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INVESTIGACIÓN ESTADO DEL ARTE SOBRE MUJER Y GÉNEROS

SANTAFÉ DE BOGOTÁ 1999-2006

INVESTIGADORAS: MARTA LÓPEZ CASTAÑO


VANESSA LIÉVANO GUTIÉRREZ

AUTORAS: MARTA LÓPEZ CASTAÑO


VANESSA LIÉVANO GUTIERREZ
ÍNDICE

Introducción…………………………………………………………………….5
La perspectiva de género………………………………………6
• La diferencia sexual…………………………………………….11
• El relato y el testimonio social………………………………....13

Metodología……………………………………………………………………16
• Criterios para la recolección y selección de información......17
• Procedimiento de recolección………………………………....19
• Criterios para la selección de documentos
• Criterios para el diligenciamiento de RAES
• Ejes temáticos…………………………………………………….21
• Ejes analíticos…………………………………………………….23

Análisis de Resultados………………………………………………………..25
2.1 Resultados de análisis Cuantitativo………………………………...25
2.2 Resultados de análisis Cualitativo……………………………........29

Capítulo 1: Subjetividad Femenina y de Géneros y Consumo Cultural.29


• La subjetividad
Capítulo 2: EL cuerpo y los Derechos sexuales y reproduce………… .56
• El cuerpo como potencia
Capítulo 3: Educación………………………………………………………….77
• La vida y la autonomía
Capítulo 4: Sobre el Conflicto armado y violencias……………………..108
• El conflicto y la violencia
Capitulo 5: Sobre la Democracia, Ciudadanía y Políticas Públicas….131
• La Democracia
• Las políticas públicas.
• Los centros y las Instituciones.
• La participación y la gestión ciudadana.
• Las políticas públicas.
Capitulo 6: Sobre las Resistencias………………………………………….164
Recomendaciones.
Bibliografía………………………………………………………………………..177

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Estado de arte sobre Mujeres y géneros en Santa Fé de Bogotá.

“Quien ha conocido la despersonalización reconocerá al otro bajo cualquier


disfraz: el primer paso hacia el otro es encontrar en sí mismo al hombre de todos
los hombres. Toda mujer es la mujer de todas las mujeres, todo hombre es el
hombre de todos los hombres, y cada uno de ellos podrá presentarse allí donde
se juzga al hombre”.

Clarice Lispector, “La pasión según G.H “

Introducción:

La investigación sobre “lo femenino” tiene hoy distintas vertientes y obedece a


diferentes juegos de lenguaje que se soportan ya sea, en ejercicios conceptuales
superados por la aparición de nuevos paradigmas de pensamiento, ya basados
en la experiencia y la acción contextuada en las prácticas sociales y estilos de
vida propios de su quehacer en el mundo .

Con la fragmentación del Sujeto, el debilitamiento del Estado nación y la irrupción


de una economía de mercado globalizada, no es posible hoy hablar de sujetos
integrales, desvirtuándose con ello, la idea neutra de ciudadano moderno en la
que se basa la participación entendida como gestión ciudadana, asistimos por
tanto a la destitución de lo que se denominan las singularidades y minorías, la
diferencia está en entredicho asimilando su especificidad a una versión de la
identidad que termina subordinándose y excluyéndose, inmensas capas de la
población no sólo humanas sino vegetales y animales son objeto de exterminio,
de tal manera que puede hablarse de destitución real de los grupos minoritarios,
no sólo estamos hablando de exclusión simbólica y cultural, sino de la ausencia
de un lugar de enunciación para quienes no pueden esgrimir el concepto de
dignidad humana y por tanto de una posibilidad de reconocimiento de sus
derechos. Este fenómeno social afecta directamente la investigación que se
produce, toda vez que el objeto de la misma, es abrir derroteros nuevos no sólo
analíticos, sino también prácticos y de atención para quienes sobreviven en
condiciones extremas expuestos de hecho a la des-subjetivación, o como dice
Giorgio Agamben, al exterminio minoritario de quienes están mas cerca de la
zoé; aquellos que habitan “la zona gris” o de sacrificio que los convierte en no
humanos. (Agamben 2000).

El momento histórico social que vivimos es realmente problemático, el mundo


globalizado no sólo ha exacerbado la violencia, el hambre y la inequidad, (mas de

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100 millones de refugiados en el mundo lo atestiguan, el 70% de la población
mundial vive con menos de un dólar al día, la renta media de los veinte países
mas ricos, es 37 veces mayor que la renta media de los países mas pobres. Y
ese desfase se ha duplicado en los últimos 40 años, Incluso ajustando estas cifras
en función de la capacidad de compra, el desfase es abrumador, en Colombia
estamos hablando de mas de 25.000.000 de pobres, de 3.410.000 desplazados,
(cifras del 2004), de los cuales mas de 51% corresponden a mujeres y a
niños/as, la pobreza y la falta de alternativas laborales para los grupos
“minoritarios”), se convierte en un factor reiterado de violencia que vincula a la
población joven a los grupos armados y a la delincuencia organizada, los obliga
tempranamente a la deserción escolar y los convierte en delincuentes potenciales,
la situación de empobrecimiento y violencia contra las mujeres ha incrementado
las cifras de jefatura femenina sobrecargando la responsabilidad de las mujeres y
exponenciando la violencia intrafamiliar, además de refrendar el trabajo
reproductivo y no pagado tradicionalmente asignado a las mujeres. Todos estos
factores a los que se suma el desplazamiento forzado, inmoviliza el ejercicio
diferencial de las apuestas indígenas y de negritudes produciéndose así el
marginamiento de la opción vital presente prioritariamente en estas
subjetividades capaces de propuestas creativas en aras de la transformación
social y de una opción de vida mas digna para todos/as.

“El neoliberalismo es el nombre que suele darse a esta forma de política


económica estatal, el neoliberalismo no es el régimen del capital desregulado, sino
mas exactamente, una forma de regulación estatal que favorece al máximo los
movimientos globales y el lucro del capital. Una vez más en la era del liberalismo,
puede ser útil concebir el Estado como una especie de comité ejecutivo que tiene
la misión de garantizar unas condiciones óptimas a largo plazo al capital colectivo.
Desde este punto de vista, la tarea fundamental del Estado neoliberal, como
ocurre con todas las formas del estado capitalista, consiste en regular el desarrollo
capitalista en provecho del propio capital global.” (Negri y Hardt, 2004)

“Las políticas neoliberales que restringen la regulación política y social de la


economía son especialmente potentes en el ámbito de los mercados y las
finanzas. A medida que los mercados se globalizan y que las políticas neoliberales
bajan el listón de la regulación política, aumenta el poder financiero. La
abstracción es la clave de los derivados y mercados financieros en general, los
índices bursátiles, los tipos de interés, e incluso la evolución del tiempo
atmosférico. A causa de esta abstracción, un selecto número de operadores, los
reyes de las finanzas, tienen una gran influencia sobre mercados inmensos,
haciéndolos cada vez más susceptibles a crisis y a cambios catastróficos. A un
nivel tan alto de abstracción, cualquier cambio ejerce un efecto multiplicador, de
modo que el más leve giro de la brisa, se convierte en un huracán capaz de
arrasar empresas y arruinar monedas. Especialmente en los países subordinados,
los lideres políticos apenas disponen de medios para regular la economía nacional
frente a esos poderes colosales de las finanzas globales”. (Negri y Hardt, 2004,)

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La complejidad de la vida social que vivimos en la actualidad, demanda de la
ciencia social la producción de nuevos paradigmas capaces no sólo de
desconstruir las teorías clásicas de la representación, y el modo racionalista de
encarar la relación sujeto objeto, se trata de proveer nuevos pensamientos y
prácticas metodológicas necesarios para construir un mundo más habitable, toda
vez que se inserte en la pregunta por la vida misma. Más que conceptos y
conocimientos para apropiar la realidad que se ha considerado a distancia del
sujeto cognoscente, hay que crear nuevos perceptos (Deleuze, 1997) y nuevas
categorías para abordar la diferencia, la singularidad y la otredad propios de
extrañeza o de elusión cuando del abordaje investigativo se trata en el contexto
de los trabajos que se realizan en nuestro medio, todavía subsisten preguntas
presas de una visión que no incursiona en la complejidad y el abordaje de la
diferencia, quedándose postergados los análisis que contextuarían la investigación
en el debate sobre la diferencia. (Jaramillo J. 2005.)

El campo analítico que erosiona la metafísica occidental, concierne a la pregunta


por la subjetividad en detrimento del sujeto basado en la idea de cuerpo unificado
refrendado por la modernidad. La totalización del cuerpo aparece con la
institución del individuo como sujeto de derechos, está en la base de la ciudadanía
y entiende al colectivo social como sumatoria de sus miembros, la propia noción
de autonomía que confiere a la conciencia y atribuye a la voluntad un valor
amplificado en la decisión, depende de esta idea del cuerpo que inmaterializa la
mente y el pensamiento, advirtiendo un ligamen confuso entre mente y cuerpo,
entre espíritu y materia que termina por validar la abstracción y el sujeto
trascendental propio de la reflexión de sigo XVIII.

La admisión de un Sujeto enfrentado a un mundo dado, esta presente en los


análisis que asignan a la condición femenina un lugar enraizado en la identidad, la
opone a otros, constituyendo un yo que determina un mundo propio. Estas ideas
son permanentemente difundidas a través de los medios de comunicación y los
propósitos capitalistas de consumo interesados en validar la individualidad molar
que se erige en premisa fundante del modelo identitario dominante. Si como dice
Spinoza: “el sujeto es la idea del cuerpo”, el cuerpo de que se trata en estas tesis,
reproduce y extiende la construcción del modelo femenino que se constituye
bipolarmente en relación con lo masculino, arguyendo a su pesar, la semejanza y
la igualdad al varón en términos de derechos, además de coincidir con la noción
biológica de órganos y funciones caracterizadas sexualmente y limitadas por la
piel, se trata de un cuerpo autocontenido en perpetua relación con el medio
ambiente que funciona como soporte de la identidad ; si bien las feministas de la
igualdad señalan que el cuerpo es una construcción social, ello no impide que
suscriban la idea organicista del cuerpo, en la base de los argumentos que
defienden los derechos sexuales y reproductivos y el tema de la salud de las
mujeres, subsiste una consideración biologizada de la corporeidad femenina, que
no sólo determina las características de normalidad o de patología propias del
organismo en cuestión, sino que da la pauta para el cuidado de sí, para la
autoestima y provee las condiciones para una buena salud. Se puede afirmar que

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en términos de la corporeidad todavía no ha surgido la pregunta por la
diferencia, la potencia corporal y su capacidad de ser afectado por otros cuerpos.

“El cuerpo es para las feministas de la diferencia una superficie de significaciones,


situada en la supuesta facticidad de la anatomía con la dimensión simbólica del
lenguaje. Como tal el cuerpo es un tipo de noción multifacético que cumple un
amplio espectro de niveles de experiencia y de marcos de enunciación. La
subjetividad está definida por muchas variables diferentes, raza, sexo, edad, la
nacionalidad y la cultura que se yuxtaponen para definir y codificar los niveles de
nuestra experiencia”, en esa superficie libidanal se inscriben las semióticas y las
metáforas capitales de la cultura, pero también se producen inscripciones de
liberación y de potencia que transforman la corporeidad y mutan la subjetividad en
aras de la transformación yoica., si en occidente el cuerpo sexuado ocupa un
campo importante de la institución , este código semiótico organiza la percepción
de las diferencias morfológicas entre los sexos para establecer y naturalizar las
categorías de definición y oposición sexual que encontramos intronizadas en la
cultura. Así que el modo de salir de la lógica binaria y dicotómica de la cultura
occidental que captura las identidades, es reelaborarlas y reconstruirlas
proponiendo la legitimación de un devenir mujer siempre en construcción”.
(Braidotti. 2004)

La perspectiva de género

El género como instrumento analítico aplicado al discurso, ha servido a las


feministas para develar la acción de exclusión presente en la relación saber -
poder que se arroga la verdad sobre el mundo, considerando lo masculino como
aquello que no requiere explicación y que se da por sí mismo y de suyo. El
procedimiento discursivo y patriarcal naturaliza lo femenino a la condición de
minusvalía, de carencia, o de sumisión propio de las practicas discursivas y de
las positividades analíticas que reducen la diferencia femenina, a lo otro, a lo
diferente, y lo diferente se asimila al peligro y la exclusión. Lo que los análisis de
género realizan con la operación desconstructiva, es la visibilizacion de este
modus operanti propio del patriarcalismo y su fuerza de reducción de la otredad y
de las diferencias,cuyo agenciamiento pervive en el campo de la historia social y
en general en las ciencias hechas por varones.

Sin embargo, el propósito desconstructivo del análisis de género, mantiene un


prurito comparado, siempre en oposición, que invalida la argumentación y la
condena al orden de lo mismo, su propio orden lógico y dialéctico, queda
subsumido al régimen de poder que excluye la diferencia y le impide encararla en
sí misma. Esa diferencia no sólo aparece en la multiplicidad de condición, por sexo
y genero, también la raza, la etnia, la clase social y la diferencia entre las mismas
mujeres, esta característica muestra la insistencia de un nuevo sentido, una
paradoja que persiste en todas aquellas singularidades no siempre sexuadas,
que permanecen al margen del modelo identitario mayoritario reconocido por la
cultura. Lo que se denominan ”géneros”, trasgrede e invalida el ejercicio bipolar

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del lenguaje, advirtiéndose una modulación identitaria y en exceso que traza una
trasversal, un modo diferente identitario reconocido por las teorías Queer y los
análisis transexuales.

“La construcción de las feministas de los “sistemas sexo género, “como objetivo de
análisis, reproduce con demasiada facilidad lo que Butler denomina “modelos
expresivos de género”, estos se encargan de normalizar y controlar, al dar por
sentada, “una sustancia duradera o yo con género” que fundamenta la unidad del
sexo, el género y el deseo. Según este modelo, toda disonancia en cuanto a
rasgos, actos o deseos puede remitirse a un núcleo de género respecto del cual,
se hacen simplemente secundarios y accidentales, lo que queda fuera de
discusión es la noción misma de identidades esenciales de género, oponiéndose a
la utilización que hacen las feministas de un modelo expresivo de género; Butler
propone otro modelo activo: La suposición de que existen dos géneros claramente
separados, como dos sexos diferenciados, se basa en la acción repetida de actos
de género sancionados culturalmente.” (Martín. Barret, y Philips , 2002.)

“La heterosexualidad es, en sí misma, un disfraz sin un original, o como o indica


Butler sobre la homosexualidad, es transvestismo necesario, la heterosexualidad,
como las divisiones de género de que depende, se constituye a través de
prácticas significadoras repetitivas que luchan por reproducir los ideales
fantaseados de la masculinidad, la feminidad y la sexualidad normal, aunque
fracasan necesariamente, mientras tanto la heterosexualidad se debe defender de
los excesos que surgen en los intervalos de las representaciones repetidas,
excesos que luego se pueden hipostasiar en Otro, el homosexual”. (Martín.
Barret, y Philips , 2002.)

En sentido estricto estos modos identitarios, estas singularidades como tal, no


son precisamente géneros, corresponden mas bien a construcciones de
subjetividad que responden a fuerzas en tensión, donde es posible darse un
cuerpo, darse una mente y construir un mundo. Lo que hoy se denomina el
“imaginario monstruoso o teratológico”, expresa las mutaciones sociales
identitarias situadas en un contexto tecnocultural, subjetividades insurrectas y
emergentes que desplazan la lógica disyuntiva femenino - masculino, son cuerpos
posgénero que fragmentan el orden posicional del sujeto dominante y rompen el
enunciado peyorativo que atribuye “la monstruosidad a lo diferente” asimilando las
tesis de Canguilhem cuando afirma, que la normalidad es el grado cero de la
monstruosidad. (Canguilhem. l971)

Lo que realmente ha acontecido en medio del cambio de las condiciones sociales


con la aparición de mutantes e híbridos, (nuevos modos identitarios devenidos), es
la desestabilización del sujeto.

Frente a la explosión de sujeto de la modernidad en subcategorías explotadas,


económica, social y culturalmente, sin existencia legal, los desplazados, los
indocumentados, jóvenes, los indígenas, las negritudes, las mujeres, las
adolescentes embarazadas, las mujeres violadas, los trabajadores ilegales,

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emergen como figuras flotantes despojadas de toda dignidad. Este fenómeno
erosiona el campo de los Derechos Humanos, los derechos humanos se asocian a
la declaración propia de siglo XVIII y las consecuentes modificaciones tienen este
referente en el contexto de las investigaciones realizadas en Colombia. Los
Derechos humanos no son vistos como paraguas conceptual internamente
complejo y contradictorio, así vistos los derechos humanos se convierten en
normativos y androcéntricos; Para que los derechos humanos no se conviertan en
pura retórica, es necesario refundar los derechos humanos en el contexto de la
ética y la subjetividad. Un conjunto de derechos normativos para las mujeres
redundaría en signo de empobrecimiento político y simbólico, las feministas han
denunciado cómo los Derechos humanos no asimilan las peticiones de las
mujeres, las cuales quedan asimiladas a los derechos sexuales y reproductivos.

Esto significa que ya debíamos de estar hablando de ética Spinoziana, de


continuidad y perdurabilidad y no de Derechos humanos a secas, deberíamos
hablar de formas de subjetividades sociales, simbólicas, estéticas y políticas que
puedan ser sostenibles y vivibles, como señala Rossi Braidotti; “Lo humano no es
neutro , necesitamos reformular el campo de nuestro actuar como mujeres desde
la resignificación de la subjetividad, sin mediación de los derechos humanos”,
refundando desde la ética y la estética su sentido para que la vigencia de los
mismas tenga un anclaje real en las practicas sociales y políticas.(Braidotti.2004)

Otro tanto acontece con la irrupción de las nuevas tecnologías y su incidencia y


afectación en las nuevas subjetividades flotantes y emergentes . Podría afirmarse
que la tecnología lleva acabo una incersión real de dispositivos dentro del propio
cuerpo, hay de hecho visual y operativamente, circuitos de intercambio hombre
máquina los cuales operan en tiempo real. Tanto el cuerpo como la mente han
sido transformados por la incursión de la maquina y las nuevas tecnologías, esto
señalan hacia la operación del poder presente la manipulación tecnológica, y
también señala hacia la paradoja cuerpo máquina, Donna Haraway “nos dice que
las maquinas son tan inquietas y los humanos son tan inertes “ con ello no vuelve
a la exclusión modernista cuerpo maquina, sino que advierte la necesidad de
“encardinar” la corporeidad que también es máquina, mediante la ética y la
responsabilidad para encarar los tecnopaisajes de la postmodernidad tardía.

Su propuesta consiste en construir una subjetividad postmoderna y para ello


acuña el nombre de cyborg, el cyborg es un “organismo cibernético, un híbrido de
maquina y organismo, una criatura de realidad social y también de ficción, la
realidad social son nuestras relaciones sociales vividas, nuestra construcción
política mas importante, un mundo cambiante de ficción. Los movimientos
internacionales feministas han construido la “experiencia las mujeres” y, asimismo,
han destapado o descubierto este objeto colectivo. La experiencia es una ficción y
un hecho político de gran importancia. La liberación se basa en la construcción de
la conciencia, de la comprensión imaginativa de la opresión y, también, de lo
posible. El cyborg es materia de ficción y experiencia viva que cambia lo que
importa como experiencia de las mujeres a finales de este siglo. Se trata de una

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lucha a muerte, pero las fronteras entre ciencia ficción y realidad son una ilusión
óptica”. (Haraway, l991).

El cyborg es una criatura del mundo postgenérico, consulta la afinidad y no la


consaguinidad, aparece cuando la frontera entre lo animal y lo humano es
trasgredida realizando acoplamientos inquietantes con otros seres vivos, las
maquinas de este fin de siglo han convertido en indistinguible la diferencia entre lo
natural y lo artificial, entre el cuerpo y la mente, entre el desarrollo personal y la
construcción de corporeidad realizada desde el exterior, las maquinas actuales
están hechas de silicona que es una superficie para escribir , diseñado a escala
molecular, solo perturbada por el ruido atómico, esto hace que el cyborg tenga el
don de la ubicuidad y se desplace sin ser visto, el híbrido del cyborg constituye
una fuente de construcción identitaria y de resistencia al poder global que captura
el deseo en la heterosexualidad e impide la autonomía de las mujeres.

Se trata de redefinir los términos de relación entre tecnológica y arte. El factor


tecnológico debe entenderse inserto en lo humano, es un aparato material y
simbólico que afincado en la estética y la vida, puede producir auténticos modos
de creación de nuevos mundos y nuevas potencialidades. Si el orden virtual ha
significado la destitución de lo material convirtiendo el mundo en imagen, es la
subjetividad “encardinada”, la que provee un lugar afectivo para el compromiso
con los otros y la vida misma.

La diferencia sexual

Para el feminismo de la igualdad la construcción de la masculinidad y de la


feminidad estaban dadas por la cultura y los procesos sociales, las teóricas de la
diferencia la entienden como procesos inconscientes, tanto de identificación, como
de deseo. Después de la década de los noventas, la diversificación de posiciones
en el campo del debate feminista debido a la lucha de las mujeres negras, las
lesbianas y las teorías Queer, se multiplican las posiciones a propósito de las
teorías de la diferencia sexual.

Para Luce Irigaray, la diferencia sexual implica la denuncia de universalismo y el


falocentrismo que entiende lo masculino como agente racional, autoregulado y lo
femenino como lo otro, diferente y subordinado. Para esta autora las mujeres no
tienen reconocimiento simbólico en la estructura patriarcal, siendo necesario
construir un nuevo orden simbólico femenino valorando y refundando la
maternidad y recogiendo el ligamen femenino destituido por el imaginario
patriarcal dominante; aconseja proveer un orden simbólico femenino a través de
las iconografías de protección, mediante el arte y la estética que provean un
soporte protectivo a las mujeres ayudando al empoderamiento psíquico y mental.
(Irigaray. 1992.)

Las italianas por su parte entienden que es necesario instaurar una práctica
política desde las mujeres aprovechando la no pertenencia y el desahucio
simbólico al sistema hegemónico, focalizando las prácticas sociales en la libertad

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para negociar posiciones alternativas de sujeto. Se trata de una política radical
que se opone a los supuestos humanistas del sujeto en términos de racionalidad,
autorepresentación , homogeneidad y estabilidad, deshaciendo los discursos
morales y políticos sobre la otredad que excluyen a las mujeres y así apropiarse
del imaginario femenino, es decir de las imágenes y representaciones que
estructuran la relación con la subjetividad. (Irigaray.1987)

Las feministas de la diferencia, defienden la diferencia de ser mujer no sólo al


respecto del varón sino de la mujer de la vida real, no respecto a la mujer como
otro, sino de las mujeres entre sí, la subjetividad por construir, “no se nace mujer
se llega a serlo” lejos de una unidad relacional y autocontenida, es multiplicidad en
sí misma, está marcada por un conjunto de diferencias dentro y fuera de sí misma,
que la convierten en una fragmentación, una entidad anudada, construida sobre
las intersecciones de niveles de experiencia.

Se trata de combinar el deseo y la elección inteligente para la transformación


propia y colectiva. Una elección inteligente que conjuga niveles de deseo
inconscientes y ejercicios intencionales de decisión. El resultado es esa
subjetividad femenina, múltiple y fracturada, es racional en tanto que requiere el
vínculo con los otros y es retrospectiva en la medida que funciona a través del
recuerdo y la memoria.

Adrienne Rich, señala hacia la necesidad de redefinir el sujeto femenino con un


concepto de sujeto feminista - femenino que comienza con la revaloración de las
raíces corporales de la subjetividad, rechazando la visión tradicional del sujeto
cognoscente en cuanto universal, neutro y consecuentemente provisto de género,
o sea que su propuesta localiza la subjetividad en el arraigo espacio - temporal
del cuerpo, corporización o encardinamiento es una política de localización para la
construcción se la subjetividad femenina.

La idea de sujeto como devenir significa que ya no es posible que él o ella


coincidan con su propia conciencia, sino que la subjetividad debe pensarse como
una identidad compleja y múltiple, un lugar de interacción dinámica del deseo con
la decisión, la subjetividad con el inconsciente, dando paso a un transito de vida y
afección por donde cabalga la fuerza vital para la transformación de sí mismas,
esta visión de futuro se enmarca en el contexto de las trasformaciones
económicas y sociales que han dado paso y relevancia a la producción inmaterial
frente a otras formas de producción humana, la producción inmaterial es
creatividad, producción de formas de pensamiento y cooperación, es producción y
reproducción de deseo y posibilita la fuente de creación de la vida social misma.

“La producción inmaterial es biopolítica, la producción material, por ejemplo los


coches, los televisores, prendas de vestir y alimentos crea los medios de la vida
social, las formas modernas de la vida social no serían posibles sin estos artículos.
En cambio la producción inmaterial, que incluye la producción de ideas, imágenes,
conocimientos, comunicación, cooperación y reacciones afectivas, tiende a crear,
no los medios de la vida social, sino la vida social misma “(Negri y Hardt, 2005)

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Si el acontecimiento que implica la irrupción de la subjetividad ha dado al traste
con la noción de sujeto, removiendo el yo, la conciencia e incluso la intención
fenomenológica, otro tanto ha acontecido al respecto del objeto.

El objeto ya no coincide con lo apropiable, ni lo objetivable, el vitalismo lo entiende


como producido, la objetividad como dice Gregory Bateson “consiste en ver
despacio aquello que queremos ver” y algo de este objeto inmovilizado por la
ciencia, salta como prueba de la diferencia y de la condición de fuerza que le
asiste apoderándose del pensamiento y afectándolo, hay entre el pensamiento y el
objeto una rivalidad afectiva, un combate. Como dice Nietzsche: “el conocimiento
tiene una relación con los instintos pero no esta presente en ellos, el pensamiento
es el resultado de la confrontación con los instintos que batallando, llegan
finalmente a un compromiso, a una confrontación, se trata del juego y el combate
entre tres pasiones , ridere (reir), lugere (deplorar), detestari (detestar), que tienen
en común un modo de mantenerse a distancia con el objeto de conocimiento, la
risa se protege de él , el lamento lo desvaloriza, y el odio intenta destruirlo”. El
modo de relacionarse la subjetividad con el objeto es pasional, lo social es entrar
en pasión con él, afectarse de hecho, de ahí la necesidad de cabalgar en la
experiencia, porque la experiencia pertenece al estrato vital que hace la
diferencia y admite su necesariedad. (Nietzsche, l985.). La experiencia viva está
mas cerca de la vida y la vida nos coloca frente al enigma, frente al caos y el
cosmos, transita por los lugares inciertos donde irrumpe lo posible y se fragua el
azar, no todo es razón, el pensamiento es cuestión de afectos y fuerzas, el
pensamiento es pasional.

Vivimos hoy un mundo de riesgo, hemos por fin admitido que el azar y la alteridad
hacen locomoción con la necesidad, garantizando la fluctuación y la disipación en
medio de la espiral del límite, tanto en las sociedades como en los procesos
vivientes, el caos y el cosmos conjugan la posibilidad de formas inéditas de
creación y de relación entre humanos. Como lo sostiene Illya Prigonini, las
sociedades no son ni estructuras, ni sistemas, son fuerzas caosmóticas en
continuo fluir, que al modo de estructuras disipativas proponen un lugar inédito
para lo que viene. En este trayecto de mutación juegan un papel privilegiado las
practicas sociales, el pensamiento y las subjetividades porque generan y priorizan
en el camino nuevas experiencias, potenciando la resistencia y el deseo. Así las
cosas, debido al aumento de la incertidumbre social y la evidente incapacidad de
hacer el mundo gobernable, es pertinente abocar la investigación desde lo
biográfico, acudiendo a las narraciones que permanentemente refundan el sujeto.
(Guattari. l992.)

El relato y el testimonio social

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Las narraciones, testimonios o historias de vida tienen que ver con la memoria,
pero la memoria no es una, habiendo entonces varios tiempos y diferentes
memorias1.

La memoria es primera al respecto del recuerdo que singulariza el acontecimiento


vivido en un cuerpo, en un perfume, en una piel, en una forma; la memoria es
confusión de olores y sabores, de dolores y goces...por eso se podría decir que la
memoria es un tiempo que se espacializa, la memoria es propiamente el transito
de la confusión a la singularización que se plasma en el recuerdo. Como bien lo ve
Michel Serres no hay un solo tiempo que fluye hacia la muerte, hay también un
tiempo que se almacena, que se detiene. Guardamos los mejores vinos, se
congelan las golosinas en el refrigerador, se guardan bonos en los bancos, se
atesoran y se guardan objetos; hay además archivos de memoria en el genoma
humano, en las bibliotecas, la memoria es un tiempo que se sucede mas lento, a
veces sin propósito, que permanece como decir detenido y que se aviva y sale a la
superficie, estamos hechos de memoria y olvido, al modo como, estamos hechos
de la misma materia de los sueños y no todo es conciencia.

La memoria concierne también a todo el cuerpo social, relatar es memorizar hacer


visible la confusión afectiva, olfativa, visceral, una guerra es un acontecimiento
límite que se reinventa y se aligera con el relato, olvidar afirma la vida, pero ese
goce intangible no es posible sin el despliegue de la memoria que se reitera y se
repite, pasar del dolor al goce es un transito por donde circula ese tiempo lento
que se ha quedado prendido y almacenado en el recuerdo haciendo de la alteridad
algo singular, el tiempo de la memoria es innombrable y sin embargo vital. (Serres,
2002.)

Existe entonces una memoria institucional, corresponde a un tiempo crónico que


dirige la fecha del devenir en términos de pasado, presente y futuro. Este tiempo
valora la utilidad disponiendo de bancos de memoria, almacena recuerdos que
pueden ser estimulados a partir de la conciencia y un buen empuje de la voluntad,
no obstante subsiste otro tiempo, es la memoria de las minorías, una
contramemoria presente en los relatos de los marginados que discurre de modo
azaroso y zigzageante, propulsado no por a la conciencia, sino por la
imaginación.

Rossi Braidotti ha basado su teoría de la resistencia de las mujeres en la memoria


involuntaria, en esa memoria ligada a la imaginación, que potencia el deseo
femenino y constituye una contra memoria, porque hay dos tiempos distintos
presentes en la memoria del sujeto humano, uno es el tiempo acumulativo que se
refiere a la repetición o recuperación de información propio del sujeto 2. Hay sin
embargo otro tiempo que transcurre en la memoria de las llamadas minorías y de
los sujetos encardinados, “el sujeto de la mayoría tiene la llave de la memoria
central de todo el sistema, o traduce un papel insignificante, o mejor dicho a
1
Se destaca la importancia dada al elemento biográfico en las investigaciones citadas.
2
Ésta memoria es considerada “la caja negra de la psiquis humana” es decir un colosal banco de datos de
información centralizada.

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significante, los recuerdos de las minorías, recuerdos subyugados, marginales, o
como solía llamarlos Foucault contra-memorias alternativas, son la respuesta a
esta memoria centralizada y monolítica, Deleuze activa una memoria minoritaria,
es decir el poder de recordar sin un vínculo preposicional a priori con el banco de
datos centralizado.

Esta forma intensiva, cíclica y desordenada de recordar, ni siquiera apunta a


recuperar la información de una manera lineal. Sólo se imita a perdurar
intuitivamente. Antes bien funciona como una agencia desterritorializadora que
disloca el sujeto de su localización unificada y centralizada. Desestabiliza la
identidad abriendo espacios donde las posibilidades virtuales pueden actualizarse,
concretarse. Se trata en suma, de una suerte de empoderamiento de todo lo que
no fue programado en la memoria dominante.” (Braidotti, 2004)

Esta memoria esta directamente relacionada con la imaginación, abre el futuro en


relación al gozo, la alegría y al empoderamiento de la subjetividad, porque no se
detiene o se congela en el dolor vivido, sino que advierte otros modos posibles de
transformación identitaria relativos a una vivencia posible donde nos posicionamos
como mujeres nómadas, capaces de acometer positivamente la vida. Como si en
los momentos límites de fragmentación corporal, contáramos con un dispositivo
potencial casi siempre inutilizado, una fuerza vertiginosa que no sólo nos devuelve
la confianza sino también que nos impulsa hacia adelante, opera de modo afectivo
e intuitivo y resiste a la condición lineal de la memoria que se torna inapelable
valorando el carácter entristecido del instante que nos condena al resentimiento.
De ahí la importancia que cobra la capacidad deconstructiva de los iconos
patriarcales relativos a la estabilidad, la seguridad y la felicidad que adquieren
vigencia a lo largo de nuestras vidas, impidiendo una valoración por nuestra parte
de la alteridad, la contingencia y el devenir femenino.

Pensar significa pensar de otro modo, la investigación tiene el riesgo de la


complejidad, de la interdisciplinariedad, de construir paradigmas capaces de
conciliarse con la vida, la vida son fuerzas tanto molares como moleculares,
estrictamente la vida reduce el objeto a fuerzas, afectos, mutaciones, dinámicas
de estrato, a líneas de intensidad, pensar de otro modo implica reconocer el
pliegue de lo rizomático3.

El presente Estado del Arte sobre mujeres y géneros en Santafé de Bogotá recoge
50 investigaciones realizadas entre el 1999 y 2006 desde una mirada que
pretende encarar la diferencia en sí misma, así que la lectura sobre las
investigaciones destaca el aporte generado y las rupturas epistémicas que
3
”No hay producción que no sea cooperación, fundada en la comunidad. En este entramado biopolítico las
multitudes interactúan con otras multitudes, y desde los mil puntos de intersección, desde los miles de rizomas
que enlazan estas producciones multitudinarias, desde las miles de reflexiones nacidas en cada singularidad,
emerge inevitablemente la vida de la multitud. La multitud es un conjunto difuso de singularidades que
produce una vida común, es una especie de carne social que se organiza a sí misma en un nuevo cuerpo
social. Esto es lo que define la biopolítica, de lo común, que es al mismo tiempo un resultado artificial y un
fundamento constitutivo, es lo que confirma la sustancia móvil y flexible de la multitud” (Multitud.2005 ).

14
contribuyen a los cambios necesarios en el terreno de lo simbólico, lo cultural y
económico. Se valoran los conceptos y pensamientos novedosos, la critica y la
fuerza argumentativa para abrir inéditos derroteros en el campo de la producción
del conocimiento social.

METODOLOGÍA

Uno de los objetivos del presente estado del arte ha sido recopilar, sistematizar y
analizar de manera crítica la producción de conocimiento sobre mujer y géneros
que se ha dado en la ciudad de Bogotá durante el periodo 1999-2006 con el fin de
dar a conocer a la comunidad académica, a las instancias públicas y demás
instituciones que trabajen esta población, la manera como ha sido tratado el tema
del género. También se busca mediante el presente trabajo, contribuir con
lineamientos o recomendaciones que permitan abrir líneas de trabajo en temas
relacionados que de uno u otra forma han sido poco trabajados. Igualmente, se
pretende brindar pistas de acción para que puedan ser tenidas en cuenta, no solo
en las políticas publicas orientadas hacia la población femenina y LGBT y unas
posibles líneas de acción para consolidar políticas que garanticen la producción de
conocimiento con respecto al tema y que no tengan que estar obligatoriamente
articulados al asunto de las agendas y las políticas públicas.

Para la elaboración del presente estado del arte se ha optado por la metodología
implementada ya en otras experiencias de estados del arte, tanto en Bogotá como
a nivel Nacional4. Esto debido a que consideramos que dicha metodología permite
ir más allá de una mera descripción y listado de trabajos, metodologías y
perspectivas de análisis entre otros aspectos, puesto que el dispositivo que se
propone para el levantamiento de la información nos obliga al análisis del discurso,
a identificar nociones de sujeto; es decir, a identificar aquella “razón oculta” que se
encuentra a la base de cualquier trabajo investigativo o discurso académico sobre
un “objeto de estudio” en particular. De manera que, a nuestro parecer, la virtud
de esta metodología es que facilita la sistematización crítica del conocimiento
producido de un tema en particular, que para este caso es el de mujer y géneros.
A su vez, esta sistematización crítica facilita la identificación tanto de la

4
La metodología desarrollada en esta investigación se inspira y retoma una gran parte de procedimientos
implementados en los Estados del Arte: Estado del Arte del Conocimiento Producido Sobre Jóvenes en
Colombia, 1985-2003, Juventud: Estado del Arte 1990-2000; y Mujeres: Estado del Arte 1990-2002,
realizados por el Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos de la Universidad Central, IESCO-UC para
instituciones como: Programa Presidencial Colombia Joven, DAAC y DABS. (Escobar et. Al, 2004; Serrano,
et. Al, 2002; García et. Al, 2002).

15
sobreproducción como los vacíos habidos en el tema, entre otros aspectos,
contribuyendo así, en la construcción de lineamientos y posibles líneas de acción.

Desde su postura crítica, esta metodología no es considerada como un manual de


técnicas neutrales que al ser aplicadas producen la información; por lo tanto la
perspectiva metodológica del presente trabajo “se comprende como un referente
o marco que sustenta de manera lógica los pasos y las técnicas realizadas en un
proceso de investigación cualquiera. Para este caso, partimos de la idea que el
conocimiento no es neutral, por lo tanto las técnicas para su producción tampoco
lo son. Desde esta perspectiva, creemos que la realidad no es algo que estaría
allí dispuesta para ser recogida por el investigador mediante la aplicación de una
serie de técnicas de investigación; sino que por el contrario ésta es producida
mediante dispositivos que construyen los datos, lo que hablaría de una realidad
generada por la técnica misma en la interacción con los sujetos u objetos de
investigación debido a que la técnica descansa sobre los presupuestos teóricos
que la orientan”. (Quintero, 2005: 18)

En este sentido, el RAE como dispositivo de producción de información crítica se


complementa con el glosario considerado para este trabajo la herramienta
analítica mediante la cual se lee la información hallada y se debate con esta.

Por su parte, el proceso metodológico se organizó en tres momentos:

El primer momento Se diseñó el formato de la Reseña Analítica Especializada


RAE5; se elaboró un listado de instituciones, bibliotecas, centros de
documentación y páginas Web que serían consultados (centros de
documentación, bibliotecas públicas, bibliotecas generales de las universidades,
ONG, etc.); se definieron los documentos a revisar y se definieron los ejes
temáticos y analíticos. También se elaboró un glosario de términos pertinentes a
la investigación y diseño de base de datos en Excel para la sistematización de la
información y facilitar el cruce y análisis de ésta.

En el segundo momento se realizó el levantamiento bibliográfico, se introdujo los


textos hallados en la base de datos y se le aplicaron la muestra de selección para
ser acotando la muestra a 50 textos a los cuales se le haría la reseña y su
elaboración. También fueron introducidas, en ése momento, las reseñas en la
base de datos.

Finalmente, en el tercer momento, se cruzó la información consignada en la base


de datos, se analizó, se sistematizó y se realizó el informe final.

Criterios para la recolección y selección de información

5
Propuesta Metodológica para el análisis bibliográfico desarrollado por el IESCO. (Rueda, 2000; Escobar et.
Al. 2004; Serrano, et. Al, 2002; García et. Al, 2002).

16
Procedimiento de recolección

Se privilegiaron las entidades cuyos centros de documentación eran más grandes


o en las que se sabía existía producción específica sobre el tema. La prioridad se
dirigió a instituciones que producen conocimiento sobre mujer y géneros
(sistematizaciones, estudios, reflexiones publicadas o publicables y paginas Web).

Las Bibliotecas, centros de documentación, instituciones y páginas Web


consultadas fueron:
• Universidad Nacional. Centro de documentación Mujer y Género.
• CINEP
• Universidad de los Andes. Centro de documentación y Hemeroteca y
Facultad de Humanidades.
• Corporación para el Desarrollo Humano Humanizar.
• Profamilia.
• Universidad Javeriana. Instituto pensar.
• Universidad Pedagógica. Facultad de Ciencias Sociales.
• Presidencia de la Republica, Consejería Presidencial para la Equidad de la
Mujer. Centro de Documentación.
• Universidad Central.
• Observatorio Mujeres y Participación Política FESCOL.
• Universidad Externado de Colombia.
• Biblioteca Luís Ángel Arango.
• Casa de la Mujer.
• DAACD Departamento administrativo de acción comunal del distrito.
• DABS Departamento Administrativo de Bienestar Social.
• ICHAN
• ESAP Instituto de Derechos Humanos.
• Promujer.
• Red Nacional de mujeres.
• Paginas Web: Colombia Diversa, Banco Mundial, Colciencias, Alcaldía de
Bogotá, UNIFEM, Secretaría de Gobierno COMPENSAR, Secretaria de
salud; Ministerio de la protección social, Dirección general de salud; Digital
Observatory for Higher Education in Latin America and the Caribbean, CES,
CODHES, Defensoría del Pueblo, Fundación Antonio Restrepo Barco,
Fundación Corona, Instituto Colombiano de Bienestar familiar ICBF

17
Luego se realizó un levantamiento bibliográfico, en el que se listó la producción
existente sobre mujer y géneros en cada centro de documentación, entidad o
biblioteca, considerando tres descriptores: mujer, géneros, masculinidad, siempre
y cuando estuvieran comprendidos en el periodo 1999 - 2006.

Este listado contiene los datos de ciudad y ubicación (nombre de la entidad donde
está el documento a consultar), título de la obra, autor con nombres y apellidos,
número topográfico, año, datos de edición (editorial), y tipo de material (si es
informe de investigación, libro publicado, artículo, etc.).

Criterios para la selección de documentos

En esta investigación se partió del reconocimiento de la variedad de formas


posibles para la generación de saberes sobre mujer y géneros. Sin embargo, se
hizo énfasis en el conocimiento producido y circulado que implica procesos de
investigación de corte cualitativo. En tal sentido los criterios para escoger los
documentos a los que se elaboró RAE fueron:

• Estudios o documentos cuyo objeto/sujeto de investigación es específicamente


la mujer y género.
• Documentos teóricos producto de sistematización de experiencias o reflexión
sobre éstas.
• Documentos teóricos producto de la reflexión sistemática sobre el tema mujer y
género publicados en capítulos de libro o revistas.
• No se incluyeron módulos pedagógicos y/o metodológicos (las metodologías
sólo se abordaron en la medida en que hicieran parte de informes de
investigación o de reflexión sistemática de experiencias).
• Con relación al tema de legislación sobre mujer y géneros, se consideraron
solamente aquellos documentos con reflexiones sobre el tema. No se les hizo
RAE a leyes, decretos u otras normas.
• Se consideraron monografías de postgrado (especializaciones y maestrías) y
en algunos casos de pregrado, siempre y cuando realizaran un aporte
comprensivo particular de un tópico específico escaso en otros documentos.

Búsqueda en páginas Web

La búsqueda en páginas Web fue orientada a encontrar:

• Páginas correspondientes a instituciones reconocidas en el listado institucional


elaborado.
• Trabajos que incluyan explícitamente dentro de su objeto el caso colombiano y
Bogotá.

18
• Investigaciones, sistematizaciones, memorias y reflexiones, artículos
académicos en tanto productos finales de procesos, sobre documentos de
trabajo, preliminares o preparatorios para encuentros.

Criterios para el diligenciamiento de RAES6

La información se digitó en EXCEL el cual contiene los siguientes campos:

Datos de referencia

• Lector(a): nombre de la persona que hizo la lectura del documento y elaboró


el RAE; para ello, se anexan los nombres de los investigadores en la base de
datos con un código (cédula).
• Tipo de documento: selección del tipo de documento según el siguiente menú
de opciones:
a. Libro
b. Artículo revista
c. Capítulo libro
d. Informe de investigación
e. Monografía de grado
• Título del documento: se incluye el título principal del documento. Si el
documento tiene subtítulo se incluye luego del título.
• Título de la obra colectiva o revista: se incluye el título del libro o revista en
la que se encuentra el capítulo o artículo que se revisó.
• Editorial, centro de documentación o institución: nombre de la entidad que
publicó el documento; puede ser una empresa, una facultad, una universidad,
una entidad pública, etc.
• Ciudad: ciudad en la que fue publicado o editado el documento; en caso de
ser informe final de investigación no publicado, se incluye la ciudad en que fue
realizada la investigación.
• Autor/es: se incluye de la siguiente manera: APELLIDOS, Nombres. Hay hasta
cinco campos disponibles para el caso de más de un autor.
• Compilador / Editor/ Coordinador: se incluye el nombre del compilador,
editor o coordinador, de acuerdo con lo planteado en el numeral de autor.
• Director monografía: si el documento es una monografía de postgrado o
meritoria de pregrado, se incluyen en este campo los APELLIDOS y Nombres
del/de los director/es.
• Carrera: se identifica la carrera o programa académico en que se enmarca el
respectivo trabajo de grado.
• Volumen, número, mes: se incluye esta información para el caso de artículos
de revista o documentos institucionales.

6
Se retoma la propuesta de RAE implementada en los Estados del Arte del IESCO:

19
• Número de páginas: se incluye el número de páginas del documento
revisado; en el caso de libros, se incluye el total de las páginas; en el caso de
artículos de revista o capítulos de libros se incluyen las páginas a las que
corresponden.
• Ubicación: hace referencia al sitio en el que se encuentra el documento
(biblioteca, entidad, centro de documentación, etc.).
• Año: año del documento que se revisó; se toma el año en que apareció la
publicación; en caso de que sea un informe de investigación no publicado, se
ingresa la fecha en la que se entregó el informe final.
• Número topográfico: se incluye el número topográfico con el cual está
clasificado el documento en el centro de documentación o biblioteca de origen.

Contexto de producción

• Perfil institucional: hace referencia al enfoque, “misión” u objetivos de la


entidad que publicó el documento o que contrato la investigación; en el caso de
las monografías, se señala la facultad y la universidad respectiva.
• Financiación: nombre de la entidad o entidades que financia(n) la
investigación o documento revisado.

Datos de contenido

• Descripción: panorama general del documento; estructura del mismo


(objetivos, estructura, resumen y conclusiones)
• Fuentes: marco conceptual desde el que se hace la investigación. Se señala si
el estudio es predominantemente teórico o empírico, si las fuentes son
primarias o secundarias y si hace uso de autores nacionales y/o
internacionales.
• Metodología: se reseñan los pasos y técnicas metodológicas empleadas para
el desarrollo de la investigación o reflexión, así como aquellas metodologías
que hacen parte de la reflexión de experiencias.
• Recomendaciones: se reseñan aquí las sugerencias y aperturas planteadas,
así como el destinatario a quien aluden (por ejemplo al Estado, a la sociedad
civil, a las ONG, la iglesia, etc.).
• Observaciones: anotaciones que puede hacer quien revisa el documento
como insumos para la elaboración de los informes.

Ejes temáticos

Siguiendo la metodología desarrollada por el Estado del Arte de la Juventud


Colombiana, a cada uno de los documentos revisados se le hizo “una lectura
transversal de los diferentes ejes temáticos abordados, sin importar que sólo uno
fuese el tema central (…) Se incluyó la información relacionada con cada uno de
los ejes temáticos, haciendo una reseña descriptiva que puede incluir citas
textuales entre comillas. No obstante, una vez diligenciada la información
correspondiente a los diferentes ejes temáticos abordados en cada documento, se

20
seleccionó de la lista aquel eje que se consideró prioritario o central” (Escobar, et.
Al, 2004: 23).

Para la presentación de este informe, cada eje temático se constituye en un


capítulo, el cual se compone de una introducción que contextúa al lector con su
contenido; posteriormente, se presentan los resultados hallados; y finalmente, una
conclusión, que a manera de comentarios, y desde el glosario mismo se debate de
manera crítica conceptos y modos de abordaje. Por lo tanto, en cada capítulo
temático se presenta una discusión crítica entre las diferentes manera de abordar
e interpretar una temática en particular.

El capitulo final de resistencias se constituye en las conclusiones generales del


presente trabajo y se encuentra organizado en dos apartados. En el primero se
extrae de modo general las consideraciones de las investigaciones sobre este
tema en particular con el fin de identificar y proponer aportes conceptuales y
metodológicos que permitan abrir líneas de investigación desde otras categorías
diferentes a las que han dominado la producción de conocimiento sobre mujer y
géneros y, de esa manera, ampliar los modos de comprender sus procesos de
construcción-producción en las culturas contemporáneas. En el segundo apartado
se presentan unas recomendaciones finales.

Ejes Temáticos

En el Estado del Arte se analizó la información a partir de los siguientes ejes


temáticos:

subjetividad femenina y de géneros y Consumo cultural: se abordan las


investigaciones que se preguntan por las formas de adscripción al género y al
consumo cultural que permiten una cierta subjetividad singular y lo que resulta de
ella, diferenciándolos de los conceptos que dan prioridad a la individualidad; en
buena medida aquí se encuentra la producción que intenta dar cuenta de las
prácticas culturales de las mujeres y de géneros, sus dinámicas y formas de
producción cultural, las identidades asociadas al consumo de objetos culturales.
Se incluyen trabajos sobre culturas sexuales, gay, lesbianas, transgeneristas,
travestis, cultura queer, etc.

Cuerpo y los Derechos Sexuales y Reproductivos: Se ausculta las nociones de


cuerpo y potencialidad importantes para construir prácticas de resistencia; se
analizaron estudios relacionados con la corporeidad, la sexualidad y el género y
políticas públicas relacionadas con el cuerpo y la sexualidad. Se incluye
información sobre salud, hábitos y estilos de vida saludables, discapacidad.
También se consideran trabajos sobre salud sexual y reproductiva,
sistematizaciones de programas y estudios sobre la condición de género, la
construcción de feminidades y masculinidades, las prácticas e identidades
sexuales, y sobre relaciones afectivas y de pareja.

21
Educación y la Autonomía: Se ausculta conceptualmente las nociones de
educación y autonomía, la propuesta de vida y educación en la perspectiva de una
cultura que erradique las practicas de exclusión en la escuela. También se analiza
de manera crítica si las propuestas plantean prácticas nuevas de subjetividad y
cambios identitarios y cuáles son las propuestas éticas relacionadas con la
formación escolar.

Conflicto Armado y las Violencias: Se destacan las investigaciones que


privilegian los análisis sobre la maquinaria de guerra y su relación con el
patriarcado, como se involucran las mujeres en las investigaciones relacionadas
con el tema; el espectro de las violencias domestica e intrafamiliares; también el
impacto de la violencia sexual, salud y aborto. Se abordan estudios relacionados
en torno a la trasgresión de las normas legales, el tema del desplazamiento
cuando se focaliza en mujeres y géneros.

Democracia, la ciudadanía y las políticas públicas: Desde una mirada crítica


sobre la democracia, la ciudadanía heterogenea y nuevas alternativas de gestión
ciudadanas, se aborda textos sobre formas de organización de mujer y género en
sus contextos de vida y sistematizaciones sobre procesos de participación de las
mujeres. Se incluye información concerniente a la apropiación que hacen las
mujeres de los mecanismos de participación. Igualmente, se tienen en cuenta las
investigaciones y documentos que aborden las nociones, concepciones y/o
imaginarios sobre la ciudadanía y lo público. Caben aquí los estudios sobre formas
de participación institucional de las mujeres así como investigaciones que den
cuenta de maneras de participación alternativas a los mecanismos institucionales.
En este eje se busca reseñar los documentos cuyo objetivo predominante es el
análisis de políticas públicas de mujer y géneros y LGBT, y también aquellos que
hacen referencia a las mismas aunque su énfasis temático sea otro (por ejemplo
estudios de sexualidad o educación que abordan el tema políticas públicas).

Resistencia: Se sitúa el debate sobre la resistencia contrastando las propuestas


del feminismo de la igualdad y de la diferencia; hace énfasis en los
agenciamientos colectivos de enunciación, el tejido social y las prácticas
participativas de convivencia comunitaria, la ética del cuidado, y la construcción
local desde la mirada femenina a favor de proponer un cambio de la cultura del
miedo instaurando una perspectiva vital y solidaria. A partir de esto se han
diseñado una serie de recomendaciones a modo de conclusión.

Ejes analíticos

Los ejes analíticos intentan indagar la construcción de lo femenino y el género


desde las investigaciones para comprender qué imágenes del sujeto se están
produciendo.

Uno de los intereses de ésta investigación desde los ejes analíticos es indagar
sobre los conocimientos que se han producido sobre mujer y géneros en Bogotá y
Qué sujeto de mujer y de género se ha construido desde las investigaciones.

22
“Una primera aproximación al conocimiento producido intentó identificar
tendencias, dando cuenta cuantitativamente de la concentración en temas y su
comportamiento en el tiempo. Así mismo, a partir del análisis cualitativo fue
posible evidenciar los principales enfoques, los vacíos e incluso ausencias de
estudios en algunos ejes temáticos”. (Escobar et. Al, 2004)
A lo anterior se suma la inquietud por cómo se produce tal conocimiento, lo que es
rastreado en las metodologías de investigación.
El interrogante por el sujeto que se construye desde las investigaciones implica un
ejercicio analítico de nociones de sujeto, que abarca un listado de “miradas” sobre
el sujeto mujer y géneros.
Los Ejes analíticos son: Búsqueda de identidad, Cultura de mujer y géneros;
Clase social; Género; Étnico/racial; Orientación sexual; Discapacidades y
Participación Social y Política.

23
Análisis de Resultados

Para la presentación de los resultados hemos organizado la información para la


presentación en éste capitulo en dos grandes apartados. El primero da cuenta de
la información cuantitativa mas relevante; en la que el lector encontrará aspectos
como la caracterización de la muestra por cantidad de trabajos relacionados con
los temas de interés para éste estudio así como también el comportamiento de
éstos por años entre otros. El segundo apartado contiene el análisis de la
información de manera cualitativa.

2.1 Resultados Cuantitativos.

Para la elaboración de éste informe se tomaron en cuenta 50 trabajos. En el


cuadro anterior podemos ver el comportamiento temático de los documentos
analizados. Es necesario aclarar que un documento puede abordar uno o varios
temas. Por lo tanto, cuando se refiere a un tema en el cuadro se hacen visible el
tratamiento que las diferentes investigaciones han realizado, bien sea porque son
investigaciones puntuales o porque para su realización enfatizan en distintos
temas al mismo tiempo.

En el siguiente cuadro se mostrara el comportamiento de la muestra según la


cantidad de ejes temáticos hallados en la muestra.

25

20

15
Como se puede observar en el cuadro, los temas mas recurrentes para ésta
cantidad
muestra son cuerpo y derechos sexuales y reproductivos; cultura de mujer y
géneros y participación social y política en su orden. 10

524
En el siguiente cuadro se puede observar la producción temática por años según
la muestra.

6 temática en el año 2002 sobre Cultura de mujer y géneros y


La producción
visiones de futuro es significativa a comparación de los otros años.

El siguiente cuadro muestra la cantidad de ejes analíticos hallados en la


Cantidad de trabajos

investigación.
5

30
3

25
2
20
25
1
ad
Se ve en el cuadro que subordinación social, género y búsqueda de identidad
Son los ejes analíticos más recurrentes.

El siguiente cuadro muestra la producción de ejes analíticos por año en las


investigaciones consultadas para el estado del arte.

EJE

7
Cantidad documentos

6
Se muestra en el cuadro una mayor producción de ejes analíticos en el año 2002
siendo éstos: subordinación social, búsqueda de identidad y género. En el año
1999 la mayor producción hallada es de cambio social; en el 2000 subordinación
5 de mujer y género; en el 2001 y 2003 búsqueda de identidad; en el
social, cultura
2004, 2005 y 2006 subordinación social, género; cambio social, clase social, y
orientación sexual.
4

Cuenta
2de Metodologìa

1 5

4,5
El cuadro0da cuenta de las metodologías producidas en cada año en las
1999 4 Podemos200
investigaciones analizadas. ver
0 que los tipos2001de metodologías 2002
identificadas son de orden cualitativo: etnográfico, observación de campo,
académico fuentes primarias
3,5 y secundarias e investigación acción participativa; A

3
26
cantidad 2,5
cuantitativas: análisis estadístico y porcentual. Los años donde más metodologías
aparecen es el año 1999 y 2002, con un total de 25 de la muestra.
En los documentos hallados con fechas del año 2000, no se hacen explicitas las
metodologías utilizadas. Algunos textos son producto de seguimiento por parte de
diferentes organizaciones en el campo de participación política de las mujeres
donde se implementan metodologías de mesas de trabajo, lectura, sistematización
y elaboración de informes institucionales; talleres pedagógicos, grupos focales y
conversatorios para monitorear procesos de participación política y social. Otros
son textos académicos producto de reflexiones teóricas y debates conceptuales en
temas de género, feminismo y de procesos históricos culturales.

I. SUBJETIVIDAD FEMENINA Y DE GENEROS, Y CONSUMO CULTURAL.

La subjetividad

Podríamos decir que la potencia del cuerpo continúa todavía inexplorada, el


cuerpo como potencia da un giro analítico en relación con la subjetividad e
introduce categorías como espacio fuerza y tiempo fuerza, para posibilitar lo que
implica un cambio de devenir identitario no sólo al respecto del individuo, sino del
modelo admitido que consigna el yo como esencial y avala la propiedad privada
cifrada en el egoísmo y el afán de lucro, la subjetividad propone la vía de la
construcción permanente del sí mismo y traza un devenir no sólo femenino,
basado en la contingencia.

La resistencia a los poderes globales tiene que ver con la subjetividad, la


subjetividad surge cuando es posible plegar la fuerza que se ejerce sobre los otros
en relación consigo mismo/a, tiene que ver con la ephimetea-hetau de los griegos,
con la necesidad de darse un cuerpo, construirse un cerebro y darse un mundo,

27
además con las técnicas de sí, con las practicas de la subjetividad cuya apuesta
es el despojo del yo y del fascismo que llevamos dentro.

La subjetividad desde el punto de vista biológico es el acto ligado no sólo a la


propia finalidad (no morir), sino que también al acto de autorregulación, en este
sentido es auto constitutivo de la identidad que se propone darse un sí mismo

Pero la subjetividad es el devenir, es una haecceidad, o sea una trasversal que se


realiza entre puntos. Una línea de devenir sólo tiene un medio, el medio no es
media, es un acelerador, es la velocidad absoluta del movimiento, desde el punto
de vista de las mujeres hay un empeño en construir la subjetividad femenina, es
decir, el devenir mujer manteniéndose fuera del modelo admitido, el modelo
homogenizado de lo humano.

Además la subjetividad está ligada al deseo, el deseo es la Fuerza indestructible


pero esencialmente creativa. El deseo se lo encuentra en la vida de los seres
humanos atravesando enteramente las relaciones sociales y, en cuanto estas se
instituyen por el dominio de lo simbólico encontramos al deseo ligado en una
relación de inmanencia al lenguaje, de manera que sabemos del deseo por la
trayectoria que traza, por el orden de realidad que instituye y por a la cartografía
que construye.

No obstante el deseo es irreductible a las formas en que aparece, es mas,


constituye el límite de esas formas en cuanto las rebasa de continuo e impone
siempre nuevas series en cuya lógica se revela en la forma concreta de su
despliegue, es esta lógica, este despliegue lo que se nos da a estudiar. El deseo
se le encuentra siempre ligado a la máscara, no hay mas forma de saber de él
sino a través de sus productos, aunque el deseo siempre escapa a lo constituido.
Por otra parte el deseo es siempre de carácter inconsciente, no es propiedad del
yo psicológico.

La subjetividad es devenir identitario, el devenir no es correspondencia de


relaciones. El devenir es un verbo que tiene toda su consistencia en la creación y
la desterritorialización, lo cual implica no imitar, no identificarse, ni regresar , ni
progresar, son dinamismos irreductibles que trazan líneas de fuga, de modo que el
devenir es la vida misma que escapa a toda identidad, a todo ejercicio de
individuación. (Deleuze y Guattari. l997)

El devenir es pues la filiación apasionante con el cosmos que pone en juego


seres de escalas y reinos diferentes. Es en últimas, el afecto de la multiplicidad
que origina una potencia que se desencadena y hace vacilar el yo difuminándolo
en un agenciamiento colectivo. Por último el devenir afirma la diferencia,
filosóficamente la diferencia no es la oposición, no es la contradicción que
siempre evoca un fondo donde prevalece la identidad, el ser propiamente
indiferenciado. La diferencia es primera al respecto del fondo que supone un
hormigueo de diferencias, un pluralismo de diferencias libres, salvajes, sin
domesticación, un espacio y un tiempo propiamente diferenciales, originales que

28
persisten por encima de las simplificaciones del límite o la oposición. El tiempo y el
espacio diferenciales no manifiestan oposiciones (ni limitaciones) sino en la
superficie, porque el fondo supone diferencias más voluminosas que no se dejan
reducir a lo negativo, lo negativo es una imagen de la diferencia pero la imagen
invertida y reducida. La diferencia está mediatizada porque se le ha sometido a la
identidad cuya triple raíz es, la oposición, la analogía y la semejanza. La
diferencia responde a lógicas ignoradas donde tiene presencia el enigma, diríase
que la diferencia es el motor de la vida, es potencia, voluntad de poder y fuerza
deseante. Gilles Deleuze señala que la diferencia es una sola mano que aplaude y
moviliza la transformación y el cambio, no sólo en lo biológico y molecular sino
también en el campo social.

Las siguientes investigaciones reseñadas y comentadas en este eje temático


realizan el abordaje sobre la condición identitaria, no todas incurren en el análisis
de la subjetividad; algunas asimilan la subjetividad a la identidad, y no queda
clara la franca diferencia entre ellas, la subjetividad nombra la singularidad
identitaria, ya sea de jóvenes, mujeres, grupos étnicos y transexuales, la identidad
se refiere a un sujeto racional, a un individuo particular, a un yo dotado de
voluntad y conciencia, algunas de las investigaciones utilizan indistintamente
ambas categorías sin realizarse un acercamiento mas preciso en términos de las
diferencias que los separan. Sin embargo es necesario reconocer que en el
contexto Colombiano se dejan oír voces que ya apuntan a la construcción de
Subjetividades y nuevas prácticas identitarias.

José Fernando Serrano (Serrano, 2001) en su ensayo de historia cultural “la


formación de la subjetividad moderna”, tiene como objeto ahondar en lo señalado
por Foucault al respecto de este modo de construcción identitaria, indaga los
procesos a través de los cuales, se fue conformando lo que se podría llamar “una
subjetividad homosexual moderna”, que se contextúa desde finales del Sigo XIX,
y a lo largo de buena parte del Siglo XX. Para ello el autor centra su análisis en
conjuntos de obras y discursos de medicina, literatura, fotografía, surgidos
principalmente en los últimos años del Siglos XIX y los primeros del XX con miras
a determinar las tensiones que conforman tal subjetividad.
El texto es organizado en cuatro partes, en el primero, se recurre a Foucault para
identificar lo que éste ha denominado el modelo medio; en la segunda se contrasta
con lo que el autor llama el “modelo romántico”; en la tercera se realiza una
reflexión sobre el papel del capitalismo en la formación de la homosexualidad
moderna y termina con el abordaje para el actual contexto colombiano.
El autor considera la modernidad básicamente como un proceso propio de la
sociedad occidental y el papel que juega en ella el capitalismo, la relación
estado/ciudadanía y el pensamiento racional particularmente expresado en las
ciencias y las tecnologías desarrolladas a finales del Siglo XIX como nuevas
legitimadoras de los ordenes sociales; por otra parte siguiendo a Plummer se
asocia la modernidad al momento cruce, entre finales del Siglo XIX y el siglo XX,
donde se produce un cambio e innovación en términos de comprensión del
mundo. Por otra parte teniendo en cuenta el pensamiento de Foucault, analiza el

29
modo como se ha creado “la homosexualidad” a finales del Siglo XIX, su relación
con la locura y la clínica, para determinar las condiciones de su construcción
cultural.
Entiende la subjetividad como la resultante - nunca acabada, nunca completa- de
una serie de procesos culturales interdependientes por medio de los cuales se
forma lo específico de un ser determinado; aquello que hace a un sujeto ser como
tal, es la relación entre el contexto del cual depende, y la condición particularidad
-relación/dependencia/autonomía (en términos de Morin), por lo cual aparece una
idea del yo soy. La subjetividad desde el punto de vista del autor, implica
entonces no solo las determinaciones contextuales y sus efectos en un individuo
particular la forma en que son apropiadas, sino también la configuración de lo
singular, de aquello que incluso lleva a la formación de una cierta sensibilidad. Por
medio de la explicación de lo que el autor llama El modelo romántico, se agregan
una serie de elementos para entender la singularidad, la sensibilidad y el
homoerotismo dentro de la cuestión homosexual, como parte fundamental de tal
homosexualidad. A su modo de ver, no es suficiente la explicación surgida del
modelo médico para dar cuenta del surgimiento de la homosexualidad moderna.
Las fuentes del modelo romántico, se hallan en una serie de expresiones
artísticas y culturales diversas, desarrolladas por hombres nacidos en la segunda
parte del Siglo XIX en Europa; ubicando este primer modelo romántico en el
contexto cultural del neoclasicismo de finales del Siglo XIX con su idealización de
lo griego, convirtiéndose éste en uno de los mejores argumentos no solo políticos
sino estéticos para configuración de la subjetividad homosexual moderna en
cuanto legitimadora de la experiencia erótica entre hombres. La obra de
Whitman según el autor, también se convirtió en otro aporte fundamental a la
subjetividad homosexual dedicándose ésta a mostrar la especificidad del deseo
homosexual masculino. El capitalismo de finales del Siglo XIX permite la aparición
de una nueva identidad en la cual el modelo médico tuvo su lugar al reorganizar la
vida personal y las biografías de los sujetos.
El mérito de la investigación consiste en señalar hacia los imaginarios que
construyen las identidades en el campo de la cultura y las resonancias que
permanecen y se encajan en el cuerpo social, no sólo éstos confluyen en el campo
político sino también tienen presencia en escenarios estéticos, el modelo médico
no es suficiente y lo que precedió a la constitución identitaria moderna de
homosexualidad, se inspira en el modelo romántico que retomó elementos griegos
para configurar una idea de la experiencia erótica entre hombres distinguiéndola
del heterosexual y el bisexual, para finalmente asignar una singularidad propia en
términos del homoerotismo masculino, no sólo el ensayo aborda esta
construcción, sino que deja ver claramente como se esencializa también el
sentimiento, construido pacientemente por la intervención simbólica y haciendo
factible un modelo identitario en oposición al heterosexual dominante.
Otra investigación reseñada en el presente Estado del Arte es la de Ángela María
Estrada, quien somete las teorías del Postestructuralismo, a una reformulación
específicamente feminista. Tal empeño, sin embargo, se enmarca en la
transformación que el formalismo postestructuralista ha experimentado al migrar

30
hacia otros campos problemáticos, en los cuales “ha adquirido una vida nueva y
transplantada en el terreno de la teoría cultural.” (Estrada 2001).
Tanto desde la perspectiva arqueológica de Foucault (1976, 1984) como desde el
socio construccionismo de Gergen (MacNamee y Gergen, 1999), si el sujeto es
previo al discurso, bastaría con ‘hacer saltar los cerrojos represivos’ para que el
sujeto se reconciliase consigo mismo y con su naturaleza. En el mismo sentido, si
el sujeto es anterior a la cultura y por lo tanto a la interacción social, no puede ser
más que una categoría vacía. Así pues, el principal rendimiento de la historia de la
cultura es lo que toca a las producciones discursivas del sujeto, es decir el sujeto
mismo. Seria necesario replantear la construcción de una identidad encardinada,
resultado de la fuerza social de resistencia individual y colectiva.

En efecto, se plantea en el texto la discusión sobre la afirmación (Foucault), de


que “el poder atraviesa los cuerpos”, aunque el autor no explica cómo tiene lugar
el proceso de subjetivación. La distinción elaborada por Butler entre materia y
materialidad muestra cómo el cuerpo mismo, pasa de ser materia para constituirse
en pura materialidad, ya que es informado por la serie de discursos históricos que
lo constituye, en este sentido, el género es la corporalidad misma.

La autora se pregunta: ¿es el sexo una estructura natural?, o, ¿es, por el


contrario, la interpretación de unos marcadores biológicos que han hecho las
distintas ciencias biológicas y de salud? .Para ella es interesante traer aquí los
estudios críticos sobre las metáforas del conocimiento biológico que muestran la
asociación de la estructura biológica femenina con la pasividad y la masculina con
la actividad. Si los hechos biológicos, como los de cualquier otra ciencia, se
producen en los discursos científicos, la categoría sexo es tan socialmente
construida como la de género y la distinción entre las dos, no existe como tal. La
binariedad del género para la autora parece servir a las políticas de la identidad
que confiscaron a partir de siglo XVII la sexualidad para la reproducción, y la
conyugalidad par refrendar la reproducción; generando un dispositivo de
subjetivación regulada por una matriz heterosexual. La naturaleza sexuada deja
de ser una categoría prediscursiva neutral en la cual actuaría la cultura, por este
camino, hombre y mujer llegan a comprenderse como momentos de la historia en
la construcción de los géneros.

Es innegable que la socialización de género ha desarrollado unos roles y unas


capacidades diferenciales, al tiempo que ha creado unos espacios en los cuales
las mujeres han construido su propia subcultura y aquí la carencia se vuelve
virtud. Las subculturas de la socialización femenina, han acumulado unas
prácticas de resistencia, las cuales revierten los dispositivos del control patriarcal,
generando espacios para la construcción de su propia autonomía y emancipación.
Tales prácticas pasan por una toma de conciencia sobre el poder del lenguaje en
el proceso de socialización, lo cual ha posibilitado que, al entregarlo, no haga de él
una transmisión neutral, sino mediada -interesada- por sus aspiraciones de
cambio cultural.

31
Así pues, es posible afirmar que actualmente existe un punto de vista ético
femenino, entendiendo por ello el que las mujeres -en su subcultura- han
acumulado a lo largo de la historia un saber sobre el ser nutricio, el cuidado
mutuo, la solidaridad y la capacidad afiliativa, el cual sin ser consustancial o
naturalmente femenino, sí constituye la contribución femenina a la construcción de
una cultura alternativa. Los valores o la ética femenina están llamados a elevarse
al estatuto universal que de suyo les corresponde en la construcción de nuevas
utopías.

Se manifiesta que tanto los “Estudios de la Mujer”, desarrollados en espacios


especializados, como los ’Estudios de Género’ agenciados desde las instituciones
académicas tradicionales parecen necesarios para la instauración de un nuevo
orden socio-cultural, donde más mujeres y hombres acepten los sesgos de género
que ha comportado la ciencia ilustrada de la modernidad y empleen la categoría
de género como una posibilidad de ampliar la mirada y la gama de matices -así
captados- en la realidad social.

En cuanto a la producción académica sobre mujer y géneros, la autora manifiesta


que existen diferentes perspectivas al interior de los ‘Estudios de Mujer’. Las
propuestas teóricas mas distintivas que se dan, son los paradigmas o estrategias
justificatorias al interior de los ‘Estudios de la Mujer’ denominadas empirismo
femenino, y teorías desde el punto de vista feminista respectivamente. La
diferencia básica entre las dos, se encuentra en que, mientras el empirismo
feminista afirma que es posible eliminar los sesgos sexistas de los paradigmas
científicos tradicionales mediante una adhesión más estricta a sus propias reglas y
cánones metodológicos, la otra sostiene que es una mirada nueva sobre la
investigación, lo que socava la distorsión de las ciencias androcéntricas
occidentales tradicionalmente negadoras de los matices sociales.

Se identifica en el texto que una de las mayores tensiones internas del feminismo
está en la prioridad estratégica de la categoría mujer para el accionar político, su
uso tiende a esencializar el género y a reproducir el sujeto mujer subordinado
socialmente, produce la exclusión o la estigmatización de otras posiciones de
sujetos que no se adecuan a la matriz heterosexual dominante. Desde la
construcción de lo femenino a partir de las diosas como personajes de la historia
de las mujeres (Loraux, 1991), se llega a establecer no sólo el núcleo de la
metonimia femenina con la maternidad y con la naturaleza, sino también las
características atribuidas al modo de existencia de las mujeres. La especificidad
femenina, al no ser personal ni tendiente a la individuación, no merece ser
denominada sujeto en sentido estricto; esto es, lo que en la opinión de Celia
Amorós (1992), queda conjurado por la filosofía de la modernidad, la ‘otredad’
como “ideologema misógino” recorre tanto el registro ontológico como el ético. La
mujer termina siendo definida como lo inesencial y lo relativo solamente por
decisión del hombre, del filósofo.
Se concluye que tal relatividad se amplía a la imposibilidad de pensar a la mujer
en sí misma y a su relación con el otro; es decir, en cuanto esposa, hija,

32
principalmente en cuanto madre; la condición femenina encuentra su principal
alternativa de dignificación en la maternidad.

Desde este punto de vista la identidad de género es la información cultural de la


materia, proceso mediante el cual deviene materialidad la que tiene relevancia y
legitimidad hoy. Este punto de vista sobre el género ofrece la ventaja de integrar
de manera muy precisa nociones culturales, históricas, sociológicas y psicológicas
en la construcción de la noción de género como una categoría estructural
relacional inscrita en el microjuego cotidiano de los poderes para comprender la
producción de distintas posiciones de sujeto. (Estrada 2001)

La reflexión aborda la crítica a la perspectiva de género que no incursiona en el


“encardinamiento” discursivo para construir una alternativa de subjetivación
femenina. No sólo son las prácticas sociales de las mujeres en el escenario de
resistencia, sino también los discursos materiales que han permitido dar un giro a
las posiciones de género. Particularmente la ética del cuidado y la relación
estrecha con la otredad han logrado nociones mas expeditas para posicionar y
resignificar la maternidad; trascendiendo las discusiones que se centran en la
mujer en sí misma. El análisis destaca el género como categoría estructural
relacional y comprende las distintas posiciones de sujeto desde una perspectiva
que abre el análisis del poder a los discursos actuales.

Angela María Robledo, en Cosmovisiones femeninas y proyectos de país


(Robledo, 2005), resalta las características que deben tener las mujeres para
construir país desde una perspectiva femenina, esta significa ratificar el
predominio de la vida sobre la muerte, las perspectivas incluyentes, las prácticas
de reconciliación, perdón y justicia en lugar de la venganza y el odio. El valor de
las palabras y del diálogo frente al silenciamiento y la negación del otro. Una visión
femenina no sólo de país sino de futuro deberá reconocer la existencia de
múltiples miradas; la estética, la ética y la razón como una tríada fundamental en
la construcción de proyectos de vida individuales y colectivos, tanto de mujeres
como de hombres. Una visión femenina será dicha de muchas maneras: teorías,
datos duros, narrativas, metáforas. Y como la palabra es interlocución requerirá de
otro que escuche.

Para la autora, la herencia patriarcal, que no sólo ha ejercido su poder de


subordinación contra las mujeres, sino contra las minorías étnicas, los jóvenes y
los niños y niñas está encarnada tanto en hombres como en mujeres. Por ello las
cosmovisiones femeninas buscarán aportar elementos de identidad y ciudadanía
no sólo a las mujeres, sino a todos aquellos que de una u otra forma han sido
excluidos, silenciados, marginados. Algunas consideraciones sobre este primer
aspecto podrían ser las siguientes: Las cosmovisiones femeninas permiten
incorporar lo mítico a lo histórico. Si bien es cierto que requerimos condiciones
materiales concretas para construir identidades ya no desde lugares únicos,
monolíticos y subordinados, sino desde el reconocimiento de la diversidad cultural,
también señala que es necesario recuperar la dimensión de lo mítico en estos
procesos de construcción que se producen en tiempos y espacios determinados,

33
por su carácter simbólico los mitos, aunque con frecuencia no tengamos
conciencia de ello, siguen circulando en estos tiempos con expresiones y lecturas
diferentes sobre su significado y continúan teniendo un gran poder sobre nuestras
vidas.

Recrear y crear nuevos mitos de lo femenino que propicien su transformación y


enriquecimiento, y tener mayor conciencia de su influencia sobre nosotros será
uno de los elementos de las cosmovisiones femeninas. Lo anterior nos permite:
cambiar muchas de nuestras rutinas en rituales. Vivir los sueños como ritos
cotidianos y pasar de vivir la vida como una mera sumatoria de hechos externos, a
hacerlo como una experiencia interior viva y con sentido, que fortalece su relación
con lo simbólico.

La autora plantea que el aspecto fundamental para la construcción de una


democracia pluralista y plena, tiene que ver con la reformulación de las
concepciones consignadas en el campo de lo público y lo privado. Se trata de
rechazar la tajante separación entre el ámbito privado considerado como el mundo
de lo natural, lo diferenciado, de la desigualdad, las emociones, el amor, los
vínculos de sangre, es decir, el mundo femenino y ell ámbito de lo público como lo
universal, el mundo de las convenciones, la igualdad, la razón y el acuerdo, es
decir, el mundo masculino; desde esta visión el mundo privado se convierte en la
antítesis de la construcción de ciudadanía, y la afirmación de su radical separación
en un poderoso mecanismo de exclusión.

Es importante por tanto fortalecer los vínculos entre lo privado y lo público


mediante procesos de desarrollo personal que modifiquen radicalmente las
tradicionales identidades masculinas y femeninas y que nos permitan transitar de
una concepción individualista de la existencia, a una de sujeto social. Concepción
que en palabras de Castoriadis implica reconocer que no somos individuos que
flotamos con libertad por encima de la sociedad y de la historia, y que decidimos
de manera absoluta nuestros actos y sentidos, sino que somos seres sociales que
vivimos en un mundo social.

La autora deja claro que la construcción de una alternativa identitaria para las
mujeres pasa por la refundación de la relación público privado, esto quiere decir
que es necesario hacer explicitas sus interdependencias fortaleciendo el desarrollo
personal de las mujeres amparadas en la visión simbólica y en los mitos
propiamente femeninos, recrear y crear nuevos mitos permite la construcción de
autonomía y de subjetividad en las mujeres desvirtuando la idea individualista del
yo propia del mercado, la reflexión apunta a la desconstrucción de los roles
heredados construyendo identidades ya no monolíticas y esencializadas, sino
desde la perspectiva de la diferencia y la diversidad cultual propia del entorno
social que vivimos. El análisis se inscribe dentro del pensamiento de las
subjetividades y da fuerza y poder a lo simbólico para la construcción de las
mismas.

34
Mara Viveros en el Orden corporal y esterilización masculina (Viveros, 1999)
señala hacia el deterioro, las averías y deficiencias de los cuerpos, los itinerarios
de vida con sus posibilidades, límites y opciones, la construcción contemporánea
de las identidades, los sentidos de vida, los proyectos colectivos y las expectativas
de desarrollo en un mundo globalizado y asediado por las limitaciones del actual
sentido de desarrollo. El eje de análisis es el cuerpo dado que está en el centro de
la acción individual y colectiva y del simbolismo social, pero también porque el
cuerpo es el lugar de la diferenciación individual, la reproducción biológica y social
y la experiencia de la enfermedad.

En particular, el capítulo “Orden corporal y esterilización masculina”, presenta


algunos de los primeros resultados de la investigación denominada “Las
representaciones y prácticas sociales de la esterilización masculina”, un estudio
de caso en Bogotá. Su contenido reflexiona sobre las “dimensiones que
conforman la geometría del cuerpo presente en la esterilización masculina,
entendida ésta como una intervención quirúrgica en el cuerpo masculino. La
decisión que se toma en un contexto social que define y limita las opciones
anticonceptivas de varones y mujeres, los modos de masculinidad y feminidad, el
significado de la paternidad y la maternidad, las relaciones con la sexualidad y el
deseo”, son aspectos importantes al respecto de la autonomía de hombres y
mujeres.(Viveros .l999).

Desde un enfoque más integral sobre la reproducción humana, el texto enfatiza en


la importancia que cobran las interacciones y las relaciones de poder entre
hombres y mujeres de acuerdo a los roles y expectativas definidas socialmente
para unos y otras. Intenta comprender “el bajo porcentaje de la esterilización
masculina –pese a ser presentada como una opción anticonceptiva sencilla, eficaz
y económica - en relación con la altísima proporción de mujeres que acude a la
esterilización como método anticonceptivo”. En efecto, se pregunta por las causas
de las reticencias masculinas al uso de la esterilización, por los valores que
hombres y mujeres asignan a los eventos reproductivos y por la visón diferencial
de género, de derechos y responsabilidades.

La información primaria empleada en el desarrollo de la investigación sobre la cual


se basa la escritura del capítulo está conformada por los testimonios de hombres y
mujeres que han estado inmersos en la experiencia de la esterilización masculina,
bien sea como oferentes del servicio, clientes-pacientes o esposas de éstos
últimos.

El análisis conceptual de las representaciones y prácticas sociales de la


esterilización masculina se efectúa con base en la conceptualización sobre el
cuerpo. Éste es entendido desde una perspectiva transdisciplinar e integral como
la que propone Byan Turner en 1989, según la cual, tanto para el individuo como
para el grupo, “el cuerpo es simultáneamente un entorno (parte de la naturaleza) y
una expresión del yo (parte de la cultura), la subjetividad de la experiencia cultural

35
y la objetividad del cuerpo institucionalizado, es una realidad que da cuenta de la
articulación entre el orden natural del mundo y su ordenamiento cultural y una
vivencia personal mediada en gran parte por el lenguaje, el entrenamiento y el
contexto social.”. Asimismo, se basa en la perspectiva que devela la organización
del poder sobre la vida desde mediados del siglo XVIII, centrada particularmente
“sobre el cuerpo de la especie (soporte de procesos biológicos como los
nacimientos y las muertes), ejerciendo así una biopolítica de las poblaciones a
través de una serie de intervenciones y controles reguladores” (Viveros 1999).

El análisis también se inspira en el modelo dramatúrgico que propone Goffman en


1959, su instrumento analítico examina la interacción social, en este caso, la
representación del cuerpo masculino en el contexto de la decisión de la
vasectomía como método anticonceptivo. “Desde este modelo, la vida social se
piensa como una representación de actores en el escenario, en el cual es posible
distinguir entre la región frontal (el escenario mismo) y los espacios posteriores
(entre bastidores). La primera remite a las situaciones o encuentros sociales en los
que los individuos juegan papeles formales o instituidos, los segundos se refieren
a los momentos y circunstancias en los cuales los actores dan rienda suelta a sus
emociones y se preparan para la representación.” (Viveros 1999)

Si bien el texto no revela el detalle de los lineamientos metodológicos que


orientaron la investigación sobre la cual se basa la escritura del capítulo (Las
representaciones y prácticas sociales de la esterilización masculina. Un estudio de
caso en Bogotá), menciona que el corpus de ésta, lo conformaron las entrevistas
realizadas a quince oferentes de un servicio de vasectomía (médicos y
orientadores), veinte varones vasectomizados y cinco esposas de varones
esterilizados.

Dado que este tipo de información no se amplía en el capítulo, se deduce que se


trata de una investigación de corte cualitativo cuya base empírica está conformada
por los testimonios narrados por los hombres y las mujeres mencionados que se
han relacionado con la experiencia de la esterilización masculina. Dichos
testimonios ilustran las distintas perspectivas desde las cuales los varones y las
mujeres evalúan la llegada de un hijo, y la forma como las decisiones procreativas
pueden inscribirse de forma coherente en una historia de vida y en el ámbito de
una pareja.
Se advierte un sesgo de desigualdad de género en la consideración de la
reproducción como indicador demográfico, pues a diferencia de la ponderación de
la migración y la mortalidad, la reproducción es un indicador predominantemente
calculado en función de las mujeres. “En efecto, la tasa global, la tasa general y
las específicas de la fecundidad, el promedio de hijos nacidos vivos, tienen como
referente a la población femenina. La participación del varón en el proceso
reproductivo aparece diluida y se incluye como otra más de las variables
socioculturales que influyen en la fecundidad de la mujer (como apoyos de sus
parejas).” (Viveros 1999). Las implicaciones de la desigualdad mencionada se

36
traducen en la vida práctica de las mujeres, en impedimentos para tomar
decisiones sobre su sexualidad y sus posibilidades reproductivas, así como en la
presión para cumplir la expectativa social relacionada con la maternidad, lo cual se
sustenta en la orientación casi exclusiva de los programas de planificación familiar
hacia ella; “para los hombres, se traduce en una escasa participación en las
prácticas anticonceptivas y en el menor desarrollo de la tecnología anticonceptiva
dirigida hacia ellos”. La desigualdad mencionada se refleja en la baja proporción
de esterilizaciones masculinas que no supera el 5% del total de intervenciones de
este tipo para ambos sexos realizadas por Profamilia, “sobre todo si se tiene en
cuenta que la esterilización masculina es un método anticonceptivo tan eficaz
como la esterilización femenina, técnicamente más simple de efectuar, sin
necesidad de anestesia general y sin riesgos biológicos reconocidos (Population
Reports 1984)”
En la perspectiva de contrarrestar este tipo de desigualdad de género surge
recientemente el enfoque de “salud reproductiva y derechos reproductivos”, que
cuestiona el orden corporal y de género vigente en las decisiones reproductivas y
consiste en desplazar “la regulación y el control de la fecundidad como eje
articulador de este orden, hacia una línea axial alrededor de las prácticas sexuales
y reproductivas” (Viveros.l999). Dicho enfoque desestabiliza el papel de
principales responsables de la reproducción que recae sobre las mujeres, así
como promueve la exploración de las múltiples interrelaciones entre los procesos
reproductivos y los procesos sociales, culturales e institucionales relevantes. ”En
este contexto surge la necesidad de considerar los vínculos existentes entre la
reproducción, la sexualidad y la salud de los individuos y la influencia del entorno
institucional, político y cultural en las prácticas sexuales y reproductivas (Viveros y
Gómez 1998)”
Se entiende la vasectomía como un método que por su carácter irreversible
permite un control absoluto sobre el número de hijos y un modo de vida ordenado
hacia fines diferentes a la procreación y la crianza. Teniendo en cuenta los
temores que despiertan este tipo de intervenciones quirúrgicas en los hombres,
aparece como experiencia significativa el primer acto sexual después de la
esterilización, el cual representa la “oportunidad esperada para comprobar la
veracidad de la información recibida, es decir, si la eyaculación y su erección se
producen normalmente, si su deseo sexual a sufrido o no alteraciones y si
conserva todas sus características sexuales sin ninguna disminución. (Viveros
1999)
El texto plantea una reflexión en torno al cuerpo como territorio de las políticas,
prácticas y representaciones específicas de la regulación de su uso reproductivo.”
El orden corporal presente en la esterilización masculina permite entenderla como
una práctica que involucra el cuerpo masculino pero no se reduce a su contenido
biológico. En este sentido, esta decisión reproductiva se construye en conexión
con un orden social y cultural de género que permite poner en evidencia la
valoración, el uso y las atribuciones diferenciadas que se da a los cuerpos
masculinos y femeninos” (Viveros 1999). Si bien la vasectomía aparece como un
método que ordena y regula el proyecto de vida, también puede significar una

37
decisión que libera y estimula el hedonismo. Al despojar definitivamente a las
parejas del temor a un embarazo no planeado, permite separar la sexualidad de la
reproducción vinculándola con la búsqueda del placer y el erotismo.
La pretensión de los programas de planificación familiar de asegurar el derecho de
toda persona a “decidir libre, responsable e informadamente sobre el número y
espaciamiento de los hijos”, no ha podido convertirse en realidad, debido a que la
definición de los programas no ha incorporado la idea de que la anticoncepción
conlleva a menudo, un proceso de interacción y negociación entre varones y
mujeres” (Viveros.1999). En términos de políticas públicas es necesario
emprender una crítica de las relaciones de género y replanteamiento de las bases
sobre las cuales se construye la identidad masculina y se fundamenta la exclusión
de los varones del ámbito reproductivo.
Los procedimientos anticonceptivos tienen que ver con representaciones sociales
de género tradicionales que ubican a las mujeres como responsables exclusivas
del control sobre la procreación: “Las reticencias de los varones y de los
proveedores de servicios de planificación frente a la utilización de métodos
anticonceptivos masculinos, pueden ser explicadas como efecto de la asignación
diferencial de responsabilidades a mujeres y varones en distintos ámbitos de la
vida cotidiana y particularmente en la reproducción.”. Otro aspecto que puede
incidir en las reticencias de los hombres, son los temores que le generan la
intervención quirúrgica misma, ésta se interpreta erróneamente como posible
afectación negativa de la masculinidad o la potencia sexual. La inquietud, en este
caso, “se expresa en la confusión corriente entre castración y vasectomía”
(Viveros l999).
Con base en este supuesto de orden cultural que ubica al hombre en una posición
de racionalidad, en el contexto de la creciente aceptación social del discurso de la
equidad de género, “la vasectomía puede ser percibida como una prueba de
virilidad”, en el sentido de que “el hombre que no adhiere a este modelo se siente
culpable de no aplicar el derecho y las reglas morales unánimemente
reconocidas”; en efecto, los hombres que se practican la vasectomía parecen
sentirse una especie de “héroes modernos”. Dicho procedimiento quirúrgico se
convierte entonces en “una forma de confirmar el acceso del varón al estatus de la
masculinidad adulta en las sociedades modernas, en la cual, se privilegia la
responsabilidad en relación con la mujer y los niños y la responsabilidad en el
ámbito público sobre el desempeño sexual.” (Viveros.l999)
La investigación se detiene en el análisis sobre las implicaciones simbólicas y
culturales que impiden la practica de la vasectomía en nuestro medio, advierte el
desequilibrio existente con las intervenciones que se realizan sobre el cuerpo
femenino para el control de la natalidad, y deja claras las resistencias masculinas
y las creencias asociadas a la feminización por este concepto. Los hombres que
se practican la vasectomía se consideran una especie de héroes modernos y
estas creencias tienen que ver con las responsabilidades asignadas por la cultura
a hombres y mujeres de manera diferencial siendo reconocido el desenvolvimiento
del varón en el ámbito público, mientras se delega a lo femenino la
responsabilidad biológica y reproductiva, es de anotar que desde el punto de vista

38
de la corporeidad dicha intervención facilitaría la construcción de un cuerpo
masculino capaz de abordar de modo inteligente una decisión con consigo mismo
y la sociedad, que permitiría el hedonismo y la construcción de un trayecto de vida
mas libre y autónomo.
En la investigación Cuerpos en tensión de Ángela María Estrada y Carlos Iván
García, expone una reflexión que combina algunos aspectos del contexto nacional
en torno a los rasgos significativos del modo en que se constituyen las
subjetividades de género, desde la óptica específica del cuerpo, como materia
informada histórica y culturalmente. Su objetivo es el de “construir una trama
interpretativa de los acontecimientos que se palpan en la sociedad colombiana y
de abordamientos teóricos, para aprehender el juego de tensiones al que los
cuerpos femeninos y masculinos están sometidos entre las permanencias de los
cánones sociales y los tránsitos que se avizoran” (García, Estrada.2002).
Con esta perspectiva se plantea el cuerpo “como escenario de un juego de
tensiones entre continuidades y discontinuidades, entre los atisbos de un yo no
escindido, entre lo público y lo privado, y los patrones culturales altamente
demandantes de un determinado relacionamiento intra e intergéneros” (García,
Estrada 2002).
Al parecer, quienes escriben el artículo no hacen uso de fuentes primarias de
información para sustentar el mismo, dado su carácter teorético ya mencionado.
Lo que sí se menciona con alguna frecuencia, a manera de notas al pie o en el
propio texto del artículo, son datos secundarios provenientes de algunas
investigaciones en las que han participado la autora y el autor. En cuanto a las
fuentes conceptuales, se destaca la utilización de la noción de género cuyo locus
es el cuerpo proveniente de las teorizaciones de Foucault y Butler. “Siguiendo a
estos autores se podría afirmar que entre sexo y género no existe ninguna
diferencia, ya que la subjetividad generizada no es nada diferente de una
materialidad informada históricamente, o incardinación de unos discursos que han
adquirido legitimidad histórica dentro de complejas relaciones de poder” (García,
Estrada .2002).
Es notorio su apoyo en la perspectiva del poder que desarrolla Foucault: “Las
tecnologías de poder y las tecnologías del yo interactúan en la producción de
subjetividades; a través de las primeras se determina la conducta de los sujetos,
se los somete a ciertos fines y, por tanto, se ejerce sobre ellos algún modo de
dominación, objetivándolos. Las segundas permiten a los individuos efectuar por
cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su
cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo
así una transformación de sí mismo”. (García, Estrada 2002).
La familia es tematizada desde el punto de vista de los dispositivos de poder que
regulan el cuerpo y sus placeres, y los modos de subjetividad de género que
posibilitan. “Lo masculino y lo femenino encuentran su principal núcleo de
permanencia en la institución matrimonial y familiar. Su valor instituyente consiste
precisamente en convocar el desarrollo de unas sensibilidades acordes con los
roles por ella prescritos y sancionar desde la culpa cualquier trasgresión al orden

39
establecido” (García, Estrada 2002). “La institución familiar y social prescribe de
manera muy precisa los modelos de feminidad que se posibilitan. En efecto, la
mujer adulta es ante todo madre, lugar de poder pírrico ganado en tenaz lucha
cuyo reconocimiento se alcanza al final de la vida, cuando se logra el
posicionamiento como centro de hogar, centro aglutinador de la familia extensa.
La maternidad parece reñir con el ejercicio de la subjetividad, principalmente
erótica; en la institución matrimonial, tiene lugar una apropiación de la eroticidad
femenina, apropiación que en muchos ámbitos sociales mantiene la forma de
violencia cotidiana, en la forma de servicio sexual como parte de un contrato no
escrito” (García, Estrada.2002).
Se alude a los cambios culturales y políticos que se iniciaron en los años setenta
con los movimientos de contracultura y se consolidaron en los noventa con el
discurso de los derechos humanos, cuyo eje puede interpretarse como centrado
en el cuerpo. En esta época, “el cuerpo comienza a consolidarse como escenario
de libertades y derechos reconocidos en el ámbito de la norma, en lo cual el influjo
de la Constitución de 1991 resulta fundamental. La tutela a derechos como el libre
desarrollo de la personalidad, la autonomía, la imagen y el buen nombre; la ley de
compañeros permanentes; el surgimiento de un proyecto de Educación Sexual
como política de Estado, con todas las críticas que se le pueden hacer; y una ya
abundante jurisprudencia de la Corte Constitucional que proclama la no
discriminación de la condición homosexual, son una demostración fehaciente del
cambio”. (García, Estrada 2002).
Esta narrativa, que predominó de manera influyente en las nacientes ciencias al
principio del siglo XX, especialmente las médicas y jurídico-políticas, se vio
confrontada y significativamente transformada con los cambios generacionales
que ocurrieron en Colombia con los movimientos de contracultura de los años
setenta. Tales cambios comprometieron no sólo la esfera del sí mismo,
(principalmente en cuento a la percepción de lo femenino y a la participación de la
mujer, y sobre una concepción liberadora de la sexualidad), sino también la esfera
de la acción política”, que entre otras cosas, significó un relativo tránsito a una
cultura más laica en la interpretación del cuerpo.
El cambio mencionado se manifestó en aspectos corporales tanto en su apariencia
como en sus relaciones: “el pelo largo en los hombres, el biquini, la minifalda (...)
el ‘amor libre’ hippie, las provocaciones nadaistas, la expansión de la píldora, la
visibilización de la homosexualidad, la fertilización in vitro la irrupción del SIDA”.
Posteriormente, con los años noventa vendría todo el discurso de los derechos
humanos de cuño individualista, como base para el ejercicio de estas y otras
libertades personales (García, Estrada 2002).
Se efectúa una caracterización general de las subjetividades de género, en
ocasiones apelando a imágenes provenientes de los medios de comunicación. “La
masculinidad se pauta desde la desincardinación del sujeto. En efecto, con
resonancia en los grandes sistemas filosóficos racionalistas de la modernidad: la
actividad del sujeto racional, considerada como la actividad humana por
excelencia, tiene lugar en un espacio lógico ordenado por las leyes del
pensamiento, donde el cuerpo, el cerebro, es apenas vestíbulo o escenario.

40
El modelo del vaquero del oeste, tal como lo aborda Tania Modleski, caracteriza al
héroe por su negación del cuerpo y una sexualidad misógina: la mayoría de ellos
tuvieron alguna vez una esposa, pero descubrieron que éstas generaban muchos
problemas (...), sus pocas relaciones son de carácter homoerótico. “Muchos
concordarían, en señalar una androginia creciente en las indumentarias juveniles,
pero a continuación es necesario reparar no una cierta deslexicalización de los
cuerpos”, sino una estratificación del consumo para la población joven. (García,
Estrada 2002).
La emergencia de la era digital y virtual hace posible “desmaterializar el cuerpo,
transformar la edad, el género y la preferencia sexual, entre otros aspectos, para
construir una identidad virtual en la interacción con otros”. El placer cada vez más
deja de ser vergonzante para afianzarse como motor esencial de la subjetividad.
Se vislumbra una liberación femenina de la maternidad ya no bajo la forma del
‘instinto’, para pasar a constituirse en sujeto erótico de pleno derecho.
Desde la perspectiva cultural que desarrolla el artículo, se cuestionan creencias
acerca de la masculinidad y la feminidad usualmente arraigadas en el sentido
común. No obstante el cruce de diversidades que inciden en la constitución de los
cuerpos, pervive una idea esencialista acerca de los mismos, “la creencia en que
la estructura anátomo-biológica particular de cada sexo configura un determinante
de la identidad que no es permeable ni por la historia ni por la cultura. El cuerpo,
en tal sentido, conformaría el fondo opaco e impenetrable, constante de las
identidades sexuales” (García, Estrada 2002).
De otro lado, “aparece como constante contemporánea el abandono del cuerpo en
la construcción de la identidad masculina, su desincardinación, lo cual conduce a
la representación ambigua de la propia sexualidad: el logro y la demostración,
hacen que lo importante sea engendrar hijos, ‘preñar a la mujer’, al igual que dar
protección y sustento. No obstante, la sexualidad es un objeto potencialmente
representable como fuerza biológica incontrolable (...) que se impone al sujeto
masculino, mientras que la sexualidad femenina es protegida de tal amenaza
mediante la aplicación de dispositivos que conducen tanto a la apropiación de su
erotismo, pasivizándola, como asignándole históricamente la función de sostener y
detentar la virtud” (García, Estrada 2002).
En el desarrollo de la discusión acerca de si se puede considerar a los jóvenes
como sujetos propulsores del cambio cultural y de nuevos modos de subjetividad
de género, se interroga si la suerte de androginia que parece revelarse en la
construcción de la apariencia de la población joven contemporánea, (en la que los
límites entre lo masculino y lo femenino se diluyen) no es el resultado de la
sociedad globalizada de consumo; si no obedece más a una “construcción icónica
para portadas de revistas en concordancia con modelos estéticos reservados para
jóvenes de clases medias y altas de las ciudades frías o templadas del interior (...)
cabe preguntarse si en ellos, más que una subjetividad andrógina, que tendría
obviamente un poder más desestabilizador, no se construye más bien un uniforme
de la clase social vivenciada o anhelada” (García, Estrada 2002).

41
Desde la óptica de clase social se indagan algunas tendencias de género
juveniles en los sectores populares, también cercanas a una especie de
androginia en el comportamiento: “En algunos grupos de sectores populares un
sentido firmemente arraigado de la posesión de los cuerpos, especialmente los
femeninos, está en la base de la legitimidad del recurso a la violencia, sea para
enfrentar a otros que aspiran también a poseerlos, sea para agredirlos y hasta
matarlos en defensa del deshonor. En los parches delictivos, puesto que no todos
los parches lo son, y en las pandillas en particular, el estatus femenino no se logra
a partir de una reivindicación de características culturalmente ‘femeninas’, como
afectividad, sensibilidad, ternura y cuidado, sino del agenciamiento de categorías
‘masculinas’ como valentía, riesgo y, especialmente, el ejercicio de la violencia.
Así, en la constitución de liderazgos hombre y mujer están obligados por igual a
‘ser un probón’, actuado en masculino” (García, Estrada 2002).
Como se mencionó, se plantea que el género no puede ser entendido por fuera
del cuerpo y las formas en que históricamente se produce, de ahí que también se
aborda desde la perspectiva del poder. Éstos mecanismos de poder logran
configurar modos de cuerpo; en otras palabras, el género es el juego de poder
mediante el cual nuestra materialidad se hace cuerpo en la medida en que es
penetrada por alguno de los discursos legitimados dentro de las matrices de
sexualidad, también legitimadas para cada tiempo y contexto social específicos”
(García, Estrada 2002).
En esta investigación, se vincula el cuerpo con la construcción de subjetividad,
muestra el ejercicio de poder de inscripción sobre los cuerpos y el modo como se
construye una idea homogenizada sobre la subjetivación tanto femenina como
masculina en nuestro medio. Los medios de comunicación tienen en esta
operación de poder, una relevancia incuestionable, pero también instituciones
como la familia que valoran la maternidad despojando a las mujeres de su
posibilidad erótica singular, inscribiéndolas en el modelo heterosexual del
matrimonio, otro tanto sucede con la masculinidad construida sobre la base del
“desencardinamiento” y abandono del cuerpo como tal, es el modo como se
agencia y se controla el erotismo masculino articulados al logro y a la
demostración. El artículo se localiza en el debate postmoderno, ejercita rupturas
conceptuales interesantes con las ideas de género y muestra las relaciones de
poder presentes en las narrativas que agencian ideas de masculinidad y feminidad
y transgéneros, también señala hacia los trayectos de resistencia propuestos por
los /as jóvenes, mostrando hasta que punto apuntan a un cambio cultural, con la
propuesta de darse un cuerpo y un sí mismo al margen de la sexualidad y el
erotismo construido por el poder patriarcal vigente todavía en las practicas de
apropiación femenina en parches y pandillas, por último, la investigación alude a
la singularidad identitaria de clase, etnia y territorio, señalando hacia la diversidad
y la diferencia presentes en los modos de individuación.
En la investigación El Laberinto de la Sexualidad Femenina en un Grupo de
Mujeres Jóvenes de la Ciudad de Bogotá, (Ordóñez, 2003), Laura Ordóñez reunió
aleatoriamente a siete mujeres jóvenes entre los 20 y los 25 anos, estudiantes de
universidades privadas de la ciudad de Bogotá. Así, teniendo en cuenta la

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particularidad de la historia de vida de cada mujer, esta investigación reunió en
este grupo, objeto de estudio, una serie de características sociales compartidas
como el género, el ciclo de vida, y la clase social, con el fin de recorrer las
trayectorias sexuales de estas jóvenes.
La pregunta central que de la investigación aborda los elementos claves, que
sirven a las mujeres para elaborar las narraciones sobre su vida sexual. Así, los
referentes que prevalecieron en el decorrer de sus trayectorias sexuales, fueron
interpretados según cuatro modelos ideológicos-institucionales de feminidad y
sexualidad paralelamente. Se observa que estos modelos, en lugar de aparecer
de forma separada y excluyente unos de los otros, por el contrario, se sobreponen
y operan simultáneamente. Dichos modelos denominados: la mujer mariana, la
mujer amada, la mujer bella y sexual y la mujer sujeto son entonces, los elementos
en torno de los cuales las mujeres transitaron a lo largo de sus narraciones.
La metodología utilizada para la recolección de la información se centra en
entrevistas tipo historias de vida, ligadas y orientadas al tema del sexo, a la
socialización de género y a las redes sociales involucradas, con el objetivo de
profundizar e indagar más detalladamente en las experiencias y en las
“trayectorias sexuales” de estas mujeres.
En los relatos apareció la importancia para las jóvenes de los modelos de belleza
ideales del cuerpo femenino, así como también, la importancia de las demandas y
exigencias sociales como seres sexuales. Esto fue traducido en el modelo de la
“mujer bella y sexual” generando en las mujeres un profundo deseo por alcanzar el
cuerpo y el sexo “ideal” que se aleja cada vez más del cuerpo y del sexo “real” que
al no ser alcanzado, produce descontentos y distancias al momento del acto
sexual.
Los paradigmas estéticos del cuerpo femenino y la mercantilización de la vida
erótica característicos de la sociedad de consumo y de la industria de la belleza
están sustentados por las utilidades económicas. Así, en las sociedades
capitalistas, los medios masivos de comunicación promueven el consumo
insaciable de este modelo que cada vez más propone exigencias inalcanzables
para las mujeres. En relación a las exigencias sexuales, la mujer además de ser
bella, tiene el deber de disfrutar del sexo, de ser muy liberada, espontánea y por lo
demás, debe tener orgasmos. Esto se manifestó en las narraciones, teniendo en
cuenta, que sólo una mujer lo habló abiertamente.
Esos modelos comprenden valores, representaciones, sistemas simbólicos,
clasificaciones y prácticas que moldean y orientan los deseos y los modos de vivir
tanto en hombres como en mujeres. De esta forma, según los ciclos vitales,
durante los procesos de socialización en la construcción de la identidad, la
identidad de género través de los diversos marcos institucionales, se asimilan y
son introyectados por las mujeres. Las instituciones que predominaron en los
relatos de las jóvenes que participaron en la investigación fueron: la familia, la
escuela, la iglesia y los medios masivos de comunicación. Así, a través de dichas
instituciones esos modelos son difundidos y concretados en la vida diaria.

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Como resultados de la investigación, se tuvieron en cuenta la iniciación sexual,
alrededor de la cual, las mujeres re-construyeron sus relatos, permitiendo dividir
sus trayectorias en tres momentos:“antes”, “durante” y “después” de la primera
vez. Antes de la primera relación sexual, las mujeres tienen ideas sobre la
sexualidad basadas en el temor. Se trata de una socialización en el miedo, un
lugar reactivo donde no se informa, ni orienta a las mujeres sobre su cuerpo y sus
potencialidades, donde se les enseña a desconfiar y a reprimirse, condicionando y
limitando sus relaciones con el otro sexo y con su propia sexualidad. En los
relatos, la aparición de los términos "la fácil” o “la puta”, en oposición, a la mujer
“de respeto” o “normal” ejemplifican que la sexualidad femenina transita entre la
iniciativa indirecta y la circulación entre lo puro y lo impuro.
En el durante, la iniciación sexual de estas jóvenes es descrita necesariamente
dentro de un contexto afectivo. En los relatos, este momento es narrado
invariablemente bajo la presencia de la idea de “un gran amor”. Así, el ideal del
amor romántico pasa a un primer plano y desplaza la importancia de la virginidad.
El amor aparece como legitimador y justificador de las relaciones sexuales y
principalmente de la primera vez. En el después El deseo por establecer
relaciones sentimentales, es la mayor motivación que lleva a las mujeres a tener
relaciones sexuales.
Se encontraron también representaciones del género femenino fundadas en un
mayor grado de autonomía. En todos los relatos las jóvenes expresaron ideas de
independencia y de realización en diferentes dominios como el personal, laboral,
afectivo, intelectual y sexual. El modelo de la “mujer sujeto” surge como
consecuencias de una serie de acontecimientos sociales como los movimientos
feministas, la revolución sexual, las nuevas tecnologías reproductivas y las
campañas de prevención de enfermedades sexualmente transmisibles. La
sexualidad, desde este modelo, se desprende de su tradicional sujeción normativa
a la reproducción y a la constitución de la vida doméstica.
La autora concluye que la construcción de la identidad y de la sexualidad
conjuntamente, pasa por diversas presiones y expectativas socio-culturales que se
constituyen en lastres pesados para las mujeres a la hora de establecer relaciones
afectivas y sexuales. Si bien existe, la idea de la realización personal y de la
individualidad, la experiencia individual está fuertemente marcada por el lugar que
ocupa lo relacional. Así, la construcción de esa sexualidad y de esa identidad pasa
por la presión de la conducta femenina por parte de los otros. A través de estos
siete recorridos sexuales, la construcción de identidad se evidencia a partir de la
sobre posición y operatividad de cuatro modelos ideológico-intitucionales: la mujer
mariana, la mujer amada, la mujer bella y sexual y la mujer sujeto. La investigación
apunta a comprender y a desconstruir los modelos que operan sobre la sexualidad
femenina construyendo un cuerpo y unas pasiones proclives a la manipulación del
deseo y finalmente abre el debate sobre la posibilidad de autonomía y de
construcción de otra alternativa identitaria.
En Sexualidades ‘ilegítimas’. Biopolítica heterosexista y política de reconocimiento
realizado por Darío Muñoz en el año 2006, se analizan las condiciones de la
actual ilegitimidad que en Colombia recae sobre las parejas del mismo sexo, y

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hasta cierto punto sobre las personas que las conforman, desde una perspectiva
que combina la mirada local y global. Bajo una óptica biopolítica, se analizan
críticamente los discursos normalizadores de la sexualidad que se activaron en el
país, particularmente en la capital, a propósito del debate sobre el reconocimiento
legal de dichas parejas. Se discuten los límites y las posibilidades del Estado y de
las democracias liberales frente a las demandas de reconocimiento que se
gestionan desde la ciudadanía no heterosexual, así como los márgenes de
transformación del sistema de género heterosexista que aún predomina en la
esfera pública y que en el caso colombiano aparece enraizado en la Constitución
Política del Estado. También se muestra cómo la biopolítica de la familia
heterosexual y patriarcal opera como impedimento en la gestión pública de estas
demandas en Colombia y otros países; de manera que se evidencia el poder
implícito en las formas de relación sexual y parentesco legitimadas en las esferas
pública y del Estado (Muñoz, 2006).
Si bien no se describe de manera explícita, el tipo de fuentes de información que
maneja la investigación consiste en sentencias de la Corte Constitucional, leyes,
proyectos de ley presentados al Congreso de la República, mensajes publicados
en la prensa nacional, declaraciones de la iglesia católica y diferentes análisis
normativos, relacionados directamente con las parejas del mismo sexo.
En cuanto a las fuentes conceptuales, se destaca el uso analítico y estratégico de
varias miradas sobre la noción de género. Desde el punto de vista de los sistemas
de género, dicha noción es entendida a partir del “conjunto de mecanismos
discursivos, culturales, institucionales, políticos, económicos, entre otros, que se
activan en las relaciones sociales y cuyos efectos de poder interactúan entre sí en
la prescripción de las pautas normativas que pretenden determinar las prácticas
sexuales de los cuerpos generizados” (Muñoz.2006). Para ello, se toman en
cuenta los planteamientos de Scott (1996), Conell (1998) y Butler (2001). De
manera complementaria y desde el punto de vista de la teoría performativa (Butler,
2001) para quien la diferencia entre sexo y género se diluye: “los discursos, como
actos de enunciación, constituyen la realidad del sexo y (...) la realidad del sexo se
naturaliza a fuerza de la reiteración insistente e insidiosa de dichos discursos,
sostenida y reglamentada por diversos mecanismos sociales” (Muñoz 2006).
La familia es analizada como un dispositivo cultural que incide significativamente
en la constitución del sistema de género heterosexista mediante la
institucionalización de las estructuras de parentesco propias de la familia burguesa
patriarcal moderna. Se evidencia la manera como el poder de tal dispositivo se
actualiza discursivamente en los debates en torno a las parejas del mismo sexo,
justamente para prescribir y reforzar la condición actual de ilegitimidad de estas
parejas. La familia es designada “como la institución–pivote–fundamental de la
sociedad por ser la ‘matriz’ cuya función principal es la reproducción de la especie.
Según esta designación, sólo son legítimas las uniones conformadas
exclusivamente por un cuerpo masculino y uno femenino dada su capacidad
complementaria de procreación. En consecuencia, la diferencia sexual binaria y la
complementariedad heterosexual se imponen normativamente como bien jurídico.
Bajo este esquema, las subjetividades generizadas se constituyen exclusivamente

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a partir de la capacidad reproductiva de los cuerpos como función social y la
opción sexual que no se rija por este sistema normativo será interpretada como
disfunción o anormalidad” (Muñoz 2006).
“La ‘ilegitimidad’ de las personas LGBT y sus prácticas sexuales está articulada
por la designada discursivamente ‘función natural y social’ de la familia (...) Este
principio biologicista según el cual la organización de la sexualidad debe favorecer
las relaciones reproductivas, se articula con los discursos moral-religioso y
jurídico: el matrimonio garantiza seguridad y estabilidad a la ‘matriz’ familiar al
conferirle estatus legal mediante un contrato público. La familia se instituye a
través del matrimonio, católico o civil, y actualmente por la figura jurídica de las
uniones de hecho, dispositivos que en Colombia tienen una reserva heterosexual.
De esta manera, la familia instituida y naturalizada como ‘matriz’ social es validada
por numerosas prácticas sociales e institucionalizada y capitalizada por la Iglesia
Católica y sus dogmas morales, el Estado y su Constitución Política y las ciencias
y su discurso biopolítico normalizador.” (Muñoz.2006).
El asunto de los derechos sexuales se aborda desde el punto de vista de la libre
opción sexual y las garantías jurídicas, sociales y culturales necesarias para
erradicar la discriminación por orientación sexual. Los efectos prácticos de la
condición de ilegitimidad por orientación sexual constituyen el núcleo sociocultural
y político que origina las iniciativas legislativas que han buscado el reconocimiento
de las personas no heterosexuales y las parejas que lo conforman. estas
iniciativas “no son sólo una demanda de libertad para manifestar preferencias
sexuales, estilos corporales y prácticas vitales, sino de garantías necesarias para
gozar de reconocimiento social respetuoso y en igualdad que permita superar la
condición de ciudadanía subordinada”. como en efecto sucede con las identidades
LGBT (Muñoz.2006).
También se señala a la Corte Constitucional como la instancia estatal que en
ocasiones ha jugado un papel protagónico al hacer efectivos los derechos
fundamentales consagrados en la Constitución de 1991, los cuales sirven de base
para garantizar a las personas no heterosexuales su libre opción sexual.
La participación se aborda a partir de la consideración de las acciones sociales,
políticas y culturales emprendidas desde variadas instancias con la intención de
transformar las condición de ilegitimidad que recae sobre las parejas del mismo
sexo y las identidades LGBT. Entre ellas se destacan varias iniciativas legislativas
de reconocimiento, acciones públicas de inconstitucionalidad y acciones de tutela,
así como la organización de la “marcha del orgullo LGBT“. También desde finales
de la década de 1990 se han desarrollado importantes acciones culturales y
movilizaciones estéticas y políticas por parte del movimiento LGBT, como el ‘día
del orgullo gay’ que después se amplió a ‘orgullo LGBT’ con la consigna ‘El cuerpo
como primer territorio de paz’...”.Tuvo la tarea de develar la desigualdad que
supone la actual condición de ilegitimidad que en Colombia recae sobre las
personas lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas –LGBT.
Desde la perspectiva del orden cultural, la subordinación se analiza a partir de la
operación de la naturalización como dispositivo regulador de la sexualidad a través

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de los discursos biopolíticos que se activaron en el debate en torno a las parejas
del mismo sexo: La naturalización se presenta en estas consignas biopolíticas
como un mecanismo discursivo de carácter performativo que asigna lugares y
roles sociales para hombres y mujeres de acuerdo con sus designadas (también
discursivamente) funciones sexuales y reproductivas, y supedita su realización
personal al cumplimiento pleno de dicha asignación. La manifestación de otras
prácticas y orientaciones sexuales contrarias al sistema de género predominante
es neutralizada y excluida por los efectos de biopoder de los discursos
normalizadores enunciados.
Esta categoría analítica asume en el artículo la perspectiva de los sistemas de
género, entendidos éstos, como “el conjunto de mecanismos discursivos,
culturales, institucionales, políticos, económicos, entre otros, que se activan en las
relaciones sociales y cuyos efectos de poder interactúan entre sí en la prescripción
de las pautas normativas que pretenden determinar las prácticas sexuales de los
cuerpos generizados (...) El sistema de género que aún predomina en occidente
puede caracterizarse como patriarcal, dicotómico y heterosexista; en él se
contraponen de modo jerárquico y binario las subjetividades masculinas y
femeninas y se excluyen y subordinan otras subjetividades posibles –lésbica, gay,
bisexual, transgenerista, intersexual, entre otras–” (Muñoz. 2006).
Se afirma que “la situación de ilegitimidad frente al Estado de las personas LGBT,
y las parejas que conforman, no es un asunto ajeno a las discusiones sobre
género y equidad. Sin embargo, su abordaje exige problematizar la categoría
género, entre otros aspectos, para no interpretar la reivindicación de demandas
diferentes a las del sujeto ‘mujer' como un retroceso en la discusión teórica y en el
terreno político ganado históricamente por los movimientos feministas; igualmente
para interrogar las relaciones de poder más allá de aquellas que se configuran
entre hombres y mujeres. Esta categoría no es homogénea, está en discusión y
tiene implicaciones políticas inadvertidas (...) las demandas relacionadas con la
diversidad sexual amplían el campo de los estudios de género, complejizan la
mirada sobre los problemas de inequidad contemporáneos y diversifican las
luchas políticas (...) La búsqueda de la equidad de género no es ajena, al análisis
crítico de los múltiples ejes de subordinación que se intersecan históricamente de
modos específicos y a la politización del espectro completo de las diferencias
subordinadas (...) Pensar una política de equidad en el campo específico de la
subordinación por orientación sexual tiene que partir de considerar críticamente
los efectos prácticos del no reconocimiento de las personas LGBT (y su) situación
de deslegitimación” actual. (Muñoz.2006).
La diversidad sexual es sin duda uno de los ejes analíticos más importantes que
articulan los planteamientos del autor. el artículo plantea la necesidad de no
limitarse exclusivamente a emprender una lucha jurídica centrada en la esfera del
Estado, sino combinarla con políticas culturales que contribuyan a la
desnaturalización del sistema de género heterosexista: “Una política de
reconocimiento desnaturalizante se concreta en la gestión cultural transformadora
de los modelos de identidad heterosexistas y las nociones patriarcales de familia
prescritos por el sistema de género predominante. Esto implica necesariamente

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revisar y modificar la organización social de la amistad, los contactos sexuales y la
comunidad entre personas con el fin de producir formas de apoyo y alianza que no
se centren en el Estado” (Muñoz.2006).
Esta afirmación sitúa la reflexión en el campo de la resistencia comprendida en
los bordes y no en la institución propiamente dicha, lo cual señala a la necesidad
de construcción de nuevas subjetividades y da al análisis un corte postmoderno,
abriendo nuevos derroteros para pensar el género mas allá de las ideas
modernizantes El sistema de género que aún predomina en occidente puede
caracterizarse como patriarcal, dicotómico y heterosexista; en él se contraponen
de modo jerárquico y binario las subjetividades masculinas y femeninas y se
excluyen y subordinan otras subjetividades posibles –lésbica, gay, bisexual,
transgenerista, intersexual, entre otras– , el artículo muestra los impedimentos que
se dan en el modelo jurídico para lograr el reconocimiento de estos modos
emergentes de identidad valorando altamente la diferencia no reconocida todavía
en nuestro medio.
Carlos Iván García Suárez en el año 2002, realiza un breve tránsito histórico y
epistemológico que propone deconstruir la lógica binaria y dicotómica que está a
la base del saber sobre la sexualidad y la negación de la bisexualidad, de modo
que introduce una perspectiva no fija e inestable que reconoce la sexualidad como
flujo de deseo.
No emplea fuentes primarias de información, ya que no se basa en una
investigación empírica sino documental. En cuanto a las fuentes conceptuales, se
destaca la alusión a los análisis genealógicos sobre la sexualidad de Foucault,
alude a algunos planteamientos psicoanalíticos de Freud acerca de la
bisexualidad, a los estudios pioneros de Kinsey sobre sexualidad humana, a los
análisis de Sardá acerca de las interpretaciones que los psicoterapeutas hacen de
las personas bisexuales, las ideas innovadoras que Marjorie Garber plantea en su
obra “Viceversa”, así como a la idea de sexualidad como devenir introducida por
Deleuze y Guattari.
Dado que es un artículo de corte teórico reflexivo, no se alude a pasos
metodológicos de investigación. Se trata de una corta revisión histórica de las
concepciones acerca de la sexualidad, específicamente bisexual, con el objetivo
de problematizar la lógica binaria que sirve de fundamento a dichas concepciones.
Por tanto, sus fuentes son básicamente secundarias.
Parte de algunas perspectivas de naturalidad como la empleada por Freud según
la cual: “dentro de todo ser humano hay elementos masculinos y femeninos que
son desarrollados en razón inversa del sexo del individuo”. Desde entonces, la
perspectiva freudiana reconoce que “la libido oscila normalmente toda la vida entre
el objeto masculino y el femenino y que todos los normales dejan conocer, al lado
de su heterosexualidad manifiesta, una considerable magnitud de homosexualidad
latente o inconsciente. No obstante, para Freud esta bisexualidad original no
perdura en la adultez: debido al desarrollo psicosexual, la gente se define como
heterosexual u homosexual, aunque reconoce que la realidad no respeta
necesariamente tales categorías”. Bajo otra óptica, Alfred Kinsey “ubicó la

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sexualidad humana a lo largo de un continuo, a la manera de una interacción de
factores biológicos, psicológicos, culturales e históricos”, en uno de sus extremos
se ubica la “heterosexualidad exclusiva” y en el otro la “homosexualidad exclusiva”
con la posibilidad de puntos intermedios, pero no hizo una consideración detallada
sobre la bisexualidad. (García,2002).
Se alude a la clasificación que hace la psicóloga Alejandra Sardá sobre las
interpretaciones que los psicoterapeutas realizan de las personas que
experimentan bisexualidad: “inmaduras”, “impostoras”, “confundidas”,
“hipersexualizadas”, “egocéntricas”, “exóticas”, “andróginas”. Para ella, lo que está
detrás de todas esas crítica es la idea de una sexualidad cuya culminación es un
estado fijo –en cuanto a objeto pero también en cuanto a práctica–. La madurez
sexual estaría indicada por la elección y la renuncia a las otras alternativas.
Se produce la subordinación, cuando se erigen parámetros clínicos para
caracterizar la bisexualidad como inmadura, egocéntrica, etc., estos modos de
calificación y adjetivación nominal, se adscriben plenamente a un “binarismo
jerárquico y excluyente que termina convirtiéndose en bifobia, es decir, en la
internalización de los mensajes sociales negativos acerca de la bisexualidad,
incluyendo aquellos que se oponen a su existencia como categoría válida” . La
bisexualidad desvirtúa la lógica binaria de la definición tradicional de género que
opone masculino a femenino, heterosexual a homosexual, e invita a reconocer que
los binomios nunca son equitativos en su interior, para nosotros blanco es más
que negro, hombre más que mujer, cielo más que infierno”, y heterosexual más
que homosexual .La bisexualidad fue reconocida a partir de los años veinte en los
círculos académicos como una “tercería”, “en otras palabras, como un deseo
escindido entre los dos miembros del binomio sexual original (...) “Se estima que
entre el 30 % y 40% de los homosexuales, hombres y mujeres, experimenta a
veces deseos o sentimientos heterosexuales, aunque menos del 10% pase a los
actos” (García.2002).
Este tipo de sexualidad es caracterizada desde algunos imaginarios como
“bisexualidad en serie” o “consecutiva”, pero lo que resulta problemático es pensar
en la “bisexualidad simultánea”, “en ella, una persona se siente atraída por
hombres y mujeres al mismo tiempo. Una respuesta común es que no es
verdaderamente posible y que, en el fondo, la persona no reconoce su naturaleza
homosexual debido a la homofobia internalizada. De hecho, muchos
homosexuales ven en los bisexuales una traición hacia su ‘verdadera’ orientación
sexual(...) Otra explicación es que la bisexualidad es una fase de transición de la
heterosexualidad a la homosexualidad. Pero, ¿qué pasa cuando hay varias
‘transiciones’?. Esto no describe la situación de las personas que dicen
permanecer bisexuales durante muchos años o toda la vida..
La bisexualidad amplía la diversidad comprendida en la noción de género, en la
medida en que desborda la lógica binaria con la cual se suele conceptualizar dicha
noción; de ahí que se la enuncie como “la ruptura de las dicotomías”, éstas son el
fundamento de la “parametrización del deseo como un imperativo del control
social”.. Este es un eje importante en la comprensión de la bisexualidad, ya que
como tal, evidencia la complejidad e indeterminación de la relación

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sexo/género/orientación sexual. La reflexión que despliega el artículo tiene una
clara perspectiva histórica de la orientación sexual: “fue hasta mediados del siglo
XIX que médicos interesados en las enfermedades mentales realizaron
descripciones de personas que se sentían atraídas por personas de su mismo
sexo (...) con ese interés, Karl Heinrich Ulrichs (1825-1895), ideó una taxonomía
en la perspectiva moderna de la orientación sexual”. Homosexual aludía a los
actos eróticos entre hombres o entre mujeres a los que asociaba, además, la idea
de la ‘Normal sexualidad, de la sexualidad normal. (Katz, 1995).
La resistencia quizá este planteada en términos del flujo de deseo que suponen
las prácticas bisexuales, desde las cuales la sexualidad no puede ser entendida
sino como “fluida y no fija, una identidad que cambia con el tiempo, en lugar de ser
estable, aunque compleja (...) un proceso de crecimiento, transformación y
sorpresa, no un estado del ser estable y plausible de ser conocido”
(García,2002). . También Jagose (1996) plantea la bisexualidad en estos términos
al señalarla como “un punto de avance ético, político y del conocimiento desde el
cual podemos deconstruir los marcos bipolares del género y la sexualidad (...) la
bisexualidad no se construye en relación con la otredad exterior, sino con la propia
diferencia (...) representa la posibilidad de problematizar y minar el sistema
dicotómico total”
Un problema asociado a la necesidad social de definición según criterios de
identidad, es que si bien los llamados bisexuales orientan sus prácticas en el
escape de las etiquetas binarias, terminan “aferrándose a una etiqueta adicional:
de la bisexualidad, al expresar la idea de la combinación de las dos orientaciones
sexuales admitidas no ha podido escapar de ese mismo binarismo”. De ahí que se
plantee la bisexualidad como “una sexualidad que deshace la orientación sexual
como categoría, una sexualidad que amenaza y cuestiona el fácil binomio de
hétero y homo e incluso, por sus significados biológicos y psicológicos, las
categorías de género masculino y femenino”.
El artículo en cuestión, se pregunta más que por la existencia ostensible de la
bisexualidad, por “las lógicas culturales que se le oponen” con el fin de “señalar
sus tránsitos conceptuales desde un sentido advenedizo de tercería, a la
construcción de un sujeto político y de allí a su constitución como un locus de
ruptura del sistema total de la sexualidad y del género” (García.2002). Se trata,
entonces, de un escrito que recorre los hitos teóricos y científicos en torno de la
sexualidad, en particular los que constituyen la bisexualidad como una categoría
difusa, asociada en ocasiones a la indefinición, la psicopatología, la inmadurez y la
mascarada. La mirada crítica del artículo tiene el valor de señalar hacia la
posibilidad de construir un espacio cultural y social que reste valor a las
consideraciones heterosexistas naturalizadas y a las lógicas de exclusión
bipolares que enrarecen la bisexualidad, considerada como mascarada, también
apunta a la pregunta por la singularidad en sí misma en el contexto de la
diferencia y la diversidad identitaria.
En Identidades Escensialistas o Construcción de Identidades Políticas: el dilema
de las feministas negras de Ochy Curiel año 2002, se propone dar respuesta a las
preguntas sobre el quehacer político ¿bajo qué base sustentamos nuestras luchas

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contra el racismo, el sexismo, el clasismo y el heterosexismo? y ¿cuál sería la
estrategia mas correcta para su erradicación?, sin que ésta conlleve la pérdida de
ciertas estrategias políticas y categorías conceptuales muchas veces
transgresoras, y que contienen en si mismas elementos de identidad.
La autora se propone en un primer momento, abordar de manera sistemática los
periodos del pensamiento feminista que arrojan elementos importantes de
conceptualización, y nos ayudan a visualizar como se construyeron las
identidades. Y en un segundo momento, cuáles son los debates que se suscitan
en torno al tema de las identidades en el marco del feminismo hoy en día y, en
particular, los dilemas que enfrentan las feministas negras al asumirlos como
política.
La autora cita a varias feministas como Judih Butler, en su libro “ El Género en
Disputa” donde cuestiona la categoría género por partir de un paradigma
identitario heterosexual y por no cuestionar la sexualidad normativa, por tanto la
política feminista estaba basada en falsas y tramposas categorías. Para Butler el
género es una “performance”, no una identidad. Según Butler “tener un género”
significa haber establecido ya una relación heterosexual de subordinación, la
postura de que el género es preformativo intenta mostrar que lo que
consideramos una esencia interna del género se fabrica mediante un conjunto
sostenido de actos, postulados por medio de la estilización del cuerpo, basados en
el género”.
La autora plantea lo que ella llama el primer gran debate; “la igualdad vs la
diferencia”. Explicando que el feminismo de la igualdad tiene sus raíces en la
Ilustración que desarrolla el concepto de universalidad del sujeto. Se inicia al final
del siglo XVIII sobre la base de los principios de libertad, igualdad y la fraternidad
redactada por la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. El postulado
fundamental del feminismo de la igualdad sostuvo que las diferencias genéricas
entre hombres y mujeres han sido construcciones sociales que crean
desigualdades y jerarquías sociales. Cuestionó el determinismo biológico de esas
diferencias genéricas. Así las diferencias estereotipadas que son asignadas a
mujeres y hombres no eran más que mecanismos del patriarcado para justificarse
y mantener a las mujeres fuera de los espacios de poder ejercido por los hombres,
por tanto, eran las bases fundamentales para el sexismo. Las estrategias
fundamentales del feminismo de la igualdad fueron y aún lo son, entrar a los
espacios de poder público, la negociación, el cambio de leyes, entrar a la
normativa del mundo androcéntrico bajo el supuesto de que con ello se
minimizarían las diferencias de género.
Las feministas de la igualdad no han sido un grupo homogéneo, encontramos
aquí a las feministas liberales, que se plantearon reformas reivindicativas, las
socialistas que intentaron combinar el análisis marxista de las clases con el
análisis de la opresión de la mujer haciendo énfasis en el patriarcado; hacen un
aporte importante en colocar el concepto de división social del trabajo como
aquello que provocaría la desigualdad entre los sexos y dan lugar al nuevo
concepto de “división sexual del trabajo”, destaca como la subordinación de las
mujeres en la esfera de la reproducción se traslada al mundo de la producción; y

51
las feministas materialistas que por su parte sostuvieron que las mujeres
constituyen una clase social y por tanto no un grupo natural, son el producto de
una relación económica y de una construcción ideológica que refuerza ese
sometimiento. Aportan el concepto de modo de producción doméstico, para
demostrar la explotación de la mujer en la esfera familiar.
Encontramos también a las feministas radicales quienes asumen la política sexual
como sus prioridades, destacando la violencia como producto de la apropiación y
explotación del cuerpo de las mujeres. Entre tanto surge el feminismo de la
diferencia haciendo una crítica importante al feminismo de la igualdad al haberle
dado el triunfo al paradigma masculino, en tanto se rige bajo las mismas normas y
reglas. Su postulado fundamental constituye la afirmación de la diferencia
creando la cultura de la “feminidad” (Sendón,2002:). En ese orden, reivindicaron
las diferencias genéricas, pues sostuvieron que asumir la igualdad como principio
era negar la diferencia sexual femenina en beneficio de un sujeto que se pretende
universal: el masculino. Sus estrategias fundamentales han sido retomar la
experiencia del cuerpo como una fuerza de las mujeres y propugnar por la
autonomía de las mujeres frente a los hombres. Dentro del feminismo de la
diferencia encontramos las feministas separatistas que cuestionan de fondo entrar
al mundo masculino, por considerar que se juega en el mismo escenario y con
las mismas reglas masculinas, creando espacios separados, solo de mujeres.
Una de las críticas más contundentes que hace el feminismo de la igualdad al
feminismo de la diferencia es el retorno al esencialismo, biologIsta y la idealización
de la feminidad de las mujeres. La autora expone que uno de los aportes
fundamentales del feminismo de la diferencia fue el de la norteamericana
Adrienne Rich quien planteó que la heterosexualidad es una norma social que nos
imponen como obligatoria y que invisibiliza al lesbianismo proponiendo al mismo
tiempo lo que denominó “el continum lesbiano”, una propuesta política que une a
todas las mujeres que se distancian del sistema heterosexual y crean vínculos
políticos y personales entre mujeres como una forma de lucha contra el
patriarcado. Este continum lesbiano no implica necesariamente una experiencia
sexual genital con otra mujer, sino la creación de redes personales y políticas
entre mujeres, donde la experiencia sexual es una de sus formas.
Define la identidad como algo complejo, entendiendo las dimensiones psico-
sociales en la que existe una relación individual y social. Desde el punto de vista
individual podríamos entenderla como un proceso íntimo y subjetivo donde la
persona, a través de su propia experiencia, de representaciones, de referencias en
la interrelación con otros y otras se concibe y actúa consigo misma/o y con los
otros y otras. En el plano colectivo son referencias que rigen las relaciones mutuas
de los y las integrantes de la sociedad o de grupos diferenciados que interactúan
en ella. Desde una visión sociológica la identidad se enmarca en una estructura de
hechos y conflictos sociales. En ese sentido no es estática, sino fluctuante y
cambiante de acuerdo a los procesos históricos.
A partir de la crítica a la “identidad de mujeres”, al “género” y la “identidad
genérica” y sus contenidos esencialistas y universalistas, se crea una autonomía
entre las feministas creando grupos y colectivos a partir de la raza y la sexualidad,

52
y se refuerzan las alianzas con otros sectores sociales como los gays y el
movimiento negro mixto, entre otros. También entiende que en el feminismo
existen actualmente, dos líneas de debate sobre las identidades. Por un lado, las
que consideran a todas las identidades como ficciones represivas, y por otro lado
las que consideran a las identidades como dignas de reconocimiento. En lo que
concierne a las identidades raciales las justificaciones de las primeras se centran
en tres elementos: la identidad trae consigo esencialismos, trae consigo el
etnocentrismo y no se asumen esas categorías como regulaciones sociales. El
sistema racista nos define en oposición a un “otro blanco”, único legitimado,
además encasilla a los grupos sociales en generalidades y estereotipos.
Las diferencias alrededor de la raza y la sexualidad se convirtieron según la
autora en una prioridad política para muchas feministas, todo ello sucedía en un
contexto del fortalecimiento de los llamados “nuevos movimientos sociales”
lesbianas, gays, indígenas, negras, en los años ochentas donde cada movimiento
traspasaba otro por las diferencias que lo contenían. La política entonces pasó a
ser lo que Nancy Fraser, feminista norteamericana, llama “la política del
reconocimiento de las diferencias y de las identidades”.
Las negras comienzan a cuestionar el racismo dentro del feminismo al plantear
que en los análisis y en las estrategias del movimiento no se consideraban
realidades de muchas mujeres que además del género, le atraviesa la “raza” y la
clase. Para la autora el movimiento de mujeres negras nace articulando a la
“raza”, género, clase y sexualidad como categorías políticas para explicar las
realidades de las mujeres negras frente al racismo, sexismo, clasismo y el
heterosexismo. La política de identidad ha sido una de las estrategias prioritarias
de los grupos y colectivos que se dedican a combatir estos sistemas de
dominación. Consiste en una serie de acciones que buscan reafirmar una
subjetividad contextualizada en los efectos de hechos históricos, son éstos la
colonización y la esclavitud que hacen que el “ser negra” sea una situación
desvalorizada, despreciada y muchas veces negada. Uno de los debates que se
plantean en el texto es la crítica que hacían lesbianas, negras, y latinas a un
feminismo que se había convertido cada vez más en excluyente. Se legitimaba y
reconocía la imagen de la mujer blanca, heterosexual y generalmente de clase
media o burguesa. Sustentaban que asumir “mujeres” como una identidad
homogénea, limitaba las posibilidades de abordar el racismo, la lesbofobia, el
clasismo como sistema de opresión y exclusión parte de una posición universalista
de las mujeres. En ese sentido, la categoría “identidad de mujeres” y
posteriormente, la “identidad genérica” comienza a ponerse en entredicho.
La autora plantea que las lesbianas feministas comienzan a construir lo que se ha
denominado “el feminismo lésbico o lesbiano” explicitando la lesbofobia al interior
del feminismo, al no querer explicar ni abordar en sus luchas políticas, la crítica a
la heterosexualidad como obligatoriedad impuesta por el patriarcado. Planteaban
que se partía de representaciones de los hombres/mujeres como sujetos
universales manteniendo la heterosexualidad como normativa.
El análisis hace un recorrido sobre las distintas posiciones feministas destacando
el debate entre el feminismo de la igualdad y el de la diferencia, sin embargo

53
subsiste una confunsión al respecto del punto nodal de la diferencia sexual, la
mirada que anima el ensayo, le impide comprender que la llamada diferencia
sexual, se sitúa en el intervalo biológico cultural, constituyendo el cuerpo sexuado
un espacio libidinal de locomoción y de deseo que escapa al régimen esencialista
que la cultura asigna con la marca diferencial de género y sexo.
En el cuerpo están gravadas las metáforas capitales de la cultura patriarcal, pero
también subsiste la opción de huída propia de una modalidad identitaria en devenir
que puede desvirtuar las asignaciones persé establecidas por cuenta de este
concepto, como señala Judith Butler en su artículo “Universalidades en
competencia”, “la diferencia sexual en el sentido mas originario, opera como un
principio o criterio radicalmente incontestable que establece la inteligibilidad a
través de la forclusión o, en realidad, a través de la patologización, o, en realidad,
a través de la privación de derechos políticos activos. En tanto no tematizable, la
diferencia sexual es inmune al examen crítico, pero necesaria y esencial, un
instrumento de poder verdaderamente oportuno. Si es una condición de
inteligibilidad, entonces habrá ciertas formas que amenacen la inteligibilidad, que
amenacen la posibilidad de una vida viable, dentro del mundo socio-histórico. “La
diferencia sexual, como “forma vacía no simbolizable”, funciona así no
simplemente como un fundamento, sino como una condición de definición que
debe ser instituida y protegida de cualquier intento de debilitarlas”7. (Butler,
Laclau, Zizek 2003).
Esta pensadora muestra que la diferencia sexual no es tematizable, se comporta
no como un fundamento, sino como un lugar que se llena según el régimen de la
cultura. Cuando no se tiene en cuenta esta categoría se pude caer en análisis
simplistas acerca de la diferencia sexual.
Las investigaciones y escritos compilados en este eje analítico con el título de
Subjetividad y visiones de futuro, tienen la importancia de abrir nuevos campos de
análisis, transitan por el espacio de la diferencia, proveen categorías y conceptos
que cuestionan la normatización de la identidad y contribuyen al reconocimiento
de los devenires e identidades emergentes, proponiendo su inclusión en los
programas y las políticas públicas de Estado. Desde ópticas distintas los/as
autoras, trabajan la necesidad de reconocer las singularidades presentes en lo
humano como un atributo de la diversidad y de la diferencia, logran destacar el
carácter social de todas ellas, el modo como se producen, el ejercicio de exclusión
presente en los imaginarios que esencializan la identidad en nombre de la
naturaleza, refrendando su condición de subordinados/as. No todos los textos
proveen una claridad analítica y algunos presentan equívocos conceptuales, pero
cabe destacar el esfuerzo por abrir el debate que supera la idea neutra y
totalizante de sí mismo, acudiendo a una versión nueva de la corporeidad y del
encardinamiento.

II. EL cuerpo y los Derechos sexuales y reproductivos.

7
Intersexualidad, transexualidad, unión lesbiana o gay, por mencionar sólo algunos.

54
El cuerpo como potencia

Las ideas sobre la corporeidad han estado circunscritas a metáforas organicistas


que asocian a funciones sus reacciones, constituyendo un todo de órganos en
perpetua relación con el medio ambiente, el contexto climático, la vida social, y el
entorno cultural. La idea orgánica del cuerpo concierne a la episteme clásica en
los siglos XVII y XVIII que introdujo una lógica de clasificación y hermenéutica de
los seres vivos según su complejidad, el cuerpo humano terminó siendo el
deposito órganico de la individuación donde mente y cuerpo se separaron, al
modo como se distanciaron el espíritu y la materia, el alma y la carne, lo abstracto
y lo concreto, y lo normal y lo patológico se distanciaron contando con un ejercicio
disyunto y de oposición.

En el fondo de esta lógica persiste la idea de cuerpo autocontenido y limitado por


la piel, esto refuerza y naturaliza la idea de un yo psíquico individual, de una
voluntad capaz de incidir en el desarrollo humano y corporal toda vez que ejerza
sobre el cuerpo la contención necesaria para modelarlo a imagen y semejanza de
quienes amparados en la cristiandad y en el ascetismo, santificaron la
corporeidad reprimiendo los instintos y condenando el erotismo y la sexualidad.
Fue así como se fue construyendo un cuerpo disciplinado no sólo para el trabajo,
sino también para el matrimonio, destinando a garantizar la reproducción biológica
de la especie, las mujeres fueron preparadas para ejercitar esta labor con una
educación especializada en el cuidado infantil, en la preparación moral basada en
la sumisión al varón, en las consideraciones de belleza asociadas al recato, al
candor y a la pureza que hicieron de su comportamiento, un ejercicio potencial
para la definición de su identidad por la maternidad, el repliegue al ámbito
doméstico, la exclusión de su participación en lo público y la esperanza de
felicidad en la vida conyugal.

La consideración biologista del cuerpo tuvo sus consecuencias no sólo en el


dominio médico sino también en la esfera de la cultura, contribuyó especialmente
a la exclusión femenina, impidiendo el empoderamiento individual y grupal de las
mujeres e invalidando otras opciones precisamente a partir de su corporeidad, es
la apuesta de las femenistas contemporáneas interesadas en encardinar las ideas
proponiendo una noción novedosa sobre el cuerpo, que rescata la potencia y su
capacidad de afectación.

La fuerza del cuerpo es de hecho el interés prioritario de la revolución molecular


porque disciente enteramente de las fuerzas políticas estatales así sean de
izquierda o de derecha, capitalistas o totalitaristas que operan para someterlo, la
fuerza es el cuerpo y se trata de construir el movimiento fuera del cuerpo muerto
que la tradición ha legado, se trata de reconstruir un cuerpo vivo, real, vivir,
experimentar una fisiología de la liberación colectiva.

El cuerpo es potencia, “nadie sabe lo que puede el cuerpo decía Spinoza. “Aquí el
cuerpo es al mismo tiempo materia de expresión del sujeto, y contenido, finalidad.
Su promoción tiene como consecuencia relativizar el formalismo de la

55
representación del contrato y de la ley, en beneficio de la alianza del proyecto
común entre fuerzas productivas. La potencia dice Spinoza: “es aquello que
propicia que el cuerpo humano sea afectado de muchísimos modos, o también
aquello que lo hace apto para afectar de muchísimos modos a los cuerpos
exteriores “.

A veces nos vemos afectados con pasiones que nos separan de nuestra potencia
de actuar, las pasiones pasivas nos mantienen separados de esta potencia. Esto
ocurre cuando encontramos un cuerpo exterior que no concuerda, que no
conviene con el nuestro. Lo propio de la pasión pasiva consiste en que todo el
cuerpo es ocupado por la afectación pasiva del otro cuerpo, (es decir se trata de
una relación que disminuye nuestra potencia de actuar, es una relación que no se
compone con la nuestra), todo ocurre como si la potencia de ese cuerpo se
opusiera a nuestra potencia, operando una sustracción, una fijación y en este caso
decimos que nuestra potencia de actuar es disminuida o impedida. Frente a esta
existe otra posibilidad donde la potencia del cuerpo exterior se suma a la nuestra,
y en este caso, las pasiones que nos afectan son de gozo, nuestra potencia de
actuar es aumentada o ayudada. La potencia del cuerpo se realiza en el
encuentro con otros cuerpos que la propulsan y animan, en este sentido podemos
hablar de multitud o de singularidades en lo colectivo. (Deleuze, Spinoza l975)

En occidente, el cuerpo sexuado ocupa un campo importante de la institución,


obedece a un código semiótico, este código organiza las diferencias entre los
sexos de modo morfológico, en este sentido el cuerpo es un constructo social que
responde de hecho, a un modelado de creencias que combinan lo biológico y lo
cultural, pero también es posible registrar estratos de experiencia y de memoria
susceptibles de crear opciones de la corporeidad que encardina el pensamiento
convirtiendo su potencia en otro cuerpo, la memoria del cuerpo es múltiple y
habría un subregistro de su potencialidad que compromete otros tiempos.

Es el cuerpo como potencia, lo que fundamenta la construcción identitaria que


desborda el sujeto y consigue remover la fuerza homologadora de la maquinaria
patriarcal en su fase globalizada, de ahí que las investigaciones comprometidas
con el abordaje de la diferencia comprendan la corporeidad como una superficie
libidinal, donde no sólo se inscriben las metáforas capitales de la cultura patriarcal
que ligan en propósito la identidad a un modelo, (metáforas como país, territorio,
ciudadanía, dinero, mercancía, dios, nación, estado, padre, hijo, mujer, varón,
presentes en el imaginario social) y que propulsan regímenes afectivos reactivos,
reinscribiendo la corporeidad en el orden sexuado mayoritario, no obstante esta
operación relativa a la domesticación identitaria no se da sola, habrían también
inscripciones inmateriales, tiempos de mutación que gestan acciones inéditas en
términos de vivencias y creación propios de las subjetividades, y que cuentan con
un régimen de memoria no oficial, no institucional, capaz de afirmar la vida y
potenciar trayectos nuevos en términos de experiencia y de salida.

En el cuerpo está la marca de la diferencia sexual, pero esta señal identitaria es


permanentemente resignificada de acuerdo a trayectos de experiencia no siempre

56
percibida y difícil de conjeturar. La pequeña diferencia, esa que se marca en la
carne y que caracteriza la opción sexual, tiene un carácter difuso toda vez que el
cuerpo potencia fuerzas moleculares no siempre ligadas a nodos definitivos,
heterosexuales o de centro. La heterosexualidad vehicula un agenciamiento molar
que captura el deseo en un objeto, hace parte del engranaje patriarcal
homogenizando las diferencias y singulares en una predisposición particular del
deseo, es lo que señala Adriane Rich cuando afirma que la lesbiana no es una
mujer y que en este contexto no es posible aplicar el análisis de género. a su
especificidad.

“En mi opinión en las relaciones homosexuales existen vínculos emocionales


duraderos que justifican perfectamente según modalidades que deben estudiarse,
su reconocimiento llega si los sujetos lo desean, Si deben amarse matrimonios o
no, es otra cuestión. Estos vínculos no son exactamente del mismo modelo de los
vínculos afectivos heterosexuales. En particular, cuando unen a dos hombres, no
encontramos la exigencia de fidelidad erótica, sexual, introducida en la pareja
heterosexual, por cierto número de factores, de lado femenino en cierto registro,
en otro registro por las exigencias del parteniere masculino (Butler, Fuss l991).

Es la potencia del cuerpo la que refunda el sujeto con una noción novedosa de
subjetividad, el cuerpo no es una esencia y mucho menos una sustancia biológica,
es un juego de fuerzas, un proveedor y trasformador de energías, una superficie
de in tensidades La subjetividad está ligada a fuerzas (afectos), que se intersecan
y se relacionan, de variables espacio temporales que crean conexibilidad y el
cuerpo y la experiencia corporal es el lugar privilegiado de la construcción del
devenir mujer y de su propio empoderamiento vital.

La idea del cuerpo como potencia es objeto de seguimiento y confrontación en las


investigaciones desarrolladas en el marco del estado de arte sobre mujeres y
géneros en Santafé de Bogotá, veremos el alcance y limitaciones de las ideas
presentes y defendidas en las mismas sobre la corporeidad para determinar la
actualidad de las mismas con el ánimo de evaluar la propuesta investigativa y su
impacto en el ámbito nacional y local.
Existen una serie de textos e investigaciones que suscriben los planteamientos
consignados en la Conferencia sobre Población y desarrollo de el Cairo l994 y la
de derechos Humanos de Viena l993, que define la salud sexual y reproductiva
como “un estado general de bienestar físico, mental y social y no de mera
ausencia de enfermedades o dolencias en todos los aspectos relacionados con el
sistema reproductivo y sus funciones y procesos y que entraña la capacidad de
disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgo, la capacidad de procrear y la
libertad de decidir hacerlo o no hacerlo, cuando y con qué frecuencia”, además de
la consideración de que “la salud sexual y reproductiva comprende el disfrute de
los derechos humanos sexuales y reproductivos que la garantizan y la potencian,
en tanto ejercicio de derechos implica la libertad sexual, es decir la capacidad, la
plena conciencia, conocimiento, voluntad y responsabilidad acerca del ejercicio de
la sexualidad y la reproducción. (Londoño.1999).

57
La salud sexual y reproductiva estaría relacionada con los aspectos físicos,
psicológicos y sociales de la reproducción humana que incluye la salud sexual que
implica el conocimiento del propio cuerpo, que permita a hombres y mujeres
realizar prácticas de autocuidado, tomar decisiones libres y autónomas con
respecto a la sexualidad, a la pareja, al cuerpo, y disfrutar y a sentir placer.
Es de anotar que en todas ellas no existe una idea clara sobre la corporeidad y de
que cuerpo se trata, en las propias definiciones subsisten ideas y creencias sobre
que es posible conocer y comprender la corporeidad como si de un objeto se
tratara. Nunca antes como ahora es tan vigente la pregunta Spinoziana Qué
puede un cuerpo?. El nuevo cuerpo individual y social es una gestión de partículas
de velocidad y afectividad que dependen de flujos de deseo o disposiciones de
poder que no dependen ya de un sujeto. Hoy podemos afirmar que el cuerpo no
cesa de escapar a las instancias trascendentales que le indilgan una identidad,
una voluntad o una conciencia dependiente de un yo constituido, y le fijan al
tiempo y al espacio del individuo productivo.
Los derechos sexuales y reproductivos tendrían que refundarse en medio de una
consideración ética y estética del cuerpo vivo, posible de transformarse y mutarse,
en las investigaciones que suscriben como dados los derechos sexuales y
reproductivos no hay una idea fuerza sobre el cuerpo que rescate la potencialidad
ni de lugar a la posibilidad de darse un cuerpo, darse un cuerpo consistirá en
desarrollar prácticas específicas que tiendan a modificar y reinventar las formas de
ser, lo cual incluye la relación con la pareja, consigo mismo, la familia, la vecindad
en el contexto urbano y rural, se trata de construir literalmente el conjunto de las
practicas efectivas de experimentación presentes en los niveles microsociales
como en los macrosociales (institucionales). Se trata de producir un agenciamiento
colectivo de enunciación que nos permita construirnos como cuerpo individual y
colectivamente.
El cuerpo y el deseo escapan a las maquinarias institucionales, en ese sentido, al
institucionaizar el cuerpo en el conjunto de derechos y hacerlo depender de
formas legales se produce un impedimento para el pleno ejercicio de la vida que
pasa por el cuerpo, quizás esta sea a razón de porqué no se cumplen los
derechos sexuales y reproductivos y porque cada vez estemos mas lejos de los
propósitos en materia de salud en Colombia y en el mundo, y cada vez mas lejos
las demandas de las mujeres, el cuerpo por estar movido esencialmente por el
deseo se dirige a lo simbólico, al fantasma a lo cultural, y la sociedad patriarcal
tiene sus propias maquinas de captura sobre los cuerpos para inmovilizar su
creatividad.
Es de anotar que las investigaciones en este eje temático que involucra
expresamente los derechos sexuales y reproductivos, no refieren directamente el
cuerpo como categoría analítica básica y suscriben los derechos sexuales y
reproductivos como mecanismos de lucha política para el reconocimiento del
cuerpo y la dignidad de las mujeres, los derechos sexuales y reproductivos sin
una visión clara sobre la corporeidad se convierten en instrumentos formales y
legales y no se incertan de hecho en la vida, ni se constituyen en practicas
efectivas que involucren la trasformación corporal. Estas investigaciones son

58
abordadas en otros ejes temáticos por considerarse mas cerca de temáticas como
subjetividad y políticas públicas.
Ingrid Delgadillo presenta una investigación donde se pregunta por el papel que
juegan los medios de comunicación frente a la construcción de los imaginarios
sobre el mundo, la realidad y el presente en la cultura Bogotana en la población
femenina. La investigación analiza lo que significa para las mujeres la búsqueda
de la belleza y como se define el cuerpo en la actualidad. En éste sentido, la
autora retoma a Lipovetsky afirmando que “la búsqueda de la belleza ya no
ornamental o basada solo en la decoración del rostro principalmente, sino de una
combinación entre la salud, el dinamismo, son un signo de avance femenino, de
asumir con mayor propiedad y autonomía tanto su cuerpo como su propia vida …
el culto de la belleza debe comprenderse bajo el signo moderno de la no
aceptación de la fatalidad, de la creciente pujanza de valores triunfantes de
apropiación del mundo y de uno mismo” ( Delgadillo, 2002).
De hecho la belleza no coincide con la armonía, lo bueno y lo moral sino que
involucra una noción de dinamismo ligado a la salud que garantiza el éxito
demandado por el concurso social, asimila el modelo de hombre y de mujer
capacitados para apropiar el mundo en condiciones de competitividad. Los medios
de comunicación y la sociedad de espectáculo cumplen hoy la función de
producción y reproducción de los imaginarios que contribuyen a la
homogenización del modelo dominante que coincide con el hombre y la mujer
exitosa y blanca, con potencialidad viril para encarar dificultades en el orden de lo
publico y del trabajo y enfrentada irremisiblemente al varón, la construcción del
modelo femenino en Colombia realizada por los medios de comunicación tiene
sus mejores logros en las telenovelas que imponen un modelo a seguir, crean en
la teleaudiencia un ejercicio de identificación con la protagonista, generan unas
afectaciones emotivas que se suceden a cuentagotas en el intervalo de cada
capitulo, activando un dispositivo de construcción identitaria asociada a la
maquinaria del capital.
En el texto se retoman tres elementos con el fin de situar el tema de consumo
televisivo femenino. En primer lugar se analizan los trabajos que algunos teóricos
han consignado en torno al consumo mediático desde la perspectiva de los
estudios culturales, en un contexto global y luego particularizados al medio
latinoamericano. En segundo lugar, la referencia a ciertos estudios realizados
concretamente sobre la relación mujeres y medios. Y finalmente, una
caracterización de los programas de ficción o telenovelas.

El texto remite a Chritine Geraghty para definir el consumo mediático y cultural de


las mujeres estructurándolo en torno a dos elementos: 1. Se han trazado
trayectorias diferentes desde las disciplinas que estudian el consumo mediático
para considerar el consumo televisivo como distinto al cinematográfico y 2. el
consumo tiene connotaciones dobles, de una parte está relacionado con la
“ficción” y el consumo que absorbe inapropiadamente a la mujer lectora, y por otra,
con la elección deliberada que realiza la lectora de sus propias ficciones a pesar

59
de la actitud crítica o condescendiente de aquellos que la rodean”. (Delgadillo
2002)
La investigación propone una lectura sobre la construcción de la corporeidad en el
mundo moderno a partir de la introducción de nuevos criterios sobre la belleza
propios de la modernidad, destaca la relación belleza-salud y dinamismo-
identidad, frente a consideraciones pasadas basadas en el adorno de cuerpo y su
exposición, esta mirada permite afirmar no sólo que la idea de belleza es
construida, sino también que la particularidad moderna que esta ha cobrado,
complejiza el modo como es concebido el cuerpo en la actualidad. Sandra
Pedraza ha sabido explicar cuidadosamente este fenómeno en sus escritos,
particularmente, el artículo, “El cuerpo Glorioso” señala hacia el cambio que se
realizó desde los primeros siglos de la cristiandad, resurgiendo en la edad Media
hasta el siglo XIII, la idea cristiana de ascesis, involucra la mortificación de la
carne, la continencia, la mortificación y el dolor para liberarse de yugo de las
pasiones permitiendo al alma, mediante la fuerza de la voluntad tanto divina como
humana, liberar su singularidad de las amarras de cuerpo, lo que los ascetas
consideraban “la gracia” era esa facultad de liberación que se producía en el
intervalo del rechazo de la carne y el encuentro regocijante con Dios al cual
conducía el proceso. Para la doctrina cristiana el alma debe liberarse de la carne y
de la corporeidad para poder vivir en el espíritu, allí el cuerpo resucita como
cuerpo glorioso, es decir, libre de la gravedad, ágil, bello y potente y con el don de
la ubicuidad.
Desde el siglo XIV, las practicas de mortificación del cuerpo fueron perdiendo su
valor, y se dio importancia a los placeres del cuerpo y a favor de una concepción
mas unificada de cuerpo y alma, se introdujeron nuevos conceptos a favor de una
educación esmerada, para alcanzar mediante la voluntad e habito de la conducta
moral. La autora aclara que si bien se realiza la laicización y el desencanto en la
vida moderna, no obstante permanecen los valores morales católicos de la vida
virtuosa, tales hábitos han dejado de ocuparse del engrandecimiento de alma y se
han concentrado en la belleza del cuerpo. “El cuerpo se encuentra en el
fundamento del ser moderno, el cuerpo moderno sólo puede apreciarse como
alegoría, su lógica fundamental es hiperestética, radicalmente opuesta al
ascetismo monacal, porque no busca acallar las pasiones con que el mundo
externo confunde al alma, sino que anhela hacer uso mas intenso y refinado de las
capacidades sensoriales para potenciar la sensibilidad y la experiencia estética.
En el caso de la salud y la belleza, dos de las bienaventuranzas modernas, se
trata de la templanza y el esfuerzo en el trabajo. (Pedraza, 2000).
La lectura y estudio de la propuesta de Sandra Pedraza resulta de gran utilidad
para auscultar la manera como se intersecan varias visiones sobre la corporeidad
en las telenovelas, particularmente en “Betty la fea”, hay una visión cristiana que
valora el sacrificio y la entrega moral como condición femenina a los ideales, y una
mas moderna donde la salud, y la celeridad en el trabajo que rescatan las
propuestas multinacionales de productividad del mercado. La investigación
referenciada, no alcanza a delimitar este espacio analítico útil para el análisis

60
sobre las identidades que construyen los medios de comunicación amparados en
ideas arcaicas y modernas de corporeidad y de belleza.
El trabajo de investigación tiene el mérito de abordar desde el punto de vista de
los imaginarios el tema de la corporeidad y la belleza en una de las telenovelas de
mayor celebridad en nuestro medio, saliendo de los estudios cuantitativos que se
dedican a muestreo estadístico y a destacar la precariedad de la atención en
materia de derechos sexuales y reproductivos.
Otra investigación que aborda el tema de la corporeidad desde la perspectiva de la
diferencia sexual es la de Hemberg Darío García, en Cruzando los umbrales del
secreto. Aproximación al estudio de las ofertas estilísticas en las casas de baño
para hombres en Bogotá. Donde por medio de cuatro pasos metodológicos,
presenta el origen de las casas de baño a partir del sauna y el turco, luego se
esbozan los principales aspectos constitutivos de la historia de las casas de baño
para hombres, lo cual permite aproximar a unos vestigios en el caso de Bogota y
la situación actual de las casas de baño para hombres en la ciudad de Bogotá.
En conjunto, el autor pretende describir el tipo de estilos de vida que ofrecen las
casas de baño para hombres establecidas en Bogotá, explorar las zonas de
Bogotá donde se ubica el espacio social de las casas de baño e indagar algunos
relatos sobre la historia de las casas de baño.
El tercer umbral o capitulo es un paso por el enunciado de la oferta estilística, el
cual transcurre en las nociones del habitus de los ocupantes, del capital simbólico
en términos de identidad y el contenido de la expresión: “los hombres que se
apasionan por otros hombres”. En el cuarto umbral o capitulo, incursiona en la
idea de campo de las casas de baño para hombres, como también en la línea de
gusto y disgusto para tipologizar las ofertas estilísticas desde las propiedades y
desde las prácticas. A manera de conclusión, se realiza una articulación dialéctica
del contenido de este escrito ya que según el autor “la misma puerta de entrada es
la salida y, los hechos se configuran en un paso por el campo de las casas de
baño, y el desplazamiento imaginario por el universo de su espacio social.
El autor, citando a Lamas, afirma que el concepto de identidad en las ciencias
sociales, acompaña frecuentemente un calificativo, por ejemplo: identidad cultural,
identidad de clase, se trata de relacionarlo con papel, rol, status y grupo de
referencia o pertenencia. Afirma en términos binarios propios de la modernidad,
que “la primera identidad de una persona se establece a partir de la diferencia
anatómica”; aunque explica mas adelante que “actualmente ante el termino de
identidad sexual se produce confusión, porque algunos lo aplican para referirse a
la identidad de pertenecer a un sexo y quienes lo utilizan para referirse a su vida
sexual”. En este caso se denomina “identidad genérica al sentimiento de
pertenencia al sexo femenino o masculino, e identidad sexual al posicionamiento
del deseo de una persona: homosexual o heterosexual”. (García, 2002 ).
Por otro lado, el autor define la identidad masculina por medio de la constitución
de un capital simbólico poseído, “su misma distinción que se convierte en virtud
como un producto de la asimilación del capital simbólico poseído que le confiere

61
un honor y al mismo tiempo una honra”; entendiendo en éste sentido que la
masculinidad es una nobleza en relación con la feminidad.
En el documento se expone que los avances en los estudios de masculinidad,
compilados por Mara Viveros, dejan entrever que la identidad masculina es un
proceso dinámico, constantemente sometido a prueba ante la sociedad y costoso
emocionalmente para los hombres concretos que lo viven, debe ser entendida
como una dinámica que se construye permanentemente, una construcción
cotidiana que se va significando y resignificando constantemente en función de la
trama de relaciones que se establecen consigo mismo, con los otros y la sociedad.
Según el autor, este carácter se hace presente en las relaciones que los agentes
masculinos establecen en los baños y sus ocupantes. Señala que “la primera
identidad de una persona se establece a partir de la diferencia anatómica”; aunque
explica mas adelante: “actualmente ante el termino de identidad sexual se produce
confusión, porque algunos lo aplican para referirse a la identidad de pertenecer a
un sexo y quienes lo utilizan para referirse a su vida sexual”. En este caso se
denomina “identidad genérica al sentimiento de pertenencia al sexo femenino o
masculino, e identidad sexual al posicionamiento del deseo de una persona:
homosexual o heterosexual” (García 2002).
La investigación deja ver que en el circuito topográfico de estos espacios donde se
hace una oferta secreta para el disfrute de la sexualidad homosexual, se
reproducen los roles arcaicos de exclusión de lo femenino en el varón, se valora
ampliamente la consideración viril, de clase, de raza blanca y de belleza masculina
aceptados por la cultura patriarcal imperante, se condena y se asimila a lo
femenino la apariencia que no coincide con el modelo identitario mayoritario
haciendo de los clientes que no cumplen este propósito, personajes
infraconsiderados y e interdictos para el encuentro afectivo y sexual, los que no
cumplen este rol social son debidamente condenados a “la puerta de salida”
dejando clara la operación consumista, la competitividad del mercado que se
equipara y extiende al campo de la sexualidad y del deseo en el contexto del
consumo cultural, queda en jaque la potencia del cuerpo, y a identidad sexual
signada por el posicionamiento del deseo no sólo homosexual sino también
heterosexual.
En Cuerpos al margen: cómo se asumen, cómo se comunican de Carlos Iván
García. 1999, se relaciona el deterioro, las averías y deficiencias de los cuerpos,
los itinerarios de vida con sus posibilidades, límites y opciones, la construcción
contemporánea de las identidades, los sentidos de vida, los proyectos colectivos y
las expectativas de desarrollo en un mundo globalizado y asediado por las
limitaciones del actual sentido de desarrollo. El eje de análisis es el cuerpo dado
que está en el centro de la acción individual y colectiva y del simbolismo social,
pero también porque es el lugar de la diferenciación individual, la reproducción
biológica y social y la experiencia de la enfermedad.
En particular, el capítulo “Cuerpos al margen: cómo se asumen, cómo se
comunican”, con base en varias investigaciones en las que participó el autor,
establece algunas “correspondencias entre las formas de comunicación no verbal
de comunidades urbanas como parches, ñeros y prirobos, de un lado, y la

62
discriminación social que los tiene a ellos como blanco” (García 1999). Dados los
objetivos y temáticas sobre las que se focaliza este estado del arte, se
considerarán exclusivamente los apartados referidos a la problemática de los
pirobos (jóvenes varones que ejercen la prostitución), sus formas comunicativas y
su construcción genérica. En dichos apartados se aborda su comportamiento
comunicativo, sobre todo en relación con los clientes, centrando la mirada en “la
indumentaria, la cinética, las señas, la ubicación espacial y el manejo de la
mirada” (García. 1999)
El capítulo es una reflexión de segundo orden, por tanto para su escritura las
fuentes utilizadas son diversas investigaciones en las que participó el autor.
Seguramente este hecho tiene que ver con que en el texto no se especifique el
tipo de información recogida en cada investigación. No obstante, es posible
deducir que las fuentes primarias que nutrieron las investigaciones sobre las que
se basa el capítulo se obtuvieron de un trabajo de campo de tipo etnográfico, que
en el caso particular de los pirobos, tuvo lugar en el centro de la capital.
Con respecto a las fuentes conceptuales tampoco existe una referencia explícita a
autores y teorías relacionadas con las identidades de género y la orientación
sexual de los pirobos; sin embargo, el tratamiento conceptual de la información se
basa en el análisis interaccional y comunicativo, con especial énfasis en la
relación entre la comunicación verbal y la no verbal. Con relación a este último
aspecto, se señala que “la socialización cultural no solo modela la razón, el
intelecto, la emoción y el afecto, sino también el cuerpo, se hace cuerpo”, proceso
a través del cual se “va construyendo un patrón, un estereotipo de
comportamientos corporales que le define al individuo la matriz de gran parte de
su aceptación social
Desde el punto de vista de la generación de ingresos en el contexto del comercio
sexual del cuerpo, se caracteriza a los pirobos según desempeñen la actividad de
la prostitución como “eventuales” o “fijos”: Los primeros son muchachos que
“provienen de todas las clases sociales, tienen una ocupación definida en el
ámbito estudiantil (colegio o universidad) o laboral y en la mayoría de casos viven
con su familia. Un porcentaje significativo de ellos se consideran a sí mismos
como heterosexuales y hacen tratos sólo en ciertas ocasiones, ya sea como
expresión de un ansia económica o de placer. Por su parte, “los fijos” provienen
generalmente de la clase social baja y excepcionalmente de la media, tienen en la
prostitución su principal fuente de supervivencia y deben conseguir día a día el
dinero para pagar el alquiler de una pieza (unos US$ 4 en promedio), so pena de
dormir en la calle” (Garcia, 1999).
Se revela la manera como los pirobos disponen su apariencia corporal y actitudinal
para despertar la atracción de los clientes y tener éxito en el mercado sexual. Se
puede interpretar que son cuerpos construidos para la oferta sexual. A menudo
visten ropa estrecha que forra y acentúa su cuerpo, y dado que es usual que
desempeñen el papel penetrativo, resaltan su pene como atractivo ante los
clientes. Sus rasgos comportamentales se acercan a lo femenino, en algunos es
evidente el amaneramiento –no sólo corporal, sino verbal–, y la mayoría

63
conservan una actitud de desvalimiento” y accesibilidad propicias para suscitar el
contacto con los clientes.
Ciertas formas comunicativas que tanto pirobos, ñeros y parches construyen en
sus respectivos itinerarios y cotidianidades, dan cuenta de estrategias de
ocultamiento d lo que se considera socialmente como transgresor de cierto orden
normativo: “si en un parche específico, el robo o el consumo de droga constituyen
actividades predominantes, éstas, a su vez, se hacen más cuerpo que palabra en
las formas de comunicación de sus integrantes. Las palabras banderean,
disimulan el lenguaje del cuerpo, es el modo como se protegen frente al hecho
real” (Garcìa 1999 )
La subordinación social producto de la discriminación y menosprecio de las
prácticas desarrolladas por las poblaciones de las que trata el capítulo (pirobos,
ñeros y parches) es quizá el principal eje de análisis del mismo: “es necesario
reconocer las variables sociales de origen, raza, género, edad y clase como
formadoras, por sí solas o en interacción, de una gama comportamental
normatizada”, un cierto orden normativo o “espectro-patrón” que se ve fuertemente
confrontado por el comportamiento corporal de personas inscritas en el margen
social, que amenazan la norma y por ello, se vuelven blanco de la discriminación.
Se afirma que el cuerpo de los pirobos, más que su identidad individual, es objeto
de discriminación, se dirige a algunas formas de comportamiento corporal tanto
verbal como no verbal. No se censura ni se rechaza a un individuo por sí mismo,
sino en cuanto instigador (¡impulsor?) de formas interactivas contrarias a la norma
social.
La identidad, su búsqueda y su construcción individual y colectiva se abordan
desde la perspectiva de la marginación y exclusión sociales que vivencian los
pirobos, sobre todo los “fijos”. La experiencia de la marginación y la exclusión
“impelen formas de comunicación no verbal que se convierten en factores de
identidad grupal, de sentido de pertenencia, de generación de confianza y de
defensa frente a la presencia de amenazas o de enemigos externos”. (García
1999)
“Los pirobos se constituyen como grupo o como un conglomerado de grupos por
la identidad y solidaridad que genera el compartir los mismos riesgos, carencias
sociales y enemigos externos, esencialmente los ladrones y los policías, pero
también algunas prácticas simbólicas. La mayoría de ellos se considera a sí
mismos como heterosexuales”. (García,1999).
En el texto se caracteriza a los “fijos” por su indumentaria, la cual “da cuenta de su
nivel de pobreza y en ocasiones recurre a ciertos matices femeninos mediante
aderezos o un maquillaje suave. A menudo éste se coloca ropa bastante estrecha
para acentuar los que cree son sus atributos corporales y es común que el
prostituido que cumple preferentemente un papel penetrativo intente resaltar el
pene como atractivo ante los clientes e incluso se coloque rellenos para lograrlo.”.
También se revelan sus rasgos comportamentales, cercanos a lo femenino, “en
algunos es evidente el amaneramiento”, que no sólo es corporal, sino verbal.

64
Se alude a la capacidad económica y a las posibilidades de supervivencia para
diferenciar entre los pirobos “fijos” y “eventuales”, los cuales como ya se mencionó
sostienen una relación distinta con la prostitución, mientras de los primeros se dice
que la ejercen por estricta necesidad, de los segundos se puede decir que
relativamente lo hacen por elección. Existen pirobos que se reconocen a sí
mismos como heterosexuales, lo cual significa que su actividad sexual con otros
hombres y los rasgos femeninos que puedan adoptar para tener éxito en ello no
les determina significativamente su identidad de género. Otros, en cambio, sí se
reconocen como homosexuales.
La investigación aborda el tema de la marginación social, concretamente referida
al grupo denominados pirobos dedicados a la prostitución y a la venta de sus
cuerpos, los pirobos no son propiamente una identidad sino un grupo que
establece relaciones comunicativas verbales y no verbales en el proceso
comercial a que se ven abocados, estableciendo solidaridades y lealtades que
genera el compartir el mismo riesgo, son clasificados como fijos y eventuales y se
realiza una cartografía corporal que aproxima comportamientos a lo femenino a
través de destacar su ropa y movimientos y el cuerpo que se exhibe, la
investigación afirma que este grupo marginado no es propiamente una identidad,
va mas lejos en el sentido de la imposibilidad de construir un modo de
individuación propio, es este quizás el interrogante mas destacado de la
investigación, que sin embargo queda sin respuesta.
La Construcción de la conducta sexual, la identidad de genero y presencia de
ETS/SIDA, y uso de substancias psicoactivas en hombres menores de edad
vinculados a prostitución trabajando en la zona centro de Bogotá de Manuel
Antonio Velandia; se propone conocer la tendencia o conducta sexual, la
identidad de género y la presencia de ETS/SIDA en los hombres menores de
edad vinculados a prostitución, trabajando en la zona centro de Santa Fe de
Bogotá.
En la investigación, el autor explora los significados del erotismo, genitalidad y
afectividad afirmando que una persona (mujer u hombre) es homo-erótica cuando
su actividad -como la pasión- es despertada por alguien del mismo sexo, pero no
necesariamente del mismo género, es meramente psicológica. Se considera
heteroerótica si es con alguien con el otro sexo y bi-erótica si su erotismo se
manifiesta por igual tanto con hombres como mujeres. Siendo ésta la tendencia
erótica, genital o pregenital realizada hacia las personas del mismo sexo. Para el
autor estas conductas no implican falta de virilidad en los varones o de feminidad
en las mujeres.
A la actividad exclusivamente genital, sin ninguna condición afectiva o aún
cuando está éste presente y se realiza con alguien del mismo sexo, se le
denomina homo-genital. Es hetero-genital si es con alguien con el otro sexo y bi-
genital, si su erotismo se manifiesta por igual tanto con hombres como mujeres. La
referencia a homo-afectivo se establece cuando el objeto-sujeto de su amor y
afecto es alguien de su mismo sexo, pero no necesariamente del mismo género.
Es hete-afectivo si es con alguien con el otro sexo y bi-afectivo si su erotismo se
manifiesta por igual tanto con hombres como mujeres

65
En el trabajo realizado por el autor con hombres menores de edad vinculados a la
prostitución en la zona centro de Santafé de Bogotá, se ha encontrado que
algunos de éstos hombres tienen su pareja mujer con una relación reconocida y
establecida socialmente: los dos aceptan que la actividad homo-genital ejercida
por el hombre en su trabajo sexual, es tan solo una forma de producción, de
hecho y se asume a sí mismo, y es asumido como heterosexual por su pareja, es
decir, es una persona hetero-afectivo, hetero-genital y hetero-erótico.
El autor expone como elemento curioso e interesante que tres de los 48 hombres
menores de edad con los que tuvo contacto en la investigación, tenían una
identidad particular negativa de su cuerpo de hombre, Lo curioso en los tres casos
es que los menores querían tener senos, pero conservar su pene. En ellos que
eran homosexuales, la identidad particular de género era femenina. Algunos
hombres y mujeres en el marco de la investigación, consideran que su mismidad
-la toma de conciencia que han hecho de ellos mismos-, está conformada entre
otras, por la construcción de una identidad particular sexo, una identidad particular
de género, una identidad de vestido y una identidad particular sexual que no es la
correcta y que han nacido con un problema que consiste en que se hallan
encerrados en un cuerpo que no es, el que él o ella debieran tener, asumiendo
una identidad particular negativa de su propio sexo, a estos/as se les llama
transexuales.
En general los/as transexuales cortan o dejan crecer su cabello, se realizan
operaciones quirúrgicas estéticas, y aplican hormonas, con lo que buscan
desarrollar una estructura corporal que esté de acuerdo con las características
propias del sexo escogido. El autor expone que los transexuales que han recibido
apoyo psicológico para su identificación sexual, prefieren no ser clasificados
socialmente como homosexuales, sino como mujeres (cuando son hombres que
cambiaron sus genitales a una forma cercana a una vagina) o como lesbianas en
el caso inverso.
En el marco de la investigación se define las siguientes identidades del cuerpo
sexual:
Hermafroditas: aquellas que nacen con genitales tanto de hombres como de
mujer, generalmente uno de éstos está atrofiado (menos desarrollado). Las
características sexuales que se les asigna socialmente a los hermafroditas, casi
siempre son las del sexo del genital más desarrollado.
Clones: Algunos hombres homosexuales han querido llevar al extremo la
manifestación social de su identidad del cuerpo, asumiendo lo que socialmente se
entiende como el "cuerpo del macho". Algunos hombres homosexuales han
"masculinizado" o "machificado" sus formas. Así pues, la utilización de esteroides,
hormonas, implantes etc., se ha sumado a la presencia de bigote, cortes de
cabello a ras, acompañados de camisas a cuadros, jean y botas "texanas" (cow
boy) o de prendas fabricadas en cuero, para unificar una imagen "reproducible en
serie" del homosexual "macho", es decir, de quien tiene una identidad particular de
sexo de hombre, una identidad particular sexual de homosexual, una identidad
particular de género masculina, y una identidad particular de vestido masculina.

66
De manera simplista para el autor, la "clonación" en los hombres masculinos y
homosexuales, generalmente responde a una “contradicción en su identidad de
sexo, al concebir la práctica homosexual como una conducta asimilable al "ser
mujer". Ello no niega, que en algunos, esta clonación se presente como parte del
desarrollo del rol de género masculino.
La investigación hace una crítica a la heterosexualidad dominante y señala que la
idea de cuerpo es construida, siendo la transexualidad otro modo identitario que
desestabiliza la preponderancia adquirida por esta modalidad de sexo y cuerpo.
En cuanto a la identidad del cuerpo en los transexuales, se manifiesta su
constitución de su identidad particular, la persona hace una identificación de su
cuerpo, estableciendo la aceptación o negación del mismo (o de una parte de
este), a partir de la concepción que tenga de su corporeidad y del querer "ser" y
"hacer", es decir, construye una identidad particular de cuerpo. La identidad
particular de cuerpo está relacionada en la cultura admitida, con la concepción
animal del macho y de la hembra, que en la raza humana, se llaman hombre y
mujer, y con sus posibilidades particulares para cada sexo, como entes
"reproductores" de la especie. La transexualidad pliega esta relación bipolar, para
construir una trayectoria trasversal objeto del análisis del autor.
En el ensayo académico Homoerotismo femenino en la Nueva Granada. Carolina
Giraldo Botero. En: Revista en otras Palabras Mujeres, Cuerpos y Prácticas de sí.
No9. 2001, indaga las prácticas corporales y la sexualidad de las mujeres durante
este periodo histórico, su análisis feminista y desde la teoría queer; permite que
afloren los registros de sodomía y brujería en el periodo colonial que implicaron a
algunas mujeres celebres y reconocidas en la historia oficial.
Por medio de la regulación del matrimonio se domesticó el cuerpo. En éste
sentido la marginalidad de las relaciones sodomíticas permitió la libertad de la
corporeidad en la intimidad de las relaciones no procreativas. La búsqueda del
placer carnal entre personas del mismo sexo era difícil. Ellas solo podían vivir su
sexualidad a escondidas, de modo subterráneo en la sociedad.
Según la investigación realizada por la autora, lo médicos también dan
indicaciones sobre una historia de la apropiación del cuerpo femenino. El tabú
sexual y el miedo al cuerpo, estaban tan arraigados entre la población
neogranadina común, que era posible confundir el clítoris con un pequeño pene.
Se pensaba que muchas mujeres de la época eran hermafroditas, pero según la
autora es probable que éstas mujeres solo habían descubierto su clítoris. En ese
momento se quería indagar si una patología anatómica podía ser la causa de un
comportamiento erótico.
La homoeroticidad fue la evidencia del uso indomesticado de los cuerpos.
Representó la posibilidad no sólo de un placer ilegitimo, sino también de una
vivencia sobre la cual no se habla, no se legisla, mas allá de su sanción. Para la
autora las relaciones entre mujeres, dejaron la huella del malogro de la
domesticación del cuerpo en la colonia y de la posibilidad de la lógica sexual por
fuera del matrimonio.

67
En la investigación se manifiesta que los elementos masculinos de las
homoeróticas hacen referencia a la construcción de género masculino, sobre el
sexo femenino. Conforman una dimensión que entrelaza vida privada y pública.
La autora analiza unos personajes femeninos que se podrían llamar
transgeneristas. Tres de las mujeres investigadas tienen rangos masculinos. Las
características de estas mujeres en la nueva granada oscilan entre llevar ropas de
hombre, dedicarse a los oficios y a la subsistencia sin recurrir a los hombres,
participar en las tertulias y acciones militares independistas. (Jontas, la compañera
de manuelita Sáenz vestía de militar; Martina Parra y Ana María Martínez vendían
leña). La autora explica que es posible que su travestismo les permitía concebir el
amor hacia otra mujer en términos del paradigma heterosexual existente debido a
la ausencia de de papeles sociales para las homoeróticas masculinas.
En el ensayo académico Cuerpo e investigación en teoría social, Sandra Pedraza
Gómez. 2005, plantea la posibilidad de discutir la noción del cuerpo, en
particular su utilidad para la teoría social, para desatacar algunos asuntos
relacionados con las consecuencias de pensar el cuerpo en el marco de las
ciencias sociales. Para tal propósito se tocaron tres aspectos considerados
centrales para avanzar en la tarea de comprender la paleta de aspectos
conceptuales, políticos y metodológicos afectados por un tema de creciente
interés y dedicación pero no siempre claro en sus consideraciones teóricas. Se
refiere, a la condición del cuerpo como tema de estudio para las ciencias sociales
y a algunas características que conviene tener en cuenta para comprender lo que
está está en juego cuando se piensa el cuerpo. También se tratan algunos de los
asuntos centrales que pueden adquirir un matiz particular y ser comprendidos de
maneras renovadas y útiles cuando se los mira desde las consideraciones que
impone un pensamiento corporal.
La autora realiza un recorrido histórico sobre la teoría existente para determinar en
que momento aparece el cuerpo en el análisis social, antropológico, psicológico y
sociológico. Plantea que No podría afirmarse que el cuerpo haya sido una
categoría ignorada por el pensamiento occidental. Además de la preocupación
mostrada por la filosofía a lo largo de su historia, los pensadores de las ciencias
sociales, con Marcel Mauss a la cabeza, iniciaron una reflexión acerca del cuerpo
en relación con los contextos sociales y culturales de interés para la sociología y la
antropología. El enfoque genealógico de Foucault marca un hito en la posibilidad
de comprender el alcance del asunto e incluso ofrece una óptica renovada a
trabajos anteriores como los de Norbert Elias, Marcel Mauss y George Simmel.
Hay un corpus de trabajos canónicos producidos a lo largo de dos décadas, entre
los que se destacan los de Turner; Feher, Nadaff y Tazi; Kamper y Wulf; Laqueur;
O’Neill; Kantorowicz; Jordanova; Butler; Shilling; Featherstone y Frank. Algunos
los reivindica la sociología para fundar una especialidad que bajo el nombre de
sociología del cuerpo cuenta con un importante caudal de publicaciones
especializadas tratando también la teoría bourdiana del habitus corporal.
El escrito señala que si bien las reflexiones filosóficas de diversas maneras y en
muchos momentos de la historia del pensamiento se esforzaron por definir la
condición y el sentido del cuerpo para el ser humano, sólo en las últimas décadas

68
se ha intensificado el poder explicativo del cuerpo y de los asuntos asociados a él
para producir en la teoría social avances que de forma contundente reconozcan el
carácter corpóreo de la vida humana y su peso político y social.
Expresa que la reflexión sobre el cuerpo, y el recurso al cuerpo como objeto de
investigación, han ofrecido posibilidades para tratar bajo luces nuevas, algunos
asuntos que ocupan a la teoría social por lo menos desde la mitad del siglo XX. Se
trata, en líneas generales, de las consideraciones que atañen a la manera de
pensar el sujeto y su relación con el entramado social y simbólico, y en mayor
detalle, de ocuparse de la acción individual, de sus móviles y estímulos y de cómo
pensar la libertad, la creatividad y la transformación que pueden provenir del
sujeto.
A fin de ilustrar las posibilidades de la reflexión en torno del cuerpo, la autora
considera la relación entre la experiencia individual, el tejido social y el mundo
simbólico; es decir, cómo el habitus corporal engrana al individuo en la trama
social y política, y cómo, con la socialización, se le instalan al cuerpo los principios
de interpretación simbólica que dan sustento al orden social. Con este propósito
se discuten algunos aspectos del cuerpo como hecho antropológico y
epistemológico, y el carácter histórico de las nociones sobre el cuerpo y de las
experiencias corporales para aclarar que la condición somática - es decir, aquella
que se deriva de la existencia biológica del cuerpo- no garantiza cualidad universal
alguna, y que las prácticas que involucran el cuerpo, deben considerarse
necesariamente en relación con una forma de interpretarlas y de encauzar su
sentido.
Tras ello, se considera la forma en que el uso del cuerpo y su educación,
adquieren un sentido particular para los regímenes bio-políticos de la modernidad
y el mundo contemporáneo, en cuyo seno, la comprensión, las experiencias y las
expresiones sobre lo corporal resultan fundamentales para el ordenamiento
simbólico y social. En este sentido, se reflexiona sobre tres de los regímenes
discursivos de mayor alcance en Latinoamérica, a fin de ilustrar la concatenación
entre el cuerpo, el individuo y la sociedad.
Explica que el individuo moderno se concibe como resultado de la gestión social,
gestión iniciada con la educación del cuerpo y su inserción en el lenguaje, y que
atrae el interés fundamental de los discursos y prácticas orientados a darle una
forma particular al ser humano: la pedagogía, la higiene y la salud, las diversas
versiones de la educación física y todas las disciplinas y saberes interesados en
educar al niño en particular, pero también al adulto. Su denominador común es
ocuparse del cuerpo para formar y afectar, por su intermedio, otras entidades que
se reconocen en el ser humano moderno, sean éstas el espíritu, el intelecto o la
mente. Se hace una relación directa con el arraigo de los principios anátomo-
políticos y biopolíticos propios de los regímenes estatales prevalecientes en las
sociedades modernas. (Pedraza, 2005)
Se pregunta ¿Qué permite pensar el cuerpo, qué consecuencias tiene pensarlo y
para qué interesarse por discutir la conveniencia o no de fundar nuevos objetos de
investigación y la utilidad de acercamientos metodológicos particulares?. En el

69
carácter del cuerpo se distinguen las perspectivas que comprenden las acciones
realizadas por el cuerpo como expresión individual de las que se acometen con el
cuerpo. En el primer caso el cuerpo mismo aparece como agente, es decir, que él
mismo contiene el carácter humano integral investido de razón, voluntad,
sensación, motivación, conciencia; en él reside la persona En el segundo, un yo,
un agente distinto de su correlato somático, capaz de pensarse autónomamente
se encuentra contenido en un cuerpo a través del cual actúa en ocasiones, pero
del cual también puede abstraerse.
La reflexión sobre el cuerpo y el recurso al cuerpo, han ofrecido posibilidades para
tratar bajo luces nuevas algunos asuntos que ocupan a la teoría social por lo
menos desde la mitad del siglo XX. Se trata, en líneas generales, de las
consideraciones que atañen a la manera de pensar el sujeto y su relación con el
entramado social y simbólico, y en mayor detalle, de ocuparse de la acción
individual, de sus móviles y estímulos y de cómo pensar la libertad, la creatividad y
la transformación que pueden provenir del sujeto.
De acuerdo a lo anterior, puede observar la forma como a las variedades
fenotípicas que conocemos como razas y sexos, se les han asignado
históricamente valores que han servido para fundamentar la diferenciación y
jerarquía entre los seres humanos, las sociedades y las expresiones culturales.
Las variaciones en la pigmentación, en el tamaño y la contextura física, en la
forma y el volumen craneal o en el color de los ojos, representan signos que han
sido entendidos como expresiones de la medida en que el carácter humano se ha
desarrollado, considerando incluso que algunas son variantes infrahumanas. Las
jerarquías que estructuran muchas sociedades y buena parte del ordenamiento
mundial, deben entenderse en relación con el valor asignado históricamente a las
diferentes razas. (Pedraza, 2005)
En éste sentido, se entiende que estos ejes no agotan las dimensiones del
ordenamiento social que inciden en el habitus corporal moderno. Las emociones,
el movimiento, la alimentación y el lenguaje mismo, involucran experiencias y
representaciones adicionales que lo comprometen íntimamente. Los ejes del
tiempo, el espacio, el sexo y la raza modelan el habitus moderno de formas
difíciles de subvertir e influyen ampliamente en otras dimensiones antropológicas.
El entramado de estos órdenes y la manera como se valoran las múltiples
expresiones de los aspectos señalados, componen un corpus de recursos
semánticos y sanciones morales y estéticas con los que se instituye y reproduce el
orden social.
Expone que en la actualidad y pese a las diferencias teóricas, no requiere mayor
explicación la afirmación acerca de cómo se producen las nociones acerca de
cada sexo y cómo lo define, aquello que produce las ideas acerca del género son
construcciones sociales que no pueden entenderse como corolarios del sexo
biológico. No obstante, tal vez ningún orden social se ha ligado de manera más
directa al cuerpo humano y a la sexualidad. Más allá del ordenamiento de la
procreación y las formas de reconocimiento del parentesco, el sexo de un
individuo sirve para señalar en él ciertas particularidades y prescribir limitaciones.
El territorio delimitado por estos rasgos -que se tornan fácilmente obligatorios- es

70
una guía ineludible del comportamiento personal. Dudar del sexo al que se
pertenece o sembrar tal duda entre la sociedad, es uno de los conflictos más
radicales a que puede exponerse la persona.
En Cuerpos construidos para el espectáculo: Transformistas, Strippers y Drag
Queens, de José Fernando Serrano Amaya, l999, busca comprender el deterioro,
las averías y deficiencias de los cuerpos, los itinerarios de vida con sus
posibilidades, límites y opciones, la construcción contemporánea de las
identidades, los sentidos de vida, los proyectos colectivos y las expectativas de
desarrollo en un mundo globalizado y asediado por las limitaciones del actual
sentido de desarrollo. El eje de análisis es el cuerpo dado que está en el centro de
la acción individual y colectiva y del simbolismo social, pero también porque es el
lugar de la diferenciación individual, la reproducción biológica y social y la
experiencia de la enfermedad.
La investigación aborda tres tipos de espectáculos que suceden en bares y
discotecas exclusivos para personas homosexuales en los que el manejo del
cuerpo ocupa un lugar fundamental, a saber, los espectáculos protagonizados por
transformistas, Strippers y Drag Queens. El análisis propuesto va más allá de la
caracterización de los espectáculos en sí mismos y se centra en las identidades
que este tipo de experiencias públicas nocturnas hace posibles. Si bien se
reconoce que los lugares mencionados son espacios privilegiados para el
encuentro y la socialización gay, además de la posibilidad de conocer nuevos
compañeros y compartir entre amigos, el texto enfatiza en la manera como se
construyen nuevas identidades sexuales y se pone en escena la cultura gay.
Aunque no se menciona de manera explícita, ni se describe sistemáticamente el
tipo de información empleada en la investigación, se deduce que las fuentes
primarias que nutren las reflexiones que propone el capítulo provienen del trabajo
de campo de tipo etnográfico que el autor realizó en varios lugares de rumba gay
de Bogotá (entre los que menciona a “Zona Franca”), durante el cual al parecer se
realizaron algunas entrevistas e historias de vida.
En cuanto a las fuentes conceptuales tampoco hay una referencia exhaustiva a
autores y teorías relacionadas con las identidades de género y la orientación
sexual; no obstante, algunos apartados del texto evidencian que la perspectiva de
análisis es la teoría Queer, la cual “busca separarse de la dicotomía homo-
heterosexual y de las construcciones de género que resultan de ella, incluido el
modelo de cultura gay propuesto en buena medida por hombres blancos de clase
media”. Por esta razón el texto puede considerarse más que como una reflexión
investigativa conceptual, como una aproximación etnográfica.
Aunque el capítulo no desarrolla de manera amplia el asunto de los derechos, sí
se encuentran en él elementos de reflexión en torno al cuerpo como construcción
performativa de la identidad y sobre las condiciones sociales que la hacen posible.
Así, se presenta una caracterización del cuerpo del transformista según la imagen
social que se busca poner en escena durante el espectáculo, que equivale a una
identidad construida que busca visibilidad y reconocimiento social: “joven, delgado,
bello, grácil y sobre todo lograr la proxemia y la kinesia femenina; si bien algunos

71
no tienen las primeras condiciones físicas, lograr la gestualidad femenina es
fundamental. Aparte de ello, se requieren otras dotes como el histrionismo y los
movimientos para interpretar las canciones de las artistas favoritas”.
También se tematiza la manera como se construye el cuerpo con base en
dramatizaciones de las imágenes tradicionales de género, que buscan hacer
visibles nuevas identidades. Dichas construcciones “operan a manera de espejos
en los que se representan identificaciones de género de la cultura gay; allí se
reflejan estereotipos sociales sobre lo que suponen deben ser/aparecer hombres y
mujeres y que se hacen evidentes mediante su exageración” .(Serrano, 1999).
Los cuerpos se construyen con base en ciertos imaginarios y estereotipos de lo
femenino y lo masculino, específicamente “mediante el forzamiento máximo hacia
uno u otro de los límites; de la hiperfeminización pasamos a la
hipermasculinización.”
Las condiciones sociales y culturales que hicieron posible la paulatina aparición de
la identidad Drag en la escena bogotana se relacionan con la irrupción de otras
identidades que la precedieron: “El paso del transformista al Stripper y a la Drag
Qeen en nuestro país se da a la par con cambios en las legislaciones relacionadas
con los derechos de las minorías, el reconocimiento de la intimidad y el libre
desarrollo de la personalidad como valores fundamentales y el crecimiento de las
ofertas de mercado para los homosexuales”. (Serrano 1999).
El ensayo se interroga sobre si dichas condiciones son facilitadas por las políticas
de reconocimiento, o por la conformación del creciente mercado especializado
que abrió la cultura gay: “Tendríamos que preguntarnos más bien por la relación
entre el reconocimiento del potencial de consumo de los homosexuales y la
aparición de políticas y conductas en apariencia más tolerantes en un contexto
neoliberal”. “¿Hasta dónde las políticas de pluralidad son respuesta al
reconocimiento de la diversidad cultural o el reconocimiento de nuevos
mercados?”
En la perspectiva de oponerse a cierto orden normativo y moral de las emociones
y la sexualidad, se señala que las discotecas y los bares gay son lugares en los
que se expresan prácticas e identidades sexuales que de alguna manera
permanecen al margen y trasgreden dicho orden. El autor señala que este rasgo
se encuentra en Bogotá ya desde la época de la colonia: “los expendios de
bebidas alcohólicas eran sitios privilegiados para el “desborde de las pasiones
tanto hétero como homosexuales, por lo que durante años fueron objeto de
atención moral y control policial. En estos lugares confluían sujetos de diversas
condiciones sociales y culturales quienes expresaban allí sus inconformidades con
la normatividad social y el control que se pretendía ejercer sobre los afectos. Por
eso se consideraban estos lugares cuna para todo tipo de transgresiones”
(Serrano 1999)
Un sesgo de discriminación y subordinación que combina aspectos de orientación
sexual, identidad de género y clase social, opera entre sectores de “la cultura gay
local” que asocia el travestismo, la prostitución y la delincuencia y que, por
ejemplo, conlleva a un abierto rechazo hacia las personas travestis y transexuales:

72
“De cierto modo, en nuestro contexto, el travesti es el discriminado entre los
discriminados”
Los lugares de rumba gay son interpretados en el capítulo como escenarios de
búsqueda, reconocimiento y construcción de identidades individuales y colectivas.
Estos lugares hacen posible el encuentro “en un espacio autónomo y libre a la
expresión de los sentimientos (que) resulta fundamental para los grupos
marginalizados o discriminados. La delimitación de un territorio propio se convierte
en un factor fundamental en la construcción de identidad y en la afirmación de un
sentimiento de diferencia” . Para la gente que concurre a dichos lugares resultan
“espacios altamente expresivos y emotivos, en donde los sujetos llegan a
desarrollar fuertes lazos de identidad con el lugar y sus asistentes a medida que
se hacen clientes fijos; con el tiempo se construyen “comunidades emocionales”
motivadas por la asistencia al lugar y caracterizadas por una serie de lenguajes,
sobre todo no verbales” (Serrano1999).
A su vez, para los protagonistas del espectáculo estos lugares también significan,
en algún sentido, una búsqueda de identidad: “el acto de transformarse implica
para ellos asumir un modo especial de presentarse ante otros, invirtiendo en ello
tiempo y dinero; es un arte que se aprende con mucho esfuerzo y para el cual sólo
unos pocos están dispuestos”. Un ejemplo de ello es la manera como el
transformista busca cambiar su identidad sexual para adoptar los rasgos
corporales y de apariencia, así como las actitudes y comportamientos asociados a
la feminidad; “realiza una compleja acción sobre el cuerpo masculino que
transforma temporalmente su apariencia en femenino” (Serrano 1999)
Aproximarse a la cultura gay implica “ir más allá de los aspectos sexuales y
acercarnos a los símbolos, a los significados y en general a las epistemologías de
grupos sociales autodefinidos y autoreferenciados por su condición homoerótica
(…) incluye a personas que no necesariamente son homosexuales, como sucede
con muchos amigos –especialmente mujeres– de hombres gay que conocen sus
lenguajes, sus experiencias, comparten sus sitios y sus estilos de vida.”
(Serrano1999).
Con esta perspectiva, se caracterizan tres tipos de identidad desde el
homoerotismo que se construyen para los espectáculos nocturnos que tienen
lugar en los sitios de rumba bogotanos: En primera instancia, el transformismo se
define como “el arte de dar vida a una mujer a partir de un hombre”, la persona
que lo ejecuta lo hace para “una ocasión y en un evento artístico, especial, para el
que se prepara con anticipación y luego del cual recobra su apariencia
masculina” ; se diferencia del travesti porque éste último adopta la apariencia
femenina en la totalidad de su vida cotidiana y como una opción vital.
De otro lado, si bien muchos Strippers son homosexuales, tienden a adoptar
comportamientos típicos de hombres heterosexuales, “por ejemplo haciéndose
acompañar de mujeres mientras están en los bares y rechazando cualquier
acercamiento y actitud gay.” Por su parte, las Drags impactan por su exuberancia
y la exageración de sus atuendos referidos también a un modelo de feminidad,
pero burlado y alterado… En sus cuerpos no se busca tanto asimilarse a las

73
características femeninas en senos y caderas, sino al contrario, exagerarlas:
senos gigantes o sin senos, caderas anchas o delgadas”, cubriendo los rasgos
masculinos pero sin importar que se noten.
En contraste con lo mencionado sobre los transformistas en el ítem inserción
sociolaboral, la relación que establecen las Drag Queen con el espectáculo no es
percibida estrictamente como un trabajo porque en principio la mayoría de ellas
pertenecen a clases sociales pudientes: “La condición de clase aparece como otro
aspecto importante en su conformación en la medida en que algunos de ellos
conocieron el mundo drag en viajes a Estados Unidos y hacen importantes
inversiones económicas en vestuarios e implementos; en general no viven de esta
actividad y tienen profesiones que les permiten cierta independencia.” .De otro
lado, la emergencia a finales de los años ochenta de la industria especializada en
múltiples servicios para la comunidad gay, el estilo de vida asociado a la misma y
el cuerpo que comenzó a producir son aspectos que se configuran “básicamente
desde una perspectiva masculina, blanca y de clase media y si bien las lesbianas
y otros grupos homosexuales –inmigrantes, minorías étnicas– han compartido
algunos de sus referentes, no se identifican del todo con ellos.”. Es por esto que
no se puede concluir que estamos en una sociedad que valore y respete la
diversidad, “si tenemos en cuenta que la cuestión de clase y las posibilidades de
acceso a las industrias culturales gay generan nuevas condiciones de exclusión y
discriminación para otros sujetos.” (Serrano 1999)
El análisis que el texto ofrece sobre las variadas identidades que circulan en los
sitios de rumba gay exige adoptar una perspectiva de género compleja que supere
la visión dicotómica de la sexualidad. La construcción de las imágenes de
transformistas, Strippers y Drag Queens se hace con referencia a una lógica
binaria de género que opone lo masculino y lo femenino, como dos polaridades en
tensión, en un espacio y un momento que de por sí, es trasgresor como el de la
fiesta.
Homoerotismo u homosexualidad es uno de los ejes analíticos que estructuran el
capítulo, se define como las “expresiones, vivencias, sentimientos y emociones
referidos a personas del mismo sexo y que incluyen la sexualidad con la
orientación sexual pero no se reducen a ello”. Existen variadas formas de ser
homosexual y vivir el homoerotismo “de acuerdo con construcciones de cuerpo,
relaciones de género, condiciones de clase, identidades que puede asumirse
desde su dimensión genital, desde sus implicaciones afectivas, desde una
perspectiva espiritual, desde sus implicaciones políticas e identitarias y desde
todas y cada una de ellas a la vez .(Serrano y Corredor, 1994).
No toda persona que sostenga relaciones sexuales con sujetos de su mismo sexo
se considera homosexual o hace de ello referente significativo de su identidad
personal y social”. Como un ejemplo de la multiplicidad de la experiencia
homosexual, se alude al hecho de que “en varias regiones del país es común que
hombres que se consideran heterosexuales tengan relaciones genitales con otros
hombres, siempre y cuando mantengan el papel de penetradores.

74
La investigación desmitifica el carácter de anormales indilgado a quienes
desarrollan prácticas homoéroticas y trasvestis, muestra como en estos espacios,
confluyen expresiones y sentimientos que incluyen la sexualidad y la orientación
sexual que hace un pliegue al binarismo de los sexos y los géneros, muestra como
mientras los transformistas se acercan a una imagen de mujer ideal, donde
desaparecen en apariencia todas las referencias masculinas, los Strippers hacen
lo contrario; ambos sin embargo, son excesos, en el sentido de exageraciones de
sobreactuación. La Drag ocupa un papel especial pues se burla de ambos al
integrarlos y llevarlos hasta sus extremos… Los tres, a su vez, fuerzan los roles,
las identidades, las imágenes oficiales de lo masculino y lo femenino, del hombre y
la mujer, actuando directamente sobre su cuerpo; con ello, se convierten hasta
cierto punto en transgresores de una manera explícita o implícita de las
identidades de género. Aboga por el reconocimiento de la diversidad sexual y
muestra que si bien estas prácticas están asociadas a la oferta del capitalismo
tardío, ello no invalida la aparición postmoderna de las identidades emergentes y
su singularidad en términos de conformar otras vías para construir y admitir la
diferencia.
Las investigaciones anteriores se han compilado bajo el eje análitico de Cuerpo y
Derechos Sexuales y reproductivos, ellas responden al interés de hacer visible la
temática del Cuerpo y buscar su aceptación e inclusión en las políticas públicas y
el reconocimiento social. Es reciente en nuestro país esta temática, y podría
afirmarse su importancia en el sentido de constituir un cuerpo analítico que dé
lugar a la transformación societal, a la equidad social y el reconocimiento de las
diferencias, se plantea la necesidad de involucrar una visión novedosa sobre la
corporeidad para hacer factible la práctica de los derechos sexuales y
reproductivos. Los trabajos y las investigaciones nombran el poder y el biopoder
que ha excluido la potencia corporal valorando la racionalidad que excluye el
cuerpo, lo somete a la pasividad y conmina el deseo. Señalan hacia la
heterosexualidad dominante como modelo único admitido socialmente. Muestran
la relación poder- heterosexualidad y el modo como se marca afectivamente el
cuerpo que no responde a su égida. El cuerpo no ha sido de interés Estatal y la
educación y formación han adolecido de programas que involucren una
perspectiva novedosa sobre la corporeidad, la educación sexual no tiene una
visión clara sobre la singularidad y el cuerpo desde el punto de vista de la
diversidad, las políticas públicas han excluido la pregunta vital sobre la
corporeidad humana que ha sido vista en términos organicistas y biológicos
impidiendo con ello, la posibilidad de acometer una empresa mas cercana a la
vida y a la trasformación de la cultura para dar cabida a la otredad. Sin una
incursión cada vez mas pormenorizada sobre la corporeidad y el deseo, es
imposible acceder a nuevas formas de ver y transformar el mundo, el cuerpo
constituye una pregunta esencial en los procesos de resistencia, el cuerpo habla
de singularidad, de potencia y creación y las investigaciones reseñadas abren
nuevas vías para pensar y crear un mundo basado en el reconocimiento del
cuerpo como condición para el cambio y el devenir.

75
III. Educación

La vida y la autonomía

El vitalismo constituye la filosofía potencial para el cambio, el misterio de la vida


está consignado de modo privilegiado en la valoración de la acción, la educación
es un trayecto de vida que debe retroalimentarse sin cesar, la educación es la
reconstrucción de la vida y concierne preferentemente a permitir la potencia vital
propulsando la mutación y la capacidad de devenir otros otras, al modo como la
vida produce inéditas formas vivientes. La educación debe seguir la expansión de
la vida, las experiencias educativas comprometidas con estas ideas deben
propender a acrecentar la vida, por lo anterior la indagación más prioritaria de la
educación debe ser la vida misma, su locomoción y su acción.
.
Las metáforas y los paradigmas utilizados para nombrar la vida son precarios, así
se trate de las metáforas, orgánicas, sistémicas, cibernéticas. Ellas no explican la
vida diríase más bien que la domestican y la traducen, la vida nos desborda, de
ahí la consideración de que la vida es sagrada. Teniendo en cuenta las
situaciones de exterminio de seres humanos, de plantas y animales, podría
decirse que esta cultura ha banalizado la vida, los griegos utilizaban dos términos
indisociables para referirse a la vida, Zoé y bios, el primero nombraba el puro
hecho de existir común a todas las criaturas vivientes, el segundo hacía referencia
a la forma singular de existencia y a la relación con otros seres, el puro hecho de
existir no podía ser desligado de su forma, esto mostraba una comprensión
compleja, Agamben señala que hoy por hoy, la vida ha sido reducida a la “nuda
vida”, es decir sólo cuenta la zoé. (Agamben.2001)

Más allá del lenguaje, la vida son fuerzas, fuerzas de creatividad y fuerzas
tanáticas, moleculares y molares y puede afirmarse que se entrelazan entre sí, por
esta razón no es posible desligar el caos del cosmos, la alteridad y la unidad, del
azar y la necesidad, la teoría del caos muestra hasta que punto el caos contribuye
a la regeneración de la vida, el caos y el orden no son principios antagónicos, que
el desorden es creador de orden, que el desorden está en el interior mismo del
orden, es el caso de las estructuras disipativas que se forman y mantienen
mediante el intercambio de energía y de materia en el transcurso de un proceso
de no equilibrio, el mundo de las fluctuaciones es un mundo de sistemas abiertos
lejos del equilibrio, donde se dan bifurcaciones y tiempos múltiples, es el suceder
de la turbulencia que da lugar a una corriente macroscópica cuyo efecto es la
producción de un nuevo orden. En el interior de la termodinámica, de los procesos
irreversibles, el fenómeno de la vida en tanto que autoorganización de la materia,
tiene una completa explicación. (Archipiélago. No 13.Caos.Madrid. 2003.)

Estas metáforas están permeando muchos otros campos y han tomado presencia
en el análisis de las sociedades actuales. La vida sigue siendo un misterio y cada
vez nos muestra el entramado de su complejidad. La vida en clave feminista da
cuenta de la capacidad de dar vida del cuerpo femenino, de la opción de crear,

76
dicho factor llevado al campo social se convierte en una alternativa de vida no
valorada hasta ahora.

John Dewey, considerado el representante mas importante de la pedagogía


norteamericana, desarrolla una teoría de la educación basada en la acción. Desde
esta perspectiva, enfatiza el aprender haciendo, la escuela para él, no es una
preparación para la vida sino la vida misma, en ésta el niño tiene que aprender a
vivir. En 1900 respecto a la actividad declara, “ lo que importa guardar en el
espíritu respecto a la introducción de las diversas formas de ocupación, es que
mediante ellas se renueva el espíritu de la escuela, Tiene esta oportunidad para
afiliarse a la vida, para llegar a ser el ambiente natural del niño, donde este
aprende a vivir directamente, en vez de ser un lugar donde se aprende
simplemente lecciones que tengan una abstracta y remota referencia a alguna
vida posible que haya que realizarse en el porvenir. Tiene así la escuela una
posibilidad de ser una comunidad embrionaria, una sociedad en miniatura”
(Baracaldo. 2003).

Según Dewey intervenir sobre las cosas de alguna manera, es experimentar, pero
a su vez lo experimentado actúa sobre nosotros de diferentes formas, “aprender
por la experiencia es establecer una conexión hacia atrás y hacia adelante entre lo
que nosotros hacemos a las cosas, y lo gozamos y sufrimos de as cosas como
consecuencia”.

La propuesta formativa se fundamenta en la Ética. La ética es lo que permite


refundar los derechos humanos. El objetivo de la ética y de la educación es la
construcción de autonomía y la autonomía no puede circunscribirse a la idea de
voluntad, no es la voluntad de un sujeto o de un individuo lo que da lugar a la
decisión ética, no es la intención de un individuo capaz de sobreponerse y decidir.
La alternativa ética tiene que ver con un lugar de fuga de los poderes (llámense
también patriarcales) que aplastan la subjetividad, propulsa imaginarios violentos,
homogeniza los bienes materiales, culturales y naturales e introduce mecanismos
de control capturando el deseo, constriñendo la autonomía y la posibilidad de una
transformación societal.

La autonomía concierne al ámbito y al ejercicio de la subjetividad y tiene que ver


con la relación que esta forma de individuación realiza con la vida y lo viviente. El
propósito de la educación es la construcción de autonomía. La autonomía no se
restringe al ámbito solamente humano sino que se extiende a o viviente. Edgar
Morin nos dice que “las maquinas vivas tienen la capacidad de autorrepararse y
autogenerarse sin cesar, según un proceso que llamo de organización recursiva,
es decir, una organización en la que os efectos y los productos son necesarios
para su propia causación y su propia producción, una organización en forma de
bucle”, es a esta capacidad de regenerarse, de mutarse en el límite a lo que
Edgar Morin llama autonomía, no son solo los seres humanos los que tendrían
esta propiedad, también los virus y otros organismos. (Morin, l994).

77
La palabra autopoiésis cobra aquí toda su importancia y se asimila igualmente a la
autonomía, consiste en doblar a fuerza que se ejerce contra os otros/as en
relación consigo mismo, cabe decir que el sí mismo es distinto de yo, el sí mismo
es grupal y puede inducirse grupalmente, el estado de autopoiésis es un estado de
alta intensidad donde nos ponemos a prueba éticamente.

Si estrictamente la autonomía es a capacidad de mutarse y devenir otro/a, se trata


de darnos un si mismo capaz de solidaridad, de generosidad, de amistad, de
reconocimiento de la diferencia, lo que los griegos llamaban ephimetea hetau,
nombra el pliegue de la fuerza violenta para hacernos crecer éticamente, mas
propiamente nombra un espacio fuerza y un tiempo fuerza que construye una
transversal subjetiva en el sentido de la afirmación de las fuerzas activas de la
vida. Lo que Foucault nombra como técnicas de sí, son todas esas vías
performativas que permiten despojarnos del yo autárquico y mendaz y que deben
ser del interés de las prácticas pedagógicas, la escritura, el juego y la lúdica, el
cambio de roles son ejemplos concretos que crean un clima de animación
pedagógica, pero también la valoración de la dificultad y la creación colectiva.

El nuevo paradigma consiste en un inédito modo de pensar para superar la lógica


de los contrarios vigente en una sociedad fundamentada en el dominio y la
sumisión a la que históricamente definimos como patriarcado, de ahí la
importancia de incidir en la dominación simbólica, para descubrir en cada uno y
cada una los últimos resortes de la colonización inconsciente que impide a las
mujeres y a los hombres avanzar en su evolución y construir su subjetividad mas
allá de la integración a una sociedad regida por modelos exclusivamente
masculinos que tambíén obstaculizan el desarrollo de la personalidad del varón .
La dominación o violencia simbólica, constituye el mecanismo principal de
reproducción social, ya que consigue que se perciba como algo natural aquello
que ha sido impuesto desde una ideología de dominio y sumisión, actúa de modo
inconsciente y obstaculiza la evolución de la personalidad tanto de hombres como
mujeres,.como bien lo señala Pierre Bordieu, “la dominación simbólica es aquella
forma de violencia que se ejerce sobre la gente con anuencia de éste”, por eso
nuestra posición respecto a las mujeres no parte del victimismo, sino de la
necesidad de una forma de autonomía basada en la vida y la decisión inteligente,
de que cabida a la construcción de una alternativa personal y social y que
contribuya a la refundación de lo público y lo privado en aras de una vida mas
vivible para todos/as.

En medio del disciplinamiento de los cuerpos y el control de las poblaciones


ejecutado por el biopoder (Foucault, 1999), donde la educación tiene una gran
responsabilidad y manejo, es pertinente plantear la alternativa ética a los órdenes
de la racionalidad basada en a eficacia que actualmente afecta todo el cuerpo
social, de ello ha quedado el desencanto y la frustración que la escuela no quiere
reconocer, la propuesta ético estética se traduciría en la creación de nuevas
relaciones que comprometen distintos escenarios afectivos, el pensamiento, el
entorno y el cuerpo.

78
El pensamiento contemporáneo vive el trance de pensar de manera diferente el
pensamiento, el mundo y el cuerpo. Hoy es imperioso transformar los lazos que
articulan el pensamiento, los lazos que articulan el mundo y los que articulan el
pensamiento con el mundo, hoy constatamos que la imagen del pensamiento, la
imagen de mundo de la modernidad no funciona bien y que es urgente pensar y
actuar de manera diferente, “ sea como fuere”, hoy es urgente deshacerse de las
referencias y metáforas racionalistas para forjar nuevos paradigmas que serán
mas bien de inspiración ético estética, esto toca directamente el campo de la
educación porque podría afirmarse que la institución escolar ha operado al margen
de la vida y no ha abordado la diferencia en sí misma.

Nunca antes como ahora es tan evidente la pregunta Spinoziana , Qué puede un
cuerpo, el nuevo cuerpo individual y social es una gestación de partículas en
velocidad que dependen de flujos deseo o disposiciones de poder que no
dependen ya de un sujeto. Podemos decir que el cuerpo no cesa de escapar a las
instancias trascendentales que le indilgan a los niños y niñas, a los/as jóvenes, a
las mujeres y varones, a las etnias y afrodescendientes, a los homosexuales y
transexuales una identidad sólida y consolidada que los fijan a un tiempo y al
espacio del individuo productivo y exitoso que reclama el mercado, el tiempo del
llamado ciudadano enraizado en el individualismo y el afán de lucro. Darnos un
cuerpo consistirá en desarrollar prácticas específicas que tiendan a modificar y a
reinventar formas de ser, lo cual incluye la relación con la pareja, con la familia,
con el par en la escuela, con la otredad en el contexto urbano, rural y comunitario.
Se trata de construir literalmente el conjunto de las modalidades del ser en grupo,
mediante mutaciones existenciales que tienen por objeto el carácter activo de la
subjetividad, prácticas afectivas de experimentación y de experiencia presentes
tanto en los niveles microsociales como en los macrosociales (institucionales), se
trata de producir un agenciamiento colectivo de enunciación que nos permita
construirnos como cuerpo individual y social en perpetuo movimiento y
transformación.
Hoy ya no podemos esperar que el pensamiento emane del adentro de la relación
entre conceptos e imágenes, entre lo que se dice y lo que se ve, entre el objeto y
el objeto, tanto el objeto como el sujeto se construyen. El modelo con el que
hemos pensado es anticuado, pues el nuevo pensamiento es vitalista y procede
de la vida. Hoy la tarea del pensamiento ya no es establecer verdades eternas
sino más bien, en el límite, pensar lo impensable para el pensamiento que lo
precede, despojándose de las pretensiones de necesidad y universalidad
presentes en la propuesta gnoseológica que homogeniza la diferencia.
En este sentido, la pertinencia de la pregunta por qué significa pensar, se pone de
presente en la actualidad, y debe ser un ejercicio del asombro y de interrogación
en la escuela, pensar ya no es reflexionar, ni reconocer, ni representar, pensar es
romper con la institucionalidad de conocimiento y de los modelos establecidos,
pensar implica la irrupción de la vida y su afirmación. El pensamiento acorde a
vida es irremediablemente relaciones de fuerza, y esto es propiamente el mundo.
Ya nada limita las potencias creadoras de la subjetividad, estamos obligados a
reinventar la relación del sujeto con el cuerpo, el fantasma, los imaginarios, la

79
finitud del tiempo, los misterios de la vida y de la muerte, nos es urgente buscar
antídotos a la uniformación masmediática y telemática, darle un giro a la violencia
desde los espacios mas cercanos y de vecindad, por consiguiente trataremos de
vivir y actuar, no sólo en el contexto de la escuela, como artistas haciendo de la
vida una obra de arte en constante creación.

Una ética de nuevo tipo a la vez práctica y especulativa, ético política y estética
que sustituya las antiguas formas de compromiso religioso, político y asociativo,
debe ser el reto de la educación para refundar los derechos humanos y lograr que
ellos no se conviertan en retórica, en este sentido se trata mas bien de un
movimiento de múltiples facetas que instauraría en la escuela, instancias y
dispositivos a la vez analíticos y productores de subjetivación individual y
colectiva.

Darnos una ética consistirá en diferenciar la cualidad de las fuerzas que


administran la sujeción de la subjetividad, la devastación del medio ambiente y el
entorno, la relación oprobiosa con el socios y con los otros, diferenciándolas de
las fuerzas creativas, de las relaciones activas, de la critica y lo impensado.

La moral se basa en la costumbre de negar las fuerzas moleculares que fluyen


afuera de “la moralidad de los comportamientos”. La ética, por el contrario es el
hermanamiento con la vida, actúa como una “transversal” a los códigos morales
producidos por el resentimiento, el odio, la venganza. Lo que más propiamente
llama Spinoza las pasiones tristes favorables a validar la muerte, a inmovilizar los
cuerpos, a validar la intolerancia y la exclusión de las diferencias.

Estamos inmersos en un mundo constituido por fuerzas sociales, culturales y


cósmicas, hoy la puesta en juego es alcanzar un lenguaje desde la experiencia
viva capaz de hacer la palabra memorable y que salga de la entraña, además de
rescatar una afectación y una sensación descodificada de las formas impuestas
por las costumbres y la repetición que condenan los comportamientos al orden de
lo mismo. Darnos un mundo implica cuestionar desde la pedagogía crítica el
conjunto de lo subjetivo y los poderes vigentes, tanto capitalistas como
totalitaristas, el acceso a un consumo ilimitado, la construcción de modelos
homogenizados de lo humano a partir de la mas-media, repensando el papel de
las tecnologías, de la relación con la tierra y con la comunidad no sólo educativa
para soñar y crear un mundo posible mas gozoso y creativo, mas vivible para
todos y todas.
Es necesario inventar nuevos mundos distintos que engendren universos de
referentes y territorios existenciales nuevos, en los que la singularidad y a finitud,
aquí y ahora, sean tenidos en cuenta en la lógica de los escenarios afectivos ( el
amor, la amistad, la solidaridad, la hospitalidad, la construcción el tejido social y la
generosidad) y donde un principio de “convivialidad deseante” nos permita en el
contexto de la escuela y la educación, afrontar el cara a cara vertiginoso con el
cosmos para someterlo a una vida posible. (Guattari l994)

80
No se trata de potenciar a los líderes en la escuela, en la comunidad y en lo
público para que dirijan, sino de potenciar en cada plantel educativo, en la casa,
en la comunidad y en o público, el liderazgo de la función para la que sea mas
capaz, incluida la dirección del grupo. En la búsqueda de consecución de
sinergias, sin duda surgirán problemas que pueden ser solventados mediante una
metodología adecuada de abordaje de conflicto. Las sinergias de un grupo podrán
ampliarse a otros, formando redes de comunicación, colaboración y solidaridad
como prueba del basamento inmaterial que constituye la fuerza de lo grupal para
construir la resistencia a los modelos de homologación de la diferencias y de la
vida, los seres humanos poseemos un nivel emergente sustentado en el
fundamento material y económico pero también operan niveles inmateriales de
creación que son los soportes de la resistencia a las fuerzas de la muerte y a
violencia imperante, dichos niveles incluyen los presupuestos síquicos y de deseo
que tienen que tenerse en cuenta para que sean satisfechos a través de la cultura
según las aspiraciones personales y grupales.
Otro de las situaciones mas flagrantes de esquema de dominación se ejerce sobre
la infancia, explotando y manipulando los niños y las niñas, sufren la explotación
física evidente en los aspectos de trabajo y del sexo, pero también existen graves
carencias en los aprendizajes trasmitidos por la familia, la escuela y los modelos
sociales difundidos por los medios de comunicación. No se trata de que los niños y
niñas estén adecuadamente alimentados o escolarizados, sino que reciban
formación integral de acuerdo con valores de cuidado, equidad, autonomía,
solidaridad comprensión de mundo real y de sí mismos, se trata de conseguir una
infancia más feliz y una juventud mas propiamente dotada en autonomía y libertad
para cambiar, darse un sí mismo, darse una corporeidad y construir un mundo.

El presente estado de Arte identifica las investigaciones y los textos que se


enmarcarían en este propósito analítico, tratando de visibilizar que se entiende por
autonomía, por construcción de subjetividad y si el análisis rescata el vitalismo, la
acción y la experiencia viva en la escuela, se verá como la entienden Hay
investigaciones que comprenden la autonomía como la decisión de una conciencia
individual, como un ejercicio de la voluntad que depende del yo fortaleciendo el
sujeto de la modernidad, conceptos como ciudadanía y democracia en la escuela
proceden según este marco analítico. Así que el abordaje a continuación,
conducirá a diferenciar estas categorías que servirán para agrupar las propuestas
de investigación.

Investigaciones que mantienen una ambigüedad entre individuo y subjetividad, no


logrando delimitar estos campos que esencialmente son distintos, pendulan entre
diferencia e igualdad y entienden la equidad como una categoría que los contiene
a ambas, la construcción de self se desarrolla en el marco de posicionamiento de
género, de la participación de las mujeres en el orden social y la apuesta por los
derechos humanos de las mujeres.

En la investigación Equidad de Género Y Diversidad en la Educación; de María


Elvia Domínguez 2002, hace un análisis y presenta recomendaciones acerca de

81
la producción de conocimiento sobre las desigualdades entre hombres y mujeres
en la educación desde tres vertientes complementarias: los ordenamientos
estructurales en función del género (políticas públicas en la educación); las
discriminaciones en el sistema educativo (indicadores sociales de segregación
entre sexos y acciones afirmativas); y las construcciones sociales de género en
propuestas de acción coeducativo.

Expone los antecedentes en el campo de los estudios de género y educación en


Colombia. Primero hace una breve exposición sobre las luchas de los movimientos
de mujeres por acceder a la educación; luego explica que en los años setentas
aparecieron los estudios pioneros en Mujer y Educación en Medellín y Bogota y
finalmente presenta la producción de conocimiento sobre éstos temas.

La investigación define el género como la representación de una relación que se


traduce en la pertenencia a una clase, a un grupo, a una categoría, y tiene la
función de constituir a los individuos concretos en hombres y mujeres. Entiende el
género, como una construcción social y cultural, mientras que la diferencia sexual
es un estado natural. El género es la imagen que se hacen los individuos de la
relación que establecen con los otros, representación que asigna una identidad
como hombre o como mujer con todas sus significaciones.

Por otro lado recoge a Judith Buttler que entiende el género como producto de
relaciones psíquicas y culturales. El género es una forma contemporánea de
organizar las normas culturales, pasadas y futura, una forma de situarse en y a
través de esas normas, un estilo activo de vivir el propio cuerpo en el mundo.

A través de la indagación bibliográfica realizada, se identifica un eje temático


trasversal que denomina códigos, prácticas pedagógicas y construcciones
identitarias de la vida cotidiana. De acuerdo a la categoría de género aplicada a la
educación, la investigación aporta nuevas miradas a los siguientes campos de
investigación: La construcción del self; Trayectorias y desempeños; las relaciones
pedagógicas; la cultura popular y los medios de comunicación; la gobernabilidad
escolar.

En cuanto al primer campo, la autora expone que la perspectiva de género permite


reconocer que la planeación y realización de la función docente, está atravesada
por imágenes y prácticas de “maternaje y paternaje en la socialización del
conocimiento en la Educación Superior. En la educación primaria y secundaria, los
roles de sexo/género de los varones se realizan en forma inadvertida y pasiva,
dejando a las maestras la responsabilidad de la solución de conflictos y la
integración social “. (Domínguez.2002)

En relación al segundo campo, los procesos de enseñanza-aprendizaje, y las


relaciones de tutoría y aprendizaje compartido entre pares están mediados por
creencias y actuaciones que reflejan estereotipos sociales discriminatorios
(sexismo, xenofobia, homofobia). Según la investigación realizada, el análisis de
las expectativas y las relaciones sociales en el contexto escolar es una de las

82
áreas más investigadas en Colombia por Rico de Alonso y colaboradores (2000),
Toro (2001), Estrada (2001), García (2001), Guzmán (2002), y Carillo (2004).

En relación con los medios de comunicación popular, expone que se reproducen


y se recrean estereotipos contradictorios en cuanto a las diferencias sociales y de
género. Y por último, “la necesidad de gobernabilidad resalta la importancia de
una socialización política incluyente tanto en las relaciones de poder verticales,
como horizontales. El gobierno escolar como un dispositivo pedagógico
generizado muestra las contradicciones del contexto escolar para apoyar la
participación juvenil en la representación estudiantil”. (Dominguez.2002).

La investigación hace visible la reproducción de los estereotipos de género en la


escuela, empezando por las relaciones de maternaje y paternaje que definen a las
mujeres por la maternidad , el cuidado doméstico y la exclusión en el campo de lo
público, mientras avala y recrea la paternidad que no participa en el cuidado
infantil, ni se compromete con la labor reproductiva y doméstica, todas estas
creencias están afincadas en el sexismo, la xenofobia y la homofobia, y podría
afirmarse que no hay un cambio real en las subjetividades que se construyen en la
escuela, la autora traza en sus análisis una línea crítica a las teorías de género y
resignifica esta perspectiva desde la idea de Judith Butler en el sentido del
“encardinamiento” y de las prácticas sociales de las mujeres, dando a la
investigación una mirada mas actual que permite cartografiar la exclusión de
género, de clase y de etnia en la educación Colombiana

En La Mujer y el Sistema Educativo en Colombia, de Elssy Bonilla de Ramos, se


describe el papel de la mujer y el hombre en esta institución. Reflexiona sobre
inserción sociolaboral, clase social, y educación.

Señala que la participación de la mujer en la educación universitaria, es


particularmente significativa para aquellas que provienen de grupos familiares
cuyos abuelos, padres y hermanos han obtenido o están en proceso de obtener un
título universitario. En efecto, “el sexo femenino muestra una tasa mayor de
pertenencia a grupos familiares universitarios, ya que en un 71.5 % tienen
hermanos realizando o que realizaron estudios universitarios y en un 78.1 %
tienen parientes graduados en las universidades”.

Molano ha señalado una visión histórica de la educación que no puede reducirse a


un catálogo de eventos supuestos, a una colección de leyes y decretos o a una
exaltación de educadores. El problema va más allá de eso. Es necesario robar el
secreto de la lógica interna que explica estos eventos en su verdadero significado,
las fases de la legislación y las razones que, desconocidas por los grandes
hombres, terminaron imponiéndose sobre ellos.

Sin embargo, como señala Ramos, en su análisis del origen social de la población
universitaria en Colombia, el sistema educativo vigente adjudica de hecho a cada
grupo social un nivel específico de conocimientos, dificulta el logro de otros niveles
más altos o distintos que los que el sistema presupone para cada grupo y

83
establece implícitamente como criterio de promoción la pertenencia a ciertos
grupos sociales. Las condiciones de la mujer frente al sistema educativo no son
las mismas para todas las mujeres, sino que dependen de su origen de clase, y la
discriminación del sistema educativo no es fundamentalmente una discriminación
por sexo, sino esencialmente una de clase.

La autora afirma que en la proyección de políticas de acción para la mujer; en


relación con el campo de la educación parten de abogar por una igualdad de
oportunidades frente al hombre en todas las especialidades educativas. Esta
posición conduciría a que se demanden políticas educativas homogéneas para
satisfacer necesidades de diferente naturaleza, urgencia y dimensión, bajo la
presunción de que la obtención de igualdad dentro del sistema educativo puede
llegar a eliminar las desigualdades que se originan a nivel del sistema total.

En la investigación queda explícito el hecho de que no todos los sectores de la


población femenina han sido excluidos de una participación en el desarrollo, ni del
sistema escolar, y que por lo tanto la discriminación no se ha ejercido de manera
homogénea, ni puede superarse con soluciones homogéneas para toda la
población femenina. Esto, por cuanto si bien es cierto que existe una
discriminación contra la mujer, que sería necio negar, esta discriminación se
ejerce de manera diferente para mujeres de diversas posiciones socioeconómicas
y afecta no solamente a la mujer, sino en grado significativo también al hombre. Es
decir, que si bien no puede negarse una discriminación por sexo, el sexo no es la
base de las discriminaciones sociales, sino fundamentalmente la posición del
individuo y en nuestro caso concreto de la mujer, dentro de una clase social. la
naturaleza de la discriminación del sistema educativo colombiano cuando se
analizan por áreas rural y urbana. Con base en datos de 1964, se quedó fuera del
sistema escolar el 27% de la población mayor de 15 años. Ello significaba el 15%
de la población urbana y el 41.3% de la población rural.

Esta situación de discriminación se hace más aguda cuando se establece que si


bien 39.2% de los niños en las áreas urbanas terminan el ciclo primario, en las
áreas rurales solo lo logra el 9.7%. Dada la homogénea participación por sexos
antes señalada, nos encontramos que tanto los hombres como las mujeres son
discriminados del sistema educativo a nivel primario y que lo son aún más los
hombres y las mujeres de las áreas rurales que los hombres y las mujeres de las
áreas urbanas.

Además asegura que las condiciones de la mujer frente al sistema educativo no


son las mismas para todas las mujeres, sino que dependen de su origen de clase,
y la discriminación del sistema educativo no es fundamentalmente una
discriminación por sexo, sino esencialmente una de clase. Por otro lado tenemos
que según la ubicación de clase, la mujer cuenta con diferentes posibilidades para
participar en el sistema educativo y, concomitantemente, de orientarse hacía una
posición determinada en la división social del trabajo. Por otro, dada la posición de
la mujer en el hogar y las responsabilidades que debe cumplir frente al marido y a
los hijos, la mujer que ingresa a la fuerza de trabajo debe así cumplir con una

84
doble jornada: la del trabajo y la del hogar. El dilema, es prepararse para cumplir
solamente la tarea del hogar, prepararse en aquellas áreas donde su papel de
mujer y su papel de trabajadora impliquen las menores contradicciones o
finalmente ubicarse frente al proceso de capacitación profesional en igualdad
aparente de condiciones frente al hombre, agregando a esto las otras
responsabilidades que debido a su condición de mujer, le han sido asignadas en
el seno de una sociedad capitalista como la colombiana.

En Los Estudios de la Mujer en Colombia, Procesos, Coyunturas, Espacios de


Donny Meertens 2001, expone una revisión histórica de los Estudios de Mujer y
Género en los centros académicos de investigación y docencia en Colombia. A
partir de ésta indagación se plantea los siguientes dilemas: “¿Cuándo ubicar su
surgimiento?. ¿Según cuáles criterios organizar su periodicidad?. ¿Cómo clasificar
estudios tradicionales que conciernen a la mujer sin problematizar su posición, su
identidad o su representación social? ¿Cómo relacionar contribuciones
individuales con procesos institucionales?”

El ensayo comienza con un recorrido a través de los múltiples antecedentes,


organizados en el tiempo según el grado de su institucionalidad y en estrecha
conexión con el contexto social y político, en particular, con el movimiento social
de mujeres y las políticas gubernamentales hacia la mujer. Pertinente a éstos
temas, la autora manifiesta que desde los años setentas podrían distinguirse
globalmente tres períodos de desarrollo de esos estudios. El primero, “de
mediados de los setentas a mediados de los ochentas, se caracteriza como una
fase de iniciativas individuales en el campo de la investigación empírica, con poco
grado de institucionalización. El segundo período, desde mediados de los años
ochentas hasta comienzos de los noventas, registra una creciente producción de
estudios y varios intentos de institucionalización, con mayor concreción en la
investigación que en la docencia, y cuyo centro de gravitación sigue siendo
Bogotá”(Meertens.2001).

Según la investigación realizada, en ese período aparecen las primeras políticas


explícitamente dirigidas hacia la mujer desde el nivel gubernamental, con
referencia especial al sector agropecuario. “La tercera etapa, ya en los años
noventa , cobija nuestra actualidad y proyecta hacia el futuro una amplia
producción de estudios cada vez más diversificados; una mayor presencia regional
y varios procesos de incorporación del tema de mujer y género en los centros
académicos. Este proceso de consolidación, todavía frágil, se presenta en un
contexto en el cual el movimiento social de mujeres va adquiriendo más amplitud,
coherencia y espacios de interlocución. Además, en la esfera gubernamental se
abren los primeros ámbitos de institucionalización de la política dirigida hacia la
mujer y hacia la equidad entre los géneros, los cuales -aunque igualmente
fragmentados y controvertidos- significan un avance en la legitimación del tema
con respecto a épocas anteriores.” (Meertens, 2001)

Al final del ensayo sobre ésta investigación, se concluye con una serie de
inquietudes: “ ¿Cómo lograr la articulación de tantas experiencias diversas, sin

85
perder el rumbo?. ¿Cómo construir una interdisciplinariedad sobre un tema tan
amplio sin caer en los riesgos del eclecticismo?. ¿Cómo alcanzar un nivel de
especificidad, por un lado, y de conexidad con los desarrollos teóricos en las
diversas áreas del conocimiento, por el otro, que nos permita apuntar a esa última
meta: la de una producción teórica propia?. Y, a un nivel más político e
institucional, ¿cómo consolidar un espacio de reflexión autónomo, sin descuidar la
integración de la temática de mujer y género en las distintas disciplinas desde las
cuales estamos trabajando, integración que nos debe garantizar precisamente el
interés permanente y la demanda sostenida del posgrado?.

El ensayo se encuentra dividido en cinco partes tituladas: El decenio de 1975 a


1985: La fecundidad, el trabajo y la familia; El quinquenio de 1985 a 1990:
Coyunturas y aperturas; Los años 90: Las políticas del desarrollo, la violencia la
familia y las identidades; Los centros académicos y los avances en la
institucionalización y Reflexiones finales. o Movimiento Social de Mujeres, Comité
Facilitador, Las mujeres colombianas en la década 1985-1995 (Bogotá, 1994).2

La investigación contextúa la producción de conocimiento en el marco del


movimiento social de mujeres, de las necesidades laborales y sociales en el país,
y en las demandas del desarrollo, además nombra la necesidad de responder al
conflicto armado y a las violencias que se suceden en los ámbitos no sólo de la
vida cotidiana., no reseña ni se refiere a los estudios más contemporáneos sobre
el tema de las subjetividades, el abordaje de la diferencia, los imaginarios y el
consumo cultural que respondería al contexto de la globalización, a los debates
mundiales del feminismo y la pregunta por los géneros, la telemática y la
informática y las propuestas concernientes a la crítica del desarrollo y los modelos
capitalistas vigentes.

2
8 Se hace referencia bibliográfica a las investigaciones realizadas en Colombia en relación con la temática, y
se datifican según esta referencia. Lya Yaneth Fuentes, “Proyectos de ley sobre mujer: Una reseña crítica”
(Bogotá, 1994 inédito); Movimiento Social de Mujeres, Comité Facilitador, 38.
o Lucero Zamudio y Norma Rubiano, La nupcialidad en Colombia: Evolución y tendencias (Bogotá: ICBF y
Universidad Externado, 1991); Ibíd., Las separaciones conyugales en Colombia (Bogotá: ICBF y Universidad
Externado, 1991); Ibíd., La familia en Colombia (Bogotá: UNICEF, 1995).
o Socorro Ramírez, “Mujeres, democracia y participación”, Gaceta 10 (1991); Ibíd., Mujer y poder: Elementos
para la discusión, Bogotá: PNUD, 1994); Norma Villareal, “Movimientos de mujeres y participación política en
Colombia 1930-1991”, Historia, género y política, Lola Luna y Norma Villareal (Barcelona: CICYT, 1994);
Magdalena León, comp., Mujeres y participación política: Avances y desafíos en América Latina (Bogotá:
Tercer Mundo Editores, 1994). o Florence Thomas, Los estragos del amor: El discurso amoroso en los medios
de comunicación (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1995); Nora Segura, “Prostitución, género y
violencia: Notas para un debate”, Revista FORO 22 (1994); Gabriela Luz Arango, “Estatus adolescente y
valores asociados con la maternidad y la sexualidad en sectores populares urbanos de Bogotá”, y Mara
Viveros, “Las organizaciones femeninas populares en la salud de la mujer: ¿Autoexplotación o promoción? Un
estudio de caso en Bogotá”, eds. Fassim Defossez y Viveros, op cit.; Florence Thomas, “Amor, sexualidad y
erotismo femenino”, en Grupo Mujer y Sociedad, Mujer, amor y violencia (Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia y Tercer Mundo Editores, 1990). o Luz Gabriela Arango, Mujer, religión e industria: Fabricato 1923-
1982 (Medellín: Universidad de Antioquia, Universidad Externado, 1991); ibid., Mara Viveros y Rosa Bernal,
Mujeres ejecutivas: Dilemas comunes, alternativas individuales (Universidad de los Andes y ECOE Editores,
1995)

86
Investigaciones que se comprometen con un análisis sobre las subjetividades, y la
búsqueda de autonomía en la escuela desde un análisis vitalista y de pedagogía
crítica.

Ángela María Estrada en el artículo Los fragmentos del calidoscopio. Una


propuesta teórico-metodológica para el análisis cualitativo de las relaciones de
género en la escuela, 2001; da cuenta del paradigma analítico empleado en el
proyecto Arcoiris: una mirada transformadora a las relaciones de género en la
escuela. El proyecto utilizó una estrategia metodológica: teorización enraizada,
que como lo define la autora, es un estilo de análisis cualitativo que permite
abordar el tema desde lo institucional, en este caso la escuela y, desde lo teórico,
las relaciones entre los géneros, a partir de la observación de la acción y la
interacción entre los sujetos. El artículo muestra bajo que perspectivas teóricas de
abordó el tema.

El objetivo del artículo y del proyecto de investigación es reconocer la manera en


que los dispositivos de género legitiman las relaciones de género existentes en la
escuela. Aunque se partiera de la acción, para observar las interacciones en
contextos particulares en este caso la escuela, era necesario reconocer que
dichas interacciones están mediadas y por adquieren significado en un contexto
social determinado. Por este motivo, al observar la interacción de los estudiantes
era preciso tener en cuenta el contexto social, las relaciones de poder que en el se
presentaban, y el marco cultural; es decir, no solo la interdependencia entre los
sistemas de significado individuales, sociales y culturales. Para abordar las
relaciones de género en la escuela, se parte del sí mismo, definido como el grupo
de creencias que una persona tiene de sí (Estrada, 2001). El individuo, es sujeto
de discurso en la medida en que el sí mismo elige y utiliza recursos culturales y
narrativas que reproducen modelos femeninos y masculinos, de relación de
pareja, sexualidad, familia etc.

La escuela se aborda desde el planteamiento de Ángel Pérez Gómez, que


entiende la escuela como un espacio ecológico de cruce de culturas. De esta
manera, la escuela no puede entenderse como un espacio homogéneo en donde
interactúan la cultura pública, académica, privada y social. Ver la escuela desde
esa perspectiva permitió reconocer que los profesores no tienen la responsabilidad
de reproducir la cultura dentro del proceso de aprendizaje exclusivamente, sino
que dentro de este proceso participan tanto los docentes, como la familia, los
medios de comunicación, el grupo de pares etc.

El paradigma analítico del proyecto Arcoiris articula tres niveles para mirar la
cultura escolar el ordenamiento estructural, la acción e interacción en la escuela y
la construcción social del self/sí mismo. El primero se refiere al sistema de
significados que estructuran la escuela en temas como la sexualidad, la
masculinidad, la feminidad y las relaciones de pareja. Este sistema se hace
evidente en las narrativas o formas de hablar que contienen imaginarios sociales,
culturales, históricos, biológicos etc. El segundo se refiere al proceso de
intercambio entre los estudiantes y docentes en espacios tales como: el salón de

87
clase, lugares de descanso, canchas deportivas, espacios de reunión etc. En los
espacios mencionados se estructuran unos roles de género que legitiman ciertas
formas de actuar. Lo que se encontró en el proyecto es que, dentro del aula existe
una tensión entre aquellos estudiantes que ejercen protagonismo en algunas
actividades y, quienes desde márgenes contribuyen al sostenimiento del contexto
de sentido para que la actividad académica pueda continuar (Estrada 2001).

La tercera y última, se refiere a la teoría del Self/Sí mismo, desde la perspectiva


de la psicología social. El sí mismo no se establece de una vez y para siempre,
después de la infancia, por el contrario, es un proceso constante de
transformación, en la medida en que las relaciones sociales cambian.

Finalmente, por medio de una analogía entre el calidoscopio y el procedimiento


analítico llevado a cabo en el proyecto arcoiris; las tres categorías o niveles
nombrados anteriormente constituyen los fragmentos que conforman el
calidoscopio. Al girar el calidoscopio, sus fragmentos parecen mezclarse, hasta
que el observador no puede diferenciarlos, lo mismo sucede con los niveles de
análisis. El ordenamiento estructural, la acción y la interacción y las
construcciones sociales del sí mismo se entrecruzan dando origen a lo que la
autora denomina: pedagogías de género, en las cuales se vincula la idea de
construcción de los géneros como agente socializador en la escuela, a partir del
cual se activan dispositivos de poder.

La investigación tiene el mérito de abogar por una subjetividad que erosiona el yo


sólido de la modernidad, para proponer un sí mismo soporte existencial de la
construcción de los géneros en el marco de la socialización de la escuela, si el sí
mismo es un proceso en constante transformación. El individuo es sujeto de
discurso en la medida en que el sí mismo elige y utiliza recursos culturales y
narrativas que reproducen modelos femeninos y masculinos de relación de pareja,
sexualidad, familia etc. Es en el propio trayecto escolar donde es posible
desplegar este sí mismo unido a las narrativas experienciales para deconstruir
los imaginarios que operan y estructuran lo social y lo cultural signando las
relaciones sexuales, familiares y de pareja y reproduciendo los roles de género.

En Bitácora de viaje. La teoría en acción o el proceso de teorización mediante los


recursos etnográficos del proyecto Arco Iris. En: Hacerse mujeres, hacerse
hombres. Dispositivos pedagógicos de género, de Angela Mará Estrada 2004,
presenta los hallazgos etnográficos y conceptuales resultantes del proceso
investigativo, los cuales son contrastados con los avances de investigadoras
internacionales.

Acudiendo a la metáfora de una “bitácora de viaje”, reconstruye y hace explícitos


algunos de los hitos más significativos en el proceso investigativo y de “teorización
enraizada”. Expone los ejes conceptuales que fundamentaron la investigación y
describe analíticamente los caminos metodológicos seguidos en los procesos de
recolección y análisis de la información, así como en la construcción del
paradigma y las primeras categorías teóricas emergentes de dicho análisis.

88
Se detalla el análisis de situaciones experimentales denominadas por la autora
como de “fractura de reglas”, en las que se observó el comportamiento de género
de un grupo mixto de estudiantes pertenecientes a las diferentes instituciones de
la muestra. Dichas situaciones se orientaron a la verificación de hipótesis e
interpretaciones etnográficas como parte del proceso de teorización a partir de
contrastar las reglas de la interacción social halladas en la cotidianidad escolar,
tales como el uso diferencial de la palabra y el espacio por parte de hombres y
mujeres.

De otro lado, como fuentes teóricas principales se destacan el paradigma de la


psicología social construccionista, (Gergen, Schotter, Harre, Sarvín), la noción de
patriarcado como orden simbólico regulador de las relaciones de género (Lerner,
Estrada) y la perspectiva de la nueva sociología de la educación (Giroux). Desde
ésta última, se reconoce “el necesario juego dialéctico de co-constitución sujeto-
sociedad, y comprender así cómo los actores situados en culturas determinadas
les dan un nuevo significado a los imaginarios culturales y a sus representaciones
sociales y los transforman”. (Estrada, 2004)

El patriarcado “permite comprender el androcentrismo presente en la hegemonía


sobre el control de los significados, el monopolio masculino sobre las definiciones
(Lerner, 1990; Estrada 2001) y las decisiones que afectan la vida de los hombres y
las mujeres de manera diferencial”. Respecto del socioconstruccionismo en
psicología, la autora retoma la concepción narrativa del self, según la cual “los
seres humanos piensan, perciben, imaginan, se emocionan y realizan elecciones
morales de acuerdo con estructuras narrativas”. La principal fuente primaria de
información que alimentó la investigación fue la observación en profundidad,
realizada en 11 de las 25 instituciones de la muestra, de las interacciones entre
docentes, entre estudiantes y entre docentes y estudiantes en la cotidianidad de
las aulas, las canchas, los patios, las oficinas, la sala de profesores. De esta
observación surgieron 473 diarios de campo, base empírica de la cual se
escogieron 125 diarios para llevar a cabo el análisis cualitativo de las relaciones
de género y los dispositivos pedagógicos de construcción de la masculinidad y la
feminidad, así como la escritura etnográfica de los hallazgos.

La educación se concibe desde el contexto escolar en el que los y las


participantes no solo reproducen los fundamentos de una cultura dada sino que a
su vez los resisten, mediante la “acción culturalmente contra hegemónica”. La
investigación hizo énfasis en cuatro aspectos para analizar la cultura escolar: “las
normas de la cultura que se consideran socialmente legítimas; las categorías que
se emplean para clasificar como inferiores o superiores ciertos contenidos o
formas culturales; los criterios para legitimar unas pautas de relación social dentro
de la escuela y el aula; y las normas para la distribución y el acceso a diferentes
tipos de recursos culturales y de conocimiento según categorías y clases
sociales”. (Estrada,2004)

89
Desde la perspectiva de género, se aborda la escuela y el aula “como instituciones
sociales que potencialmente tienen el poder cultural no sólo para fijar las pautas
de las relaciones entre los géneros, sino para apoyar su construcción y desarrollo
diferencial”. Uno de las hipótesis sobre la subordinación de género que se refuerza
en la vida escolar, que fue relativamente validada en el proceso investigativo,
señala que “en áreas como las matemáticas, las tecnológicas y vocacionales, así
como en la educación física, la presencia de expectativas diferenciales respecto
del rendimiento académico, según género, configuran un patrón discriminante que
se produce incluso en las relaciones intergeneracionales.

Entiende el género desde la noción de patriarcado, la según la cual, se “permite


comprender el androcentrismo presente en la hegemonía sobre el control de los
significados, el monopolio masculino sobre las definiciones” y también las
decisiones que afectan de manera diferencial la vida de hombres y mujeres.
También suscribe a tesis de la psicología social en el sentido de que “la estructura
profunda de la mente y del lenguaje, cuenta con un acumulado que jerarquiza y
valora diferencialmente los sexos.

La investigación adopta una mirada sobre el género como “proceso mediante el


cual. se inscriben en el cuerpo (Foucault, 1977) unos discursos históricamente
construidos y culturalmente legitimados sobre la sexualidad y las identidades
sexuales, así como los trayectos de resistencia que desde distintas posiciones de
sujeto tienen lugar frente a las narrativas comunitarias”; en síntesis, se entiende el
género como “una categoría estructural relacional inscrita en el microjuego
cotidiano de los poderes para comprender la producción de distintas identidades
sexuales” (Estrada,2004).

Con base en un conjunto de reglas e imaginarios en cada escenario escolar, se


activan unos roles provisionales, generadores de “procesos de diferenciación de
los géneros, que contribuyen al sostenimiento de la cultura local. En tales
escenarios se crea un acumulado de narrativas sobre el sí-mismo-a, que nutre las
carreras personales de los actores escolares, asunto definitivo en la construcción
de las identidades de género de las y los estudiantes.

La investigación incursiona en el modo como se construyen en el ámbito escolar


las identidades de género, a través de nociones como el “dispositivo pedagógico
de género”, definidos como mecanismos complejos de poder. Así, se logra
mostrar, como se modelan y sostienen unas prácticas de producción de los
géneros tanto femeninos como masculinos, sostiene que la escuela es un espacio
socio cultural donde los actores allí situados, pueden dar un significado nuevo a
los imaginarios a través de la co-construcción de nuevas relaciones que se
producen en el trayecto interactivo, y que permiten la transformación social. En la
escuela se producen posiciones de sujetos que a través de narrativas concretas,
construyen un ejercicio existencial para darse un si mismo y resistir a los
metarreatos de apropiación de la identidad. La investigación se sitúa en el terreno
enunciativo de relato que desde la experiencia permite la transformación escolar.

90
El ensayo de Darío Reinaldo Muñoz, Imaginarios de género; en Hacerse mujeres
y hacerse Hombres 2004; identifica aspectos sociales y culturales de las
concepciones de género presentes en la escuela y, por otro, descubre las
imágenes de carácter esencialista y categórico, que las personas adjudican como
realidades naturales para determinar sus subjetividades. El naturalizar estas
imágenes, implica que su análisis debe partir de las interacciones lingüísticas y de
comunicación dentro de un contexto específico. La Escuela debe entenderse
como una institución básica de socialización, un espacio donde la vida social y las
relaciones personales son posibles e intercambiables a través del lenguaje. Allí
interactúan significados e imágenes de género, muchas veces contradictorias,
originarias de diferentes prácticas académicas. Utiliza fuentes antropológicas para
explicar el género y la escuela como espacios culturales (Richard Geertz). Para
abordar la escuela, parte de un artículo de Ángel Pérez Gómez, para explicar la
relación entre escuela y cultura. Utiliza a Shotter para hablar de los imaginarios, en
este caso, de los imaginarios de género y el papel que juega la conversación en el
afianzamiento de dichos imaginarios.

Es de anotar que el ejercicio comunicativo y de diálogo, no constituye por sí


mismo un mecanismo de transformación escolar, el lenguaje es un mecanismo de
poder, el lenguaje no sólo es un instrumento expresivo, de ahí la necesidad de
rescatar el enunciado, un enunciado individudal no tiene alcance más que en la
medida en que puede entrar en conjunción con agenciamientos colectivos que
funcionan efectivamente inscritos en luchas sociales, la enunciación individuada
es prisionera de las significaciones dominantes, en cambio los agenciamientos
colectivos de enunciación producen sus propios medios de expresión, puede
tratarse de una lengua especial, de un argot, trabajan sobre flujos semióticos o
sobre flujos materiales y sociales. Desconstruir los imaginarios implica poner en
obra las llamadas simbologías simbólicas. La expresión de las sociedades
arcaicas, la de los locos, de los niños/as que ponen en juego una multiplicidad de
estratos de expresión, gestuales, de rituales, verbales, “productivos”, sexuales,
pero ninguno de estos estratos es completamente autónomo, se superponen, se
remiten unos a otros, sin que ninguna sobre-codifique a los otros de manera
constante. (Guattari.l994). Podría decirse que a investigación no aborda la
problemática del enunciado y se queda en las teorías comunicativas cuando de
abordaje se trata, para plantear la trasformación de los imaginarios dominantes en
la escuela.

En Las prácticas pedagógicas de maestros y maestros del Distrito Capital. Una


mirada a los roles de género; Imelda Arana Sáenz 2001 indaga los roles de
profesores y profesoras del Distrito Capital en las prácticas pedagógicas, y la
manera en que sus saberes y creencias sobre el género, suponen una
diferenciación entre las mismas (practicas pedagógicas). El artículo es resultado
de un proyecto de investigación, realizado por la Comisión de Asuntos de la mujer
de la Asociación Distrital de Educadores ADE, cuyo problema de investigación era
identificar la forma en que los roles de género, asumidos por profesoras y
profesores del Distrito influían en las prácticas pedagógicas que estos
desarrollaban.

91
Utiliza como fuentes primarias, los resultados y la experiencia metodología del
proyecto de investigación realizado en 1997 por un grupo de la ADE conformado
por Judith Jiménez, Ana Mercedes Díaz, Lila Margarita Ojeda, Luz Stella Marcelo
e Imelda Arana, directora del proyecto.8, Los hallazgos y resultados se pueden
agrupar en las siguientes variables: La institución escolar, las prácticas
pedagógicas y el poder patriarcal. La primera se refiere a la institución escolar
como un espacio en el que se definen las prácticas pedagógicas y los
comportamientos tanto de estudiantes como de docentes.

Se logró observar que, aunque los profesores y profesoras argumenta que las
jerarquías entre las practicas pedagógicas no son adecuadas para la formación de
los estudiantes, en la práctica cotidiana es imposible no recurrir a ellas:
organización y realización de clases, saludo, orientación en valores, reflexión y
organización de actividades, diálogo con los estudiantes, citación a padres de
familia, organización de trabajos en grupo etc. Las prácticas pedagógicas se
clasificaron en las siguientes variables: La transmisión y promoción del
conocimiento, el respeto a la organización, las normas (cumplimiento de las
mismas), transmisión de pautas de comportamiento, la participación que los
docentes les exigen a los estudiantes, la toma de decisiones entre loes
estudiantes.

Frente al poder patriarcal las entrevistas dieron cuenta de la diferenciación en la


percepción de lo que significa ser docentes para hombres y mujeres. A pesar de
que existen concepciones renovadoras de lo que implica ser hombres y ser
mujeres, persisten valores, ideas y actitudes que legitiman esquemas patriarcales
de socialización. Una de las creencias más comunes de los esquemas patriarcales
en las prácticas pedagógicas es presunción de una mayor afectividad por parte de
las mujeres. Trabaja el tema de la inclusión/exclusión a partir de las prácticas
pedagógicas de los docentes y estudiantes en relación al género. Dichas prácticas
reflejan las concepciones y creencias legitimadas socialmente, sobre lo que debe
ser una mujer y un hombre.

8
La metodología tomada en cuenta aquí no es la de la autora sino la del proyecto de
investigación. El proceso del proyecto fue el siguiente: 1. Se indagó sobre algunas instituciones
educativas para reconocer las labores que los Docentes llevaban a cabo dentro de las mismas. 2.
Se examinaron las prácticas pedagógicas de los docentes en relación con los roles de de género
de los mismos. 3. Se analizan las creencias e ideas de los docentes sobre el género, la feminidad y
la masculinidad. 4. Se seleccionaron 4 grupos focales en 4 centros educativos en la localidad de
San Cristóbal, que cubrieran los diferentes tipos de instituciones: Centro Educativo Distrital Mixto
(de preescolar hasta séptimo), colegio privado mixto (preescolar a once), Colegio Distrital
masculino regido por una comunidad religiosa (de sexto a once) y Colegio Privado femenino regido
por una comunidad religiosa (de sexto a once). 5. Se realizaron dos entrevistas a los/las docentes
y se elaboró una ficha psicosocial para obtener información sobre los datos personales y familiares
de los mismos. 6. Paralelamente a esto, se establecieron 6 categorías de análisis que permiten
agrupar las acciones que los/las educadoras realizan cotidianamente, estas son:
Transmisión/conducción de conocimientos; Organización Cumplimiento de normas; Transmisión de
pautas; Participación; Toma de decisiones.

92
En Acción e interacción. En: Hacerse mujeres, hacerse hombres. Dispositivos
pedagógicos de género de Carlos Iván García 2004.; Se reconoce en la escuela
los modelos de socialización de género e impulsa estrategias para propiciar su
transformación. En el capítulo mencionado se analiza la manera como la cultura
local de la escuela y las interacciones sociales que allí suceden demarcan
participaciones diferenciales reales de los sujetos según su adscripción de género,
lo cual afecta significativamente sus carreras académicas, y por ende, sus
carreras morales. En esta vía, se examinan los siguientes dispositivos
pedagógicos de género: roles y formatos de la participación, reglas de la
interacción, tono de la interacción y formas de jerarquización.

La información primaria empleada en este capítulo proviene de los registros de


campo producidos por el equipo de la investigación Arco Iris, durante la
observación en profundidad de las interacciones sociales de la cotidianidad
escolar. En este capítulo se aborda en detalle los dispositivos pedagógicos de
género identificados a partir del análisis de los intercambios comunicativos
producidos en la escuela entre estudiantes, entre docentes, y entre docentes y
estudiantes.

De otro lado, hay que señalar que el análisis conceptual del material etnográfico
se basa en la consideración del lenguaje como una “acción social” y la subjetividad
no como una entidad individual y aislada, sino como resultante de un proceso de
“intersubjetividad que acontece en conversaciones”. Estas consideraciones se
inscriben en la perspectiva construccionista social que define la acción como “la
conducta humana intencionada dentro de unos marcos sociales y físicos
específicos, y se ejecuta de acuerdo con reglas sociales. (Harre y otros, 1989).
Este mismo marco teórico sirve de base para entender los procesos de
configuración de subjetividad de las personas en cuanto hombres y mujeres: “los
seres humanos se desarrollan por medio de sus interacciones con otras personas”
(Harre y otros, 1989).

Se evidencia que la participación académica y social diferenciada por género,


influida significativamente por el formato de clase que promueva el o la docente,
tiene el poder de determinar las visiones de futuro que puedan tener hombres y
mujeres. El capítulo presenta un ejemplo de ello: “alguien que de manera
sistemática no haya podido ejercer un rol protagónico en un área como la
matemática, difícilmente escogerá estudiar una profesión que la incluya como
núcleo de la formación” (García.2004)

La educación entendida a partir del contexto escolar, es concebida como un


proceso en el que los y las estudiantes no sólo reproducen los fundamentos de
una cultura dada, sino que también los resisten y transforman mediante acciones
contra hegemónicas. El ámbito escolar aparece caracterizado por la incidencia
que tienen los formatos pedagógicos que los y las docentes emplean en sus
clases para facilitar el aprendizaje de sus estudiantes. Se afirma que los
“profesores y profesoras, a través de formatos competitivos, de colaboración, de

93
participación individual o grupal, de clase magistral, regulan las posibilidades de su
propia participación así como las de sus estudiantes.

El capítulo muestra que la participación académica es diferencial, según los


estudiantes sean hombres o mujeres, pues responden de manera particular al tipo
de formato pedagógico propuesto. Así, un formato competitivo puede llegar a
desmotivar la participación de las estudiantes y privilegiar el protagonismo
masculino, hasta el punto de afectar sus carreras académicas y vitales.

Por contraste, el formato de tipo colaboración o cooperativo “procura que los y las
estudiantes trabajen juntos-as para aprender y sean responsables del aprendizaje
de los demás así como del suyo propio” La feminidad y la masculinidad que se
construyen en ámbitos escolares, son analizadas a partir de los dispositivos que
se conceptualizan en el capítulo. Así, por ejemplo, a partir del examen del tono
comunicativo, se evidencia una dinámica de interacción en la que “los varones son
sometidos a un tratamiento rudo, pues se cree con fervor que ellos así lo
requieren. Ello legitima, de paso, la rudeza que los propios chicos desarrollan
entre ellos”.(García, 2004).

Por contraste, en los ámbitos escolares existe una tendencia a avalar “la
asociación de las mujeres con la fragilidad. En consecuencia, se espera de ellas
un tono suave, delicado, emotivo y ellas manifiestan, en muchas ocasiones, una
relación ansiosa con el conocimiento y desarrollan formas variadas de activación
emocional frente al mismo, como llorar, enmudecer y ruborizarse

La participación es analizada en el ámbito escolar tanto desde el punto de vista


académico como social, y tiene un sesgo importante de género: “ En respuesta al
formato específico de una clase, los y las estudiantes suelen asumir funciones y
niveles de participación diferenciales. Este fenómeno se presenta tanto en grupos
mixtos –en los que es clarísima la disparidad entre chicas y chicos– como en
grupos femeninos o masculinos, en cuyos casos la desigualdad se debe a otros
motivos.” (García.2004).

La participación es pensada como un encadenamiento de acciones e


interacciones que “se va modelando con una serie de reglas que tienen una alta
efectividad como patrones comportamentales y que hemos llamado reglas de la
interacción”. Estas reglas se reconocen como uno de los dispositivos pedagógicos
de alto impacto en la configuración de las subjetividades de género.

También se alude a la participación académica desde la perspectiva de los “roles


situacionales” que los y las estudiantes ejercen en respuesta a formatos de clase
particulares y que inciden también en las formas de participación social: “la
selección de formatos competitivos versus de colaboración, tiene también un claro
efecto de género en la participación. Como tendencia, los primeros invocan una
participación mayor de los chicos; las chicas parecen sentirse más a gusto en los
segundos”.(García.2004).

94
El capítulo aborda la subordinación cuando describe la operación del dispositivo
pedagógico denominado formas de jerarquización, que implica el ejercicio de
poder desde una perspectiva de género. Este dispositivo corresponde “más que a
una actuación sistemática y exclusiva en cada intercambio social en la escuela, a
una especie de matriz simbólica de referencia ligada al patriarcado y desde la cual
puede hablarse de una superioridad de lo masculino sobre lo femenino”. Además,
comprende aspectos como la manera de nombrar a las personas (“muchachos”
para los varones y “niñitas” para las mujeres), la receptividad frente a las
participaciones sociales y académicas de los y las estudiantes, y el tipo de
funciones asignadas a cada uno o una en razón de su sexo.

La subordinación también puede rastrearse en el análisis de los roles situacionales


desempeñados por hombres y mujeres en el contexto del aula: Por lo general, en
aulas mixtas el rol de protagonistas es desempeñado mayoritariamente por
estudiantes hombres, lo cual “se traduce en una mayor posibilidad de interlocución
con el o la docente, en más momentos de exposición o argumentación ante el
grupo y de acción frente al tablero”. Entre tanto, el papel de scripts es reservado
para mujeres y tiene que ver con mantener la continuidad de las actividades
académicas: “intervienen mucho más en la reconstrucción del flujo temático de la
clase y de las tareas académicas o de las normas disciplinarias fijadas”
(García.2004.).

La diferencia de roles por género se actualiza en los intercambios comunicativos y


“afianza un esquema de predomino masculino versus la subordinación femenina”
La clase social o el “estrato” socioeconómico fue una de las variables que
definieron la muestra teórica de la investigación Arco Iris y fue uno de los lentes de
mira con los cuales se articuló la perspectiva de género a la hora de analizar el
material etnográfico. No obstante, en este capítulo no se evidencia un impacto
significativo de la clase social en la construcción del género.

El género es entendido al tenor de las reglas de la interacción, las cuales


demarcan roles y formas de participación diferenciales para hombres y mujeres.
Tanto los unos como las otras “en la escuela –trátese de estudiantes, docentes,
directivas o personal administrativo– se comportan de manera diferencial en el uso
del espacio, en las actividades y tareas que se demandan de unos y otras, en las
funciones y roles que cumplen, en sus maneras de comunicarse –por ejemplo en
el uso de la palabra en el aula de clase– e incluso en sus manifestaciones
afectivas.

La investigacion analiza las reglas de la interacción social en la escuela las cuales


“funcionan de manera sutil como fronteras del comportamiento de chicos y chicas,
y en ese sentido constituyen el orden moral de las relaciones de género.” . En
cuanto tales, dichas reglas están sometidas a validación mediante “dinámicas de
reproducción o de resistencia en las interacciones que acontecen en el día a día
de la institución educativa, y en su conjunto se constituyen en un dispositivo
pedagógico de género muy potente que incide en la construcción de la
subjetividad de niños, niñas y jóvenes.” . Esta propuesta permite mostrar las

95
lógicas y los códigos con que se construyen las identidades en la escuela, en el
marco de una interacción social que responde a un régimen institucional,
distribuyendo los comportamientos según la diferenciación y el rol de genero. No
obstante en medio de la interacción, también se dan las resistencias capaces de
construir una alternativa al poder jerárquico y autoritario, dichas resistencias
apuntan a generar una potencia para desconstruir el yo y darse un si mismo
autónomo y creativo.

En Feminización de la Educación Superior en Colombia, 2003; se analiza cual


ha sido el comportamiento de la matricula en Educación Superior relacionada con
la aspiración de la mujer en las dos últimas décadas en Colombia. A manera de un
marco referencial histórico, la autora cita diferentes autores para contextualizar el
papel de las mujeres en la educación colombiana: Antonia Carmona, Magdala
Velásquez, Bordieu, Lipovedsky. La investigación presenta una síntesis de los
momentos más importantes de la mujer en la educación desde la formación básica
hasta llegar a la universitaria con el objeto de ver retrospectivamente, cómo
evolucionó el proceso educativo femenino desde la independencia hasta nuestros
días. Posteriormente, se hace un análisis estadístico que permite identificar los
cambios producidos al respecto de la vinculación femenina a la educación
superior. La razón para el incremento de la matricula femenina es el cambio de las
mentalidades donde, las mujeres pasan de ser madres para convertirse en sujetos
con autonomía social y Moral, tanto en su ámbito de mujer como de miembro
familiar. La mujer se erige cada vez más autónoma en la toma de decisiones de
índole familiar y social, proceso que se refuerza con su ingreso a la academia. Así,
la academia es una paso más de este proceso de autonomía, aunque precedido
de una toma ideológica sólida y las presiones de un mercado laboral exigente.

Se considera que otro factor para tenerse en cuenta en el crecimiento de la


matricula en la población femenina, fue la aparición de la píldora anticonceptiva
quién transformó abruptamente la estructuración del tipo de familia, el tejido de las
relaciones amorosas, la red de relaciones familia-afecto y toda la dinámica de las
relaciones personales afectivas. El crecimiento vertiginoso de la matrícula
femenina parece presionar la baja tasa de natalidad; y la baja tasa de natalidad
propicia un aumento en la matrícula (las madres adolescentes abandonan más
rápido la escuela). La dinámica y la metodología moderna revelan una relación
compleja de ida y vuelta.

A través de la ojeada histórica realizada por la autora, se pretende identificar


cómo es y que se inicia con el proceso de educación de la mujer colombiana.
Como este logra dar unos pasos en el siglo XIX, dadas las inmensas dificultades
económicas, guerras y gobiernos con visiones diferentes del problema educativo;
limitaciones y exclusiones a las que se ve sujeta la mujer, especialmente por la
influencia heredada y transmitida por la historia oficial. De estas influencias parten
muchos de los comportamientos que la mujer despliega a través de su desarrollo
personal y social. Su visión de ser un objeto pasivo más que activo, su papel como
ama de hogar y su preferencia por la escogencia de carreras más de tipo

96
asistencial o artístico, y la creencia de que dada su naturaleza, estos eran los
aspectos en los que se debería formar.

Sin embargo, es interesante notar como al iniciarse el proceso de industrialización


del país, la mujer comienza a dar pasos en su proceso de formación y a tomar
decisiones respecto a cómo debe enfrentar su vida para vincularse a finales del
siglo XX a la educación superior. Otro tanto se plantea al respecto de la incersión
socio-laboral y los dividendos que trae para las mujeres la educación superior, la
autonomía económica es de gran impacto para las mujeres, tanto la génesis de
los fenómenos de género en la praxis social como las políticas futuras, deben
observar el comportamiento de las variables macro-económicas y aislar así, en
términos metodológicas, el género y el sujeto económico cuando sea posible. En
la investigación se hace explícito que los hombres, con mayor tasa de mortalidad
no eran suficientes para la renovación del ejército laboral de reserva. Las
mujeres se incorporan al mercado, anticipando su aporte a una legislación
favorable. Se considera un hecho que su participación de facto, se anticipó a su
existencia jurídica. Esta problemática se aborda a partir del enfoque del
estructuralismo-genético (Bourdieu) que plantea: el estudio sobre el modo en que
se estructuran las relaciones de poder-saber en los subcampos y campos de la
sociedad, como un proceso desde los hábitos de los Individuos hacia la red de las
relaciones complejas del mundo de la vida.

Se afirma en esta investigación que la aparición femenina en el ámbito público, no


fue un logro esencialmente desde una pretensión de igualdad de género, de
hecho, son varios los casos en que las instituciones como la iglesia, los partidos y
las familias, rechazaron el ingreso de las primeras mujeres a la universidad
colombiana. Además esto explica la tardanza del arribo de las mujeres a lo altos
cargo públicos del Estado, y su tardía obtención de la calidad de ciudadana. La
integración de la mujer colombiana a los procesos de construcción de la nación se
debió a la conversión de lo femenino en fuerza de trabajo. La participación de la
mujer en la modernidad no fue un reconocimiento como sujeto, fue la
pauperización de las condiciones de las familias de las postguerras (Primera y
Segunda Guerras Mundiales), en particular desde las épocas de la Gran
Depresión (1929), proceso que se dio a finales del siglo. XIX.

Para caracterizar el acceso a la matricula de la población femenina la


investigación plantea que las identidades femeninas y masculinas no son algo
natural y eterno. Las identidades son el resultado de un trabajo social de
producción y mantenimiento de determinadas formas de percepción,
categorización y valoración de la relación entre mujeres y varones que
sistemáticamente han beneficiado a estos últimos.

La investigación concluye que la evolución del fenómeno del género en Colombia


no ha sido ajena a la dinámica mundial, aunque en el contexto colombiano
presente expresiones con tinte local (marcado por el subdesarrollo y una historia
breve como nación). En este estudio de caso (aunque sin perder la relación micro-
macro y en los vínculos con el escenario mundial), se aprecia un comportamiento

97
de ascenso de la matrícula femenina, tanto en términos absolutos (en relación con
el total histórico femenino) como en términos relativos (a propósito de la
proporción actual entre hombres y mujeres).

En Atmósfera socio-moral en escuelas bogotanas desde una perspectiva de


género, Manuel Ricardo Toro Velázquez, 1999; centra su análisis en los procesos
de construcción de las feminidades y masculinidades, a partir de los hallazgos y
teorizaciones del proyecto Arco Iris. Una mirada transformadora a las relaciones
de género en la escuela, adelantado en Bogotá por la línea de Género y Cultura
del IESCO; también a partir de los resultados de estudios sobre las prácticas
docentes, vistas desde la perspectiva de género en Colombia y de un conjunto
significativo de la investigación internacional en este campo.

El artículo en cuestión, “aborda la emergencia de las normas colectivas referidas a


la acción moral (atmósfera socio-moral) en la escuela, con el fin de captar las
diferencias y similitudes de éstas en las interacciones de chicos y chicas,
profesores y profesoras”, y reconocer en lo posible cómo las variadas narrativas
sobre lo moral presuponen un valor y significado diferencial de acuerdo al género
de quienes las producen. Como categorías eje para el análisis se destacan los
conflictos cotidianos en la escuela, la definición de la acción moral y el
comportamiento frente a la norma por parte de chicas y chicos. Muestra “cómo la
base sociológica de la acción moral, en las escuelas bogotanas estudiadas, se
articula desde un sistema recurrente que se inicia bajo la forma de los diversos
conflictos que ocurren en la escuela, y desde los cuales los diversos actores
tienen despliegues comportamentales diferenciales.” (Toro, 1999).

La información primaria de la investigación Arco iris consistió fundamentalmente


en una muestra de 125 diarios de campo, de un total de 473 diarios recogidos
durante la observación en profundidad de las interacciones cotidianas sucedidas
en 11 de las 25 instituciones escolares de la muestra. Sobre esta base empírica
global, el artículo realizó un barrido de diarios de campo del banco etnográfico de
la Investigación, con el fin de analizar el comportamiento moral en la vida escolar.

Al igual que la investigación global, el paradigma conceptual que guía la


argumentación del artículo en cuanto a lo moral es el construccionismo social
(Gergen, 1994), y muy cercano al mismo, el comunitarismo (Haste, 1998).

En cuanto a la concepción del género, el artículo se fundamenta en la perspectiva


de Camilleri (1985), según la cual lo femenino y lo masculino es contingente a la
cultura: “hablar de género nos pone ante la realidad personal, cultural y social de
hombres y mujeres inmersos en paradigmas de masculinidad y feminidad”. Acoge
también la postura de los sistemas de género desarrollada por Conway, Bourque
& Scott (1987), según la cual se trata de sistemas binarios “que oponen el hombre
a la mujer, lo masculino a lo femenino, y esto, por lo general, no en un plan de
igualdad sino en un orden jerárquico” (Toro,l999).

98
Con respecto al papel educativo de la escuela, se señala que en el ámbito escolar
los y las estudiantes “ se apropian de áreas de conocimiento especializado, se
socializan con sus pares y empiezan a reconocer otras relaciones diferentes a las
del círculo familiar (Papalia & Wendkos, 1990)”; gracias a dicho papel los
significados, expectativas y comportamientos establecidos culturalmente llegan a
los individuos, de ahí que la cultura se considera un efecto de la educación.

Pero la educación se entiende como una práctica social que va más allá de los
espacios institucionales (Camilleri, 1985; Ottaway, 1992), pues transcurre en
diferentes espacios, entre los que la escuela es apenas uno de ellos. Además,
reconoce la efectividad del “currículo oculto” en la socialización escolar, entendido
“como todo aquello que tiene lugar en la escuela mucho más allá o acá de la
voluntad de las personas adultas”. Bajo la óptica de este currículo, “niños y niñas
aprenden no sólo de lo que dicen sus maestras y maestros sino de cómo lo dicen;
no sólo en los salones de clase sino en los patios de recreo, no sólo de aquello
que se menciona sino de aquello que nunca se habla.

La educación escolar se presenta, además, como “una herramienta para preparar


las personas con el fin de que se ajusten a la estructura social, asumiendo los
roles que cada miembro juega a lo largo de su vida (función conservadora), pero
sobre todo como instrumento para reafirmar los cambios que se van dando en una
sociedad (función creadora)” (Toro.1999)

Dado que las formas verticales y autoritarias de solución de conflictos son las más
usadas en el contexto escolar, relacionadas con el uso de la autoridad por parte
de docentes para imponer la solución “correcta” a las situaciones problemáticas, y
para sancionar los comportamientos “inadecuados” de sus estudiantes, “Lo
punitivo como mecanismo de sanción escolar toma la forma de amedrantamiento
público y se dirige sobre todo para corregir el comportamiento de los varones: “es
el método de avergonzar y maltratar a los que fallan, además de una amenaza
que señala el sentido de un comportamiento adecuado, no por sus ganancias sino
como forma de evitar una acción punible por parte de un tercero (la mala nota del
profesor o profesora)” (Toro.1999).

Se reconoce que la resolución del conflicto en la escuela “queda relegada al


parecer arbitrario de quien ostente el poder, básicamente, los y las docentes, por
lo cual se perpetúan formas que no permiten la construcción de una noción nítida
de lo moral y que restringe drásticamente la formación de seres humanos
respetuosos de las normas de convivencia social antes que temerosos de los
agentes que invisten la autoridad.” . De manera que se describen en detalle las
tres formas básicas de resolución de conflictos, “coherentes con las planteadas
por Estrada (1997): mediación, ruptura o desconocimiento e imposición, siendo
esta última la más privilegiada.

Género aparece como una categoría de las ciencias sociales contemporáneas


construida en el proceso de lucha por el reconocimiento de la dignidad humana de
las mujeres, que “ha enriquecido y problematizado el análisis de las relaciones

99
sociales”. Como tal, se diferencia de la categoría sexo, estrictamente biológica, en
la medida en que se relaciona “con la manera como se representa, en la vida de
las diferentes sociedades, ser hombre o mujer y los atributos de la masculinidad o
la feminidad que les identifica (Velásquez,1998)” .

El análisis de las interacciones en las que se resuelven los conflictos escolares


permite formular propuestas de corte pedagógico orientadas a promover la
equidad: se plantea “una intervención que obvie los castigos individuales, y que
permita solucionar las situaciones problemáticas articulando intervenciones en el
colegio y en las familias”. Un eje analítico central para el análisis de lo moral en la
escuela lo constituye lo que el autor denomina “atmósfera socio-moral”. Este
concepto permite abrirse al reconocimiento de las normas colectivas de los grupos
y a la elaboración sociológica de la acción moral. Para Levine, Kohlberg & Hewer
(1985) dichas normas “tienen un cierto nivel de acuerdo colectivo detrás de ellas,
su propia fase de institucionalización grupal, y su propia justificación” . Desde esta
concepción de lo moral, la mujer y el hombre elaboran de forma diferente las
situaciones que enfrentan en su desarrollo vital: “la personalidad femenina llega a
definirse en relación y conexión con otras personas más de lo que suele hacerlo la
personalidad masculina” (Gilligan, 1985).

La caracterización general que se hace de la atmósfera socio-moral escolar alude


a que “la autoridad es inconstante, revela un discurso de lo correcto y lo incorrecto
que no obedece a un criterio firme y que, por el contrario, se acomoda” según las
situaciones particulares. “los y las estudiantes reconocen que la autoridad no es
igualitaria, ni justa; que, por lo tanto, recibirán regaños tanto por lo que hagan
como por lo que dejen de hacer. En efecto, la desarticulación institucional en el
manejo de la norma hace inviable que los mecanismos de control de
comportamiento, como el castigo, cumplan su función correctora, puesto que la
norma no normatiza acto alguno y por el contrario su uso a discreción emocional
de quien la inviste sólo señala una práctica de autoridad irreflexiva e incoherente”
(Toro, l999).

La investigación ausculta el régimen moral que se produce en la interacción grupal


en la escuela, según esta postura, lo moral es el resultado de prácticas
comunitarias que distan de ser exclusivamente producto del “sistema cultural de
culpa individual”; es decir, que “cualquier acción en cualquier momento puede
construirse como buena o mala desde cierto punto de vista privilegiado” (Gergen,
1994). Al interrogar el modo como se asume el conflicto en la escuela, y constatar
las formas autoritarias que se practican, parece necesario construir pedagogías
que hagan uso del tremendo potencial de la interacción entre pares y que desde
allí propendan por la construcción de una atmósfera socio-moral más
comprensiva, menos punitiva”, En el propósito principal del articulo, analizar “los
modos de convivencia en las aulas de clase, como formas de socialización en las
que se construye lo moral, la noción de la diferencia y el respeto de los otros y las
otras”, la investigación logra destacar la importancia del potencial grupal y de la
interacción, para construir una alternativa al manejo autoritario de los conflictos
construyendo la convivencia en la escuela.

100
En Generización del self, Diógenes Carvajal Llamas, l999 se identifican y analizan
aquellas situaciones generadas entre las personas que interactúan en el escenario
escolar que “contribuyen a construir y mantener formas diferenciadas de
masculinidad y feminidad”.

Las interacciones “influyen de manera significativa en el proceso de subjetivación


de las personas. Los dispositivos pedagógicos que se analizan en el capítulo se
denominan “narrativas personales”, “juegos de lenguaje” y “pedagogía del
ocultamiento”. Con respecto a las primeras, se afirma que “son preexistentes a los
sujetos y al self de los mismos, y que a partir de allí es desde donde las personas
construyen y organizan de determinadas maneras sus experiencias personales,
imponiéndoles un significado”. En cuanto a los segundos, aluden al lenguaje como
un sistema de comunicación complejo que comprende tanto el código verbal como
el corporal, está mediado emocionalmente, y permanece determinado por el
contexto social. Por último, la pedagogía del ocultamiento refiere principalmente a
la esfera corporal, entendida como la “materialidad en la que convergen diversos
dispositivos de poder” que buscan inscribir el cuerpo en determinados patrones
culturales de género (Carvajal, 1999)

La información primaria empleada en este capítulo proviene de los registros de


campo producidos por el equipo de la investigación Arco Iris durante la
observación en profundidad de las interacciones sociales de la cotidianidad
escolar. En el texto aparecen algunas descripciones etnográficas analizadas a la
luz de las categorías conceptuales de la Investigación.

Para el análisis denso del material etnográfico este capítulo se basó en una
concepción postesencialista y relacional del self según la cual éste es “un
producto de las relaciones sociales con otras personas y con el contexto, ambos
tipos de relaciones mediadas por el lenguaje”. Así, la manifestación de la
personalidad depende de la situación en la que se desenvuelve la persona y de
los semejantes con los que se encuentra. De manera que el autor acude al
paradigma construccionista social de la psicología contemporánea, en particular a
la noción de self que desarrollan dos de los principales representantes de dicho
paradigma, Rom Harre (Harré, Clarrke y De Carlo, 1989) y Kenneth Gergen
(1992).

El texto perfila algunas pistas acerca de cómo se proyectan los y las estudiantes
en cuanto hombres y mujeres según los juegos de lenguaje a los cuales se
articulen reiterativamente en las interacciones escolares. Evidencia la construcción
de “carreras personales futuras diferenciadas”: “Podría pensarse que socialmente
los estudiantes hombres tendrán la posibilidad de ser impositivos en sus ideas y
actuaciones, mientras que las estudiantes mujeres se verán sujetas a acomodarse
a situaciones que, sin ser adversas, propenderán por “invalidar”, de cierta manera,
sus acciones y expresiones.” (Toro, l999)

101
La muestra de la investigación Arco Iris. Una mirada transformadora a las
relaciones de género en la escuela estuvo conformada por 25 instituciones, la
composición de la misma cruzó de manera intencionada todas las variables que
componen el universo educativo de Bogotá: género (mixtas, femeninas y
masculinas), administración (públicas y privadas), modalidad (clásicas y técnicas),
estrato (bajo, medio, alto), momentos del ciclo vital (cursos tercero, séptimo y
once) y espacios escolares (matemáticas, lenguaje, sociales, técnicas, educación
física, descansos y día del género).

Se analizan las descripciones etnográficas textuales resultantes del proceso de


observación en profundidad, bajo la óptica de la constitución generizada del self a
través de las narrativas personales, los juegos de lenguaje y la pedagogía del
ocultamiento. Como lo describe el autor: “durante nuestro trabajo de campo
pusimos especial énfasis en recopilar, en la medida de lo posible, las narrativas y
actuaciones de las personas involucradas en la cultura escolar, pues hallaríamos
en ellas rastros del propio relato sobre el self que hombres y mujeres expresaban
y actuaban... planteamos a manera de hipótesis, las posibles implicaciones que
tendría para una persona inscribirse en una narrativa masculina o femenina
particular” (Toro.1999).

Se hace referencia al cuerpo y sus posibilidades de desarrollo y expresión en el


análisis del dispositivo pedagogía del ocultamiento. Los y las estudiantes se ven
sometidos en el contexto escolar al control disciplinar sobre sus cuerpos a partir
de una serie de imágenes de género específicas. Dicha pedagogía se ejerce sobre
el cuerpo desde dos fuentes, la propia persona y los otros (docentes y
estudiantes). Bajo esta óptica, el control normativo se constituye mediante las
“formas de poder que se ejercen sobre los cuerpos y que están inscritas en unas
narrativas sociales que indican cuáles son las acciones posibles en un contexto
particular, diferenciando dichas acciones por género.

El dispositivo mencionado se despliega mediante una serie de normas y discursos


que se crean o arraigan en la cultura escolar, y que se dirigen en forma
predominante a las mujeres con el objeto de ocultar algunas partes de su
cuerpo.” . Como tal, funciona en primera instancia por la acción de los y las
docentes y compañeros-as de estudio, quienes demarcarán qué y hasta cuáles
límites se puede mostrar del cuerpo femenino, pero, posteriormente, las mismas
mujeres son quienes, habiendo incorporado a su self dichas normas, se ocupan de
adecuar su comportamiento y vigilar su propio cuerpo. En el capítulo se analiza,
además, el impacto de este dispositivo sobre la subjetivación femenina: “la
asimilación acrítica de la idea subyacente al atractivo físico, es decir, que las
mujeres deben ser atractivas para los hombres, configura un self femenino en el
cual el cuerpo –esta vez sí como materia– cobra gran relevancia, pues parece
crearse la ecuación cuerpo atractivo = popularidad social.” (Toro.1999).

El contexto de la educación en el espacio escolar es considerado como adecuado


para el estudio de la “aprehensión del self” en tanto que es un espacio que
responde a los discursos sociales de una cultura particular, los cuales “determinan

102
los programas educativos con el fin de “reproducir” o “crear” un modelo de persona
concordante con las expectativas sociales” . No obstante, los y las estudiantes no
reproducen pasivamente los fundamentos de la cultura dominante sino que
también los resisten y transforman mediante acciones contrahegemónicas.

Dado que el self de los y las estudiantes se constituye narrativamente en las


relaciones sociales desde el punto de vista pedagógico, resulta importante “crear
condiciones especiales que potencien determinadas capacidades –académicas,
en este caso– en nuestros-as estudiantes, de forma que podamos acercarlos más
a condiciones de equidad de género” mediante la promoción, especialmente en las
mujeres de narrativas de empoderamiento generadoras de autoconfianza.

Por último, se advierte que no es lo mismo garantizar igualdad de oportunidades


de acceso a hombres y mujeres a la educación, que asegurar un trato igual para
ambos géneros dentro de la cultura educativa. Desde el punto de vista de la
producción y el consumo cultural del género, en el texto se plantea que la
socialización de género en el escenario escolar ya no se puede abordar desde la
perspectiva tradicional de un self individual y autocontenido propio del actual
contexto de globalización cultural. En dicho contexto “las demandas sociales sobre
los sujetos han aumentado de manera considerable. El self individual ve
desdibujados sus límites y las personas se ven abocadas a recurrir a sustituciones
de su self (Gergen, 1992)”. De manera que la constitución de las subjetividades
femeninas y masculinas sucede a partir del consumo y apropiación de las
imágenes de género disponibles en la cultura.

Se analiza la manera como las narrativas personales que desarrollan los y las
estudiantes con base en los estereotipos de género tienen un alto impacto en la
subjetivación masculina y femenina. De tal suerte que si, por ejemplo, “las
estudiantes se ven enfrentadas a resistencias por parte de sus compañeros en los
momentos en que ellas asumen la dirección de un grupo de estudiantes, y si por el
contrario un estudiante varón no ve cuestionada dicha posición, se considera que,
en cualquier caso, siempre será preferible que un hombre asuma el papel de
líder.” (Toro.1999).

Cuando dichas narrativas son de autodesconfianza, por lo general, pueden


conllevar a la limitación de las aptitudes académicas de las estudiantes y coartar
sus iniciativas de participación académica y social. “A través de estas narrativas
las estudiantes expresan la poca confianza que se tienen para llevar a cabo una
actividad académica, y las usan como una forma de justificar su bajo desempeño o
desinterés por esa actividad

En uno de los apartados del texto se hace referencia a estrategias que los
docentes pueden emplear para promover el cambio de las relaciones de género
hacia la equidad, en particular, para contrarrestar la autodesconfianza de sus
estudiantes mujeres frente a las actividades académicas y de otro tipo. Solicitar a
las compañeras de clase que no ayuden a una estudiante que está en el tablero, o
expresarles a las estudiantes la confianza que se tiene en ellas y en sus

103
capacidades, se convierten en elementos fundamentales al momento de construir
espacios pedagógicos que propendan por disminuir las cargas de ansiedad a las
que se ven sometidos-as los y las estudiantes (...) de esta manera no sólo se
empodera a las estudiantes, sino que se les brindan elementos complementarios
que, con seguridad, contribuirán a la construcción de un self” activo en la tarea de
disminuir las desigualdades de género.

En Análisis de las relaciones interpersonales según el género en alumno/as de


grado octavo-noveno de la jornada tarde del colegio Nacional Nicolás. Jesús
Antonio Quiñones 2003, se analiza la relación entre el género y las relaciones
interpersonales aplicada en tres instituciones educativas: una femenina, una
masculina y una mixta; el método utilizado fue Investigación- Acción participativa.
La muestra es de alumno/as de octavo grado en el 2002 y noveno grado en el
2003, las edades oscilan entre 12 y 19 años.

El marco teórico tiene cuatro capítulos: Primero la Identidad de género, que, según
el autor bien es sabido que es en la adolescencia donde se cuestiona el
significado de ser hombre o mujer. Segundo las relaciones interpersonales y la
interacción social en el contexto escolar. Tercero se encuentra la adolescencia
que caracterizan a los/as estudiantes de la muestra que oscilan entre 12 a 20 años
que están teniendo cambios físicos y mentales, sobre todo si permanecen
rodeados de otros coterráneos(as) que están evidenciando los mismos trances de
su generación. Cuarto se refiere a la escuela, espacio donde se construye todos
los hechos académicos, sociales y gregarios.

El marco conceptual tiene cuatro categorías. La primera, se refiere a los roles de


género, que según la tesis del autor, el papel que se debe cumplir por ser hombre
o mujer no debería ser asignado xx o xy, sino más bien, debe entenderse como
construcción cultural. La segunda se refiere a la forma de relacionarse con el otro,
para conseguir sus objetivos sociales y la necesidad de pertenencia y aprobación
de los pares. La tercera son los imaginarios sociales en los/as adolescentes y
como ellos(as) lo toman de la cultura popular. La cuarta es la socialización escolar,
que representa el aspecto más importante que ocurre al interior de la escuela aún
por encima del aspecto académico.

El diseño metodológico establece las características del universo de la muestra,


tres colegios seleccionados para tal fin. Allí se incluye una descripción de la planta
física, la población y el contexto específico de cada institución. Dentro del marco
de la investigación- acción participativa, el estudiante investigador utilizo los
instrumentos metodológicos que son: las observaciones generales, pretest, siete
talleres y el postest; luego se realizó el análisis e interpretación de los mismos
tanto cualitativa como cuantitativamente y por último las conclusiones y
recomendaciones en las tres instituciones educativas.

Para esta visión analítica, el colegio se convierte en una válvula de escape


emocional porque, en la medida que hay maduración física y emocional el(la)
niño/a se da cuenta que hay una contradicción entre el deseo de sus padres de lo

104
que deben ser y hacer por el hecho de ser hombre o mujer, y el mensaje que
él(ella) recibe por parte de sus compañeros(as) de la escuela(el hombre y la mujer
deben relacionarse entre sí para que la amistad y el amor se hagan presentes).

Ahora el(la) niño(a) tiene 10 o 11 años. Su cuerpo crece, cambia, y la curiosidad


por conocer más acerca del género opuesto y reafirmar su condición de ser
hombre o mujer aumenta, sin importar que se estudie en un colegio femenino,
masculino o mixto. Y la escuela es el espacio ideal como un lugar mucho más
interesante y para descubrir nuevos caminos que el propio hogar donde el
mensaje siempre es el mismo, lleno de prohibición, de represión y de tradiciones
en las cuales los(as) nuevos(as) adolescentes no ayudaron a su construcción.

No obstante la escuela, entendida como el lugar de formación académica, va


perdiendo importancia para el(la) estudiante al cual le interesa más su grupo de
amigos(as), sus compañeros(as) de pupitre, sus primeros contactos con el amor,
en fin, todo aquello que se les ha prohibido en la casa primero y en el colegio
después. Para el autor, “De esta forma las relaciones interpersonales son de gran
importancia para el púber, que ahora inicia su etapa de la adolescencia”
(Quiñónez.2003).

El autor plantea que el problema encuentra su justificación en el hecho que tanto


alumnos como alumnas de los colegios públicos y privados de Bogotá tienen
dificultades para establecer relaciones interpersonales adecuadas con el Otro.
Según la tesis Es entendible que un(a) estudiante que no pueda socializarse con
sus compañeros(as) de pupitre, sea hombre o mujer, no podrá rendir
académicamente en la escuela, su comportamiento se hará retraído y no tendrá
objetivos socio-afectivos que cumplir. Un gran número de los casos de conflicto
escolar y bajo rendimiento académico se derivan de este hecho. Para el autor Esto
conlleva a pensar evidentemente en que hay que realizar investigaciones que
permitan detectar los problemas socio-afectivos y comportamentales de los(as)
alumnos(as) en edad escolar.

De igual forma la presente investigación amerita una segunda justificación para


responder a la pregunta: ¿porqué se hace necesario internarse en un contexto de
hombres, mujeres o en un grupo mixto para analizar las relaciones interpersonales
que se dan al interior de los colegios escogidos?. Parece ser un hecho que hay
diferencias entre el comportamiento de hombres y mujeres, aunque no es muy
claro qué ocurre cuando se habla de contexto específicos, vale decir, un colegio
femenino, masculino y uno mixto. Para el autor, A primera vista se puede pensar
que el colegio mixto es el más adecuado para establecer relaciones
interpersonales porque, finalmente, es el tipo de población al cual se enfrentan
tanto alumnos como alumnas a diario, a diferencia del colegio de exclusividad
masculina o femenina.

Desde el Imaginario cotidiano, suelen relacionarse algunos comportamientos con


el hecho de ser hombre o mujer. Para el género masculino se dice que son
fuertes, inexpresivos, rudos, a veces groseros, mientras que a las mujeres se les

105
asocia con un comportamiento delicado, tierno, a veces infantil. Ahora, como
también se sabe, no son pocas las ocasiones en que nos “sorprendemos” porque
el (la) estudiante no se comporta como la sociedad ha estereotipado su género, y
esto es observable en los colegios públicos y privados: Un alumno que es tierno y
delicado con sus compañeras de pupitre, o una alumna que es ruda, se sienta de
cualquier manera y no da importancia a lo que digan los demás de su vocabulario.

Por otra parte, los(as) educandos(as) no tienen claridad en cuanto a sus objetivos
socio-afectivos, por ejemplo, cuando suponen que siempre que un(a) estudiante
de género opuesto se acerca a hablar con ellos(as) existe un interés de tipo
sexual. En otras palabras, hay contradicción entre el comportamiento que la
sociedad espera de los(as) adolescentes por ser hombres o mujeres y el que
ellos(as) mismos(as) tienen, expresado en la rebeldía de éstos(as). Esto conlleva
a pensar que es necesario realizar investigaciones acerca del cómo se establecen
las relaciones interpersonales en el contexto escolar, ya sea femenino, masculino
o mixto.

En conclusión, la investigación está cimentada en la inquietud que existe en el


sentido de determinar si las relaciones interpersonales tienen que ver con el
hecho de ser hombre o mujeres, o por el contrario, son solo producto de un
contexto familiar y escolar adecuado o no. Se hace necesario, entonces, conjugar
saberes de diferentes fuentes disciplinares como son la Psicología Social, la
sociología y las relaciones Interpersonales, de esta forma se alcanzará una visión
holística del problema, todo dentro del marco de la Investigación- acción. Es
necesario reconocer que las relaciones interpersonales, independientemente del
hecho de ser hombre o mujer, deben ser una construcción social e individual. En
otras palabras, los estereotipos acerca del comportamiento masculino o femenino
deben ser abolidos y permitir que cada persona decida lo que quiere ser o hacer.

El eje analítico, “Educación” hace referencia a la vida escolar, a los conflictos que
se presentan y a los modos posibles de construcción basados en una perspectiva
de género que permite desconstruir la violencia y los roles heredados que asignan
a lo femenino y masculino unas categorías de verdad. Las investigaciones aquí
compiladas interrogan por la ética y la construcción de un ser humano libre de las
valoraciones autoritarias y verticales que han hecho de la escuela y de la
educación, un lugar privilegiado de exclusión y de marginación de la otredad. El
propósito de la educación es la autonomía y las investigaciones interrogan el
sentido que la escuela da a estas categorías, proponiendo análisis mas afinados
sobre los modos de construir el self y la subjetividad, algunas apelan a las
narrativas, al trayecto espacial y temporal en que se dan, señalan hacia la eficacia
grupal y el dialogo entre pares y muestran la importancia social de la construcción
identitaria. Hay algunas investigaciones que reseñan la producción de
conocimiento sobre las mujeres en Colombia, el papel de los estudios de género,
mostrando la importancia de las luchas de las mujeres por el reconocimiento de
sus derechos en el ámbito de la educación, otras se centran en el abordaje que
denuncia la persistencia en la escuela de los imaginarios que refrendan la
discriminación de género y urgen por la formulación de propuestas contra el

106
sexismo en la educación Colombiana. En este estado del arte se ha querido ver el
sentido asignado por las investigaciones a conceptos como autonomía, que
relación establecen entre ésta y el vitalismo y cual es a comprensión del self. De
hecho algunas de ellas nombran la diferencia entre el yo y el sí mismo, promulgan
por la remoción del yo, e introducen la construcción de la subjetividad. Las
propuestas que se derivan de este tránsito por la educación, deben comprometer
a las políticas educativas en la incorporación de categorías como la de
subjetividad, ética del cuidado, gobierno de sí, construcción de autonomía, gestión
grupal y afirmación de la vida, todo ello en medio de ejercicios pedagógicos
lúdicos y estéticos.

III. Sobre el Conflicto armado y violencias

El conflicto y la violencia

La violencia es el aspecto fatal e ineluctable de las fuerzas vitales y expresivas de


la que la memoria da fe, una consistencia del fondo de la vida que prescinde de
toda voluntad y se impone mas allá de todo principio de individuación, la violencia
es instrumentada por la maquina molar de guerra y convertida en medio y fin en
sí mismo para hacer eficaz la captura del deseo a través del miedo y la
inmovilidad, esto no quiere decir que el deseo esté despojado de violencia y que
su tenor enfurecido no le concierna directamente, lo que ocurre es que la máquina
molar y mayoritaria de guerra, vindica la violencia para sí y se la apropia, la
tensión de las fuerzas se convierte en violencia generalizada cuando la libertad y
el flujo vital son constreñidos y capturados por los aparatos molares, (la molaridad
tiene que ver con ejercicios de centro, con la institucionalidad, con formas de
captura del deseo, con la segmentariedad, moviliza el tiempo crónico que ordena
acabar y dirige la fuerza hacia la muerte) promovidos por el bio poder.

La violencia es el ama de occidente agenciado por dispositivos del yo y refrendado


por el imaginario masculino que proclama al guerrero mayoritario como su héroe
global, el coraje, el arrojo para dar la muerte, la valentía y la fuerza cuenta con
dispositivos pasionales mediante los cuales se potencia la guerra y se distribuye
socialmente un concepto de autonomía basado en la dominación y la eliminación
de la otredad.

El patriarcalismo es una lógica, una maquinaria de locomoción de las fuerzas


molares y reactivas que capturan el deseo, es un proceder de dichas fuerzas en
detrimento de las fuerzas activas y de afirmación de la vida, como lógica bipolar, e
patriarcalismo atribuye un valor de suyo a varón por encima de lo femenino que
aparece como secundario, fallado o carente en términos del deseo, el
pensamiento y a creación, funciona mediante metáforas guías e imágenes
fantásticas que dan cuerpo a una cultura excluyente de la diferencia y de la
otredad esencializando su vigencia mediante categorías consideradas dadas e
indeclinables, opera en el discurso, en la lengua, en la cultura y constituye un
dispositivo de poder y de exclusión presente también en dominios no verbales,

107
simbólicos, imaginarios, económicos y en algunos estéticos, se puede considerar
al patriarcalismo como la fuente misma de generación de la gama de oposiciones
que circunscriben la trama de distribución societal, funciona con ideas como
centro, dureza fortaleza, potencia, luz, grandeza etc, atributos considerados
masculinos que se evidencian no sólo en el campo de lo público sino también en
el orden de lo privado y de vecindad. En términos de poder el patriarcalismo es el
soporte no siempre visible de las lógicas globales y económicas que hoy imperan
globalmente, del fondo de inmanencia con que funciona el capital mundial.

La violencia generalizada es una traducción debidamente refrendada por la


dialéctica que desconoce la tensión de fuerzas presente en el corazón de la vida,
haciendo de la oposición una sustancia irreconciliable.

Usualmente se entiende el conflicto como consustancial a la vida, pero


rigurosamente, la vida no se puede calificar como conflictiva porque la vida no es
nombrable, “la vida calla y espera”, lo que le concierte a la vida es su vigencia, su
potencia, su carácter insoportable, “el ser es, la nada no es”, decía Parménides y
éste enunciado se tiene que entender en su sentido más fuerte como la
imposibilidad de nombrar la alteridad, es decir, la nada. En éste orden de ideas el
conflicto es una traducción que realizamos mediante el lenguaje, de las propias
fuerzas vivas de la vida, es una traducción que se vuelve contradicción y
dialéctica, y al parecer éste procedimiento nos produce alivio.

Por lo anterior podemos afirmar que el conflicto se realiza en y a través del


lenguaje, además es la lógica bipolar del lenguaje la que ajusta su significado a las
categorías más eficaces de la comunicación, que en éste caso se perturba, y en
algunos otros se rompe.

Si transitamos por los caminos de la comunicación para dar salida al llamado


conflicto, caemos en la trampa del lenguaje, que sólo advierte a constatar el
espacio indiscernible de la dialéctica en que se soporta y en que se funda. Lo que
no puede ocultar el conflicto es la presencia afectiva que remite a otra naturaleza
no discursiva e incomunicable, donde irrumpe el silencio, es la tensión que se da
entre decir y no poder decir presente en el testimonio, lo que de hecho oscurece el
conflicto, es la emergencia de la experiencia desnuda la que se refiere Foucault
como propio del enunciado.

Si el lenguaje no apunta al enunciado, es porque la vida le concierne solo de modo


indirecto y esto hace de ella un deber, una justicia, una forma de poder. El
conflicto al margen del ejercicio funcional y comunicativo en que se le ha
enmarcado, tiene de hecho que ver con el dolor y el goce, así que su tenor es
propiamente afectivo, siendo la dialéctica fonológica un lugar poco apropiado para
abordar el conflicto y darle vida. Comprender el carácter portentoso de la vida
significa admitir que el enunciado no se resuelve en el significado, ni en el
significante, ni tampoco recurre a la pragmática ni a la acción que suele nombrarse
como la opción privilegiada para resolver el conflicto. Lo que si permite entrever el

108
conflicto, en la medida de su irresolución, es la afección que concierne a la
existencia desnuda y que se mide en dolor y goce.

Enfrentar y desconstruir la violencia implica, no sólo admitir el carácter ineluctable


que le pertenece, sino la posibilidad de convertirla en fuerza creativa de vida, la
violencia es el aspecto fatal de las fuerzas que pugnan al interior de la vida y de la
muerte, la violencia es instrumentada por la maquina de guerra y por los ejercicios
de poder de exclusión presentes en los imaginarios sociales que convierten a la
violencia, en medio y fin en sí mismo, esta operación realiza la captura del deseo
y la libertad a través del miedo y la inmovilidad, la violencia puede ser creativa,
puede ser canalizada en el sentido de la transformación individual y social y este
es en sí mismo, el propósito de la ética.

Teniendo en cuenta el impacto de la violencia en los espacios mas íntimos de la


vida social, dados los altos índices de la violencia intrafamiliar, dada la
conflictividad entre grupos y la comunidad, es necesario trabajar en el abordaje del
conflicto apelando al grupo gestor, es la fuerza grupal quien puede agenciar la
acción trasformadora en relación con cada conflicto, permitiendo un ejercicio de
interpelación y de escucha entre pares que de lugar a la irrupción de la fuerza
trasformadora y a la aclimatación de la paz para poder afectar positivamente el
espacio familiar, grupal y de vecindad.

Abordar la transformación del conflicto implica dar prioridad a la pregunta por el


dolor, “depende del dolor con que se mire” decía Venedetti, el dolor como el goce
están en el corazón de la vida y constituyen ejercicios de expansión y de
contracción con que cuenta el cosmos, no es mediante el prurito racional a secas
como puede abordarse el conflicto, es mediante la prueba de dolor que concierne
a la experiencia vivida y a la capacidad trasformadora de las pasiones reactivas
que nos envilecen tales como el resentimiento y la venganza, es mediante la
transformación del dolor como es posible llevar a cabo la elaboración propia y
colectiva, para proponer una refundación de la vida y de la experiencia, en este
sentido cobra un valor incalculable el testimonio, el relato testimonial, dice
Agamben se produce en el intervalo que pugna entre el decir y el no poder
hacerlo, se trata del mismo lugar que se da entre el mutismo y la palabra, entre lo
dicho y no pronunciado y que constituye el haber de la memoria por donde
transcurre el tiempo que recorre la pérdida y el dolor vivido, los análisis recientes
sobre el conflicto desbordan las categorías funcionales sobre la mediación
utilizadas en ámbitos institucionales o jurídicos y señalan mas directamente hacia
los estratos mas profundos de la sensibilidad y la afectación corporal para
interpelar otro orden no representable de la experiencia humana. (Agamben.
2000.)

En La apropiación de los cuerpos de las mujeres, una estrategia de guerra.


Juanita Barreto Gama, Revista , En Otras palabras 2001, inicia su ensayo
académico preguntándose por el cuerpo y la guerra, cómo los cuerpos de las
mujeres se ven afectados por la guerra y qué lugar tiene el cuerpo femenino en la
guerra. ”Es precisamente ante esa tensión entre la unidad intrínseca del cuerpo y

109
la mente y la pretensión de escribir o separar la materia del espíritu, producto de
complejos procesos socioculturales, que necesitamos hoy preguntarnos sobre la
relación entre cuerpos y guerras. Hacer explicita la necesidad de indagar sobre lo
que significan y han significado los cuerpos vivos y los cuerpos muertos en las
guerras” (Barreto, 2001)

El ensayo se encuentra dividido en cortos capítulos denominados de la siguiente


manera: La apropiación de los cuerpos, acuñada en explicaciones dicotómicas; El
rapto y el intercambio de mujeres: medios para la guerra, las alianzas de paz y la
concentración del poder. La estrategia de apropiación de los cuerpos persiste en
las guerras del mundo moderno, e impide hacer reales los valores de justicia,
libertad y solidaridad.
La autora se basa en el análisis de la ciencia positiva de George Duby para
sustentar sus planteamientos sobre “el cuerpo como campo de batalla y voces de
mujeres victimas de la guerra”. Define la guerra como un enfrentamiento directo
entre seres humanos en el cual se legitima la apropiación y la destrucción o el
aniquilamiento de los cuerpos de quienes combaten y también de los cuerpos de
quienes habitan los escenarios en donde se liberan las batallas. De allí, se infiere
la necesidad de indagar sobre esas estrategias de guerra que legitiman dicha
apropiación; considera necesario preguntarse por sus expresiones y las
diferencias sobre el cuerpo de los hombres y las mujeres en dichas apropiaciones.
La autora cita diversas investigaciones que abren caminos para descubrir,
interpretar y someter a la crítica las experiencias relativas al tránsito de las
mujeres en el territorio de las guerras del Sigo XX, sin embargo, manifiesta que
en sus escritos no circulan en los espacios donde se negocian las guerras y en
donde se define la continuidad o el receso de las mismas. Manifiesta que los
procesos de resistencias, y las voces de mujeres no se registran en esta historia
contada, ni tampoco, la persistencia de la apropiación de los cuerpos de las
mujeres en esas guerras. El ensayo explicita que el cuerpo es el lugar donde se
construye una identidad, subjetivando la guerra en los cuerpos de las mujeres.
Por tanto, se considera necesario hace circular otras voces, para eso formula unas
preguntas que se dirigen a interrogar la relación entre cuerpo y guerra y a la
manera específica de afectación sobre los cuerpos de las mujeres, permitiendo
abrir discusiones académicas sobre éste tema y allanar caminos que permitan
descubrir desde nuevas miradas, el significado de la legitimación otorgada en
medio de la guerra, de la apropiación de los cuerpos de las mujeres. Las
preguntas son las siguientes: En qué se sustenta dicha legitimación?. Al servicio
de qué intereses se coloca?. En qué consiste ésta apropiación y en que formas se
asume?. Quiénes se apropian y que significado ha tenido y sigue teniendo para la
historia, la cultura, la economía y la política al considerar legítima la apropiación de
las mujeres, de sus cuerpos o de una parte de ellos?. Cuáles son las
implicaciones de esa legitimación para las relaciones entre hombres y mujeres,
para las relaciones de las mujeres con ellas mismas, de los hombres con ellos
mismos, para la vida cotidiana de unos y otras, y también para las relaciones entre
pueblos, las regiones y las naciones?. Cómo se entronca ésta legitimación con los

110
procesos de concentración del poder, con el ejercicio de poder y con la
producción de procesos de subordinación y de dominación de unos seres
humanos sobre otros?.
La autora define el cuerpo de lo femenino y masculino como campo de batalla
simbólico y real, que en tanto pensado y nombrado, ha sido escenario de los
combates y de la memoria. El cuerpo, no es posible pensarlo en abstracto sino
preguntarse por las diferentes afectaciones que los hombres y las mujeres han
vivido de manera diferenciada. La apropiación de los cuerpos de las mujeres es un
obstáculo evidente para la construcción de su autonomía y al mismo tiempo
práctica sistemática para amedrentar a la población civil instalando el miedo en las
comunidades.

En Violencia Sexual en Bogotá, Celia Spraggon Hernández 2002, se centra en un


problema que según la investigación, se está convirtiéndo en un fenómeno social
con efectos colaterales totalmente negativos para el conjunto de la sociedad: la
violencia sexual en el Distrito Capital.
Se considera éste un fenómeno que abarca tanto aquellas conductas que son
tipificadas como delito, como aquellas que no lo son. En la investigación se hizo
énfasis en los delitos sexuales ya que en este campo es donde se puede
encontrar información que permite la elaboración de un panorama en el cual
ubicar el problema central de este estudio, a pesar del conocido subregistro de
casos ocurridos.
El trabajo buscó realizar un diagnóstico que generara un espacio de reflexión-
acción social, teniendo en cuenta un censo de instituciones públicas en relación
con el problema de la violencia sexual, el establecimiento de una geografía social
del problema y el tratamiento de una muestra aleatoria por conveniencia de
expedientes sobre delitos sexuales de la Fiscalía General de la Nación, además
de la realización de “conversatorios” con actores sociales implicados directa o
indirectamente en el tema para conocer las narrativas y representaciones sociales
de la violencia sexual.
Se asegura en la investigación que sus resultados pueden ser vistos como un
instrumento de trabajo que sobrepasa los límites de lo cuantificable y puede ser
leído como una fuente válida y legítima de conocimiento sobre el tema.
La investigación cuenta con una metodología, un estado del arte sobre violencia
sexual, un capítulo sobre evolución y comportamiento de los delitos sexuales en
Bogotá, una caracterización de la violencia sexual y de los delitos sexuales y las
conclusiones de la investigación9. El método de la investigación fue cualitativo, con

9
El grupo de investigación utiliza fuentes provenientes de :1. Investigación VIOLENCIA SEXUAL
EN BOGOTA (mimeo, 2000), en el Centro de Investigaciones Sociojurídicas, CIJUS, Facultad de
Derecho, Universidad de los Andes.2. Cancino, Antonio José, Delitos contra el pudor sexual,
Bogotá, Ed. Temis, 1983.3. Intebi, Irene V. (1998) Abuso Sexual Infantil en las Mejores Familias.
Barcelona: Granica S.A.4. Velásquez Velásquez, Fernando, Derecho Penal, Parte General,
Bogotá, De. Temis, 1995.

111
énfasis en lo fenomenológico basado en Berger y Lukmann, busca hacer plausible
una interpretación de los elementos culturales que se han venido construyendo
históricamente en un tipo de estructura y organización social frente al problema
central del estudio (Violencia sexual en Bogotá). “Se trata de un tipo de estudio
comprensivo que sobrepasa lo descriptivo; permite entender las lógicas sociales
que posibilitan la reproducción social de la violencia sexual en la ciudad de
Bogotá”.(Spraggon.2002 ).
Se realizó una revisión cualitativa sobre las dinámicas cotidianas de los actores
sociales, donde se encontró que coinciden patrones de comportamiento que
tienden a invisibilizar la violencia sexual, particularmente en la mujer y el menor.
Es una lógica social determinada por representaciones funcionalistas en torno al
rol de la mujer y el menor en los espacios públicos y privados, en esta lógica se
refrenda el uso del cuerpo de ellos/as, para satisfacer necesidades
psicoemocionales de otras personas.
Se realizó una visita a las entidades de la ciudad de Bogotá, donde se encontró
que existe un grave problema, logístico y metodológico, en cuanto a la recolección
y sistematización de datos sobre el tema de la violencia sexual; manifestando que
aparece como un fenómeno con gran cantidad de subregistros y con una gran
diversidad en la forma de sistematizar los casos; es decir, existe una multiplicidad
de tipos de software que no siempre son compatibles entre sí.
En la investigación se señala, que los actos sexuales violentos están divididos en
cuatro grandes categorías: abuso sexual infantil, violencia sexual con
adultas/adultos, perfil del victimario para la violencia sexual con niños y perfil del
victimario para la violencia sexual con adultas. En el informe final del proyecto de
investigación dentro de cada categoría, se identificaron los diferentes tipos
caracterizados en la literatura y se distinguió lo planteado por autores colombianos
y bibliografía revisada que incluye autores de otros países.
En el informe se describe el comportamiento de los delitos sexuales en Bogotá en
dos acápites: el primero sobre la elaboración de mapas sobre la evolución y
estado actual de los diferentes tipos de delitos sexuales; y el segundo, relativo a
algunos delitos sexuales comparados con otras ciudades. El primer acápite,
contiene tres partes: A) las Entidades y descripción de la información pertinente
(incluye la descripción de las siete entidades que mostraban algún avance en el
registro de información); B) una selección de variables útiles para alimentar el
Sistema de Información en Violencia y Delitos (SIVD) de la Subsecretaría de
Gobierno; y C) el mapeo y geografía social de los delitos sexuales en Bogotá.
A partir de la información disponible, fragmentada y heterogénea, de sólo siete
entidades oficiales, se elaboró un mapeo de la evolución de cuatro delitos
sexuales en Bogotá (entre 1994 y 1999), mapeo que según la autora no
corresponde a una cartografía clásica sino que es un espacio donde se evidencia
el problema social de la violencia sexual,. Los cuatro delitos trabajados fueron: 1)
Acceso carnal violento; 2) Acto sexual violento; 3) Acceso carnal abusivo con
menor de 14 años; y 4) Corrupción.

112
La investigación concluye que esta situación dificulta el establecimiento de un
cuerpo de conocimiento confiable en el tema, además aboga por la creación de
políticas públicas adecuadas a la realidad local y hacer operativos los programas
existentes en el campo de la violencia sexual. Destaca que la falta de acuerdos
entre las entidades estatales, contribuye a una pobre cooperación interinstitucional
ya que el acceso a la información por parte de los usuarios de las diferentes
instituciones es parcializado y reducido.
En el marco de la investigación reseñada, la sexualidad es un campo en la
sociedad colombiana donde confluyen innumerables imaginarios y creencias que
se traducen en dinámicas sociales concretas y por lo tanto observables. “Bajo la
perspectiva de los imaginarios o desde el sentido común, la violencia sexual es un
área delimitada por “ideas” que la muestran como un hecho aislado, delimitado a
unas pocas personas “enfermas”. Sin embargo, la realidad evidencia algo muy
diferente: los alarmantes índices de menores abusados, de personas violadas, las
agresiones sexuales, el acoso sexual, la violencia intrafamiliar, la trata de
personas, están demostrando que la violencia sexual no es un hecho aislado en el
tejido social sino que, por el contrario, es un fenómeno demasiado frecuente que
no se explica por la "enfermedad" de unos pocos, sino que se constituye en un
producto de la confluencia de una multiplicidad de factores que operan en la
sociedad.” (Spraggon. 2002).
Manifiesta que la violencia sexual es un hecho que despierta toda clase de
sentimientos encontrados ante los cuales las personas se manifiestan inermes
para dar respuestas por los niveles de angustia que despierta. Además, se
presenta en un contexto que la facilita o permite que de alguna manera, se ha
llegado a “normalizarla”, como si su alta frecuencia fuera un criterio de normalidad.
Se identifica en el documento que existen múltiples comportamientos -en la
práctica aceptados socialmente- que son fundamentalmente promotores de la
violencia sexual. Este es el caso, por ejemplo, del acoso sexual masculino,
dinámica basada en la imagen de fuerza, capacidad de seducción y sentimiento
de posesión del otro (mujer o niño) que “se convierte en una frontera muy frágil
entre lo correcto y lo incorrecto en la interacción humana; así se pasa de un
simple “piropo” con connotación sexual, a un acto de agresión física más o menos
brutal, pero en todo caso inaceptable en una sociedad "civilizada"
(Spraggon.2002).

Se manifiesta en la investigación que la banalización de la violencia sexual se da,


en el marco de una sociedad que vive inmersa en un conflicto armado de larga
duración, en dos polos extremos: el sentimiento de lejanía y anonimato con los
demás y nuestro entorno y la construcción de un modelo sexual cotidiano en el
cual se toma como algo normal la dinámica del abuso. El ejemplo del abuso del
menor evidencia estos dos aspectos: diferentes estudios muestran que la familia y
el hogar (lugar donde habita la familia y se busca refugio, seguridad y calidez)
constituyen un escenario propicio para la situación de abuso y es un espacio que
lo agrava ya que los efectos emocionales -cuando dentro de la familia se agrede y

113
se abusa sexualmente impide que el hecho se haga explícito y sea puesto en la
escena pública, lo cual lleva incluso a que los adultos responsables no le crean al
menor abusado que relata su drama. Es decir, el abuso sexual de menores se ve
facilitado por la socialización de una sexualidad percibida como tabú, proceso que
se refuerza con comportamientos que crean dinámicas de censura, negación del
abuso y castigos en el grupo familiar. Este factor hace que los niños y niñas
agredidos y abusados sexualmente por parte de sus familiares, se callen y
guarden el secreto por el temor de no ser creídos y el terror del castigo
subsiguiente.
“Sumado a la banalización de la violencia sexual, por su lejanía y aislamiento o por
su normalización en la vida cotidiana, encontramos que en la literatura de las
ciencias sociales, los diferentes autores definen de diversas maneras muchos de
los comportamientos que se incluyen dentro de la categoría de violencia sexual.
Nuevamente, ello dificulta distinguir la naturaleza específica de los fenómenos
incluidos en la categoría global de "violencia sexual".(Spraggon 2002)
En cuanto a la producción académica, la autora manifiesta que para precisar los
conceptos del tema sobre violencia sexual se realizó una revisión del estado del
arte en materia de violencia sexual tanto en el ámbito local como internacional.
Las dificultades encontradas para acceder a fuentes de información en países del
área andina y mesoamericana, llevaron a pensar que la sistematización de la
información, el tratamiento estadístico y la articulación de éste con políticas
públicas que busquen mejorar el problema parecería ser un problema
generalizado de la región. Según la investigación en Colombia, aunque el
problema de la violencia -particularmente de la violencia sexual- parece ser un
tema sobre diagnosticado, se considera fundamental cuestionarse acerca de su
naturaleza para construir conocimiento adecuado sobre este fenómeno social en
la realidad cotidiana de todos los actores sociales.
El informe Violencias Cruzadas, Derechos de las Mujeres, Colombia 2005, Red
Nacional de Mujeres, Claudia Cecilia Ramírez, Sisma Mujer, Marta López
Castaño. Humanizar,, consta de cuatro capítulos, el primero “La sagrada violencia
intrafamiliar que registra las dificultades de sus víctimas para acceder al derecho a
la justicia, las imprecisiones y obstáculos en el sistema legislativo y judicial para
sancionar estos delitos, así como una muestra de este fenómeno en dos regiones
del país. En el segundo capítulo se presentan las reflexiones sobre las
afectaciones de las mujeres por el conflicto armado, son dos trabajos, el primero
se ocupa de reflexionar desde la filosofía y la teoría feminista, el devenir mujer en
el marco del conflicto armado y las afectaciones sobre el cuerpo y la dignidad de
las mujeres, el segundo hace un juicioso trabajo de investigación y de análisis de
datos sobre las mujeres desplazadas. La segunda parte presenta las violencias
contra as mujeres en cifras, en el que se hace el análisis estadístico de los tipos
de violencia que afectan a las mujeres y un documentado sistema de tablas que
soportan este análisis, y por último se entregan una serie de recomendaciones.
A continuación se presentará el contenido de los capítulos empezando por el
ensayo de Marta López, “El conflicto armado y su afectación sobre las mujeres”.
Ésta investigación secundaria, consta de siete fascículos, una introducción que

114
contextúa la guerra en Colombia en el marco y el ejercicio del biopoder y de la
guerra global, señala hacia las prácticas de excepción del estado, materializado
en la fuerza, la imposibilidad de dirimir los conflictos por la vía de la civilidad y la
inequidad social precedente histórico del conflicto, y el irrespeto por la diferencia
dando lugar a una violencia incesante que afecta todo el cuerpo social . Señala
hacia el poder del centro del estado y la administración convertido en un atractor y
emisor de pasiones tristes y reactivas que inmovilizan la población produciendo un
efecto envolvente que incide en el imaginario excluyente y violento propio del
patriarcalismo, es ese imaginario producido desde el centro, el que refrenda el
autoritarismo personificado en el modelo identitario del guerrero, el hombre fuerte
y vengador incapaz de deponer el egoísmo e impidiendo el triunfo de la vida
sobre la muerte.
El modelo central identitario, masculino y guerrero, esta también presente en los
actores armados, así sean de izquierda y de derecha, en el propio ejército
nacional, que se enfrentan con el poder de las armas auspiciados por intereses
de enriquecimiento ilícito y por ecuaciones no siempre visibles que refrendan y
reproducen la plusvalía global concentrada en pocas manos.
El artículo interroga el ejercicio del poder, señala hacia las lógicas y los
dispositivos que domestican las poblaciones e infunden el miedo congelando el
cuerpo social y la posibilidad de libertad y de autonomía para encarar la guerra
masculina desde la ética y la afirmación de la vida, destaca el coraje de las
mujeres para resistir en medio del conflicto armado, y proponer desde los
espacios mas privados y de vecindad, una vía potencial para la vida y la
construcción societal.
En el segundo fascículo, la autora desarrolla el tema del patriarcalismo y la guerra
global, afirma que a guerra es patriarcal y pone en obra una maquinaria de
muerte, de apropiación territorial, de información y de terror, donde sus agentes
hacen parte del engranaje y se convierten a su vez en máquinas de matar, el
modelo masculino por antonomasia se convierte en el guerrero, es el modelo
homogenizado de lo humano que termina imponiéndose a fuerza de autoritarismo,
de reprimir el sentimiento y la afección, de penalizar y dominar la corporeidad, de
proponerse el éxito a cualquier precio excluyendo la otredad, el guerrero
mayoritario y patriarcal se construye mediante el despojo de lo femenino en el
varón realizándose en el riesgo que se consigue dando la muerte.

Podría decirse que la maquinaria patriarcal de la guerra agencia la rivalidad y


convierte al otro en enemigo, impone una moral, todos los actores armados
consultan codigos de verdad que sirven para asimilar la población a sus
propósitos, la apuesta es por los fines no importan los medios. Tanto en el modelo
paramilitar que se impone hoy en el país, como en el modelo guerrillero que
pretende apoderarse del poder del Estado, subsiste la misma construcción
identitaria que promueve el patriarcalismo, la máscara del rostro blanco,
heterosexual y guerrero que impone el autoritarismo y el micro y macrofascismo y
que refrendan los guerreros, trátese de hombres armados o de capitalistas de

115
cuello blanco, jefes de estado y narcotraficantes implicados en el negocio de las
armas y el afán de lucro.
Otro fascículo del artículo se refiere al femicidio y la reducción de la vida, señala
apoyada en la ética, como el acto de matar a mujeres, acianos, niños y niñas
indefensas constituye un acto de envilecimiento no sólo del autor que lo lleva a
cabo, sino que este acto asesino, asimila a la sociedad en su conjunto porque
muestra hasta que punto está banalizada la vida, distingue siguiendo a Agamben
entre zoé y bios , y señala que en nuestro medio la vida se ha convertido en la zoé
en el puro hecho de existir, es decir en la supervivencia sin más. Esto significa que
la población mas vulnerable, las llamadas minorías se han convertido y actúan en
medio del espacio gris de reducción a no humanos propios de los campos de
exterminio que no da lugar al reconocimiento de ninguna dignidad, la ausencia de
ética hace que en Colombia se mate a todos y a todas por igual y que el hecho de
matar a mujeres, niños y niñas no logre un estremecimiento social, constituye un
despojo real de futuro en términos éticos.
El artículo se soporta en testimonios registrados por distintas fuentes donde se
narra el dolor y la muerte causada por la guerra y sus actores sobre las mujeres,
dejando en claro hasta que punto en nuestro país está reducida la vida a la
condición fatal de sobrevivencia y exterminio, y el modo como se arremete sobre
el cuerpo femenino en medio de la guerra. El artículo ausculta el peso simbólico
patriarcal que convierte el cuerpo femenino en territorio de guerra y posesión
como soberano ejemplar de la rapiña entre guerreros.
Se refiere a las masacres, como el lugar de la crueldad sobre el cuerpo femenino
mostrado la asociación entre masacre y violación a pesar del silencio que rodea
este hecho, con un ejercicio comparado entre las masacres Colombianas y la
crueldad realizada en Guatemala, la violación de las mujeres constituye lo común
que perfila el accionar de la muerte, ligando el erotismo masculino a la violación y
el sometimiento de las mujeres consideradas botín de guerra, lo que explica la
prostitución forzada y el reclutamiento de mujeres para satisfacer las necesidades
sexuales de las tropas.
El ligamen guerra, violencia sexual visibiliza la maquinaria simbólica que agencia
el deseo masculino, un erotismo relacionado con apropiación, la reducción y la
violencia, las mujeres son para el deseo masculino un objeto, pero también un
lugar peligroso donde es posible confrontar la muerte y poner a prueba su fuerza y
virilidad.
Las fuentes secundarias, son informes sobre el conflicto armado realizados por
distintas organizaciones defensoras de derechos humanos, centradas en la
afectación de la guerra sobre las mujeres y textos académicos útiles para el
análisis.
El análisis concluye con la idea de que no es lo mismo el dolor femenino que el
masculino, como igualmente no es el mismo si se es negro, blanco o indígena, si
el cuerpo es una superficie de inscripción de la diferencia sexual la cual es
permanentemente modelada y resignifica para proveer las identidades de género y
los géneros, la idea del cuerpo que se propone en el ensayo es la del cuerpo

116
como potencia, potencia singular y colectiva que ejerce también la multitud, la
cultura patriarcal infravalora el dolor femenino, considerando absolutamente
normal la sobrecarga y la excesiva responsabilidad que acompaña los momentos
límites, de ahí el abandono estatal y la inasistencia psicosocial ligada a esta
problemática.
El ensayo realiza una lectura atenta de fuentes secundarias aparecidas en
distintos informes de organizaciones defensoras de derechos humanos, como
Codhes, Amnistia Internacional, Red Nacional de Mujeres, Profamilia,
Observatorio de Derechos humanos de la presidencia, Comité de defensa de los
Derechos humanos, Defensoría del pueblo, Guatemala, Nunca Mas. Oficina de
Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, Comisión Colombiana de
Juristas Testimonios de Mujeres indígenas, Red Nacional de mujeres del Cauca. y
otros que proveen los testimonios y las cifras sobre violaciones de los derechos
humanos de las mujeres y que contextuan la reflexión teorética y conceptual y
sirven de marco al análisis desde la filosofía y la ciencia política sobre la guerra
global, el patriarcalismo y las lógicas de muerte contemporáneas
Desde el punto de vista educativo la reflexión plantea la construcción del tejido
social, es decir de la confianza, ese vehículo de calor y apoyo en medio de la
guerra, el tejido social es una metáfora para nombrar el nexo de relaciones de
afectación variable entre comunidades y subjetividades que resisten a las lógicas
de muerte vigente, estas lógicas destruyen los nexos de confianza, disipan lo
grupal y promueven el egoísmo y la consolidación yoica, un grupo cohesionado no
siempre es sinónimo de resistencia, teniendo en cuenta la precariedad de los
valores afincados en relaciones de poder autoritario y patriarcal, las comunidades
resisten construyendo el tejido social que pertenece a las semiologías simbólicas
donde la expresión, la danza la música, entran en relación directa con fuerzas
activas que logran propulsar la vida y que potencian el acontecimiento para
sobrevivir y buscar una salida.
Dadas las condiciones de la guerra actual, que hoy ocupa el campo mayor que
contiene la política, dadas los manejos de operación del biopoder y la gestión de
las poblaciones que las someten al control económico social y cultural, no se
puede hablar de democracia real y es necesario cuestionar le concepto de
democracia moderna en que se fundan las practicas del Estado actual, los estados
que tenemos son los aliados del fondo de inmanencia, de las lógicas en red con
que funcionan as ecuaciones del capital y de la plusvalía global concentrada en
pocas manos, son también aliados de interés privados el Fondo Monetario
internacional , OMC, el Banco Mundial y otras instituciones supranacionales que
controlan la economía y estipulan las políticas para el tercer mundo, igual sucede
con las políticas de seguridad que transforman actualmente el territorio en la
perspectiva del control total para ubicar el enemigo, el mal, hoy llamado
terrorismo. El conflicto armado en Colombia hace parte de la guerra global que
releva su acción permanente, a otras naciones potencialmente objeto de
intervención y manipulación de los intereses que se disputan los conflictos
armados contemporáneos, por lo tanto y teniendo en cuenta este contexto, los

117
conflictos armados están lejos de ser solucionados, y mas bien se desplazan y se
relevan.
La resistencia no pasa por los centros sino por los bordes, concierne a la potencia
de la multitud hecha de singularidades moleculares y de deseo, tiene que ver con
la ética y la estética y con las alianzas también en red de los grupos minoritarios y
excluidos, cuenta con la creación y el trabajo inmaterial para proponer una
alternativa a la maquinaria del capital, y de lo útil. Se trata de plegar la fuerza al
lugar liberador que se opone a la muerte para afirmar la vida.
Tenacidad, fuerza y resistencia frente a la guerra y la pobreza son algunas de las
actitudes que las mujeres asumen como consecuencia del desplazamiento, la
lucha constante por la supervivencia personal y la de sus familias hace de ellas
más allá de victimas pasivas, mujeres comprometidas con la vida. Los esfuerzos
individuales, lo colectivo, la organización y la tradición que las mujeres tienen en el
trabajo comunitario se convierten en una posibilidad para el ejercicio y la
exigibilidad de los derechos, a pesar de las dificultades que esto supone, también
debe destacarse la construcción del tejido social y la recuperación de la memoria
colectiva.
Otra investigación realizada por la Corporación de apoyo a comunidades
populares (Codacop), la Fundación para la educación y el desarrollo (FEDES) y la
liga de Mujeres por la paz y la libertad (Limpal) Colombia, 2005, analiza la
incidencia de la legitimación de autodefensas y de control social basado en la
fuerza , la intimidación y el poder de las armas, en la vida de las mujeres y los las
jóvenes en las localidades de Ciudad Bolivar, Bosa, Usme, San Cristóbal y
Kennedy de la ciudad de Bogotá , en el sector de Cazucá.
En el Distrito Capital, tienen presencia distintos grupos armados, guerrillas,
paramilitares y milicias urbanas que configuran su accionar en loa ciudad, ya sea
como estrategia de guerra, resguardo y repliegue o como fuente de financiamiento
. Según las declaraciones de representantes de organizaciones comunitarias de
las localidades de Ciudad Bolívar, Bosa y Usme, al sur de Bogotá se está
conformando una estructura paramilitar que genera temor, miedo, inseguridad e
impunidad, son constantes las masacres, los asesinatos selectivos, los toques de
queda, los cobros de vacunas al comercio, el control milimétrico de estos
sectores y los patrullajes permanentes
Parte de fenómeno puede obedecer al reciclaje de algunas organizaciones
paramilitares que están abandonando el narcotráfico y apropiándose de los
espacios de acción de la delincuencia común. Operan comprando los servicios de
las bandas y pandillas que ya actúan en Bogotá para meterse en negocios como
la prestación forzada de servicios de seguridad, prostitución, atraco contra el
comercio y residencias, extorsión, piratería, etc.
Para las mujeres la seguridad se consigue más allá de la utilización de las armas,
de la guerra o del conflicto. El concepto de seguridad para ellas tiene que ver con
vivir en armonía y tranquilidad, con oportunidades de acceso al trabajo, con la
posibilidad de gozar de una vida digna y con educación para ellas, los y las
jóvenes, a fin de que no reproduzcan la violencia en sus comunidades y en sus

118
hogares. La seguridad es contar con espacios y momentos para compartir con las
personas, el disfrute de la vida sin temor, para ellas el origen de a inseguridad
tiene que ver con la falta de oportunidades de empleo, lo que aumenta la violencia,
viven en permanente riesgo que soportan sus hijos por estar expuestos al
pandillismo, o a ser vinculados a los actores armados, ya sea guerrilla o
paramilitares.
Se recogió información sobre el impacto del conflicto armado y las percepciones
de seguridad y control social de mujeres pertenecientes a organizaciones
femeninas barriales, y se trabajó sobre fuentes secundarias relacionadas con la
situación política y social de la ciudad, se hizo el seguimiento sobre la seguridad y
control social en Bogotá y Cazucá y del impacto del conflicto armado sobre los las
jóvenes, la violencia sobre las mujeres y los derechos de las mujeres en situación
de desplazamiento .
Las principales imitaciones para el análisis fueron el subregistro de acciones
relacionadas con el impacto de los actores del conflicto armado en la vida de las
mujeres, la escasez de información diferenciada sobre los hechos relacionados
con los actores del conflicto armado, y con los que no lo son, (aunque en la
dinámica del conflicto están muy relacionadas, y la línea que divide unas acciones
y otras, no siempre es real) la inexistencia de una perspectiva de género y de
cifras discriminadas por edad en las bases estadísticas de diferentes entidades
del distrito y nacionales
Acontece que el conflicto armado genera formas de violencia que afecta de
manera específica a las mujeres, una primera tiene que ver con la condición de
ser madres, la angustia, la incertidumbre por la suerte de sus hijos varones
especialmente en los barrios de mayor peligrosidad, las mujeres se sienten
responsables de lo que pueda pasar y recurren a estrategias de prohibición que
son causa de conflicto familiar.
Las madres en su mayoría, son las que reclaman los cadáveres de sus hijos, con
el consecuente costo emocional y psicológico, ellas consideran que esta situación
va en contra de la ley de la naturaleza y de la vida, este sin sentido dificulta el
proceso de elaboración de duelo tienen que enfrentar el sentimiento de culpa por
no haberlos protegido y haber dado a luz, por permitir que trabajen, por no
cuidarlos suficientemente. La familia en cabeza de las mujeres las lleva a afrontar
roles y funciones que implican una carga mayor en términos de cuidado y
responsabilidad que no se paga y considera. Las mujeres se encuentran en
medio de la trampa que genera la venganza en los otros hijos, lo que somete a su
familia y a ella misma a un miedo mayor por la supervivencia, además la limpieza
social estigmatiza y ella misma empieza a dudar de su hijo y de la confianza que
le generaba. No sabe si callar o denunciar lo ocurrido para proteger la vida de su
familia puesta en entredicho. Muchas veces deben salir del sector desplazadas
sometidas al rigor de la soledad que esta decisión significa.
La investigación no aborda el tema de la búsqueda de identidad, tiene momentos
lúcidos cuando nombra la fuerza de resistencia de las mujeres en medio del
conflicto armado señalando hacia la potencia vital, hacia la capacidad de no sólo

119
de sobrevivir en medio de las condiciones límites de dolor, pero no ausculta esta
potencia ni establece parámetros de transformación identitaria, podría afirmarse
que pese a afirmar que las mujeres no pueden catalogarse como víctimas, ya que
han podido abordar las condiciones de marginación y de desplazamiento desde la
afirmación de la vida, desde la fuerza del coraje presente en la cotidianidad para
salir adelante, el ensayo que presenta una panorámica general sobre la
afectación de as mujeres en medio del conflicto armado en la ciudad, no avanza
sobre el tema de la subjetividad necesario en términos no sólo de resistencia, sino
en las visiones de futuro para el logro de una alternativa societal con mirada una
desde las mujeres
Encrucijadas Urbanas, Población desplazada en Bogotá y Soacha, una mirada
diferenciada por género, Edad y etnia de Donny Meertens, tiene como objetivo
caracterizar de una manera diferenciada en cuanto al género edad y etnia la
situación de protección de las mujeres desplazadas en Bogotá teniendo en cuenta
las diferencias etarias y étnicas, la situación de las adolescentes y de las mujeres
jefas de hogar y analizar las ofertas institucionales en Bogotá, estatal y no
gubernamental dirigida a las mujeres desplazadas mediante un enfoque diferencial
de género y conocer el acceso de las mujeres a los servicios de atención, además
de recoger información sobre los procesos de organización de desplazados y la
participación de las mujeres en los procesos de atención propuestos y formular
recomendaciones para mejorar la protección y atención de la población
desplazada en Bogotá.
El documento mas codiciado por la población desplazada es la carta de salud. La
expide la Unidad de atención, después del Registro, en principio se supone una
atención integral. Pero la realidad es que la población desplazada no está incluida
en ninguna de las dos grandes categorías previstas por la ley 100 de Salud
Pública, la población queda en una situación excepcional de población vinculada
es decir dependiendo de la caridad de los servicios y hospitales públicos, cuya
situación de escasez ya es conocida. En el Hospital de Soacha se les discrimina,
además la falta de liquidez de los hospitales impide la recepción, la población
desplazada ha mostrado su vulnerabilidad especialmente entre los jóvenes como
lo muestra la encuesta nacional sobre salud sexual y reproductiva realizada por
Profamilia, la encuesta muestra el aumento de embarazos adolescentes
desplazadas, un índice de fecundidad mas alto en las mujeres, 5.8 hijos por mujer,
un alto porcentaje de violaciones y una situación preocupante de violencia
intrafamiliar.
Además se señala la preocupación porque en sectores como altos de Cazucá,
lugar de recepción prioritaria de la población desplazada en Bogotá o la Isla se
constate la falta de cupos escolares creando tensiones muy fuertes entre la
población desplazada y no desplazada. El problema de cupos escolares y
preescolares tiene efectos diferenciales de género, muchas mujeres ven imitadas
sus posibilidades de trabajo por falta de atención a los niños. Cuando consiguen
los cupos hay mayor posibilidad de empleo, lo cual incentiva la integración urbana.
La política pública establece que la población desplazada goza de prioridad para
acceder al sistema educativo y recibe la exoneración total del pago por matricula,

120
sin embargo esto no se ha cumplido En Bogotá hay menos presión sobre los
cupos escolares en comparación con otros municipios como Soacha, sin embargo
por razones de presupuesto la secretaria no atiende las demandas de niños y
niñas desplazados, al igual que no considera las grandes distancias y los altos
costes de trasporte que se derivan de la situación, el periodo de vigencia para la
exoneración de la matricula es un año y la familia desplazada está lejos de
haberse estabilizado en ese período. Además se presentan problemas de
adaptación de niños y niñas que provienen de zonas rurales en relación a los
programas urbanos de educación, los bajos rendimientos académicos potencian el
riesgo de la deserción escolar.
En esas condiciones, los deseos de retorno o integración urbana contrastan con
la tardía respuesta estatal, según estudios entre el 60y 80% de ellos quieren
permanecer en la ciudad, discriminando esta respuesta por género la situación es
mas contundente, mas mujeres que hombres prefieren permanecer y no retornar,
en el caso de los adolescentes desplazadas es mas clara esta decisión,
relacionada con los nuevos estilos de vida que la ciudad brinda.
Frente a las posibilidades de reubicación rurales, las respuestas son más
complejas y nombran la situación de violencia y conflicto en la zona de expulsión,
la situación económica en la ciudad y la falta de proyectos concretos en relación la
su reubicación.
Desde la perspectiva de género los efectos del desplazamiento en Colombia se
resumen así:
En el polo de la destrucción que da inicio al proceso de desplazamiento se
presentan rupturas y pérdidas más fuertes para las mujeres que para los hombres,
sobre todo en las campesinas tradicionales cuyo mundo social en el antes solía
limitarse al estrecho marco de las relaciones primarias de lo doméstico y la
vecindad y para quienes la violencia había llegado con más sorpresa debido a su
poca participación en el ámbito público y cuya experiencia traumática por las
pérdidas era mayor que el de los hombres, especialmente en el caso de las
viudas.
En el polo de la reconstrucción de la vida cotidiana en el contexto urbano el
desempleo suele afectar mas duramente a los hombres que a las mujeres, pierden
el estatus de proveedores de la familia mientras ellas trabajan en el servicio
doméstico o en la venta ambulante, hombres y mujeres manifiestan distintas
apreciaciones frente al trabajo informal, para ellos el rebusque definitivamente no
es empleo, para ellas es un medio valioso para la supervivencia de la familia.
Además mujeres y hombres buscan apoyo en el entorno a través de redes
sociales o a través de instituciones gubernamentales y no gubernamentales, esto
crea dependencia lo cual se ve más fuerte en los hombres, las mujeres desarrollan
un sentido más práctico para garantizar la supervivencia. No pierden tiempo en las
burocracias estatales. Además las mujeres son mas afectadas por el uso de la
violencia sexual y de género como arma de guerra y dominación, y por los
procesos de desintegración y recomposición familiar que contribuyen a crear la
jefatura de hogar femenina.

121
Las organizaciones surgidas en base a una identidad racial o étnica, tienen más
cohesión interna y mas capacidad para armar un proyecto de vida en medio de
desarraigo, que las organizaciones que no cuentan con este elemento de
cohesión, sin embargo la equidad de género en estas organizaciones queda
suspendida a la lucha por la plena ciudadanía como minoría étnica y racial, en su
interior la conciencia de género no es muy alta, y el liderazgo femenino muy
incipiente, los procesos de organización y de formulación de proyectos es mas
sólido precisamente porque la identidad étnica, permite superar con más facilidad
la desorientación y la reconstrucción en los proyectos vitales, en sus filas hay un
alto porcentaje de mujeres jefas de hogar, la participación productiva de las
mujeres es alta pero no se corresponde con la participación equitativa en las
instancias de decisión.
Es en las visiones de futuro que la investigación propone, hay una tesis discutible
aunque o desarrollada en extensión, la tesis podría plantearse así, la situación de
desplazamiento empodera a las mujeres, aun pese a la situación límite de
desarraigo y confusión, la situación de muchas desplazadas en el medio rural, las
confina al espacio primario y de vecindad que implica una subordinación de
género, si las mujeres no desean regresar, ni retornar esto significa que la propia
fuerza de desesperanza y las prácticas de supervivencia que realizan para
emerger en medio del desastre las empodera y abre nuevos espacios políticos de
resistencia, nuevos vínculos organizativos en medio de la comunidad de
desplazados que promueve su autonomía como mujeres y las posiciona
políticamente. Frente a ello surge la pregunta por la relación femenina en vinculo
con la tierra, la nostalgia de la matria y el orden simbólico de regeneración
permanente con ellas mismas y el cosmos, que esperanzas habría en un mundo
globalizado para las mujeres que viven cotidianamente la pérdida y el desarraigo
de construir una alternativa vital enfrentadas al trabajo informal y a las
condiciones de exterminio que plantean los nuevos modelos económicos
globalizados, que entiende la investigación por resistencia y cuales serían las
alternativas concretas en el campo político y social, la investigación cuestiona los
proyectos productivos alternativos que combinan lo rural y urbano y muestra sus
dificultades de éxito, suscribe en cambio formas productivas mas cerca de la
manufactura y la artesanía que demandan recursos y atención estatal.
El desplazamiento afecta la salud mental de la población desplazada, la
investigación remarca la necesidad de la atención psicosocial, durante varios años
los efectos psicosociales de la violencia y el desplazamiento y las estrategias de
su atención han sido tema exclusivo de los centros de investigación social y de las
organizaciones no gubernamentales, sólo tardíamente se ha podido posicionar el
tema como indispensable de la política. Esta pretende ahora brindar una atención
integral y reparadora de la dignidad de la población desplazada, en la actualidad
las necesidades psicosociales han sido reconocidas oficialmente como campo de
atención y la Unidad Técnica Conjunta de la RSS ha conformado un equipo de
profesionales para integrar acciones en las fases de asistencia humanitaria y
restablecimiento. En la práctica en Bogotá y Soacha la atención psicosocial
todavía no obedece a una estrategia sistemática y se presta en forma tardía,
dispersa y con orientaciones muy diferentes, no se aplica un enfoque diferencial

122
completo, solo prevalece la tendencia a privilegiar a los niños, las cifras de
atención de la unidad indican una abrumadora presencia de mujeres, casi la mitad
de los declarantes y 75% de los jefes de hogar. Por último, la violación sexual en
el contexto del conflicto armado y el desplazamiento, y el aumento de la violencia
doméstica y los problemas de salud sexual y reproductiva en el nuevo contexto y
la desorientación, priorizan la necesidad de la perspectiva de género en la
atención psicosocial.
La investigación entiende la construcción identitaria como un proceso de
empoderamiento y autonomía que es grupal y social, al mismo tiempo mantiene
un lugar ambiguo entre la diferencia y la igualdad para determinar lo que nombra
como equidad de género, utiliza en algunos apartes la subjetividad femenina y en
otros la individualidad, en la particularidad del sujeto mujer respaldado en la
dignidad humana y el reconocimiento de los derechos humanos femeninos, no
existe una diferencia clara entre subjetividad e individuo, ni hay un desmonte
explicito al yo necesario para desconstruir la maquinaria patriarcal, en resumen la
investigación no aborda desde la diferencia el devenir mujer y las propuestas
contemporáneas sobre las subjetividades emergentes.

Identidad, Género y Violencia Política, de María Eugenia Ibarra Melo, 2003,


plantea un análisis de la relación que se establece entre el género y la violencia
política, a partir de observar la participación de mujeres en el conflicto armado
Colombiano. Así como la exploración de las diferencias de género que se
establecen en la intervención de hombres y mujeres en contiendas bélicas,
apoyándose en la discusión teórico sociológica sobre las identidades con su
especificidad en la identidad de género.
Cita fuentes como Mouffe, Weber entre otros para analizar el papel de las mujeres
en la guerra. Se resalta en el texto que la participación de las mujeres en las
guerras o más precisamente su apoyo a ellas ha sido debatido desde diferentes
enfoques. Entre ellos se destaca, aquél que argumenta que la vinculación de las
mujeres en conflictos, como el de la primera guerra mundial, les ha permitido salir
del ámbito privado e insertarse con legitimidad en el mercado de trabajo y ocupar
las vacantes de los hombres que se iban a combatir. Lo que hacía, de acuerdo
con algunas autoras, que las mujeres apoyarán la guerra dada esta importante
razón.
En el texto se plantea que el proceso de socialización, que cada vez compromete
a más instituciones, los juegos de rol, la educación, la tradición, la cultura y los
medios de comunicación a los cuales tienen acceso los niños y adolescentes
varones ejercen una fuerte influencia en la formación de la identidad y el
comportamiento de género. Los niños son animados desde chicos para que
sacrifiquen sus vidas en enfrentamientos innecesarios, disminuyendo las
probabilidades de reconocimiento de otras formas de negociar los conflictos
diferentes a la vía militar. Esa misma mística de la violencia, les muestra la
respetabilidad de la guerra y les enseña una cantidad ilimitada de héroes,

123
guerreros y valientes soldados que han demostrado su hombría en el campo de
batalla y que han muerto por defender el honor de su patria
Por el contrario, las mujeres son excluidas de las decisiones políticas para la
dirección del Estado, no participan en la distribución de los recursos militares, ni
en la implicación en un conflicto determinado. No obstante, terminan involucradas
directamente en la guerra una vez ésta ha sido declarada: las funciones
asignadas, las acciones emprendidas y las armas sostenidas por los combatientes
entre los cuales pueden o no encontrarse ellas, de acuerdo con la magnitud del
enfrentamiento o la connotación ideológica que su vinculación directa les plantee a
los actores sociales responsables de la confrontación. Según la autora esas
distinciones de género no sólo han desconocido a las mujeres, sino que además
de invisibilizar su participación en las guerras, han ignorado como ellas son
afectadas por emprenderlas, sea cual fuere el actor que lo haga. Este enfoque
sesgado afecta las relaciones de poder en cuanto vincula a las mujeres al ámbito
doméstico y al hombre con la política y la dirección del Estado, entendidos desde
una perspectiva de agresión y conflicto. Los rasgos de la guerra están asociados
con los supuestos atributos masculinos. De la misma forma que un Estado mayor
tiene las características del estereotipo del hombre: rapidez en la toma de
decisiones, racionalidad, frialdad, fuerza, valentía y arrojo, contrapuestos a los
estereotipos asignados a la mujer: pasividad, indecisión, irracionalidad,
sentimentalismo, debilidad y cobardía.
Un estereotipo muy difundido en diferentes contextos, presenta a la mujer como
no violenta, como un alma dócil, pasiva e indecisa. Esta versión la denomina el
“bello sexo”, en contraposición al “soldado macho”, al cual se le han asignado
rasgos asociados con la valentía, la fuerza, el dominio, es decir, al hombre (Rojas,
1997). Lo paradójico de esta división entre “almas bellas” y “guerreros justos” es
que si bien coloca a la mujer en una posición favorable al otorgarle un papel
fundamental en la resolución no violenta de conflictos, ese estereotipo tiene
efectos negativos respecto a la prolongación de estructuras desiguales de poder.
De la misma manera que en la concepción de políticas necesarias para la
búsqueda de estrategias no-violentas.
Considera importante realizar un recuento de la producción académica sobre la
teoría feminista producida en el país. Según ella, sólo hasta finales de los setenta
la literatura sobre movimientos feministas y nacionalistas permite asistir al
redescubrimiento de la historia de la lucha de las mujeres, se destacan en el
documento los estudios históricos y contemporáneos en el Tercer Mundo, los
cuales según la autora han contribuido a corregir la imagen distorsionada de la
lucha feminista, acusada de etnocentrista y eurocentrista. Una de sus formas más
notables identificadas es la participación en las luchas nacionalistas y
revolucionarias que las teóricas, representantes políticas, miembros de
organizaciones pacifistas, entre otras han documentado y publicado a través de
diferentes medios.
En el ámbito de los estudios feministas, se perfila cierta continuidad en la línea
investigativa propuesta por las teóricas (sociólogas, filósofas, antropólogas,
historiadoras, entre otras) quienes centrándose en las experiencias concretas de

124
las mujeres en diferentes culturas, en la sociedad y en la historia, se interrogan por
las posibilidades que ofrecen los análisis desde la perspectiva del género como
categoría analítica.
La autora considera que es importante rescatar el discurso de las mujeres
militantes en las guerrillas colombianas y demostrar como sus comportamientos,
motivaciones, ideologías, también han contribuido a la prolongación del conflicto
armado, a pesar de que en su intencionalidad, por construir un orden social menos
excluyente y más igualitario, estaba la idea de permitir a todos los colombianos
participar en el desarrollo económico y social del país.
Es cierto que la sociedad colombiana se caracteriza por convivir con diferentes
tipos de violencia: “crónica, endémica y permanente”, no obstante, dice la autora
no compartimos la argumentación según la cual la violencia se ha convertido en
una solución para explicar los conflictos sociales y políticos. Y menos que ella sea
para los colombianos una forma de relación social, tal como sostienen algunos
autores.
Según Ibarra, se observa de manera preocupante en las Ciencias Sociales una
tendencia a sobre valorar el fenómeno de la violencia, y a explicar complicados
procesos sociales, culturales y económicos de la sociedad colombiana apelando al
fácil recurso de la violencia. Algunos académicos se han referido al sobrepeso
asignado a este fenómeno, describiéndolo como una falta de imaginación
sociológica, de esfuerzo intelectual y conceptual para buscar otras causas que
expliquen la compleja situación del país. Su crítica está orientada hacia la
referencia necesaria de la cual parten muchos investigadores en un momento
determinado, para llevar a cabo los estudios sociales. De acuerdo con esta
perspectiva, la revisión literaria de la violencia en Colombia demuestra que
permanecen pocos campos inexplorados y mínimas asociaciones por elaborar en
esta materia.
Según el análisis realizado, la información sobre la participación de las mujeres en
el conflicto armado colombiano queda sepultada bajo la avalancha de los estudios
sobre la violencia y el análisis de los procesos sociales, en otras palabras, se
encuentra oculta, agregada entre los datos.
La propensión masculina hacia la guerra ha sido explicada tanto por razones
sicológicas, históricas, como de socialización de los varones en la actividad
guerrera. Pese a ello, es necesario clarificar que “la masculinidad de la guerra es
en buena parte un mito que sustentan tanto mujeres como varones en su apoyo.
Si los varones fueran intrínsecamente agresivos no harían falta ni los
reclutamientos, ni el entrenamiento en la misoginia, ni héroes estilo macho”
(Ruddick, citada en Osborne, y citado por la autora del texto cit1993). Del mismo
modo, los rasgos adjudicados a las mujeres tendrían que ser razones suficientes
según el análisis para que éstas fueran, unánimemente, críticas del militarismo y
de la destrucción.
En el análisis sobre las nuevas guerras se argumenta que en éstas, hay una
tendencia a evitar el combate y dirigir la mayor parte de la violencia contra los
civiles, en este nuevo modelo, se confirma un drástico aumento de la proporción

125
de bajas entre la población civil. Para la autora las nuevas guerras son, en cierto
sentido, una mezcla de guerra, crimen y violación de los derechos humanos en las
cuales, la presencia de las mujeres va en ascenso. A pesar de ello, las
percepciones tanto de los investigadores sociales como de la población, en
contextos donde se desarrollan conflictos armados, siguen insistiendo en
invisibilizarlas, como si de un castigo se tratara, por transgredir los roles asignado
tradicionalmente.
Según la autora, el paradigma patriarcal mediante el cual se administra el Estado
ha excluido a las mujeres de los espacios donde se toman las grandes decisiones
políticas y limita su participación a cuestiones de menor importancia, esta
ausencia les ha usurpado la oportunidad de demostrar sus posiciones como
negociadoras y administradoras y de utilizar las características asignadas. La
complejidad de la marginación les impone retos muy amplios puesto que para
ellas se plantea una contradicción interna, en el análisis, que no puede ser
resuelta por sí misma.
Por otro lado, se plantea que las organizaciones pacifistas de mujeres en
Colombia, en su mayoría, no han tenido en cuenta para su conformación, el
dominio masculino, la opresión, la discriminación de género, las inequidades y la
especial situación de deterioro de su calidad de vida, pues estas reivindicaciones
no constituyeron el objetivo principal de su movilización. Lo que las mueve a la
organización es la exacerbación y deshumanización del conflicto, la barbarie, la
crueldad, el deterioro de la convivencia y la misma pasividad de la sociedad que
aletargada contempla el derrumbe del Estado.
El texto señala que el proceso de socialización, que cada vez compromete a más
instituciones, los juegos de rol, la educación, la tradición, la cultura y los medios de
comunicación a los cuales tienen acceso los niños y adolescentes varones ejercen
una fuerte influencia en la formación de la identidad y el comportamiento de
género. Los niños son animados desde chicos para que sacrifiquen sus vidas en
enfrentamientos innecesarios, disminuyendo las probabilidades de reconocimiento
de otras formas de negociar los conflictos diferentes a la vía militar. Esa misma
mística de la violencia, les muestra la respetabilidad de la guerra y les enseña una
cantidad ilimitada de héroes, guerreros y valientes soldados que han demostrado
su hombría en el campo de batalla y que han muerto por defender el honor de su
patria.
Para Ibarra, es imperativo utilizar el género como categoría social construida y
herramienta clave para comenzar a desbiologizar el destino de hombres y mujeres
y la naturalización de los sexos, muestra además como esta vía es reforzada por
la persistencia simbólica de la dicotomía mujer pacífica/hombre violento. Se afirma
que en los conflictos armados internos, las guerras entre Estados y las acciones
terroristas, persiste una negación a la participación de las mujeres y más
estrictamente un reconocimiento de la incapacidad de éstas en el ejercicio de la
violencia, ello es el resultado de no ver con cuidado como las nociones de
masculino y femenino se construyen y son el objeto permanente del interés
cultural que crea unas identidades sólidas que impiden conocer las practicas de

126
poder y de violencia que dan lugar a formas de identidad circunscritas a su
operación de muerte.
Yolanda Puyana Villamizar en Género y familia , Asociaciones necesarias. En el
año 2004,, se pregunta en éste artículo ¿qué han aportado la perspectiva de
género y los estudios feministas al entendimiento de la dinámica del grupo
familiar?

La familia se entiende como una institución social que implica reconocer que
contiene una dinámica distinta a la del mundo animal; sus funciones se
entremezclan entre la biología y la cultura, porque en ella se realiza la
reproducción biológica de la especie y, a la vez responde a una necesidad
humana, como es la creación de lazos sociales fundamentales para la vida por
medio de las alianzas matrimoniales. El grupo familiar permanece ligado a la
conservación de la vida a través de la protección de quienes lo integran, a la
reproducción de la cultura y en consecuencia, a la socialización de las nuevas
generaciones.
En medio de interacciones familiares se produce el desarrollo emocional de la
niñez, se aprende el lenguaje, el niño o la niña interiorizan el universo simbólico,
se construyen las identidades de género, de clase o étnicas y, en general, se
aprende a vivir en sociedad. La familia y la sociedad permanecen inexorablemente
articuladas, se complementan y se necesitan. En ese sentido, la autora expone
que se debe reconocerse una doble dinámica: por un lado, el grupo familiar recibe
de la sociedad los recursos indispensables para su subsistencia, al mismo tiempo
que es afectada por los cambios sociales, culturales y económicos acaecidos en el
contexto social.

A través de la perspectiva de género y en contra de teorías que justifican los


rasgos patriarcales, las economistas feministas enunciaron que los oficios
domésticos concentrados en las mujeres debían ser consideradas como trabajo ,
ya que producen bienes útiles para la subsistencia de los miembros del hogar y
son indispensables para mantener bajos los costos sociales de reproducción de la
fuerza laboral.

En otras palabras, aunque estas tareas no incidan directamente en la tasa de


ganancia, sí producen riqueza social. Se ha demostrado el crucial papel del
trabajo doméstico en la familia. Estas tareas desarrolladas por la mujer, son
indispensables para la subsistencia del grupo y básicas para la reposición de las
energías que se gastan cuando las personas se vinculan al mercado laboral. Si
bien la concentración de las tareas domésticas de forma exclusiva entre las
mujeres ha variado en los últimos años en Colombia, aún se presenta una
inequitativa distribución de roles en el hogar. En un estudio reciente se observó
que: La creciente vinculación de las madres al mercado laboral, aún no incide de
manera directa en que se distribuyan de forma equitativa los oficios domésticos
con sus compañeros (aquellas dobles jornadas fuera y dentro del hogar) y sólo

127
entre un mínimo número de casos se encontró un cambio en este rasgo patriarcal
de la familia, ya que adoptaron las funciones del hogar, la crianza y cuidado de los
hijos e hijas como una corresponsabilidad de padres y madres.

al reconocer los rasgos patriarcales de la familia a través de la perspectiva de


género, es posible prever cómo en la familia se mantienen y reproducen conflictos
entre hombres y mujeres, y de allí surgen dos alternativas según : resolverlos a
través de la violencia conyugal, como ocurre aún en buena parte de los casos, o
comenzar a reconocer que en la familia existe la diversidad, que la pareja está
conformada por dos personas con derechos y responsabilidades y, por ende, se
pueden construir en el seno de dicho grupo relaciones democráticas y
participativas entre los hombres y las mujeres que lo integran.

La autora manifiesta que tanto los estudios provenientes del enfoque feminista,
como los de género, contribuyen a construir una visión histórica sobre la familia y
a entender la dinámica humana que se produce en el seno del grupo.

A partir de los movimientos feministas y de la consolidación en la academia de un


pensamiento crítico ante la opresión de la mujer, las investigadoras sociales
desarrollaron la categoría de género y la entendieron como una teoría que permite
reconocer las creencias, los símbolos y comportamientos y, en general, los
significantes cultura- les a través de los cuales se diferencia a los hombres de las
mujeres. Es clásica la definición de Joan Scott, quien considera al género como un
elemento constitutivo de las relaciones sociales basado en la división sexual de
roles, en significantes culturales que distinguen a los sexos y, al mismo tiempo,
como una forma primaria de relaciones significativas de poder. Ambas visiones
han contribuido a reconocer las relaciones de poder en la familia, porque
permanecen rasgos culturales derivados de la dominación patriarcal, y ésta se
constituye en el lugar privilegiado para la dominación masculina que ha mantenido
rasgos patriarcales. Se entiende por patriarcado la dominación del hombre adulto,
quien ejercía un poder absoluto sobre mujeres, hijos, hijas y siervos. La
organización patriarcal se desarrolló en la Antigüedad que refrendó la maternidad,
y otras categorías excluyentes, cuyas cualidades oscilan entre la Ley del Padre, la
racionalidad y la rigidez, opuesta a la figura materna que implica la protección y la
solidaridad.
La autora manifiesta que al declarar a la familia como instancia en la que se
reproducen relaciones de poder y proponer una mirada de interés público a su
dinámica, se han reconocido formas muy sutiles de violencia doméstica: el
maltrato físico, el psicológico, el abuso sexual y el incesto, entre otros.
La familia es una de las instituciones mas problemáticas en términos de violencia,
las características vecinales de sus miembros, los roles heredados que asignan al
padre y a la madre una responsabilidad de género debidamente diferenciada y
con matices distintos del poder en el ejercicio de la autoridad, y especialmente
por la consideración social que atribuye a la sangre la prueba indisociable de

128
pertenencia elemental a la sociedad y la patria, la familia es refrendada por las
normas jurídicas, el derecho de familia y la posibilidad de heredar
constituyéndose en una institución particularmente permeable a la acción de
biopoder interesado en gestionar las poblaciones económica, social y
culturalmente. Si es en el espacio de la familia donde se realiza la reproducción
humana, es también allí donde se dan las formas mas diversas de amor y odio,
siendo válido admitir, menos que la familia es la célula primera de la sociedad,
que es un lugar particularmente problemático, construido pacientemente a lo largo
de la historia y eventualmente susceptible de transformarse y de fundar en el
sentido ético.

Es de hecho al interior de la familia donde se han producido los mayores cambios,


hoy por hoy podemos evidenciar distintas tipologías, unipersonal, nuclear, y
extendida que señalan hacia diferentes modos de entender la conyugalidad y que
identifican parejas sin hijos, con hijos de uniones anteriores, con hijos adoptados,
progenitores sin cónyuge, parejas de mismo sexo y arreglos afectivos duolocales
de residencia separada y en los estratos considerados mas bajos, la forzada
convivencia en inquilinatos donde se hacinan familias enteras

En conclusión, según la autora, los estudios feministas y la perspectiva de género


facilitan interpretar la familia como una institución cambiante, histórica y permeada
por la cultura. Sólo con una mirada humanizadora de la familia –como la propuesta
en este artículo es posible construir relaciones democráticas en el seno del grupo
familiar, que partan de la diversidad y no de la imposición de normas ciegas
heredadas de rasgos culturales del patriarcado.
Las investigaciones reunidas en este eje temático sobre las violencias y la guerra,
muestran las condiciones de afectación e indefensión a que están sometidas las
mujeres y las niñas, en el contexto de muerte y de agresión que vive Colombia.
Ahondan en la idea patriarcal de la guerra, en su lógica y la construcción de
modelos de apropiación territorial y afectiva, señalan el modo como son inscritos y
apropiados los cuerpos femeninos, haciendo de ellos un lugar de violación, un
botín y un campo de fuerza para la batalla y el exterminio, muestran muy
particularmente la situación de las mujeres desplazadas que han migrado a
Bogotá, las condiciones vividas en términos de exclusión y violación de todos sus
derechos, hacen visible la situación, para urgir al Estado la atención que merece
este grupo poblacional condenado al sufrimiento y a la supervivencia, muestran
también el carácter exponenciado que representa la violencia intrafamiliar,
agravado aún más en el contexto de guerra y la falta de opciones reales para las
jefas de hogar, los niños y las niñas, y los /as jóvenes fácil presa del
reclutamiento forzado, señalan hacia la familia y la violencia intrafamiliar
mostrando las deficiencias en los programas de atención que no han incurrido en
el análisis de género para complejizar el tema y abordar la transformación del
conflicto presente en los hogares, con ello se impide una comprensión y una
práctica mas cerca de enunciar la materia simbólica de exclusión en que se
soportan introduciendo la formación y campañas culturales en aspectos menos
visibles e igualmente contundentes en términos del imaginario que esencializa los

129
roles y distribuye el poder. Los ensayos y las investigaciones que aquí se
compilan, constituyen una revelación del dolor sufrido por las mujeres y la
capacidad de resistencia y el valor que las convierte en ejemplo emblemático de
construcción social y comunitaria. Le concierne al Estado el pago de esta deuda
con las mujeres logrando empoderar a las mismas desde el punto de vista de la
subjetividad con una formación y una pedagogía adecuadas, además de constituir
programas alternativos económicos, de vivienda, de salud y educación, contando
con la fuerza propositiva de las mujeres, de sus proyectos vitales, todo ello en
medio de un componente psicosocial que pueda realizar el transito necesario para
la elaboración del duelo.

IV .Sobre la Democracia, Ciudadanía y Políticas Públicas.

La Democracia

Se ha entendido la democracia como el gobierno de todos, sin embargo se puede


afirmar que estamos lejos de esa consideración, mas propiamente como lo señala
Toni Negri y Michael Hardt en su libro la multitud (Hardt, Negri,2004), parecería
que la democracia que tenemos globalmente está atrapada en el dominio del
miedo, en la lógica del gran capital que está basada en la fuerza en extenso de
la guerra hoy llamada postmoderna o guerra global, es éste el mayor impedimento
para construir una opción democrática real, la democracia que tenemos está
subordinada a las prácticas del biopoder cuyo propósito es la gestión de las
poblaciones y el control de sus cuerpos y del deseo .

Cuando el estado de excepción se convierte en regla y la guerra en condición


interminable, se desvanece la distinción entre la guerra y la política, puede ser que
la guerra sea la continuación de a política por otros medios, según la formula de
Clausewitz, pero a su vez, la política se está convirtiendo, cada vez más en
guerra llevada por otros medios. En otras palabras la guerra se está convirtiendo
en el principio básico de la sociedad y la política simplemente en uno de sus
medios o disfraces.

Así pues lo que aparece como paz civil, tan solo significa el fin de una forma de
guerra y el inicio de otra. Michel Foucault señala que la función socialmente
pacificadora del poder político implica la necesidad de reinscribir constantemente
esa relación de fuerza en una especie de guerra silenciosa y reinscribirla en las
relaciones sociales, en los sistemas de desigualdad económica, en incuso en as
esferas de las relaciones personales y sexuales. La guerra se ha convertido en un
régimen de biopoder y hoy impregna todas las relaciones de la vida social, la
guerra actúa a través de metáforas que cobran una fuerza real, guerra contra a
pobreza, contra la droga, contra el terrorismo etc.

Cuando el estado de guerra pasa a ser una situación global permanente, entonces
también se produce a suspensión de la democracia que tiende a convertirse en
norma. “La guerra es el recipiente externo que contiene el poder de control, y este

130
el poder disciplinario. Lo especifico de nuestra época es el hecho de que la guerra,
que antes era el último recurso, pasa a ser y el primero y primordial, el fundamento
de la política. La soberanía imperial crea el orden, no poniendo fin a la guerra de
todos contra todos, como diría Hobbes, sino proponiendo un régimen de
administración disciplinaria y control político directamente basado en la acción
bélica continua”. (Negri y Hardt 2004.)

La democracia por venir está aliada a la resistencia, concierne a las practicas de la


subjetividad, tiene que ver con la admisión y el reconocimiento de las diferencias,
desbordando la idea de pueblo y de masa, la multitud no es el pueblo, es una
subjetividad colectiva hecha de singularidades identitarias que cuenta
esencialmente con la fuerza de creación, es decir con esa resultante del trabajo
inmaterial representado en la cultura y en las artes.

La democracia por venir está siendo fraguada en las practicas de la resistencia


actual, que agrietan el poder del centro de los partidos, de las instituciones, de los
comités centrales, de los jefes, de los padres y maestros armados de nociones
totalitarias y jerárquicas, la democracia por venir será el lugar de un aprendizaje
que busca la libertad denegando de las formas opresivas especialmente
alimentadas por la vecindad yódica y el dominio microfascita que se le asimila.

Los centros y las Instituciones.

Las instituciones, particularmente las estatales, responden al poder del centro. El


centro suele tener uno de estos tres significados: uno estático, del cual equidistan
los puntos externos y donde la figura soberana es la circunferencia; dos
cinemático, punto sobre el que convergen trayectorias, al que van (fin); y tres,
punto del que parten (del que vienen, origen). El centro en términos de fuerzas,
condensa y asimila; de aquí se puede inferir que el centro es un atractor que hace
centrífuga pero que también produce una resonancia envolvente sobre todo el
cuerpo social; dicha resonancia es afectiva, es decir, captura los cuerpos y el
deseo al tiempo que los domestica.
Desde el punto de vista cinemático, el centro invade el imaginario colectivo, está
en todas partes; nosotros mismos/as, nos convertimos en centros; se cristaliza por
doquier, está en el campo biológico, en el terreno de lo social, en el mundo de las
ideas. La representación es un centro, los centros proliferan como la corrupción en
la política, pero el centro se nos escapa porque se confunde con la mirada misma.
La circunferencia es la figura estática del centro que jerarquiza el espacio y lo
distribuye en círculos concéntricos.
En el plano social la distancia del centro indica las diferencias de poder, el Estado
no es el único centro, actúa como un principio organizador y en esta operación
controla y vigila. No sólo atrae hacia sí los recursos, sino que extrae las energías
indispensables para su consolidación y reproducción. En este sentido la
descentralización se constituye en un modo soberano de reproducción del centro
porque lo multiplica, así que no debemos extrañarnos que el poder concentrado en

131
las regiones no logre independizarse del centro y que a su vez reproduzca
pequeños centros subsidiarios.
No obstante, el centro no es del todo homogéneo y compacto, al igual que el
átomo está formado por elementos diversos y se encuentra permanentemente
amenazado por la desintegración, por el caos. Michel Foucault ha explicado cómo
las características locales de los poderes constituyen a su vez la forma del poder
que pretende dominarlas. Pero el centro necesita imperiosamente el ruido, es
decir las disfunciones; en este sentido la crítica, la autonomía, el grupo, se
convierten en un modo radical de subsistencia pero también en dispositivos de
transformación estatal. (Foucault. l999) “Si es cierto que toda vida social es
estructurante, a su vez que está estructurada, parece que las concepciones
libertarias y autónomas sobre el poder deberán ser revisadas algún día para que
sean coherentes con los hechos sin abandonar por ello, sus presupuestos
básicos” (Ibáñez 1998)
La lucha contra el centro nos incumbe a todos y todas, el propio Estado tiene que
realizar la crítica a los centros con que funcionan las instituciones, ya que el poder
de resonancia que produce es envolvente y afecta todo el cuerpo social. Hay
centros educativos, religiosos, centros de salud, carcelarios, centros de vivienda,
para las vías, para la planificación urbana, etc.; estos centros agencian las
poblaciones y construyen al sujeto normatizado de lo humano, es propio de lo que
Foucault llama biopoder. El poder del centro contribuye a construir al individuo
privado, ese constructo social que responde a un modelo en torno al yo proclive a
la violencia y la acción del mas fuerte. El alma de occidente es la guerra y el yo
constituye el atractor por excelencia de reproducción y la vigencia de la guerra que
hoy opera globalmente.
El centro no sólo jerarquiza, sino que también homologa las diferencias, torna
equivalente entre sí a conjuntos de individuos que se asimilan en consonancia a la
utilidad. Estratifica de acuerdo a una nominación explícita a quienes, al alejarse
del centro, son penalizados y calificados de anormales. La utilidad se aplica a los
trabajadores, a los consumidores, a los usuarios de seguridad social, electores y
reclutas, diferenciándolos sectorial y formalmente. Contrario a esta clasificación
aparecen las minorías que no tienen presencia simbólica en la cultura, se trata de
las mujeres, los homosexuales, las etnias indígenas, las negritudes, los jóvenes,
aquellos que se escapan al modelo mayoritario por su carácter aleatorio en
términos de identidad.
La teoría del caos, entiende a éste como factor estructurante y ha mostrado que
en las sociedades complejas como las que vivimos, se requiere de un cierto grado
de inestabilidad para conseguir permanecer. El otro, la diferencia, tiene que ser
admitidos para asegurar una vigencia más dinámica para el propio sistema. Es el
modo como se deshace la operación bipolar y excluyente que produce el poder del
centro, la manera como irrumpe la vida en estos espacios, la vida lejos de una
naturaleza ideal, puntos, rectas, sólidos regulares, se regenera a sí misma en
infinitudes concretas y produce lo inaudito, lo impensado.

132
El poder del centro produce una resonancia infinita, y este poder molar es
sustituible en todos los casos por focos que se pliegan a las emanaciones de la
maquinaria institucional; de ahí que las apuestas descentralizadas que se
localizan localmente, se conviertan a su vez en satélites del centro, funcionan
como el Estado y devienen de nuevo formas duras y disciplinarias.

Desde el punto de vista cinemático, y siguiendo a Spinoza, el centro produce una


resonancia envolvente de pasiones pasivas y reactivas que aminoran nuestra
potencia de actuar; produce en los cuerpos tristeza, miedo, envidia y
resentimiento. Kafka supo hasta que punto la burocracia era deudora de una
operación afectiva y perversa que difería el tiempo de la solución y postergaba la
salida. Ocurre como si los microcentros que son exactamente sólidos yos,
interactuasen negativamente y compitiesen entre ellos por poder y
reconocimiento, restando fuerza a la vida y a la creatividad
Este mismo efecto es el que consiguen las instituciones estatales toda vez que se
ajustan al poder central y a la microfísica fascista del dominio, esa clase de abulia
y esa lentitud que emana de las oficinas, la espera que no logra concretarse, un
tedio extendido, el miedo a ser expulsado del trabajo, la sensación de estar
permanentemente vigilado, respondiendo al modelo de Bethman. Las pasiones
tristes Spinozianas son de hecho afectaciones propias del dominio institucional
sobre las cuales no se ha puesto la suficiente atención considerando irrelevante
otra mirada desde el punto de vista de la vida, de su acción disipativa y de
construcción inédita.
La democracia por venir está ligada a la posibilidad de construir redes, focos de
resistencia que admiten la movilidad, realizando alianzas entre distintos grupos y
potenciando encuentros para crear un cuerpo mas potente en torno a la vida, el
deseo y la creación

La participación y la gestión ciudadana.

Paul Virilio señala que el hombre y la mujer concreto han desaparecido, señala
también que las ciudades mas que el Ágora, el diálogo y la comunicación en el
espacio de lo público, se erigieron sobre la guerra y los monumentos mas antiguos
que se conocen constituyen fortalezas fantásticas mediante las cuales, las
ciudades se defendían del enemigo. (Virilio 2001)

Uno de los conceptos mas controvertidos actualmente es el concepto de


ciudadano, de hecho hablar de ciudadanía es impropio, los procesos de
globalización han roto la idea bipolar campo y ciudad y propiamente tendríamos
que referirnos no al habitante de la ciudad, sino de la Urbis, la Urbis es un espacio
abstracto que nombra el transito y que permea tanto el campo como la ciudad,
por dicho espacio de tensión y fuerza, transitan las singularidades que se rehacen
y se crean en el trayecto del transito, la idea de ciudadano responde a una noción
moderna que nombra y refrenda la individuación sobre a base del individuo
privado.

133
Emmanue Kant lo definió como “esa entidad individual que tiene como objetivo su
propio interés, el ciudadano coincide con el modelo mayoritario permanentemente
agenciado por los medios de comunicación y la sociedad de espectáculo”,
coincide con el hombre, “macho heterosexual y exitoso”, responde a un modelo
que soporta abstractamente la soberanía y las decisiones políticas de los estados,
el ciudadano relevó al pueblo, a las masas, a los miembros de la comunidad,
entidades útiles para validar el poder político y la representación del soberano, la
gestión ciudadana se asocia a la representatividad política y democrática, el
ciudadano hace un solo cuerpo con el Estado, la ciudadanía son los órganos del
cuerpo social, hay una subjetividad única y una mente racional que rige sobre el
conjunto de intereses y de pasiones vecinas a la anarquía, la teoría de la
soberanía es refrendada por la psicología y la fisiología.

El ciudadano moderno, coincide con la idea de sujeto basada en una idea de


cuerpo autocontenido y totalizado, con una conciencia y voluntad propia y limitado
por a piel, el lugar por definición de la individuación ciudadana es el yo, esa
categoría ontológica que nombra su especificidad en relación con los otros
semejantes y se distancia de ellos, el yo como señala Severino es el alma de la
guerra en occidente, y constituye la base de su argumento y explicación última. El
imaginario Patriarcal de la guerra global dispone de la noción de ciudadanía para
soportar la decisión supranacional que ejercita la guerra contra el terrorismo y su
afán de destruir el enemigo común y universal, el mal. (Severino, l991)

El ciudadano contemporáneo responde a la idea de un modelo que es refrendado


y reproducido permanentemente. No obstante al lado de a llamada ciudadanía se
dan otros modos de individuación alejadas del modelo, se trata de os nómadas de
la tierra, los despojados de presencia simbólica en la cultura patriarcal, las
llamadas minorías no responden a la condición de modelo, son las haecceidades
(una haecceidad no tiene principio ni fin, ni origen ni destino, siempre está en el
medio. No está hecha de puntos, sólo está hecha de líneas. Es rizoma), (Deleuze.
l997), las mujeres, las etnias, las negritudes, los/as jóvenes/os, transexuales, los
locos, los artistas, podemos decir que son transversales moleculares que resisten
al modelo y lo exceden, “la multitud no es una identidad (como pueblo o
ciudadanía), no es tampoco uniforme como la masa, las diferencias internas de la
multitud deben describir “lo común” que les permite comunicarse y actuar
mancomunadamente, pero lo común es la diferencia, y la fuerza de creatividad
presente en la producción inmaterial que asimila y con que se alimenta la fuerza
del mercado”. (Negri y Hard 2004)

Nuestra comunicación, colaboración y cooperación no se basa únicamente en lo


común sino que lo produce, a su vez en una relación espiral, siempre en aumento.
La multitud es una subjetividad social, activa que actúa partiendo de lo común la
creatividad y lo compartido por esas singularidades. Es una subjetividad social,
internamente diferente y múltiple, cuya construcción y acción no se funda en la
identidad o la unidad, ni mucho menos en la indiferenciación, sino en lo que hay

134
de vida en la producción inmaterial. Rossi Braidotti señala que los procesos de
devenir son colectivos, intersubjetivos y no individuales, ni aislados

Los devenires identitarios, “las subjetividades emergentes son trayectos de


construcción identitaria que cuentan con tiempo fuerza y un espacio fuerza para
darse un mundo, proveer una mente y construir un mundo, la subjetividad se
conceptualiza como proceso que armoniza simultáneamente las instancias de lo
material, (a realidad) y lo simbólico (el lenguaje), son procesos inconscientes de
identificación y de deseo, la subjetividad, siempre por construir lejos de ser una
unidad racional, es multiplicidad en sí misma, está marcada por un conjunto de
diferencias dentro y fuera de sí misma, que la convierten en una fragmentación ,
una entidad anudada, construida sobre las intersecciones de niveles de
experiencia. una subjetividad femenina es entonces múltiple y fracturada , es
racional en cuanto requiere un vínculo con los otros, y es retrospectiva en la
medida que funciona a través del recuerdo y la memoria”.(Braidotti, 2002)

Iris Marion Young en su artículo, “Vida política y diferencia de grupo, una crítica
del ideal de ciudadanía universal”, plantea que “el moderno pensamiento político
por o general asumió que la universalidad de la ciudadanía, en el sentido de
ciudadanía para todas las personas, implica también una universalidad de la
ciudadanía en el sentido de que el status de ciudadano/a trasciende la
particularidad de la diferencia. Cualesquiera que sean las diferencias o de grupo
entre los ciudadanos/as concede a todas las personas idéntica categoría de pares
en a esfera política pública, con la igualdad concebida como identidad e ideal de
ciudadanía universal, conlleva al menos dos significados adicionales a la
extensión de ciudadanía a todas las personas, a) la universalidad definida como
general en oposición a particular, es decir, lo que los ciudadanos tienen en común
como antítesis de aquello en que difieren b) la universalidad en el sentido de
leyes y reglas que enuncian lo mismo para todas las personas y que se aplican a
todas de idéntica forma, o lo que es lo mismo, leyes y reglas ciegas a las
diferencias individuales o grupales” (Young, l996 )

Esta pensadora plantea que dado el contexto contemporáneo a merced de


intereses privados, del dominio de empresas militares, y empresariales
trasnacionales es necesario la toma colectiva y el control de sus vidas e
instituciones mediante procesos de discusión activa orientados a lograr las
decisiones colectivas y grupales.

Las feministas en particular muestran que el discurso que vincula las personas y
los asuntos públicos con la fraternidad es una vía factible y por realizar, el estado
moderno y el dominio público está ligado a la experiencia masculina, no sólo en
relación al honor del guerrero sino también el regateo entre agentes
independientes despojados de emociones. Así los hombres huyeron de la
diferencia sexual, la oposición entre universalidad del ámbito público de la
ciudadanía y a particularidad del interés privado se relacionan con opuestos como
razón y pasión, masculino y femenino.

135
“Como guardianas del ámbito privado de las necesidades, deseos y afectividad,
las mujeres deben asegurar que los pulsos de los hombres no subviertan la
universalidad”. Lo que se necesita entonces, en lugar de una ciudadanía universal
entendida como mayoría, es una ciudadanía diferenciada en función del grupo, y
por tanto, un ámbito y un sector público heterogéneo.

El grupo social no debe entenderse como una esencia, o una naturaleza dotada
de características comunes, es mas bien un proyecto relaciona, con vinculación
afectiva y afinidades especificas, los grupos relacionales son fluidos, se crean y
desvanecen, la identidad del grupo y su relevancia dependen de circunstancias
específicas, la diferenciación grupal es inevitable y deseable en la actualidad.

Una autoorganización grupal debe contar con recursos públicos y mecanismos


institucionales que atiendan sus intereses basados en tres actividades: La
autoorganización grupal para que obtengan un empoderamiento colectivo y una
comprensión reflexiva de sus intereses; expresar un análisis de grupo de cómo los
afectan las políticas sociales en contextos institucionalizados; Tener poder de veto
respecto a políticas específicas que afecten directamente agrupo.

Las políticas públicas.

“La política social se define como un conjunto de objetivos, normas , sistemas y


entidades por medio de las cuales, el Estado se dirige a garantizar los derechos
humanos, crear oportunidades y fortalecer instrumentos en términos de la equidad
y la integración social. . Esta debe expresar el contenido específico de os servicios
, prestaciones y protecciones sociales, la financiación para garantizar el acceso a
quienes carecen de recursos, el aseguramiento de individuos, familias y grupos
contra determinados riesgos, y la protección a quienes se encuentran en
condiciones de vulnerabilidad específica”. (Rico, Delgado, Alonso, 2000.). Esta
definición señala hacia las funciones principales del Estado moderno para
garantizar legalmente la seguridad del bienestar mediante transferencias y
recursos financieros, desarrollando políticas reguladoras y distributivas de los
servicios en las áreas de salud, educación, seguridad social, vivienda, protección
laboral y asistencia a los grupos considerados vulnerables.

Las políticas públicas están inspiradas en el enfoque introducido por el PNUD en


su primer informe sobre desarrollo humano 1990, a que se le imprimió una mirada
feminista. Fue formulado por Amartya Sen y es conocido como el enfoque de las
capacidades.

El autor parte de la idea de que el desarrollo se debería definir y cuantificar no


sólo en términos económicos como el crecimiento de PIB o de la renta per capita,
sino en cuanto a la capacidad de transformación de los horizontes del desarrollo
de las personas basadas en la conexión entre la economía y la ética.

En la noción de capacidades de Sen, hay dos aspectos importantes.

136
Uno, se refiere al funcionamiento de las personas (el hacer). Es decir como
manejan sus vidas y posibilidades y como se las arreglan en la vida cotidiana.
Dos, se refiere a la posibilidad de buscar objetivos mas amplios de extender los
horizontes individuales y colectivos, para Sen no se trata sólo de eliminar la
pobreza sino de buscar la libertad positiva, la que permite hacer y construir, soñar
y conseguir lo que se sueña, es decir potenciar el desarrollo humano. Se han
aportado una serie de clasificaciones a las capacidades que materializan los
deseos, entre ellas el poder trabajar en el mercado laboral o realizar proyectos,
también artísticos y culturales, poder moverse entre distintos espacios y lugares,
poder disfrutar de tiempo de ocio, poder ejercer autonomía en el uso de tiempo,
estos distintos aspectos permiten analizar las diferencias de género y ofrecer un
marco conceptual para pensar las políticas públicas.

Existe pues un enfoque de la política social en la perspectiva de los derechos


humanos, que se dirige a superar las desigualdades relacionadas con la persona,
el sexo y/o la edad, la etnia y la clase, en un contexto de desigualdades
económicas que requieren considerar las diferencias no sólo en relación a la
consecución de los bienes primarios, sino también en relación a las
oportunidades, capacidades y logros.

La critica a este enfoque está representado por Martha Nussbaum quien señala
que el enfoque de las capacidades se parece mucho a la de los derechos
humanos, sin embargo, los derechos humanos son mas abstractos y universales
mientras que las capacidades son mas concretas, individualizadas y específicas
en relación con distintos contextos y necesidades. Ella opta por esta perspectiva,
porque resulta mas útil para desarrollar una teoría de justicia de género y aplicarla
al caso específico de las mujeres en cada contexto social y cultural, el discurso de
las capacidades tiene un entramado más directo con una visión mas integral del
desarrollo humano, el discurso de las capacidades no adolece del problema de
sesgo occidental en que están inscritos los derechos humanos. Nussbaum critica
a Sen por no ser suficientemente específico en la definición de las capacidades
incluso de aquellas consideradas mas básicas. Y elabora un listado de
capacidades que incluye “poder vivir una vida de longevidad normal, es decir sin
morir prematuramente o sin que la persona sea reducida a un estado de no
merecer vivirla”, “o poder formar una idea de lo que es bueno”, “o poder
reflexionar sobre la planificación de nuestras propias vidas “ .(Benería 2006).

Por último al respecto de las mujeres y su vinculación laboral, es importante


incluir la propuesta de Lourdes Benería en “Trabajo productivo/reproductivo,
pobreza y políticas de conciliación, (Benería,2005). Esta economista realiza un
análisis a fondo sobre la diferencia entre trabajo reproductivo, y trabajo
remunerado y no remunerado. Las mujeres han dejado claro que el trabajo que se
realiza en el espacio privado usualmente no se reconoce, no es considerado
trabajo como tal y no se paga, lo que se considera trabajo reproductivo, contribuye
al mantenimiento de la fuerza de trabajo y a la reproducción social.

137
Algunas tareas reproductivas se transfieren de la esfera doméstica al mercado, es
el caso de las guarderías infantiles, las lavanderías o la venta de comida en la
calle, muchos de estos servicios lo hacen las mujeres no habiendo una partición
evidente que delimite el ámbito del trabajo en cuestión, no todo el trabajo
doméstico es sólo reproductivo, hay producción pero no es remunerada, de ahí la
importancia de distinguir los conceptos de producción y reproducción .

El trabajo reproductivo no remunerado contiene un elemento de cuidado y relación


emocional entre las personas que no tiene paralelo en la esfera de mercado y que
ha llamado la atención de las académicas.

Es conveniente señalar que lo público debía ser ese lugar donde es posible
restarle fuerza al dolor, y ésta idea profundamente humana y vital, está lejos de
ser involucrada en las consideraciones sobre las políticas públicas todavía sujetas
al campo del impacto relacional con marcadores y estadísticas que privilegian lo
cuantitativo sobre el contenido cualitativo y social. Las investigaciones que se
reseñan a continuación, tienen que ver con estos 3 ejes temáticos: Democracia,
ciudadanía y políticas públicas, el abordaje de los mismos se desarrolla en el
marco ya sea de la suscripción de los derechos humanos y la gestión ciudadana,
ya en el contexto del enfoque de las necesidades propuesto. No siempre se
conceptualiza y se entiende la ciudadanía como heterogénea, como se propone
en esta introducción, la investigación tiene el compromiso de ahondar en la
pregunta por la ciudadanía, por la democracia, por las políticas públicas en
relación con las necesidades y reformulación del desarrollo, por lo general las
propuestas e hipótesis se asimilan al clamor de la practica de los derechos
humanos, pero no abordan ni discuten el problema de fondo que interroga por el
poder, la necesidad de remoción simbólica e imaginaria vigente y una idea de
construcción colectiva que modifique la concepción de una ciudadanía universal a
la que le falta la diferencia y las identidades emergentes.

Una de las condiciones mas dramáticas en Bogotá es la condición de los/as,


desplazados, donde la violación de los derechos es total, además, podía
afirmarse, que la noción de dignidad humana es prácticamente inexistente. Aquí
reseñamos las consideraciones encontradas en las investigaciones que abordan el
tema, ambas acuden al reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres
para demandar por parte del Estado, la incorporación clara de una política
integral para la atención de las mujeres desplazadas, no obstante dejan de lado el
abordaje de las necesidades acudiendo a los datos que ilustran el fenómeno.

En el informe Mujer y conflicto armado sobre violencia sociopolítica contra las


mujeres , jóvenes y niñas en Colombia (ya citado), se señala que la población en
situación de desplazamiento en el año 2005 en el primer trimestre asciende a
61.997 personas y 1.037 asesinadas en medio del conflicto armado, esto quiere
decir que cada día 778 personas son desplazadas y 11 pierden la vida, lo cual
representa un aumento de 10% frente a a cifra registrada en el mismo período del
2004, tres realidades han jalonado el nivel de desplazamiento , la ofensiva

138
gubernamental contra las FARC, las violaciones al cese de hostilidades por parte
de los paramilitares y el fin del repliegue de las FARC.

Según la encuesta realizada por la alcaldía mayor la población que se ha


desplazado a la ciudad asciende a 558.140 personas agrupadas en 111.628
familias con un promedio de 5 miembros donde un poco mas de la mitad
corresponde a mujeres, de acuerdo con el estudio mencionado la población
femenina desplazada asciende a 51%, la jefatura en cabeza de a mujer es de
52%, el porcentaje de embarazo es 23% que se concentra en las jóvenes entre 15
y 20 años de edad. Y la proporción de mujeres en lactancia 63.5%. estos datos
muestran la gran responsabilidad femenina en la vivencia del desplazamiento y la
necesidad de inclusión en una política diferencial y de género en los programas de
atención.

La cultura machista y patriarcal que considera normal el abuso y el maltrato contra


las mujeres, jóvenes y niñas se expresa de múltiples formas de violencia
intrafamiliar, social, política y sexual, la violencia intrafamiliar es común y
permanente en la mayoría de las localidades de Bogotá con situaciones de abuso
sexual, embarazo precoz y maltrato físico y psicológico. Sin embargo por la
ineficacia del sistema judicial los casos quedan en la mas absoluta impunidad y los
responsables no son identificados.

En el 2003 se presentaron 113.139 denuncias a las comisarías de familia, el 28%


por violencia psicológica, 26% por violencia verbal, 15% por violencia física y
económica , de las 86.428 personas atendidas por casos de violencia intrafamiliar
las mujeres y las niñas son el 63% de las víctimas. El consolidado de casos de
violencia sexual atendidos en las diferentes localidades de Bogotá entre el 2003 y
2004, registró 2.364 mujeres agredidas . (Alcaldía mayor de Bogota 2005 )

El derecho al trabajo es otro de los mas vulnerados, en Bogotá según el RUT el


desempleo es de 72.6% en ka población desplazada, información de alcaldía
Mayor, señala que la tasa de desempleo de la población en edad de trabajar es de
51.8% en las mujeres alcanza el 53%. El 14% e las mujeres se encuentra
trabajando, siendo las posiciones ocupacionales mas representativas las de
empleadas o obrera. /50%) y trabajadoras independientes (31%) en las ramas de
servicios y comercio.

Entre las desplazadas las condiciones laborales se caracterizan:

Acceso al trabajo en condiciones indignas, mujeres que hacen parte de ciclos de


explotación propios de la exclusión en los centros urbanos, Asignación como
trabajadora sólo para ciertos oficios que por tradición han realizado las mujeres y
con una remuneración inferior a la de los hombres. Después del desplazamiento
las mujeres no logran radicarse en condiciones dignas, ni acceden a un empleo
estable. Sin embargo deben empezar a responder económicamente por la
educación y la canasta familiar y escolar, arriendo de vivienda y servicios públicos.

139
, las mujeres y sus familias aumentan o agudizan su condición de desnutrición
exponiendo la salud de toda la familia.

En la investigación Encrucijadas Urbanas, Población desplazada en Bogotá y


Soacha, una mirada diferenciada por género, Edad y etnia; Donny Meertens
realizada en el 2002 (ya citado); se señala que la política pública establece que la
población desplazada goza de prioridad para acceder al sistema educativo y
recibe la exoneración total del pago por matricula, sin embargo esto no se ha
cumplido En Bogotá hay menos presión sobre los cupos escolares en
comparación con otros municipios como Soacha, sin embargo por razones de
presupuesto la secretaria no atiende las demandas de niños y ñinas desplazados,
al igual que no considera las grandes distancias y los altos costes de trasporte que
se derivan de la situación, el periodo de vigencia para la exoneración de la
matricula es un año y la familia desplazada está lejos de haberse estabilizado en
ese período. Además se presentan problemas de adaptación de niños y niñas que
provienen de zonas rurales que presentan desnivel en relación a los programas
urbanos de educación, los bajos rendimientos académicos potencian el riesgo de
la deserción escolar y vinculan a esta población al trabajo infantil

La información sobre la situación de pobreza de las mujeres en Bogotá, es escasa


, la información sobre el tema de mujer y pobreza hace referencia a la situación de
las mujeres jefas de hogar., para el 2001 se estima que existen en la ciudad
870.855 personas en condición de pobreza de las cuales 236.202 son mujeres en
edad fértil.

Dotar de vivienda digna a la población desplazada forma parte de la política de


restablecimiento, pero no existen problemas adecuados para tal fin, en Bogotá
Metrovivienda ha beneficiado 130 familias con créditos, y el Inurbe ofrece un
subsidio para la adquisición de vivienda usada, al que pueden aplicar familias
desplazadas, pero la realidad es que no gozan de ninguna medida de focalización
para las situaciones especificas, pues para aplicar hay que tener trabajo fijo y
someterse a ahorro programado que los desplazados no pueden cumplir, el todo
el país los programas de vivienda han contado con buena participación femenina,
se señala que las mujeres desplazadas tienen mas inclinación hacia la integración
urbana que los hombres y un sentido mas practico para la reconstrucción del tejido
social en torno a la supervivencia cotidiana, las mujeres trabajan básicamente en a
economía informal, no tienen sueldo, ni trabajo fijo, y algunas desarrollan trabajos
domésticos, de ahí la importancia que cobran los proyectos productivos, según la
unidad Territorial Bogotá de RSS, durante el año 2001 se beneficiaron 1.105
familias de las cuales el 48% están siendo desarrollados por mujeres, sin embargo
las mujeres manifiestan la necesidad de atender a los niños lo cual se agudiza
ante la falta de dotaciones y guarderías cercanas a los lugares de trabajo. Los
proyectos son unifamiliares, no contemplan jefatura femenina, el único proyecto
dirigido a mujeres es el del PMA con 12º madres gestantes y lactantes pero de
hecho se ha reducido a 85 mujeres

140
Helena Alvear García en el 2002 se pregunta ¿Es posible evaluar la participación
femenina en el gobierno que se inicia?, Se trata de dar respuesta a unas
preguntas que la autora plantea, empezando por la interrogación explicita en el
título del trabajo, desde cuatro perspectivas teóricas diferentes se aborda el tema:
el feminismo liberal, el feminismo de la diferencia o cultural, el feminismo marxista
y el feminismo radical. Cita varias fuentes provenientes del feminismo marxista,
liberal y de la diferencia para poder sustentar teóricamente sus opiniones.

Se pregunta: ¿Cómo vería una feminista de la diferencia la ley de cuotas? Desde


su perspectiva, la forma en que está estructurado el sistema jurídico privilegia las
formas de actuar y pensar masculinas. En este orden de ideas, el concepto de
derechos, la forma de defenderlos y el razonamiento que se articula en las
sentencias está basado en una estructura masculina. Las mujeres cooperaran
más, miran el contexto y no comparten el esquema típico de un sistema litigioso.
Si el sistema jurídico estuviera diseñado de acuerdo con los valores femeninos, las
formas de resolver los conflictos serían distintas y probablemente mejores.

Opina que desde hace ya varios años, las teóricas feministas se han aproximado
a la democracia desde dos ángulos opuestos: hay quiénes abogan para que las
instituciones y la sociedad en general traten sin discriminaciones a las mujeres,
otorgándoles el mismo lugar, las mismas oportunidades y los mismos derechos
que a los hombres (feminismo de la igualdad). Otras, por el contrario, no quieren el
mismo trato. Puesto que el orden social moderno le imputó a las mujeres una
diferencia que, a punta de repetirse, se convirtió en profecía autocumplida, lo que
estas teóricas exigen es una transformación de los comportamientos políticos para
que ellos se rijan según los códigos y los valores que por tanto tiempo han sido
imputados a la feminidad y excluidos del mundo público (feminismos de la
diferencia): que la razón instrumental, fría y desapegada, sea reemplazada por
una ética del cuidado ajeno; que el cálculo distante sea desplazado por la
inclusión y la afinidad con los demás; que la lógica de la maximización de los
intereses y deseos individuales sea suplantada por la de la solidaridad.

Según la autora ambos enfoques presentan sus vacíos. Las igualitaristas asumen
que basta con la inclusión para lograr modificar la discriminación de género que
aún pervive, olvidando que no es suficiente un cuerpo de mujer para tener una
conciencia de género. La autora plantea que de acuerdo con la explicación liberal,
por razones históricas y culturales, las mujeres no tienen igual acceso a las leyes
por más neutrales que éstas sean. Como consecuencia, el régimen jurídico
realmente no establece un equilibrio entre las oportunidades y derechos
consagrados para hombres y mujeres, lo cual se traduce en la discriminación
efectiva. En este orden de ideas, para nivelar esta desigualdad histórica y cultural,
las leyes se deben reformar e incluir de manera específica a las mujeres. Es decir,
no basta con una regulación neutral. La legislación debe establecer claramente los
derechos de la mujer y debe reglamentar de una manera concreta la igualdad de
oportunidades en temas como la educación, acceso al trabajo y el tema que nos
ocupa hoy, la participación efectiva de la mujer en los distintos niveles del poder
público. De esta manera, de acuerdo con la Ley 581 del 2000, tanto los cargos de

141
15 máximo nivel decisorio, como los cargos de otros 16 niveles decisorios, deben
ser ocupados como mínimo en un 30% por mujeres.

Otra visión feminista que intenta dar respuesta a la desigualdad de género es la


respuesta marxista o en algunos casos llamados feminismo socialista. De acuerdo
con esta perspectiva, lo que determina la discriminación de las mujeres frente a la
ley es la clase a la cual pertenecen y la falta de oportunidades económicas
consecuencia de la división entre trabajo productivo y reproductivo. Esta falta de
oportunidades es la consecuencia de un hecho histórico descrito por Engels en su
libro “El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado”.

La última aproximación feminista a la pregunta por el género en el derecho que es


relevante para esta presentación, es el llamado feminismo radical. Para las
feministas radicales, el problema no es la igualdad formal de las normas, tampoco
es el hecho que los valores o el trabajo de las mujeres esté subvaluado. El
problema real es que los parámetros dentro de los cuales nos movemos son
parámetros patriarcales.

Basada en un texto de Robin West (sicóloga), señala que la vida de las mujeres
no es autónoma, es profundamente relacional. Este hecho refleja por lo menos la
realidad biológica -si no la causa biológica-de todos los aspectos, placenteros y no
placenteros de nuestra 'diferencia'. Las mujeres, solamente las mujeres y casi
todas las mujeres, son capaces de trascender físicamente la separación e
individualización de un ser biológico frente a al resto de la humanidad anunciado
como la norma por la totalidad de la tradición Kantiana. Cuando una mujer está
embarazada, su existencia biológica abarca la embriónica existencia del otro.
Durante la crianza sus necesidades abarcarán sus necesidades. La existencia
humana para una mujer, diferente a la del hombre, incluye la experiencia
antiautónoma de una identidad física compartida entre la mujer y el feto, así como
la experiencia antiautónoma del lazo emocional y psicológico entre madre e hijo.
Esto las lleva a valorar la conexión y a asumir las relaciones personales de una
manera distinta que los hombres. Como consecuencia, sus valores están
determinados por las necesidades, deseos e intereses de los demás. Para las
mujeres los valores más importantes son el cuidado, 19 las relaciones y la
responsabilidad. Los hombres por su parte, debido a diferencias biológicas,
valoran la autonomía, la independencia, la individualidad y sus valores
fundamentales son la justicia, la igualdad y los derechos.

Realiza la siguiente evaluación a partir de una reflexión teórica y de seguimiento:


la coyuntura concreta del nombramiento de seis mujeres en el gabinete de Uribe:
el que nombren a seis ministras es un avance porque envía el mensaje fuerte de
que las mujeres tenemos el mismo derecho que los hombres a ocupar altos
cargos de gestión gubernamental. Es más: Uribe nombró a una mujer en el
Ministerio de Defensa, rompiendo los estereotipos que tradicionalmente hacen que
las mujeres sean nombradas en ministerios asociados con las tareas que ellas
cumplen en el hogar: el cuidado de los otros, la educación, la transmisión de
valores, las relaciones públicas. Pero esta inclusión no garantiza representación:

142
Las seis ministras pueden tener muy baja o nula conciencia de género y hasta
oponerse a políticas antidiscriminación como la ley de cuotas. Por lo demás, y más
allá de lo que estas mujeres opinen o piensen, por su trayectoria e historia
personal, ellas son identificadas como parte de un grupo de mujeres en particular:
las mujeres profesionales, con altos niveles de educación. 2. Las mujeres: ¿Todas
idénticas o todas distintas?. O de cómo construir una agenda feminista demócrata
radical Si más mujeres en altos cargos no garantiza la representación de una
agenda femenina en el gobierno y si la representación es más cuestión de
elaborar un programa feminista por el cual abogar, cabildear y luchar ¿desde
dónde construir esta agenda?. Para elaborar esta programa, es necesario primero
reconocer que el género es una categoría que hace visible discriminaciones
fundadas en construcciones culturales de la feminidad y la masculinidad pero que
no explica todas las dimensiones desde las cuales un orden político construye las
diferencias y las desigualdades. Otras categorías como las de clase, raza o
generación también han servido históricamente para construir discriminaciones,
jerarquías de poder y desigualdades.
A manera de conclusión la autora opina que los nombramientos sí tienen algo de
positivo hacen visible a mujeres profesionales en altos cargos del Estado. Pero la
buena noticia no puede invisibilizarse el hecho de que mayor inclusión no
garantiza mayor representación, y que esta inclusión puede, tal vez, venir de la
mano de un gobierno de corte autoritario. A manera de conclusión la autora opina
que los nombramientos sí tienen algo de positivo hacen visible a mujeres
profesionales en altos cargos del Estado.

La tesis central de escrito consiste en interrogar no sólo el carácter patriarcal de


sistema jurídico que impide el reconocimiento de los derechos a las mujeres, sino
también el concepto de democracia que se practica en nuestro medio, hace un
recorrido por las posiciones feministas marxistas y de la igualdad, para rescatar
desde el feminismo de la diferencia, la necesidad de transformar las instituciones
políticas que excluyen la propuesta feminista de la ética del cuidado y que
involucra una relación novedosa con la otredad basada no en la razón, sino en el
ligamen corporal en estrecha relación con el otro, sugiere que la democracia sin
una ética que construya un nuevo orden de relaciones subjetivas y de solidaridad
está condenado a reproducir las relaciones de poder patriarcal que afianzan el
manejo individual respaldado en el yo y el egoísmo. El artículo se enmarca en
una propuesta de la diferencia, sin embargo podría afirmarse que adolece de
profundidad dejando apenas esbozados los conceptos que permitirían un trabajo
más en extenso.

Angélica Bernal Olarte en el año 2006; en Colombia: balance crítico de la


participación política de las mujeres en las elecciones para el Congreso 2006-
2010, presenta un informe de las elecciones del 2006 cotejando los resultados
electorales del pasado 12 de marzo; demuestra que más allá de la voluntad
manifestada por algunos partidos, esto no fue suficiente para avanzar en la
inclusión efectiva de las mujeres, ya que el número de mujeres elegidas fue menor
que en el periodo anterior.

143
La relación entre las mujeres y la política es compleja y diversa. A partir de una
investigación anterior citada en la investigación sobre las mujeres y la política, se
lograron identificar tres tipos de obstáculos que caracterizan las dificultades y
obstáculos particulares que encuentran las mujeres que deciden participar en
política:

−Obstáculos de partida, que consisten en la carencia de las mujeres de una serie


de destrezas, conocimientos y oportunidades para entrar en el juego político en
igualdad de condiciones con los hombres y que son resultado de la socialización
diferencial de hombres y mujeres.

−Obstáculos de entrada, que son los impuestos por la cultura en términos de los
estereotipos sobre las esferas de acción y los papeles que deben cumplir las
mujeres y que las aleja del mundo de lo público.
−Obstáculos de permanencia, que encuentran las mujeres una vez han logrado
entrar en la política y que son las características y dinámicas mismas del quehacer
político en nuestro país, con las que estas mujeres muchas veces no se sienten
identificadas y se constituyen en la razón principal por lo que la Mayoría decide
retirarse a la esfera privada o al trabajo comunitario.

Wills y Bernal establecen que las mujeres accedían con mayor facilidad a los
cargos de designación, es decir, a aquellos que dependen de su experiencia
profesional o su alta calificación académica, que a cargos de elección popular.
Para analizar la participación de las mujeres hay que establecer entonces, varias
distinciones: la primera es que hay una profunda diferencia entre la presencia de
las mujeres en cargos de designación y de elección, la segunda es que más
mujeres en política no implican mayor representación de intereses, necesidades o
identidades femeninas en las agendas públicas y políticas, y tercero, que en la
competencia electoral además de las diferencias de sexo, cuentan las diferencias
de clase, étnicas y lingüísticas, de origen geográfico, de opción sexual, entre otras.

María Emma Wills muestra en otro de sus trabajos, cómo antes de 1991 la
presencia de mujeres en el parlamento colombiano fue bastante bajo. Para la
Cámara de Representantes el record histórico se dio en 1990 cuando alcanzó el
8.5%, y en cuanto al Senado, el mayor porcentaje se dio en el año de 1966
cuando alcanzó el 3.8%.

La investigación hace visible los obstáculos mas relevantes que impiden a las
mujeres no sólo acceder a los cargos de decisión política, sino también aquellos
que menguan su interés en llevar a cabo una carrera política. Estas van desde el
conflicto que supone conciliar la vida pública con la vida personal y familiar, los
altos costos personales que implican para las mujeres asumir una vida pública;
hasta el desencanto profundo, ya sea de ellas con las prácticas políticas, o de su
electorado con ellas, al no encontrar formas de hacer política distintas a la
reproducción de las ya conocidas y rechazadas prácticas clientelistas. El

144
desencanto de las mujeres por la política, tiene que ver con el rol asignado a las
mujeres en la vida privada, con la responsabilidad familiar y el cuidado de los
hijos/as, y con las encrucijadas que tienen que abordar en el espacio de la
política atravesado por manejos y practicas de poder patriarcales que implican una
guerra efectiva en un territorio desleal de competencias y lealtades clientecitas.
Las mujeres no se ven representadas en las formas de hacer la política y en este
punto no se explicitan cuales serían estas formas aunque se sugieren necesarias
y por construir.

En el primer Boletín publicado por el Observatorio Mujeres y Participación Política


Fescol en el 2002; basado en La ley 581 de 31 de mayo de 2000, por medio de la
cual "se reglamenta la adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles
decisorios de las diferentes ramas y órganos del poder público", se afirma que no
solamente es un importante avance en el ejercicio de la ciudadanía por parte de
las mujeres, sino que responde a la necesidad de ampliar la democracia real.

El informe muestra los avances de las mujeres; la contribución del movimiento


social de las mujeres; participación en los altos cargos del estado; Nudos políticos,
sociales y organizativos que impiden la participación de la mujer en los ámbitos de
poder y decisión y ley de cuotas. El informe también da cuenta de niveles
superiores de formación profesional de las mujeres; participación activa en las
asociaciones ciudadanas y en los grupos informales vinculados con la crianza de
los hijos, la sobrevivencia, la vida cotidiana, los trabajos barriales y comunales.

Se manifiesta que es precario el movimiento y la participación de las mujeres


como si el movimiento aún no hubiera podido generar una propuesta pública y una
estrategia viable que articule los intereses individuales, grupales, sectoriales y
regionales. da además la impresión de que estuviera atravesado por unos nudos
internos difíciles de desatar, que le quitan cohesión y capacidad para funcionar de
manera unificada, relacionarse con otros movimientos, con el Estado y con el
Conjunto de la sociedad. Dice la autora que unidad no es lo mismo que
homogeneidad.

En cuanto a la ley de cuotas, se concluye que existe el temor de que se convierta


en un “tope” para la participación de las mujeres. Que la medida sea considerada
una concesión y no un reconocimiento al derecho de una participación igualitaria
de las mujeres que esta medida sea “manipulada” por el clientelismo el peligro de
una corporativización de la administración pública y de las organizaciones políticas
y sociales riesgos que se derivan de la forma de aplicación de las cuotas. Estos
surgen, ante todo, cuando no existen propuestas claras y de aplicación sencilla
para hacerla efectiva. Las opciones que se plantean frente a estos temores son
Formación de líderes en una perspectiva de género, la capacitación de las
mujeres en los “saberes” del poder: Secretarías, comisiones o departamentos de
la mujer en las entidades públicas, políticas o sociales.

Se pregunta en el informe ¿Qué hay en la política que impide el reconocimiento de


las presencias y aportes de las mujeres? Las posibles respuestas: idea que se

145
tiene de participación y de política, concepción demasiado estrecha de la
participación: idea limitada de la política al restringirla a las instituciones públicas,
al Estado y a los partidos.

El informe manifiesta que se ha tomado como un hecho natural que los hombres
ejerzan la política y las mujeres se desempeñen en el hogar y la asistencia social.
Las labores de reproducción siguen recayendo de manera exclusiva sobre las
mujeres, mientras que los varones tienen a su disposición y de manera gratuita
una infraestructura doméstica. Otra serie de factores que conllevan una
disminución del tiempo libre afecta en especial a las mujeres. (Cuidar enfermos,
ancianos, etc.)

Este informe se desarrolla en la vía de la investigación anterior, señalando hacia


las razones simbólicas y culturales que imprimen a los oficios femeninos ese
carácter no reconocido relacionado con el cuidado y el trabajo reproductivo . Otro
punto se refiere a la precaria idea de participación y de política que tienen las
mujeres, aunque no desarrolla cual sería esta, se sugiere una crítica a la
participación comprendida desde el espacio formal de la democracia
representativa y no inclusiva de las minorías y de las apuestas de las mujeres

Colombia Diversa en Voces Exluidas, Legislación y Derechos de Lesbianas,


Gays, Bisexuales, y Transgenerístas en Colombia, 2005, pone en evidencia la
situación actual del sistema legal colombiano frente a las necesidades y derechos
de las personas LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas). Se trata de
estudiar la legislación colombiana y la jurisprudencia de la Corte Constitucional a
la luz del derecho internacional de los Derechos Humanos. Esto lleva a reconocer,
en algunos casos, los avances del sistema colombiano (especialmente en el
judicial) y, en otros tantos, las falencias (especialmente en el legislativo) y
omisiones del derecho nacional.

Los autores manifiestan que no se trata de imaginar derechos nuevos.


Simplemente se trata de tomar los Derechos Humanos internacionalmente
reconocidos y aplicarlos al caso concreto de las personas LGBT, según las
interpretaciones que han hecho los órganos internacionales o, incluso, algunas
cortes colombianas. Sin embargo, no se deja de lado la posibilidad futura de
vislumbrar nuevas definiciones de los Derechos Humanos y de proponer la
adaptación de las normas a las diversas experiencias de las identidades de
género y la orientación sexual.

Para esta investigación de carácter exploratorio, se tomaron sólo algunos de los


Derechos Humanos, puesto que se presta principal atención a aquellos derechos
más afectados para las personas LGBT, y los que más acciones judiciales han
provocado.

El derecho que más se analiza en ésta investigación es el derecho a la igualdad,


puesto que la discriminación fundada en la orientación sexual es la motivación de
los homicidios, las agresiones y la falta de protección por parte del Estado para las

146
personas LGBT. Debido a esto, el estudio comienza con el análisis del derecho a
la igualdad. Cada capítulo apunta a examinar la situación legal de los derechos en
Colombia a partir de un recuento de la legislación internacional del que se pueden
obtener los conceptos básicos sobre el contenido del derecho humano tratado.

Posteriormente, se analiza el derecho nacional con la lupa de las normas


constitucionales y legales existentes y la jurisprudencia de la Corte Constitucional.
En cuanto a la jurisprudencia, el documento se centra en los dictámenes de la
Corte, toda vez que ella constituye la máxima jerarquía del derecho constitucional
colombiano y, de hecho, la mayor parte del desarrollo de los Derechos Humanos
se encuentra contenida en sus fallos. Al ser la Corte Constitucional la máxima
instancia constitucional, sus decisiones reflejan el contenido de los derechos
protegidos y por ende, la posición de una parte del Estado frente a estos
derechos.

Con esta publicación, que hace parte de una serie de documentos que producirá
Colombia Diversa en su objetivo de promover la defensa de los Derechos
Humanos de las personas LGBT en el país, se espera contribuir a la generación
de una amplia y diversa agenda de incidencia política a corto, mediano y largo
plazo, para la transformación de la condición y posición de las personas LGBT en
el país, en el marco del ejercicio pleno de sus derechos, lo que sin duda redunda
en una mejor situación de Derechos Humanos en el país. El derecho a la salud y
la seguridad social y el derecho a la igualdad implica la igual protección por parte
de la ley a las parejas homosexuales.

En Colombia, la ley y la jurisprudencia han establecido discriminación contra las


parejas homosexuales y esto ha generado obstáculos que impiden el acceso a la
protección como tales por parte del sistema de seguridad social tanto en salud
como en pensión. Este es un tema que no ha sido resuelto favorablemente por
instancias judiciales, legislativas, ni ejecutivas. En esta última, ni siquiera se ha
considerado el tema para la discusión.

El artículo se circunscribe al espacio jurídico de los derechos para reclamar el


posicionamiento y reconocimiento de las personas LGBT, el esfuerzo y la lucha
de estas singularidades identitarias va mas allá de las demandas por el derecho a
la intimidad que se sigue negando, mas allá incluso de la demanda por espacios
sociales como bares, negocios, y programas, hacia la demanda de una discusión
política mas amplia, el esfuerzo por abrir el dominio público a la discusión y la
apreciación de la diversidad sexual pone en tela de juicio las nociones
epistemológicas y políticas con que la homosexualidad y otras llamadas
“perversiones” han sido encerradas en el clóset en beneficio de la población
heterosexual circulante y dominante, por parte de lo que Cindy Patron denomina
Estado administrador represivo, “El clóset y su ocupante el homosexual , son sólo
un tropo del Estado administrador represivo, el producto de una conveniente
ideología represiva con una clase móvil de cuerpos a los que se puede humillar,

147
poner en ridículo, golpear, arrestar, aplicar electrochoques, hacer enloquecer,
asesinar y convertir en espectáculo de Sida inmediato, de manera pública y fácil ”

Es la propia noción de perversidad, de “monstruosidad y de anormalidad”


insertada en lo simbólico social, lo que impide la practica de los derechos
humanos de las personas asociadas a término LGTB, a partir de fuentes
teológicas, jurídicas y médicas Foucault enfoca e problema de los individuos
peligrosos a quienes en el siglo XIX se denominan como “anormales” con 3
figuras distintivas principales, “los monstruos”, que hacen referencia a las leyes de
la naturaleza, y a las normas de la sociedad, los “incorregibles” de quienes se
encargan los nuevos dispositivos de domesticación del cuerpo, y los “onanistas”,
que alimentan desde el sigo XVIII campañas orientadas al disciplinamiento de la
familia moderna.

“Creo entonces que hasta el sigo XVIII podría decirse que la monstruosidad, la
monstruosidad como manifestación natural de la contranaturaleza, llevaba en sí
misma un indicio de criminalidad. En el nivel de as reglas de las especies
naturales y el de las distinciones de las especies, e individuo monstruoso siempre
se refería si no sistemáticamente, sí al menos virtualmente, a una criminalidad
posible. Luego a partir de siglo XIX, vamos a ver que la relación se invierte y se
planteará lo que podemos llamar la sospecha sistemática de monstruosidad en el
fondo de toda criminalidad. Cualquier criminal, después de todo, bien podría ser
un “monstruo”, así antaño el monstruo tenía una posibilidad de ser criminal. (M.
Foucault. 2001). Quienes no responden al modelo heterosexual mayoritario son
considerados “anormales” y en el fondo de esta consideración reactiva, subsiste
la idea de “monstruosidad” asociada a la criminalidad e indeseable social.

Los estudios gay y lésbicos actuales señalan que la sexualidad y el género son
categorías analíticas y políticas distintas, y el género de los objetos sexuales es
una base históricamente reciente y arbitraria, según la cual, se puede situar la
sexualidad de los cuerpos, definir la identidad sexual de una persona y organizar
aspectos importantes de la vida social, así que es posible reelaborar el mapa de
las identidades y las relaciones sociales a partir de la subversión de las categorías
con que pensamos el sexo.

Las sexualidades transgéneros son modeladas de acuerdo y en base, a la


heterosexualidad dominante aunque esta misma realice sobre estas identidades
un ejercicio de exclusión permanente, la heterosexualidad es en sí misma, un
disfraz sin un original, o como lo indica J. Butler es travestismo necesario, la
heterosexualidad, como las divisiones de género de que depende, se constituyen
a través de prácticas repetitivas que luchan por reproducir los ideales fantaseados
de la masculinidad, la feminidad y la sexualidad normal, aunque fracasan
necesariamente. Construye sobre éstas singularidades sexuales roles y manejos
amatorios que se asimilan a sus prácticas de apropiación del deseo e invisibilizan
los ejercicios inéditos que se producen en medio de las relaciones transgéneros,
que muestran evidentes cambios en las relaciones y que las hacen mas

148
complejas, la significación erótica de estas identidades aparece hoy como algo
internamente disonante y en fuga frente a las categorías hegemónicas.

La Política Nacional de salud Sexual y reproductiva del Ministerio de Protección


Social, Dirección general de Salud pública, por Claudia Lucía Boada Chaparro,
Miriam Cótez Benitez, Adriana de la Espriella de León. En el año 2003; presenta la
política nacional de salud sexual y reproductiva (SSR) para el periodo 2002 a
2006. Parte de una conceptualización de la SSR, de acuerdo con lo planteado en
la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (1995) y la Conferencia Internacional
sobre Población y Desarrollo (1994) que, a su vez, incorporan la definición de
salud de la Organización Mundial de la Salud. Así mismo, incluye un análisis de la
situación de SSR en Colombia, en el cual se muestra la relación entre SSR,
derechos sexuales y reproductivos (DSR) y desarrollo, y se precisan los
principales problemas en los temas prioritarios en torno a los cuales gira la
propuesta: maternidad segura, planificación familiar, salud sexual y reproductiva
de los adolescentes, cáncer de cuello uterino, infecciones de transmisión sexual
incluyendo VIH/SIDA y violencia doméstica y sexual.

La política de SSR también incluye un aparte sobre las posibles fuentes de


financiación para su implementación, un mapa de competencias y
responsabilidades que incluye a los principales actores del sector y de otros
sectores en el tema de la SSR, un anexo que enumera los otros temas de SSR
que pueden abordarse de acuerdo con las especificidades de las diferentes
regiones y localidades (cáncer de seno, otros cánceres del aparato reproductivo
femenino, los cánceres del aparato reproductivo masculino, la menopausia y la
SSR de los/as adultos/as mayores), y otro anexo que muestra cuáles son los
municipios de Colombia con indicadores deficientes en SSR. Por último, incluye la
bibliografía consultada para el desarrollo de la propuesta.

La estrategia implementada por la política Nacional es desarrollar acciones que


confluyen en la promoción de la salud y la prevención y la atención de la
enfermedad en el contexto de relaciones adecuadas de costo efectividad y con el
objeto de proteger la salud individual y pública. Para la implementación de esta
política por los diferentes actores, es fundamental realizar un análisis focalizado
que contemple las particularidades de las regiones, la población y sus
características, las condiciones de prestación de los servicios y el papel que
desempeñan otros sectores implicados en la consecución de las metas, así como
las intervenciones en otros temas que puedan ser relevantes.

La implementación de las estrategias en los diferentes niveles de intervención


(nacional, departamental y municipal) debe realizarse de acuerdo con las
competencias y responsabilidades de cada uno de ellos establecidas en la Ley
715 de 2001. En concordancia con esta ley, el nivel nacional establece la
normatividad necesaria para el desarrollo de las líneas de acción, ofrece
asistencia técnica a los entes territoriales en cada una de las temáticas prioritarias
de la política de SSR y realiza el control de las acciones realizadas en la
población. A su vez, las entidades departamentales formulan los planes,

149
programas y proyectos que desarrollen cada una de las temáticas de SSR en
armonía con las metas nacionales y adecuando tales disposiciones a las
prioridades de cada departamento, asesora a los municipios en los aspectos
técnicos y operativos necesarios y vigila el desarrollo de las acciones en la
población. Los municipios desarrollan los planes, programas y proyectos en las
áreas priorizadas en la política de SSR en la población de su jurisdicción de
conformidad con las prioridades nacionales y departamentales, vigilan la acción
coordinada de los prestadores y aseguradores el cumplimiento de las
mencionadas líneas de acción.

Se plantea que la violencia doméstica y sexual son manifestaciones de la violencia


de género, teniendo en cuenta que la mayoría de las víctimas son mujeres. La
violencia doméstica y sexual tiene un impacto directo sobre la salud de las
personas y, por eso, se considera pertinente ser abordada desde una política de
SSR. Se piensa que todos los actos de violencia tienen consecuencias
individuales y sociales muy graves. Según los datos de la ENDS-2000, el 65% de
las mujeres alguna vez unidas ha sufrido violencia verbal, el 41% violencia física, y
el 11% ha sido violada por su pareja. Entre las mujeres desplazadas los
porcentajes son alarmantes: el 52% de las mujeres alguna vez unidas reporta
haber sufrido algún tipo de maltrato físico y el 36% ha sido forzada a tener
relaciones sexuales por desconocidos. Solamente el 22% de las mujeres que han
sido maltratadas reporta haber denunciado el hecho ante las autoridades. En
cuanto el maltrato a los menores, el 41% ha recibido golpes del padre, el 26% de
la madre, el 20% de la persona que lo cuida y el 13% del padrastro o madrastra.

Desde el punto de vista de la salud pública, el documento cita investigaciones que


demuestran que la violencia doméstica y sexual está íntimamente relacionada con
problemas de SSR tales como alteraciones ginecológicas, aborto inseguro,
complicaciones del embarazo, aborto espontáneo, parto prematuro, bajo peso al
nacer y enfermedad pélvica, preocupándole adicionalmente mucho al Estado los
costos para el sistema de salud directamente producidos por las atención de las
lesiones y los costos laborales y económicos para la persona lesionada y para la
sociedad.

Por otra parte, quienes viven una relación abusiva frecuentemente tienen
dificultades para rechazar las relaciones sexuales que no desean, para negociar el
uso del condón o para utilizar otros métodos anticonceptivos y, por lo tanto, están
en riesgo de embarazos no planeados y de adquirir infecciones de transmisión
sexual, incluido el VIH/SIDA.

La política pretende fortalecer la participación de la sociedad civil de acuerdo con


sus competencias y responsabilidades como tarea prioritaria para implementar
todas las acciones que tengan que ver con los diferentes aspectos de la SSR
entendidos como derechos humanos y como servicios públicos. En el documento
se resalta la importancia de fortalecer la participación ciudadana, lo cual tiene que
ver con empoderar a las ciudadanas y los ciudadanos para que en el momento de
hacer elecciones en el juego democrático, y de economía de libre mercado,

150
consideren la salud como variable prioritaria en el desarrollo personal y social.
Según ellos, este empoderamiento sólo puede darse mediante la comprensión de
que la salud es un derecho humano y un servicio público, así sea prestado por
entidades privadas, la comprensión y apropiación de la forma en que el sistema
funciona y la asunción de las responsabilidades que cada quien tiene, frente al
cuidado de su propia salud.

Esto está atravesado por la disponibilidad por parte de los usuarios y usuarias de
elementos de juicio que les permitan evaluar el Sistema y la prestación de
servicios de cara a sus necesidades y los satisfactores adecuados a éstas, en el
contexto del fortalecimiento de la capacidad de demanda. Específicamente,
participa, tiene que ver con ejercer las acciones propias del control social, en el
entendido de que éste comprende una serie de mecanismos y acciones que
facilitan el ejercicio responsable de los derechos y deberes ciudadanos de acceder
a la información, tomar parte en las decisiones que los afectan y aportar para la
construcción colectiva de lo público. En términos concretos, todo lo anterior se
traduce en la participación de los individuos y las organizaciones en las ligas o
asociaciones de usuarios/as y en los comités de salud de los niveles
departamentales y locales.

La política nacional de salud sexual y reproductiva adopta como principios que la


inspiran y orientan, el enfoque según el cual los derechos sexuales y reproductivos
son derechos humanos, la búsqueda de la equidad (particularmente en términos
de género y de justicia social), el principio de la igualdad de trato y de
oportunidades (concepto que incluye el tratamiento diferenciado de las
necesidades especiales), el empoderamiento, la intervención focalizada, y la
concepción de la salud como servicio público que debe ser prestado con criterios
de calidad, eficiencia, universalidad y solidaridad. Tiene en cuenta definir a la SSR
en el marco de los DDHH, equidad, empoderamiento e intervención localizada.

La Política Pública de Mujer y Géneros -PPMYG- De La Alcaldía Mayor De Bogotá


D.C. 2004-2008, Un proceso de construcción colectiva publicado en el año 2004;
Juanita Barreto Gama - Magdalena Barón - Marta Buriticá - Patricia Prieto –
Elizabeth Quiñónez, presentan La política publica de mujer y géneros la cual
pretende y considera como “prioridad a las potencialidades y las necesidades de
las mujeres y avanzar en la creación de condiciones para transformar las
relaciones de género”. En resumen la PPMYG se propone: 1.Generar procesos
de transformación social, política, económica, y cultural que favorezcan el
reconocimiento del sujeto mujer, la resignificación del sujeto varón y la
transformación de las relaciones de género que concurren en las prácticas
sociales, personales, institucionales y comunitarias en el Distrito Capital de
Bogotá. 2. Incorporar la perspectiva de mujer y géneros en la formulación de los
planes de desarrollo Distrital y Local, así como en su ejecución, seguimiento y
evaluación.3.Definir políticas, estrategias, proyectos y mecanismos de acción
institucional, comunitaria y organizacional, que contribuyan a la realización plena
de los derechos de las mujeres y a la eliminación de todas las formas de violencia

151
y discriminación contra éstas. 4. Promover procesos de interacción e interlocución
con organizaciones, grupos y redes sociales de mujeres para la concertación de la
política pública.5.Impulsar los procesos y las acciones de coordinación e
intercambio con los organismos distritales, regionales, nacionales e
internacionales, con las universidades públicas y privadas, y con otros sectores
del movimiento social y de la sociedad civil del Distrito Capital. 6. Diseñar, crear y
poner en funcionamiento una instancia incorporada a la estructura orgánica y
funcional de la administración distrital, rectora de la política pública para la
inclusión y el reconocimiento de los derechos de las mujeres.
Otra área contenida en ésta política pública es: la Promoción de oportunidades de
trabajo e ingresos para las mujeres. Comprende las acciones y procesos que
permitan: 1.Promover la organización de REDES DE MUJERES PRODUCTORAS
Y PRODUCTIVAS, mediante: Acciones orientadas a visibilizar producción de
mujeres, conectando grupos que pueden completarse en sus actividades,
organizando diversas actividades de promoción y venta de su producción,
apoyando procesos formativos para reconocer y fortalecer saberes, y promover el
desarrollo personal y el empoderamiento de las mujeres.
Una de las áreas de la política pública de mujer y géneros es la violencia de
género, la cual comprende las acciones y procesos que permitan: 1.Articular,
fortalecer y ampliar los radios de acción de los programas existentes en el Distrito
Capital en el campo de la prevención y atención de la violencia sexual y la
violencia intrafamiliar. 2. Promover la erradicación de las violencias de género,
incidiendo en los valores e imaginarios culturales discriminatorios, para fomentar el
respeto a las diferencias y el pleno ejercicio de los derechos de las mujeres en la
construcción de una Bogotá solidaria. Garantizar que las entidades e instituciones
del gobierno Distrital incorporen y promuevan medidas y proyectos dirigidos a la
erradicación de la violencia de géneros. 3. Impulsar el desarrollo de programas
educativos y de difusión de los Derechos Humanos de las mujeres, con énfasis en
el Derecho a una vida sin violencia. 4. Fortalecer, apoyar y/o impulsar programas
de atención integral a mujeres en condición de desplazamiento forzado. 5.
Coordinar con las instancias jurídicas del Distrito y de universidades, públicas y
privadas y otras entidades pertinentes, los servicios de consulta y asesoría para
las mujeres víctimas de violencia 6.Realizar campañas masivas de difusión en
medios de comunicación para la sensibilización y erradicación de las violencias de
género. 7. Realizar procesos de capacitación a funcionarios y funcionarias de la
Administración Distrital sobre violencias de género. 8. Impulsar procesos de
coordinación interinstitucional y organizacional que fortalezcan los proyectos y
acciones orientadas a promover un compromiso social contra todas las formas de
violencia contra las mujeres.
Otra área se denomina “Mujeres empoderadas y distribuidoras de poder”
Comprende: Fortalecer el gobierno local con la inclusión de las mujeres. Estimular
la participación para la decisión y representación de las mujeres en el Distrito
Capital. Promover el liderazgo de las mujeres en las instancias locales para la
toma de decisiones, la formulación, ejecución y seguimiento de los planes de
desarrollo distrital y local, mediante: la realización de campañas de sensibilización

152
para funcionarios y funcionarias del nivel central y en las alcaldías locales sobre
inclusión de las mujeres en los programas y proyectos. Identificar en las
instituciones locales y distritales los espacios de toma de decisiones y promover la
participación, inclusión y representación de las mujeres en ellos. Promover la
construcción de redes locales de concertación entre las organizaciones de
mujeres en los niveles distrital y local.
En cuanto a la subordinación, la política pública mediante un área que se
denomina: “Hacia la eliminación del sexismo en la educación, la salud, la
interculturalidad, la comunicación y el uso cotidiano de los espacios públicos y
privados”, pretende incorporar en los Proyectos Educativos Institucionales -PEI- la
perspectiva de mujer y género.
El concurso de la Secretaría de Salud del Distrito y a quienes concurren en la
promoción y desarrollo de la salud en el Distrito Capital para incorporar en los
Comités de Salud y en los organismos de participación comunitaria en salud la
perspectiva de mujer y género.
Se busca también el Concurso del Archivo Distrital para la recuperación de las
historias individuales y colectivas de las mujeres del Distrito Capital y para el
mantenimiento de la memoria viva de sus experiencias, sus voces, sus propuestas
y sus realizaciones. El concurso de las entidades líderes para reconocer el
potencial articulador de la perspectiva de mujer y géneros y crear las condiciones
para la incorporación de la misma en la dinámica de las relaciones inter e intra-
institucionales.
Impulsar procesos de educación formal y no formal que ofrezcan fundamentos
conceptuales, metodológicos y prácticos para la construcción colectiva de la
PPMYG en los niveles distrital y locales, mediante la articulación en red de
entidades públicas y privadas, organizaciones no gubernamentales feministas, de
mujeres y mixtas con experiencia y trayectoria en educación con perspectiva de
mujer y géneros.
Promover la investigación activa y participante sobre los problemas y necesidades
de las mujeres, atendiendo a sus diferencias étnicas, generacionales, condiciones
socioeconómicas, situaciones de desarraigo, desplazamiento o discapacidad,
entre otras. Promover procesos de participación social y de coordinación intra e
interinstitucional que reconozcan el libre desarrollo de la personalidad y de la
orientación sexual y contribuyan al logro de la equidad entre mujeres y hombres, la
realización cotidiana de la justicia de género y la igualdad que reconoce y valora
positivamente las diferencias constitutivas de lo humano.
Crear el observatorio permanente de la PPMYG que permita realizar acciones de
capacitación necesarias para producir estadísticas desagregadas por sexos en las
entidades de la Administración Distrital y del Distrito en su conjunto, apoyar la
formulación de indicadores sensibles al género y para la elaboración y ejecución
de presupuestos sensibles al género.
Promover el reconocimiento de los derechos de las mujeres en los programas y
procesos de salud individual, familiar, comunitaria, ambiental y pública en el
Distrito Capital.

153
Realizar campañas y procesos orientados a reconocer, restablecer y garantizar de
manera específica los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y hombres,
como condición para el libre desarrollo de la personalidad y la construcción de la
autonomía de las mujeres.
La propuesta plantea elaborar y llevar a cabo una política publica de mujer y
géneros que considera como “prioridad las potencialidades y las necesidades de
las mujeres y avanzar en la creación de condiciones para transformar las
relaciones de género” en ese sentido se determina la necesidad de empoderar el
sujeto mujer. La propuesta se propone “Generar procesos de transformación
social, política, económica, y cultural que favorezcan el reconocimiento del sujeto
mujer, la resignificación del sujeto varón y la transformación de las relaciones de
género que concurren en las prácticas sociales, personales, institucionales y
comunitarias en el Distrito Capital de Bogotá”, lo cual hace que la misma se
enmarque en el escenario de la modernidad, la idea de ciudadana y de identidad
femenina está en a base de esta consideración que no aborda el tema de las
subjetividades y el devenir mujer.

La construcción no de un sujeto, sino de un “devenir mujer” interesa


prioritariamente al feminismo de la diferencia. El feminismo de la diferencia se
pregunta por el poder y su operatividad en el escenario social Lo que
básicamente separa al feminismo de la igualdad, de la propuesta de la diferencia,
es la pregunta por el modelo, la autonomía ya no referida al ciudadano, al
individuo, sino más bien soportada en la vida, en la autopoiesis y en la potestas
como fuerza de mutación, y de creación permanente de las practicas de la
subjetividad. En el plan de política pública y distrital para las mujeres, se busca
empoderar el sujeto mujer, lo cual inscribe su pensamiento en la propuesta de la
igualdad que respalda la modernidad dejando a un lado la propuesta del
feminismo de la diferencia. Se entiende que siendo esta propuesta un plan de
política pública no tiene que abordar conceptualmente los temas e ítems que
propone, no obstante es interés de este Estado del Arte, destacar los conceptos y
las líneas fuerza que se manejan en los ensayos e investigaciones para cotejarlos
con el debate actual.

El Seguimiento de la Ley de Cuotas, la Participación de las Mujeres en la Rama


Ejecutiva del Nivel Central de Zully Moreno Villamizar. Publicado en el 2001.
Señala que en el primer semestre del año 2001, se adelantó un trabajo de
seguimiento al cumplimiento de la Ley 581 de 2000 “por la cual, se reglamenta la
adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles decisorios de las
diferentes ramas y órganos del poder público a nivel nacional, departamental,
municipal y local” impulsado por el Observatorio Mujeres y Participación Política.
La primera Rama analizada fue la Ejecutiva, que incluye el poder publico en el
orden nacional esta constituida por la Presidencia de la República, los ministerios,
los departamentos administrativos, las superintendencias y los establecimientos
públicos, las empresas industriales y comerciales del estado y las sociedades de
economía mixta, son organismos vinculados a la administración”. Igualmente la

154
reforma administrativa producida a finales de 1992 y conocida con el nombre de "
Modernización de Estado", introdujo modificaciones especificas a un buen numero
de organismos de la administración nacional, pero manteniendo vigentes los
principios generales de la Constitución. Para las organizaciones que conforman el
Observatorio, este es el primer paso para la verificación del cumplimiento de la ley
que permite la función de vigilancia por parte de los ciudadano y con ello se esta
dando el primer paso para hacer efectivo el cumplimiento de la ley 581 de 2.000 -
Ley de Cuotas, que beneficia en primera instancia a las mujeres y en general a la
sociedad Colombiana.
Para consulta rápida, se dispone de un manual de 123 paginas que contiene cada
una de las Entidades del Ejecutivo con el Nombre de la Entidad, Cargos
Decisorios, Titulares de los Cargos, Numero total funcionarios, No. de Mujeres,
No. de Hombres, % de Mujeres, % de Hombres, y una gráfica que señala
porcentualmente el cumplimiento o incumplimiento de la ley 581 de 2000 - Ley de
Cuotas-.
La recopilación de información se inicia el 1 de febrero del año 2001. El
seguimiento se realiza a partir de los organigramas entregados por el
Departamento Administrativo de la Función Pública los cuales sirvieron de base
para determinar los cargos sobre los cuales aplica la Ley y para requerir mediante
carta enviada directamente a cada entidad, el listado de las personas que ocupan
cada uno de los cargos. La información fue seleccionada y analizada, contó con
una base de datos que fue alimentada con 1232 registros que dan cuenta de las
personas que ocupan los niveles decisorios de los Ministerios, los Departamentos
Administrativos, las Superintendencias, los Establecimientos Públicos, las
Empresas Industriales y Comerciales del Estado y las Sociedades de Economía
Mixta, Unidades Administrativas Especiales y las Entidades de Carácter Especial
como las Financieras de Naturaleza Única, Organismos Autónomos, Organismos
de Control y las denominadas de Organización Electoral.
La ley de cuotas tiene como objetivo lograr que las mujeres lleguen a ocupar los
máximos niveles decisorios en participación significativa, en cuanto hay factores
que han retrasado su acceso a este nivel. Un año después de haberse puesto en
vigencia la ley, la investigación muestra resultados discretos en los cargos de más
alta jerarquía del nivel ejecutivo del sector público. El nivel superior de decisión en
esta rama, luego del Presidente está constituido por los Ministerios. De 16 cargos
ministeriales, 4 son desempeñados por mujeres (25%) y 12 por hombres (75%)
por lo tanto no se cumple con el porcentaje mínimo establecido por ley. El
Observatorio juzgó conveniente dar un compás de espera ante la recomposición
del gabinete, pero en las crisis y ajustes sucesivos del año 2001, se persiste en el
incumplimiento.
En los seis cargos de dirección de Departamentos Administrativos, se
desempeñan 2 mujeres (33.3%) y 4 hombres (66.6%). Las diecisiete Unidades
Administrativas son regidas por 5 mujeres (29%) y 12 hombres (71%) En las
Superintendencias de un total de doce cargos, dos están a cargo de mujeres
(16.7%) y 10 son desempeñadas por hombres (83.3%).

155
Como Gerente/as de Sociedades de Economía Mixta, se desempeñan 9 mujeres
(26%) y 25 hombres (74%). La participación, globalmente considerada, está aún
distante de los límites mínimos previstos por la ley, como se refleja en el gráfico
No.1 aunque los niveles son mejores que en otros países latinoamericanos, La
investigación prosigue con la evaluación de la participación de mujeres en los
otros niveles decisorios de las entidades de la rama jurisdiccional. En este sentido,
se realiza un trabajo exhaustivo de evaluación del organigrama de cada entidad y
las funciones determinadas por el Departamento Administrativo de la Función
Pública las cuales permiten determinar cuáles son los cargos que se ajustan a los
otros niveles decisorios. Solo el 25% de los cargos del nivel decisorio son
ejercidos por mujeres en este Ministerio con lo cual se determina un
incumplimiento de la ley de cuotas.
La situación a nivel de ministerios, se refleja así. Los resultados de participación
de mujeres son bajos. Sorprende especialmente la baja participación en entidades
como Planeación Nacional (20%); en otras es como el D.A.S. la ausencia se
explica por los métodos de avance dentro de la institución (tiempo y servicio)
donde la mujer hace poco tiempo se ha vinculado a esta carrera.
La ley de cuotas hace parte de las acciones positivas que en condiciones de
inequidad, contemplan la posibilidad de posicionar la acción de las mujeres en el
ámbito de lo público, dados las estructuras patriarcales afincadas en lo simbólico
que impiden la valoración femenina, la subordinan y la excluyen, el artículo
muestra el cambio restringido que se producido en nuestro país a partir de la
legislación que promueve la equidad y a representación de las mujeres en los
cargos de decisión. Pero no ahonda en las razones de corte ontológico que
permitirían construir una alternativa política para las mujeres, las instituciones
funcionan mediante poderes centrales y jerárquicos, el centro es un atractor de
acciones y pasiones que generalmente se traducen en fuerzas reactivas sobre los
cuerpos, construyendo cuerpos gastados y domesticados, una consideración
sobre el modo de operación de los centros permitiría dar mas luces sobre por qué
la ley de cuotas es permanentemente aplazada en nuestro medio y abriría un
debate mas expedito sobre el poder patriarcal.
“Visibilizar, influenciar y modificar: Despenalización del aborto en Colombia”, de
Claudia Gómez en el año 2006; reúne artículos cuyas reflexiones giran en torno a
la equidad de género y las políticas públicas, en particular las demandas de la
cuestión de género que llegan (o no llegan) a las agendas de gobierno, los “cursos
de acción” de las políticas públicas, las dificultades que afrontan en la
transformación de los sistemas normativos de género, así como los diversos
actores que intervienen y se confrontan en las “arenas de poder”. Entre otros, se
destacan abordajes sobre las variantes formales e informales, remuneradas y no
remuneradas del trabajo en las sociedades globalizadas; el consumo y desecho
de los cuerpos en los circuitos desregulados e ilegales de las economías de la
frontera y las demandas de reconocimiento de subjetividades emergentes.
En el artículo se validan las acciones públicas de inconstitucionalidad como una
herramienta de cambio social que amplíe la efectividad de los derechos de las
mujeres con especial énfasis en sus derechos sexuales y reproductivos. Para ello,

156
se analiza la combinación de estrategias jurídicas, de alianzas y de comunicación:
“La estrategia legal frente a la Corte Constitucional, la estrategia de construcción
de una red de alianzas y de apoyo y la estrategia de comunicaciones contenidas
en el proyecto LAICIA buscan en último término visibilizar el fenómeno del aborto
como un problema de carácter social; influenciar a la sociedad civil para generar
un debate público que enuncie la despenalización del aborto como una prioridad
de la agenda pública; y finalmente, modificar el tratamiento que el Estado le ha
dado a dicho fenómeno” en términos de la criminalización del aborto en todas las
circunstancias. “Visibilizar, influenciar y modificar son entonces los cimientos de
una estrategia que busca en último término materializar los derechos sexuales y
reproductivos” (Gómez, 2006).
Aunque no lo describe de manera explícita, se deduce que la información primaria
de la investigación consiste en el recuento del proceso de diseño, implementación
y evaluación de la estrategia de litigio de alto impacto con miras a la
despenalización del aborto en Colombia del Proyecto LAICIA.
En cuanto a las fuentes conceptuales, se destaca el uso analítico y estratégico de
variadas conceptualizaciones sobre las políticas públicas, entre éstas está, la
identificación de tres de los componentes que constituyen la primera fase de una
política pública según Campero (2001), a saber, visibilizar, influenciar y modificar;
la definición realizada por Rekosh, Buchko y Terzieva (2001) de los objetivos del
litigio estratégico para generar políticas públicas, producir cambios sociales y
fortalecer el Estado de derecho; y la concepciones de política pública en general
(Jones, 1984; Salazar, 1995; Aguilar, 1996), y en particular, como proceso de
comunicación pública (Majone, 1997).
De otro lado, como fuente conceptual acerca de los derechos sexuales y
reproductivos se destaca la concepción que el Ministerio de la Protección Social
(2003) tiene sobre los mismos como derechos fundamentales, “en la medida en
que la sexualidad y la reproducción y la atención a las enfermedades y eventos
relacionados con ellas, entrañan el ejercicio de derechos tales como el derecho a
la vida”, a la integridad personal, a la igualdad y a no sufrir tratos discriminatorios
(Ministerio de la Protección Social citado por la autora, (Gómez 2006).
No se precisan los procedimientos empleados para la reconstrucción del proceso
de litigio estratégico adelantado en el marco del Proyecto LAICIA, sin embargo, se
acude a fuentes primarias como tratados internacionales de derechos humanos,
documentos de política pública nacionales, declaraciones oficiales de la Corte
Constitucional, así como información secundaria hallada en medios de
comunicación impresos. Cuando el embarazo es resultado de una violación, y/o
cuando existe una grave malformación del feto incompatible con la vida
extrauterina; viola el derecho a la igualdad y a la no discriminación; el derecho a
la vida, a la salud y a la integridad física; y el derecho a la dignidad, a la autonomía
reproductiva y al libre desarrollo de la personalidad. El artículo asume, entonces,
que los derechos sexuales y reproductivos son derechos fundamentales, tal y
como lo reconoce el Ministerio de la Protección Social, en la medida en que
entrañan derechos como el derecho a la vida, a la integridad personal, a la
igualdad y a no sufrir ningún tipo de discriminación.

157
Se parte del reconocimiento de que a pesar de los variados tratados y convenios
internacionales ratificados por el Estado colombiano en favor de la equidad de
género y los derechos de las mujeres, en particular en el campo de la salud, los
avances han sido insuficientes. De ahí que el enfoque ha cambiado
progresivamente hacia aumentar la relevancia de cuatro temas de vital
importancia: “1) la prevención de la maternidad sin riesgo y del aborto practicado
en malas condiciones; 2) el aumento de la participación y responsabilidad
masculina; 3) la atención a la planificación familiar, y 4) la prevención de las
enfermedades de transmisión sexual y VIH/SIDA (Rico, 2003)”. De manera que
actualmente “el problema de las políticas de salud reproductiva no sólo se define
en términos técnicos o de acceso a los servicios de salud, sino que tiene en
cuenta la forma en que las personas viven la reproducción y la sexualidad” No
obstante y dado el carácter de este reconocimiento estatal, el artículo cuestiona
fuertemente que dentro de este marco de derechos y de acciones en pro de un
esquema integral de Salud Sexual y Reproductiva, la práctica del aborto en
Colombia no sólo sea insegura y desencadene una alta mortalidad femenina sino
que aún esté penalizada.
El texto propone vías alternas de participación social y política en relación con la
concreción de los derechos sexuales y reproductivos, en el sentido de “sincronizar
agendas, establecer compromisos y afianzar flujos de información para construir
campañas conjuntas que involucren no sólo a activistas sino también a
académicos/as, médicos/as, políticos/as, empresarios/as, etc., para diseñar
políticas que trasmitan, argumenten y materialicen el discurso de los derechos de
las mujeres” (Gómez.2006).
Al respecto, se muestra cómo la participación de diversos actores sociales se
articuló desde un modelo que combina lo global con lo local: “La acción médica se
planteó en el nivel internacional, nacional, regional y local, procurando un
constante diálogo con organizaciones sociales, con académicos/as expertos/as en
el tema, con la comunidad médica y con personalidades de la opinión pública”
(Gomez. 2006)
Posicionar el tema de la despenalización del aborto en la agenda pública y
movilizar la participación social y política de los actores mencionados se facilita
con la puesta en práctica del litigio de alto impacto, en la medida en que “busca
influenciar la opinión pública, llamar la atención popular y política prestada al
proceso, crear nuevos marcos de referencia y/o cambiar los términos del debate”.
El artículo describe la manera como se lograron articular las alianzas para
incrementar el nivel de participación y el impulso a la estrategia política y construir
la “red de aliados/as”, y de expertos/as comprometidos en el tema, y el diseño de
una campaña común maximizando el valor simbólico de la demanda..
El proyecto LAICIA y la estrategia política de la acción pública de
inconstitucionalidad son señalados como herramientas para movilizar el cambio
institucional, social y cultural, así como un modo de agenciar políticas públicas.
Dicha estrategia se presenta como una modalidad del derecho de interés público,
el cual “hace uso de la ley como un instrumento de cambio social y de promoción

158
de los derechos y de la justicia social”, que en el caso analizado por en el artículo
se refiere a la equidad de género en relación con los derechos sexuales y
reproductivos de las mujeres.
En favor de la transformación social, “los objetivos del litigio estratégico pueden
incluir el cambio de leyes o políticas que violan derechos constitucionales,
asegurar que la interpretación y aplicación de ciertas normas y derechos sea la
adecuada, identificar vacíos en la ley, crear conciencia sobre un tema específico,
promover el debate público y educar a la sociedad, construir coaliciones, generar
presión para producir cambios sociales, empoderar a grupos marginados,
fortalecer la sociedad civil y movilizar comunidades, y fortalecer los valores
democráticos y el Estado de derecho, entre otros” (Gómez.2006).
El Proyecto se ha especializado en la visibilización del aborto y en la afectación de
la opinión pública para obtener la modificación de los artículos del Código Penal
que tipifican el aborto como delito”, lo cual constituye un cambio significativo en la
perspectiva de materializar los derechos sexuales y reproductivos en Colombia.
Bajo estos objetivos y a través de la sincronización de agendas, el establecimiento
de compromisos y el afianzamiento de flujos de información, el Proyecto logró
diferentes niveles de cambio social, consistentes básicamente en “visibilizar el
aborto como un problema que atañe a un número altamente significativo de
colombianos/as”.
Uno de los argumentos que esgrime el artículo para justificar la necesidad de
despenalizar la práctica del aborto en Colombia se relaciona no sólo con cifras que
revelan que “del total de embarazos en Colombia el 24% se interrumpe”, que
“entre las mujeres colombianas de 15 a 55 años, 22.9% –una de cada cuatro–
declara haber tenido un aborto inducido” y que la realización anual de abortos
inducidos en el país asciende aproximadamente a 300.000, sino con el
preocupante fenómeno de los altos índices de mortalidad femenina por abortos
mal practicados, el cual tiene un claro sesgo de clase: “¿por qué el acceso a un
procedimiento seguro sólo es posible para aquellas mujeres que cuentan con
recursos económicos suficientes y con la información pertinente? (...) ¿Por qué el
aborto en Colombia no ha hecho el tránsito para ser considerado como un
problema de carácter social?” (Gómez 2006).
El artículo toca el tema de la despenalización del aborto en Colombia acudiendo a
los tratados Internacionales que defienden los Derechos humanos de las mujeres
y haciendo énfasis en la necesidad de involucrar todos los sectores de la sociedad
implicados en la responsabilidad de validar el Estado de derecho, muestra como el
tema se ha convertido en una necesidad social porque afecta la vida de las
mujeres y el riesgo de muerte que corren por las condiciones de precariedad que
estas prácticas suponen, especialmente en las mujeres de las clases populares,
la construcción de una red de aliados considerada en el proyecto LAICIA que
avala la propuesta, constituye un avance para sensibilizar y educar a la sociedad
Colombiana todavía sujeta a creencias religiosas movilizada por los sectores mas
ortodoxos de la población Colombiana, el artículo aboga por la formación de
redes locales, y el perfeccionamiento legal y las acciones públicas de
inconstitucionalidad como una herramienta de cambio social que amplíe la

159
efectividad de los derechos de las mujeres con especial énfasis en sus derechos
sexuales y reproductivos.
Para ello, se analiza la combinación de estrategias jurídicas, de alianzas y de
comunicación que se traduzcan en campañas permanentes de visibilización y
afectación del problema. El aborto toca profundamente el cuerpo femenino, el
cuerpo femenino ha sido el territorio patriarcal de usurpación y manejo, concierne
al orden simbólico, la desconstrucción de los relatos y mitos que refrendan la
apropiación del cuerpo de mujer y la invalidación de su singularidad específica,
el artículo no ausculta con cuidado y en extenso esta última categoría necesaria
para abogar por la despenalización de aborto, lo cual impide una comprensión
mas preclara en términos de operación de poder patriarcal cuando se trata de las
violencias realizadas sobre las mujeres.
La publicación Mujeres que se desempeñan en altos cargos de dirección. Las
mujeres ministras y el debate del observatorio, de Fresia M. Guacaneme Pineda,
relatoría del debate realizado en el “Observatorio el 12 de Agosto sobre Mujeres
en los altos niveles de decisión del Estado", se analiza el desempeño de mujeres
en las diferentes esferas de la vida pública, lo cual ha venido creciendo de manera
sostenida en los diferentes países. Sin embargo, se opina que esta presencia no
es aún especialmente notoria en los más altos cargos de dirección de la vida
política donde es minoritaria la presencia de mujeres. Para demostrar esta
afirmación, se adelantó una investigación utilizando la información disponible
acerca de la composición de gabinetes ministeriales de los 35 países americanos.
Los datos confirman la apreciación: en promedio, solo ejercen como ministras en
los gabinetes de todos los países americanos (2002) un 15.8% de mujeres.
Las áreas en las cuales las mujeres están más ligadas para ejercer una labor de
decisión y se comprueba en la práctica la asociación entre mujeres y asuntos
sociales: cerca de un 44% de las mujeres ejercen en temas relacionados con lo
social (salud, educación y políticas relacionadas con niñez, mujeres, indígenas,
entre otros). Es de anotar también que una cuarta parte de los asuntos sociales
corresponden a los temas de mujer o género específicamente asignados a las
mujeres. Igualmente, queda demostrado que las áreas de menor influencia para la
toma de decisiones son las relacionadas con el campo político, económico y de
seguridad.
El debate debe partir de la base de que en esta oportunidad el seguimiento que
realiza el Observatorio debe estar enmarcado en la totalidad de la propuesta
política que esta haciendo el gobierno, no puede ser un análisis aislado de qué
hacen las mujeres, sino que tiene debe estar dentro de un marco político general
más amplio. Plantea que en Colombia, las mujeres han recorrido un largo camino
en la lucha por los derechos políticos y la Ley de Cuotas hace parte del accionar
político feminista a favor de la representación de las mujeres en cargos de poder,
siendo apenas un paso hacia el logro de la democracia real. En la coyuntura del
actual gobierno, la participación de 48% de mujeres en cargos ministeriales es de
una parte, el cuantitativo de la participación femenina como estrategia de gobierno
y de otra, una sutil forma de cooptar el discurso feminista y de incluir el potencial
de las mujeres hacia los intereses del patriarcado.

160
En Los Diseños Institucionales y la Presencia de las Mujeres en el Campo Político,
de Angélica Bernal Olarte 2002, se afirma que “Las instituciones condicionan la
política”, las reglas y procedimientos institucionales, estructuran el comportamiento
político de manera predecible y ordenada”. En este sentido se afirma que las
instituciones tienen características particulares: 1) Las instituciones cuentan con
un bagaje histórico. Pueden ser reformadas o cambiadas, sin embargo la manera
en que el proceso funciona refleja la inercia del pasado; 2) Las instituciones tienen
dimensiones formales o informales. Las instituciones están incorporadas a
estructuras de organización, estatutos escritos y reglas. Sin embargo son
igualmente importantes las normas informales, los procedimientos no oficiales y
las prácticas convencionales.
Se puede afirmar entonces que, aunque no existan instituciones creadas
expresamente para mantener un número bajo de mujeres en los cargos de
decisión política, puede que reglas de juego no formales las excluyen o por lo
menos dificulten su entrada a la política. Se afirma que el sistema electoral es el
medio para que la participación se convierta en representación: “es el proceso a
través del cual los votos de los ciudadanos se transforman en una representación
distribuida en escaños o posiciones de autoridad, lo que guarda alguna
correspondencia con las fuerzas políticas que participan en la competencia
electoral”. (Bernal. 2002)
Según la autora, una vez las mujeres empezaron a incursionar en el ámbito
político gracias a los mayores niveles de educación y su creciente ingreso al
trabajo asalariado, en la mayoría de los países, se atuvieron a las reglas del juego
político. Las divisiones de partido pesaban más que las divisiones de género, y las
alianzas de mujeres entre partidos resultaban excepcionales dentro y fuera de los
parlamentos. La atención a los imperativos de partido representan un dilema para
las feministas, que pretenden transformarlos en entidades más cercanas a las
mujeres.
Durante los años ochenta, los partidos políticos constituían un campo importante
de las actividades de las mujeres. Las mujeres demandaron y consiguieron
reformas políticas con diferentes grados de éxito. En algunos países esto supuso
la aparición de nuevos temas en los programas de los partidos, nuevos sistemas
para la selección de candidaturas, nuevas formas de elaboración de políticas
públicas y el establecimiento de nuevas estructuras de gobierno, como ministerios
para las mujeres, defensorías de la igualdad de oportunidades y comisiones de
mujeres con financiación pública. El género se convirtió en un tema explícito para
muchos partidos políticos.
El artículo indaga los manejos institucionales que impiden a las mujeres a
representación política y el uso de las acciones positivas, las instituciones
condicionan la política y construyen los sujetos involucrados en la representación
política, muestra las estrategias retóricas de los partidos para cooptar a las
mujeres adecuando a sus intereses la ley de cuotas y promoviendo las acciones
positivas en el sentido de ganar adeptos/as en el marco de las congruencias con
su propia ideología, si bien el artículo devela este ejercicio de poder, no incursiona
el la lógica de los centros, ni deja ver las razones mas propiamente estructurales

161
que permean a los partidos constituyéndose en verdaderas máquinas de captura
en relación con el posicionamiento de las mujeres y de las minorías que terminan
siendo asimiladas a la maquinaria patriarcal y al modo clásico de hacer política.
El anterior eje analítico reúne las investigaciones cuya temática especifica aborda
el fenómeno de lo público y de la inclusión de las llamadas minorías en los
programas de atención del Estado. Algunas se refieren concretamente a las
mujeres: al problema del desplazamiento forzoso que requiere de una atención
integral; en general se puede afirmar que dichos programas no tienen una
propuesta diferencial de género, etnia, clase, y el conflicto intergerenarcional que
debe incluírse. Otras investigaciones se refieren a la especificidad de las
comunidades sexuales como la política LGBT, que pretende dar un lugar público y
legal a las personas adscritas en otras orientaciones sexuales. Desde el punto de
vista de la participación de las mujeres algunas muestran las dificultades para
ocupar los cargos de decisión del estado, lograr generar una cultura política que
de hecho las comprometa, muestra las condiciones inequitativas económicas
social y culturalmente que se dan cuando subsiste una idea neutra de la
normativa que no las incluye. Apelan a la ley de cuotas, a los Derechos sexuales
y Reproductivos y a la fuerza corporal toda vez que en Colombia, sigue dándose
una democracia formal que homogeniza la diferencia, en los argumentos se
sugiere de manera implícita la refundación de lo público desde la mirada de las
mujeres, apelando a nuevos argumentos frente al aborto que dignifiquen el valor
del cuerpo femenino y su decisión autonómica. También se plantean la
problemática del aborto, señalando hasta que punto existen ideas que manipulan
la vida y someten las decisiones de las mujeres; se hacen propuestas para
generar cambios culturales que permitan el logro de una sociedad distinta, para la
vivencia del cuerpo y el deseo. Por último las investigaciones apelan por una
democracia por venir, respaldada en una ciudadanía heterogénea de inclusión de
la diversidad y de la vida.

V: Sobre las Resistencias.

Puede afirmarse que la resistencia es vista en la actualidad en el contexto de


marcos teoréticos que algunas veces se distancian y otras veces se juntan, el
debate del feminismo oscila entre el feminismo de la igualdad y el feminismo de la
diferencia a los cuales se ha hecho alusión en este estado del arte. El debate
teórico dentro del feminismo mundial, ha fluctuado entre el feminismo de la
igualdad y el feminismo de la diferencia, el feminismo de la igualdad valora el
universalismo moral, el sujeto universal, hace la critica a la noción genérica de
mujer basada en la maternidad y propone un sujeto de derechos femenino
inspirado en la propuesta moderna contemplada en el ejercicio del estado
democrático, la lucha por el reconocimiento reivindicativo y el empoderamiento
institucional han sido su objeto y es allí donde se han dado sus mayores logros, la
historia del feminismo de la igualdad esta ligada a la propuesta revolucionaria de
la izquierda de los años sesentas que lo llevó a creer ingenuamente que la lucha
de clases contextuada por el Marxismo, era suficiente para sacar a las mujeres de

162
su condición de subordinación toda vez que se invirtieran las relaciones
económicas y de clase, y que las mujeres tuviesen un lugar decisorio en el estado
proletario en transito para la propia desaparición del estado como tal. Actualmente
el feminismo de la igualdad, como dice Victoria Sendón, ha cambiado el
pensamiento de Marx y Engels por las ideas revolucionarias del siglo XVIII,
creen en el reconocimiento de un sujeto femenino, abogan por la participación
ciudadana y validan una opción comunicativa no sólo consensual sino también de
disenso. (Sendón.2002)

Para ejercitar el dialogo democrático principio del estado de derecho, el feminismo


de la igualdad sigue el camino consiguiendo leyes y normativas que
indudablemente han mejorado la vida de las mujeres en cantidades mínimas si se
tiene en cuenta el grueso de la población femenina condenada a la marginación
globalmente. Estos logros son relevantes y hacen noticia sobre todo si se refieren
a temas como la violencia doméstica o las violaciones realizadas a las mujeres en
el espacio privado.

El feminismo de la igualdad ha enarbolado la bandera de la igualdad con los


hombres buscando el mismo reconocimiento en términos de derecho, la lucha por
la igualdad ha conseguido algunas emancipaciones económicas, profesionales,
domésticas políticas o personales, pero el precio de la igualdad ha sido muy alto,
soledad, agotamiento triples jornada, claudicaciones, enfrentamientos al transitar
por el camino que les señala el establecimiento y los estados que son patriarcales,
las mujeres constatan de nuevo el sometimiento o la captura de sus intereses
liberadores. Para el feminismo de la igualdad, la diferencia es igual a desigualdad,
al igual que quedan atrapadas en la confusión entre género y diferencia, el género
como instrumento analítico ha sido útil para develar el ejercicio de poder presente
en el discurso que invisibiliza a las mujeres : No obstante este mérito, actualmente
las mujeres constatan su precariedad, para dar cuenta de la complejidad que
emana de las relaciones de poder presentes no sólo en el discurso, siendo el
propio instrumento analítico objeto de captura de la maquinaria patriarcal
presente en las políticas públicas incapaces de apuntar de hecho, a la
descostrucción simbólica soporte real de la subordinación femenina y de los
ejercicios de poder excluyentes que se dan en las prácticas sociales. La
propuesta del feminismo de la igualdad basada en el análisis de género resulta
insuficiente a la hora de jalonar los cambios y las trasformaciones actuales que
requiere el posicionamiento femenino para dar a luz una cultura del respeto a la
diferencia y la afirmación de la vida.

Hasta los años ochentas, el feminismo de la igualdad, nominó a las feministas de


la diferencia como esencialistas e incapaces de entender la desconstrucción que
es preciso realizar en la búsqueda de ese sujeto mujer basado en la unidad y la
cohesión identitaria. El legado de la modernidad es la fuente donde bebe el
feminismo de la igualdad, así que no es difícil observar ese bagaje ilustrado que
caracteriza la fundamentación básicamente racionalista propia de su modo de
estar en el mundo. Si las diferencias se enraízan en la naturaleza, es
precisamente la naturaleza lo que tiene que ser trascendida en aras de la libertad

163
del sujeto y su autonomía. Estas consideraciones no son diferentes de las ideas
Hegelianas, Sartianas y Bouverianas consagradas en la Fenomenología del
espíritu, El ser y la nada, y el Segundo sexo, respectivamente.

La resistencia para el feminismo de la igualdad está circunscrita a la lucha por la


democracia incluyente de las mujeres, al reconocimiento de los derechos
humanos y el posicionamiento de las mismas en la esfera social, la lucha se
institucionaliza en la defensa legal y la necesidad de construir el espacio normativo
que valide la representatividad femenina no sólo en el espacio de la política, sino
también en el orden de la atención por parte del estado en el tema educativo, de
salud sexual y reproductiva, de atención económica y social ejercido mediante la
organización y creación de grupos de presión, para el logro de una respuesta
Estatal que atienda las peticiones de las mujeres en todos estos campos
sensiblemente atravesados por la violencia, la guerra y la marginación de la
población femenina y los géneros.

Lo que diferencia básicamente la propuesta de la igualdad y el feminismo de la


diferencia, es propiamente la pregunta por el sujeto. El feminismo de la diferencia
no bebe en las fuentes de la modernidad sino que incurre en el debate que
propone la postmodernidad; no sólo secunda algunas ideas como la perdida de
los metarrelatos, la critica a las teorías de la representación, la critica a la
neutralidad del lenguaje develando el poder a que responde el fonocentrismo y el
falocentrismo, la critica a las verdades históricas y la pregunta por el enunciado y
su soporte: la experiencia viva como dadora del testimonio, también la critica
epocal que ha despojado la vida de su potencia y ha nihilizado la respuesta a
futuro.

La construcción no de un sujeto, sino de “un devenir mujer” interesa


prioritariamente al feminismo de la diferencia en cuanto agenciamiento capaz de
agrietar el patriarcalismo que funciona amparado en lo simbólico y/o imaginario
como maquinas enunciativas de realidad. El feminismo de la diferencia se
pregunta por el biopoder, cómo se operativiza y se gestionan las poblaciones, y
cómo se vehícula un modelo normatizado de lo humano como fórmula
homogeneizada de lo identitario: el “hombre macho, blanco, heterosexual, exitoso
guerrero y depredador”, avalado por los medios de comunicación y por las lógicas
del capital global concentrado en pocas manos. Lo que básicamente separa al
feminismo de la igualdad, de la propuesta de la diferencia, es la pregunta por el
modelo, la autonomía ya no referida al ciudadano, al individuo, sino mas bien
soportada en la vida, en la autopoiesis y en la potestas como fuerza de mutación,
y de creación permanente.

Para el feminismo de la diferencia, la resistencia es mas compleja, al preguntarse


esencialmente por el proceder de la vida, la resistencia adopta categorías
ontológicas que se soportan en el debate filosófico y la interpelación con los
filósofos contemporáneos, la resistencia tiene que enfrentar la fuerza
homologadora del biopoder, la globalización y la fuerza de imperio, el ejercicio
del capital mundial y los modelos económicos vigentes, también la resistencia

164
tiene que enfrentar la pregunta por el poder y su operación en los espacios micro y
macrosociales dirigiendo su atención a la relación poder-saber y deseo, para
lograr incidir en la gran maquinaria patriarcal y el poder que hoy se distribuye en
redes
El feminismo de la diferencia sospecha de la igualdad porque precisamente es
mediante la homologación de las diferencias como se construye el modelo. El
sujeto sirve de soporte al individuo y maneja una categoría de neutralidad basada
en el modelo mayoritario de identidad referido. Convertirse en modelo, es lo
propio de los movimientos de resistencia que han transitado por el orden de lo
mismo; trazar la vía molecular del feminismo significa propiamente la huida lejos
de este modelo, ese continuo devenir mujer mas allá del proyecto estatal o
individual, la vía estética amparada en la vida que provee un cuerpo y da un
mundo a las mujeres.
Desde el punto primero de la vida, la resistencia es voluntad de poder y potencia,
es decir, potestas. Spinoza define el deseo como potestas, además nos dice, el
deseo es “el apetito con conciencia de sí mismo”. El apetito no es mas que el
esfuerzo por el que cada cosa intenta perseverar en su ser, y esto quiere decir
que además perseverar en la existencia, también nos obstinamos en cambiarla y
en cambiarnos y esto concierne a la vida y tiene que ver directamente con la
mutación. Podríamos decir que la resistencia es potencia y poder de ser
afectados/as en la medida de crear un cuerpo mas potente capaz de transformar
las pasiones pasivas, la tristeza, la ira, el resentimiento en acciones gozosas y en
posibilidad de transformar el estado de cosas.

El poder de ser afectado se cumple siempre y necesariamente, es acto. A la


potencia corresponde una aptitud o potestas, pero no hay aptitud o poder que no
sea efectuado, no hay potencia que no sea actual, la potencia de actuar o fuerza
de existir aumenta o disminuye según la proposición de afecciones activas que
contribuyen a cumplir ese poder cada instante. Si esto es así la resistencia esta
ligada al transito entre la tristeza o afectación pasiva, a un atributo de la sustancia
capaz del goce y la afirmación de la vida, la resistencia esta ligada a la opción de
proveer un estado impetuoso que potencie la vida.

La resistencia es un acto estético soberano que tiene que ver con la creación de lo
bello y con la potestas que irrumpe a condición de haber vivido la experiencia de lo
sublime. “Se puede hablar de dos especies cuando nos referimos a lo sublime. Lo
sublime natural que es revelado por algún espectáculo natural grandioso de la
naturaleza, y que impone el terror al animo sensible, y lo sublime matemático o el
espectáculo de lo indefinido infinito matemático, un shock intelectual que aterroriza
el ánimo racional”. Estas dos grandes emociones del ánimo preparan la
insondable fuerza de la imaginación que se convierte en un acto ético y estético
sin precedentes. (Negri y Hardt, 2000)

En lo sublime se pueden diferenciar dos especies, lo sublime natural que es


revelado por algún espectáculo natural grandioso, y que impone el terror al animo
sensible y lo sublime matemático o el espectáculo de lo indefinido infinito

165
matemático, un shock intelectual que aterroriza el ánimo racional. Estas dos
grandes emociones del ánimo, preparan la insondable fuerza de la imaginación
que se convierte en un acto estético y ético sin precedentes Ante el espectáculo
del mercado y la transfiguración posmoderna sentimos nausea, un sentimiento de
vacío, terror y temblor, admiración y deseos de superación, el acto estético es una
excedencia de ser, un exceso de vida que logra afectarnos positivamente porque
nos convulsiona en el límite, es posible resistir desde las fuerzas excedentes de la
vida imposibles de ser capturadas.

Lo sublime prepara el acontecimiento, es decir la irrupción de lo nuevo. El


acontecimiento desde la filosofía de la diferencia es la singularidad absoluta, no es
el ejercicio de una relación casual sino que éste se encarna en el presente, es la
aparición pura de otro tiempo, el acontecimiento tomado en sí mismo, esquiva
todo presente en cuanto lo que se introduce es el instante, es decir el presente
móvil. La muerte es un acontecimiento en la medida de que su irrupción abre un
abismo en el presente y nos coloca ante la imposibilidad de morir, el
acontecimiento es la singularidad absoluta y no un suceso o un accidente que
apenas toca la cronología del tiempo, el acontecimiento en cambio deshace el
orden del tiempo. Para que aparezca el acontecimiento es necesaria una criba,
una membrana elástica y agujereada que deja pasar unas fuerzas y rechaza otras
tantas, diríase que hace una selección de las series y de los flujos, la criba es el
elemento diferenciador dentro del acontecimiento y le pertenece de suyo, la criba
puede inducirse afectivamente mediante una reacción en cadena, mediante una
operación de impacto general.. Un ejemplo de acontecimiento es la refundación
societal,

Ante el espectáculo del mercado y su transfiguración postmoderna sentimos


náusea, un sentimiento de vacío, terror y temblor, admiración y deseos de
superación, el acto ético es una excedencia de ser, un exceso de vida y es
propiamente una apuesta artística cuyas fuerzas excedentes no pueden ser
capturadas. ”El arte es irreductible a valores medios, ejemplar en su
reproductividad singular, el arte es creación y reproducción de lo singular
absoluto.

Desde el punto de vista de las relaciones sociales, mas inmediatas y de vecindad,


podemos observar que las comunidades construyen el lazo social, establecen
modos novedosos de solidaridad y de amistad en medio de la guerra y en
condiciones de vulnerabilidad extremas, la guerra y el biopoder destruyen el tejido
social siendo este hecho la manera mas absoluta de reducir la fuerza comunitaria
a los intereses de las maquinarias que domestican los cuerpos a través del miedo.

El tejido social es una metáfora para nombrar el nexo de relaciones de calor, de


afectación variable entre comunidades y subjetividades grupales que resisten a
pesar del imperio, de la biopolítica y las maquinarias de muerte que vivimos hoy,
este poder destruye los lazos de confianza, además que disipa lo grupal y
homogenizar la identidad yóica. El tejido social pertenece a las semiologías
simbólicas donde la expresión, la danza, la mímica una somatización, la música,

166
entran en relación directa con fuerzas molares conservando una autonomía
molecular y revolucionaria.

Si hemos dicho que el tejido social tiene una connotación simbólica, esto implica
un régimen de enunciados, que por el hecho de privilegiar la enunciación por sí
misma, logran multiplicar el sentido permitiendo el flujo maquínicio afectivo,
molecular, grupal, significante y que pone en juego, tanto los signos como las
cosas, las personas como los grupos, los órganos como las fuerzas o las
personas.

Bourdieu define los símbolos como instrumentos por excelencia de la “integración


social”, en tanto instrumentos de conocimiento y de comunicación que hacen
posible el consensus sobre el sentido del mundo social lo cual contribuye
fundamentalmente a la reproducción del orden establecido; la integración lógica es
la condición de la integración moral. El campo de producción simbólica es un
microcosmos de lucha entre las clases (como diría Marx), y sirve a sus propios
intereses en la pugna interna en el campo de la producción como los productores
sirven a los intereses de los grupos exteriores al mismo campo. (Bourdieu, 1988)

En cuanto a los sistemas simbólicos, Bourdieu distingue fundamentalmente dos


grupos que clasifica según quien los produzca y quien se apropie de ellos. En
primer lugar están los que son hechos por la totalidad de la colectividad a la vez
que ella misma se los apropia; en segundo lugar los que realizan un cuerpo de
especialistas y, más precisamente, los que son fabricados por un campo de
producción y de circulación relativamente autónomo. Se puede decir que la
posesión de los medios y el poder simbólico en un campo determinado de las
creencias constituye el capital simbólico, en la medida en que es representado, es
decir, simbólicamente aprehendido en una relación de conocimiento, en la que se
presupone la intervención del habitus, entendido éste como una capacidad
cognitiva socialmente constituida.

Aquí nos referimos a la primera categoría, esa capacidad cognitiva socialmente


construida y apropiada por la comunidad que constituye en sentido fuerte, un
modo de sobrevivir en medio de condiciones extremas y propiamente impuestas
desde el exterior, se fortalece el lazo social para resistir, acudiendo a los ritos, a la
lúdico, al canto y a la ceremonia, como modo de expresión y de poder del cuerpo
social y comunitario.

Podríamos decir que construir tejido social es agenciar, potenciar un


acontecimiento que propugna el devenir afectivo para el cambio y la mutación,
para el goce y la libertad, es promover intensidades de subjetividad grupal y
comunitaria, el tejido social es a su vez una fuerza de resistencia en cuanto capaz
de producir grados de afectación intergrupal variable, para propulsar doblemente
el socios y la vida, si el agenciamiento comporta componentes heterogéneos sea
del orden biológico, social maquinico, gnoseológico, imaginario, etc., el tejido
social introduce flujos corporales y estéticos desde que la solidaridad se
constituye en la fuerza del cuerpo.

167
Desde el punto de vista de las mujeres el tejido social se inspira en la metáfora del
tejido, tejer implica abrir desde el centro, la onda en espiral cuya metáfora
galáctica remeda el orden de los ciclos, el tejido no sólo implica lo positivo,
también lo negativo, el derecho y el envés, el tejido se hace y se deshace y
provee un espacio de calor en medio del caos, el tejido social es esa bisagra entre
el dentro y el afuera y que Winnicott nombra como objeto transicional, el objeto
intermedio entre el yo y el otro (por poner un ejemplo, la mantita del bebe), la
creatividad, el amor y el juego son localizados por el autor en el espacio potencial
que hay entre el espacio psíquico interno del mí, y el espacio social externo del
no mí, - “el área neutra de la experiencia que no será puesta en cuestión”.. Para
las mujeres el tejido social constituye la resultante de la ética del cuidado y es la
trama invisible del don.

Desconstruir el legado patriarcal que es simbólico y cultural, implica abrir el campo


de la enunciación, esto es el lugar no de la significación sino del sentido, el lugar
del ritual, el juego, la lúdica, el relato y la memoria, sólo es posible incidir sobre lo
simbólico desde lo propiamente simbólico, desde la fuerza espacial y temporal que
remueve el orden del lenguaje para dar lugar a lo no dicho, al silencio entre
palabra y palabra que ciertamente soporta el significado de la voz y que pertenece
a la experiencia.

Construir Tejido Social es resistir, la apuesta de los grupos minoritarios se basa y


se soporta en la construcción del tejido social y hay que tener en cuenta que lo
minoritario, no se mide en términos cuantitativos. Como señala Deleuze, “Lo que
distingue una mayoría de una minoría no es el número, es propiamente el modelo,
las minorías carecen de modelos, cuando una minoría crea sus modelos es
porque quiere convertirse en mayoría, lo que sin duda es necesario para su
supervivencia o su salvación, (tener un Estado, ser reconocido, imponer los
derechos), pero las minorías, (las mujeres, los jóvenes, las etnias indígenas, las
negritudes, … son potencias identitarias, la potencia de las minorías procede de
aquello que ha sabido crear y que se integrará en mayor o menor medida en el
modelo, sin depender nunca de él" (Deleuze.1990)

Resistir al modelo, a la rostricidad blanca y homogénea, constituye una alternativa


de resistencia ética prioritaria en la actualidad porque promueve la acción de las
subjetividades emergentes y apunta a la creatividad de los grupos minoritarios en
permanente construcción.

A propósito de las investigaciones que se reseñan en este estado del Arte


podemos considerar que la Resistencia se entiende distintamente y responde a
siguiente clasificación.

 Quienes desde feminismo de la igualdad, piensan que es necesario


empoderar a los sujetos mujeres para reclamar los derechos en el marco
universal de las declaraciones buscando un reconocimiento en términos de

168
igualdad con los varones, para ello entienden importante la consolidación y
formación de grupos, partidos y redes de mujeres que presionen con sus
acciones, para incidir en la legalización de sus propuestas acudiendo a
marco legal de las declaraciones nacionales e internacionales que han
consignado su compromiso con la defensa de os derechos humanos de las
mujeres. Resistir es entonces luchar en el marco Institucional y legal por
la vigencia y la presencia de las propuestas femeninas haciendo un
llamado a la ciudadanía plena y a la construcción de la democracia en el
marco del estado de derecho.

 Quienes entienden la necesidad de incidir desde lo simbólico para


desconstruir los imaginarios patriarcales presentes en el campo de la
cultura, agrietando la maquinaria del poder global, el ejercicio de la guerra
y las prácticas del biopoder que domestican las poblaciones y aplastan las
subjetividades y el deseo, no es el sujeto mujer lo que habría que
empoderar, sino que es menester propulsar las subjetividades desde el
escenario de la ética y la estética, dando lugar a la fuerza grupal y la
construcción de “una ciudadanía heterogénea” capaz de refundar lo
público y la democracia. En este orden de ideas se acude no a la razón,
sino a la afectación, no al individuo ni al yo, sino a la potencia corporal
(encardinamiento), de ahí la necesidad de construir el tejido social
mediante la potenciación de los “agenciamientos colectivos de
enunciación” y los espacios colectivos y creativos que se producen en lo
local y en la vida comunitaria. La propuesta propone incidir en los
escenarios micro y macrosociales desde la deconstrucción de los
imaginarios basados en la violencia y la exclusión de la otredad. Esto no
significa rechazar la lucha por los derechos humanos, la participación y la
gestión ciudadana; sino que éstos tienen que ser refundados desde la
ética del cuidado, cuestionados en sus fundamentos para apuntarle al
advenimiento de una democracia heterogénea susceptible de encarar y
admitir la diferencia en sí misma.

Las investigaciones y ensayos que se reseñan en este estado de arte, cuyos


objetos y desarrollo están consignados en los ejes temáticos descritos
previamente, se agrupan en estos dos campos de reflexión teórica, y obedecen
desde el punto de vista de la resistencia, ya a una, u otra consideración, aunque
sus objetos sean diversos y múltiples. Los ejes temáticos, Cuerpo y derechos
sexuales y reproductivos, educación, sujetos y subjetividades, guerra y violencias,
Políticas públicas, Democracia y ciudadanía responden a unas ideas que
terminan por adoptar una posición y una mirada a futuro dependiendo del punto de
vista de los feminismos descritos.

Se puede afirmar que el debate en Colombia todavía es incipiente y no se ha


socializado extensamente, no obstante puede apreciarse su marcación en el
campo de la investigación que se realiza en el curso de estos diez años,
apareciendo en los análisis el señalamiento hacia la emergencia de otras vìas
para construir un país nuevo, para diseñar unos modelos identitarrios inéditos y

169
para afectar al cuerpo social en la búsqueda de nuevos derroteros que trasciendan
las ideas afincadas en el orden de lo mismo y que son susceptibles de mutarse y
cambiarse. La resistencia es un eje trasversal en las investigaciones propuestas,
la resistencia desde el punto de vista de los derechos humanos y la idea clásica
de ciudadanía, ocupan a la mayoría de las investigaciones que se reseñan. La
resistencia desde el punto de vista de la vida, y de las identidades emergentes son
muy escasas, no obstante podría afirmarse que tienen el valor de abrir derroteros
críticos y proponer miradas inéditas para la construcción de una democracia por
venir basada en la diferencia.

Vale la pena concluir con el ensayo de Nohema Hernàndez sobre el tema de la


resistencia y comentar algunos de sus apartes.

En Tomarnos en serio….Mujeres y prácticas de resistencia civil en Revista en


Otras palabras No 11 Mujeres Resistencias e Irreverencias, Nohema Hernadez. ;
se destaca la importancia de registrar el pensamiento de las mujeres sobre las
resistencias y las irreverencias, reivindicando su potencial transformador. Con
éste fin, la sección rehaciendo saberes se inicia con una revisión analítica de los
desarrollos conceptuales y políticos de la resistencia, realizado por Nohema
Hernández. Dicha revisión proporciona los fundamentos teóricos en los que se
apoya la edición de la revista.

En la editorial de la revista se plantea que la resistencia y la irreverencia son dos


conceptos estrechamente relacionados en el accionar de las mujeres. “la
irreverencia se inicia generalmente por un NO, No a lo tradicionalmente difundido;
no a los modelos de comportamiento dominantes; no al discurso patriarcal; no al
deber ser femenino estereotipado por lo medios; e incluso no a lo políticamente
correcto” (Hernández 2002)

El cuerpo es visto como un lugar imposible de prescindir en la realización de los


actos de resistencia ya que desde el cuerpo se consideran como resistencias
renovadoras verosímiles y admisibles socialmente por estar construidos desde la
imposibilidad de prescindir del cuerpo, de hacerlo irrelevante y por el afán de crear
nuevos espacios de vida; en éste sentido, la resistencia proviene del cuerpo
femenino, ya que éste cuerpo es capaz de contener la promesa del nacimiento.

La resistencia es definida como una fuerza del acontecer cotidiano para hacer
frente a las situaciones límites; construye de modo presente alternativas para
denunciar los abusos sistemáticos del ejercicio del poder, genera estrategias
para sortear las arbitrariedades de una organización social inequitativa; también se
define como desobedecer y por tanto volverse irreverente.

Hernández expone que la resistencia tiene lugar y asume sentido político desde
las mujeres expresándose en actos de posición, renuncia, rechazo, contradicción,
en sentimientos de extrañeza o en argumento de reserva moral, respecto de los
valores y discursos justificadores constitutivo de la cultura patriarcal.

170
La autora define dos clases de resistencia: la pasiva, y la no violencia activa,
esta última, deslegitima cualquier práctica guerrera y cualquier forma de
eliminación del contradictor. A continuación presenta diversas definiciones sobre
resistencia; las provistas por el léxico y las imágenes del lenguaje histórico-
político. En cuanto a los del léxico resistir es oponerse a la acción de la violencia,
rechazar, contradecir, tolerar, aguantar, sufrir, combatir pasiones y deseos. En
cuanto al lenguaje político, resistencia, en sentido estricto, nombra los
movimientos o diferentes formas de oposición activa y pasiva, que se produjeron
en Europa durante la segunda guerra mundial contra la ocupación alemana e
italiana.

Cuando Nohema liga la resistencia al deseo propone algo novedoso que cuenta
no con lo representable, sino con lo experimentable; señala a que es posible
construir un sí misma mujer capaz de resistir y este acto indeclinable cuando se
produce afecta a otros y a otras realizando fisuras significativas en las maquinarias
que capturan la libertad y el posicionamiento de una subjetividad, donde la
contingencia y el posicionamiento van de la mano; podaría afirmarse que esta
mirada profundamente actual, abre la posibilidad de entender la resistencia desde
la potencia del cuerpo, es no sólo individual, sino también social y política.

Recomendaciones.

En los trabajos e investigaciones contenidas en este Estado del Arte y de acuerdo


a los ejes analíticos seleccionados, de manera explícita o implícita se hacen
recomendaciones después de referirse a la condición de las mujeres y géneros en
Bogotá en el contexto social y cultural de un país en guerra, amenazado por la
persistencia de la violencia no sólo en el terreno de lo público sino también en el
espacio privado, la construcción de nuevos cuerpos y subjetividades está presente
en algunos análisis y constituye una propuesta para la investigación a continuarse
en el país toda vez que desde allí puede plantearse el surgimiento de un “nuevo
hombre y una nueva mujer” de cara a un futuro que exige una transformación
social en el campo económico, político y cultural. Las prácticas de la subjetividad
femenina y masculina, étnica, y de afrodescendientes, juveniles, de LGBT,
denominadas minorías se están tomando los espacios de la investigación social
porque plantean el cuestionamiento de las ideas modernistas que solidificaron la
identidad. Las nuevas identidades emergentes son fluídas, contingentes y
mutantes lo que efectivamente cambia el panorama de la investigación social. Por
otra parte la ética parece haberse convertido en el escenario y trayecto de estas
subjetividades que afincadas en el deseo, proveen nuevos contenidos afectivos a
los cuerpos y potencian desde los mismos, nuevas narrativas para la liberación no
sólo de sí mismos, sino del socios y la preservación de la vida.

El cuerpo constituye un territorio afectivo y potencial importante que comienza a


ser investigado con el cuidado que se merece surgiendo en nuestro medio la
pregunta por la corporeidad, la relación con el contexto o mundo con el que se

171
relacionan y las posibilidades pertinentes al campo ético y estético. Estas vías
analíticas serán objeto de cuidado y atención académica en el futuro próximo
toda vez que se rebasan las nociones biologistas o funcionalistas del mismo, la
diversidad y el cuerpo, el cuerpo femenino, el masculino, el cuerpo lesbiano,
homosexual, transexual etc; serán objeto cada vez de mayor interés logrando
construir un cuerpo conceptual cada vez más complejo y vital que provea claridad
sobre la relación cuerpo transformación-social. La indagación permanente y
crítica sobre la corporeidad permitirá elaborar propuestas educativas mas
cercanas a la diversidad de los cuerpos, promoviendo prácticas metodológicas y
pedagógicas novedosas para la creación social teniendo en cuenta el cuerpo y
desde el cuerpo, ello incide en la posibilidad creativa juvenil, de niños y niñas para
la convivencia social y la destitución de las formas de comportamiento sexista en
las escuelas colegios y universidades.

En el eje temático de educación y autonomía se proponen estas variaciones


teoréticas relacionando la autonomía con el vitalismo en la educación, se advierte
el requerimiento por construir nuevas nociones de autonomía y subjetividades
pertinentes a la singularidad y a la diferencia y capaces de estimar la relación con
la otredad en un ambiente de diálogo e interpelación y de disenso. También se
concede una opción a las narrativas y al testimonio partiendo del presupuesto
constituyente de la memoria y la capacidad imaginativa que se sucede en el
territorio afectivo grupal y escolar. Algunas investigaciones indican que las
subjetividades se construyen en el trayecto de las relaciones entre pares
señalando hacia la falencia en términos de promover otros dispositivos eficaces
para el cambio y la desconstrución de imaginarios excluyentes y violentos. Estas
propuestas y otras que realizan una crítica pertinente a la perspectiva de género
que no transitan por el encardinamiento del sujeto, constituyen un punto de partida
para recomendar un proceder investigativo que permita avanzar en el cambio
Educativo que necesita el país.

Igualmente cabe destacar en el eje analítico de Democracia, ciudadanía y políticas


públicas, el esfuerzo de varias investigaciones en salud, Derechos sexuales y
reproductivos preocupadas por hacer visible el tema de la diversidad sexual
cuestionando el marco normativo y jurídico que sigue siendo en nuestro medio
Patriarcal y neutral impidiendo así el posicionamiento social y el reconocimiento de
estas formaciones identitarias permanentemente privadas de sus derechos.
Mediante una mirada que señala la globalización, los modelos económicos y el
marco transnacional de políticas consumistas y privadas adscritas a la
inmanencia del gran capital, algunas investigaciones responsabilizan al Estado y a
las lógicas de poder transnacional imperantes, incapaces de atender las
poblaciones excluidas en razón de su etnia, clase social, género, condición etarea
y transgéneros, cabe anotar que varios de estos trabajos de investigación realizan
recomendaciones que proponen la construcción de una ciudadanía heterogénea,
un nuevo concepto de ciudadanía basado en la diversidad y la gestión de grupos
identitarios que trabajan desde lo local para promover el reconocimiento de sus
demandas sociales y culturales. El aspecto simbólico constituye un foco
importante de referencia en las investigaciones que recomiendan las prácticas de

172
resistencia desde el tejido social, desde la construcción de los lazos de confianza
comunitarios para lograr el propósito democrático de una alternativa para la vida.

Es notoria la recurrencia a lo simbólico como lugar ignorado en las políticas


públicas cuando del reconocimiento se trata en términos del acceso por parte de
las mujeres a los puestos de decisión, algunas de las investigaciones y ensayos
analíticos muestran el entramado de exclusión presentes en los partidos y en sus
prácticas clientelistas y patriarcales encargadas de la destitución y el
marginamiento de las mujeres, otras muestran la precariedad de la participación
de éstas en la ley de cuotas acordada legalmente y hacen un seguimiento
pormenorizado y en extensión.

En cuanto al eje de Violencias, las investigaciones destacan y recomiendan la


necesidad de ver el carácter patriarcal de la guerra que convierte el cuerpo
femenino en campo de batalla por parte de los actores armados y lo objetiviza
para las practicas de violación; muestran la necesidad de atender integralmente a
las mujeres afectadas por la guerra, de disponer de políticas y programas claros y
efectivos de atención para las mujeres desplazadas, niños y niñas y jóvenes que
han sufrido la violación de absolutamente todos sus derechos humanos
afectándolos también psíquicamente. Algunas proponen el abordaje de la
participación de las mujeres en la guerra y aunque se interrogan debidamente al
respecto no logran proveer un espacio conceptual para indagar el fenómeno que
debe señalar hacia el modo como se construye una identidad femenina violenta y
competitiva con el varón declinando la posibilidad de darse un sí mismo
propiamente femenino y en continuo devenir.

En este sentido la pregunta por el ejercicio del poder cobra toda relevancia,
también la caracterización de las guerras actuales y su afectación sobre las
mujeres. Las investigaciones a futuro capaces de ahondar en esta temática son de
crucial importancia y deben ser asunto de cuidado en la investigación social. Es
de destacar el abordaje de la guerra en el marco de la producción de cuerpos
gastados, el modo como se produce el miedo y como se inmoviliza la fuerza
corporal, mostrar la relación existente entre el biopoder y la producción de
afecciones reactivas en los cuerpos abrirá un espacio documental para las
investigaciones por venir en la medida de ahondar en la memoria y la reparación
social que necesita el país.

En este parágrafo analítico también se enmarcan las investigaciones que aluden a


otros tipos de violencia como la intrafamiliar señalando hacia los imaginarios
heredados que distribuyen los roles capitalizando las identidades en beneficio del
poder patriarcal, no se ahonda en estas lógicas ni se destacan nuevas formas de
violencia que aparecen relevando a las identidades clásicas propias del modelo
nuclear, hoy las mujeres también maltratan, los hijos e hijas lo hacen, la violencia
familiar se ejerce sobre los ancianos/as, la violación a niñas y a niños lo llevan a
cabo familiares y padrastros constituyendo una pregunta que debe estar en la
investigación. Reconocer la complejidad de la violencia en el seno de la familia
debe ser la prospección de la investigación a futuro. Otro tanto se puede concluir

173
sobre la afectación de la violencia en los cuerpos homosexuales, lesbianas y
transgénero dando cabida en la investigación al modo como ésta construye los
cuerpos y los estigmatiza, la caracterización “monstruosa y teratólogica” que
reciben, hace de ellos seres estigmatizados y anormales de difícil reconocimiento
social, la dirección de la investigación en Colombia al respecto de este punto
tendría que realizar un trazado histórico, nacional y regional de cómo se ha
marcado la corporeidad gay y transexual en el contexto colombiano y las
implicaciones de la violencia en la construcción de estas entidades enfrentadas a
la herosexualidad vigente.

Por último la pregunta por la resistencia es valorada en este Estado del Arte, la
resistencia hoy ha cambiado sus propósitos y las vías de análisis sobre los
movimientos sociales, responden a otras consideraciones que desplazan la idea
Marxista de la violencia como partera de la historia. La resistencia está enfrentada
al poder global, a los modelos económicos, a la guerra y a la violencia social
mundial, los grupos sociales emergentes consultan modelos analíticos cercanos al
vitalismo para construir una alternativa social que haga del planeta un lugar mas
vivible para todos/as. De ahí la necesidad de encardinar el deseo con la multitud y
llevar a cabo el reto de construir otro mundo posible. Los movimientos sociales
actuales cabalgan sobre fuerzas vitales, construyen redes afectivas e intentan
refundar los derechos humanos maximizando las potencias corporales, se trata
de instaurar una visión ecosófica de inclusión que tenga en cuenta el socios y la
vida y para ello se soportan en nuevos paradigmas que interrogan el ejercicio del
poder actual, sus lógicas y manejos. Una investigación proyectiva tendría que
seguir estos derroteros analíticos ahondando la pregunta por el tejido social, por la
construcción posible en medio de la guerra, de propuestas inéditas y comunitarias
destacadas como escenarios afectivos de resistencia desde lo simbólico, lo ético,
lo estético y lo cultural. Algunas investigaciones se hacen esta pregunta en
relación con las prácticas locales y de género, haciendo visible la necesidad de
mapear en el país las propuestas de resistencia que pliegan la violencia y la
desconstruyen implicando el sueño, la fuerza corporal y el principio de
conviabilidad deseante. Como ya se ha anotado anteriormente no todas las
investigaciones se ajustan a estas nociones de resistencia, de acuerdo a la mirada
sobre la igualdad algunas suscriben la actuación dentro de la institucionalidad
abogando por los derechos humanos y el reconocimiento normativo, otras en
cambio apoyan la resistencia en los bordes y hacen énfasis en la construcción
local de un poder constitutivo permanente e inclusivo de las diferencias. En
algunas se presenta ese carácter dubitativo que mezcla las dos posiciones,
mientras unas pocas en cambio perfilan una propuesta estratégica que recoge
aciertos de ambas para proyectar una alternativa de resistencia que se construye
en el camino y que se aprende del proceso. Como se ve la resistencia debe ser
objeto de la investigación social en Colombia y debe ser impulsada a través de los
organismos interesados en la promoción de la investigación académica con
efectos indudables en la transformación social.

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