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Biblioteca de la Real y Literaria Universidad de Guadalajara: Fondo de origen de

la Biblioteca Pública del estado de Jalisco. Fernando Villaseñor Ulloa. Universidad de


Guadalajara. fervillasenor@hotmail.com

La primera Universidad que apareció en el territorio conocido en la época colonial


como Nueva Galicia a finales del siglo XVIII, trajo consigo el establecimiento de una
biblioteca de grandes dimensiones, de hecho, su acervo documental se integró gracias a
la confiscación de libros provenientes de sus contrapartes en poder de la orden religiosa
conocida como la compañía de Jesús de la mencionada región.
Los “jesuitas” fueron expulsados del continente en 1767, a consecuencia de ello en
Guadalajara una de sus posesiones, el Colegio de Santo Tomás, daría albergue a la
primera Universidad fuera de la ciudad de México.
Debido a los antecedentes planteados la Real y Literaria Universidad de Guadalajara
nace en 1792 con una Biblioteca, decretada en sus primitivas constituciones y con un
bibliotecario con nombramiento exprofeso a diferencia de la Real y Pontificia
Universidad de México, donde el trabajo bibliotecario tuvo grandes problemas y existió
desorganización, algunos autores que señalan que la entrada en operación de la
biblioteca de la Universidad capitalina tardó dos siglos en completarse.
Para su trabajo inicial la Biblioteca de la primera Universidad de Guadalajara se nutrió
de los libros provenientes de las bibliotecas del Colegio de Santo Tomás, San Juan
Bautista y de la del Seminario del Señor San José en 1792.
Posteriormente se ha podido determinar que para 1799 se incorporaron a la biblioteca
los libros pertenecientes al “Colegio Seminario de Zacatecas”, previa disputa con el
“Colegio San Luis Gonzaga”.
Es importante señalar también, que se han encontrado elementos que permiten afirmar
que los libros de cámara del obispo Alcalde, además de algunas cantidades fuertes de
dinero fueron a parar a la Universidad de Guadalajara.
Fray Antonio Alcalde, fue obispo de Guadalajara a finales del siglo XVIII, es
considerado como el padre del “Renacimiento” tapatío, pero es también el progenitor
económico e intelectual de la primera Universidad de Guadalajara, así como de su
primera biblioteca, y por si fuera poco, consiguió el establecimiento por vez primera de
una imprenta en la localidad, cuyo primer trabajo paradójicamente sería: Elogios
fúnebres con que la Santa Iglesia Catedral de Guadalaxara ha celebrado la buena
memoria de su prelado el Illmo. y Rmo. Señor Mtro. D. Fr. Antonio Alcalde.
A diferencia de la Biblioteca de la Real y Pontificia Universidad de México, la de
Guadalajara entró en funcionamiento prácticamente de inmediato y contó con un
sistema de organización de los acervos: el nombre del autor.
El primer “Bibliotecario” de la Universidad fue José Ignacio de Ortega, y contó con un
sueldo de 100 pesos anuales, aunque para 1815 le fue retirado el sueldo y el cargo con la
finalidad de auxiliar en el pago de maestros, lo que trajo consigo un fuerte problema no
solamente en la operación de la biblioteca, sino también en la conservación y resguardo
de los acervos, los cuales eran custodiados por turnos por los profesores sin mediar
muchas medidas de seguridad, con grandes pérdidas.
El sistema pedagógico utilizado en la época era el denominado “lectoría”, donde el
profesor acudía a su “clase” acompañado de un libro, el cual “leía” y comentaba, por
ello la biblioteca tenía una importancia fundamental en el proceso de enseñanza -
aprendizaje.
Para 1825 la biblioteca contaba con un acervo de 2697 volúmenes.
En el siglo XIX la vida de la Universidad se vuelve convulsiva, entra en un proceso de
descomposición y enfrentamiento con el nuevo régimen, se clausura en varias
ocasiones, para 1821 debido a la independencia cambia su nombre de Real y Literaria a
Nacional Universidad de Guadalajara, pero la institución está herida de muerte debido a
que según los gobernantes de la época en ella se congregaban los reaccionarios y
opositores a cualquier régimen.
Para 1832 el gobernador José Ignacio Herrera propone poner la biblioteca “al servicio
del público”, esto es, por primera ocasión el concepto de “biblioteca pública” aparece en
la imaginación de un político, sin embargo el proyecto no va más allá de las palabras en
esa primera oportunidad.
El 2 de diciembre de 1860 el gobernador Pedro Ogazón decreta la extinción de la
Universidad y acerca de sus bienes entre ellos los libros decreta:
Artículo 3°: Los libros, muebles y demás objetos pertenecientes a los
establecimientos suprimidos (entre ellos la Universidad), serán propiedad del
Liceo y del Instituto, de la manera que lo disponga el gobierno.
Diciembre 2 de 1860.

La Biblioteca Pública de Jalisco nació a consecuencia del movimiento liberal en el


estado, siendo decretada su fundación en el Plan General de Enseñanza, dentro del título
quinto, relativo a las bibliotecas, en 1861, siendo gobernador Pedro Ogazón.
Artículo 109: La biblioteca pública se formará de las obras que
pertenecieron al Instituto, de las del Seminario y de los conventos extinguidos.
1861
Como se puede apreciar en este documento existe la mención al Instituto del estado, al
cual un año antes se le había proporcionado el total de la biblioteca de la Universidad,
por ello me atrevo a afirmar, que el fondo de origen de la “Biblioteca Pública del Estado
de Jalisco” es el acervo de la Biblioteca de la “Real y Literaria Universidad de
Guadalajara”, ya que si bien en el decreto nunca se menciona, si es posible determinar
debido a un decreto anterior, que la fundación de la biblioteca del Instituto del Estado se
logró gracias a los libros provenientes de la Universidad.
Sin embargo los acervos bibliográficos de la institución alimentaran de forma evidente
el nacimiento de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco.
La Biblioteca Pública del Estado no abrió sus puertas sino hasta el 18 de diciembre de
1874, día en que se hizo la apertura solemne de la biblioteca por el gobernador del
Estado, Ignacio L. Vallarta.
En ese entonces, la biblioteca contaba con 20 mil volúmenes. El primer reglamento de
la biblioteca se expidió el 22 de febrero de 1879, "como resultado de que el l4 de
septiembre de 1878, el joven Luis Gutiérrez había arrancado varios grabados de la obra
De Miramar a México y había sido consignado por esa razón. Se le impuso una multa
de cinco pesos y otro tanto, para reparación del daño".
La Biblioteca Pública de Jalisco tuvo su primer asiento en la planta alta del seminario
Conciliar, hoy local del museo de Guadalajara.

Conclusiones:
La creación de una Universidad en el territorio de Nueva Galicia trajo consigo la
necesidad de crear a la par una institución que abasteciera a estudiantes y maestros de
material para sus estudios, esta institución se convirtió en el eje de las actividades de la
naciente Universidad debido a la utilización del sistema pedagógico denominado
“lectoría”.
Fray Antonio Alcalde, máximo promotor del nacimiento de la institución universitaria
fue quién aportó el dinero necesario para la creación de la Universidad y su biblioteca (a
pesar de haber muerto antes de la instauración de las mismas).
La biblioteca personal de fray Antonio Alcalde, quién la donó altruistamente y la
concentración de libros provenientes de diferentes puntos de Nueva Galicia, entre ellos
Zacatecas fueron la base para la creación de la biblioteca universitaria del siglo XVIII.
La “Biblioteca Pública del Estado de Jalisco” nace a partir de los libros que por decreto
le entrega el “Instituto del Estado”, sin embargo existe un decreto anterior en el cual se
establece que los libros que componen el acervo de la Biblioteca de la Universidad
deben ser entregados al Instituto del Estado, de ahí que se puede concluir que esos
ejemplares formaron parte del fondo de origen de la “Biblioteca Pública del Estado de
Jalisco”.

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