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Maximino Arias Reyero Jesus el Cristo Curso fundamental de cristologia ASA EA NE coleecién “teologia y pastoral” EDICIONES PAULINAS MAXIMINO ARIAS REYERO JESUS, EL CRISTO CURSO FUNDAMENTAL DE CRISTOLOGIA 3.7 edicién «La Iglesia vive para evangelizar. Esa es su vocaci6n propia: proclamar a los hom- bres la persona y el mensaje de Jestis.» (Documento de Puebla 224) EDICIONES PAULINAS © Ediciones Paulinas, 1982 (Protasio Gémez, 11-15. 28027 Madrid © Ediciones Paulinas. Santiago de Chile, 1980 ISBN: 84-285-0867-4 Depésito legal: M. 17.654-1990 Impreso en Artes Graficas Gar.Vi. 28960 Humanes (Madrid) Impreso en Espana. Printed in Spain INDICE GENERAL Presentacién Introduccién Leccién primera: ¢Por qué estudiar a Jestis de Nazaret? Leccién segunda: ¢Cémo conocer al verdadero Jestis? Leccién tercera: Camino para un encuentro con Jests CRISTOLOG{A BIBLICA: JESUCRISTO EN EL Nuevo TESTA- MENTO Lecciédn cuarta: Jestis e Israel Lecciédn quinta: La persona de Jestis Leccién sexta: El mensaje de Jests Leccién séptima: Los milagros de Jestis y los misterios de su vida Ext Misterio PascuaL: MUERTE Y RESURRECCION DE JE- sus EN EL Nuevo TESTAMENTO Leccién octava: La muerte de Jestis Leccién novena: La resurreccidn de Jestis Leccién décima: Jestis y su Madre CRISTOLOGIA DOGMATICA: LA CONFESION DE FE DE LA IGLESIA Leccién decimoprimera: Las confesiones de fe y los errores cristoldgicos Jesucristo EN AMERICA LATINA Leccién decimosegunda: Jesucristo en América Latina Conclusién: Seguir a Jesucristo 13 15 33 51 71 75 129 161 187 189 221 269 285 287 311 313 347 PRESENTACION Este libro quiere ser un aporte a la evangelizacién. De- searia presentar la Persona y la Obra de Jestis, tal como la dan a conocer el Nuevo Testamento y la fe de la Iglesia. No tiene pretensiones cientificas, por eso va sin notas ni referencias criticas; pero quiere dar una respuesta vilida y responsable a las preguntas que se formulan en América Latina. La tarea de evangelizar no fue nunca facil, aunque sea nuestro mayor gozo. Es necesario actualizarse constantemente, saber contestar a los nuevos interrogantes. Con criterio, bay que ponerse en contacto con los nuevos problemas, las nue- vas formas de pensar, los nuevos métodos de lectura, los constantes descubrimientos. De ello no pueden dispensarse los sacerdotes, los laicos alos que se confia algdn ministerio, los catequistas, etc. Los que desean ser conscientes de su fe y dar razén de su esperanza deben también comprender y actualizar el Evangelio. El libro que presentamos esta preparado para que pue- da ser leido individualmente. Los ejercicios y trabajos que van al final de cada leccién ayudarén a repasar y a «aterri- zar» los temas. Pueden también ayudar a una lectura comu- nitaria, a realizar trabajos en grupo, en las jornadas de en- cuentro, etc. MaximMIno Ariss REYERO 25 de diciembre 1979 BIBLIOGRAFIA Se dan algunos libros que creemos son utiles para el trabajo a realizar y algunas cristologias que pueden leerse con provecho. 1. ELEMENTOS PARA EL ESTUDIO — Es necesario poseer una Biblia o, al menos, un Nuevo Testamento de edicién cuidada. Buen auxiliar es la Biblia de Jerusalén por las ricas notas que trae. La Biblia latino- americana tiene un lenguaje apropiado. La Nueva Biblia Espanola, edicién latinoamericana es mas rica para el An- tiguo Testamento. — Mucho aprovecha el uso de una sinopsis, es decir, del li- bro en el que se encuentran reflejados los textos patalelos de los Evangelios. Hay en espafiol muy buenas: J. Alon- so Diaz y A. Sdnchez-Ferrero, Evangelio y Evangelistas; las perspectivas de los tres primeros evangelios en sinop- sis. Taurus, Madrid 1966. — Para el estudio de la Cristologia Dogmética es necesario el uso de El Magisterio de la Iglesia. Esté editado por Herder. Edicién en espafiol. (Para hacer los ejercicios exegéticos es muy conveniente usar los colores. Para colorear los textos se pueden utilizar los «stabilo boss, fluorescente». Es una ayuda memoristica excelente). 2. CRISTOLOGIAS EN CASTELLANO Damos a continuacién algunas cristologias. Las que conside- ramos mejores estdn sefialadas con un asterisco. O. CULLMANN, Cristologia del Nuevo. Testanrento. Metropen, Bue- nos Aires 1965. (Autor protestante). F. Hormans, Cristologia (apuntes). Instituto Catequistico Latino- americano, Santiago de Chile 1966. C. Cuopin, El Verbo Encarnado y Redentor (El misterio cris- tiano. Teologia Dogmatica). Herder, Barcelona 1969. P. FAyNne, Jesucristo es ef Senor. Iniciacién a Ja Cristologfa. Sigueme, Salamanca 1968. M. Scumaus, El credo de la Iglesia Catélica; orientacién pos- conciliar. (Cuestiones fundamentales 14). Rialp, Madrid 1970, vol. I, pp. 461-737. * Mysterium Satutis, Manual de Teologia como Historia de la Salvacién. Dirigida por J. Feiner y M. Lohrer. Guadarra- ma, Madrid 1970, vol. III/1 y III/2. I. Casa, De los Evangelios al Jests Histérico. Introduccién a la Cristologia (BAC, 316). BAC, Madrid 1971. (Libro muy ‘ttil para la introduccién a la cristologia biblica). J. Kiausner, Jesds de Nazaret. Paida, Buenos Aires 1971. (Autor judio). Cu. Duquoc, Cristologia. Ensayo Dogmatico. Vol. 1: El hombre Jestis. Vol. IJ: El Mesias. (Verdad y Vida 31/32). Sigueme, Salamanca 1972. (Ahora un solo volumen). Ci. TrESMONTAN, La doctrina de Jeshtia de Nazaret. Herder, Barcelona 1973. K. Rawner, W. Tuusinec, Cristologia. Estudio teolégico y exe- gético. Cristiandad, Madrid 1975. W. PANNENBERG, Fundamentos de Cristologia (Lux mundi 37). Sigueme, Salamanca 1974. (Autor protestante). L. Bouyer, Le Fils éternel; Théologie de la parole de Dieu et Christologie. Du Cerf, Patis 1974. (Creemos estara traduci- da ya). C. H. Dopp, El Fundador del Cristianismo. Herder, Barcelona 1974. (Autor protestante). E. Trocms, Jesés de Nazaret visto por los testigos de su vida. Herder, Barcelona 1974. (Autor protestante. Leerlo con bas- tante critica). J. Jeremias, Teologia del Nuevo Testamento. Vol. 1, Sigueme, Salamanca 1974. (Autor protestante). J. I. GonzALez Faus, La Nueva Humanidad. Ensayo de Cristo- logia, 2 vols. Varios, Madrid 1974. 10 O. GonzALez DE C., Jestis de Nazaret. Aproximacién a la Cris- tologia (BAC maior 9). BAC, Madrid 1975. * W. Kasper, Jesds, ef Cristo (Verdad e imagen 45). Sigueme, Salamanca 1976. J. R. Guerrero, El otro Jestés. Para un anuncio de Jests de Nazaret hoy (Materiales 15). Sigueme, Salamanca 1976. * M. M. GonzALez GIL, Cristo, el misterio de Dios. Cristologia y Soteriologia, 2 vols. (BAC 380/381). BAC, Madrid 1976. E. SCHILLEBEECKX, Jesus, bistoria de un viviente. Cristiandad, Madrid 1977. 11 INTRODUCCION La Introduccién consta de tres lecciones. Se trata, en ellas, de reflexitonar sobre el estudio de Jests de Nazaret. En primer lugar se analiza el por qué muchos hombres de- sean y por qué nosotros mismos deseamos estudiar a Jesus. En la segunda leccién se exponen los caminos que se han seguido en los ultimos afios en la Cristologia. Es decir, se intenta mostrar los caminos pata conocer a Jesucristo. En la tercera leccién se exponen los pasos que vamos @ seguir nosotros, los hitos de nuestro camino y las condi- ciones que se han de tener para encontrar a Jesucristo. Son tres pasos a dar consecutivamente. Empezamos des- pacio, para animarnos a un estudio mas serio y profundo. 13 LECCION PRIMERA (Por qué estudiar a Jesus de Nazaret? INDICE I. ¢Por Qué ESTUDIAR A JESUS DE NAZARET? 1. Jess estudiado desde las ciencias Siendo Jestis un personaje histérico, se le puede estudiar, como a todo hombre, desde las ciencias (historia, psico- logia, politica, religidn, etc.). El interés de las ciencias por Jestis surge a partir del testimonio que dan los cristianos. Las ciencias, por su mismo método, no llegan a pregun- tarse lo mds esencial sobre Jesucristo. Tienen que acep- tar otros puntos de vista. Jests buscado desde la misma experiencia de la vida La pregunta que se lleva en el corazén. La pregunta que surge a causa de urgencias y problemas. Estudiar a Jests creyendo en él para la evangelizacién Amar es querer y conocer. Amar es compartir y ayudar. La Teologia y su relacién con la fe. E! conocimiento de Jesucristo en la Iglesia Conocer es ser conocido; preguntar es una respuesta. 15 II. LAS DIMENSIONES UNIVERSALES, PERSONALES Y ECLESIALES DE LA PREGUNTA POR JESUCRISTO Las preguntas que se hacen hoy los hombres surgen de su deseo de igualdad, libertad, progreso y paz. Caminos sin salida. Caminos que va mostrando la Iglesia. Conclusidén: pregunta y respuesta. EJERCICIOS 16 ¢POR QUE ESTUDIAR A JESUS DE NAZARET? I. ¢PoR QUE ESTUDIAR A JESUS DE NAZARET? 1. Jes as estudiado desde las ciencias Jestis de Nazaret ha atraido siempre la atencién de los hombre vida: 2. JESUS... s. Muchos han escrito sobre él, han investigado su unos se interesan por descubrir la historia de esa persona que se llamdé Jestis y vivid en Palestina en una determinada época; otros se interesan por Jestis como el fundador de una religidn, de una forma nueva de relacionarse con el Absoluto; otros —los judios—, desean redescubrir en él, en sus palabras y acciones, una nueva y grandiosa interpre- tacién del judaismo; los polfticos investigan cudl fue su programa, su es- trategia y tdctica, sus contenidos sociales; los inconformistas, los revolucionarios y reformado- res utdépicos recurren a él para conocer la razén ulti- ma de la libertad y el sentido de su utopia. 17 Jestis es un personaje histérico. Hoy nadie pone seria- mente en duda su existencia, como nadie duda que Jesus haya significado un vuelco en la historia. Por eso puede ser visto desde una perspectiva histérica, psicoldgica, religiosa, politica, etc. Estos estudios deben ser conocidos y valorados. Toda pregunta sobre Jestis, hecha con seriedad y buena in- tencién, es licita. Es bueno preguntarse: ¢Quién fue Jestis? éDénde naciéd y vivid? gCémo era? gQué dijo? Qué en-: sefid? ¢Qué hizo? ¢Qué es lo que le diferencia de otros hombres? ¢Es verdad lo que las fuentes cristianas dicen de él? ¢Pueden ayudarnos hoy su doctrina y su vida? Ante es- tas preguntas los hombres inician una respuesta, basdndose en la investigaciédn racional y cientifica. Sin embargo, hay que darse cuenta de dos importantes aspectos: a) El interés de los investigadores por Jestis viene de- terminado por la existencia, por el encuentro con personas que afirman que Jestis, su vida y doctrina son para ellos significativos, imprescindibles, el supuesto para encontrar sen- tido a la vida. El interés de los cientificos se enciende al encontrarse con esta realidad que se llama Iglesia, es decir, la comuni- dad que expresa referencia al pasado y al presente de Jestis de Nazaret. Esta es una evidencia incuestionable: Hoy, hombres y mujeres de toda clase, naciédn, raza, confiesan que Jestis da sentido a sus vidas. Las iglesias son una realidad social e influyen en la marcha de la historia. El cientifico se pregunta —cada uno desde su propio campo— cdmo esto sea posible. Asi, pues, la pregunta cientifica es una pregunta que se nos hace en un segundo momento y no abatca el origen de la realidad. Peto sirve pata mucho. Sin embargo, sin «ciencia» también se da el cristianismo. Mas atin: cuando la ciencia quiere explicar todo conforme a su propia visiédn, no encuen- tra al verdadero Jestis de Nazaret. Los hombres cientificos més conocidos del tiempo de Jestis (historiadores, filésofos, 18 politicos, etc.), no se dieron cuenta de quién era Jestis. No le dedicaron mds que unas pequefias lineas. La historia de Jestis se nos ha dado a conocer a través de sus discipulos. Para llegar hasta él tenemos que fiarnos del testimonio de personas sencillas. La doctrina de Jestis no se estudia o aprende como las otras «asignaturas». El principio de la comprensién cristia- na presupone la fe, la confianza, la entrega, el seguimiento. El poseer, la desconfianza, el dominio, el cerrarse a lo nuevo no son puntos de partida para conocer. La ciencia —sobre todo la «ciencia» cristiana— sdlo puede crecer sobre el suelo de la confianza, para que sea fructifera. b) Hay dificultades para pasar de la ciencia a la confian- za, de un estudio cientifico de la vida de Jestis a una adhe- si6n de fe. En los tltimos decenios se han hecho més agu- das. La ciencia se ha desarrollado al maximo dentro de sus propias dimensiones racionales, industriales, técnicas; pero se ha olvidado de asumir las dimensiones mds profundas y ricas del hombre: libertad, igualdad, sentimiento, imaginacién. Por eso es posible hacer una ciencia sin respeto a la libertad o moral de los hombres. Por otra parte, el mismo hombre se ha sentido incapaz de orientar la ciencia con una fuerte postura ética, humana, fraternal. Asi ocurre que muchos se retitan a una interiori- dad y dejan el mundo cientifico fuera de su visiédn. Pero ésta no es la solucidn cristiana: «El progreso de la técnica y el desarrollo de la civi- lizactén de nuestro tiempo —nos dice el actual Papa en su enciclica programatica—, que estan marcados por el dominio de la técnica, exigen un desarrollo propor- cional de la moral y de la ética» (Redentor del Hom- bre, 15). Al desear la Iglesia que el hombre funde su raciona- lidad sobre dimensiones humanas (justicia, fraternidad), de- sea que enraice su estudio sobre Jestis en la adhesidén con- 19 fiada respecto a su Persona y no en técnicas filoséficas. Asi defiende, al mismo tiempo, lo mds auténtico del hombre y le esté abriendo a un futuro mds humano. Cierto que continua- mente se le podrd hacer el consabido reproche de a-cientifica y oscurantista. 2. Jestés buscado desde la misma experiencia de la vida El interés por Jestis de Nazaret no nace ni se agota con las preguntas que hacen los cientificos. Ya. el: mismo Nuevo Testamento nos hace ver que se recurre a Jestis y se pregunta por él en las diferentes situaciones humanas: hay hombres que no se quedan saciados con las cosas inmedia- tas; necesitan mds. Hay personas que no encuentran alivio a sus necesidades sino en un recurso a Jess. Hay hom- bres y mujeres quc experimentan en el encuentro con Jestis un gozo intimo, una intensa alegria que les leva a la adhe- sién, a la alabanza, a la adoracidén. El interés por Jestis surge: — a causa de alguna enfermedad (Mc 1,40; 5,22-23; 6,55) — a causa de una amenaza de catdstrofe (Mc 4,38) — a causa de inquietudes intelectuales (Jn 3,1-21; Mc 10,2) — a causa de un deseo de superacién (Mc 10,17-22) — a causa de un deseo de poder (Mc 10,35-40). Pero también por otros motivos: — al constatar que su doctrina es bella (Mc 1,27-28) — al ver las obras que realiza (Mc 4,41; 11,28; Le 8,25) — al ver la belleza del mismo Jestis (Mc 14,3-9; Le 10, 38-42), A menudo la pregunta no se hace reflexivamente. Est4 presente, sin pronunciarse: hay personas, humildes y sen- cillas, que viven llevando constantemente en el corazén la 20 gtan pregunta de su vida. El pueblo cristiano més sencillo lleva siempre en su interior una pregunta que comparte con la humanidad; las preguntas por el sentido de la vida, las que nacen de los corazones acongojados que no hallan con- suelo, las que surgen del agradecimiento y la alegria, las de la juventud idealista y fragil, las de los nifios, ingenuas pero profundas. Estas pueden ser contestadas por Jesus; pero a su manera. No segtin nuestro horizonte. Hay especialmente una pregunta que se nos ha hecho urgente en nuestro tiempo. ¢Cémo encontrar un camino para la paz y el progreso de todos los pueblos? ¢Cémo evadir- nos del subdesarrollo y del circulo vicioso de la violencia? ¢Cémo superar la explotacién de unos hombres por otros? ¢Cémo saciar el hambre de tantos millones de hombres? éCémo respetar los derechos humanos? ¢Adénde recurrir para que la lucha contra el hambre no genere programas asesinos de vidas apenas iniciadas? ¢Para que la lucha por la vida no nos Ileve a la eutanasia? ¢Para organizar la paz sin recurrir a las atmas? La contestacién puede ser: a Jesus. Pero, teniendo en cuenta que Jests contesta en unas dimen- siones mds profundas que las de los programas inmediatos y de los métodos de accién: va al corazén del hombre y de los pueblos, va a las actitudes. El recurso a Jestis tiene ciertos presupuestos. «Jestis es la solucién de todos los pro- blemas» —se dice—. «¢Si?» «Cierto.» «Pero, ¢cé6mo?» Que Jestis haya curado y cure enfermos es evidente para el cre- yente, pero que se pueda inventar un método curativo me- diante la invocacién del nombre de Jestis, es menos evidente y aun falso. Que la doctrina y la vida de Jests ha reno- vado la humanidad, es cierto; pero que en su misma doctrina podamos encontrar un programa de desarrollo infalible, es dudoso. La contestacién de Jestis va a otro 4mbito de la vida, para Ilegar consecuentemente a dar una solucidén a to- dos los problemas personales y sociales. 21 3. Estudiar a Jesus creyendo en é para la evangelizacion Hay muchos hombres y mujeres que son creyentes. Se han fiado de Jesucristo, crecen en él y se unen a él por los sacramentos de su Iglesia. Estos quieren y necesitan conocer a Jesis por muchos motivos: para saber quiénes son ellos mismos, sus valores, sus posibilidades. También para saber hacia dénde tienen que caminar, cébmo ser consecuentes con la fe que se proclama, cémo Ilenar el mundo de Jesucristo. Para los cristianos el conocer el fundamento de su fe —que no es otro que Jestis— es lo mismo que amar. El que ama a una persona quiere conocerla mds y mds. No se cansa nunca de estar con ella. Pero dentro del grupo de los creyentes cristianos, hay hombres llamados atin mds a un conocimiento expreso, re- flejo; y a explicitarlo: — para ayudar a otros a conocer a Jestis; — para anunciar de manera responsable y actualizada el significado de Jestis para nuestro tiempo; — para dar cuenta de la esperanza cristiana. Por una parte, por lo tanto, participan del mismo modo de vida que los creyentes cristianos. Por otro, se sienten Ila- mados a un estudio mayor. Antes de conocer a Jestis de manera refleja y cientifica, le viven en la unidad de los creyentes, Pero a su vez tienen que: — ser capaces de analizar y reflexionar la fe de la comu- nidad, su experiencia, su vida. No tienen que inventar sus reflexiones, sino extraerlas, ponerlas de relieve; — ser capaces de ayudar a otros a conocer lo que viven, orientandoles en el camino recto y con un lenguaje asequible; — ser capaces de comunicar la experiencia cristiana a otros, que incluso no lo son. Para ello han de estar en didlogo con los no creyentes, comprender sus difi- cultades y dar respuesta a sus problemas. 22 A este grupo pertenecen, aunque de diferente manera, segtin los métodos que empleen, los tedlogos y catequistas, los sacerdotes y laicos que sienten la llamada a servir con sus esfuerzos a la comunidad cristiana y al mundo. Ahora ya podemos aclarar el concepto de Teologia y, por lo tanto, de Cristologia. La Teologia supone la fe de la Igle- sia, la fe del Pueblo de Dios. No la crea. En todo caso la explicita, la aclara. No diluye en palabras y razonamientos la seriedad de la fe, no oculta sus problemas, sino que los pone sobre el tapete. La Teologia sirve a la fe como sirve a la Iglesia. Es parte de la Iglesia. La Teologia no com- plica las cosas con crucigramas, sino que en cada época debe poner en claro las paradojas del cristianismo y presentar su Cruz con claridad. 4. El conocimiento de Jesucristo en la Iglesia «La pregunta fundamental del Senor: ”¢Y vosotros quién decis que soy yo?” (Mt 16,15), se dirige perma- nentemente al hombre latinoamericano. Hoy como ayer se podrian registrar diversas respuestas. Quienes somos miembros de la Iglesia, sdlo tenemos una, la de Pedro: "Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16)» (Puebla 170). En esta cita de Puebla se alcanza una densidad insos- pechada. El conocimiento de Jesucristo no depende ya de las preguntas que se hace el hombre (cientifica, existencial, misionera); sino que depende de una revelacién, de una co- municacién: depende, en realidad, de la pregunta que nos hace el mismo Jestis. Nuestras preguntas son respuestas a la interpelaciédn de Jesucristo. Antes que nosotros hagamos una pregunta, Dios nos ha comunicado una respuesta sobre Jesucristo. Nuestro trabajo ha de ser el de asimilar y hacer nuestra esta respuesta de Dios. 23 Mientras no Ileguemos a comprender este aspecto no ha- cemos cristologia; estaremos dando vueltas sobre nosotros mismos. II. Las DIMENSIONES UNIVERSALES, PERSONALES Y ECLESIA- LES DE LA PREGUNTA POR JESUS Si la pregunta por Jestis de Nazaret quiere tener un sentido cargado de presente y Ileno de futuro, tenemos que plantearla en relacién con el mundo en que vivimos y en una perspectiva universal. También habrd que tener el .obje- tivo final de nuestra pregunta. El que no sabe a donde diri- girse, no empezard a caminar, o si Io hace, lo hard con apatia y desgana. El que no tiene en cuenta la totalidad, no saldr4 del circulo fntimo en donde no crecen horizontes. La pregunta por Jess no surge en el aislamiento: la provoca la revelaciédn, pero dentro de esta situacién real en que se encuentra el mundo, la Iglesia, las personas. No podemos preguntarnos por Jestis a espaldas de la realidad. La pre- gunta debe surgir desde su mismo corazén, desde el mismo centro de las preocupaciones actuales. ¢Cudles son? Desde luego no es éste el lugar para hacer una enumeracién de las catacterfsticas de nuestro tiempo. Demos algunas indicacio- nes para determinar lo que parece ser el corazén de la rea- lidad que vivimos. La situacién del mundo est4 determinada por la concien- cia que existe de que para sobrevivir tiene que haber igual- dad, libertad, progreso y paz. Si se ven y si nos escanda- lizan las situaciones sociales que contradicen nuestra con- ciencia, es precisamente porque existe esta conciencia: un hombre es igual a otro; la libertad es el don mayor; el progreso es una necesidad; la paz es posible. El problema mds fundamental est4 en que estos deseos se estan reali- zando con medios que los contradicen prdcticamente. De ahi las contradicciones sociales: 24 — la igualdad social se quiere conseguir por la imposi- cién, por la fuerza. Con ello se consigue que los que la emplean no sean iguales; — la libertad tiende a hacerse a costa de la igualdad, y, asi, es libre el que es capaz de separarse de los demés; — el progreso se construye a fuerza de costos sociales que se cargan a las espaldas de ingentes muchedum- bres que no gozan mds que minimamente del pro- greso alcanzado; — la paz se consigue haciendo dispendios enormes para el armamento. La persona humana, el ciudadano se encuentra sumer- gido en el centro de estas tendencias y, por muchos esfuer- zos que hace, no consigue hacer pie, no logra alcanzar su identidad; en sus manos le ponen unos instrumentos con los que no se alcanza los deseos de su corazén. La consecuencia es la desmoralizacién-y la descomposicién. Veamos algunos ejemplos: — se le inculca el respeto a la vida y se le autoriza el aborto y la eutanasia; — se le pide participacién y se le inicia en la acumu- lacion; — se le asegura la libertad si vive bajo los regimenes de «democracia asegurada», donde sabe que muchos de sus amigos no tienen voz; — se desea su voto mediante una feroz manipulacién de los medios de comunicacién social. La situacién de la Iglesia, y del cristiano en ella, no pa- rece ser mucho mejor. Como parte de este mundo, teniendo en cuenta que los problemas y esperanzas de los hombres son los de la Iglesia y los de los cristianos, ha pasado por las mismas crisis. Sin embargo, no es aventurado afirmar que ya va en- contrando un camino en que se encuentran unificadas aspi- raciones y acciones. Empieza a decidirse y a caminar con una 25 determinada voluntad de ser ella la que testimonie los valores espirituales de los pueblos, la promotora de la paz y Ia que ayuda al desarrollo integral de los pueblos. Todo ello lo hace, primeramente, con la predicacién de la Buena Nueva de Jesucristo, pero también con la prestacién de toda otra ayuda. En esta tarea se encuentra con innumerables proble- mas: ¢Cémo relacionarse con los pueblos sin que éstos pier- dan su autonomia? ¢Cémo decir una palabra sobre la ac- tualidad sin que se le interprete politicamente? ¢Cdémo des- cubrir e impulsar los valores que se encuentran en las culturas de los pueblos? ¢Cémo superar sus propias divisiones inter- nas, producidas por la toma de posturas muy concretas? Siente la Iglesia que esta viviendo una experiencia mag- nifica, que est4 encontrando nuevamente un camino seguro y grandioso, que puede anunciar con gozo y alegria a todos los pueblos la luz del Evangelio. Se Ie presenta hoy una nueva oportunidad histérica. Dentro de la Iglesia, los creyentes que participan de sus inquietudes y esperanzas no se encuentran solos. Unidos en una tarea de dimensiones universales tienen que hacer, por su parte y en su ambiente, lo que pide este momento his- térico, sin timidez y tratando de destruir las contradicciones que les salen al paso. Sdlo asi la Iglesia serd realmente una fuerza de Jestis en el mundo. Si al final de este apartado resumiéramos lo dicho en él, tendriamos que la pregunta por Jesus surge hoy: * En un mundo determinado — que necesita ayuda interior y exterior para desarro- Har sus anhelos de justicia, igualdad, progreso y paz. * En una Iglesia — que quiere anunciar la Buena Nueva y servir al des- arrollo y humanizacién del mundo. 26 * En millares de personas — que aun aquejadas por las contradicciones y dificul- tades guardan grandes anhelos y espetanzas. * En creyentes que dentro de la Iglesia — quieren recorrer el nuevo camino hacia la santidad. Conclusioén: Pregunta y respuesta La contestacién a esa pregunta que se hacen los hom- bres, la sociedad e incluso la Iglesia es mucho mas amplia y mds rica que la misma pregunta. Entre pregunta humana y contestacién cristiana hay una diferencia entitativa. A ve- ces queremos e imponemos que la contestacién responda unicamente a nuestra pregunta. Asi es, por lo general, en lo humano. Pero tengamos en cuenta que toda pregunta hu- mana tiene una respuesta humana. Cuando, en relacién con una pregunta humana, se eleva la voz a Jesucristo y se pregunta por él, es que el hombre ha captado en lo hu- mano més que lo que puede expresar. Y asi, la contestacién de Jesucristo, la contestacién que transmitird la teologia ver- dadera, es enormemente mds profunda y verdadera que nues- tra pregunta. La manera de cémo Jesucristo soluciona nues- tros problemas es mds radical de lo que nosotros espera- tiamos. Lo humano no es Ia medida de Jesucristo. Al con- trario: Jestis es la medida de lo humano. La Palabra de Dios que es Jesus, tiene tanta profundidad humana que llega has- ta donde nosotros no nos atrevemos a llegar, porque te- memos ir tan a lo hondo. Con esta Palabra se ilumina lo que es el hombre. Tiene tanta incidencia social que la misma sociedad debe recono- cerse en ella. Jestis no es, pues, el eco de los deseos huma- nos. Mas bien hay que decir que Jesus, retomando y res- pondiendo nuestras preguntas, las abre hacia una nueva di- 27 mensién. Su contestacién nos pone en entredicho, nos saca de las casillas, nos lleva adonde no sabemos, adonde no po- diamos imaginar: «Te doy mi palabra: cuando eras joven, te ponias tu mismo el cinturén e ibas donde querias; pero cuan- do envejexcas extenderds las manos y otro te atara la cintura y te llevaré adonde no quieras» (Jn 21,18). Si hay algo claro en los. Evangelios es que las contes- taciones del Sefior van continuamente superando las expec- tativas de sus interlocutores y discipulos (ver como ejem- plo Mc 10,17-22). Los Evangelios de Marcos y Juan estan construidos a base de esta dimensiédn de desconcierto y confusién de los discipulos y de Ia gente que nunca aca- ban de comprender lo que Jestis les dice. En esta realidad se refleja también el principio evan- gélico de la CONVERSION y de la FE. El creyente tiene que convertirse y seguir. Aqui radica también el descon- cierto de algunos que inculpan a la teologia y a la cristo- logia de ser abstracta, de no contestar directamente a sus preguntas personales o sociales. Sin embargo, Jestis no deja a sus discipulos en el va- cfo, en la duda o en el desconcierto; desde su misma vida les va mostrando cémo se puede ir aceptando la contes- tacidn que él les ofrece y cémo se rehace el hombre de manera insospechada cuando la acepta. Por eso sus discf- pulos permanecen con él (Mc 9,5). 28 Resumiendo lo dicho: A partir de nuestra situaci6n personal y social E] Evangelio nos provoca—sPara hacer una pregunta que es humana 2 sf Jestis la contesta asumién- dola y superdndola { Nos muestra en su vida la realizacién humana de esta respuesta. 29 EJERCICIOS INDICACIONES PARA HACER LOS EJERCICIOS 30 Objetivo Se trata de situarse conscientemente en el ambiente que uno vive y desde él mirar a Jesucristo. Método Si quieres puedes escribir las contestaciones a las preguntas e interrogantes que se suscitan. Puedes también leerlas, re- flexionando y contestandolas para ti. Accion eclesial De hecho partimos de este presupuesto: en la Iglesia y con la Iglesia es posible conocer a Jesucristo. Pero hay que «estar» en la Iglesia con una determinada actitud: compromiso, dis- ponibilidad, espiritu de servicio, etc. Actuar en la Iglesia es condicidn necesatia pata conocer a Jestis de forma adecuada y completa. Accién en el mundo Se parte también de la base de que si no se esté comprome- tido con la sociedad, con ese compromiso que desea Jesucristo y la Iglesia, el conocimiento de Jestis no podrd ser completo ni adecuado. Como mejor se conoce es cuando se «hace la verdad». Por eso hay que actuar con Jestis para conocerle. De cada ejercicio y de cada leccién deberian sacarse conse- cuencias pata la accién; pero, al mismo tiempo, esta leccién se ha de estudiar desde una accién cristiana. Construir una «nueva civilizacién del amor» es la consigna de la Iglesia y es lo que corresponde al anuncio de Jesucristo. ¢Qué preguntas, qué esperanzas se formulan a tu alrededor? ¢Qué intereses tienen las personas que te rodean? ¢Qué bus- can? ¢gQuién es Jestis de Nazaret para ellas? sQué le piden o qué le reprochan? éQuién es Jestis para ti? ¢Por qué quieres estudiar Cristolo- gia? gEstds en disposicién de «escucha»? ¢Tienes una acti- tud positiva para cambiar, para convertirte? ¢Te inquietan intelectualmente, o también de hecho, la exis- tencia de pobres, las injusticias sociales, la explotacién del hombre por el hombre, el desprecio a la dignidad humana? éBuscas con tu accién y con tu palabra construir una socie- dad més justa, mds libre, més humana? éTe inquieta la diferencia que existe entre nuestra profesién de fe y nuestra vida prdctica? ¢Responde nuestra Iglesia, con su vida, obras y palabras, a los deseos y a la doctrina de Je- sucristo? ¢Qué se podria hacer para cerrar la brecha que exis- te entre la fe y la vida? ¢Qué haces ti? Lee, meditando lentamente, algunos textos de los Evangelios. Elige los que mds te hayan gustado otras veces, aquellos en los que encuentras «reposo». Algunas «pistas»: Me 8,27-38 Le 10,23-24 Le 18,28-30 Hazte un propésito y realizalo. Que sea algo prdactico 31 LECCION SEGUNDA ¢Cémo conocer al verdadero Jesus? INDICE I. LA VISION HISTORICA DEL PROBLEMA 3. JESUS... El punto de partida de la problemdtica actual esta en la diferencia que existe entre el testimonio de Cristo y la vida de los cristianos. La busqueda del Jess de la historia se enfrenta al Jestis de las narraciones de los evangelis- tas y del Dogma de la Iglesia. Este camino fracasa; pero hay avances exegéticos. El Cristo de la fe La norma cristiana es la fe de los cristiarios. Avances y reduccionismo. Nueva pregunta por Jesis Es posible hallar algunos datos histéricos, pero no un Jestis independiente de la fe. Nuevos problemas. El compromiso socio-politico Cambio en la orientacién cristolégica. Se pregunta por la importancia de Jestis para transformar la sociedad y ha- cerla mds justa. Efectos secundarios. 33 II. Los sisTEMAS 1. La Escritura como tnico camino vélido 2. La fe y la vida de la Iglesia 3. Lugares extraeclesiales a) el proceso evolutivo b) la reflexiédn trascendental c) la reflexién existencial d) la reflexidn socio-politica. III. Las TAREAS DE LA CRISTOLOGIA 1. Comprender y explicar la identidad de Jesus y de la predicacién de la Iglesia sobre él 2. Expresar la relevancia de Jesus para nuestro tiempo EJERCICIOS 34 eCOMO CONOCER AL VERDADERO JESUS? Las formas y los modos de conocer cientificos y hu- manos han evolucionado mucho en los dos tltimos siglos. Este hecho ha influido también en el conocimiento histd- tico. Para hacernos una idea de cémo han influido estos movimientos culturales en Ja actual problematica cristold- gica, damos una visién histérica y exponemos posterior- mente la configuracién de algunos sistemas. I. VisiI6N HISTORICA DEL PROBLEMA Hasta no hace muchos afios se podia pensar que la Iglesia, en su predicacién y en la administracién de los sacramentos, nos transmitia al verdadero Jestis. También se pensaba que la Escritura, especialmente los textos evangé- licos, nos ponfan directamente en contacto con las pala- bras y los hechos de Jests, tal como él mismo las habia dicho y como los habia realizado. Esto continda siendo verdad; pero tenemos que mos- tratrlo dando contestaciones que respondan a los presupues- tos de la situaciédn cultural que vivimos y que son diferen- tes de los que anteriormente posefamos. jSe esté dando una nueva problemdtica que debemos comprender! 35 1. El punto de partida de la problemética actual Es un hecho constatable que entre uno y otro de los Evangelios existen marcadas diferencias: — Los capitulos 1 y 2 de Mt y Le difieren mucho. Mc no dice nada sobre la nifiez de Jestis. Jn antepone a la vida publica de Jestis una visidn teoldgica. — Las narraciones sobre la Resurreccién y sobre las Apariciones son tan diferentes que es imposible coor- dinarlas. — Mt narra varios episodios que no narra Mc o Le. Jn tiene otra visiébn de los hechos. Cada uno acen- tia un aspecto de Jestis. En todo caso, es evidente que se da una imposibilidad histérica de que todo haya ocurrido tal como lo cuentan los cuatro Evangelios. — Juan pone el dia de la Ultima Cena un dia antes que los_sindpticos. — Juan pone tres subidas a Jerusalén; los sindpticos, una. Una primera constatacién se impone: los Evangelios di- fieren entre si, aun cuando refieran los mismos hechos. Por lo tanto, entre la historia y la narracién se da una diferencia que: hay que tener en cuenta. Asi va a surgir lo que se conace con el problema del Jesus de la Historia y el Cristo de la Fe. En la conciencia de un cristiano sencillo esta proble- mdtica surge de otra manera: se pregunta si los «curas» le transmiten al verdadero Jesucristo; se pregunta si la Igle- sia no se inclinarfa, a veces, a sus intereses en vez de anun- ciar rectamente la doctrina del mismo Jesiis. La conciencia de un creyente nota una diferencia entre lo que Cristo hizo y dijo y lo que hace —y a veces dice— la Iglesia, los sacer- dotes, los cristianos. 36 2. La busqueda del Jestis de la Historia Un estudio aquilatado de los Evangelios muestra que no se han escrito de una vez, empezando por la nifiez y terminando con la Resurreccién. Su composicién es mas compleja: se utilizan textos y tradiciones anteriores. Por lo mismo, al insertar textos anteriores en un muevo conjunto se produce un cambio de perspectivas: surge una diferencia entre las tradiciones anteriores y el evangelio final. ¢No se podria reconstruir la verdadera historia de Jestis restando del resultado final (del evangelio tal como lo encontramos) lo que han ajfiadido los evangelistas? Desde luego lo que se encuentra al restar la interpretacién de los evangelistas son tradiciones anteriores. Pero, estudiando estas tradicio- nes, compardandolas entre si y restando lo que hayan podido afiadir los intérpretes, gno seria posible reencontrar la ver- dadera historia? Lo que contienen las tradiciones y los evan- gelios es una mezcla de lo que dijo e hizo Jestis y de la interpretacién de los escritores. ¢No podria llegarse, median- te una investigacién critico-histérica de estos textos, a una exacta constatdcién de lo que verdaderamente dijo e hizo Jestis? ¢No se podria constatar lo que afiadieron los intér- pretes viendo sus tendencias, su cultura, sus intereses e in- tenciones? De esta problemética surge un estudio y una investigacién biblica sin precedentes, por su riqueza y por sus desviaciones. Las explicaciones que se dan para aclarar esta diferen- cia entre interpretacién ¢ historia son muchas y muy dife- rentes: — Los discipulos habrian inventado los hechos milagro- sos para seguir viviendo a costa del engafio. — Los discipulos interpretan la figura de Jestis a base de mitos. Para encontrar la verdadera figura de Jestis habrd que desmitificar. — Los discipulos, para predicar la doctrina de Jestis, se acomodan a las culturas miticas de los pueblos. 37 — Los discipulos recurren a una explicacién ideoldgica, que traduce su existencia terrena o su situacién socio- politica. Debido a los presupuestos que se asumen para la ex- plicacién de esta diferencia, la figura de Jests no puede sino ser puramente humans. Jestis es, pues, un maestro, un predicador, un hombre modelo. La humanidad habria encontrado en él un ejemplo de hombre auténtico y en su doctrina algo sublime. Visto asi Jestis, no aparece lo origi- nal de su doctrina o persona; ademas, los investigadores tampoco Ilegan a constatar una figura histérica, sino multi- ples. Existe el Jestis como modelo ético, como modelo reli- gioso, como modelo politico revolucionario, como maestro, profeta, etc. La unidad se desintegra. Al final ya no mere- ceria la pena preguntar por Jestis. La pregunta ha Ilegado a ser contestada con la insignificancia. — Jess no interesa més que Buda o Mahoma. — Hay un Jestis para cada gusto. — Los textos de la Escritura se coordinan y combinan segun los presupuestos de cada autor. Este camino habia llegado a mostrarse intransitable, pese a los grandes avances y descubrimientos exegéticos reali- zados. 3. El Cristo de la Fe Ante la desintegracién que producen los estudios y para salir del desasosiego e intranquilidad que promueven, se ex- pone una solucién diametralmente opuesta, pero no exenta de genialidad: lo que funda el cristianismo no es la histo- ria de Jestis de Nazaret, sino la presencia de Cristo en la predicacién. Esto es el Evangelio: la Buena Noticia se hace hoy presente. No hay que buscar mas alld del Evan- gelio, sino el Evangelio mismo en el acto de su predicacion. 38 Poco importa para la fe lo que haya dicho o hecho Jests -en su vida histérica. Lo que importa es lo que los discipulos y evangelistas han visto efi ella, lo que de ella es transmi- sible, lo que impacta la vida del hombre, lo que cambia al sujeto en la actualidad. A través de las narraciones de los evangelistas se suscita la fe. A eso va el Evangelio. Por lo tanto, como han cambiado los presupuestos cultu- tales, habr4 que hacer una recta traducciédn al hoy, pero de tal manera que se conserve lo que impacta, lo que cambia al hombre, lo que le hace libre, lo que le hace ser él mismo. Lo que importa es, pues, creer que la predicacién del Evan- gelio tiene fuerza; no importa el descubrimiento de Jesus histérico. Predicaci6n contra investigacién, pero de tal ma- nera que se favorece absolutamente la posibilidad de inves- tigacién. . éQué se logra y qué se pierde con esta nueva inter- pretacién? — La adquisiciédn inobjetable de que sdlo es posible co- nocer lo cristiano a través de la predicacién de los Evangelios. — La importancia de la predicacién o de la interpreta- cién realizada para la constitucién de la fe. — La importancia del ambiente vital que es la comuni- dad cristiana. — La importancia de la existencia actual para la com- prensién de los Evangelios. Sin embargo, se sacrifican enormes riquezas e, incluso, los mismos logros quedan orientados en direcciones equf- vocas o errdneas: — Se reduce el mensaje del Evangelio a la exterioridad, al impacto, a la existencia, perdiendo de vista el contenido, la verdad interna. — Se da pie para saltarse (posteriormente) la misma Es- critura y deducir el cristianismo de una antropologia existencial o de una efectividad politica. 39 — La fe queda entregada a una irracionalidad: responde ella misma por ella misma. Cada persona o cada co- munidad queda abocada a ser sujeto de interpre- tacion. Tampoco esta solucién podfa mantenerse. Por ella se Ilegaba a la disolucién de lo cristiano, a la -sustitucién de Jesuctisto por una antropologia, una sociologia o una poli- tica. Por esto surgen otras actitudes. 4. La nueva pregunta por Jesus En el afio 1953 se vuelve a proclamar la importancia del Jestis histérico para la recta predicaciédn del Evangelio. Los motivos: — El mismo NT nos da datos histéricos. Si con ellos no es posible reconstruir totalmente una vida de Jesus, al menos sirven para determinar algunos rasgos, he- chos, doctkina. — La predicacién no puede tener valor si no depende de algo exterior a s{ misma. — Por ello es necesario mostrar la continuidad que exis- te entre la predicacién de Jesus, su vida y la de la Iglesia. Aunque sea ésta una continuidad en la dis- continuidad de tiempos y culturas. Indudablemente que se vuelve a oponer a Jestis con la fe de la Iglesia. Algunos tienden a hacer de un Jests his- térico, reconstruido por métodos exegéticos («ipsissima ver- ba Jesu»), la medida de la fe. Todo lo que la Iglesia pre- dique, sin ajustarse a este primitivo esquema, no es autén- tico. Otros, menos extremistas, pero también muy radicales, tratan de conjugar la historia con la interpretacién. Pero la capacidad para conjugar textos diferentes y la imagina- cién hacen que las hipétesis se multipliquen. La Teologia 40 no puede asi hacer pie. Y se da una y otra vez la tenta- cidn de volver al Cristo de la fe. Dos problemas estén muy presentes en todos los estu- dios de este tiempo: — mostrar la identidad y continuidad entre el Jestis de la historia y el Cristo de la fe, entre el Jesus pre- pascual y el Cristo pos-pascual; — encontrar criterios que hagan posible acercarse a tra- vés de los textos evangélicos al Jestis de la historia. 5. El compromiso socio-politico La asuncién de la problemdtica de las universidades protestantes por la Teologfa catdélica, el didlogo que se en- tabla con la sociologia y con las ideologias politicas, la situacién social de secularizacién y el descubrimiento de la importancia del compromiso politico van a provocar un nue- vo giro en la teologfa. Hasta el afio 68/70 el problema cristolégico giraba alrededor de la continuidad entre el Je- sis de la historia y la predicacién de la Iglesia. Se trataba de solventar unapregunta intraeclesial: ¢cédmo predicar al verdadero Jesiis?, gcdmo hacer que la Iglesia tenga pre- sente al Jestis de la historia? Aunque con anterioridad se manifestaran en cristologia otras preocupaciones, es a par- tir de estos afios~¢uando afloran nuevas preguntas: — ¢Qué importancia tiene la doctrina y la vida de Je- sis para el mundo de hoy? Es decir, ¢qué rele- vancia puede tener Jestis para solucionar nuestros actuales problemas? ¢Aporta algo? ¢Qué ganan los hombres confesando a Jesucristo? — ¢Coémo hablar de Jestis en relacidn a las realidades de este mundo? No se trata de realizar ejercicios exegéticos cada vez mds exactos, sino de compren- der a Jestis y su doctrina desde los problemas de la actual sociedad. 41 — ¢Qué importancia tiene Ia actitud personal y social en el conocimiento de una realidad histérica como es la de Jestis de Nazaret? Es decir, gqué actitud y qué posicién debe adoptar el intérprete para que su visién de la realidad sea recta? ¢No leen de dife- rente manera el Evangelio los paises pobres y los ticos; los explotadores y los explotados? Aparecen, pues, nuevas y més amplias perspectivas que van a preocupar intensamente a la teologia de esta ultima década. Se trata, en el fondo, de comprender a Jesus desde una éptica supraeclesial, desde una problemdtica mds am- plia que Ia misma Iglesia. Las propias Iglesias van a ser enjuiciadas desde esta mayor perspectiva. El marco inter- pretativo de la Escritura no va a ser la Iglesia, sino una determinada concepcién de evolucién, progreso, justicia, hom- bre o sociedad futura, proyectos socio-politicos, etc. Las cris- tologias que asumen mds decididamente esta perspectiva se van a caracterizar: — por el intento de redescubrir una figura del Jestis his- torico a partir de la situaci6n en que se encuentra el hombre o la sociedad; — por la critica de la Iglesia y de la Tradicién hecha desde dentro de ellas, pero por la asuncién de pun- tos de vista supraeclesiales y universales; ~— los estudios de la Escritura se hacen para apoyar ciertas tesis ya mantenidas; — el deseo del cristianismo como movimiento de inci- dencia socio-politica; — el empleo de categorias antropolégicas, socioldgicas y politicas para interpretar la vida de Jestis. Estas nuevas tendencias van a producir efectos secun- darios: saludables unos, ambiguos otros, perniciosos algunos. La Teologia y la Cristologia se abren a problemas de inte- rés actual. Jestis es el recurso de multitud de movimientos. Una vez que es posible ya separar los excesos y res- 42 tablecer el equilibrio, se da la posibilidad de proyectar una Cristologia que sea fiel: — a Jestis y a su historia, — a la Iglesia y a la fe eclesial, — a los hombres en su situacién social real. II. Los sisrEMAS Los intentos para descubrir el originario rostro de Je- sis y su primigenia doctrina son muchos. Para comprender sus diferencias y aportes propios los describimos teniendo en cuenta su punto de partida. Ninguno de estos sistemas excluye los puntos de vista de los otros, pero si dan ma- yor importancia a uno u otro aspecto. 1. La Escritura es, para muchos tedlogos, el tinico punto de partida valido y suficiente para conocer a Jesus. Sabemos que la Escritura del Nuevo Testamento con- tiene los testimonios de discipulos y fieles sobre los hechos y dichos del Sefior Jestis. Para llegar a conocer los hechos y dichos de Jestis es éste un medio insustituible. Pero como el Nuevo Testamento es un conjunto de libros muy com- plejo, se necesita un estudio adecuado de ellos. Los libros que contiene pertenecen a diferentes épocas y autores; es- tén escritos en variadas circunstancias, géneros literatios y culturas. Hay que hacer un esfuerzo muy grande para de- terminar la intenciédn del texto y de los autores. Cuando se quiere llegar a conocer al verdadero Jesus, apoy4ndose solamente en un estudio cientifico de los libros del Nuevo Testamento, se suele caer en estériles extremis- mos y lucubraciones vacias. Se podria afirmar que pccos han Negado a confesar al verdadero Jesucristo mediante un es- tudio cientifico de la Escritura. Los que piensan que la sola Esctituta es suficiente a si misma y su propia intérprete, olvidan que: 43 — El cristianismo no es una religidn del libro, sino una fe que se vive. El testimonio escrito es un com- ponente de lo cristiano, muy importante, normativo por ser revelado; pero no el tnico. —— El Nuevo Testamento ha sido escrito desde la fe y en el Ambito vital de las comunidades cristianas. — Siempre se conoce desde un lugar, desde unos presu- puestos. Por eso son los presupuestos tan fundamen- tales, para que el conocimiento sea verdadero. En realidad, cuando se ha querido llegar al verdadero Jess a través de un estudio de la Escritura, se ha topado o con un imposible o con una multitud de personajes distintos. Sin embargo, sabemos que la Escritura, sobre todo el Nue- vo Testamento, es el lugar imprescindible para conocer quién fue, quién es Jestis. El estudio de estos textos es camino ineludible para un encuentro con Jesucristo. 2. La Fe y ta Vida de la Iglesia es el punto de arranque para conocer a Jests. En esta fe y vida el creyente en- cuentra a Jesucristo como criterio primario; la Doctrina de la Iglesia (los Dogmas) no se mantiene sino caso como criterio secundario. . Duranta muchos siglos el creyente conocid a Jestis a través de la predicacién de la Iglesia. La Cristologia que se hacfa eri estos tiempos partia también de las definicio- nes dogmaticas de los Concilios y de las declaraciones ofi- ciales. Dentro de este marco se hacfa una lectura de la Es- critura. Pero en los ultimos afios se ha dado una profunda evo- lucién: — Se descubre que la fe de la Iglesia depende de la historia y tiene, a su vez, una historia. Por lo mis- mo, hay que buscar un fundamento que no quede totalmente absorbido por lo histérico. 44 — Las afirmaciones dogmaticas hacen referencia siem- pre a la Escritura. Por eso se impone conocer la Escritura. La fe de la Iglesia expresa referencia a algo que la fun- damenta. Por eso es licito contestar a la «sospecha» de que la Iglesia puede haberse creado una imagen de Jesus a sus conveniencias. Si en otras épocas la misma Iglesia se apoy6 en la fuerza del poder para fundamentar la verdad que vivia, hoy debe intentar mostrar sin temores que su verdad coincide con la del Evangelio. Con el Concilio Vaticano II surgid una, nueva visién de la Iglesia: Ila que se encuentra en multitudes enormes de creyentes ha de ser tenida en cuenta. La fe no son sdlo los dogmas, sino la fe que en acto se cree. Los creyentes tienen mucho que decir, mucho que aportar y constituyen, sin duda, un complemento licito de los dogmas. Ciertamente que la fe y vida de la Iglesia no se en- cuentran al margen en lo que se refiere al conocimiento de Jestis. Nadie que lea el Nuevo Testamento puede, sin ayu- da de la fe eclesial, acceder a Jestis. En primer lugar, por- que los mismos evangelios son testimonios creyentes de hom- bres unidos eclesialmente. La Iglesia es la que conserva la memoria de Jestis entre los hombres aunque tenga que «tras- cenderse continuamente en orden a Jesucristo». Los Evan- gelios se han escrito en un ambiente eclesial y sdlo donde se vive y se cree comunitariamente se convierte el Evan- gelio en la Nueva Noticia del Reino. No es, por lo tanto, separdndose de la Iglesia como se llega a un conocimiento de Jestis, sino en plena e intima unién con ella. 3. Hay todavia otras formas de conocer a Jestis que parten desde fuera de la Escritura y de la Iglesia. La fe de la Iglesia y el testimonio de la Escritura serfan lugares donde se manifiesta conscientemente aquella que est4 pre- sente fuera de ellos. Reflexionando, pues, segtin estos pre- supuestos, sobre la totalidad del mundo, desde el hombre o desde la situacidén social o politica, se puede encontrar 45 un acceso al verdadero rostro de Jestis. Hay diversas ten- dencias: a) Una de las primeras tendencias quiere abrirse el ca- mino hacia Jesis como el fin y el contenido de todo pro- ceso de humanizacidn. Jesis est4 presente en todo lugar donde haya verdad, belleza, progreso; donde el mundo ca- mine hacia la perfeccién. Algunas afirmaciones de la Escri- tura y de la Iglesia confirman este camino. Tienen la ven- taja de ponerse a la altura de los cientificos y de los que estén preocupados por construir el mundo. b) Desde el hombre, @ través de una reflexidn tras- cendental, es posible conocer a Jesucristo. El ser humano es ilimitado. Siempre aspira a mds. Siem- pre esta remitido a algo mayor. Este «siempre mayor» es para el hombre un misterio insondable y es la posibilidad de realizarse concretamente: aunque siempre esté lejano, siempre est4 presente, provocando el dinamismo humano. El misterio se da en la historia del hombre; esto es lo que significa que Dios salva. Como el hombre es un ser histérico y conoce a partir de la historia, la manera de hacerse presente este misterio en su vida tiene que ser de forma histérica y captable: en un hombre. Este es Jestis don de Dios y, al mismo tiempo, la mayor maduracién del hombre realizada por la presencia del misterio que se identifica con él. Por este camino se hace accesible a fildsofos no creyen- tes el encuentro con Jesucristo. Posteriormente habrdan de re- encontrar en la Sagrada Escritura, en Jestis de Nazaret, esa idea que ellos presentian y que se realiza sdlo y unicamente en Jestis. Esta unidad entre deseos del hombre y realidad histérica puede facilmente derivar en un desequilibrio so- bre el conocimiento de Jestis. Sobre todo porque no se respeta la individualidad histérica ni la importancia de la fe de la Iglesia. c) Cuando al hombre se le comprende como existencia, surge otro camino: el hombre se realiza en sus decisiones 46 histéricas, en la libertad. Pero las decisiones se hacen siem- pre al encontrarse con algo. Pues bien, en el encuentro del hombre con la palabra del Evangelio surge una de- cisién. . Por lo tanto, todo aquello que mueva a una persona a decidirse y a ganar en esta decisién es verdadero. Jestis mueve a decisidn. Esta es la persona que nos presenta el Evangelio. Importa sobre todo el impacto existencial, el iVen y sigueme! No importa tanto un contenido dogmé- tico; mejor: no hay contenido dogmatico. En el encuentro con la persona de Jesiis surgen nuevas posibilidades para el hombre, surgen nuevas formas de vida y de identidad. Por eso hay que afirmar que en Jess se encuentra el hom- bre con algo ultimo y determinante. Esto es lo que quiere decir ser Hijo de Dios, éste es el significado de 1a presencia de Dios en Jests de Nazaret. d) Describimos finalmente el camino para conocer a Jestis que propondria una Cristologia politica. Esta nueva tendencia comprende al hombre como ser social y politico. La salvacién del hombre no es un asunto individual, tras- cendental o existencial: es un asunto social y politico. Aho- ta bien, la posibilidad de ser salvados es relativa a la situacién de esclavitud. Esta esclavitud se puede compro- bar a nivel socio-econdmico: unos pueblos son explota- dos por otros; unos hombres, por otros. Desde la escla- vitud puede comprenderse el mensaje de la liberacién de Jestis, ya que él se encontraba en esta situacién (depen- dencia extranjera y defendiendo a los oprimidos). Si la sal- vacién fuera pensada por los que no necesitan ser salva- dos, es decir por los explotadores, estarfa Hena de absurdos. Para superar la situacién de esclavitud y dependencia se necesita hacer presente Ia nueva sociedad que anunciaba Jestis de Nazaret. Se ha de intentar provocar, desde la situacién presente de la sociedad, una reflexién y una ac- ci6n para su superacién absoluta y para que aparezca asi una nueva sociedad y un nuevo hombre. Estos sistemas aportan cada uno de ellos ricos puntos de 47 vista. Sobre todo es importante la relevancia que se da en ellos a Jestis, a su vida y doctrina. El es el centro del mundo, del hombre y de la sociedad. Ciertamente que los peligros pueden ser muchos. — Encontrar 2 un Jess que se busca y que responda a las necesidades sociales, politicas y personales. — Contraponer el Jestis que se necesita al que propone la fe de la Iglesia. — Realizar y sobreinterpretar ciertos lugares de los Evangelios, sin tener en cuenta que éstos contienen otros tan importantes. — Hacer de Jestis una cifra antropoldégica, politica o cosmoldégica de moda; pero sin tener en cuenta su verdad histérica. | III. Las TAREAS DE LA CRISTOLOGIA Hoy en dfa la Cristologfa tiene especialmente dos pre- ocupaciones: 1. Por una parte se trata de comprender y explicar la unidad e identidad entre el Jestis histérico y la fe de la Iglesia. Aqui surgen innumerables preguntas. ¢Nos da la fe de la Iglesia el verdadero rostro de Jestis? gNo.ha elaborado la institucién aquella figura histérica rebelde o al menos inconformista, revolucionaria o al menos liberal? ¢No se ha hecho de Jestis un fundador de una religidn més, aun cuando éste no fuera su objetivo? gNo ha dogmatizado la Iglesia lo que era vida y libertad? ¢No ha convertido el espiritu en ley? ¢No ha objetivado Ia existencia de la resu- rreccién? ¢No ha falsificado la muerte al interpretarla como un sacrificio salvifico, cuando era una muerte politica? ¢No ha olvidado que la predicacién de Jestis se orientaba al Rei- no y que sus actuaciones tenfan por fin instituir el Reino de Dios en la tierra? ¢No se ha considerado la Iglesia como fundada por Jestis, aunque éste no pensara en tal cosa? ¢No 48 ha ido ocultando las palabras de Jesis que no se han cum- plido? En una palabra: la Iglesia, ¢no ha hecho del hombre Jesis una figura mitica, un presupuesto de su poder, in- transigencia y dominio, asigndndole incluso una preexisten- cia y una pervivencia fantdsticas? La Cristologia no puede eludir la respuesta a estas pre- guntas. Pero tampoco puede hacer de la fe, una evidencia histérica. La fe requiere ciertas actitudes y, ‘entre ellas, la humildad de reconocer que desde los datos de la historia, comprendida a la luz de la razén pura y de la ciencia, no se accede a la revelacién. La revelacién se acepta y se ra- zona. Pero entre la fe y la razén se encuentran el silencio, la adoracién, el seguimiento, la humildad. Pero, por lo mis- mo, la continuidad es una tarea: la tarea de permanecer fieles al surco que va creciendo segtin las necesidades de las culturas y tiempos. 2. Por otra parte se encuentran las preguntas que sur- gen para saber qué relevancia tiene Jesis de Nazaret para nosotros y para nuestro tiempo. éPuede un hombre ser la medida de todos los demés? éPuede una persona individual e histérica proponerse como la medida de lo humano para todas las épocas? ¢Puede servir a nuestra civilizacién lo dicho hace tanto tiempo? éLa propia actitud de Jestis no conduce necesariamente a una superacién de lo que él mismo dijo? ¢No es su doc- trina, tal como la interpreté la Iglesia, el motivo de la situa- cidén social de alienacién en que se encuentran tantos hom- bres? ¢Qué significa en concreto salvacién cristiana? ¢Qué significa pecado? ¢Puede ser éste mds que algo que se puede superar mediante el esfuerzo humano? ¢Y entonces para qué Jesus? También a estas preguntas deberd contestar la Cristo- logia, aunque no lo haga ya de una manera intelectual, sino practica. De nuevo aparece en cada pregunta Ja paradoja cristiana: tener que pensarse y explicarse desde la impo- tencia y desde la gracia. 49 EJERCICIOS Sefiale los temas que aparecen en los: textos de los Evangelios que se indican. Tenga cuidado en poner en la misma linea los temas en que coincidan los tres evangelistas o dos de ellos. Mt 13,1-58 Mc 4,1-5.13 Le 8,1-56 Reflexione: ¢Qué temas son narrados sélo por Mt? ¢Qué temas son trata- dos solamente por Lc? ¢Qué temas narra sdlo Mc? ¢En qué temas coinciden los tres evangelistas? ¢En qué temas coin- ciden Mc y Mt? ¢En qué temas coinciden Mt y Lc? ¢Qué consecuencias sacaria usted de estas constataciones? Compare los siguientes textos de los Evangelios entre si y anote las grandes diferencias que haya entre ellos: Mc 8,22-26 con Jn 9,1-7 Mc 9,18-28 con Le 9,40-43 Mt 2,19-23 con Le 2,39-40 Mt 1,1-16 con Le 3,23-38 Jn 13,1-2 con Mc 14,12 y 17 éConsidera usted necesario leer el Nuevo Testamento para co- nocer a Jesucristo? ¢Por qué? eCémo ha conocido usted a Jesucristo? ¢Por qué caminos? éPor qué caminos cree usted que se le puede conocer? éCudles son a su juicio las dificultades mayores que se tienen hoy en dia para conocer a Jesucristo? sQué camino ensayaria usted para dar a conocer a Jesucristo aun no creyente? ¢gPor qué? LECCION TERCERA I. Til. Camino para un encuentro con Jesus INDICE La SaGRADA EscrRITURA, LOS EVANGELIOS — Transmiten al verdadero Jesucristo. — Se han de tener en cuenta las formas de narrar. — Todos los textos son necesarios, aunque de distinta ma- nera. — Lo que cada evangelista dice no se puede desechar. — Esquema de la constitucién de los Evangelios. La FE DE LA IGLESIA — Al margen de la Iglesia no se conoce a Jestis adecuada- mente. — El conocimiento segin el Espiritu. — Cristologia Trinitaria. — Dimensién comunitaria y eclesial. EL HORIZONTE PERSONAL Y SOCIAL —— La construccién de un mundo més justo. TRABAJOS Y EJERCICIOS 51 CAMINO PARA UN ENCUENTRO CON JESUS Aprendamos de la historia y de cada uno de los siste- mas que vimos en la leccidn anterior. Asi nos iniciaremos mds seguros en la btisqueda del nuevo y verdadero Jesis. Proponemos a continuaciédn los puntos bdsicos que han de tenerse en cuenta para iniciar un camino para encontrar el verdadero rostro de Jesucristo. a) la fe de la Iglesia y el Jestis de la historia, y vice- versa; b) el Jestis de la historia, la fe de la Iglesia y la situa- cién personal y social. . La fe de la Iglesia, tal como la encontramos expresa- da en la Escritura y en sus sucesivas determinaciones: expresa !a verdadera figura de Jesucristo, corrige falsas interpretaciones, promueve e impulsa hacia nuevos conocimientos, define si una interpretacién es recta o no. e+ + FH Es decir, que la fe de Iglesia no crea a Jesus; depen- de de él. Pero no es una instancia mds: sdlo si se parti- cipa de esta fe, se camina hacia el conocimiento de Jesus, se evitan errores y se encuentran fuerzas para crear y des- cubrir nuevos aspectos. La situacidn social, el horizonte del mundo, la apari- 53 cién de nuevos problemas, nuevas culturas y civilizacio- nes: * es el marco necesario que habr4 de tenerse en cuen- ta pata una comprensién de la revelacién cristiana; * impulsa a un mayor y mejor conocimiento de Jesu- cristo; ayuda para incorporar a la fe nuevos aspectos; obliga a extender su doctrina a nuevos horizontes. Vayamos analizando mds en detalle cada uno de estos tres aspectos; es decir, la Escritura, la fe de la Iglesia, la situacién cultural. J. La Sacrapa Escrirura, Los EvANGELIOS Los Evangelios no son, a primera vista, libros dificiles de entender. Han sido escritos por personas sencillas para personas sencillas. Pero este mismo hecho es ya de por si altamente significativo. ¢Cémo es posible que personas sen- cillas escriban de tal manera que 2.000 afios mds tarde digan algo con sus escritos a millones de seres humanos? De este hecho incontrovertible arranca la posibilidad de la fe y de la teologia. Sin embargo, a pesar de su sencillez, son libros muy complejos. Tienen detrds de ellos una historia, una evolu- cién. Vamos a explicar, apoy4ndonos en un esquema, las etapas de la formacién de los Evangelios. Una vez com- prendido este punto, podremos hacer algunas afirmaciones. Esquema de la formacién de los Evangelios Es evidente que en el origen de los Evangelios se en- cuentran los hechos y las palabras de Jestis. Pero estas pa- 54 labras, hechos y sucesos de su vida han pasado a nosotros, a nuestros Evangelios a través de varios medios. Primero tiene lugar la predicacién de los Apéstoles y Discipulos. Una vez muerto Jestis, una vez que ha resucitado, sus discfpu- los predican que en él, en sus palabras y en su vida, se ha dado la salvacién para todos los hombres. Entonces es cuando comienza una recopilacién y una fijacién escrita de palabras, hechos y sucesos de la vida del Sefior, que con- taban los discipulos para suscitar la fe. Las primeras formas literarias podrian haber sido escri- tas en arameo, quiz4 algunas en hebreo, posiblemente otras en griego. Después parece posible establecer un nuevo paso: agrupacién de estos materiales segtin los temas. As{f podrian haberse reunido varias narraciones de las palabras y senten- cias de Jestis, varios milagros realizados a lo largo de su vida, todos los sucesos que se contaban de su pasidn, to- das las apariciones e, incluso, los relatos de la infancia de Jests. Pudiera ser que muy pronto se hubiera reunido una coleccién amplia de palabras de Jestis, coleccién que co- nocerfan y utilizarfan para confeccionar sus evangelios los evangelistas Mateo y Lucas. Esta coleccién se. denomina «fuente Q». Lo que ya parece mds probable es que Marcos, el primer evangelista, realiza un esfuerzo de sintesis de_to- dos los materiales que conocia y los ordena dentro de su evangelio. Es decir, ordena el material conocido, dentro de un marco geografico y temporal: la actividad de Jesus que dura un cierto tiempo y que transcurre entre Galilea y Judea (Jerusalén). Los evangelistas Mateo y Lucas se apro- vechan de este esquema de Marcos y lo completan, adjun- tando otros materiales de que disponian. Lo mismo hace el evangelista Juan. Teniendo en cuenta este trasfondo, podemos continuar haciendo algunas afirmaciones: 55 LA FORMACION DE LOS EVANGELIOS SS SSS POO > > sg g = 3 fon} e —<—$< << $< << ________»4 i 2 S 3 g : ane B—te & Aig 2 ee] . wn — . Ss 5 eos! a |(CS ~ 9s _ vo wW “a 2 2 245 3s a &§ nH fo Ss og < a a |g 2+ ® Pero ellos, sin hacer caso se fueron, uno a su campo y otro a su negocio. *Y los demds agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron, 7Entonces, el rey, airado, en- vid sus tropas, y dio muerte %®Y él respondis: Un hombre "dio una gran cena y convidé a muchos; a la hora de la cena envid a su siervo a decir a los invitados: «Venid, que ya est4 todo pre- parado.» 8 Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero di- jo: «He comprado un cam- po y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses.» Y ” otro dijo: «He comprado cin- co yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego me dis- penses.» ” Otro dijo: «Me he casado y por eso no puedo ir.» 1 Regres6 el siervo y se lo con- té a su Sefior. Entonces, aira- do el duefio de la casa, dijo a su siervo: 67 Mt a aquellos homicidas y pren- dié fuego a su ciudad. ® Después dijo a sus siervos: «La boda estd preparada, mas los invitados no eran dignos. 91d, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encon- tréis, invitadlos a la boda.» Los siervos salieron a los ca- minos, reunieron a todos los que encontraron, malos y bue- nos ty Ja sala se Ilend de comen- sales. Entrd entonces el rey a ver a los comensales y al notar que habia uno que no tenia traje de boda, le dijo: «Amigo, ¢cé6mo has entrado aqui?» Y él se quedd callado. 3 Entonces el rey dijo a los sir- vientes: «Atadle de pies y ma- nos, y echadle a las tinie- blas de fuera; alli sera e] Ilan- to y el rechinar de dientes.» 4 Porque muchos son Hamados, mas pocos escogidos. 68 «Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aqui a los pobres y lisiados, y 2 ciegos y cojos.» Dijo el sier- vo: «Sefior, ya se ha hecho lo que mandaste y todavia 3 hay sitio.» Dijo el Sefior al siervo: «Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar has- ta que se Ilene mi casa.» Porque yo os digo que nin- guno de aquellos invitados probar4 mi cena. EJERCICIOS ¢Por qué es necesario estar en permanente contacto con los escritos del Nuevo Testamento para conocer a Jestis? ¢Me doy cuenta de la fidelidad creadora de Mateo y de Lucas para anunciar el mismo y unico Evangelio a diferentes perso- nas y en diferentes ambientes? ¢Para Ilegar a conocer a Jestis elijo ciertos textos y descuido otros? ¢Qué ocurre cuando se hace esto? La existencia de cristianos imperfectos en la Iglesia, ¢qué sig- nifica para mi y para la comunidad en la que vivo? La existencia de no creyentes y la misién de la Iglesia, ¢qué significa para mi y pata mi comunidad? éLeo los evangelios para descubrir en ellos a Jestis? ¢Cémo los leo? éQué inconvenientes se encuentran en la civilizacién actual para la predicacién del Evangelio? gEn qué valores o en qué ideas habria que insistir hoy para insertar el Evangelio en nuestra sociedad? 69 CRISTOLOGIA BIBLICA Jesucristo en el Nuevo Testamento Esta segunda seccién contiene siete lecciones. Con ellas se de- sea abarcar lo principal de la vida de Jesus, tal como Io trasmite el Nuevo Testamento. LECCION CUARTA: JESUS E ISRAEL Estudiamos el ambiente politico, social, econédmico y religio- so en que vivid Jesus. LECCION QUINTA: LA PERSONA DE JESUS éCémo era Jestis? ¢Podemos saber algo de él mismo? A tra- vés del estudio de sus palabras, su estilo, sus actitudes, pode- mos saber algo de Jesus. LECCION SEXTA: EL MENSAJE DE JESUS Jestis predica. Su mensaje tiene unos contenidos. Vemos los temas fundamentales. LECCION SEPTIMA: LOS MILAGROS DE JESUS Y LOS MISTERIOS DE SU VIDA En la vida de Jestis hay, ademas de palabras, hechos que él realiza —-milagros— y sucesos que ocurtren a su persona. EL MISTERIO PASCUAL EI centro del kerigma primitivo lo constituyen los anuncios de Ja muerte y de la Resurreccién de Jesucristo. En ellos apa- rece su misterio. LECCION OCTAVA: LA MUERTE DE JESUS LECCION NOVENA: LA RESURRECCION DE JESUS LECCION DECIMA: JESUS Y SU MADRE No podemos hablar de la vida de Jestis, sin referirnos a su Madre. Maria es parte importante de la Cristologia. 73 LECCION CUARTA Jesus e Israel INDICE I. DocuMENTOS HISTORICOS SOBRE JESUS DE NAZARET 1. Documentos histéricos no cristianos — Documentos romanos refieren algo de lo que los cristianos dicen acerca de Jesucristo. — Textos de origen judio dicen algo mas; pero son poco de fiar. Testimonios cristianos Se encuentran en el Nuevo Testamento. Son vdlidos, aunque el Nuevo Testamento no sea un libro histdrico. Otros libros cristianos no son reconocidos (apécrifos). II. PALESTINA EN TIEMPOS DE JeEsts 1. 2. Situaci6n politica Situacién social —— orientaciones religiosas — oficios religiosos -— opciones politicas — clases sociales. Instituciones religiosas 75 Ii. Jests DE NAZARET ANTE ISRAEL 1. Jestis se dirige a la totalidad de Israel 2. Jesus asume lo mejor de la fe y tradicién de Israel 3. Jesus inaugura una nueva continuidad con el Antiguo Testamento 4. Consecuencias TRABAJOS JESUS E ISRAEL 76 I. DocuMENTOS HISTORICOS SOBRE JESUS DE NAZARET 1. Documentos hist6ricos no cristianos Jestis de Nazaret fue enteramente judfo. Nacid y mu- rid en Palestina. Pero pasé treinta y tantos afios de su vida sin que los grandes historiadores le tuvieran en cuenta. Los testimonios histéricos que poseemos de él no son muchos. Los no cristianos han surgido posteriormente, ya en el si- glo 1, al encontrarse los historiadores con las comunidades cristianas. Los testimonios romanos son pocos, aunque muy signi- ficativos. Plinio el Joven (62-113), procénsul de Bitinia, escribe a su emperador Trajano en el afio 111 haciéndole una consulta. Le habla de un movimiento religioso que se extiende en su regién y le pide consejo de cémo ha de ac- tuar frente a él. En realidad estos. hombres no son malos; pero si supersticiosos. En su carta se dice de ellos que «en- tonan un cantico a Cristo como a Dios». Esto es decir que ya en el afio 111 habia hombres que consideraban a Cristo como Dios. Sin embargo, nada se dice directamente de Jesus. Con esta citaci6n de Plinio coinciden las de Suetonio Tranquilo (65-135). Cuando en su libro Los Doce Césares habla del reinado de Claudio (41-54), refiere algo acerca de un conflicto habido en Roma y por el cual Claudio ex- pulsa a los judios. El conflicto se organizs «a causa de 77 un tal Chrestus». Y esto parece dar a entender que por los afios 40-50 habia tumultos en Roma a causa de Jesucristo. En segundo lugar, cuando Suetonio narra la vida de Nerén (54-68), refiere que los cristianos «fueron sometidos a tor- mentos, como un género de hombres pertenecientes a una supersticién nueva y maléfica». Tenemos finalmente la referencia de otro historiador. Cornelio Tacito (54-119) en. sus Avales (escritos hacia el afio 115) habla del emperador Nerén y del incendio de Roma. Dice que éste acusdé a los cristianos para evitar ser cul- pado. Se dice que los cristianos tienen por fundador a uno que fue condenado a muerte por el procurador Poncio Pi- lato, bajo Tiberio. No hay mds datos histéricos. Podriamos concluir que los historiadores romanos cono- cen un movimiento y relatan la vida y creencias de estos hombres. También relatan lo que ellos dicen de su funda- dor. Pero si sdlo tuviéramos estos textos tendriamos un co- nocimiento muy pequefio e imperfecto de Jesucristo. Sdlo sabriamos lo que los cristianos crefan. Hay algunos textos de origen judio que hablan de Je- sis. Para los historiadores judios Jesis tuvo también poca importancia. Los documentos religiosos judios son m4s expli- citos, pero tienen menos valor histérico. Sus afirmaciones estén coloreadas por la controversia. EI historiador judio Flavio Josefo (37-132) emprende la redaccién de una historia del pueblo judfo. Sus escritos han sido interpolados por escritores cristianos, a los que interesaba que Josefo hablara de Jesucristo mds a su favor. Haciendo un estudio de los textos y suprimidas las inter- polaciones, quedarfa la opinién del historiador. Jestis seria, para Flavio Josefo, un sabio, un hombre de buena conduc- ta y virtuoso, que tuvo discipulos judios y paganos, que fue condenado a muerte de cruz bajo Poncio Pilato. Sus dis- cipulos siguieron como tales después de su muerte. En otro texto, al hablar de Santiago y de los problemas que tuvo con el Sanedrin, dice de él que «era hermano de Jests, llamado el Mesias». 78 También tenemos aqui testimonios histéricos, pero son muy pocos e indirectos. Josefo no conocid a Jestis, pero habia ofdo hablar de él. Las fuentes religiosas judias dicen mucho mds de Jests que las histéricas. Los textos anteriores al afio 220 (Misna, Talmud, Midrashim) contienen algunos testimonios que pue- den ser histéricos, pero que valen mds por lo que tras- lucen que por lo que dicen directamente. Los datos po- driamos resumirlos diciendo que Jestis de Nazaret vivid en Palestina, hizo grandes signos (= practicé la hechicerfa), fue un legislador (= se burlé de la ley) y un maestro (= co- menté la Escritura). Fue colgado de un madero la vispera de la Pascua. Tuvo discipulos ( = sedujo a muchos) y cu- raban enfermedades en su nombre. No estd4 seguro su na- cimiento (= parece ser que era hijo de padre desconocido, hijo ilegitimo)... En conclusién podriamos aceptar lo que dice el inves- tigador judio J. Klausner después de haber analizado to- dos los documentos desde su perspectiva judfa: Las fuentes griegas y latinas, judias o paganas, nos en- sefian poco sobre la vida del Nazareno. Si sdlo contéramos con ellas, Gnicamente sabriamos que en Judea vivid un judio de nombre Jestis llamado Cristo, el «ungido», que realizd milagros y ensefid al pueblo, que fue muerto por Poncio Pilato a instigacidén de los judios, que tuvo un hermano de nombre Jacobo, ajusticiado por el sumo sacerdote Ands, hijo de Ands; que Jestis dio origen a una secta particular denominada cristianismo, que en Roma hubo una comuni- dad de esta secta cincuenta afios después de la muerte del maestro, y que por causa de ella los judios fueron expul- sados de Roma; finalmente, que, desde la época de Nerén, la secta se expandid grandemente, consideraba a Jess como divino y sufriéd severa persecucién (J. KLAusNER, Jesdés de Nazaret, Paida, Buenos Aires 1971, pp 58-59). 79 LOS ESCRITOS DEL NUEVO TESTAMENTO 27 7 CARTAS CATOL APOC. ¢ SS 3 ee ow 3 vu on™ aay gnad Anos © g S a 8 ; Bo < <= %&& YD o Q Sw HH & 0 9 a aoe &8 ag me w aengnd HH ~Sapy A ne 63. 3 g < S as 2og O BN 4 09%, 0 & S54 OA t SPS Ho Ss MmAODOK ” 4 WY CGO mae Hoan iy 2 _a< ” Zz S nd fx qe Oo ne Z, OR x oO > faa 5 3 ° Q Ee ea < HH >

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