Anda di halaman 1dari 10
Introduccién Marfa Epele Hay pocos problemas sociales que convocan a tan amplio espectro de ac- tores, saberes, organizaciones e instituciones como el consumo de drogas. Diversos andlisis expertos, mtltiples teorfas y argumentos, dehates politi- cos y de salud, disetios terapénticos y modos diferentes —hasta opuestos— de gestionar las realidades que involucran, definen wn campo complejo y de limites borrosos. Dentro de este casi inabordable dominio, las investi- gaciones socio-antropolégicas que abordan el consumo de drogas —0 que lo incluyen dentro de las realidades investigadas— han desarrollado ciertas perspectivas tedricas y argumentos, ponderado diferentes aproximaciones metodolégicas de abordaje, y sistematizado ciertos resultados sobre esta problematica. A diferencia de las investigaciones antropoldgicas tradicionales sobre sustancias psicoactivas, los estudios en poblaciones marginalizadas de las sociedades urbanas y contempordneas han examinado ciertos nudos te- maticos, quedando todavia por explorar otras diversas areas. Las par- ticularidades que asumié el capitalismo neoliberal y globalizado en las sociedades latinoamericanas y argentina, la internacionalizacion de las politicas de drogas conjuntamente con los desarrollos tedricos y politicos orientados hacia la descriminalizacién de la pobreza y del uso de drogas, las modificaciones en los sistemas de salud (privatizacin, precarizacién, mercantilizacién) conjuntamente con los movimientos sociales que respon- den a las designaldades y la pobreza, ofrecen un mapa social, politico y de salud complejo ¢ idiosincratico para nuestras realidades (Svampa, 2005) En didlogo con estos problemas y particularidades, en este libro se abor- dan ciertos modos de entender, cuidar y tratar los malestares, padecimien- tos y enfermedades asociados —directa o indirectamente— con el consumo problematico de drogas en poblaciones marginalizadas. A diferencia de la terminologfa utilizada en los saberes biomédicos y expertos en general (en- fermedades, adicciones, trastornos, etc.) el “padecer, cuidar y tratar” los consumos de drogas, hace posible no sélo sistematizar nuevas dimensiones de andlisis y criticas sobre esta tematica. También abre la posibilidad de incluir ~adems de los abordajes expertos e institucionales— las perspecti- # 8 Padecer, cuidar y tratar Introduccién 9 y experiencias nativas, es decir, de los propios actores sociales, tanto en sus modos de entender los padecimientos asociados directa. o indirecta- mente al consumo de drogas, como de llevar a cabo acciones y estrategias para promoyer bienestar y salud. A su vez, ofrece una mirada erftica sobre las politicas dominantes y los modelos de subjetividad que contienen. Teniendo como coordenadas el padecer, cuidar y tratar, analizar los saberes y prdcticas, los modos de cuidar y de tratar tanto los consumos problematicos como a los consumidores, consiste en interrogarlos simulté- neamente desde las perspectivas econdmicas y polfticas, desde los procesos orientados hacia la produccién del bienestar, la salud y la ciudadania. Esta perspectiva es particularmente pertinente para encarar el amplio espec- tro de temas abordados en este libro, que incluyen realidades no sélo del area metropolitana de Buenos Aires, (Argentina), sino también de Rio de Janeiro y San Pablo (Brasil), y Bogota (Colombia). Sobre el padecer Las dolencias y sufrimientos sociales, sus particularidades y variaciones respecto a, las diferentes regiones, poblaciones, clases sociales, etnias, gé- neros, periodos histéricos y regimenes politicos, se han constituido en el curso de las ultimas décadas en nociones centrales de la Antropologia en general, y de la salud en particular (Kleinman, 1991; Kleinman et al., 1996; Farmer, 1997). Tomando distancia de aquellas investigaciones de la Antropologfa de la salud tradicionales, caracterizadas por la contamina cién de la terminologia médica y, en ocasiones, hasta la medicalizacién de los andlisis, hablar en términos de malestares y padecimientos hace posi- ble problematizar y mapear modos de sufrir con una baterfa conceptual propia de la disciplina antropolégica. Ademas, estas perspectivas promue- ven una aproximacién no sélo a los procesos sociales que los producen, sino también a los modos en que la biomedicina (psiquiatria, psicologia y otres saberes considerados expertos en general), como los sujetos y pobla- ciones los viven y categorizan, los resisten, oponen, sobrellevan y alivian (Scheper-Hughes y Lock, 1997; pele, 2002). El desarrollo de la orientacién critica en este campo de la Antropo- logia en las Gltimas décadas ha modificado las mivadas sociales sobre el padecer y sus variadas y multiples estrategias de reconocimiento y reso- lucién (Baer et al., 1997). Las investigaciones sobre los padecimientos en poblaciones marginalizadas y que incluyen los problemas directa o indirec- ‘amente relacionados con el consumo de drogas, pueden categorizarse —en inizos generales— en dos contextos teméticos principales: los estudios de pobreza, designaldad, marginalidad, y violencia, por un lado, y aquellos ostudios que articulan vulnerabilidad social y de salud, por el otro. Las perspectivas criticas articulan —de diversas formas~ estos dos con- textos argumentales, es decir, privilegian el sehalar y analizar los modos en que los procesos macro-sociales (estructurales, institucionales, politi- cos y legales, culturales-simbélicos, etc.) modelan y son modelados por las micro-dindmicas, economfas, experiencias corporales, prdcticas y subjeti- vidades locales. La mayorfa de estos trabajos incluyen también —de forma © importancia variable- acciones y practicas individuales y colectivas por las que los conjuntos sociales y las poblaciones, se oponen y/o resisten a aquellos pracesos, los que, en ocasiones, participan en la produceién de malestares y dolencias especificas (Farmer, 2003). Ademas, estas investi- gaciones senalan los modos en que las transformaciones del capitalismo neoliberal, especificamente, las caracteristicas de la pobreza estructural, el incremento de la desigualdad social y las modificaciones en las caracte- risticas del trabajo formal e informal, se vinculan con las caracteristicas de las actividades laborales en las economfas ilegales, las practicas de con- sumo de drogas, el tipo de las sustancias consumidas, sus variaciones en el tiempo al nivel global, regional y local, y sus consecuencias para la salud y la supervivencia de poblaciones marginalizadas (Bourgois, 1995; Carlson, 1996; Agar, 2003; Escudero, 2003). Por otro lado, los modos en que dife- rentes tipos de violencia (estructural, cotidiana, simbdlica, fisica, sexual, etc.) asociados a las condiciones de pobreza y desigualdad producen da- tos, heridas y sufrimientos, y se vinculan -modelan y son modelados— por las caracteristicas de las economfas ilegales, las estrategias de criminali- zacion y represién, y los modos dominantes de morir de los jévenes de los sectores populares (Epele, 2010). Asimismo, estas nociones estructura también aquellos estudios que privilegian la investigacién de los rnales- tares, padecimientos y enfermedades vinculados directa 0 indirectamente con el consumo de drogas, y que han cubierto un amplio espectro de problemas (enfermedades infecciosas -vIH-SIDA, hepatitis, etc.—, las rela- ciones entre los consumidores de drogas y el sistema de atencién de salud, las estrategias y programas de prevencién y rehabilitacién, la reduccién de dafios). Dentro de estos estudios que se ubicarfan dentro de la Antropologia Critica en general y de la salud en particular, es posible reconocer cier- tas férmulas dominantes en las argumentaciones, que se corresponden con 10 Padecer, cuidar y tratar Introduecién i diferentes formas de problematizar las realidades y que tienen diferentes implicancias respecto no solo a los resultados de las investigaciones sino también de las posibles intervenciones en los contextos en que se llevan a cabo. En este lugar considero tres entre las diversas formulas argu- mentativas sobre el padecer, a las que denomino: de las continuidades, arqueolégicas y de las rupturas, respectivamente. Si bien estan presentes en dosis diversas y combinadas en la mayorfa de los estudios, el privilegio de algima de ecllas da un sesgo particular y diferencia distintos tipos de andlisis. Problematizar los padecimientos en estas poblaciones implica, en primer lugar, abordarlos en términos de los procesos sociales que los producen. Esta perspectiva inclaye la formula, tesrica-argumentativa que deromino de las continuidades, Esta. orientacién consiste en deyelar y analizar un problema sefhalando las continuidades, articulaciones, causaciones, condi- cionamientos y superposiciones entire los procesos macro-sociales y dind- micas locales, con el objetivo de hacer inteligible no slo ciertas acciones, experiencias, practicas y/o emociones sino también las perspectivas nati- vas, a partir de las condiciones y légicas sociales que las producen. Los argumentos elaborados en relacién al consumo de drogas en base a es- ta formula de continuidades han mostrado la. importancia de ubicar las micre-practicas, las dolencias y malestares dentro de los macro-procesos del capitalismo, produccién y trafico de drogas, Estado y gobierno (po- liticas y leyes), la territorializacion de las diferentes formas de violencia, los procesos de medicalizacién y criminalizacién, y la naturalizacién que convierte en necesarias y universales relaciones histdrieo-politicas-sociales particulares. A través del disefio de este tipo de argumentos se hace po- sible, a su vez, de-construir el extrafiamiento, las sanciones sociales y la abyeccién de ciertas acciones, experiencias y perspectivas nativas que son cotidianas en determinados contextos sociales. A su vez, hace posi- ble esclarecer en virtud de qué légicas, las acciones simbdlicas, sociales y subjetivas por medio de las cuales se responde, opone y/o resiste, en ocasiones, terminan contribuyendo al deteriora, la fragilidad y la muerte de los propios sujetos sometidos a estos procesos. Aunque dominante, sin embargo, ésta no es la tinica forma de producir argumentos, esclarecer légicas, regular los niveles de extrafiamiento, ni producir erfticas. Otra estrategia de producir andlisis es la que denomino arqueologica. Desde este otro lugar se busca determinar en las mismas y variadas caracteristicas (formas, contenidos y sentidos) de las experien- cias, vineulos, practicas y producciones simbdlicas en ciertos contextos sociales, las huellas y expresiones de los macro-procesos sociales, politi- cos, econdmicos, de conocimiento y culturales. Desde esta orientacién, las transformaciones de las politicas y economfas no pueden pensarse como ubicadas en niveles més abstractos de andlisis o en obros lugares geogrd- ficos 0 conceptuales, sino que se encuentran en la matetialidad y en el detalle de las acciones, los modos de transitar, habitar y apropiarse de los territorios, las miradas, las modulaciones de los vinculos, las posiciones corporales, lag formas del decir, los modos de sentir alegria y placer, de suftir, de aliviar, sanar, y morir. Un claro antecedente de esta forma de acceder a la realidad es aquella definida por Benjamin (Buck-Mors, 1995) como micro-légica, por medio de la cual deseubre en cada objeto las hucllas del proceso de produccién, la historia, el pasado en el presente —en apariencia~ mudo. Por otro lado, esta mnidez de los monumentos, ha sido establecida como condicion de posibilidad para un tipo particular de interrogacion, de una arqueologia del saber por parte de Foucault. Lo familiar como extrano, lo excepcional on lo cotidiane, y el extranamiento como condicién para determinar la produccion de saberes,'definen modos “otros” de romper la naturalizacion y los regimenes de visibilidad-ocultamiento dominantes en determinados contextos histdrico-sociales. Desde esta perspectiva, las modificaciones en stares y dolencias, en los modos de consumir drogas, las formas los mal cambiantes y particulares que asume el deterioro corporal, las palabras y categorias con las que se habla acerca de ellas, devienen en lugares y mareas, la materia de la que estan hechas los procesos macro-sociales, las transformaciones histéricas y sociales que tienen © tuvieron lugar La otra estrategia para estructuvar argumentos desde las rupturas, con- siste en privilegiar en los registros y andlisis las discontinuidades. las ten- siones, vacios, silencios, malentendidos, fragmentaciones, distancias, las faltas de coordinacién o articulacién, el des-ligar, la diferencia. Desde es- ta perspectiva, se hace posible reconocer aquellas experiencias y formas particulares de padecer en contextos de marginacién y pobreza, inclu- yendo aquellos modos de sentir y de sufrir que se agregan en virtud de las discordancias, las fracturas sociales, vinculares y subjetivas. En este sentido, las fallas en la articulacién entre dominios de experiencias, la fra- gilizacién de los vinculos en los que el alivio, el cuidado y la reparacion de los daiios tiene lugar, el abandono y el olvido de ciertos conjuntos sociales por parte de los sectores dominantes de la poblacién, la ruptura de les modos en que no sélo el reconocimiento del sufrimiento de otros, sino de 12 Padecer, cuidar y tratar su legitimidad, erosiona las condiciones de inteligibilidad y por lo tanto de desarrollo de estrategias adecuadas de alivio y reparacién. : _ Este breve recorrido por algunas de las miltiples formas de problema- tizar y analizar los padecimientos en poblaciones marginalizadas hace po- sible, a su vez, clarificar los modos en que el privilegio de ciertas formulas sobre otras, enfatiza y esclarece ciertas condiciones sociales de produccién de malestares y dolencias, y ciertos procesos sociales por los que adquieren facticidad, inteligibilidad y reconocimiento. Sobre el cuidado El problema del cuidado en general y de la salud en particular ha tomado una creciente relevancia en las investigaciones en Ciencias Sociales y An- tropologia de la Salud. Lejos de ¢onsiderarse sélo una nocién mas dentro de las perspectivas Ledrico-metodolégicas dominantes, la integracién del cnidado dentro del campo conceptual disponible ha promovido no sélo modificaciones y revisiones. Los estudios sobre el cuidado también han puesto en evidencia tm conjunto de actividades, saberes y légicas margi- nadas e invisibilizadas en las sociedades occidentales bajo la dominancia de los sabcres expertos dominantes (Biomedicina, Psicologia, cte.) y de los sistemas formales de atencin de Ja salud. Los desarrollos tedricos en relacién al euidado conmucyen los presupuestos epistemolégicos, politicos y morales dominantes en Occidente, al focalizar la revisién en un conjunto de dualismos (autonomia/dependencia, control/atencidn, saber/préctica hechos y valores, etc.) que fundamentan la racionalidad iluminista ins, trumental y que participan en los saberes y practicas biomédicas (Mol 2007). ‘ Esta marginacién, invisibilidad y subordinacién se materializa no sélo en las actividades y practicas de enidado sino también entre aquellos que las llevan a cabo. Las asociaciones que en nuestras sociedades tiene el euidado con lo emocional, lo privado, el hogar, las mujeres y las necesi- dades, se corresponde con el hecho de que la mayorfa de las personas que llevan a cabo estas actividades perten : na cabo © en a la clase baja, son miembros de minorias migrantes y/o étnicas, y mujeres (Jelin, 2010; Kleinman and Hanna, 2008). Mientras que las clases privilegiadas cuentan con recursos para pagar a otros que los cuiden: los sectares populares dejan de cuidar @ los suyos para trabajar en el cuidado de los miembros de otras clases sociales (Tronto, 1994; Held, 2006). : Introduccién = El cuidado refiere, entonces, a un proceso complejo en el que intervienen saberes expertios y legos, redes sociales, teonologias, politicas, sistemas de atencién, instituciones, tradiciones, tareas, acciones y cuerpos que esté orientado tanto a promover y/o mantener el bienestar y la salud como a aliviar el dolor y el sufrimiento. El praceso de cuidado insume ener- gia, tiempo, recursos financieros; integra, busca resolver y, en ocasiones, es productor no sélo de angustias y conflictos, sino también de nuevos vinculos y esperanza. Lejos de cualquier asociacién con ¢l paternalismo y subordinacién, el cuidado deja espacio a la fragilidad, a la incertidumbre, a incorporat la experiencia propia y de los otros en su desarrollo Estas perspectivas sobre e] cuidado tienen, a su vez, una relevancia cen- tral para las investigaciones socio-antropolégicas sobre salud-enfermedad. En primer lugar, en los sistemas de salud occidentales es posible hablar de una progresiva disociacién entre Biomedicina y Cuidado. Con la especia- lizacién y tecnificacién de la Biomedicina, se ha registrado una progresiva division de trabajo entre “médicos” y “cuidadores” (trabajadores sociales, terapistas ocupacionales, miembros de la familia, amigos, etc.), que par- ticipan directa o indirectamente en la resolucién de los malestares, dolen- cias y enfermedades (Bonet y Gomes Tavares, 2007). Esta diferenciacién y subordinacién entre ambos campos de actividades, a su vez, se correspon- de con el privilegio de la racionalidad técnica del saber biomédico sobre otra légica que involucra atencién, compromiso diario y asistencia (Klein- man, 2009: Mol, 2008; Pinheiro y Gomes da Silva, 2010). Focalizando en los tratamientos, las complejas relaciones entre tecnologia (referida a la medicina basada en la evidencia) y el cuidado han promovido la discusién acerca de si el cuidado podria o no entenderse como una tecnologia en un sentido amplio (Ayres, 2000, 2004) En otro contexto tedrico, la nocién ampliada de tecnologfa, ha sido for- mulada enfatizando los términos productivos por Foucault (1989, 2006) y se ha convertido en una herramienta de anélisis de diferentes conjun- tos de técnicas y practicas, las que involucrando saberes, se corresponden con diversas légicas de poder. Estas tecnologias pueden estar formuladas en términos explicitos eu discursos, estar integradas a instituciones y po- liticas, y/o participar en la vida cotidiana en técnicas y saberes que si bien se practican no han sido formalizados ni explicitados (Manzano y Triuguff, 2009; Pita. 2009). Desde esta perspectiva, el cnidado queda in- cluido en los medos en que el poder normaliza y controla las poblaciones y participa también en los procesos de produccién de los sujetos, ya sea bajo férmulas institucionales, vinculares y/o auto-referenciales. Siguiendo Introduccién 15 14. Padecer, cuidar y tratar # Foucault (2006) y poniendo énfasis en las prdcticas auto-referenciales, las téenicas de cuidado de si, 0 auto-cuidado, refieren a modos en que el Poder, hiiciendo anclaje en los sujetos individuales, delega el desarrollo de actividades de control y normalizacion (Crawford, 1994). Esta delegacién en el campo de las dolencias y padecimientos, transmuta la salud en el nuevo paradigma moral, y hace responsable a los propios sujetos de sus estados, es decir, de su salud y enfermedad. Descle esta perspectiva se hace posible hablar de estos procesos en térmi- hos de una economfa politica del cuidado, ya que las diversas tecnologias orientaclas al bienestar y la salud no sélo se diferencian por sectores so- Ciales y territoriales, sino que materializan los patrones de desigualdad y subordinacién social, normalizan y subvierten las légicas econémicas yde poder y; por lo tanto, los modos dominantes —y legitimados- de produc- cidn de subjetividades. Desde la perspectiva del cuidadc, entonces, es posible problematizar aquellas practicas, saberes y técnicas producidos para dar respuesta a los sufrimientos y dolencias en contextos de consumo problematico de drogas, tanto los expertos como aquellos de los mismos actores sociales y pobia ciones. La mirada critica desde el cuidado hace de los saberes y trata Mientos expertos -especificamente los médicos, psiquiatricos-psicolégicos ¥ aquellos otros legitimados~ orientados en general hacia la abstinencia y tehabilitaci6n, sdlo algunas entre las miltiples alternativas posibles y en desarrollo. Es decir, esta aproximacién hace posible poner en eviden- cia un amplio y diverso repertorio de acciones, précticas y saberes que, Srientados hacia el bicnestar y la salad, son llevados a cabo tanto por los usuarios/as de drogas, como por sus vinculog préximos y otros resi- dentes de los barrios, y que han quedado sumergidos ¢ invisibilizados por la dominancia y oferta, casi exclusiva, de los expertos. Al investigar las practicas y saberes en términos de técnicas se hace posible también deter- minar sis —complejas~ genealogins, los modos en que en estas tecnologias coniluyen y se redefinen practicas tradicionales de cuidado, institucionales y/o saberes y prdcticas expertag. Sobre el tratar Entre la gran cantidad de nociones disponibles para categorizar y simboli- zar los procesos de salud-enfermedad-ateneién en Antropologia y Ciencias Sociales en general, el (ratar ¥ “su version en sustantivo— el trato, han quedado relegadas. En los diccionarios, entre las acepciones que remiten a los vineulos sociales, el tratar refiere al proceder, relacionarse y/o cuidar a otros. Atin siendo la raiz etimologica de la palabra tratamiento (tra- tar/miento: instrumento, medio, resultado), cl tratar no se ha convertido en una nocién de importancia en las investigaciones socio-antropolégi de salud. El trato incluye las acciones orientadas otros sujetos, otros cuerpos sociales y/o individuales; las emociones y sus formas de experimentar- las, expresarlas y reconocerlas; las posiciones y las prdcticas corporales de tocar y ser tocado; los modos de hablar, de callar y de escuchar; las distan- cias, los movimientos y el uso del espacio. Sin embargo, categorizar estos contenidos en términos de tratar y de trato, implica reconocer una. orien- tacién moral que los atraviesa inexorablemente: mal-trato, buen-trate. Es decir, el trato siempre involucra una valoracién de las caracteristicas de su desarrollo, y/o de sus resultados. Ulloa ha sido uno de los principales autores que han estructurado su andlisis en la nocién de trato, especificamente, el maltrato en diversos contextos sociales en la historia argentina de las Gltimas décadas. Par- tiendo del andlisis de la tortura durante la Dictadura Militar Argentina (1976-1983), Ulloa desarrolla la nocién de encerrona trigica como nticleo central de lo que ha denominado el dispositive de la crueldad. Esta en- cerrona es una situacién de dos lugares sin tercero de apelacién, sélo la vielima y el victimario, en 1a cual la victima depende del victimario para dejar de sufrir y/o sobrevivir Lejos de limitar esta situacion a la dictadu- ra, Ulloa identifica diversas encerronas y los maltratos que configuran en diversos contextos sociales de la historia argentina de las tltimas décadas (Ulloa, 1995; Altschul y Taber, 2005) El hospital psiquidtrico y otras instituciones totales pueden reconocerse como la expresién paradigmatica y tradicional del maltrato que involucra oste tipo de encerronas. Partiendo del analisis critico del proceso de mani- comializacion, Ulloa sostiene que el encierro como diagnéstico y prondstico deviene en el modo de tratar los padecimientos mentales que se convierte en una suerte de clinica del maltrato. El manicomio y la mortificacién que involucra, es considerado el estado terminal e institucionalizado de pre de mortificacién que atraviesan toda la sociedad. El maltrato refiere 4 la falta del reconocimiento del sujebo en cuanto tal tanto en dindmicas relacionales como institucionales. El maltrato no sélo caracteriza, modos telacionales sino que tiene multiples consecuencias como la resignacion, a, la disminucién del accionar critico, el suft imiento y la muerte hipocondri 16 Padecer, cuidar y tratar del sujeto. Pata este autor, la mortificacion y el maltrato es una forma de suftimiento social contemporaneo que afecta a los sectores sociales mas postergacdos. Las transformaciones econémicas y sociales neoliberales han multiplicado las condiciones de produccién de estas encerronas y los cn- cierros que estructuran. Ellas se configuran cada vez que alguien, para dejar de sufrir, para cubrir sus necesidades elementales, trabajar, vivir, educarse, incluso morir, depende de alguien o algo que lo maltrata, o que lo des-trata, es decir, que no lo reconoce como sujeto (Ulloa, 1995). La institucionalizacién crénica, las condiciones laborales arbitravias y/o de explotacién, la violencia crénica en el barrio y/o dmbito doméstico, los diferentes maltratos en medidas técnico-administrativas de la burocracia estatal, configaran nuevos encierros que dibujan diversas tragedias socia- les y subjetivas (Biehl, 2005), Openiéndose al maltrato, el “buen trato” refiere a todo tratamiento y relacion social que incluya la singularidad subjetiva y la escucha basada en la legitimidad y el reconocimiento de la demanda de la persona que padece. Oponiéndose a la crueldad, la nocién de termira es para Ulloa la base del “buen trato”, como abrigo, y escudo protector contra la violencia social. Este abordaje sobre ¢] trato traza nucvos vasos comunicantes entre la vida cotidiana y las instituciones, en los modos de tratar en los vinculos sociales y en los tratamientos expertos. Es decir, el trato se convierte en un punto estratégico para mostrar los procesos por los que los vinculos sociales y los tratamientos se refuerzan o se diferen é de uno se puede intervenir sobre el otro, y asi modificar las condiciones n, ¥ cOmo a tra de subjetividad implicadas en los mismos. Sobre las politicas y la subjetividad En el curso de las iiltimas décadas, diversos estudios han sefialado las mil- tiples consecuencias que las polfticas prohibicionistas/ abstencionistas la penalizacién del consumo han tenide para la salud y la supervivencia de los usuarios/as en general, aquellos de poblaciones marginalizadas en particular. Ademas de demostrar la ineficacia y efectos contraproducentes qe tienen tales politicas, estos anélisis han mostrado los modos en que la tension y combinacion entre medicalizacién (convertir el consumo de drogas en enfermedad), y la criminalizacién (convertirlo en un crimen) comprometen los derechos relativos a la autonomfa e intimnidad y el dere- cho a la salud (Touzé, 2006; Moore'y Fraser, 2006; Btorre, 2004). Ademas, Introduccién We y especificamente desarrollado en relacién a la epidemia del viH-stDA, ha sido gefialado los modos en que las politicas dominantes de drogas pro- ducen negligencia, abandono y desamparo, especificamente para aquellos usuarios/as de drogas de poblaciones pobres y marginalizadas. Como procesos y dindmicas en desarrollo, tanto el cuidado como el trato ponen en evidencia una serie de paradojas que el despliegue del capita- lismo neoliberal y globalizado transforma en cotidianas en la vida de las poblaciones marginalizadas. La desigualdad, la pobreza y la marginacién no sélo multiplican los obstdculos al sistema de salud y promueven la de- legacién de actividades y practicas de cuidado evades a cabo por otras iustituciones (trabajo, seguridad, educacién) al dominio de la intimidad y de los vinculos préximos; estos complejos procesos han generado también tna multiplicidad de practicas y saberes entre los propios actores y las mismas poblaciones orientados a la promocién del bienestar y la salud Ademas de estos argumentos ya clasicos, las perspectivas del cuidado y del trate arrojan una nueva luz sobre las politicas de drogas. Desde estas lentes, la descriminalizacién involuera algo mis que la despenalizacién: supone un movimiento social, politico y sanitario que modifique e integre las perspectivas y abordajes scbre el consumo problematico de drogas: las practicas y técnicas de cuidade orientadas tanto al bienestar, como la salud y la inclusién social; las estrategias que producen negligen- cia y desamparo; los modos de tratar y las dinamicas de reconocimiento subjetivo de los usuarios/as de drogas tanto en las instibuciones de salud como en los contextos de vida cotidiana (Duff, 2004). Orientados por las coordenadas del cuidado y del trato se hacen evidentes los modos en que la criminalizacién del consumo de drogas multiplica los malestares, do- leneias y enfermedades entre los usuarios/as de drogas (Aureano, 1999). Ws posible reconocer, siguiendo a Ulloa, una particular encerrona atada 4 la criminalizaci6n, por la cual el alivio, el bienestar, el dejar de sufrir quedan sujetos a aquellos que producen la represién, el maltrato, o la ne- wligencia, el destrato. Desarmar estas enccrronas, hace posible también, ho s6lo hacer visibles, sino desarrollar y multiplicar el potencial de las diversas prdcticas, saberes y técnicas de cuidado y los modes de tratar in- formales —y ciértos formales- que, estructurados en base a otros modelos de sujetos, han permanecico invisibilizados bajo el dominio exclusiva de la criminalizacion. A su vez, los tratamientos expertos o instittcionales pueden ser interrogados —y cuestionados~ desde el cuidado, es decir, el bie- nestar, el alivio y las caracteristicas de los vinculos sociales que producen y los modelos subjetivos que involucran. 18 Padecer, cuidar y tratar Bs decir, analizar desde estas perspectivas los saberes y pricticas, los modlos de euidar y de tratar tanto los consumes probleméticos como a los consumidores, consiste en ubicarlos en un ejercicio simulténeo de doble loctura. Bs decir, consiste en analizarlos tanto en el marco de los procesos de saluc-enfermedad-atencién, como de los procesos econdmicos, politicos, vinculares, territoriales y subjetivos Plan del libro Los trabajos incluidos en este libro abordan wn amplio espectro de tense y problemas relacionados con el consumo problematic de drogas no sélo cn el Area metropolitana de Buenos Aires, Argentina, Bogoté, Colombia, sino también en Brasil, especificamente en Rio de Janeiro y San Pablo. Fis necesario destacar que la mayorfa de los textos han sido levados a cabo 0 han participado- por investigadores jéveties, por lo que permite considerarlos como partes representativas de un campo de estudios en formacién. A continnacién sintetizo los aspectos centrales desarrollados en los capitulos ; es Renata Hiller, Hernan Manzelli y Georgina Binstock en cl capitulo Mujeres, Infeccién por vit y Uso de Drogas cn Ja Argentina reciente, abordan desde una perspectiva cuali-cnantitativa las modifica- ciones en los ltimos afios y las caracteristicas de las relaciones entre VIE-SIDA, vulnerabilidad y consumo de drogas en mujeres con diagnéstico reciente, especificamente desde el afio 2009. En Argentina la panera de jeringas en contextos de uso de drogas ha sido una de las. principales vias de transmisién del virus del vin, aunque durante las 1iltimas décadas ha sido substituida on importancia por el crecimiento continuo de Ja via sexual (especificamente, heterosexual) para su transinision. Partiendo de los restiltacos de la investigacién Nevada a cabo desde el aho 2009, los antores analizan los modos en que la vulnerabilidad de las mujeres se re- laciona con el uso de drogas, no sdlo por trayectorias de uso inyectable en el pasado ~ya sea de ells o sus parejas-, sino también por los contextos de vulnerabilidad relacional y sexual que el uso de drogas potencia, y por la vulnerabilidad subjetiva de mujeres que tienen relaciones de pareja con personas con uses problematicos de alcohol y/o drogas. i Victoria Castilla y Gimena Lorenzo en el capitulo Las huellas del dano analizan lag caracteristicas del proceso de rescate, como un conjunto de cticas y saberes que tienden a regular y/o dejar el uso de drogas en pré Introduccién 19. poblaciones marginalizadas. A partir de un estudio etnografico levado a, cabo en uno de los barrios de la Region Metropolitana de Buenos Aires, en este trabajo se describen y analizan las modificaciones que los usuarios/as de drogas on general y Pasta Base/paco en particular Hevan a cabo para rescatarse y comunicarlo a otras personas. Considerando estos procesos y practicas, las autoras sefialan un conjunto de daiios corporales y socia- les, que como una suerte de huellas del consumo intensivo de drogas, no son susceptibles de ser manejados por los propios actores sociales, y los expone como usuarios/as de drogas frente a la mirada de otros. De este modo, las autoras analizan las caracteristicas, sentidos y contradicciones, de las performances 0 puestas en escenas, y las huellas de los datios que no pueden ser regulados, y las teorfas locales que dan cuenta de ambos procesos. Rubens de Camargo Ferreira Adorno, Bruno Ramos Gomes, Daniel de Lucca, Maria da Penha Vasconcellos y Taniele Rui, en el capitulo Usuarios y Territorios del Crack, abordan desde una perspectiva socio-antropolégica la problematica de las drogas en Brasil. A través de un recorrido de las perspectivas teéricas dominantes y las investigaciones mas relevantes so- bre esta tomdtica, definen en este trabajo las nociones que conforman el mapa conceptual de la investigacién de tipo eimografico que estan llevando a cabo en la denominada “crackolandia” de la ciudad de San Pablo, es- pecificamente con usuarios/as de crack en situaciéu de calle o en edificios deteriorados del centro de esta ciudad. Partiendo de la crénica histérica de la llegada del crack a esta regién, los autores analizan como la vida cotidiana en estos escenarios marginal ados, expresa las tensiones entre el panico moral y el terror definidos por los medios de comumicacién, las intervenciones represi papel del interés del mer finamiento de los usuari no sélo policiales sino sanitarias, y el creciente ado inmobiliario en estas are: tanto en el con- :/as como de las denominadas “operaciones de limpiezn” para erradicarlos de estas droas. Este complejo y conflictivo es- cenario conceptual y social que vincula drogas y marginacién, hace posible esclarecer las acciones e intervenciones de salud ptiblica con usuarios/as de crack en esta drea geografica Andrés Géngora, en su capftulo Curar comunidades. Politicas de guber- namentabilidad, Reduccién de Datios, y Politicas de Drogas en Colombia, deseribe y analiza un dispositive de intervencién social orientado a la reduccién de dafios y riesgos asociados al consumo de drogas que, tenien- do un origen europeo se ha implementado en diferentes paises de Lati- noamérica. Partiendo de la caracterizacién de este dispositivo, Gongora 20 Padecer, cuidar y tratar analiza en términos etnograficos- las relaciones entre personas y drogns como taéctica de gubernamentalidad, en sus relaciones con los procesos de gestién poblacional, las politicas de ajuste estructural, las dinamicas de privatizacién, la participacién comunitaria, las politicas de gobierno, las yacionalidades y tecnologfas de poder. Focalizando en un barrio del centro de Bogota, el autor analiza criticamente las intervenciones de salud pt- blica orientadas a reducir les daiios del consumo de drogas en poblaciones marginalizadas y que, siguiendo un modelo “cientffico” de disefio que le otorga legitimidad como tecnologia de gobierno, son denominadas trata- miento basado en la comunidad. De este modo, Géngora articula estos “tratamientos” y los modelos de polfticas publicas que generaron, con las transformaciones neoliberales del Estado, de los territorios urbanos, las privatizaciones y la mercantilizacién en los sistemas de salud. Antonio Rafael Barbosa, en El jardin de senderos que se bifurcan: po- Iiticas del lenguaje y uso de drogas, aborda. los presupuestos del lenguaje analitico sobre las drogas y su papel en el consenso mor al sobre las dro- gas. Basado en Foucault, y a través del andlisis de diferentes contextos discursivos (como los debates publicos, las sontroversias analiticas y los dispositivos sobre drogas) el autor sostiene Ja composicion de una ficcién que regula y controla los us del lenguaje y pone en evidencia tales pre- supuestos. Partiendo de la uniformidad de las politicas gubernamentales sobre drogas, ¥ considerando los modos en que la biomedicina justifica la diferenciacién de las drogas ilfcitas y farmacos, Barbosa aborda las parti- cularidades de los discursos sobre drogas en Brasil, y los modos en que el congenso moral, no sdlo genera legitimidad de las acciones y del control, sino que tambien produce los sujetos que busca regular Especificamente, analiza el modelo represivo dual o de bifurcacién que polariza el diseurso médico-juridico entre el consumo y el tréfico, que tiende a no penalizar el consumo, mientras persiste la criminalizacion. Finalmente, este poder normalizador es el que convierte al sujeto consumidor en el blanco de dife- rentes intervenciones (internacién, reduecion de dafio, psicoterapia, ete.). Silvana Garbi en el capitulo La administra jn de la palabra en las Co- munidades Terapéuticas, aborda desde la perspectiva critica de las Cien- cias Sociales las comumidades terapéuticas como un dispositivo privilegia- do de (des) construccién de la subjet ividad. A través de una investigacion de tipo etnografico, y enestionando los modos en que se ha configurado la “gubjetividad adictiva” cargada de adjetivos moralmente negativos, la an- tora analiza los modos, las practicas y los saberes: por medio de los cuales estas instituciones centran el tratamiento en lograr la modificacién de los Introduccién 2 ng Sujetos, es decir, buscan lograr la transformacién subjetiva de los sujetos Especificamente, Garbi analiza las estrategias por la cuales se ae ; contrélan los uscs del lenguaie, la-adrainistracin de Ja palabra come una de las estrategias centrales de la dinamica del poder. le Andrés Mecha desarrolla en el capitulo Des-dibujando sujetos: los di cursos exper tos sobre la Pasta Base de cocaina “Paco” y sobre i Z rios, las modificaciones en I: rene peat : = perHectis, salieres ypedcticas protet ls enconndos com In exten del consumo de ee Bi autor analiza los medos en que los profesionalesentienden y expen sumo problematico a través de In nocién de “hipétesis etiolégica” Especificamente, el trabajo explora las relaciones entre las explicaciones acerca del consumo, las caracteristicas de los tratamicntos. hs an sone que hatslissin ertriplignant Tes denectiod auenrGohieran, 7 lay oublentorde! des que construyen semen Brigida Renoldi, en el capttulo La salud como atributo'moral, Usuari de drogas y Tratamientos de Atenciéu, problematiza, a través de eae tinciones entre remedios.y drozas y la legalidad/ilewalidanl, la nocienes dl solid) eniertied iV aus elvacea (ne deaeminadsa "caver {ns deogas’ Rapecitciments, auelizy Inet pliterianes erelea'de lb aac Ciuc! tatamilents de comuiiiad Stereos teva cole pon ee anlropoligica de ritns de paso, y el cuestionamiento de Ta belay ae Heeee| fe involittedea’ ei 1a’ cone taucetea! del'Vetoutdenetidiente? cea entero en este tipo de tratamientos. loon Florencia Corbelle en su capftulo denominado Las causas por infraccié a la ley de drogas. De la detonci6n policial al procesamicnto judicial, p ie Blemstica desde wie, perspectiva listiies auteopaldeica Wy uaneiacad fe Jn, renensta de dlevermuadae sustirearse, » Ihe peseoues allie can se Neva a eabo por la policia y Ia justicia. Con este fin, la autora dot ila las practicas, saberes y procesos por los que se eae la pen see fi UM eonstiuiccton dete Velded jurtieil y tae! victatidades involucel ipricediminige Lelos de tse ane easing Cae eee lus “micro-decisiones” que se evan a cabo en este proceso responden a valores morales que remiten a un bagaje cultural comtin, Siguiendo « Renoldi, la autora sostiene que estos valores son articuladon cde ne cipbles Alscomdosiy representelciomes liegerncitions soUre al protiethe, een que ian sido naturalizados y form é shan htralizadoi an parte de las practicas del trats policial-juridico de les casos : meee 22 Padecer, cuidar y tratar Agradecimientos Bste libro fie re do con el apoyo institucional y financlero del ae y li Agencia Nacional de Promocién Cientffica y Teenolégica a través de Jos proyectos respectivos PIP 2008- 0565 y PicT 2007-1675. Referencias bibliograficas ie story of crack, Towards a theory of illicit drug trends”. 6 29. AGAR, M. (2003) Addiction Research aud Theory, 11(1 ©. ¥ Taper, B. (2005) Pensando Ulloa. Buenos Aires: Libros del AUREANO, G. (1999) La construction politique du toxicomane dans l’Argentine éa ii é. + Les Presses post-anntion Un cas de citoyenneté & basse intensité. Montreal: Le de l'Université de Montréal. Ayres, J. de Carvallio Mesquita (2000) “Cuidado. Tecnologia ou Sabedoria Pra- tica®. Interface, Conninic, Sadde, Educ, 6:117-120. Ayrus, J. de Carvalho Mesquita (2004) “Cuidado ¢ reeonstrucao das pratic: Sande”. Interface, Comiuic. Satide, Educ, 8 (14): 73-92 de Bap, Hy SINGER, My Sussex, T (1697): “leit Drugs: Self Medieating the Hien Tjuies of Opression’, en, Medical Anthropology ond the World Syste ‘A Critical Perspective, Wesport, Bergin & Garvey, pp. 125-158 Brann, J. (2005): Vita. Life in a Zone of Social Abandonement. Berkeley, Uni- versity of California Press Bowst, O. y Gomes Tavares, F. (2007) “O cnidado como a ze redes Bee ten Pinheir y R. Ara latos (org.). Razaos dticas terapéuticas®. In; Pinheiro, R. y RB. Araujo de Ma : das préticas terapeuticas’ b ee i ade ém satide: 0 cuidado como valor. Rio de Ja Piiblicas para a integralidade em satid to como vai oe thorn do Contyo de Esbutlos « Pesquisa emi Satide Colectiva. pp. 262-27 Ke BourGors, P. (1995) In Search of Respect. Selling Crack in el Barrio, New York, University Press. (1995): La Dialéetica de Ja Mirada. Walter Benjamin y el Pro- veeto de los Pasajes. Madrid, Visor Cambridge Canison, R. (1996) “Political Eeonomy of a1ps among Drug Users in the ies Sintos: Beyong Blaming the Victims and Powerful Others, American Anthropo- logist””, 98(2):265-78 Introduccién 23, CRawrorb, R. (1994) “Boundaries on the Self and the Unhealthy Other: Re- Hections On Health, Culture and a1ps", Social Science and Medicine, 38(10): 1347-65, Durr, C. (2004) “Drug use as a practice of the self: is there any place for an ethics of moderation in contemporary drug policy?” International Ding Pol 385-303. EPBLE. M. (2002) drug using women’ Haworth Pr ars, Harm and Pain, About Being Injected among Latina Journal of Ethnicity in Substance Abuse: 1 (1): 47-69. The New York Erbe, M. (2010) Sujetar por la Herida, Una etuograffa sobre drogas, pobreza ¥ salud. Buenos Aires: Paidés, Escupero, J. (2003) “The Health Crisis in Argentina”, International Journal of Health Services, 33(1): 129-136. Brorar, E. (2004): “Revisioning women and drug use: gender censitivity, embo- diment and reducing harm”, International Journal of Drug use, 1: FARMER, P. (1997): “On Suffering and Structural Violence: A view from Below. en Social Shffering, Kleinman, A. , Das, V. Lock, M (eds). Borkoley, University of California Press, 1997. ps. 261-283. FARMER, P. (2003): Pathologies of Power. Health, Human Rights, and the New Poor. Berkeley, University of California Press Foucauur, M. (1989) Vigilar y Castigar, El nacimiento de Ia prisién. Buenos Aires: §. XxI, Foucauut, M. (2006) La Hermenéutica del Sujeto. Buenos Aires: Fondo de Cul. tura Heonémica Jmuin, B. (2010) Pan y Afectos, La transformacién de las familias. Buenos Aires: Fondo de Cultura Econémica KLEINMan, A y KLEINMAN, J. (1991): “Suffering and its professional transfor- mation: toward an ethnography of interpersonal experience” Culture, Medicine and Psychiatry, 15:275-302 Kustnatan, A.; Daas, V. y Lock, M. (1996) “Introduccién”. Bu: Social Suffering, IXXXVML, Berkeley: University of Califomia Press, KLEINMAN, A. y HANNA, B. (2008) “Catastrophe, Caregiving and Today's Bio- medicine”. Biosocieties, 3:287-301,. KLBINMAN, A. (2009) “Caregiving. The Odyssey of Becoming more Human”. The Lancet, 373:292-293. 24 Padecer, cuidar y tratar HELD, V. (2006) The Ethic of Care: Personal, Political and Global. New York: Oxford University Press. Manzano.V. y Trrucurr, M. (2009) “Las ocupaciones de espacios ptiblicos y privados lideradas por organizaciones de desocupados y asambleas: procesos, tra- mas y significaciones”. In: Massetti, A; Villanueva, E. y Gémez, M. (org.): Mo- vilizaciones, protestas e identidades colectivas en la Argentina del bicentenario Buenos Aires: Nueva Trilce. Mo: A. (2007) The Logic of Care. Health end the Problem of Patient Choice. don: Routledge. Moore, D. y FRASER, S. (2006): “Putting at risk what we know: reflecting on the drug using subject in ham reduction and its political implications”. Social Science & Medicine 62:3035-3047 Pinuero, R. y Gomes DA Sitva JR., A. (org.) (2010) Por uma sociedade cni- dadora. Rio de Janeiro: Cepesc-IMS/UERJ-ABRASCO. Pita, M. (2009) “Formas populares de protesta. Violencia Policial y Familiares del Gatillo Fécil”. In: Massetti, A.; Villanueva, E. y Gémez, M. (org). Moviliza- ciones, protestas © identidades colectivas en la Argentina del bicenteaario. Buenos Aires: Nueva Trilce. Tount, G. (ed.) (2006) Saberes y practicas sobre drogas. El caso de la pasta base de cocaina. Buenos Aires: Intercambios Asociacién Civil. Tronto, J. (1994) Moral Boundaries. A Political Argument for and Ethic of Care. London: Routledge. Scuepsr Hucues, N. y M. Lock (1997) “A Critical Interpretative Approach in Medical Anthropology: Rituals and Routines of Discipline and Dissent”. In Medical Anthropology: Contemporary Theory and Method, eds.T. M. Johnson and C. F. Sargent. New York: Praeger. SvaMPa, M. (2005) La sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neo- liberalismo. Buenos Aires: Taurus Utnoa, F. (1995) La novela clinica psicoanalitica. Buenos Aires: Paidés.

Anda mungkin juga menyukai