7 / 2000
EL MERCADO CENTRAL DE FRUTAS Y VERDURAS
Francisco Javier Ferrero, Luis Bellido y A. Pefia Boeuf. 1926-1935
Acceso. Estado Original
De nuevo corre peligro, al
tratar de rebajarse su nivel
de proteccién, otra de las
mejores obras de Ferrero,
en este caso la mas esen-
cialmente funcionalista de
su produccién
Cuando en paralelo al rio
Manzanares se recorre la zona
sur de la M-30 en una v otra di
reccién, pero singularmente si se
hace hacia el este, desde donde
se goza de mayor perspectiva y
cadecvacién cronelégica, no de-
jade sorprender, por muchas ve-
ces que se repita el trayecto, uno
de los més singulares conjuntos
de la arqueclogia industrial es-
pafiola, y sin ninguna duda el mejor de Madrid, igado a la memoria colectiva de sus habitantes: Matadero, mer-
cados, estaciones y edificcciones complementarias, todos ellas plenas de serena
belleza y que ain ofrecen la imagen llena de fuerza y poderio de lo que un dia
rno muy lejano constituyé, con la vitalidad y las palpitaciones de un corazén, el au-
Kéntico aparato digestivo o granero de la ciudad, levanténdose sobre unos terre~
nos que, alla por el medievo, ya eran propiedad comunal y conslituyeron la anti-
gua Dehesa de la Arganzuela.
La secuencia més o menos homogénea de construcciones de estilo neomudéjar,
conjuncién de hierro, piedra y ladrillo, o de hietro y cristal, tiene su brache de oro,
al otro lado del puente de la Princesa, en el interminable Mercado de frutas y ver-
doras, fel testimonio, como aquéllas, de un tiempo en el que la arquitectura quiso
sitvarse en la vanguardia de la sociedad y no a su remolque; pero precisamente
porque se situaba a su servicio se depositaba en el terreno sin alharacas, como si
siempre hubiese estado alli, permitiendo por encima de todo el cumplimiento de la
funcién para la que habia nacido. De este modo, ahora con el hormigén armado
por protagonista, Francisco Javier Ferrero buscaba plasmar las mismas premisas
‘que Luis Bellido se habia planteado en el Matadero y Mercado de ganades (1910-
1928): "la lagica disposicién estructural y el racional empleo de los materiales con
arreglo a clima y funcién", en palabras de Fernando Chueca. "El antecedente in-
fo deja de llamar la
atencién que los |
propios servicios de
arquitectura del — |
Ayuntamiento de Madrid
se empeiten en destruir
lo mejor que han
prodicido en su historia
Los mercados que se
evantaron de la mano de
Francisco Javier Ferrero
en los aftos 30 estdn
entre lo mejor que la
arquitectura oficial
madrileita haya
producido nunca”
Entique Domingucr Uceta
mediato do la renovacién arquitecténica de los aos veinte", segin J.R. Alonso Pereira, encuentra su correlato,
pues, en ol contiguo Mercado de frutas y verduras que hoy se pone en cvestion por los ccivales administradores
rmunicipoles, los mismos a los que debe aplaudirse por su empero en la puesta en valor de una parte conside-
rable de este conjunto, pero a los que debe igualmente reclamarse que sean firmes custodios de la totalidad, en
la que la obra de Ferrero se incluye por derecho propio.Francisco Javier Ferrero y
Llusia: una la corta
(1891-1936) y una obra
intensa
Nacide en Madrid en 1891, este sin:
gular arquitecto se titulé en la Escuela
dle Arquitectura de la capital en 1916
Su tolane se formé en el seno de una
ejercera como técnico municipal en el
Ayuntamiento de Madrid, donde ges-
taria lo mejor de su obra sobre la ba-
se del "Plan General de Mercados", ro-
i 10s ya los lazos profesionales de indole
familiar que marcaron sus primeros pa-
308 y contradicciones. La presencia €
impulso de Luis Be forjarian sus cimientos, junto a la colaboracién con otros técnicos, especialmente con el
ingeniero Pefia BoeuF. Asi desembocaria en la irreductible modernidad de su obra y en el equilibrio de su per-
sonalidad creadora. Su fugez periplo por la vida, atormentado por los malos vientos intuibles desde la doloro-
sa, pero explicable esquizofrenia de sus primeras producciones, llega a su cénit en 1936 entre el olor a pélvora
de los primeros dias de la guerra civil, mermadas sus facultades mentales.
Las referencias a Ferrero acentiain en ocasiones sus obras mas signadas por los aires regionalistas de las pri-
meras colaboraciones con su padre {Casas de Correos en Viloria, 1919, Alicante y El Ferrol, 1920) o las sospe-
choscs debilidades eclécticas ¢ historicistas de algunos trabajos llevados también a cabo con su hermano Luis
(casas madrilefias del Hostal Embajada, en Santa Engracia, 5, 1919-1921 ; calle Goya, 77, 1922; calles Francisco
de Rojas, 7 y Alberto Aguilera, 58, ambas en torno a 1925; 0 el Patronato de enfermos en Santa Engracia, 11,
1921-1924, curiosamente ejemplos todos de magnificos chaflanes), de los que se despega el espléndido edif
cio de la calle Cedaceros, 4 (1926-1928), que entrecruza los acentos déco con el cariz racional-expresionista
de la Escuela de Amsterdam. Pese a todo, en ellos destacan el cuidado y la sencillez de las composiciones y la
Fiqueza estructural, asi como el perfecto dominio de los materiales con una especial atencién por sus texlurds y
combinacién cromatica, lo que le reportard un espléndido bagaje para obras de mayor compromiso con las co-
rrientes racionalstas centroeuropeas, desde acttudes no escolésticas y bajo el caparazén de aquela apologét
ca condicion estructuralista que auspiciaria la tecnologia del hormigén armado, en cuyo seno alumbré bras tan
significativas como la Imprenta Municipal, en la calle Concepeién Jerénima (1933) y la serie de los mercados
madrilefios, para culminar en el Viaducto, sintesis constructiva realizada en colaboracién con los ingenieros Aracil
y Aldaz, segin el proyecto ganador del concurso convocado en 1934 para realizar la monumental puerta de
‘cceso ol casco anliguo de la civdad, agudizando la ya antigua querella entre el Art Déco y el Racionalismo que
Ferrero procuré abandonar a portir del mercado de Olavide en aras de una mayor pureza funeionalista
Planta general
Los mercados de Mad:
los mercades madrilefios fueron una asignatura pendiente de la ciudad desde que en 1835 se decidié sustituir
le desperdigada y anarquica distribucién de puestos de venta por la agrupacian de los mismos en unos recintos
corganizades y cubiertos. Pese a que el corregider de Madrid, marqués viudo de Poniejos, intent globalizar la
idea con la creacién de una Comisién Especial de Mercados, lo cierto es que fal un auténtico plan de conjun-
toy fueron pocos, y por goteo, los construidos « lo largo del siglo XIX (San Ildefonso,
Cea o Mostnss) ae 5 ra de) | "evs mercados
era en los fértiles atios veinte y treinta, tras la realizacién de su gran obra del Wiles... zidmcamo
Matadero Municipal en el paseo de la Chopera, cuando Luis Bellido, a la suzon | ™dvrilerios.. se ae
jefe de los Servicios Técnicos Municipales de Arquitectura, plantee el Plan General RPA RAE |
de Mercados de Madrid (1927-1935), tanto centrales como de barrio, que seré Las obras més
desarrollado en perfecta sintonia con él por sus ayudantes Francisco Javier Ferrero, significativas del periado
Leopoldo Ulled y Adolfo Blanco. Su importancia en la capital es paralela ale que de le Seeunda Replica”
representaria la actividad de Bernardo Giner de los Rios al frente de la Oficina “jaw nivson Alone Peri
Municipal de Construcciones EscolaresBellido y Ferrero son por tanto protago-
nistas de una generacién paradigmética
de arquitectos al servicio de la funcién p
blica, que supo legar con su obra el mas
apasionade compromiso con la moderni
dad arquitecténica de los afios treinta. En
concreto, Ferrero forjaria con sus merca-
dos (Olavide, 1931-1934, Central de pes-
cados, 1931, y Central de frutas y verdu-
ras) una auténtica revolucién en un area
dotacional de ancestrales raices en las ar-
quitecturas industriales europeas decimo-
nénicas, siendo reconocido en ambitos in-
ternacionales como un auténtico renovador
de esta tipologia, Bajo los auspicios del hi-
gienismo, la custeridad constructiva, el pro-
tagonismo de la estructura, la renuncia a riginal
{a apologia de la forma y a la supremacia de las banalidades decorativistas, desde una asuncién casi neoplaté-
nica que identifica idea y forma, desde un credo racionalista inteligente y sensible, nacerdn como frutos mady-
108 ¢ inolvidables estas ires muestras que consfituyen su verdadera y definitiva herencia, ya irremediablemente
perdido en 1974 el de Olavide para dejar paso, en palabras de Dominguez Uceta, a "un aparcamiento subte-
rraneo, sobre el cual ha quedado un solar init
El mercado central de frutas y verduras
‘Mas cil del encantamiento producido por la sedimentacién de cornisas en el bello cuerpo poligonal, centrifuge
y estratificado, del Mercado de Olavide, que abordaba la racionalidad desde una peculiar génesis orgénica, el
Mercado de la plaza de Legazpi parece germinarse, pese a la obvia explicitud de sus trerzas, desde premisas
més intrincadas. Generadlo desde el embrién de un modulo cuya seccion, un portico de seis erujas, se desarro-
lla linealmente por adiciones en un crecimiento virtualmente indefinido, produciendo en consecuencia inacaba-
bles fugas longitudinales, cierra una inmensa manzana triongular abierta por el
[ "La wencilles ha vértice mas ambiguo y retérico de la embocadura trapezaidal a la no menos am-
feces . __ bigua plaza de Legazpi, comunicanco ambos extremos por un escueto paso ele:
| presidido la ordenacién y | vado que avn persiste con ligeras modificacianes
| construccién de los nuevos Tal portico se irasvasa con veracidad casi brutalista a la imagen exterior, que, en
| mercados, hasta tal punto, | unes especie de apologia de la osamenta estructural, se plasma, como un esquele
eee to de hormigén a dos alturas y con la sutil e insistente presencia de minimas mén=
# sulas bajo las vigas adinteladas, en una secuencia cuyo paso al limite pareciera
todos los viejos moldes, sor lq negacién de la fachada, vocacién clesicista de ser tan s6lo, eval templo pe-
dando lugar a una yipjero, la expresién elocuente de una pura y elemental estructura que se repror
| orientacién fuertemente dujera a si misma para cubrir de la forma mas econémica posible, pero sin re-
original alos nunca ola lez el espacio dled de ua fenguar ca sin la cel no
a stante evidencia su testero, como la radiografia de su seccién, en el vértice ur-
| oni a ee
| moreades del exiranjer® ral de hormigén del médulo base surge el neuiro y funcional cerramiento de la-
| no ban podido drillo visto, rematando la composicién el hueco rectangular del piso superior que
| desprenderse de la horada el muro y las corridas franjas abiertas bajo los dinteles de hormigén,
raaguificiencia sistente linea de sombra que ain resalta mas el papel protagonista de la estructu-
ra. La composicién de masas se culmina Finalmente con la sutil solucién del wuelo
de las cornisos impostadas enlre ombas plantas y los aleros en pronunciaclo vue
lo de las naves del piso alto, eficaz maridaje entre la identidad estlistica del edi
| asombro del piiblico, sino ficio y la exploracién de los limites formales y estructurales del hormigén crmado.
| para su servicio" El rigor sin limites de Ferrero le leva @ pensarlo todo: luz, ventilacion y limpieza
I JaviertRerrero, parecen ser la génesis de la idea que llega a extremos consocventes en el empleo
y adecuacién de los materiales. Todo debia favorecer la diaria puesta a punto pa-
Los madrilenios se
| han edificado no paraVisién del conjunto con el Matadero Municipal. Estado actual
ra el dinémico Ajo del funcionamiento de estas instalaciones, desde el color verdoso de los vidrios hasta la con-
sistencia del hierro en los huecos, Por otra parte, dada la escasa consistencia del terreno, se debid recurrir a una
cimentacian de placas de hormigén armado.
En contraste con la ruilante epopeya de este material que es el Viaducto, en el Mercado de frutas y verduras ani-
dla un pudoroso poema, horizontal y callado, que reposa en el desmesurado patio, claustro triangular cuyo si
lencio habria de quedar interrumpicl por el estruendo y la dinémica del trafico de mercancias en el hervidero
habitual de los asentadores.
Y¥ es que debe hacerse referencia a la inequivoca dimension urbana del edifcio y a su condicién de orquitectu-
ra en el paisoje, hoy sobresaturado. Marcado por su emplazzamiento al borde del rio y junto al puente que pro-
longa el paseo de las Deliccs, en su dia se hallaba intimamente articulado con los accesos perimetrales de lo red
ferroviaria de mercancias, que penetraban en las crujias exteriores. De igual modo, con un engranaje perfecto,
se facilitaba la legada de carros y camiones hasta el interior de las naves en ambos plantas, asegurando su fun-
cionamiento como un auténlico muelle de carga y descarga, razon dima de ser de un gran mercado central,
construccion civil generada desde similares postulados a los que anicaban en el esquematismo estructural de fa
Estacion de‘Servie de los Buleveres madrletos de Casto Fornénder-Show, de 1927, tel como cpunton MA
Baldellou y A. Copite
Por ello, y pese a las aparentes e incontroladas tareas de transformacién o reforma que se han operado en las,
alas bajas, alejadas del esprit y la forma inicials, el edificio se ofrece en toda sv potencialidad como soporte
y cobijo de las més variadas actividades, pero siempre sin renunciar a su presencia en este conjunto industrial a
los pies de la cornisa historica de la ciudad, del que constituye pieza imprescindible y preciad
Texto: Maria Cristina Garcia Pérez. Comisién de Patrimonio. Noviembre de 2000
Foto actual de Paisojes Esparioles. Fotos antiguas de José Latova sobre originales de las revistas Arquitectura y
de Obras Péblicas
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NOTA de PRENSA de "Campamento SI": EL PLENO DEL AYUNTAMIENTO DE MADRID ABOGA POR LA SUSPENSION DE LA SUBASTA DE TERRENOS PUBLICOS DE LA CAÑADA REAL DE MADRID EN COLONIA JARDIN.