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Boom. No hay estadsticas, pero los doctores sostienen que cada vez
llegan ms extranjeros de diferentes confines del planeta para
someterse a distintas operaciones estticas. Como muestra un botn: si
antes reciban en sus oficinas a entre tres y cinco interesados, hoy
atienden al mismo nmero en un da o dos. Barzola, Moreno, Garca y
Sillerico apuntan a dos causas para este boom: los costos econmicos y
la calidad de profesionales y servicio. Es as que cada paciente
satisfecho retorna a su nacin y corre la voz para que muchos otros
tomen en cuenta a Bolivia entre sus opciones.
Otro punto de vista es esgrimido por Garca y Barzola, que dicen que es
posible aplicar una consulta virtual o aclarar las dudas de la cliente
que se encuentra a cientos de kilmetros de distancia, a travs de
emails, aunque precisan que, antes de aprobar una ciruga, es
imprescindible revisar personalmente a la interesada. Para ambos, este
mtodo permite ganar tiempo y programar preconsultas que no
perjudiquen su apretada agenda.
Eso no es todo. Otra prctica que involucra al oriente boliviano son los
safaris estticos, que se caracterizan porque un supuesto equipo
mdico formado por un cirujano, un anestesilogo, un enfermero o
auxiliar y su maleta de prtesis y equipos, arriba a localidades de Beni,
Pando o Santa Cruz donde lo esperan entre 10 y 20 personas, en su
mayora mujeres ansiosas de someterse al bistur. El doctorcito del
pueblo, que fue el encargado de contactar a las interesadas, organiza el
grupo para realizar una precaria evaluacin y se programen las cirugas
que, mayormente, se hacen en el quirfano del hospital rural, devela
Garca.
Control? A pesar de que las cirugas estn en auge, los Sedes de La Paz,
Cochabamba y Santa Cruz alegan de que hay un vaco legal para ejercer
una mayor fiscalizacin en el rubro y sancionar irregularidades; aunque
han comenzado a hacer operativos en consultorios de especialistas y
centros de salud y de belleza para ponerlos en regla. Autoridades de las
tres entidades conocen de los tours estticos, pero no de los safaris,
ni siquiera el Sedes de Santa Cruz, tal como asegura Miguel Garca, su
responsable de Control de Calidad.