Anda di halaman 1dari 15

Proceso No 31062

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN PENAL

Magistrado Ponente:
YESID RAMÍREZ BASTIDAS
Aprobado Acta N° 090

Bogotá, D. C., marzo veintiséis (26) de dos mil nueve (2009).

VISTOS:

Resuelve la Sala el recurso de casación interpuesto por el


apoderado de la parte civil contra la sentencia proferida por la Sala
Penal del Tribunal Superior de Ibagué, por medio de la cual
absolvió a FABIO ANANÍAS CORTÉS RODRÍGUEZ del cargo de homicidio
culposo.

HECHOS Y ACTUACIÓN PROCESAL:

1. En horas de la mañana del 21 de agosto de 2001, en la vía


nacional que comunica los municipios de Espinal e Ibagué, cerca
del Vivero Jardineros Ltda., colisionaron el automóvil Mazda HB
323 de placa BAN-784, en el que se movilizaban OSCAR SAMUEL
CARDONA MARTÍNEZ -conductor- y ESPERANZA MARTÍNEZ -pasajera-, y el
autobús Chevrolet de placa SFK-610, de servicio público, afiliado a
la empresa Autofusa, conducido por FABIO ANANÍAS CORTÉS RODRÍGUEZ,
a consecuencia de lo cual fallecieron los dos ocupantes del
automóvil.

2. Los anteriores hechos fueron reportados a la Fiscalía


mediante el informe del accidente y las actas de levantamiento de
los cadáveres, motivo por el cual se dispuso la apertura de
instrucción el 23 de julio de 2001 y se vinculó mediante indagatoria
a CORTÉS RODRÍGUEZ.

3. Cumplido el ciclo instructivo y cerrada la investigación, el


28 de abril de 2004 se profirió en contra del procesado resolución
acusatoria como autor del delito de homicidio culposo, ocurrido en
concurso material1.

4. El 7 de junio de 2006 el Juzgado Primero Penal del Circuito


de Espinal, una vez cumplidas las audiencias preparatoria y de
juzgamiento, condenó a CORTÉS RODRÍGUEZ como autor responsable
de un doble homicidio culposo a 36 meses de prisión, multa de 25
salarios mínimos legales mensuales vigentes, privación del derecho
a conducir vehículos automotores y motocicletas por 40 meses,
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por
el mismo término de la pena principal y, en forma solidaria con la
Aseguradora Colpatria S.A., al pago de los perjuicios materiales y
morales.

El Juzgado analizó la prueba y estableció la responsabilidad


del procesado al encontrar contundencia y logicidad en la experticia

1
El pliego de cargos quedó en firme el 25 de mayo de 2004.
rendida por el laboratorio de física forense, de donde concluyó que
el autobús transitaba en exceso de velocidad que le impidió
maniobrar adecuadamente, circunstancia que llevó a la colisión de
los vehículos y la subsiguiente muerte de los esposos OSCAR SAMUEL
CARDONA MARTÍNEZ y ESPERANZA MARTÍNEZ, desechando lo expuesto por
los testigos y el procesado2.

5. La defensa apeló la decisión del juzgado y el Tribunal


Superior de Ibagué, a través del fallo recurrido en casación,
expedido el 26 de junio de 2008, revocó la condena impuesta y en
su lugar absolvió al procesado.

El Tribunal desestimó los argumentos de responsabilidad y


consideró que la prueba recaudada permite señalar que el
accidente ocurrió como lo relata el procesado -por culpa exclusiva
de las víctimas-, y que las dudas deben resolverse a su favor3.

6. El apoderado de la parte civil, representante de dos hijos


de las víctimas, presentó recurso de casación contra el fallo de
segunda instancia.

LA DEMANDA:

Se acusa la sentencia por haber incurrido en una violación


indirecta de la ley por error de hecho por falso juicio de identidad,
en los términos del artículo 207-1 del Código de Procedimiento

2
Folio 13 de la sentencia del a quo.
3
Folio 10 de la sentencia del ad quem.
Penal, lo que implicó una transgresión al mandato contenido en el
artículo 238 ibídem sobre apreciación de las pruebas.

Dice el demandante que el Tribunal despreció el dictamen


forense rendido por la perito PILAR INFANTE LUNA y el hallazgo referido
a la invasión del carril por parte del vehículo de servicio público,
desconocimiento en sus valoraciones del exceso de velocidad al
que transitaba el automotor citado, circunstancia corroborada en el
dictamen forense rendido por el experto DIEGO MANUEL LÓPEZ
MORALES.

La apreciación equivocada del dictamen pericial generó una


tergiversación de su contenido, lo que finalmente llevó a un fallo
errático.

Resalta que los pasajeros del bus no tenían visibilidad hacia


adelante o el frente del automotor porque la cabina que divide a
estos del conductor lo impide, de modo que si el ayudante (JOSÉ
ALBERTO VARÓN) iba en la parte de atrás, como lo manifestó el testigo
VERSELIO MONTEALEGRE MOLANO, no podía hacer el relato de hechos
que hizo en su declaración testimonial, situación que se aplica a
todos los pasajeros del vehículo de servicio público.

Solicita que se case el fallo demandado y que en su lugar se


condene al procesado.

CONCEPTO DEL MINISTERIO PÚBLICO:


Luego de que la Sala declarara la demanda ajustada en sus
aspectos formales4 el Procurador Primero Delegado para la
Casación Penal rindió concepto5, así:

Considera que las pruebas del proceso ameritaban un fallo de


condena por el delito de homicidio culposo porque de los
dictámenes periciales, que corresponden a un estudio científico de
los hechos, y el croquis del accidente, que constituye prueba
documental esencial sobre la forma como ocurrió el suceso, se
desprende que el bus conducido por el procesado invadió el carril
utilizado por los vehículos que circulaban en sentido contrario.

Destaca también las fotografías que delatan la huella de


frenada del vehículo de servicio público, en las que se establece
claramente que se salió de su carril e invadió el que correspondía al
automóvil, lo que le lleva a concluir que el procesado presentó una
versión distorsionada de lo ocurrido.

Coteja las pruebas científicas con lo expuesto por los testigos


y establece que (i) el bus se desplazaba a una velocidad muy
superior a la fijada por los deponentes, (ii) la distancia de los
vehículos cuando se aplican los frenos del bus es mayor a los 100
metros, de modo que el exceso de velocidad fue determinante para
la producción del resultado, (iii) no se evidencia ningún motivo para
que los ocupantes del automóvil fueran discutiendo en momentos
previos al hecho, y (iv) considera inverosímiles las declaraciones de
JOSÉ ALBERTO VARÓN, VERSELIO MONTEALEGRE MOLANO, PEDRO ANTONIO

4
Auto de 21 de enero de 2009.
5
Recibido en la secretaría de la Sala el 18 de marzo de 2009.
VIVAS ORTIZ y JOSÉ MIGUEL PEÑA FORERO. Respecto del ayudante
arguye que iba haciendo cuentas de los pasajes y dedujo una
velocidad menor a la demostrada; lo dicho por VERSELIO se descarta
porque los vehículos se podían observar en una recta de
aproximadamente 100 metros; y los demás pasajeros no podía
observar el frente del vehículo porque la cabina se lo impedía.

Par el Ministerio Público sí resulta relevante lo expuesto por el


testigo HENNYS WAY ÑUSTEZ ROMERO, porque apreció inmediatamente
como quedaron ubicados los vehículos después de la colisión, las
huellas de frenada, lo que le permitió concluir que el bus se le vino
encima al automóvil y considera factor esencial para la producción
del accidente el exceso de velocidad que mantenía el bus.

Solicitar casar la sentencia demandada y, en su lugar, proferir


fallo de reemplazo en el que se confirme lo resuelto por el a quo.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE:

1. El cargo único propuesto por el demandante se contrae a


considerar que el ad quem incurrió en una violación indirecta de la
ley por error de hecho por falso juicio de identidad.

2. La Sala concentrará el estudio en el (i) análisis y valoración


de las pruebas cuestionadas para fijar lo que se deriva de ellas,
consideradas en su conjunto y en forma particular, enseguida (ii) se
resaltará lo expresado por el ad quem, e inmediatamente (iii) se
determinará la existencia de la distorsión alegada.
3. Teniendo en cuenta la prueba aportada al proceso la Sala
encuentra que en el sub examine están demostrados sin discusión
los siguientes hechos:

(i). En horas de la mañana del 21 de agosto de 2001, en la


vía que conecta a Espinal con Chicoral OSCAR SAMUEL CARDONA
MARTÍNEZ -conductor- y ESPERANZA MARTÍNEZ -pasajera-, viajaban con
dirección a Chicoral en el automóvil Mazda HB 323 de placa BAN-
7846.

(ii). En el mismo momento y vía, pero en dirección a Espinal,


FABIO ANANÍAS CORTÉS RODRÍGUEZ estaba al mando del autobús
Chevrolet de placa SFK-610, de servicio público, afiliado a la
empresa Autofusa7.

(iii). Los dos vehículos colisionaron en la mencionada


carretera a la altura del Vivero Jardineros Ltda.8

(iv). La velocidad máxima autorizada en el sitio de colisión es


de 80 Km/h9.

(v). El vehículo de servicio público antes de la colisión


circulaba a una velocidad mayor a la permitida (mínima de 94 Km/h

6
Informe de accidente, folio 10; misión de trabajo del CTI, folios 78-
82; e indagatoria del procesado, folio 47, c.o. 1.
7
Informe de accidente, folio 10; misión de trabajo del CTI, folios 78-
82; e indagatoria del procesado, folio 47, c.o. 1.
8
Informe de accidente, folio 10; misión de trabajo del CTI, folios 78-
82; e indagatoria del procesado, folio 47, c.o. 1.
9
Certificación del Instituto Nacional de Vías, folio 258, c.o. 1.
y máxima 123 Km/h10 o mínima de 99Km/h y máxima de 109
Km/h11).

(vi). El automóvil antes de la colisión circulaba a una


velocidad permitida (mínima de 42 Km/h y máxima 76 Km/h12 o
entre 43 y 68 Km/h13).

(vii). Los pasajeros del autobús no podían observar el frente


de la carretera porque dicho automotor tiene una división que
separa al conductor de los pasajeros14.

(viii) Antes de la colisión el bus afiliado a Autofusa hizo una


frenada que le llevó hasta el carril izquierdo destinado para los
automotores que circulan en sentido contrario15.

(ix). Por la velocidad de los vehículos, la distancia entre ellos,


el tiempo que se necesitaba para que se encontraran y las curvas
pendientes de superar, la frenada del bus fue anterior a la
visualización del automóvil16.

10
Dictamen pericial rendido por el físico forense DIEGO MANUEL LÓPEZ
MORALES, folio 222, c.o. 1.
11
Dictamen pericial rendido por la físico forense PILAR INFANTE LUNA, folio
25, cuaderno de incidente.
12
Dictamen pericial rendido por el físico forense DIEGO MANUEL LÓPEZ
MORALES, folio 222, c.o. 1.
13
Dictamen pericial rendido por la físico forense PILAR INFANTE LUNA, folio
25, cuaderno de incidente.
14
Fotografías obrantes a folio 103, c.o. 1 y declaración de VERSELIO
MONTEALEGRE MOLANO, folio 143, c.o. 1.
15
Informe de accidente, folio 10 vuelto c.o. 1, dictámenes periciales
rendidos por los físicos forenses DIEGO MANUEL LÓPEZ MORALES, folio 217,
c.o. 1 y PILAR INFANTE LUNA, folio 23, cuaderno de incidente.
16
Dictamen pericial rendido por el físico forense DIEGO MANUEL LÓPEZ
MORALES, folio 217, c.o. 1.
4. Los hechos que la Corte declara como demostrados
permiten establecer que el Tribunal erró en sus valoraciones
probatorias porque privilegió unas declaraciones carentes de
coherencia y vertidas por testigos sospechosos, interesados en el
éxito de la tarea defensiva trazada por el acusado, desestimando la
prueba técnica que por corresponder al análisis de los hechos de
acuerdo con las leyes físicas resulta inobjetable.

Observa la Corte que la declaración de JOSÉ ALBERTO VARÓN no


puede ser atendida porque para el momento del siniestro estaba en
la parte de atrás del vehículo haciendo cuentas de los pasajeros
recogidos, de donde se tiene que su atención no estaba fijada en
las condiciones del viaje y desde su lugar de ubicación no tenía
visibilidad para observar lo que ocurría en la parte frontal del bus.
Las anteriores circunstancias unidas a su condición de subordinado
del conductor llevan a tenerlo como testigo sospecho merecedor de
poco crédito.

Lo mismo ocurre con quien afirmó acompañar al conductor en


la cabina, VERSELIO MONTEALEGRE MOLANO, porque su narración resulta
inverosímil en tanto afirmó que se desplazaban a una velocidad
permitida y fijó como sorpresiva la aparición del automóvil al
advertirlo solo unos pocos metros antes de la colisión, afirmaciones
que dejan ver su solidaridad frente al conductor comprometido en
los hechos -se recuerda que afirmó ser conductor de Autofusa-,
porque la velocidad de traslado que tenía el bus era superior a la
permitida y el procesado dijo que vio al automóvil a una distancia
de 50 metros, de donde se desprende que con su dicho pretendió
favorecer a su compañero de labores y a la empresa para la cual
trabaja.

5. En el tráfico automotor la velocidad máxima permitida es un


factor que determina los límites del riesgo permitido, de donde se
tiene que el exceso de velocidad supone un incremento del peligro
que en caso de concretarse en la lesión de bienes jurídicos implica
la posibilidad de imputar tales afectaciones al sujeto responsable de
la acción que incrementó el riesgo.

6. De los hechos probados se concluye que el vehículo de


Autofusa circulaba a una velocidad excesiva y que la situación de
riesgo que llevó al procesado a aplicar los frenos de emergencia
ante la curva que se insinuaba, maniobra que le impidió controlar
debidamente el automotor y que lo llevó a circular por el carril de
los vehículos que se dirigían en sentido contrario17.

7. Es en el momento en que el autobús se encuentra en el


carril izquierdo cuando aparece el automóvil, reiterase, después de
haber aplicado el freno, lo que indudablemente debió sorprender a
sus ocupantes, quienes se veían ante la inminencia de ser
impactados por una mole que se dirige en su dirección,
circunstancia que automáticamente hace reaccionar a OSCAR SAMUEL
CARDONA MARTÍNEZ, conductor del Mazda, quien dirige su vehículo
hacia el costado izquierdo en actitud evasiva con la creencia que el
bus continuará por el carril invadido, sin contar que el procesado
17
Se coincide con la hipótesis que aportó el testigo HENNYS WAY ÑUSTEZ
ROMERO, quien sin conocer los estudios periciales concluyó que el bus
tomó la curva muy cerrada y que como se desplazaba a alta
velocidad invadió el carril utilizado por el automóvil (Folios 254 y 255
c.o.1).
recuperará parcialmente el control de su automotor y finalmente lo
impactará contra el automóvil.

8. Es la prueba técnica la que permite establecer lo ocurrido


porque los deponentes y el indagado, en busca de la impunidad de
los homicidios cometidos, rindieron sus versiones de acuerdo a su
conveniencia y en contra de las leyes físicas explicadas cabalmente
por los forenses.

9. El delito culposo (como se le denomina en nuestra


legislación) o imprudente (como se califica legal y doctrinalmente
en otros ámbitos, por ejemplo en España) se presenta cuando se
emprende la ejecución de una acción peligrosa sin ánimo de
lesionar un bien jurídico, pero por falta del cuidado debido deriva en
la efectiva lesión del bien penalmente protegido. El desvalor en los
delitos culposos se encuentra en el incumplimiento por parte del
sujeto activo de la exhortación que tiene de actuar de manera
cuidadosa.

Resultó contrario al ordenamiento jurídico el comportamiento


imprudente del procesado, quien mostró un grave desconocimiento
del deber objetivo de cuidado que se impone en las labores de
conducción, pues al exceder la velocidad máxima permitida debió
realizar una maniobra de frenada para evitar perder el control del
vehículo, situación que en todo caso no le permitió mantenerlo por
el carril que le correspondía, invadiendo un sector de la vía que
correspondía a quienes circulaban en sentido contrario, preciso
momento en el que se ve de frente con el automóvil ocupado por
las víctimas.

Si el procesado se hubiese mantenido en su línea de


conducción, lo que era posible conservando una velocidad menor a
la que tenía en los momentos previos a la colisión, no hubiera
circulado por fuera del carril que le correspondía, evento en el cual
no se habría producido la maniobra evasiva de la víctima, de modo
que desde el punto de vista material existe un vínculo causal entre
el comportamiento del procesado y el resultado muerte de los
esposos CARDONA MARTÍNEZ.

10. De lo anterior se sigue que el análisis que hizo el ad


quem al problema jurídico planteado no pasó de ser una artificiosa
argumentación que descuidó el contenido de los medios
probatorios y finalmente los distorsionó, porque ninguna duda cabe
al observar los hechos probados que el acusado incremento el
riesgo permitido al llevar su automotor a una velocidad superior al
límite tolerado, de donde surgió el peligro que causalmente se
vincula a los resultados producidos y que penalmente corresponde
al tipo de homicidio culposo.

11. Reunidos a satisfacción los elementos objetivos y


subjetivos configuradores del tipo penal, siendo la conducta
antijurídica por haber consumado la lesión efectiva de bienes
jurídicos y aparecer demostrado que el sujeto estaba en situación
de motivación normal por la norma, se está en presencia de un
sujeto que desplegó una conducta constitutiva delito. El procesado
desarrolló la actividad de la conducción con absoluto desprecio de
las normas de precaución que han sido dispuestas en aras de
evitar daños a bienes jurídicos de los otros intervinientes en el
tráfico automotor, produciéndose en este asunto un resultado
lesivo para los bienes de personas que acatando las reglas propias
de la profesión también intervenían en la actividad vial.

12. La consecuencia de lo reseñado impone casar la


sentencia demandada y dejar como fallo de reemplazo el proferido
por el Juzgado Primero Penal del Circuito de Espinal, de 7 de junio
de 2006. En los términos de la sentencia aludida se condena a
FABIO ANANÍAS CORTÉS RODRÍGUEZ como autor del delito de homicidio
culposo, ocurrido en concurso material, homogéneo y simultáneo, a
36 meses de prisión, multa de 25 salarios mínimos legales
mensuales vigentes, privación del derecho a conducir vehículos
automotores y motocicletas por 40 meses, inhabilitación para el
ejercicio de derechos y funciones públicas por el mismo término de
la pena principal y, en forma solidaria con la Aseguradora Colpatria
S.A., al pago de los perjuicios materiales y morales.

13. Por último, dada la sanción principal por imponer al


acusado y la afectación que causó con su proceder al bien jurídico
protegido, sin olvidar los fines que la ley atribuye a la pena
-prevención general, retribución justa, prevención especial,
reinserción social y protección al condenado- la Sala estima que lo
decidido en manera alguna menoscaba las consideraciones del
juzgador de primera instancia que concedió el subrogado penal de
la suspensión condicional de la ejecución condicional de la pena.
Para lo anterior y ante el a quo se suscribirá la diligencia de
compromiso a que alude el artículo 65 del Código Penal.

A mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Penal de la


Corte Suprema de Justicia, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, y de común acuerdo con el
criterio de la Procuraduría,

RESUELVE:

1°. CASAR el fallo demandando, en el sentido de revocar la


sentencia absolutoria proferida a favor de FABIO ANANÍAS CORTÉS
RODRÍGUEZ.

2°. CONFIRMAR, en consecuencia, el fallo condenatorio de


primera instancia, que lo encontró autor responsable de un doble
homicidio culposo.

3°. DECLARAR que contra la presente sentencia no proceden


recursos.

Cópiese, notifíquese, cúmplase y devuélvase al Tribunal de


origen.

JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA


JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ

ALFREDO GÓMEZ QUINTERO MARIA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE LEMOS

AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN JORGE LUIS QUINTERO MILANÉS

YESID RAMÍREZ BASTIDAS JAVIER ZAPATA ORTIZ


Excusa justificadA

Anda mungkin juga menyukai