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CELSO FURTADO EL CAPITALISMO GLOBAL FONDO DE CULTURA ECONOMICA MEXICO Primera edicién en portugués, 1998 Primera edicin en espafiol, 1999 Se prohibe la reproduccién total o parcial de esta obra —incluido el disefio tipograficoy de portada—, sea cual fuere el medio, electrénico o mecanico, sin el consentimienta por escrito del editor ‘Titulo original: 0 capitatismo giobat Publicado por Paz e Terra, Sio Paulo, 1998 ISBN 85-2190310-3 D.R. © 1999, Criso FuRrADo D.R. © 1985, Founo pe Cutruna Econdstca (Carretera Picacho-Ajuseo, 227; 14200 Méxieo, D. F. ISBN 968-16-5858-2 Impreso en México PREFACIO Ya nadie puede pasar por alto la fantastica con centracién de poder que en nuestros dias se ad- vierte en los llamados mercados financieros, do- minados por la especulacién cambiaria. Con el avance de la globalizacién, esos mercados son aho- ra los mas rentables. Por ello, y cada vez mas, la distribucién del ingreso en el mundo responde a las operaciones virtuales efectuadas en el sector financiero. Esta es la manifestacién mas clara de una realidad que se impone y que bien puede deno- minarse capitalismo global, germen de un futuro sistema mundial de poder. La configuracién de ese sistema de poder y su institucionalizacién —in cluyendo el papel que en él corresponderd tener al délar— se convertiran en la principal tarea poli. tica de los proximos decenios. El proyecto europeo de creacién de una moneda tnica y de integra- cién de los bancos centrales, que va a implantarse en el futuro préximo, serd la primera gran expe- riencia de politica monetaria multinacional, y pue- de verse como un intento de infiuir en la configu- racién de ese nuevo poder mundial. Debe ser motivo de preocupacion el papel que correspondera a los estados-nacién en este nuevo disefio politico, ya que de él va a depender Ia di tribucién del ingreso generado en sistemas produc- 7 tives cada vez més interrelacionados. No debiera haber duda alguna de que seguird habiendo espa- cio para el ejercicio de la voluntad politica, siem- pre que ésta se exprese vigorosamente Las reflexiones contenidas en las paginas que uen sefialan algunas de las vias que es nece- sario explorar si se desea influir en la configura- cién de la nueva estructura de poder que ahora despunta y de la que no es posible escapar. iso Furrano Paris, abi J. EL LARGO CAMINO DE LA UTOP{A* INFLUENCIAS INTELECTUALES Mi formacién intelectual se desarrallé bajo una triple influencia. Al principio, me sedujo el posi- tivismo, la idea de que la ciencia genera el cono- cimiento en su forma mas noble. No se trataba de un comtismo primitivo, sino de la confianza en la ciencia experimental como herramienta para des- cubrir los secretos de la naturaleza. En seguida llegé la influencia de Marx, por me- dio de Karl Mannheim, el autor de la sociologia del conocimiento, que refirié el conocimiento cien- tifico a su contexto social. Ese fue el punto de partida de mi interés por la historia como objeto de estudio. La tercera corriente de pensamiento que influ- y6 en mi fue la sociologia estadunidense, por in- termedio de Gilberto Freyre. Casa-Grande ¢ Sen- zala' me descubrié la dimensién cultural de los procesos histdricos. Este contacto con la sociolo- + Una primera versin de este texto aparecis en la revista Economia Aplicada, vol. 1, ntim. 3, julio-septiembre de 1987, Si Paul ® Gilberto Freyre (1900-1987). Existe traducciin al espafiol: Casa-Grande y Senzaia, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1977. (N. del T.] gia norteamericana corrigié los excesos de mi his- toricismo. Considero importante que mi acercamiento al marxismo se haya dado a través de la sociologia del conocimiento. Cuando lei El capital, en un curs so de marxismo que hice después de la guerra en el Instituto de Ciencias Politicas, en Paris, ya sa- bia suficiente macroeconomia moderna como para no dejarme seducir por un determinismo economi- co que disponia de una explicacién para todo por la via de la simplificacion del mundo. LA ACTIVIDAD DEL INVESTIGADOR Las motivaciones del investigador son numerosas. La fundamental, sin embargo, es la confianza en la propia imaginacién —y el saber explotarla—. Esa confianza se traduce en la conviccién de que es posible intuir una realidad de la que apenas sé co- noce un aspecto, a semejanza de lo que hace el paleontélogo. De este modo, el valor del trabajo del investigador comporta la mezcla de dos ingre- dientes: imaginacion y coraje para arriesgarse en la busqueda de lo incierto. Lo anterior me condu- ce a la siguiente afirmacién: hacen ciencia quie- nes son capaces de ir mas alld de ciertos limites, definidos ahora por el mundo universitario. De ahi surge la tendencia al predominio de los “pro- ductos enlatados”, que constituyen la base del co- nocimiento académico. Debido a razones que no corresponde estudiar aqui, muchas personas de talento se frustran en el ambiente universitario. 10 Muy pronto adverti que, de atreverme a usar la imaginacién, entraria en conflicto con el establish- ment de la sabiduria econémica de la época. La al- ternativa consistia en resignarse a reproducir la sabiduria convencional, notablemente pobre, dada nuestra dependencia en el drea del conocimiento cientifico. No es facil explicar que nos hayamos re- belado y comenzado a echar mano de la propia ima- ginaci6n. Fue eso, precisamente, lo que ocurrié en América Latina: nos decidimos a identificar nues- tros problemas y a elaborar su tratamiento teérico. Estaba alli, esperando ser captada, una realidad histérica latinoamericana y, mas particularmente, brasilefia, El surgimiento de la cerat, en los pr meros afios de la posguerra, permitié que la con- fianza en nosotros mismos diese tal salto. Pero no basta disponer de herramientas efica- ces. Para actuar de forma consistente en el te- rreno politico, es decir, para asumir la responsa- bilidad de interferir en un proceso histérico, hay que adoptar compromisos éticos. La ciencia es una creacién humana deslumbrante, pero en buena medida est4 condicionada por la sociedad de la que surge. El hecho de que en el siglo xIx surgic- sen teorias muy elaboradas sobre las diferencias raciales no fue del todo ajeno a Ja politica expan- sionista de algunos paises europeos. Las ciencias sociales ayudan al hombre a resolver problemas practicos de distinta naturaleza, pero también con- tribuyen a conformar la imagen del mundo que prevalece en una sociedad determinada, En esta forma, sirven de base al sistema de dominacién que L ellas mismas legitiman. Por ello, es natural que las estrueturas de poder procuren cooptar a los hom- bres de ciencia y que el control de la orientacién de las investigaciones sea objeto de tantas con- troversias. Cuando inicié mi trabajo tedrico, se debatia en profundidad si debia privilegiarse la politica de in- dustrializacién de Brasil. Dicho en palabras de hoy: ¢eudil es la mejor politica de desarrollo? zAdop- tar una politica industrial o confiar para todo en el mercado? La respuesta a estas cuestiones no es in- dependiente de la identificacién de las fuerza so- ciales que controlan las decisiones econémicas es- tratégicas. En los primeros afios de la posguerra, las fuerzas sociales dominantes en Brasil estaban vineuladas a los intereses rurales y a los del co- mercio exterior. Pero existia ya el germen de un nti- cleo industrial, circunscrito apenas a ciertas areas. Adverti pronto que el proyecto de modernizacién del pais tendria que apoyarse en estas fuerzas. Mi Jargo itinerario vital estuvo delimitado, asi, por dos referencias principales: el compromiso ético con los valores universales, que trascienden todas las formas de parroquialismo, y la confianza en el liderazgo de las fuerzas sociales cuyos inte- reses coinciden con los de la colectividad nacional. Ina NACION “VERSUS” CIENCIA INSTITUCIONALIZADA, También debe recordarse que la lucha que libra- mos en la cePAt se opuso a una “academizacién” 12 precoz de la ciencia, que acaba subordinandola a limitaciones que inhiben la creatividad: aquel que no utiliza cierto lenguaje o adopta ciertos modelos queda descalificado, independientemente de lo que tenga que decir. La ciencia institucionalizada es siempre conservadora. Véase cualquier revista de economia “clase A” en inglés. Sus criterios de se- leceién de los articulos que han de publicar com- portan un visible contenido ideolégico. En Brasil, las publicaciones de economia estuvie- ron, hasta los afios cuarenta, en manos de aficiona- dos, La primera publicacién rigurosamente aca. démica aparecié en 1947: la Revista Brasileira de Economia, de la Fundacién Getilio Vargas (Rio de Janeiro). La orientacién de esta revista, que se nutria en lo esencial de traducciones de publica- ciones inglesas y estadunidenses, era dictada por el profesor Eugénio Gudin,? que seguia una estric- ta ortodoxia liberal. Para enfrentar esa corriente, en 1950 fundamos Econémica Brasileira, publicacion de un Club de Economistas, recién establecido, que reunia a personas de orientacién “de izquierda” o simplemente “nacionalistas”. No debe perderse de vista que, por encima de las debates entre escuelas de pensamiento o inclu- so de ideologias, la ciencia siempre tiene que ex- plicar problemas inesperados, que eluden el con- trol social. Ninguna sociedad consigue librarse por completo de la accién de los herejes, y nada ha te- nido tanta importancia en la historia como la he- 2 Eugénio Gudin (1886-1986), principal exponente de la es cuela monetarista brasilefa. [N. del T. 13 rejia. La verdad es que siempre surgen individuos dispuestos a luchat por ideas nuevas, arriesgando posiciones de prestigio ¢ intereses econémicos. Ten- go dos hijos dedicados a la investigacién (uno fisico y otro economista), y sé lo dificil que es obtener recursos para esa tarea, si se quiere preservar la autonomia en la seleccién de los temas que seran investigados. El trabajo de vanguardia siempre enfrenté re- sistencias, dentro y fuera de las universidades. El surgimiento de la cePAL fue algo tan inesperado que suscité perplejidad. Lo cierto es que también en las agencias de las Naciones Unidas se practi- caban algunas formas de censura. Veladamente, se prohibjan ciertos temas. Algiin trabajo se des- calificaba alegando que se trataba de un texto “Gdeolégico”. Gracias al liderazgo del economista argentino Raiil Prebisch,# se establecié en esa ins- titucién un ambiente singular, que hizo posible el surgimiento de una nueva visién de la realidad la- tinoamericana y, de manera ejemplar, de la bra- silefia. Fue entonces cuando se puso en claro que Brasil, que habia acumulado tan grande retraso, disponia de un camino de acceso a la modernidad, y que ese camino era el de la industrializacién. Entre los latinoamericanos, Brasil era el pais que contaba con las mejores condiciones para indus- trializarse y, tal vez por eso, era también el que mas habia resentido la ausencia de una politica explicita de industrializacién. Por ello, cuando esa 3 Raiil Prebisch (1901-1986) fue secretario ejecutivo de la cepar de 1950.2 1963. [N. del T.] 14 opeién fue elegida, en el segundo gobierno de Var- gas; el proceso se intensificé, gané complejidad y alcanzé una posicién de vanguardia en el escena- rio latinoamericano. ‘A comienzos de los afios cincuenta regresé a Bra- sil, en el marco de un acuerdo entre la cEPAL y el ‘bwbe, que acababa de ser establecido, para reali- yar un estudio de las perspectivas de la economia brasilena y proyectar su crecimiento, que terminé sirviendo de base para que Juscelino® elaborase su Programa de Objetivos. En ese momento, consti- tuyé una investigacién de vanguardia, pues no ha- bia familiaridad con las técnicas de planeacién macroeconémica. Habia investigado esta mate- ria en Francia y dirigi un grupo de trabajo de la CEPAL que preparé un manual de técnicas de pla- neacién, que sé usaba por primera vez. Se trataba de una estrategia de desarrollo basada en la iden- tificacién de las principales variables macroeco- némicas y de los puntos de estrangulamiento es- tructural, particularmente aquellos vinculados a Jas relaciones con el exterior. Hoy en dia los recursos son mucho més abun- dantes y hay mayor niimero de personas prepa- radas, pero, segiin parece, es menor la posibilidad de innovar, de usar la imaginacién. La economia 41 segundo gobierno de Getilio Vargas (1883-1954) se ex- tendié de 1951. 1954. [N. del T.} ‘5 Banco Nacional de Desenvolvimento Econdmico, creado en 4952 como bance estatal de desarrollo, En 1982 fue transfor- mado en el Banco Nacional de Desenvolvimento Econémico ¢ Soeial (xwoes). (N. del T.] Juscelino Kubitschek de Oliveira (1902-1976), presidente de Brasil de 1956 a 1961. [N. del T.] 15 va avanzando en la busqueda del formalismo, de los métodos que dieron gloria a las ciencias natu- rales. Ahora bien, el objeto de estudio de las cien: cias sociales no es algo perfectamente definido, como un fenémeno natural, sino algo evolutivo, que surge de la vida de los hombres en sociedad. Las ciencias sociales admiten la evidencia de que la vida humana es, en buena medida, un proceso de creacién consciente, lo que implica postular el principio dela responsabilidad moral. Las herejfas y las heterodoxias tienen un papel importante en la historia del hombre. Un consen- so presente en todas partes revela, sin duda, que se atraviesa por una fase de escasa creatividad. Es claro que, en determinadas sociedades, es muy alto el precio que se paga por disentir. Pero el hecho de que haya habido gente dispuesta a ofrendar la vida en defensa de las ideas es indicio de la im- portancia del papel que a éstas cabe en la forma- cidn de las sociedades. engo la impresion de que, en una sociedad que ha aleanzado el nivel de desarrollo de Ja brasile- fia, se dispone de recursos para financiar la inves- tigacién en diversos campos, si los investigadores se esfuerzan por preservar cierto grado de autono- mia. Ya no sé corre el riesgo de la hoguera, como en la época de Galileo, sino el de permitir ser coop. tado 0 seducido por prebendas, Me sorprende que el tema de mayor relevancia en Ja actualidad —el de la exclusién social— no tenga prioridad en los programas universitarios. La verdad es que no ha surgido una teoria de la desocupacién estructural 16 comparable a la de Ja desocupacién ciclica, que se estudiaba en mi época. Parece haber una relacion directa entre opulen- cia y conservadurismo en la sociedad. Estuve exi- liado por algtin tiempo en los Estados Unidos, como investigador visitante en la Universidad de Yale. Alli escribi un trabajo teérico sobre el subdes- arrallo, ese fenémeno social al que suele confun- dirse con el atraso y la pobreza. Dicté una confe- rencia sobre el tema a profesores e investigadores Quedé satisfecho, considerando que habia hecho valer mi argumento. Pero el primer comentarista habl6 con franqueza: “es muy interesante lo que propone, pero dudo mucho que obtenga financia- miento para realizar una investigacién sobre el tema. Ninguna revista de prestigio se interesa por ese tipo de asuntos”. No habia mas qué decir. Guardé mi guitarra en el saco, como se dice en mi tierra. ELABORACION DE “LA FORMACION ECONOMICA DEL BRasm La gente dice que la suerte ayuda... a quien tiene suerte. A menudo se me ha interrogado sobre las circunstancias en que escribi mi libro mas leid: Formagdo econémica do Brasil.’ ‘Cuando fui a trabajar a la cera, a comienzos de 1949, reuni la informacién disponible sobre la eco- nomia brasilefia. Me sorprendié mucho comprobar “7 Existe edicin en espafiol: La formacidn econdmica del Bra- Fondo de Cultura Econémica, México, 1969. Ww que Brasil tenia una economfa atrasada en com- paracion con otras de América Latina. Argentina, cuya poblacién no Megaba a un tercio de la bra- silefia, tenfa una mayor preduccién industrial. El ingreso per capita del conjunto de la América his- pana, sin incluir a Argentina, era muy superior al de la poblacién de Brasil. Todo esto me preocupaba, y constituia para mi un desafio intelectual. ¢Serfa que el pueblo brasi- lefo era realmente inferior, como sostenia mucha gente, dentro y fuera del pais? ¢Habja otra expli- cacién? Como ya estaban desacreditadas las teo- rias de la inferioridad étnica y el determinismo geogréfico, volvi los ojos a la historia. ¢Seria que la clase dirigente brasilefia habia sido incapaz de insertar al pais en el proceso de industrializacién del que surgié la civilizacion moderna a partir del siglo xm? Los que tenfan ideas claras a ese respec- to, como Maud, fueron vencidos por los latifun- distas esclavistas. Cuando comencé a meditar en estos temas, disponfa de conocimientos de las cien- cias sociales modernas, incluido el andlisis macro- econémico, y me beneficié de las discusiones con Prebisch. Lo importante es que pensemos con nues- tras propias cabezas, me decia. Los trabajos de Roberto Simonsen,*? que orga- nizé un buen equipo de investigacién para reunir © Trinew Evangelista de Sousa, barn y vizconde de Maud (1813-1889), pionero de Ia industrializacion brasilefa, estable sigua astilleroy una fundicién en (N. del T.] “Roberto Simonsen (1889-1948), economista, historiador y empresario, autor de Héstiria econdmica de Brasil, Rio de Janel 70,1937, 18 informacién cuantitativa referida al periodo colo- tial, me ayudaron mucho a escribir La formacién éconémiica del Brasil. Reencontré el libro de Simon- sen por azar. En 1957-1958 estuve por un afio en Ja Universidad de Cambridge, Inglaterra, por invi- facién del profesor Kaldor, para trabajar sobre teoria del desarrollo. En el viaje, el avion tuvo un desperfecto que me hizo permanecer por un par de dias en Recife. Vagando por la ciudad, penetré en Ja antigua libreria Imperatriz y hallé una edicién reciente del libro de Simonsen, que habia tenido oportunidad de hojear diez afios antes, cuando pre- paraba en Paris mi tesis sobre la economia colo- nial de Brasil. Lo adquiri, para leerlo en el avidn. Fue de esta forma, revisando trabajos ya publi- cados, como adverti que era posible montar un modelo de la economia brasilefia con una perspec- tiva de siglos. La novedad consistia en incorporar Ja evolucién histérica al cuadro de las relaciones estructurales, empezando por las internacionales. Lo importante fue observar a Brasil, desde su sur- gimiento, como actor importante en el escenario econémico mundial. El acceso a las bibliotecas de Cambridge me ayudé mucho en este empefio. Para dar un ejemplo: en ellas descubri un libro, escrito en inglés y publicado en Buenos Aires, que con- tenfa informaciones poco conocidas sobre las rela- ciones financieras internacionales de Brasil. Sélo después supe que este libro precioso jamas fue ci tado por ningun autor brasilefio. Hube de trabajar tenazmente, pues sélo podia dedicar las mafianas @ la éscritura del libro. Al cabo de tres meses, te- 19 nia ya trescientas paginas manuscritas que resu- mian diez afios de esfuerzos orientados a captar lo que era realmente significative en la formacién econémica de Brasil. La suerte estuvo, una vez mas, de mi lado, ya que, cuando me disponia a remitir esa masa de folios pergefiados a Brasil, tropecé con un colega inglés que me acompaiié al correo. Cuando le expliqué lo que hacia, me hizo notar el riesgo existente. Por su consejo, fui al servicio de reproducci6n de la universidad. Dejé los origina- les y volvi por ellos al dia siguiente. Sin detener- me a indagar si el microfilme estaba bien hecho, puse el texto en el correo. Al dia siguiente sali hacia una conferencia en Bursa, en Turquia. A mi regreso, me enteré de que el libro no habia lega- do a Brasil. En unos dias, la indagacién hecha por el Royal Mail determind que la encomienda habia sido extraviada por el correo brasilefio... el que me indemniz6 con unas cuantas libras. Desespera- do, fui al servicio de reproduccién para ver si el microfilme era legible... jlo eral LAS CLASES DOMINANTES Fue en la década de los treinta cuando se empez6 acuestionar el modelo de economia “esencialmen- te agricola”, defendido por la clase dominante bra- silefia, Estuve entre los primeros que denunciaron el ruralismoe como causa del atraso del pais. Con su extensién territorial y su heterogeneidad so- cial, el desarrollo de Brasil no podia depender de 20 Ju agricultura extensiva. Lo que hoy se antoja ob- vio, hace medio siglo era tema de acaloradas polé- micas. La realidad era que mas de nueve décimas de sus exportaciones estaban constituidas por pro- ductos agricolas no elaborados, y que los intere- ses ligados al comercio exterior eran los que re- gian el pais. Brasil no carecia por completo de industrias. Lo que no tenia era un sector industrial capaz de ge- nerar su propio dinamismo. E] ritmo de la activi- dad econémica estaba determinado desde fuera, es decir, por la produccién de bienes primarios. El problema no era tanto la dependencia del creci- miento respecto de la importacién de tecnologias y equipos, sino la ausencia de una clase dirigente ‘capaz de formular un proyecto de transformacién del pais. Cuando me convenci de que la naciente clase industrial podria asumir ese papel histérico, me dediqué a trabajar en el disefio de los instru- mentos que necesitaba para desempefiarlo El proyecto de transformacién del pais existia, en germen, en la cabeza de mucha gente, en espe- cial en Sao Paulo. Pero el pensamiento mds elabo- rado, los profesores mds ilustres, estaban del otro Jado de la barricada. Pronto adverti que la ciencia econémica académica creaba obstaculos a la for- mulacién de una politica de industrializacién para Brasil, y que esa doctrina no carecia de apoyos ex- ternos. Se manifestaba un imperialismo velado, al que habia que enfrentar con cuidado sumo para no despertar a las huestes “anticomunistas” Recuerdo que, ya como técnico de la cePaL, par- 24 ticipé en una reunién de empresarios latinoameri- canos que tuvo lugar en Santos a fines de 1949. El tema central de discusiones era el costo de la in- dustrializacién aleanzada por los paises de la region durante la Guerra Mundial. La opinién mas gene- ralizada era que resultaba conveniente retornar a las formas tradicionales de desarrollo, apoyadas en las ventajas comparativas del comercio interna- cional. Esa era la doctrina adecuada, universal- mente aceptada. En mi intervencién me referi, dis- cretamente, a la conveniencia de aprovechar las oportunidades de industrializacién. LA IMPORTANCIA DE PREBISCH Cuando arribé a Santiago de Chile para trabajar en la cerat, habiendo vivido ya en Europa, tenia cierta nocién de la importancia de los aspectos politicos en la realidad econémica. Pero no fue sino hasta que Prebisch asumié el mando de la Co- misién cuando adverti que teniamos la posibilidad de hacer cosas realmente importantes. Prebisch ha- bia dirigido el Banco Central de Argentina en los afios treinta, aplicando una politica anticielica que le dio prestigio internacional. Cuando lei el primer trabajo preparado por Pre- bisch —que llegé a ser conocido como el Manifies- to— me dije: “tenemos ahora la gran palanca que necesitabamos para remover las grandes resis- tencias a que hacemos frente en Brasil”. Actué de inmediato, traduciendo al portugués el texto, que 22 ‘aparecié en Brasil antes de ser publicado como do- ‘cumento oficial de las Naciones Unidas. Aun mas, consegui que apareciera en la prestigiosa Revis- ta Brasileira de Economia, chasse gardée del pro- fesor Gudin. La reaccién no se hizo esperar. La Escuela de Economia de la Fundacién Getilio Vargas, en la que pontificaban los maestros del liberalismo crio- Ilo bajo el liderazgo del profesor Gudia, invité a Brasil a una serie de celebridades mundiales del pensamiento econémico conservador a fin de que yestauraran la “buena doctrina”. Fue asi como tuvimos oportunidad de conocer a Lionel Robbins, Samuel Viner y muchas otras luminarias. Se trata- ba de despejar el ambiente intelectual de las abe- rraciones cepalinas. Ese esfuerzo hizo que el tema fuese mis discutido. Si el conservadurismo se de- fendfa con tal empeiio, era porque habia ideas nuevas en el ruedo, Las nuevas ideas eran senci- Ilas, intuitivas: el gran atraso acumulado podria remediarse con la adopcién de una politica deli- berada de industrializacién. Esto exigia la renova- cién de la clase dirigente. Hasta hoy, no se ha elu- cidado. cémo se dio esa transformacién en Brasil, pero no hay duda de que desempefiaron su parte Ja prolongada depresién de los afios treinta y los trastornos que la Guerra Mundial provocé en el comercio exterior. En los dos decenios siguientes se registré el sui- cidjo de un presidente de la Repiblica,? que se empefiaba en la industrializacion, y la tentativa 18 Getilio Vargas, en 1954, [N, del T.] 23 de impedir la toma de posesién de su sucesor,"! que insistia en la misma linea de politica. En un principio, la industrializacién surgié como subpro- ducto de la politica cambiaria, orientada a defender los precios del café en los mercados internacio- nales, La experiencia habia ensefiado al gobierno brasilefio que la estabilidad cambiaria era indis- pensable para Ia defensa del precio del café. El control selectivo de las importaciones, impuesto para eliminar o reducir los déficit de la balanza comercial, favorecié grandemente las actividades industriales al reducir los precios relativos de los bienes de equipa importados. En una palabra, eran tan grandes las oportunidades para desarrollar actividades industriales en Brasil, que incluso me- didas precarias en ese sentido producian resulta- dos apreciables. La primera accién firme en esa direccién fue el establecimiento del snpx a co- mienzos de los afios cincuenta. El Manifiesto de Prebisch se habia publicado dos afios antes. SURGIMIENTO DEL SUBDESARROLLO En la época a a que aludo, dibamos por supuesto que el desarrollo econémico y su manifestacién esencial, la industrializacién, eran condicién nece- saria para resolver los problemas de la sociedad brasilefia: pobreza, concentracién del ingreso y desigualdades regionales. Pero estabamos lejos de 1 Juscelino Kubitscheck de Oliveira. (N. del T.] “ilvertir que distaba de ser condicién suficiente. Por ello, la frustracién remplazé répidamente a Ja sensacion de éxito que habia traide consigo la fase inicial de la industrializacién. Equivaldria a {ina simplificacién considerar que la causa prin- tipal del cambio de sentido de la historia del pais fiie el golpe militar de 1964, que Hevaria a susti- {uir el objetivo del desarrollo (prioritariamente social) por el de crecimiento econémico (genera- dor, en si mismo, de desigualdades y privilegios) Ya desde comienzos de los afios sesenta, cuando Adverti que las fuerzas sociales que luchaban por Ja industrializacién no apreciaban suficientemen- fe la gravedad de la situacién social del pais y ten- dian a aliarse al latifundismo y a la derecha con- tra el fantasma de las incipientes organizaciones sindicales, me di cuenta de que era mucho lo que faltaba para que en Brasil surgiese una sociedad. moderna. Defendi, entonces, la idea de que resultaba ne- cesario profundizar en la percepcién del subdes- arrollo como un proceso histérico especifico, que exi- gia un esfuerzo auténomo de teorizacién. Adverti que el crecimiento econémico del pais, de alguna manera, evitaba que la poblacién percibiese los graves problemas sociales que se acumulaban. Las migraciones internas creaban la sensacién de que todos, o al menos la mayoria, tenfan ante si la po- sibilidad de mejoramiento, de ascenso social. La misma ilusién se presentaba ante él ensanchamien- to del area agricola o la depredacién de la selv Mis reflexiones sobre esta circunstancia histérica 2s forman la base de lo que denominé teorfa,del sub- desarrollo. ‘A lo largo de varios decenios, escribi mucho so- bre estos temas. Estoy seguro de que atin queda mucho por explorar. Espero que la nueva genera- cién retome el estudio de las particularidades de la formacién histérica brasilefia. PAFEL DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES Me parece que atin no se tienen ideas suficiente- mente claras sobre el proceso de creciente inter- dependencia de las economias nacionales al que se denomina globalizacion. Vivimos una época en que resulta evidente la insuficiencia del marco con- ceptual para explicar una realidad que se trans- forma rapidamente, Al intentar destilar la esencia del proceso histé- rico que engendré la civilizacion moderna adver- timos que, en realidad, lo importante no fueron las ideologias ni, incluso, las tecnologias. Si usa- mos el lenguaje de los herejes del siglo pasado, diremos que ésas fueron las herramientas usadas por las fuerzas sociales que se enfrentaron, por la jucha de clases. Los grupos sociales que dirigieron el fantastico proceso de acumulacién de riqueza definieron el modelo de organizacién social, dentro de los limites establecidos por las clases asala- riadas. Estas ganaron importancia creciente como mercados destinados a absorber las corrientes de produccién. 26 "Cua habria sido la evolucién de las sociedades dernas en ausencia del poder sindical, que al- 4 su forma més avanzada en la socialdemo- macia? Cabe suponer que la sociedad democra- abierta a la iniciativa individual, no habria leanzado la preeminencia que hoy tiene sin los Wacrificios realizados a lo largo de mas de un siglo ‘de luchas sociales. Hoy se vive una nueva fase de esa lucha. La in- (egracion politica mundial, que esta establecién lose, reduce el alcance de la accién reguladora de Jos estados-nacién en que se apoyaban las organi- waciones sindicales. En consecuencia, la organiza- ¢l6n de la actividad productiva tiende a ser plani- ficada a escala multinacional, e incluso mundial, fn perjuicio del poder de negociacién de las cla Ses trabajadoras. Por eso se ha intensificado, en todas partes, el doble proceso de desocupacién y exclusi6n social, por una parte, y, por otra, de con- centracién del ingreso. Funci6n DEL ESTADO-NACION Un asunto que debe ser estudiado con mayor pro- fundidad es el de la evolucidn de esa institucién que ocupé el centro del escenario de la historia moderna: el Estado-nacién, al que correspondi6, en forma progresiva, la defensa de los intereses colectivos. De agente defensor de los intereses pa- wimoniales, el Estado-nacién evolucioné para asu- mir el papel de intérprete de los intereses colec- a7 tivos y garante de la materializacion de los frutos de sus victorias, Ese proceso fue resultado de la creciente participacién de la poblacién organizada en el control de los centros de poder; es decir, de 1a democratizacién del poder. Ahora bien, tras ese Proceso se encontraba la creciente capacidad de or- ganizacién de las masas trabajadoras y, tras de és- tas, el Estado-nacién, que aseguraba el nivel de empleo de la poblacién mediante la proteccién del mercade interno. Estas cuestiones se manifiestan en todas partes, ya que estan vinculadas con los avances de la tec. nologia y con la confermacién del poder politico mundial. La importancia de la conformacién de este poder politico quedé claramente de relieve en las recientemente concluidas negociaciones de ja Organizacién Mundial de Comercio sobre co- trientes internacionales de tecnologia y servicios financieros. Lo anterior no quiere decir que se haya agotado el espacio para él ejercicio de las politicas nacio- nales. Los desafios a que Brasil se enfrenta son los que corresponden a un pafs-continente, caracteri zado por una enorme heterogeneidad social, pero con un sistema econémico que todavia esta rela- tivamente centrado en un mercado interno de di- mensién considerable y gigantesco potencial de crecimiento. La experiencia muestra que el mercado interno es el motor del crecimiento de los paises de gran dimensién. Dado que el acceso a la tecnologia mo- derna exige la apertura del mercado interno, el 28 ) Problema estriba en 1a modulacién de los esfuer- #08 orientados a la busqueda de esos dos objeti- ) Vos, hasta cierto punto excluyentes. De esta suer- t, el papel del Estado, en paises en desarrollo omo Brasil y en un mundo en transformacién co- mo el de hoy, tiende a ser cada vez mas complejo. Por ello, los problemas torales son de naturaleza politica. Es preciso abandonar la idea de que, con ‘el término de la confrontacién ideoldgica, los pro- blemas estan soluciondndose por ellos mismos y Ia Tita del futuro ya esta trazada, Vivimos en una Gpoca en que se privilegia la funcién politica, la manifestacién mds noble de las actividades creati- vas de] hombre. Lo importante es que las nuevas Reneraciones recuperen el aprecio por el ejercicio de la imaginacién y se convenzan de que la res- ponsabilidad que les corresponde no es otra que la de dar continuidad a la construccin de este gran pais 29 II. EL NUEVO CAPITALISMO CvaLourer reflexién acerca del legado de la cerat debe partir del reconocimiento de que en ella se efectud el tinico esfuerzo de creacién de un cuer- po de pensamiento teérico sobre politica econémi- ca que ha surgido en esa vasta rea del planeta a la que se denominé Tercer Mundo. Ese trabajo de construccién tedrica se desarrollé en dos vertien- tes. Por una parte, la visién de conjunto de la es- tructura de la economia mundial, a partir de la di- cotomfa entre centro y periferia, que permitié captar la especificidad del subdesarrollo y supe- rar la doctrina rostowiana de las etapas del creci- miento econémico, que ignoraba las diferencias cualitativas entre las estructuras desarrolladas y las subdesarrolladas. Por otra, la percepcién del sis- tema de poder subyacente tras la economia mun- dial, que permitié explicar Ja tendencia al dete- rioro de la relacién de precios del intercambio de los productos primarios en los mercados interna- cionales. En realidad, se trata de una teoria de las formas de dominacién, que se encuentra en el ori- gen de la dependencia a la que aludieron, més adelante, los economistas latinoamericanos. Esas dos ideas arrojan luz, desde dngulos dife- rentes, sobre el fenémeno del poder en las estruc- turas econémicas mundiales, hecho casi por comple- 30 gnorado por las teorfas econémicas convencio- , que privilegian el concepto de equilibrio. ai, la CEPAL representé un esfuerzo de restaura- de la economia como rama de la ciencia poli- Jo que se explica por la influencia de Keynes Prebisch y de Marx sobre algunos de los i6- jes mas valiosos que trabajaron en la cEPAL. El analisis que sigue de las transformaciones de conomia mundial se basa en la visidn histérico- uuctural que emergié de los trabajos iniciales lacepat. i] proceso histérico de formacién econdmica del ‘mundo moderno puede ser examinado desde tres ‘Puntos de vista: 1) la intensificacién del esfuerzo “de acumulacién, mediante la elevacién de los ni- “yeles de ahorro de ciertas comunidades; 2) la am- “Pliacién del horizonte de posibilidades técnicas, y 9) el aumento de los segmentos de la poblacién “€0n posibilidades de acceso a nuevos patrones de ‘consumo. No se trata de tres procesos distintos, sino de tres facetas que interactéan en un mismo proceso histérico. No es dificil advertir que, sin las innova- ¢iones técnicas, el aumento del ahorro no condu- tira muy lejos, al tiempo que la ampliacién del poder de compra de la poblacién es elemento @sencial para la reproduccién dindmica del sis tema. Prevalece, en este fin de siglo, la idea de que, independientemente de la politica que uno u otro pais decida seguir, el proceso de globalizacion de 31 @ los mereados habra de imponerse en todo el mun- do. Se trata de un imperativo tecnoldgico, similar al que rigid el proceso de industrializacién, que mol- de6 a la sociedad moderna en los dos diltimos siglos. Ahora bien, la interconexién de los mercados y el subsecuente debilitamiento de los actuales sis- temas de poder estatales que encuadran las activi- dades econémicas, dan lugar a importantes cambios estructurales, que se traducen en una creciente concentracién del ingreso y en formas de exclu- sién social que se manifiestan en todos los paises. Hay incluso quien considere que estas consecuen- cias adversas son las condiciones de una nueva forma de crecimiento econémico, cuyas caracteris- ticas no estan definidas todavia Asi las cosas, en este fin de siglo, el ee econémico adquiere como contrapartida el naci miento de una nueva forma de organizacién social que redefine el perfil de la distribucién del ingre- so, En esta conclusién simple puede vislumbrarse una amenaza o un desafio. Al menos, el anuncio de una época de incertidumbres. Al reflexionar sobre la primera Revolucién indus- trial, se comprueba que también dio lugar a la desocupacién, principalmente en el sector agrico- la, que tradicionalmente empleaba a mas de dos tercios de los trabajadores. Como el desarrollo sdlo se torna efectivo si una economia tiene acceso a mercados en expansién, cabria explicar cémo se ampliaron los mercados en el marco de una revo- Incion tecnolégica que generaba una retraccién de 32 demanda de mano de obra y del ingreso del | Bonjunto de los trabajadores, Se sabe que, en un 7 Pliner periodo, las empresas de los paises que PH Piicaberaban 1a Revolucién industrial forzaron la fipertura de los mercados externos, lo que explica Ia ofensiva imperialista que se dio a lo large del Higlo xix. Empero, el verdadero motor de ese ereci- Miiento econémico no fue tanto el dinamismo de 1s exportaciones, sino la ampliacién de los merea- los internos, derivada del aumento del poder de fompra del conjunto de la poblacién asalariada. Por ello, para comprender la légica de la civili wacion industrial es preciso, antes que otra cosa, @xplicarse el proceso de aumento del poder de ompra de la poblacién, es decir, de expansién de la Masa de salarios. Esta explicacién rebasa, desde Tuego, los marcos del andlisis econémico conven- Gional, ya que son factores de naturaleza institucio- nal y politica los que determinan la distribucién del ingreso. En efecto, todo hace pensar que si la logica de 108 mercados hubiese prevalecido sin restricciones, la internacionalizacién de las actividades econd. micas (el proceso de globalizacién) se habria ma- nifestado mucho antes, reproduciendo, en forma amplificada, la experiencia de Inglaterra, donde Ja participacion del comercio exterior en el ingre- $0 nacional sobrepasé 50% desde los aiios setenta del siglo pasado. Ello habria dado lugar a una me- Nor concentracién geogréfica de las actividades industriales, que habria favorecido a las naciones periféricas. Ademas, en esta hipotesis, se habria 33 dado una mucho mayor concentracién social del ingreso en los principales paises de la Revolucién industrial Pero los acontecimientos no siguicron ese rum bo. En realidad, prevalecié una mayor concentra- cién geografica de las actividades industriales, que beneficié a los paises centrales, asi como una mas equitativa distribucidn del ingreso en esos mismos paises —que ocupaban la vanguardia tecnolégi- ca—, lo que trajo consigo la adopcién de politicas de proteccién social. La explicacion de este cuadro histérico se halla en el surgimiento de nuevas fuerzas sociales, que aparecen al mismo tiempo que el proceso de urba- nizacién generado por la industrializacién misma. La evolucién del sistema de poder, consecuencia de la accién de los trabajadores organizadés, trajo consigo la elevacién de los salarios reales y oblig6 a los gobiernos a adoptar politicas proteccionistas para defender sus respectivos mercados internos. De esta forma, y a partir de ese momento, el mo- tor del crecimiento fue Ia ampliacién del mercado interno, con una contribucién subsidiaria de las exportaciones. De esta manera, el aumento del poder de com- pra del conjunto dé trabajadores tuvo un papel central en el proceso de desarrollo, sélo compara- ble al de Ia innovacién técnica. Asi, el dinamismo de la economia capitalista fue resultado de la in- teraccién de dos procesos; por una parte, la inno- vacin técnica —que se traduce en aumento de la productividad y reduccién de la demanda de fuer- 34 ile trabajo—, y, por otra, la expansién del mer- lo —que crece pari passu con la masa salarial—. importancia del primero de estos factores — la ipvacin técnica— depende de la accién de los ipresarios y de sus esfuerzos de maximizar las jancias, en tanto que la importancia del segun- =la expansién del mercado— refieja la presién We las fuerzas sociales, que luchan por la eleva- Wion de sus ingresos. | El actual proceso de globalizacién desarticula Miaecién sincrdnica de esas dos fuerzas, que en el Pasado garantizaron el dinamismo de los sistemas @eonémicos nacionales. En la medida en que las #mpresas se globalizan, en la medida en que esca- Pin @ la accién reguladora del Estado, tienden a HPoyarse mds en los mercados externos para sus- fentar su crecimiento. Simultaneamente, las ini- Glativas de los empresarios tienden a escapar del #ontrol de las instancias politicas. Se retorna a: Wl modelo original del capitalismo, cuyo dinami io se basaba en las exportaciones y en las inver- sidnes en el exterior. En suma, el refpodpie dio sustento al sistema dle poder de los estados-nacién se encuentra clara- mente desequilibrado, en perjuicio de los trabaja- dores organizados y en favor de las empresas que Controlan las innovaciones tecnoldgicas. Ya no exis- te el equilibrio que la accién reguladora del poder publico garantizé en el pasado. Lo anterior expli- €a la reduccién de la participacién de los asalaria- dos en él ingreso nacional de todos los paises, in Mependientemente de sus tasas de crecimiento La interdependencia cada vez mayor entre los sistemas econémicos tornd obsoletas las técnicas que habfan venido desarrollandose, a lo largo de los tiltimos decenios, para captar el sentido del pro- ceso histérico en que el mundo estd inmerso. E) avance vertiginoso de las técnicas de procesamien- to de datos permitié la multiplicacién de los mo- delos. Pero la confiabilidad de las proyecciones practicamente desaparecié. Bastarfa citar, como ejemplo, los ejercicios realizados en torno a la. proyecciones del comercio internacional en los pro- ximos afios a fin de comprobar el acierto de los acuerdos discutides en el antiguo cart. Se proce. Saron millares de ecuaciones sin que fuera posible ilucidar ninguna duda importante. De ahi que, hoy en dia, sea tan limitada la posibilidad de in- terferir en los procesos macroeconémicos, como lo comprueban incluso los gobiernos mejor pertre- chados, impotentes para enfrentar un problema como el desempleo. La escasa transparencia del acontecer actual refleja la accién de nuevos elementos y el cambio de la importancia relativa de otros, lo que en- vuelve una aceleracién del tiempo histérico. Son cosa del pasado los sistemas econémicos naciona- Jes que disponian de grah autonom{a y séle oca- sidnalmente estaban sujetos a choques externos. Los principales mercados —de tecnologia, de ser- vicios financieros, de medios de comunicacién, de Productos de calidad e incluso de bienes de con- sumo generalizado, para no hablar de los de mate- rias pritas tradicionales— operan ahora de ma- 36 unificada o marchan raépidamente hacia la lizacién. incia en la configuracién del panorama mun- de nuestros dias: 4 La declinacién de la gobernabilidad de las jomias de mayor peso relative no se explica tener en cuenta la internacionalizacién de los dos financieros. El enorme desequilibrio de dos Unidos es una suerte de huida al futuro, ‘biisqueda de ajustarse a esa globalizacién, yse NWaduce en la transferencia a ese pais de parte | onsiderable del ahorro disponible para inversién Wel resto del mundo, incluidos los paises mas po- Ibres, Esta situacién conduce a modificaciones de Importancia en lus relaciones internacionales de ese Pais, como lo muestra la reciente creacién de una #ona de libre comercio que agrupa a los mercados de los Estados Unidos, Canadd y México. Con ello, Is industrias norteamericanas podran recuperar competitividad internacional, dado que los sala- Hos monetarios en México equivalen a no més de lima décima parte de los que prevalecen en los Es- fados Unidos. La experiencia de integracién con México, que excluye la movilidad de la fuerza de trabajo, servira de modelo para un proyecto més amplio, capaz de abarcar todo el continente. 2, La Unién Europea nacié a inicial fa de Fran- Gia, con el objetivo principal de promover un enten- dimiento politico duradero con Alemania, Cuatro décadas después, dio origen a un proyecto formi- 37 dable de ingenierfa politica. Por primera vez, un grupo importante de paises soberanos, con perfil cultural propio, renuncia a prerrogativas nacio- nales a fin de integrarse politica y econémicamen te. En el pasado, la integracién multinacional se hizo por la dominacién del mas fuerte sobre los demas, El proceso europeo exige, ahora, un ejerci- cio de imaginacién politica, que concilie el resur- gimiento de valores locales y de rivalidades cultu- rales con las crecientes exigencias de un espacio econémico unificado de colosales dimensiones. La Unién Europea, concebida en el pasado como pro- yecto politico —para hacer frente a la amenaza so- viética percibida y para superar las rivalidades histéricas—, adquirié un fuerte impulso en el pla- no econémico, y es, con mucho, la mas importante experiencia en el intento de trascender el Estado- nacién como instrumento de regulacién de la con- vivencia humana en un ambiente democratico. 3. El proceso de transicién a la economia de mercado y de establecimiento de instituciones de- mocraticas en los paises de Europa oriental resul- t6 mucho mas traumatico de lo que se habia ima- ginado. Todo leva a suponer que en Rusia, que enfrenta los desafios de la reconstruccién de un vasto espacio politico con enorme diversidad étn cay cultural, ese proceso sera muy prolongado. E: probable que, por uno o dos decenios, Rusia que- de al margen: un mundo aparte, que debe inven- tar el formato politico que le permita conciliar sus tradiciones autoritarias con las reivindicaciones de convivencia democratica, hoy predominantes en 38 Ha clase media cada vez mas diferenciada. A pe. de su inmenso potencial de recursos, incluso Fecursos humanos calificados, todo parece indi- iF que Rusia no influird considerablemente en la figuracién del mundo en los inicios del siglo xx1. > # Sin lugar a dudas, son las naciones del orien- de Asia —China, en especial— a las que hoy prresponde marcar el rumbo de la nueva serie de insformaciones que redefinen la faz del planeta. cabezados por Japén, esos paises han consegui- un alto grado de dominio técnico auténomo, Me colocan al servicio de una gran disciplina so- ial. Los salarios estan regulados en funcién de las ‘Pxigencias de la competencia internacional. La for- Taleza competitiva, sin paralelo, del capitalismo sidtico surge de esa estricta disciplina social y de Jas inversiones en el desarrollo de los recursos humanos. Debe esperarse que, dadas las enormes Feservas de fuerza de trabajo de que disponen, sus Gconomias ganen peso, progresivamente, en los mercados mundiales. Las barreras contra esta in- vasion quizd se implanten mediante nuevas formas de organizacién de los mercados, que introduzcan la diferenciacién de los productos, Sern cada vez ms limitadas las areas en las que la competencia Se realice a través de los precios. La crisis bursétil de fines de 1997 comprobé el peso que el Asia orien- tal ya tiene en la economia mundial y la importan- tia que las inversiones efectuadas en esa regién feviste para el dinamismo de las economias occi- dentales, al tiempo que puso en evidencia la inma- durez politica de sus grupos dirigentes. 5, Las economias latinoamericanas van @ verse sometidas a crecientes presiones para desregular sus mercados, con efectos diferenciados en fun- cién del grado de heterogeneidad de sus estructu- ras sociales. De no consegiir reyertir el proceso de concentracién del ingreso y el consecuente agra- ‘vamiento de la exclusién social, paises come Bra- sil y México estaran expuestos a tensiones sociales que bien pueden lanzarlos a la ingobernabilidad. La busqueda de nuevos paradigmas de desarrollo, orientados al ahorro de recursos no renovables y a la reduecién del dispendio, va a desempefiar, en América Latina, un papel igual al que, en la pri- mera mitad del siglo que concluye, tuvieron en Europa las utopias sociales. En suma, sustancialmente eliminados los aran- celes como instrumento de politica comercial y con un mercado financiero global progresivamente unificado —con lo que el costo de las transferen- cias internacionales de capital tiende a cero—, en- tramos en una nueva fase de desarrollo capitalis- ta, cuyas caracteristicas ain estén por definirse. ‘pueden ya sefialarse algunas de las que se perfi- lan; los desajustes causados por la exclusidn social de grupos cada vez mds amplios de la poblacién tienden a convertirse en el problema mas grave, tanto en las naciones ricas como en las pobres. s desajustes no sélo surgen de Ja orientacién del progreso tecnolégico, sino que también refle- jan Ia incorporacién indirecta al sistema produc- tive de la mano de obra mal remunerada de los paises de industrializacién tardia, en primer luger, 40 i$ asidticos. La globalizacién, a escala mundial, We las actividades productivas conduce necesaria- WMiente a una gran concentracién del ingreso, que ” @§ la contrapartida del proceso de exclusién social fintes mencionado. Por tanto, los nuevos desafios son de caracter fun- damentalmente social, mas que econémico, al con- Irario de lo que ocurrié en la fase anterior de des- Airtollo del capitalismo. Por ello, el primer plano fendra que ser ocupado por la imaginacién politi- en. Se equivoca quien considere que esta agotado 1 espacio para la utopia. Contra lo que Marx pro- fetiz6, la administracién de las cosas sera sustitui- a, cada vez mas, por el gobierno creative de los hombres. a III. GLOBALIZACION E IDENTIDAD NACIONAL EL PROCESO DE GLOBALIZACION Las mudanzas que ocurren en las relaciones inter- nacionales, en este fin de siglo, no pueden ser en- tendidas mas que con una visién de conjunto, una vision global, que se apoye no sdlo en el analisis econémico, sino también en esa imaginacién pros- pectiva que permite pensar el futuro como historia. En ausencia de esa visién abarcadora, seré impo- sible entender incluso el sentido de los aconteci- mientos cotidianos, que nos conciernen directamen- te, y, desde luego, sera también imposible actuar en forma eficaz como sujetos de la historia Teniendo en mente este concepto, presento en- seguida algunas reflexiones sabre la realidad mun- dial que esta surgiendo ante nosotros, a fin de abor- dar, mas adelante, los problemas que reclaman nuestra atencién de manera mas imperiosa. 1. No puede perderse de vista el hecho de que la economia mundial ha entrado en una fase de tensiones estructurales que, por su alcance global no tiene precedente. Desde principios de los afios ochenta, esas tensiones se dejaron sentir sobre los paises del Tercer Mundo, bajo la farma de un vio lento aumento de las tasas de interés en los mer- 42 idos internacionales y de una fuerte transferen- de capitales hacia los Estados Unidos, que, por inisma, explica la bonanza yivida por la pobla- (BiGn de este pais a partir de la segunda mitad de eke decenio. El vértice de las tensiones en la eco- Homia mundial se encuentra en la inflacién vir- Wal en Ia economia estadunidense, inflacién cau- Wilda por Ja declinacién de largo plazo de la tasa Mle ahorro, conjugada con un déficit cuantioso en Wit cuenta corriente de la balanza de pagos. La re- duccién de la tasa de ahorro es resultante de la Gonvergencia de los desequilibrios negativos en Tas cuentas del gobierno federal, aunada a una re- duccién sostenida del ahorro privado. En efecto, @n los afios ochenta, la tasa de ahorro en los Esta- dos Unidos se redujo a la mitad de la magnitud Observada en los tres decenios precedentes. Su Nivel actual equivale a menos de la tercera par- te de la tasa de ahorro promedio de los paises de Ia OcpE y a menos de un cuarto de la de Japén. En €onsecuencia, los Estados Unidos dejaron de ser el principal acreedor y proveedor de capitales del mundo, convirtiéndose en el principal deudor. Su deuda externa supera actualmente el billén de délares, MR’s 2, La existencia de ese desequilibrio estructural en la economia de los Estados Unidos explica la absorcién por ese pais de mds de la mitad de los ahorros disponibles para inversiones internaciona- Tes." Es muy probable que ese desequilibrio per: * Véase “The USA's Twin Defi informe de 1989, Helsinki. World Imbalances, wien, 43 sista atin por algunos afios, y la forma en que este problema sé solucione influird considerablemente en la futura configuracién de la estructuri dial de poder. La tensién existente en el principal centro econdémico da lugar a reacomodes de fuer. zas en América Latina, regidn que atraviesa por una fase de crisis de sus estructuras politicas, con consecuencias dificiles de prever 3. Otra fuente importante de tensién es el am plio proceso de destruccién y reconstruccién de las economias de Europa oriental, las que conti. nuarén absorbiendo parte del ahorro generado en otros paises, sin tener oportunidad de remunerar suficientemente esos capitales y contribuyendo mantener las tasas de interés en niveles clevados. ‘A diferencia de lo previsto en un primer momen: to, ese proceso va a extenderse en el tiempo y podria durar varias décadas. La caida en los ni veles de produccién, que fue de 4.5% en 1990 y que al afio siguiente llegé a 15.4%, ha persistido por varios afios. El proceso de cambio institucio- nal es muy profundo y abre enormes posibilidades de participacién al capital internacional. Los pat: ses de Europa oriental disponen de recursos hu- manos que los colocan en situacién ventajosa en la competencia con los paises del Tercer Mundo. Todo hace pensar que, superada la fase de recons- truceién institucional, en esa regién se abriré una nueva y dindmica area de desarrollo capitalista También este amplio proceso de reconstruccién econémica, que incluye la porcién oriental de Ale- mania, refuerza la tendencia a la elevacién de las 44 ! Dyitisas de interés, en detrimento de las economias il Tercer Mundo. D4 La integracién de los paises de Europa occi- Mental es un proceso irreversible, aunque no se al- HPancen los ambiciosos objetivos de los tratados de Maastricht. Al tiempo que este proceso refuerza a Ws grandes grupos econémicos que actuan a esca Ta transnacional, abre espacios para los agentes {ue se desenvuelven en dmbitos sociales distintos W los especificamente econémicos y financieros. El Webilitamiento de los instrumentos de politica eco- NOmica estimulard acciones compensatorias en otras reas de ejercicio de la imaginacién politica. En Europa occidental tiene lugar la més importante experiencia para trascender el E 6 instrumento rector de las actividades econémicas en sociedades que concilian los ideales de libertad ¥ de bienestar social. Lo anterior exige la conquis- fa de una creciente homogeneizacién social, diff de conseguir en funcién de la actual orientacion del progreso técnico. 5. En forma independiente de los cambios en la Configuraci6n de la estructura mundial del poder Politico, seguird su curso el redespliegue de las actividades productivas, regido por los efectos de Jas nuevas técnicas de comunicacién y de proce- Samiento de informacién, que tiende a concentrar las actividades cre: innovadoras e incluso Aquellas que son instrumento de poder en dreas Privilegiadas del mundo desarrollado. 6, Todo indica que el avance de las empresas iransnacionales proseguird, como resultado de la creciente concentracién del poder financiero y de los acuerdos sobre patentes y control de la propie- dad intelectual, alcanzados en el ambito de la Organizacién Mundial de Comercio, factores estos que contribuirdn a aumentar la brecha entre pai- ses desarrollados y subdesarrallados. 7. El avance de la internacionalizacién de los cireuitos econdmicos, financieros y tecnol6gicos de- bilita los sistemas econémicos nacionales. Las ac- tividades del Estado tienden a limitarse a los secto- res sociales y culturales. Los paises caracterizados por desigualdades culturales y econémicas acen tuadas estardn sometidos a presiones desarticu- ladoras crecientes. La contrapartida del dominio de la internacionalizacion es el debilitamiento de los vinculos de solidaridad histérica que, en el mar- co de algunas nacionalidades, han mantenido uni- das a naciones marcadas por agudas disparidades sociales y de niveles de vida. §. La cooperacién politica internacional facili- tard que se atiendan los problemas de la preserva- cién del equilibrio ambiental, el control del uso de drogas, el combate de las enfermedades contagio- sas, la erradicacién del hambre y el mantenimien- to de la paz. Como el dmbito econémico tiende a ser ocupado cada vex mds por las empresas inter- nacionalizadas, son éstas las que delimitardn el es- pacio que corresponda a las actividades de alcance local y a las de naturaleza informal. La importan- cia relativa que alcancen estas ltimas determina- rd el grado de desarrollo de cada region: se tendra una imbricacién estructural de las dreas desarro- 46 das y las subdesarrolladas, en una division del lacio politico que perperia las desigualdades ‘sociales ) @ La estructura mundial del poder evoluciona Micia el establecimiento de grandes bloques de na- Wlones en las que tienen sede las empresas trans. Wicionales, que disponen de ricos acervos de HPnocimientos y de personal capacitado. El creci« Miento del intercambio internacional de servicios, Hspecialmente financieros y tecnolégicos, se da en Wetrimento del comercio de bienes tradicionales. Bila dinémica de este sistema, prevalecen las fuer. Wis tendientes a reproducir 1a actual dicotomia Hesarrollo-subdesarrollo. Para escapar a este sis- tema de fuerzas, articulado globalmente, es nece. io reunir la voluntad politica, basada en un mplio consenso social, con condiciones objetivas ite, en la actualidad, estén presentes apenas en hos cuantos paises del Tercer Mundo. LA PRESERVACION DE LA IDENTIDAD NACIONAL Es convenient cavilar sobre estos reajustes es- fucturales globales, que ahora estén ocurriendo, fin de poder identificar el espacio del que Brasil dispondra para decidir entre sus opciones histéri- as, sin abandonar las singularidades que lo carac- terizan. El desafio consiste en encontrar la forma @ficaz de preservar la identidad cultural y la uni dad politica, en un mundo dominado por grupos fansnacionales cuyo poder se deriva del control 47 que ejecen sobre la tecnologia, la informacién y el capital financiero. Para responder a él, es preciso entender a profundidad las razones de la pérdida de dinamismo de la economia brasilefia en los dos ultimos decenigs. eee La experiencia brasilefia de desarrollo econémi- co fue resultado de la expansion de un mercado interno que demostré poseer una enorme poten- cialidad. Lejos de ser una mera continuaci6n de la economia exportadora de productos primarios he- redada de la época colonial —consistente en una constélacidn de enclaves regionales auténomos—, la industrializacién asumié la forma de la cons- truccién progresiva de un sistema econémica que disponia de autonomia considerable en cuanto a la creacién de ahorro y Ja generacién de demanda efectiva. Gracias a los efectos de la sinergia, ese sistema era mayor que la suma de los elementos que lo integraban. De esta suerte, incluso sin haber disfrutado de una situacién privilegiada, como la de los Estados Unidos cien afios antes —con grandes entradas de capitales y de fuerza de trabajo técnicamente cali- ficada provenientes de los paises mas desarrolla- dos de Europa—, Brasil, entre los afios cincuenta y principios de los setenta, fue la zona de industria- lizaci6n de mas répida expansién en el mundo ca- pitalista. : Durante tres siglos, la economia brasilefia se basé en el aprovechamiento extensive de recursos na- turales, muchos de ellos no renovables: de la ex- plotacién forestal, en sus inicios histéricos, hasta 48 Ia gran minerfa de hierro, pasando por el uso des- tructivo del suelo en varios ciclos agricolas, Brasil fue por largo tiempo, en realidad, un excelente @jemplo de lo que ahora se denomina “desarrollo Mo sustentable”. Con una civilizacién depredado- ¥a, el pais estaba condenado a enfrentar una in- mensa crisis cuando se Iegase al agotamiento de Ta base de recursos no renovables (o renovables a Gostos crecientes), 0 cuando la demanda internacio- Mal de esos recursos disminuyese en funcion del @fecto de nuevos factores téenicos 0 econémicos. No es sino hasta el presente siglo cuando la eco- Homia brasilefia deja de fundar su dinamismo en la depredacién de los recursos naturales y pasa a ‘"poyarlo, principalmente, en la adopcién de avan- €es tecnolégicos y en la acumulacién de capital fapaz de reproducirse. Ello se debié al proceso de industrializacién, que se convirtié en el motor de] desarrollo del pats a partir de la Gran Depresién de los afios treinta, Brasil establecié las bases de su sistema indus- tial en una época de grandes trastornos interna- Gionales, y correspondié al Estado el papel deci- five en la éstrategia que entonces se adopté. El Sacrificio impuesto a la poblacién abarcé a todas Tas clases sociales, incluso a los grupos que esta- ban habituados a tener acceso a bienes de con- Sumo importados. Durante varios decenios, el pais S€ restructuré, abatiendo la participacién de las Importaciones en la oferta de bienes de consumo, al tiempo que la poblacién crecia, sobre tado en Tas zonas urbanas, Empezé a dibujarse una nueva 49 realidad social: los ricos, consumiendo productos de manufactura nacional, dejaban de ser vistos como seres de otro planeta, y la clase media en formacién ocupaba espacios crecientes y asumia posiciones de liderazgo en 1a vida cultural de la nacién ‘A comienzos de los afios setenta, se transformé radicalmente el entorno externo que habia favore- cido la industrializacién: la crisis del délar, segui- da del primer shock petrolero, dio 0} ‘enorme masa de liquidez internacional y a de rédito reducidos, lo cual estimuld el proceso de endeudamiento excesivo de gran numero de pai- ses del Tercer Mundo. Lo que vino después fue la dolorosa historia de les ajustes sucesivos impues tos a los paises deudores: de receptores, éstos se tornaron proveedores netos de capitales interna- cionales y se vieron forzados a incrementar el es- fuerzo de ahorro y a reducir el nivel de inversion interna, Este tipo de ajuste reclama la existen de un consenso y de una disciplina sociales difi- ciles de configurar en cualquier sociedad, maxime en aquellas, como la brasilefia, en que coexisten profundas desigualdades y atraso politico. Por ello, la actual crisis, que se prolonga ya por dos dece- nios, se antoja insuperable y pone de relieve la in- capacidad del Estado para enfrentarla. Unicamente se justificaria aumentar el esfuerzo para profundizar la insercién externa de la econo mia —que actualmente se considera como requi- sito para la modernizacién— si dicho esfuerzo se diese dentro del marco de una auténtica politica desarrollo econémico y social, lo que no ocu- re cuando el aumento de las exportaciones tiene © contrapartida la contraccién del mercado iterno. "Nunca esta por demés tener en mente que los ecios —en términos reales— de los productos (primarios exportados por los paises del Tercer Mun- fo siguen una tendencia histérica declinante. El Jpromedio de esos precios, en el quinquenio 1986- 71990, equivalié a aproximadamente la mitad de “Vos que prevalecian cuarenta afios antes, es decir, bm 1948-1955. Un estudio de un grupo de analistas 7 del Banco Mundial (publicado en The World Bank Review en enero de 1988) llegé a la conclusién de que ese deterioro se prolonga ya por mas de un siglo y se viene acentuando. Entre 1989 y 1991, el promedio de los precios de los productos prima- flos exportados por los paises pobres se redujo en 20%, caida que es cercana a la ocurrida en la rece- sién de 1980-1982, que provocé la crisis de la deu- da externa en esos paises. Atrapados en un proceso dafino, muchos paises pobres procuraron compen- gar la baja de los precios aumentando el volumen de las exportaciones y obteniendo financiamien- tos externos, incluso de las agencias multilate- rales, para elevar la produccién. La vielenta com- petencia resultante provocé la quiebra, en aiias recientes, de muchos productores de café y de ca- a0. Los ingresos obtenidas por los productores de café se redujeron a la mitad, y fueron atin mayores las pérdidas de los de cacao y azticar, como resulta- do del desmantelamiento de los timidos mecanis- 51 mos de defensa de los precios existentes en la épo- ca anterior al auge de la desregulacién. La doble presién del aumento de la oferta de fuerza de trabajo, derivada del crecimiento de la poblacién, y de la rigidez de la demanda de los productos primarios en los mereados internacio- nales condujo, en el pasado, a los paises periféri- cos a ensayar el camino de la industrializacién. Sin embargo, s6lo unos cuantos de esos paises reu- nian los minimos necesarios de dimensién pobla- cional, dotacién de recursos naturales y liderazgo empresarial para poder fundar la industrializa- cién en el desarrollo del mercado interno. La gran mayoria de los paises pobres que intentaron indus- trializarse continuaron dependiendo del acceso marginal a los mercados internacionales, como sub- contratistas de las empresas transnacionales. Fue- ron pocos los que avanzaron en la edificacién de un sistema econémico con cierto grado de autono- mia en la generacion de demanda efectiva y en el financiamiento de la inversion reproductiva. Las barreras para el acceso a los mercados in- ternacionales que enfrentan esos paises no se li mitan al deterioro de los precios reales de sus pro- ductos primarios de exportacién. Esa tendencia, sefialada por Rail Prebisch hace medio explica por la naturaleza misma de esos bienes, cuya importancia relativa declina con el aumento del nivel de ingreso de la poblacién. Las dificulta- des que enfrentan los paises pobres en sus esfuer- 205 por penetrar en los mercados internacionales son més severas de lo que supusieron los primeros tdiosos del subdesarrollo, que se limitaban a ervar la naturaleza de los productos sin exa- jar la estructura de esos mercados. Existen ele- entos para afirmar que en dichos mercadas tie- importancia considerable las manifestaciones To que se entiende por poder de mercado. No de- perderse de vista que, en lo que se refiere alos oductos manufacturados, las transacciones inter- “Macionales estan constituidas, por lo general, por “Operaciones que se realizan dentro de las grandes corporaciones y bajo regimenes de precios admi- ‘nistrados Un estudio de la Comisién del Sur* muestra que, ‘en los afios ochenta, los precios de las manufactu- as exportadas por los paises del Tercer Mundo cre- tieron 12%, medidos en délares nominales. Duran- fe ese mismo decenio, en cambio, los precios de Jas manufacturas exportadas por los paises desarro- Mados aumentaron 35%. Si se calcula el poder de compra de las manufacturas exportadas por los pai: ‘ses del Tercer Mundo, teniendo en cuenta los pre- ¢ios de las maquinarias y equipos que importaron, se advierte que, en el mismo decenio, ese poder de compra se redujo en 32%. De esta forma, los paises pobres requieren de mayores esfuerzos para Ja conquista de espacio en los mercados interna- gionales de manufacturas. Es indudable que el desarrollo no es posible sin acceso a la tecnologia moderna, y ese acceso se obtiene, sobre todo, por Ja via del comercio internacional. Pero lo que ocu- * Védse Non-Alignment in the 1990's (estudio preparado para Ja Confereneia de Jakarta), South Centre, Ginebra, 1992. 53 rrié en el pasado, en un pais con las potencialida- des de Brasil, fue que el acceso al mercado inter- nacional desempeni sélo un papel coadyuvante en el fomento del desarrollo, pues el impulso central se generé internamente. Si se admite que la econom{a brasilefia difici mente puede recuperar su dinamismo apoyandose basicamente en las relaciones externas, corres- ponde averiguar si no habra sido un error aban- donar la estrategia de constituir el mercado inter: no en el “motor del crecimiento”. No afirmo que ese abandono haya sido deliberado o incluso cons- ciente. Reflejé, mas bien, los cambios tanto coyuntu- rales como estructurales de la economia interna- cional, que no se supieron enfrentar con decisién e imaginacién. Se perdid una década, a cuyo largo se deterior6 grandemente la capacidad de auto: gobierno de que disponia el pais al reducirse la eficacia de los instrumentos de politica macro- econémica. El margen de maniobra se vio limitado por los compromisos establecidos con los acreedo- res internacionales; el club de los bancos acree- dores y el FMI. Los sistemas econémicos de grandes dimensio- nes territoriales y marcadas disparidades regiona- les y estructurales —entre los que destacan Brasil, China y la India— dificilmente sobrevivirn si pierden la cohesién que se deriva de la expansién del mercado interno. En esos casos, por mas efec- tiva que sea, la insercién internacional es insufi- ciente para asegurar él dinamismo de la economia, En un mundo dominado por las corporaciones trans- 54 ales, esos sistemas heterogéneos sélo sobre- my crecen en funcidn de una voluntad politica ada en un proyecto con hondas raices his- onémico de los grandes sistemas heterogéneos Ssocial o culturalmente—. El fracaso de la Union fas que en el prolongade perioda histérico del odelo primario exportador eran muy escasas las tulaciones econémicas entre las diversas regio- nes de Brasil, en el medio siglo contado a partir de los afios treinta se establecieron fuertes vinculos le interdependencia entre esas regiones gracias il considerable crecimiento econémico, apoyado en a industrializacion basada en el mercado interno. No puede ignorarse que el dinamismo del mer- jo interno se apoyé, en buena medida, en Ia ac- jacidn en Brasil de empresas extranjeras, pero lo zo en una época en que la competencia interna- “Cional por los fondos de capital era mucho menos “intensa de lo que es actualmente y en la que el en- leudamiento externo del pais era mucho menor. ‘or ello, el primer desafio que Brasil debe enfren- ‘tar ahora es el de aumentar su capacidad de auto- “financiamiento, lo que exige un mayor esfuerzo de “ahorro, piblico y privado, y una mayor disciplina yftransparencia en el uso de las divisas generadas "por las exportaciones. Salir de la recesidn es indispensable para que 55 sean viables un mayor esfuerzo de ahorro y una mayor disciplina social. En otras palabras, es pre- ciso utilizar mejor la capacidad productiva que ya existe. Para ello es necesario restablecer la efica- cia de los instruments de control macroeconémi- ¢o, saneando las finanzas puiblicas y disciplinando Jos flujos monetarios y financieros externos. En Brasil, la eficacia de la accién gubernamental co- mienza por la capacidad de disciplinar el sector externo de la economia. A mediados de los noven- ta, con el Plan Real, el gobierno brasilefio basé una vez més la politica de estabilizacién (de los precios y del tipo de cambio) en un creciente en- deudamiento externo. Todas las grandes crisis brasilefias se iniciaron con problemas cambiarios. Queda por saber si, en realidad, todavia es posible recuperar todo el terreno perdido en esa drea vi- tal. A menos de que la conclusién sea que ya re- sulta inapropiado hablar de Brasil como un siste- ma econdmico. 56 IV. LA SUPERACION DEL SUBDESARROLLO ANDO Ia capacidad creativa del hombre se apli- jal descubrimiento de sus potencialidades y al pefio de enriquecer el universo, se produce lo Hamamos desarrollo. El desarrollo s6lo apare- cuando Ja acumulacién conduce a la creacién valores que se esparcen en la colectividad. La joria del desarrollo alude a dos procesos de crea- idad. El primero tiene que ver con la técnica, el empefio del hombre por dotarse de instru. tos, por ampliar su capacidad de accién. El se- indo se refiere al significado de la actividad hu- @, 2 los valores con los que el hombre enriquece “su patrimonio existencial. __ La civilizacién industrial se caracteriza por el “hecho de que la capacidad inventiva del hombre Se canaliza de manera preferente hacia la creacién “de técnicas; és decir, hacia la apertura de nuevas ‘Wias para el proceso de acumulacién, lo que expli ‘ea Ja formidable fuerza expansiva de dicha civili- wacin. Ello explica también el hecho de que el Punto central, dominante en el estudio del desarro- Moshaya sido la légica del proceso de acumulacion. Pero fue del rechazo a una visién simplista del Proceso de difusién geografica de la civilizacién in- dustrial de donde surgié la teoria del subdesarro- 57

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