Emilio Muñoz:
“Para triunfar en Madrid
me hubiera hecho falta una
cuadrilla de psicólogos”
“Para ser torero hacen falta dos circunstancias esenciales: primero, ser torero (aptitud), y segundo, saber ser torero (con-
ducta). De esta segunda condición, tiene que encargarse el hombre que lleva dentro al torero. Torero y hombre deben mar-
char juntos, al mismo paso. Si alguno se adelanta, que se adelante el hombre y que abra paso al torero. El que resuelve
los momentos difíciles del torero es el hombre. Esto lo saben todos los toreros”. Gregorio Corrochano, ¿Qué es torear?
¿Por qué?
Porque me puso delante del toro progresiva-
mente, sin prisa, calculando cada paso que
daba. Empecé con becerros de noventa kilos,
y luego, cuando veía que podía con ellos, diez
kilos más, y así poco a poco. Pero si un día veía
que no era capaz, otra vez a empezar.
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”M
en un término medio. Al toro hay que darle
el pecho.
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ENTREVISTA
serio. Busqué a mi amigo Oscar Tosato, pre- ¿Echó muchas horas en el diván?
parador físico del Sevilla, y me hizo un plan Muchas, muchas. Saqué todo lo que me hacía
de trabajo que seguí a rajatabla. A las ocho daño. Me enseñó a respirar. Sin respirar no se
de la mañana estaba en el Parque de María puede vivir. Así que empezamos por ahí. Es fun-
Luisa. No fallé ni un solo día. La falta de damental aprender a relajarse. Luego, que pase
valor que uno tiene la compensa con la con- lo que tenga que pasar, pero que no salgas mer-
fianza que te da una buena prepararon física mado por el miedo y las preocupaciones.
y mental. Recuerdo que un día, en el patio
de cuadrillas, José María Manzanares me ¿Lo echa de menos?
dijo: “Emilio, como me arrepiento de no Todavía voy (risas). Siempre es bueno. Las du-
haber entrenado media hora más”. En esos das no desaparecen del todo.
momentos uno tiene que tener la conciencia
tranquila de haber hecho todo lo que tenía En su reaparición del año 90 hubo un toro
que hacer. de Manolo González en Sevilla que fue cla-
ve en su carrera.
¿En qué consiste la preparación mental? Ese ha sido el toro más importante de mi vida,
Sobre todo en generar pensamientos positivos. sin duda alguna. Y además tiene su historia.
No pensar que tienes que hacer un esfuerzo, Se llamaba Correríos. Antes de reaparecer me
sino saber que puedes hacerlo. No es lo mis- encerré en la finca de Manolo González, en
mo tener que poder. A la plaza no puedes sa- Aracena. Todas las mañanas, a la misma
lir obligado ni condicionado.
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Pero la mente es traicionera.
La suerte también juega un papel determi-
nante en todo esto, y el éxito ayuda. Yo tuve la
suerte de triunfar con fuerza en las primeras
o te
corridas, y eso me sirvió para reforzar aun más
mi convencimiento. Saber que uno quiere ser
imaginas la
torero por encima de todo te da una fuerza que
no hay quien te pare. Lo que hace un hombre,
cantidad de gente
si se lo propone, lo puede hacer otro. que acude a un
¿Y las cornadas?
Las cornadas condicionan la carrera de un to-
psicólogo y no lo
rero. A mí me daban en cuanto me quitaban
los pies del suelo. Soy de los que piensa que el
dice. Tienen miedo
valor se va por el agujero de las cornadas. Sal-
vo casos excepcionales como el de Diego
de que piensen que
Puerta o José Tomás. Por eso, los tres últimos
años busqué la ayuda de un profesional, un psi-
están ‘majaretas’.
cólogo. Julio Velázquez me ayudó a descifrar
el miedo.
Yo nunca lo oculté”
¡Qué interesante! hora, salía a andar por el campo. Hacía siem- mento en la faena que estuvo a punto de des-
A los toreros nos afectan demasiado los pen- pre idéntico recorrido. Recuerdo que ese toro armarme, aunque en el último estertor del
samientos negativos, sobre todo la víspera. El estaba siempre en el mismo cerrado. Cuando muletazo pude recuperar la muleta. Si me la
doctor Velázquez me preguntó qué me daba pasaba delante de él, sin mover un solo mús- llega a quitar de las manos no sé lo qué hu-
más miedo antes de torear. Y le contesté que culo, mientras comía, me seguía con la mirada biera pasado. Fue una lucha de poder a poder.
el toro, la incertidumbre, la posibilidad de su- hasta que me perdía. Al verlo yo me decía, po- Lástima que por el lado izquierdo sólo tuvo dos
frir una cornada, el viento, el fracaso… Bueno, brecito, pobrecito el que tenga que ponerse de- naturales. De haber aguantado más hubiera
respondió, pero eso no va a ocurrir hasta que lante, vaya cara de hijo de puta y de cabrón que sido la primera y la más auténtica de las Puer-
no salga el toro. Si cuando más sufres es an- tiene. tas del Príncipe que he conseguido.
tes de ir a la plaza, tenemos que contrarrestar
los pensamientos negativos, para que no sal- Lo que es el destino de los hombres, ¿Hablamos de Madrid?
gas derrotado. ¿verdad? Para triunfar en Madrid me hubiera hecho fal-
El año anterior había estado de sobrero en Bil- ta una cuadrilla de psicólogos.
¿Seguirán su ejemplo otros toreros? bao. Tenía cinco años. Era un tío con toda la
No lo sé. Somos tan autodidactas… Pero no te barba. Lucía dos arrugas en la frente, por en- ¿Tan mal lo pasaba?
imaginas la cantidad de gente que acude a un cima de los ojos, que daban un miedo espan- He sido incapaz de triunfar en esta plaza. Nun-
psicólogo y no lo dice. Tienen miedo de que toso. Y dos puntas muy finas. Era muy agresivo. ca me he justificado. Es una espina que ten-
piensen que están ‘majaretas’. Yo nunca lo go clavada.
oculté. Si tu cabeza no está en orden lo lógi- ¿Qué pensó cuando le dijeron que le había
co es acudir a un profesional. Lo importante tocado? Pero hubo una primera vez...
es elegir a una persona que desconozca por Pues que el pobrecito era yo (risas). Pero esta- No me presenté de novillero y, además, el crí-
completo el mundo del toro. ba convencido de lo que quería. Hubo un mo- tico taurino Alfonso Navalón se encargó de ha-
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de ti te engañan o se aprovechan, y no me re-
fiero a mi padre, te vuelves desconfiado. Pero
no me considero una persona difícil y com-
plicada, al contrario. Los que de verdad me
conocen lo saben.
Menuda incertidumbre.
Enseguida me di cuenta de que aquello no era
normal. Llevaba muchos años de alternativa
y era capaz de resolver en la plaza. ¿Entonces?
Por qué sufría esas crisis de ansiedad. Algo me
estaba pasando. Por eso busqué ayuda.
¿Cuándo?
Un día televisando una corrida en San Isi-
dro, en un toro de César Rincón. Era de Ál-
varo Domecq y engañó a la gente. Venía de
largo, pero no se iba. Me metí tanto en la pe-
lícula que a punto estuve de sufrir otro epi-
sodio.
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