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Is cancin 0 la historieta, hay algo en eas formas de arte que resists las teorlaseanénicas sabre el arte de escribir Som este furas, st, pero escrituras incompletas, eserituras que encuentran ‘su sentido en um acto diferent qua no es la letura tal y como Ssupimos, alguns ver, imnginarla ‘ste libro, como todo libro, os el resultado de wna conver: sacién.Acopté prologario no porgue reyera quo el libro me nece- sitara sino para poder egradecer publieamento haber partcipado de esa conversacién que lleva ya varios afios que, mas alld de la {orma institucional de la “catodra”® y los “proyectos de investi- Jcién”, se relaciona sobre todo con una forma dialogada de scrtura, He sefalado en mis propios brost Io mucho que a esa convereasién le debe, paro no queria dejar pasar Ia oportunidad {te poor repetir mi agradecimienta hacia aquellos eon quienes ‘abajo, en quienes conto y a quienes admiro, Buenos Aires, junio de 2008, Notas "dems equ psd erent ie, ae Bt dea earn Raa Lads aces Are, tana Hidalgo, 2005) Por elope itdrs Iitersare dal Sia 36 dea Fala Ge Roi plata (UBA) ol Seminar Infra Sanaa dy In Pacad deCnce $Excaes (UA) es blo dtr adie de lala Reh Tor eempl el proyecto de venga tana! UBACYT 18) 198- 4001) "Le ime de teratar ato gud de ae, Metron can a8 dng ono esate de sta 9 Litertae Wisp‘ Aaa Aa? an “ pcteni, en Céno oe be Buenos Aizen, Norms, 2002) Clana “inate (Baeno Aires, Nora 200), 10 Los limites de la literatura Una introduceién Claudia Kozak Ques nunes como en el siglo XX la literatura se ha visto steavesada por la relaxin aceren de su propia consistencia 0 le- fitimidad. Hubo quienes so proguntaron qué es [a literatura, fhientras otros deeidieron con gesto politico que la literatura y el arte ya no podrian eaber dentro de unos limites que los exclutan {de la verdadera vida. Hubo incluso una masiva eatetizacién dela taltara que, al evar el procedimiento eatético ala industria eal tural, pretioné sobre las précticas artisticas haciendo tambalear sus certidummbres. Hey, aunque nos pensemos en el borde primero de un nuevo siglo, reconocemos que esas cusstiones siguen cons tituyendo nuestro presente. El atte y la palabra artistca se noe hhan tornado inciorts. No estamos del todo segues dénde se en- fentran © por qué deber‘ames tomarnos la molestia do encon- ‘trarlos Aun tf, la incertidumbro nos guia la mirada; tal vex por- (que en defnitiva sabomos que vale Ia pena. ‘Ya deade las primeras décadns del siglo XX, comienzan a ur- ai las proguntas y ertionamientoe acarea do esa consistonciay Igitimicdad, Los formalistas rusos, par ejemplo, tomaron la pre- igunta por a espeifeidad de la literatura como candicién necesa- ‘a para cualquiera que pretendiera decir algo de ella. Si ere po- table encontrar aquello que bacis que la Iteratare fuera litoratu- 1, por cierto seria tembiga lo que parmitixa diferencarla do lo ‘que no entraba en sus limites. En forma paralola y paraddjiea- n ‘mente commplementaria -al menos en lo que hace @ Ia relacién de los propios formalistas can algunas estticas de vanguardia coma el constructivismo y el futurisme- las vanguardias artisticas pplantoaron la eaduided del arte at no podia partiipor de la vida ‘hacer quo ella, la materialidad eotidiana de la vida misma, fgresara al nro sin mediacion alguna. Gesto de borramiento det Ao limite que, en el caso de In Kteratara, prmitia pensar toda e. ceritura eomo texto literario todo sujeto como escritar "Pero si nos stenemos a una periodizsién que se permita im- bricar el andlisishistérea y ol estétiea, habra que notar que al ‘mismo tiempo que desde el campo de las artes se planteaban es tas preguntas ~cuyas respuestas establecfan en un cago el cere, lene! otro la apertura de los limites de laliteratura— se va dando desde los atos 20 en adelante un proceso de estetizacion dela cul- tura y de la historia, edvertido tompranamente por Waltar Bon) rin en sus eonocidas palabras acorea do la estetizacion fasista dela politica, y evideneiado ya en forma completa en el modo en ‘que la publicidad del sltime cuarto del siglo XX, por ejemplo, se fue apropiando do procediaientos de las venguardias como a eo Hage, el montae, ol uso del fragmento o la multiperspectividad, Y al filo de una nueva épeca que ain no se pereibe defnida, cen cl ciere dl sgl, aparece nuevamente la pregunta por la con sisteneia olegitimidad dela literatura como derivado de la rfl xxlon acerea del fin de In historia. Qué lugar quedaria reservado, fen efecto, para la préctica literariadefinida on sus Mites y ala ver llena de posbilidades, on un mando que no se permitiora pen- sar el futuro? Incuso desde el rechazo a esta idea de que la his~ toria humana podria estar legando a au ocaso, se ha pensado quo el arto y su historia -Iae artes plésticas més precisamente pero llevan al extremo Is argumentacida, tambien Ia litera: fura—conclayeron en algin momento de los iltimos tramos del siglo para dar paso a otra cosa, pero que difiilmente podria ser Tamada arte, puesto que en ella puede ingresar absolutamente todo. Es el argumenta de Arthur Danto, quien en defnitiva re ‘toma, por otraa vias, las conclusiones a las que habian legado Jas vanguardias al proponer el ingreso no medindo del arte en Jn vida y de la vida en el arte, aunque shora, también, Ie vida 2 20 llame merendo, Lo eval, por supuesto, nos sigue dejando en problemas. ‘Asi, ahora quo al menos en términos calendarios el siglo XX tha terminaclo, podemos ver eon cierta claridad, retrospectivamen- te, quo se rats jastamente an lo que al arte se refered un tiem. po iniiado y coneluido, enmarcedo, con la pregunta por su espe Gifcidad osu dsolucidn. En definitiva, la misma progunta formu- Jada desde respuestas diferentes. Aunque més no sea por estos dos pilates que abren y clerran su temporslidad artistica, el siglo [XX puede ser lido al amparo de osos hordes inestables que ex: frentan su arte y su literatura al vaco ‘Poos la pregunta par los limites surge euando algo comienza fs hacerse en algin sentido ausente, lejano © al menos borroso “porque su visibilidad ce encuentra disminuida-, 0 cuanéo pior- {de sus contomes precisos -porque es dificil distinguirlo de otra ‘ensa do la que seguramento en otra época estaba bien soparado— "Teniendo en cuenta el primer eato (lo susente o barra), ‘iden a To largo del siglo XX wna serie de factores que llevan a la fisminueion de In visiblidad de Ia literstura, Por una parte, ese borroneo, que por supaesto no Mega a ser horramiente es produ ‘to en parted la consolidacion ee una euleura audiovinaal qu, cencabalgada a ta letrada, empuja a Ta Iteratura hacia diversas, variaciones do silencio. Desde le negacidn de la esertura que nes llega como legado de siglo XIX -nogaree a seguir escribiendo: ‘Rimbaud hasta la literatura que se empecina en nombrar el si lencio o eu propia imposibilided del decir -Bockett- El silencio 5, an efecto, un limite posible. Bsos modos del silencio no serian :mas quo ol roverso, entances, del ruidoso parloteo del entarno. Ya, ‘que desir ol silencio puede realizarse incluso desde la repeticin, ‘misma del parloo que aélo se beste a s{ mismo para seguir en- dando, ¥ ello, por supuest, tambidn es Beckot. Todo Io que per mite religar literatura y silencio en el siglo XX se conecta con ean posibilidades de visibiidad o,en su defeeta, con Is exploracién de In propia impoteneia, Por otra parte, la segunda mitad del siglo ha sido tetigo de tuna devaluactén de lo que alguna ver fuera un capitl eultar por excrlenci, oto os la literatura. Las nuevas claes téenio-go- 18 renciales sffan ahors su capital eultural en Ia informacin dig {alizada’ y laIteratura se enfrenta asia su propio limite de exis tenela como valor. ,Por qué seguir sosteniondo (o habria que de- tir inviertiendo en) un eapital cultural hasta tal punto improdue- tivo? olan Guillory? el considera la retitucién desde los afos 80 {el debate por ol eanon -y la pregunta por les limites dela liters tura.ge articula claramenteeao exe debate, establece la estrecha Telacén existente entre la preocupacion por aquello que entra 0 fo entra en el canon y Ia generalizada incertidumbre respecto do ‘un euerpo Is literatura que ha perdido peso no s6lo como valor 4 uso ain también, como valor de cambio. La literatura, ast, ya no seris esa “Tetra de cambio” que permis sostoner la ison de tuna autonomia valorativa cuando institucionalmente sostenfa su peso instrumental anclada en el mereado, Pero acaso no existieron alo largo de todo el siglo XX taxtns ‘que no plantearon la literatura como auceddnec del mercado (di torial)? Por sspuesto los hubo, y siempre fueron textos tensions dos entre su potencia de ser otra cosa y sus condiciones materias les de enunciacién. Los mejores, se hiieron cargo de la cuestién ‘desde a ltra reponiendo politicamente el debete por la relacin, Iitratura/mercado gracias justamente a esa letra on tensién. ‘Miontras a literatura duré como eaptal eutaral, a tension fe, ‘en ls mejores casos, inevitable. eer& entonces que, agotada por Aesintars le “otra do cambio", reaparecerd para Ia literatura el ‘espacio posible de una nueva floracion euténama que, como que- ‘a Adorn, pueda llegar a funciona peliicamente gracins a 6% 00 fancionalidad social? ‘St hablamos de mereado, estamos hablando también de le re- lcign entre literatura y politica como un limite de la literatura {Lp que implica, nuavamento, revisa la euestion de la autonomts. Quiza “literatura” een el nombre de las formaciones artstieo ver bales autinomas. Toda ver que ena autonoméa es negada o Puce ta entre paréntasis, In Kteratura se hace mas imperceptible. Y la politica, de hecho, ha sido un limite precise planteado ala liters tra dal siglo XX Porque, en efeco, también ha impuesto un par ticular silencio, La experiencia politien del horror No se puede, no se pudo, eerie poesia deqpuse de Auschwite? Para Latinos 1“ _mériea, la exestién fue no slo relevante sino particularmente sig hifcatira sobre todo durante los afios 60 ¥ 70 euando algunos in {electuales dejaron de considerarse a af mismos eseritores, por {jemplo, para ver ya adlo actores politicos en una escena exnval: fionada.® ‘Peto por otra parte habria que tener en euenta, para compli car las cose la otra perspectiva desde la eual surge la pregunta por los limites dela Uteratura, ee decir, la pérdida de contornes y fonteras en relacida con aquella que-no entra en sua limites ins- ttucionales, Se puede hablar entonces, nuevamente, de la falta de ‘especificidad, de la emorgencia de la cultura (otra vez el argu- mento respecto dela cultura meditica aparece aqu) pero a0 por- ‘qe la literatura dessparezca sino porque comienza a establectr {acones con otras prdcteas verbales -artistcas 0 no- que aun: {Que trabajan con Ia palabra diferenciaimente respacto de la lite- ‘turn, ae von ligadas a ella por stiles lazos de proximidad._ ‘De un lado, se trata de textuadades no corradas sobre ls pa Inbra, sino mas bien do palabras que requieren ser completadas 0 ‘acualizadas con el conctrsd de ofr Ienjgunjes como e el caso del texto tetra, ol gaia de cine las historietas, los grafts o Ins an ‘ionds, Del oir se trata de pricticas ecerturarias mas cercanas a Ja experiencia vital como las eartas 0 los diario fntimos, que no ‘han entrado siempre cémodamente en el espacio lterario pero gue flelo tras siglo han sida aheorbidas por él, asta logar en el siglo [XX quied por efecto de un principio defleconalizacin de to dis- ‘aureo, a hacerse més visibles desde ol campo de literatura. Se lee Te correspondencia de los esertores como parte de sa obra tanto co ‘mo la de ciensbene y pensadores; las carta, ademés,tienden ain igresar ala fic, menos en la estela de la novela epistolar que a ‘través de ellascopstruye un mundo de intersubjctividad, sino més bien an el émbito de los juegos do intortextualidad més contempo- rancos que en general lo Tompen. En conjunta, esas diseursivids- dds so presentan como limites en el limita, en relacién con lo que {nstituclonalmente se ha defiaido como hteratura durante al me “aos cinco sigs TB gran perio letrada do la cviisacién occidental, en efee- to, suele delinitarse -como lohace George Steiner, § por ejamplo= 15 ‘en el marco del sflanzemiento de la institucén literara y dol i- bro como soporte material: do le (o)invencién de laimprenta ha- ‘ia 1450 al dominio de Ia cultura audiovisual hacia 1950. Si pen- ‘samos en el teatro, por ejemplo, podremes recuperar la idea de {que en Grecia era menos importants como texta quo como expe- loneis en eseena. En algin momento, sin embargo, a o largo de Jos silos legs el texto teatral a dominar Ia escens. Pero e siglo, XX sin duda vuelve a alear al teatro de texto hasta ausentarlo ‘por completo en muchas orasiones. Teatro sin texto, teatro sin eu tor, y sigue la lista, "Recorrer los territorcs formulados en esos eruces de lengua jes y as tensiones entre eras atsencias y actuaizaciones nos per. tite sepuir pensando en las condiciones de posiblidad de la ite. atura en el presente. Ya que, al manos por el momento, es impro- bable quo descubramos que los espacios se han fundido por com- ploto y las tensiones so han aplacado, La permenbiidad de las froateras corre Ia literatura hacia oteo Tugar, pero no exactamente Dhaca el lugar de esas otras précticas performance, cine, cancién, ‘7atiti—sino al dela incorteza de lo que atin no podemos nombrar, ntonoss, sstenerse robre ef misma afrmando a — silmento que la literatura slo se hace de literatura, enmudecer (det todo o diciendo el silencio) yl Cambiar de lugar evenir otra cosa). Son éstas las opciones predominantes que la literatura he texperimentado alo largo de siglo XX para responder ala pregun- ta por sus propios limites. Son ésos también los territories que nos propusimes explorer. AY cémo recortar Ia vastedad de tales territorios? Ciertamen- te, en el recorte se artioulan preferencias y recorridos propios de aulenes ge aventuran en elles. Sin embargo, el mismo problema ‘gue nos sirve onmo objeto nos devuelve respuesta reepecto depo sible reeates. En prinelpo, la diolueidn de frontaras en relacén, ‘on la préctiea litera permite que consideremns multiplicidad do précticas verbalee que atraviesan, deslimitadas googréfica- ‘mente, ol siglo XX. La literatura, eomo capital cultural ha vivido ‘un apogeo incluso territorial acompafiando a la figura de los esta- doenacién modernos. De allt que bien podeia ser entendida en 16 sentido estricta, durante buena parte de ese desarrollo que la ha hecho ins visible, como Hteratura nacional, Sia embargo, el pro ‘evo mismo de una temporalidad que la enfreata a loa Iimitae de ‘su disolucin o al menos de su fasion con otras précticas que in ‘olueran la palabra, parece coincidir y quiz4 no tan llamativs tents con el proceso de eonvergencia mundial o global que, mis tla de la persatencia de las diferencias, al mismo tiempo presio- fh bacia la indiferencineién, Ba forma expresa, por tanto, nucs ‘ros recorsidos ee han propuesto eruzar las fronterasterritoriales de las literaturas nacionales buscando en todo aso la specific ‘dad local después y no antes de esos cruces, La mirada que se farmoja sobre nuestros objetos, sin embargo, no podria estar més ‘que localizada, en Ia historia y on la geograta Ep lo particular, e80s recortee siguen tna linea angumentati- -va quo pasa por una serie de parcelas. En la primera seein, de- nominadia Bsperiencias del lente, presento, en primer término, ‘mi propia refleién en torne de las opeiones asociadas al enmue ‘ersestllaro decir el silencio desde dant dela literatura. Bn se- trundo término, Mareela Groppo se detione on los umbraies de la tocrtura de Marguerite Duras, para plantear al guign de cine co- ‘mo “modelo” de Ios textas, un ectrbir mas que una escritura, fun- por objeto al menos en parts, précticastextuales mas bien ligadas {la experiencia vital ~en particular eartas— que en distintas épo- ea fuera 0 dentro dela institucdn iterara, pero que-e 10 XX pareeee ya haber ineorporado or forma decisiva dentro de Teliteatura, Ineiso el ensayo filoeico y el epstolario entre inter loeutores intcleetaalos han corrdo una suerte semejante, En su ar ‘feulo, Valentin Diaz analiza los eruces entre el pansamiento dela primera mitad del siglo XX y Ia historia de la ereulacién de perso- ‘has y textos (eartasincluidas) a partir de a interrogecién acerca de Ie confemporaneidad entre Walter Benjamin y George Bataille. Er tl otro article de esta sore, Paula Croc le el passe de la ya “antieuada” literatura epistolar a una narrativa de fcc que in- corpora eartas como dispositivas del ertifcoliteraro tan aracte- istica de una atoereforen propia dal siglo XK W En las dos partos restentos, se incluyen artfculos que se ocu- ppan de usa ‘literatura ausente”, es deci, aquélla en la que las Tabra artisticn penaads en tanto literatura no se hasta af mis ma el artielo de Marcela Groppo también fo plantesba— o que ‘onvive eon otros lenguajes~del euerpo la musica, ol dibujo~ has ‘ta transformarse en otra cosa que ya no Ilamamos “literatura” ‘Asien In seceiGn Mas alld de fas vanguardias, Gerardo Jor- ge co progunta siel estado dal arte del siglo 3% no ha llegedo a ‘un nuevo Renacimiento en el que reaparece Ia figura del artist maltiple: no maa escrtar, pintor, miseo.. no mas Iiverabara, at- tes pldsticas,o misien, Como parte de ese mismo programa, Cat- ren Croureilles reeupera Ia experiencia del grupo Panie), en su ‘nds alld del text toatral y dele vanguardia, Ambos artculos, on todo, plantean el interrogante por el Kite que puede ain poner- se a asta experiencia artiatieadeslimitada para no caer en el fa- tilismo de tna espontaniedad insulsa o, peor, comercilizada, Finalmente, en la seeeiin denominada Fucra de s, Ios tex- i seleceionados consideran la palabra artistica en su fusida ‘on la misies o la imagen. Analizo, en el primero, el espacio a- {tice construido por eiertas palabras “para ver” en la cultura tontempordnea, desde Ia iteratura mural asocada a la préctica fel grafts hasta la poesia visual (incluso sonora y experimen tualidad: en el segundo, Pablo Katchadjian y Santia- fo Pintabona exploran loe eruces las diferencias entre poesia J cencion en vista del lugar que oeups en la sociedad eontom- pordneas la palabra cantada; y por timo, Laura Vazquez estu- dia Ia istorieta eomo un lenguaje narrative que no sélo atina si- tno més bien excede palabras © imagenes absorbiéndolas en un particular silencio. 18 Notas " qoe noes le mime go le erura gta ato es qurae mura mentions Herren en rat dca. ‘Be Joh Glan Culsere Capa: Tha Pole of Leary Conon Formation Clean, University of Chlnge Pres, 106 Rit enunento qu daepega Cala iiman enw io Kno a plum ‘yall Debt dona da enor rlacenarie en Andria Latina Bssot ‘re, ilo 30, 200, "Tun Cota or tar de le nosagia, esata Ob ncrgra crs ele como parte de tn En wfbogren Etat, en eo, ke qr ules {ince ana nna ation deplanod, ce ftagonna es manos ate ‘ema mera. trae Sans er the Rsk” wo On diet and ote Bune Ofer, ‘Oxted Untnny Frans 167-208 Tombs Gog San, flat ‘Uiara dele ou 2 18 Maen, vero de 396 19

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