LILANANDA
Primer Nivel
Segundo Nivel
REINO MENTAL-EMOCIONAL
EL PODER
Es el poder sobre otros.
Es el poder del sexo.
Es el poder del dinero.
La ambicin y la comodidad.
El hermano cree que merece todo lo que tiene, y aqu entra al juego
del Dios misericordioso: "Dios me lo ha dado porque lo merezco". An
no sabe que su ego es su gran facilitador.
El hermano se siente muy bien con Dios, porque Dios le permite tener
satisfechos todos sus deseos. El positivismo es su gran aliado y as,
con este aliado, l cree alcanzar todo lo que su ego demanda. Subir
su nivel de vida es tener ms, comprar ms, divertirse ms, atesorar
ms. Estar bien es ganar ms.
Est visto, que el bien se refiere a tenerlo todo, y el mal son los
obstculos para obtener lo que se desea.
Tercer Nivel
LA REFLEXIN
Otra reflexin es: "No debo sentir complejo de culpa por todo lo que
tengo. Ya que Dios me lo ha mandado, debo disfrutar de todo esto.
Pero, tambin debo ocuparme de mi alma.
Si doy gracias a Dios todos los das por lo que tengo, no me lo van a
quitar".
El manipuleo emocional es: "Yo hago buen uso de lo que me dan,
pues lo he adquirido para mi familia, lo tengo para la comodidad de
ellos, con esto no le hago mal ni dao a nadie. Lo necesito, me
agrada y por lo tanto, no va en contra de una vida perfecta.
Es la etapa del gran optimismo del ego, de la gran realizacin del ego
y de la mejor relacin con Dios.
Este hermano no sabe an, que aquello que le brinda tanta seguridad,
ser su mxima inseguridad y las bases para sus mayores temores.
Cuarto Nivel
Quinto Nivel
Tiene una vida plena y placentera porque cree que descubri la magia
de vivir muy bien y estar adentro.
Sexto Nivel
Pues, este hermano, est tan vaco, que todas las reas de su vida
han muerto y l an no sabe si est vivo o est muerto. Y, A l, qu
le ha sucedido?
Existen teoras mentales, que desde luego, son nacidas del ego, las
cuales dicen, que el hermano no tiene necesidad de pasar por este
dolor del desprendimiento, y claro, desde luego que esto es lo ms
seductor para el ego.
Sptimo Nivel
EL REINO CELULAR.
La Divina Presencia
Marzo de 2002