LA HUMILDAD
Es la humildad una virtud tan amable que, al ver Jess nada ms que su deseo
en el alma, vuela a ella con todas sus gracias. Esfurzate por lo tanto en
encender en tu corazn un gran deseo de humildad.
La segunda es que la voluntad acepte, ratifique y ame ese juicio. El alma en tal
caso se complace en verse tan ruin y tan infinitamente miserable ante Dios. Se
alegra de que la Infinita Bondad tenga ocasin de colmar con sus misericordias
el abismo de sus miserias; y sta es la humildad de voluntad.
La tercera y ltima condicin es que el alma desee tratarse y ser tratada por los
dems conforme al conocimiento que de s misma tiene. Como ella no es nada
ni tiene nada de suyo, no se cree digna de ningn aprecio; no exige de nadie
miramiento alguno, ni muestra de respeto o consideracin. Siempre se juzga
mejor tratada de lo que merece. Cuando le dan muestras de estimacin o de
afecto, las acepta con sencillez, no ya para s, sino para Jess, a quien honran y
aman en ella. Esta es la humildad de obra.
Debemos pedir siempre luz para conocernos tal cual somos, fuerza para amar
esta abyeccin y valor para dejarnos tratar conforme a nuestros mritos. Cuanto
ms se conoce el alma, ms se desprecia y se abate; y cuanto ms se abate, ms
la levanta Dios hacia S.
Oh, Jess, quiero vivir en la humildad. Nada soy, nada tengo, nada puedo: slo
mis pecados son cosa ma. Soy el pobre leproso cubierto de las lceras del
orgullo. T puede curarme.
P. Jos Schrijvers