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La continuaci de nuestro andlss consist en explora, ante todo, los des- plazamientos del captalimo en el eranscurso de fa segunda mited de la décoda de 1970, sobre todo, durante la écada de 1980, para intentar comprender lo que ha sido deshecho, y cémo, mediante estos despazamientos, yell con el fin de volver a subie una ver més la pied do Sisifo y de renova la critica, a cual, como hemos mostrado, no puede verdaderamente canter jamés victoria. Los dos captulos siguientes estén consagrados, por lo tanto, ales efectos socialente negatives de [a transformacién del capitalismo en el transcurso de los veinte ‘ltimos ais, sin olvidar que no ignoramos sus aporteciones reales en cuanto a la autonomia en el tabsjo a la posbilidad abierta a més personas de utlizar capacidades mis numerosa 298 IV La deconstrucci6n del mundo del trabajo iCules han sido los efectos de los desplazamientos operados durante’ el periodo analizado? Puede decirse que hen pexmitdo reoienta el regaro sala- tiosenefcios del valor afadido en favor de los detentores de captales y eins taurar el orden en la produccin. La recuperacén del contol de as empresas se vio favorecida por cooperacin de los propiosaaatiades tetas como si fue can individuosindependients, cuyo rendimientoes diferente y desigual, y que, ‘gracias a una mercolana de ventajas diferencias y de miedo al paro,ecabaron por implicarse libre y plenamente en las tareas qu: les eren prscrtas. La mayor patte de ls desplazamientos han contibudo de este modo a devolves iici- tiva al capital ala direccin de las empresas Se trata como siempre de obte- ner la colaboracién de los asalaiados en Is eelincion dl beneficio capitalist. Sin embargo, mientras que en el periodo anterior ete objetivo haba sido bus- ‘ado, en particular gracias a la pesi6n del movimiento obrero, mediante Ia inte- [a gare del valer aad que vuelve al capa medida pore excedente rato de cxplotaién, qu era del 29 por 100 en la segunda itd de Ia década de 1970 se eleva 2 ‘cera del 40 por 100 1995. La parte de los lars, que habia aumentado en I dada de 197Ohasaaleaner e718 por [Den 1981, esiende poresvamentea par de 1967-1983, ‘sta cance 62-4 yor 100 en 1990 ye 60,3 por 10 en 1985. Si, nee 1970 y 1982, ms Elporcenisje de perionat con mise horso da ha pasa 49 por 100 en 1998, (Bloch Landon, Board, 1999, . 212. * Las extenias de la empresas se han reduedo conslerablemente conforme las seeomendtcions del juso-a temp, De 19852 1980, el valor de as exiencias del conju to de a tndusera manufacrueracxei6 un 4 por 100, mens qu el volumen en valor de In prodocin sumentab on un 32 por 100 (Ana, 1992). 100 habia suprimido un nivel de la jerarquta; el 11 por 100 hebian establecido torts de calidad de tipo ISO¥, y otro tanto grupssauténomos. No obstante, seguimos hablando de medias, estandociertos sectres muy afectados por deter- rminadas e€entas y menos por otras, Globolmente peas decir que! 6 por 100, els establecénentos han adrado al meros una imovecin ogonzativa ye 20 por 100 hn adoptado reso mds (id, p. 211), siendo adoptades las innovaciones ea ‘mayor proporcn por los grandes esablecimientos, por lo que el porcentaje de asalariados directa o indiectamente concemidos por estas reorganiaciones es més elevado que lo que sugiren ls ciftas que acsbamos de seislar. Ademis, ‘podemos suponer que desde 1992 la rasa de penetracicn y el impacto sobre las empresas de esas winnovaciones» ha seguido creciendo? * La pomalicin decal ISO, que be sei dexreindoitesamente desde 192, pvc parece ques alla en coniuied con el segundo eae del caialsno nid curt des carder rove, Sin embargo, suenoq cad (aad wal 120 sl de a fabsiace) algunas de as evsiones cue aor, como cra enna chade un proceso de ingen sinulines paral deal de neva rods hacen de lla un incrumento de estén mca orn conepcons dl ec ep. Lander de os pics dl ian feta aun 3p 10 deb es ecininosprenecents al secre de snus gay linear xa i 49 por 100 para el seco de la ene yd os bens intermedi, del 43 po 100 para el de snes equipo, del 56 pr 00 ar eld sine de consumo yd 2 gor £00 ara a constucién yas obs pies Lesser, agp mens ardor xe eet 2 desarlsds en un pier momento pra fa indses [20 por 160 en lv secrores del comer y de transporte yteleconneaine, un 17 po 00 par ls svc resadon porel merelo, aunque eat slo un 9 por 10 en el str dea sal yu 3 por 10 ea os tances compass de spurs), lo en pot leona, pc ox to de incvacoes como os culos de calidad (4 po 100 en ls bancosy cana esepuaor) los erie os pluidsciplinares (2 por 100 en ls exablecmints del seer e servis pest det pore mercado y 49 por 100 en el etc deal) oa preci de um ave je «eo 00 por 100 en el sector de os encr 7 de fas congas aeguradoras y dl 24 px 100enel comer) (Conc, 196. Aquienes quan hacer hina, no dante, en wa etal eta de swans formacioes dela cain del rj pox kaber si neces crc de vite ios yor ga al sisi e qe etna ctanleat, ovine recaaes que es 20 tiene nan de excepeiona se compara con elmo de ntducnyaplcacn de ls eincncetaplorstr (Magen, 199). La innoracionesexpmizaiar cule tro gama inner en a mei en ue ls pips del eer espa del captain su 1a, aly como ers vst, uea exnsfrnaia n rf de as eastumbes yd es ‘ales aed nf edcai, fdr Uegr inno onside qu au ditin so ne ura envacitn de as ezeracines presents nel merodo de ual. De exe maa el tape! de for menoes de unease rece my importante, puts con els ks poradres delos cies conparanientsy debs sues vale ly ovo ha densa el side Frid de Conn (158) 303 Es necestio sefialar ahora, més all de ls trensformactones del wabajo den- trode os esablecimientos que acabamcs de enumeray el alcance de estos des ‘plazamientos en el edo productivo. Esce se ha visto profundamenteceestrc- turado a golpe de medidas de externalizacin, de reduccin del tamaso de les cstablecimiontos, de filalizcién y de concentraci6n sobre actividades en las que se trata de obtener alg tipo de ventajacompetitiva as transformaciones del tejido productivo El desarrollo de la subcontatacin ha sido considerable, pasando del 5,1 por 100 del volumen de negocio industrial en 1974 al 8,9 por 100 en 1991, mante- rigndoce en ese nivel desde entonces (INSEE, 199869). Noobstante estas datos 4 refleren cinicamente ala subcontrataciGn directa del volumen de negocios mediante la cual quien dala orden conf la reaizacién 2 un tercero de todo 0 pate de un producto que él mismo vender y del cual determina las caracterts- ticas, Conviene dstnguitla, por lo tanto, de oto tipo de comps realizadas a rovesdores de piezas 0 de la adquisicin de subconjuntos o de servicios (segu- rided, restauracién.,). Tan s6lo una reciente investigaciin del Ministerio de leclsta evada a cabo entre ls empresas te la industria manufactarere con rnés de vente asalariados he tratado de medi una ssubcontratacinampliadan, teniendo en cuenta la evplucién de le subcontratacién desde Ia simple confec- ‘in (a partir dela materia proporcionada por quien da I orden) hasta ls wcala- boraciones industrials», En este cas, las ciffas son més elevadas, ya que se ‘btiene un volumen de subeontretacién ampliada del orden del 21 por 100 de Ja produccin industrial (Hannoun, 1996). Con el desarollo de relaciones de subcontratacién ms estrechas y duradera, las empresas tratan de reducir el 9 Casi una de cada ds empresas ecu a a subcotrtacidn en 196, Las sectres que ‘mis subsonretaton en ese ako eran ls auxioes de tenor ls agencias de viajes ‘4 por 100 del volume de negoce), a consrueién aero (28 por 100), fa cons ‘euccién de caretr civil (15 por 100), las indus de tanformacin de reales no feo sos (4 por 10) ys ranpoces po career (13 por 100) Bourque, De Bary, 1992) El atom alesra cies de subconeratacién bastnce debs debido a que ls sumiisos reals pr los proveedressubcontratados son conseredos como compras de pies y componente, en lugar de como compras de subcontratacin. 7 La invesigcin «Lisons indus» [Enlces indus) de 1995 uss ocho cauegoris de fs que las eva primeraspodrsn cer coniderads de eclaboraci inks alo esubontatacisnampiadan: trabajo dee, produceisn por pdids, prescicn de concegcn y produclé, pestacin de concepcin, groducin bajo liens, podccin sein demand con a marca de undies, produccién autora, pesca de servic. 304 rimero de sus intetocutores, hasta el punto de que ssitimos a una organiza- ‘iin de la subcontratacign a vatis niveles: Is grandes fas recurren a sub- contratstas de primer nivel, que @ su ver subcont:an a subcontratisas de segundo nivel yas sucesivamente. Cuanto ts compljo sea el producto final, rms larga ser la cadena dela subcontatacgin. De ese modo, la subcontrata- clém da lagar a redes muy ramifcadas que, a menudo, implican a varios cente- nares de empresas. El abajo interno ha conocido un erecimienro iguelmente muy importante, hhaciendo del sector servicios uno de los ms activosen lo que a ereacin de ‘empleo se refiere. Las tase de recurso al trabajo intern, es deck el ncmero de _puests ocupados por trakajadoresinterinos en relaci al nimero total de pues- tos, eran en 1997 del 5,1 por 100 en la construccién y del 4,3 por 100 en la industria, s bien tan s6lo del 0,9 por 100 en el terciati. sector que pefiterecu rir a contratos de duracin determinada yo tiempo parcial para obtener la flexiblidad. Sabiendo que cerea del 85 por 100 de los destinos eonciemen tmpleos obreros, podemos deducir que la tasa de recuso a este tipo de ernpleos «5, por lo tant, mucho mds elevada (Jourdain, 1999). El incemento de los servcis pestades por el mercado es el hecho més des- tacado de estos slkimos afos. Este tipo de servicios -pesabe» en 1990 aproxi- rmadamente tanto como la induseia manufscrurera, tant en términos de valor atiadido como de efectos, mientras ue veinte ais avis no representaba ms que la mitad. De ence ellos os servicios alas empress son los principales res- ponsables del eecimiento del sector: en 1990 suponfan el 21 por 100 del empleo texciatio, ent al ¢ por 100 regitrado en 1975; en 1970 los hogaes consumt- ‘an aproximadamente la misma cantidad ce servicios que las empress, mientres «queen 1990 estas ilkimas consumfan un 50 por 100 mds. Adem del cas del trabajo temporal ya evocado, otra fuente importante de crecimiento del sector servicios ha sdo In externallzci de funciones de ejecucié (imple, segut- dad, lavandeta, restauracién, transporte, et), que supone, por lo tanto, trans- fexencias de actividades dela industria hacia los servicios, ms que ereacion de actividades realmente auevas, con la excepcin ques de una parte del esta- raci6n en el luger de trabajo, cuya demanda se ha vist incremencada (Brcout, 1992; Lacroix, 1992). As el trabajo del personal de inpieza es uno de los esca- sos empleos obreres no euaiicados que ha conocido an crecimiento sostenido (43,2 por 100 anual entre 1982 y 1990) (Chenu, 1993). En 1978, ls empresas de limpiezacontrataban un 25 por 100 del mercado, cocespondiendo el resto-a Ja cautolimpiezae, En 1988, detentaban el 40 poc 100 (Tiogan, 1992), propor- cin que no ha cesado de crecer desde entonces. Exist otras dos categortas de services que eatin sacando provecho del movimiento de extenalizacin: por un lado, los wervcios de conceptas» (consjos, estudio, investignein, servicios 305 informdticos,juridicos, contables.), que en parte han sustcudo a los equipos interes, permitiendo al cliente apcovecharse de fuertes concentraciones de ; ) elempleador trata de no pagar més que-un salar cintermitente>, lo eval petite cl trabajo ocasional (pr tare), volviendo cada vex més dif ela stincin entre el trabajador independiente y cl asalariador; 6) elempleador puede benefciarse dela posibildades ftecidas pr las nue- vas situacionesjuridieas (prctics, contratos de empleo-formacisn, et) en as que es al mismo tiempo empleador y formador: 4) el empleador puede recurrir a una empresa de trabajo temporal. La legs- lac de estas empresas, sconcebidas rigcariamente para reemplazat los trabajadores ausentes» (ley de 1972) ha sido invertide del modo siguiente: la ley francesa (al eontario dela ley alemana) permite no pagar alos interinas més que durance la duracin de su servicio {y no entre dos destinos); el intetino recibe una indemnizacién por precariedad, lo cual, aunque la duracién de su servicio sea superior a seis meses, le peiva de todo derecho a una notificaciin previa. Losinterinos constituyen, de este ‘modo, «una mano de obra mévil, barata, sin ventas sociales, conven- clonalesoestatutaias, que permite alas empress disminutr el mémero de sus trabajadoresasalariadostituarese; " Vease también Vbiset (1980) I derecho labora que descansaba en las nociones de ‘empresa y de empresai, a sido crasfomado empleando técnica uricas del derecho mercand para reesrutuar le empress ©) elempleadorrecurte ala flializacine, ala worestacin de servicios» ya la csubcontratacién» 0 ala «puesta a dsposicién de personal, lo que le da la oportunidad de ubicar a su personal, dealgin modo, fuera de la empresa». Algunas grandes empresas provocan,ademés, la creaciGn de empresas presataris de servicios con fas cues contratan préstarnos de abejadoresasalaindos individuales opréstmos de equipos, y que fun cioran de hecho como sus propias empresas de trabajo temporal, lo que consttuye una manera dsimulada de contrta:én ilieita de mano de obra (detito de concratacin legal de mano ce obra) (De Maillard et al, 1979) ‘Armelle Gorgeu y René Mathieu (1995; 1996) ofiecen una descripcin por- ticulermenteejemplar de algunas nusvas pectic cn wna monografa sobre los ‘nuevos establecimientos de proximidad de proveedcres de equipos automowils- ticos. Se tata de unidades de produccisn creadas ene 1988 y 1994 e implan- tadas cerca de las unidades de montaje de los fabricantes de automéviles gata poder serires con mayor fcilidad juto-a-tiempo, Fito esablecimientos llevan 1a cabo operaciones de ensamblaje yde acabado antiguamente realizadas por ls, fabricantes, entregacdo un predict completo (90 de escape, coleccién de asientos, parachoques equipados con fats, slpicadbros dorados de ls iferen- tes elementos del cuadro de mandos, etc). Estos etablecimientos, « menudo enteramente dedicados ala brica cliente cercana, sibien perenecientes@ gri- pos juridicay fnancieramente independiente, son en realidad anexoe de las fabricas de montaje de os fabricantes. Nacidos como resultado de un movi- rmiento de extemalizcién (las compras representan desde ese momento en torno al 65-75 por 100 del cose del vehfculo), har permitdo alos fabricantes ‘educir el nimero de empleos no cuslifcadcs de sus empresas extemalztndo- Jos! y aumentar las exigencias mis alli de lo que habrian podido iraponer a su propio pewsonal (Gorgeu, Mathicu, 1955 p55) empleo en estos nuevos esta- becimientos de proximidad se caracterza por una gran reserva de personal pre- catio (contratos interinos y de duracién determinada). En determinados ‘momentos del ai y en cirtos estabecimientos, ls proporcign de trabajadores ‘nterinos puede alcanzar el 55 por 100. -Durante el aio, el porcentae de per- © Lasopesn de emplesen PSA y Renault, imporcrte entre 1990 192 (eda de 12515 eraples), continu en 1983 y 1994, aunque 2 un tro men. Afectaon princial- ‘mente als tabajdores de mayor edad y os meno cslicades (Gorge, Matin, 1995, {-63), Los nuevos emplens creados en as emprestssubcontaistasafectan, sia embargo, 8 pescnas diferentes, ya que lo roveedoves subcontatados evan contrat angus bee- ros de ss Greaney pefren una mano de oba joven, mis esclarada yen expeien- cin insti, queens aleabe, mis productiva y mens cose. 35 sonal precario con respecto al personal con contrates de durecign indetermina- dacscia entre el 10 e130 por 100en el conjuntode las unidades creadas® (J. La utilzacién de forma casi permanente de trabajadoresincerinos es una de las caracersticas més importantes de la mayoria de les establecimientos estudia- dose (p. 72). En la medida de lo posible, por consiguente, son las mismas per- sons las que tabajan todos fos das de forms interna, teniendo cuidado las empresas de no desprenderse de los elementos de mayor rendimiento. La uti sacién del wabsjointerino no so sive como disposicvo que permite hacer frente als variaciones en el volumen de los pedidos de los fabricantes, Se trata iqualmence de un dspostvo de seleccin y de puesta a prueba, «Los estableci rients implantados desde hace vatos aio, cuando pueden contatar& obretos de produccién con contrat de duracin indefinida, porque tienen perspecti- vas de desarrllo o porque tienen una proporcién de empleos precatios dema- siado importante con respecto al personal con contrat estable, “hacen fos" sempre a trabajadoresinternos prescntes desde hace mucho tiempo o a anti- ‘00s internos que conocea y recuerdan bien.» «Un contato de duracién deter- aminada o un conerato de frmacin pusen itercalarse entre el trabajo incei- so yelcontrato de duraci6nindefinida. De esta forma, el perado de puesta a prucba de los “mejores” interinos suele ser muy larg (p. 74). Durante toda la. ‘duracign del trabajo precero, ef interino debe demostrar una implicacién en el trabajo permanente. De este modo, oculta tres imperativos de flexibilided, encontramos también na evolucién de las précicas de contrataci6n con una ‘referencia muy lara por ls contraaciones precarias. El relato que Grégoire Philonenko hace de sus afios en Carrefour sugire que 4s subcontatacin en el sector del automévil no tiene ef monopoio de estas Pricticas. As, por ejemplo, el balance social del supermescado en Montreal en el que tabajaba mostrabe, a 31 de diciembre de 1991, es decig, diez meses des- pus de su aperture, una totacién de personal del 100 por 100 (o se, 349 per- sonas presentes para 692 puests), los abandonos se repartian entre despidos (G4), dimisiones (121) y finalizaciones de contratoo periodos de prueba (184). ELautor analica estas cifras como una voluntad deliberada de presi6n més que como signo de una incomperencia de los servicios encargados de la contrata- én. Las personas afectadas se implican en cuerpo y alma con la esperanza de > Porece quel situacin noes muy diferente entre los fbicantes. Las contrataciones Ads opraios con connatos de duc indafinide se han vuln ecaet (ls apertura de Sevelnord por PSA y ls creacin de un tetcer equipo en Renaul-Flis), porque PSA y Renault conciuan elaborado plans soil y ecurrea con fecueci al tre interio ‘entre el 30y el 40 por 100 del personal preducivo de cerasfMbricas en deternados momentos (Corgeu, Mathie, 1995, p. 69), 316 ser ascendidos, peo la mayora nolo seré por diferentes pretextes, muchos de ellos serém incitados ala dimisén, de manera que, por un lado, cl empleo es, efeetivamente, precario y por otto, estos dspositivos sven como medio de seleccin de los escasoseelegidoss que erin ascendidos > contratados de mane- ‘2 indefnida (Philonenko, Guienne, 1997, pp. 98-119). Las estadisticas disponibles muestran que estas précticas se extienden mis alld de fs ds casos citados més arriba que podria parecer un tanto espeificos. Ene las nuevas contrataciones del mes de marzo de 1985 (es deci, entre aque- Hos que a esa fecha ocupaban su ertpleo desde hacfa menos de un ai), el 19 por 100 cenfa contratos de duraciin determinade (el 13 por 100en 1950), 18 por 100 «era interno (5 por 100 en 1990) yel 10 por 100 se benefciaba de un contrato subvencionado (7 por 100 en 1990). Entre 1950 y 1994 la proporeién de con- tratos de duracin indefnida ha retrocedido 9 punts (cel 53 por 100 al 44 por 100), mientras que la contratacién a tiempo parcial ha aumentado 10 puntos (Gel 29 por 100 al 39 por 100) (Lagarenne, Marchal, 1995; Belloc, Lagerenne, 1996). Enel marco de pliticas de empleo justificadas por la hisqueda de una reduc- cin del paro, los poderes pablicos,alejéndose al mist tiempo de ls formas mis radicales de desreglamentacin preconizadas por agunos sectores (con la supresin del SMIC, por efraplo), se hath comprometid> com la via de la lexi biliacin del trabajo desde finales de a década de 1970: eSupresén del control " administrativo del empleo; retraceso dela ley en provecho de la negociacign (en Particular en materia de tiempo de trabajo); facilidades para la revision (a la booja) de los derechos individuals y colectivos de los asilariados; reduccién de la representacign de personal (delegacin snica); multplicacion de las deroga- ciones a principio de empleo de duracién indeterminads; porenciacin del tra- bajo a tiempo parcial" o intermitente™; presunciéa de zabajador de no asala- 5 Antes de 1981, cempo parcial era consderado como um excep yetba some ‘ido aun conjunto de rela que resringfan su uso (desiaci de les benef, dum iin del abajo, ernneracién, acuerdo de los agentes sociales. (98 y 1982 sein nar la maya de esas restccones: en cocteo se supine base del nimezo de hors y se permite contratr diectamente a temgo pari A paride 1992 iniie incluo una poliea de exencidn de cexzaciones soils para os emprestos con el fin de favorecer el desarrollo de fa cotratacién a temo parcial (Aude, Foreot, 1999, p. 177). "lo que respect al ordenaneno del timpo de taboj, hay que espera al deeeto de 16 de enero de 1982 para poder modular a duran colecta del cabo. Hasta 1982, fas empresas no poctan varia la duracgn del rabajo ms que a ravls dels horas extoce- dare, que estaban sometias a una anterizacin de la inpeccén de trabajo, y median recurs al pao pari. Ahora ben, agar de 198, se peril las empresa recui las hors exraocdinasa sin autozact, cone nico limite de wn contingent anual odi- 37 tiado (ey Madeln)» (Supot, 1997, p. 231) En 1982, ls reformas introducidas ‘ene fgimen del contraco de duracién determinada y del trabajo temporal pre- tendianreduci el recurso a estas modalidades de trabajo acusedss, con razén, -demarginara aquellos que las ocupabon y de no ser muy compatibles con el pro- ecto de democratizacién contenido en las eyes Auroux. Sia embargo la poli- tice goternamental ha vuelto progesivamente a una docrina mens host ala contrataciin de tipo precarc:en el marco legislarvo no modiieado de 1982, algunos textos reglamentaros ban ampliodo, en prime lugar, las posbilidades de utilzcén del contraro de duracin determinada; pesterorment, la ly dal 15 de julio de 1985 ha aumencado delberadamente los casos en los que puede recurs a esta forma de trabajo precaio, asf como al trabajo interno» (Lyon Caen, eammaud, 1986, p. 3772, A estas evelucionesinspiradas por la ertica liberal, que ve een el derecho del abajo el piacpal obstécul para el respeto del derecho al trabajo, se han sumado una serie de medidas, de inspractSn muy diferente, que tatan por el conteatio de incervenie sobre el mercado de trabajo: medidas de subvencion del ‘empleo que faciltan en parte Ia flexibilizacién, yo que los empleos subvencio- radosconstituyen eel arquetipo del trabajo barat y con escaxa protecciGns ‘Gupot, 197, p. 231); medidas de reduccidn de fa demanda de empleo a través de as prejutilciones, que facta el despido de los trabejadores mayotes. El tratamiento social del paoe y las medidas de acompafiamiento de las eestruc- turacions han tenido como efecto no previsto,iqualmente, aligrar Ia respon sabildad a ls empresas: «Han abierto Ia puerta atécticas eficaces, en la medi- és en que garantzan una especie de inmunidad alas decsiones de supresign de fear bajo iets cteuretancas le duyacén semana del trabajo en el contest snl, va rnegoclacin, defini el hora colctvo de abo sta dindica es potenciada po ey ‘Aurout de nvienbre de 1980, que hace obligato la negeczcin aval de empresa sobre laduracin fcivay la organizacin del trabajo, cuando exsendelegadossndisles, La ley ‘ingen del 10 de dlelembre de 1993 isitaye la contac a dempo petal anuaiae de haciendo del cabjointermitente von modalidad pareulr de Gta (Bloch-Loodon, Boistd, 1999, p 20). La inuoduccisn en fa actuaidad de las 35 horas, que permite fa eden dl empo de nabao a cambio de una reardenacin del msm, no sha aac do sempre en woa mora def condi sla en particular cuando es necestrio tab Far segin horas poco comparibles eon la vila fia 0 con tas actividades de cio. Alunos sabaiados, especiarente mujeres sure muy paticlarment a iegularidad de los horas de mabe, sobre cedo cuando a implia con fecuencia moieaconesgre- ‘oss de a orgorinacin individual coiiana (nites, poe ejempl), cn pars de aviso a ‘menudo muy cons (Bi, p- 212) 2 1990, sn embargo, el marc reamentaro fe estringo auevamene vlvgndo- sea wa lia etc de los motives yHinisedowe el reco dels enovaciones poles dels service. 318 empleosr (Lyon-Ceen, Jeammaud, 1986 p. 33). Nose trata en absolut de recu rrr al argumento reaccionario del «efecto pervers» del que A. Hitschman (1991) fa realizado un ands ertico-, ogi e call reformismo no serve ara nada ela medida en gue las reformastendtian efectos no previstasy «per- Yersse, que conducifan a una situacin agravada con respecto a la que exist con anteriorided a la aplicacién de las mismas. La sincera preocupacién del legislador por el empleo no es necesaro que sea demostrads y, salvo que se pre- tenda realizar poltca-Accién, es imposible saber qué habia ocurrido si no bubieran tenido lagarsemejantes intervenciones. No obstant, estames obliga- dos a constatar que, por un lado, han garantzado y facltado determinadas prcticas de exclusion y precarzecin implementadas por las empresas y que, or ott, han constituido Ia materalizacién de la evolucién de la reac de ferns sobre el mercado del empleo. ‘Sin embargo, la precarzacion de determinados empleos no ha sido la inica consecuencia que podemes destacar de las transformaciones efectuadas, si con- siderames los efectos sobe el conjunto dela estructura social. También ha con dlucdo a una dualizacién del trabajo esaltiado y a una fregmentacién del mer- cado de trabajo con la formacié de un mercado debe: por un lado, na mano de obra estable, cualificada, benefciada por un nivel slaialrelativimente ele- vado y Fecuentemente sindicada en les grandes empresas; por otro, una mano de obra inestable, poco cualificad, inftapagada yexcasamente protegida en las pequefias empreses que prestan servicios anenos (Berges Pore, 1980). Ademis, la concentracién sobre determinados segmento de Ia poblaciGn de ls desver- tajas duraderas engendradas por esta precarzacign ha acelerado los procesos de exclisén La dualizaci6n del trabajo asalariado Las nuevas pectcas de las empresas conjugan sts efectos para diversifcar al ‘mésimo la condlcin sali, incluso entre el personal ocupado en un mismo «emplaramiento cuyos miembros pueden depender de un gran amero de empre- sariosy ser gestionados mediante reglas diferentes eal que a salatos, horatos, etc, se refere. EL primer trabajo que sac6 a la luz les efectos de fagmentacion ligados al desarrollo de la subcontratacin y de los emples precatis fue el artculohist- rico de Jacques Magaud (1975). Magaud toma el eermplo de un establecimien- co cays 500 aselrindos dependen de 10 patronescferentes: el personal de of- cina depende directamente de una agrupacion de intereses econdmicos; el personal de mantenimiento, de una sociedad de servicios; os aalariados situa- dos en a cadena de producti, de la sociedad misma; el personal dela cefete- ria, de una sociedad especializads en restauracin; los gurdia, de una empresa de seguridad la limpieza es garancieda por ura empresa especialiada, 35 per~ sonas dependen de dos sociedades de crabajo Interinc; seis de ls euadros son ssolriados de un importante grupo con el qu la empresa ha exablecio acuer- dos financiers... El autor demuestra oSmo semejante situecidn es algo reciente, Jos 400 asalariados dela expres eran, diez aftos antes, aalaiados de un ico empresa, habiéndese pasado de una a ota siuacién einsensiblementee sin que enadie se haya dado cuenta. ‘Apoyéidose en el cakaj de J. Broda referido ata 20na de Fos-sur-Mer a mediados de fa déceda de 1970, G. Cate ditingue, en virud de ln naturalera del vicul sala y de Ia calidad del erpleados entre: a) crabajadorescedides de forma permanente por empresas de prestaci6n de servicios; b)tabsjadores cedids teporlmente por un estabecimiento subeontratante en wn establec- iniento responsable de los pedis; )trabajadore temporales cedidos por agen- «as de trabajo incering; d) trabajadores con contrato de duraciGn determinada qu el resto de demandantes de empleo. La perma nencia mei enel para files de 1995 es de 505 das pr quienes se encuentran en él como eonecueoca de un despido eccrinico y de 36 dispar el resto sas cis se han sgrvad con eespecto a 193, doce eran 420 y 350 dias spectvamence, Ens cuienes, han velo a encontrar un empleo, a duraci dl paro ha som rolongada para los des eds por motivs ecnmicas que pals demds. teakajo: «Algunos observadores ten silo han pronosticado que las empresas compensaré este esfuero aumentando surentabildad y siendo més exigents en la seleccién de su mano de obra, ineremencando de este odo el nimero de los “abandonades a su suerte", parados, por ser demasiado mayores 0 ligeramente incapacitados. No hace ain muchos aos, as empresas, en un rxmeso mucho ‘mayor de lo que seeree por lo general, conservaban asus trabajadores con “ren- dimiento” mediocre, a veces incluso los contaraban; las preocupaciones de tipo hhumanitaro estaban a menudo presentes entre los jefes de personal. Es proba: ble que les empresas pucdan permite este tipo de preocupaciones cada vex menos, delepéndolas guscesamente en el Estado. Algunas fibricas emplean cexclusivamente a mujeres adolescents 0 jévenes de dieists a reinta afos, Inside cuenta de que su agudeza visual, osu destreza manual, seré peor despus, {No nos acercamos, en los afos venideros, hacia un aumento del mero de los “abandonadlos asu suerte, clasificados como incapacitados nicamente porque «u "rendimiento” es menor que el de las venes! Son mucha los datot que noe hacen temer que silo cual coz el peligro de converse en un grave problema ‘encel futuro» (Clee, 1973), Evidenciar el proceso de selecién que ha permitido exclu progtesivamen- te del empleo estable a os menos cualficados, alos menos «adaptable, en el sentido de que parecen no ser susceptiles de realizar ms que wn ceducido nimero de profesones, alas menos ajustados@ ls nuevos modos de organi- zaciGn del trabajo, permite establecer un primer jain en le bsqueda de plt- casde lucha contra exchsi, indicando fa multitud de acciones, cade una de ellas parcial, que alimentar el proceso al que nos estames refriendo, Es impos be imputar la responsabilidad de semejante proceso aun sujeto nic y maquia vélico, pero tampoco podemos conformamos con refrimos al resultado de una emuutacine que se impondria por s{ misma, en certo sentido desde el exterior, 2 la voluntad de las personas condenadas a «adaptase> o desaparccet. Este dar- ‘winismo social recubre una interpreracién demasiado mecanicista del fenéme- no. La globalzacin, la exposicién a la competencia mundial, la destrucciéa de las bolsas de empleo procegido donde se wenterrabar los trabyjadoces incom- petentes han determinado, sypuestamente, un proceso de elecién, considera. do «catualsy por lo tanto, sn «eleccionador, que a afectado no soo a las ‘empresas, sino también alas personas. Sein tales intepretaciones darwinistas, fos ms «aptos» (incluso los mejor dotados genéticamente) acaparen las oportu- nidedes, mientras que fos menos aptos, ks més débiles, se encuentran exclidos ‘del mundo econémico. iCeémo explicar que la probabilded de suf la precariedad,y eventualmen- te la exclusién social, sea diferente segin sean los atiburos de la persona (Paugam, 1993) sino esa través de un proceso de selecisn que, lejos de set 328 ciego, no reserva La misme suerte a todos? Podramos invocas, por supuesto, el Ihecha de que hay meios empleos no cuaificados que tabajadores no cualifen- dos, pero este argumento basado en una légica de «mercadow™ deja de funcio- ‘nar cuando las caracterfticas de las personas precariadas son de tipo sexual (habe quité metios «empleos-para-mujerese que mutes), Higa a la edad (Cabra menos Sin emargo tal y como sefelaF Cinsbourger (1998, p. 9), compare a dil cuaifeacibn de una petona con su nivel de foci incl hab que consderac que siempee a abido mis rabsjadores no culficados que emploos n calfcado. El cenzo de poblacin de 198 indica que, pr entonces, msde leita de la poblacn acl (56 po 10) no posta ni CAP ni BEP ni BEPC (CAP: Cenificado de Apscud Profesional; BEP: Diploma de Estudios Profesional; BEPC: Diploma de Exudioe de Paimes Ciclo (equivalen- te al graduado escolar) (N. del]. Fsta abil evslfcaciéns estaba presence, concrete mente, ene 36 por 100 dels obreos de a industria denominales«cualfcadoe, 1 Los ibicantes se sepaan de los process de elaboracida que requiren un eabo ‘manual difel de enviquecer porque no quieren conserve eles del nivel dele obretcs erculfiades (0. S), muy « menudo bastante penoso, sobre todo para os ober mayo res» (Gorges, Mathieu, 1995, p. 113). En efecto los fabrcanesaben por experienc que los trabojaores, los obreros descualieadosenpccala, aweeze y que not puede con- tax pol tanto, con una eveluin idea pra tds, de afl problema que surge cuan- do ya no pueden jecutar au tretajo como cuando eran jévenes. 0 as seclloentance desprenderse de at po de emples, para sparse igulentede esta mano de oa. 5+ Ms ain cuando, como veremos més adelane, se rechazacrear wempleos completo» ara no pagar més que el dempo drectamente productive, hassel pun de que la defini tin de gué es un empleo ha evolucionado consderablemente al ago de las dos linas decade 0 Las vias de seleccién son miltiple, empezando por los depides colcios, cayo caricter masivo, sin embargo, parece contadecirse con fa idea de une selecein del personal, asalariado por asaltiado. En efecto, lo que se suprime cuando se cet unafabxica, se podttaobjetar, es el conjnto de empleos y no Snicamente les ocupades por sles mens empleables>. Peo [a dstincién entre despidocolectivo por causas econémicasy despido individual por razones pet- sonales noes tan cara ni tan facil de establecer como pudiera creeise. En pri- mer lugar en caso de despido colectivo, el empresario debe definir los criteros tomados en consderacin para fijarel orden de los despidos. Ahora bien estos critrios (carga familiares, antigiedad, cutldades profesionales,situacién de padre/madre solters, caracteriticas sociles que welven difeil su reinser- cin.) hacen referencia eal indvido como persona y no solo como trabajados asalariador. Por otto lado, cuando un empleo es objeto de una tranformacién 0 _una suptesin por motivos técnicos (en relacin a su vee con motives de tipo ceconémico) que supone su reemplaramient por otto, el acceso a una formacién yylaecuaiicacin en cursos deformacién actéan como firs de selec per- sonal, grando a discusién en tomo a las aptitudes del interesudo, En estas e208 es cifll para el juerestablecer la diferencia entre un «motive inhereate y no inherente a la persona del asolariador (Favennce-Hery, 1992), Pose a las clu suas de no discriminacin a ls que estin obligados a someterie(violadas,por oto lado, regulrmente a través de las medides de incentivacén de I marcha de ls mayores de cincuenta afc), ls despidos colectvos han sido préctica- rmente equivalences a una suma de despidos por motives personales. Por otto lado, es un hecho que las diferencias de suerte, batente tenes al principio (odes ls empleos son suprimidos), han podido entrar una fuerte diversifia cin de los faturosdestinos. En primer gat ya antes de que se produjesen fos despidos colectivos, cuando los rumores comenzaban a evocor su posibilidad, quienes tenfan mayores posibiidades de encontrar un trabajo en otra parte sbandonaron las empresas amenazadss, ya fuese por sus competenciasexpect- ‘as, porgue pudiesen acceder a redes socal yespacalmente mis extensas 0 por- ‘que sencillamente, se encontraban mens ersigadoslocalmente (slteros fren- tea casados, inqulins frente a propitaros, etc), siendo para ellos los costes de cambio de lugar de residencia menos arcesgaos y elevados que para el eso. ‘Sabemos también que las oportunidades de encontrar trabajo de nusvo para quienes han sido objeto de despidos colectivos son muy desiguaes, ya que un segundo tipo de exclusin, esta vex ala hora dela contatacin, va a seleccionar a las personas en virtud de detsrminados criteros (en pariculas, en funcién de 4a edad, del sexo, del orgen francs 0 extranjero, sobce tedo magre, del nom bre.) yen fini de sus capacidades para implicers y sacar partido de los _nitiplesdispositivos (acompariamiento de un plan socal, formaci6n.) que le son propuestos y que funcionan también como otrestantos di én complementaris, La operacin consistent en redefine los contortos de la empresa yen exer nalzardeterminadas funciones ha resultado ser también na ocaién para emju- {ar alos erpens no cuafcads hacia los estatutos meros ventas, en las subcon- tratas yo en los contrates precarcs. En efecto, of anliis deallado de las transformaciones del trabajo obero permite mostrar que Estas no se limitan ale pérdida de cerca de un millén de empleo desde 1975 y ala teduecién masiva de empleos en sectores que tradicionalmente soln sroporcionaros abundante- rente™, Certamente, podemos constatar que el progreso de la automatiracién, hha conducido a una fuerte egresin de deterinadestipos de profesiones, como las de las ajustaores los montadores yas chapisas al mismo tiempo que, para lelamente, aparecian nuevas profesiones de mecdnicos especializados en el man- tenimiento de las maiuinas (Chen, 1993). Peo el progreso téznico ~que seria poco razonable pretender fenarlo consderablemente, si se quiere mantener la compettividad nacional a medio plano~ no es la rica causa de estos cambios La transferencia de empleos no cualificados hacia pases con salaries inferiores hha desempefado iqualmente un papel de enorme inportancia, En eleco, desde finales de la década de 1960, ls grandes empresas estén levando a cabo un ‘movimiento de deslocalizacién de segmentos de la produccin y de bisqueda de sulpcontratistasen pases donde el nivel de salaris la capacidad de defensa de los trabajadores som més débiles que en los grandes pases desarolados. Les «studios disponibles* muestran que el crecimiento del comercio intemacional tiende a dest los emplens no eualificaes y a crear empleos culifcados en Jos paises desurollados. Aunque al final la périda de empleos no es considera ble, e incluso algunos estudjos legan a afar que en Francia el sakdo ha sido positivo si se tienen en cuenta todos los efectos incucidos” y que el Fensimeno 5 Batre los dos sltinos cones (1982 y 1950), el erpleo ober ha rerocedido 2 un ritmo del 1 por 100 anual en a mine y del 8 pr 10 anva en a iecugia yen ates e iero (53.000 emplen), es dec aun ino mis elevad que el rec0 j6venes cuadros, ingenieros 0 técicos cuaificadcs en «viveros y les prometan pesibilidades de hacer carrera ~como ocurtia ain « mediados dela cécada de 1960-, para poder 1s tenerlos bajosu control y privar de ells fa competencic. Mucho ms nurme- rosos en la actuslided los j6venes cuadrasofecen ss servicios en un vasto mer- cado, donde puede recurirse a ellos, o rabajan en ampresas de menor tamafio, sarantizando una menor protecciga, mientras que la calidad de esta categorfa del personal es superior ala del pesedo®, Ademés, en la medida en que el nme ro de los empleos cualifcados no sumentaba.a la misma velocidad que el nimero de dilomads, éstos han tendo tendencia aoptar aempleos menos cualificados, agravando ala sitvaci6n de los mis desproregidas an rérminos de culifcacin y degradando atin més su posicidn en la relacién de furzas con los empresatios. Se plantea con cierta urgenca, por lo tant, la cuesién de ls ccteros que pre siden los procesos de sleccién. La seleccion segin criterios de edad, oigen nacional y sexo es la que se encuentra més documentada. Desde el punto de vita histérico, la seleecion de, Jos empleables en el marco de «planes sociales» o de despidos econ6iicos ha afectado, ante todo, alos asalariados mayors de crcuenta ais y ha sido fcii- tada por laintroduccin, a lo largo de les d&cadas de 1970 y 1980, de sistemas de jubilacién antcipada y de primas al abandono del empleo. Contrariamente © Seftemos, no obstamte, que el pido crecimiento de ntmero de iplomadosdeense- anza superior y del ndmero de jvenescandros en le décla de 1970 difestaba la perma- ‘nenciade un modelo de relaciones ene las generaciones tsa en el rico doméstion dela sucesi. En faci, el rpido aumento del nszero de évenesdipleadce yd jévenes ‘undies deseculibraba la aio entre ocupances de peestcssuprires y quienes precenan remplaats, usinindose de ee medosutécias guar de sce, El mismo proceso habia desequibado en a universiad de as dads de 1960 y 1970 a cacén de sor. nai en a espera dela sucesidn entre los profesor essences y ls proesres dulares (ci: Bourdieu, Bolten, Mali, 1971). Dede eta perpectiva la open de las empre- sas por a resuici de fas posbilades de caver el reciente recurso al mercado de trae Inj exemo (opus al mercado incerna al empress) puede parecer rxnnabe. + Véase por ejemplo el nero especial de Tawi Emploi consgrado aloscxsesont- ipodos de acividad (Gauls, Gopralans Nicolet, 1983). De 1968s 1975, a proporcién de selves entre la poblacién major de cincuentay cinco ssa gaado del 31,5 por 10D al 15 por 100, Batre los homes de incvenay cinco acincventay aueve as, a proporcién de ‘activo ha pasado dt 82,5 por 100 al 68,9 por 100 (Gullenard, 1994). Las ass de inact vida de los mayores de cncuenea y cinco aes han aumentado en todos ls ates dela ‘OCDE dese 1925 fexcepto en Jasin, pero es en Francia onde el recimlent ha sido mds 1 las reglas que presidian el «segundo espirtu del capitalism», ln antigiedad se hha convertido mas en un ctor de precriedad que de seguidad. La transfor macién de las pricticas relatives ala remunerecin en funcién de ls ramos de ‘edad de la vida ha contribuido a desencadenar una competencia intergenera- cional que no exsta en el periodo anterior, carectetizado, por un lado, por un aumento de las emuuneraciones alo largo dela carrera, fuerte a principio y més suave después, , por oto, por la contratacign de nuevas enetaciones mis esco- lexzadas con saleros superiors a los de sus antecesores, de forma que ls asala- riados de euarentaaficsse encontraban mejor agados que los de cincuente ais, imientras que estos limos se encontraban mejor pagndos nunca. Hoy, por et ®, Con les nuevas dispastivos de expres y resolucién de problemas se comenad a exigr alas personas, mucho més que antes, que movi- Faasen su inteligenca, su sentido de la obsevacidn y su astucia en favor de la ‘empresa. Aunque esta evolucién no es en si misma negativa ~nadie puede de- sear que el trabajo se limite a ma sere de gestos mecanizados~, es cierto que este ‘porte suplementaro incorporado por et personel no a sido remunerado més all de un simple manteniiento en el empleo para quieres eran capabes de le- varloa cabo y la exclusin para el resto. Habida cuenta cela situacién del mer- «ado de trabajo y de los modos de gestin de la remunsracién segin ls genera- Shimizu (1995) reste, sn embargo, que en ningin eases digences de Toyota an csperado mejoas importantes de la potctivded dels ideas enaradae dels creloe de calidad obreros (es ofcnas de ingles, doxadas de muchas ms pstbisdes de accién lominando un mero muy supercede variables, inventan poco genera los diporives rs rentable). Porel control pape dos ciculos de caldd debe peri qu seman tenga ua cera asaccidn de os trabaedores ene! eabjo, quedsruten rzalviendo pro- ‘lems ymejorando salar de waijo.Feiten de xa forma reduc eden extn con respeto aun sistema al servicio del cues necesai implica 353 clones os empleadores pueden también contratar a personas sobrecualfeadas al precio de wna persona con un diploma inferior fingiendo no dase cuenta del apor- te real de esta sobrecualifcacin”. A un movimiento cendente a una explote- cig cada ver més profunda de los yacimientos de las capacidades detentadss por los tabojadores en tanto que personas, le coxresponde también, paradéjca- mente, una tendencia a dsminulc ls costes salaries. Finalmente, el movimiento hacia la indvitulgacn de as condiciones de a bajo! (Linhare, Marea, 1982), yen particular de as rerumeracines, ha perm tio incrementar el coniel sobre cada aslariado tomado individvalmente, cbteniendo de ete modo un incremento del esfurwo mucho mis efcae. Los for 1950-1970 esmvieron matcados por una relativa autonomizacion de Ia remuneracin con respecto al rendimiento individual (df de medi por oto Indo, en ls formas de organizaci6n por aque entonces dominantes y, en parti- cua, en cl coo del trabajo en cadena), por aumentoscolectivas de los selarios en funcion de los incrementas de la productividad evaluados'en términos agre- aos (Bojer, 1983) y por una unformizacién dela rermunerecin (disminucion de la remuneracién por tendimiento, generalizcién de la mensualizacién..) ‘Gastache, 1986). Durante la década de 1980, lacrecente auzonomisacion del trabajo fue ala per con una difereniacién y con una indvidualizaci6n crecien- ter de las remuneraiones, mucho més directamente conectadas con los rend nientos individuals (cltio de efienca)olos resultados de la unad ala que ertenece el asaaiado, Las remuneraciones, que #e encontraban hasta enton- asin de desfeneinpreentes en ox cnweis coer us pata cs ies eu egin a celifencnnes ro fan ex aie a call- Carns ees es eons so late a xenon reqs ola dre tr pio de ean De ete mad, las empress no escn clas a pga ms we pein qu seca en acinco puesto Bone, 1997, p60. Ya tenor ec de contin de ests os sl compten cons tenes menos cafcadns que ela, sn tanben decane ene els camo asin ves dered, Cn i acura de occas deo vents pra verane undone, lo eno de oa, aa aus ei pao tan e ula: sects en ene ya dc deepsea pfesnal de fos dplonaar en eanscaonde speed dealin Det odo pore Flos ccs comer sclen ener la picts ee plongan haa fetes eames qx esta a pun de gradu, de nee qu, poo 3 pee asp tv devs ends como lr de srens jf de proce bs departs de marketing son desempetiads por estudiantes en el transcutso de sus estudios, que son paga- exer cr que ges pen ears ies °° H novines hac indi es condones eat coe pelo sana erste locates de rab, en fas hori ea geste dl ego de rabn oo es asignadas a fos puestos de trabajo, pasaron cad ver més a depender de las ropiedades personales de quienes ocupaban dichos puestos y de la evaluacién de sus resultados por parte de la direcién de la enpresa®. En 1985, ence las ‘empresas que habfan ccincedido aumentos salaries, 2 de cada 10 practicaban ta individualizacién de ls solarios-bas. Ente 1985 y 1990 esa proporcién se duplic6, pasando la proporcién de asslarados implzados del 45 al 60 por 100. La proporcisn de obrerosafectades pr ls medidas ce inviduslinciGn en ese mismo periodo ha pasado del 43 al 51 por 100. Ha sco en las grandes empresas donde este movimiento se ba conslidado: desde 1985, cf 85 por 100 de fas ‘empresas de més de 1.000 aselariados prcticaba la individualizacion de ls sala- tios (Coutzot, Mabile, 1993), Estas prictica se han ido extendiendo posterior mente @ las empresas de tamaio mas reducido (Barat, Coutrot, Mable, 1996, 1.207). Laindividvalizacién de ls competencis, dels pratificaciones y de las, sanciones tiene otro efecto pemiciso: iende 2 hacer a cada individuo tnico responsable de sus Exits y fracas. El conjunto de estas transformaciones ha permitdo, como hemos comproba- do, recuperaren ls empresas un nivel de orden conprometido a comiensos de Ta década de 1970 y generar importantes incremenras de productivdad, hasta cl punto de que as empresas frances que afiontan los mercados extranjeros son actualmente may competitvas®. No podemos pensar bajo ningtin concep to que éste sea un hecho sin importance. Sin embargo, es evidente que los ta- bojadores asalaiados han pagodo un precio muy elevado por estas transforma ciones, ya que todo parece indicat que, simplemente para mantener su nivel de vida, deben rabajar de manera mds incensa, y que en este mismo movimiento quienes han sido considerados como incapaces de seguir el ritmo y definidos como sinedaptablese sc han visto expulsados a empleos de menor calidad, € incluso fuera del mereado de trabajo. Una pete dele falta actu de emplacs debe © aa evolecién ha progres confome 2a demsandade una part de bs saris: ‘en as emprets donde prevalocen ls auments unformes(hncos, sector agralimentara), rms del 70 por 100 de ue rabjadores extn interes en istuconaliacign de uo remneracin ns indviuatcds ntfs vents, el personal de mando y los cues, supa el 80 po: 100 (Contrt, Mabie, 1993), Esta evolucén ha sido compat, coma hemos visto en el cape Il or un pofundo cambio de sconcepciones dea jst que hn supuesto el po de ena concepen de lus cencads en un regartoequiativode los, ‘benefcios ene carers socioprfesioals (ly usc sta) a na concepcin de a justin centrada en la edislucin equtatva del rendimieneo individual * La eambilded cconsmia, qu mide lrendinieno ce las cpitales invests exce- ence ruta de exloscsnmorizelos + capital cure), ha reid con fuer entre 1979 y 1988, pasando del 9a 18,3 por 10. En cuneoa a entbiidd Rnancir (bencicio ‘ruc fos propa) ha reco 6 pnts durante min gered (Bicour, Dish, 1952) ser escent abi alas récticas ue am evacuad fuera det vio de ra ojo remicerado ods ls imps mueros, as como na parte dels bene de las cepreses deb esiare a le mayor exraccin de vlor ana del trabajo humano a cambio dean selavio no modifcado". La cuesin que evitan plantearse quienes defienden los resultados de estas teansformaciones en téminos de «progreso econSmicov, contentindose con famentac el careter desequiibrado del mercado de trabajo en favor de las empresas, esl del natureleza de lo que realmente es itercambiado en seme- jante mercado. Erabajo es, como sabernos, una fcc juridica cuando es con siderado como una mercancia separable de quien lo produce (Polanyi, 1983; Supiot, 1997). El srecurso humanov no puede ser consumido como los demés recursos, pues supone un enste de mantenimientoy de eproduccin que debe tia ser indsociable desu coste de uilizacin. Quien compra un tomate paga, en teow, el cote desu fabsicaidn, desde le generacién dela seal, pasando por la tierra, los abonos y los cuidados dispensedos”. El comoradér no se content on alquiele durante el viempo que pasa entre el plato y su estémago. Sin 7 Ya hemos hecho referencia a la evolucién del reparto del valor afacido a favor de las egress en tac de dnd de 1980 con un eantrniet paxna a mismo tive ia a ol de 190. Hay qe str cabin ue lode aust de be asalariadas no se ha movido: Para un puesto de trabajo inmodificado (con wna estructura Ae cea en) el poder aati dl aro neo habla aumento anil tentan42 pe 10D eae 1951 y 196 yan por al lg dl pend 1967-1978. Desde 178 ho ec igen Ls psa en el eer decomp dela x0 Tad wn pet deters x npr 10 aa ie 19787 1994 shen intent aa un pr 00 ane ene 994 196» (es, 1988.39. Uap de ena ico dee abide coment li dl cateacoes sociales por Toto, aumento dea ebcin ene lor aml. eo xe creme eda tanga ln con a npn a lo oni rcs de agnos exes anterior _mente asumidos por la empresas. De este modo, las corizaciones destinadas a financiar ta LUNEDIC, el onto cu gesona a premein de deen, en cecil elermen, sara xexpins Del 0.25 por 10 del sli brio as de cotta ha aso sh 546 oe Cn 979 8 por 10D en 1982p leans en aso de 1983 el Gt por 10. “Aden lero dee enc en ls empress sites he elo a deinen de ne oe. Ornaramee, ls empresa speaban 80 por 10, toy soponan ra slo 62 pr LOD eponinaanente uence: Abe Exroniges, sya de 54) Hasta el punto de que padamos, escuchando & los agricultores, preguntarnios si es sis- teestnente ero. Laisa fran pr ju leap humano, ee Kees fe dos por la naturaleza que, sin embargo, van a set evaluados con precios de mercado estable- cider en tena eves dea doa fo y a demand ye pede, peor, far aun elif al de coe de epouc, Ce Pony (1983), que rma pe Inve, ebay waned on eran ei 356 cembergo, eada vez nos enconttamos més ante una situacion de este tipo en lo ‘que se refiereal trabajo, en Ia medida en que cada vez son més frecuentemente excludes de los salatios pagados los costes que se generin con anteritidad al empleo (eiucacién,formacién, mantenimiento durante los periodos de inacti- vided y reposo) o.com posterioridad al mismo (reeonsitusién de las fuereas, del desgastey del envejecimiento), sin contar con que las cosecueneias de la inten sificacidn del trabajo sobre la salu fsica y meatal no soa positivas. Esta situa ci6n es tanto més problemtica cuanto que el ecurto humand» requiere de tuna eproduccién» larga, similar a la madera de cierosdtboles que deben ser plantados mucho tiempo ances de scecolecién, yas corsecuencis de asitua- cin actual van a permanecer durante varias décadss. De este mado, os costes cde mantenimiento y reproducciSn del trabajo han so deivados en gran medi- da hacia las personas privadasy hacia los dispostvos pics, refortando entre Jas primerat las desigualdades de rents ls pobres no pueden manteneise, ti reproducirse sin ayuda-y acentuando en el segundo casola esis del Estado del bienestar,constrefido a efectuar nuevas exacciones obligatorias (impuestos y cotzaciones sociales), lo que permite a las empresas desentenderse an mds de sus responsebilidades,segin wn circulo vicioso del que los fenéimenos socioeco- némicosofrecen numerosos ejemplos. El desplazamiento hacia el Estado de los costes dela puesta a trabajar Como ha argumentado Alsin Supiot (1997), «ningtin mecanismo de alean- ce general (modulacién de las cotzociones) permit imputar a una emptesa una pate del coste (mus) o de fa economta (bonus) quests opciones de gertién (Gesdbiidad interna y externa) entrafian para la presacién de desempleo y, en definitive, para el cestode empresas”, Sin lugar a dudas, eta cuestin podria see Gtilmente abordada hoy desde el punto de visa dela igualiad de trato de ls ‘empresas, més que desde el punto de visa del responsabilidad socal de las mis ‘as, porque lo importante, desde el punto de vista del furcionamienco del mer- cado de trabajo, no es tanto la parte de ls costes sociales que soportan las cmpresas sino la igualdad en el trato de tas frente a ests costes. Ahora bien, esta iualdad no se encuentra garantizada, en detrimenta de las empresas més respetuosas con el “recurso humano”. Enver de crear més riqueza, alas empre- sa les resulta entonces ms sencill, para aumentar sus beneficios, hacer que la colectividad soporte sus costes (p. 236). Undiposiva de ste tipo parece sn emg que et endo eeu ena actu liad pc el Ministerio de Tabs, Empleo y Formac Profesional EL Estado ha consentido, y contintn haciéndolo, la scializacion de los cos- es antiguamenteasuidos po las ennpresas™, como los costes que afecran alos trabajodores mayors 0 los considerados coma menos productvos, La subven- cid del empleo de ciertas categoria (Jivenes, parados de larga duraién,tra- bajadores no cualifcaos..) es, en fa actualdad, una prictica odimiid, lo rmismo que la asuncidn piblica, a través de la intermediacién de las prestacto- nes especiales del FNE (Fonds National pour 'Empla) (Fondo Nacional para el Empleo, que en 1994 afectaba ain a 56.000 personas (Abrossimoy, Celt, 1996), de una pare del ceste dels trabajadoes mayors aleados del empleo Con motivo de la supresin de 940 erpleos en Peugeot en 1991, e Estado y el [UNEDIC han gagado 210 millones de francos en prestaciones por desemnpleo 0 ‘para financial FNE (40 personas), rent alos 32 rabajdores que quedaron a cargo de a empress (Guérout, 1996) ‘Deeste moo, el mero de beneficiarios dela politica de empleo (que inclu- ve Gricamente las ayudas de empleo, los cursos de formacién y os cesesantii- dos de actividad) ha pasado de 100.000 personas en 1973 a 1,5 millones de persones en 199, y posteriormente a 7,85 millones en 1997, es deisel 10,7 por 100 de la pobaci6n activa, El gasto es cerca de 10 veces més elevado que en 1973; en relacin con el PI, s¢ he multipticado por 7 y aleanzado el 15 por 100 en 1996 (es decir, 118.000 millones de frances). A evo hebefe que afadile desde 1993, ls medidas generales de exenciGn de las cargs patonals para los Tigh therein tpt i eho went Si ae tbeectaon on secuaeern grees ttc eee eaieertriemrenrimeneranrratd ae re a Be seme eee ce ae oh neste sepa gas clea pepn Ce ear eee ae seinen en arate ieee dre st eee ae crm ip boven Sateen ame op es eee en etre yom en ion en fa producciin cinematogrfica; Menger (1991, 1995, 1997) para el cocjunto del dis- 2 re rr san een ot 2 en etgtateee siren rotte Sececrerec reece cee ea nage wane mex aes ae tlegeeaneltloe ssalariados que pereben una retribucidn préxim al SMIC [slaio minimo inwerprofesional) que han costado en tomo & 40.000 millones de francos en 1997 para un campo de aplicacién que engloba a mis de 5 millones de empleos (Colebat, Mationi, Roguet, 1999). Estas cifas no oman tampoco en cuenta el pago de las presteciones por desempleo ni el del RME (mis de un millén de beneficiaries a 31 de diciembre de 1997), que es cada ver mis una especie de ayuda de inserién para aquellos que buscan su pier empleo estable y una prestacién complementaria para ls expulsados de a cobertura socal del paro, tanto ms numerosos cuanto que los criterios que dan acceso alla prstacién de desempleo st han endurecido durante ests tiltimos aos (Af, Amira, 1999). ‘Algunas prestaciones afectan alas politica familias, pero también al empleo, como la APE (Allocation Parentle 'Education) [restacin Fania de Edu- cacién), que incita a una retirada del empleo de las madres con dos hijos cuyo hijo menor tenga menos de tres aos, at como las diversas medias de eblanqueo del trabajo negro» como la AGED (Allocation de Garde d'Eofens & Domicile) [Prestacién de Nifera a Domiciiol y el AFEAMA [nifera para las asicentes mmatemnales], que se hacen cargo de las cotizaciones sociales corcespondientes| ‘con deterninadas condiciones, ola exoneracién deimpuestos para los empleos familiares, Podra casi afadise una parte del coste dela ubilaciones ence los sesentay sesenta y cinco acs que gravan de marera importante ls cuentas sociales (Abramorvici, 1999) a condicién de que el descznso de la edad de jubi- laciga intoducido en 1981 dejara de pereibirse coro un logo social y se perci- biera como una medida de reduccién de la poblocin activa, Finalmente, eitos clementos no comprenden las ayudas aportadas por ls colectvidades locales: subvenciones yreducciones de impuestos en ciertasregiones,patida de ls pre- Si afiadimc a lor 118.00 raillons de os positives contemplados por ln poltces de empleo las prestaciones de desemgleo ye funionaient del servicio publicn de empleo (ANPE, et), legaemosa los 143600 millones de fancos (Poet, Marion, Rogue, 199) Las cotzacones por desempleo son tettcamente pages gx los agentes sociales, pro, de hecho, dado el nivel de dfcitscurlado por la UNEDIC,e Ea se ha vito obliga a ‘umic uo pare dels gastos. De exa foes, en 1984, part dels comes genera por ae pesonesprvadar de emgleo ha sido wasferida lela y al presupuestoexaa ‘A estos Ran aa, en varias ocasiones,ayuasy pésamosproearis para saneat el sxewa (4.800 millones de faacos 2 comers de 1993, po empl) (Fence: Aleraes mayo de 199), 7 Exe dipstiv, en un primer momento reervedo ali aces con es ios om 6 hxexcendido las fails condos ios. El ante spleen previo pas ext extensn ‘rade 6800 millones de fancos en 1994, momento de esteracén de ele. El Gta de a mea fur tl que huko que aia ores 2.500 millones mis. La APE aecaba en temo & 500.000 personas en junio de 197 supuestos sociales de los consejos generals (que deben intervenir en el dspesi- tivo del RMD, eto limieémonostnicamente alo dspositivos stablecides por las politics de empleo, que en 1996 costar 118.000 millones de fancos y que han per nitido sufragar los cesesantcipados de actividad (prejubilaciones,dispensacisn de bisqueda de empleo para los paracos de més de cincuenta y cinco afos..), formacion profesional (AFPA, curillos de insereién, convenios de conves- sin.) y que han subveneionado los emplens dl sector privado (contrato de {nciativa para el empleo, exenciones para el tiempo parcial, contratos de cual- ficaci6nw) 0 del sector piblico (empleos-j6venes, cntratos empleo-solidar- dad.) Ente 1973 y 1997, la poblacién potencialmente ectiva ha crecido en 4,2 rillones de personas (personas con empleo, en paroo retiradas de la actividad, mientras que la oferta de empleo no aumentaba més que un mill6n. Por lo tanto, 2,6 millones han ido a paar a as fas del paroy 0,6 alles han sido retiados del mercado gracias a las polities de empleo, es deci, un éerco de ellos por medidas de formacin y los dos terciosrestantes por el ceteanticipado de la acti. vided. Como simulténeamente 2,1 millones de emplecs de los seczores piblico y privado eran objeto de medidas de subvencién y dado que el ndimero de empleos no ha 2umentado por encima del milldn, eo significa que el mero de empleos ordinarios, es decir no subvencionados, ha retroccid en um mill en veinticuatro aos (Holcblat, Marion, Roguet, 1998). Estas cfs no sgnif- can, sin embargo, que sin los empleos subvencionados el empleo hubierareto- cedido en un millén. El empleo total habria, no obstante, crecido aunque algo ‘menos de un mln (se habla de 140.000 parads de més), habida cuenta dela iraportancia del efecto «gangas (el empresario se embolsa Ia ayuda sin modifcar su decisin) y del efecto susttucin (la eleccin del empreserio se ubice en una persona perteneciente a la poblacién afectada por lat ayudas, sin cambiar su decisiin de contratacién en evanto tal) (Charpil etal, 1999)", Po otro lado, contraiamente a ceras ideas preconéebida, I ayuda se dige prioritariamen- 7 Ep caabi, la iten de emgleo ha silo fea para rec as subidas coyentuales Ade pare, amoriguando las consecuencias del aumento abit de los dspos sobre la soie- dud: es lo que ocutiS.a metados de a década de {980 ya comiensos de ln de 1990, cua dd el nimera de arsdosevtudos pode lage bass $00.00, Esta mada ha desempesado, porlo tanto, un pape cntraceic importance (Chapala, 1999)-No abtants en can situaci era aurea el ndmero de empleessubvenconas, sendo luego ey dif volver al volumen ancetir; 8 como silos emplos mantenido goede subvencin duran te las prides cfs se velvieranpeennesposterionnente aunque no tengan por que set las mamas pecronas le afectadas-euande l ojunasra combi, legindose a aca staal de 2.1 mllones de empleos subvencionads. Cf lg de lap 11 en Hokble, Marini y Rogue (1999) KA te alos eripleos del sector privado, cuya proporcin en el conjunto es, ademas, «reciente: la medida de exencin de las coizaciones patronales a fa seguridad social en caso de controtaciones de asalariados a tiem parcial o de transfor- maciones de los puestos de trabajo de jornada completaen puesns de trabajo a tiempo parcial se ha conveitido en lo que a volumen se reere en la principal ‘medida de accién pbica en el sector privado. De este modo, entre 1992 y 1994, ‘el nique de empleos exentos pacialmente de las cargis sociales ha pasado de 32.000 a 200.000 (Abressimov, Gelot, 1996). Se tata de la organizacién de una subvencin general del seco privado, Durante el periodo 1973-1995, fa industria y el sector tercaro privado han, albergado cada uno de ellos al 37 por 100 de los beneliciarios. La industria se ‘encuentra de este modo sobrerrepresentada en reacina su peso en el empleo. Fa recutido, sobre todo, a las preubilaciones (el 67 por 100 de los benefcin 1s proventan de l industria), mientras que el sector tercaro privado ha recu- trido erapliamente a las ayuda al empleo (el 56 por 100 de los beneficiarios). ‘Del mismo modo as jubilaciones nticipadas han sido utizadas de forma easi- va.en los grandes establecimientos el 78 por 100 de losbeneficiarics), mientras que ls establecimientos de menos de [0 asalariados acogian al 63 por [00 de los __beneficiarios de ls empleos subvencionados (Holeblat, Marioni, Roguet, 1999). Esto significa que latransferencia del empleo hacia uidades de tamafo més reducidoy pertenecentes con més frecuencia al sector terciato, dela que una parte, ecordémoslo, es resultado dels evolucin de las estates de las empre- sa (exernelizaci,filielizacién y reorganizacin en toro ala actividad princi- pal), se ha llevadoa cabo gracias alas ayudas dela colec:vide en los dos extre- ‘mos del proceso: en el momento de la supresin del empleo en las grandes estructuras industrials yen el momento de su creacién (que a menudo consis- te en una recreacién) en unc pequefi estructura teria. Igualmente, el and- linis de los convenios firmados tras la ley Robien de 11 de junio de 1996, que permit una disminucin de las cotzaciones sociales en caso de reduccin del tiempo de trabajo 2 cambio de contrataciones (dimensén ofensiva) o en caso que no se produjeran despidos (dimensin defensiva), nuestra que los conve- nios ofensives han afecado principalmente a las pequcas empresas del sector terciario y los convenios defensivos a las unidades de mayor tamafio y, por lo general pertenecientesal sector indsta (Bloch London, Boserd, 1999, p.213). Estas cifras nos acerean a un fenémeno bien conceido para aquellos que siguen Jos planes sociales: eterminadas ayuda se conceden para acompafar alas rees- tructuracione, mientras que otras se ponen a dsposicgn de los subcontatistas para que creen emplees. Aunque el resultado de conjunto pueda considerese como el fruto de una voluntad sistemética de explotacién del Estado del bie nesta, y aunque la coordinacn entre las ayudes en los ds extemos de a cade- or 1a no siempre eng cl caricer tan simultineoyajustado del elomplo sefalado, no es menos cierto que los costes de cambio de esraegia de las empresas han sido ampliamentesoportades por la colecividd, algo que evican recordar quienes, al mismo tiempo, se revueven contra ls niveles de las exacciones obligaoris. ‘Al menos, se pvr argumentar el progres ha sido real en fo que se reficre al comportamiento de las ererquis ce ls que se a suprimido la figura de los «

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