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Dudley Kirk (1998-1999)

TEORÍA DE LA TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA

La demografía es considerada como una ciencia con escaso desarrollo teórico, rica en cuantificación, que ha producido una de las mejor
documentadas generalizaciones dentro de las ciencias sociales: la teoría de la transición demográfica. ¿Qué es? Teoría que establece que las
sociedades que experimentan un proceso de modernización evolucionan desde un régimen pre-moderno de alta fecundidad y alta mortalidad,
hacia un estado post-moderno en el cual ambos hechos demográficos se presentan con valores bajos.

Los precursores

El modelo de la transición demográfica se inició a partir de una clasificación de las poblaciones diferenciadas según distintas combinaciones
de comportamiento de la fecundidad y la mortalidad. Primera formulación, Warren Thompson (1929). Especificaba tres tipos de países con
diferentes tasas de crecimiento de la población.
Grupo A: tasa de crecimiento en retroceso. Mortalidad baja, fecundidad que declinaba con rapidez. Países de Europa Occidental y países de
ultramar poblados por inmigrantes europeos.
Grupo B: ambas tasas habían disminuido, pero las defunciones habían declinado más temprana y más rápidamente que los índices de
nacimientos. Población que crecería rápidamente. Países de Europa Oriental y Meridional.
Grupo C: aquellos es los cuales ni las tasas de nacimientos ni las de defunciones estaban bajo control, clasificados como “malthusianos”.
Thompson presentó la transición como una generalización de carácter continuo y global, pues pensó que esos enunciados no podían ser
presentados como una teoría.
Landry (1934) también postulaba tres etapas en el desarrollo de la población: primitiva, intermedia y contemporánea, equivalentes a los tres
grupos de Thompson. Explicación más completa de las razones para la declinación de las defunciones y nacimientos. Tasas de mortalidad:
reducción de epidemias (vacunación e higiene), mejores diagnósticos y tratamientos, reducción de hambrunas y guerras, etc., etc. Señaló que
la reducción en la mortalidad podía lograrse sin necesidad de mejoras en el bienestar material.
Mayores dificultades para interpretar el descenso de la fecundidad, con excepción de la explicación a través del aumento en el uso de
métodos anticonceptivos. Planteamiento de una pregunta central: ¿Cuándo realmente comenzó la transición? En Europa Occidental, tanto la
fecundidad como la mortalidad comenzaron a declinar mucho antes del último cuarto del siglo XIX, fecha usualmente utilizada para indicar
el inicio de la transición. ¿Cuál es la causa de la regulación de los nacimientos? Para Landry, motivos plenos de egolatría. No percibió al
modelo como un nuevo equilibrio entre nacimientos y defunciones a un nivel inferior, sino como una situación en la cual la población de
Europa enfrentaba declinación en lugar de prosperidad.
A. M. Carr Saunders (1936): extensa discusión para países específicos de lo que luego se llamó la transición demográfica.

La teoría de la transición demográfica


El primer escrito de F. W. Notestein, es convencionalmente aceptado como la formulación clásica de la teoría. En su artículo inicial (1945),
presentó una tipología de poblaciones como una introducción para una revisión sobre las tendencias del crecimiento de la población mundial.
Notestein pensaba que las poblaciones de Europa central y occidental alcanzarían un máximo alrededor de 1950 y declinarían
posteriormente, y que la fecha correspondiente para Europa meridional era 1970. La teoría disfrutó de un brillante desarrollo y aceptación
por alrededor de 20 años, y fue ampliamente aceptada, al menos como una generalización.

Los antecedentes históricos


La primera crítica, se relacionó con la precisión de sus postulados en la interpretación de la historia demográfica europea. Las ideas iniciales
ignoraban la primera (o malthusiana) transición en Europa Occidental. Las grandes diferencias en la fecundidad premoderna no fueron
seriamente tomadas en cuenta en las formulaciones iniciales. Las diferencias en la fecundidad marital premoderna eran también sustanciales,
aunque las causas no son siempre fáciles de reconocer. Otra crítica estuvo referida a la aseveración de que la declinación de la mortalidad
siempre precedió al descenso de la fecundidad. Muchas situaciones no se dieron de esa manera. Otra crítica fue que en varias regiones de
Europa el descenso no estuvo relacionado con la modernización socioeconómica, sino más bien con la difusión dentro de una específica
región cultural o lingüística.
Coale: el problema para señalar con exactitud un umbral bien definido puede radicar en que hay más de una precondición para el descenso
de la fecundidad marital.

El proyecto europeo sobre fecundidad (The european fertility project)

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Una seria limitación de esta propuesta es no tomar en cuenta las grandes variaciones en la fecundidad “natural”, que no está sujeta a actitudes
conscientes de control. Hallazgo más importante: la transición ha ocurrido bajo condiciones socioeconómicas muy diferentes. Mientras que
un alto nivel de desarrollo socioeconómico fue a menudo acompañado por la transición en la fecundidad, dicha transición no es una pre-
condición necesaria para el desarrollo.
Hay una importante influencia del proceso innovación/difusión en la transición que se expandió por Europa en un lapso relativamente breve.
Esta modificación a la teoría de la transición ha sido ampliamente aceptada.

La búsqueda de la causalidad: la mortalidad

Descenso de la mortalidad histórica en tres etapas:


1- Fines del siglo XVIII, primera mitad del siglo XIX. El desarrollo del estado moderno fue de influencia decisiva. Orden público que redujo
directamente las defunciones por guerras locales. Más importante fue el efecto indirecto del inicio de la infraestructura en transporte y
comercio que redujo las hambrunas y epidemias. Discusión sobre las causas de la mortalidad durante este período temprano. Para unos la
declinación fue debida a mejoras en la agricultura, reflejadas en mejor nutrición y resistencia a las enfermedades infecciosas,
independientemente de la intervención de la medicina y la higiene. Para otros la reducción se da por mejoras en la higiene, como ser el
creciente consumo de jabón y de ropas de algodón.
2- Último tercio del siglo XIX y hasta la Primera Guerra, revolución en la medicina (Pasteur, Koch, etc.). Reducciones en la mortalidad,
principalmente infantil, particularmente por defunciones por diarrea y tuberculosis. Período entre guerras: sólidos avances en medicina y
educación sanitaria.
3- Segunda Guerra y después: explosión en el uso de antibióticos, iniciada por la penicilina.

El efecto acumulado de estos diferentes tipos de desarrollo es la reducción dramática en las epidemias y enfermedades infecciosas. Más
difícil de disminuir ha sido la mortalidad por enfermedades orgánicas como las del aparato circulatorio y el cáncer.
Una característica tanto de la transición en la mortalidad como en la fecundidad ha sido su aceleración en el tiempo. El cambio en las
defunciones que tomó 75-100 años en Europa Septentrional, fue alcanzado en 20-25 años en la Europa Oriental y en un período aún más
corto en los países menos desarrollados que ingresaron en ese proceso mucho más tarde.
Bajos niveles de mortalidad y morbilidad y una más saludable población, están entre los principales contribuyentes al aumento del nivel de
vida, usualmente reconocido entre los factores más importantes en la declinación de la fecundidad.
Kuznets: reducción de la mortalidad como un pre-requisito absoluto de la modernización. Pero sería insensato considerar una sola causa, e
insistir en ella como si fuera la única causa. Los factores socioeconómicos, sociales, culturales y racionales están demasiado
interrelacionados como para poder considerarlos separadamente. A la reducción de la mortalidad debería otorgársele mayor atención como
una de las causas de la declinación de la fecundidad, fundamentalmente por promover la productividad económica, a través de una fuerza
laboral más productiva.

La búsqueda de la causalidad: la teoría económica

Tema central en las discusiones: la modernización cambia la razón económica de la procreación y crianza de los niños y hace que sea vista
como económicamente desventajosa.
Teoría económica: la alta fecundidad pre-moderna fue aceptada como una conducta racional, al igual que la declinación de la fecundidad se
considera como basada en elecciones racionales. La primera aplicación del pensamiento micro-económico a la teoría de la transición fue la
“nueva economía política del hogar” (new home economics). El tema central de la propuesta de la “Escuela de Chicago” es que la fuerza
básica conductora en la transición en fecundidad, es una reducida demanda de niños determinada por ingresos, precios, etc., etc. Exponentes:
Gary Becker y T. W. Schultz.
Pollak y Watkins llamaron la atención sobre la falla de la idea del “actor racional” de los economistas para explicar la variación en las
preferencias y otros aspectos culturales. El economista Richard Easterlin, ha hecho un sofisticado esfuerzo para combinar las teorías
económicas y sociológicas de la declinación de la fecundidad. Amplía los usualmente definidos como factores de demanda, oferta y costos
de la regulación de la fecundidad. Bajo el término “demanda” incluye los tradicionales determinantes socioeconómicos de la transición
usados en la hipótesis de la modernización; “factores de la oferta” son los elementos culturales que coartan la fecundidad natural. “Costos”
son los limitantes monetarios, de tiempo y psicológicos en la práctica del control de la natalidad. Todos los determinantes de la fecundidad
operan a través de una u otra de estas variables. El marco conceptual de Easterlin ve a la modernización como influyendo sobre la fecundidad
a través de variables intermedias de oferta, demanda y costos del control de los nacimientos. Por lo tanto, no asume ninguna prioridad o
dominancia entre las diferentes explicaciones, sean de orden económico, socio-económico o cultural. Easterlin no logra explicar
adecuadamente la amplia variación en fecundidad “natural” en las sociedades pre-modernas. Falla en especificar los factores
socioeconómicos que explican la demanda.
Aunque estas variables económicas no son incompatibles con la teoría tradicional de la transición demográfica, son demasiado limitadas para
una reformulación satisfactoria.

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La búsqueda de la causalidad: la reformulación de Caldwell
En contraste con la teoría original, Caldwell sostiene que la conducta en la fecundidad pre-transicional era racional. Pero critica las teorías
económicas de la fecundidad y afirma que la conducta en fecundidad es racional sólo en el marco establecido por los fines sociales. Caldwell
realiza una importante distinción entre “modernización” y “occidentalización”. La primera es estructural como en la organización
económica; la segunda es una copia. Como señala correctamente, parece no haber una relación estrecha entre modernización económica y el
comienzo de la declinación de la fecundidad en el mundo moderno. La fuerza primaria del cambio parece ser la occidentalización, la cual
incluye ideas de progreso, laicismo, educación masiva, control sobre el medio ambiente. Este proceso puede preceder al dearrollo
económico, como sucede ciertamente en las áreas menos desarrolladas. El nombre de Caldwell es identificado con su teoría de los flujos de
riqueza en el descenso de la fecundidad. En esa proposición, el tema fundamental en la transición demográfica es la dirección y magnitud de
los flujos intergeneracionales de riqueza. En las sociedades pre-modernas la corriente se dirige de los niños a los padres. Cuando hay una
transición desde la familia extendida a la familia nuclear, el péndulo se balancea y la dirección del flujo es ahora de padres a hijos. Como
Caldwell admite, su reformulaciónno clarifica la naturaleza del atractivo especial de la occidentalización de los valores y los sistemas
familiares.

La búsqueda de la causalidad: la teoría cultural e ideacional

Lesthaeghe argumenta que las diferencias en la conducta sobre fecundidad están primariamente relacionadas a diferencias culturales. Para él
las diferencias en los niveles de fecundidad y en su velocidad de cambio están relacionadas con diferencias en creencias y prácticas religiosas
y en el grado de laicisismo, materialismo e individuación. Agrega una teoría de las “necesidades del más alto orden” a la teoría clásica de
la utilidad económica. La prosperidad económica crea una nueva jerarquía de necesidades en una estructura de tipo árbol y ramas: un tronco
de necesidades fisiológicas básicas sobre el cual crece una diversidad de ramas de necesidades “mayores”, incluyendo necesidades
psicológicas no materiales. “Un descenso en la fecundidad es en esencia parte de un proceso de emancipación más amplio. Más
específicamente, los mecanismos de regulación demográfica, acrecentados por la consiguiente autoridad comunal o familiar y el
intercambio de modelos, abre camino al principio de libertad de elección individual, permitiendo por lo tanto una extensión del dominio de
la racionalidad económica hacia el fenómeno de la reproducción.” Aún cuando lógica, la aplicación de estas ideas al descenso de la
fecundidad es de alguna manera débil, porque la conexión precisa no está siempre claramente definida. Lesthaegue es un representante
destacado del énfasis europeo sobre los valores culturales como opuesto al énfasis sobre los aspectos materiales favorecidos por los autores
americanos. Sin embargo, ambas posturas no son tan opuestas como pareciera en un primer momento.

La búsqueda de la causalidad: el punto de vista de los historiadores

Para Charles Tilly la cuestión es cómo y porqué poblaciones básicamente agrarias se transformaron primero en un proletariado industrial
urbano, y más tarde en una sociedad burguesa. El primer cambio conduce a una continuada alta fecundidad; el segundo cambio conduce al
descenso de la misma. En un libro más reciente, editado por J. R. Gillis y otros, hay un decidido alegato por la inclusión de hechos histórico-
culturales en los estudios sobre la transición en fecundidad. Los historiadores critican el enfoque tradicional acerca de la estructura
económica y social y del determinismo económico que sostiene que la amplia escoba de la industrialización arrasó con los altos índices de
fecundidad. Varios autores apuntan hacia la cultura de la reproducción como un factor en la caída de la fecundidad o en la ausencia de dicho
descenso. Otras contribuciones incluyen la discusión de los efectos históricos de la guerra sobre el rol de la mujer. Un tema no cubierto en la
teoría convencional de la transición. Haines examinó los efectos de la clase social en promover o retardar la transición. Lees mostró cómo el
estado benefactor en un principio promovió la reducción de la fecundidad, pero más tarde intenta impedirla. En síntesis, los historiadores han
contribuido a la teoría de la transición, en algunos casos poniendo diferente énfasis y en otros, con nuevos puntos de vista acerca de la cultura
en relación con la reproducción.

La búsqueda de la causalidad: el rol gubernamental

Con la aparición de gobiernos crecientemente activos y con la formación del estado-nación, llegaron también los servicios públicos que
redujeron la mortalidad –provisión de agua corriente, vacunación, control de epidemias y hambrunas-, así como otras medidas de salud
pública. La influencia gubernamental sobre el descenso de la fecundidad es igualmente manifiesta. El aspecto más visible de la intervención
es la actitud tomada por el gobierno y los líderes políticos acerca de las políticas de población. Mientras la implementación directa de
programas de planificación familiar es poco ejercida por los estados nacionales, las directivas y objetivos internacionales han tenido alguna
influencia, como por ejemplo, el Plan Mundial de Acción adoptado por la Conferencia Mundial de Población de Bucarest en 1984. A pesar
de la difusión de este tipo de proyectos y el consecuente incremento en la práctica de la anticoncepción, se están tambaleando las
estimaciones sobre el crecimiento futuro de la población en los países menos desarrollados, causado por una fecundidad no deseada, no

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controlada por una anticoncepción efectiva. Es necesaria una estrategia adicional para reducir el crecimiento de la población, y la misma
debería enfatizar sobre el “desarrollo humano”, particularmente educación, mejoramiento del status de la mujer y salud infantil.

La búsqueda de la causalidad: el rol de la difusión


La discusión acerca de la dinámica de la difusión en la transición en la fecundidad posee escasa claridad conceptual y, además, poca atención
es otorgada a la teoría general de la difusión, tal como fuera presentada por Everett Rogers y otros. Sin embargo, sin aceptar la idea de la
difusión sería difícil explicar la rapidez y el alcance de la caída de la fecundidad. El argumento de la difusión se ve fortalecido porque los
cambios en la conducta reproductiva han actuado mucho más rápido que los cambios económicos, a los que se ha dado comúnmente
prioridad. La difusión no es simplemente un factor residual, sino un activo agente en promover o retardar la práctica del control de la
natalidad. El control de la fecundidad es tanto una decisión grupal, como una decisión de un individuo o una pareja.

Esta revisión de la literatura demográfica ha indicado que casi cualquier cambio en dirección de la modernización, puede ser considerado
como una “causa” de la transición, y correctamente lo es, desde que la transición demográfica en si misma es parte integrante del proceso y
por lo tanto interrelacionada con los otros aspectos. Otro aspecto de la causalidad es el papel jugado por la tecnología en anticoncepción, la
cual, en algunos casos, es la causa más obvia de la transformación demográfica. Si existe una única o principal causa para el descenso de la
fecundidad, es razonable relacionarla con la caída de la mortalidad, que fuera la mayor razón de desestabilización. Otros puntos de
relevancia.
1- Todas las causas sugeridas para la transición están cercanamente relacionadas, y tal como la misma transición
demográfica son una parte esencial del proceso de modernización;
2- Debido a que los hechos económicos y socio-económicos son más fácilmente medibles y por lo tanto considerados
como “más científicos”, se les ha otorgado un quizás inmerecido dominio en las teorías explicatorias;
3- La teoría original fue muy amplia, pero enfatizaba elementos diferentes;
4- Las nuevas versiones propuestas no están más capacitadas para predecir la iniciación y causa de la transición, que las
de los teóricos originales.
En líneas generales, hay dos perspectivas teóricas opuestas bajo las cuales puede ser discutida la naturaleza de la transición demográfica. La
primera ve al crecimiento de la población como uno de los frenos más importantes para el desarrollo económico. El segundo punto de vista
lo percibe como un estímulo al crecimiento económico. El primero es usualmente utilizado cuando se hace referencia al mundo menos
desarrollado; el segundo, para economías industriales con baja fecundidad.

El estado actual de la transición


¿Dónde está posicionada la transición hoy en día? Primero, dada una módica situación de paz doméstica e internacional, la mortalidad ha
caído en cada país y ha sido parte del progreso socio-económico. La transición en mortalidad ha avanzado a lo largo de la mayor parte del
mundo. Segundo, la transición en fecundidad ha alcanzado a todas las regiones importantes. Tercero, una vez que la transición en fecundidad
ha comenzado (es decir, con una reducción del 10%), ya es inevitable. Una vez que una población ha entrado firmemente en el camino de
disminuir su fecundidad, siempre ha sido exitosa en reducirla a bajos niveles. Cuarto, contrariamente a lo esperado por un cierto número de
prestigiosos observadores, el descenso de la fecundidad en los países menos desarrollados realmente no se desaceleró durante la década de
1980. Quinto, el momento del descenso en países con tradiciones no-europeas respondió a los pronósticos de los pensadores de la teoría
tradicional de la transición. Sin excepciones, descensos en la mortalidad precedieron al debilitamiento de la fecundidad. Sexto, en Europa la
fecundidad ha declinado hasta bien por debajo del nivel de reemplazo, y en unas pocas áreas la población también ha descendido, aunque el
efecto ha sido moderado, en algunos casos por la inmigración. Séptimo, el nuevo balance entre nacimientos y muertes pronosticado por los
precursores de la teoría de la transición no se ha materializado. Octavo, actualmente la transición está comenzando a niveles de desarrollo
socioeconómico crecientemente inferiores.
La persistencia de la teoría de la transición es fortalecida por el hecho de que no existe otra teoría de igual valor que pueda ser usada para
pronosticar acerca de las tendencias futuras de la población, o servir como guía para la investigación empírica. Chesnais señala que mientras
lo anterior es el punto más fuerte de la teoría, su pretendida mayor debilidad es su incapacidad para predecir el momento de inicio de
modelos específicos de desarrollo futuro en países particulares. Sin embargo, esta debilidad es común a todas las ciencias sociales. Chesnais
identifica y pone a prueba tres proposiciones centrales de la teoría de la transición:
1- La secuencia cronológica de la mortalidad descendiendo en primer término, seguida por la declinación en
fecundidad. Chesnais demuestra que la mayoría de las excepciones encontradas no son realmente tales.
2- Presenta un modelo de la transición reproductiva en dos fases: restricción del matrimonio seguido por limitación de
los nacimientos. Esto no estaba incluido en las primeras versiones de la teoría, y es una apropiada modificación de la
transición en Europa.
3- La influencia de la modernización en el comienzo del descenso de la fecundidad. Las versiones originales de la
teoría veían el desarrollo socio-económico como un ingrediente esencial pero fallaban al predecir la diversidad de las
condiciones demográficas y socio-económicas durante la transición.

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Otro aspecto es que muchas de las primeras versiones de la teoría (y muchas de las últimas) fallaron al no contemplar la importancia de los
crecientes movimientos internacionales (migración, comercio, comunicaciones y transporte), y que los creadores de la teoría subestimaron la
importancia de la innovación y la difusión.

El marco institucional de la teoría de la transición


La literatura demográfica reciente ha producido un cambio en la discusión desde aspectos sustantivos hacia las explicaciones de la
supervivencia de la teoría, sus contextos institucionales y sus sustentos filosóficos. El contexto institucional ha sido explorado por Denis
Hodgson y Simon Szreter, entre otros. Szreter contrasta la atención recibida por el artículo de Thompson (1929) con aquel de Notestein
(1945) y atribuye la diferencia a tres factores:
1- Un cambio en el contexto institucional hacia el final de la segunda guerra mundial, ejemplificado por los proyectos
del New Deal de los años 1930s;
2- Discusiones intelectuales concernientes a la legitimidad del planeamiento económico estatal;
3- La formulación de las instituciones transnacionales para el manejo racional y la coordinación de los asuntos políticos
y económicos mundiales, como las Naciones Unidas.
Una creciente atención ha sido dirigida a los fundamentos filosóficos de la teoría de la transición. Al respecto, Szreter señala que “el
propósito de la explicación científica y de sus métodos es por consiguiente tan solo comprender y no la predicción o el “control”.

Conclusión
La teoría de la transición, con todos sus defectos, permanece aún en el centro del escenario demográfico. Ninguna de las aproximaciones a la
causalidad cubre la demanda por especificidad en la búsqueda del momento de inicio y de la velocidad de la transición, a pesar del hecho de
que ésta fuera la crítica más común a la formulación clásica de la teoría. No hay dos países que hayan tenido procesos de transición idénticos,
debido a que existen demasiadas combinaciones posibles de nupcialidad, fecundidad, mortalidad y migración en cada etapa de la transición.
Los demógrafos y otros investigadores en busca de la causalidad están tratando con una muy compleja y altamente interrelacionada
estructura de causalidades, que a veces aparece como nebulosa.
Quizás más promisorio para la teoría de la transición es alcanzar un marco de trabajo equilibrado, homeostático. Los demógrafos y otros
estudiosos muy a menudo han limitado sus análisis a los orígenes y alcances del control consciente de la fecundidad marital. Existen muchas
otras posibles adaptaciones sociales para interpretar el tamaño de la población, particularmente las reglas que gobiernan la duración y el
momento del casamiento, abstinencia sexual, duración del amamantamiento, migración e infanticidio, etc., etc.

[Dudley Kirk, “Teoría de la transición demográfica”, en Población & Sociedad. Revista Regional de Estudios Sociales, Nº 6/7,
Universidad Nacional del Tucumán, Tucumán, 1998-1999, pp. 317-368.]

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