Los titulares sobre educacin me hacen sentir como si estoy soando una pesadilla: ya no
queda nada de la buena educacin de antes. La educacin de ahora es un gasto donde cada
centavo cuenta, y no un derecho democrtico de la ciudadana. En las escuelas ya no se
aprende, al menos eso dicen las pruebas internacionales, ahora se trata de jugar, de participar
en los actos cvicos, de los festivales y cualquier otra cosa, menos que ver los contenidos de
la asignatura. Los docentes pasaron de ser ciudadanos reconocidos por su trabajo noble a la
patria y a la ciudadana, a ser valorados como funcionarios pblicos mal formados y con
privilegios. Ya no queda nada de la poca dorada de nuestros antepasados, cuando nos
sentamos agradecidos con lo que tenamos.
Este sentimiento colectivo que ha venido creciendo con las noticias y diversos informes, tiene
profundos sesgos- que bajo apariencia de verdad- se ha filtrado en la opinin pblica. En
primer lugar, nunca ha existido una poca dorada en nuestra educacin. Siempre la
educacin ha sido imperfecta, excluyente, con vacos, sin suficientes recursos y construida
con el esfuerzo de actos heroicos.
La educacin, sin lugar a dudas, es un hecho social e histrico. Se beneficia del desarrollo de
los pueblos, de la lecciones aprendidas del pasado, de las luchas del presente y de los sueos
por cumplir. La valoramos y la percibimos segn el momento histrico, segn la subjetividad
de la poca. Por tanto, el malestar educativo que vivimos es un asunto ms del presente que
del pasado.
Concluyo llamando a la reflexin a quienes se quejan de la educacin del pas, a los medios
de comunicacin que fomentan titulares injustos y miopes, aquellos creen que la calidad de
la educacin se resuelve administrando el dinero. La educacin del pas los necesita.
Escuchen nuevas voces, conozcan experiencias innovadoras, la educacin est cambiando.