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1 ARQUITECTURA DEL PAISAJE Y RELACIONALIDAD DEL ESPACIO ‘Avoxts Thoscoso M. Resumen: Ba presente conribuciin se sete ef papel del epaci social ‘mente concebdo como proemdtica de esd en arqueologa, Par medio de la reicacin del concept de poise, nos acercamos a ut enfogue 2 medio ‘camino entre la perspectivas del habita y constr, prlegiando la impor. tancia visual y fenomenolégica de la arguitectara meserile imaginaria del espacia. Para ello wilzamas como concept fandamental el de Arqutectura Tmaginaria del Paiaje. Abstract: I ts paper; we discuss the function of space asa social realty in ‘archaeological research Though an exploration in othe wecing ofthe con- cept oflandseape, we discuss at approach ihc is located in beeen the die gad he building perspectives, giving Importance othe visual and pheno tmenologica arctectrisation of space, both materll ard immaterial. We wse ‘aa heist 100! the concept of Imaginary Architecture of Landseape Introduceién “a reaidad, y por tanto la vida socal se constuye a pati de dos ejes bisicos de drdenacién: el tiempo y el espacio. Ellas son dos categoras que, si bien existen ‘mindependencia del ser humano, son también producidas por &te a través de sus >récticasdehabitry de acuerdoa les categories de pensamientoy conceptualizaciones bulturals propias a cada formacién socio-cultural. sta caracterstica hace que el espacio se constituya como uno de Jos tépicos bésicos sorlos quetransta la Arqueotogta,yaseeatravés deenfoques de orentaciénespecitics 2 ese tema, ya sea a partir de las mismas cualidades del registro arqueolégico que ‘eviene ex miatrialidades distibuidas en el espacio. Es portal azn queen el presente “bajo abordamos la discusién de este dmbite desde una perspectiva que traspasando las nociones eliscas de corte funcional y ambiental, explora y recoge formlaciones al respecto qe intentan dar cuenta de un espacio que es mas que wn receptécula de lo social, para integrarlo como un elemento activo en la vida social de las comunidades aumanas, Para ello, exploramos un enfogue relecional que piens el espacio desde la socidn de Angitectue Imaginaria del Passe. id Pures wt 809 A Toon: Annet om AE eLAOALDAD et HC 193 El espacio Desde sus iniios como disc pina cienifca, Ia arqueologéa a dado primacia el entendimiento del tempo como eje ordensdor de su evidencia y constructor del sid (Tiggor 1992). Secuensias, ipologias y estatigrafia han sio el recurso bisico ‘para hablar de as sociedades lumens segin un eitero temporal que reconoce en la ‘profiad de la diaeroni ura extensec hiluda historia qu conduce « nuestro hoy, Jisficando muestra primacia teonolGgic, social y cultural por sobre lade los otos ‘grupos humanos. Las sociedades no oecidenales que poblaban nuestro planeta en os siglospasidos (y ain puebla), fueron ubicades dentro de esta escala de desarrollo, ‘mareando su separacién evolve no sélo por sus costumes y mateialidades, sino ‘que terbién, a través dela espcialzaci6n del tiempo Fabian 1983), tensforméindose la distancia espacial en una distancia temporal. El tiempo ha’ funcionado, por tanto, dentro de un plano de ordenscién y exclusin en el discuso arqueotégico y antropol6gico, relegando el espacio e un segundo plano, dependiente del tiempo y de su ordenacin, El desarrollo de In erqueologisfuncionalists y ecolégica vino en pate a paar est situecién, intentando der mayor espacio al espacio (p.e. Jochim 1976, Vita Final y Higgs 1970, Willey 1953), promoviendo fa importance de la sincronfsy los procesos daptativs al enforno como program de investgecin esencal pera el entendimieuto dels sociedades humanes, un sspacio que era antes que nada e escenario del accion Sociale lous sobre el cual les grupos se dstibuin y organizaban; simbosis entre comunidades, espacio y natureza de In cual dependia Ia frigil vida social y que de su destjuste se desencadeanba Ia transformacidn catural, El espacio era, en el fondo, fa superficie sobre Ia que ocura el drama social, tomando relevancia sélo como na variable que pona ls condiciones bsics para los procesos de adapacin «que operabsn en una cultura, Sin embargo, este espacio argucoldgico,adaptativo, maximizado eeondmieamente, es Ja replica del concepto de espacio occidental, de un espacio capitalistaregido por una rmentalidad que entiende el mundo desl el presente y bajo el dominio del pensamiento modemo. El espacio arqveotssien funcional pass a ser la clonacién de nuestro horizonte de acionalidad e ineligibilidad, constimyéndose en un reeurso por el que Occidente “hizo enirar a todas las otras culturas en su museo, en forma de vestigios de su imagen” (Baudilard 1983: 94), permitiendo ordenar y comprender el fujo sovio-histrico en términas dela adapracién y el aumento dela destrezn en el control el entomo, domesticando la slterdad del otro, justificndo y naturalizando nuestra relacién con el espacio y la nabraleza, asi como domesticanda los paisajes diferentes, endo sentido 2 una prehistovia fundada en un eédigo semintico comprensible y teanguilizane, pero el que en su realidad etnogrifica se muestra ajeno, extraio y amenazante BB espacio arqueol6gico pasé ser la ceprodnecién del espacio capitalist, un cxpacio con formas, pero sin contenido, un espacio con una historia natural, pero supuestamente sin une historia social, un espacio econémico, pero no substantivo, ‘i fenomenoldgico. Un espacio que en el fondo no hacia més que reproduc nest dieotomiaculturafnaturalezs. {La preocupacién posmodemista por et esrcio, ls nuevas seasiilidades ecogices presenies en la sociedad ylareorientaciénepislemolégice de la arqueologia,centrada te enfogues mas substantvistas que formadisas, abrieron las puertas para repenstr el espacio, dando entrada la arqueotogi del passe, tendencia que enka actualidad he dauitido ya un cierto status dento de ln ciscusin arqueoldgce,planteindoseeotno ‘un programa més de investigacién dentro de] amplio ebanico de posibilidades tbrico- rmetodoldgicas que se encuentran a dispascin en neste discipline. Hy en dia, dentro de este gran paraguas es posible encontrar una ampli variedad y cantidad de enfoques preocupads de entender los procesos de construccin soci del espacio (pe, Bradley 2008, Criado y Villoch 2000, Chapman y Gearey 2000, Hemando 2000, Lazaari 2003, Thomas 2001, Tilley 1994, Tilley y Bennett 2001, Tilley 2004) enfoques que privilegian um aspect x otro en sus investigacions, ero ‘que en térinos genética, ban sido agrupados en dos grandes conjuntos por Ingold (1995). Si bien estos grupos permiten ordenar esta realidad, es tambien verdad que reducen la complejided y matces posible de encontrar. Estos dos enfoques son: fas petspectivas dl construr (building perspectives) y las perspectivas del habitar (dwelling perspectives). Siguiendio a Ingold (1995), la primera de estas perspectives, la del consiui,adquiere sentido desde los enfoques estructurlists, o estructural materialist, estando ‘jemmplifcada con el trabajo de Godelier (pc. 1978, 1989}, en especial con sus portes cefectundos en su libro Lo ideal y lo material, y los de Amos Rapoport (1969). Se caracterizatie esta perspectiva por dar primacia a la aplicacién esrieta y rigia de riodelos eulturales en el proceso de corsimir el enforno, respondiend el pais, primero y antes que nada, ala imposiciba de un ordenamiento cultural, preceendo Ja orprnizacidn cognitive el espacio a su expresién materia ‘La ausencia de la dimensin dela agenca socal y ln importancin del babitar en los procesos de construccién social del espacio han sido os principales puntos que se le Inan achacado a este enfogue (pc. Ingold 1995, 2000; Tilley 1994). E] no reconccer aque todo espacio es producto de las prices sociales, asf como el hecho de que el rzonamniento de esta tendencis no llevars a una trea imposible, cuales identifcar Jos origenes del proceso de construccién del espacio en términos evolutivos, son para Ingold (1995) sus mayores deilidades y que ameritan, por tanto, un refonmulacion desus postlados, i Pures Acta 48400, ‘A Troi: Angucrn HE MSA Y ACOWADAD OLD 195, En contraposicién, ef segundo enfoque, Ia perspectiva del hbitar, basenla sus fandementos en a fenomenologia, y en espectico, en las aportes de Martin Heidegger (1993) y, mas recentemente Merleau-Ponty (1997) diferencia del enfogue anterior, ‘neste caso la primacia se dat la signifcacin del paiseje aparir del sery estar en cl espacio por parte de los sujets. Antes que la aplicacién de une malla particular de ‘ordenacin de la realidad espacial el paisje es una realidad fenomenol6gica formada apart del proceso de habitar, pues construr es propiamente habitar (Heidegger 1993), El paisaje sed, por tanto, algo flexible, fuido, relacional, une realidad que “it doesnot ‘begin here, with e pre-formed plan, and end ther, witha finished aeefuc. The final form is buta fleeing moment in the lite of any feature, when it is matched toa burnan purpose, likewise ct out from the flow of intentional activity” (Ingold 2000: 188). [La importancia del ser y habitar al momento de entender los procesos de formacién, ‘del paisae, han levado a abrir mievos cuminos y temdtieas de investigncién muy ‘ceniradas en la comprensién de ls experiencias espacales de los sujetos (pe. Tilley 2004). Si bien ambos enfoques han fendido a sus desarrollos especificns y en independenci, ‘roponemos su sintesis desde un marco que recanoce las necesaias relaciones € interdependencias entre el constrir-habitt-constrir, avanzando dese los eédigos 4e producciéu det espacio hacia la formacin de expetiencias espacials y corporales nim contexto de una Arqueologia dl Paisaje que intents intograr estas diferentes dimensiones a partir de la nocién de Arquitectura Imaginaria del Paisae, La arquitectura aria del paisaje: construir, habitar, construe. Aunque primera vita ates enfoqus pueden parecer extemadament divegents, ‘reemos posible aborda un estudio de os espacio culturales de! pasedopartiendo del recongcimient de la importanca tanto del constr como de! habitar ea ls process intersiios y sus respectivos taskscapes. [Bsa irvés de sto que, sibien sabemos que 0 podemos reconstrirlas experiencia de Tos ajetos del pasado, si podemos aeceder a una fenomenologia-esrwcturalorientada 1 caracteriaa y esbozar los parimetros gue las defien y sus espacios de insexcibn, ‘explorando eémo se establecen las dststs formas de experiencia en el pasado y su relacién con la constnucin de Ins preticas y los procesos sociales contingents. CCreemos que esa conceptualizacién de ura fenomenologia estructural no slo permite inentartraspasar las subjetividades de fe transcultorizacién, sino también que ella ‘mantiene visibles as relacionesestocturalesy de poder que definen cualquier sistema de saber, actuando en contraposicién alas fenomenologis anglosajonas (p.e. Tilley 1994, 2004), les que al centr odo su dsburso en los cuespos y Tos sujetos, ocalian Jas condiciones estructurles de la exislenci, reprodusiendo las estrategias poiticas y dlisoucsivas del globocentrismo (Coroail 2000), que invisibiliza las relaiones de poder del atu sistema mundo (Castro Gomez 2000}. 198 Pune 9 ‘Arquitectura imaginaria del paisaje y relacionalidad del espacio Si aceptamos el reconocimiento de esa Arqutectre Imaginaria del Pasa, podemos traspasr el tema de a experiencia sslads y preguntarnos: {Cémo se relaciona esta arqitecture imaginatia con e}enforno? Podramos pensar en primera instancia, y come fe la nica dentro de os primers lineaments de la Arqueoogia de! Pais, ue ésta conespondia a una imposicién y contrucién que vnicamente organizaba y Jesarguizaba desde Yo cultural para dar forma al entrno. Sin embargo, eteemos ibm es muy distinta y es por ello que rentabilizames el concepto de Toda construc aruitectnica no descansa en su imposcid sobe el entomo, muy por el contaro, ella enra en un dflogo con ést, ex una relaién recursive por la cual ambos articlan conformando una toaided. Ello nos Heva a pensar que esta arguitectura espacial no se conjuga Gnicamente a partir de a mateialidad def geen social, entendda en est caso por lo que son ls sitios arqueol6gicosy eainos, sno «que muy por el conrao, a traspacaincloyendoaquelo que no es materiaidad dela cia social, quello que no fue producidoy consruido mateialmente por nosotros: el extoro, e! espacio cireundante, sus atibitosy su diferencia. na ArqitectureImaginaria del Paisaje es usa aruitectura dialogant, una realidad relacional ente fo que arqucolégicamente es y lo gue no es, ene lo que como ‘rqueGlogo buscarmos (os referenles materiales del past) y fo que est junto -o en relacin-acllo el entoro) Los restos materiales rtieulan con ss or realidad quese ‘os presenta ajen y diferente interetuando en una relacin dialética estueturane El uno y el otto establecen cadenes asocitivas y de sigifcacén en una realidad relacional que taspasa nuesra clésin dicotomia nturaleza-ultur para enenarnos con un alteridad radical que finda tl edicecién. Es wna erqutectura basada en tuna arquelogia simetica (Olsen 2003), que pone en igualéad de posiiones datos -sepatados por el pensaminio modero, La maleraids del entomo, la mateilidad de I accin socal y os imaginaris son meditizados por una experiencia de habitar yuna mente semitica que devienn en esa arguiteturarelaional que dota de sentido Ysgniiacién a espacio Sin embargo, a aceplacién de esta simetria como principio tebrco require econocer ‘sv doble articulacién, Pot ua lado, fs relacion sintictca y simeétrice entre aquellos dominios separados y segregados por nuestro sistema de saber, lo que deviene en metodologias que antes de preguatarse por cémo es e! espacio utlizado, se cnestionan sobre cémo se establecen las relaciones,dilogos e interdependencias centre comunidides y eniomo en la construcién de esta Arquitectars mterial e imaginaia Por otto, a realidad ontol6gica de esta simetsia, la que como ha sido planteada por diversos autores (Criado 1991, 2000; Ingold 1987, Hernando 2002), noes universal Tone: ANgonEENRA BEL RICE YELL SEL ERED 199 Mientras cada grupo humano desarroa una representa particular desu espacio y sntomo, anivel general la confonmacién de esta representacidn respande al onden de racionalidad espectfico dentro del cual se inserta la configuracién de este pensamiento (Crindo 1991, 2000), ier que fue esbozada ya hace bastante tempo par Criado (41989, 1991) y recientemente tomada como herramientainterpretativa por diferentes autores (pe. Tiley 1995, Hemando 2002). La conjugacién de estos dos puntos explica tl porgué si bien cade grupo humano presenta ta configuracion particular y unas relaciones espeificas con el espacio y el entorno, al ampliar la mirada enconiramos una cesta regulardad y homogeneidad en los aspectos estructural que definen estas relaciones entre grupos cazadores recoletores 0 campesinos ubicados en espacios y tiempos muy diferentes De esta manera, ¢s posible esbocar una relacionalidad espacial que, descausando en tun presupuesto teGrico-metodol6gico que traspasa a divotomia culturw/naturaleza del saber modemo, reconoce diferentes prncipios ontoldgicos en su constituiéa, los que van de la mano con racionalidades especticas (Criado 1991, Hemando 2002) que devienen en principios de identificacién y diferencia (Descola 2001, 2003) particulres Para finalizar, del espacio a ta naturaleza Las representaciones y experencias de un habit conllevan no slo las formas de construccién del espacio, sino también Ie manera en que el enformo es apropiado, efniendo una serie de relaciones entre umanos, plantas y animales (no humans), relaciones que al estar mediadas por el pensamienfo pes a ser relacione de tipo caltural, y simbiicas, relacions gue generan princpios de identidad y diferencia, «que traspasan los émbitos separados del saber moderto (Descola 2001, 2003), Esos rincipios de identidad y diferencia son los que definen la forma en que interactian ‘ambas,reproduciéndose en manerasespecficas de relacionars is comunidades con su enfomo, pero sl ve, implicando que la natualezay sus componentesconfguran ciettos aspectos de lo social, Por tanto, as estrategas de apropicion dela natraiera ‘son producto de estas representacions, definiendo elas los prinipios que regulan Jk relacion entre formaciones socio-culturaies y entomo, coustnuyendo reiaciones simbioticas que son esenciales paa la reproduccin materiale imaginaris del grupo social. En este punto, no podemos dejar de hacer un comentario con respecto a uo de los temas que podrian ser esenciles en este contexto, Ja domesticacién. Los enfoques tradicionales en arqueologia han dado prioridad a ln domesticacién como problema de investigacién, orientindolo como un proceso evolutive que produce una serie de alteraciones penoipicas y enotipicas en ls especies en cuestin,siendo a estatepia 4e investgacién el observare identifica tanto el proceso por el cua se produce la domesticacién, asi como sus indicadores, m0 Puna inc 809 A Taos Anco D8 IE ELAGERALBNO BE BNC 201 Desde nuestro enfoque, centro en la substancalidad de Is relciones comunidad taturaleza, eonsderamos que las perspectivasclisicas sobre la domestica son posibles de abordar desde otro punto, En efecto, la domesticacin generalmente he {endid a presentase,conscieateo inconscientemente, como un proceso infencional en el que ls agentes sociale: manipulan alas especies com una clara perspective de lo que quieren obtener: wn animal doméstico, siendo por tanto, nuestra labor rqueologica mostrar los pasosen que se da ese proceso, obviando un hecho esencia, 1 que se desprende de lo expoesto antes: que la domestcacibn es primero que made 4s configuracién de un meevo tipo de relacn entre humanos ycierios no humanas (animales o plants) (Ingold 2000), Porello,eremos que mis importante que idenifcar lo proosios de domesticci, es inteniarestcblecer eS se confguran ls relaviones socielesy de idenficacin! Segregacion entre ls comunidades humana y los msiembros dl mundo no hirano, Aiscatiendo as sits antcaaciones que se etalecen ene tempo entre esos dos Aabitos (ver por ejemplo Haber 2006) Antes que una perspectiva simplemente formal al respecto, planteamos la nevesidad

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