No pensis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer
paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensin al hombre contra
su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los
enemigos del hombre sern los de su casa.
Mateo 10:34-36
Todos los seres humanos tenemos cosas que amamos, cuyo aprecio
es incalculable, ya sea nuestra familia, nuestro trabajo, nuestros amigos y
hasta nuestros propios sueos, pero aquellos que decidan convertirse en los
mensajeros del Rey debern poner por encima de todas esas cosas el amor
por Jess. Aqu Jess no est exhortando a no amar a nuestros padres o hijos,
sino que este amor no tenga la preeminencia sobre el amor a Dios. Cualquiera
que no est dispuesto a obedecer a Jess, aun cuando esto signifique dejar a
su familia, ya sea porque ellos no lo apoyan o porque sencillamente no pueden
seguirlo, no es digno de l: El que ama a padre o madre ms que a m, no es
digno de m; el que ama a hijo o hija ms que a m, no es digno de m . Habr
momentos donde estas palabras cobraran significado para nosotros.
Recordamos la eleccin que la tribu de Levi tuvo que hacer cuando Israel se
pervirti en el monte Sina, pudiendo apoyar a sus tribus hermanas, le dieron la
espalda y confirmaron su lealtad a Dios apoyando a Moiss en el castigo de
estos. En Deuteronomio el Seor elogia esta eleccin: Quien dijo de su padre
y de su madre: Nunca los he visto; y no reconoci a sus hermanos, ni a sus
hijos conoci; pues ellos guardaron tus palabras, y cumplieron tu pacto,
(Deuteronomio 33:9). As tambin los mensajeros del Rey deben estar
dispuestos a pagar este precio cuando hasta sus propios familiares se opongan
a la voluntad de Dios y llegara el momento donde se tendr que escoger entre
Jess y ellos.
EL PRECIO DE LA CRUZ