de nuestros objetos de estudio ni identficarnos con ella. Nunca expresamas su cultura en sus pro- pigs términos —han insistido distintos autores— lo que podemos hacer es trad. Girlos 0 definirlos en auestros términos; si luego utiizamos sus «palabras», éstas evocarén nuestran definiciones y estaremos explicindolas indiectamente en ‘nuestros propios términos. Pero es mas, as perspectivas de los difetentes prota. fonts dela culture son muy divas caveat Ne ale so, Je ambigua pers pectiva de una misma persona cambia continuamente en los diferentes momen. tos y lugares. Momentos de relevancia significativa pucden ser entre otros aque. llos'en que convive y conversa el antropdlogo. Hasta qué punto se adapta el 6 ANTROFOLOGIA SOCIAL ¥ SEMANTICA informance a las nevitudes ie\ enttopslogo? Todos podemos evocar con V, Tur. oF ee, Mussts© propio trabajo de campo, Iz emocion de quienes por prima Beg Podido bablac de temas culttales candentcs en vor st, thoy tonsa fiendo sscuchados con interés e incsivamente preguntados; heey congo dia han comprendido su vida como nunca la habfan La perspectiva cetice parece perder y no | ici ce perder y no ganar— con la desaparicién de sepeeitor al fin y al cabo fue creada para ser su conttatia, sin exit une considerar que, esti apoyada en un conjunto de conceptos, theca métodos, &tc., compartide por un grupo de cientficos. Asi delinido hebuis rd pes nuestra disciplina, en un grupo muy reducido y scleccionado, ya que si ampli nes el cfrculo, los niveles de desacuerdo icrumpirfan por doquier y reducitfan BS Sepbectes ceric» a ana polemics opinion ms Eos inconveneneensecres se obviarfa, si aplicamos el concepto de marcos de significado, compartidos, Los antropélogos constituimos en ciertos aspectos, una forma de comunidad con un Tenguaje flexible y dinémico que nos permite entendernos, discutir, malenten. ‘¢ » académica, no es extraiio el sentir que todo su pean {iar bagaje, en contacto con una poderosa experienta vital hace echo. torpren. depts Setidos «las vcias ideas aprendida. A los nuevos signifondon sor se Cubrimos, s6lo let podemos apicar nuesrosviejos eoncepten muchse Coo [ie forma metafrice, que ateraeninteraccin au poisems atevor By ees FRUES ge estos dos momentos podria ser entendido como perspective wee Envendo gue nea gus nos permite habla decuadamenie del mands neg Serudlamos ev le seguncia, Seguimos usando nuestros términos, porque eevee nos traduci en nuestra sproximacién hacia ellos y porque destuce sce {acer comprender a nuestos colegis lo que hemos compreniiy Paar ane, Tralee 2 berspeetivas pretendidamente «etic» se mueven en un contac ne comprensién, traduccién que hace que ya no sean exactamente sees congeptos previos, se ha desplazado en relidad su espacio siguientes Sivs un elemental ejemplo —entre cantos ottos— de mt propio wabaio de Seinen Sates: en la sagras» abiertas que aglutinn las meores pares de cultivo, no se despercica terreno en construir tn easing ef propietario de 33. Chi. mi obra «Anttopoogta de un viejo paiae galego, ~ {JOSE ANTONIO FERNANDEZ DE ROTA las tierras del fondo tiene derecho a pasar por encima del sembrado de so vrecino anterior, ctuzando por la linea més corte. Aqui el camino es tan real como cualquier otto, Es més, es material y visible. Cualquier persona de la zona aque llegue alif ve inmediatamente que aquello es «agra» y ve a simple vista cual cs In linea mas corta, ve claramente por donde va el camino, Se ve, si se esd en su-emundo», Dado nuestro concepto habitual de «camino» *, éte sélo lo es en sentido metaforico, El resultado es el que los «caminos» de este antropélogo significan desde ahora més de lo que en un primer momento significaban, si acepta este para él «crudo dato emplricor. Si desde un punto de vista «etic conductals se nos pidiese una rigurosa estadistica de fa longitud de la red viatia de le zona, para compararla con otras gcémo se deberia de realizar esta rigurosa yy clentifica estadistica? cAtendiendo ‘al primer o al ikimo momento «tic»? Segiin M. Harris (1982 [1979]) el campo conductual se refiete a «movimientos corporalcs y sus efectos extemos» y . La fase liminal del rito se convierte en el momento clave que nos «aproxima ‘al modo subjuuntivo de [a acci6n social... La liminalidad vital contiene por tanto, la potenciaidad para la innovacién culeara, ast como los medios de llevac a cabo tranformaciones dentro de un sistema cultural relativamente estable» ®, El ‘tema —como es bien sabido— proveniente de la concepcién de Van Gennep sobre los ritos de paso, ha sido profundamente desarrollado por M. Douglas (1973 [1966}) y ba sido recogido entre otros autores por E. Leach (1978 [1976)), (1980) y por V. Turner en varias de sus obras, extendiéndose a multitud de situaciones fronterizas que son percibidas como periods o areas de ambigiiedad ¥ que constituyen dindmicas fuentes de poder. «Las personas y los objetas ad- uieren poder ocupando una ambigua posicién y bajo ciertas condiciones estos poderes pueden ser explotados para fomentat la creatividad... el peligro 5 con. vvertido en creativo a través de ou asaciacién con valores poderosamente afitma. tivos™. El tema, de trascendencia simbélica y cognitiva, se ha convertido en elemento paradigmitico de esta forma de hacer Antropologia, en una via de superacion de la abstracta rigidez de les estructuras. Para V. Turner (1982) «el significado de la cultura tiende a ser generado en las intersecciones entre los subsistemas culturales establecidos, aunque los significedos sean después institu cionalizados y consolidados como centtos de tales sistemas». Sus atractivos est dios sobre los individuos liminales (como el mendigo sagrado, el profeta milena. rista 0 el rebelde politico) o sobre situaciones liminoides, tienen adccuado com- pplemento en sus conceptos de «communitasy y de «antiestructura». La «commu nitas» se refiere a los grupos sepatados de fa estructura central de la «communi ty», que disfrutan entre otras cosas de un excepcionelmente intenso y cilido compaficrismo, La antiestructura representa —frente al equilibrio actuante— el latente sistema de potencialidades alternativas. Para V. Turner este concepto ‘nos perrnite entrever las situaciones liminales como los asentamientos a partir de los cuales ese tleanzan nuevos modelos, sfmbolos, paradigms, ete, los semille top reales de le creatividad culeurabe ™ Sin duda otro capftulo central en las inguietudes de estos antropélogos lo cconstituyen los tropos, especialmente la metsfora, «Los todos coherentes pueden existr (pero tienden a estar situados en las cabezas individuales, algunas veces «n las de los obsesivos y paranoicos), pero los grupos sociales humanos tienden § encontrar su apertura al futuro en la variabilidad de sus metaforas, en cuanto que pueden significar Ia buena vida, y en el contexto de sus paradigmas» * 52. ¥. Torner (1982) 5B. V. Taner (1982) v. (982) 55. V. Turner (1982) 56. V. Turner (1982) 8 ANTROPOLOGIA SOCIAL ¥ SEMANTICA Pero el dinamistmo de la metéfora ha sido contemplado en muy distintas facetas. ‘af as reinterpretaciones de la concepcign levisteassiana de ls transformacio. nes entre metifora y metonimia desatrolladas por Leach, atendiendo a la dinmi- ca logica que conecte los simbolos, Como resumen Colby, Fernéndez y Kronen feld (1981) «lo que ha sucedido en la década de los setenta en la Antropologia de orientacién simbélica —y el interés de las declaraciones metafdricas y metont- micas ha sido muy: influyente en ello— supone un movimiento de ir y venie entre un interés relativo al simbolismo légico de clases y jeratquias cognitivas y uo interés en ta J6gien proposicional ”: ls series de ideas sobre las telaciones ‘entre dominios de experiencia y sobre las cualidades que subyacen a las formu laciones expresivas, sean étes en forma de mitos y rttales 0 de exégesis locales y respuestas s preguntas directas, Nosotros vemos este cambio,en el interés de ‘Tambiah en la teansmisién de attibutos y en los estudios de M. Rosaldo sobre cl impacto de Ja analogia y Ia metéfora en los sistemas de clasificaciSn. Nosotros vemos ést0 en el interés de J. W. Eemindes en los procesos predicativos en los que Ia metifora se engtena y por medio de la cual los actores proveen de forma Tecurrente identided para los demis y pare ellos mismos, alcanzindola dentro de los campos referenies a su tema principal Le otientacién pronominal de la predicaciGn metaférica de J. W. Feeninde nos abre a la rica problemitica de la indoxicalidad, abordada timbign por otros ‘autores como Tambiah (1961) que encuentra en el ritual una adoble existencia como entidad que simbéliea y/o icénicamente representa el cosmos y al misino tiempo indexicalmente legitima y realiza la jerarquias sociales». La distincién y combiracidn entre los niveles que en lingiistca hemos deno- minado de semintica de le palabra y seméntica del enunciado tienen de esta forma un claro exponente en el campo antropol6gico actual. Si el influjo de los semanticos es claramente expreso en las ctas de estos autores, las posibilidades abiertas en el diflogo por fos antropélogos, inciden con toda potencia en desa- rrollos claves de la seménticalingistica y son ceciprocamente vistas con crecien- te interés. Los autores citados no han centrado generalmente su atencién ni en €] cambio social ni en la evolucién, pero han concentrado su interés en el motor de la historia humane: el mundo de la creacién y del significado. A ellos podia os aplicar la reflexién de. Arist6teles cuando nos indica paradéjicamente que 1a poesia esta mas cerca de la esencia que la historia ®. «La misién del pocta no es cantar lo que ha pasado sino lo que pasa: no lo que ha tenido lugar sino lo que siempre tiene lugar, El habla de los eventos tipicos que se repiten, los que Arist6teles llama eventos universales. Uno no iria a ver Macbeth para aprender le historia de Escocia, se va para aprender lo que un hombre siente cuando ha ganado un reino y perdido su alias ”. Tratan de descubtir lo siempre humane 1, gy ds serge en alot, Penacot he frit bar de seme de alabra y det enuncado, para vitor won ponble interpretacin racials ¥ pts tegee et Entire de evento ace del enunceda 7 eee 38. Cita por Riccar (1980 1973). 38. C.Geen 1973) 9 JOSE ANTONIO FERNANDEZ. DE ROTA de cada decalle humano, sumeraigndose en Ia rica comparaciéa del contrasts vital y siendo siempre suspicaces con la nebulose comparacién de las remotas abstracciones, No les interesa tanto ef mapa del rfo, como el decenerse.en Ia fuerza y fecundidad del agua en cada uno de sus fluviales verieuetos. Compren- de la ilimiteda varibilidad de la historia humana en sus domésticos rincones ‘cargados de vivencias. "De ordinaro se han'estudiado con predileccion los teceptéculos de compe- jos significativos y los temas en los que «es central el significativo figurativo, no literal, tales como el mito, el ritual, el arte, la representaciSn escénica, ‘el jue- go» ® Sin embargo estos destacados momentos del vivir remiten también insis- tentemente a la rutinaria vida cotidiana. Asi para V. Turner (1982) eCualquier tipo de performance culvural, incluyendo el ritual, la ceremonia, el carnaval, el teatto, Ia poesia es aclaracién y explicacién de la vida mismay” Acréan como

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