El Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá POT, a través del concepto de Estructura Ecológica
Principal, sienta las bases para la construcción en el Distrito Capital de un gran sistema, que
integra los parques urbanos y las áreas protegidas. Este plan general, que todavía esta en
proceso, debe involucrar el área del Distrito Capital y la región. Su principal objetivo ha sido
proteger los principales corredores ambientales y ecológicos que conectan la ciudad con su
bioregión circundante, no solo en términos ecológicos sino también recreativos.
La Estructura Ecológica Principal representa el rango de mayor jerarquía en la planificación del uso
del suelo del Distrito Capital. En este contexto, además de las áreas integradas a la EEP, se
encuentra el Sistema Distrital de Parques, para el cual el POT desarrolla una tipología de
clasificación de parques urbanos que incluye la definición de sus usos
INTRODUCCION
Bogotá se encuentra localizada en una sabana a una altitud de 2.600 metros snm y está rodeada
de montañas y paramos. La sabana, en la cual la ciudad se asienta era un gran lago, el que luego
de cambios geológicos empezó a drenarse. Está sabana fue ocupada por tribus sedentarias
cercanas a los humedales y en el piedemonte.
Estas tribus Muiscas llevaban a cabo ceremonias religiosas alrededor de árboles sagrados y de
lagunas. De hecho la leyenda original del Dorado está centrada alrededor de una laguna no muy
lejos de Bogotá.
Mucha de la flora fue destruida con la construcción de la ciudad y en la medida que la ciudad fue
creciendo, de igual manera la presión sobre las montañas y quebradas también creció. Los
bosques se convirtieron en fuente de madera, leña, materiales para la construcción, lo cual llevo a
tomar medidas a principios del siglo pasado.
Imagen: DAMA Humedales de Bogotá
En este período, Bogotá, y sus cerros fueron sometidos a plantaciones masivas en los cuales
especies no nativas como pinos y eucaliptos fueron favorecidas. Sin embargo, hoy existe una
nueva actitud respecto al Plan Marco de reverdecer la ciudad.
Históricamente el río nunca fue considerado una prioridad ecológica ni recreativa por parte del
gobierno. La visión sobre el río ha sido exclusivamente como un problema hidráulico y fuente de
irrigación y hoy en día está altamente contaminado.
Imagen: DAMA
En el diagnóstico realizado en el año 2001, se observa que más de la mitad del área tiene altos
niveles de degradación y solo el 20% del área puede considerarse con condiciones ambientales
aceptables.
A pesar de estas condiciones particulares, existe la gran oportunidad pues el mayor porcentaje del
área se encuentra sin desarrollar y plantea la posibilidad de imaginar la relación de la ciudad con el
río.
Uno de los aspectos que es necesario trabajar para avanzar en la construcción de una Estructura
Ecológica Regional que incluya a la ciudad, es la dificultad de trabajar con un lenguaje compartido
hacia una visión común. La realidad se encuentra todavía fragmentada en los discursos
profesionales: La ciudad ha sido el espacio en donde domina la arquitectura y el urbanismo,
mientras las áreas rurales son los espacios para la agronomía, y los espacios naturales para la
biología y la ecología. El sistema hídrico ha sido espacio de la ingeniería hidráulica y sanitaria.
Incluso a la ecología, que en teoría es una ciencia integradora, usualmente se le asigna el reducido
espacio de lo silvestre para su desarrollo.
En el 2001 el DAMA contrata una firma de consultores para hacer el Plan de Manejo de la Zona de
Manejo y Protección Ambiental ZMPA. Al inicio los consultores, de acuerdo con las visiones de
manejo predominantes de la ronda hidráulica y del espacio publico urbano, propusieron obras que
aumentaban la artificialidad del borde del río, y en el espacio de la ZMPA se proponía un extenso
parque con una proporción alta de superficies duras, arborizaciones convencionales y grandes
extensiones en kikuyo.
Así como el río ha sido tratado históricamente solo en términos hidráulicos , empezamos a pensar
como podríamos imaginar ese borde urbano a muy largo plazo y convinimos en dar prioridad a ver
esa relación río ciudad de una manera más natural para darle tanto vida a la ciudad como al río,
promoviendo una cultura alrededor del agua.
Los logros por parte del contratante y del Interventor ( en mi caso ) para incluir en la propuesta
fueron las siguientes:
Estos humedales alimentan los humedales naturales y a su vez reducen la carga a las plantas de
tratamiento planteadas anteriormente como única solución. Dichos humedales recibirán las aguas
de los nuevos desarrollos urbanos, agua que hasta el momento no está incorporada al sistema de
humedales y es conducida mediante sistemas tradicionales de canalización.
5- La integración de la ZMPA con la ciudad mediante una gradación de usos, que van desde
el recreativo típico del borde urbano, pasando por la recreación pasiva, hasta la conservación y
restauración de la biodiversidad.
Otra de las propuestas incluyó realizar un delta artificial en una de las desembocaduras de los ríos
que tributan al río bogota. Esto con el fin de recrear las antiguas canales prehispánicos existentes y
de generar recreación acuática y desarrollar la cultura alrededor de los ríos.
El río tampoco ha jugado un papel importante en el imaginario urbano de la ciudad por lo cual se
quiso elevar su visibilidad, no solo en términos ecológicos y recreativos, pero también en términos
simbólicos y poéticos.
De esta forma se propuso incluir el manejo de hitos urbano arquitectónicos en los lugares de
acceso o pasos principales del río, principalmente vinculados a la cultura y a resaltar componentes
naturales.
En conclusión lo más importante era imaginar un borde urbano con diversidad de escenarios, en
los cuales el agua presenta variaciones en el mismo paisaje y lo convierte en un paisaje anfibio y
cambiante. De esta manera incluir armonizar intervenciones muy racionales con otras mas
impredecibles y atractivas para un público que ha visto homogeneizar su paisaje con el tratamiento
de sus parques.
Los cerros, actualmente declarados desde 1977 como Reserva Forestal Protectora, alcanzan
altitudes de 3.400 metros sobre el nivel del mar y tienen una extensión de 13.800 hectáreas e
incluye una variedad única de ecosistemas tales como el páramo.
Imágenes: Universidad de Los Andes/Facultad de Architectura/D Wiesner -E Samper
A lo lejos esta gran cadena parece intacta, pero al verla de cerca podemos apreciar los problemas
que son evidentes:
Explotación de canteras, las cuales han generado problemas de conectividad biológica, estabilidad
de suelos, deterioro en la calidad del paisaje entre otros. Sin embargo muchas de ellas han sido
cerradas y deben presentar y ejecutar un Plan de Manejo para obtener parques públicos, vivienda
o equipamiento.
Otro de los problemas han sido los desarrollos ilegales de vivienda. Bogotá presenta un altísimo
crecimiento y presión por la población desplazada que se localiza en lugares vulnerables dentro de
los cerros tales como quebradas y zonas de riesgo.
Aunque este problema es de gran complejidad, se han iniciado procesos de reubicación de familias
asentadas en las zonas más vulnerables, e involucrar a residentes en programas de protección
para evitar que dicho crecimiento se disminuya.
Los cerros han sido base de apoyo de infraestructura de telecomunicaciones sin ningún tipo de
implantación planeada, por lo cual presentan un alto impacto visual y ambiental. Aunque el plan no
restringe su implantación, exige que sean consolidadas y camufladas con compensaciones de
mantenimiento de parques y planes de revegetalización de las áreas afectadas.
Así como han evolucionado estos planes, la metodología para realizarlos también se ha
sofisticado. De esta forma expertos de 17 diferentes profesiones se involucraron en el proceso y
los paisajistas aportamos la forma de evaluar el valor del paisaje.
El biofísico
El sociocultural
El escénico
En el aspecto biofísico, se han asignado los valores intrínsecos del lugar. Esta valoración liderada
por ecologistas y biólogos incluyó la valoración de características geológicas, bosques y quebradas
entre otros.
El valor sociocultural del paisaje, incluyendo todos los elementos que habitantes y visitantes
reconocieron tales como valores religiosos, arqueológicos, recreativos y simbólicos. Estos
resultados fueron mapificados y superpuestos al mapa de valor biofísico.
El tercer componente, valor escénico incluyo una valoración de factores como color, textura,
contraste mediante una matriz de subjetividad compartida . El siguiente paso fue identificar los
lugares de mayor fragilidad visual y visibilidad.
Esta clasificación se hizo evaluando factores tales como altitud, pendientes y corredores visuales
percibidos desde las principales vías de la ciudad.
De este resultado 'mapificado' se superpuso con los dos anteriores de manera que se podrían
visualizar las prioridades de actuación a la vez que establecer las zonas de manejo determinadas
por el plan: Zonas de conservación, restauración y parques públicos.
En la actualidad el 40% del área es propiedad pública y del 60% restante, aproximadamente el
80% es propiedad de particulares. Dado que la ciudad no tiene los medios para adquirir la
propiedad ha diseñado un sistema para que se permita el desarrollo y se aumente la propiedad
pública en bosques protegidos.
El concepto más importante buscó generar un equilibrio entre conservación y desarrollo en el cual
se permita conservar y aprovechar diversos paisajes y recursos, asegurando que el bien público
prevalezca sobre el privado.
A pesar de que la sabana de Bogotá presenta unas características ambientales propicias para una
gran vegetación, la ciudad no tiene los árboles que tuvo en periodos prehispánicos, ni los que
debería tener.
El plan de Arborización busco remediar esta situación a partir de 1999. Los únicos otros periodos
en los que Bogotá pudo plantar árboles de una manera masiva fue bajo la dirección de un
arquitecto japonés en los años treinta cuando Bogotá celebraba su 400 aniversario. Hocino
recomendó que 'Fraxinus chinensis' debería ser plantado en toda la ciudad.
Las consecuencias a largo plazo de esta decisión de monocultivo fue la aparición de una plaga que
significo que en los años noventa el 70% de las especies se vieran afectadas.
A pesar que muchos de ellos se trataron y se recuperaron la devastación fue tan grande que el
Alcalde del momento prohibió la plantación de esta especie así como de otras no nativas.
El Plan actual, no hace este tipo de exclusiones y diversas especies entre nativas y exóticas han
sido seleccionadas.
Primero, definimos las funciones que la arborización cumple en el ámbito urbano. Trece funciones
fueron establecidas. Las principales agrupadas en ámbitos ecológicos, económicos, estéticos y
sociales.
Luego establecimos una matriz en las cuales se evaluaban cada una de las especies . Por ejemplo
para evaluar la valorización de la propiedad, los parámetros fueron: longevidad, escasez y lento
crecimiento.
Posteriormente se estudió cada uno de las especies en cuanto a sus exigencias ambientales,
restricciones espaciales y cualidades estéticas.
La ciudad se caracterizó ambientalmente según las lluvias, contaminación, brillo solar, suelos,
heladas, vientos. De esta manera se obtuvo un mapa de supervivencia a las condiciones de
Bogotá de cada una de las especies.
Con la base de este tipo de estudios paisajísticos se logró establecer regulaciones de densidades
de arborización, tipos de especies según las condiciones ambientales y espacios así como regular
convenciones de dibujo en los planos.
Un estudio económico de valoración por cada especie se contemplo de manera que en el momento
de compensar por tala, la empresa tenga que valorar según la especie que esta talando.
Todo este emprendimiento lo lideró el Jardín Botánico de Bogota, José Celestino Mutis. Esta labor
ha ido acompañada de programas de entrenamiento a desempleados y personas de la calle, así
como programas educativos en colegios y alcaldías.
Este proceso ha logrado generar una nueva cultura alrededor del árbol, que antes no existía en la
ciudad. Hecho que ha logrado que el plan tenga mayor sostenibilidad.
Las estadísticas del año 2002 plantearon que 150.000 especies han sido plantadas en los dos
últimos años y un pequeño porcentaje ha tenido que ser remplazado.
DIANA WIESNER CEBALLOS es arquitecta graduada en la Universidad de los Andes Bogotá, Colombia. Realizó estudios de
especialización en Arquitectura del Paisaje en la Universidad de Buenos Aires, Argentina y en Planificación Urbana en el Ministerio
de Construcción Programa del gobierno del Japón. JICA. Tokio. Japón. Fue distinguida con reconocidos premios internacionales
como la Medalla de Oro en la Bienal de Arquitectura CAYC Buenos Aires, premio Jóvenes Arquitectos en 1991, y el primer premio
en la categoría Reconocimiento a la Investigación en la Bienal de Arquitectura de Quito en 2002, por su intervención en el Manual
Verde para Bogotá del que fuera la investigadora principal. Es docente de grado y postgrado en la universidad de Los Andes y la
Regional Universidad Javeriana en Bogotá, Colombia. Es Investigadora de la Facultad de Arquitectura y Asesora de Tesis en la
Opción de Medio Ambiente de la Universidad de los Andes. Es miembro activo de diversas sociedades y centros de investigación.
Es delegada de la SAP (Sociedad Colombiana de Arquitectos Paisajistas) ante la IFLA (International Federation of Landscape
Architects). A nivel profesional ha dedicado su actividad en los últimos años a la planificación del paisaje, el diseño urbano y del
medio ambiente, y a la Ecología del Paisaje en distintas ciudades de Colombia. Tiene varias publicaciones sobre temas de la
especialidad:' Creation of a park within a Renewal Project in the central area of the city of Bogotá', ' Metodología para la definición de
una estrategia de arborización para Santa Fe de Bogotá', 'Cerros de Bogotá', '.Estudio historiográfico de parques en Bogotá'.