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Bioy Casares va al cine

Adriana Mancini

Emilio Bernini

no slo Bioy va al cine contra el deseo de la madre, contra el esnobismo de clase


que le prohiba ir, por la bastedad de ese espectculo, sino que incluso, como
demuestra Mancini, el cine se vuelve testigo de la propia vida, recuerdo de la
propia vida configurado en la visin de los films. Para esa cinefilia, la propia vida
se hace inescindible de la visin de la vida en el cine. En el epgrafe que abre el
libro, el mismo Bioy lo expresa as: los films que me hicieron.

Transposicin de El perjurio de la nieve en El crimen de Oribe, de Torres Ros y


Torre Nilsson.

Relaciones, reconocidas por Robbe-Grillet, entre La invencin de Morel y El ao


pasado en Marienbad (Resnais y Robbe-Grillet)

El desierto y su semilla, de Jorge Baron Biza


El gran surub, de Pedro Mairal
Historia argentina, de Rodrigo Fresn,
El traductor, de Salvador Benesdra,
Donde yo no estaba, de Marcelo Cohen,
El jardn de las mquinas parlantes, de Alberto Laiseca.

Operacin Masotta, de Carlos Correas,


Restos pampeanos, de Horacio Gonzlez,
Escenas de la vida posmoderna, de Beatriz Sarlo,
Mal de ojo, de Christian Ferrer.

A vos, Ema. Me qued pensando en tu cuadro para el Este contemporneo. Me gustan esas imgenes
montadas en contigidad en el cuadro. En ese pasaje de lo visual a lo tctil y viceversa, en esa co-
existencia de elementos disyuntivos, (para m, obvio) acaso no se oye la pregunta de si la vida no es otra
cosa que la intensidad de la duracin? No es un collage que subraye una imagen, como dijiste en
relacin al de Warhol, totalizante, totalizadora: El significado chisporrotea en la superposicin de las
imgenes. Me quedo pensando en esa emanacin de chispas como de un fuego, o mejor de un cuerpo
encendido, como el gesto de lo que vive, desea, palpita. Un beso.

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