2017_1
Hno. Lic. Alexandre Jos Rocha de Hollanda Cavalcanti
1
CEC., n. 144.
2
Cf. CONCILIO VATICANO I. Constitucin Dogmtica Dei Filius, sobre la fe catlica, cap. 3. ASS 5 (1869), pp. 481ss.
DS. 3008.
3
Cf. CEC., n. 146; 150.
4
Cf. BENEDICTO XVI. Carta Apostlica Porta Fidei, n. 10.
5
Cf. CEC., n. 153.
6
CONCILIO VATICANO I: DS 3008.
7
DE AQUINO, TOMS, S. Th. 2-2, 2, 9.
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2.3. Fe y razn
El motivo de creer no radica en el hecho de que las verdades reveladas aparezcan como
verdaderas e inteligibles a la luz de nuestra razn natural. Creemos a causa de la autoridad de Dios
mismo que revela y que no puede engaarse ni engaarnos. Sin embargo, para que el homenaje
de nuestra fe fuese conforme a la razn, Dios ha querido que los auxilios interiores del Espritu
Santo vayan acompaados de las pruebas exteriores de su revelacin8. Los milagros de Cristo y de
los santos (cf. Mc 16, 20; Hch 2, 4), las profecas, la propagacin y la santidad de la Iglesia, su
fecundidad y su estabilidad son signos ciertos de la revelacin, adaptados a la inteligencia de todos
y que muestran que el asentimiento de la fe no es un movimiento ciego del espritu9.
2.4. Necesidad de la fe
Creer en Cristo Jess y en Aquel que lo envi es necesario para obtener la salvacin (cf. Mc
16, 16; Jn 3,36; 6, 40 e.a.); puesto que sin la fe [...] es imposible agradar a Dios (Hb 11, 6) [...]
sin ella nadie, [...] obtendr la vida eterna10.
2.5. Perseverancia en la fe
San Pablo advierte a Timoteo que el hombre puede perder su fe: Combate el buen combate,
conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe; (1
Tm 1, 18-19). La fe no es esttica, es dinmica. Por tanto, para crecer y perseverar en la fe debemos
alimentarla con la Palabra de Dios y pedir al Seor que la aumente (cf Mc 9, 24; Lc 17, 5; 22, 32).
La fe acta por la caridad y es sostenida por la esperanza11.
San Agustn afirma que los creyentes se fortalecen creyendo12, por eso afirma Benedicto
XVI en la Carta Apostlica Porta Fidei:
La fe slo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza
sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, en las manos de un amor
que se experimenta siempre como ms grande porque tiene su origen en Dios.13
8
Cf. CONCILIO VATICANO I: DS 3009.
9
Cf. Ibid. DS 3008-3010.
10
Cf. Ibid. DS 3012; cf. CONCILIO DE TRENTO. DS 1532.
11
Cf. CEC., n. 162.
12
SAN AGUSTN. De utilitate credendi, 1, 2.
13
BENEDICTO XVI. Carta Apostlica Porta Fidei, n. 7.
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