Historia
E
MIA SØREIDE
VIKINGA DE
alta y delgada. Vestía contré con Lorenzo, el albañil. Su- Un amor radicalmente diferente
ropajes de vistosos co- pe que él mismo había abierto el guió el camino de la princesa Kris-
lores y botones casta- sarcófago de Kristina en 1952 y me tina. Reconstruir su periplo desde
ños que parecían moros. Una mujer contó cómo llegó a tener a la prin- la corte nórdica de Thule a Castilla
INMORTALIZADA. A la izquierda,
uno de los tapices que narra el
larguísimo viaje de la princesa. A la
derecha, el cuadro de una princesa
vikinga con los rasgos de Kristina.