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Objetivo del Programa: Mostrar la importancia de encontrar a Jesús y permitirle
nacer en nuestras vidas.
Los personajes necesarios son: Reportero(a) (periodista moderno), los tres Magos
(Melchor, Gaspar y Baltazar), José y María, el Angel y los tres Pastores.
Reportera: ¡Qué original! Estos cristianos han logrado lo que deseaban. Han
trabajo mucho para presentar cada año, cuando se acerca la Navidad, lo que ellos
llaman "el nacimiento" y para lograr en las personas un efecto maravilloso. (Se
aleja un poco para observar el cuadro.) Todo se ve tan natural, que cualquiera diría
que son personas reales, cuando en realidad son estatuas que no hablan. Haré una
foto de este mito y la pondré en la portada de la revista para la cual estoy
trabajando. (Camina pensativo[a]). Para estos días de diciembre, cuando se
acercan estas festividades navideñas, lo quieran o no, todo el mundo lo recordará y
todo esto llamará la atención y el interés a todos los lectores.
Melchor: Hemos venido para rendirle tributo al niño más discutido de todos los
tiempos. Es un ser divino y humano. Por años, hemos estado estudiando las
profecías y el firmamento, esperando la aparición de la estrella que nos llevaría al
lugar donde habría de nacer el Salvador del Mundo: El Mesías. Belén de Judea será
un recuerdo imperecedero a través de los siglos. Por revelación, supimos que este
niño era el Rey de reyes y Señor de señores. Mi presente para él es oro, pues él
merece lo mejor. Si de veras deseas encontrarlo, lo hallarás. Ahora queremos
rendirle un canto de alabanza. Te invito para que cantes con nosotros el himno
Núm.
Reportero(a): Soy una persona del Siglo XXI. ¿Qué le dirías o enseñarías a mis
colegas de mi tiempo?
Baltazar: Esto es mirra, y es mi regalo para este gran hombre. Este pequeño
enviado del cielo, es Dios con nosotros. Vino a nacer en el medio de la mayor
pobreza, pues ni siquiera hubo lugar para él en el Mesón. Vino a vivir entre
nosotros, para llevar nuestras dolencias y enfermedades; y a morir por todos para
darnos la salvación y la vida eterna. Él es la luz de los hombres y, al mismo tiempo,
el camino, la verdad y la vida. (Baltazar vuelve a su posición anterior.)
María: Soy la sierva del Señor. Cuando el ángel entró a donde yo estaba, me
asusté. ÉI me dijo: "Salve muy favorecida, el Señor es contigo. Bendita tú entre las
mujeres. Has hallado gracia delante de Dios. María, concebirás en tu vientre y
darás a luz un hijo y llamarás su
nombre Jesús. El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá
con su sombra, por lo cual será llamado Hijo de Dios." Entonces, yo le contesté:
"Hágase conforme a tu voluntad". En ese momento, el ángel se fue de mi
presencia.
María: Tienes razón. Quiero aprovechar este momento para decirte a ti y a todos
los que nos visitan en esta mañana, que la Navidad te dice que Dios es amor; la
Navidad es el nacimiento de tu alma cuando Jesús llega para darte salvación; es
recordar que Jesús está entre nosotros y, si lo recibes, tendrás la paz que tanto
necesitas y serás realmente feliz.
María: Les diría que Dios es amor, que envió a su Hijo para sembrar amor en los
corazones egoístas y para destruir los odios, las guerras y las ambiciones; que vino
para buscar lo que se había perdido y vino, también, para buscarte a ti, querido
amigo y hermano. (Bienvenida)
Especial:
Promotor: Desde el pesebre, hasta la cruz, la vida de Cristo fue una vocación de
entrega de sí mismo. Vino para identificarse con los intereses y necesidades de la
humanidad.
Como niño impotente, sujeto a las debilidades humanas, tuvo que arrostrar la
lucha de la vida común, peleando la batalla de la fe. Experimentó las tentaciones
de parte de Satanás, pero se mantuvo fiel a Dios a fin de que la senda de la vida
eterna fuese asegurada para cada uno de nosotros.
Todo esto lo hizo por ti y por mí. ¡Cuánto tenemos que agradecerle a Dios por todo
esto! Seamos agradecidos porque también tenemos vida y salud, no carecemos de
alimentos, tenemos una familia, nos vestimos, nos calzamos, podemos trabajar
para ganar dinero y nos concede ahora un año más de vida donde deberíamos
consagrarnos y dedicarlo a nuestro Señor. (Se recoge la ofrenda de gratitud.)