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ESTUDIOS REGIONALES Wr 49(109), 07.238 Reestructuracion, desarrollo sustentable y desarrollo econémico" José Marcelino Monteiro da Costa Universidad Federal do Bra: 7, REESTRUCTURACION Y NUEVAS CONFIGURACIONES TERRITORIALES ‘Sobran evidencias de que el ultimo cuarto de este siglo esta marca- do por una etapa més de transicién del desarrollo capitalista. Un proceso de reestructuracién econémica de gran alcance en el sistema mundial, ‘cuyo epicentro obvio son las economias desarrolladas (EDs) y el arbitrio de sus intereses, viene, incosantemente, dando nueva forma a les rela- ciones de interdependencia en las economias nacionales, simulténeamente a la promocién de signiticativos cambios estructurales, institucionales y territoriales. Sea en el estricto émbito de las economias centrales, sea en ‘al entorno de las periferias. Desenlace confirmado por la tendencia hacia la protundizacién y consolidacion de un nuevo orden internacional, ac- tualmente designado como globelizecién de la economia’. Tal reestructu- racion se torné apremiante a partir de 1973, con la manifestacién explici- {a de la crisis estructural -que venia madurando desde hacia algun tiem- Bo y que se hizo mas discernible a lo largo del decenio pasado-. camo fesultado del entriamiento del apotedsico ciclo de expansion de la pro- duccion instaurado al final de la Segunda Guerra Mundial. Tal situacion, exarcerbada principalmente por los choques de los precias del petroleo de la década de los 70 y concomitante desorden financiero internacio- (©) Tracueido do! portugués per Masa Amelia Querat de Costa, 1 El equvalene, quatdendo is debidas preporetanes, aiming intrnacionaizacién ce €apia,utizago hasta Haco bién pose tampo, cuande denotaba taslcion Ge! capa prodvetvairensnacional en cireosion a as economia de inaustalzacion emet gene 8. en un prime roments, araido por la poltica de substiucién de importaciones !optada por economias cuyo mercaco interne presentaba polencal spreciabe, Soa, on posteridad, eneaminado Nac as econcmiae extovertidae de loe tres el Su desta Astic (Costa, 1986), 2. Complementanca et panorama poco promisor, 8 regetraranelevaciones en ls tases do interés dal mercado tinanciere internacional la pelea neoprotecconsta seguda Bot las econcmias més avanzadas de la OECD, Ie roverscn de los Términos de inter. Cambio destavorable a los exportadores de productos primarios, ! abrupio estancs Inenio en el ingreso iquide de capialet de resgoy la decleracin de insovencia de Mexico, on el tamado Septembre negra de 1062 (Cast, 1987), co {10S MARCELINO MONTERO DA COSTA nal, pas6 @ imponer, urbi et orb polticas macroeconémicas de ajuste y ‘desregulacién’ En el contexto de los cambios en proyeccién, excep- tuando et nuevo escenario geopoltco, se torno perceptible la ocurrencia de toda una serie de importantes transformaciones: a) la exasperacién de la concurrencia en el mercado internacional especialmente entre empresas transnacionales que operan en ra: ‘mas tecnologicamente avanzadas 0 en proceso de reestructure- ci6n industrial, que. segin Mortimore (1888), forman el nicleo en torno del cuel esta surgiendo un sistema productive internacional integrado; b) el advenimiento de formas organizacionales a base de nuevas tec- nologias (de producto y de gestion), promoviendo la flexiblizacion {do Ia produccion, de los procesos y mercados de trabajo y de los paatrones de consumo y estimulando ~ya que pasan a prevalecer igs economies of scope en detrimento de las de escale (Suyngedouw, 1986), la insistencia por el mantenimiento o cree- cién de ventajas competitvas (Porter, 1993) y le reduccién cada vez mas acentuada de los ciclos productivos-, la fragmentacion planificada del alto grado de verticalizacién @ que habian legado varias de las grandes organizaciones, dando lugar a la satelitizacion de una mirfada de empresas semiindependientes de menor porte: 6) la consolidacién del Mercado Unico de la Unién Europea (UE) y la formacién, alternando avances y contramarchas, de otros blogues supranacionales, como el Acuerdo Norteamericano de Libre Co- mercio (NAFTA), formado por Estados Unidos, Canada y México — cuya inciinacién, en el largo plazo, podré incorporar las demas economias de la América Latina, inclusive el Mercado Comun del ono Sur (MERCOSUR), y el del Caribe- y el virtual megamercado asidtco, abarcando Japon, tigres asilicos" (Corea del Sur, Taiwan, Hong Kong y Singapur), China y, formada por Indonesia, Filipinas, Malasia y Talandia, la Asociacin de la Naciones del Sureste Asié tico (ASEAN)*. 3. Le superuvencia de las emer ‘taciay de ls busqueda de a “contoed covecta db sina, Nexiblided de mercado ¥, 00% toao, vlooiag” (Nass, 1994), | comple og del comerco internacional se lovanta la posbiidad do un hipott etd oe libre comerelo de dimensiones Wansallntcas el TAFTA, envolsiand @ ios Unidos y a la UE. La esuatagoma de contabalancoar el gradual waslado del ‘entra cel comercin mundial dl atlntoehacla el Pacteaenfreta.envelanto, el Nacho ‘de que Aoiay América Latina gon loa mercadoa con mayor potenial do dinemismo, REESTAUCTUNACION.CESARROLLO SUSTENTAELE YOESARROLLO EONGHICO 0 d)el florecimiento de “nuevos espacios industriales” (Terza Italia Silicon Valley, Carretera 128 de Boston, Cortedor Mé, Sofia Antipolis, etc.) y las tecnépolis japonesas, idealizadas para acoger comple- jos industriales de alte tecnologie (sunrise industries) e) el inusitado grado de autonomia ante la estera de la produccion real y el control de los Estados alcanzado por el sistema tinanciero internacional, después de la reorganizacion por que pasé a partir de 1972, torndndose copartivipe estratégico de la globalizacion, , 4) et fenomeno de la “compresion espaciojtiempo" (Harvey, 1989), estrechando los horizontes temporales de la toma de decision pri= vade y publica, asi como la répida difusion espacial de estas. Se dispone de diversas interpretaciones tedricas sobre la ya mencio- ‘nada trayectoria de reestructuracion industrial (ver Mortimore, 1892; Hen 1992), Entre las principales vertientes, cabe destecar: a la escucia egulacionista, que aboga la entrada en la era postordista, caracterizada ‘esta por la emergencia del nuevo ‘régimen de acumulacién® asociado al también nuevo "modo de regulacién social y politica” (Aglieta, 1976 etc.) 2 la de una posible transicién del fordismo/ keynesianismo (modernismo) a la acumulacion flexible (posmodernismo) (Harvey, 1989); a la "segunda ruptura industrial" (Piore y Sabel, 1984); al desfasaje de la fabricacion mecanica (machinofacture) por Ia fabricaci6n sistémica (systemofacture) (Hoffman y Kaplinsky, 1988); y, last but not least, a la estructuralista neoschumpeteriana, que adopta el presupuesto del inicio del quinto ciclo, de large duracién de Kondratieff, bajo el respaldo de un nuevo patadig- ma tecnolégico/econémico ~ademés de las contribuciones de Perez (1985: 1986), ver articulos especificos en Freeman, Clark y Soete (1982), Dosi, Freeman y Nelson (1988), Silverberg y Soete (1994), etc. El andlisis comparativo de los factores determinantes considerados por las corrientes relacionadas pone en evidencla, sin excepcién, el pa- pel estratégico que asumen las innovaciones tecnalégicas, dado que au: mentos de productividad y eficiencia constituyen, perentoriamente, ele- mentos propulsores bésicos de la globalizacién. De ahi la pertinencia de le hipotesis adoptada por Castells (1990): “la capacidad tecnolégica de los agentes econémicos representa un factor decisivo en los procesos competitivos por medio de los cueles se establece la estructura, siempre cambiante, de las relaciones econdmicas internacionales y trans- nnacionales”. En un lapso relativamente corto emergio todo un conjunto sinérgico de innovaciones radicales ¢ incrementales vinculado a un nue- vo paradigma tecnolégico/econdmico (o *revolucién tecnoldgica ")intensi- vo de conocimiento, teniends como “factor clave” el complejo micro- 20 08 MARCELNO MONTEIRO DA Casta electronico®. El referido paradigma que gradualmente ha ido substitu: yendo subordinando al paradigma energo/intensivo precedente- al in- corporat nuevos sistemas tecnolégicos, se convirtié en el determinante mayor de los cambios irreversibles (econdmicos, pollticas, institucionales y sociales), reales y latentes, provenientes de la reestructuracion y se di- fundié por todas las industrias y servicios. Pasd, en fin, a revelar funcionalidad entre lo aparentemente dicotémico, paradojal, ‘contlictivo, cedtico o independiente, Los rebatimientos territoriales de la globalizaci6n, al ejercer influen- cla sobre las decisiones de localizacion 0 “relocalizacion’ de las activida- des econémicas implican, forzosamente, reestructuraciones en la divisién intertegional de! trabajo. Basicamente en virtud de la répida reduccién de los costes reales de telecomunicacion y transporte, conjugada al hecho de que la disponibilidad de fuerza de trabajo barata y de baja calificacion as6 a ser irrelevante como factor localizado de alraccion, Producen, pués, el advenimiento de nuevas configuraciones econdmico/espaciales®. Ya que la reestructuracién productiva no se reprodujo generalizada y homo- geneamente en el tiempo y en el espacio asumiendo, en cada contexto especitica, formas disimiles y, segin Castells y Hall (1984), donde las ciudades y las regiones se convitieron en forma creciente en agentes decisivos del desarrollo econémico. Tiene raz6n, asi, Boisier (1994) al sugerir que la revolucién tecnolégica y cientifica en marcha obliga a idear nuevas formas de regidn, superando antiguas restricciones de lamatio y contigiidad. En la vorégine de la globalizacion en curso es plausible suponer la propensién hacia la cristalizacion de una economia mundial ‘tripolarizada * Bajo el liderazgo de las economias més pujantes de cada blaque conti ental: el tripade Estados Unidos/Alemania/Japon. Con las demas econo- mmias, inclusive participes de los referidos bloques, debiendo formar una inmensa periteria coadyuvante, diversiticada y jerarquicamente estruc- 5. De conformidad con Freeman y Pérez (1888), la concepcion de paradigm tecanlogica! feconémico dere do fas ioas senlares anticipades por Kuhn, Dos! y orcs autores. Se ‘elere @ un metaparadigma -un estilo tecrolegica daminanie en que sentido comin y 'eglas pragmstcas alecian la econcmia por entero cuya poderose inluercia, través 4a sistema econémico, deriva dela combiracscn de venias Toonicas y seandmieas 5 un cluster interelacionace Ge innovacionestéencas, organizacionales y admin ta vas. Tals venaias no se agolan en un nuevo glupo de productos y ssiemas, pero se fieden, prneipamente, por face la vinamea de ls estructura de costes reatves Go todos los posible insumes. 6. Exist vats colecciones recites reuniondo contribucionas rvacionadas con eta uestion. Ver, por ejemplo: Curbelo st ali (1994), Cuadrado-Roura et al (1994) ‘Aburquerque etal (1990), ete PEESTRUCTURACIC, DESARROLLO SUSTENTABLE YDESAEROLLOECONGICO m turada. Hay, por lo tanto, una continua promocién de reordenemientos seotoriales y de la difusién de efectos econémicolespaciales centripetos, © de polarizacién, y cenirifugos, 0 de fluencia. Cuya incidencia, a lo largo de la red econémicojterritorial dominada por fuetzas compelitivas, aun- ue con variables grados de intensidad espacio/temporal, traerd desfases ¥y repercusiones, esencialmente los primeros, de forma contundente en las economias de industrializacion emergente (EIEs). Esto, en ultima ins: tancia, puede acicatear, en escala nacional, modificaciones substanciales en las relaciones interregionales y la respectiva organizacién del espacio econémico funcional 2. ETAPAS DE LA CONTROVERSIA DESARROLLO VERSUS MEDIO AMBIENTE La cuestion ambiental précticamente evolucioné paralelamente a la intensificacién de la globalizacién. Instaurada en la primera mitad de la década de los 70, a pesar que esto no permite inforir quo hasta entonces hayan pasado desapercibidos los impactos acarreados por la expansion de la actividad productiva sobre el medio ambiente y la naturaleza, La polémica desarrollo (0 creciiniento) econémico versus preservacién (0 Conservacién) de recursos naturales -1a cual, segun algunos (Jacobs, 1992; Galindo y Malgesini, 1994), promovio una importante ruptura dentro de las modernas teorias del crecimiento econémico: conforme a otros (OECD, 1981), resull6 un estimulo para el crecimiento econdmico; 0, alin, de acuer- do con Kenigswald (1992), no pasa de ser un falso dilema para los pal- ses pobres y un Iujo para los ricos, “en virtud de la defensa del medio ambiente ser un factor vital del crecimiento econémico", al promaver me- iorias en la explotacién de los recursos naturales paulatinamente institu- ¥y6 al medio ambiente como condicionante disuasiva al delineamiento de estrategias, programas y polticas de desarrollo regional. Especialmente cuando se trata de la apertura, ampliacién de la capacidad productiva e integracién econémica a los mercados nacional ¢ internacional de territo: fios relativamente extensos, demograticamente de baja densidad y po- lencialmente dotados de rico patrimonio natural (~tronteras de recursos. naturales»), a ejemplo de la Amazonia brasilenia. Abierta 0 disimu: ladamente, esa ha sido la tonica introducida, a outranee, en diversos tra bajos que, con frecuencia, utilizan como refuerzo retérico datos distorcionados, falacias, interpretaciones equivocadas o sectarias y pre- dicciones apocalipticas. Dado que la literatura disponible cubre de forma satisfactoria tanto el debate como los rumbos de la politica internacional, considerados por la ew 08 WARCELINO MONTERO DACOSTA problemética en cuestion y las consecuentes orientaciones con respecto a medidas econémicolambientales ante la continuidad de los procesos de crecimiento o desarrollo econémics (v. g., Guimaraes, 1991.2; 1991.b; 1994 y CEPAL, 1991), esta parte se restringiré a la identificacién de las etapas de la controversia y de sus principales rasgos. Se pueden identificar, grosso modo, tres otapas on la evolucion de los intentos recientes de incorporacién del medio ambiente a las moder- nas teorias y politicas de crecimiento y desarrollo econémico En la primera fase, contrariamente ala afirmacién de que la “econo- mia ambiental siempre ha sido, en principio, la parte central de la Econo- mia" (sic!) (Sterner, 1994), el tema, en el restringido ambito de la ciencia, econdmica, era abordado de forma esporadica y marginalmente, A través de intentos aislados y dispersos orientados a insertar la naturaleza (eco- nomia de los recursos naturales) y el medio ambiente (economia del me- dio ambiente) en la estructura analitica de la economia neoclasica’. So- bore todo en lo que concierne al principio de la “equimarginalidad” de Jevons, al dptimo de utilizacion de un recurso no renovable de Hotelling, 2 la cuestién del surgimiento y propagacién de externalidades negatives introducida por Pigou 0, de acuerdo con la comprensién restrictive apo- yada en las leyes de la termodindmica, principalmente en la Segunda Ley de la Entropia, confarme al modelo biofisico llevado a cabo pioneramente. por Georgescu-Roegen (1971), a la imposibilidad del crecimiento lexponencial duradero de la economia, asi como de los limites de substi tuoién de recursos naturales por capital y tecnologia. La etapa siguiente, sefialada por acentuados cambios de nivel y de amplitud, inicié ofectivamente la llamada “revoluci6n ambiental” y su institucionalizacion por la Organizacién de las Naciones Unidas (ONU). con la repercusién desencadenada por tres hitos internacionales subsecuentes tealizados en la primera milad de le década de los 70: ta Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y De- sarfollo, celebrada en Estocolmo® en 1972 (Ward y Dubos, 1973)°; la di- Para elerencias accezorias a oe reureos naturales necha® en la fate de evoliclen del Pensamianio conémco aniror a os neoctésovs, pineipalmente por Malthus, Ricer do ohn Stuart til ver Kua (1982). 18 Eb pertnente realzr I importarcia de los tabalos de Ia reunion preperatare de esa Conterencia reaizada en Faunex, Suiza. on 1872 (UN/EPHE, 1972) sin olviga fa Conte ‘oncia sobre la Biter realizad en Pas, on 1968, que result, en 1071, one! prose tna EI Hombre y ls Blostora de la UNESCO. 9. De cata Confaroncia resutaron la Desiaracién sobre el Medio Ambiente Humano y 'a ‘reacion del Proyrama de las Neclones Unides para el Medio Ambiente y Desari0l0, tenun\, REESTRUCTURECAGN, DESARROLLO SUSTENTABLE YDESAFROLLOECONGICO ae vulgacién, en ef mismo afio, del Informe del Club de Roma sobre los limi tes del crecimiento (Meadows et ali, 1972); y, dos aftos después, en Coyococ, Mexico, el Simposio sobre Patrones de Utilizacion de Recursos, Medio Ambiente y Estratégias de Desarrollo. Posteriormente, siguieron otros encuentros de menor notoriedad, excepto la Conferencia de Nairobi so- bre Desertificacion, en 1977. Esta etapa, data vénia la magistral idealiza, cién de la teoria homeostética de Gaia formulada por Lovelock (1979) abarcé los afios ulteriores a la difusién ~complementada, revisada y ate- rnuada por los segundo y tercer informes del Club de Roma (Mesarovic y Pestel, 1974; Tinbergen, 1976)- y a la pronta reaccién de las economias periféricas a la tesis de los limites del crecimiento. Ademas de la oportu- nha y enérgica postura de la diplomacia brasilefia en defensa de los inte- reses de las EIEs al introducir aspectos pollticos y sociales en la discu- sion (ver Guimaraes, 1991.a: 1991.b; Marmora, 1992), el modelo del infor- me preparado por la Fundacion Barllocho, de Argentina, sobre los Limites de la Miseria, tecnicamente bien tundamontado, rechazo con vehemencia el enunciado del “crecimiento cero” (Herrera et alll, 1976; Herrera, 1988). En el punto culminante de la querella, en 1987, vid la luz el Informe de la World Comission on Environment and Development (WCED), sencillamen- te popularizado como Informe Brundtland (WCED, 1987). En este segundo periodo gand intensidad y se profundiz6 el debate, Tanto en el medio académico, como en la media internacional, asi como en los Ambitos gubernamental y de las relaciones intemmacionales"®, Para- lelamente, se radicalizé el discurso preservacionista, proliterando el ecologismo tout court (ecologia popular, economia ecolégica, eco- socialismo, ecologia profunda, etc), el ecooportunismo y los partidos politicos dedicados a la causa ecolégica (los “verdes’). A remolque pros- er6 el ecobusiness"’ y pulularon organizaciones no gubernamentales, (ONGs) internacionales, extranjeras y nacionales. Algunas destinadas a la prestacign de servicios de consultoria técnica y a la promocién de cam- 10. Una vision general dl debate puede ser enconrada prnciplmente en Meadows at al (1982) Kassoia (1990) lo votererteespeciicaments a anlsiscrsioos ce la ves (els lentes dat crecimiento ver. especialmente, Beckerasn (1974) y Ara (1978). 11 Matar de Tha Economist. Empresas descubren come gana’ deo salvar al mundo, reproduciga en la Gazeta Merearti, de 06.08 1096, divuig6 un inlorme de le OCDE ae fvaluo en USS 200.000 milanes, en 1990 el sector de ls ndustia de descontaminacién {is OCDE ores que el sector cebera expanciree para US$ 300.000 mitones Nast ein de esta ascede. La forza por vés do exe crevimiono es fa regulackn del gobierno resulted la actuaién de grupos de pasion, ow tneneiamento wano do frmae do escontaminacién, ademas del proveniente de los esfusrzes treneticos de los “mbionaletas para racager dinero a frase do campariae apocalpacas, ea 05 MACELINO MONTERO Ds COSTA pafas y eventos de concienciacion. Otras preferentemente orientadas al activismo radical La tercera etapa, iniciade = partir de la adopcion de la propuesta sintesis del desarrollo sustentable (DS) (sustainable development) por e! Informe Brundtland, es de naturaleza esencialmente conciliadora y catequizadora y se proionga hasta los dias actuales. En esta ultima fase, por Io tanto, han prevalecido los intentos de armonizar desarrollo econé- mico y conservacion ambiental 8, EL CONCEPTO DE DESARROLLO SUSTENTABLE EI DS, a pesar de ser relativamente reciente, se torné en la panacea yen el slogan inevitable de la convencional wisdom (a ta Galbraith), Desbanco, en las discusiones académicas y de los formuladares de poll- tica desarrolista, el charm que ejercia la controversia crecimiento equili- brado versus desequilibrado. Hay quien lo considera el “simbolo de un consenso ideal’. O, remiando contra las ideas seminales de Kuhn (1975), lo tiene como el “nuevo paradigma del desarrollo", Olsen, Lodwick y Dunlap (1992) aseveran que el “paradigma ecoldgico social, adn no dominante, “esta emergiendo como dominante", en detrimento del ‘paradigma tecno- légico social”. Los organismos internacionales de fomenta lo cooptaron, (Lele, 1991; Buttel y Gillespie, 1988; Conable, 1986; Runnals, 1986) y exi- gen que medidas compatibles con el mismo consten en los proyectos sometidos a sus carteras de financiamiento, Hay planes de desarrollo re- gional y programas de gobiernos provinciales que lo mencionan vaca, Contradictoria y eleatoriamente. Otros, lo usan de forma conflictiva con varias directrices y objetivos priotitarios encarados conjuntamente, aun- que son prédigos en elegirio como parémetro de intenciones pero sin saber qué hacer en cuanto a las formas efectivas de operacionalizarlo macrorregionaimente. Por haberse constituido en proverbio obligtorio de lo que esta en boga como “politicamente correcto”, ha sido, en lo que concierne a lz Amazonia brasilefia, utiizado ampliamente tanto en pro: ‘nunciamientos de autoridades nacionales como regionales. Y asi en ade- lante ‘Amodo de resguardo, es de buen sentido aclarar que no se tiene la pretencion de proceder a una revision semédntica del concepto de DS, de us premisas generalizantes ni de sus diversos usos. Existen estudios qua se han ocupado de esto competente y oportunamente (Lélé, 1991; Tisdell, 1988; Redciift, 1987. Brown et alll, 1987; Barbier, 1987; etc.), Tampoco corresponde encaminarse por los complejos dominios de la “ecopolitica EESTRUCTURACION, DESARROLLO SUSTENTABLE DESARROLLO ECONGMICO a y de la geopolitica. A pesar de reconocer que, en la préctica, la mayor parte de los problemas embientales envuelve disfunciones de caracter social, cuya solucion depende decisivamente de la estera politica. Hay trabajos tematicos que ya se ocuparon de esto en forma pertinente (V. g., Guimaraes, 1991.2; 1993; 1994; Blowers, 1993). Interesa, sooremanera, concentrar la atenci6n en los aspectos de la interdependencia y compati- bilidad del DS con el desarrollo econémico Otrosi, es importante elucidar ante todo qué concepto de DS se con- sideraré en este andlisis, La proliferacién conceptualista torné trivial la coexistencia y el intercambio de versiones contradictorias, destasadas 0 excluyenias. En vista de esto, varios autores se dieron el de inventariar las definiciones disponibles. Solamente Redclit (1987), por ejemplo, lo- °6 registrar mas de cien conceptos. También es larga la relacién de compilaciones que consta en Pearce, Markantaia y Barbier (1989) y Pezzey (1989). Baroni (1992), a su vez, seleccion6, para controntacion critica, once definiciones, de distintas procedencias tedricas, sugiriendo mejo- flas a la nocign del DS, en el intento de darle mayor precisién, profundi- dad y objetividad, Andlogo al dragon de Jorge Luis Borges, presentado en Ef Libro de los Sores Imaginarios, el DS posee la capacidad de asumir muchas for- mas, pero estas son inescrutables. Ante la imposibilidad de considerar el abanico de interpretaciones existentes 0, aun, de opetar con un conjunto menor que incluyese las més significativas, se opt para eludir el imbréglio, se opt6 por el concepto tormulado por el Informe Brundtland. En virlud de haber granjeado éste le aceptacion generalizeda, tornando- se, salvo mejor juicio, representative y cuyo enunciado es el siguiente: "el desarrollo sustentable es aquel que atiende a les necesidades del pre- sente sin comprometer le posibilidad de que las ganeraciones futuras atien- dan a sus propias necesidades” Ademds, destaca que ‘satistacer las necesidades y las aspiraciones humanas es el principal objetivo del de- sarrollo” (WECD, 1987), Conforme a lo manifestado por el Informe Brundtland, el DS *contie- ne dos conceptos llave: el concepto de “necesidades’, sobre todo las necesidades esenciales de los pobres del mundo, que deben recibir la maxima prioridad; la nocién de las limitaciones que el nivel de la tecnolo- gia y de la organizacién social impone al medio ambiente, impidiéndolo de atender las necesidades presentes y futuras” (ECD, 1987). La definicion del Infome Brundtland de DS preconiz6, al fin y al cabo, 1 crecimiento con conservacion. Al mismo ritmo que la asimilacion de algunas de las sugerencias disponibles en la época [v. g., el aporte neo- Clasico de Pearce (1976) y el desarrollo durable o el ecodeserrollo @ la 26 08 HAACELIND MONTERO DA COSTA Sachs (1990; 1992)}"%, ademas de suplir la laguna conceptual pionere dejada, en 1980, por el informe sobre la Estrategia Mundial de Conserva- clon presentado por la Unién internacional para la Conservacion de la Naturaleza (Starke, 1991) ~cuyo énfasis privilegiaba el medio biotisico (Khosla, 1987) y el lado de Ie oferta de la economia (Sunkel, 1987)-, el DS atendié les loables preocupaciones con el medio ambiente, no des- ‘cuidando, por lo menos en el discurso, de las legitimas aspiraciones de Jac ElEs. Convirtiéndose, asi, en un verdadero tour de force en la media- clon del antagonismo entre los defensores del crecimiento econdmico a cualquier costo y los paladines del preservacionisrna, El DS bused, al in- Corporar una percepcién tridimensional del desarrollo (vectores econémi- £0, ecolagico y social)", establecer funcionalidad en lo que hasta enton- ces era dicotémico. ‘Aun cuando tal versién del DS haya desagradado principalmente a las corrientes vinculadas al ecofundamentalismo, el exasperado entren- tamiento que, necesariamente, hasta entonces imponia una opcién alter nativa fué gradualmente perdiendo terreno frente a la moderacion. Aun ante lz persistencia de opiniones divergentes, de la continuacién del activismo ecologista y del pleno conocimiento de inevitables trade-offs. entre crecimiento/desarrollo y medio ambiente, La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Cumbre de la Tie ra, ECO 92 0 Rio 92), 2 pesar del énfasis en la pompa y en le retérica, cconfirm6 la referida tendencia'S 12 El propio Sache (1982), stra que ol concepto de DS de! Informe Brundtland incorpora sus ideas de scodesartolo: of ndsoluie novo en dos drecclanes entre de2a/010 ‘medio ambiente y 0} rosultanto cancopte normetivo del ecodesa/rae, mas {arde ‘edenaminado come desarolo sustentabe, fue primeramente dlecuido an Founex y 89 la Contecncia de Estocoime, oe. 1972, 13, Para Godt. Clusensry Sechs (1885) hay una pertadimensionaidad, dado que han cansi- ‘dorado, por adc, los vectores espacial y cura 14, Martinez Aller (1892), entre ottes, uno de los més Iéreos erticas del OS y, segin el rmsino milante de eonarociisma ~anareo popuismo- 0 eealogiemo popular, wna do las las cola Economia Esalégica, ertende gue el analar les rlaciones ene pobre: 28, erecinianto econdmico y poiica amiiantal [la tesis det Informe Brondland ue 'a pobreza sors eiminaca por of cracimianto econemico (y no par ia redistribution & ‘vel muncial [..] puede ser contapradusente, por razones acoligices en ots pase jes, el mismo autor afrma que: las argumontaciones en base a le “capecided de Sustontacién’y al ‘desartolo susenisbe" san astepitsamenteiSeolgicas on su ap Cecile selctva. Son intents de bioogizar f Gesigualad soci ¢| OS es 1a palabra ‘e orden de la nueva ecctecnocraca intornacional. ai come la contibueén mas impor tante de a sociidemocracia eurepea y sus aliados a) debate ecatsgica imarnacionl fete, ae. ete ich (1998) consider sl BS un ondoce dol etatu quo ante los rocutedos 6c ia tte ieclevantes 9 peores 15. Aesultaron de esa Conferenc la Agenda 21, la Convencién del Clana, la Convencion FEESTRUCTURACION, DESARROLLO SUSTENTAELE Y DESARROLLO ECCNOMICO an En sintonia con el éxito alcanzado por el DS, existen opiniones de que hoy no se trata mas de cuestionar si crecer 0 no, sino como crecer (Galindo y Malgesini, 1993). O, atin, de que la contradiocion entre desa- rrollo y medio ambiente esta supetada. El problema, ahora, es como ha- cer ejecutable el DS (CEPAL, 1981; Lélé, 1991). Situaciones que cierta- mente evocan la idea de “estlos de desarrollo’, ya en su liempo y oportu- nidad defendida por varios economistas cepalinos. En fin, es conveniente dejar bién claro que el concepto de DS pro- puesto por el Informe Brundtland no debe ser confundido con proyectos agricolas espectticos y con éxito, ni con sustentabilidad de recursos re- novabies, 4, DESARROLLO SUSTENTABLE Y DESARROLLO ECONOMICO Eltalén de Aquiles de las tentativas de privilegiar la inclusion, a gui- sa de holismo, de los recursos naturales y dal medio ambiente on la cons- tugcién de esquemas tedricos y consecuentes escenarios futuros, en erspectivas de la expansion de la economia mundial (incremento de la preduccion), ha sido pertinaz, al relegar la economia a mero subsistema ecologico, incurriendo en grave reduccionismo'®. O sea, soslaya la racio- nialidad dominante del desarrollo capitalista, en cuanto proceso hegem6- nico e histéricamente determinado. Probada y comprobada, la \égica in- trinseca de las leyes del movimiento © de la dinémica capitalista condi- ciona las innovaciones tecnolgicas, el avance sectorial desequilibrado, la organizacién asimétrica y jerarquizada de la estructura productive es acial, el nivel de las tasas de formacién de capital, etc. Convirtiendo, también, el crecimiento econémico en un fenémeno ciclico de larga dura: ‘sobre Biiversicad y a Daciaacion sobre SeWvas, Lo que, sogin Zuckerman (1002), n> lamaind le inqvielud en cerlos culos dejada por la Conferencia en lo Concetnente a {uestiones no resus: inlerases nacicrales canfctves: diarencias en os problemas ‘mbientales nacional y glcbaies; cuestnes de coro y de larga plezo no perlenecion= fas at misma categoria: e! aesarolo de os paises poores nevitablemena dacencade- pa nuevos probiomes ambiontles 16. Segin Stemer (1954), curant a ime década exstiren eigunes desaratos imporian- tes on lo concornenie a ls interelaciones ene economia y ecdlogi, Le més basica de elas es que ig economia @s un subsisiema de un sistema ecotgicd quo #3 lo, ‘omplej y posblementeinestable. Lo que deverd prevocar prokndas impleacioncs 2” fe modo de pensar de Jos economistas sabre e! media ambiente, perque esta acta el conto ae las cuestiones del creermianio ecansmica,sustentabiidedy escala dptima de a economia, Vr. iambién, Daly y Cobb (1368) ysigunas do a colaberaciones constar- te en Consianaa (1994), ne {08 MABCELIVO MONTEIRO BA COSTA cidn, sujeto a recurrentes fluctuaciones coyunturales y de medio plazo, ademas de subvertit permanentemente configuraciones econémicas destasadas y crear nuevas’? Liamar la atencién sobre varias cantribuciones recientes sobre el OS sea de tendencia preservacionista, sea de inclinacién conservacionista © de trabajos que, en la esencia, no toman en cuenta las multidimensiones del DS, pero se ooultan en &I para difundir inquietantes designios-, es la preocupacion manitestada, de forma explicita o implicita, con la continui= dad del crecimiento de las EIEs vis-avis la tesis de los limites del crecimiento. Vuelve, asi, a predominar la vision clasica del desarrollo capi- talista a largo plazo: la inexorable amenaza del estado estacionario. Ipso facto, a lo largo de las dltimas décadas, el malthusianismo vol vi6 2 distrutar de prestigio. Fué subrepticia, resuelta y gradualmente resu- citado bajo nuevos ropajes tedricos. Se impuso en importantes cifculos academicos y decisorios de las EDs y en el ambito de algunas institucio- nes de fomento internacionales o extranjeras. Se convirtié en el leimotiv de diversas ONGs. Basta examinar el tenor de los articulos contenidos en. la revista Futures, particularmente la edicion de marzo del ato pasado Gedicada a las visiones de sustentabilidad (Olson, 1994; Pirages, 1994; Corson, 1994; ete.) El neomalthusianismo, ademas del apoyo de un abanico convergente de alianzas inusitadas que acage teorizadores e idedlogos conservado- res y radicales, pas6 a contar con el refuerzo analitico mas refinado de esquemas mecanicistas andlogos a las leyes de la Fisice (modelos biacéntricos): #1 “circuito termodinémico ampliado 0 completo de la eco- nomia", montado para substituir el "modelo econémico ortodoxo o simn- ple’. Amparado en la Ley de la Conservacion de la Materia (produccion y consumo transforman materia, pero no la crean ni destruyen) y en las Primera (Imposibilidad de crear 0 destruir energia) y Segunde (disipacion de la energia y de los materiales transtormados tornandolos indisponibles. pera uso ulterior) Leyes de la Conservacion de la Termodinamica (Jacobs, 1992), el referido circuito subordina lo econémico a lo bioisico. Todo de- bidamente a resguardo de los argumentos del Club de Roma o de Malthus. En virtud de asentarse en el determinismo de las leyes naturales (la rmismisima racionalidad de los economistas fisidcratas y clésicos) de la termodinamica. Las cuales prognostican el irreversible agotamiento de las fuentes de energia y de los materiales, como resultado del aumento de la 17, Sobre ls tbaica dol cesarrle capitalist y det desaviolo regional, ver Harvey (1969) y raciantestabsjos de De Matios (1994; 1990). ESTRUCTURACIEN, DESARROLLO SUSTENTASLE YDESHAAOLLO ECONOMIC no entropia y la equivalente disminucion de la sintropia, @ continuer el evan- 9 de la economia capitalista (Georgescu-Roegen, 1971; Martinez Alier, 1982: Cleveland, 1991: Daly, 1991; elc.). Lo que, entretanto, queda sim- plemente velado en toda esia argumentacion, sin disimulos, 6s el hecho {que las EDs son las que detenian el poder y ei control de las fuentes energéticas perennes 0 de los medias logisticos y estralégicos que per- miten su uso (Jémery, Debier y Deléage, 1994), Asumid, asi, le contrarrevolucién neomalthusiana la condicién de inspiradora fundamental de la elaboracion del menii de recomendacio- nes en boga para la adopcidn en las ElEs. No importa el sabor ni el color de la pildora, pero el diagnéstico contaminado de parcialismos y la for- mula del remedio prescripio y sus efectos directos y colaterales. Habida cuenta del delineamiento de un escenario futuro poco promisor ("ereci- miento cero"). Producido este, en concomitancia, con la explosion demo- gratia en los paises del Homisterio Sur, con el efecto demostracién que instiga a la “aldea global” al consumismo descontrolado o al bionestar distrutado en las sociodades posindustriales y con Ia existencia de canti- dades fines de recursos naturales no renovables. Todo esto reforzado Por elevados niveles de degradacién del medio ambiente que fatalmente sobrevendran del crecimiento econémice perifrico. Nada obsta para que los mas graves problemas ambientales de origen antropico efecto inver- nnadero, disminucion de la capa de ozono, accidentes nucleares y quimi- Cos, pérdida de biodiversidad, desertficacién, detritos t6xicos, llivia aci- da, etc.~ hayan sido producidos por las EDs en su intensa marcha hacia la industrializacion. Esta es la llamada deuda ecolagica del Norte para con el Sur (Guimaraes, 1999; IDRC, 1982), que satur6 el medio ambiente con todo tipo de emanaciones sdlidas, gaseosas y liquidas, asi como, de tas constantes amenazas de conflctos armados por la toma de control de recursos naturales estratégicos (v.g., Gleick, 1991), Atal punto que, aan si fuese eliminada la relativamente modesta participacion de las EIEs en {a agresion al medio ambiente, la propalade amenaza mundial no se disi- Paria. Dado que, a pesar del alardeado compromiso con el medio am- Biente, la contribucion de las EDs a la conlaminacién almostérica esté estimada en torno al 75% Es pertinente resaltar que el advenimiento vislumbrado por los eco- nomistas de la Escuela Clasica (especialmente David Ricardo, Robert Malthus y John Stuart Mill) del “estado estacionario" -de una situacion de ccquiliorio de la economia, con los salaios reducidos al nivel de subsis- tencia y le inexistencia de inversién liquida en funcién de que la tasa do ganancia tenderia a cero, como resultado, en suma, de la caida gradual 20 JOSE MARCELING MONTEIRO GA COSTA de la productividad marginal proveniente de la rigidez de la oferta y de la calidad no homogenea de recurso naturales (ley de los rendimientos. decrecientes), frente a la inevitabilidad de la incesante presion demogré- fica (ley de la poblacion de Malthus}~ no se concret6. El desdoblamiento de los acontecimientos lo archivaron por algun tiempo. La correlacion entre el incremento poblacional y el de la renta se revel6 inversa. Profundas transformaciones en los parémetros estructurales e institucionales de con- tencién espontanea al crecimiento demogratico se observaron, a medida fen que el proceso de crecimiento econémico se consolidaba de forma autosostenida en las hoy EDs, estabilizando la densidad poblacional por la presién hacia abajo de la tasa do natalidad, a pesar de aumentar le esperanza de vida. Es licito, pues, cuestionar si tales cambios estarian ahora descartados en relacion a las EIEs. A su turno, otras teorias, subsecuentes del desarrollo capitalista (versiones marxiana y schum- peteriana, principalmente) refutaron dicha tesis del estado inercial de la economia. Primero, por la equivocada subestimacién del progreso tecno- légico. Segundo, por el hecho trivial de que la sociedad capitalista no funciona sin crecimiento, sin generar y reinvertir de la masa del exceden- te econémico incesantemente mayor (paradoja de Domar) y sin incorpo- rar innovaciones tecnolégicas de todo tipo. Ademas de, a lo largo del tiempo, pasar por recurrentes metamorfosis en los patrones de acumula- clan y estilos de desarrollo. Por consiguiente, el estancamiento de la eco- nomia hace suponer el perecimiento automatico del capitalismo, Esta es la propuesta, salvo craso error, de la concepcién revolucionaria de la “modernizacion ecologica”, la cual, al incorporar criterios ambientales en la actividad productiva y en la politica econémica, "implicaria la transfor macién del modo de produccién” (Hajer, 1992). Es obvio que este desen- Jace no es imaginable por las EDs, poco propensas al hara-kiri Los neomalthusianos, escudados en sus ligubres vaticinios y en la justiticacién de no caer en la “trampa del pacto de Fausto”, incurren en el mismo juicio de valor de los economistas clésicos: desdefiar del avance teenolégico. Al caer en la emboscada del ‘pacto de Prometeo”, no toman en cuenta el nuevo paradigma tecnolégico intensivo en conocimiento ac- tualmente en marcha, o en fase de germinacion, en el contexlo de las EDs. Empujada por ol polo estructurante del complejo microelectronico (informatica, telecomunicaciones, automacién industrial, software y técni- cas conexas), en canjunto con otras nuevas lecnologias o sectores difusores del progreso técnico en maduracién (biotecnologia, nuevos materiales, energia, explotacion de los recursos de los mares y océanos, Iécnicas espaciales) y transformaciones econémicas y ajustes institu- EESTRUCTURAGON, DESARROLLO SUSTENTAELEY DESARROLLO ECONOMIES a cionales en curso, @ aquel subordinadas, la Tercera Revolucién Industrial vale la pena insistr, puede estimular una nueva onda larga de crecimien- to de la economia mundial y substituir el presuntamente agotado patrén de crecimiento econémico. Se esboze asi, la’sociedad de la informacion’, a despecho de la pretencion embientalista de otro tipo de sociedad ful: ‘ar la “sociedad sustentable" (v. g., Marien, 1994) Otrosi, los preservacionistas subestiman, o descartan in limine, la virtualidad del progreso tecnologico pata revertr problemas ambientales provenientes 0 no de la accién antropica. Las nuevas tecnologias son, mayoritariamente, menos contaminentes que las antiguas y presentan un uso mas eliciente de energia (conservacién de la energia, dilatando el tiempo de vide itil de los stocks de combusts f6siles no renovables, produccién de energia limpia o renovable). Manne y Richels (1992) desa~ mtollaron e| Global 2100 (modelo econémico del uso futuro de energi ‘que prevee la produccion de la energia eléctiica a través de cinco tecno- loglas ya existentes y cuatro futuras, ademas de otras nueve productoras de energie no elécvice. Se hace asi factible le reforma de la matriz ener- Gélica vigente, pese @ que el precio del petréleo haya llegado a su nivel mas bejo en términos reales desde el inicio de la década de los 70. Ade- ins, el potencial de largo plazo de las aplicaciones del progreso técnico fen provecho del medio ambiente no es despreciable: fertlizacién de las reas desertilicadas, favoreciendo la biodiversidad, generacién de ener- gia de origen hidraulica y de la biomasa; iniciava de segmentos indus- tiales, tal como viene ocurriendo en las EDs, pare responder de manera eficiente a los casos de los controles de contaminacion de los automévi les, “de refrigeradores que consumen 30% menos de electricidad, estu- fas con capacidad de alta conversion energetica, sotisticados termosta- tos y computadores e instrumentos para controlar la demanda por ener- gia" (Lescelles, 1995), etc. Ademas, la implantacion de ciertas activide- des productivas puede resullar provechosa pare disminuir dafios ambien- tales, como la forestacién, que es una férmula adecuada para retirar gas carbonico de la atméstera Los ambientalistas han escogido como sparings predilectos de sus ptoposiciones antidesarrollsias los modelos macrosconémicos neoclasicos ¥ poskeynesianos. Aun siendo vertientes preponderantes del pensemicn- to econémice moderno, dichos modelos se orientan exclusivamente hacia cuestiones tedricas relacionadas con el proceso de crecimiento econémi- 0. Todo es muy claro en sus estructuras analiticas y respectivos presu- puestos, asf como en lo que toce @ objetivos y seleccién de instrumentos de politica econdmica, En contrapartida, los adeptos de la preservacién m {SE ARCELINO MONTERO DA COSTA or la preservacién han sido convenientemente omisos, 0 parcos, en el enfrentamiento con los aportes de la Economia Poltca, excepto, como ya se ha destacado, en cuanto a la catastidfica visién analégica del “estado estacionario”, cargada de los colores cenicientos del neomalthusianismo. Causa perplejidad, en algunas contribuciones al DS, el especial én- fasis concedido 4 las diferencias entre crecimiento y desarrollo econémi ‘60, como si esta distincién fuese novedad. Omiten, asi, esta y otras im- Portantes conttibuciones y constataciones llevadas a cabo por la rama especializada de la Ciencia Econémica dedicada al andlisis de los pro- bblemas del desarrollo/subdeserrollo: la Economia del Desarrollo, Esta sur- {gid en los afios 40 y se mantuvo en el apogeo durante las dos décadas Siguientes. En cuanto perduré la trayectoria expansiva de la economia mundial de posguerra 0, segin Hobsbawm (1995), la Era de Oro. Con su reversion, a mediados del decenio de los 70, la tendencia compatible con la légica ‘de la fese ultima o descendiente de la tercera onda de larga duracién de le produccién del mundo industrial (Loria, 1983) 0 con el fin del cuarto ciclo de Kondratiett (Bosserelle, 1994), jamas en uncidn de limites al crecimiento, pauiatinamente la Economie del Desarrollo fue rele- gada al ostracismo. Atendiendo la incompatiblided con este periodo, 80 bre todo en las EIES, los programas de mediano y largo plazo fueron Sien- do abandonados, pasando a provalecer ajustes macroeconémicos de curio meramente coyuntural, conjugados con tentativas de reestructuracion y de “desteguiacién” de la economia, Todo esto buscando eludir nuevos problemas y complejos desatios erigidos de forma simulténea, multi mensional ¢ interdependiente Fué a partir de los aportes de los intérpretes convencionales del de- sarrollo (Albert Hirschman, Gunnar Myrdal, Arthur Lewis, Rosenstein-Rodan, Ragnar Nurkse, Hans Singer, Douglas North y otros)"®, aunque en la ma- yor parte de las veces constasen de explicaciones parciales y de aspec- tos particulares, o de visiones elaboradas en la propia periferla (principal- mente por Raul Prebisch y epigonos de la escuela estructuralista cepalina), hoy cenocidos, de acuerdo con Meier y Seers (1987), por «pioneros del desarrollo» 0, segun Krugman (1992), por mentores de la high development theory. que le diferenciacién antes mencionade fué detiniti- vemente esteblecida. No caben dudes que desde hace mucho, y hasta la secieded, no se confunden crecimiento con deserrollo econémico. Enten- diéndose el segundo como un proceso dinémico de largo plazo que en- vyuelve, ademas del crecimiento econémico propiamente dicho, profundas 18, En ese naipe hay tos ganadores del Pramio Nobel de Econom, REESTRUCTURACION, DESARFOLLO SUSTENTABLE DESARROLLO ECONOMIC we transformaciones estructurales ¢ institucionales, las cuales, en ultimo and: lisis, caracterizan el mencionado proceso como “un movimiento ascen- dente del sistema social como un todo” (Myrdal, 1968) A propésito, es oportuno destacar que aun siendo el crecimiento con- dicion sine qua non, pero no suficiente para el desarrollo, este solo irrumpe necesariamente precedido de aquel. La misma hilacion tambien es valida para ol-DS, Hay los que inadvertidamente confunden DS con él bien conocido y redundante “desarrollo 2utosostenido” (proceso simultaneo de aumento continuado de la renta y de las trensformaciones cuantitativas y cualitati- vas socioestructurales que persiste por tiempo relativamente largo, revitalizado por determinantes de gestacion endégena que garanticen el mantenimiento de ese dinamismo), tal como es muy usado por la Econo- mia del Desarrollo. Véase, 2 modo de ejemplo, este texto escrito en 1958: “una vez que el desarrollo se inicia, el circulo, probablemente, se tomara una espiral ascendente, desde que todos los prerrequisitos y condiciones de desarrollo comienzan a existir® (Hirschman, 1958). La inquietud manifestada en algunos trabajos sobre el DS, con res- ecto a la inconveniencia ecoldgica de la potencial obligatoriedad de las EIEs de atravesar sucesivas elapes predelerminadas de desarrollo esta démodé, Harta evidencia historica mostré que las industrializacionos retardatarias no siguieron las mismas etapas. Dieron saltos cualitativos, substituyendo precondiciones. Fundamentalmente debido a las constan” tes mutaciones y reacomodaciones en el contexto del mercado mundial, fen la medida en que surgien nuevas economies industrializadas, se ace- leraba el progreso tecnologico y variaba el conjunto dado de condicionamientos. Esto es: cambiaba el contexto histérico. De ahi que cada caso guarda sus especificaciones (Gerschenkron, 1962). El concepto de DS sugerido por el Informe Bruntland pone en evi- dencia una dimensién de equidad temporal compleja: la de “intergeneracionalidad”. Queda por saber como compatibilizar 0 cual de los objetivos (“atender las necesidades del presente sin comprometer la posibilidad de que las generaciones fuluras allendan sus propias neces dades’) priorizar. Primero, porque, hasta el momento, no existe base teo- rica sélida y coherente en lo concerniente al principio de lo que sea justi- cia en términos “intergeneracionales” (Broome, 1992). Segundo, dada la situacién socioeconémica altamente destavorable para la mayor parte de la poblacién de las ElEs y, aun, de la constatacion de una “fuerte correla- ccion entre el crecimiento de la renta nacional y la reduecién de la pobre- za" (Steer y Lutz, 1993). O de “una definida correlacion entre riqueza material y bienestar humano” (UNDP, 1894). ne sé WACELING MONTEIRO DA COSTA Desde el especifico punto de vista de las ElEs, la dimension “intrageneracional” de equidad alcanza un sentido mayor. Ya que es con- traproducente aceptar que la actual generacién deba inmolarse en pro de la posteridad como, también, es inadmisible el sacrificio en nombre de los actuales niveles de vida disirutados en las EDs. Siendo asi, lo mas probable, por lo que se viene observando, es la persistencia de las EDs cen el intento, a veces en forma poco sul y dentro de ciertos limites, de inducir 0 conducir a las EIEs 2 la supervivencia en un “estado cuasi estd- tico”®, El caso del efecto invernadero es ejemplar. Es més barato impedir destorestar los trépicos, que controlar las emisiones de CO, de las EDs (Nordhaus, 1991)®. De este constatacién proviene gran parle de las pre- siones externas oficiales, de las ONGs o de organismos internacionales buscando la regulacién de la propiedad de la tierra en la Amazonia. O sea, demarcar sin demoras grandes espacios de tierra para reservas in: digenas, extractivistas de productos vegetales 0 meramente preser- vacionistas, cuya finalidad ultima es restringir la disponibilidad de tierras de dominio publico o libres y, aun, cohibir su utilizacion econémica (Mendelson, 1994; Poterba, 1999; Chichilnisky, 1994; etc.). Ademas, es probable que el pivot real sea de hecho la preservacién, pero del poten- cial de recursos naturales @ ser demandados por las nuevas tecnologia. © en el sentido de mantener ventajas econdmicas establecidas por intere- ses foréneos. Nuevos materiales, biodiversidad, et., en la primer hipote- sis; mercado maderero, en la segunda. Es, pues, excelente negocio para las EDs, cosmética, paternalista y neocolonialmente intentar convencer @ las EIES que acepten utopias importadas 0 panaceas tercermundistas, insinuando, en la mojor de las hipotesis, la supervivencia de actividades ‘econémicas inviables, bajo formas arcaicas 0 precapitalistas de produc- cidn. Como si no fuese suficiente, hay simultaneidad con las “con- dicionalidades verdes” que vienen sienda impuestas en el comercio inter- nacional, levantando barreras adicionales a la entrada de importaciones 19, Peariase inclusive afemar. con alguna malisia, que el interés del Primer Mundo por (a canservecn dele sera (amazénca) {..) surado ala redeoncia do 060s paises on Feduci sus propias enisiones, cesparde mejor a un deseo de garantzar la capacidad ‘se resistencia de econstoma plsnotaro para soporta’ su esto de Sesarolo ceipador {e recursos atamente contaminant (Guimardee, 1993) 20. Para Norhaus (1991, endaeado por el Informe cel @ID/PNUD (1994), a costo astimaco do oviar que una tonclada de CO, sea emtide pore la aimésiere es de USS4 8 se ontols la desioresiacion de la Amazonia, USS10 para una Teduccion Ge 10% Je a ‘emisiones de vehievies¢ indus an los Estados Unidos, USS2O para lareorestacien {e fa Amazonia y US$IS0 para ura reduccion de 50% de le emston de CO, do los Estados Unies, FEESTRUCTURACION,DESAAROLLO SUSTENTABLEY DESARROLLO ECONSHACO ms provenientes de las EIEs, por gobiernos y organismos multlaterales de fomento (CEPAL, 1991; BID/PNUD, 1990). Circunstancia esta que tenderé a agravarse con la entrada en vigor del certificado ambiental de la International Organization of Standardization (iSO 14000) prevista para 1996. El desenlace que puede esperarse de Ie aplicacion de ese conjunto de acciones seré la mantencién del status quo de las regiones atresadas y, Come consecuencia, se las condenaré a un debilitamiento implacable Y, en este sentido, el uso indebido de! DS como subtertugio impregnado en la retorica de la opcién por lo social, pero en realidad despojado de cualquier contenido social relevante, ha sido recomendado a las enchas y a guisa de benevolencia. En contrapartida, y en el legitimo interés de les periferias, solamente la continuacién del desarrollo garantizera tanto la alencién de las necesidades presentes y futuras, como la propia con- servacion del medio ambiente". O, en otras palabras: “la salida del do- ble nudo de la pobreza y de la destruccién del medio ambiente exige un periodo relativamente largo de mas crecimiento econémico, por lo menos en el (Hemisferio) Sur y en el Ese (mundo possoviético), para la sustentacion de las estrategias de transicién (Sachs, 1992). Por ultimo, excepto la indefinicién 0 indisponibilidad de tuentes fi nencieras en los montos requeridos para la viabilizacién del quimérico emprendimienta de la “sociedad sustentable” la Agenda 21 previo la ne- cesidad de US$125.000 millones para la financiacién mundial de progra- mas y proyectos ambientales del DS, contrastando con los USS2.000 mi lignes efectivamente destinados para el Global Environmental Facility (GEP), fondo administrado por el Banco Mundial pata lidiar inicialmente, con cuatro problemas globales de! medio ambiente: alteraciones climsticas, destruccion de la biodiversidad, contaminacion de las aguas internacio- niales y destruccién del ozono-, es indudable que este demandara, ade- ims de la ingerencia del Estado, la itervencién coordinada supranacional Es la paradoja irénica que convive con la irtupcién neoliberal que monitorea la globalizacién desigual de nuestros dias, en funcién de que los prable- mas ambientales transcienden la accién reguladora del mercado. Dado que “queds claro que los patses industriaizados no estén dispuestos a solventar con los costos de la proteccién ambiental de los paises menos 21. Anahos aspacios do salva sobrovin on el prévimo siglo solamente si ae sole posto Sen ser menejedas con una base ecardmica y ecolegicamantesustenable yhaciendas, pastos y plantaciones so hagan més productvas. Agricultura y actividad foresaleuson. fades que sean reniabies moneteriamente serén cruciaes para le supanivencia de fubstanciale extonsionas da soivas en l préimo sigie (Sotho al, 3091), 2 40€ WARCRLINO MONTEIRO COSTA desartollades, como tampoco se disponen a tolerar que estos iltimos no adopten medidas de proteccién ambiental cada vez mas compatibles con las suyas” (Ricupero et alii.. 1995), no es descartable, por parte de las EDs, el uso de la facultad de recurir al poder militar de intimidacion 0 coercion, 5, DE LO PRACTICABLE Aunque se trate de un considerable avance en el ajuste del contlicto. crecimiento econdmico versus preservacién, el significado de DS conti- nda siendo vago, ambiguo y redundante, Verdadero ox_moros, Aunque hayan ciertas atirmaciones de que el DS ya dispone de “teoria positiva”, su deficiencia mas grave es carecer de un esquema anallico logicamente estructurado. Et pour cause, es inocuo para establecer instrumentos cuan- titativos y cualitativos de politica macroeconémica apropiados para inter- venir en la realidad concrete. Por otro lado, no existen experiencias, me- dios y practicas etectivas que garanticen su operacién generalizeda. Sin embargo, no se puede decir que falten audacia, ingenio y arte para proponer cémo poner en préctice el DS, alin reconociendo sus debi- lidades. Es el caso de recurtir ala heuristica, conforme sugiere el Informe de la Comisién Amaz6nica de Desarrollo y Medio Ambiente: la opcién “que se ha dado en llamar de desarrollo sustentable, reconociendo que si bién rho se dispone atin de todos los elementos de juicio para aplicario, la mejor forma de promoverlo es aprender andando [...] La falta de conocimientos no debe justiicar le inaccién. La Amazonia aprendera caminando" (BID/ PNUD, 1994) Dos obstaculos de caracter tedrico y técnico continuan sin poder ser eludidos. Primero, desde el punto de vista de la eristica, las “fallas de mercado” impiden a incorporacién de los costes ambientales a los pre- ios de los bienes y servicios, a le par con la dificultad de atribuir el valor det medio ambiente independientemente de su uso actual y futuro (valo- res de uso directo e indirecto, de opcién @ intrinseco o de existencia), presuponen inevitablemente recurrir a la teorla del valor. Ente tanto, ni la teorfa objetiva del valor trabajo como, tampaco, la teoria subjetiva de la utiidad marginal han sido utiles para resolver esta dificultad. Segundo, fen lo que concierne a la problemética de la mensuracién, los sistemas de Cuentas Nacionales en uso no permiten considerar los costos directos & indirectos ambientales y de utlizacion de los recursos naturales en el compute del Producto Nacional. La inserccién de ambos ha sido intenta- da (Ahmad, El Seraly y Lutz, 1989; Repetto et alli, 1989; Daly y Cobb, EESTFUCTURACION, DESARROLLO SUSTENTAELE DESARROLLO ECONOMICO ww 1989; etc.), pero los resultados practicos poco avanzaron. Les dificulta- des con la cuantificacién de las variables sugeridas, para la construccién de relaciones funcionales, hacen impracticable la adecuacién de los ele mentos ambientales con los modelos de contabilidad social, a fin de pro- dducir estimaciones sobre las consecuencias en el comportamiento tem- poral de las variables econémicas, producidas por externalidades negati- vas de las formas de explotacion y las respectivas alleraciones en los inventarios de recursos naturales o en el medio ambiente, La averiguacion de la lista vigente de instrumentos de politica econé- mica efectivamente puestos en practica en las EDs corrobora lo anterior mente aseverado. Revela la ausencia de medidas de caracter macroeconémico directamente subordinadas al DS. Probablemente opti ‘mas en cuanto prescripciones para terceros. Un extenso y reciente survey referente a las EDs que trata, especilicamente, de los instrumentos de Politica economica existentes y virtuales derivados de la llamada econo- mia ambiental, demuestra que los mismos se encuentran confinados al dominio de lo microsconomico (Cropper y Cates, 1992). Ver, también, Field (1994), Lo que de hecho se observa, principalmente en el ambito de la Union Europea, es el uso exclusivo de polilicas sectoriales ambientalistas apo- yadas en los cuatro principios bésicos del DS: el principio del que conta- mina paga (polluter-pays principle), ol principio de sujetar ol encargo al Usuario (user-pays principle), el principio de la precaucion (precautionary principle) y el crincipio subsidierio (subsidiary principle) (Dommen, 1933). El primero es el mas antiguo y fué recomendado por la Orgenizacién para la Cooperacién y Desarrollo Economic (OCDE), en 1972 (OECD, 1992). Los dos ultimos son de adopcion reciente, el tercero data de 1987 (Cameron y Werksman, 1991) y el cuarto, precepto constitucional en Sui- zayy Alemania, fué indicado para su aplicacin por el Tratado de Maastricht, (Bothe, 1993). En relacién al segundo, hay controversias en cuanto a la adecuacion practica y a la eficacia. En vista de esto, surgieron estudios buscando compatibilizar las politicas ambientales con las de crecimiento economice en las EDs (Godard y Baumais, 1994). Hay, alin, trabajos re- cientes cuyo objetivo es exoloter las implicaciones, fir criterios y estimu- lar el uso de medidas derivadas de esos cuatro principios, especialmente en los paises en desarrollo (Weiss, 1994; Sterner, 1994; Oommen, 1993). 8. CONCLUSION En concomitancia con los desafios suscitados por las pollticas de reestructuracién, las EIEs pueden enfrentarse con restricciones adiciona- we {OSE MARCELO MONTERO DA COSTA les jamas impuestas a las EDs: el medio ambiente coma candicion res- trictiva @ la prosecusion del crecimiento econdmico. Aun cifendose @ la vision ambientalista mas consecuente, 0 menos radical, del DS. El acatamiento sin critica del DS'0 de varientes tedricas afines, por fuerza de inherentes y serias inconsistencias y dbices, dada su naturele- 2a esencialmente voluntarista, causa aprensién en cuanto al porvenit de las regiones poriféricas. El concepto de DS consiste todavia en una pro- Posicion meramente normetiva. Nunca en un marco tedrica referencial por excelencia para la formulacién de estrategias y paliticas de desarrollo econémico, como llegan a defender algunos entusiastas. Al controntarse la globalizacién de la economia con el DS, resulta evidente que es cuestién defintiva, indistintamente en las EDs y EIEs, center le politica econémica en la prioridad irrestricia de la primera, Ya que estén en pauta demandas més preocupantes que las inquieltudes do exclusivo curio ambientalista. La crisis contemporanea y consecuente ro. estructuracién de las economias sefilan la competitvidad en escala mun- dial como cuestién vital. A despecha del aserto de los ecologistas profun- dos de que lo econémico debe estar subordinado al medio ambiente. El margen de maniobra para la implementacion generalizada del DS es ac- tualmente limitado, envalviendo inversiones y costos sociales incalcula- bles, sobre todo para las EIEs. Desde la optica politico/sacial, el principal problema, exacerbado por la reestructuracién, ha sido la destruccion de empleos conviviendo con una situacion de tasas elevadas de desempleo que. de manera generalizada, afecta EDs y EIEs. En exposicién en el Senado Federal brasilefo, en Abril de este afo, lgnacy Sachs estimo en 30% el contingente de la poblacion activa en el mundo como desempleada o severamente subempleada “. En rolacion al caso del Bre: sil, bajo criterios de eficiencia y competilividad, inevitables cambios tec: nologices y ajustes y reestructuraciones fueron practicados, a partir de la década de 80, en diversos segmentos importantes del sistema producti= yo, promoviendo incrementos de productividad, aunque menor disponibi- lidad de puestos de trabajo (BNDES, 1994). EI aumento del dasempleo abierto y estructural fue substancial y tervitorialmente propagada. Amplié el numero de areas problematicas y torné exasperante las condiciones de vida de las metrépolis Queda realmente de manifiesto el corolario de que lo absolutamente insoportable, no solo por cuestiones éticas 0 estéticas pero también am- bientales, es enfrentar la mantencidn de la pobreza aliada a la carencia de inversiones para suprimirla. Estudios realizados en la Princeton University reconacieron que ‘la contaminacién aumenta durante las pri= meras etapas del desarrollo de un pals y entonces comienza a disminuit REESTRUCTLRACION, DESARROLLO SUSTENTABEY DESARROLLO ECONMCD 2 en la medida en que se obtienen recursos adecuados para entrentar los, problemas de contaminacicn” (Bradsher, 1981). Esto ocurre, segin Field (1934), porque “en niveles bajos de rentalas personas tienden a dar mayor importancia al deserrollo en detrimento de la calidad ambiental, pero asi gue alcancen gran riqueza ollas estaran propensas a dedicar sustancia- les recursos para la mejoria de la calidad ambiental’. Para eliminar. 0 mitiger. la pobreza no surgié férmula alternativa a lo prosaico.inversiones productivas y en infraestructura de largo plazo en conjunto con el uso adecuado de los instrumentos tradicionales de politice econémica (lisca- les, monetarios y cambiarios). Ano ser asi, restara a las EIEs el escenario de, a remolque -congelado 0 desacelerado el erecimiento- cumplir el destino de perpetuarse en el atraso, profundizar la dependencia y expo- netse a todas las secuelas, inclusive ambientales, que suelen advenir de ahi, Epllogo, por Su vez, poco alentedor pare el (nuestro) future comin de las periferias Dificil de acatar, en vista de las evidencias cientficas incempletas y provisorias que no susientan varias de las preconizadas catéstrofes am- bientales, son las sugerencias -apoyadas en el principio de le precau- Cin, invariablemente consideradas en eventos internacionales © aconce- jadas por portavoces oficiales 0 informales al servicio de las EDs- de que 8 prudonto, frente a la Incertidumbre, refrener el crecimiento econémico de las EIEs. En contraposicion a oniniones extremamente optimistas dltundides fen relacién a la adopcién del DS en el planeamiento, inclusive por cons- Iituirse en un nuevo approach para su delineamiento (Healey y Shaw, 1883) 6, segin Adams (1990) ‘del enverdecimiento (greening) de! desarrollo’, es flagrante y quizas periciosa la precipitacion en una oportunists y acritica acogida del DS para fines de programacién y de policas de de- sarrollo regional. Dado que se trata aun de mera declaracién de intencio- nes en busca de una formulacion teéricamente concatenada. Las conse- cuencias mas probables a derivarse de esa circunstancia pueden ser la inocuidad y mayores estorbos para la continuacién y profundizacion del proceso de acumulacion de capital en las ElES. Debido a las graves e insuperables inconsistencias analiticas y précticas inherentes al OS. Un aspecto relevante, dicho sea de paso, en el OS es la cuestion econémicofespacial. El DS se singulariza por consideraciones tempora- les, dendo éntasis a las relaciones intergeneracionales. Cuando, por for- tuna, admite aspecios espaciales se restinge al émbito de lo global, pese 2 contener imbricaciones que envuelven todas las escalas teritorales. Desde lo mundial, pasando por lo nacional, haste lo regionel y lo urbano. 0 4J08€ MARCELO MONTERO DACOSTA Cuando se propone orientarse hacia lo regional procede, apenes, selecti- va y puntuaimente, Lo anteriormente aseverado no implica desconsiderar el DS en su valor esencialmente complementario para programas de desarrollo terri= torial. En este sentido es posible identificar por lo menos cuatro importan- tes utilidades derivades: servir de referencia circunscrita en la evaluacion de impactos socioambientales potencialmente desencadenados por pro- yeclos de actividades directamente productivas y de infraestructura @co- nomica, detectando la necesidad de medidas e inversiones adicionales ‘compensatorias y de minimizacién de los efectos negatives y maximizacion de las externalidades positives; establecer directrices de orientacién a la, elavoracion de proyectos econémicos; particularizar éreas adecuadas 0 ‘no a la implantacién de determinadas actividades econémicas -zoneamiento economicolecolégico-; crear incentivos para proyectos ambientalmente recomendables como, por ejemplo, la silvicultura que, en consonancia con Kishor y Constantino (1994), enfrenta dificultades para competir financieramente con formas allernativas de manejo de la tierra, En fin, todo parece indicar que el DS vino para suplir el vacio dejado por la Economia del Desarrollo. Lamentablemente, atascado en sus inne: Fentes contradicciones, nihil novi sub sole. E! sustituto es teoricamente, sin dudas, més frégil. Y, para la formulacién de polilicas de desarrollo mucho mas precario que el original, ESTRUCTURACION, OESARRELLO SUSTENTABLEY DESARROLLO ECONEMICD a BIBLIOGRAFIA ADAMS, W. M. (1990). Green development. New York: Routledge AGLIETA, M, (1976). Regulation ef crise du capitalism. Paris: Calmann- Levy. AHMAD, Y. J., EL SERAFY, S. E. y LUTZ, E, (eds.) (1989). Environmental accounting for sustainable development. Washington, D. C.: The World Bank ALBURQUERQUE, F. L.. DE MATTOS, C. A. y FUCHS, R. J. (0rg.) (1990) Revolucidn tecnolégica y reestructuracién productiva: impactos y desafios territoriales. Buenos Aires: GEL RNOT, H. W. (1978). The rise and fall of economic growth: @ study in contemporary thought. Singapur: Longman BARBIER, E. B. (1987). "The concept of sustainable economic deve- lopment". Environmental Conservation, 14 (2). BARONI, M. (1992). 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