(1600-1750)
APROXIMACIÓN A SU ESTUDIO
VI FESTIVAL INTERNACIONAL
DE MÚSICA
PÓRTICO DE ZAMORA
2008
Ilustración de portada:
Ensayo en el coro. José Gallegos y Arnosa (1857-1917).
Colección Privada
EDITA
Festival Internacional de Música “Pórtico de Zamora” 2008
DISEÑA Y MAQUETA
[jaus]COMUNICACIÓN
IMPRIME
Gráficas Artime
La capilla de música de la Catedral de Zamora no ha sido aún objeto de un La realización de un trabajo conjunto sobre niños y tiples tiene una expli-
estudio exhaustivo. Las lagunas documentales con las que se enfrenta el investiga- cación musical: los dos compartieron papel dentro de la capilla de música, sin entrar
dor, achacables tradicionalmente al voraz incendio que sufrió la Catedral en 1591, a evaluar las diferencias o posibles clasificaciones tímbricas. Del mismo modo, tam-
suponen una barrera de fuerte grosor, difícil de salvar. A pesar de ello, y tras la publi- bién creemos necesario precisar el concepto de “niños”: somos conscientes de que
cación del catálogo de López Calo1 que describió gran parte del fondo musical con- quizás hubiera sido más apropiado ampliar el título a niños y jóvenes, pues, como
servado en el archivo catedralicio, han sido varios los estudios que han centrado sus veremos, la edad de alguna de las categorías llegaba hasta bien entrados los veinte
esfuerzos en desvelar parte del pasado de la capilla musical; en especial, respecto al años. No obstante, hemos optado por respetar el carácter infantil en vista de una
trabajo de algunos maestros de los siglos XVII y XVIII, como García de Salazar2, mayor identificación con los términos colegiales, caponcillos o miseros.
Alonso de Cobaleda3 o Manuel Agullón4.
Por último, queremos subrayar el carácter de aproximación al estudio con
En el mismo sentido debemos referirnos al estudio de la propia institución el que el presente trabajo ha sido concebido. Nuestra intención ha sido abrir puer-
catedralicia, a su compleja maquinaria económica y al “organigrama” jerárquico tas a futuros trabajos, a sabiendas de que sólo nos quedaremos en las siguientes líne-
existente dentro de ella. La Catedral de Zamora se ha estudiado preferentemente a as en el umbral de las mismas.
lo largo de la Edad Media, revelándose la instauración de las mesas episcopal y capi-
tular, así como el proceso y la forma de adquisición de su rico patrimonio. Si revi- No quisiéramos finalizar esta breve introducción sin expresar nuestro más
samos la bibliografía existente sobre el encaje de la capilla de música en la amplia sincero agradecimiento al personal del Archivo Histórico Provincial de Zamora y
realidad catedralicia los resultados serán aún menores. Pablo L. Rodríguez, por Archivo Catedralicio por su inestimable ayuda.
ejemplo, aportó a la imagen clásica de los maestros de capilla y organistas los siste-
mas de oposición para optar a las plazas, tomando como fuente los jugosos expe-
dientes de provisión conservados en el archivo de la catedral y destacando la impor-
tancia que supuso la supresión de dos de las raciones de la fábrica y su aplicación a 1 López Calo, : La Música de la Catedral de Zamora. Diputación Provincial de Zamora. Zamora, 1985
ambos oficios a raíz de las Bulas de Pío IV de 15645; hecho al que más tarde nos 2 Alejandro Luis Iglesias ha sido quien ha estudiado con mayor profundidad la obra de Salazar: “Dos villanci-
cos inéditos de Juan García Salazar en la catedral de Zamora”, en Anuario del Instituto de Estudios
volveremos a referir. A lo que en definitiva queremos llegar es a que, desde nuestro Zamoranos “Florián de Ocampo” (en adelante IEZ), 1986, pp. 387-438; En torno al barroco musical espa-
ñol: el oficio y la misa de difuntos de Juan García de Salazar. Universidad de Salamanca, 1989. Además de
punto de vista, es fundamental el estudio del funcionamiento interno de la catedral sus estos estudios monográficos sobre Salazar, pueden verse del mismo autor: Villancicos de Navidad en
la Catedral de Zamora (siglo XVII). Caja de Zamora, 1989; “La música en la Catedral de Zamora durante los
para una comprensión óptima de la capilla de música; dicho de otra manera, conoz- años de la Guerra de Sucesión y los primeros años del reinado de FelipeV”, en Actas del I Congreso de
Historia de Zamora, vol III. Zamora, 1991, pp. 661-671; “La música en Zamora”, en Historia de Zamora, vol.
camos primero el conjunto para después analizar los distintos subconjuntos. II, IEZ. Zamora, 1991, pp. 575-594
3 Robles Román, Ana Mª: Vida musical en la Catedral de Zamora. Las Lamentaciones de Cobaleda. IEZ,
Evidentemente, esta reflexión para el presente trabajo es tan sólo una premisa teó- Zamora, 2003.
rica, pues no es el momento ni el espacio adecuado para profundizar lo que sería 4 Cuadrado Garzón, Mª Asunción: “El Maestro de la capilla de la catedral zamorana desde 1731 hasta 1754:
Manuel Antonio Agullón y Pantoja”, en Anuario IEZ, 1996, pp. 411-444.
necesario hasta llegar a tal meta; pero, al menos, sí nos parece un punto de partida 5 Rodríguez, Pablo L.: “En virtud de bulas, y privilegios apostólicos”, expedientes de oposición a maestro de
capilla y a organista en la catedral de Zamora”, en Anuario IEZ, 1994, pp. 409-479
válido desde el que comenzar nuestro discurso histórico.
LOS TIPLES
EN LA CATEDRAL DE ZAMORA
6 Escuela de Música según la práctica moderna. Segunda Parte. Ed. Facsímil de la obra impresa en Zaragoza
en 1723. Diputación Provincial de Zaragoza, 1980. Vid. Capítulo XII “De la voz aguda y de la variedad con
que se halla”, pp. 43-47
7 Suárez Pajares, J.: La Música en la Catedral de Sigüenza, 1600-1750. ICCMU, Madrid, 1998, vol. II, p. 71
anterioridad, en 1564 el Papa Pío IV mandó suprimir dos de estas raciones y orde- 12 Así, por ejemplo, Jacinto García Robleda contaba con treinta años. A.H.P.Za. Catastro del Marqués de
Ensenada. C-218, fol. 314
nó que se aplicasen a los oficios de organista y maestro de capilla de la Catedral de 13 A.C.Za. Actas Capitulares, L-131, sesión 18/02/1710, fol. 40
14 Ibídem, sesión 11/06/1710, fol. 49
Zamora, respectivamente. Se trataba, en definitiva, de una forma de financiación de
15 En el expediente de provisión del racionero tiple Francisco Pérez en 1720 consta que los gastos que oca-
los costes que conllevaban los oficios de maestro y organista. Desde esa fecha, los sionó la gestión de la Bula fueron de 2.816 reales: 2.756 de los portes desde Zamora a Madrid y de Madrid
a Roma; y los 60 restantes “por la elección de enviar a Roma”. Ibídem, Leg. 268
dos puestos tuvieron el beneficio de contar con una prebenda o renta que, sin lugar 16 Ibídem. Leg. 1407/20
17 A.H.D.Za. Leg. 233/16. En el catálogo de Antonio Matilla Tascón aparece con el número 14.
El sistema de provisión de las plazas de tiple no respondió, tal y como vere- 18 Ibídem.
mos, a un modelo único. Sin embargo, sabemos a ciencia cierta que a partir de la 19 A.C.Za. Actas Capitulares. L-210, sesión 16/05/1617, fol. 89
20 Ibídem, Actas Capitulares. L-127, sesión 29/04/1672, fol. 54
anexión de una las raciones catedralicias al tiple en 1712, la provisión de la plaza 21 Martínez Gil, C.: La Capilla de Música de la Catedral de Toledo. Evolución de un concepto sonoro (1700-
1764). Junta de Comunidades de Castilla La Mancha. Toledo, 2004, p. 194
venía dada por un sistema de oposición, similar al convocado para los maestros de
22 A.C.Za. Actas Capitulares. L-133, sesión 08/04/1728, fols. 96r-96v
capilla24. Los expedientes de oposición de la ración de tiple se conservan desde 1720 23 Ibídem. Libros de Cuentas de Fábrica, L-112
y el proceso a seguir estaba dictaminado por el propio documento pontificio. 24 Sobre el sistema de oposición de los maestros de capilla de la Catedral de Zamora, vid. Rodríguez, Pablo
L.: “En virtud de bulas...”, op. cit.
Cuando en el mes de Octubre de 1716 muere el racionero Alonso García, el Deán 25 Natural de Villafranca, Diócesis de Ávila, residente en Ledesma. Tras examinarlo el entonces maestro de
capilla, Alonso de Cobaleda, daba sus impresiones al cabildo, afirmando “ser de elegante voz, pero no muy
y Cabildo abren el procedimiento de supresión y anexión perpetua de la ración que diestro en la música, lo que podrá conseguir con la aplicación y ejercicio”. A.C.Za. Actas Capitulares. L-133,
sesión 20/07/1728
disfrutaría el tiple. Según la documentación, en la primera convocatoria no concu- 26 Natural de la villa de Espinosa de Cervera (Diócesis de Osma). Ibídem, Leg. 268
rrieron personas hábiles para la provisión, teniendo que volver a iniciar el proceso 27 Del expediente de oposición de Blas de Nebreda se conserva el edicto impreso. Los edictos de su plaza
llegaron esta vez hasta catedrales andaluzas, como Sevilla, Málaga y Cádiz. Ibídem
en 1720; ya que el Cabildo podía prorrogar y suspender a su arbitrio la provisión de 28 López Calo, J. op. cit. p. 416, nº 1089
Respecto a los cantores, lo más habitual es que el Cabildo comisionara a de ello, es que recibió varios aumentos de salario, justificados por su “habilidad e por
alguno de sus miembros, a un ministril o al maestro de capilla para, primero, buscar otras causas e justos respectos”, por parte del cabildo catedralicio. Pero, sobre todo, esa
voces idóneas y, después, pactar las condiciones. La llegada de un tiple a Zamora buena sintonía se mostró de forma más plausible al perpetuar a Joseph Álvarez en
para “ser oído” con la esperanza de “contentar” -expresiones habituales en la docu- la cobranza de los frutos asignados que cobraría cada año durante el resto de su
mentación- no significaba su aceptación, sino que el maestro debía examinarle y dar vida, aunque estuviera afectado “de enfermedad corporal, defecto de voz, vejez, ni por otra
el visto bueno a su formación y aptitud musical. No en vano, son numerosos los ocasión alguna”43. El temor del Cabildo a las perpetuaciones como ésta no estaba
casos en los que los tiples aspirantes no superaban la prueba y tienen que regresar exenta de fundamento, pues se corría el riesgo de que el cantor, una vez perpetua-
a sus lugares de origen, habiendo obtenido tan sólo del cabildo zamorano una ayuda do, relajara sus obligaciones al tener asegurada su renta. Y esto fue precisamente lo
de costa con el fin de aliviar los gastos del viaje. Respecto a su origen geográfico, es que pasó con Joseph Álvarez, cuyas relaciones con el cabildo se deterioraron tras el
de lo más variado: desde lugares de la diócesis de Zamora, pasando por Palencia, beneficio concedido. De hecho, se le impuso una pena de diez ducados, una suma
Valladolid, Badajoz, León o Madrid, por citar algunos. En este sentido, al tráfico ya nada desdeñable, por el enfrentamiento que tuvo con el maestro de capilla Alonso
comentado por la historiografía, de partituras y letras, de sermones y discursos de Tejeda, en 1603, prohibiéndosele entrar en la Iglesia en quince días y perdiendo
barrocos, debemos sumar el de la circulación de cantores y ministriles; un nomadis- el salario correspondiente44. En 1605 fue multado de nuevo por haber faltado a can-
mo profesional que les llevaba de unas capillas a otras en busca de condiciones más tar en el coro45; desacuerdos que culminaron con el pleito abierto ante el Nuncio
ventajosas. entre Josep Álvarez y el cabildo a causa de que el capítulo catedralicio intentó qui-
tarle la ración, motivado por los continuos incumplimientos46.
Hemos ya comentado dos de las categorías de tiples, racioneros y capella- Además de estas perpetuaciones, debemos también señalar los aumentos de salario
nes, en virtud de su posición en el organigrama eclesiástico catedralicio. Pero es pro- asignados a determinados cantores, formalizados en escrituras notariales. Estas
bable que existieran otras posibilidades, cuyo estudio se encuentra ensombrecido escrituras responden a un modelo determinado y no suelen diferenciarse demasia-
por la ambigüedad y confusión de la documentación conservada. No nos referimos do unas de otras: básicamente, el cabildo concedía al cantor un aumento en dinero
a una división tímbrica de los tiples, sino más bien a que en las plantillas de canto- y/o especie a cambio de unos años de servicio. Como modelo podemos tomar la
res asentados en los libros de cuentas capitulares es habitual que se refieran a deter- escritura que a tal efecto se realizó entre el cabildo y el tiple Juan Blanco en 1638.
minados tiples como cantores, sin aportarnos más información sobre los mismos, Tras hacer obligada referencia al acuerdo del cabildo que aprobaba la subida salarial,
sin encontrar demasiadas respuestas en la Actas Capitulares; ambigüedad que no se le conceden doscientos reales y cuatro cargas de trigo al año, comprometiéndose
sólo se presenta para el caso de los tiples, sino para la identificación del resto de el tiple a continuar sirviendo a la Catedral por un tiempo de seis años y obligándo-
tenores, contraltos o contrabajos. Conscientes de esta dificultad, que esperamos se a residir en ella; en el caso de que incumpliera estas condiciones, debía reintegrar
resolver en futuros estudios, podemos aplicar la clásica división de cantores asalaria- al cabildo dicha cantidad desde la fecha de su concesión47.
dos y perpetuados. Básicamente, la perpetuación no era más que una gracia del
cabildo al cantor beneficiario en razón a su confianza y valía. Así, por ejemplo, se
acuerda que al tiple Andrés Álvarez se le perpetuara su salario de seis mil maravedí- 42 Ibídem, sesión 13/05/1609
43 Ibídem. Leg. 238/1. Escritura de 18/02/1584
es y tres cargas de trigo mientras sirviese a la iglesia, por “ser persona virtuosa y de bue-
44 Sólo se le permitió entrar la víspera y festividad de la Virgen de Agosto. Ibídem. Actas Capitulares. L-123,
nas costumbres, necesitado y pobre”42. Pero volvamos a Josep Álvarez, puesto que, aun- sesión 08/08/1603, fol. 12
45 Ibídem. L-210, sesión 09/02/1605
que pueda resultar paradójico, a pesar de su antigüedad, es el tiple que más huella ha
46 Así aparece asentado en el Libro de Cuentas de la Fábrica correspondiente a 169-1610. Ibídem, L-112, fol.
dejado en la documentación zamorana. No cabe la menor duda de que las relacio- 75v
47 A.H.P.Za. Protocolos Notariales. Notario Antonio de Ordax. Leg. 1032 A, escritura de fecha 01/03/1638, fols.
nes entre Álvarez y el cabildo debieron ser en un principio extraordinarias. Prueba 431 y ss.
y 1610; o Alonso Fuentes con un salario que llegó hasta los 7.736 entre 1617 y 1618. 52 En 1673 entró con 46.100 maravedíes y 2 cargas de trigo, aumentándosele su salario desde el 01/01/1675
a 60.350 maravedíes y 3 cargas de trigo. Ibídem, L-116.
53 Desde el 01/02/1678. Ibídem. Cuentas de Fábrica. L-116. Gaspar Fernández, misero de la Catedral entre
1662 y 1666, capellán del número en 1670 y desde 1675, miembro de la capilla por iniciativa del propio
Ante la plantilla de tiples existente en la Catedral cabría hacerse varias pre- maestro Salazar. Asimismo, hizo las veces de sochantre temporalmente, en sustitución de Luís Delgado.
Ibídem. Actas Capitulares. L. 127, sesión 22/01/1675, fol. 114v
guntas que consideramos esenciales. En primer lugar, hemos comentado que había 54 Se le pagaron 171 reales por los 37 días que estuvo en Zamora. Asimismo, se le abonaron 60 reales de
varias categorías dentro de la denominación de “tiple” y en esta división pueden ayuda de costa para los viajes. Ibídem. Libros de Cuentas de Fábrica. L-112, fol. 43v
55 Pago de 100 reales. Ibídem, L-112. Fol. 74v
hallarse algunas respuestas. Pensamos que los tiples más “mimados” económica- 56 Ibídem, L-112, fol. 229v
mente por el cabildo interpretarían partes solísticas, mientras que el resto formaba 57 Sin lugar a dudas, dicho número se debió a la incorporación de mozos de coro tiples. Ibídem, fols. 39 y
siguientes
De todas las categorías comentadas, es posiblemente la más antigua de nes. El paso siguiente en el “escalafón” era el de convertirse en capellanes75; paso
todas. La institución de la mesa de los mozos de coro data de 1454 y corresponde por el que el Cabildo tuvo también que velar para que dicho ascenso se produjese
al Papa Eugenio IV, aunque las bulas sean de 144072. Pocos años después tenemos con la mayor de las garantías respecto a la formación del mozo, llegando a prohibir
constancia de varios pleitos abiertos relacionados con los prestimonios y rentas de en 1659 que ninguno de ellos se ordenase de epístola sin la correspondiente licen-
las que eran beneficiarios73. Los mozos de coro debían reunir todas las calidades del cia76. El Cabildo, tal y como vemos, vigilaba la formación de los mozos en el estu-
extravagante, pero con una mayor exigencia en cuanto a conocimientos musicales, dio, pues sabía que la asistencia a éste no era demasiado aprovechado. De hecho, en
pues ya debían saber cantar canto llano y, aun siendo recibidos por el chantre, no 1608 había tomado la decisión de que fuera el entonces sochantre, Miguel Moreno,
podían ganar remuneración alguna hasta que el cabildo los examinara. Debían ser- quien diera lecciones de principios de gramática a los mozos de coro, mozos de las
vir en el coro y altar, tal y como ordenase el sochantre, presentándose antes de que capillas y extravagantes con la obligación de asistir a ellas, no dejando de ir a las
comenzase la prima y, por la tarde, antes de la nona. Asimismo, también debían estar horas “no obstante que les haya el cabildo les hubiera dado estudio, atento a que se aprovecharán
presentes durante las elecciones a maestro de capilla. Cuatro de los “mayores” asis- más con esto que con ir al estudio de esta ciudad a donde por experiencia se ha visto que no se apro-
tían a los altares, alternándose por semanas, para el oficio de la misa junto con los vecha de nada, sino que antes lo toman por ocasión para distraerse”.7 7 La iglesia les propor-
capellanes. Otra importante diferencia, respecto a miseros y extravagantes, es que cionaba comida y vestido, uniendo varios beneficios simples para obtener unas ren-
tres de los mozos de coro, escogidos por el cabildo por sus capacidades, podían ser tas suficientes con las que sustentarlos.
becados para ir al “estudio” de la ciudad o de Villagarcía (Valladolid). En el caso de
que se quedaran en el estudio de la ciudad, debían acudir a la iglesia los domingos, En cuanto al número de mozos de coro, la Bula de Eugenio IV habla de
fiestas, vísperas solemnes y los días en los que no tuviesen lección. Del mismo diez y seis, aunque no siempre se respetara. En el estatuto y mandamiento formali-
modo, que los anteriores, a los mozos de coro también se les examinaba a los cua- zado entre el sochantre y el cantor de 1511, habla de cuatro mozos78 y, sabemos, por
tro meses con el fin de asegurarse que estaban aprovechando sus becas de estudio, poner un ejemplo más, que cuando las rentas para su sostenimiento, a través de ane-
de tal manera, que si suspendían el segundo examen, es decir, a los ocho meses de xiones de beneficios, no habían sido completadas, se resolvió que se restringiera el
haber iniciado su curso, se les desproveía de las mismas, otorgando la beca a otro número a doce79. A mediados del siglo XVIII, sabemos que había diez mozos, pues
mozo. Los estudiantes en Villagarcía no escapaban del control del cabildo, pues tení-
72 A.C.Za. Leg. 1/14. Dos Bulas de Eugenio IV datadas el 14 de Marzo y 14 de Noviembre, respectivamente.
an la obligación de presentar informes de sus maestros, con la misma resolución en Samuel Rubio constató la presencia de mozos de coro, por ejemplo, ya en 1429 en Palencia, en 1545 en
Burgos o en Sevilla en 1480. Vid. Rubio, Samuel: op. Cit. 35
caso de no aprobar sus estudios. 73 Nos referimos al proceso de 1456 entre los mozos y el cura de Santa Colomba de Vezdemarbán, lugar del
lugar de San Marcos de León, y con el rector de la iglesia parroquial de San Salvador de Pozoantiguo, a
causa de los pretimonios de las iglesias. Ibídem, Leg. 1/14, fols. 4v-5v y 1/14, fols. 6v-6v. Vid. De Lera Maílllo,
No sólo se vigilaba los conocimientos de los mozos, sino también su aspec- J.C.: Catálogo documental medieval de la Catedral de Zamora. Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de
Ocampo”. Zamora, 1999, nº 1587, p. 494
to personal, en cuanto a la limpieza y aliño de su ropa y aspecto74. Si merecían una 74 Las disposiciones del cabildo sobre este asunto fueron comunes, no sólo en cuanto a los mozos de coro
se refiere, sino a todo el “personal” eclesiástico. En 1522, por ejemplo, se determinaba que ningún canóni-
reprimenda, el cabildo insistía al sochantre en que ésta no se hiciera en el coro ni go, dignidad. racionero, capellán o mozo de coro no “traigan mangas tranzadas en los sayos en manera
alguna, ni traigan lobas abiertas largas o cortas, salvo por su casa, a sus puertas o barrio, so pena de un mes
durante los oficios para evitar escándalos en la iglesia, sino secretamente e impidien- que no gane”. Ibídem, sesión 01/08/1522
do los castigos corporales: “sin señalarlos, ni hacerles sangre, sino con moderación y sin cóle- 75 El paso a capellán suponía renunciar a la mozocoría, cuya vacante era cubierta rápidamente. No obstan-
te, también hemos encontrado alguna excepción, como la licencia dada al mozo Nicolás Rodríguez para
ra como se requiere para corregir y enmendar”. En el caso de que el mozo demostrara que su ordenación de Orden Sacro de Epístola, sin perder su condición. Ibídem, L-126, sesión 01/09/1665
76 Ibídem, L-126, sesión 17/01/1659
no tenía cualidades para el canto ni capacidad para el estudio, el cabildo procuraba 77 Ibídem, L-123, sesión 06/01/1608
buscarle un oficio útil con el que ganarse la vida, en vistas a no propiciar vidas ocio- 78 A.C.Za. Actas Capitulares, L-210, sesión 12/09/1511, fol. 25
79 Se trata de los contenidos recogidos, muy escuetamente, en una sentencia arbitraria dada por el bachiller
sas; pero, evidentemente, el desconocimiento del latín impedía a los mozos su con- Aguilar y el licenciado Fernández, ambos canónigos, en un proceso entre el deán y cabildo con el chan-
tinuación en la carrera eclesiástica, no pudiendo por ello recibir las mayores órde- tre, que aparece inserta en otra del Arcediano de la Fuente y Juan Grado. Ambas están en un papel suel-
to y carecen de fecha. Ibídem, Leg. 39/3
hacer, se pasen las cosas que se hayan de cantar el día siguiente, en particular en tiempo de 83 En 1520 el cabildo volvería a resolver sobre este enfrentamiento, esta vez otorgando la potestad al cantor
de poder castigar a los mozos que estuvieran en el atril o que se negasen a cantar. Ibídem, sesión
Adviento, Cuaresma y Vigilias y Cuatro Temporas, para que se cante con más destreza y sin 07/09/1520, fol. 31
84 Son numerosas las referencias que tenemos en este sentido. Entre ellos, y como ejemplo, puede verse el
errar”85. Pero tampoco debemos pasar por alto que, derivado de una de las diferen- relato de una pendencia de 1588, protagonizada por uno de los mozos de coro, que embozado, aguardó
a su contrario en la Plaza de Santa Lucía y le asestó varias puñaladas. A.H.D.Za. Asuntos Criminales, Leg.
cias entre el cantor y el sochantre, y tal y como hemos comentado, el cantor tenía 1315 I. Otro suceso que causó gran escándalo en el seno del cabildo fue el protagonizado por el mozo
Francisco Rodríguez, quien robó la ropa de coro a un prebendado y salió con el hábito a la calle, “echando
potestad para castigarles cuando estuviesen en el atril, por lo que podríamos dedu- bendiciones”. A.C.Za. Actas Capitulares. L-133, sesión 14/03/1730, fol. 175v
cir su participación en el canto de órgano desde el siglo XVI. No en vano, conta- 85 A.C.Za. Leg. 39/3
86 Ibídem
mos con más pruebas que demuestran esa participación de los mozos de coro en el 87 Ibídem
El Deán y Cabildo en calidad de patronos de la fundación eran los responsables de 103 Un ejemplo muy significativo a este respecto fue la destitución de Juan Hernández, Dómine del Colegio, en
1744, motivada, según el Cabildo por “la bondad del genio que le asiste, incapaz de proporcionarles el seve-
la gestión directa del Colegio, velando en todo momento por el buen funcionamien- ro castigo que necesitan, no bastando sus palabras y deseos de contenerlos en los términos arreglados”.
Ibídem, sesión 23704/1744, fol. 335
to del mismo. Los ingresos para su sostenimiento procedían de diferentes juros de 104 Ibídem, L-133, sesión 12/09/1740. El cabildo ordena separar a los sarnosos para evitar más contagios. Al
mozo de coro. A Manuel Forneros, por ejemplo, se le impidió entrar en el Seminario y en la Catedral hasta
alcabalas en la ciudad de Zamora; una economía que sufrió serios reverses, especial- que sanase de la enfermedad.
mente a partir de 1714, momento en el que se suprimieron varios de los juros. 105 Ibídem, L-135, sesión 26/07/1746
106 Morales, Nicolás: “El Real Colegio de los niños cantores y una práctica discutida a finales del siglo XVIII: la
castración”, en Revista de Musicología, XX, 1, 1997, pp. 417-431
plo más claro por su naturaleza y repercusión fue el suceso protagonizado en abril 122 A.C.Za. Actas Capitulares. L-126, sesión 17/03/1668
123 Loreno Pinar, F.J. y Vasallo Toranzo, L.: op. Cit. p. 56
de 1674 por el tenor Francisco Salteaguda y que Antonio Moreno de la Torre asen- 124 Martín Márquez, A.: La celebración de las Cuarenta Horas en Zamora en los siglos XVIII y XVIII. Festival
Internacional de Música “Pórtico de Zamora”. Zamora, 2007
tó en su Diario. Al cantor se le acusó de haber robado una reliquia del cuerpo de
125 A.C.Za. Actas Capitulares. L-125, sesión 23/09/1655
San Ildefonso y de querer entregarla en Toledo; acción de extrema gravedad para la 126 Ibídem, L-133, sesión 08/05/1742
Saber si los tiples de la Catedral de Zamora eran castrados o no, o mejor setistas por castrati-sopranos, mientras que para las voces de contralto se siguió uti-
dicho -por utilizar una denominación más hispana- si eran o no capones, es suma- lizando a esos falsetistas130. Por otro lado, no hay nunca que perder de vista que el
mente complejo: la documentación suele ser muy aséptica en este sentido. De los hecho de que un niño o adulto fuera capón no implicaba que tuviera cualidades para
cantores que fueron en principio colegiales del Seminario de San Pablo y que con el el canto. No en vano, tenemos numerosos testimonios de la llegada de caponcillos
paso del tiempo permanecieron en la capilla, tenemos algunos casos susceptibles de a Zamora para ser examinados por el maestro de capilla y que el Cabildo rechazaba
rastreo y seguimiento; sin embargo, para los tiples que llegaron de otros lugares de por la falta de aptitud musical: expresiones como “no fue de provecho” o “no convenía”
la provincia o diócesis con una edad ya más adulta que la de los colegiales, el círcu- eran comúnmente utilizadas por la institución catedralicia.
lo de información sobre su condición de capones se estrecha enormemente, hacién-
dose imposible hacer tal precisión. De cualquier forma, no debemos olvidar que un En Zamora la única información publicada es la referente a Pedro
cantor capón, dependiendo de los registros de su voz, condicionados en gran parte Escudero (1791-1868), a quien un cerdo le rebanó los testículos siendo un niño. Sin
por la edad más o menos cercana al momento de la muda en la que se llevó a cabo embargo, Escudero, cantor y violinista, desarrolló su carrera profesional en París ya
la emasculación, podía ser tiple o contralto. De tal manera, que cuanto más tarde se en el siglo XIX; por lo tanto, lejos de los límites cronológicos del presente estudio131.
realizara, más probabilidades había de que el cantor se quedase como contralto, per- Las referencias que hemos podido encontrar encuadradas en nuestro marco espacio
diendo los registros más agudos propios del tiple. La castración podía realizarse de temporal parten del Colegio Seminario de San Pablo y está relacionadas con cole-
un sólo lado o de ambos lados, siendo éstos últimos los más buscados; aunque giales; es decir, no sabemos, al menos de momento, la condición de capones de los
hemos podido encontrar solamente una única referencia a esta distinción: fue en tiples que sirvieron en la Catedral, bien fuera ocupando además una ración, capella-
1742 cuando se informaba “que el Maestro tenía examinado y hecho prueba de un muchacho nía o simplemente el oficio de cantor. Esta información es difícil de rastrear, bien
huérfano, hijo de un vecino de la ciudad, capón de ambos lados, y que mediante el Seminario actual- porque se trataba de un tema de “poco aseo”, en palabras de Ángel Medina, o bien
mente eran muy poco útiles los muchachos que en él estaban sería muy bien se admitiese en él al porque su presencia en las capillas era algo cotidiano y aceptado y no necesitaba
propuesto, pues prometía alguna esperanza de habilidad”127. resaltarse. Si tenemos en cuenta la preferencia del cabildo por tiples capones y la
Ya aludimos a las dificultades que presenta saber si entre los tiples o con- dificultad que tenían para su localización y posterior contratación, podríamos intuir
traltos que estaban al servicio de la capilla de música había capones o no, y, si los que algunos de los cantores mejor pagados y con mejores cualidades, pudieron ser
hubiera habido, qué porcentaje representaban sobre el total de estos cantores. La capones, pero es sólo una conjetura, sin una base documental firme. Ya comenta-
presencia de castrados en las catedrales es un tema ya más que demostrado. mos más arriba la propuesta del cabildo por dotar seis plazas de mozos de coro
Afortunadamente, son cada vez más numerosos los estudios musicológicos e histó- preferentemente en cantores capones; lo que nos podría hacer pensar que los mozos
ricos que abordan este tema total o parcialmente con una premisa fundamental: pre- de coro tiples que aparecen como miembros de la capilla de música en las dos pri-
sentar a estos cantores en su realidad profesional más cotidiana, alejada de la clási- meras décadas del siglo XVII fuesen castrados; es algo con lo que, al menos sólo de
ca visión de los “castrati” italianos, ligados a grandes nombres, como Farinelli o momento, podemos especular, pero ni mucho menos sería algo descabellado. Al
Senesino, y a los escenarios de ópera europeos. La participación de los capones en igual que Barbier afirma que en Italia había lugares más habituales donde se practi-
las catedrales y centros españoles fue mucho más callada que la de aquellos, pero
con un enorme peso funcional. Trabajos como los de Patrick Barbier128 y Ángel 127 Ibídem, L-134, sesión 01/07/1742, fol. 309. El capón se llamaba Santos.
Medina129 han servido de motor y revulsivo para afrontar estas realidades con una 128 Barbier, P. Historia de los castrati. Ediciones Javier Vergara. Buenos Aires, 1990
129 Medina, A.: Los atributos del capón. ICCMM.
mente investigadora mucho más abierta. Tradicionalmente, se ha venido aceptando 130 Barbier, P. op. cit. p. 20
que fue el coro pontificio el primero en abrir sus puertas a estos cantores en los últi- 131 Sobre Pedro Escudero se han publicado dos artículos en la prensa local zamorana: Ramos, H.: “El
Castrado”, en Dominical de La Opinión-El Correo de Zamora, de fecha 24/10/1999, p.V; y Hernández, J.: “El
mos años del siglo XVI y desde entonces esta capilla papal comenzó a sustituir a fal- Castrado de Zamora”, en la Opinión-El Correo de Zamora, de fecha 25/11/2007, p. 14
bido como mozo de coro, ocupando la vacante dejada por Pablo García134; y, final- 134 A.C.Za. Actas Capitulares. L-126, sesión 21/01/1661
135 Ibídem, sesión 30/01/1664
mente, en 1664 lo encontramos ya como colegial135. Un caso más problemático fue 136 Ibídem, L-127, sesión 14/04/1671, fol. 26v. Agradecemos a Marta Lorenzo la información sobre el caso
excepcional de Antonio Hernández.
el de Antonio Hernández del que sabemos que era colegial desde 1669. Según las 137 Ibídem, sesión 13/10/1671, fol. 40
Actas del Cabildo, Antonio se autocastró voluntariamente, haciendo saltar los resor- 138 Barbier, P.: op. cit. p. 34
139 A.C.Za. Actas Capitulares. L-133, sesión 07/09/1727, fol. 53
tes fijados en este tipo de situaciones. El Cabildo tuvo que escribir a Roma para
140 Ibídem, 11/08/1727
informarse sobre el coste de la dispensa papal que la acción de Antonio obligaba a 141 Ibídem, sesiones 16/11/1736 fol. 27v y 20/05/1737 fol. 41
No debe perderse de vista que la música interpretada por la capilla de la Tinieblas de Miércoles Santo. Los mozos de coro también participaban en celebra-
Catedral era funcional: solemnizaba la misa y el oficio divino. El canto llano y el ciones exteriores; de hecho, sabemos que en ocasiones fueron los encargados de
canto de órgano (polifonía) estaban perfectamente integrados en la liturgia y, por hacer la farsa de Navidad o Corpus145.
tanto, en las ceremonias. Un simple vistazo a los libros de ceremonias conservados
basta para entender que la práctica musical en el coro no era ni mucho menos está- La participación de los mozos de coro en la música no fue ni mucho menos
tica, sino dinámica. El canto iba acompañado de un ritual en perfecta sincroniza- desdeñable. Hemos comentado que debían de tener conocimientos de canto llano.
ción, de tal manera, que al entonar un determinado verso o frase con un mayor peso En los capítulos de sus calidades se disponía que en “el ejercicio de canto que se oviere de
textual o simbólico, se sucedía una respuesta en la familia coral: descubrirse la cabe- hacer, se pasen las cosas que se hayan de cantar el día siguiente, en particular en tiempo de Adviento,
za, ponerse de rodillas, de pie, etc. Del mismo modo, la interpretación de la música Cuaresma y Vigilias y Cuatro Temporas, para que se cante con más destreza y sin errar”146. Pero
también estaba condicionada por el tiempo litúrgico al que correspondía; un claro tampoco debemos pasar por alto que, derivado de una de las diferencias entre el can-
ejemplo de ello es el canto de salmos en Semana Santa o durante la celebración de tor y el sochantre, y tal y como hemos comentado, el cantor tenía potestad para casti-
un “entredicho” en los que la ceremonia dictaba que se cantaran en “tono bajo”. garles cuando estuviesen en el atril, por lo que podríamos deducir su participación en
el canto de órgano desde el siglo XVI. No en vano, contamos con más pruebas que
En el Archivo de la Catedral de Zamora se conservan dos libros de cere- demuestran esa participación de los mozos de coro en el canto de órgano, contem-
monias: el primero de ellos, está impreso y data de 1814, y según su preámbulo se pladas en los capítulos a los que tantas veces hemos hecho referencia: “que se estatuye
escribe con la intención de recoger las costumbres y ritos practicados para evitar y ordena que seis plazas de mozos de coro, las primeras que vacaren, estén deputadas para seis mozos
dudas o discusiones al respecto142. El segundo, que lleva por título Libro de Casos de muy buenas voces, de los cuales tengan muy buenas esperanzas, procurando si fuere posible que
Extraordinarios de la Catedral de Zamora -sobre el que estamos trabajando actualmen- sean capones, que vivan con el maestro de capilla o con el sochantre que tengan particular cuidado
te- abarca una banda cronológica amplia, de 1665 a 1771, y en él se asentaron aque- en enseñarlos”147. Por tanto, el cabildo permitía el paso de los mozos de coro a la capi-
llas ceremonias ligadas a hechos o acontecimientos excepcionales a modo de dia- lla, manteniendo su condición y dando preferencia a los que estuviesen castrados,
rio143. Una lectura de los mismos es indispensable para conocer de primera mano lo con la idea de ocupar voces de tiples y contraltos. Efectivamente, en las primeras
que sucedía en el coro catedralicio y, sobre todo, respecto al canto llano. A juzgar décadas del siglo XVII encontramos a varios mozos de coro con la denominación de
por ambos textos, la participación de los mozos de coro era doble: por un lado, rea- “tiples”. Concretamente nos referimos a Andrés de Villafañe, Domingo Rodríguez,
lizaban la labor de asistentes de los capellanes y prebendados; y por otra, les corres- Juan Baptista de Medrano, Andrés Álvarez, Juan Concejo y Alonso de Fuentes. No
pondía en determinadas ceremonias entonar las antífonas de los salmos. La princi- queremos decir que después de los años veinte del Seiscientos no hubiera mozos de
pal misión de la antífona es la de introducir el salmo e informarle del tono con el que coro tiples en la capilla, sino que al, menos, no se les denomina como tales.
se ha de cantar144. Según el ceremonial, los mozos de coro entonaban las antífonas
de las horas de Prima y Manuales (en los días de “Racioneros”, de “Capellanes”, y la
Kalenda en los feriales), en Primeras y Segundas Vísperas (Magnificat incluido), o en
la Vigilia de Navidad (un mozo de coro daba la entonación del tercer salmo). 142 A.H.D.Za. Mitra. Libros Impresos, nº 14
143 A.C.Za. Libros Manuscritos, nº 287. Actualmente, estamos realizando una transcripción y estudio del
Respecto a su segunda actividad, un mozo era quien derramaba agua bendita con el mismo.
hisopo sobre las sepulturas, paredes y suelos de la Catedral en la función de Ánimas 144 Asensio Palacios, J.C.: El canto gregoriano. Alianza Música, Madrid, 2003, p. 274
145 Vid. Ventura Crespo, C.: Historia del Teatro en Zamora. Ayuntamiento de Zamora. Zamora, 2006
y seis de ellos con hachas encendidas se colocaban en el coro antes de que conclu- 146 A.C.Za. Leg. 39/3
yese la Antífona de las llamadas Antífonas Mayores o de la “O”, al igual que en las 147 Ibídem
Domingo de Ramos y Viernes Santo de García de Salazar, en concreto a una copia 154 “Que se de quinientos reales a los músicos en esta forma: 150 reales a Barragán; 50 reales al niño de Manuel
Redondo; 100 reales a los colegiales; 200 reales a los músicos y demás pesonas que asistieron a la fiesta
existente en el Archivo de la Catedral datada en 1906, donde en uno de los compa- de Reyes para efecto de una merienda”. Ibídem, L-126, sesión 15/01/1668
155 “Licencia al Prior Juan Duro, mayordomo de Cuarenta Horas, para que elija a los tres prebendados para decir
ses de los versos aparece escrito un significativo “los niños”. Parece que los niños las Misas, se les deje la plata y elija a los colegiales que quisiere”. Ibídem, L-134, sesión 27/01/1736. Citado
en Martín Márquez, A. op. cit. p. 43, nota 175: La Celebración de las Cuarenta Horas en Zamora durante los
se encargaban, pues, de entonar los versos de algunos motetes; en 1677, con moti- siglos XVII y XVIII. Festival Internacional de Música “Pórtico de Zamora”. Zamora, 2007, p. 43, nota 175