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Dentro de la COLECCION POPULAR, la serie Tiempo Pre- sente tiene por fin informar y orientar acerca de los hechos sociales, politicos y culturales que estén transformando la fisonomia, la estruc- tura y la mentalidad del mundo contempordneo. El aciual proceso histérico se refleja en estos textos, en los que el lector encontraré datos suficientes y también los elementos de juicio que le ayuden a interpretarlo. Los textos politicos de Frantz Fanon incluidos en este’ volumen abarcan el perfodo mis activo de su vida —de 1952 a 1961, fecha de su muerte. Reagru- pados por orden cronolégico, estos escritos cobran una vitalidad singular. Marcan las etapas sucesivas de un mismo combate, que evoluciona y se expande: son tun hilo conductor cotidiano, el itinerario de un pen- camiento en perpetua evolucién, que constantemente ampl{a y enriquece, aunque siempre permanece fiel a si mismo. Aquf se han agrupado en cinco par- tes, que hablan del colonizado, del racismo y la cultura, de Argelia, de Ja liberacin de Afriea y de la unidad africana. (Portada de Alfredo Hlito) MEXICO- BUENOS AIRES \ < =z = S & a = z 9S 3 a = iad J =< wel ce S a. I 5 s) \ £ i a & & 5 is s 3 a & & . 3 8 2 3 °° a CAV Tei) Eig ee frantz fanon CARLOS BERMAN coLEcci6N POPULAR * TIEMPO PRESENTE 70 POR LA REVOLUCION AFRICANA FRANTZ FANON POR LA REVOLUCION AFRICANA ‘ESCRITOS POL[TICOS FONDO DE CULTURA ECONOMICA MéxICO“BUENOS Ants Primer cdicién en fences, 1964 | Primera eden en spat, 1965 NOTA DEL EDITOR FRANCES Ts rexros politicos de Frantz Fanon incluidos en’ este yolumen abarean el period més activo de su vida, desde Ih publicacion de Peau noire, masques blanes, en 1952 tenia entonces ycintiocho aios— hasta la de Los con: denados de 1a tierra.* en 1961, que dedia coincidit, com Aiferencia de vos euantos dias, con la fecha de su muerte. La mayoria de estos textos’ no son inéditos, Han sido ppublicados en diversos peviddicos y revistas, de Tos cuales dasnos, en cada oportunidad, Ta referencia y'ta fecha. Pero festaban dispersos y eran dificiles de encontrar. Particular ente Jos de EI Moudjahid que en la actualidad son casi inaccesibles y que, en la época de su aparicion, sélo esta vieron al aleance de una parte limitada de pablico, Reagrupados por orden cronologico, estos esetitos co» bran una vitalidad singular. Marean lis etapas sucesivas de un mismo combate, que evoluciona y se expande, pero eyo objetivo y los medios para conseguirlo han sido vis: tos ¥ setalados desde el comienzo. Los textos que siguen son un hilo conductor mis cotidiano, el itineratio de un ensumiento en perpetua evolucién, que se va ampliando Y entiqycieno costanement, mq siempre perma: Los dos. primeros articulos, “E] sindrome_norafrica 10” y “Antillanos y afticanos”, publieados en 1952 y 1955, respectivamente, pucden sevialar lis etapas iniciales, DH) Ge moinento, Frantz Fanon ha concluido sus estudios de DD) psiquiatsia: puede asi, por una parte, darse cuenta cient I ficarente, a partic de su experiencia médica diaria, de Ta sitoacién ddl eolonizado; por otra, ha vivido esta situacién Reelieg dates EEE Iiist6ricaniente, ta vive todavia, es para él una experiencia Printed. and taade in Mexico 1a edieiin orignal de eta obra fue tits por Pungols Masper, Pars, con el tule Pour la revofuton aficuine. Bents potigucs Deets reservados conforme a Ta Tey © 1965 Fondo de Cultura Eeondiea Ave de la Universidad, Mésice 12, BL F * Volumen u® 47 de esta Coleecién Popul. (E.] pessonal que pucde jurgar desde adlentro. Decide elndit @ la vee “el gran error blanco” y “el gram espejismo me- Ia por una via nueva, revolucionaria; oeu pa un logar privilegiado para plantear el problema del co- Tonizado y para resolver: la conciencia que tiene de él, Ja nitides de su visin, refuerzan la firmeza de su empeio, Fanon decide cjercer la medicina en Angelia, pals del colonialismo por excelencia, para vivie y luchar entre eolo- nizidos como 4 s vuelto a tratar, en forma mas amplia, en “Racismo y cultura”, conferencia promunciada cen 1956, durante cl Primer Congreso de Escritores. Negtos. En esta ocasién cl analisis se vuclve més agndo; el plantex miento, radical; el propésito, dato y preciso, Su diagnds tioo del racismo que “no es un deseubrimiento accidental’, sino que “entra en un conjunto earactetstico, el de ta explotaciin de un grupo de hombres por otro” implica una sola soluciéu; “EI fin logico de esta voluntad de lu- ha es la liberacién absoluta dol terrtorio nacional”, *.. Ja lucha ex de despojo total, absoluto”. Fsta Ind bal. Desde que cx médico psiq Blida y mis ain después del estallido de la insurreceién, Fanon milita en la organizacién revolucionaria arg ‘Al mismo tiempo, rcaliza un destacado trabajo. médicn, innovador en todos los planos, profunda, visceralmente ptdximos a sus enfermos en quienes ve, sobre todo, las victimas del sistema que combate. Acumola notas clinieas ¥ anilisis sobre los fenémenos de la locura colonialista mi ada a través de los enfermos mentales. Tnvestiga Tas tae iciones locales y sus relaciones con la colonizacién, Este ‘material fondamental esti intacto, pero, al propio tiem- po, se encuentra dispetso, Su trabajo de militante en el Frente de Liberacién Nacional have que muy pronto la_policia francesa repare nel A fines de 1956, ants dein Tine a tv de su “Carta de renuncia”, consagra al movimiento una de: 8 icacién total, mucho més antigua. Es, junto con la “Car ta aun francés”, inédita, el tnico texto que da testimo- iio de este periodo, del cual hemos sacado el capitulo “Por Argclia”. De lt expericncia asi acomulada en pleno corazon del combate debia nacer mis tarde Lan V de la révolution algérigane, En ‘Tiinez, Fanon es Tamado a patticipar en los Ser vicios de Prensa del F.LN. Se integra al equipo de los animadores de Et Moudjahid que publica sus primeros mi- mctos. Se dedica, sin tregua, a denunciar la totalidad, Ta ‘unidlad sin fallas del sistema eolonialsta, la solidaridad que, de buen o mal grado, une a los que estin de su ado, en tanto que se cjecuta el genocidio de un millén de angel ngs. Su anilisis sobre “Tos intelectuales de izquicrda y Ta gues de Angelia” va mis alli de la izquierda francesa, Denuncia la hipocresia de los que no ven en el colonialis- ‘mo y sus secuchss de guerra y tortura mis que una excre- eencia monstruoss que es nécesitio cireunscribir y repro- bor, cuando s¢ trata de an conjunto perfectamente légico, perfectamente coherente, que vuelve eémplices de modo frremediable a todos aquellos que viven en st sen Fanon encuentra desde entonces el medio de ampliae tino de sus primeros temas: ln conjuncién de la lucha de todos los colonizados. T's uno de las primeros que se phan ean de manera conereta —no como una “visién proftica’ sino como un objetivo de combate inmediato— la unidad de Africa, y liga siempre la suerte de la revoluciOn argelina 4 ladel conjunto del Continente, eonvirtiéndola en la yan- guardia de la Revolucion africana, Fl Moudjahid desarolla ‘constantemente esta linea: “La revolueiém argelina y 1a li Deracién de Africa”, titulo dado a un folleto de articulos ¥ docuinentos del LN, el mas difundido en esta época pe indica bien claro la importancia que Te otorgaton los rovohucionarios argclinos ‘Los articulos de EY Moudjahid nunca aparceierom fims- 9 dos. E anonimato cra total. Los artieulos publicados aqui, Ino I supervstn de la senora Fanon son Solamente ae Mos sobre los enales tenemos Ia irrefutable certema de que fucton esccitos por Fanon. Es verdad que su colaborucion ino se limit6 a esos textos coneretos. Como en todo equipo, yputicularmente en esta revolucién en_plena cfecvescen Gia, cxistia un perpetno trabajo de osmosis, de interscciém, de estimulos reefprocos, Ein el preciso momento en que el Pensamiento de Fanon slcanz) nuevas dimensiones por €Lcoutacto con el nicleo creador de la revolucion age io a ésta nuevo impulso, Hemos agrupado estos texto Dajo et titulo de “Liberaeiéu de Africa”. La idea que Fanon tenia del Aftica en efet6 ex la misiin que te Mev6 a los paises del Aftica ove dental, después de haber sido embajador en Acora. En = ppecial debia estudiar las condiciones de una alianza amis Gtrecha entre los afticanos, el recltamiento de voluntae ios negios, la apertura de tm nuevo frente en el sit del Sahara... Las paginas que publicamos en ese diltimo eaph fulo—"Unided afsicana’— son las de um diatio de via nédito, en el cual este plan asume toda su claridad y su anon regresa de esta misién atacado por la lencemia, Consagra sus siltimos esfucrzos a redactar Los condenados de la tierra. Debia morit un ano después de haber asistido a a caida de Lumumba, su amigo, que fue el lider que tuvo una visién afticana mas préxima.a la suya, Tena In certidambre de la proxima liberaciin total del Aitica, con Yeusido, coum lo habia escrito en Liam V de la révolution algériénne, de que la Revolucion africana habia creado “una, situacién imeversible”, I. EL COLONIZADO EN CUESTION 1. EL “SINDROME NORAFRICANO"2 Sx prcr que 1 hombre cs, siempre wn problema pata sf hisino y que rcniega de si cuando pretende no setlo, Se ifn esto, parece que debe ser posible deseribis una primera Giimensigr de todos los problemas humanos, “Mis conere tamente: todos los problemas que se plantee el hombre especto del hombre pueden seferirse a esta pregunta: Cou mis alos y ins abstenciones, i he contibuido 4 uma desvilorizcién de Ia realidad humana?” Pregunta que se podria formlar de esta otra manera "En toda citcunstancia, jhe reclamado, exigido, al hom- bre que hay en m juiero mostrar en estas Tineas que, en el caso particu Tar det norafricsno emigraco a Francia, puede encontrar suis eyes y sus cotclarios una teoria de Ya inhumanidad Todos csos hombres que tienen hambre, todos. esos Tiombies que tienen frlo, todos esos hombres que tienen miedo... Todos esos hombres que nos causan miedo, que destrue yen li cclosi esmeralda de nuestros sucfios, que borran Ta figil curva de nuestras sonrisas, todos eos hombs frente a nosotros, que no nos hacen preguntas, pero 6S nosotros sentimos extrafos, eQuienes son ellos? G§ 10 pregunto. Me lo pregunto. Quiénes son estas Griaturas con hambre dle humanidad que se arquean en Las fronteras impalpables (sé por experiencia que son terrible: Mente reales) del reconocimiento integral? 4 Testo publiado on Is sev Espeil, ebrero de 1952 2Quiénes son, en verdad, estas criaturas que se disimu- Jan, que son disiinuladas por la verdad social bajo las de- nominaciones de bicat, bounioule, raton, sidi, mon #ami? ‘Tests I. El comportamiento det nonifricano causa @ me. nudo en ef personal médico una actitud de desconfianza en cuanto a ta realidad de su enfermedad. Com In escepeiin de casos de urgeneia: oclusiém intes. tinal, heridas, accidentes, el norafricano se presenta leno de incertidumbre, Le ducle cl vientre, la cabeza, la espalda, todo, Sufre atrozmente, su rostro e% clocuente al respeeto, es un suffie miento que impone. Out tienes, amigo? —Voy 1 moritme, sefior doctor. La vor. es débil, casi impereeptible Dende te diicle? todas partes, sefior doctor. Sobre todo, no exits ningiin dato preciso: no obten déis nada. Por ejemplo, en Tos dolores de tipo ulcereso 3 importante conocer el horario de los mismos. Pues bien, 4 norafticano parece ser hostil a estas categorias del tiem: po. No es incomprension, ya que a menudo viene acompa- fiado cle un intétprete. Se diria que le euesta regresar alli donde ya no esti. El pasado, para él, es un pasado acerbo. Lo que espera es no sufrir nuinea, no'enfrentarse mis a ese pasado. Le basta con este dolor presente que moviliza Tos inisculos de su rostro. No comprende que se Te quiera im ppomes, aunque sea por el reeuerdo, aquello ‘que ya pasé, No comprende, tampoco, por qué el médico le hace tantas preguntas —;Dénde te duele? lvientre. (Muestra, entonces, trax y abdomen.) —,Cuindo? —Todo el tiempo. 12 — glum en Ia noche? —Sobre too en la noche. —2Pasas peor la noche que el dia? No, todo el tiempo. Pero zmas la noche que el dia? No, todo cl tiempo. AY ‘dénde te duek Aqui, (Sefala, otra vez, trax y abdomen.) ¥ ei todo, afuera los enfermos esperan y, cosa grave, se tiene Ia impresin de que el tiempo no modificara en nada el asunto. Se parte entonces de un diagndstico de probubilidades y, comrelativamente, se prescribe wna tera- péutica aproximida, —Sigue este tratamiento durante un 1 joras, vuelve a verme, Hay dos soluciones: 1) Bl paciente no se alivia inmedintamente y vuelve aa consults tres o cuatro dias después. Este comporta- aiento nos pone en su contra porque nosotros sabemos que hay una demora para que ln mediciny preseriba, se haga eaigo (nos excusamos por esta expresién) de la Tesién, Se le hace comprender: mais exactamente, se le dice Peco nuestro enfermo no nos entiende. 1 tiene su dolor y rehusa comprender todo lenguaje, y no esti lejos el ca Iino que conduce a esta certidumbre: —Puesto que soy arabe no me tratan ig otros. 2) El paciente no se ha aliviado inmediatamente, pero ino regresa al mismo servicio, ni al consultorio del mismo, médico, ‘Va a otto sitio. Parte del principio de que es necesa- rio, antes de obtener satisfaccién, golpear todas las puertas, y golpea. Golpca con encamizamiento. Con dulzara, Con Ingenwidad. Con sabia. Golpea. Sc le abre. Siempre se le abre. Y 61 cuenta su dolor. Que se vuelve mas y mas suyo. Lo expone, ahora, B s. Sino me- que a los. con volubilidad. Lo ase en el espacio, lo sitia bajo Ta nariz del médico. To toma. Lo toca con sus dice dedos, Yo desen- vuelve, lo expone, Crece « ojos vistas. Lo despliega sobre toda 1a superficie de su eucxpo y después de quince mina: tos de explicaciones por medio de gestos, el intexprete (des entador como debe ser) mos traduce: dice que le duc entre ‘Todas estas incursiones en cl expacio, todos estos ppasmos del rostro, todos estos despatarramientos no preten- den expresar mas que un dolor indefinido, Sentimes una especie de frustracién en el dominio de ta explicacién, La comedia, 0 el drama, recomienza: diagndstico y terapét- tica aprosimados. No hy rar para gue la ucla se detonga. Un dla se Je hard wna radiografia que mostrari una tleera 0 una gastritis. O que con frecuencia no mostrar nada, De su dolor se dité simplemente que es “funcional” Esta nocién es importante y merece que nos detenge mos en ella, Una cosa se denomina vaga euando le falta consistencia, realidad objetiva. EI dolor det norafricano, ex el cual no encontrames una base Kesional, es juageda inconsistente, irel. Por otra parte, el norafrieana es aquel quenoama-cltrabjo. De tal manera que todas sus forinas de conducirse serin interprctadas a partir de este juicio @ prio ‘Un norafticano entra en el servicio por lasitud, astenia 0 debilidad, Se le prescribe un tratamiento a base de re: orstituyentes. Al cabo de veinte dias se decide su salida Descubre, entonces, una nueva enfermedad El corazén me brinea —La cabera me cstalla, Ante este miedo a la salids, legamos a preguntamos si la debilidad por la cual fue tatado no seria algtin véxe tigo, Llegamos a preguntamos sino fuimos objeto de diversién de este enfermo que nunca entendimos bien, La 4 sospeclia nace su aparicién. De alli en adelante, se descom- find de los sintomas manifestados, El asunto se agrava en invierno; 2 inundin de norafricanos en los momentos de los grandes fifos. Es tan confortable wna sala de hospita in cierto servicio, un médico reprendia a un euro que sutra de cidtca y que todo el dla deambulaba por ls salas. Le explicaba que el reposo representaba en ese caso patticul de la terapéutica. Con los norafricanos € problema es diferente: no hay necesidad de aconsejacles reposo, siempre cstin en la cana ‘Ante este dolor sin lesiones, esta enfermedad repartida fn todo el cuerpo, este suftimiento continno, la actitud yale cal nos aceresmos més o menos ripida- mente ¢s Ta negicidn de todo cstado mérbido. Llegindo al extremo, el norafricano es un simulador, un mentiroso, tin holgeain, wn fanfirsén, wn Iadsén Trsis IL. Le actitud det personal médico es @ menudo Aipriorista, El norafricano no Wega con un fondo comin a su raza sino con un fondo construido por al europeo, Diz Cho en otra forma, ol noraficano, espontineamente, desde el momento de su apaticién, entra en un cuadro preexis tente. Desde hace algnnos afios se manifesta una orientacién éiien que se podria denominar con ciesta ligcreva nneohi- Poctatismo, Esta tendencia quiere que, ante un enfermo, Jos médicos se preoenpen menos de hacer un diagnéstico de Signo que un diagnéstico de funcién. Pero esta eo Triente de ideas todavia no se ha impuesto en las citedras dle potologia. Hay un vicio de construccion en el pensi- miento el prictico. Un vicio extremadamente pel Vamos a situarlo por medio de hechos. Se me lama para asistir a un enfermo ew una consulta 2 GE Le Seeuite scale? Crest nous qui payonst 15 ¥ de urgencia, Son las dos de Ia matiana. El cuarto esté st. cio, El enfermo esté sucio. Sus padres estin sticios. Todos Horan. Todos gritan. Se tiene la extratia impresin de que Ja muerte no anda Icjos. El joven médico expulsa de st alma cualquier sentimiento de derrota, Se inclina Yamente” sobre ese abdomen de comportamiento tan qui niitgico. Toca, palpa, pescute, interroga, pero no obtiene sae gents; vuelve a papa, peteute de nuevo, y a adbomen se contrac, se detiende,.. No “ve nada’, Sin ‘embargo, ,si fuese quirirgico? {Si pudica pasar algo? Su ‘examen ¢§ negativo pero no osa matcharsc. Después de al gunas dudas dirige a su enfermo a un centro de observa sion con el diagnéstico de “abdomen. quirizgico”. ‘Tres dias después, ve Hegara su consultosio al “abdomen quiniee ico!” sontiendo, completamente eurado. Y lo que el en fetmo ignora es que hay En tres asumbleas, en los congresos internacionales de medicina se han puesto de acuerdo acerca de la importan- ia de los sistemas nenrovegetativos, del dicncéfala, de las glindulas endoctiuas, de Tos enlaces psicosomiticos, Jas simpatalgias, se continiian ensenndoles los médicos que todo sintoma exige su lesién. El enfermo que alee cefalalgias, zumbido en los oidos, vértigos, deberi presen: tar, al mismo ticmpo, una hipertension arterial. Pero enan 0, con motivo de esos mismos sintomas, el -médieo 0 cencuentre ni hipertensién, mi tumor intracraniano, es dee a conercto, considera que el pensimiento ‘médico hha caido en falta; y como todo pensumiento cs pensamien. to de algo, considerari que el enfermo ha caido en falta —an cnfermo indéeil, indisciplinado, que slas del jucgo. Una regla, sin embargo, tin rigurosa, que, se anumeia asi: todo sintoma supone tna lesién, Qué va a huver el enfermo? Del servicio al cual yo lo 16 habia enviado para una probable intervencién, € me ro- gresa con um diagndstico de “sindrome norafricano”. ¥ en- tonees el joven Hipécrates recién Megado entrar en con- tacty con Molitre a través de Jos norafricanos de su ser vicio médico, ;Enfermo imaginario! Si Moliéze (voy a decir una idiotez, pero todas estas lineas no hacen més que explicar, no hacen mis que destacar una idiotez mas asta) hubiese tenido el privilegio de vivir en a siglo xxx, iho hubiese escrito, ciertamente, EY enfermo imaginario, porque nadie puede dudar de que Argan esti enferio, Esti activamente enfermo: ee jCémo, bribén! {Que si estoy enfermo! ;Que si estoy ‘enfermo, desvergonzado! ‘Sindrome norafticano, El norafricano que se presente hoy a una consulta médica soporta el peso muerto de to- ios sus compatriotas. ‘Todos aquellas que no tuvieron sintomas, todos aquellos a propésito de quienes se dijo: Nada a. qué meterle el diente” (comprended: nada de Icsién). Pero ol enfermo que esti aqui, frente a mf, este ‘euexpo que me veo forzado a suponer sacudido por una conciencia, este enerpo que de hecho no cs un cuerpo, 0, al menos, que es doblemente euecpo pues asombra de te. for, este cuerpo que me pide escucharlo, sin embargo, de nmediato, provoci en mi una revuclta Qué te ducle? ‘stémago, (Muestra el higado.) gusto, Le digo que el estOmaso esta a la inquier- Me ds, que lo que me enseia es el sitio del higado. I sigue fH sus treve, retorre ese vientre misterioso con la palma de la mano. Todo eso anda mal Sé que en “todo es0" hay tres érganos, en rigor, cinco @ sci. Que cada érgano tiene su patologia. Esta patologia entada por el irabe no nos interesa. “Es una seudopato- a, El dtabe es un seudoenfermo, 7 ‘Todo rabe es un enfermo imaginario, E] médico joven @ el estudiante joven que munca ha visto un frabe enfermo sabe (segiin la vieja tradiciin médica) que “estos tipos son farsantes”. Hay algo que podria dar lugar a una Te- flexién. Frente a un dtabe, cl cstudiante o el médico se inclina a usar la segunda persona del singular. Es amable, 3e nos diri.... para teneilos contentos.... estin acostumn. brads... Pido que se me excuse, me siento incapaz de analias ese fenémeno sin abandonat Ia actitud objetiva ‘que me he impuesto. Es algo mis fuerte que yo, me deefa un intemo, no los puedo tratar de la misma manera que a los otros en. fermos. iAb, sil s algo mis fuerte que yo. Si supieseis 1o que em mi vida es mas fuerte que yo. Si supiescis to. que en mi vida me inguicté en las horas en que ottos inflaban su cerebro. Si lo supiescis... pero no lo sabidis. EI personal médico descubre la existencia de un sine drome norafricano, No experimentalimente sino segiin una tradicién oral, KI norafricano toma su Iugar en ese sindro- ‘me asintomstico y se sitéa antomaticamente en un plan de indisciplina (segiin la disciplina médica), de inconse- cuencia (de acuerdo con ta ley: todo sintoma supone tina Tesién), de insinceridad (dice, que sufre evando nosotros sabemos que no existe una razén para sufsit).. Sin embar 0, hay una ides mévil que esti aqui, en ef limite de mi mala fe, y cl drabe se descubre, a través de su lenguaje: —Setior doctor, voy a morirme. Esta ides, después de haber recorrido algunas simuo- sidads, se impondrd, se me impondri, Decididamente, esta gente no o: seria, ‘Tasts TIL. Las mejores voluntades, las més puras inten- ciones deben ser aclaradas. De la necesidad de obtener un diagnéstico de a situacién, 1s El doctor Stern, en um articulo sobre la medicina psi- cosomatica que continia los trabajos de Heinrich Me eseribe: “No solo es necesario encontrar el érgano afecti. do, de qué naturalera som 1as lesiones orginicas, si exsten, Y qué microbio ha imvudido cl organismo; no es suficiente onocer la ‘constitucign somética’ del enfermo, sino que és necesario conocer, también, eso que Meng llama su ‘si tnacién’, es decir, sus relaciones con cuanto lo rodea, sts ‘ocupaciones y sus preocupaciones, su sexualidad, su tensin intetior, su sentimiento de seguridad o inseguridad, los peligros que lo amenazan; y agreguemos, asimismo, su ev Tucién, la historia de su vida. Es nevesario hacer tn diag- niéstico de situacié I doctor Stern nos propone un plan magnifico, 1o se guiremos. 1) Relaciones con cuanto lo rodea. En verdad, es ne- ‘esario hablar de esto. :No resulta un tanto abmico hablar de las selaciones del norafricano con cuanto lo rodea, en Francia? jHay relaciones? Lo rodea algo? zNo esté solo? 2No estin solos? zNo nos parecen absurdos, es deci, sin Fundamento, en los tranvias o en Ios trolebuses? {De dén- de vienen? De ticmpo en tiempo, se les advierte trabajan- do cn algin edificio, pero no se les ve, se les percibe, se les entrevé, Lo que los rodea? Relaciones? No tienen contactos. No hay més que choques. :Sabemos To que esa palabra contacto encicrra de dulce y'de agradable? Hay contictos? Hay relaciones? 2) Ocupaciones y preocupaciones. ‘Trubaja, est oc palo, se ocupa, se Te ocupa. Sus. preocupaciones? Creo que la palabra no cxiste en su idioma. Preocuparse de qué? En Francia se dice: se preocupa por encontrar trae bajo; en Africa del Norte: se ocupa en encontrar trabajo, 8 De I. Stem, “Médecine prychosomatique”, Pryche, eniiofe beta, 1949, pe 178 = = 9 —Perdén, sefiora, segin usted, zeuiles son las preocn- paciones del norafricano? 3) Sexualiced. Os entiendo, esti hecha de violacion, Para mostrar hasta qué punto un estudio somero puede Ser perjudicial para ¢} descubrimiento auténtico de un fe nowieno, quisiera reproducir algunas lineas de una tesis de doetorado en medicina que fue presentada en Lyon en 1931 por ol doctor Léon ‘Npiey: Ta regién del lago Estefanta, ocho de cada diez hombres se han casado con prostitutas. Del resto, la ma- yor parte vive en unién accidental y de corta duracién, ak unas veecs maritalmente. A menudo, albewgan durante algunos dias una o varias prostitutas a las que presentan ‘eon. sus amigos. "Pues la prostilucion parece desempenar un papel iar portante en el medio nordfricano .. Surge del fuerte ape- tito sexual que cs la dote de estos meridionales de sangre caliente.” ‘Mas adelante: “Sin duda, pueden hacerse numerosis objeciones mostrar multiples ejemplos en que los ensiyos emprendi- dos para situar convenientemente a los norafricanos son ‘oltos tantos fracasos, "Se trata de hombres jOvenes en su mayorta (25 a 35 aifos), con grandes necesidades sexuales qne las ligaduras de un matrimonio mixto no pueden fijar més que tempo- tulmente, y para quienes la homosexualidad es una propen- sion desistioss Existen_ pocas soluciones a este problema: 0 bien, a pésar de Tos riesgos que implica ona cicrta invasion de la familia drabe, se debe favorccer el reagripamiento de ‘ta familia en Francia y hacer venir joveneitas y mujeres frabes; o bien es necesirio tolerar las casas de mala nota, 4 Ssbrayado poe mi (p. 20). 3 Sobayado poe (p20) "Si no se tienen en cuenta estos Factores, se eorrer el riesgo de mis y mis tentativas de violacién de las enales Jos diaries nos citan. ejemplos constantes. La. moral pie bica resentita mis la existencia de estos hechos que la cxistencia de casas de tolerancia.” Y, para terminat, el doctor Mugniery denumeia el extor del gobiemo francés eseribiendo en letras mayiseulas, en su tess, esta frase: iA" CONCEPCION DE LA CIUDADANA FRANCHSA QUE CON: YIERE IGUATDAD DE DERECTOS, PARECE TEABER SID0. MUY PREMAXUKA, BASADA EN RAZONES SENTIENTATES ¥ POLE ‘tions, NUS QUE EN EL. ECHO DE La FYOLUCION SOCIAL INTELPCTUAL DE UNA RAZA DE CIVILIZACION A VECES REE NADA, PERO DE. COMPORTAMTENTO SOCIAT, TAMILIAR ¥ Sie NiTARIO AON Pumwtrtv0” (p. 45). Es necesario agregar algo, es necesasio volver a leer una tras otra estas frases absurdas, es necesatio recordar al doc- to Mugniery que si los norafticanos se contentan en. Fran- cia con prostituirse es porque antes se es prostituyé a ellos ¥ porque, por otra parte, no encuentran mujeres drabes (que podtian invadir In nacién) 4) Su tension interior. jTiene alguna realidad? Seria como hablar de la tensién interior de wna piedra. (Ten sién interior! ;Qué fanfarronadat 5) Su sentimiento de seguridad o insegutidad. Hay que liminac el primer téemino. El norafricano esté en. perpe- Inseguridad plorisegmentaria, tos momentos me pregunto si no seria bueno revelar al franeés medio que Ser norafticano es una dex fgracia, El norafricano jams esté seguro, ‘Tiene derechos, Ine dirdis, pero no los conoce. jAh! Sélo necesita cono- cetlos. El conocimiento, Volyemos a lo mismo. Derechos, deberts, cindadania, ignaldad, jqué bellas cosas! E! nor africano en el suelo francés —que ¢ digimoslo, el suyo— vive en el dominio politico, en el plan eivico, un embrollo a al que nadie quiere enfrentarse. ;Qué relacion hay con el sorafcano ex an medio hospitaltic?) Ciertament, hay sna relacion, 6) Los peligros que fo amenazan, Amenazido en su afectividad Amenazado en su actividad soci Amenazado en su vineulo a la ciudad 1 norafricano reine todas las condiciones que enfer- ‘un hombs Sin familia, sin amor, sin relaciones humana, sin co» munién con la colectividad, su primer encuentro. consigo, mismo se hari de un modo neutotico, de un modo pato- gico, se sentiré vacto, sin vida, en lucha euerpo a cuerpo con Ii muerte, una muerte del otro lado de la muerte, tuna muerte en la vida, y qué hay de mis patético que este hombre de unisculos robustos, que nos dice con voz ver daderamente débil: “Doctor, voy a morizme” 7), Su evolucién y Ia historia de su vida. Seria mejor deci la historia de sir muerte. Una muerte cotidiana, Una muerte en el tranvia, tuna muerte en Ja consults, tuna muerte con los prostituidos, ‘una muerte en el taller, una muerte en el cine, tuna muerte miltiple en los pexiédicos, tuna muerte en el miedo de todas las gentes honta- das que salen después de medianoche. ‘Una muerte, ma Todo ¢s ciesto, se nos dinl, gpero cul es la soluci6n que propontis? Reconoedis que son vagos, amorfos... “Hay que estar sobre ellos.” nnecesatio sacarlos del hospital.” 2 "Si se les escuchase se prolongaria indefinidamente su convalecenc “No saben explicarse.” Y son mentieosos y, ademas, son ladrones (ladréa como un drabe) ¥ ademis, ademas, ademas @ arabe és un ladién todos los arabes son ladrones Es uma raza repugnante sucia nauseabunda No hay nada que hacer nada que extracrle claro, ¢s duro para ellos ser asi pero, en fin, admitid que no es muestra culpa. —Jostamente, la culpa es nuestra, Justamente, la culpa es rw culpa, Estos hombres van y vienen a lo largo de un pasillo que tit has construido para ellos, donde no has colocado ‘ninguna banca en que pudieran’reposar, donde has exis talizado un montin de expantajos que les golpean rabiosa- jente Is cara, donde sc hieren Ia eabera, el pecho, el co- razin. Donde no encuentran lugar donde thi no les haces Ingar donde no hay ningiin lugar para ellos iy osas decime que csto no te interesal jQue no « tu culpal Este hombre que tti cosificas amindolo sistematica- mente Mohamed, que ti reconstruyes, o mas bien que ti ‘estruyes, a partir de una idea, de una idea que t6 sabes nauscabunda (sabes bien que, le quitas algo, algo por lo ‘cual no hace mucho tiempo cstabas dispuesto a dejarlo, B todo, aun la vida) jy bienl, a este hombre, gno tienes la impresion de vaciarle la sustancia? Ellos no tienen més que permanecer en su lugatt {Sil He ahi el drama: ellos no ticnem mis que perma necer en su lugar, Solamente que se les dice que son frane ceses. Lo han aprendido en ta escuela, En In calle. En los cuarteles. (Donde habia calzado pata st pie.) En Tos came pos de batalla. Se les ha metido Francia en todas las par tes en las que, en su cuerpo y en su alma, haba lugar para algo aparentemente grande. En tanto, sc les repite en todos los tonos que estén en nuestra casa. Que si no estin contentos pueden rege sara su casbah. Pero aqui, todavia, hay un problema. ‘Sean cuales fueren las vicisitudes que encuentre en Francia, segyin dicen algunos, cl norafticano seri mis di choso en st lugar natal. Se ha comprobado en Inglaterra que nifios magnifica. mente alimentados, que tenfan dos nurses cada uno ente- ramente a su servicio, pero que vivian fucra del medio. familiar, presentaban una morbidex dos veces mayor que Be eet ie aimee peo oo nes. Sin ir mis lejos, piénsese en todos aquellos que Hevan tuna vida sin porvenir cn su pais y que rchusan buenas situaciones en el extranjero, :De qué sigve la buena situ: ida cuando no repercute et un medio familias, cuando no permite ln expansion del “medio”? La cieneia psicoandlitica califica a la expatriacién como tun fenémeno morbido, En lo que tiene perfecta razén, Estas consideacones nos penniten Tega a Ts siguientes conchusiones: 1) El norafticano munca sexé més dichoso en Europa que en su Ingar natal porque se le pide vivir sn la materia misma de si afectividad. Arrancado de sus origencs y. Es arrancado de sus fines, es una cosa arrojada al tumulto, curvada bajo la ley dela inercia. 3) Hay en este propésto tna mala fe manifesta y abyecta, Si el nivel de vida (2) puesto a disposicién del norafricano en Francia es superior al que estaba habituado fn st pais, csto quiere decit que ain queda mucho por Hacer cu cate en esta “otra pate de Franca ‘Que hay habitaciones que construir, escuelas que abrit eaminos que trazar, chozas que demoler, ciudades que bie fer surgir de la tierra, homibtes y mujeres, nifios y nifios ‘que cubrir de sonrisas i Esto quiere decir que hay trabajo alli, trabajo huma- ‘no, es decit trabajo quc tiene la significacién de un hogar. No el de un cuarto ni el de un cuartel. Esto quiere decir aque en todo el teritorio de ta nacién francesa (mete ¥ Unidn Francesa), hay lagrimas que secar, actitudes, ine uumanas que combatir, mon z'ami que volver inadmisibles, hombres que humaniar, calles Moncey® que devolver a Ia circulacion. @Vuestra solucién, seiior? No me empujéis hasta cl fin, No me obligutis a de- itos lo que deberiais saber, sefior, Si 1G no reclamas al Hombre que esti ante ti, zchmo quieres que suponga que reclamas al hombre que esti en 1? $116 no quicres al hombre que esti ante ti, zc6mo Si 16 no exiges al aonb fc he a al ia Dre que esti en ti para que él hombre que esti en esta feat’ sea mis gue un cuespo, mis que un Mohamed, tnezced a qué juego de manos deberé yo adquirr la certs Gumbre de que ti, también, ees digno de mi amor? © atle de um butio pobre de Lyon que habitan nomeros ar aeiomoe 25 2. ANTILLANOS Y APRICANOS* Mace dos afios terminé una ebea® sobre el problema del hombre de color en el mundo blanco. Sabie que no et absolutamente necesatio ampatar la realidad. NO ignoraba gue en el seno mismo del “pueblo negro”, en esta enti std, se podian distinguir movimientos, por Uesdicha, muy antiestéticos. Quiero decis, por ejemplo, que a menudo €l enemigo del negro no 6 el blanco sino su congénere Por eso sefalé la posibilidad de un estudio que contiiba, yee a la disolucién de complejos afectivos que pudicran poner 4 anillans y atsicanos, ites de entrar en el debate, quisiéramos destacar que esta histori del nego es una historia sucln Une bakes am revolver el estomago. Una historia frente a la eual Hos encontramos totalmente desirmados si se aceptan las ‘njuriosae premisas. Y cuando digo que la expresion “pic. blo negro” cs una entidad, indico con ello que si se exela. yen las influencias culturales no queda naa. Hay tanta diferencia entre un antillano y un dakariano comp entre hia elabomdo acerea de ellos. ;O seri al “pueblo Blanco"? 2No se dice que afloat taza blanca? (Es nevesario pues que explique la diferencia ue existe entre nacién, pueblo, patria, comunidad? Cuane ao nego" supone sitendtieamente los Tos negros estin de acuerdo respecto de ck Gonts: que existe ente clos un prncpit de coaaee 3 Testo publicado en I sevita Esprit, febrero de 195 2 Peuw noire, masques bier (col “Espa Ba, de Seu 26 La verdad es que no hay nada a prior que pecmita su ner la existencia de un pueblo negro. Cuando se me habla de que hay un pueblo africano, lo creo; de que hay un pueblo antillano, Jo creo. Pero eutando se me habla de. “ese pueblo negro”, me esfuerzo por comprender lo que. se quiere decir. Entonees, desgraciadamente, me doy cuen- ta de que e una fuente de conflictos. Entonees, trato de destrur esa fuente.s Se me reprochars que empleo términos como: culpa- bilidad metafisca o locura de pureea. Pedixé al lector que no se asombre: esto sera exacto en la medida en que se comprenda que lo importante no puede ser aleanzado, 0 nds precisamente, que al no desearse lo importante cs lo ‘contingente lo que se rebaja. Es una de las leyes de Ia re criminacién y de la mala fe. Encontrat lo importante en lo contingente, tal es To urgente. 2Cual es aqut el problema? Afirmo que en quince ai ia habido tina revolucién en las relaciones antillano-aftica- nas. Quiero mostrar en qué consiste tal acontecimicnto, En la Martinica es raro encontrar posiciones raciales tenaces. El problema racial esti cubierto por una diseri- minacién coonémica y, en una clase social determinada, 3, sobre todo, fuente de anéedotas. Las relaciones no s¢ alteran por las acentuaciones epidérmicas. A despecho de la mayor 0 menor carga de melanina, existe un acuerdo, ticito que permite a unos y otros reeonocerse como médi- 0s, comerciantes, obreros. Un obrero negro estari del Jado det obreto mulato en contra del burgués negro. He aqui la prueba de que las historias raciales no son mis que luna superestructurs, un manto, una sorda emanacién ideo- igica que desnuda wna realidad econémica. 8 Decimos que as coneesiones que hemor Hecho sn fisticiag. Foe totic y_politcamente ‘no ay pueblo afeicano sino mundo african, Lo misno que tm mundo antitino. Por cl esate, 3c poede dest be existe uh pablo jodio; pero no sa ara jadi, aq ‘Alli, cuando se dice que un individuo es de verdad muy negro se hace sin menosprecio, sin odio. Se debe star habituado a lo que se deviomina el exp i ‘qués para entender lo que ocurre do qu ia cs una de Tas formas de la buena Gia. Igualmente es exacto que gv las Antillas 1a ironia € ‘un mecanisino de defeusa contra la neurosis. Un antillano, sobre todo un intelectual, que no se encuentra en el plano de Ia itonia descubre su ‘negritud. Del mismo modo que ‘en Europa la ironia protege contra la angustia existenciae Tista, en Martinica protege contra la toma de conciencia, de la negritud. La misién consiste en desplazar el proble- ‘ma, en poner To contingente en sn Ingar ¥ dejar al mantic Tues Te clecekdn de Ibe valoces supremos, "Se saya todo lo que se podria decir si se viera esta situacion a par tic de las ctapas kierkegaardiamas. Se ve, también, que un to do is oui ens Antillas rele capt para ia de esta regién. Casi siempre la agresividad esta 2 ha oe ent he ata facilitar nuestra exposicién nos parece interesante pris de la guerra de 1939-1945. Antes dela guerra Antes de 1939, el antillano se sentia felz,? por lo menos seguéa las procesiones, amaba cl ron y bailaba el beguiti 1Los que tenian el privilegio de ir a Francia hablaban de Paris, de Pats, en fin, de Francia. Y los que no tenfan el privilegio de conocer Paris, se dejaban arnllar. 4 Vee, por ejenplo, el Cama y I eaneones compu 1 LXE: Po el, Cray putas pa Se pia decir: como la pout burgueia franca de eta 2, pero ho est ll sta pcapetn. Le que descomos ag es tea el cambio de atitd dl antlana frente fate cone egtad 28 Habia también fmncionarios que trabajaban_ en Africa. ‘A través de ellos, se sabja de wn pais de silvajes, de bit- baros, de indigenas. Es necesario explicar ciertas cosas si no se quiere falsear el problema, EI funcionario metropo- Titano, a su regreso de Africa, nos ha habituado a elisés: Drujos, hechiceros, tam-tam, seneillez, fidelidad, respeto al blaneo, atraso. Ei drama s que el funcionasio antillano no habla del Africa de otro modo y como el funeionario no Gs solamente cl administiador de colonias, sino ol gendar- me, dl jefe de aduanas, cl excribano, el militar, en todos Jos escalones de la sociedad antillana se forma, se sistema- tiza, se consolida un irreductible sentimiento de supetio- tidad sobre ¢) afcicano. En kx mente de todo antillano, fantes de la guerta de 1959, no sélo existia la certera de tina superioridad sobre cl africano sino que habia, asimis- mo, la de una diferencia fundamental. El africana era un negro y el antillano, un europe, "Todo el mundo tiene el aite de saber estas cosas, peo Ja verdad es que no se las toma en cuenta para nada, ‘Antes de 1939, el antillano enrolado como volun ex dl Ejército colonial, fuera analfabeto 0 supiera leer y xcrbir, servin en una unidad europea, en tanto que Tos fieanos, con la excepeidn de los originarios de cinco te tritorios, servian_en tina unidad indigena, EI resultado fobre el cuil queremos amar la atencién ¢s que, inde pendientemente del dominio en consideracién, el antilla- ho eta superior al africano, de otra exencia, asimilado al inetropolitano. Pero como en su aspecto exterior era tam bién un poquito africano ya que, a fe mia, también era negro, estaba obligado —reaceién normal en la economia patenlégica— a reforzar sus fronteras a fin de estar al abri- 0 de todo menospreco. Digamos que, no contento con ser superior al africano, 1 antiflano lo menosprcciaba, y si el blanco podia permi- tise ciertas Tibertades con el indigena, el antillano no po- 29 dia hacer absolutamente nada. Entre blancos y afticanos no habia necesidad de una Hamada al orden, simplemente se cecraba los ojos. Pero, ;qué drama si, de pronto, el ane tillano era tomado por vin afticanol. Digamos también que esta posiciin del antillano ee taba legitimada por Europa. El antillano no era un negro, a un antillano, es decir un easimetropolitano, Por esta actitud, el blanco daba razén al aatillano en su meno Gio del afieao. A fin de cuentas, el negro habitaba en Afric, En Francia, antes de 1940, cuando se presentaba a un antillano en un grupo bordelés o parisiense, se agregaba siempre: originario de la Martiniea.Digo Martniea por: que —ae han dado ya euentat— la isla de Guadalupe, nunca se sabri por qué, era considerada como un pals de salvajes. Adn hoy, on 1952, podemos escuchar a um mar. tiniqués afirmar ue cllos’ (os guadalupenos) son mals salvajes que nosotios. El africano era en Aftica el auténtico representante de Ja raz negra. Por otra parte, cuando un. patron recla- aba un esfuerzo demasiado grande a un ‘martiniqués, Ste respondia: “Si usted quiere a un negro, vaya a Dus. eatlo al Africa", con lo que quetia decit que los esclavos Y los trabajadores forzados se reclutaban' en otto. lado, Alls, entze Tos negros. El africano, inferiovizado, menospreciado, con excep- cién de algunos rar0s,“‘evolucionados”, se corrompla en €l laberinto de su epidermis, Como se ve, las posicioney eran: claras: de wn lado, el negro, el africano; ae] ott, el xopeo y el antilano. EI antillano era de piel nest, pero los negros estaban en Afric, En 1939, ningin antillano se declaraba negro ni se re conoeia como tal ex las Antillas. Cuando To hacta, etm siempre en sus relaciones com un blanco, Era el blanco, el “mal blanco”, quien lo oblignba a reinvindiear su ealor, a 30 dlefendedlo en reatidad. Pero, se puede afirmar que en Tas Antillas, en 1939, no se habia presentndo ninguna rei vindicacién espontinea de la negrited Entonees, succsivamente, se producen tres hechos. Antes que nada, la aparicion de Césuie, Por primera ver se vio a um profesor de Liceo, de aps riencia digna, decir simplemente a la sociedad antillana “que scx negro es bueno y hermoso”. Con toda certeza, «sto fue un eseindalo, Se decfa por ésa época que estaba tun tanto loco y sus eamaradas de promocién se daban gusto dando detalles acerea de su pretendida enfermedad. En efecto, equé podria haber de mis giotesco que un hombre instruido, de carte, que hubiet comprendido imal las cosas, entre otras que “es una desgracia ser negro”, y se emanecicra de que su piel fuese hermosa y que “cl gran hoyo negro” resultise fucnte de verdad? Ni los mu- Tatos ni los negros comprendicron ese deliio, Los mulatos porque habian escapado de Ia noche, los negros. porque ‘spitaban a salir de ella, Dos siglos de verdad blanca, le habian quitdo Is tain a ete hombre, abi de tat loco, puesto que no era posible que estuviera en lo cierto, Pada lk conmocién, todo pres reeuperar el itm anterior... ¥ Césaire no iba a tener la razin de su pare te hasta que se produjo al segundo hecho: me refiewo ala derrota francesa fee Con Francia vencida, cl antillano asistié, en cierto sen- tido, aks muerte del padie. Esta derrota nacional, pudo ser evitada, como lo fue en la metrépoli, pero una buena parte de la flota francesa qued6 bloqueada en las Antillas urante los cuatro afios de la ocupacién alemana, Desex- sia atraer la atencién del lector sobre ello, Creo que ¢s necesario apresar Ia importancia histérica de estos cuatro aos, Antes de 1939, haba en Ia Martiniea cerea de dos mil ‘ewtopeos, Estos eiropeos tenian fumciones definidas, es 31 taban integrados en In vida social, interesados en Ia exo. nomia del pais. Luego, de un dia pura otro, la sola pos Blacién de Fort-de-rance, como cjemplo, fue invadida por cerca de diez mil europens de una mentalidad racsta todavia Iatente. Quiero decir que los marinos del Béarn o el Emile Bertin, que antes permaneeian en Fortde-France s6lo unas ocho horas, no tenian tiempo de manifestar pre- juicios racials. En fos cuatro atios en que fueron obliga des vivir encorados en si mismos, inactive, pres de Ja angustia caando sonaban en sus padres que permane- efan en Francia, vietiman a menudo de Ia tesesperacén ante el futuro, les permitié quitatse wna méscara bastante Superficial y comportarse como “‘auténticos racistas”. Agreguémos que la cconomia antillana suftié un’rudo Bolpe por cuanto fue necesario encontrar sin transicién, ya ue ninguna importacién era posible, con qué alimentar a diez mil hombres. Por otra parte, muchos de estos mari Hos y militares pudieron tracr a su mujer y a sus ijos, a Jos que era indispensable alojar. La Martinica se encontié on una crisis de alojamiento después de su crisis econé. mica. El martiniqués responsabilizé a estos blancos racls tas de cuanto le sucedsa, EI antilano, ante estos hombres que Jo menospreciaban, empczd a dudar de sus valores, El antillano hacia su primera experiencia metafisica, Y¥ después fue la Francia libre, De Gaulle, en Londres, hablaba de traicién, de militares que rendian su espada aun antes de haberla sacado. ‘Todo esto contribuia a que los Antillanos se persuadieran de que Francia, su habla perdido la guerra, sino que los traidores Ja habfan vendido, Y estos traidores, zdonde estaban sino camufla: os en las Antillas? Y entonces so observé. este hecho exteaordinario: los antillanos rehnsan_descubrirse durante 1a interpretacion de la Marseles. .Qué antillano no re eucrda (sas tardes de Tos jueves en que, sobre Ja explanada de la Savane, patrullas de matinos armados reclamaban 32 silencio y respeto cuando se tocaba el himno nacional? 2Qué habia sucedido? Por un proceso ficil de comprender, los antillanos hae fan asimilado la Francia de los marinos a la mala Francia ya Marsellesa que respetaban esos hombres no cra la suya, ‘No debemos olvidar que esos militares eran racistas. Por que “nadie debe dudar que ¢] verdadero francés no es ra- Cista, ¢s decit, no considera negro al aatillano”. Paesto que silo consideraban asi no eran verdaderos france. ses. Quién sabe, zquizd eran alemanes? Y de hecho, siste idtieamente, el marino fue considerado como alemin. Con todo, la conseeuencia que nos interesa es la siguiente: ante diez mil racistas, el antillano se ve obligado a defenderse. Sin Césaire esto le habria sido dificil. Asi pues, ;Césaire sstaba alli y con €l se entona ese canto, antes odioso, que habla de que es bello y bueno y que esta bien ser negro! Durante dos afios los. antiflanos defendieron, paso a Paso, su “virtuoso color” y, sin temer, danzaron junto al Precipicio. Porque, a fin de cuentas, si el color negro es Virtuoso, iyo seré tanto mis virtuoso cuanto mis negro seal Entonees, salieron de la sombra los mis negios, los “azu- les”, los puros. Y Césaire, cantor fie, repetia: “aunque cs bello pintar de blanco el tronco de los arboles, las raices, allé abajo, permanecen negras”, Asi se hace real que no Alebe valotizarse solamente el negro-color sino, también, el negro-ficcién, el negro-ideal, el negro en lo absoluto, el ne- go-primitivo, el negro. Qué era exto sino provocar entre ‘os antillanos una refundicién total de su mundo, una me- tamorfosis de su cuerpo? Qué era sino exigir de € una actividad axiolégica invertida, una valorizacion de lo 1c chazado? Peto la historia seguia. En 1943, fatigados por un os- tracismo al cual no estaban habituados, ieutados, hambrien. tes, los antillanos, antes repartidos en grupos sociol6gica- mente cerrados, saltan todas las barreras, se ponen de 33 acuerdo acerca de ciertas cosas, entre otvas que esos alema- nes habian sobrepasado los limites, y arrancan, ayndados por la armada local, la unién con la Francia libee. El almi- ante Robert, “ese otra alemin”, cedié, Aqui se sitéa el ‘ercer acontecimiento. Se puede decir que las manifestaciones de la Libera: i6n, que tuvieton lugar en Tas Antillas, en todo caso en Ja Martinica, en los meses de julio y agesto de 1943, fue on la consécuencia del nacimiento del proletariado, La Martinica sistematizaba por primera vez su conciencia po: litica. Es logico que las eleceiones que siguieron a la Libe- racién hubiesen obtenido dos diputados comunistas, de ‘cada tres, En la Martinica, la primera experiencia meta fisica, 0 si se prefiete ontolbgica, coincide con Ta primera txperiencia paitiea, Comte hatia del protetaro tn fl sofo sistematico, el proletario mastinigués es un negKo sis- tematizado. Después de la guerra Asi pues, el antillano, después de 1945, ha cambiado sus valores, “Aunque antes de 1939 tenia los ojos fijos en la Europa blanea, lo que para él significaba la evasién fuera ae su color, descubre en 1945 no solamente Jo negro sino tun negro y' hacia la Iejana Africa diigiré sus antenas, El antillano iecordaba en Francia, en todo momento, que él no era negro; a partir de 1945; el antillano en Francia re- cordara en todo instante que él es un negro. Durante este ticmpo el africano contin su ruta. No estaba desgarrado, no tenfa que situarse en forma simul. tinea frente al antillano y frente al europeo. Iba a poner a este iiltimo en un mismo saco, el saco de los hambrea- dores, de los explotadores, de: los sinvergitenzas. Bien se- ‘ro estaba de su juicio Eboué, l mismo antillano, quien, en la Conferencia de Brazzaville, habia hablado a los 3t afsicanes llamdndolos: “Mis queridos hermanos.” ‘Y esta fratemidad no era evangélica, estaba basada en el color. Los africanos habian adoptado a Eboué. El era suyo. Lo ‘otros antillanos podian venir, sus pretensiones de “bab” eran conocidas, Para gran asombro suyo, los antillanos que Megan al Africa después de 1945 se presentan con las ma- nos suplicantes, la spaldas encorvadas, hundidos. Llegan al Africa con el corazén cargado de esperanza, deseosos de encontrar los origenes, de alimentarse en lis auténticas mamas de la tieria africana. Los antillanos, funcionatios ¥ militares, abogados y médicos, se sienten desdichados al desembarcar en Dakar por no ser lo suficientemente negros, Hacia quince afi decfan a los europeos: “No prestes aten. ‘sion ami piel negra, es el sol que me ba quemado, mi alma es blanca como la vuestra.” A partir de 1945, cam- ‘bian sus palabras. Dicen a los africanos: “No prestes aten- cién a mi piel blanca, mi alma es negea como la vuestra y 0 6 lo que importa.” Pero los africanos les pedian demasiado para que el cambio fuese tan fel. Reeonocides en su naga, er oseuridad, en To que quince aiios antes era la culpa, nega- ron a los ‘antillanos toda veleidad en ese dominio. Se dex cubrian, al fin, dueflos de la verdad, portadores seculares dle una pureaa inalterable. Devolvieron a los antillanos al ‘tro lado, recordindoles que ellos no habjan desertado, no habjan tracionado, que habfan_penado, suftido, luchado Sobre la tierra africana. Los antillanos habian dicho “no” al blanco, el africana deefa “no” al antillano. Esto siltimo constituye su segunda experiencia metafi. sica. Siente entonces desesperacién. Atormentado por la limporeza, abatido por la Falts cometida, surcado por a ul. Pubiidad, vive el Grima de no se ni blanco mi Grité, compuso poemas, canté el Afrien, el Africa tierra dura y bella, el Africa expiosion de célera, ajetreo tumul. tuoso, humillacién, el Africa tierra de verdad, En el Inst- 35 tuto de Lenguas Orientales de Paris aprende el bambara, El afticano, en su majestad, condena todos sus pasos. BL africano tomé su desquite y cl antillano pago. ‘Si tratamos, mientras tanto, de explicar y Tesumir Ia si ‘tuacién, podemos deeic que en la Martinies, antes de 1939, no existian de umn lado el negro y del otro lado el blanco, sino gamas colorcadas entre Tas cuales era ffeil franqueat Jos intervalos, rpidamente. Era suficiente tener hijos con alguien menos negco que uno, No habia barrera racial ni ‘iscriminaciones. Habia ese pigmento irénico, tan caracte- ristico de la mentalidad martiniquesa, ‘Pero en Africa, Ia discriminacin era real. Allé, el ne (0, €1afticano, el indigena, lo negeo, lo sucio eran rechaza- jos, menospreciados, maldites. Alli habla amputacién, desconoeimiento de humanidad. Hasta 1939, el antillano vivia, pensaba, sofiaba (lo he- mos demostrado en nuestro ensayo Peau noire, masques blancs), componia poemas, ecribia novelas tal como To hharfa un blanco. Se comprende por qué no le era posible Ceantar como los poetas africanos la noche negra, “La mu- jee neg de talons color de romans de Chae Ie literatura antillana es una literatura de europeos. El anti- ano. se identifcaba con el blanco, adoptaba una acti. tud del blanco, “era un blanco”. Después que el antillano fue obligado, bajo Ia presién tas, a abandonar posiciones después de todo fragiles, casi absurdas, inexactas, enajenantes, va a racer una nueva generacién, El antillano de 1945’ es un Hay en cl Cahier d'un retour at pays natal© un perion do afticano que dice: © Cahier d'un retour an pays matal, p. 49. 36 ‘A fuerza de pensar en et Congo Me he tornado en un Congo extruendow de floras 'y los Entonees, vuelto hacia el Africa, el antillano va a in voeatla, Se descubre hijo de esclavos trasplantado, siente 1a vibracién del Africa en Io més profundo de su cuerpo y no aspira més que a una cosa: sumergirse en el gran “hovo negro”. Parece, pues, que el antillano, después del gran error Blanco, esté en camino de vivir hoy en el gran espejis mo. negro. I, RACISMO Y CULTURA? La nrrrexi6y sobre el valor normativo de ciertas culturas decretado unilateralmente merece retener la atencién, Una de las paradojas ripidamente descubietta es el choc en re compensa de definiciones egocentristas, sociocentristas. Sc ha afirmado en un comienzo la existencia de grupos Inumanos sin cultura; después, de culturas jerarquizadas; finalmente, la nocién de relatividad cultural De la negacién global al reconocimiento singular y es- pecifico, Precisamente debemos trazar esta historia despe Gazada y sangrante al nivel de la antropologia cultural Existen, podriamos decir, eiertas constclaciones de ins tituciones, vividas por hombres determinados, en el marco de zonas geogrificas precisas que, en un momento dado, hian sufrido el asalto directo y brutal de esquemas eulturales diferentes, EI desarollo tecnico, generalmente alto, del grupo social asi aparecido To autoriza a instalar una domi- yacign organizada. F1 empeno de la desculturacién se en- ‘cuenta con que ¢s el negativo de un trabajo de servidum- bre econémics, hasta biologica, mis gigantesco, ‘La doctrina de la jerarquia cultural no es, pues, més que una modalidad de la jerarquiracién sistematizada, pro- seguida de manera implacable, La teoria moderna de la ausencia de integracion. corti cal de los pueblos coloniales es su vertiente anatomo-fisio- Togica, La aparicién del racismo no es fundamentalmente cterminante. El racismo no es un todo sino el elemento ‘mis visible, ms cotidiano —para decirlo de una vez— en iertos momentos, mis grosero de una estructura dada, "Testo dela iterencin de Frante Fanon en el let. Congreio de Hseons Artists Negros cn Pa septiembre de 1956. Publead me ‘iimero especial de ence Alricaine, junio-noviembre de 1956. 38 Estudiar los rendimientos del racismo y de la cultura es plantearse Ta cuestin de su accién reciproea. Si cultura es el conjunto de comportamientos motores y mentales naci- do del encuentro del hombre con Ia natarslera y com su semejante, se debe decir que el racismo es verdaderamente tun elemento: cultural. Hay pues culturas com racismo y culturas sin racismo. ‘Sin embargo, este elemento cultural preciso no esta en- quistado. EL racismo no ha podido esclerosasse, Le ha sido preciso renovarse, matizarse, cambiar de fisonomia. Le hha sido preciso experimentar la suerte del conjunto cultural que lo informaba, El racismo vuigar, primitivo, simplista, pretendia encon- trar en lo biologico, ya que.las Escrituras se habian reve lado insuficientes, a base material de ln doctrina. Seria fas- tidioso recordar los esfuerzos emprendidas entonces: forma comparada del crineo, eantidad y configuracién de los sur cos del encéfalo, caracteristicas de las capas celulares de la corteza, dimensiones de las vértebras, aspecto microseépico de la epidermis, etc. . EI primitivismo intelectual y emotional aparecia como una consccuencia banal, un reconocimiento de exighencia, ies afirmaciones, brutales y masivas, ceden Ingar & tina argumentacién mas clegante. Aqui y sll, sin embare go, salen a la luz algunos resurgimientos. Asi fa “labilidad ‘emocional del negro”, “la integracién subcortical del das be", “la culpabilidad casi genérica del judio” som ideas que se encuentran en algunos excritores contemporineos. La monografia de J. Carothers, por ejemplo, auspiciada por la OMS, sesitiia a partir de “argumentos cientificos” de una obotomfa fisiolégica del negro de Africa Estas posiciones sectarias tienden, en todo caso, a des- aparecer, Este racismo que se quiere racional, individual, eterminado, genotipico y fenotipico, se transforma en cismo cultural. El objeto del racismo deja de ser el hom- 39 bre particular y si una eierta manera de existit. En el ex- ‘teemo, se habla de mensaje, de estilo cultural. Los “valores ‘eccidentales” reasumen singularmente la ya célebre Hama daa la lucha de la “cruz contra la media luna”. Gierto que la ecuacién morfolégica no ha desaparecido, totalmente, pero los hechos de los tltimos treinta afios han sacusdido las convieciones mas encasquilladas, trastomnado el tableto de juego, reestructuado un gran mimero de relacio- nes. El recuerdo cel nazismo, la comin miseria de hombres diferentes, a servidumbre comin de grupos sociales impor. tantes, Ia apaticién de “colonias europeas”, ex decit, Ia institucién de im régimen colonial en pleno teritorio de Europa, la adquisicidn de conciencia de los trabajadores dle los patses colonizadores y racistas, la evolucién. de las, téonicas, todo esto ha modificado profundamente el aspec- to del problema. Es necesario buscar, al nivel de la cultura, las conse- ‘euencias de ese racismo. El racismo, Jo hemos visto, no es més que un elemento de un conjunto. mas yasto: el de la opresién sistemati- zada de un pueblo, ¢Cémo se comporta un pueblo que ‘prime? Aqui volvemos a encontrar algunas constantes, Asistimos a la destruccién de los valores culturales, de las modalidades de existencia, La lengua, el vestido, las téenicas son desvalorizadas. yCémo Hlevan cuenta de esta constante? Los psicdlogos que tienen tendencia a explicarlo todo por movimientos del alma, pretenden encontrar este ‘comportamiento al nivel de los contactos entre particulates: critica de un sombrero original, de una manera de hablar, de caminar.. Parecidas tentativas ignoran voluntariamente el carte: ter incomparable de ln situacién colonial. En realidad, las nnaciones que emprenden una guerra colonial no se preoct- pan de confrontar culturas. La guena es un negocio eo- mercial gigantesco y toda perspectiva debe ser relacionada 40 a ete citerio, La servidumbre, en cl sentido més rigaroso, de la poblacién autdctona es su primera necesidad, Por esto se deben modifica sus sistemas de seferencia, La expropiacién, el despojo, la rozia, el asesinato como objetivo se duplican en tun saqueo de los esquemas cult rales 0, por lo menos, son condicionadas a este saqueo. El Panorama cultural es desgijado, los valores burlados, borra- dos, vaciados, Las lineas de fuerza se desploman, no ordenan mis. Frente a una nueva unin, impuesta, ‘no propuesta sino afitmada, pesan con todo st peso los cationes y los sables. Sin embargo, cl entronizamiento del régimen colonial no entrafia la muerte de la cultura autéctona. Por el con- trario, de la observacién historica resulta que el fin buseado cs mls wa continua agonia que uma desaparicién total de Ja cultura preexistente. Esta cultura, ottora viva y abierta hacia el futuro, se cierra, congelada en el estatuto colonial, puesta en la picota de la opresién, A Ia vez presente y momificada, da testimonio contra sus miembros. Los de- fine, en efecto, sin apelacién. La momificacién, cultural ‘entrafia una momificacién del pensamiento individual. La apatia tan universalmente sefialada de los pueblos colonia- les no es ms que la consecuencia légiea de esta operacién. El cargo de inercia que se dirige constantemente al “indi ¢gena”” ¢s el colmo de Ia mala fe, Como si le fuera posible un hombre evolucionar en otra forma que en el marco, de una cultura que lo reconozea y que él decide asumir. Asistimos a la apaticién de organismos areaicos, inertes, que funcionan bajo la vigilancia del opresor y calcados ca. ricaturescamente de instituciones ottora fecundas. .. Estos organismos tradueen aparentemente cl respeto de la tradicién, de las especificaciones culturales, de la perso- nalidad del pueblo oprimido, Este seudortespeto se iden- tifica de hecho con el menosprecio mis consccuente, con 1 sadismo més elaborado. La caracteristica de una eultura 4 5 ser abierta, rceorrida por lineas de fuerza espontineas, gencrosas,fecondas, La fstalaciin de “hombres seguts” encargados de ejecuitar ciertas proceas ¢s una mistificacién que no engafia a nadie. Asi, los djemnaas de los kabilas nombrados por la autoridad francesa no son reconocidos por los autéctonos. Son duplicados por otro djemaa elegi do democtiticamente. Y naturalmente el segundo dicta, en san parte, In condueta de los primeros. La constante afirmacién de “respetar la cultura de las Poblaciones autéctonas” no significa, pues, considerar los ‘alores aportados por la cultura, encarnados por los hom. bies. Bien pronto se advierte en este propésito una volun: tad de objetivar, de encasillar, de aprisionar, de enquistar, Frases tales como “yo los conozco", “ellos son asi”, trad. cen esta objetivacion maxima alcanzada. Ast, también conazeo los gestos, los pensainientos que definen a sus hombres. E1 exotismo os una de las formas de esta simplificacion. Por consiguiente, no puede existir ninguna confrontacién cultural. Por una parte hay una cultura a la que se le Feconoeen cualidades de dinamismo, de expansion, de rofundidad. “Una cultura en movimiento, en perpetua Tenovacién. Frente a ella se encuentran caractetisticas, ew. iosidads, cosas, jamais uma estructura Asi, en una primera fase, el ocupante instala su domi- nio, afinna masivamente su supetioridad. EV grupo soci sujeto militar y econdmicamente, es deshumanizado seat tun método polidimensional Explotacion, torturas, razias, racismo, liquidaciones colectivas, opresién racional, se sclevan en diferentes nive- les para hacer del autéctono, literalmente, un objeto en. tre las manos de la nacién ocupante. Este hombre objeto, sin medios de existencia, sin razén de ser, ¢s quebrantado en Jo mis intimo de su sustancia, El deseo de vivir, de continuar, se hace mas y mas inde. 2 so, mas y mas fantasmal. En este estado de cosas aparece i famnoso complejo de culpabilidad. Wright nos da una escripcién muy detallada en sus primeras novelas. ‘Sin embargo, progresivamente, la evolucién de las téc- nicas de produccion, la industrializacién, por otra parte li- mitada, de los pafses sojuzgados, la existencia més y més necesarin de colaboradores, imponen al ocupante una nuc- vva actitud. La complejidad de los medios de produccién, Ih evoluciOn de las relaciones econdmicas que entrafian, de ‘buen 0 mal grado, In de las ideologias, desequilibran el sie tema, El acismo vulgar en su forma biolégica eorresponde al periodo de explotacién brutal de los brazos y las piernas cl hombre, La perfeccidin de los medios de producci6n pro- voca fatalmente el camuflaje de las téenicas de explotacién del hombre y, por comsigniente, de las formas del r Desde Inego, no es en la persistencia de una evolucién de los espiritus donde el racismo pierde su virulencia, Nin- guina revolucién interior explica esta obligacién del racis- mo de matizarse, de evolueionar. En todas partes los hom- bres se liberan atropellando el letargo al que la opresion y el racismo los habfan condenado, En_pleno corazin de las “naciones civilizadoras” los trabajadores descubren, finalmente, que la explotacion del hombre, base de un sistema, presenta diversos aspectos. En ‘ste estadio el racismo no osa salir sin afcites. Se impugna, El racista, en un niimero més y més grande de cixcunstane ias, se oculta. El, que pretendia “sentirlas”, “adivinarlas”, se encuentra enfrentado, observado, juzgido. El pw del racista €5 entonces um proyecto frecuentado por Ia mala conciencia, La salvacién no le puede venir mas que de una tunién pasiomal como la que se encuentra en ciertas psicoss. Y¥ cl haber precisado la semiologia de estos delirios pasio- nes no es tino de los menores méritos del profesor Baruk. El racismo nunca es un elemento agregado, descubierto al azar de una investigacién en el seno de los elementos B ceulturales de un grupo, La constelacién social, el conjunta cultural son profundamente transformados por la. cxisten- ia del racismo, Se dice comtinmente que el racismo es una liga de Ja Thumanidad. Pero es nccesatio no satisfacese con tal frase, Es necesario buscar incansablemente las repercusiones del racismo en todas los niveles de la sociabilidad. La impor- tancia del problema racista en la literatura norteamericana contemporinca cs significativa. El negro en el cing, el ne- 410 y cl folklore, el judio y las historias para niios, el judio 1 la taberna, son temas inagotables. El racismo, para retohar en Notteamérica, atormenta y-vieia la cultura norteamericana. Y esta gangrena dialée- fica ¢s exacerbada por la toma de conciencia y la voluntad de lucha de millones de negros y de judios amenazads por el racismo, Esta fase pasional, irracional, sin justificacién, presenta part su examen un aspecto espantoso. La cisculacién de ‘grupos, la liberacidn, en ciertas partes del mundo, de hom- bres anteriormente inferiorizados, vuelven mas mis pre- ‘ario el equilibrio, En forma bastante inesperada, cl grupo, racista denuncia la aparicién de wn racismo entre los hom bres oprimidos. El “primitivismo intelectual’ del periodo de explotacién dja lugar al “fanatismo medieval, verda- deramente prchistdrico” del periodo de liberacién En un momento determinado se pudo creer en Ta des- aparicién del racismo, Esta impresion euforiea, irreal, era simplemente consccucacia de la evoluciin de las formas, de explotacién. Los psieélogos hablan entonees de un pre- juicio vuelto inconsciente. La verdad es que el rigor del sistema vuelve superflua la afiemacién cotidiana de una sie etioridad, La nevesidad de hacer un Tamado a grados di versos de adhesin, a la colaboracién del autéetono, cambia Jas relacionss en un sentido menos brutal, més matizado, amas “eultivado”. Por otra parte, no es rato’ ver aparecer en 44 exe estadio una idcologia “democratica y humana”. La em- presa comercial de servidumbre, de destruccién cultural ‘cede el paso, progresivamente, a'tna mistificacion. verbal. El interés de esta evolucin esti en que el racismo tomado como tema de meditacién, a veces aun como téc- nica publictaria, Asi €3 como €l Bluey “lamento de esclavos negros” es presentado a 1a admiracion de los opresores. Es un poco de ‘opresion estilizada que retorna al explotador y al racist. Sin opresién y sin racismo no hay blues. El fin del racis ‘mo tocaré a muertos la gran misica ne; Como diria el demasiado célebre Toynbee, el blues 5 una respuesta del esclavo al reto de la opresiGn. En Ia actualidad, todavia, para muchos hombres, aun para Tos de color, la misiea de Armstrong no tiene verda- ero sentido mas que en esta perspectiva, El rain infty detigure el aspecto de la eultora que lo practica. La literatura, las artes plisticas, las canciones para modistillas, los proverbios, las costumbics, las pautas, Ya sea que se propongan seguir el proceso o vulgarizarlo, restituyen el racismo. Es decir, un grupo social, um pais, tuna eivilizacién, no pueden ser racistas inconscientemente. Lo afirmamos una vez mis, l racismo no es un descue Drimiento accidental. No es un elemento oculto, disimu- Jado, No exige esfuerzos sobrchumanos para evidenciarl, E| racismo salta ala vista porqne ests, precisamente, en uum conjunto caraeteristico: el de la explotacién desvergon- zada de un grupo de hombres por otro que ha llegado a un ‘studio de desarrollo téenico superioe. Debido a esto la ‘optesién militar y econémica precede la mayor parte del tiempo, hace posible, legitima, al racismo. Debe ser abandonado el hibito de considerar al 1 ‘mo como una disposicién del espirita, como una tara psi colégica. Pero el hombre artinconado por este racismo, el grupo 5 social sometido, explotaco, desustancializado, oémo se comportan? Cuiles son sus mecanismos de defensa? Qué actitudes descubrimos aqui? En tna primera fase se ha visto al ocupante legitimar su dominacién con argumentos cientificos y a la “raza in- fetior” negarse como raza. Ya que ninguna otra solucion lees permitids, el grupo social racializado ensaya imitar al ‘opresor y a través de ello desracalizase. La ‘taza inferior” se nigga como raza diferente. Comparte con la “aaa su- perior™ Tas convieeiones, doctrinas y otros considerandos que le conciernen. Al asisti a Ta Tiquidacién de sus sistemas de referencia nel derrumbe de sus esquemas culturales, no le queda al autéctono mis que reconocer con el ocupante que “Dios no esti de su lado". El opresor, por el earictet global y tremendo de su autoridad, llega’ imponer al autéctono nuevas maneras de ver, singularmente un juicio peyorativo €n cuanto a sus formas originales de exisi. Este acontecimiento llamado cominmente enajenacién ‘s desde Inego muy importante. Sele encuentra en los tex: 0s oficiales bajo el nombre de asimilacién, Pero nunca se logra totalmente esta enajenacién, Sea Porque el opresor cuantitativa y cualitativamente limita la evolucién, ciertos fenémenos imprevistos, heteréclitos, ha. cen su aparicién, El grupo inferiorizado habia admitido, siendo implaca- ble la fuerza del razonamiento, que su desventura procedia dlirectamente de esas caractetisticas raciales y culturales. Culpabilidad e inferioridad son las consecuencias habie fuales de esta dialéctica.? El oprimido intenta, entonees, 2 Un fenémeno poco etude aparece alguna vex en ete eataio, Intel, investgadoes, del gro. donnie” cesta Meese mente” Is tocedad dominads, nt esteticy su amieeno dle, En Jos universiades, os ras intclectuaks.colomizadas ten revel: 2 58 sistema colt "Lega us momento en que hats bs able de Jos pais coloiradores se entusarnan po ee © pot agua! ago oss cscapar, por una parte, proclamando su adhesin total ¢ incondicional a 1os nuevos modelos culturales, por otra par fe, pronunciando una condenacién irreversible’ de su estilo cultural propio. ‘Sin embargo, la necesidad del opresor, en un momento dado, de disimular las formas de exploticién, no entrana su desaparicién. “Las relaciones econdmicas mis clabora- ‘las, menos groseras, exigen un revestimiento cotidiano, pero la enajenacién a este nivel sigue siendo espantosa, Habiendo juzgado, condenado, abandonado’ sus formas calturales, su Tengu, su alimentacién, sus costumbres se. auales, su manera de sentarse, de descansar, de reir, de di vertise, el oprimido, con la energia y la tenacidad del ndu- frago, se erroja sobre Ia cultura impucsta, A desarrollar sus conocimientos técnicos con el contac- to com maquinas més y mis perfeccionadas, al entrar en el Argelia?”... Ya que “lo. mis grave evidentemente— era aquello en que se habfan conver- tido, después de doce meses de AF.N., esos jévenes Ma- smados a filss, con los euales he pasado Seis meses: en ver daderos mnercenatios.” No se puede encontrar mejor ejemplo de lo que en suma debe Mamarse perversion del sentido moral. Cuando los intelectuales franceses, con G, M, Mattei, repiten a coro “que actualmente hay en Argelia una vasta empresa de eshumanizacién de la juventud francesa” 0 deploran que Tos jovenes franceses “aprendan ahi cl fascismo”, es nece- sitio saber que a estos humanistas solo les interesan las consecuencias morales de estos evimenes en el alma de Jos franceses. La gravedad de la torturas y de las “jormadas de bucy”, el horror de las violaciones de las muchachas 16 argelinas, son percibicos porque su existencia amenaza una deteaminada iden del hoor Fane MOS Vale la pena meditar sobre esta actitud. Semejante ex- clusion del argelino, semejante ignorancia del hombre tox. ftrado o de la familia asesinada, constitayen un fendmeno nteramente original. Se manifiesta en esta forma de pen. samiento egocéntrico, socivcéntrico, que se ha vuelto cx, racteristico de los franceses, Tn sald, parece que a tenor de wna contaminacién ‘moral (?) sea completamente vano, Los polieis enfermos cieneias. $i mantienen el ritmo profesional fuera de sus oficinas dle sus talleres, con motivo de las salas de tort & porque son vietimas de surmenage. Estos policias reel, Man _-menos un apaciguamiento moral iil dle tecomenzar as torts, io BL sistemna en cuestién Poliefa que tortura en Argclia no se enfrenta a ninguna ley. Sus actos se sian dentro del marco de la institucion colonialist, Torturando, manifiesta una verdadera fidelh dad al sistema, “‘Tampoco los soldados franceses, pucten ctuar en otra forma sin condenar la dominacién francesa, és en Argelia debe comportarse como un tort. jwicre permanecer en Atgelia, Francia no tiene mis solucid que mantener una ocupacién militar perma vente yuna potente estructura pole Las fueras ne. ‘migns no pueden imaginar hasta qué punto les es imposi, ble hacer otra con que cacuat ct tentono mcrae 1 pucblo argelino no Iucha contra las tortures, la vio- lacién de las jovenes 0 los asesinatos colectivos, La historia de Ta ocupacién francesa esti jalonada de tales erimencs y en Kabylia, todavia recientemente, se daba micdo a los hitos amenzéndoles con “llamar a Bugeaud” 7 lo argelino no ignora que Ta estructura colonia- tats decom oh bs aosssod de tortura do oles 6 €E matar, : También nuestra reivindicaciin es total y absoluta, cis sidicos que han perdido el suevio y Tos sol Eid Getardos. que “areas «enlace fascists” nos colocan, a nosotros los argelinos, ante un pro- lema concreto. ;Cémo modificar nuestra estrategia. © intensifier muesto combate pata que el teritoio faci. nal sea liberado lo mas pronto posible? Gualquier ott consideracién nos es radicalmente exe tran 3. A PROPOSITO DE UN ALEGATO3 Cox siorwvo de las ejecuciones coleetivas 0 las salas de tortura, los demécratas franceses se dirigen algumas veces al pueblo argelino y le piden no reunir bajo cl mismo me. nosprecio y bajo el mismo odio los diferentes elementos que representa al pueblo francés, Georges Amaud menciona no sin amargura que todo en Atgelia, y desde Tuego la condena a muerte de tna ino- cente y desequilibrada intoxicada por sus verdugos, se hace en nombre del pueblo francés. Georges Amand: desde hace tres afios, el pueblo arge- Tino es asesinado en nombre del pueblo frances, Vnestro alegato por Djamila Bouhired os honra, pero temed que deje de lado To esencial. El asesinato de Dj tila Bouhired no presenta ningiin problema al pueblo ar. selino, 1a risa de Djamila Bouhired ante el anuncio de su con- dena a muerte, que nadie se engaiie, no es una bravueo- nada estén ni inconsciencia, Esta sonrisa cs, simplemente, la manifestacién trangui- 1 de una certidumbre interior lena de firmeza, El pueblo argelino no ha expresado ninguna sospresa al conocer Ia condena a muerte de Djamila Boubived. Porque no existe ninguna familia argelina que no sea herida, golpeada, dice- mada en nombre del pueblo francés, a El mensaje de Djumila Boubired se inscribe on la ta dicién de los argclinos caidos por una Argelia indepen dente. Los Soldados del ejrito nacional, os hombres y las mujeres de Argelia estin enrolados, ‘como Djamila 2 EL Mondjahid, nim, 12, 15 de novenbee de 1957. ‘A. proptnito del lino de ‘Georges Arad) Jacques Vergts: Pout Djpnils Board nm Bouhired, en un combate implacable contra la dominae cidn extrinjera. Georges Amaud: ha habido despus méltiples Djami Bouhired torturadas, violadas y ascsinadas en cl territori lino. Habré otras y el pueblo argelino lo sabe. Sabe que la esperanza del colonialismo francés es quebrantsr Ja vo- Tuntad nacional por medio de estas ejecuciones, La eatacteristica de la mayoria de los demécratas fran- ceses es previsamente no alarmarse més que a propésito de casos individnales bastante buenos para artancar una rma © para provocar pequetias erisis de concicncia ge acta aq a eaidad el retard hrc de ‘onciencia francesa. No ha llegado a sustituic la lucha por cl respeto de las libertades individuales y los Derechos del Hombre, tan fecunda hace dos siglos, por la lucha por los derechos de los pueblos. Por tanto, no se explica esta cris acim por cass precios ya va eperana, de iatresar al pueblo francés en conjunto, a partir de situaciones 1 rites, La situacién-imite no es Bouhired, ni Zeddour ni aun €l estadio de Philippeville, La situaciémlimite es la voluntad de doce millones de Ihombrcs. Es la tinica realidad. No puede ser simplifieada. “Penstis verdaderamente, Georges Amaud, prestar al- an servicio al pueblo francés hablindole de Djamila Bou- Fired? “Aun en el caso de que Djamil Boubired fuese perdonada (de qué?), zeambiaria la lucha del pueblo ar- gelino y la represién hecha en nombre del pueblo francés? Es verdad que vuestro libro ha sido escrito para un piblico francés. Es verdad, también, que existen en Fran- ia desde hace algim tiempo habitos fascistas de los que pagan los costos los escritores que se respetan. Por todo lla vuestra iniciativa es valerosa. Lo exencial —vedlo, Georges Armaud— es no revolver lus eattas, No hay que presentar 2 Djamila Bouhired como tuna pobre muchacha victima de la maldad. jamila Boubired es una patriota argelina consciente, organizada en el seno del F.LN. No pide conmiseracién ni piedad. La dignidad de Dja- mila Bouhited, su extraordinaria tenacidad, su obstinac para mantenerse en pie, para no hablar, su valor de son- reir ante Ja muerte constituyen as caracteristicas csencia- Tes de Ia actitud nacional del pueblo argelino. La muerte de Djamila Bouhired —tencis tazén, Ceor ges Amaud—, plantea un problema al pueblo francés. Nosotros debemos reconocer, de todas maneras, que desde hace tres afios ese pueblo no ha percibido la respon- sabilidadtremenda que asumia ante ol mando y ante historia al avalar y participar en esta guerra de Argclia de i else ha psi de gue tt Yepiena nas gene de nesta ee LI maestro Jacques Vergis no ha podido litigar por Djamita Bouhived Vos dec, Georges Amoud, ue 6 poco para que fuera linchado por esta parte del pucblo franeés que reina en Argel He aqui, pues, un nuevo pretexto para sublevarse: los derechos de la defensa, la proteccién de la defensa Que nosotzes estamos lejos de esta guerra que, debere- mos reconocerlo un dia, concieme a los dos pueblos, En cuanto a Jacques Verges, originario de la isla Reunién, colonia francesa, nos basta con recordar que va- tios de nosotros fuimos golpeados en Lyon hace diez aftos por mantenemos a su lado, Hace diez aftos, cientos de obreros y estudiantes arge- Jinos manifestaron su solidatidad a un patiente del maestro, Verg’s, vietima de un complot colonialista en la isla Reunid y fueron apis por la pole y la gendarieria Francesa La isla Reunién esti tan Ieos de Argel? 4, LOS INTELECTUALES Y LOS DEMOCRATAS TFRANCESES ANTE LA REVOLUCION ARGELINA® Uso de los primeros deberes de Tos intelectual, reunidos en is cicasstancias bajo el término de intelligentsia, y de Tos clementes democriticos de los paises colonialistas 5 sos tener sin reserva la reivindicacién nacional de los. pueblos colonizados. Esta comducta se fumda en ideas tedricas muy importantes: defensa de una idea del hombre, impugnada en pais occidental, abstencién. a. participar institucional mente en la degradacion y en la negacién de ciettos valo- res, comunidad de intereses entre Tis clases Iaborales del pais conquistadar y del conjunto de la poblacién. del pais Conquistado y dominado, en fin, tratar de imponer al go- ano expo del derecho de los pueblos diponer de Este sostén y esta solidaridad se repiten antes del pe- sad de a ich armada, ante algunas reuniones ante ls y al votar lis mociones, A voces, después de una repre- sion sibita muy fron signe precio’ de una teprenin mis sistemitica, mis giobal (en el caso de Argelia, las ele: ioncs de Nacgelen y el complot de 1950-1951), surgen ccampafias de prensa, declaracioncs, toques de atencién y apelacioncs, Es fecesario sefialar que ninguna tentativa de explica- ‘i6n se ha puesto al nivel del eonjunto de la poblacién del pais colonialista. Porque no ha calado en el pneblo, en 1 pais, la izquierda democritiea, encerrada en. sf misma, 1 ita sere de tres atcnlan apa en ET Moudjahid del 1 1S yl 30 de diciembre de 1957, 82 se convence por Ia longitnd de Ios articulos o estudios que Bandoeng ha doblado a mueste por el colonialisino, Desde Inego es al pueblo real, a los campesinos y a los obreros 3 quienes es necesario informar. Incapaz de explicar y de Comentar para millones de obreros y campesinos del puc- blo colonialista las realidades del drama que comienza, la izquierda se encuentra atrinconada en el papel de Casan- dra, Anuncia los eataclismos, pero Ta falta de preparacién dela opinién pablica hace que estas profecias, inexpliea- bles en el periodo preinsurreceional, sean asimiladas a la complicidad en el momento de la explosion. Una ineficacia dolorosa en dl caso particular de Argetia, después de Ta aguda etapa preinsurreccional (1925-1953), cuando ¢o- imienza el periodo (sabotajes, atentados) de la etapa ar- mada, nos encontraremos con na izquierda desamparada Y paridéjicamente tomada de improviso 10s elementos democxiticos y los intelectuales ses saben los datos del problema. Por haberlos visto muy de cerca y estudiado durante largo tiempo, conocen la com- plefidad, la profundidad y la tensién de los mismos. Pero todo el sabet se vuelve vano porque, inconmensurable, con sidera mis las ideas simples que citculan en el pueblo ncumbrada por 0x fue inefi ceaz para provocar el mejoramiento real de In situacién de Jos trabajadores negros. Estos dcbieron continnar siendo dobreros agticolas en las plantaciones y todavia hoy se ven sus miserables chozas junto a la lujosa mansion del eolono. abolicién de la esclavitud ha dejado al mnevo erto tan dependiente y a merced del AniicarRey, como Jo habia sido en su esclavitud” (Erie Williams). 1a “ealeza del azticar”, forma antillana del colonials: ‘mo, ha hecho de estas isas, antes florecientes, una de las regiones “subdesartolladas” det mundo. Cultivo exclusivo de un producto destinado a la expor- taciéi, en Tugar de cultives para su subsistencia; ausencia de industrializaciOn; vida cara (porque todo debe sex portado de la ‘“metrépol situada a 7000 kilémetros, 0, por lo menos, de Bstados Unidos); concentracién de tietras fen las manos de unos pocos grandes propictarios omnipo- tentes ante sus obzeros y ante las administraciones; miseria 100 de los campesinos sin tira, reducidos al paro forzoso, mis ¥y mis intensa por cl fuerte aumento demogrifica; ensayos. ide emigracién al extranjeto (pucrtorriquetios a los Estados Unidos de Nortemérica, jamaiquinos a Inglaterra) 0 te agrupamicnto en las concentraciones de los arzabales; anal fabetismo, desnutriciin, mala salud. Miseria de todos los colonizados, teniblemente agra- vada por un racismo odioso, secuela tal vez la mis eruel de la esclavitud, que enfrenta entre sf a blancos, niegtos y, también, mulatos. Miseria contra la cual Ta lucha es espe- cialmente dificil por los particularismos creados durante cuatro siglos de colonizacion, Cotonias yuxtapuestas Pero estas islas que tienen por lo general el mismo clime, 1a misma poblacién, los mismos problemas ezonémicos§ cladas por maestros diferentes: los iquinos hablan inglés o un dialecto a base del inglés, Teen libros ingleses, consumen productos ingleses, van (cuando pueden) a universidades 0 a fibricas inglesas y lu- contra el poder inglés. Los puertorriquerios, en su mayoria de origen blanco, estin muy apegidos a Ii lengua ce su vieja metz6poli, Es uando emigren a los Estados Unidos llanos dc ly Mattinica y Guadalupe, “Depart mento de Ultramar”, padccen, desde hace sigios, la poli tea deasmilacon tan cava a Franc, tndinte a despa los sistemiiticamente de su, personal tal punto que algunos de ellos se yueven funcionarios de Francia en otras colonias, Si Aimé Césaire ha podido hablar “de una eapecie de ghetto insular” entre las diferentes isla, ha querido decix ue la solidaridad antillana, inscrita en los hechos y expe- rimentada por los antillanos ands conseientes, esti todavia 101 Tejos de traducirse en In vida cotidiana y aum en la Tucha de emancipacién: cada uno debe, ante todo, adaptar su esfuerzo contia el enemigo patticular que debe veneer. En todas las Antillas el movimiento de liberacién eco: némica y politica del siglo xxx se ha injertado en un rena- cimiento cultural de miltiples facetas; tener conciencia de Ja historia antillana, rehabilitacin de las tradiciones popu lares, redescabtimiento de los cultos aftieanos como forma de resistencia a la opresién occidental y crstiana (al “cris- tianismo forzos0”), aceptaciin del pasado de esclavitud, orgullo de perteneser a la raza megs Este renacimiento se manifiesta actualmente, con mu- cho vigor, en el plano intelectual, en Haiti, en las Antillas francesas y en las Antillas brtinicas, donde, precisamente, tun Tenguaje comiin, “el créole” (mezela de francés, inglés ‘spatiol y dialectos africans) constituye un Tazo yun me- dio de expresién de la conciencia antillana. En cuanto a is revndicaione son into mis ent fas coanto la opresién colonial y la opresién racial agra: fan la opresion social en lr mayor pate de lay i, La Federacién de tas Indias occidentales, futuro dominio En Jamaica: los trabajadores de la industria azucarera se ‘organizan a partir de 1920 teniendo como Vier a Busta- mante. Una rovuelta, en 1938, es reprimida por al ejército. En esta época aparcee un partido politico, el Partido Na- cional del Pueblo (P.N.P.), bajo el impulso del abogado jan Manley. F1 P.N.P. es el partido politico de unién nacional mis potente; en tanto que Bustamante, demago- g0, se convierte en dictador dentro de su sindicato (del ual él es “presidente vitalicio!”); se crea una nueva cen tral, emparentada con el PNP. in 1954, el Partido de Manley es mayoritario en ol pais y en la Asamblea: una purga, dentro del partido, de- 102 capita al la izquierda que contaba con algunos marxistas y, sobre todo, sindicalis Desde enfonces, Norman Manley, jefe dal gobiemo de imaica, evolnciona hacia el eformismo; suscita wna ter ‘era central sindical y enfrenta las tansformaciones econé- micas supedficiales con la ayuda, en cl exterior, de los Esta 3 Unidos de Norteamética y en el interior, de ls eolonos acionales". Pero el PN.P. permanece solido y mayor tario, Manley es uno de los politicos del Caribe que “pien- 32 a antillano”. Para él, ha nacido una nacién antillana, Ja federaciin inglesa no es mas que una etapa, Bl estatute de Dominio seri la segunda etapa, que permitiré conside- rac una confederaciGn trilingie de todas las Antillas. Ma Jey cuenta con la mayoria en Jamaica porque expresa la conciencia nacional antillana: la idea de wna nacién anti Tiana ha hecho grandes progresos en la conciencia popular. En Trinidad: la presencia de yacimientos de petroleo ha suscitado una industrializacion ‘inica en las Antillas, En 1919, se presentan las primeras Inueleas de port rios y la iniciacion de un gran movimiento de reinvindl- cacién politica, animada por un colona blanco: el “‘capi- Lan" Cipriani, que se convert n el alealde de Pot of Spain, la capi febiero de 1935, muevas agitaciones. En 1937: una marcha det hambre sobre Port of Spain se transforma en adera sublevaciin, abatida por el cjérito inglés. Pero se organiza umn sindicato bajo el impulso de un activo lider: Butler y, en la actualidad, la Oil Workers Trade Union (indicato de los Trabajadores del Petxdleo) tiene un lugar ‘muy importante en Ia organizacion cconémica de la isi, Desde 1955, Eric Williams ha organizado bajo el mo- delo del P-N.P. de Jamaica, un Movimiento Nacional del Pueblo (P.N-M.) que, en septicmbre de 1956, ha obte- niido la mayoria absoluta en las eleceiones; a pesar de esto Eric Williams ha sido expulsado, el P.N-M. ya no esté en 103 fl poder; su primera reivindicacién es la autonomia in- tema con suftagio universal En Barbados: El ejemplo det levantamiento de 1937 cn Trinidad ha sido contagioso: Clément Payne organiza Jos primeros sindieatos. En 1945, nuevas agitaciones, in- cendio de una cosecha de eafia de anicar. Dos movimien- tos existen desde la guerra, un sindicato muy potente de “Trabajadores de las Plantaciones Azucareras” yun par tido politico socializante, en ta actualidad en el poder gra- ‘ias a la abolicién de la doble Cimara desde 1980 (Ia pe meta Cémata estaba reservada a los Blancos). El sufragio universal ha levado a la presidencia a Grantley H. Adams, abogado y lider sindical, pero Ja autonomfa relativa de la isla esta frenada por los poderes politicos que consena el gobemador inglés y por la dominacién econémica que éjercen los colonos blancos. Hoy, Jamaica, Trinidad, Barbados y Tas otras pequettas isla cada una con su estatito, estin federadas. Inglaterra, bajo la presiém de fuerzas de’ emancipacién locales y_ por temor de wna contaminacién marxista venida de la Gua- yana inglesa (donde el doctor Jagan es presidente desde 1957), ha reconocido la existencia de una nacién antilla na, Esti abierto el camino hacia la independencia y la con- federacién permanece como perspectiva del laborista muy moderado Manley al igual que del joven Erie Williams, EI 25 de marzo proximo, elecciones y suftagio univer sal para cl Parlamento Federal vendrén a traducit la nueva realidad. El resto det archipiétago Haiti: Wists resulta de la separacién de la vieja colonia francesa de Santo Domingo en dos partes: la Repiblica Dominicana del este, donde se agrupan los blancos, y Haiti, en el oeste, con las gentes de color, 104 Las Antilas francesis “Departamentos de Ultrarnar” La evolucién politica acclerada de li Martinica y Guada- Tupe data de 1944, Han confiado en ta “Francia de la Liberacin’” para Juchar contra Ta potencia politico-econdmica de lt “plan toctacia azuearera”. La poblacion, que votaba como socia lista 0 comunista, tenia por primera reivindicacién Ia igualdad social; los lideres han hecho el juego de la “depar tamentalizacién Los colonos son siempre potentes, los obreros siempre mal pagidos, la legislcion soil y Tos Ingresosfastlings son bastante menos ventajosos que en Francia; Ja vida es muy cara, @ causa de la unién advanera portarlo todo de Francia; el pats no se encde iado, ni Ia juventud esté completamente cscolarizada, El truco electoral, por nna parte; la ineficacia de seis diputa- dos antillanos, perdidos en la‘Asamblea Nacional francesa, por otra, toman ilusorios los derechos politicos agregados, én principio, al ttalo de ciudadano famegs. “Nos hemos convattido en departamentos franceses y, Por tanto, permaneceremos sumetgidos en una espantosa tiseria, Por otra parte, la aparieucia no es nada’, conclu. ye A. Césaite, y con al las “Antilas francesas” Las Antillas Holandesas: Islas de menor importancia donde, segén la palabra de la reina Guillermina, en 1954, “el colonialismo ha desaparecido”. En efecto, sobre una poblacién muy diversa de 180 000 habitantes, el cclonia- liso se ha “ablandado”, pero no ha desaparecido, las islas juegan ala “autonomia”, su parlamento

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