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Citar Lexis Nº 0003/014527

Título: Elaboración de normas contractuales


Autor: Ariza, Ariel
Fuente: Jurisprudencia Argentina 24/6/2009

CONTRATOS - 09) Formación - Modificación - e) Perfeccionamiento

SUMARIO:

I. Introducción.- II. La elaboración de normas en general. La especificidad de la


elaboración de los textos contractuales.- III. La noción del contrato desde la perspectiva
de la elaboración de textos contractuales.- IV. Sistema legal y normas contractuales.- V.
Elaboración de contratos y soportes digitales.- VI. Interpretación y elaboración de
normas contractuales.- VII. Fases de la elaboración contractual: a) Obtención de datos y
contornos de la operación económica; b) Valoración jurídica y encuadramiento del acto
a celebrarse; c) Ejecución de la redacción. La cuestión de los modelos contractuales; d)
Fijación de la unidad documental y firma.- VIII. Estructura y partes del instrumento
contractual: a) Encabezamiento del contrato; b) Los considerandos de los contratos; c)
Las cláusulas que establecen la regulación contractual; d) La conclusión del contrato.-
IX. Cuestiones lingüísticas en la redacción contractual.- X. El contrato correcto

I. INTRODUCCIÓN

El tema de la autonomía privada contractual sigue constituyendo una de las materias


más transitada por la discusión doctrinaria en el Derecho Privado. Sin embargo, en los
últimos años este ámbito ha sido el escenario en el que se han concitado nuevos debates
que, en última instancia, refieren a las condiciones bajo las cuales se desenvuelve la
contratación en la actualidad, a sus diversos modos de manifestación y a las cambiantes
relaciones entre contratos y disposiciones legales (1) .

Sin detenerse ante la profundidad y originalidad de estos debates, el mundo de los


acuerdos contractuales ha seguido su curso, experimentándose modificaciones en las
condiciones y modalidades bajo las cuales hoy en día se elaboran las cláusulas de los
convenios privados. Disposiciones contractuales que se conservan en formatos digitales,
expansión de formas estandarizadas de contratación, incremento vertiginoso de la
aparición de figuras atípicas, circulación por medios electrónicos de modelos
contractuales, son algunos de los rasgos de la elaboración de contratos en nuestro
tiempo.

Hemos creído oportuno efectuar un intento de delimitación de los contornos de este


grupo de temas y problemas que puede denominarse como el "de la elaboración de
normas contractuales". Bajo esta designación se admite la incorporación de numerosas
perspectivas: el valor y funcionalidad de los modelos contractuales, los
condicionamientos para la elaboración de las normas, las técnicas de redacción, la
relación entre la interpretación y la elaboración, etc.
La cuestión del carácter normativo de las disposiciones contractuales ha dividido a la
doctrina iusprivatista al reconocerse dos posiciones tradicionales: a) la de quienes
consideran que el contenido del contrato está constituido por disposiciones privadas que
no tienen el carácter de norma jurídica (2) ; y b) la de quienes asignan al contrato un
contenido preceptivo, compartiendo el carácter normativo de sus disposiciones (3) . Por
nuestra parte, compartimos los argumentos de quienes asignan al texto contractual
carácter normativo, dejando en claro que se trata de normas individuales que, por ello,
presentan diferencias importantes con las normas de carácter general.

II. LA ELABORACIÓN DE NORMAS EN GENERAL. LA ESPECIFICIDAD DE LA


ELABORACIÓN DE LOS TEXTOS CONTRACTUALES

El estudio de la elaboración de normas contractuales reconoce importantes antecedentes


en el ámbito de la práctica profesional. Tradicionalmente, se han analizado estas
cuestiones bajo la denominación de "técnicas de redacción" de documentos o
instrumentos contractuales (4) . A nuestro modo de ver, la denominación de estas
cuestiones como "elaboración de normas contractuales" recoge todos aquellos tópicos
que se analizan como "redacción contractual", pero la perspectiva de la "elaboración"
sirve de marco para señalar otros elementos que complementan las cuestiones típicas de
la escritura del instrumento.

Por un lado, cuando hablamos de elaboración de normas contractuales se apunta a que


el texto contractual necesariamente reconoce la existencia de un autor o autores, cuya
intervención se propone establecer las condiciones de un acuerdo. Pensar la redacción
en términos de elaboración permite reconocer las particularidades que se presentan
actualmente en los textos contractuales en términos de autoría. ¿Quién es realmente el
autor de las disposiciones de un acuerdo? Tal enfoque trae también numerosas
posibilidades de análisis: ante los cambios en las condiciones de producción de los
textos contractuales, ¿se habrán de registrar modificaciones en las reglas de
interpretación?

La perspectiva de la elaboración de normas contractuales invita igualmente a considerar


la incidencia y rasgos de la normatividad contractuales en términos más amplios,
analizando las eventuales relaciones y condicionamientos que derivan para el contrato
de su relación con las demás manifestaciones normativas (5) . Detener la mirada sobre
la elaboración de normas contractuales lleva a visualizar dos perspectivas: a) la de la
redacción de contratos individuales y b) las distintas manifestaciones y cuestiones que
están involucradas en la normatividad contractual consideradas con una visión más
general. Como de la primera cuestión nos ocuparemos en el resto del trabajo,
comenzaremos mencionando algunos de los aspectos que pueden estar incluidos dentro
de la visión más amplia de la normatividad contractual.

La elaboración de normas constituye una tarea del operador jurídico que se expande a
través de distintas áreas de la vida social y que tiene su manifestación más tradicional y
caracterizada en la elaboración de disposiciones legales. En la teoría jurídica son
destacables los esfuerzos sistematizadores para proporcionar herramientas y conceptos
que faciliten la tarea de creación de la ley (6) . Si bien es cierto que las principales
preocupaciones sobre el tema se han ubicado en torno a las disposiciones legales, no
puede desconocerse la existencia de particularidades propias en la elaboración de
disposiciones constitucionales (7) , tratados, reglamentaciones y sentencias (8) , entre
otras.

En lo que atañe a la elaboración de disposiciones contractuales cabe reconocer que el


concepto de norma que se adopte constituye el punto de partida para considerar la
relación que existirá entre la norma contractual y las demás dimensiones jurídicas (9) .
Es decir, es pertinente interrogarse si la norma es concebida en forma aislada como
idealidad o, en cambio, se encuentra en relación con la dimensión sociológica y con la
dimensión axiológica de fenómeno jurídico. La norma contractual tiene que ser vista
como el intento de dos celebrantes de ordenar y regular un sector de la vida económica
y social. De allí que la norma contractual se encuentra en una relación mayor de
proximidad con la realidad social regulada que la que exhiben las normas generales.

Se reconoce que las normas cumplen una función descriptiva de la voluntad de sus
autores. Si la norma contractual no logra describir lo que los autores realmente
quisieron, el ordenamiento acudirá, para establecer el sentido del texto contractual, al
sistema legal de interpretación del contrato. Asimismo, la norma contractual como
decisión compartida entre los protagonistas de reglamentar un sector de vida económica
lleva ínsita la cuestión sobre el correlato en la realidad del programa de conducta. Ha de
indagarse, así, si los comportamientos que la norma contractual describe como debidos
se cumplen efectivamente en la dimensión sociológica, lo que nos permitirá establecer
el grado de "exactitud" de los esquemas contractuales. Los cambios económicos que se
generan con las crisis suelen tornar inexactos los programas contractuales concebidos
bajo otras bases, dando lugar a la aplicación de mecanismos legales para revisar dichos
acuerdos.

Los autores de las disposiciones contractuales recurren para establecer su regulación a la


creación de conceptos y denominaciones que sirven para recortar la visión del sector de
la vida económica al que están dirigidos. Estos productos normativos, que son los
conceptos creados por los autores de la normas, en el campo contractual tienen una
notoria riqueza y variedad, aunque en algunos casos llegan al terreno de la
artificiosidad. Los contratos, en particular, los predispuestos, suelen cambiar entonces el
modo de llamar a las cosas a fin de facilitar un régimen negocial acorde con las
finalidades económicas. Así, en el ámbito financiero se introducen las denominaciones
de "productos", "cuentas premium", "packs", en el ámbito del consumo de alimentos,
"combos", en la prestación de servicios de salud se difunden las nociones de "planes",
"cartillas", etc.

La norma contractual lleva a preguntarse quiénes son sus autores. En la concepción


tradicional del derecho privado la norma contractual se presentaba como el resultado de
una elaboración de dos o más partes. La idea de contrato expresaba la actuación de dos
partes como autores de la reglamentación. En la actualidad se observa la creciente
difusión de esquemas predispuestos que se ponen en vigencia "a golpe de contrato", al
decir de Roppo (10) . En la etapa actual ha ganado presencia la existencia de
instrumentos contractuales elaborados por una de las partes a los que la contraparte
adhiere, comprendiendo la categoría de los contratos por adhesión y la más rica
manifestación de las condiciones generales de contratación.

Desde el punto de vista sociológico, cabe señalar que la elaboración de normas está
inmersa en el clima cultural de una sociedad y en su contexto lingüístico. Por ello no
puede extrañar que cada comunidad presente estilos diferenciados en el modo de
concertar sus contratos. El fenómeno de la globalización determina que ciertos modelos
contractuales se expandan a escala regional sin consideración a dichas particularidades.

La elaboración de las normas contractuales se encuentra también condicionada por el


aumento de la complejidad de los procesos económicos y por la tecnificación de sus
distintos sectores (11) . La necesidad de poseer conocimientos específicos para la
adecuada regulación de ciertas relaciones económicas es cada vez más frecuente. Por
ello, ante un mundo complejo y cambiante, el criterio de previsibilidad y conocimiento
causal del autor de las normas contractuales se desplaza hacia parámetros medios de
"racionalidad limitada", antes que a la confianza en una razón absoluta (12) .

Finalmente, no deben ser descuidadas del análisis las implicancias axiológicas que
presenta la elaboración de disposiciones contractuales. El proceso de elaboración común
de las disposiciones con la intervención de ambas partes cuenta con una preferencia
axiológica por sobre la mera imposición del reglamento que una parte realiza hacia otra.
Se advierte también una presencia constante de la utilidad perseguida por los
contratantes como criterio que guía la determinación del antecedente y la consecuencia
de la norma contractual. En determinadas situaciones la utilidad aparece en relación de
complementación y aun de conflicto con otros valores -salud, protección de la parte
débil, protección de la confianza, etc.-, lo que lleva a considerar si el resultado de la
elaboración ha contribuido a la realización de todas esas connotaciones o sólo a la de
alguna de ellas.

III. LA NOCIÓN DEL CONTRATO DESDE LA PERSPECTIVA DE LA


ELABORACIÓN DE TEXTOS CONTRACTUALES

Desde la perspectiva de la teoría contractual clásica se identificó el contrato con la


noción de acuerdo de voluntad descripta en el art. 1137 Ver Texto , CCiv., dando lugar
a la denominada "noción subjetiva de contrato". Esta concepción subjetiva veía el
contrato escrito como la principal manifestación del acuerdo de voluntades, pudiendo
afirmarse que se ha registrado una auténtica identificación entre contrato y documento
escrito.

Ahora bien, desde la perspectiva de la elaboración de instrumentos contractuales que


estamos indagando, el contrato no debe ser visto únicamente como un acuerdo de
voluntades sino como un despliegue bastante más complejo (13) . Quienes redactan un
contrato tienden a elaborar una regulación de la vida económica conforme a soluciones
y consecuencias que se establecen en su texto. Es determinante para la elaboración de
las normas contractuales que sus autores tengan suficiente autoconsciencia de que su
labor está dirigida fundamentalmente a establecer una organización del patrimonio de
las partes, determinando con la mayor precisión del caso en qué condiciones y cuándo
deberá cumplirse con el programa de conducta.

Por ende, una de las perspectivas de gravitante interés en la elaboración de un


instrumento contractual es la de la determinación de la conducta que será necesario
desplegar para que exista cumplimiento del acuerdo. El instrumento contractual ha de
permitir a las partes determinar con la mayor precisión posible si la conducta
desplegada ha sido la debida. El incumplimiento contractual es la contracara de lo que
las partes buscan al celebrar un acuerdo. Si el contrato es un instrumento de cooperación
para la obtención de determinados fines económicos o espirituales, la elaboración de sus
normas ha de estar prioritariamente orientada a identificar aquellas situaciones que han
de ser consideradas como incumplimiento, previéndose también las posibles
consecuencias y soluciones para superarlo.

Constituyen por lo tanto aspectos prioritarios de la redacción contractual la


determinación del objeto que integrará las prestaciones, las modalidades del
cumplimiento y la oportunidad en que éste se efectuará. También se relaciona con ello
lo relativo a la pluralidad de sujetos que pueden integrar el haz de relaciones activas o
pasivas.

Otro enfoque que es necesario contemplar a la hora de analizar las finalidades que
presiden la elaboración de disposiciones contractuales es el de la distribución de riesgos.
La función económica del contrato como instrumento de distribución de riesgos ha sido
reconocida en forma creciente por la doctrina actual (14) . La distribución de riegos
contractuales se proyecta a distintas temáticas: a) distribución del riesgo de destrucción
de la cosa; b) distribución del riesgo por la imposibilidad de la prestación; y c)
distribución del riesgo por la modificación de circunstancias.

IV. SISTEMA LEGAL Y NORMAS CONTRACTUALES

La relación existente en las disposiciones contractuales elaboradas por las partes y el


régimen legal general en materia contractual constituye un factor a tomar en cuenta
especialmente por quien tiene que diseñar las cláusulas de un contrato. Las
disposiciones legales brindan el marco de actuación de la autonomía privada, pero en
realidad las líneas que delimitan la esfera de actuación de la ley y de la autonomía de los
particulares no siempre están bien definidas (15) . Las determinaciones legales vienen a
integrar la relación contractual (16) .

La autonomía privada debe respetar los contenidos y límites impuestos por la


legislación de orden público y normas imperativas (17) . Aquí la incorporación de
cláusulas cuyo contenido se encuentra en pugna con normas de orden público implicará
la invalidez de la cláusula negocial y, en su caso, la invalidez del contrato (18) . No
obstante, es preciso reconocer que la incidencia del tiempo y el contexto contractual
hacen que las razones que dan sustento a la prohibición de orden público se muestren
más o menos intensas o que sean susceptibles de ser entrecruzadas con la contemplación
de otros principios (19) . En la actualidad una de estas manifestaciones más interesantes
lo constituye el de las cláusulas de fijación de precio con la limitación del sistema
nominalista que perdura según lo establecido por el art. 7 Ver Texto , ley 23928. Ante la
norma de orden público y ante las disposiciones imperativas hay que reconocer que la
autonomía privada tiene también un margen de actuación, siempre que no se esté frente
a una cláusula que se contraponga a la directiva legal (20) .

El recurso a las normas dispositivas ha sido denominado "integración supletoria del


contrato" (21) . Las normas dispositivas contenidas en los tipos contractuales y en las
reglas generales de obligaciones y contratos resultan de aplicación al programa de
conducta siempre que las partes no hayan establecido apartarse de dicha regulación. Por
ello quien elabora las normas contractuales debe mirar la concreta manifestación de
autonomía privada pero, además, tiene que vincular dichas disposiciones o cláusulas
con las disposiciones legales que se integrarán al acuerdo como fuente
extraconvencional. Es así frecuente que las partes decidan sustraerse a la regulación del
régimen de indemnización de daños y perjuicios contractuales fijando cláusulas penales.
En estos casos será necesario para una correcta determinación del alcance del programa
de conducta que los celebrantes tengan en cuenta las limitaciones que el ordenamiento
pone al funcionamiento de la cláusula penal abusiva (22) .

V. ELABORACIÓN DE CONTRATOS Y SOPORTES DIGITALES

Una de las modificaciones tecnológicas y culturales de mayor trascendencia en los


últimos años ha sido el desplazamiento que se opera en la sociedad actual desde los
soportes manuscritos hacia la transformación de los textos, imágenes e información en
general en soportes digitales (23) . Transformación de átomos a bits, en la lúcida
expresión de Negroponte, quien, asimismo, asignó tempranamente al fenómeno el
carácter de imparable (24) .

No sin reparos (25) , la agenda de temas y necesidades de adaptación de la regulación


legal a esta transformación tecnológica ha dado en llamarse "sociedad de la
información". Entre las características sobresalientes de esta digitalización de la
información se encuentra el incremento expansivo de las condiciones de producción de
información, el aumento exponencial de la cantidad de información disponible y
modificación y aceleración de las condiciones de circulación. Para quienes
acostumbrábamos a indagar la jurisprudencia hurgando exclusivamente colecciones que
nos ponían en contacto con las distintas texturas del papel, el capricho de sus distintos
colores según el paso del tiempo y ese polvillo que cada tanto quedaba en nuestras
manos, este cambio representa una de las vivencias más tangibles.

La elaboración de textos contractuales no queda excluida de las múltiples consecuencias


que la digitalización proyecta en general sobre la escritura y la lectura. Hay un enfoque
inicial de estas cuestiones señalado tempranamente por Alterini: la cuestión probatoria
de los mensajes de datos (26) . Actualmente, la ley 25506 Ver Texto ha proporcionado
elementos para la determinación de autoría de los mensajes de datos, disponiendo que,
salvo en los casos de su art. 3 Ver Texto , cuando se exija firma escrita este requisito se
cumplirá con una firma digital.

Sin embargo, advertimos que la incidencia de la digitalización en la elaboración de


normas contractuales es más intensa, generando nuevos hábitos en la producción
escrituraria. No se trata de que las cuestiones probatorias y de autoría tengan un papel
lateral, sino de que en la mayor parte de los casos los particulares y los profesionales
que utilizan los medios digitales en realidad no se preocupan por la cuestión de la
prueba del medio en sí sino que simplemente utilizan estos medios y luego,
generalmente, los vuelcan a un documento impreso.

¿Cuáles pueden ser, así ubicado el tema, los cambios que las comunicaciones y soportes
digitales generan en la producción de textos contractuales?

Una primera constatación atañe a la "reubicación" del uso y función de los modelos
contractuales. La existencia de modelos contractuales en la era digital se ha
incrementado de manera innegable a partir de que el modelo no es únicamente aquel
que está contenido en un libro dedicado al efecto, sino también aquellos que se ofrecen
directamente en formatos digitales, pero, sobre todo, aquellos que los particulares
intercambian y obtienen -sin ningún esfuerzo- por medio de las comunicaciones
digitales.

Una segunda observación que puede efectuarse es que en numerosas ocasiones la


escritura y elaboración del texto contractual se transforma en "sobreescritura". Es
infrecuente que quien comienza a diseñar un contrato se encuentre frente al desconcierto
de la página en blanco como auténtico mito literario. Esta suerte de palimpsestos
contractuales digitales lleva al replanteo de algunas ideas en torno a la producción de
normas contractuales. La circulación de modelos contractuales tiende a borrar las
particularidades del autor (27) . El texto en muchos casos es el resultado de una
adaptación, una obra en la que contribuyen varios autores aunque no se conozcan entre
sí. Otro impacto que puede registrarse es la pérdida o dilución de estilos definidos a la
hora de la redacción.

A nuestro modo de ver, este contexto obliga a señalar que el enfoque ha de apuntar a
que quien diseña el texto contractual recupere plenamente la capacidad de
reelaboración. Esta textualidad, aparentemente lábil y envolvente de los modelos que
circulan en formatos digitales, es engañosa. Apareciendo como un recurso disponible
tendiente a facilitar la tarea, esconde la poderosa fuerza modeladora de usos
escriturarios de la postmodernidad que van uniformando el lenguaje contractual sin
afirmarse en los intereses de las partes.

VI. INTERPRETACIÓN Y ELABORACIÓN DE NORMAS CONTRACTUALES

La tarea de elaboración de las disposiciones de un contrato incrementa sus posibilidades


de obtener un resultado eficaz en la medida en que quien redacta el texto logre vincular
en forma constante y fluida la labor de creación con el sistema de interpretación vigente.
La elaboración de un texto contractual se pone constantemente a prueba con la
interpretación conjetural que se efectúa de sus cláusulas (28) .

El funcionamiento conjetural de las disposiciones del bosquejo o borrador del contrato


lleva a que quien redacta las disposiciones proyecte hacia el futuro las circunstancias,
eventualidades, modificaciones y cambios de condiciones que pueden presentarse en el
momento del cumplimiento o durante la ejecución. Esa representación de futuras
circunstancias lleva a que el autor del texto incorpore temas, cláusulas y efectos en la
reglamentación del negocio.

Luego, la interpretación conjetural permite corroborar si las expresiones utilizadas en el


texto contractual resultan suficientemente comprensivas y consistentes del sentido que
tienen las soluciones previstas. En esta tarea de comprobación del ajuste del texto al
sentido buscado sobresale en primer lugar la conjetura sobre el sentido literal que
correspondería asignar a las cláusulas contractuales (29) . En este mismo momento
corresponderá que el autor del texto acuda al canon de la totalidad mirando el contrato
como un todo y analizando cuál es el sentido que se desprende del instrumento
concebido como unidad. Habrá de ponerse especial atención ante la posibilidad de que
el contrato se inscriba dentro de un código lingüístico particular, sectorial, que no se
ajuste estrictamente a los usos del lenguaje general. En tal caso deberá darse primacía a
la aclaración del sentido en que se utilizan los términos, en orden a evitar que se aplique
a la interpretación del texto el sentido del uso general.
El funcionamiento conjetural de la interpretación del texto conduce a que en la
redacción de las cláusulas el autor se interrogue sobre aquellos aspectos que requieren
especial regulación en las cláusulas del contrato (30) . Cuando las partes persigan
efectos específicos que no es posible deducir de la naturaleza del negocio o de su
tipicidad social, será necesaria una previsión expresa. El momento de la elaboración es
el indicado para que el autor del texto prevenga el futuro interrogante crítico en esta
materia: ¿por qué no lo dijeron las partes?

VII. FASES DE LA ELABORACIÓN CONTRACTUAL

La elaboración de la norma contractual supone la existencia de un proceso que puede


contener a su vez distintas etapas. No todas las etapas que mencionaremos a
continuación son necesarias, ni tampoco puede decirse que ellas siempre se presentan
con una clara distinción (31) . Efectuaremos esta explicación por etapas, según un orden
cronológico habitual pero no necesario.

a) Obtención de datos y contornos de la operación económica

El primer paso para elaborar la norma contractual es el conocimiento del acto que las
partes aspiran a celebrar (32) . Si son las propias partes las que darán forma al acuerdo,
es necesario que ellas intenten objetivar los fines que persiguen de modo tal que exista
un pleno consenso en cuanto al contenido del acto que permitirá garantizar la obtención
de esos fines. En este caso, siendo los propios otorgantes quienes se dan las reglas del
acto, el conocimiento de las condiciones económicas bajo las cuales se propone la
celebración se presupone.

En cambio, cuando es un tercero quien debe dar forma a las disposiciones contractuales
la tarea de indagación sobre las condiciones económicas es un requisito para arribar a la
comprensión del acto que se quiere realizar. Esta tarea se ha de llevar a cabo a través de
entrevistas que permitan la obtención de dichos elementos. No basta aquí con el
dominio jurídico del tema, sino que es necesario conocer cuáles son los intereses y
situación de las partes para la elección de un acto, como así también las condiciones
económicas bajo las cuales ha de llevarse a cabo la operación. La clave de la autoría y
de la adecuada fuerza reguladora del texto contractual reside en gran medida en el
conocimiento particular del contexto en el que dichas disposiciones tienen que
funcionar.

b) Valoración jurídica y encuadramiento del acto a celebrarse

Ha señalado Alterini que "la excelencia en la redacción de contratos exige


conocimientos jurídicos adecuados" (33) . La verdad de este auténtico axioma en
materia de elaboración de normas contractuales se pone en juego a la hora de efectuar,
el encargado de la elaboración, la diagnosis jurídica. Ésta consiste en la corroboración
de la compatibilidad de los intereses de las partes con alguno de los contratos tipificados
por el ordenamiento.

En su caso, pese a tratarse de un negocio tipificado, tendrá que examinarse la eventual


conformidad de los efectos previstos en las cláusulas generales, como la buena fe, la
moral y las buenas costumbres (art. 953 Ver Texto , CCiv.). Esta evaluación jurídica
debe permitir dar respuestas afirmativas a los requisitos de validez del negocio, en lo
relativo a la capacidad de las partes y cumplimiento de los requisitos de forma.

c) Ejecución de la redacción. La cuestión de los modelos contractuales

El modo de llevar adelante la redacción contractual lleva a plantearse la cuestión y valor


de los modelos contractuales. Necesariamente ha de reconocerse que el paradigma de un
contrato no influido por los modelos existentes resulta alejado de lo real, y aun de lo
posible. La proyección de normas contractuales se inscribe ineludiblemente dentro de
formaciones discursivas propias de un determinado tiempo. Igualmente, esos modos en
que habitualmente aparecen diseñadas las cláusulas de un contrato se constituyen en
criterios de pertenencia de un determinado contrato a los estilos de redacción admitidos
por el uso.

Los modelos contractuales traen implícito un modo de "decir" las cláusulas del acuerdo
que se erigen -implícitamente- en criterios de validación y conformidad para futuros
actos, determinando si lo que se ha redactado pertenece o no al "canon" de la
elaboración contractual. Esta fuerza comparativa puede referirse tanto al contenido
mínimo de un determinado tipo contractual como al estilo o a la conveniencia de
inclusión de ciertas cláusulas. Se los haya seguido o no, no se puede ignorar que los
modelos configuran un entorno o ambiente discursivo del que el autor no puede
sustraerse completamente.

Ahora bien, la elaboración supone necesariamente una tarea de individualización de las


reglas propias del acto que se quiere regular. Esta individualización admite distintos
grados. Por ejemplo, el encargado de la elaboración puede diseñar un contenido
exclusivamente pensado para el acto en cuestión, con lo cual los niveles de autoría serán
superiores. En otros casos los niveles de autoría se trasladarán a la adaptación de un
modelo a la operación económica que se considera, y en otros la autoría se manifestará
por la reelaboración de los modelos circulantes. En definitiva, la autoría exige que las
cláusulas contractuales sean pensadas y adaptadas con estricto apego al interés de los
celebrantes.

Es claro que cuando el encargado de diseñar el texto contractual se somete


irreflexivamente al modelo, receptando mecánicamente su contenido, es cuando más se
sacrifica el nivel de autoría de las normas del contrato, para transformarse el autor en un
mero receptor de un régimen elaborado por terceros. En estos casos la norma
contractual corre el peligro de yuxtaponerse a la operación económica que los
celebrantes quieren realizar, puesto que ni los efectos ni las denominaciones fueron
adaptados a sus necesidades. La cláusula que en una determinada relación contractual
pudo resultar estéril, en otro tipo de negocios o de contexto puede producir efectos
negativos.

d) Fijación de la unidad documental y firma

Una vez redactado el contrato, los celebrantes deben asegurarse de que los ejemplares
del instrumento tengan suficiente unidad documental. Deberá revisarse y salvarse la
existencia de errores y tachaduras, como así también establecerse la vinculación que el
acto tenga entre todas sus páginas.
A través de la firma del documento los otorgantes le asignan autenticidad (34) . La
firma se coloca al cierre del documento para expresar el significado de apropiación del
texto (35) .

VIII. ESTRUCTURA Y PARTES DEL INSTRUMENTO CONTRACTUAL

El documento contractual es presentado usualmente como un texto que conforma un


todo al que se lo considera dividido en partes. Cabe considerar, pues, que existe un
canon estilístico que indica que todo modelo contractual debe adecuarse a las reglas
impuestas por los usos en cuanto a que el contrato tiene un comienzo, un desarrollo y
una conclusión. La estructura del contrato funciona como el molde en el que se
incorpora el contenido.

Esta regla se considera aún más rígida en el caso de los documentos notariales, dado
que su contenido viene establecido por las disposiciones legales. Asimismo, sin
perjuicio de lo ya señalado en torno a las implicancias y funciones actuales de los
modelos contractuales, cabe traer a colación que en el ámbito notarial se advierte un
delicado equilibrio entre la utilización de "fórmulas" o "formularios" (36) -abonados por
su funcionamiento adecuado y seguro en la práctica y en la interpretación
jurisprudencial y doctrinal (37) - y la adaptación de dichas fórmulas a los intereses de
los otorgantes (38) .

La consideración del contrato en partes ofrece como utilidad una división de los
contenidos a tratarse. Se ha llamado a esta división "estructura instrumental del
contrato" (39) .

a) Encabezamiento del contrato

El inicio del contrato comienza por el encabezamiento, que cuenta generalmente con el
título del contrato, la identificación de las partes a través de sus datos personales, la
designación de si la realización el acto se lleva a cabo en interés propio o por ejercicio
de facultades representativas y la indicación de la naturaleza del negocio que van a
realizar (40) .

De los datos volcados en la identificación de las partes se deducirá el cumplimiento


adecuado de un requisito de validez del negocio: la capacidad de los celebrantes.
También es el momento en que corresponderá despejar que las partes celebrantes no
estén sometidas a un proceso concursal o falencial, y en el caso de estarlo que se
justifique la correspondiente facultad y legitimación. También en el encabezamiento
corresponde incorporar la domiciliación de las partes.

También contiene el encabezamiento la designación jurídica del nombre del acuerdo


celebrado. Es usual que en el encabezamiento del contrato se indique la denominación
que será utilizada en adelante para designar a cada una de las partes.

b) Los considerandos de los contratos

En la doctrina de los autores se menciona que la descripción de los antecedentes o


circunstancias que rodean la celebración del acto, como así también los propósitos
perseguidos por los otorgantes, resulta conveniente. Tal uso es frecuente en el derecho
anglosajón, agregándose eventualmente un catálogo que define los conceptos utilizados
en el acuerdo. Tal apartado no es del todo frecuente en la generalidad de los contratos
que se celebran en nuestro medio.

c) Las cláusulas que establecen la regulación contractual

En lo que refiere al contenido de las cláusulas contractuales, las que se ubican en primer
lugar tienen que ver con las obligaciones principales que hacen al objeto de la
operación. Así, las obligaciones de entrega de la cosa en propiedad, entrega de la cosa
en uso y goce, modo de ejecución de una obra, modo de ejecución de un encargo y la
condigna obligación de la contraparte de pagar un precio en dinero por ello en caso de
que el contrato sea oneroso.

Es necesario que las cláusulas establezcan de modo preciso el momento y lugar en que
deben ser cumplidas las obligaciones pactadas. Si se incurre en falta de precisión al
respecto, el ordenamiento legal integra estas soluciones con las soluciones legales
dispositivas, contempladas en el Código Civil.

En lo que hace a la forma de las cláusulas suele ser habitual y conveniente su separación
conformando unidades textuales. Dicha individualidad se logra asignando numeración a
las cláusulas o adicionando a ellas la designación del tema que regulan (41) . Ambos
aspectos pueden generar consecuencias desde el punto de vista de la interpretación del
documento. Por un lado, la separación de las cláusulas por números evita que se puedan
extender como soluciones generales algunas previsiones establecidas para supuestos
particulares. Constituye una opinión, a nuestro juicio, acertada lo sostenido por Soligo
Schuler cuando, explicando el que denomina "principio de concentración", aconseja
"tematizar" todo lo concerniente a un mismo problema o aspecto en cada cláusula (42) .

También la indicación de los temas regulados por cada cláusula facilita la


interpretación, puesto que exterioriza el propósito principal al que estuvo dirigida cada
cláusula, lo que ha de otorgar importantes elementos para la interpretación sistemática,
facilitando la interpretación de unas cláusulas por otras.

d) La conclusión del contrato

En este sector del documento se deja constancia del número de ejemplares que se
otorgan, como así también se enuncia que las partes han leído previamente el
documento antes de su suscripción. Se incluye en la parte final, antes de la firma, el
lugar de celebración y su fecha (43) .

IX. CUESTIONES LINGÜÍSTICAS EN LA REDACCIÓN CONTRACTUAL

La escritura del texto contractual ha de estar orientada a evitar inconvenientes o


inconsistencias en su formulación que generen futuros problemas de interpretación.
Tales inconvenientes a evitarse pueden estar referidos a la regulación correspondiente a
ciertas cláusulas, al alcance asignado a ciertos vocablos o a la precisión de si ciertos
puntos se encuentran previstos o no en el acuerdo. En la literatura especializada suele
hablarse de problemas de inconsistencia contractual, cuando el texto no permite extraer
un sentido unívoco, o también de ambigüedad, cuando sus expresiones son susceptibles
de incorporar dos o más significados (44) .
Es usual señalar que para evitar estos inconvenientes el texto contractual debe atenerse a
la regla de la claridad. En realidad, la simplicidad de este enunciado encubre las
múltiples posibilidades que pueden suscitarse en torno a los problemas de sentido del
texto contractual como especie de toda comunicación mediada por el lenguaje. Hay, no
obstante, algunos caracteres de la elaboración contractual que pueden llevar a descartar
algunas fuentes generadoras de problemas de sentido que se pueden presentar en otros
campos. El texto contractual se nutre fundamentalmente de cláusulas prescriptivas y
enunciativas que descartan la utilización de metáforas, comparaciones, o, en general, de
figuras retóricas que se emplean en otros tipos de discursos.

La claridad del contrato, más que una propiedad inherente al texto, es un estado ideal
atribuible a un lector medio, cuando en la elaboración de las disposiciones del contrato
se ha logrado desplegar estrategias convergentes para objetivar el sentido que se
desprenderá de su recepción. Una cuestión usualmente identificada como problema es el
del significado de los términos. Han de asegurarse los autores de las disposiciones
contractuales que los términos utilizados denoten adecuadamente aquellas situaciones
que se pretenden alcanzadas por ciertos efectos jurídicos.

Sin embargo, a nuestro modo de ver, buena parte de los problemas interpretativos no
refieren a cuestiones de significado sino a problemas de construcción sintáctica en las
oraciones, a problemas o inconsistencias gramaticales o directamente a dudas
provenientes de la puntuación en el texto (45) . Aquí el sentido cobra forma no
dependiendo exclusivamente del significado de las palabras elegidas, sino de la forma
en que ellas aparecen coordinadas en las estructuras oracionales.

En materia de estilo, se reconoce que, por regla, en la elaboración de las disposiciones


contractuales se utiliza un estilo impersonal; el texto presupone un autor que observa lo
que las partes declaran y programan valiéndose para ello de la tercera persona verbal.
Esa utilización de la tercera persona ha de mantenerse incluso cuando se atribuye una
afirmación o declaración a una de las partes.

En relación con el tiempo verbal se señala la preferente utilización del tiempo presente.
Compartimos la idea de que el tiempo presente será la referencia temporal en la que las
partes ubican la normación contractual, pero consideramos que tal ubicación en el
presente generalmente impone la utilización de otros tiempos y aun modos verbales. En
todas aquellas situaciones en las que las partes tengan que aludir a las consecuencias
que se desprenderán como efecto jurídico ante determinada conducta o su omisión,
dichas consecuencias serán expresadas en tiempo futuro. También en los supuestos en
que se prevé la ocurrencia de un hecho como condicionante de determinados efectos o
de la aplicación de ciertos mecanismos contractuales suele acudirse a la utilización del
modo subjuntivo.

X. EL CONTRATO CORRECTO

Tomando en cuenta la diversa afluencia de enfoques, conocimientos y perspectivas que


pugnan en torno a la elaboración de normas contractuales, los criterios de evaluación de
ese resultado también resultan variados. ¿Bajo qué condiciones podemos considerar que
una norma contractual puede ser considerada adecuadamente elaborada?
En un primer nivel de análisis formal, puede sostenerse que las normas contractuales
aparecen correctamente elaboradas cuando su estilo resulta comprensible y no se
plantean en cuanto a su régimen y cláusulas problemas de sentido. Se incluyen en este
criterio de valoración el logro de un adecuado estilo generalmente identificado por la
concisión y la reflexiva utilización de la terminología legal. También, que el contrato se
enmarque dentro de lo que disponen las normas legales imperativas, no incurriendo en
ningún supuesto de invalidez, resulta otro aspecto cuya trascendencia no corresponde
minimizar. En un paso más adelante, es deseable que el contenido contractual no se
coloque en pugna con principios generales o cláusulas abiertas.

Sin embargo, uno de los elementos que a nuestro modo de ver resulta determinante en
juicio sobre la adecuación del contrato es que éste logre plasmar la finalidad de los
contratantes al celebrar la operación y que no incluya expresiones o cláusulas que se
coloquen fuera de la operación económica que los contratantes querían perfeccionar.

Otra de las dimensiones a partir de la cual las normas contractuales serán puestas a
prueba consiste en si el contrato ha logrado hacer efectiva la operación económica
prevista. Éste constituye un elemento definitorio en la práctica negocial, puesto que es
frecuente encontrarse con textos que, pese a la existencia de inconsistencias técnicas, no
generan inconvenientes de ejecución entre las partes. Desde el punto de vista de la
ciencia jurídica, cabe sostener que la eventual eficacia del contrato para facilitar la
realización de una operación económica no lo redime de sus defectos técnicos,
correspondiendo que, en todo caso, el operador jurídico se plantee su mejoramiento y
adecuación al ordenamiento vigente, contemplando también en un examen constante si
los intereses regulados son merecedores de tutela.

El conocimiento de las tramas contractuales que cotidianamente van tejiéndose en la


sociedad se presenta como una tarea bastante dificultosa por su diversidad, su cantidad
y sus manifestaciones tan distintas, en documentos escritos o en el mundo de la
virtualidad digital. Por ello la reflexión sobre la elaboración de normas contractuales ha
de seguir intentando aproximarse a esas prácticas, procurando que la mirada del
Derecho Contractual no se centre exclusivamente en el derecho objetivo. Esta inquietud
puede ser vista como un esfuerzo del pensamiento por ocuparse de un objeto que está en
permanente cambio y que, por ello, no tiene epílogo.

NOTAS:

y<FD 20090423 (1)> Flume, Werner, "El negocio jurídico", trad.: José María M.
González, Ed. Fundación Cultural del Notariado, Madrid, 1998, p. 23 y ss.; Somma,
Alessandro, "Il Diritto Privato Liberista. A proposito di un recente contributo in tema di
autonomía contrattuale", en Rivista Trimestrale di Diritto e Procedura Civile, Ed.
Giuffrè, Milano, 2001, p. 263; De Lorenzo, Federico, "El péndulo de la autonomía
privada", en "Derecho Privado. Libro homenaje a Alberto Bueres", dir.: Oscar Ameal,
Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 2001, p. 447; Vettori, Giuseppe, "Autonomía privada y
contrato justo", en "Derecho Privado. Libro homenaje a Alberto Bueres" cit., p. 495;
López Santa María, Jorge, "Auge y deterioro de la libertad contractual", en "Estudios de
Derecho Civil. Obligaciones y contratos. Libro homenaje a Fernando Hinestrosa", t. II,
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2003, p. 311; Ariza, Ariel, "En torno a la
autonomía privada contractual en el siglo XXI", en "El Derecho Privado ante la
internacionalidad, la integración y la globalización. Homenaje al profesor Miguel Ángel
Ciuro Caldani", dir.: Atilio Alterini y Noemí Nicolau, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2005,
p. 255; Gitti, Gregorio, "Vecchi e nuove confini dell'autonomia contrattuale", en
"Tradizione civilistica e complessità del sistema. A cura di Francesco Macario - Marco
Nicola Miletti", Ed. Giuffrè, Milano, 2006, p. 391.

(2) Risolía, Marco A., "Soberanía y crisis del contrato", p. 48 y ss.; Bueres, Alberto,
"Objeto del negocio jurídico", Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 1986, p. 72 y ss.;
Brebbia, Roberto, "Hechos y actos jurídicos", t. 2, Ed. Astrea, 1995, p. 18.

(3) Ferri, Luigi, "La autonomía privada", trad.: Luis Sancho Mendizábal, Ed. Revista de
Derecho Privado, Madrid, 1969, p. 198 y ss.; Bianca, Massimo, "Derecho Civil. 3. El
contrato", trad.: Fernando Hinestrosa y Édgar Cortés, Universidad Externado de
Colombia, Bogotá, 2007. Ha señalado este jurista con nitidez: "La posibilidad de
entender el contrato como `norma' no significa, en todo caso, que las normas negociales
y las públicas pertenezcan a un género único y que el contrato sea una de las fuentes de
derecho objetivo... La profunda diferencia conceptual entre las dos normas consiste en
que una expresa el principio de autonomía privada y la otra el principio de autoridad
pública" (Bianca, Massimo, ob. cit., p. 57).

(4) Alterini, Atilio A., "Cómo redactar un contrato", 2ª edición, Ed. LexisNexis -
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2003; Soligo Schuler, Nicolás A., "Los principios
técnicos de la redacción contractual", Revista Notarial, n. 873, p. 33 y ss.; Gattari,
Carlos N., "Práctica notarial", t. I, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1987, p. 79 y ss.; Rossi,
Jorge O., "Contratos paso a paso", Ed. D&D, Buenos Aires, 2008.

(5) Ciuro Caldani, Miguel Ángel, "Meditaciones sobre el ordenamiento normativo", JA


1980-IV-772 [D 0003/1001293-1]; "Las fuentes de las normas en el tiempo actual" , JA,
80º Aniversario, 1998, p. 141.

(6) Leiva Fernández, Luis, "Fundamentos de técnica legislativa", Ed. La Ley, Buenos
Aires, 1999; Moisset de Espanés, Luis, "Reflexiones sobre técnica legislativa", Zeus, t.
99, D-135; Martino, Antonio, "La elaboración de proyectos legislativos", LL 1996-C-
1235.

(7) Sagüés, Néstor, "Técnica constituyente: reglas formales y de contenido", ED 132-


944.

(8) Belluscio, Augusto C., "Técnica jurídica para la redacción de escritos y sentencias",
LL Supl. Especial.

(9) Goldschmidt, Werner, "Introducción filosófica al Derecho", 6ª edición, Ed.


Depalma, Buenos Aires, 1987, p. 195.

(10) Roppo, Vincenzo, "El contrato del dos mil", trad.: Milagros Koteich, Ensayos de la
Revista de Derecho Privado, n. 1, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2005,
p. 17.

(11) Martínez de Aguirre y Aldaz, Carlos, "Las nuevas coordenadas del Derecho de la
contratación", en "La modernización del Derecho Civil", Ed. Domingo Bello Janeiro,
Santiago de Compostela, 1994, p. 70.
(12) Al respecto, en torno a la categoría de los contratos reflexivos y considerando sus
distintas implicancias, Sozzo, Gonzalo, "Los contratos reflexivos (Como estrategia de
racionalidad reflexiva)", en edición homenaje al Dr. Jorge Mosset Iturraspe,
Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 2005, p. 497.

(13) Ver, in extenso, Lorenzetti, Ricardo, "Tratado de los contratos. Parte general", Ed.
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2004, p. 55 y ss.

(14) Mayo, Jorge, "Riesgo de la obligación y riesgo del contrato", en "Revisión y


renegociación de las Obligaciones", dir.: Alberto Bueres, LL Supl. Especial, septiembre
de 2003, p. 1 y ss.

(15) Nicolau, Noemí L., "Las tendencias en el Derecho Contractual argentino a la luz de
las reformas concretadas y proyectadas en la última década", en Trabajos del Centro, n.
4, Centro de Investigaciones de Derecho Civil, Facultad de Derecho, Universidad
Nacional de Rosario, 1999, p. 100.

(16) La cuestión de la integración del contrato con fuentes extraconvencionales


constituye uno de los caracteres determinantes de la figura contractual en nuestro
sistema. De ello se extrae que la integración incide sobre una relación que es y sigue
siendo contractual, resultando que los efectos extraconvencionales se ven absorbidos
por la disciplina del contrato, pudiendo dar también lugar a obligaciones adicionales de
las partes (conf. Bianca, Massimo, "Derecho Civil..." cit., p. 521).

(17) El tema ha sido profundizado por la doctrina especializada, Lorenzetti, Ricardo,


"Tratado de los contratos..." cit., p. 89 y ss.; Gregorini Clusellas, Eduardo L., "Derecho
de los Contratos", t. 1, Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 2009, p. 187 y ss.

(18) Un precedente relevante en esta materia es el emitido por la Sup. Corte Just.
Mendoza, sala 1ª, 10/6/2003, "Consolidar AFJP S.A. v. Triunfo Cooperativa de Seguros
Limitada", JA 2004-III-432 Ver Texto . El precedente consideró la invalidez de la
cláusula de un contrato de locación por la que se renunciaba a la facultad de resolución
anticipada prevista en el art. 8 Ver Texto , ley 23091.

(19) C. Nac. Civ., sala G, 15/9/2004, con nota de Ariza, Ariel, "La crisis del plazo
máximo en la locación", JA 2005-II-459.

(20) Trigo Represas, Félix, "El régimen de la ley 23928 Ver Texto y sus modificatorias,
la situación actual y sus posibles `remedios' protectivos", en "Estudios sobre las posibles
implicancias de la Ley de Convertibilidad 23928 Ver Texto ", Biblioteca de la
Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, Buenos Aires,
2002, p. 153 y ss.

(21) Bianca, Massimo, "Derecho Civil..." cit., p. 533.

(22) Un examen exhaustivo de los criterio actuales en materia de alcance y reducción de


la cláusula penal en distintos tipos de contratos es efectuado por Kemelmajer de
Carlucci, Aída, "Valoración anticipada de los perjuicios. La cláusula penal en la
Argentina del nuevo milenio", en "Derecho de los Contratos. Técnica de la contratación
actual. Libro homenaje a la escribana Beatriz A. Maury", Ed. Ad-Hoc, Buenos Aires,
2008, p. 119 y ss.

(23) Castells, Manuel, "La era de la información. Economía, sociedad y cultura", vol. 1,
6ª edición, Ed. Siglo XXI, México, 2005, p. 55 y ss.

(24) Negroponte, Nicholas, "El mundo digital", Ed. B, Barcelona, 1996, p. 7.

(25) Levis, Diego, "Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. Un modelo


para armar", publicado en Signo y Pensamiento, n. 33, Universidad Javeriana, Bogotá,
2004, disponible en http://.

(26) Alterini, Atilio A., "Cómo redactar un contrato" cit., p. 117 y ss.

(27) Chartier, Roger, "Escribir las prácticas", trad.: Horacio Pons, Ed. Manantial,
Buenos Aires, 1996, p. 90 y ss.; Foucault, Michel, "¿Qué es un autor?", en "Entre
filosofía y literatura", vol. I, Ed. Paidós, 1999, p. 329 y ss.

(28) Ciuro Caldani, Miguel Ángel, "La conjetura del funcionamiento de las normas
jurídicas", Ed. Fundación para las Investigaciones Jurídicas, Rosario, 2000, p. 18 y ss.

(29) Sobre el alcance del sentido literal, Ariza, Ariel, "Intepretación de los contratos",
Ed. Hammurbi, Buenos Aires, 2005, p. 120 y ss.

(30) Ariza, Ariel, "El sistema de interpretación contractual y la carga de regulación de


efectos específicos del acuerdo", nota al fallo de la C. Nac. Com., sala B, 10/10/2006,
"Moreno, Antonio J. v. Oleaginosa Moreno Hermanos S.A. y otro", JA 2007-IV-790
Ver Texto .

(31) En el ámbito notarial la secuencia del elaboración del documento se encuentra


rígidamente establecida (conf. Pelosi, Carlos, "El documento notarial", Ed. Astrea,
Buenos Aires, 1980, p. 179 y ss.).

(32) Rossi, Jorge, "Contratos paso a paso" cit., p. 25 y ss., detalla los posibles temas de
interés a determinar en interrogatorio a las partes.

(33) Alterini, Atilio, "Cómo redactar un contrato" cit., p. 25.

(34) Los requisitos de incorporación de la firma conforme a las disposiciones del


Código Civil son analizados por Alterini, Atilio, "Cómo redactar un contrato" cit., p. 10.

(35) Bianca, Massimo, "Derecho Civil..." cit., p. 306, nota 57.

(36) La cuestión de la influencia de formularios y fórmulas ocupó un carácter central en


la formación histórica de las prácticas notariales y, en especial, en el origen de las
prácticas notariales argentinas (conf. Neri, Argentino, "Tratado teórico práctico de
Derecho Notarial", vol. 1, "Parte general", Ed. Depalma, Buenos Aires, 1969, p. 627;
este autor analiza con exhaustividad la cuestión de los antecedentes del derecho
formulario, las prácticas españolas, su recepción en el ámbito nacional y sus revisiones
posteriores). Los ejemplos actuales de cláusulas de este tipo son variados, vgr.,
Sanmarco, Graciela, "Cláusulas de estilo en los instrumentos privados y públicos", en
"Tratado de Derecho Notarial, Registral e Inmobliario", t. II, dir.: Cristina N. Armella,
Ed. Ad-Hoc, Buenos Aires, 1998, p. 1091; Herrero Pons, Jorge, "Vademécum notarial",
Ed. Jurídicas, Buenos Aires, 1997.

(37) Ha sostenido al respecto Etchegaray: "Un formulario pensado, razonado, es un


elemento técnico de inapreciable ayuda. Brinda seguridad, confianza y, según lo quería
Ortega y Gasset, quita la angustia y ahorra el esfuerzo de tener que confeccionarlo
íntegramente cada vez". Agrega, no obstante, que la formulación previa "no sirve si no
se sabe cómo han sido estructurados, ni si ha sido una disposición legal o reglamentaria
la que ha impuesto sus enunciados..." (Etchegaray, Natalio P., "Escrituras y actas
notariales. Examen exegético de una escritura tipo", Ed. Astrea, Buenos Aires, 1997, p.
64).

(38) Etchegaray, Natalio P., "Escrituras y actas notariales..." cit., p. 22. Este autor al
desarrollar las reglas de la redacción postula como necesario "elegir las formas que
aseguren los fines que se persiguen".

(39) Conf. De Paula, José, en http//.

(40) Alterini, Atilio A., "Cómo redactar un contrato" cit., p. 53.

(41) Soligo Schuler desgina a estas específicaciones de las cláusulas como "títulos
vacíos" y "títulos llenos", agregando que estos últimos cumplen una función de facilitar
la lectura y ubicación temática de las cuestiones reguladas (conf. Soligo Schuler,
Nicolás A., "Los principios técnicos..." cit., p. 44).

(42) Soligo Schuler, Nicolás A., "Los principios técnicos..." cit., p. 51.

(43) Como regla, en los documentos notariales la fecha se ubica al comenzar el acto.
Para un análisis exhaustivo de la importancia, efectos e implicancias de la fecha del
documento conf. Etchegaray, Natalio, "Boleto de compraventa. Examen exegético de un
boleto tipo", Ed. Astrea, Buenos Aires, 1989, p. 44 y ss.

(44) Lewinson, Kim, "The interpretation of contracts", Ed. Sweet & Maxwell, London,
2004, ps. 241 y ss. y 279 y ss.

(45) Dos casos en el Derecho Comparado son ilustrativos de las consecuencias de la


puntuación en la interpretación contractual: 1) "Rogers Communications Inc. s/pedido
de revisión y modificación de la decisión de Telecom decision 2006-45 sobre la
extinción (rescisión) del contrato de support structure agreement", reference: 8662-R28-
200612326. En este caso una coma era determinante de la posibilidad o no del ejercicio
del derecho de extinción contractual, con consecuencias económicas de gran
importancia. La Corte de Otawa analiza con detalle la aplicación de las reglas de
puntuación a las diferentes versiones idiomáticas que tenía el texto contractual. 2) El
otro caso corresponde a la Corte Suprema de Justicia de Ontario: AMJ vende a KP los
activos de una compañía. El contrato fue preparado por los abogados del vendedor y del
comprador y pasó por una serie de itinerarios mientras las negociaciones sobre la
transacción progresaban. Casi sobre el final de la negociación el abogado del comprador
pidió varios cambios en el contrato, uno de los cuales fue agregar una coma a la
definición de "precio de venta promedio" -"average selling price"- de cualquier
producto de horticultura, ubicado en el art. 1.1 del acuerdo. Este artículo era central para
el cálculo del precio de venta, ya que este precio dependía en parte de la valuación del
inventario. El "ASP" ("average selling price") se definiría en parte como "net of taxes,
rebates and discounts". El abogado del comprador pidió modificar la cláusula poniendo:
"...net of taxes, freight rebates and discounts". Nuevamente, esta cláusula fue
modificada a pedido del abogado del comprador por la siguiente: "...net of taxes,
freight, rebates and discounts". La Corte decidió que no rectificaría el contrato porque
AMJ, como cualquier otro, es responsable de los contratos que firma, aunque lo haya
hecho sin leerlo (Zourt File n. 00-CV-200590CM, date: 3/2/2003).

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