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LZ FESTA Aowibe, 7 M04, (LAK Temas de discusién Mobos yY TEMAS DEL TEATRO CHILEN La voz dE tos 80! Juan Anprés Pita (ito toto Lobjetivo de este trabajo es dar ‘cuenta de una experiencia con- creta y bastante acotada: la de los cambios surgidos en el teatro chileno de la tiltima década, los que hanmodificado radicalmente unes- tilo que se habia vuelto tradicional fen nuestros escenarios. Esta marea Pinocchio); Grupo del Teniente renovadora, por cierto, ha ido sur- Bello, de Gregory Cohen (La pieza giendoen formalenta,aunqueel conjuntode que falta, Adivina la comedia); Teatro de la ‘espectaculos presentadoen Chileenlos dlti-- Pasién Inextinguible, encabezado por Marco ‘mos afios parece sefialar que tal transforma- Antonio de la Parra (El deseo de toda ciuda- ion ha operado en las bases mismas del dana, Infieles). A ellos se suman otras ex- quehacer teatral eriencias significativas: lasde Vicente Ruiz, A partir de 1982.6 1983, una nueva voz en espectéculos como La casa de Bernarda comenzé a surgir sobre los escenarios chile- Alba, Zaratustra; las de Mauricio Pesutic nos,en productos queaparecendiseminados _ (Antonio, Nosé, Isidro, Domingo y Maren- atravésdeladécada.Setratadegruposensu go); las de Andrés Pérez (Todos estos afios) mayoria j6venes, y muchos de los cuales na- y Guillermo Semler (Ubt rey, El abande- cieron en lugares habitualmente marginales, _rado), ambos miembros del Teatro Circo, que abriendo desde allf espacios que proponfan _culminé con la celebrada obra La negra Es- una distinta teatralidad. ter;lasdel grupo Imagen conCartasdeJenny; AlgunosdeellossonelTeatrodelaMe- de Ictus, con Este domingo; del teatro de la moria, dirigido por AlfredoCastro(Estacién Universidad Catélica, con Carifio malo, Pajaritos, El paseo de Buster Keaton, La Servidor de dos patrones y Theo y Vicente tierrano es redonda, Lamanzanade Adin); _ segados por el sol. Grupo jAy!, encabezado por José 4 Andrés Pefia (La farsa del licen- _ siado Pathelin, Cancién de cuna, +) Los blues de la gata cansada); <4 Grupodelosqueno Estaban Muer- tos, que dirige Juan Carlos Zagal (Salmén Vudi, Rap del Quijote, 1 Fragmento dela ponencia presentada en el Encuentro Teatral Latinoamericano Dramaturgia y puesta en escena, ‘erganizado por el ITI en noviembre de 1990 en Montevideo, 84 Buisqueda y exploracién escénica Como primer elemento caracterizador de este nuevo teatro esté la intencién -mani- festadaolatente-de traspasar masala delos Iimites que impone un teatro excesivamente realista, sobre todo aquél que hacia della ver- balidad y la logica sus herramientas funds- mentales. Sin alejarse de esa intencién de re- velar el mundo que les rodea, estos grupos optan poruna forma teatraldistintaaaquélla que fueel sello de periodos anteriores, supe- rando la pura palabra hablada. Igualmente, se diluy6 el tradicionel concepto de drama- turgo, ya que en estos asosse ha tratado casi siempre de colectivos, mas que de directores oautoresaislados. Aqu{ se bucean las distin- tas posibilidades del teatro como escenario, como lugar de accién:la iluminaci6n, los es. pacios fisicos, la imagineria visual, la mtsica, Jayuxtaposicién deelementosescenograticos, lesdiversosestilosdeactuacién yel maquilla- jeseconvierten enrecursostan validoscomo eldialogo hablado. Unodelosdirectores-dramaturgosmas significativos en este periodoes Ramon Grif- fero, quiena través de montajes como Histo- rias de un galp6n abandonado, Cinema Utoppia y La morgue, potencia los espacios visuales, sugiere atmésferas de pesadilla y terror, y apela en el espectador a otras cuer- das de su sensibilidad, liberéndose de la ra 2én como tinico factor para comprender un espectaculo. La ambigiiedad, los ambientes indefinidos, las referencias simbolicas 0 poé ticas y, en general, el enriquecimiento del mundo escénico, sirvieron para abrir un uni- verso de significados que despertaronen un piiblico, sobre todo juvenil, otras resonan- Cis. Aunque hay diferencias entre estas propuestas -el teatrodeMarco Antonio dela Parraseconectamésbienconlaszonasocultas de las mitologias sociales que con la experi- mentacién escénica-, a todas ellas les es co- min la superacién de un realismo sicol6gico © social, donde el didlogo de los personajes era el principal vehiculo sobre el cual se 85 organizaba el espectéculo. Asi, formas tea- trales més complejas que urgan en un len- guaje mas visual que auditivo, mas quebra- do que lineal, mas mistericso que evidente, més de sensaciones que de explicaciones, se hanconvertidocnlasdirectricesdeunanueva estética que asomé en los afios 80. Incluso muchas obras de los teatros profesionales ya asentados han asumido estas nuevas mo- dalidades de exploracién escénica: Ietus (La mar estaba serena, Lo que est en el aire, Este domingo); Tomds Vidiclla (El avaro); Teatro de Cmara (Pantaleén y las visita- doras) y algunos montajes de jas universi- dades Catélica y de Chile, instituciones estas liltimas que fueron durante muchas afios reticentesa lasexploracionesescénicas y alas modificaciones de los lenguajes teatrales. En ssuma, se puede descubrir en todos estos es- pectéculos la valorizacién del montaje con- ¢reto del escenario, por sobre laclasica litera- tura dramética. Otra biisqueda de la identidad En segundo lugar, en estas nuevas pro- ducciones parece haber decaido el enfoque politico-social, que fue uno de los rasgos do- minantes del teatro de los a‘ios 60 ¢ incluso de los 70. Alli la intenci6n que animaba mu- cchos de los montajes ra incidir sobre la vida social y contingente del pais, con ansias de retratarla e incluso de modificarla. Asi, las pugnas sociales que ocurrian en la calle en- contraban a menudo eco en los escenarios, incluso en obras que en apariencia trataban de la lucha moral intimista, como el clasico Deja que los perros ladren, de Sergio Voda- novic. Aunque el teatro chileno desderié habitualmente del panfleto mds efectsta, si tuvo uncompromisocon las grandes utopias y demandas materiales y espirituales de su época, con los grandes proyectos renavado- res que inundaron nuestra vida social. En estas nuevas producciones, en cam- bio, parece haber un viaje haciael interioryyla subjetividad, a las angustias y destelios ms pequefios y cotidianos. Por cierto estasobras no desprecian los temas nacion- ales, 1a contingencia y, en oca- siones, oblicuao directamente se hacereferencia aello. Perosumi- rada es también més irénica, amplia, distante y desmitifica- dora, incluso de muchas de las cercencias chilenas que han sido bartidas en este perfodo. Por lo mismo, se trata de espectéculos con menos “mensaje”, con pro- posiciones mucho menos abar- canies ytotalizadorasquefueron tipicas.en losaiios 60. En general, ‘esunteatroquenodeseasiempre provocar expresa y deliberadamente una modificacién de conducta en el espectador, ‘como ocurrfa en décadas pasadas. Todo ello da cuenta de una cierta precariedad postmo- dernista que parece imponerse. Entre los casos tipicos de esta nueva actitud esta Infieles, de Marco Antoniodela Parra, la historia de un publicista que ve frustradas sus ansias de creacién postica por l trabajo absorbente de una agencia, y que encuentra en una antigua novia el paraiso perdido de la adolescencia. Otra obra es Carifio malo, de Inés Stranger, y montada por la Universidad Catélica, un desborde ‘expresivo y fracturado delosavatares afecti- vos de un miiltiple protegonista femenino. Esté presente en Este domingo, de José Donoso y Carlos Corda, on version de Ietus: las trampas de la identidad social de per- sonajes vinculados por la relacién patron- sirvionte, Otro caso es Cartas de Jenny, la historia de una madre viuda dominante y dominada por la pasién hacia un hijo que desea cortar amarras. Estd, on fin, en La manzana de Adin —versién teatral de Alfredo Castro sobre tex- tosdeClaudia Donoso-reportajea un mundo de especifica marginalidad chilena: homo- soxuales travestis que ejercen la prostitucién cn lugares periféricos de Santiago, y que perfectamente puede incluirse cn la denomi- nacién que Magaly Muguercia hace para ccierta corriente de la escena latinoamericana: 86 “Cinema Uloppia", de Ramén Grifero. Foto: Revista Humboldt €l teatro antropolégico. En todosestos casos, el tema dea identidad individual comobase para buscarlaidentidad cultural aparececon fuerza inusitada, ylas sefias que personifican alos protagonistas no se recogen del colecti- voo dela abstraccién social, sino de seresde carne y hueso. En este sentido, es significati- voel hecho de que la mayoria de estos espec-~ taculos estén basados en textos de origen no “dramatiirgico”: novelas, correspondencia personal, documentos periodisticos y testi- monios personales. Estasobrasson particularmente signifi- cativas del retorno al intimismo y la subje- tividad, pero colocados estos elementos en un pais concreto con una historia determi- nada. La “vida social”, tan importante en los 60, transcurre aqui también, pero de otra for- mata artiry en relaciénconestasindividua- lidades que en la mayorfa de los casos no as- piran a convertirse en grandes metafores. Nuevos modos de produccién En tercer lugar, otro elementocaracteri- zador de estas nuevas tendencias en el teatro chilenoesla variaciénen a forma de produc- in teatral. Hasta finales de los 60, el modo dominante fue el efectuado por los teatros universitarios: una organizacién que dise- faba un repertorio, con un elenco mis 0 ‘menos fijoy donde las funciones de director, autor y actor eran pristinas. A partir del tea- “Doningo, lide, No 3, Antonio". Foto: Romén Lipez tro de Creaci6n Colectiva -o Creacién Con- junta-, comenzé a consolidarse un sistema de produccién que borrones estos roles, y si bienesciertolos limites siguen existiendo, ya no tienen esaclaridad deantes. En lamayoria de los casos se trata de grupos incluso la Palabra “compafiia teatral” ha sido despla- zada, quizds porque evoca esa concepcién algograndiosa, fijay solemne-queseretinen, trabajan y montan espectaculos per afinida. des expresivas y de intereses. De esta manera, muchos actores han pasado. escribir textos oa dirigir especticu- os (Mauricio Pesutic, José Andrés Petia, Al- fred Castro, Andrés Pérez, Inés Stranger, Claudia Echenique, Juan Carlos Zagal, etc), ohan armado obras sobre textos no dramati- cos. Mas que buscar un dramaturgo especi- fico, estos grupos crean obras o indagan en textosnoliterarios, los cuales adaptan para el teatro y estén cargados de una estética per- sonal. El paradigma de esta tendencia se encuentra en La negra Ester, basada en un large poema escrito en décimas por el cantor popularRoberto Parra, y queel grupode An- drés Pérez corpori26 en parlamentos, miisica, 87 escenografia y bailes, dotando de carécter teatral a un texto de lirica de barriada. Esté también en a citada Cartas de Jenny, donde el director Gustavo Meza,con el apoyo desu ‘equipo de actores, dramatizaron los docu- ‘mentos biogréficos de una mujer irlandesa avecindada en Chile a comienzos de siglo. Otro ejemplo, finalmente, es el de Carifio malo, inspirada en las experiencias afectivas personales de las siete mujeres que partici- aron en su montaje. Todo ello, es evidente, ha surgido tam- bién por la lamada “crisis de autor”, que en definitiva se ha volcado en la simple y llana ausencia dedramaturgos,oal menos drama- turgosqueinteresenaestascompafias.Pare- cerevivirse, en cambio, un momento signi cativo y en alza del director, pero no ala ma- nera de los teatros universitarios, donde éste eraundemiurgoquehabitualmenteimponia tuna estricta visién de una obra terminada y definitiva. Se trata, més bien, de directores “buscadores de textos” y que son capaces de Proponer una visién concreta, una estética especifica a través del trabajo sostenido con un elenco determinado, con el cual sobre to- do sienten aquelio que llamébamos las afini- dades. Eneste sentido, esimportantedecir que estasexperiencias despachan, superanosim- plemente omiten casi siempre las clésicas “rivalidades” entreautory director. Alser su Produccién conjunta y no existir esa clisica separaci6n de roles, al borrarse las fronteras, también se hanaminorado losconflictosy las angustias de ambas partes. Pienso que estas tres caracteristicas del teatro chileno de los tiltimos afios -teatro de exploracién escénica, de temticas no emi- nentemente socialeso politicasy de distintos modos de produccién-han producido un vi- "aje significativo en nuestrosescenarios, mds acorde con una nueva sensibilidad y una nueva necesidad del ptiblico. De esta mane- 1a,y debidoaestoscreadores,el{eatrochileno ha seguido respondiendo frente a las distin- tas exigencias que parece imponer este final del siglo. +

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