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LEOPOLDO LUGONES EL PAYAD TOMO PRIMERO, . HJO DE LA PAMPA a Kiar Bl Ateneo Vy BUENOS AIRES OTERO & Co, - IMPRESORES Calle Pers, 956/58 1916 ‘Titulo este libro con el nombre de los antiguos cant errantes que recorrian nuestras campafias trovando romances-y lo principal. Por otra parte, la diferencia caracteristica laméda personalidad, consiste para los seres animados, en la peculiaridad de su animacion que es la sintesis activa de su vida completa: ~6 castellano, tal como este idioma resulté al principio otro latin: y ello por agencia, también, de los poetas populares. Aquella obra spontinea culminé por dltimo en un poema pico, cual sucede con todo fendmeno de esta clase, siempre que él comporta el éxito de un nuevo sér llamado a la existencia, De suerte que estudiarlo en dicha obra, es lo mismo que deteritinar por la flor el género y la especie de una planta. He aqui por qué nuestro Martin Fierro es el objeto capital de este libro. Cuando un primordial mito helénico atribuia al son de la lira del aeda el poder de crear citdades, era que con ello simbolizaba esta carac- teristica de nuestra civilizacion. El objeto de este libro es, pues, definir bajo el mencionado aspecto la poesia épica, demostrar que nuestro Martin Fierro pertenece a ella, esttidiarlo como tal, determinar simultancaiiente, por Ja naturaleza de sus elementos, la formacién de la faga, y con ello formular, por diltimo, el secreto de su destino. a Designio tan importante, requeria una considerable “exteri- sion que he subdividido en tres partes completas cada cital-a su vez. La primera queda indicada; la segunda sera un léxied! nado del lenguaje gaucho en que est el poema compuesto la ter- cera, el poema mismo comentado con notas ilustrativas de su sentido cuando éste resulte desusado o dudoso. Asi intento: coro- nar — sin que ello importe abandonarla, por cierto — la obra particularmente argentina que doce afios ha empecé éh El Imperio Jesuitico y La Guerra Gaucha; siéudome particulatmente grato que esto ocurra en conmemorativa simultancidad<¢ gon el centenario de la independencia. aia A dicho tltimo fin, trabajé la mayor parte de este libro ha- llandome ausente de la patria; Ia cttal habia exalta 8; ‘como suele ocurtir, mi amor hacia ella. Esto explicara ciertas expre- siones nostilgicas que no he querido modificar porque no disue- nan con el tono general de la obra. He decidido lo#propio réspecto a ciertas comparaciones que la guerra actual ha {6rnado insuficientes o anticuadas, para no turbar con su horrei@a men- cién nuestro glorioso objeto. Y nada mas tengo que. a vertir. Un ectierdo, si, es necesario, Algunos de los capititlos que eat siguen son conocidos en parte por las lecturas que hice tres ‘diios ha en el Odedn. Otros de entre los mas importantes, son enteta- mente inéditos, Aquel anticipo fragmentario, que segin lo dije a tiempo, no comprendia sino trozos descriptivos, motivé, sin embargo, criticas de conjunto, adversas generalmente a la obra. He aqui la ocasién de ratificarlas con entereza o de corregitlas con lealtad. Pues, a buen seguro, aquel afan era tan alto como mis propésitos. 4 De estar a los autos, habia delinquiido yo contra la cul trayendo a la metrépoli descaracterizada como una nueva Sa nica, esa enérgica evocacién de la patria.que afectaba desdéfar, en voltario regodeo con politicos de nacionalidad equivoea: renegada, La plebe ultramarina, que a semejanza de los men ingratos, nos armaba escindalo en el zagttin, desaté cont al instante sus cémplices mulatos y sus sectarios mestizos. lemnes, tremebtindos, inmunes con la representacién parlam ria, asi se vinieron, La ralea mayoritaria paladed un insta quimérico pregusto de manchar un eseritor a quien nunca hi tentado las lujurias del sufragio universal, ;Interesante momelito! Los pulcros universitarios que, por la misma época, moteja- ronme de.inculto, a fuer de literatos y puristas, no sunltion fa, Poesia épica de Martin Fierro, superior, como se vera, al puristho ya la literatura. = e Por,lo demas, defiéndame en la ocasién lo que hago yf = que digo. 4 “casos demuestra tna cultura ciertamente superior. Y esta. bilidad si que es cosa bien argentina. Advertencia etimoldégica y BATUCOTA, mds distintas de nuestra PAvAD z on junto, pero idénticas por la rata. Tguales acepcione. lay (1) Quinta acepcién del Dicciovario de Ia Academia BAGIA y BAIA, Modriza; RAGILOS y BAIOIL,08,, inaestro primtario. Ellas pasaron al bajo latin, revistiendo las formas BALULAY BA- JULOS respectivamente, PAtoLa era también puérpera en la baja latinidad. . g El provenzal, aplicando a estas formas, por analogia'foné- tica, el verbo latino BAJULARE, cargar, formé no menos de quince voces anélogas, ¥ significativas todas ellas de los actos de llevar, mecer, cunear y adormir a los nifios. Pero, el vocablo de la gnisma lengua que resume todas las acepciones enunciadas para los idio- mas pseudo-clisicos ‘y romanos, es vayauta, bromear, biirlar: en romance primitivo, BATAULO. 3 A este significado, asimildse luego et de vate, bajo sus formas primitivas Bat, BALM, BATL, BALA; con tanto mayor Fazén, cuanto que en la acepcién originaria denunciada por a juellas formas, era juego de pelota. La idea de diversién pueril, tonuin @ ambas voces, facilmente las refundié en el sindnimo: BAL que significé baile y composicién postica: de donde procedié BKEADA, 0 sea, precisamente, un canto de trovador cuya semejansa’ foné- tica con PALHADA, PAYADA, es muvy estrecha, a Los trovadores solian Uamarse a st mismos PREYADORES: literalmente rogadores 0 resadores de sus damas; y esd voz concurrié, sin duda, con fuerza predominante, a la formactén del derivado activo de payada, payador, Prevavores procedia det verbo provensal PRivar, que es el latino rrecart cuya foliética transitiva estdé en el italiano pREGARE, especialmente bajo ainodo poético PRritco. Hubo también una fortita PRAYAR que stl ite el derivado Pravanor, robustecido todavia por BALADA y PALHADA. pe Payador quiere decir, pues, trovador en los mejores $ ides, La Vida Epica . Producir un poema épico es, para todo pueblo, - eminente de aptitud vital; porque dicha creacién expresa la Vida heroica de su raza. Esta vida comporta de suyo la supremt&#ex- celencia humana, y con ello, el éxito superior que la raza pifede aleanzar: la afirmacién de su entidad como tal, entre las Hejo- res de la tierra. Ello nada tiene que ver con la magnitud del¥ele- lo perteneciente, ni con la cantidad de poblacién, porque se tra- ta de un estado espiritual al cual lamamos el alma de la #éza. Lo que en ésta interesa a sus hijos, asi como al resto de los Agm- bres, es Ia calidad heroica que afiade al tesoro comin de laghu- Angel y Washington. Si bien se mira, ninguno de estos hombres tuvo por patria un pais que figurara entre las p cias de la tierta; existiendo, por el contrariv, una evidente ees proporcién entre Ia importancia territorial o politica de lastfa- ciones donde nacieron, y la inf_uencia universal, la potencl vitalidad de su genio. También ellos viven mas que sus patfi © mejor dicho, Jo que de sus patrias sobrevive incorporado | humanidad, es obra suya. De tal modo, ellos encarnan la 2 superior de sus patrias, la tinica verdadera vida, puesto que es inmortal. Asi, las repitblicas de Atenas y de’ Florencia han de- jado de existir, como pudiera suceder mafiana con la Reptiblica de los Estados Unidos. En la primera de aquéllas, la misma taza desaparecid. Lo que ya no puede extinguirse, es la verdall que Platén revelé a los hombres; la belleza que Miguel Angel les invent6; la libertad que les aseguré Washington. Y asi es como se constituye el bien de la civ lizacién. Los esfuerzos coléetivos manifiestan, no menos, aquella desproporcién heroica, o ea el caracter esencial; pues, en suma, el heroismo proviene de la diferencia entre los medios materiales del héroe y su calidad éspiritual expresa en la voluntad de triunfar con ellos. Pof esta catisa, no hay batalla mas famosa, ejemplo mas fecundo de vir- tid militar, que la hazafia de Ins Trescientas en las Termépilas. Ella valié mas para la humanidad, que las matanzas de-Wat- terloo, de Sedén y de Mukden. Pues lo que constituye realjitente la importancia de un esfucrzo (realmente, en cuanto expresa la verdadera vida, la inmortalidad, lo que lamamos exisfencia (1) por contraste con la ilusidn de la vida mortal) es la excelencia humana que manifiesta, y la causa que sostiene. Porailé: esos trescientos espartanos representaban el supremo esfuerzo de Es- parta, todo cuanto Esparta podia dar en ntimero y calidad de soldados, ellos equivalen realmente al millon de hombres que tno de los modernos imperios pone sobre las armas, con @haloga energia; mas, porque también representaban, sin una sola ex- cepcién, la voluniad heroica, la perfecta conciencia patfidtica, imposibles de concebir en un millén de hombres, su eficdcia es no menos realmente superior. El millon de hombres correspondia a los persas, que, como es natural, debieron imponerle lavtinica disciplina compatible con tales masas: el automatismo de [a grey. Mientras en los otros, la libertad inherente a su condicion de ciudadanos, engendraba esa perfecta armonia de intenciBnes y de esfuerzos que contiene el secreto de las energias incalctilables. Ta evolucién de la fisica moderna, por Io que respecta a {a cons. titucién de la materia, problema fundamental cuyo desatfollo va poniendo en nuestras manos las energias ultrapoderosas del éter be y de fa luz, personificadas por las cosmogonias en los artesatios del universo. prototipico, — que asi va reintegrandose el hoitbre con su linaje primordial de arcangeles y satanes; — los descubti- micntos de las matemiticas; las experiencias del laboratorie los dominios del misterio atémico, tienden a Ia eliminacién dé ta materia para libertad la fuerza; y efectudndolo asi, es como Han logrado la comunicacién puramente etérea del telégrafo sin hiles, la supresién de la opacidad con los rayos catédicos, la luz friade los gases rarificados: 0 sea el triunfo sobre cuanto parecia COHs- tituir las oposiciones mAs irreducibles de la materia, Paragini, aquel resultado histérico de las ‘Termépilas y este otro défla ciencia, provienen del mismo concepto de civilizacién: el doniifiio de la materia por la’inteligencia (2), la transformacién d&Ja fuerza bruta en energia racional. Asi desaparece todo antago- nismo entre los distintos esfuerzos espirituales, que broviniegco de una misma causa, tienden a un mismo fin; al paso que los espiritus mAs reacios, adquiere importancia decisiva el pot épico, 0 sea la expresién, repito, de la vida heroica de las r: Pero hay otro aspecto fundamental de este asunto. Cuando el poema épico,-segtin pasa algunas veces, ha cido en un pueblo que empieza a vivir, su importancia es tod: iayor; pues revela en ayuella entidad condiciones vitales $ riores, constituyendo, asi, una profecia de caracter filosfito-y cientifico, Era esto lo que veia Grecia en los poemas homériee: y de aqui su veneracién hacia ellos. Homero habia sido el réve- lador de ese maravilloso supremo fruto de civilizacién llamadgeel helenismo; y por Jo tanto, un semidiés sobre la tierra. Los héroes revelan materialmente la aptitud vital de su raza, al ser ejempea- res humanos superiores. El poema, la aptitud espiritual q lo mas importante, como acabamos de ver, la mente que mi las moles. Y ello no es, por fuerza, necesario al éxito de la fisica, a la existencia de un pais rico y fuerte; como no lo pd absolutamente hablando, el dorado de Ja pluma al faisan, nivel canto al ruisefior. Pero una vez que esta dorado el faisan, cuida ga plumaje y hallase contento de tenerlo mas hermoso que offai aves; y también asi sucede al ruisefior que ha nacido con el —4 del canto, y lo cuida, y se deleita de tal modo en él, que ha de esperar para prodigarlo el silencio total dé la noche y fa magni- fica serenidad de las estrellas. De un modo semejanté las na- ciones cuiidan sts bellos poemas y se deleitan con ellos; sin fo cual serian mentalmente inferiores al ruisefior y al faisdn. Esta definicién un tanto amplificada del heroismo, fué nece- saria para establecer como es debido la naturaleza del poema épico y su importancia nacional, si cada individuo culto ha de tener conciencia de ese fenémeno: con lo que no alabara servil- mente, porque asi se lo ensefié su texto de literatura, ni vituperaré cometierido gratuita insolencia. Una vez que le ensefiemos lo que no sabe, dejara_ de proceder asi. Con lamentarnos de ello con- denarlo, nada sacaremos de positive. Todo hombre medianamente culto, puede comprender y debe saber lo que es un poetila épico, y con esto gozar de sus bellezas; y como la vida es tan dara que la mayoria de los hombres no anda ni trabaja sino movida Pp rel afan de gozar, pocos seran los individuos que renundién a la adqttisicién de un placer gratuito. Si no lo experimentany es por- que lo ignoran. Con ello se realiza al mismo tiempo una ‘Obra de civilizacién; porque lo es. de suyo, todo cuanto acostititibra a vivir en la familiaridad de las cosas bellas y nobles. Aj@éte fin ponemos esculturas en las plazas ptiblicas y hacemos jardines para el pueblo. Los hombres vuélvense asi mas buenog y mds libres, con lo cual se alcanza la maxima dignidad humiéna que consiste en la posesién de la libertad y de la justicia, Paravasegu- rarse estos dos bienes, para esto sdlo y no para ningtin otro objeto, se han dado patria los hombres, De suerte que en tales ensefianzas viene a conciliarse el interés de la civilizaciéftcon el de la patria. Es, como se vé, la perfeccién en fa matella; por donde resultaba que los poemas de Homero, constituytran en Grecia el fundamento de la educacién. Yes que la poesia épica tiene como objeto especificgiel elo gio de empresas inspiradas por la justicia y la libertad. Cok esto, al ser ella la expresién heroica de la raza, definese por {65 con- ceptos de patria y civilizacién, coincidentes, como acaba deiverse, en ese doble anhelo de excelencia humana: Ia justicia y la libertad. z i e Los dos méviles de la guerra contra [ién, el remoto y el in- mediato, son sendas reparaciones de justicia. Laomedéii, padre de Priano, habia negado a Poseidén y Apolo el estipefidio con- venido por la construccién del puerto y muros de Tr indispuso a los citados niimenes, cuya venganza habia empezado a experimentar la ciudad, antes de la guerra homérica. El motivo de esta operacién, fué la iniquidad cometida por Paris contra Menelao; la mayor y mas horrible para los antiguos, puesto que comportaba Ja violacin de la hospitalidad. El tema mismo de la Iliada, 1a cdlera de Aquiles y Jos innumerables dafios qife causé a los griegos, celebra la venganza de aquel héroe corttta el rey Agamenén que injustamente habiale quitado la esclava Briseida. Es una venganza, se diré; pero la venganza es el origély y con frecuencia una forma todavia muy elevada de justicia. Efitre los griegos era implacable, porque constituia la supremasley: reivindicacién social del honor que es, sin duda, una viftid pri- vada, pero también y principalmente un bien colectivo. Effperdén sistematico de las injurias pertenece al cristianismo cuy6}objeto supremo es la salvacién personal asequible con el ejerticio de tres virtudes antisociales: 1°. El amor a Dios, mis i rtante que el amor a los hombres, puesto que la misma caridad debe hacérsela en nombre de aquél, y no en el de la fratertiidad hu- mana (3); sin contar con que este amor a Dios, es la ad@utisicion del estado mistico al ctral se Mega por la negacién o la afkaciin del afecto humano, produciendo esto, como primer consééuencia, la esterilidad sexual (4). 2°. La fé, sinénima de fidetidad, no de creencia, porque lo esencial en ella es el acatamiento alk dogma, aunque sea absurdo, y mas todavia, porque es absurdo; quia absurdum) a causa de que la perfecta obediencia cn sactificar fa razon ante la autoridad dogmatica: virtu que tiende a eternizar el despotismo, asi transformado et divino. Por esto el que no cree es infiel, y ef que disiente € 3°. El aislamiento o fuga del mundo, que constituye manera de constmar el negocio de fa salvacién; por dof@€ nada tesulta mas ventajoso que el estado mondstico, y mas ace! as- cetismo. = 6 = Para una religién de esclavos, de desesperados, de Bn. dos por los excesos viciosos, pues tales fueron los primitives fie- les, y seguramente los fundadores del cristianismo, el honor, considerado como virtud social, significaba poco o naday el perddn de las injurias a que su condicién los habituaba 0 predis- ponia, restiltaba mucho més facil, desde que el supremo Hegocio de la salvacién consistia en un acuerdo privado y persotialisimo del creyente con su dios, en el mas efectivo aislamiento que para dicha operacién fuera posible. Cuando la barbarie sana viril adopté aquella religién, ef mandamiento qued6 subsistenté en la letra; pero la idea de justicia humana cuyo origen est en la venganza, impisuse de suyo, y el desafio judicial resuéite a la euménide antigua que era una deidad del destino, una parca al mismo tiempo, imponiendo a la Iglesia ese derecho de ta dignidad laica. Y digo impuso, pues aunque la Iglesia siguié corgiando 10 la el desafio judicial y‘la venganza, sus mismas drdenes, de los Templarios, y sus propios santos, como Latis IX d cia, usaron y reglamentaron aquel derecho; mientras pata’ mon- jes y pontifices, la inquisicion y las excomuniones politieds, sus- tituyeron pronto las dulces paradojas de Jestis, por los encores mas positivos del viejo Jehova, euménide no menos sanguinaria que las paganas. : Esta disgresién era indispensable, dada la deformacién cris- tiana de aquellas ideas que los griegos tenian por fiintamento de su libertad y de stt justicia; pues solo mediante unagexplica- cién asi, puede el moderno concebir como es debido ef#earacter justiciero de la Iliada. Fl honor griego, como vittud sdetal, con- sistia cn la venganza; y aun actualmente, no es otro elggoncepto de nuestros desafios; mientras la justicia, es decir, elfen pri vaio que la colectividad debia asegurar a cada uno, @stribaba en la compensacién de la ofensa por medio del matrimghio o de 1a multa; con lo cual quedaba a veces, extinto el debefde ven- ganza. Pues conviene advertir que si la justicia es ef DIM asegu- rado a cada uno por la sociedad, el honor es el corre! diente sacrificio que la sociedad exige a cada uno; de manerafque s6lo ella puede eximir de su satisfaccién cn determinados €8803, sus = —W7— « tituyéndose con su justicia. Tal, por ejemplo, cuando un matri- monio restablecia en la familia del ofendido, la armonia que la ofensa habia turbado. Entonces la venganza dejaba de sé®/una necesidad social (Ia necesidad defensiva de la familia, que en toda nacidn bien organizada debe constituir el instinto supremo) y la sociedad relevaba del sacrificio de honor. Estas considera- ciones, despegadas en apariencia, tendran mucho que ver ¢6h el examen de nuestro poema nacional. La Odisea nos presenta un caso semejante. El resultad6 de todas las penurias que pasa el héroe, es el restablecimiento-de la justicia en su reino y en su hogar trastornados por los préten- dientes. La narracién de las aventuras famosas, preséitahos permanente la porfia del héroe para libertarse de los eleniéhtos que se le oponen, Observamos en la Eneida un objeto andlogo: el esfuer: Eneas y de los troyanos fugitivos, tiende a constituirle: “nueva patria; es decir, una nueva seguridad para su libert orque es justo. $ Asimismo, lo que canta el Romancero, son las liber! arlante miel sus luengas barbas bellidas. ié es el viaje del Dante a los tres mundos ulterior mor lejos de la tierra inicua. Porque cl motivo de hab zado aquel tenaz gibelino de Florencia, al viaje por infie urgatorio y cielo, que es decir, dentro de si mismo a travé 1 inmensa desventura, de su amarga esperanza y de su di 18 quimera, fué el destierro que Je dejé sin patria, iinfundiéndole asi, sed insaciable de libertad y de justicia. Congo cual fué y anduvo como ningéin otro héroe, superior, digo, a Okfeo, a Ulises y a Eneas, transeuntes del Hades tan slo; que nila Ciudad de la Desesperacién, ni la de la Expiacién, ni la de 12 Bienaveniu- ranza, valian para él (joh como era cierto!) enanto aquelta florida y orgullosa Villa del Lirio, asi este acabara de toffirse bermejo con la propia saugre gibelina y parecer ands bien fadga que for en el corazén de Italia (5). e Si recordamos a Camoéns, el caracteristico épico del Rena cimiento (6), hallaremos todavia engrandecido eb tema en lo que canta, pues se trata de la libertad del mar. Non plus’ ultra dicen los huracanes y los monstruos del elementojea los héroes que van abriendo su inmensidad; pero ellos no hacen caso y pa- san, y detras de ellos van quedando libres las grafides aguas, y dilatada con su esfuerzo la patria que el poeta no Hiabia de poder ver caida muy Iuego bajo la conquista del siniest#® Felipe, sin morirse de tristeza como un verdadero mértir dela libertad. lia dantesca, Por lo demas, su poema, a semejanza de la Com es una obra de desterrado. En una cueva de las ‘f puso, Horando el amor perdido y, la patria ausentés Los dos primeros versos con que empieza s armonioso ‘Torcuato, ya declaran el propésito di libertadora. Canto, dice el poeta, al piadoso ejérei erusalem el ia empresa iGey-al capitin que liberté el sepulcro de Cristo. ‘Tal fué, en efétto, la razon popular de las Cruzadas. Para todo cristiano de lay dad Media, era evidente la iniquidad de que los musitlmaneg@poseyeran el sepulero de Cristo, cuando ante ellos ningim valéfedebia tener como reliquia. De donde resultaba que sdlo el odiggs los cristi nos podia explicar su obstinacién. Hoy que concede los otros midviles, mas 0 menos involuntarios, de la empresi sdaesu aspecto, politico, por decirlo asi, aquello nos parece insigifficante, En tonces, cuando todo eso que hoy sabemos estaba octiff6, no existia otra razén, lo cual explica la universalidad del eri citado por la empresa. Es seguro que nosotros hal Jo'mismo, para honra nuestra; pues no existe mg Basmo sus- amos hecho ~ 19 noble que el de pelear por la libertad y la justicia. Tal 1 Boi cidn de ese poema cuyo mismo titulo es una declaracién si tiva. Por lo demas, todo poema caballeresco estara igui sin limites, expresa en dos consecuencias tipicas: y el valor; 0 sea la oblacién que hace al bien ajeno, del en su genuina realidad (veraz es todo aquel que se dénde se vid empresa mas caballeresca, que esa guerra § por Ia libertad de un sepulero!... El secreto profundo de nuestra vida — la “‘milicia’”’de los de la condicién humana. Por ello los hombres no puedi sino peleando de esa manera. rece, tin comibatiente de la libertad. 20 — Nadie ignora que el poema puritano de Inglatgits es un comentario de aquella revolucién a la cual no falté como tragico cimiento, ni la cabeza de rey exigida por todas las flindaciones analogas: repiiblica romana, repblica francesa. Asi, €soplo bi- blico que lo inspira, no recuerda el Libro de los Reyes, emponzo- fiado de lujuria y de iniquidad en ef linaje de David; sino aquella viril sencillez que honra la historia hebrea con la institucién deinocratica de los Jueces. Y por esto, si la rapsodia paradisiaca ofrece esa rigidez inherente a las abstracciones simbélicas, el episodio prologal de la rebelién satdnica en que el poeta debid ponerlo todo, pues la Biblia lo menciona apenas (8) siérido aque- Ho que ef poeta puso, la fiera libertad revolucionaria dé los puri- tanos, ese episodio es, precisamente, la cumbre épica del poema, lo que hace, mejor dicho, que éste sea un poema épicdpasi como la montafia se caracteriza por su altura principal. Siftgese episo- dio, en el cual es evidente la inclinacién del poeta ha rebelde, el poema fuera una bella composicin teolégica, regocijo de eruditos, dechado de poesia sabia, sin pasion, que e§ decir, sin vida humana, sin esa asimetria dramitica de las hondas emocio- nes, que constituye el fundamento de la simpatia,3Es que 1a pareja del Edén, no resulta del mismo libro original, sino un agente pasivo en el cual se reproduce Ia lucha de los ntinenes, con un vasto cttadro en un espejo reducido. Su rebeliéit.no alcan- za, siquiera, la grandeza del crimen, No es mas que ath pecado. No la inspira el anhelo heroico de’ser libre, 0 sea digno por si mismo de la dicha y del dolor, sino la curiosidad yj amorosa. Hasta el elemento viril, el hombre, viene @tresultar secundario. El personaje interesante es Eva, no Adah. Y no existe un s6lo poema épico sin héroe maseulino. La _ heroica es de suyo viril, porque en todo estado de civilizaciéfly la lucha por la libertad concierne al hombre. La misién de lasmujer es conservar por medio del buen sentido y de la castid&d} el bien adquirido. Los pumas homéricos, que constituyen el médelo de ta poesia épica, ensefian esta verdad. En su descripcién iHtegral de Ja vida hervica, no falta la heroina. Es Andrémaca ef la Tliada fa el dugel la. pasion ae = . . . . & y Penélope en la Odisea: las grandes guardianas del fidgar. Ad- viértase que en esto, en esto principalmehte, es decir éf sus he- roinas, Homero es superior a todos los épicos. EM@8ino han contado sitio con la accién viril, salvo, quiz4, el poctdtandnimo del Romancero, cuya Jimena conserva, por cierto, atifique solo como personaje ocasional, la tradicién de ta vida épicae¥ es que nada se halla tan préximo al dechado heleno comdfél pocma espaiiol. : Pero lo heroina de Milton es tn simbolo, y de aquisst frial- dad, su contrahechura humana, que afectan a toda la*pbra. La calidad viril, la vida épica, pertenecen al Angel rebeldé que es, precisamente, un avatar del Prometeo griego; y por , cf ese episodio inicial, est la justificacién cualitativa del poema. Esta rapida ojeada, no podia, naturalmente, cofiprender sino las composiciones mas importantes del género, 0 tipica entre varias, como el Romancero entre la Cancién de R@lando, y Los Nibeluugos; si bien ninguna de ellas carece del méficionado mévil. Otras como el Ramayana y la Teogonta de Hesibdo, son ya monumentos religiosos, y no les corresponde, a ini Gender, la clasificacién épica, si se acepta que ésta tiene como i los poemas homéricos. Por iiltimo, la Farsalia, no ¢ episodio épico, y literariamente hablando, una creacié# aunque tampoco le falte el consabido mévil: una luch libertad, tal como fo entendian, al menos, los republi Pompeyo. Otro elemento épico de la mayor importancia, es fendmeno mas peculiarmente humano todavia que el es que Ja espansién vital, por ella caracterizada, pone la sensibilidad en estado de impresionarse con las posta, sea el grande agente modificador de las costtt dendo corrigo mores. La risa es un don de los dioses y por esto la antigiiedad no habia vacilado en atribuir a -2~ género, como lo seria el Quijote, si no estuviera escrit@fen prosa. Caricaturas de la vida heroica, esas creaviones estingplies, den- tro de dicho género; y esto, no sélo por raz6n de estrtctura, sino porque con la alegria, exaltan la funcién vital. Pero fa.vida he- roica restiltales indispensable. Io que no existia, erasla combi- nacién de ambas creaciones en un solo pocma; y con ella, preci- samente, adquiere el nuestro una excelencia singular, La creacién épica, no contribuye con ese resultado moral, solamente, a la obra de la civilizacién. Su influencia- estética es de suyo, mas directa. Los hombres se han civilizado espiri- tualmente, conservando y desarroliando aquellos sehtimientos que tornan agradable la vida, pero también suprimietido y mo- dificando aquellos otros que la vuelven ingrata. La tivilizacion es, ante todo, tuna ucha contra el dolor, enemigo de la vida; pues el dolor existe, alld donde esta la vida contrariada o désviada de su funcién normal. Cada vez que el hombre experimenta una serisacién o una emocién agradables, tiende a prolongar dicho estado y a conseryar en su medio circunstante, asi como en su propio sér, las condiciones que lo han producido, La ‘Gontempla- cidn de la bellezas naturales, figura, a este respecto, én primera linea. El espectaculo de las propias acciones, ctandoséétas com- portan una amplificacién favorable de la vida por el dominio de El panorama inféfiio de las ideas, constituye su satisfaccién Sfiperior de las fuerzas naturales, viene despué: emociones y de las sér inteligente. Asi nace también la obra de arte, o sea la repro- duccién de aquellos espectaculos, con la cual se apropia él hombre todo cuanto le ha interesado en ellos. Por esto reprodt tallados de primitivo, el animal y la fi primero después, en sts toscos la escena.de caza o de pugilato; por tiltimo, en los si ticos o fonéticos que constituyen las Bellas Artes, propiamente dicho, aquello que escapa a la descripcién directa:a¥ con eso demuestra, al mismo tiempo, st voluntad de consetvar la cosa © el estado que le resultaron agradables. Semejante aétimulacion de ideas y de sentimientos reproducides por muchagggeneracio- nes, constituye los prototipos de belleza, de bien y deverdad que herencia; Hevamos en nuestro sér como una preciosa milenar —B- de suerte que cuando el artista los evoca en nosotros pot medio de su obra, nuestro espiritt vive la vida de la raza entefa bajo sti aspecto superior. Y de tal suerte, es obra de civilizaciéala del artista. Asi, por ejemplo, cuando éste reproduce con sti Fela de cuatro pulgadas, fa impresién def mar y de fos campos inttiénsos. Ella est en nuestro espiritu, no en el cuadro, que ni por’8t tensidn, ni por su situacién de plano vertical, ni por st ifio lidad, ni por sus indicaciones puramente convencionales: m0 son los diversos planos de la perspectiva, ni por su falta abgoluta de luz, puesto que todos los colores acumulados en él sotfsom- bras, aglomeraciones de materia opaca, por nada de eso, repro- duce, ciertamente, el mar ni los campos; aun cuando Atestra ex- impresién equivale a la realidad de todo aquello que en el etiadro poscemo: materia inerte que el cuadro es, éste se transforma en espiritualizada. Ahora bien, la espiritualizacién de la ‘materia constituye el objeto mismo del arte. Por este procedimientoy Ile- gamos a la comunicacién directa con la naturaleza y con Mites- 08 semejantes; es decir, a la maxima expansién de nuestte que es la tendencia primordial de todo cuanto vive. Cua ‘cosa divina y enorme: la negacién de la muerte. ~ Ha hecho mis el artista, Ha encontrado, exactamenté bio, cuando éste descubre una ley de la naturaleza, 1 a, 0 sean la adaptacidn al medio y Ja-selec- tial, siguen las mismas direcciones de nuestra s de lo contrario, nos resultarian ininteligiblegs: El fo humano conviértese, asi, en un aspecto de laidea- ue planeta; porque basta considerar la fisiologia de esteotganismo enorme, con su potente corazén de fuego, sus movimilentos com- plicadisimos en el espacio y dentro de si mismo, la cirgtilacién de sis agnas y de sus vientos, para comprender que Id ifiteligencia, asi sea ella un producto de las combinaciones de 1a‘vida orga- nizada, como lo quiere el materialismo, o el motor catisal de la vida, como sostienen los espiritualistas, no puede ser tia facultad exclusivamente humana. Ella existe evidente, porsotra parte, en Jos organismos inferiores al nuestro, segiin esta Ya irrefra- gablemente comprohado; y por otra parte, cuando la aplicacién de nuestras leyes matemiticas produce el descubrimiento de un astro en determinada zona de la inmensidad, esto demittestra que el astro en cuestién obedece a la misma légica de nuestro razo- namiento, o sea que entendemos Ia evolucién de ese astro en el Cosmos, porque ella sigue la misma direccién de ict logicn. Establecido, asi, lo mas importante en el cardcter de la itu que la anima y le da st significado trascendental, demostrando su wtilidad docente sobte,el espiritu de los pueblos (9), analicemos los rasgos exteriores gue de ese estado espiritual provienen por rigurosa consecuencia. Cuenta primero la caracterizacién nacional, exptesada por la descripeién del modo como siente y practica la vida heroica, la raza del poeta; o dicho en términos complementarios, la ma- nera como dicha raza combate por la justicia y por 1a libertad. Es que al representar estos dos expresiones sendos,valores po- sitivos en Jo moral y en lo material, excluyen de stiyo’ las abs- tracciones tematicas. El cardcter nacional, no es necesario sino a poesia épica, 0 sea el espi este género de poesia; y de tal modo, que toda poesidjempieza a ser épica, apenas resulta inevitablemente nacional. Ag las Gedr- gicas de Virgilio, que no habrian existide fuera de la agriculiura romana (10). Y es que’en todos los otros géneros, el poeta canta © describe emociones generales, de tal manera, quegsu poesia expresa la vida del hombre considerado como espirittt humano; mientras que, segiin he dicho, la poesia épica es la expresién de la vida heroica de una raza: de esa raza y no de otra alguna. No celebra ni canta la libertad y la justicia en abstractoy porque en as La tonces resultaria lirica, como aquella que las canta y las celebra a titulo de principios humanos inherentes a todo espiritu; sito la manera como cada raza combate por dichos principios. Adé: mds, como el objeto de la patria es asegurar a cierta agrupaciéHt de hombres la libertad y la justicia en determinadas condicionés, de donde resulta que cada patria es una entidad distinta, cl ob jeto primordial de la épica, encuéntrase, asi, imperiosamente vilt= culado a Ja idea de patria. Mas que vinculado, refundido con clla hasta formar una misma cosa. Asi Io entendian los griegos que es decir, los hombres mas inteligentes, la raza que hasta héy representa el mayor éxito humano; y por esto los poemas hotié= ricos representabanles el vinculo moral de la nacionalidad. EI segundo y diltimo rasgo, es la inspiracién religiosa| sea el reconocimiento que hace el héioe de entidades superiont a las cuales atribuye la direccién trascendental del mundo. Pé que la justicia y la libertad, son incompatibles con el materialistf La mas inmediata consecuencia de esta filosofia, es el ego mo que limita toda la raz6n de nuestras actividades, a la sete de la vida personal; pues si todo acaba con la muerte, aquello € sin duda, el objeto mas importante. Cualquiera percibe en eg una mera inversién del egoismo cristiano. Asi como éste, p miedo al infierno y consiguiente anhelo de gozar Ia bienaven! ranza, sacrificaba toda la vida material, aquél sacrifica * espiritt a los goces materiales que son la consecttencia del mie al dolor. Se dira que el mévil y las aspiraciones cristianas erah mas nobles. No lo creo, Para los esclavos y los miseros que fut daron el cristianismo, asi como para el triste pueblo de la Ed media (pytesto que 10s sefiores no se ahorraban goces, sabiet que la gloria eterna habian de franquedrsela con sus dobld Ja eternidad feliz después de la muerte, resultaba ventaj comparada con los dolores de una vida ya tan cruel. Por otra parte, si la determinacién de todos los fenément entre ellos esa misma vida, reside en la fatalidad de fuerZ8$ ciegas, las nociones del bien y del mal, resultan meros accidents. de nuestro egoismo; y Ja moral del interés, 0 sea, en términos Ca bales, Ja suprema avaricia, viene a constituir la explicacion We — % — oe aquellas nociones cuyo cardcter de pre-ciencia causaba 1a estu- \pefaccién de Kant, Solamente la infinitud estrelladapproduciale, a su propio decir, tanta maravilla como ese sentido humano del bien y del mal. Todo despotismo es egoista, en cuatttd refiere al bien personal la vida entera; asi consista aquel bien €n el despo- Lismo terrestre del super-hombre de Nietzche, o en el cielo de los cristianos. La justicia y la libertad constituyen prificipios reli- giosos, porque son consccuencias espiritualistas: esperanzas sw- premas procedentes de la creencia en nuestra propia inmortali- dad. En el reino de Ia materia, magnitud, peso y potéheia son los supremos atributos que subordinan inexorablementéjel débil al fuerte por la fatalidad de la ley de fuerza; y este eel principio de obediencia. Mientras en el reino del espiritu, los tres méviles supremos son verdad, belleza y bion, 0 scan los cletficntos cons- titutivos de la ley de razén que todo lo dispone eft proporcién arménica; y este es el principio del orden. La vida heroica, 0 sca el combate.por la libertad y por la justicia, es la actividad hu- mana de esa armonia; y con-ello, cosa espirituaf’de suyo: de suerte que la poesia épica viene a ser un fendmeno teligioso. El lector habré comprendido ya que no quiero décir dogmé- tico. Es indiferente, en efecto, que el héroe manifieste st senti- miento rcligioso por medio de un culto, aunque asitha succdido hasta hoy, y aunque sea indudable que ciertos cultos predisponen a la vida heroica. Tal, por ejemplo, el politeismo déilos tiempos homéricos. La vida heroica era tan completa en él, que el héroe Iuchaba contra los mismos dioses, a causa de que ‘el concepto primordial del destino, fundamento de acvelas Meenas, la vida futura no dependia de los dioses, sino de lafeonducta de cada hombre sobre la tierra. Los dioses no eran sin agentes del destino, o sea de la ley de causalidad. a Pero ese caracter religioso dimana de otra catf8a profunda. Platén crefa que obra perfecta de belleza es una crédeién incons- ciente, porque asignando al artista el atributo reptésentativo de su taza, aquél venia a ser como expresién sintélica de toda vida superior en Ja raza misma, un agente del destino, a seme- janza de las deidades cuyo linaje patentiz4base en?su condicion a7 z de semidiés. Pues bajo el concepto transcendental del Antiguo, tratébase, efectivamente, de un numen; por donde, como e§ facil comprender, venia a intervenir en st obra un elemento filiste- rioso que necesariamente debia imprimirle cierta religi dad. ~ Lo evidente es que en dicha obra, como en todo resultado de tuna evolucién stiperior, son muy diversos, y sin relacién afpuna en apariencia, los elementos que han concurrido a formarla; de tal modo que en su propia condicién magnifica de revelad@e, el poeta es, en gran parte, un agente involuntario de la vida he- roica por él mismo revelada. Asi, en su esencia y en stt a, la obra tiene mucho de impersonal; y por esto, lo que se sighifica con el mito de la musa inspiradora, es el espiritu de la‘ raza al cual el poeta sirve de agente. Sélo que para esto, — y aqui qlieda reconocida 1a excelencia de aquel — necesitase una profdinda identidad de condicién divina entre el agente y la deida Se ha discutido mucho 1a paternidad mitiltiple o tinica poemas homéricos. El trabajo erudito restltante de uno © postulado, permitenos afirmar ahora que todos tienen 4 Para mi es ya evidente que una serie de precursores, d homéridas, formé el ambiente épico (literariamente hablande del espirituy, de los ¢ suefios filoséticos de la anti Inttil mencionar las imi Entretanto, las escuelas han hecho Ia gloria del arte. Pordl | los mismos dioses crean de la nada: Io hacen en el -pacatire | existente. : Tales son las causas del poema como fehémeno inteld y social: platénicamente hablando, su verdad y stt bien. tial — 23 — Como realizacién artistica, como obra de bellez debe dar este primer resultado sensible'de su verdat personajes adquieran vida real, como si existieran! mujer y de hombre, y no de la creacién poética; ext que esta no parezca sino la celebracién de sus obras dé Asi la verdad suprema que consiste en existir, inmottaliza los prototipos de la raza, y con ellos el concepto de libertad y de jus- ticia curyas personificaciones heroicas son. : En esto consiste la verdad artistica, que no difitfendo esen- cialmente de la comin verdad humana, es un fenéméfio interno, independiente del sujeto fisico; mientras para la retérica, éste constituye precisamente lo esencial, porqus Ja retériea no crea belleza: la hace conforme a canones determinados, yde aqui sit intrinseca frialdad. 4 La pintura de los maestros antiguos, hasta el Retiacimien- to inclusive, demuestra esta doble afirmacién con 1a eficacia de la plastica, i Sus personajes y sti retratos, cuando son perfésla obra de arte, revelan la ley fundamental de la creacién estéfiea, que al ser tal creaciém, es también obra de vida: no parecent pittados, sino existentes de suyo. Mas, para alcanzar este ga@do de per- feccidn, el artista necesita reproducir ‘la vida que esta viendo, ser veraz, al expresar, asi, lo tinico que sabe positivamente; y entonces, describe figuras de tipos y trajes anacrOhicos, como los convidados a las Bodas de Cand del Veronés, qtié'son vene- entajosa cianos contemporaneos del pintor, y hasta amigos glivos retra- tados asi, En cambio, la vida, o sea la creacién misifa, lo esen- cial en la obra de arte, es sorprendente. A esto haystto sélo de- recho, sino deber de sacrificar la realidad, que es | sajera. El segundo éxito del poema, 0 sea el resultad6:sensible de su bien, consiste en fomentar las ideas y los sent bles, cual movimientos inherentes a la emocién de’ que no estén expresos ni sea ese el objeto directo tal modo que el lector se sienta engrandecido en ‘ialquiera de sus facultades superiores: como et valor, el entustifgino, la pie- dad; 0 en todas ellas. ticha roto tipos existentes de las cosas, 0 sea enriqueciendo Ia nociéh que aquél tiene de la armonia universal en Ja cual figura co una cuerda en el concierto. El artista, con stt obra de arte, lavafina y Je saca una mitsica nueva que tenia la capacidad de ede, pero sdlo bajo esa sensibilizacién especifica; y de tal fusi6H en la armonia general, proviene su goce inefable. La obra Pane pone al alma en estado de belleza, cuando por medio de $f ar- -monia peculiar consigue que aquella entidad sienta en sifinis- “ma la unidad de la universal armonia; y esa emocién es. que produzca, desarrollando en la mente de su lector los ta a la raza un bien positivo pe pa _ nla cultura de los pueblos. Y no olvi el mAximo valor, hasta en materia ecot —30— . tos productores; y ademas, toda produccién dependggde su acti- ‘vidad inteligente, como todo valor esta determingdo por sus aspiraciones necesarias 0 superiluas. Los griegos, cliVa’ vida per- fecta consistié en que todo lo hicieron perfectamente; siendo los mejores comerciantes, los mejores soldados, los mejores colo- nizadores, los mejores ganaderos, agricultores, industriales y navegantes que podamos concebir, fueron tambiénglos mejores filésofos y artistas. Como educadores, no sélo consiflieron aquel resultado tinico de vida, sino que aun nos instruyet#Y bien, to- da su educacién fisica, intelectual y moral, basibagé-en la esté- tica, Ellos sostenian précticamente, qite leer a Homi@fo era el me- jor modo de empezar la educacidn de sma lo fué la vida griega. De tal suerte alcanzé Atenas gio de civilizacién irradiante, aquel imperialismo presenta la maxima desproporcién entre la pequiene de los medins y la magnitud, también material, del fto. Ast Vi necia repitid el caso histérico (12). Asi la contefffpornea In- glaterra presenta, el. fenémeno mas parecido a aqulios, culti- vando su elemento mas precioso de energia y de rte el gentleman, en la familiaridad de Shakespeare. E§t9 lo sabe to- do gobernante inglés, Porque la obra de Shakespeate es la imi- tacién del perfecto caballero que Inglatérra exije para dejarse gobernar; vale decir para confiar su nave mercatiféy guerrera. El arte supremo del piloto, es para Inglaterra la poesia de Sha- kespeare, como {o era para los griegos, y esto difeetamente ha- blando, la poesia de ia Odisea. e Entonces el verso, o sea el lenguaje habitualgde la epope- ficaz como, mente la lengua épica, como puede verse en lagagersiones mo- dernizadas del Romancero. Lo que pierde en majégetd, ginalo en sencillez, y esto es preferible siempre; porque todo-grande arte social, como Ia epopeya, la dpera, la arquitecturaspublica, dehen 3h buscar los medios conducentes a Ja popularidad. El ser dema- siados literarios y con ello exigentes de una cultura cif en el lector, es el defecto capital de la Eneida y de los poeitias del Renacimiento. Cosa andloga sucede con la arquitectura con ta mitisica, desde aquel tiempo. = EI verso de arte menor, no es, tampoco, desconocido en la épica tradicional. Todos los romances pertenecientes alg€iclo de bres, tan realmente como si los trajese a su aleance; ptt + significa tornar sensibles e inmediatos los movimient de nuestra mente a que Ilamamos ideas, y los objeto la palabra, necesitariamos traer materialmente para pecial. Recordemos, ahora, que la poesia esti formada nes y de miisica: gue no es sino esto. Con lo cual tenel cido el lenguaje a un fendmeno poético: el lenguaje, € el valor humano por excelencia, el instrumento prim toda sociedad y de toda civilizacién, porque es el orgar 32 = lacién directa entre los espiritus. El canto Ilano cortiente ahora entre nosotros como lenguaje comtin, es, seguramefite, la poe- sia de bardos antiquisimos, que dieron nombre a 148:cosas por medio de la imagen y de la misica, aplicando, leg ste siste- ma metaforico a los términos abstractos que denomisiaa nuestras ideas. La palabra mente, por ejemplo, proviene de 1a raiz sans crita man, pensar. Pero man significa también hombfé, como en el inglés que ha conservado Ia palabra genuina, Es @vidente que el vocablo primitivo, no significd mas que este iltinto, asi co- mo que debié provenir, a su vez, del sonido natural mama con que se inicia el lenguaje infantil, y que resulta de ina redupli- cacién de los movimientos labiales de la lactancia, Ef latin cla- 0, mamma significa teta. La primera ocurrencia del nifio que tiene hambre, es pedir de mamar, repitiendo el moVimiento ca- racteristico. Asi proceden también los animales. EL perro que quiere conducirnos a un lugar determinado, donde ha descu- bierto un herido, por ejemplo, hace el ademdn de ir y, venir entre nosotros y aquel sitio. La palabra primordial y caratteristica del hombre, es, pues, mama, Con ella se hizo, desde lilego, el nom- bre de la madre; y obsérvese cinta poesia contiefe-este simple hecho natural de ser tal nombre Ia primera palabras Luego, por medio de una sencilla contraccién, mart, pronto traiigformada en el sonido mis facil man, designése al hombre, el prOgedente de la madre, Luego se did al atributo humano por exceleffela, el mismo nombre, con un significado mis justo atin que en f@gamosa pala- bra cartesiana: pienso, luego soy hombre. Y cuandggesto pudo su- ceder, el lenguaje estuvo formado. La muerte, a styez, lamése mar (de donde marasma) y sirvié de radical a e los califi- cativos {undamentales del género humano en gri€go: méropes, que significa literalmente mortales. Luego vinieroa materia, o sea la gran madre: mater-ia; maia, o la tierra, may, o el total de Jas aguas cuya ondulacién describe la letra m qu jéxiste en to- dos los alfabetos bajo ese caracter primordial; yépor dltimo, el grande espiritu rector de los hombres, el primetslegislador de Ja humanidad, Hamése Manti. Los nombres primo: verso, resitltaron de esta primera palabra: mavid ales del uni- EL descubri- miento de las relaciones trascendentales de las cosas, sen! zado y aproximado por la metafora; la iftiagen’ materna qu palabras van repitiendo; el valor musical que las diferenci todas operaciones poéticas. Sdlo la imaginacién, la faculti crear imdgenes, ha podido producir ese resultado. Y se _ precisamente, de la facultad poética por excelencia. Si hemos de inferir por analogia el pasado prehistori el fendmeno que la historia nos permite comprobar, la poe: ha dejado de ser el elemento esencial en la evolucién del guaje. Lus poetuas hométicos habian formado definitivam idioma heleno. Todos aquellos que no hablaban correcta el lenguaje de dichos poemas, eran los barbaros. El lal fas tonadas regionales, provino la transformacién. La rima conocida por el latin clisico, constituyd, precisamente, “demento. Las primeras lenguas romanas, fueron hablad ue ma naturaleza; y como el idiomia es el rasgo superior dela raza, como constituye la patria en cuanto ésta es fenneno resulta que’para todo pais digno de la civilizacién, no gocio mas importante que la poesia. a El hombre vale mas, positivamente hablando, ctlanto més culto es; porque asi produce mas. Y toda Ja cultura es ‘asunto de lenguaje. Toda la cultura; porque ciencia, arte, politica, guerra, comercio, dependen de la ejectcién de formulas y dé drdenes que no son sino palabras. La dignidad de la especie huiiana pro- viene de esta misteridsa subordinacién de su espiritu ala poesia, asi definida como la emocién original, y también coitio la pri- mordial mocién del sér humano. Misteriosa, porque si! elemento natural, en aquel simple sonido mama de ta t til, creo también que ello no es un resultado castal d organi- hecesaria y a stt instinto la inclinacion debida, para qt so de Ja necesidad, produjeran naturalmente aquell: Con estas palabras que vuelven a recordarnos nacién del poeta como elemento representativo de la poesia épica, Sélo me resta una cosa que afiadir: la ¢ del poema épico es, por aquella misma cireunstancia tiva, una tarea heroica, y en su consecuencia un acl 0 singular, con frecuencia extrafio a la vida normal del poeta. Agi son, por otra parte, todos los heroismos: episodios’ aislados 1 la exis- tencia det héroe. Actos que éste parece haber ejecutad® fuera de si, al restltar sobrehumanos. Es que quien los comete en ese momento, es stt deus interno, sin mas relacién con ef individuo fisico, que la de Ia mano con el bastén. Milton cio (13) y Beethoven sordo, son dos indicaciones transcendentafes, La con- dicién divina del genio, apareja el goce de la luz ecesidad espirita donde realmente existen toda misica y tod& juz, nadie ha visto como ese ciego y nadie ha oido como eseXArdo. Flos ea cesar, y dejando de ser, por operacion simultinea. > y por esto el Dante dice que el lirio florentino fué “per division fatto veri 35 — no dominaron tan sélo, en su totalidad, el espectaculo de uni- verso perceptible; que slo por dominarlo asi, lo deseribieton mejor que nadie. Vieron y oycron también lo que nosot! § no podemos ver ni oir: la ma avilla de la divinidad, press ae en aquella sombra y en aquel silencio. Sombra estrellada como la noche detris de las nubes interpttestas. Silencio continente de toda musica, porque fué un punto de comunicacién ‘éon el infinito. NOTAS (2) Propiamente, la estabilidail maxima considerada como suprema ex-sistere. Sistere, hallarse estable, ser. Al paso que vida, es el griego bios, f dad de In materia organizada que'consiste, precisamente, en estar Hlegande (2) Una sola es ta ley de vida en ct sniverso, y por ello toxlas sus tk sioves son anélogas, decian aquellos alquimistas que Hainaban al estado at nuestros fisicos, la tierra de Adam, o sea la substancia original de donde e vide, (3) Los tres primeros mandamiientos, o scan los mis importantes, a los deberes para con Dios: amarle sobre todas las cosas, no jurar sig vano y santificar Jas fiestas. Es el deber religioso, en otros términos, de la salvacién personal, el bien privado que Ja observancia de esa triple obfigac stegura, antepuesto al deber social, a la solidaridad desinteresada que constifuye Ix felicidad comin, (4) La Iglesia declara que el estado de virginidad es superior al We maggfnicad para el negocio de la salyacion eterna, (5) Florencia esta precisamente en ef centro de Italia, Su primitivo estandarte, de gules con lirio de plata, el lirio toscano det estio, qued6 transformado én, plata con lirio de gules (la giadiola purpurina es también una flor regional) acto €oitinuo de Ia victoria florentina contra Pistoia en 1251, Habiéndose uegado los gibelitios de Florencia a tomar parte en Ia campana, pues la citidad enemiga era de sit los gicifos vietoriosos procerieron a desterrarlos en masa, previa ejecucidiiide sus jefes. Después cambidse la blanea flor atistoritiea, por la roja de los atfegthos bivegueses triunfantes, pues data de entonees fa ofigarquia comercial de la Replica; Jas alegorias paganas mérclanse, con anacronismo caracteristico, a la dé feal de la vida y a los conceptos de ta moral cristiana, imponiéndole canénica: fendmeno peculiar a la evolucién estética del Renacimiento, < quedatia seco aqueliafio, fac movimiento espontineo € ibcontenible bajo ta fe de una revelacién en cuya vir tando el camino a pie enjuto hasta tn Si ‘ue s6lo produio tna horrorosa mortandad. El abandono de wifios fué tifa las grant- des calamidades de la Edad Media, como consecuencia de la vagancidyyide la mi- seria de los adultos. De aqui la enorme cifra mencionada, que no es fo mas asom- broso, Lo que si resulta estupendo, es el movimiento mismo y su siléeridad, pues muchos de aquellos jévenes cruzados legaron a Tolemaida. : (8) La famosa “Guerra en tos Ciclos", parece ser, efectivamente, una refe- rencia a ottos escritos, con el tinico fin de dar una explicacién a ta caida! de Satin. (9) Los griegos cuya vida préctiea fué tan completa, atribufanl atios pocmas de Homero mis eficacia docente que a cualquier tratado de ciencia 92d filosofia; ¥ asi, dichos poemas formaban el principio y el fin de aquetla cultura que les did el dominio del mundo en todos los érdenes de 1a actividad humana. (0) No es dificil hallar en el poema virgiliano el mévil genét sia épica, Recuérdese en el libro II ef trozo que comienza: O fortunatos nimine, sua si bona norint Agricolas! ose a fos campos cultivados : ce.eetrema per illos ‘cedens tervis vestigia fecit, Para no recordar ef tan conocido apéstrofe del mismo libro a Ia te didad engendra las mieses y los héroes: Y concluye asi refi Tustitia Salve, magna parens frugum, Saturnia tellus, Magna virus... descenso de Jesis al Seno de Abraham, resulta una operacién andloj el milagro de San Patricio es antecedente inmediato del viaje danté (12) En ta época de su mayor esplendor, Atenas tuvo 180.000 f necia, también en su apogeo, no aleanz6 a los 200.000. Florencia tavo, blacién urbana y $00.00 en todo su tertitorio, euando su banca y su ban a Europa. La Confederaciin que Atenas constituyd, como resil periatisno, llega comprender 247 estados. (13) Elijo 2 Milton y no a Homero, por su mayor realidad figtbrica (sabese que la miama etimologia del nombre Homero, puede significar, ade ciego, rehén, becta y compositor) y porque el bardo inglés fué especialmente el eAlftor de la tz: Hoit, holy Light! offspring of Heoven firstb

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