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Ciudadanos
Magistrados de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia.
República Bolivariana de Venezuela.
Su Despacho.-

Espacio Público, asociación civil domiciliada en la ciudad de Caracas, sin fines de lucro
registrada en la Oficina Subalterna del Sexto Circuito de Registro del Municipio Libertador del
Distrito Capital en fecha 20 de febrero de 2003, bajo el Nº 28, Tomo 02, Protocolo 1°, según se
evidencia del documento constitutivo-estatutario que anexamos marcado con la letra “A”, junto
el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP),cuyos estatutos se registraron ante el
Ministerio del Trabajo, bajo el N° 236, Folio 44, Tomo II, de fecha 02 de mayo de 2006 del
Libro de Registro de Sindicatos Nacionales y Regionales, documentos que se anexa marcado
letra “B” representado en esta acto por Marco Antonio Ruiz, titular de la cédula de identidad
N° 14. 344.828, Secretario General del SNTP, elegido en elecciones celebradas el 10 de
diciembre de 2009 y reconocido por el Consejo Nacional Electoral en sesión celebrada el 25 de
marzo de 2010, notificado mediante oficio DGASG/M 33/ 2010, que se anexa marco letra “C”
y “D”, con facultades para ejercer representación judicial del SNTP tal como consta en estatutos
constitutivos en su artículo 33 literal b, que se anexa marcado letra “E” y el Colegio Nacional de
Periodistas, corporación de derecho público, con personalidad jurídica y patrimonio propio,
distinto e independiente del Fisco Nacional, conforme a la Ley de Ejercicio de Periodismo,
publicada en Gaceta Oficial N° 4819 de fecha 22 de diciembre de 1994, representada en este acto
por su Vicepresidente, Alonso Moleiro Dugarte,titular de la cédula de identidad N° 10.797.255,
tal como consta en acta de asamblea inscrita bajo el Número 11, folio 43 del Tomo 27 de fecha
30 de marzo de 2009 ante el Registro Cuarto del Municipio Libertador, que se anexa marcado
con letra “F”, representado el primero y asistidos los segundos en este acto por, Marianna
Belalba, abogada en ejercicio, de este domicilio, debidamente inscrita en el Instituto de Previsión
Social del Abogado bajo el número 124.496 y Yael de Jesús Bello Toro, venezolana, mayor de
edad, soltera, de este domicilio, e inscrita en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el
Nº 99.306, carácter que se desprende de los instrumentos poder que se anexan marcados con la
letra “G” y “H”; ocurrimos muy respetuosamente, de conformidad con lo dispuesto en los
artículos 22, 23, 25, 26 y 27 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y el
artículo 5 ordinal 31 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, así como los artículos
76 y siguientes de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, a fin de:
Interponer RECURSO DE NULIDAD POR INCONSTITUCIONALIDAD, contra el Decreto
Presidencial Número 7.454 de fecha 01 de junio de 2010, publicado en Gaceta Oficial número
39.436, de fecha 1 de junio de 2010, que anexamos marcado con la letra “I”, el cual ordena la
creación del Centro de Estudio Situacional de la Nación (CESNA), con carácter de órgano
desconcentrado del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, en
virtud de que viola los artículos 57, 58, 143, 325 y 339 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela; y el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos
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Humanos, publicada en la Gaceta Oficial número 31.256 del 14 junio de1977. A tal efecto,
exponemos lo siguiente:

COMPETENCIA

La Constitución de 1999, en el numeral 5 del artículo 266, establece:

“Artículo 266. Son atribuciones del Tribunal Supremo de Justicia:


(...)
5. Declarar la nulidad total o parcial de los reglamentos y demás
actos administrativos generales o individuales del Ejecutivo
Nacional, cuando sea procedente”.
(...)
La atribución señalada en el numeral 1 será ejercida por la Sala
Constitucional; las señaladas en los numerales 2 y 3, en Sala
Plena; y las contenidas en los numerales 4 y 5 en Sala Político
Administrativa. Las demás atribuciones serán ejercidas por las
diversas Salas conforme a lo previsto por esta Constitución y la
ley.” (Resaltado nuestro)

Así pues, la Constitución vigente atribuye a la Sala Político Administrativa de este Supremo
Tribunal, el conocimiento de las acciones de nulidad contra los actos administrativos generales o
individuales del Ejecutivo Nacional, con independencia de que los vicios sean por razones de
inconstitucionalidad o de ilegalidad.
Al respecto, ha señalado la Sala Político-Administrativa en su jurisprudencia que:

“Al respecto, se observa, como acertadamente la Constitución de


la República Bolivariana de Venezuela consagra normas jurídicas
que separan – de forma diáfana- al orden jurisdiccional
administrativo del orden jurisdiccional constitucional.
Ahora bien, estando el control concentrado de la
constitucionalidad de los actos del Poder Público, en el Tribunal
Supremo de Justicia, órgano jurisdiccional al que corresponde
garantizar la supremacía y efectividad de las normas y principios
constitucionales, como máximo y último intérprete de la
Constitución (artículo 335) y no estando atribuido el control
concentrado de la constitucionalidad de manera exclusiva y
excluyente a la Sala Constitucional, en el marco del Estado social
y democrático de Derecho y de Justicia, que propugna como uno
de sus principios, el control jurisdiccional pleno de los órganos
del Poder Público, corresponderá a esta Sala Político
Administrativa declarar
[...]
la nulidad total y parcial de los reglamentos y demás actos
administrativos generales o individuales del Ejecutivo Nacional
(numeral 5 del artículo 266), independientemente que éstos sean
impugnados por razones de inconstitucionalidad o ilegalidad.
(Resaltado nuestro) (Sentencia Construcciones y Mantenimiento
3188195 c.a. Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia)

Igualmente, el ordinal 31 del artículo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia
establece que es la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia la competente
para “Declarar la nulidad, cuando sea procedente por razones de inconstitucionalidad o de
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ilegalidad, de los actos administrativos generales o individuales de los órganos que ejerzan el
Poder Público de rango Nacional”.
Por las consideraciones antes expuestas, según las normas constitucionales y la jurisprudencia
precedentemente señaladas, resulta forzoso concluir que el tribunal competente para conocer de
la acción indicada en autos, por estar dirigido a la anulación de un acto administrativo de efectos
generales emanado del Ejecutivo Nacional, es la Sala Político Administrativa de este Tribunal
Supremo de Justicia, y así solicitamos sea declarado.

II
DE LA LEGITIMIDAD DE LOS DEMANDANTES PARA INTERPONER ESTE
RECURSO

De conformidad con lo previsto en el noveno aparte del artículo 21 de la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia, la legitimación activa en el caso de las demandas de nulidad de
leyes o actos administrativos de efectos generales la tienen aquellas personas que sean afectadas
en sus derechos o intereses por el acto impugnado o la ley impugnada de ser ese el caso. En
efecto, el noveno aparte del artículo 21 del texto orgánico que rige las funciones de ese Máximo
Juzgado dispone lo siguiente:

“(…) Toda persona natural o jurídica, que sea afectada en sus


derechos o intereses por una ley, reglamento, ordenanza u otro acto
administrativo de efectos generales emanado de alguno de los
órganos del Poder Público Nacional, Estadal o Municipal, o que
tengan interés personal, legítimo y directo en impugnar un acto
administrativo de efectos particulares, puede demandar la nulidad del
mismo ante el Tribunal Supremo de Justicia, por razones de
inconstitucionalidad o de ilegalidad (…)”. (Resaltado nuestro).

En el presente caso, el Decreto N° 7.454 crea el Centro de Estudio Situacional de la Nación, con
facultades para declarar información reservada, clasificada o de divulgación limitada, de manera
vaga e imprecisa, otorgando facultades discrecionales a los funcionarios públicos a la hora de
limitar el acceso a la información de los ciudadanos. Ahora bien, Espacio Público, como
organización de derechos humanos que tiene como finalidad la promoción del derecho a la
libertad de expresión y acceso a la información, tal como se desprende de la cláusula cuarta de su
documento constitutivo estatutario, el cual producimos como anexo del presente recurso marcado
con la letra “A”, al considerar que el Decreto viola el derecho de acceso a la información de los
ciudadanos, se encuentra plenamente legitimada para interponer la presente acción de nulidad por
inconstitucionalidad, como parte de su misión de exigencia y garantía del derecho de acceso a la
información en Venezuela.

Por su parte, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, tiene por objeto el estudio,
defensa, desarrollo y protección de los intereses profesionales, económicos, culturales y morales
de sus miembros, así como la defensa de las libertades de expresión y de prensa y del derecho a
la información, a la sindicalización y de los derechos humanos en general de todos los
trabajadores y, en particular, los de las industrias de la información y la comunicación, tal como
se desprende de el artículo 1 de sus estatutos que se anexan marcados letra D.
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El Colegio Nacional de Periodistas, tal como establece el artículo 2 de los estatutos, tiene como
función la lucha por una auténtica e integral libertad de prensa y por el libre acceso a las fuentes
informativas.

En consecuencia, dada su labor de defensa de los intereses profesionales y al considerar que el


Decreto N° 7.454 repercute de manera negativa en el trabajo de los profesionales de la
comunicación, ya que su labor es buscar y difundir información de interés nacional, que acorde al
mencionado Decreto podrá declararse reservada, los representantes del gremio, plenamente
legitimados para ejercer el presente recurso.

De acuerdo a lo expuesto anteriormente, todas las organizaciones que interponen el presente


recurso se encuentran plenamente legitimadas para demandar la nulidad del Decreto N° 7.454, y
así solicitamos que sea declarado.

III

DE LAS RAZONES PARA DECLARAR NULIDAD POR INCONSTITUCIONALIDAD


DEL DECRETO.

El Decreto Presidencial Número 7.454 de fecha 01 de junio de 2010, publicado en Gaceta Oficial
número 39.436, de fecha 1 de junio de 2010, ordena la creación del Centro de Estudio Situacional
de la Nación. En su artículo 9 faculta al Presidenta o Presidenta del CESNA a declarar el carácter
de reservada, clasificada o de divulgación limitada cualquier información. Textualmente señala el
artículo:” El Presidente o Presidenta del Centro de Estudio Situacional de la Nación podrá
declarar el carácter de reservada, clasificada o de divulgación limitada a cualesquiera
información, hecho o circunstancia, que en cumplimiento de sus funciones tenga conocimiento o
sea tramitada por el Centro de Estudio Situacional de la Nación, de conformidad con lo
establecido en el artículo 59 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos y el artículo
171 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de la Administración Pública.”

La redacción vaga e imprecisa de la normativa conlleva a la discrecionalidad de los funcionarios


públicos a la hora de prohibir la divulgación de determinada información, lo cual constituye una
violación los artículos 57, 58, 143, 325 y 339 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela; y al artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Específicamente, el Decreto Presidencial Número 7.454 viola los siguientes derechos:

1.- Derecho de acceso a la información pública:

El artículo 23 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece


expresamente lo siguiente:

“Artículo 23: Los tratados, pactos y convenciones relativos a


derechos humanos, suscritos y ratificados por Venezuela, tienen
jerarquía constitucional, y prevalecen en el orden interno, en la
medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más
favorables a las establecidas en esta Constitución y en las leyes de la
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República, y son de aplicación inmediata y directa por los tribunales


y demás órganos del Poder Público.” (Resaltados añadidos).

Ahora bien, el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, con jerarquía
constitucional de conformidad con el artículo 23 de la Constitución, consagra expresamente el
derecho a la libertad de expresión de la siguiente manera:

“Artículo 13. Libertad de Pensamiento y de Expresión


1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de
expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar,
recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin
consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en
forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento
de su elección. (Resaltados añadidos).
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no
puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades
ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y
ser necesarias para asegurar:
a) el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o
b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la
salud o la moral públicas.
3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o
medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o
particulares de papel para periódicos, de frecuencias
radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de
información o por cualesquiera otros medios encaminados a
impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.
4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a
censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a
ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia,
sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.
5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la
guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que
constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción
ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas,
por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma
u origen nacional.” (Resaltados añadidos).

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CrIDH) ha establecido que la libertad de


expresión se caracteriza por ser un derecho con dos dimensiones: una dimensión individual,
consistente en el derecho de toda persona a expresar los propios pensamientos, ideas e
informaciones, y una dimensión colectiva o social, consistente en el derecho de la sociedad a
procurar y recibir cualquier información, a conocer los pensamientos, ideas o informaciones
ajenos y a estar bien informada. (Ver Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Claude
Reyes y otros vs. Chile, Sentencia de 19 de septiembre de 2006 párr. 75; Caso López Álvarez vs.
Honduras, Sentencia de 1 de febrero de 2006, párr. 163).

En efecto, el derecho consagrado en el referido artículo 13, comprende además del derecho a la
libertad de pensamiento y de expresión, el derecho y la libertad de buscar, recibir y difundir
informaciones e ideas de toda índole, entre la que destaca el derecho a obtener información bajo
el control del Estado. De esta manera, el derecho de acceso a la información se inserta dentro del
marco general de la libertad de expresión.
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En este mismo sentido, nuestro derecho interno establece diversas normas que consagran y
garantizan ese derecho a la libertad de expresión, que deben ser interpretadas conforme a la
normativa y la jurisprudencia internacional, no sólo por configurar una obligación internacional
del Estado venezolano, sino además por ser una obligación constitucional con jerarquía
constitucional y prevalecer en el orden interno. En este sentido, el artículo 57 de nuestra
Constitución reconoce el “derecho de toda persona a expresar libremente sus pensamientos, sus
ideas u opiniones (…) y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión,
sin que pueda establecerse censura”. Igualmente, el artículo 58 reconoce el derecho de toda
persona a la información oportuna, veraz e imparcial.

En consecuencia, el Decreto N° 7454, al crear un Centro de Estudio Situacional de la Nación, con


la facultad de declarar el carácter de reservada, clasificada o de divulgación limitada cualquier
información, hecho o circunstancia, sin garantías ni precisión en los supuestos normativos, viola
indiscutiblemente el derecho tanto a expresar una opinión, como a recibirla, contraviniendo los
postulados constitucionales, que de manera expresa consagran el derecho a la libre expresión y el
acceso a la información.

a.- Prohibición de censura a funcionarios públicos.

Los artículos 57 y 143 de la Constitución Nacional prohíben la censura a los funcionarios


públicos en asuntos de su responsabilidad. De esta manera, se garantiza constitucionalmente la
obligación de todo funcionario de publicar información de interés para la colectividad, elemento
indispensable en los sistemas democráticos.

El Decreto presidencial N° 7454 en su artículo 9 establece la facultad del Presidente o Presidenta


del CESNA de declarar el carácter reservado, clasificada o de divulgación limitada cualquier
información, hecho o circunstancia. En consecuencia, el Decreto no establece con claridad y
precisión que tipo de información puede clasificarse, por lo que depende de la discrecionalidad
del funcionario, en una clara violación a los postulados constitucionales que prohíben a los
funcionarios públicos reservarse información de interés nacional.

El derecho de acceso a la información, es fundamental en una democracia. La jurisprudencia de


la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia ha señalado igualmente que el derecho a la
información forma parte de las bases fundamentales de todo Estado democrático, en
correspondencia con lo hemos venido destacando, que:

“La libertad de expresión y el derecho a la información forman parte de las


bases fundamentales de todo estado democrático, ya que el ejercicio de la
democracia implica la existencia de un debate público de los temas sociales
y políticos, en el cual los interesados puedan participar libremente y que
ello permita la existencia de pluralidad de opiniones. En ese sentido, el
artículo 2 de nuestra Constitución indica que Venezuela se constituye en un
Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que propugna como
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valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, entre


otros, los de la libertad, la democracia, la responsabilidad social, la
preeminencia de los derechos humanos y el pluralismo político. Ya en el
artículo 4 de nuestra Constitución de 1819 se hablaba de que el derecho a
‘expresar (sic) sus pensamientos y opiniones de palabra, por escrito o de
cualquier otro modo, es el primero y más inestimable bien del hombre en
sociedad’. En palabras de los órganos de justicia uruguayos, ‘naturalmente
la libertad de información es formadora de la opinión pública inherente a
todo sistema democrático’.” (Lanza, Edison: La Libertad de Prensa en la
Jurisprudencia Uruguaya, Fundación Konrad-Adenauer Uruguay,
Montevideo, 2004, p. 64). Sentencia de la Sala Electoral del Tribunal
Supremo de Justicia Nº 127, de fecha 2 de septiembre de 2004, consultada
en original. (Resaltados añadidos).

b.- Requisitos para limitar el derecho de acceso a la información

En relación a las restricciones al acceso a la información pública, la Constitución y la


Convención Americana sobre Derechos Humanos establecen límites al derecho de acceso a la
información. Dichos límites al derecho de acceso a la información se refieren en primer término
que los límites deben estar previamente fijados por ley, con el fin de asegurar que no queden al
arbitrio del poder público, y que dichas leyes deben dictarse por razones de interés general.

En segundo lugar, los límites al derecho de acceso a la información establecidos por ley deben
responder a un objetivo permitido por la Convención Americana. Al respecto, el artículo 13.2 de
la Convención permite que se realicen restricciones necesarias para asegurar “el respeto a los
derechos o a la reputación de los demás” o “la protección de la seguridad nacional, el orden
público o la salud o la moral públicas”.

Asimismo, en nuestra Constitución las restricciones se encuentran establecidas en el artículo 143,


el cual establece que las personas tendrán acceso a la información “…sin perjuicio de los límites
aceptables dentro de una sociedad democrática en materias relativas a seguridad interior y
exterior, a investigación criminal y a la intimidad de la vida privada, de conformidad con la ley
que regule la materia de clasificación de documentos de contenido confidencial o secreto”, de tal
manera que según lo dispuesto por nuestra Constitución, únicamente habrá restricción en lo que
respecta a materias relativas a la seguridad interior y exterior de la nación, investigaciones
criminales, y a la intimidad o vida privada.

Finalmente, las restricciones que se impongan deben ser necesarias en una sociedad democrática,
por cuanto las mismas deben estar orientadas a satisfacer un interés público imperativo. Entre
varias opciones para alcanzar ese objetivo, debe escogerse aquéllas que restrinjan en menor
escala el derecho protegido. Es decir, la restricción debe ser proporcional al interés que la
justifica y debe ser conducente para alcanzar el logro de ese legítimo objetivo, interfiriendo en la
menor medida posible en el efectivo ejercicio del derecho (Véase decisiones de la CrIDH, Caso
Palamara Iribarne, párr. 85; Caso Ricardo Canese, párr. 96; Caso Herrera Ulloa, párrs. 121 y
123; y Opinión Consultiva OC-5/85, párr. 46)
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b.1 Limitaciones deben estar establecidas mediante Ley.

Las limitaciones al derecho de acceso a la información deben estar previa y expresamente fijadas
en una ley. Al respecto, se aplica la definición de la Corte Interamericana en la Opinión
Consultiva OC 6/86, según la cual la expresión leyes no significa cualquier norma jurídica, sino
actos normativos generales adoptados por el órgano legislativo constitucionalmente previsto y
democráticamente elegido, según los procedimientos establecidos en la Constitución.

Ahora bien, observamos que este requisito no se cumple en el presente caso. El CESNA, con
facultad para declarar cualquier información como reservada o clasificada, fue creado mediante el
Decreto Presidencial N° 7454, no mediante una ley formal emanada del órgano deliberativo. En
este sentido, al limitar un derecho constitucional vía Decreto no sólo se violan los estándares
internacionales indicados, sino también un mandato expreso de la Constitución Nacional, que
establece en su artículo 325 lo siguiente: “El Ejecutivo Nacional se reserva la clasificación y
divulgación de aquellos asuntos que guarden relación directa con la planificación y ejecución de
operaciones concernientes a la seguridad de la Nación, en los términos que la ley establezca.”
(Resaltados añadidos)

El tercer considerando del Decreto vincula la creación del CESNA a un mandato constitucional
que le permite, tal como lo establece el artículo 325 de la Constitución, reservarse y clasificar
información que guarde relación con asuntos concernientes a la seguridad de la Nación. El
aludido precepto constitucional es muy claro al establecer que es mediante una ley que estas
limitaciones podrán establecerse.

b.2. Las limitaciones deben establecerse mediante leyes redactadas de manera clara
y precisa.

Toda limitación a la libertad de expresión debe estar establecida en forma previa y de manera
expresa, taxativa, precisa y clara en una ley. En este sentido, el principio 6 de la Resolución del
Comité Jurídico Interamericano relativa a los “Principios sobre el derecho de Acceso a la
Información” establece que las excepciones al derecho de acceso a la información deben ser
establecidas por ley, ser claras y limitadas.

Contrario a lo establecido, el Decreto que se impugna no establece de manera expresa y taxativa


en cuáles supuestos o circunstancias el funcionario puede establecerse el carácter reservado de la
información.
Una norma redactada de manera vaga o ambigua, no es permisible en una sociedad democrática,
pues otorga facultades discrecionales muy amplias a las autoridades, incompatibles con los
estándares internacionales. Es por ello, que el Decreto constituye en sí mismo una limitación no
aceptable al derecho de acceso a la información, y por ende violatoria de la Constitución
Nacional.
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b.3. Objetivos legítimos.

Las leyes que establecen limitaciones al derecho de acceso a la información bajo el control del
estado deben responder a los objetivos establecidos en la Convención Americana y la
Constitución Nacional.

Si bien el Decreto se ha redactado con una vaguedad que impide caracterizar la legitimidad de los
propósitos de las limitaciones, el tercer considerando del decreto alude a información que guarde
relación directa con la planificación y ejecución de operaciones concernientes a la seguridad de la
Nación.
Este supuesto está permitido constitucionalmente, pero la expresión seguridad nacional debe
interpretarse de manera muy estricta y precisa para impedir que se niegue información bajo esta
limitación de una manera arbitraria, y menos aún para amparar actos irregulares un una
Administración.

Los Relatores Especiales de la ONU, OEA y la OSCE, en su Declaración Conjunta de 2004,


establecieron requisitos que deben cumplir las limitaciones al derecho de acceso a la información.
Con respecto a la seguridad nacional, concluyeron: “que cierta información puede ser
legítimamente secreta por motivos de seguridad nacional, pero que sin embargo, las leyes que
regulan el secreto deberán definir con exactitud el concepto de seguridad nacional y especificar
claramente los criterios que deberán utilizarse para determinar si cierta información puede o no
declararse secreta, a fin de prevenir que se abuse de la clasificación y se impida divulgar
información de interés general”.

La expresión seguridad nacional, como acotamos, sólo aparece en el tercer considerando del
Decreto, la normativa en ningún momento establece con precisión que se entiende por seguridad
nacional, y los criterios de clasificación de la información, por lo que la vaguedad de la norma
conduce a una limitación no ajustada a los estándares internacionales, y por ende una limitación
ilegítima.

La Constitución Nacional garantiza en su artículo 337 el derecho de acceso a la información aún


en estados de excepción, por lo que una limitación tal como la indicada anteriormente iría en
contra de esta garantía.

En consecuencia, tal como se ha señalado anteriormente, el Decreto Presidencial Número 7.454


de fecha 01 de junio de 2010, publicado en Gaceta Oficial número 39.436, de fecha 1 de junio de
2010, específicamente en sus artículos 3 y 9, viola flagrantemente principios y derechos
consagrados en los artículos 57, 58, 143, 325 y 339 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela; y el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, por lo que se encuentra viciado de nulidad, y así solicitamos que sea declarado.

IV
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PETITORIO

Con fundamento en las consideraciones de hecho y de derecho antes expuestas, y de conformidad


con lo dispuesto en los artículos 19 y siguientes de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia; solicitamos muy respetuosamente lo siguiente:

1.- Que ADMITA el presente recurso de nulidad por inconstitucionalidad contra el Decreto
Presidencial Número 7.454 de fecha 01 de junio de 2010, publicado en Gaceta Oficial número
39.436, de fecha 1 de junio de 2010.

2.- Que DECLARE CON LUGAR el recurso de nulidad por inconstitucionalidad contra el
Decreto Presidencial Número 7.454 de fecha 01 de junio de 2010, publicado en Gaceta Oficial
número 39.436, de fecha 1 de junio de 2010, y en consecuencia anule los artículos 3 y 9 del
Decreto en referencia.

V
DOMICILIO PROCESAL

Señalamos como domicilio procesal de las personas que hemos identificado supra, y que
interponen el presente recurso, el siguiente: Avenida Universidad, Esquinas Traposos a Chorro,
Edif Centro Empresarial, Piso 12, Ofic. H, Urb. Catedral, Municipio Libertador, Caracas,
Venezuela. Teléfono: 212-5417002, Fax: 5417002, a la atención de Marianna Belalba.
Es justicia que esperamos en la ciudad de Caracas, a la fecha de su presentación.

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