jeremy theler
En el artículo anterior llegamos a la conclusión de que pa- como un múltiplo de patrones no es tan trivial como a pri-
ra poder poner a prueba una teoría es necesario realizar un mera vista pudiera parecer. Si bien las mediciones directas
experimento que nos muestre que la hipótesis de que los como las del ejemplo anterior son extremadamente raras, en
cuerpos pesados no caen más rápido que los livianos no es un experimento de interés, el resultado final aparecerá luego
tan descabellada después de todo. Pero para poder cuantizar de procesar matemáticamente de alguna manera mediciones
los resultados de un experimento, es necesario medir. Inda- elementales donde comparamos algo con un patrón. Pongá-
guemos un poco más a ver si podemos arrojar alguna luz monos algo filosóficos por un momento.
sobre qué cosa es esto en realidad. ---------------------------------------
. . . el acto de comparar algo con un
Magnitudes patrón y expresar el resultado como un
múltiplo de patrones no es tan trivial
Supongamos que—a la luz del recurrente ejemplo de como a primera vista pudiera parecer.
Aristóteles—quisiéramos medir el tiempo que tarda una pe-
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lota de tenis en caer al suelo desde una altura de un me-
tro. Está claro que la magnitud que queremos medir en es-
Todos sabemos que en Estados Unidos las distancias peque-
te caso es el tiempo. Más ejemplos conocidos de magni-
ñas son medidas en pulgadas. Esto nos hace pensar que algo
tudes son longitud, velocidad, temperatura, presión o ten-
tiene que ver esta unidad con el tamaño de un dedo. En efec-
sión eléctrica. Existen también muchas otras magnitudes—
to, en la antigüedad era común medir longitudes utilizando
menos conocidas pero no por ello menos importantes—tales
codos, pies y demás unidades arbitrarias. Resulta inevita-
como carga eléctrica, momento angular, momento magné-
ble objetar que no todos los dedos son iguales, y que diez
tico, concentración, sección eficaz, etc. Pero resulta que
pulgadas de seda compradas en lo de un corpulento Galés
todas—o la gran mayoría—de las magnitudes que se pue-
no tendrán el mismo tamaño que aquellas despachadas por
den medir están relacionadas de una u otra manera. Así la
el japonés Hiroyuki, con el correspondiente descontento de
velocidad tiene que ver con la longitud y el tiempo, y el mo-
los clientes que uno puede ir imaginando. Es por eso, que
mento angular con masa, velocidad y distancia. Surge in-
a fines del siglo XVIII se fundó en París la Oficina Inter-
mediatamente la siguiente pregunta: ¿es posible buscar una
nacional de Pesas y Medidas, a la que se le enconmendó la
mínima cantidad de magnitudes fundamentales con las que
tarea de organizar y estandarizar patrones de medida objeti-
construir todas las demás magnitudes necesarias? Aparen-
vos y—lo que es mejor—únicos para todo el mundo.
temente, hasta el momento la respuesta es sí.
Contestando a la pregunta antes planteada sobre la míni-
Unidades ma cantidad de magnitudes fundamentales necesarias, los
científicos llegaron a la conclusión de que utilizando algu-
Hemos hecho referencia en el párrafo anterior al acto de na combinación de masa, longitud, tiempo, corriente eléc-
medir. Pero, ¿qué implica exactamente medir algo? Parece trica, temperatura, cantidad (de cosas) e intensidad lumí-
totalmente inútil preguntarse esto, puesto que la más míni- nica era posible construir cualquier otra magnitud deriva-
ma intuición nos basta para tomar una primitiva regla de da. Además, determinaron los patrones únicos—esto es, las
escuela primaria y poder decir sin lugar a objeciones que unidades—con los que describir estas siete magnitudes. Re-
las baldosas tienen veinte centímetros de lado. Pues bien, el comendaron además que se utilicen múltiplos de diez (los
acto de comparar algo con un patrón y expresar el resultado conocidos desde cuarto grado prefijos mili, kilo, giga y de-