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Herein — 0 C.R. Rogers R.L. Rosenberg LA PERSONA COMO CENTRO herder 7 CAPITULO TERCERO MANERA DE SER DESATENDIDA: LA MANERA EMPATICA’ or Carl R. Rogers En este articulo defiendo Ia tesis de que deberiamos reexaminar y volver a considerar una especialisima manera de ser en relacion a otra persona, la denominada empética. Creo que, en general, concedemos muy poco valor a un elemento extremadamente importante tanto para la comprensién de la dindmica de 1a personalidad como para la produc- cin de cambios en la personalidad y en el comportamiento. Se trata de una de las maneras de actuacisn personal mas sutiles y de mayor poder de que disponemos. Pese a todo lo ya dicho y escrito sobre el tema, esa ‘manera de ser rara vez S¢ encuentra en forma integral en las relaciones interpersonales. Comenzaré por mi propia historia, un tanto flictuante en relacin a este asunto. ‘Titubeos personales ‘Muy al principio de mis actividades como terapeuta, descubri que el solo hecho de escuchar atentamente a mi cliente era una manera muy importante de ayudar. Asi, cuando tenia dudas en cuanto a lo que debia hhacer, en la acepcion activa del término, me limitaba a escuchar. Me parecié sorprendente que esta forma pasiva de interaccién pudiese ser tan di. Una asistente social de formacién rankiana me ayudé a comprender poco después que la forma mis eficez de encarar un problema consiste ‘en observar con atencién los sentimientos y las emociones, perceptibles 1 través de las palabras del cliente, Creo que fue ella quien me sugirid que la mejor respuesta seria “reflejar” estos sentimientos hacia et 83 La manera empatica on el tiempo, “reflejar” se convittié en una palabra que me ha- temblar de miedo. Pero en aquella époce, ella mejoré la calidad de mi trabajo terapéutico, por lo que le quedé agradecido. Pasé entonces a desempeiiar un cargo, con dedicacién total, en la universidad, donde, con le ayuds de mis alumnos, me decidi a pedir in- sistentemente un equipo para grabar nuestras entrevistas. No es posible exagerarla emocién que sentiamos, apiiados en torno al aparato, al ver que podiamos sirnos a nosotros mismos, repitiendo infnitas veces un punto dudoso en el sue la entrevista se habia llevado mal, o 2quellas fa- ses en las que el cliente progresaba de modo signficativo. Sigo pen- sando que esta téenica es la mejor manera de perfeccionarnos como te- rapeutas. Entre las muchas leccionts que nos proporcionaron estas gra- baciones, esti el hecho de haber observado que el estar atentos a los sentimientos y “reflejarlos” constituia un proceso muy complejo. Des- cubrimos que era posible detectar la respuesta del terapeuta que hacia {que un fructfero flujo de expresién significativa se transformase en algo superficial ¢ init Del mismo modo podiamos detenernos.en la inter- vencién del terapeuta que convertia Ia palabreria de! paciente en cna autoexploracién. En este contexto del aprendizaje era enteramente natural que diése- ‘mos inds impartancia a la respuesta del terapeuta que a le eualidad em- pitica de la atencién que dedicaba al cliente. Nos mostrébamos asi pro- fundamente atentos a las téenicas que el consejero o terapeuta utiizaba. Nos convertimos en especialistes del analisis de los momentos altos y bajos del proceso de cada entrevista, por lo que ganamos mucho con ‘ese estudio microscépico. No obstante, esta tendencia a hacer de tas respuestas de terapeuta ‘41 foco de la cuestign tenia consecuencias que me asustaban, Me habia ‘enfrentado a reacciones hosties, pero éstas eran peorés. En pocos aiios, «ese enfoque pasé a tenerse por una técnica. “Terapia no directiva”, de- cian, “es la técnica que consiste en reflejar Ios sentimientos del cliente.” i "en la terapia no directva se repiten las itimas palabras del cliente”. Me conturd6 tanto esta completa ‘i6n de la realidad de nuestros procedimientos, que durante uni tos aiios no dije précticamente nada més respecto a la atenciSn emt- pitica y, cuando lo hice, fue para mostrar la importancia de una ectitud ‘empitica, haciendo poquisimos comentarios sobre I tia ponerse en practica en los distintos tipos de relaci a La necesidad actwal tir sobre las cualidades de 1a consideracién positiva y de la congrueneia el terapeuta, que serian, por hipétesis y al lado de ia empatia, los pro- motores del proceso terapéutico. También se interpretaron mal muchas veces, pero all menos sin caricaturizara La nocésidad actual Con el transcurso de los afios, los datos de la investigacién siguie- ron acumuldndose, llevandonos s la conclusién de que un alto grado de ‘empatia quizd sea el factor més relevante en una relacién, siendo sin dda uno de los mas importantes en la promocién de cambios y en el aprendizaje. Por e80 es por lo que creo llegado e! momento de elvidar las caricaturas y las desfiguraciones del pasado y mirar la empatia con ojos nuevos. ‘Me parece oportuno hacerlo por otra tazén adems. Durante la tima 0 las dos iltimas décadas, destacaron en los Estados Unitios va- rios enfoques terapéuticos nuevos. La terapia gestltica, el psicodrama, ‘a terapia del grupo primario, la bioenergética, Ia terapia emotivo-racio- nal y el andisis transaccional son, entre otros, algunos de los max cono- cidos. Parte dels atraccién que ejercen reside en ef hecho de que el tera- peuta es en la mayoria de (os casos un perito que manipula activamente te situaciOn, 2 menudo pudiendo impresionar profundamente al ‘a quien trate de alcanzar, Sino me engaiio, declina la fascin ‘ste tipo de habilided en la orientacién de las personas. En relacién con Ja terapia del comportamiento, otro concepto terapéutico basado en la ‘specializacin, creo que, por elcontrario,estéen alza. La sociedad tec- nolégica se sintié encantada al descubrir una tecnologia mediante 1a cual se puede modelar el comporcamiento de vn individuo, incluso sin Su conbcimiento 0 su aprobacién, segin unos objetivos escogidos por el terapeuta o por la sociedad. Pero también en este caso, personas ponde- radas han presentado serias objeciones a medida que apatecen como ‘més evidentes las implicaciones flloséficas y politicas de la “moxifica- ‘ign del comportamiento”. Observé asi que existen, muchas personas dispuestas a revisar las maneras de estar con personas, que hagan posi- bles los cambios autodirigidas y localicen el poder en la persona y no en €l especialista; est heclo me lleva, una vez més, a examinar culdadosa- ‘mente el significado que atribuimos a la empatia y lo que sabemox res- Pécto a.clla. Quizé haya legado el momento de reconocer su valor. 85 La manera empitica La defn al Muchas son las definiciones que se dieron de este término; yo mismo presenté muchas de elles. Fiace més de veinte afios (aunque no se publicase hasta 1959) intenté formular una definicion bastante pre- cia, como parte de la presentacién formal de los eonceptos y la teoria por mi elaborados. Esta definicién fue la siguiente: “El estado de empa- tia o de ser empético consiste en darse cuenta con precision del cuadro Ge referencias interno de otra persona, juntamente con los componentes ‘ecionales y los significados @ ella pertenecientes, como si fuésemos la otra persona, sin perdes nunca la condicin de ‘como si a por tanto sentir fas amarguras y las alegras de ia otra persona de la misma ‘manera que ella las siente y percibir sus causas de la misma manera gue ‘lla Las percibe, pero sin perder la rocién de que es “com si” estuviése- mos tristes o alegres, etc. Si perdemos esta condicién de ‘como si ten- dremos un estado de identificacién” (Rogers, 1959, pags. 210-211; véase también Rogers, 1957). La vivencia, un elemento til ‘A fin de formular I definicién actual, me gustaria echar mano del concepio de vivenca, tal eomo lo formulé Gendlin (1962). Este con cepto enriquece de varias maneras nuesttas ideas, segiin veremos a lo largo de este articulo. En resumen, el autor es de la opinién de que en el forganismo humano tiene lugar de forme ininterrumpida un fujo de vi- vencias hacia el que el individuo puede dirigirse repetidas veces, util- xandolo como punto de referencia para descubrir el significado de su existencia, Segiin él, empatia es resaltar con sensibilidad e! “significado sentido” que el cliente esta trensforniando en vivencia en un determina- do momento, afin de ayudarle a centrarse sobre este significado hasta llegar a su vivencia plena y libre. Un ejemplo puede hacer que resulte més claro este concepto, asi como su relacién con la empatia, En un grupo de encuentZ0, un hombre vyenia haciendo comentarios vagamente negativos respecto a sus padre. EI personae facilitador dijo: “Parece que usted siente rabia hacia su pa- re." El replie6: “No, creo que no.” “Quiza esté usted insatisfecho con 1" “Si, tal vez si. dijo sin mucha conviccibn, “Puede que esté usted 86 Una definicion actual

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