Mogor Badán
In memoriam
Amor por la ciencia
y la naturaleza.
SANTIAGO BARCÓN
SILVIA LUZ ALVARADO
Hablar de Antonio Badán nos remite al
océano, una de sus pasiones; a Suiza,
su otra patria; a la agricultura orgáni-
ca, su gran respeto por la naturaleza
y al vino, su total entrega.
Antonio fue oceanógrafo, un
estudioso de las corrientes marinas,
información vital para entender los
fenómenos climatológicos y, en otras
aplicaciones, determinar dónde colo-
car las plataformas marinas en aguas profun-
das, una tarea compleja y de gran análisis que
pocos dominan.
Hijo de padres suizos, pero nacido en Méxi-
co, Badán fue un hombre ecléctico, en toda la
extensión de la palabra, y de aquellas personas
que nos gustaría encontrarnos a diario. Desgra-
ciadamente, Antonio falleció en noviembre pasa-
do a los 57 años, una pérdida invaluable en la
vida de Baja California.
El también doctor en Ciencias, miembro del Sis-
tema Nacional de Investigadores, autor de más de
50 artículos técnicos, estudioso del fenómeno de
El Niño, colaborador en determinar las corrientes en
el Golfo de México y participante activo en varias
sociedades, como la Oceanography Society, tam-
bién fue vitivinicultor.
En su rancho, El Mogor, introdujo la uva
chasselas, cepa que se cultiva en Suiza, Portu-
gal, Francia y Nueva Zelanda y se debate si es
de origen egipcio (llevada a Europa hace unos
5,000 años) o si es nativa de Suiza. En el país de
los cantones se utiliza para elaborar vino blanco,
típicamente seco y afrutado, que marida a la per-
fección con la raclette o con el fondue.
Badán, como un gran impulsor del vino
mexicano, lo fue también de la agricultura orgá-
nica por su respeto absoluto al medio ambiente.
De ahí que el doctor siguiera procesos naturales
en la elaboración de sus caldos, partiendo de un
cultivo libre de insecticidas o abonos artificiales.
Y en lugar de hacer un panegírico, qué mejor
homenaje que degustar de su vino Mogor Badán
05, el cual disfruté en un restaurante que creo se
convertirá en un clásico en la zona de Polanco, en
la Ciudad de México: La Glouttonerie. Inició hace
un año en Campos Eliseos en un local minúsculo
y se mudaron, en la misma calle, a menos de
50 metros, a un lugar agradable y decorado con
excelente gusto. La comida goza de creatividad
y sabores delicados, el servicio es esmerado sin
apabullar y, para cerrar con broche de oro, una
cava amplia y con vinos pocos comunes, como
el español Aalto. La sección de vinos mexicanos
es amplia e inteligente, de la que seleccioné la
creación de Antonio Badán.
El vino fue elaborado con las variedades Mogor Badán
de uva Cabernet Sauvignon, Merlot y Cabernet UVAS: Cabernet Sauvignon,
Franc –lo que lo catalogaría como un vino típico Cabernet Franc, Merlot
de Burdeos–; un caldo con mucha personalidad COSECHA: 2005
que presenta un color granate claro. En nariz es CRIANZA: 12 meses en
elegante, con aromas a cereza negra, ciruela ma- barrica de roble francés.
dura, regaliz y pimienta blanca. En boca es de AÑEJAMIENTO: 5 a 10 años
ataque franco, con un final persistente; los tani-
nos son agradables y con una astringencia me-
dia que crece sin apabullar. Es un vino que puede
conservarse por varios años, con una guarda
adecuada, y que se beneficia de un descorche
previo. En resumen, un vino del que Antonio
Badán puede sentirse orgulloso. Pero no tanto
como nosotros lo estamos de haber contado con
un mexicano de su calibre. •
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