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GIUSEPPE ALBERIGO (ED.) G, ALBERIGO, A. MELLONI, L. PERRONE, U. PROCH, P. A. YANNOPOULOS, M. VENARD, J. WOHLMUTH HISTORIA DE LOS CONCILIOS ECUMENICOS cane iS eats a0 a eas Ee (99-045 Ediciones Sigueme - Salamanca 1993 109) ‘Tra Alfonso Oniz Gaeta sobre oil alno: Storia det come ctrl Disco de cabin: Lois de Horse © Eeivice Qurslans, Brscis 190 (© cones Siguenc, SA. 1993 spat 392 37080 Salamanes CEs) ISBN: Be-301-1199-9 Deis legal: S. 377-1993 Palate in Spain lepeime:Fosnar, 5.4, Pgono ’. La historia de su génesis, que hizo dificil el cisma papal que perduraba desde Ia doble eleccién de 1378 y el fallido concilio de Pisa, no puede ser descrita on este lugar en todos sus detalles. Hasta hoy resultan dificiles de Juzgar las circunstancias que levaron @ la eleccién de Clemente VII en Fondi, junto a Gaeta, después de haber sido elegido Urbano VI en Roma. De todas formas, nacié fentonées uma dable serie de papas en Roma y en Aviién, a los que se adherfan diferentes cobediencias (en donde se eambiaban a veces los papeles). Para superar esta crisis, fue alcanzando cada vez mayor voz la exigencia de un concilio general. Bsto conéujo a equel ‘caso nico en la historia, en que los colegios cardenalicios de los dos papas se reunieron ¥ convocaron para la primavera de 1409 un concilio en Pisa, donde los dos papas serfan procesados. De hecho, se Hlegé a la destitucién de los dos papas, Gregorio XII (1406- 1409/15) y Benedicto XI (1394-1409117/23), y a la eleccin pot parte del concitio de tun nuevo papa (Alejandro V). Pero no toda la comunidad cristiana se adhirié. a la obediencia de Pisa. Eran una excepeisn sobre todo las provincias eclesisticas del teritorio : COD 406.188); y finalmente se recomienda el orden exterior apelando al sinedo {le Toledo y se alude a la (no definitiva todavfa)disposicion de los puestos; ce distibuyen los primeros cargos conciliares (legados, oficiales). ‘La primera sesién trat6, por consiguiente, de algunas cuestiones que, a pesar de no ser insignificantes para el conciio y para su método de trabajo, tampoco eran muy excitantes. La fase inicil fue bastate modesta. Probablemente por cierto sentimients de desilusisn, Fillétre escribe como apéndice a la primera sesiGn que pricticamente hasta enero no sucedié nada notable con vsias al objetivo principal (de pace et unione perfecta ecelesiae). No fueron mucho mejor las cosas pars la cuestin de la reforma Clcia Il, 16s). Pero esto dependié también de la participacidn en el concilio. El mismo Segismundo, cl verdadero promotor del concilio, tan slo lleg6 a Constanza en visperas de navidad recit6 ante el concilio que 1o aguardabe el evangelio de navidad Por lo que se zefiete ala superacién del cist, el papa Iuan XXII, que pasticipaba en el concilio, habrfa preferido naturalmente que, junto con la confirmacién del conilio. de Pisa, 1o hubieran confirmado también a 1, Entonces se habria podido obligar a cimitir 8 Jos otros dos tivales, Gregorio XII y Benedicto XIII. Pero puede presumirse que ni siguierae} mismo Juan XXIII crefaalcanzable este objetivo (de todas formas, la primera sesiGn mencionaba por lo menos a Pisa). En todo caso existfan orientaciones dentro del concilio que intentaban recibir las decisiones de Pisa en una sesin ulterior y poner fin de este modo al concilio recientemente reunido’. Tan s6lo gradualmente y 2 comienzos de 1415 empez6 a ser més masiva la participacién en el concilio. Se presentaron in. Portantes personajes de la época, pertenecientes a la politica y a la Iglesis. El colegio de Cardenales lleg6 a contar con 29 personas (aunque el nimero se refiere a toda la duracisn el concilio), entre ellos Pedro d°Ailly, el te6logo de mayor prestigio del concilio, su 5. Ct. Hempel, Konslicer Weitnackdens, que ene. 3% cits do la erica de Rictzut; stim zwei Ue, zo stad nach mitemach lands di Hofpesalscat i Konstne (WA les don dos hans depute ae a ‘wotioocte, Megs a Cons la competi del ere). 7. CLK, A. Fk, Dar Koni! von Konstan, 18, piviy Fitts y ef Aierpe: foe consid pen cl theme pow ingles be an te tae maz te stig wi disteazado de be Pederice de Aust as pr Devale Seiati lograde, dene bith Cand t dlociclisks y oportun fu HIE sesion se op sabado de pas edaclar ano de le presiia por of ca fexto", Pero como pasaje fundamental iat anterior (am cel sibado desput {ade qué se teatab ‘Todo queda cla Me limitaré a repr’ sesién IL Sesiin I, 26 Be prime que Constantiensis, Congregacisn Primo, quod ¢ cilium faciens, cai guider co quae pontine! tin membris 8 bd, 198 9. id. 150 10H Finks, Aow ML, Bid, 2 2 Cf, ln sinopa >». Cuando, después sgurarse el concilio ertura al dia $ por mbre en ta catedral tema obligar a dimitir resumirse que ni armas, la primera ciones dentro det etior y poner fin te y a comienzos esentaron im ia. El colegio de toda la duracin del concilio, su ichenthal «Um amet os daspude dela Consianea y Basten 1 ‘sugigo Pillite y el cardenal de Florencia, Zabearella, famoso canonista que al mismo spe fue considerado como la figura més noble del concilio’ Después de navidad, las cosas no tomaron una direccidn favorable para el papa ~ jwesente en el concilio, aunque sus defensores (sobre todo la faccién italiana) intentaron ane mayor peso a la causa fidei (Wyelif, Hus) que a Ia causa unionis. Los alemanes, los ~inlesesy los franceses se inclinaban por la dimisiGn de los tres papas. La segunda sesiGn de} 3 de marzo de 1415 obtuvo ya la promesa de abdicacién de Juan XXII. Cuando Ie tyicién volvi6 a agravarse en contra suya, en la noche del 20 al 21 de marzo huy6 ilistinzado de la ciudad, después de haberse asegurado antes la asistencia del duque Vedetico de Austria, [Las jomadas y las semanas sucesivas son de ls mis dramiticas del concilio de Constanza? ‘Desde Sciaffusa Juan XXIII trabajé por la disolucién del coneilio y quizés to hubiera grado, de no haber sido por Segismundo. Fueron y vinieron embajadores de Constanza 4 Sciaffusa, Cuando finalmente el papa quiso huir atravesando el Rin y entregéndose en ‘nuancs burgandias, el concilio decidié su arresto y abriG el proceso para su destitucién. Fillatre describe en sus apuntes los sucesos emocionantes de la huida®, pero también le decidida y oportuna reaceidn del concilio. Ya el 26 de marzo (martes de semana santa) Ji Ill sesi6n se opuso a todos los intentos de disolucién del concilio. No mas tarde del sbado de pascua siguié In TV sesién (30 de marzo de 1415), en la que se pusieron @ fedactar uno de los textos del concilio. més densos en consecvencias. La sesiGn fue —__pesidida por el cardenal Giordano Corsini. El cardenal do Florencia, Zabarella, ley6 el texto", Pero como surgieron notables diferencias sobre el punto decisivo, se borré un pasaje fundamental, que por otra parte ya habfs sido aprobado en la sesién plenaria del 13 «fa anterior (amenaza de castigo por la obstinada desobediencia de Juan XXIII). Pero ya «el sibado después de pascua hubo que convocar uma nueva sesién, la famosa sesion V. {De qué se trataba? ‘Todo queda claro en una confrontacién sindptica de los textos de las dos sesiones"*, Me limitaré a reproduc el trozo més importante, pero incluyo ademés el texto desde la sesién TL. Sesién ML, 26 de marzo [Bt primo quod ipsa synodus fut, et est recte et ite convocata ad une locum eivitatis CConstantcnss, et similiter ecte et rte iniita et celebreta (COD 407. 11-13) Congregacién general, 29 de marzo Primo, quod Synodus Constantensis, in Spiritu sancto legiime congregets, generale con- cilium faviens, ecclesiam miliantem repraesertans, potesitem a Christo immediate habeat, cui quilibet cuiuscumque status vel dignitatis,etiamsi papas exist, obsdire teneatur in his quae pectinent ad fidem et exstipationem dit schismais et reformationem ecclesia in eapte tim membris (Hardt 1V, 81) 8, thi, 18, 9. bid 10, 10. Fike, Aca, 2626 Mi. Wid, 27 12, Ch In siopssghbal en G, Albergo, Chiesa cover, 168.173. 1 Historia de or cones ecunésioes Sesitn IV, 30 de marzo 5 primo, quod ipsa synadus in Spvita sancw leitime congregate, generale concium faciens, (du) delee-45 articalos de la obra de Wyclif Habfan quedado otros 260 articulos por discutir, {fue o fueron sometidos a juicio asia la sesiGn XV del 6 de julio: sed la misma seston ci que se eondenarfa también a Joan Hus (Acta Hl, 48) (cf. la exposicién de Tetnall y Vasnid, tan interesante como unilateral), No puede dudarse de que existian ciertas co- saSiones entre el Oxford de Wyclif y la Praga de Hus. Mas dificil de comprender es ta fess, a Ja que también se adhirié ordinariamente el concilio, de que Hus debiera con- siderarse como un Wicleffredivivus. ‘A pesar de algunas diferencias, el conclio de Constanza Megé a la decisién de que \Wyclif deberia volver a exhumarse incluso a posteriori. sto es, al menos desde el punto Ue sista actual, una pesada hipoteca que grava sobre el procedimiento del concilio, vitande la refutacién del error con fa aniquilacién del errante, a quien ni siquiera se Je permitia descansar entre los muertos. ‘No menos problematico desde una perspectiva actual es el procedimiiento contra Tos dos maestros bohemios Juan Hus y Jerdnimo de Praga, preparaéo por 1a condenacién pontuma de Wyelif y que desembocé en Constanza con la ereccidn de dos hogueras, Paul Be Vooght, gran conocedor de Hus, considera «paradsjico» el hecho de que quienes Sectaratan la soberania del concilio y que més tarde fueron considerados por Eugenio WV como simpfos y abominables», condenaran a Hus, que juzgaba la institucién papal de uaa manera muy similar al concilio de Constanza”. ‘En un andlisis Teformista del primer momento, la capacidad de expresar un juicio valida sobre Hus se le teconocié solo a Pedro @’Ailly, cardenal de Cambrai. A lo largo Gel proceso, éste consult6 con su amigo Jean Gerson, canciller de la universidad de Parts Tos dos habian pasado por un «proceso de conversién» hacia un conciliarismo moderaso. Y jos dos estaban también convencidos de que el concilio tenia Ia facultad de destituir 2 tos papas y de pronunciar (como se habfa hecho ya en el pasado) un juicio sobre los tedlogos, Lo explic6 muy bien Gerson en su sermén Prosper iter®. 18, Fike, Ao I 17 To Gh 2s Vout, Jean Pus er se ages, Ot Se pte decir qe tod a ierataca mis ore sobre ‘Hus seas tantige presets el tej de investigcicn de P. de Voog (fF. Seb, Jan Has, 30: ef. como He ame Meaipnin ms teen: F. Leoni, Jan Hus ¢ Te rivolcone Rasta, en donde se pores de a ono ls tne de a nevada oon Wyclf come Su conto hitxicosoc!). El into de P. de Voogtt etecpe sls lo mas penile en seo cleo ha caonta en splio consent (geo ef F, Lemma, Yan ta «le rivolcione ssa, 288. a eee ane comptes, Pa. Glceax, V, 417-480, en pair 474-47, De Vosght (Jean Has et En realidad Ge que ser exterminad cl conciliarista cur los ingleses rechay en Praga, no cont Por lo demés, bohemia, que resu Con razén indica d Hus tan s6lo con ¢ liom eadem ¢ heres} condemn Hus se habria Si se examina el 1 reconoce sin dific De sus obras, sot proposiciones (CO destinatorum unive tiniana, Cuando el su pueblo s6lo pod esesperado por wi tuna imitacion pari Por eso misrnc discernimiento alm y habra que juzga ‘erevolucionatias» amuerte de Hus, a fisica © psiguica ¢ caso y en todo tipe eEXCUSA. por parte d pretensiones de ve Esta sesign X\ seouencias en la € sages, 164, ve en {bid ci lo 21 HL Fink, Ace bipolar Kamp « Tos jvoes de Constana cae Is petions de as faces (00 I Paves ser que musta Joselsy has reli inet rete or om remsbiaiin ebay pr Inde clara en el once espersbiidad pea Su ejesveisn. Came reshirase ol ania , que, mientras se Ta sesign VID del juieio sobre Juan 3S sobre el método nparativamente los sion primers se ha eupado de manera el caso del teéloxo F 1384), ya que en nobres sin jerarquia hemi x se hizo més bien bia que hacer para a. De una nota del ba que se tratase la largamente» (dite) culos por discutir, eri la misma sesion icién de Tatnall y existian ciertas co- le comprender es la ¢ Hus debiera con- 11a decisi6n de que yenos desde el punto niento del concilio, quien ni siquiera se sdimiento contra los pot la condenacién 2 dos hogueras. Paul cho de que quienes lerados por Eugenio Ta institucién papal ¢ expresar un juicio Cambrai. A lo largo universidaad de Paris. fiarismo moderado. facultad de destituir ) un juicio sobre los > trata as rosin sone Jan tas, 305: cf como fia en donde se ponea de Isnt de P, de Veoaht sso ip ck F. Leoni, 7, Be Vooght (lean Has et Consioncs 9 Basie 198 En realidad Gerson explica, entre otras cosas, que un errante que no se retracta tiene que ser exterminado (ad punitionem et exterminationem errantium, cf. p. 475). También el conciliarista curial Teodorico de Niem era contrario a Hus, de forma que especialmente los ingteses rechazaban todo lo que «oliese» 2 Wyclif. Incluso Hus, en su ciudad natal, ‘en Praga, no contaba sélo con amigos. Por lo demés, el concilio, segin de Vooght, no se preocups mucho de la cuestién bohemia, que result6 ser, como toda la cuestién de la fe, un tema més bien marginal. Con razén indica de Vooght (cf. p. 173) que el cardenal Fillatre se expresa sobre cl caso Hius tan slo con observaciones Tacénicas: Hem cadem die tut sententam conte magistum Johannem Hus presentem ipsumque de heres! condemnavit, degradaitettrdiitcariesectla. Hus se habrfa negado a abjurar y aquel mismo dia habria sido levado a la hoguera. Si se examina el texto de la sosién XV, Quia teste veritate, del 6 de julio de 1415, se reconoce sin dificultad que Hus fue condenado de hecho como simpatizante de Wyclif De sus obras, sobre todo del De ecclesia, se sacaron y rechazaron en conjunio 30 proposiciones (COD 426-431). Sin duda Hus, con sus ideas sobre la Iglesia como «prae~ destinatorum universitas» (art. 1), s¢ relaciona de forma unilateral con la herencia agus- tiniana, Cuando el maestro afirma que el servicio del evangelio entre las capas bajas de su pueblo s6lo podia salvarse con la santidad de los ministros, esto suena como un gi ddesesperado por una reforma de la Iglesia que ya entonces s6lo parecta posible mediante luna imitacién purificada, Por eso mismo hoy tendrén que leerse las doctrinas del maestro de Praga con un discemimiento al menos similar a aquel con el que han de leerse las doctrinas del concilio y habré que juzgarlas «heréticas» solamente en parte, y més bien como «erréneas» 0 revolucionarias» o algo parecido. Tambign seria de desear que se revocase la condenacién muerte de Hus, aunque fuera ejecutada «solamente» por el brazo secular. La aniquilacion fisiea 0 psiquica del que piensa de manera distinta es algo que debe excluisse en todo ‘caso y en todo tipo de comunidad. Y esto no podré realizarse sin una palabra pablica de ‘excusa por parte de la Iglesia respecto a las victimas que han provocado hasta ahora las pretensiones de verdad de Ia Iglesia”. Esta sesién XV del 6 de julio de 1415 represent6 una intervencisn prefiada de con- secvencias en la evolucién ulterior de Bohemia y de los desarrollos bélicos sucesivos. ses jogs, 104), ve ens tess que all se desolan una conevpce, exer inlso aI clear, a ‘etocd docile cont, 2 HL Fiske, dca I, 48 22. La discustn sob una rebublitain de Joan Hus less hast el Vaca Seb cit as palabras dl hispo aoxiar Kampe eg 1965: «Tumba los eats deberiron confer hoy sn vecihelSny an miedo que los jnaces do Constanza se oguvocroa y que la mrt en la hoguara del refommador Hus debe conprendere ate las patiiones de perdén qu form cl papa Pablo VI ca trmizos gence (F. Sei, Hus in Konstan, Sis, Es ckrmmonte un magro consuelo gear que en la seién de Conta fara los ches, Jos laos y Jos tanests (0 Tos alesanes) los que pcaunclaon le conden (|. Pc ser qu hasta boy no hs csi el inies poe Hs y Ta avesigaion ms recente inet hacer (mayor) Just y ask ebuitaro (ef. S. Swiesawai, John Hu Hore or Precursor of Vatican If, 18-131, 166, oe ‘nent chara por completo las sospecas de her: cf. también J. V. Pol, be consider el poblers do Ie rehubiltacisnwhoy por hoy> usa questi ditpten. F. Sei (Burin Konto) vive anata Hus de mere fais clara ea el stoconforsimo de Praga inpindo ep Wyoif, « quea His babs superdo asomicndo la responailidad pare posbior nov conn et now confesns, com dijeron las nobles there despts de su ejecuciin. Ciamente no cece de ier Kata el hecho de goo It misma sega XV que conden « Hus sechazase dl taniiio (COD 432), 196 ‘tora de los cones ecuésioor Pero también la scsi XIII del 15 de junio de 1415 habia tomado ya una decisién que tendria notables repercusiones en la praxis de fe bohemia: 1a comunidn bajo las. dos especies. Pero de esta nueva praxis Hus era corresponsable s6lo indirectamente. El texto de Ia sesién XII admite sin rémora alguna que la comunién en la Iglesia primitiva (in primiiva ecclesia) se distributa bajo las dos especies, pero que desde hata ‘mucho tiempo habia prevalecido una nueva praxis (consuerudo), que se apoya en la ‘conviccidn eolégica de que Cristo estd por entero en ambuas especies. Esta praxis corriente fen aquella época no podfa ser violada por capricho. Por eso el concilio amenaza con infligir penas a los utraquistas y con hacer que intervenga el brazo secular (COD 4185). El concilio de Basilea se enfrentars de nuevo con este problems y offecer una praxis mds flexible, a pesar de las semejanzas doctrinales. Pero por desgracia el problema bohemio no’se habia superado con Ia sesién XIN y Ja XV. Se llegard a una nueva condenacién, cargada de consecuencias, La sesi6n XVI del 11 de julio se ocupé de Ia embajada del concilio que habia de acompaiar a Segismundo en su viaje a Espafa para concertar Ia dimision de Benedicto XIII. La sesién XVII (15 de julio) empieza a pensar ya on Ja partida, El 18 de julio Segismundo deja Constanza. La impresién es que con esto se paraliz6 también el trabajo del concilio: la sesién XVIII se ocup6 de cuestiones anodinas relacionadas con el reglt- ‘mento (procedimientos jurfdicos, sello conciliar y otras por el estilo), Segdn Filtre, Segismundo dejé Consianza con el deseo de que el conciio siguiera dedicéndose a Ia Cuestién de la reforma, aunque —como es natural— sin tomar decisiones al respecto hasta su vuelta, El 23 de septiembre, en la sesién XIX, abjuré pblicamente Jerénimo de Praga, el segundo bohemio que tenia que defenderse ante el concilio™. Pedro d°Ailly haba discutido con él y habia obtenido su retractaci6n pot escrito ya antes de Ia sesi6n, ‘Del niémero de sesiones se deduce con evidencia que el concilio estaba en una fase de paralizacién, Aungue el dia 21 (0, segtn Fillatre, el 22) de noviembre se lleg6 a la sesién XX, las deliberaciones eran de exigua importancia y, al parecer, n0 se las discutfa de forma regular, como observa Fillitre en dos ocasiones®. El tema era un conflicto entre el duque Federico de Austria y el obispo de Trento, que tenfa que devolver ciertas posesiones que habfa conguistado ‘S6lo en enero de 1416 se discutieron algunas cuestiones de la reforma, pero sin decidir nada sobre ellas. Tras el regreso de una delegacién enviada @ Espatia, el concilio confirms el 4 de febrero de 1416 lo que se habia decidido en el trtado de Narbona, en el que se habia conseguido persuadie & Ia peninsula ibérica a participa en el concitio™. 127 de mayo de 1416 Jeronimo de Praga, sometido de nuevo a proceso, fue conducido ante el concilio, Afirmé entonces que deseaba retractarse de su anterior retractacién de Septiembre, que habia pronunciade por miedo ala hoguera. Hus —decfa— es un hombre bueno, aunque él, Jerdnimo, no queria estar de su parte cn lo que atafe a la cuestién de Ja transustancicei6n™. Tan sélo dos dfas més tarde, en la sesiGn XXT del 30 de mayo, se pronuncié la condenacién del acusado. Cuando se Je puso en la cabeza un gorro de ‘papel con dibujos de demonios fimposito capelto papiri picto demonibus), dijo: «También Cristo llevé una corona de espinas». Fue expulsado, entregado al brazo secular y quemado 28, -H, Finke, Acw 49 24, Ce el texto de a abjorcion en Har f, 171-174. Ch H, Pink, Acta Th, 50, 25. HL Finke, Ac T, 52 29. hid, 0, 35-47 OF hid, religiosas y pol I texio de Ja de una manera qu ‘que podar y quer cevidente: Jersnin unfvoea siel cone (as palabras «pro Simple informe) ( En una vision hasta la primera w (417, en la que B ‘iwido y condenad ceandcter se deduec negociaciones con presentara Ia dimi se logrd convenes concilio, pasaron como «quinta naci EL proceso con y_duré otras cine AAMT no acepts el Peaiscola (junto a Quiero dedicar citas de la Biblia te {que ha de ser borr XI, se habrfa m fe «anam sanetam ‘er destituida y na toca sin duda el a herejfa. el concilic bilidad de procede Pero mientras y affoja sobre las derecho a voto? ch eran Fiables las Vo través de un pledi En la fiesta d Laude, segiin \ 28. KA. Fa, D 29, a vs Lob de en ecu de ls « ‘trem wav) (9 Tacos gsc que os 86), ES una Mea pony sient so. gue 4 1 deci ef destino oe {period poster tn Bo KA. Fk, Bi, Ch. Finke, 32, CH, ike, una decision que unién bajo las dos rectamente. unién en Ia Iglesia sco que desde hacia jue Se apoya en la Esta praxis corriente neilio amenaza con scular (COD 4188) ofrecer una praxis gracia el problema jegaré @ una nueva ncilio que habfa de isin de Benedicto tida, El 18 de julio 6 también el trabajo onaidas con el regla~ lo). Segain Filtre, a dedicéndose a la cisiones al respecto rénimo de Praga, el aciGin por escrito ya 9 estaba en una fase iembre se llegé a la er, no se las discutia ma era un conflicto que devolver ciertas rma, pero sin decidir el coneilio confirms jarbona, en el que se cconcilio®. ces, fue conducido ferior retractaciGn de jecia— es un hombre aie a la cuesti6n de CXI del 30 de mayo, 1 cabeza un gorro de bus), dijo: «Tambign zo secular y quemado Consana y Bases 7 como Hus. Nadie pode entonces, piensa Fink, «presagiar las teribles consecuencias religiosas y politicas de las hogueras de Constanza>™. ,O quiz sf? El texto de Ia condenacién comienza con el pasaje de Jn 15, 6 que es interpretado 4c una manera que no ticne nada de metaférica. Bl hereje, se lee, es una rama que hay ‘que podar y quemar (como se repite de nuevo al final). La razén de Ta condenacién es Cvidente: Jergnimo seria seguidor de Wyelif y de Hus. Del texto no se deduce de forma tnivoca siel conciliose lo eeyé cuando se profes fiel a la doctrina de la transustanciacién (las palabras «professus est se tenere et credere, quod ecclesia credit», pueden ser un Simple informe) (COD 433s)”. En una visiGn de conjunto de las sesiones ulteriores del concilio desde finales de 1416 hasta la primera mitad de 1417, solamente destaca la sesiin XXXVI del 26 de julio de 417, en la que Benedicto XIli, tras un largo proceso-especticulo, fue finalmente des- lituido y condenado, Contra él se habfan presentado noventa motivos de acusacién, cuyo carfcter se deduce con claridad del texto de la misma sesiGn. Benedicto, en tas largas bvegociaciones con Segismundo y su delegacién, no se habia dejado convencer para gue presentara la dimisién, Desde que en el tratado de Narbona (13 de diciembre de 1413) Se logr6 convencer a Tos estados de la peninsula ibérica para que participasen en el oncilio, pasaron todavia dos afios antes de que estuvieran representados en Constanza como «quinta nacin> del concilio. El proceso contra Benedicto XIII comenzé en la sesiGn XXXI del 1 de abril de 1417 ¥y duré otras cinco sesiones, concluyendo en la XXXVIL. Como es sabido, Benedicto XIII no acept6 el juicio del concilio y siguié considerindose papa en su castillo de Peaiscola (junto a Tortosa) haste su muerte en 1423”. ‘Quiero dedicar un peque'io espacio al texto de la sesin XXXVI, que comienza con citas dela Biblia elaivas al «Christus-iudex», Otrasalusiones ala Escrtura dan aentender ‘gue ha de ser borrada la «memoriay de un malvado. Pedro de Luna, es decir, Benedicto XIII, se habrfa mostrado sordo ante Ia Iglesia y, por no haber observado el ‘artfculo de fe «anam sanctam eatholicam ecclesiam», habsfa aldo en la herejfa. Por eso tenfa que ser destituido y nadie podfa seguizlo (COD 4375). Con esta acusacién de here el texto toca sin duda el auténtico meollo de la argumentacién concisr: sin la demostracion de herejia, el concilio —como habia sucedido ya con Juan XXIT— no veta ninguna posi bilidad de proceder contra Pecro de Luna, Pero mientras se seguia trabajando en el proceso de Benedicto XIII se llegé ya al tira y afloja sobre las modalidades de la eleccién del nuevo papa”. ;Quignes debian tener ‘derecho a voto? zhasta dénde podia legar Ia influencia de Segismundo? chasta qué panto fran fiables las Voces segtin las cuales se querfa organizer una eleccidn no canGnica a través de un plebiscito? En le fiesta de pentescostés de 1417 los cardenales presentaron su propuesta Ad Jaudem?, segin la cual las naciones tenfan que estar representadas en la congregacién 28, K,A. Flt, Das Koni om Konstan, 163 29, En ov Lab der Kentancer Kon (Cog dl cnso do Consanza) esrb Winan de Seg 8 propssito i eteacion de ls dog sarees, gue Foe queen wen ofeada de seve lor» I dara dvi (e ‘nlorem surat) (KA, Finke, Acta TV, 758). Paa el efecto de as dishes conte fesinieto del iz es tos (eos ge Hegeon comtemporineaeste 2 aga) Fike Bartos TV. 493489 (Co tess aad com. 481- 186, Tis uns ide preocopanie que la fides catolon» comes sf clslenta, que se ba hecho ere, coo un sarmieno sco te poede quemer. Ex verdad qv ol conn et convescido de que 1x muerte In Ingueit tn die ot destin cero, Por puede eno eslmests Sr an consuls? En exe pant el dearallo elsinyico ht pero posta fendré gui bastante dsl de coniaisme, 30,” K. A. Flak, Mill, 7095 K. A. Fak, Das Kona! von Ronse, 354 B. ChM Finke, Ata MH, 613618. 52. GH Finke, Aca 10, 613-624 138 storia de los conelionecumdrices electoral sin poder tener la mayorfa sobre los cardenales; teniendo en cuenta ambos elementos habja que obtener una mayoria de dos tercios. Pero con esto no estaba dicha la Gikima palabra. Las modalidades definitivas de la eleccién, sefialadas en la sesion XL. 30 de octubre de 1417), nacieron de una propuesta francesa y preveian que pudieran volar, junto con e! colegio de los cardenales, seis representantes de cada una de las cinco naciones. Se exigio ademas que cada candidato obtuviera en cada uno de los seis grupos tuna mayoria de dos tercios para garantizar de este modo un grado elevado de consenso Girmior’ auctoritate et plurium roboretur assensu) (COD 445.145). Las modalidades de eleccién de Constanza, con su intencién de dar lugar @ una cleccién representativa para toda la Iglesia, constituyen un acontecimiento tinico en la historia de las eleccfones papales. Al parecer, tras un largo periodo de cisma, se jugaba todo en Ta representatividad de la eleccidn, aceptando el riesgo de que pudiers fracaser tun voto semejante, ligado a las repetidas mayorfas de los dos tercios. Se consider6 esta eleccién casi como un acto de recreacién («cum de creatione agitur vicarii esu Christi»), del que surgierael elegido —como se lee en el texto— como «tepresentante de Jesucristo», ssucesor de san Pedror, «pastor de la Iglesia en su conjunto» (COD 446), ‘Asi pues, en el concilio estaban convencidos de que, si se lograba efectivamente esta eleceidn en ia representacién conciliar de la Iglesia universal, habria de revelarse como tun instramento para aquella «unin» largamente deseada, que habria apaciguado a toda Ia Iglesia, Habria sido una gran desgracia el que una parte de la Iglesia universal no hhubiera reconocido al recién elegido, negandole la obediencia. En cl concilio todos eran ‘muy conscientes de la problematicidad del hecho”. Un eventual fracaso de esta eleccién habrfa significado probablemente no s6lo el final Gel concilio, sino también el fin de la vnidad. De hecho, Ia eleecén en aquel «gran centro comercial junto al Jago» en Constanza, donde los electores entraron en cénclave el 8 de noviembre, se realiz6 ya el 11 de noviembre, de manera que el santo de aquel dia contribuys a la eleceién del nombre por parte cel elegido, el cardenal Oddo Colonna (Martin V). La procesién diaria que pasaba junto al enclave eantando el Veni creator, segin dicen los informes més desapasionados, habja conmovido profundamente a todos los participantes y los haba exhortado a la unidad”. Fue grande el gozo que se sintié en Constanza. Pocos dfas después de Ia eleccidn tuvo lugar la ordenaci6n sacerdotal del elegido, y el 21 de noviembre se celebré su ‘consagracién episcopal y su coronacién como papa. En adelante, el concilio estarfa bajo la drecci6n del papa conciliar Marin V. Pero ya la sesiGn XL del 30 de octubre, ademas de las normas para la eleccién del papa, habfa cobligado al futuro elegido a realizar un conjunto de reformas. Las propuesias iban desde la ‘composicidn del colegio cardenalicio hasta Ias cuestiones sobre fa destitucin del papa (XIIT) ¥ los problemas universalmente conocidos de Ia simonfa y de las finanzas (COD 444). He anticipado adrede la sesién XL para demostrar eémo el concilio se empeii6 se~ riamente en la eleccién de un nuevo papa, superando ast el cisma, Sin embargo, la ‘cuestién de la reforma no quedé marginada. En efecto, pocas semanas antes, ci 9 de ‘octubre de 1417, tuvo lugar aquella sesién XXXIX, cuyo decreto Frequens tendré una importancia no iterior al decreto de la sesign V. Afrontaré a continuaciGn la exposici6n de esta sesién XXXIX. El tira y afloja sobre la prioridad de la eleccién o de la eforma en los meses anteriores fue muy importante, Le nacién alemana queria elaborar propuestas de reforma que com- prometieran al futuro elegido™. Que los conclios universales son instumentos de la re- 33. Ch HL Pike, Ace, 1505 Mo CEACA Fink, MI, 71s, 38. CHL. Fake, dot Tl 167 Forma es una tesis idea de celebrar ¢ El decreto Fre conflicros virulent alareforma oa la propuestas par los a la que siguis a | Konzil, 234-236), Si es exacto d cuya gravedad pu embargo Ia histor anteriores y que n En [a interpret Frequens consta (a entre i Después de si comienza con uni universales es el 1 las malas hierbas cconsigue la ‘mirada la hi lun concilio cada ci ser fijado por el pa Cuando fuera necc necesario, podtian nimo habria de extrema necesidad La segunda par ‘nuevo cisma por ks reflexiona sobre las © impedir la eleceic una doble elevcién, 36, W. Brandi Neos site cate a und welt fru dace rer... La Sermint enema signif 37. Preserads por complet 35 CEH Finke, 4 39. Un ands ‘Acta, 606 y 6095) y | (pe: 9) se poteeia av major caer de «pin Ail e)dsplzamieno desplaramiemo, sno 4 (es taste pease gh Inia J- Gil, Kontos, Es muy ines ol ese, 6095) CE fe ie [oocals ue or eaten Ti relents, en ms lo en cuenta ambos esto no estaba dicha aladas en ta sesion XT. prevefan quo pudieran ¢ cada una de las cinco uno de Ios seis grupos o elevado de consenso . én de dar lugar @ una tesimiento nico en la do de cisma, se jugaba je que pudiera fracasar cios. Se considers esta vicar Tesu Christi), centante de Jesucrsto>, OD 446). raba efecivamente esta bria de revelarse como bria apaciguado a toda ia Iglesia universal no n el concilio todos eran fracaso de esta eleccién no también el fin de la al lago» en Constanza, se realiz6 ya el 11 de Jecci6n del nombre por esiGn diaria que pasaba es mis desapasionados, s habfa exhortado a la 3s después de Ia elect pviembre se celebré su cilia Martin V. Pero ya leeeiin del papa, habia propuestas iban desde la etitucién del papa (XII) finanzas (COD 444). coneilio se empeiié se- ‘sma, Sin embargo, la semanas antes, el 9 de to Frequens tendré una ntinvacién la exposicién 1 en los meses anteriores fas de reforma que com- n instrumentos de la re- Consana y Bases 19 forma es una tesis que se sostenta ye mucho antes de Constanza, Tampoco era nueva la idea de celebrar concilios con una frecuencia regular” El deereto Frequens de la sesin XXXIX, en su forma textual, no deja traslucir los conflicts virulentos que acompafiaron a su géncsis. La cuestién de si le cabia la prioridad ala reforma o ala eleccién del papa y de si podian aceptarse las modalidades de eleccién Propuestas por los cardenales (ct. Ad laudem) puso al concilio en una grave crisis, parecida ala que siguié a la fuga de Juan XXIII antes de la sesién V (ef. W. Brandmiller, Das Konzil, 234-236) Si es exacto decir que el texto nacié de una nueva situacién de crisis del concilio, cuya gravedad puede compararse muy bien con la primera y con la de la sesién V, embargo la historia del texto del decreto” muestra que el iexto se remitfa a proyectos anteriores y que no habia nacido en un solo dia™. En la interpreiacién del texto hemos de partir ante todo del hecho de que el decreto Frequens consta (al menos) de Gos partes (Frequens y Si vero), estrechamente relacionadas entre sf Después del significative témino programético Frequens, el texto (COD 438-442) comienza con una metéfora no menos significativa: la celebracion frecuente de concilios tuniversales e5 el modo preferible de cultivar el campo del Sefior. Con lla se extirpan las malas hierbas de la herejfa, se corrigen los abusos, se reforma lo deformado y s¢ consigue la mayor fertilidad en ta vifta del Sefior. Esto quedaria confiemado por una ‘mirada ala historia y al presente de la Iglesia. De aqut la decisién de organizar en adelante tun concilio cada cinco afos, luego cada siete y finalmente cada diez. afios. El lugar deberta ser fijado por el papa un més antes del concilio precedente, con el consenso del concili. Cuando fuera necesario, también el concilio podria determinar fecha y lugar. Si fuera necesario, podrfan celebrarse también concilios con mayor frecuencia, pero el riamo minimo habria de set de diez afios, El lugar fijado s6lo podria modificerse en casos de extrema necesidad y con el consentimiento explicito de los cardanales®. La segunda parte del decteto que comienza con Si vero trata de la eventualidad de un nuevo cisma por la existencia de varios papas y, a partir de las experiencias del pasado, reflexiona sobre las eventuales modalidades para prevenir desde el principio un nuevo eisma impedir la eleceién de un segundo papa. Enire otras cosas se decreta que, en el caso de una doble eleceisn, habria de reunirse un concilio en el plazo de un aio, sunque no hubiera 56, W. Brandinalee, Det Kons, demolontiches Kontllogon der den Papit?cemite Ios knsfondos hisénot y cia ene ofa In famosa afrmacin de G. Durando el joven, que exis ya anes 6 (311: et «vod mola fur deinceps conc (5 papa) nisi eed conciio general od de deccanio ia deseaniun ves ‘wtr..». La determin de la trea den coniio, expesida age par la eeuniocesion are comdere cderemte significa que el coctio debe toe: func de duane legit def Tein. 37. reseande por W. Beastie, Dus Koni, 329-334, com wns is ieuliales de una reconstruc conseta Sh CEH, ink, Act 1V, 50, 59. Un anilisis mds preciso del texto, con una compara sinpica de oe propecos de texto (H. Finks, ‘Acie M, 606 y 609s) y In redacen final (COD 4384) podefa mostrar, po Jo que sete sla primera parte, fue: 3) se potnes Ia volta de decision (aumento de I ermiologa sdeksioaistn) be decsin aie ‘major career de =picipior ne eosibos universes bea celebase perpeta o requ) se hace my if el desplazamicna dean covcio; d)inciso cael cao eno, el pps no puede devil munca Et so10 #! desplazamien, sino gue bs de obtener el comenso de umn manyrta de wal means dos tis de kos eardenes (es basunie robuble que el aut en COD 439.18 debe entenene en Senco intnsvo 0 alematve, em inden 1. Gil, Kona, 390. Es muy imresant el 180d om igus atic en eto proyecto del et: I imagen dl nag (HF, sem I, 685), CF. erodccin de Hike, Ace, 9-56, con I inc de que lo peste no reeset frotocolbs de lo abajo en curso 0 dels reads alcnzads. «Lo que sens Soccamt i las csasons él [ reforuoroy, en mse cu, Sn pocsanante Ga as gp mis ns irs (p.5679) 200 isoria de to comeliosecaménicas TTeyue a initiples eiecciones, Ia legitimidad de cada elecei6n tiene que ser establecida en todo caso por el conelio. Se preven las penas més severas en cl caso de que hubiera que hhacer una eleccién bajo cualquier tipo de amenaza o consticeién, Pero el texto de la Professio subraya de mancra explicita que la importancia de los conuiigs universales no disminuye en nada el poder del papa. Este debe estar vinculado Solumente ala Tplesia y ast fe, ya que cl poder papal representa el poder mas alto ent fados los hombres (eniinention! inter mortales fungicar potestate: COD 442,15). Por e60 fn la fe del papa tiene que brilar la plena fides de Ya Iglesia. La confesiOn que debe pronuneiar ub papa recign elegido comprende los contenidos de esta fe. Tene que con~ Figerase como guia de una Iglesia cuyo «presidente» es Dios mismo. A la plena fides Dertensoe Ta tradiciGn de los apéstoles, de los conciios universes y de otros santos Peates, Se tata sobre todo de la tradici6n de los ocho coneiios desde Nicea hasta Vienne Bi recign elegide promete ademis aceptar Ia praxis ritus) de los sacramentos que fueron entregados aia Iglesia, Hasta agu los puntos temiticos principales de la sesion XXXIX°. “Cuando los autores se preguntan por el carécter vinculante de los decretos de Cons- tanza, normalmente parten del presupuesto de que el Frequens se habia demostrado no~ Vinculante debido a fa falta de observancia en Ia préctica, por lo que el debate se centra Gon especial ardor en el decrsto Haec sancta de la sesién V". No hay duda de que en {2 histor de Ie recepcion el juico sobre estos dos textos es fluctuante. Pero & mi juicio vp verfa correcta decembarazarse del texto de la sesién XXXIX, puesto que, a diferencia Be lo que oeure con el de la sesion V, constitunfa solamente un texto de reforma disciplnar, al que no hay que alribuir ninguna importancia dogmética, Segdn mi inter- retain, el elemento de la sesién XXXIX més importante para la dogmatica tene que Piyse anvel hecho de que el oficio papal, por ser precisamente el cargo miximo en la Iglesia, queda vinculado a laplena fides de la Iglesia, y esta fe implica por una parte un Minculo con Ja historia diaerGnica de la fe y, por otra, una refecencia vinculantc, en cada Gpoca, al concilio universal. Por tanto, podtia pensarte enna especie de vinculo cons- Thocional del més alto poder papal con la plena fides, a la que también esta esometido> el concilio® Ciertamente, no se tendr(a un juicio correcto de ta eclesiologia de Constanza si no se erelaivizason tanto en la sesién V como en el Frequens, el poder papal y el conciliar 40, La ssn XXXEK aprat otros dos textos que probien l sia frzoso de los ebspoe pot parte de ta cata y tanlam cosienes Peetacas pore posoioneswreseradas> dele obspos y peat (elimina de Tos despojos yd derecho de proars) G1 CER, Riedager, Hermeneuasche Oberepungen, 214238. 2. Re Riotingr sociuye su aportacin con In fase (sv ates del Vatican HD: Qhizgs agin fs whe decinin Cesias meopert ents presi de Constza y recuperat Io dpe no pds conse a efervecee ‘Ercinwe ai tmposo en i suceuv epoesaniconeDar: ua definicn Sogmética de as robciones ene cl pa Seo qa compre lox don ports devs que raze pleamene de a plentadde i revels» J,g) denn dvooece ponconeiinr nos ene nds ben qu la coetin no sh aelrado vodaria nfietemete wae gn cel Vato IL, Noes as fic de aca qb eso qv hay cote por plena fides en esos a eae eer oe se pewiponga que ua aco Hnpusten, que PRIA poser wot valdee dtiitva y ‘Segue no tone ncaa de demon qu et busao en M plena fds. Cf. H. Ring, Eurectaray dele in barcogs L968 23288, Soin King oii oa ita saperad del emai (ane canis ae oh sepn ia onl el cnc univer (pa cl evumfieos [at come quate babtan si deen) ‘epson una sitaea de coos sole el papa (p29) respecte a ta p hacerse eficaz |Asf puis, ¢ sutoridad ectesi «es cortecto cual ‘came el poder | tune Ge fos erey certlicg aconser De todas to ule Constanza ¢ femente de Ta | formacién de n ule ta seccion 3 Después de syue pudo press XLIL Se trata ‘on_nombre del 1378 tenfan q ceoncederse sin se feduce ahor tun intento de bi ‘nina, puesto ‘esperar algo m De hecho convocs el prs lel 22 de abril forma tumattuc del dominico intervino Mart Silo aprobado Podra sewu Kugenio IV de huvalmente dist ceoneiliares. por vinculamte, Pe trabajo, Como le plena fides asilea, que es a crisis cismaética con 0 debe disolverse sin Ifbe a los cardenales anteriormente 0 si su la manera con que se que ser establecida en 10 de que hubiera que la importancia de los debe estar vinculado | poder més alto entre “OD 442.15). Por es0 a confesién que debe a fe, Tiene que con- smo, A ta plena fides es y de otros santos ie Nicea hasta Vienne. rcramentos que fueron de la sesin XXXIX*, Tos decretos de Cons haba demostrado no- jue el debate se centra 0 hay duda de que en ante. Pero a mi juicio uesto que, a diferencia sun texto de reforma stica, Segiin mi inter- 1a dogmatica tiene que 1 cargo miximo en Ia nplica por una parte un cia vinevlante, en cada pecie de vinculo cons- mbién esté «sometido> gia de Constanza sino der papal y el conciliar de tos obispas po pane de ce y prea (elimina de oo Wy: Quets agin de on conegne eo Ie eferesoncia des relacones ent el pape enki dela sevelcian (. sro tiv safceterente mover po pena ides 0 e208 sear vali definva HL King, Eseras de cou como evel miedo han sido eens) Cons y Basiea 201 respecto a la plena fides de Ia Iglesia en su conjunto. Esto es precisamente lo que debe hacerse eficaz en tiempos de crisis. ‘Asi pues, en este sentido no se trata de un «control democritioo», sino de vincular la autoridad eclesidstica a la Iglesia en su conjunto. Volveré més adelante sobre este tema. No «x comecto cualificar sin mis, como tiende a hacer W. Brandmiller, la competencia papal ‘como el poder més alto cuando ésta no esté vinculada a la misma fe del concilo (y de cada tuno de los creyentes, por lo demas). De esta manera, através de la delimitacin ersto\6gica ¥y preumatologica de la Iglesia y de sos «éeganos, el siglo XV prepara el terreno para una critica «eonservadora» mas radical de Ia Iglesia en el siglo XVI De todas formas se puede decir que con las decisiones de la sesién XXXIX el concilio, ude Constanza consiguid oftecer una notable aportacién a la reforma, relacionada eviden- temente de la forma més estrecha con Ia superacién y con el posible impedimento a la tormacién de nuevos cismas en la Iglesia (ef. para la cuestiGn de la reforma las refe de la seceiGn 3). Después de la elecci6n de Martin V se puso a trabajar una tercera comision de reforma «que pad presentar los frutos de su propio trabajo el 21 de marzo de 1418 en la ses XLIL, Se trata nada menos que de siete decretos, que ahora son aptobados conciliariter, ten-nombre del papa. Se decidié entonces que las exenciones concedidas desde el aio (378 tenfan que ser revocadas (COD 447). Los beneficios no deberfan en adelante cconcederse sin la consagracién. La reforma del clero que entonces volvi6 a proponerse se reduce ahora curiosamente a un problema de hibitos (el vestido no-sacerdotal seria tn intento de hacerse iguales a los laicos) (COD 449s). ;Una reforma demasiado limitada? (Quizés, puesto que después de la tarea més uryente de superar el cisma todavia se podia esperar algo més que una oportuna conclusién det concilio. De hecho quedaban todavia dos sesiones. El 19 de abril, en la sesién XLIV, se ‘convaes el préximo concilio en la ciudad de Pavia (COD 450). En fa dltima sesién XLV Adel 22 de abril de 1418 estalls todavia un pequetio escéndalo: la sesién comenzé de una forma tumultuosa con una protesta de los polacos, que seguian intentando la condenacién det dominico alemén Juan Falkenberg. Entonces, en medio de la agitacién general, crvino Martin V y dio a comprender que él consideraba vélido solamente lo que habia sido aprobado concitiariter, sobre todo en cuestiones de fe (COD 450s, n, 4°. Podra sceuir discutiéndose sobre el problema histérico de si Martin V y sobre todo Eugenio TV demostraron algn aprecio por los trabajos del concilio. Ser una cue: tolalmente distinta de la de si el reconocimiento o el rechazo formal de las decisiones ‘conciliares por parte de un papa puede ser el tnico criterio para establecer su cardcter Vinculante. Pero el estudio de este problema irfa mucho més alld de los limites de este trabajo. Como primera orientacién debe bastarnos lo que se he dicho anteriormente sobre la plena fides. Por lo demés, estos problemas estén estrechamente unidos al concilio de lea, que estudiaremos a continuacién, 8, Se na eset macho sobre setido de ese coniorter, ya que Ie histone de In reson de Is lion do Constanza va esvechamenteunida a so inierpetcion.H. King (Esructias dela Jalsa, 28), inonts Ix eli como sigue! Lo que el concllo como sal (conclater y por tao 80 Slo ntenaiter) live deci yo ue debiesatenere sega! dreho, Io acepta (papa) y dees capi femerte, Gil Konstan, 139) pease que la neocin de Martin V noes fell de compeenie. Se waste de us med eel apts deo poles, de Fema que conta oS le atibuy lagu inpotancs funnel. "ha ntrpretacion 2 bs opdesio sb odo R Ber con na sie de agumentos que no pede rechiarse fee completa. AI manos para Eugenio IV (bee todo ea el Est non dubitemus de 1941) exaria clave qu los ernor de Consiezs,y ente alot aruiente im prs el decto Hore sancia de Is seis V, no aon 1 obigatoredaé (Cf. R. Baumer, Die Stlangnaime Rugens 1V cam Konsorsr Superontidetet, 16- 1, su en paar p. 2570) 2 E! concilio de Basilea (1431-1449) Si hasta hace poco tiempo ef concilio de Basilea se contaba entre os concilios més bien olvidados, ahora la situacién ha cembiado radicalmente. El concilio de Basilea esté ‘punto de pasar, de concilio caido en el olvido a «fendmeno histérico de alcance universal» (J, Helmrath)! No cabe duda de que Basilea es una consecuencia de Constanza; no se habria celebrado sin el Frequens. Pero es ademés —en primer lugar por lo que se refiere a su cardcter ‘bstinado— una consecuenecia del conclio fallido de Pavia-Siena (1423-1424). Estos dos ‘voneilios fueron convocados a su debido tiempo en conformidad con el Frequens; mis tn, por lo que se refiee al lugar del concitio, Basilea se apaya en una decision (aunque no totelmente privada de problemas) del concilio de Siena del 19 de febrero de 1424 Junto a las grandes tareas de reforma de la Iplesia, que estaban aguardando todavia tuna solucién seria, el concilio de Basilea se reunié ya desde el principio con la intencién cconcreta de no tolerar en ningin caso que tuviera lugar otra disolucién o trasiado sin el ‘consentimiento del propio concilio. Nadie podia presagiar cudntos conflictos habria de suscitar el breve inciso approbanie et consemtiente concilio» del Frequens. En el plano eclesitstico intemo se trataba indudablemente de una Ia union lograda erta serenidad, el 1.4 de septiembre anque al principio © octubre (Bearus 2 XXXVI (17 de reto Elucidantibus ception de Maria, os «maculistas» ¥ .Tepercusiones en ian contrapuesto ervada del pecado emos alli— como no se habia hecho esta doctrina debe rmado como fiesta n XXXVI (24 de 5 al procedimiento vio agitado por la s can todo el peso de Segovia leg a 1, 398). Pero las e 1439) dio una ¢ salieron a relucit MC IIL, 418-421) Jos para Ia eleccién e octubre de 1439, e veia consolidada 1439. El candidato le Félix V. En una nciliar, después de intentaba conseguir resente en Basilea, ste tema. Atinadumente prepa dure lrgos "doc, supeandc el Constana y Bases 2 hubo que esperar a obtener su consentimiento, Cuando Io dio, el concilio, en la sesién Xt. del 26 de febrero de 1440, invité al mundo entero a la obediencia (MC I, 465- 4469). No antes de seis meses después de su eleceién Félix V pudo entrar solemnemente cn Basile. ‘Como es natural, e] concilio de Florencia rechaz6 resueltemente Ia elecci6n del papa, dle manera que, a su Vez, el concilio de Basilea tuvo que reaccionar contra este rechazo tn la sesiGn XLI (23 de julio de 1440). En la sesién sucesiva del 4 de agosto se intents \sepurar las bases econdmicas del papa conciliar. Se corris entonces el riesgo de olvidar precisamente aquellas concesiones que se habsan logrado arrebatar antes a Eugenio IV ‘can todos los esfuerzos posibles (MC TIL, 498-502). A confinuacién pasé casi un afio ‘entero antes de que se celebrase la siguiente sesidn, la nGmero XLII (1 de julio de 1441), fn la que se introdujo Ia fiesta de la visitacidn de Maria (MC Mil, 959-961). Hasta la ‘esidn pendhima en Basilea (9 de agosto de 1442) pasé otro afio més. Se vefa que las Cosas no podian ir adelante. Pero de todas formas el concilio habia tenido interés en dlirigir una carta de saludo al nuevo rey Federico IIL. Esie, en otoio de 1442, pas6 cerca dela ciudad de Basilea y aprovechs la ocasi6n para tomar contacto con el conciio. Luch6 ppor medio de duras negociaciones con los padres de Basilea para lograr un «concilium lubitatum. Tan s6lo después de que Félix aceptara el compromiso de un traslado del concili, el rey entré el 11 de noviembre en Basilea. Finalmente, en la dima sesién de asilea (15 de junio de 14482) se decidi6 la realizacién de un nuevo concilio que habrfa de celebrarse en Lyon tres aiios més tarde. Pero el concilio de Basilea no quiso disolverse, nque por precauicién decidis trasladarse a Lausana, en el caso de que la ciudad de Basilea le negase su apoyo. Y esto ¢s lo que ocurrs. Probablemente, el concilio sabia muy bien las consecuencias que habria tenido un traslado en esta fase. Una vez desplazado, el concilio celebré todavia cinco sesiones, pero éstas en realidad no hicieron més que preparar el fin definitivo. De todas formas, Ia sesidn I de Lausana habfa acogido Ia disponibilidad para la reconciincién incluso en cl tftulo del texto que se aprobs: «Beatae pacis aperta via Domino concedente» (Mansi ¥2, 60). Teniendo en cuenta con una mirada realista la situacidn politica, Félix V presents su dimision el dia 7 de abril de 1449, y esta decisidn suya fue confirmada cl 19 de abril Uc 1449 en Ia sesion IV. Por otra parte, Nicolis V, que habia sucedido a Eugenio IV tras su muerte el 23 de febrero de 1447, se alegré de ver reconocidos sus derechos pepales en el concilio. Nicolés V, cuya carrera estaba relacionade con el concilio de Ferrera-Florencia, era finalmente el hombre que sabfa establecer puentes y logré poner fin al cisma que se habia creado. También fue él el que lievé a su cima, con et «concotdato de Viena» (17 de Febrero de 1448), la praxis de los concordatos con las diversas naciones, una praxis que ‘yahabfa comenzado Constanza, Sin embargo, este concordato tenfa ciertamente su propio ‘alor por fo que se reficre a la reforma y a la autonomfa de Ja Iglesia” ‘Al final, el concilio se disolvi6 por propia iniciativa en la sesiGn V de Lausana, ol 25 de abril de 1449. Al hacerlo, no hacia mas que escuchar los deseos de unidad y de pa difundidos pot todas partes, pero subrayé por tltima vez que Jesucristo es la dniea taheza de la Tglesia, afiadiendo inmediatamente después que existe s6lo un tnico «vi catiuso que la preside (praesideat) (Mansi 35, 80). Asf, una vez més, volVi6 a escucharse 19, Pate el etodo ex de lat iavestigaciones sabre al concerdat do Vien, cf. J, Hebnath, Das Basler nail 314322. EL pel de Federico II en el eotcodto de View, que fie seco rocesvenente por an hmeco cada ver mayor de proces secalaesy expetuls, se inerts hoy también en el semido de qe el Ingest se dexvincalb de ls cvestions de la reform de a Tg. Ex odo cso, volvié a fleet I instinsion Ne sammatat tencicios; seyurumene por ete motive pesé richo I fern del movimento cone de 28 sori de los conti ecamnicos el gran tema de 1a relacién inmediata con Cristo, pero puesto de acuerdo esta vez con 1a -«presidencia» papal. También en este punto final se manifiesta que el concilio de Basilea —miés alld de la elevacién de Félix V al solio pontificio— estaba convencido de que la Iglesia tiene nevesidad de ese ministerio de la unidad. En este sentido el concilio de Basilea no puede realmente Hamarse revolucionari Retrospectivamente, K. A. Fink llega al siguiente juicio sobre los dos concilios: «Visto histéricamente, a mediados del siglo XV se produce el cone decisivo entre la edad media y 1a moderna. Roma impidié la teforma catblica de aquel momento, y poco después, en cambio, tuvo que afrontar la reforma protestanter”, J. Helmrath, por el contrario, esta convencido de que todavia ha de trazarse ex novo un «psicograma de la Iglesia alemana en los decenios entre 1450 y 1517», pero para ello ls necesario hacer disponibles y poner en claro algunas fuentes importantes (Das Basler Konzil, 322). Es preciso reconocerlo: exteriormente, el concilio de Basilea habfa perdido su causa. Pero jexiste una herencia suya que sea menester destacar? En las paginas siguientes desearfa sefialar algunos puntos de vista, intentando, como conclusién, poner de relieve los principios-guia teolégicos que evan de Constanza a Basilea, 40. KA. ink, Mi, 752 Visi ecl El verdadero si est probablemente siglo XV se consti cen eclesiopraxis. N evan de Constanz sucabaré sefialando | |. La obra conei De la primera s Basitea os la refor reforma pertenecia necesitaba una deci ha definido muchas dela Iglesia, mient setualmente con m No cabe duda d fue la anulacién d tampoco el concilic 1. cr, yea una or Konci, 381852. HL completo con el uaba ass ex Re Ze, sonjunto esegpce-cen dalmeme p. is. Brae sq ssn cn se no supe opore rad ‘eecememence)#. Stung E Meuthen, aden eae probes, pe uigo hsticosval ‘or mds pocaio (Da sobre la chr forma worden), CF 1, Senne 1erdo esta vez con la I concilio de Basilea oavencido de que la ntido el concilio de ¢ los dos concilios: re decisive entre la el momento, y paco de trazarse ex novo 517, pero para ello ortantes (Das Basler fa perdido su causa, : Paginas siguientes Sn, poner de relieve 3 Visi6n panorémica de las adquisiciones eclesiolégicas de los dos concilios EE verdadero significado de Ios dos concilios, en el plano de la historia de los dogmas, cesté probablemente en aquel modo de entender la Iglesia que en la primera mitad del siglo XV se constituy6 —como teoria— en la eclesiologfa y se tradujo —como reforma— en eclesiopraxis. Me gustaria destacar brevemente este punto, trazando las lineas que Hlevan de Constanza a Basilea. Comenzaré con una valoracién de la obra de reforma y acabarésefialando las adquisiciones eclesiol6gicas en el plano de Ia historia de los dogmas. 1. La obra conciliar de reforma De Ia primera sesion se deduce que uno de los objetivos declarados del concilio de Basilea es la reforma de la Iglesia «en la cabeza y en los miembros». Pero esta misma reforma pertenecia ya 2 los fines que se habia impuesto el concilio de Constanza y necesitaba una decidida continuacién. Ciertamente, Ia obra del concilio de Constanza se ha definido muchas veces como una «obra incompleta» en lo que se refiere a la reforma de la Iglesia, mientras que Tos resultados de reforma del concilio de Basilea se reconocen ‘actualmente con menor vacilacién! ‘No cabe duda de que el gran éxito, incluso para la reforma, del concilio de Constanza, fue la anulacién del cisma. Pero la reforma no debe reducirse a esto, de manera que tampoco el concilio de Basilea se dej6 limitar al conflicto entre el papa y el concilio, La 1, Ck, pa une ist global y part ol estado acta de Ins iventipscones J. Helmet, Dar Raster Kort, 331-352, 1 trabajo foment, meaos eecerte, do Hubler sob la vforma de Constanza écberis ‘compete con el uabsjp amercano de Ph. H. Stamp, Reform in Head and Members. Do especial intr port Besa e= R. Zwiler, Die Reform der Kirchonverfasung. MMs bibbografie en J. Hemet. Una vilrscisn de conjunto escépico negative de Ix obra de reforme poede verse en W. Bran, Causa reformation, expe ‘camentep, ls, Brander sefala como causa de Ia lida relizcin de la wforma los esfurzs que V0 ‘ge sstener el coello pra superar cl cma, pero més tna une manera insite de ened I ga, ‘geno supa opener mada adecuado a Ios reas do Wyli y de Hes, Resecto al jnicio de Brace, Fink y (Gecietment) Stamp siboyen sa var enicho ris elovao 2 obra do efor de Constanza TE, Meuthes, aludendo al taba de R. Zr, popone la eis de que aia el conc so indi l sera elas prebenes, pao al mismo teapo es conscierte de In fica que eetrfabs la reforms, dado el sido ‘nig histrino-scial de Ins extaceras ue sostunian alos cago elesistios, po To que hoy el jicodebera Ser ms precavido (Das Baler Komal Ooch hatelincer Sic, 398). Tambiea Ler Se expesénegatvanecte sobre ia obra efomadora de Bailes (y de Consaza), Todo shabia sido todavia me graven (smmcr ger worden) Cf H. Seeder, Das Baler Kona, 311 (Goa una ca el sera de Luter sobre as buenas obra) 20 isola de tos concloscomménios reforma, sin embargo, en ambos concilios no fue una empresa fécil, ya que las partes que se enfrentaban dentro de ambos concilios a propdsito de sus intenciones reformadoras partculares correspondian a grupos muy especificos (como destaca Stump de una forma onvineente, a mi juicio para Constanza, y como indica también con cierta cautela Helmrath para Basiiea). Seria demasiado Unilateral dejar suponer que los dos conclios, sobre toda el de Basilea, cargasen con la tarea de reformar s6lo al «caput ecclesiae», & Roma y a su cutis. Por eso mismo hace bien Helmrath en sefaar el gran significado pastoral del decreto de reforma de Basilea sobre a insttucion sinodal de la sesion XV (Das Basler Konczit, 334s). En general, las miltiples propuestas de reforma de ia sesiGn XX trtan desde la ‘ordenacién litirgica de las misas canonicales hasta la prohibicién de las obras teatrales, de las fiestas burlescas y de los banguetes en las iglesias, por no hablar del decreto sobre Jas annatas, que afectaba al nervio central del «sistema tributario» eclesiéstico interno. Exo se vio en el conciio mds tarde, cuando de pronto fue necesario financiar también a la «corte» del papa recién elegido por el concilio. Ya R. Zwolfer definid et decreto sobre las annatas como el decreto mis radical que salié de Basilea. Mientras que el concilio se habia atrevido & poner su mano Sobre un tema candente, tuvo que rendirse luego ante los abusos basados en el sistema total de las prebends. «Se ve que el sistema de las prebendas no offecfe ninguna alternatvas® iertamente, en Constanza las propuesias de reforma fueron mas extensas que su realizacin conciliar. Podriamos sentimos entonces inclinados a hablar de una reforma hrecha tan sélo sobre el papel. Pero no hay que olvidar que ya en Constanza se irabaj6 seriamente por la reforma’. Tres comisiones y algunos otros comités coniribuyeron a ello, Desde agosto de 1415 hasta el verano de'1417 se reani6 una primera comision de reforma, formada por ocho micmbros de cada una de las cuatro naciones y con tres ccardenales. En la fase cargada de tensiones que precedi6 a la eleccién de Martin V, ‘cuando surgié Ja Tucha sobre la prioridad de la elecci6n 0 de la reforma, se reuni6 una segunda comisién de reforma, compuesta por miembros de las cinco naciones que habia enionces. Inmediatamente después de la elecci6n, todavia en noviemire de 1417, nacié la tercera comisién de reforma, formada por seis representantes de cada una de Ias cinco naciones y por seis cardenales*. Aungue los deeretos de reforma de ta sesiGn XLII no ccoresponidian del todo a las esperanzas, el decreto Frequens, discutido anteriormente, ‘es un documento que sigue mereciendo hoy la stencisn’ No cabe duda de que los concilios, con st obra reformadora realizada en Constanza y en Basiea, intentaban eliminar las perturbaciones del cuerpo eclesil, inttoduciendo arreglos relativos. Naturalmente, también estaban en juego, en definitiva, algunos con- flictos constitucionales que se referian a I forma de entender Ia Iplesia en su conjunto, como ya sefialé W. Krimer y como ha subrayado recientemente J. Helmrath. La apelacién ‘la ecclesia primitiva» no tenia ni en Constanza ni en Basilea un significado meramente apologético, sino que exa programitico, Pero toda reforma tiene necesidad de defensores seriamente comprometidos y, mis todavia, de su aceptacién por los dems, Se trata de reformas que causem heridas a sus 2.5, Helmeath, Da Basler Kens, 388 3. GLKA. Fick, MHI, 723, bid, 73s. 5. Une povllrda de Is obra de reform de Constanze conics Ia valoraca de los econcadetos> con «ie debts compensuse aca de eo que el cnclon0 babi evado sin. Con ani observa Brande (Cows rformauonts, 60, nis 49) que e reabdad se ru de sconsteconespapalese, yu Que 90 8 toazen fevers con lot peices resents $e fron tados females con las racine. Feo no se pode nee {ge on lw econcodstos spec Tos ters deisivs de I reforms (amas, bevefies, simpala, spensas, Indulgence, te). CF. A. Morea, Reccoia di Concordat, 148168. pins autores ¥ qu silicultades, En cont w decidi6 en Ia sesi bajo clero, més east Hlcl cancifio como Jt 2ubispo de Palermo ule (les decretos, cu De la problematic la exposieiéa de la s que super6 en dureza se hs papas” Precisamente en viva, resulta evid ste alyumas Iineas sor tra cuesti6n de we ereyd quizas en vealmente un vincule ¥y una reforms foros de una reform: Ua tay de la tietra an Juan de Segovia sab ven el «crecimiento Jas: formas constituc + Las instituciones ec il de To que se © Perfil de una ect Hoy nadie diseut Isle asitea] constituy sistente y constr videntemente con el ato del concilio | provedentes de las de Cuil es, sin em! {0 pregunta depende le hu sesion V y del Fin tas siguientes ‘nous bien preguntarna 6 CL Helm, 7 okie deta 1 bh, Das Beer CW. Brag | 1. Ch J. Heath, 01, Mein, 1 Porte pate conc | ‘et peed iia do i OVE. Mesten, Dos Bo tenses on Reception, ya que las partes, ones reformadoras. ump de una forma con cierta cavtela Tos dos concilios, saput ecclesiaes, a astoral del decreto Das Basler Konzil, CXI tratan desde {a las obras teatrales, r del decreto sobre lesidstico interno. financiar tambiéa definié el decreto 1. Mientras que ef ‘uvo que rendirse e ve que el sistema is extensas que su lar de una reforma onstanza se trabai aciones y con tres cién de Martin V, rma, se reunié una naciones que habia, bre de 1417, nacié da una de las cinco la sesién XLII no (ido anteriormente, yada en Constanza jal, introduciendo itiva, algunos con- sia en su conjunto, mrath. La apelacién nifieado meramente prometides y, mis ausan heridas a sus Se 1s noonordzes con sn observa Brndstlee 1 que Ro Se tomaron oro no se poe negie sas, pers, Constant y Bases ou popios autores y que desmontan ciertos privilegios; por eso mismo estin rodeadas de Alificultades. En contra del riguroso reglamento que tenfa que abolir el concubinato, que te decidié en la sesién XXI, se moviliz6 ya en el Ambito del concitio la resistencia del hajo elero, més eastigado por esta medida. Pero también algunos personajes importantes del concilio como Juan Schele, Encas Silvio Piccolomini y Nicolés de Tudeschis, ar- ‘obispo de Palermo, eran muy conscientes del escaso valor préctico de una mera repeticin ule tales decretos, cuando no se les vive (0 no se les puede vivir ‘De la problemitica del decreto sobre los judios ya hemos hablado en el contexto de 1 exposicién de la sesion XIX. Se apoya en una bula de Benedicto XIII del aio 1415, ‘que super6 en dureza a todas las tomas de posicin que habfan procedido hasta entonces de los papas’ Precisamente en el caso de este texto de a reforma de Basilea, aprobado por una- nimidad, resulta evidente que entre Basilea y el Vaticano II hay un largo camino, « pesar dle algunas lineas sorprendentes de vinculacién, Oltra cuestién de la obra reformadora conciliar podria plantearse en estos tétminos: ise erey6 quizas en el siglo XV en una especie de reforma |. Hela, Das Beslr Roni. 337) BCE W. Brander, Caves rafomatons, 4s 9. Cf J, Mle, Das Basler Rona, 34, 10. B, Menten, Der Basler Koni inroische-laholcher Sct, 4, {Por la parte eons se tt sine todo de os grandes proyevos do Juan de Rages y de Juan de Segovia ly en el periodo nica de Nicos de Cosa por a pare del pup Jan Toruemaa exci le nna de ecesa Pre. Mees, Das Basler Konll i rontace-tathlscer Sch, 4s (con bidhogns). Sepia W. Kilner, none nd Reception, 90, wet primer vaado dogmatic sobre la Iglesia en Is hs e lz elope fur eset nw fn de Raga 22 sora de los conve ecumicos luciona desde Constanza hasta Basilea, encontrando una expresién en los textos conci- liares. Me voy a limitar a dos puntos de vista, hablando: a) del significado més ecle- sioldgico-formal de os reglamentos conciliares; b) del decreto de Constanza Haec ssancta de la sesién V como problema eclesioldgico-material fundamental, refiriéndome ‘su interpretacién actual y a su recepeién en Basiles. a) El significado eclesioldgico de tas dos reglamentos concitiares El reglamento de los dos concilios —que se apoya, sobre todo en Basilea, en la experiencia conciliar adquirida hasta entonces y sobre a que Juan de Segovia oftece reflexiones teéricas sorprendentes— debe colocarse sin duda alguna en e! punto de in- sercién cntre la praxis reformadora y la tcorfa eclesiol6gica. A mi juicio, esto no es interesante tan s6lo desde el punto de vista histGrico, sino que tiene ademés un significado eclesiolégico, En efecto, también hoy sufte la Ielesia cuando sus procesos de comuni- caci6n suften perturbaciones, o bien cuando aparece la sospecha de que en ta Iglesia no ‘existe una libre formacién de las opiniones. Incluso cuando se abre un foso entre la teorfa y la praxis de un reglamento, este dltimo permite comprender cémo en una comunidad ‘comunicativa como la de un conclio se puede Hegar a tomar decisiones en las que, al ‘menos en términos formales, nadie en el mundo puede encontrar nada que replicar. Muy distinto es el problema de si el modo con que se llega a una deliberacién es eventralmente indicativo por la calidad de sus contenidos. A mi juicio, aquf hay que afirmar por lo menos ex negativo que el fallo en la observancia de las reglas, que garantizan la libre formacién de las opiniones en el concilio, representa una sefal de admonicién para la reivindicacién de verdad de Tes decisiones tomads.. Por lo que se refiere ahora a los reglamentos mismas de los dos concilios, en el cconcilio de Constanza existia s6lo un «modus procedendi» que se habia establecido como dado de hecho, a diferencia de lo que ocurtié con el reglamento de Basilea, aprobado oficialmente en la sesién XVII”. ‘Segiin J. HolInsteiner, la cuestin de un reglamento manejable pasé ser interesante sélo cuando, tras la fuga de Juan XXIII, leg6 a faltar de improvise una mano que unificase y dirigiese las cosas"? Por este motivo el reglamento se hebria hecho igualmente superfluo después de la cleccién de Martin V. Si esto fuera exacto, se haria comprensible por qué Basilea intent desde el principio conceder al concilio (con o sin la presencia del papa) un peso auténomo 12, Bn los Snution zr Geschauordnang del 28a 1928, J. Hoitcne, 2 propote de as fete, setevo ‘ue en Constanza recbis so econocnisato efacivo, so at proyecto dt manosito de ars sino el del manscito de Stiga (fH. Fake, Ace I 747.788. Por lo quo se rire a Is géoesi del «mods grocedendi> de Consens, parece ser qve fu I ncn fence la que lo preps. Par el nombraniceo de deters funconaios cnc a ean l v0 dels teloges yx 12 de noviembre de 1414. Con la primavera de 1615 parce ques afi el métdo de isa tos es Mopaestas Heche en las seionesplenaras, en fate pelimina, en cisions edd, para er aprbeces lego on una dab lect id. 122. a too caso, parce ser qu en L416 estaba vgeate en Constanza a ciara pti del regen, como se ede oe una observa de Filla: hast nora —ce Fre ode ls decisions se fomaron coeds Tas enaro nasions estan de acuerdo, Fer aborsestala ex wo un modus quo re contra coa el aero de ‘rec aires soluenc, Por pare francesa y de los cerdenals so habrin peste ana vive seine a eta forma 4eproceer. El comentario de Flite esos suesos stent muy iid: ete modes del formas de raya, ropeeto por Ia pare slemana, signifier up afin de poder (A. Fake, Aca I, 69). Cf, cron deales y ocumetis manuserios en a iaroduciéa de J. Holiseer, ep Fike, va, 576578 13,4, Holintelar, Sri. 125, decuado en sus pr ol reglamento de Bi aque fueron aceptado 260-263.650), EI giro decisivo , segtin Fi Noruega, Suiza, Bo La votaciéin en li sino las naciones. P {que con este modus forma distinta por S raciones, queda ami uno de los miembn politcas (MC TL 13 ‘A pesar de la se 1a mixtio (composici ray bien comparars de opiniones y hasta embargo, en ambos ¢ que contentarse muy naciones o dipatacios se hizo diffeit la fo —recordémaslo al m de la preparacién de | cotidianos de Ia adm Constanza consti existanliversos co de reforma (adem ¢ TA. Pade ser que ef on 5s cus fades, secondo aden I ta (Menorchy, 34-37 y passin 15. J. Hothsteinr, 16. CEH Finke, eu 11 it, 1. en los textos conci- ignificado més ecle- de Constanza Haec mental, refiriéndome Jo en Basilea, en Ta n de Segovia ofrece 1a en el punto de in- juicio, esto no es demmés un significado procesos de comuni- "que en la Iglesia no in foso entre la teorfa 0 en una comunidad siones en las que, al da que replicar. Muy i6n es eventualmente y que afirmar por lo ie garantizan Ia libre + admonicién para Ia dos concilios, en et bia establecido como ie Basilea, aprobado pasé a ser interesante pviso una mano que erfluo después de la w qué Basiles intents a) un peso auténomo ito do la fan, stv sno ol del maser ave fue Ie mci fences ant a v0 6 1s wesogos indo de dsc telat par er aprobadas Ine ica dl repmento, como snes 29 tomer eaando teats coa el acaeedo de resistencia ext for oan de mayors. 9). CL nuevos detalles si Consonca y Basen ni rdecuado en sus provesos de decisién. Entonces tampoco serfa casual el hecho de que cl reglamento de Basilea obtuvieta un cardcter oficial precisamente en el momento en ‘que fueron aceptados en la XVII sesidn los presidentes papales (cf. el texto en MC TI, 260-263.650). El giro decisivo en el «modus procedendi» entre Constanza y Basilea constituye sin la superaciGn del principio de las naciones y Ia revaloracién del consenso plenario cconciliar, De este modo, en lugar de 18s cuatro 6 cinco naciones aparecieron en Basilea fas cuatro diputacioncs. Segin P, Lazarus (Das Basler Konzil, 111, nota 2), que recoge na informacién de Juan de Segovia (MC IL, 126s), la propuesta de la formacién de diputaciones se debe a Juan de Ragusa. Se trata de las tres diputaciones «pro fide», «pro reformatione» y «pro pace». Luego se aiiadi6 una cuarta diputacién «pro communibus», on la que se trataban Tos asuntos generales. Un comité central de direccit (los «Doce>) representaba el érgano de conexidn entre las diputaciones y Ia asamblea plenaria, y era dirigido a su ver. por el presidente o los presidentes. En Ia composicién de las diputaciones se intenté desde todos los puntos de vista ‘mantener una proparcién justa de los miembros incorporedos al concilio con juramento, teniendo en cuenta su nacionalidad, su rango jerérquico y su grado de cultura, para la formacién de la opinién del concili ‘en Constanza las «naciones» fueron la base de los procesos de decisién del concilio, este concepto no debe entenderse en el sentido moderno™, Asf, pertenecfan a ia «nacién alemanay, segtin Fillatre, pafses diversos como Hungria, Dalmacia, Croacia, Dacia, Noruega, Suiza, Bohemia y Polonia’ La votacién en la asamblea plenaria no se hacfa en Constanza contando Jas personas, sino las naciones. Pero Io que Fillétre considera como una ventaja, o sca, el hecho de ‘que con este modus por parte del papa no se puede comprar los votos”, seré juzgado de forma distinta por Segovia en Basilea. Sextin él, en un proceso de decisi6n dividido por ‘ones, queda amenazada libertad de opinién ya en el nivel més bajo, pues cada uuno de los miembros podsia verse sometido con demasiada faciidad a las presiones politicas (MC TI, 132) ‘A pesar de la remuncia en Basilea al principio de las naciones, sustituido por el de a mixtio (composicién mixta), Ia estructura de conjunto de los dos reglamentos puede nuy bien compararse entre sf. En ambos concilios reina el ideal de la formacién libre de opiniones y hasta el de la unanimidad, que es preciso alcanzar en cada ocasiGn, Sin ‘embargo, en ambos casos fue preciso replantear este ideal: por razones précticas tuvieron {que contentarse may pronto con sanciones decididas por una mayoria de al menos tres iaciones o diputaciones, Sin embargo, con frecuencia hubo retrasos y dilaciones, cuando se hizo dificil la formacién de opiniones, sobre todo porque el concilio de’ Basilea ~recordémoslo al menos de pasada— no se ocupé solamente de las grandes cuestiones de la preparacién de las sesiones, sino que {avo que seguir enfrenténdose con los asuntos cotidianos de la administracién curial. Constanza constituye para Basilea un punto de partida tambign por el hecho de que cxistiandiversos comités al lado de las naciones. El mds importante de ellos era el comit de reforma (ademés del comité para cuestiones de fe y del comité presidencial, en donde 14, Pode ser que of modelo quo iutan fuse, pura Bases ms an que para Constanza, ls universes on si eto facades, que y2 se habian desaeliado (ef J. Kelmrath, Das Basler Kori, 24). A. Bick ha ‘void ade Te teola'y lt pani de Ix formacion dele opis en lo cadadanot comenes de la épaca (Monarchy, 3437 y pus; Cowell and Comme, pats). 15.3 Hetnsiinr, Stadion, 127; W. Bader, Cassa refrmarons, 6, vote 4. 16, fH Fake, Ao I 72. 1, Bie, 9. 2 Hisor de os conlios ecumérioos se verificaba el grado de concordia entre 1as decisiones de las naciones y. en caso weceeario. se devolvian esas propuestas a las naciones para un estudio ulterion, Tt derecho al voto no estaba precisado de manera suficiente en ninguno de los dos reglamentos. Basilea hace suyo el método relatvamente elstico del concilio de Cons. reais las naciones, ademés de los prelados, tenfan también derecho voto los teslogos J los canonistas, los canSnigos de las catedrales y los péerocos" "Al parecer, esta gestion eldtica tuvo su origen en la parte francesa. D’Ailly y Fillatre apoyarin incluso el derecho de voto de los principes y de los reyes, asf eomo de todos los sacerdotes. Mientras que en Constanza la asamblea plenaria no era mas que el lugar en donde tun portavoz comunicaba las deisiones de las naciones, Basilea conoci6 votaciones pe? capita tambien en la asamblea pleneria, « pesar de que el reglamento no dice nada de Gio. Adguizicé una especial importancia, al menos a partir de 18 sesién XT, to que se saeblecio sobre ol voto conciliar efectuado en la asamblea plenaria, que se apoys en tnd Rayos cualficada de dos tercios, es decir, cuando estuvo en juego la supervivencia del reychio. También esto demuestra una elevada conciencia del propio papel. Tampoco en GRtsles se puede hablar seriamente de un derecho a voto ampliado a los laicos, incluso fips criados y mozos de cuadra, como se ha dicho calumniosamente™. "Boro adenais, la tesis de que los prelados estavieron continuamente en minorfa respecto al bajo cero, en el estado actual de las investigaciones, no corresponde a los hechos "Yo Juan de Segovia era consciente de que el ideal de Ia concordia concilia requeria una clevada «éliea del discurso» de los participantes. El individuo no debe representar nel proceso coneliar solamente sus propios intereses (politics). Tiene que aprender 8 faceree disponible para la causa de la Iglesia universal, para el bien de la cual el concilio tmniversal obtuvo su relacion inmediata con Cristo y con ot Espiritu “Kunque Basile, con mayor incisividad que Constanza, puso en el cent de todo Is peumatologia, esto no significa que se ronunciase a la argumentacién teolégica. El que Pifern escuchar la voz de la Iglesia universal tiene que aprender a off a los compateros 9 fe ya valorar junto con ells los testimonios que se presentan en kas Escrturas canénicas {Yen in wadiciSn enseaada yvivida que existe de ell dentro de a Iplesia. La sintervenci¢h» Jet Espiritu santo, de la que se fi6 Basilea mas atin que Constanza, no susttuye simpie- ". Asi pues, Ja «veritas c2- tholiea» no puede estar representada alternativamente por una 0 por otra tradicién. Fin ta formacién de un juicio sobre estas cosas contribuye no poco ~como es I6gico— lo forma de interpreta el decreto Haee sancta de la sesién V de Constanza y la valoracién «lest recepci6n en Basilea, Si se considerase este texto tan s6lo como un gesto apresurado « inconsiderado de reaceién de un concilio en aprietos 0 si se insistiera exagcradamente ‘ws cardcterinfalible y vinculante, seggn la concepcin doctrinal actual deta infaibilidad iliar (como hace, entre otros, H. Kiing refiriéndose « De Vooght), es muy probable ‘que ao se hiciera justicta del punto hist6rico de partida, ‘Anite todo hay que decir naturalmente que sin la fiaee sancta no se habria podido sapecar el cisma ‘Scutin Tierney, no se puede interpretar este decreto como una Jegislacin de emer- encia para solucionar una crisis institucional. Mas bien se trata de sancionar ua aur Foil fundamental del concilio en todas las cuestiones de fe y de reforma de la Tale iqve afecta a todos los (futuros) papas. En la tradicién eanonistica” diserepaban las ‘ipiniones sobre quién era competente en caso de conficto: el papa (en el coneilio) o el ‘huilio soto, En la época del gran cisma, Zabarella habte defendido la tesis de que, en ‘ran de conflicto, el concilio es superior al papa en materia de fe y de reforma. Cuando Constanza se usa el término «concilion, ¢8 probable que se intente dejar abjerta la ‘estién de si hay que entender el concilio con el papa o sin el papa. Puede resultar jsfectamente que algunos padres conciliares entendieran el decreto de la misma manera {jue In entendié mas tarde Basilea en su interpretacién del Haec sancta: el concilio solo Siw el papa (aunque a mi juicio ni siguiera los padres de Basilea pensaban radicalmente lio sin papa, pues de lo contrario no habrian procedido a una eleccién). En ‘endo, segén Tiemey, en Constanza podria haberse intentado algo as{ eomo un ‘onstitucionalisme madetado en el anbito de la Iglesia, un constitucionalismo que pre- Have aperturas hacia la doctrina que surgi més tarde en el Vaticano Ht sobre Ia ‘olepiatidad de Tos obispos. Pero Martin V y Eugenio IV esté claro que no querian saber 1B. Meuten, Kongens be Niels vem Kes, 1, Teraey resume an a0 puto de vist: «To sum up then: If Hate sancta had not been enacted, the ‘iva Schism ond eo have been ended: Hore sancis could 20 have been lcily enacted if the mare exe real tees of peal power were valid, These facts never cessed tobe wu. Ie Became convenient for ater Chon! of thcologiane to Forget them (B. Tey, Hemeneics and History, 365, despts dels expos de Terpreticiones apuestas de Gil y 6 De Vongh-Xtng) (C1 8, Teme, Foundation 28 Historia de los concn ecuméricos nada de semejante delimitacién institucional del ministerio pontificio; preferian contar {0m las fuerzas politicas antes que con las de la Iglesia y de este modo hicieron inevitable Jo que ocurtié en el siglo siguiente™ También G. Alberigo ha intentado, con un andliss bien estructurado, Ia interpretacién el Hacc sancta. Silo he comprendido bien, su tesis principal consiste en sostener que sl corazén del texto doctrinal siguid sin cambio en las tres etapas de redaccidin entie ol 29 de marzo y 6 de abril de 1415, Las proposiciones se refieren a: 1. ta identidad que el coneilio se confite asf mismo como reunién legitima en el Espisity santo, «represententer en la tera de la Iglesia cates; 2. Ia derivacion inmediata de Cristo del poder conciliar, 3. Ia obligncien de bediencia de todos los fees, incluso del papa, en cuestiones de fe, de elsma y de reforma «en la cabeza y en los miembeos. Se concede que el Haec sancta se refiee ante todo al problema con que se enfrents ¢] mismo concilio de Constanza. EI quicio de la argumentaciin de Constanea, segan Alberigo, es la afirmacién de que el concilio deriva su poder directamente de Cticte {potestatem a Christo inmediate habe), Indepencientemente de como hay que interpreter, esta eldusula, los padres de Constanza estaban de acuerdo por lo menos en este puntos fo necesitaban derivar su poder del papa, Probablemente el sentido sobre el que todos estaban de acuerdo en Constanza era el sentido negativo de rechazar una fuente papal —por tanto, meciata, no inmediata-- de la aviridad del concilio; en todo to demés las correntes estabon divididas y muchos no wnfan una opin precise Ea obligacion de obedecer al concitio, en Constanza, estaba en funciGn de la supe- racin dela crisis conereta, Pero al mismo tiempo hay que constaar que Ia argumentar.on teoldgica sigue estando profundamente arraigada ea una tradicin dela edad medis tanita. en Ja que la apelacién a la colacisn inmediata de Cristo del poder intenta delimitar ol Poder que tiene el papa sobre la Ipisia entera. Por todo ello Alberigo concluye, secondo |a sumo de su interpretaciGn, que a pesar del cardcier limitado (por estar lgad el capo) & las proposiciones contenidas en el Haec sancta, no puede menos de apreciase’ sy Calidad fundamental para la teologta En otros puntos de su interpretacin, en la que inseta el Haec sancia en ls comtentes contemporineas de Ia teologia, Alberigo se opone a la tesis de que en Constanza apa, reciera, de forma demasiado apresurada © impensada, una eclesiologta tevolucionsna Habria ocurtido todo io contraio™, 24. Auge mucura un gran respetn por I, inerpretcisn de H. King del Hace sent, Terey pone el sca ea ees de que se tats de un lick cnacinemt of pave consti lw wit Peg Us teil sense ‘iefomable' (i, 363). Exo no quire dei de tds formas gee of Have sce nu nae scameetetretevante, 25. G, Abbetigo, Chea conlire, ea parcel 162-205, 25 Ti. 18, 27. Ch Tbe, 35, 28. CE, id. 187-205, con rents a os texts tn icv de Gera, bseo wy Prosperum le. or razones de espacio po es paibe considera ag ae de cereals incsionss te aoe coreg bre Hace sonia. Ch sobre too, las aportcioes, todas elit importantes, recaps por R. Bienes owe ee rwctuas: fein a obserciones de edi del leaguae de F. K. Migr. que quite anon le hreacng ‘& ane ls roposicines do Consunzs ests gas «Is sic y hubla un ndopma de eugeries ten 160) 4 Fos, 1 ore, pe one centao de sus reflesiones Ia cesta del reconecenon el poe 8 ea hae {ues conta Uses 1 apr de S. G. Germ. Deo af connie de Contaren Ws ance ‘onene l cumeiidad de os seine, algunas os spotcionss menlondar cs biblopsta). Beirne fesse en pm to Be estore Spal win pore Yo homo idl Coginan HL coer en fate para supe ie canisiente ow at yeh tester el Wien: 4 Rosanna Dpidvifept de ae tes | : aamiplenvente Alerene sade ve el vance. 4 i pies pc cet ' ieeesalis eck ak bdr Wogan He ka Tglesi, : 1 txopnion de | ' Fan tel, so ct Iles al ‘nines av © Nia yoni sae ok idol ters Nas Eymerich | Soe Meath ecimint dt cna 31. Cr A. Bl tificio; preferian contar modo hicieron inevitable turado, Ja interpretacién consiste en sostener que as de redaccién entre el 0 se confiere a si mismo a la tierra de la Tglesia ar; 3. 1a obligacién de : de fe, de cisma y de ma con que se enfrents n de Constanza, segin directamente de Cristo émo hay que interpretar o menos en este punto: n Constanza era sentido mefata— de 1a autoidad shos no tenian una opinisn en funci6n de la supe- que la argumentacién le laedad media tarda, ler intenta delimitar ei rigo concluye, sacando estar ligado al tiempo) ienos de apreciarse su ancia en las cortientes ue en Constanza apa- ologia revolucionaria. ace sorta, Temey pone el a ew wither being in te Jeol Hane ancia se wc 10 os y Prosper er de Ins acs sess tobe Spor R. Bunner, Die Eat ere muntene Ie finn ra de emergeciae (ibid. met de pap. A un jie de Conan, gs ‘siege es It bibigra, Constancy Basten a {.Cémo se presenta a continuacién la recepcién del decreto de Constanza en Basilea? {este concilio se adentra en el aspecto fundamental desde el punto de vista dogmitico? fara dar una respuesta a esta pregunta, habria que tomar en consideracién cada uno de los proyectos eclesiolégicos de los teGiogos de Basilea, tal como han sido presentados tevientemente por Sieben, Krimer y Black y como han sido explorados por Helmrath a través de una investigacién de cardcter histérico”. ‘Sin embargo, como he dicho, al cesarrollar mis consideraciones me gustaria seguir ‘otro camino, pregunténdome ahera en primer lugar cémo se recibié el deereto Haec ‘sancta pot parte del mismo sinodo de Basilea; con este objetivo se examinarén, ademés de los textos de las sesiones ya tratadas, otros textos de los que tan sélo pods seleccionar inqat unos pocos. Ya hemos dicho que el concilio de Basilea debe su existencia al decreto Frequens de Constanza. Con raz6n Meuthen, refiriéndose ala egitimidad de Basilea, habla de una skonziliare Sukzession»™. A pesar de ello, el Haec sancta tuvo consecuencias més ‘mportantes para la profundizacién cclesiol6gica realizada en Basilea. Esto s¢ pone es- Jecialmente en evidencia en la «carta magna> de la eclesiologia de Basilea, la carta sittodal Cogitanti,eserita en la fase inicial del concilio. El texto (MC TI, 234-258) empieza describiendo los concilios como obra del Espititu, ‘santo para superar las herejfesy los cismas. Ef 4, 40 (Nolte contistare Spiritum sanctum) se convierte en el punto de partida biblico. EI papa no debe separarse en ningsn caso del cuerpo (de la Iglesia), pero es esto precisamente lo que hace cuando se aparta de la octrina de Constanza e introduce nuevas discordias en la Iglesia, Luego se explica —y aut el texto desemboca en una grandiosa exposicién eclesiol6gica— cémo la Iglesia tiene a Jesucristo por cabeza y al Espiritu santo por maestro. Por eso mismo posee el privilegio de la infalibilidad, que no corresponde nunca a un individuo particular. A la uunidad de los ereyentes es a a que pertenece el més alto poder. El poder papal no es simplemente el poder de la Iglesia universal, sino tan s6lo su «signo» (significar). A diferencia de o:ros sistemas politicos hay que decir que el dela Iglesia, que esté en el mismo plano que lade las sagradas Escrituras, debe anteponerse «Ia opinién de los individuos o de varias personas, e incluso a la de la humanidad entera. En realidad, solamente el individuo (y quizds incluso el papa) puede caer en contradiccién con la Iglesia universal. Se convierte en hereje aquel que en la teorfa y en la préctica se one contra Ta «ecclesia universalis». Hasta agut la argumentacién del texto, No esta 29, Cf, HJ, Sieben, Traktor und Theorie, 14-207, dade se presen sobre fo Ia secs del conciio infaies en une vsin general de conjusto; A. Black, Council and Commune, pests neoi6n, ete ose cess, 4 Nols Ejmcih, Niclis de Taescis, uns de Ragas y Juan de Segovia W. Ker, Konsens wn Reception tata sobre todo de Jann de Ragosn y do su exleilogs, que se constiyS con action del conc eit (coloindolanotuaiments junto a oes tedloges ean Ness de Cus y Esrighe Kaien). P. Ladae sobre Noclds Eymerich. Ex J. Helnrath, Das Busler Kona, cf. p. 358372 (eEvcharisie und kxevlogie Die Atseiginderctung mit en Massie») 408491 (aVIL. Der ‘Basler Konzlasmes'). Pare ef aspecto ge aq seta, intersan em parla Ia p A677 («Hace snc’ in Basel wa de “Tes vers) ‘30. E, Metter, Das Basler Konll Ux rnisok-athlscer Sick, 243; cf, id. oes euesones del rc0- osimiont dl concede Buea, p. 283-291. SI. CEA. Black, Monarch, 90-95. 2x Historia de lox comes ecuméieos totalmente equivocado Alberigo cuando ve en la Cogitanti un documento del «triunfalismo cconciliar»™ ‘Un escrito en tomo a los prineipios fundamentales que tiene un peso similar es la carta sinodal Ecclesiam suam del 19 de octubre de 1437. Al papa, se dice, no Te co- tresponde ninguna «soberanfa principesca», puesto que el concilio universal no es un ‘consejo consultivo, que pueda compararse con el consejo de cualquier otro principe. El ‘concilio es més bien un «conventus universalis ecclesiae catholicae>, que comprende todos los grupos de la Iglesia y que incluye también al papa como miembro de la Iglesia tmniversal Se advierte aqui la voz del conciliarismo clisico, que sin embargo sigue siendo perfectamente consciente de que el papa forma parte del concilio, si éste es el «conventus» fe la Talesia universal, En este sentido Basilea no es simplemente Ia radicalizacién de Constanza, como si el papa en linea de principio no perteneciese ya al concilio, En el desarrollo del ministerio papal tiene que excluirse solamente cl dominio arbitrario, ya {que el papa romano es «minister» y no edominuse de la Iglesia universal, como se lee fen la citada carta (MC TI, 1055). Sin dificultad se puede de todas formas reconocer que él coneilio, como «conventus» de este tipo, se niega a aceptar consejos que procedan de fuera, selescionando lo que es aceptable a nivel politico, Por tanto, no hay que extrafiase de que, con la convocstoria det concilio de Ferrara-Florencia, se agudizara el conflicto Y¥ de quc, empezado ya en la sesién XXXI y pasando a través de la carta sinodal Ur inser arias del 15 de marzo de 1438, se encaminara hacia la decision de principio de Ia sesiGn XXXIIL Aquf la figura conceptual que desemboca en la formulacion de las «tres veritates» asume estas connotaciones: existe solamente uns nica Tglesia como columna bésica y foca solida de la verdad; es posible salvaguardar Ia unidad de la Iglesia s6lo si sus miembros profesan la verdad catélica y creen con fe y constancia; tanto Constanza como Basilea declararon solemnemente In verdad de la autoridad de los concilios universales (y al menos en Constanza estaba reunida toda la Iglesia catélica); Basilea sigue con decisidn la doctrina de Constanza, De agu‘ es de donde dimanan las «tres veritates» de {a superioridad autoritativa del concilio, de la imposibilidad de ser disuelto y —sacando las consecuencias de esto— de Ia cafda en hetejfa de los que no aceptan estas dos verdades” Helmrath opina que la siguiente pregunta ha quedado sin respuesta hasta hoy: «Por {qué los padres de la Iglesia reunidos en Basilea juzgaron necesario elevas a dogma de fe €1 16 de mayo de 1439 las tres veritates», generalizando al mismo tiempo el Haec Ssancia, siel Haec sancta era ya reconocido como artfculo de fe» (Das Basler Konzil, 47). ‘Quizés se pueda responder a esta pregunta con Juan de Segovia, Para élen la expresion everitas catbolica» es importante el hecho de que una verdad no puede ser simplemente “inventada», sino que la Tglesia no hace ms que «trasmitir» a todos los fieles una doctrina ‘ontenida en Tas Escrturas y en la «revelatio publica», como doctrina de fe indispensable para la salvacién. Asf pues, «fides catholica» equivale a «revelacién trasmitidar, de cuya Importancia se hace consciente la Iglesia como sujeto universal de fa fe. En este sentido es correcta la observacién de Helmrath de que Juan de Segovia capt6 toda la noveded de lo que se ensedaba en Ta sesicn XXXII. Pero, viceversa, se podria decir también que segtin Segovia la Tglesia ensefié entonces de forma nueva y vineulante 50. G. Alverig, Chiesa comslare, 258, Parse ser que a J, Helms see esc el hecho de que este texto ot do ingertanci crcl rbién pars ml lnlerpreacigo de Bsn ef. J. Wablmsth, Versuidignns in der (Ruch, 139-102) Bn aela pce no pide referime todavia ie uterpreacion de. Albergo, Chiesa concilor, 27-260 BS. Ck. Wobleut, Vrsndgang in der Kirche, 130-153, 10% 3, i, 22928, lo que desde siemg Ja autoridad eclesi verdad puede ser f sido revelada; una porque ast Jo ha p se quiere saber la como verdad revek con Basilea: la inme Espiritu. La cite det tex bobservado anterior contexto original y ol papa en una «ve responsables polit ‘Si por una ve7 rncoger el concilio clara tendencia hac apelacidn a la rela lerancia, sino se Ik y en la revelacién, criticar y en procur coon et Espiritu” Precisamente f con una eclesiolog hacia Ta «ecclesia lciones. Pero Ba slirigia contra el ps Sin embargo, pued ‘volucioné mas en tun fenémeno tnic feran admitidos e 114 eclesiologfa hu bstante, tras el ta también algunos Segin E. Meut 35. Por exs err ibid foe sont seeped de as des Soda sobre Ie 88 ‘rage Interpret he en mia a ss sumaente ged ‘wie, de una vend Vvaindipang i der Ko 1S meni 36 Dan | leaporanco dela par 1 Ch, a bul ou gy iii ther Kose, 159. C6 SE, Mouton, D sto del «triunfalismo n peso similar es la . 82 dice, no le co- "universal no es un ier otro principe. El 1e>, que comprende jiemibro de la Iglesia, mbargo sigue siendo ste e3 €l «conventus Ta radicalizacién de ya al concilio. En el yminio arbitra ormas Feconocer que sjos que procedan de 10 hay que extrafiarse gudizara el conflicto carta sinodal Ut inter principio de la sesién de las «tres Veritates no columna basica y a Iglesia s6lo si sus anto Constanza como concilios universales ); Basilea sigue con as atres veritates» de disuelto y —sacando no aceptan estas dos esta hasta hoy: «{Por elevar a dogma de fe smo tiempo el Haec » (Das Basler Koncil, Para len la expresion uede ser simplemente Ios fieles una docitina na de fe indispensable n trasmitida», de cuya a fe Juan de Segovia capt6 , viceversa, se podrfa ma nueva y vinculante cap ot hecho do que ese nth, Vrsndigang in der ‘Altern, Chiese concitare, Conan y Bases ne lo que desde siempre formaba parte integrante de su fe. Pero en este caso la cuestiOn de lu autoridad eclesial se agudiza hasta llegar a convertise en un «cfrculo» potencial: una verdad puede ser proclamads en el concilio como definitivamente vinculante porque ha isd revelada; una verdad debe ser aceptada con humilde obediencia como verdad revelada porque asf lo ha proclamado el concilio con un carécter definitivamente vinculante. Si ‘quiere saber la razén de por qué un concilio puede proclamat tna «veritas catholica» como verdad revelada, hay que volver ala argumentacidn del Haec sancta y a su recepeién Basilea: la inmediatez de la relacién que tiene el concilio reunido con Cristo y con el itu La cita del texto decisive sacado del Haec sancta en ta sesién XXXIII, como he bvervado anteriormente, con unas cuantas pero significativas omisiones, 10 saca de su ccontexto original y trasforma la doctrina de Ia superioridad autortativa del concilio sobre cl papa en una «veritas catholica», sobre la que no caben ya discusiones libres entze tos responsables politicos, ni mucho menos puede darse una praxis papal disconforme™ Si por una vez se dejase abierta la cuestién de ta posibilidad por parte catslica de woger el concilio de Basilea més allé de la sesién XXV, se pondrfa de manifiesto una clara tendencia hacia una hermenéutica de I autoridad eclesidstico-conciliar que, con su spelacién a la relacién inmediata con el Espiritu puede desembocar también en Ia into- letancia, sino se Hega a comprobar que una nueva doctrina est contenida en las Eserituras y en la revelacién. En este punto Eugenio IV y sus toblogos no fueron los ditimos en ‘vticary en procurar deshacer la hermenéutica de Basilea, basada en la relaci6n inmedi wan el Espiritu’. Precisamente fue en el conflicto con fos busitas donde el concilio se las tuvo que vet com una eelesiologa pneumatica, que al mismo tiempo intentaba orientarse bfblicamente hacia la eecclesia primitivar y se presentaba de todas formas como critica de las insti- tuciones. Pero Basilea podia admitir esta critica de las instituciones, solamente si se ilivigfa contra el papado de Eugenio IV, pero no si se dirigia contra el mismo conclio. Sin embargo, puede decirse que la concepcién peumatolégica de la Iglesia y del concilio tvolucioné més en Basilea que en Constanza. Con esto guarta relacién probablemente «ui Fenémeno tinico en su género: que los representantes de una doctrina ya condenada fueran admitidos en Basilea y que encontraran audiencia, a pesar de algunas restricciones. {is eclesiologia husite, como ha demostrado Kriimer, no dejé de influir en Basilea. No ‘obsiante, tras el trato tan magnénimo que 8 les dio a los bohemios es natural que hubiera tambign algunos céleulos politicos coneretos, Segin E. Meuthen, «el conciliarismo no es ni mucho menos 0 ipso tolerante>™. Bow est esutura argumenstva se poode ver que la historia de Ia eksiolgin ta doctina dele Usb Te soteida cow ardor poe primers ver tmsndo ceo base ele dal colo inal. La goin de as decniones de Bases nests gue poe pare de Engeio IV ve expres wna notable erie ea frst de ineloiidas, Caando mis ade Leo, refiaose al ejemplo de Constanza y de Busia, maifes Ws dik sobre fz soseacia de err en Jos cons, se eneoat en buena compl (cf, H. Schnee, Cer- legungen aur Intarpestion, 312) “Ye on mis andisis ingsios del lenge del comenso pode indcar que el ierenle 6 la varias» oth suman Higado « Te compotencia de dessa del conc: aq la repetiin, por pare de un eouiio ‘Uhslen), do ema vended expresad ya por oo conto (Coetzza) ineta su consldacién (cf J. Wohlmoth, eral ung der Kirche, 19. ' meni se han beso observacions al testo, a pats de los tempos de Torqeemads, el gran telogo ‘nemporineo eu pst papal (f. B. Mesthen, Das Basler Kori in romickdatolchor Sigh, 291-293) V7. Cl i bla Fst pom dates dl 20 de abril de 1881, en MC TM, 1153-1191, donde se discus de marty signitictva cl problems herent fundamen; reve refereacia ew ule Veradngan (iver Kirche, 199, CE. Hsleth, Dar Baser Kewl, 20-26, HB, Menther, Das Basler Kol i rmische-athliscer Sih, 7. 230 Historie de lo concios coud ‘Tan sélo have algunos aiios se descubrié que el concilio, todavia en su titima fase, 1 8 de julio de 1446, hizo erigir una hoguera para quemar'a Nicolés de Bulsdorf, que al parecer era un pobre fandtico”. Por consiguiente, no se puede ignorar que las pretensiones autortativas conciliares, hicieron madurar, como un subproducto, aquella intolerancia que no s6lo se voles contra Eugenio IV, sino que se prolong6 desde el decreto contra los judios de la sesi6n IX hasta esta hoguera. Con todo ello, también sobre este problema se oyeron voces precavidas, Como describe H.-J. Sieben, Thomas Netter (Waldensis), entre los dos concilios, pro- lamé abiertamente que un concilio no debe atribuirse una Superioridad absoluta respecto a la Iglesia universal. Nicolds de Clémanges ensefié que un concilio no esté hecho solamente de santos, sino también de hombres con inclinaciones orientadas hacia la ‘carne, El mismo Juan de Segovia sabia algo de todo esto, cuando hablaba de la como feadmeno ecoveligico debris ser profiad erorment. Lat actual iteptetaiéa de Bsn afi con rangn gue el conciio no pedo separ (eungve (2 cue rvpetaria eh In edvea) mh sigue ura receplon seleciva de sus deisones, como suceié efecdvameste on Is ePragmiica sacie> de Rourges de 1438 9 con le eaepacdne de Magunca do 1439 (ct. E. Mexben, Das Basler Konall in rinchAahoieher Sick, 293.296) «Agoé se abe Usa ren comradicesén ete a4. ‘compresin ¥ read hss» (p. 2955) (También yo me atevt bablr de'un eersesen wantomos dl ‘once de Bases, poo v0 de nse sser santondicos [p. 205): "#. CE.E, Meatien, Konsens bet Nikoout vom Kues, 1-29 pari. espeto a fos que mo uy convieeiones. En 1 mal necesar convieciones: 1a teoldgica por la erancia lucha p syue ba indiferencia c ‘Como una her area que ta poldieas eomo en tituciones es sumame: scoeparrativor, 0 bie Hominio— entre la lidad de todos Una caracteristic ge lev asta 8 lal de Tox dos La lucha por ence fa tplesia hasta et pres Joxluci a nadie arena i, 2. FP. Mine fa en su tiltima fase, gs de Bulsdorf, que oritativas conciiares > sélo se voles contra de la sesi6n IX hasta on voces precavidas. 38 dos concilios, pro- dad absoluta respecto ncilio no esté hecho s orientadas hacia la blaba de la «curvitas» legarla a Tos propios el «corpus» conciliar ese alos participantes el peligro de que con supiera ya distinguir storia de la busqueda os atrevernos a hablar na sintesis entre una sintesis en la que la ceptable”. cilio de Basilea, sino maestro del consenso a parte papal, con su las fuerzas politicas, perfa luego sustraerse nganismos queria que nente en una situacién erdad incluye hoy el snoizaiéa del edvesaio, son 0 un gop considera doce la mdestin Coan, 1 Bales (excepto por siensan gus lev al tunfo Tondo a Is eapersin del oe cone do Is rege ro Ia exagerde acomacisn co debris cer profunicndo pu separ (aunque Lo cern seni efeedvameate a de 1439 (€.E. Meten, 0 conrdisin etre a0 sev tteee wana del Consanca y Bases 2st vexpeto a Jos que no pueden pensar ni actuar como yo y a la comunidad que comparte «ws eonvicciones. En el recuerdo de nuesira historia, que acept6 la hoguera al menos ‘no un mal necesario para responder ala exigencia dela verdad, actualmente el respeto » las convieciones ajenas, fruto de la ilustracién, tiene que constituir Ia base de toda lucha teol6gica por la verdad. ¥ agut tolerancia significa algo muy distinto de indiferencia. {a tolerancia lucha por una conviccién que se pueda compartir con los dems, mientras ‘que lv indiferencia considera superfiua esa lucha ‘Como una herencia de los conclios que hemos presentado se plantea evidentemente wa tarea que también hoy tenemos que afrontar de nuevo, tanto en las comunidades politicas como en Ia Iglesia universal y ecuménica. En este sentido es correcto decir que sVconeiliarismo no tiene que limitarse, ni en sus prop6sitos de reforma ni en su funda- vweutacién teGrica, a la relaciGn entre el papa y el concilio. Yendo mucho més alld del inbto interno de Ia Iglesia, se manifiesta hasta nuestros dias cémo en todas las cons- ttuciones es sumamente precario el equilibri entre el principio monérquicoy el principio corporativos, 0 bien —por decirlo con palabras que no recuerden tanto la Logica del ‘Jominio— entre la responsabilidad del individuo por el todo y st inclusién en la res- iwnsabilidad de todos precisamente para ese todo. La soluciOn no esti, sin embargo, en ‘lieninar uno de esos dos principios, como muy bien ha subrayado E. Meuthen: Una caracteristica trgica de la edad media tarda radica en el hecho de que aquelia épeca, ue levé hasta su evolucién més plens Ia idea del contenso, lle tambign a la contrapesicisn ‘label de los dos principios, ms bion que a su reconilacign La lucha por encontrar un equilibrio entre estos dos principios ha seguido sacudiendo a Ju Iglesia hasta el presente, E] fracaso hist6rico de Ia eclesiologia conciliar no deberia hoy ‘wlucira nadie a renunciar a aque! clemento consttucional que son los concilios universales* 18. bi 27 WCEP Maing. y A. Walf, I conti eumen:o Bibliografia 1. Fuentes Conciliorum Occumenicorum Deere. Edit Istituto pore seienae religiose, Bolonis "1973 (COD), Finke, H., Acta concilé Consianiensis (4 vols.), Mister 1896-1928, Haller, J. (ed), Concillum Basiiense. Studion und Quellen zur Geschichte des Concils von Basel (8 vols), Basel 1896-1936 (CB), uardt, H. von der (ed), Magnum occumenicum Consantiense concilium (6 vols), Frankfurt aipzig 1696-1700. Mereat, A. 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