Mi madre como buena lectora, antes de acostarnos nos lea cuentos como Caperucita
roja, El gato con botas, El soldadito de plomo , Los tres cerditos, La ranita presumida y
muchos ms, era para ella un verdadero placer ir a Medelln y traernos docenas de
cuentos, tanto fue que la coleccin de los cuenticos amarillos se convirtieron en cientos,
y en pretexto para que todos los nios del barrio quisieran estar en mi casa, nos
contaba historias asombrosas; como el agua que brinca y salta, el ptalo de oro, la
historia de tres hermanos Pedro, Juan y Manuel; el primero de ellos era malo , el
segundo no tan malo y el tercero bueno, en la historia haba tres perros el primero
rompe cadena, el segundo rompe candado y el tercero vuela ms que el viento, esta y
cada una de estas historias estaba llena de suspenso y muchas preguntas de mi parte,
y as cada noche me lea un cuento diferente, yo disfrutaba de cada cuento e historia
que contaba mi madre.
Cuando ingres a la escuela, mi compaera inseparable fue la cartilla Nacho Lee y con
ella, el cuento del Renacuajo paseador, Navidad, El campesino, Mis deditos, Doa
Semana y cada uno de ellos eran lecturas de todos los das.
A medida que fue pasando el tiempo, mis gustos fueron cambiando, cuando estaba en
el grado Cuarto, mi mayor alegra era tener libros de Geografa e Historia en mis
manos, ya que en ellos encontraba los mapas y las historias del Libertador Simn
Bolvar y Manuelita Senz.
Hubo un momento de mi vida que entre en chock en la lectura, nada me atraa hasta
que naci mi hija Daniela, las revistas de beb y los libros de medicina llamaron mi
atencin, en estos momentos nada de lo que lea me daba respuesta o me alentaba,
cada da me senta mas confundida; fue en las revistas de relajacin y masajes donde
encontr un poco de tranquilidad.
Luego pasaron los aos y con ellos La maternidad de Laura Gutman, Qu le ocurre
a mi hijo?, La culpa es de la Vaca, La culpa es de la Vaca para mujeres, El
Kamasutra en todas las versiones, Te amopero soy feliz sin ti y todos a aquellos
libros de dieta que se me atravesaran.
En cierto momento de mi vida, lleg un libro llamado El olvido que seremos de Hctor
Abad Faciolince, y con l, toda lectura de l que encontr en internet, ya que logr
conquistar este corazn lector que estaba un poco desahuciado y fue este libro quien
logr conectarme aun ms al amor por la vida, por los hijos, por el arte y por la justicia.