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Natalie Zemon Davis Mujeres de los margenes Tres vidas del siglo xv Feminismos (Gita Clin Universite alo Masa Toc Gg: Unread ham de Mie ‘on Ste: Une Aton Ba “knead Une d Oo Women the Mans He Seven Centy Lies Tin de Carmen Maine Gin aya iis ee ef ae ‘Sane pagurndeerhne ochre ‘SStatic ost mmreaa: meet ce aad oer pe Sesion ome {Ties dong mai sapere nn NP: 207.9 067-x (© 1995 Th rane so Fellows of Huard Clee "icons ie 8,8 1099, a ggci Le de Tom, 5.28027 Mat ‘Bepetoea 8980-1999, ‘ed See nmpres en hse 5- Plelad a) Ala memoria de Rosilie Colie (1924-1972) y Michel de Certeau (1925-1986) Prélogo Lugar: Bl Pais del Pensamiento. Fecha: Octubre de 1994, Heshvan 5755, Personas: Cuatto mujeres de més de sesenta afios. Tres 4e ellas estan de pie junto a un manuserito muy manoseado, ‘ratos hablando entre ellas, a ratos meditando. La cuarta es- eucha durante un tiempo desde las sombras, Manip DE L'INCARNATION: Lo he lefdo y estoy escanda- lizada. Haberme encerrado en un libro con estas mujeres sin Dios. GLIKL BAS JUDAH LEIB: {Qué quieres decir? Dios, alaba- do sea Fl y su nombre, siempre estavo en mi corazén y en mis labios. No eres capaz de comprender ni una palabra de To que escribi MARIE DE L'INCARNATION: Podrfa haber aprendido yidish si Nuestro Sefior 1o hubiera querido. Aprendf hurén, no? He Iefdo lo que ella dice de cudnto te preocupaba et dinero ‘Vosoiros los judios tenéis un corazén tan duro como los hu- gonotes. Agradezco a mi Amado Esposo que me llamara on Tos salvajes, lejos de Europa. GLIKL. BAS JUDAH Let: He lefdo lo que ella dice de cc6mo dejaste a tu hijo antes de que estuviera situado en la vida, Nunca en todas mis tribulaciones y pesares habria abandonado a mis hijos, No debo estar en un libro con una ° madre como éa, ZY por qué me pone con mujeres que no son judas? MARIA SIBYLLA MERIAN: Yo estoy totalmente fuera de lugar aqui, Estas mujeres no fueron amantes de 1a naturale 7a. No tenfan ojos para las pequefias criaturas de Dios y st belleza. No leian los mismos libros que yo ni hablaban con el tipo de personas que yo lo haefa, No es mi ambiente MARIE DE L’INCARNATION: Escuchad a Dota Orgullosa y ‘Altanera. Pero qué se podria esperar de una mujer que Heg6 a du- dar del adorable Verbo Encamado? ;Y pensar que estamos hhombeo a hombeo en las mismas péginas! No me habria im- pportado si me hubiera puesto con quienes han intentado tender el reino universal de Dios. ‘GLIKL. BAS JUDAH LEtB; No me habria importado si Ia tora s6lo hubiera escrito de mf y de mis relatos para sus js y nietos judios. Magia SiBYLLA MERIAN: No me opongo a estar en un libro con judias y catslicas. En realidad, me agrads descu- brir que ol erudito Salomén Pérez escribié un poema para la ‘edicién de mi libro de Surinam que salié a Ia luz después de ‘mi muerte. Pero no debo aparecer en un libro sobre «muje~ res». He de estar con los estudiosos y los pintores de la na turaleza, con los investigadores de insectos y plantas. NATALIE ZeMON Davis (avanzando desde las sombras) Soy la autora, Dejadme que os lo explique. LAS OTRAS TRES MUJERES: Tienes mucho que ex- plicar. NATALIE ZeMON Davis: Glikl bas Judah Leib, en tus: ‘memorias, contaste relatos de no juaios y de judios. Sefiora Merian, ti mezclaste los estudios sobre las mariposas con Jos de otros insectos. Os puse juntas para aprender de vues- tras semejanzas y diferencias. En mi época se dice a veces que las mujeres del pasado’ se parecen unas a otras, sobre todo si vivieron en un lugar semejante. Querfa mostrar en qué se pareefan y en qué no, cémo hablaron de sf mismas y {Qué hicieron, En qué se diferenciaban de los hombres de su mundo y en qué se parectan. 0 MARIA SIBYLLA MERIAN: Es mejor que eso quede en se- creo NATALIE ZeMON DAVIS: Mostrar cémo cada una de vo- sotras escribié sobre las relaciones con personas de fuera de ‘su mundo, GLIKL Bas JUDAH LEIB: Ex mejor que eso quede en se- crete, NATALIE ZeMON DAViS: Os escogt porque todas sois ‘mujeres de ciudad, hijas de comerciantes y artesanos —de plebeyos— de Francia y los estados alemanes. AKL BAS JUDAH LEIS: Sabes muy bien que entre los hi- {0s de Israel, por muy ilustres que sean nuestras familias, no se habla de plebeyos y nobles. arate Zevon Davis: Querfa contar con una judfa, una catdlica y una protestante para poder ver qué diferencia es- tablecfa la religidn en las vidas de las mujeres, qué puertas les abr Is cera, qu palabras yazcones les pei legit MARIE DE LINCARNATION: ;Elegi? Elegi la religion significa hacerse monja MaRIA SIBYLLA MERIAN: O unirse a una comunidad de penitentes. MARIE DE L’INCARNATION: Pero adorar a Dios es una cuestiGn de verdad y una obligaciéa absoluta, CGLIKL BAS JUDAH LeIB: Con el tltimo comentario de la catélica, a causa de nuestros pecados, tengo que estar de acuerdo, NATALIE ZEMON Davis: Madre Marie, las Crénicas de tus ursulinas estén Henas de luchas de mujeres. Queria des- ccubrir si las tres tuvieron que luchar con las jerarquias de género. LAS OTRAS TRES MUJERES (indignadas): ,Jerarquias de gé: nero? {QUE es eso? NATALIE ZEMON Davis: Mira lo que pas6, sefiora Me- rian, cuando te fuiste a Surinam a observar sus insectos. $i hhubieras sido un hombre, alguna persona importante te ha- bria pagado el viaje. Ti tuviste que pedir prestado el dinero para hacerlo. 4“ MARIA SIBYLLA MERIAN: Sf, y devolvi basta el dltimo, céntimo, NATALIE ZeMoN DAVIS: Glikl bas Judah Leib, a escri- biste de tu esposo Haim ben Joseph como un «pastor» y él te Tlamaba «mi hija» GLIKL BAS JUDAH Let: «Gliklikhen», «min Gliklikhen> {Qué otras palabras utilizar para una pareja que se queria tanto como nosotros? NATALIE ZEMON DAVIS: gPor qué siempre llamas «rabi> ‘a tus hijos, pero nunca das a tus hijas un titulo especial? GLIkL as JupaHt Lem: Esa es la pregunta de una hija smalvada ante el Seder" de Pascua. NATALIE ZEMON DAVIS: Pero no os he retratado a las tues como simples resignadas. También he mostrado eémo las mujeres aprovechaban al méximo su posicién, Me he preguntado qué ventajas tenfan al estar en los margenes. ‘GLIKL BAS JUDAH LEIB: En Ios mérgenes es donde yo lefa comentarios en mis libros en yidish. "MARIE DE L'INCARNATION: En mis libros cristianos tam bien, MARIA SIBYLLA MERIAN: En las mangenes de los rios ¢s donde viven las ranas. NATALIE ZeMON Davis (desesperada): Encontrasteis co- sas en los mérgenes. Todas habéis sido audaces. Cada una de vosotras quiso hacer algo que nadie habia hecho antes Me preguntaba cuales fueron los recursos y, los costes de la aventura —para Tos europeos y los no europeos— en el si slo xvi. ‘MARIE DE L'INCARNATION: El Sefior no me Hamé para eaventurasy. "MARIA SIBYLLA MERIAN: Me parece, historiadora Davis, que ti eves quien queria aventuras. NATALIE ZEMON DAVIS (tras wna pausa): Si, fue una aventura seguiros a las tres hasta regiones tan diferentes. Y queria escribir sobre vuestras esperanzas de un paraiso * talent, nen. Csemoni faa qe sclera apr del mer ia de Post, Sog ua eden dona reds, (Vd la) 2 terrenal, de mundos rehechos, ya que yo también habia te- niido esis esperanzas. Al menos todas debéis admitir que os jgustaba describir vuestro mundo, Glikl y Marie, ;e6mo os ‘guslaba escribir! Y Maria Sibylla, ;e6mo te gustaba mirar y pintar! LAS OTRAS TRES MUJERES: Bueno... tl vez, tal vez. NATALIE ZEMON DAVIS: Dadme otra oportunidad. Vol ved a leer, Glikl bas Judah Leib Debatiendo con Dios En Ia dhtima década del siglo xv —el aio S451 segtin cl célculo judio—, la mujer de un comerciante judio escri- bid un relato para sus muchos hijos. Trataba de un padre pa jaro que vivia con sus tres polluclos a la orilla de una pla- ya. Un dfa sobrevino una tormenta y envid olas enormes Sobre la arena. «Si no podemos llegar al otro lado pront, estamos perdidos», dijo el pijaro, cogié al primer polluelo con sus garras y se dispuso a cruzar el mar. A medio cami no, el padre hablé a su hijo: «(Cusntas preacupaciones me has causado! Y ahora estoy arriesgando mi fuerza vital por i, Cuando sea viejo, ;tu también te portarss bien conmigo Yy me sostendris?» El pajarito replicé: «Mi bien amado pa ‘dre, évame al otro lado del agua. Cuando seas viejo, haré por ti todo lo que me pidas.» En ese mismo momento el pa- ‘dre arroj6 al polluelo al mar y dijo: «Asf debe hacerse con lun mentiroso como ti.» EI padre pajaro vol6 en busca del segundo polluelo y a medio camino le dijo las mismas palabras. EI pajarillo pro- ‘metié hacer por él todo lo mejor del mundo. De nuevo, el padre arrojé a su hijo al mar, diciendo: «TS también eres un ‘mentiroso.» Cuando transportaba al tercer polluelo sobre el ‘mar, le hizo la misma pregunta. El pajaito respondié: «Pa- 15 ‘dre, querido padre, todo lo que dices es verdad, que te has preocupado y sufrido por mi causa. El deber me obliga a re- sarerte, si es posible, pero no puedo prometértelo como algo seguro, Sélo puedo prometerte lo siguiente: cuando algun «diz yo también tenga hijos, haré por ellos 1o que t has he- ‘cho por mi» Ante esto, el padre dijo: «Has hablado justamente y ade- ims eres listo. Te dejaré vivir y te Hlevaré al otro lado del agua»', El relato que hizo Glikd del pajaro tan distinto de Lear no fue un mensaje inmediato para su progenie. Aunque algunos de sus doce hijos vivos ain eran pequefios cuando lo escribié —iban de los dos a los veintiocho aios—, no pretendid que lo leyeran o escucharan de inmediato, pues se trataba de uno de los cuentos con que iniciaba una autobio- graffa en yidish muy bien construida que completaria a lo largo de los aflos y que heredarfan a su muerte. De mome to, migntras se esforzaba en ordenas las esperanzas, alegrias y desengaflos de su vida, se dirigia a sf misma tanto com a sus hijos. EI libro resultante, que mezcla Tos cuentos de lik! con ei relato de sus vicisitudes, es notable. No sélo es tuna rica fuente para la historia social y cultural de Tos aske~ nazfes y de la Europa del siglo xv, sino también una auto- biografia de estructura literaria y resonancia religiosa inu- suales. Michel de Certeau nos ha proporcionado una buen guia sobre el desarrollo de los comienzos de la espiritualidad mo- ddema en el curso de la composicién autobiogréfica. Los des- cubrimientos espirituales se realizan mediante el dilogo. Pierre Favre, jesuita de la generacién de san Ignacio de Lo- yyola, revisé su vida apenas cumplidos los cuarenta afios, buscando signos de la gracia de Dios y recogiendo sus ors ciones y meditaciones en iglesias de toda Europa. El dislo- 0 de su Memorial oscila entre el «yo» de sf mismo y el st» de su alma; el yo implorando al alma reacia que reci- bba el amor de Dios. En su Libro de la vida, la carmelita Te- resa de Avila ere6 dos didlogos. Uno entre el yo extatico que ama a Dios hasta el frenesf y el yo autorial que man- tiene la vida en su cartil mediante la escritura ordenadla; el 16 ‘otro entre los hombres cultos que Ie habfan ordenado escti- bir el libro y que lo juzgarfan, y las lectoras que lo com- prenderfan con un carifio especial. En la autobiografia de Ia priora ursulina Jeanne des Anges (1605-1665) es precisa ine la falta de didlogo la que, segtin De Certeau, pone un limite al avance espiritual. Mientras describe su posesién emoniaca y su curacién, se pone una mascara tras otra estudiando cémo agradar a los que la rodean: sus hermanas, ursulinas, sus demonios, sus exorcistas jesuitas y la autori dad ursulina que le orden6 escribir su libro, No hay un yo un td interiores, un je y un td en el relato, sino slo y «miv', La narracién de cuentos no aparecfa en la exposicién que hace Michel de Certeau de estas tres figuras —estas ca {Glicas s6lo contaron sus visiones y suefios, no cuentos tra dicionales—, pero sf analizaba la fuerza de los relatos en Arts-de faire. Con su «6rase una vez», los relatos ponen a ‘st disposicién un espacio especial, Son un instrumento eco- némico para establecer una proposicién, para dar en el cla- ‘yo, «para aprovechar una ocasidn (...] tomndola por sor- presa». Quien cuenta el relato puede situarse en lo que los dems recuerdan del pasado y cambiarlo s6lo con introducie tun detalle inesperado en la narracién conocida. Todo de- pende de su habilidad, de emo tome las historias del «te- Soro colectivo de leyendas o de conversacién cotidianay y Jas ponga en escena' En este capitulo ine gustaria explorar las estructuras te- maticas que aparecen en la autobiografia de la mujer cono- cida en las obras publicadas desde finales det siglo xix como «Gillickel von Hameln» o «Gluckel of Hameln», los acontecimientos de la vida que juzg6 dignos de describir, celebrar 0 censurar, y las sorpresas de sus narraciones. Es- ccucharemos sus didlogos, la contienda interna en torno a la cual girs su vida y su relato de por qué las cosas sucedfan del modo que lo haefan para ella y para los demds. Veremos ‘e6mo figuraban los crisianos en la narracién de esta mujer {an identficada con fa religién que el abuelo y el padre de Teresa de Avila habjan abandonado muchos alos antes. ” {Como se situaba Glikl a sf misma y a su pueblo en un ‘mundo donde los eristianos crefan que los judios debfan per= ‘manecer en los mérgenes o en guetos 0 ser completamente excluidos? ;¥ de qué recursos eulturales disponia una mu Je judia en la Europa del siglo xv, recursos que pudiera amoldar a su uso, que le proporcionaran las notas con las que encontrar su propia vor? Pero, primero, veamos algunos datos sobre Glikl, co- menzando con su nombre, «Gllickel von Hameln» se 10 asigné en 1896 el autor de la primera edicién publicada de Jas memorias en yidish, un nombre de pila alemén que so- nnaba muy bien y un apellido con un «vor» aristocratico que {evocaba a su marido, Haim, nacido en el pueblo de Hameln, Pero eran «Glikl» y los diminutivos «Glikle» y «Gliklikhet» los que circulaban en su medio de acentos yidish y los que aparecfan como su nombre escrito en el siglo xvIi, ya que la firma de una mujer al modo judio no se asocia con su es- ‘poso, sino con su padre. (Lo mismo ocurrfaen la Francia det siglo xvi, donde el apeitido de Ia mujer se tomaba de su pa- de y su estado marital se indicaba con la frase aftadida por el notario «mujer de fulano de tab» 0 «viuda de fulano de al». En Alemania, a finales del siglo xvu, se fue haciendo hhabitual que las mujeres cristianas, una vez casadas, toma- ran el apellido de sus maridos, aiadiendo su nombre de sol- tera en determinadas circunstancias: geboren Merian,) ‘Asi que las hijas de Gliklfirmaban en caracteres hebreos «Esther bas reb Haim», «Miriam bas reb Haim» («Esther, hija de nuestro maestro Haim», «Miriam, hija de nuestro maestro Haim»), afladiendo a veces «Segal» para subrayar los orfgenes de su padre en Ta casa de Levi, Si firmaba en lun escrito que no estaba en hebreo, una mujer judia aad uno de los sobrenombres que su pire habia asumido para los registtos cristianos y los’ recaudadores de impuestos ju- dios: tas hijas casadas de Glikl escribieron «Goldschmidt para los notarios cristianos en Francia (como puede verse en fa ilustracién que aparece en este libro), mientras que sus hi- jos utilizaron en Alemania unas veces «Hamel» y otras 6 , «da viuda Glikbs (pero no la «viuda Glikl Hla mel»). Cuando ella misma murié en Francia, el registro civil Ia identifies como «Guelic, viuda de Cerf Levy» (Levy fue su segundo esposo), pero el libro conmemorativo judo la rnombraba de forma mis tradicional por su padre, como tam- bién hacfa con fos hombres: «Glik, hija de Judah Joseph, de bendita memoria, de Hamburgo»’ En el siglo xv y comienzos del xvi, los nombres ju- ‘fos tenfan mucha mayor capacidad de variacién que los hombres cristianos, para disfrute de quien los levara. Lla- ‘maré a Glikl por el nombre judio que se acerca més al que uusaba al firmar: Glikl bas Judah Leib, Glikl hija de Judah Leib, el nombre que eligié de entre todos los de su padre para dérsclo a su hijo nacido después de su muerte’ GIikI nacié en Hamburgo a finales de 1646 0 en 1647, y-eta una de los seis hijos de Judah Joseph, también cono- ‘ido como Leib, comerciante y miembro notable de la co- ‘munidad judia alemana, y de la mujer de, negocios Beila, hija de Natham Melrich de cerca de Altona’. A mediados de siglo, la Ciudad Libre y Hansedtica de Hamburgo era un préspero puerto cosmopolita de més de 60.000 habitantes lun centro comercial y un mercado financiero con conexio. nes con Espaiia, Rusia, Londres y el Nuevo Mundo". Los judios habfan formado parte de esta expansién. En 1612, el ‘Senado de Hamburgo habia firmado un acuerdo con la pe- {quetia comunidad de judios portugueses (0 sefardies, como Glikl tos solfa llamar), muchos de ellos présperos banqueros ¥ comerciantes internacionales; el acuerdo les permitia resi dir y comerciar en la ciudad como extranjeros 0 judios pro- {egidos» a cambio de un pago anual'". En Ia década de 1660 yaeran unas 600 personas e intentaban convertir sus casas 4e oracién informales en una sinagoga. Cuando Ia reina Cristina de Suecia visité Hamburgo en 1667, permaneci6 ‘con su séquito durante més de un mes en la bella casa de 19 sus banqueros judios, Abraham e Isaac Teixeira, no lejos de Ia iglesia de San Miguel" No todos los residentes de Hamburgo aceptaban de bu ta gana estos hechos. El clero luterano echaba chispas con- tra el Senado por su politica tolerante hacia los judios. «En su sinagoga hay fuertes murmullos y gritos. Practiean su sabbat ¥ no el nuestro |. Tienen a su servicio criados criadas crstianos [..] Sus rabinos discuten sin miedo a nucs- &10 Mesfas»". El Senado, preocupado por mantener la ex- Pansién de fa ciudad, hacfa lo que podia por conservar a los ‘grandes banqueros, aunque en 1674 se orden6 a os sefar dies cerrar su sinagoga. Su mimero comen76 a disminuir y en 1697, cuando el Senado pidi6 tna tasa elevada a los ju «os portugueses y redujo su posicién distinguida, Teix Y otros se marcharon a Amsterdam, La comunidad de judios alemanes se convirtié entonces fen el centro de la vida judia de Hamburgo —los hochdeu. sche Juden, segsin los denominaba el Senado'. Afios antes, en las décadas de 1630 y 1640, unas pocas docenas de fa rmilias de judos alemanes (entee ellas el padre de Glikl) se hhabian filtrado en la ciudad sin permiso oficial para comer ciar en oro y joyas, prestar dinero y confeccionar pequetios ‘objetos artesanales, conservando st posici6n insegura me- dliante pagos de impuestos informales al Gobiemo. Mientras ue la mayorfa de los sefardies vivian en el casco viejo de | ciudad, los askenazies se agruparon en el oeste, en la par- te nueva, no lejos de Ia Puerta de Miller ‘Les convenia esta situaci6n, y no sélo porque simbol zaba la posibilidad de una salida répida, sino porque tam- bign disminuia su marcha unos cuantos kil6metros hacia el este a la ciudad de Altona, donde los judios distrutaban de la posicién oficial de «protegidos» bajo la mirada tolerante de los condes de Holstein-Schauenburg y (desde 1640) de los reyes de Dinamarea. Fue alli a donde se dirigieron los Judios alemanes cuando el Senado de Hamburgo, incitado por el clero luterano y las quejas de Ia Burgerschaft (la asamblea de la ciudad), los expuls6 en 1650. En los aifos posteriores, los judfos alemanes entraban su- 20 brepliciamente en Hamburgo para comerciar,aftontando os atagues de los soldados y marineros cuando pasaban por la Puerta de Miller y arriesgindose a ser detenidos si n0 ha- ‘fan pagado un estipendio en concepto de escola, Tras Ia invasién sueca de Altona en 1657, et Senado permitié a los hhochdeutsche Juden residie de nuevo en Hamburgo, aunque no debian escandalizar a los eristianos con Ia piictica de su religién dentro de sus murallas. Se suponia que para asistir 4a sinagoga y enterrar a sus muertos debian it a Altona, donde también se encontraba la organizacién de su comin dad, su Judische Gemeinde”. En ia titima década del siglo, la poblacién y la prospe- ridad de fos judfos alemanes se habian multiplicado, Aunque atin podian suscitar sospecha y violencia entre los buenos trabajadores de Hamburgo e incitar Ia ira de los teélogos ante, por ejemplo la flagrante «supersticién» de sus limpa- tas de sabbat, que se mantenian encendidas veinticuatto ho- 1a5 para no violar el mandamiento de Dios, ahora tenian quien los apoyara desde dentro del Senado: gente que los vyefa como potenciales conversos al cristianismo 0 como va- ligsos contribuyentes a la economia. En 1697, cuando el Se nado ofrecié a los hochdeutsche Juden un contrato para re- gularizar su posicién a cambio de una contribucién mas elevada que la que pidieron a los judios portugueses, estu- vieron de acuerdo en pagar. Por iltimo, en 1710. se les per- mitis tener una Gemeinde propia en Hamburg’. ‘As{ pues, Giikl pasé su infancia en la década de 1650 durante los afios en que los judios se movian con dificultad entre Hamburgo y Altona, Recordaba que su padre habia sido el primer judio aleman que obtuvo permiso para volver 4 residir en Hamburgo tras la invasién sueca, pero como ‘Parnas (anciano de la Gemeinde) tenfa que volver a Altona por asuntos de la comunidad y para rezar siempre que cl riesgo de llevar a cabo servicios ilegales en Hamburgo era demasiado grande". La infancia de Glikl fue breve. Antes de cumplir los doce afios fue prometida a Haim, s6lo unos pocos afios ma- yor ¢ hijo del comerciante Joseph ben Baruch Daniel Sa- 2 ‘Samson, refitiéndose al malvado consejero que, en el Libro dde Ester, amenazaba con matar a los judios. En cuanto a Jos negocios familiares, Haim no habja cref- do necesario nombrar ejecutores 0 tutores («Mi esposa lo sabe todo», dijo en su lecho de muerte)”, y la viuda Glikl asumié la responsabilidad. Tras una rentable subasta inicial para pagar las deudas de su marido, supers las presiones que gjercieron los acreedores sobre ella si hijo Mordecai. Ata. 6 desarrotiando suficientes actividades comerciales para ser capaz de introducir de inmediato 20,000 reichstaler en pa zgarés en la Bolsa de Hamburgo procedentes tanto de judios como de cristianos, una cantidad muy por debajo de la de los grandes banqueros, pero de todos modos considerable” Puso un taller en Hamburgo para fabricar medias y las ven. dla cerca y lejos; compré perlas a todos los judios de la cit dad, las seleccioné y las vendié por tamatios a los compet dores adecuados; importé mercanefas de Holanda y' las vendié en su tienda junto con articulos locales; asisti6 a las ferias de Braunschweig, Leipzig y otras ciudades: presté dic nero y acept6 letras de cambio de toda Europa. A diferencia, ijos mayores, Nathan o Mordecai, la acompafiaba a las ferias (una mujer respetable no podfa viajar sola)”, ‘mientras que otto era enviado a Francfort del Meno, pot cjemplo, a comprar mercancias en su nombre, Mas atin que Haim, nunca se permitié perder un momento de cometciar. ‘Sus muchos viajes para negociar matrimonios o bodas Ie [produjeron sus beneticios: piedras preciosas compradas en. ‘Amsterdam tras Ia boda de Esther, asistencia a una fetia, ‘en Naumburgo tras un acuerdo de compromiso en Bayreuth, dinero de la dote de tos hijos prestado con intereses hasta que hubiera que pagatlo, Era Glikl poco usual como mujer de negocios? Entre los judios alemanes, se esperiba que las mujeres trabajaran Matic, la abucla materna de Glikl, y su propia madre, Bei- 4a, le proporcionaron excelentes modelos (descritos por Giikl cn su Vida para que también sirvieran de modelos @ las ge~ neraciones siguientes). Después de enviudar durante la pes 4 te de 1638 y ser robada (las botsas de joyas y cadenas de ‘oro de su esposo fueron sustraidas por fos vecines), Mattie ‘empez6 de nuevo en Altona con pequetios préstamos y em- pefios, Cuando esto no fue sufieiente para mantenerse a sf misma y a su hija menos, Beila, las dos comenzaron a hacet encajes con hilo de oro y plata. Tan satisechos estaban los comerviantes de Hamburgo con su trabajo, que Beila tomé como aprendices a jévenes y las ensef6 a hacerlos". Glikl describe a otras matronas de recursos ademas de Mattie, in- cluidas Esther, «una mujer piadosa y honrada que (..} siem pre iba a las ferias», y ala viuda de Baruch de Berlin, «que sigui6 dedicaindose por completo a los negocios» y con cuyo hijo ta viuda Glikl cas6 a su hija Hendele. En muchas otras familia también puede encontrarse a la viuda judia que se ocupa de Tos negocios de su esposo" Asimismo, las mujeres cristianas haefan pequetios prés- tamos y se dedicaban al hilado de oro y Ia confeccién de medias". En lo que difiere Glikl de las mujeres cristianas de ‘Alemania es en el alcance de su comercio y de sus opera- ciones crediticias. No era una «judta coriesanao: Esther Schulhoff, esposa de Judah Berlin, alias Jost Licbmann, {tabajaba abiertamente con su esposo en el suministro de jo- yas a la corte de Prusia y sigui6 haciéndolo tras Ia muerte ‘ae éste; en general, sin embargo, los exéditos para los prin- cipes y'el aprovisionamiento de sus ejécitos permanecieron en manos de los hombres”. Pero las transacciones de Gli la situaron en el comercio a gran escala y supusieron sumas de dinero importantes, que cambiaba en persona en la Bér- se de Hamburgo, (Es posible que llevara un acompatiante Ja Borse; la Gemeinde judia de Worms recomendaba qu las mujeres no fueran al mercado sin otro judo)" En Alemania, las mujeres cristianas solian permanccer dentro de las murallas de la ciudad, desempeftando un papel importante en el comercio al por menor. Si efectuaban ope- raciones de crédito en Hamburgo, parece que no era fre- cuente que fueran a la Borse; al menos las convenciones Pictéricas del siglo xvitrara vez las representan alli”. A fi nales del siglo xvit algunas viudas cristianas de Hamburgo 2s Spe SEE a es te Si Ss Sy ey cs me 1a ciudad a ola del Mosela la que teg6 en 1700 $l tenia unos 2.000 habiantes dent desis purl’ su radio de accion econémico y eligiow as min Hara gue el de Hamburgo. Como ciudad fnteien Mote cen Gon un guaicign militar, ments gue In admis real fangesa estaba representada en st propio neon casa de moneda, Su poblacion se dedicaba i henna, 10 de as tropas de Luis XIV, realizando produces atone 4 restibuyendo ef grano dela region eitundane Mey tas el Hamburgo luteano pemitin si bien mo ean buena gans— que algunos eatlico, juin y cavisne he landesesresidieran en sus calles Ia Metr eaten cha Bevimentando los efecos de la revocacion del Edin te Nantes. Unos 3.000 protestantesreformistas buono 26 sogadon, oes, Dovcaros, bts y ss aiias— ha Bian abandonad a chad anes que converse aa mis Peo To jaos sequal Se es prmiia vi pac. cts clo abieramene,y ran ng presencia munerca in important ens poblaion de Metz ue en Hamburgo, En decade do 156), una deena después'de que Enrgue I hor sanesdo Mets elcontel imperial istalad ls Euan funtigjuasalemaso tfeid en le cada 9 2 dediare al prsano de dnt Los anepasndos de Hic ny leparon no mucho dest, En ls uano Laie XIV hiro a ena en tz y ist la sngoga scon pomp y Ceremonite los piviegor de a cominad Jolt ea tment yu abn sig cenimsdos por cada‘ de fos Yes eid Engue Il, En 1698, Cando Gk cab neg: ino contamina co eh Ley —o Co cleo) Levy, come er conocido por is notion fae Sinai ene undo fans do Meee uno 210 Jes Semancs, 1 '5por 100 de fos haiantcs de cud sin Conta la guarniton e apinaban en el baso de Saint Fe roy junto al Mosela’®, or supuesto as pvileiosy presenvia no dejaron de ponerse en entcdicho. Los funclonaris preslaron Buca nin cuando un Jodo se ateio a eicar un cata on itgar de alga, Lox mercers y patron se auejaron cuando lov comercanesJudos pasron intercon or areas que amenazaban sus defshos comerciales, El Jo. ven Joseph Cahn desaparci en 1701 mientras fecauda Sucas de lov eanceoe, despots de local ubo unite en el que su viuda seus a dos camiceros de abo yas nat, Tos eanceoescusaron sla comunidad ude de aa perscucn cruel y violets de dos inocents familias ina Pac ain poor cuando los mismos jos fueron acusados de violencia Bn 1609 cietos campesinos eldicos hbian pretentad ua scusacion de aesato rival conta unt Raphasl Levy (Gi elacton con Hic) y haba sido que- tmado por dort del Partemen’ de Metz an cuando hablan a encontrado el cuerpo del niflo en el bosque, parcialmente 6o- ‘mido por los animales, no lejos de donde se habia perdido, Hubo después otras detenciones y el clamor de expulsar los judfos de ta ciudad fue cobrindo intensidad, hasta que intervino Luis XIV y lo contuvo terminantemente. En la época de Glikl, los judios de Metz seguian ayunando el 25 de Tevet, el aniversario de la quema de su mictir inocente Raphaél Levy, En ia casa de su hija Esther y su esposo, Mo. ses Schwabe, sin duda recordaban esos tiempos dficiles: di rante cl juicio de Levy, el abuelo Meyer de Moses habja sido acusado de representar la crucifixién de Cristo en st ‘casa un Viernes Santo. Durante los afios que Glikt pasé en ‘Metz, se habia presentado una nueva acusacién de ascsina, to ritual, pero no hubo procesamiento”. El intendente real Mare Antoine Turgot elaboré el argu- ‘mento de la utilidad de los judios en 1699: proporcionaban a la ciudad y sobre todo a las tropas de la frontera el grano ¥.l0s caballos que tanto necesitaban. Constitufan «una espe- Cie de repablica y de nacién neutral», capaz de viajar faeil- mente y sin grandes gastos, adquirir una precisa informacién sobre precios y pasar la mereancfa de unas fronteras 4 otras debido a sus conexiones con otros compatieros judios". Dur rante Ia amenaza de hambruna de 1689, Cerf Levy y Abra ham Schwabe (el sltimo era el suegro de Esther, la hija de Gliki) Hlevaron 6,000 sacos de grano alemén a Metz, per. diendo dinero en el trato, pero ganando la buena voluntad de las autoridades reales y municipales, Ademés, los judtos ‘eran bangueros que realizaban grandes préstamos a los fun: Cionarios y sefiores, y pequefios préstamos a los carniceros ¥ campesinos; y tratantes en oro, joyeria, moneda (incluida ia'moneds rebajadaHlegalment®)y Diene de eeenge ‘mano. Entre las mujeres judias, no parece surgie ninguna Giikl de tos contratos de negocios (tal vez porque algunas de las mujeres més ricas se estaban retirando, como sus se ‘mejantes cristianas, del comercio extensivo), pero numero ‘848 matronas judas hacfan pequefios préstamos a familias ccampesinas y cristianas de Metz". A este circulo de familias banqueras y a la bien provis- 28 ta casa de HirsehiCerf Levy Hleg6 Glikl bas Judah Leib con sus «modales directos alemanes», Tard6 algin tiempo en acostumbrarse a tantos criados y a un covinera que tomaba decisiones sin contar con su sefiora, La memoria de la pri- ‘mera esposa de Hirsch atin brillaba para sus siete hijos —Ia habian enterrado el afio anterior a la boda— e hicieron st- ber a Glikl que preferian la prodigalidad de su madre a las economia de su madrastra, Pero ésia se interes6 por sus Vi- das (al menos tres de ellos ya estaban casados) y sobre todo por la casa de Esther y Moses, que estaba cerea, quiene después de diez afos habian sido bendecidos finalmente co un hijo que no murié joven. A menudo conversaba con Ia suegra de Esther, la rica ¢ influyente Jachet bas Elias (co- nocida como Agathe en francés), con quien habia inteream- biado cartas pleiteantes en yidish una década antes mientras negociaban el matrimonio de sus hijos™ Luego, después de s6lo aito y medio, Hirsch Levy fue a la bancarrota, Era honrado y fiable en sus enormes negocios, . El pecado de juego aflra en la a= tobiografia de Leon Meslena del principio al final. y de él se deriva una trégica muerte y la desilusi, el debiitamiento de su servicio la Tord y la demostracién de la frapilidad de la esperanzas humana La autobiograia de GlikI bas Judah Leib eneaja dentro de este marco genera judfo, como veremos, pero posee ras- 408 originales que tienen que ver con su género yo que f= ba aprendido. Como maestro de hebreo, lati, ialiano ju . El libro acabé co- nnociéndose como «la Tord de las mujeres». Moses ben He- noch dijo que estaba componiendo el Branishpigl en yidish «para las mujeres y los hombres que se parecen a las muje- Fes en! no ser capaces de aprender mucho»””. Y los libros se imprimfan en un tipo de letra especial, diferente del tipo ‘cuadrado utilizado para el texto de Ta Biblia y Ia semicursi va utilizada para el comentario hebreo. Se conocia como y «mentiroso» son algunas de las palabras hebreas. Su forma de expresién ha sorprendido a algunos especialistas, por estar lena de ritmos hebreos. ;No los habia ofdo en los sermones, donde las citas hebreas de Ia Biblia y los sabios se intercalaban con yidish «para que las mujeres, nifios y otros que no comprenden el hebreo puedan escuchar y aprender»?”™ ‘Su conocimiento de esa lengua en su forma eserita puc- de haber aumentado a medida de que dispuso de més tiem- po libre. Mientras atin estaba en Hamburgo, «le habfan lef- do en vor alta» el testamento ético en hebreo de Abraham Horowitz, el Yesh Nockalim, Quizés el lector fuera «el est ‘mable maestro» que ella y Haim habian contratado para ins ttuir a sus hijos menores, o el tutor especial que dispuso para su estudioso hijo Joseph después de la muerte de Haim”. Mis tarde, en Metz, pudo sentarse en la galeria de las mujeres de ta sinagoga (odos los dias, También tuvo la suerte de conversar con su culto hijastro el rab Samuel y stt cesposa, que sabfa suficiente hebreo y arameo como para ha- er una copia de tratados del Talmud, y con los alumnos ‘mantenidos en las casas de su hijastra Hlendele y de su con suegra Jachet bas Elias. Y en Metz es donde Glikl dice que «cha escrito» (aysgishryben) un importante cuento «de la Lengua Sagrada al Taytsh». Si por «escrito» entiende una especie de traduccién, su-conocimiento dio un salto en los ‘iltimos veinte afios de su vida”. Pero oysgishryben también puede significar simplemen- te «copiar», y Chava Tuiansky ha reunido euantiosas prac bbas de que’el conocimiento de Glikl de los escritos en he- 36 breo le Ilegé de forma oral o mediante el amplio mundo de Publicaciones en yidish’®. Sean cuales fueren sus fuentes, las citas de Glikl bas Judah Leib se habian extraido de muchas partes de la Escritura y del Talmud. Aungue nadie la hubie~ +1 alabedo (como hizo Leon Modena con su tia Fioretta) por ser muy sabia en la Tord y el Talmud» 0 hubiera encon- trado en ella el magisterio talmiidico de la Rebecca bes Meir ‘Tiktiner del siglo xvr, su necrologia de Metz la llamnaba me Jumedet (rmujer culta) en temas de conducta apropiada y sti ca. Este era un cumplido raro, ya que en cientos de necro logfas que he examinado las mujeres judias de Metz soli set recordadas por la comunidad por su piedad, rectitud 0 caridad, y solo en unos pocos casos por tener «un corazén sabio> 0 haberse «dedicado al estudio» o «a leer cada dia {odo el Libro de los Salmos y su comentarion”” ‘Ademis de su yfdish familiar y una posible lucha con lunos cuantos textos hebreos, es muy probable que Glikl le- ‘yera algunas publicaciones alemanas en su tipo de letra go- fico. No satisface nuestra curiosidad del siglo xx sobre este punto, porguc,.al igual que sus contemporineos judtos, ut liza la palabra «Taytsh» para su lengua materna y también Para el alemn hablado con sus formas separadas y escrito ‘en su propio alfabeto™, (En contraste, los contemporaneos cristianos subrayaban Ia diferencia, «Su Teutschen es muy undeutsch», refunfuiiaba Christoph Helwig al traducir los ‘cuentos en yidish del Mayse Bukit al aleman «y no se com- prende». «Comprobari el contraste que existe ente Juden- Teuisch y wahren Teutsch, verdadero alemén», decia Johann Christoph Wagenseil af lector de su libro de 1699 en yidish, entre Juden-Teuisch y nuestro Teutsch»)". Las pruebas de que Glikl lefa algo en alemn son de dos ‘ipos, En primer lugar, dice de Carlomagno que «era un em perador poderoso, como se puede ver escrito en todas los Taytshe buthers, Luego prosigue contando un cuento de Carlomagno y la emperatriz Irene de Constantinopla que no formaba parte del corpus medieval de leyendas judfas sobre Carlomagno, la mayoria de las cuales trataban de su relacién. con los judios®. En su lugar sigue casi al pie de la letra un 37 relato escrito en griego a comienzos del siglo 1x que pronto se abrié camino en los manuseritos latinos: fue imprimido en varias versiones en latin por primera vez a manos de un jesuita y un dominico y otros hombres cultivados a finales el siglo XVI y comiienzos del xvit, y fue incorporado a las schistorias universales» alemanas que salieron de las prensas de ciudades como Noremberg y Hamburgo en el siglo xvi. [Ast pues, es probable que los Tayrshe bukher de Glikl fue- ‘an libros alemanes, y que leyera el cuento de la emperatriz Irene en alguna historia popular, comprada, por ejemplo, en una libreria de Hamburgo o cuando Haim estaba en Ia feria de Leipzig, Su narracién en yidish no contiene ni una sola palabra tomada del hebreo", En segundo lugar, sus actividades econmicas y sus via- {es la pusieron en contacto con el mundo que hablaba y es- cribja alemén, Hizo negocios tanto con judfos como con no jjudios, en Hamburgo antes de que muriéra Haim, y en la fe- ria de Leipzig y en otras partes después. Con no judios, ello significa como poco negociar, redactar y firmar contratos en alemn, Hablaba e intercambiaba noticias y relatos con ju- ‘fos y no judios. Si su autobiografia capta momentos de conversacisn con mujeres y hombres judfos, también pro- porciona atisbos de conversaciones com no judios mientras vigjaba con Haim, Cuando volvian a Hamburgo por tierra procedentes de Wittmund, Friesland, contaron con un joven Yy «apreciable» cabo al servicio del general Buditz que via- Jaa en su coche para darles proteccién y conversafon con 41 durante todo el viaje. En el camino pararon en la posada dde un pueblo a unos 33 kilémetros de Hannover: Por la noche nos sentamos alrededor del fuego y ruestro posadero y algunos campesinos también 10 hi- céeroa y Tumaron {abaoo, La eonversacién se desliz6 de tun lugar @ otro y de una persona a otra. Luego un can pesino se puso & hablar del dugue de Hannover, dicien- ‘do: «Mi seflor ha enviado 12.000 hombres a Holanda.» Mi esposo —bendita sea su recta memoris— se sintié muy feliz evando se enteré de que estsbamos en suelo 38 de Hannover, porque los duques de Liineburg mante- ‘ian sus tiers limpias y no se permitia a ningin soda {do danar ni siguiera a una gallina. De tales conversaciones podria haber un corto paso a leer los periédicos que venfan saliendo de las prensas de Hamburgo desde comienzos del siglo xv. Glikl (y Haim, mientras estaba vivo) obtenta informacién sobre el comercio uso y los mercados ingleses de los informes de los comer- ciantes y de las eartas, Pero dos veces a la semana el Rela tions-Courier proporcionaba noticias recientes de toda Eu: ropa y més allf sobre guerras, barcos que se habian creido perdidos y se habjan encontrado en el Cabo de Buena Es. peranza, disturbios politicos en Inglaterra, el movimiento de fa armada sueca y demas", Aunque Glikl no hace referen- cia a dichas lecturas en su autobiografia, sf les dice a sus hi jos que hay chombres sabios de las naciones del mundo» (ana expresién corriente para referirse a los no judfos) que habian escrito «con gran belleza» sobre temas morales como Ta avaticia y Ia caridad, La férmula que aiiade —aa causa ‘de nuestros muchos pecados» (es decir, ellos han escrito co- ‘sas que muy bien podriamos haber escrito nosotros)— hace muy probable que esté hablando de algo que habia leido en alemén", En esa época el francés se iba abriendo camino en las cexpresiones y saludos de cortesfa del patriciado de Hambur- £80, y no era desconocido entre su comunidad judia. El pa- ‘dre de Gli tenia una hijastra de su primer matrimonio «que ‘conoefa el francés al dedillon. La tradicién familiar contaba de ella que una vez habia salvado a Judah Leib de ser ti- ‘mado por sus deudores cuando tramaban contra él en fran- ‘és. Glikl, que sabia algunas palabras sueltas de esa lengua, fo iba a lamentar su ignorancia general hasta 1700, cuando egé al Metz de Luis XIV y descubrié que no podia inter- cambiar cumplidos con parte de la poblacién judia. Es pro- ‘able que aprendiera algo de francés mas tarde, pero en ge~ neral su cultura estaba muy arraigada al yfdish, si bien con ‘algunas zonas porosas para el hebreo y el alemén”. 39 En un amplio sentido, el cardeter de la cultura de Glikl cra andlogo al de las mujeres luteranas de Hamburgo mejor fducadas de su época, En el siglo xvit no cabe encontrar alli mujeres de gran erudicién, como la lingdists Anna Maria vvan Schurman o la especilista en griego Anne Dacier; los salones y las ltratas no surgieron hasta Ia Tustracién alo largo del siglo xv. Las mujeres contemporéneas de Glikl de las familias prosperas y paticias se nutian sobre todo de lecturas religiosas y éicas Y manuales précticos en alemén Sin duda, lefan la Biblia ditectamente en la traduccion de Lutero y no a través de la mediacién de un Tse'enah tre‘enah, Pero les inteesaban las recopilaciones de relatos Y las noticias, hasta tal punto que se dice que en 1695 los padres y esposos crstianos de Hamburgo les prohibieron a sus hijas y esposas leer periddicos, considerados acicates de tuna curiosidad imprudente y conversaciones vanas™. ‘Sin embargo, no les peohibieron participar en la vida musical amateur o asistir a la 6pera de Hamburgo, que ya Ccontaba con un edificio permanente en 1678 y arafa a com- Positores y lbretistas de todas partes. Algunias mujeres ja- ‘ias compartian ese gusto: la hijastra que hablaba francés de Judah Leib tocaba el clavicordio y habia tantas mujeres ju- dias que asistian a la Opera que la Gemeinde de Altona’ Hamburgo se vio obligada a repeti la prohibicién. Aunque ikl apreci6 las actuaciones de baile y los tambores en Ia boda de una hija en Cleve, no eran la musica y las eancio- nes, sno Tos relatos oralesy la palabra escrita los que cons- tituian el centro de su mundo mental" No dice cusindo leia ella. Describe a su marido como guien que nunca dejaba el estudio de la Tord durante el i sin que importara eudn ocupado estaviera eomprando y ven” diendo oro en la ciudad. Esta observancia regular era Ia que demandaba la Halaki de un hombre: sus oraciones in- dividuales y comunitarias estabanfijadas a lo largo de todas Jas actividades del dia y del movimiento del calendario lic tirgico. De las mujeres se esperaba que observaran todas las fiestas judias y las prohibiciones alimentarias del Kashruth, 40 peto estaban exentas de los requerimientos diario del est dio de Ia Tord y de las oraciones en momentos fijados. La ley judia preseribie slo tres deberes inalterables especticos para la mujer: Ta abstinencia del esposo durante ta mens- iruavién y el hao de purficacién al final; ln separacion, bendici6n y quema de une pequefia parte de masa cuando hacia pan, en recuerdo de los antiguos diezmos al templo: y el encendido de las velas de sabbat justo antes de Ie puesta del sol el viernes y en la vispera de las festividades". En otros aspects, la personal actuacién religiosa de la mujer no estaba «sujeta al tiempo>, sino que se hacfa cuando y como se deseara. Podian sumarse a su mesa para las comidas de Sabbatestudiososnecesitados o cuando un miembro de a fa nila estaba enfermo, pero tambign podian invitarse en cual ‘quier otro momento. La mujer pod enviar comida & los j= dos pobres todos los sabbat, como hactan la primera esposa de Hirsh Levy y su hija Hendele, o de forma intermitente segtin su deseo. Podia decidir no comer nunca pan homed do por los eristianos, 0 ayunar todos los lunes y jueves, 0 vivir siguiendo alguna otra reghs™. Podian bordarse tras de Ia Tora para la circuncision de un hijo, uilizables como te- alo para el Rollo Sagrado unos cuanto’ aos despues, evan do éste vistara la sinagoga por primera vez. Cuando el ho- rario lo permitia, podian hacerse flecos para los chales de oracién de los hombres y vaciar velas para alurbrar Ia si- nagoga” Especialmente importantes en Ia piedad de Giikl eran tas oraciones ikhines en yidish, publicadas en folletos para Ia devoci6n individual de las mujeres y recitadas seguin el it- mo de los dfas sagrados judos, pero también segtn el ritmo de su Vida, cuerpo y asintos familiares, desde el nacimi to, el embarazo y los viajes hasta Ia muerte”. Puede que la lectura de Glikl, como las ines, no s- tuviera «sujeta al tiempo». Tal vez comenzara a Teer de for- ima més regular durante las noches de insomnio de su viu- edad, En un momento de ésta fue cuando empezs a escribir su libro, segtin Te hemos ofdo decir a sus his. Como vere ‘mos, su composicién no s6lo Te permit tejer una historia 41 de Is vida muy compacta y Hena de anéedotas que contat, sino que le ayud6 a resolver en su mente la tensi6n existen- te entte la vieja y la nueva generacién, Ademés, la combi- nacién de narraciones personales y de cuentos fue una con tribucién en su lucha con el significado moral del desengaiio y-el dolor y en la adguisicién de una vor religiosa indepen- diente, diferente de la de un rabi, pero también diferente del «Vayber Taytsh», Giikl orden6 ta narracién de su vida en siete libros, como las site décadas que Himitaban toda vida humana” AAnuneié este plan en seguida y To mantuvo durante las tres 0 bro sEpimo, qe tlt rina Gey segundo eapor Hisch yy lque pasé despues, eorenzs: «Aor con la yt 0d Dios empire Sep, que sd en parte de pesares yn pare de lege Siulondo la naturales bu han, taf cono es el mun r} bos me conc gue no tocedan mis denis a mis Guees jor Gugen ve Jer ano excuche'y eu loa ou prospeidads tas slog J ponss Je Cibo spropan en fom a I vida “ay eck, aPmanteimiento dela vida Hata oo. mona due se Bae deigoad'y co tomo ala ncaa el fonor, Coca fs suxstn eacimotos, mtinonios Y natn ne colocen lw moeres fre do Gem, La pe 8

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