Quiere decir que Dios sea respetado, venerado y honrado como quien es: el santo, ()
Reconocer que dios-padre no es hombre que no se mueve en el horizonte de nuestro
pensar, sentir y obrar; l es el otro, y en cuanto tal es nuestra raz, nuestro origen y
nuestro futuro. No reducirle a Dios-padre a un simple satlite de nuestro yo, a un
prolongamiento de nuestros deseosequivale ofenderle profundamente; negarle el
significado de derecho de ser santo.
1
BOFF, Leonardo. El padrenuestro la oracin de la liberacin integral. Madrid; Edicin
paulinas, 1982. P, 61
2
CEC. N, 2813
3
BOISHU, Joseph. Nuestro padre. Per; Asociacin hijas de san pablo, 1998. P, 25
4
cf. CEC. N, 2809
5
SABUGAL, santos. Abba la oracin del seor. Madrid; Editorial catlica S.A, 1985. P,269
en la zozobra de nuestros deseos infantiles. No veneramos as a Dios; sino a nuestro yo
poniendo a Dios al servicio de nuestros intereses. Mientras que estemos en un concepto
de Dios que ayuda o a la religin como una cosa-buena-para el equilibrio humano, es
que an seguimos en el crculo de nuestro egosmo y no hemos encontrado a Dios.
No gloriamos a Dios cuando nuestro lenguaje religioso habla de Dios como si fuese un
ente de este mundo, de quien todo se sabe, todo se puede definir y cuya voluntad queda
definida como si hubisemos tenido una entrevista con l.6
Pedimos a Dios santificar su nombre porque el salva y santifica a toda la creacin por
medio de la santidad:
6
cf. BOFF, Leonardo. El padrenuestro la oracin de la liberacin integral. Madrid; Ediciones
paulinas, 1982. PP. 65-66
7
Tertuliano. De oratione; 3, 4.