O. Girondo
CALLAO LA PUNTA. Avisan los letreros comedidos. El tranva canta en las curvas
la cancin de 34 grados bajo cualquier persona. Intermedio de pobreza de paisaje entre
Lima y Callao. Hay que ir a ver el mar una maana que puede ser bonita, linda o
solamente hermosa. Pero usted conoce de veras el mar?...
La Punta es un balneario, dicen, pero tambin puede dejar de serlo el da. El da que
se ahogue, las casas, por orden de la Providencia, estn vestidas de domingo. Chalets,
chalecitos, lindos a bajo precio
Nos ponemos sentimentales. Se puede, por ejemplo, llorar; por ejemplo, suspirar; por
ejemplo, gemir; por ejemplo baarse.
En la playa. Es decir que hemos llegado a la playa. Puede describir, con palabra ajena,
as: Brazos. Piernas amputadas. Cuerpos que se reintegran. Cabezas flotantes de
caucho. La sombra de los toldos. Los ojos de las chicas que se inyectan de novelas y
horizontes. Mi alegra de zapatos de goma, que me hace rebotar sobre la arena Por
ochenta centavos los fotgrafos venden los cuerpos de las baistas. Bandadas de
gaviotas que fingen el vuelo destrozado de un pedazo blanco de papel. Ante todo est
el mar. El mar!, hasta gritar BASTA!
Tierra, sol, agua y piedras. Se puede ser un conductor de olas. La playa est vestida de
baistas y de baistos. Ella ha venido en su Cadillac, en su Hudson o en su
Chandler Aqu el agua es gratis, por cierto Un dilogo. Mil amores suspendidos,
cien deseos continuados y las ganas, hay para todo.
Nos paseamos, mediante la arena, calculando la sonrisa de las seoritas y del sol, ese
gran testigo, alcalde del balneario.
Puede usted estar alegre, puede usted sentarse en la arena o decir que s o que no.