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CAPITULO 1 1 ACTIVIDAD FISICA Y SALUD aie 2 | yCONSIDERACIONES GENERALES See ER actviDAD Fisica El mantenimiento de la actividad fisca es una necesidad absoluta para todos los seres vivos y, por lo tanto, para Jos humanos, en quienes el sistema muscular constituye ‘cerca de la mitad del peso total del cuerpo. Como quiera ‘que Ia Gnica funcién conocida de los masculos es la de producir movimiento, no se comprende ficilmente que el creador o la evolucién hubiesen cometido el error de dotar a los organismos vivientes de estructuras tan pre~__ nix y 10s 160 Ipm, se uilizan Ia glucosa y Jos dcidos gratos durante dos horas y cuando la VO% wis, inferior al 50 por 100 y la FC menor de 120 Ipm, s¢ ‘consumen predominantemente las grasas, y la actividad puede durar varias horas. Al ejerciid anacrobio se le talifca como muy intenso y solamente puede ser realiza- do por los individuos muy bien entrenados. El acrobio intenso (el comprendido entre el 85-90 por 100 de la “YO: ni) también es patrimonio de los bien entrenados. Las personas poco entrenadas, las sedentaras y las que padecen algin tipo de limitaciOn no deben sobrepasar las, fntensidades del 40-70 por 100 de la VOFais ¥ 10s 120- 140 Ipm, lo que constituye el eercicio moderado o ligero. xL08 efectos del sjercicio.sobre el organismo Los efectos que el cjercicio produce sobre los diveros ‘rganos y sistemas del cuerpo son muy variados y se halla en estrecha dependencia con el tipo, ln intensidad yyla duracién del esfuerzo, Priticemente ninguno de los fistemas escapa a su ifluenci, aunque en algunos, ta sea muy notoria. El ejrccio de resistencia (acrobio) produce sus efectos te sobre el sistema de captacin, transpor- {e y utlizacion del oxigeno (0, en el que’se ballan implicados los aperatos respiratorio y circulatorio, los ‘misculosy el sistema metabélico-endocrino. En el apara- to respiratorio, el entrenamiento incrementa la capacidad para movilizar grandes volimenes de aire, lo que lleva 2 cabo reduciendo el volumen residual y aumentando la reserva inspiradora y la capacidad vital, todo lo cual no tiene otra intencién que la de aumentar la ventilacién pulmonar méxima y favorecer la difusiGn del O hacia la sangre. Con el ejercicio aerobio, el corazon modifica su estructura, siempre que la intensidad del esfuerzo sea la sdecuads, aumentando ligeramente ou tama yen eps Gal el ventriculo i2quierdo. No obstante, la hipertrofia cardiaca no se evidencia en algunos deportistas bien en- trenados. Por otra parte, se incrementan el gasto cardia~ 0, el volumen sistélico y la frecuencia cardiaca. Esta fltima se eleva progresivamente durante el esfuerzo, sin modificar jams la maxima individual. Es tipico de este tipo de entrenamiento que la FC en reposo disminuya. La presin arterial sistlica alcanza niveles més altos en relacin con la intensidad del trabajo, mientras la diastd- lica sufre menos alteraciones. En el transcurso del esfuer- 20 $e produce una redistribucién del volumen circulato- rio, eon aumento de la cantidad de sangre que liega los imésculos en actividad. Estos iltimos inerementan el ni- ‘mero de capilares arterials, el de las mitooondrias celu- ares y Ia actividad de las enzimas oxidativas, con el fin de aprovchar mejor el O; El sitema endoerao partic. pa intensamente durante el ejercicio aerabio, con el obje- to de aportar su colaboracién al consumo de energia. ‘Algunas hormonas como el cortisol, glucagén, tioxina, cepinefrina y hormona de crecimiento, incrementan sus niveles plasmiticos durante el ejrcicio y ejereen sus efec= tos catabolizantes, con el fin de aumentar la disponibili- dad de glucosa para ser utilizada por las oéulas muscula- res. La epinefrina y la hormona de crecimiento movilizan ‘también las grasas desde sus depésit La insulina, hormona anabolizante por excelenci se leva también en el transcurso del esfuerzo y actia favo- ‘eciendo la eaptacién y consumo de los acidos grasos y como en el reposo, es idferior al de los sedentarioe (40 por 100}. Esto quire decir que el ejericio, inctuido el igoroso,posee in balance positive respecto al tipo de Aesenlae descrit. Tn lo referente las alteraciones misculo-esquléticas, se han observado, entre los partizipantes de danza acré- bica,lesiones del aparato locomotor en el 44 por 100 de os casos, pero slo en l 25 por 100 de ellos, la alteracion sutfide oblig6 a parar el entrenamicnto durante unos dias, Unicamente el 17,7 por 100 de los mismos sufieron tmolestias osteomusculares de duracién inferior a los dias, l 46 por 100 de las cuales se debieron al jogging» ‘Como se ve, las lesiones producidas por el eericio no son extremadamente frecuentes, ni por supuestoimpor- tants, y muchas de ellas se podran preven ficiimeate, si se tuviese en cuenta un principio fundamental del en: —dMrentamiento: la adecuacién del tipo de ejercicio a las posibildades del individuo, Dado que la mayor parte de las lesiones se originan en los miembros infeiores, duran- te las carreras, el «jogging» y Ia danza aerébica con impacto, y que muchas de ells son producto de a react- vasibn de alteraciones previas, ua gran nimero de las smismas se podran evitarselecsionando cuidadosamente la actividad recomendada. De cualquier manera, compa- radas las molesias causadas por las lesiones’ con los fotables benefcios que hemos sefalado a lo largo de fnuesto trabajo, los dividendos del eercicio son neta- reate favorables. Desde cl punto de vista de la economia, aunque los resultados son difcles de interpreta, debido a la enorme cantidad de factores que intervienea en la misma, 1o ert esque tanto desde ef punto de vista de oe admiis- tradores piblicos, como desde el de los privados, la acti- vidad fica mejora la productvidad de los trabajadores, al disminuir la fatiga del esfuerzo laboral como conse- ccueneia de un mejor control muscular, lo que a su vez hace menos frecuente el absentismo, 16 BIBLIOGRAFIA ‘Auason, WH; Avan, D, y Ane, M. F: «ifs ofimmobliza- ‘ton on joints, Clin. Orthop, 219: 28-37, 1987. ‘Auanican Cotas oF Sronrs Mapicixt, Guidlines for Exer- ‘se Testing and Prescription, Las-Fabiger, Nueva York, 1991. ‘Antonis, F: «Sport aod therapy», Int. J. Sports. Psychol, 13: 187-193, 1982. 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