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Estos el vaso, aquélla os la mesa, porque todo se subordina a lo absolute. Lo bueno nunca empieza. EI bien es una instalaclén. Es fo que se Inaugura, pero que siempre ha existido. Hoy em- plezo de wuelta lo que desde siempre ceguramente fue. Por- que ni siqulera Interesa el pasado, sino este presente donde Irrumpe mi visién de la totalidad de Io absoluto. Podria Inten- tar malamente esto y decir “necesito relterar lo absolut Puedo' anticlparme demasiado y apresurar el julclo y decir, ahora sf voy a empezar todo. Pero no es necesarlo, y sl 10 hago es porque ya he perdido lo absoluto entra las manos. Aqui aparece el misterio de la creaclén en su totalldad que siempre asoma detrés de la negaclén. Detrés de la ausancia de la creacién, como de la ausencia de la historia, de la ausen- cla del tiempo, reaparece la verdad como algo tenso y flo- tante aunque lo sostenga por un simple acto de fe. Aunque 80 ‘trate sélo de rebolear la bandera. La cuestién esta en recobrar lo que decia Huarachi, reco- brar la continuldad de un Quiroga, o de rebolear bandera, © mejor dicho, la puesta en marcha en ese sentido. Porque en vez de rebolear la bandera se trata de movillzar un pais para recobrar la ética, que es un poco la revelada, en ese punto donde ni siqulera es ética, pero es todo lo humano, Porque es la Integracién del hombre, su totalidad pensante, slempre interpretando simboios como Huarach! una vez supe- rada toda la negacién, y una vez recuperada toda la posibi- lidad de ser. 100 EPILOGO EN NOMBRE DE QUE SACRIFICARSE EI Martin Flerro, ya 10 dijimos, se ublca precisamente en una época en que en Argentina se da una transicién. Se ter- mina una época de mestizaje para iniclar otra de total euro- pelzaclén del pais. La Organizacién Nacional se encarga de desterrar de nuestra campifia al gaucho, y entonces es natural ‘que el Martin Fierro encierre en gran medida eso que era pro- plo de nuestra comunidad. ‘Se puede pensar que en el Martin Fierro no hay una filo- sofla, Pero si asi lo hacemos es porque nos apegamos en este campo demasiado a los modelos europeos. Y estamos seguros que el Martin Fierro tiene filosofia, 0, mejor, que su filosofia entronca con lo que hasta aqul hemos dicho. Se trata entonces de rastrear en el Martin Flerro algo ast como un pensar, 0 pesat, de la existencla, a los efectos de que, una vez que hayamos establecido el horizonte de pen- samiento 0 el horlzonte simbélico en el que se desplaza el mismo, poder ubloar un pensamiento, y ver recién a partir de ahi en qué queda nuestra propuesta de la negacién. Empecemos por analizar entonces ei sentido del canto det Martin. Flerro. El canto tiene en el Martin Flerro una dimensién simbéllca Inusitada. En el texto se Invoca, antes de cantar, a los santos del clelo y a Dios. Ademas muchos cantores, se dice, no 101 Hegaron af canto porque “se cansaron en partidas", lo cual Indica, que para cantar es necesarlo une especie de catar- sis. El canto también esta ligado a la vida humana, porque je nace cantando y se muere cantando, y slempre el canto esté disponible para hacer “tiritar los pastos”. Incluso ta Indole del canto se asocia frecuentemente al manantlal y, en general, a la fluldez y a la urgencla del cantar. “Yo no soy cantor letrado / mas si me pongo a cantar / no tengo cuando acabar / y me envejezco cantando: / las co- plas me van brotando / como agua de manantlal”. Por otra parte es curloso que a través de todo el pooma no aparezoa el oyente, aquel para quien se canta. 2Qué signl- fica entonces el canto en el Martin Flerro? Para entender esto @8 preciso distingulr en of poema tres vectores de interpretacién. Uno es la del poema en sl, como objeto dado delante de uno, que se compra en forma de libro en ta librerla 0 en los quloscos. Otro es ef del autor al cual todos achacan las cosas puestas en ol pooma. Pero hay un tercero del cual nadie hablé sino muy superficial- mente, y es el gauchaje que lo solla comprar junto con la yerba y el tabaco en las pulperias. Esta es una tercera di- mensién no tomada en cuenta por nuestra critica. Entrar en 61 @s encontrar recién la verdadera dimension de! poema, su valor total, porque s! el gauchaje no hublese hecho suyo al poema, nadie se acordaria hoy ni del Martin Flerro, nl de José Hernandez. Si esto no lo sablamos antes es por Ia falsa orlentaclén de nuestra critica Iiterarla que se ocupa de hom- bres y libros y no de la masa de loctores. Es un defecto del pals que también se da en la politica. Sabemos de manifies- tos y de figuras politicas, pero no del hombre que sufre la politica, como que no sabemos de nuestro pueblo. Por eso, si algulen dijera que Hernéndez utlliza el témino cantar porque eso era lo que hacia el gaucho, le diria que mente. Es la trampa de nuestra critica liberal. En ella In- curre Tiscomia cuando recuerda a Sarmiento y dice que la misién del gaucho cantor “es narrar y comentar Ingenlosa- mente, Improvisando en verso, temas tradicionales © del mo- mento", supontendo que ahi termina ta explicacién. 102 Pero si ef gauchaje asimllé la idea del canto en ef Martin Fierro, el problema del canto ya no es algo que se expone fen el poema, sino se traslada a la nacionalidad. La naciona- lidad recurre al canto y no ya & José Hernéndez. El poema no es sélo el de un Martin Fierro que pretende “narrar Inge- nlosamente", ni tampoco es un panfieto dirigido @ un mintstro. Poco o nada Interesa ya José Heméndez o el ilbro, sino que Interesa lo que el pueblo creyé entender en el pooma. Por eso Interesa saber zpor qué cantaba el gaucho? Més adn, por qué, en general, canta el pueblo? EI canto en el Martin Flerro no es entonces un canto que dice o informa. SI blen se Informa que se qulere narrar una “historia”, ésta es relativamente pequefia sl se la compara con otro tema central que se anuda relteradamente en toro a la Idea de una “pona estrotdinarla". Se reltera a cada ins- tante la Imposfbllidad y la frustraclon de vivir, sin saber en realidad qué es lo que so frustra y qué es lo que Martin Fierro hha perdido. Porque Ia historia que se relata en los cantos Iy Ill no basta. La buena vida del gaucho antes de ser perse- guido pareclera més blen ser un estereotipo concretado en un paraiso perdido que no es tal, nl nunca existié. ‘Ademés, 01 tema de la autorldad como causante de las desgracias del gaucho resulta demasiado floja como para jus- tficar la asimilacién casi mitica del poema, por el simple he- cho de que todas las referencias al mal contenidas en el poe- ma, rebasan los perjulclos que causa la autorldad. “Viene el hombre clego al mundo, / cuartidndolo 1a espe- ranza, / y a poco andar ya lo alcanzan / las penas a empu- Jones; / ila pucha, que trae llciones / el tlempo con sus mu danzas!” ‘Se diria entonces que la autoridad fuera apenas el ejecutor de un mal congénito al hecho de vivir, que Implde superar et horizonte de fatellsmo que se cierne sobre la existencia, La Impresién que el lector se lleva del pooma no es una lamen- taclén por lo que le ocurre a Martin Flerro, sino ta persisten- cia de una “pena estfordinarla” que llega por momentos al paroxismo. ES que el canto y esa “pena” estén vinculados? 103 Por este lado perdemos el horizonte folklérico dentro del cual el poema ha sido analizado, para entrar en otro donde nos asomamos a la grandeza de su contenido, o mejor dicho 10 que el gauchaje deblé absorber del mismo. ; Ante todo el canto esté utilizado en el poema en oposicion al mero decir. Una cosa es cantar, y otra decir. Decir es co- locar una frase afuera de uno mismo para que otros a escu- chen. Si digo “es un hermoso dia” estoy informando algo. No es lo mismo que cantar sino que es menos. Porque cuando sélo digo “hoy es un dia hermoso”, gexpreso acaso todo lo que tengo que decir, 0 slo una parte? £1 mundo gonsiste realmente, en un momento dado, nada més que en “un hermoso dia"? Evidentemente, no. ‘El mundo consiste fen muchas més cosas que en eso. En clerto modo decimos algo para simpliflcar las cosas, para hacer notar que el mundo es facil. -Pero he aqui que he dicho el “dia es hermoso” sim- Plemente porque qulse olvidarme de algo muy desagradable. © al contrarlo, puede haber algo més hermoso que el dia, Pero sélo alcanzo a confirmar ia belleza del dia, porque no tengo palabras para expresar toda la belleza. Entonces, cuando digo algo io expreso como por una ren- dija, y atrés queda todo lo que ademés habria que decir y no alcanzo a expresar. Pero esto mismo, no so expresaré con el canto? Detrés de lo que digo puede haber algo asi como lun io, un torrente 0 un océano, y esto iltimo sélo lo expresa e! canto. Es lo que pasa con el Martin Flerro. Por eso ut liza 61 término “cantar” y no “decir”. La diferencia entre el decir y el cantar estriba en que se dice algo para que se escuche 0 se vea, y esto 6s demasiado chico para todo lo que el canto puede expresar. Lo que el canto expresa, desde el punto de vista popular, ha de ser tan grande que, cuando uno deja de cantar, tlene que rom- Per la guitarra como hace el cantor, @ irse a las tolderias. 4Y qué significado tlene esto? Lo que en realidad so relata al final de la primiera parte del poema con la Ida de Martin Flerra a las tolderias, no es una fuga, sino més blen un sul- cldio. Martin Flerro en realldad muere; porque muere su canto junto con su guitarra. Y, si romper la guitarra es sul- 104 cidio, canto y existencla son lo mismo, o mejor, estén mucho mas fundidos que el decir y ta exisiencla. SI digo “dame el Martilio”, estoy usando el martilio para vivir, pero si canto én el sentido de Martin Fierro, no uso nada, sino que exhib toda mi existencla, al desnudo, én el plano de la “pena estror. dinarla”. Ei canto expresa toda la verdad del existir. Tratemos ahora de ver en qué consiste esa verdad del existir que se expresa en un canto como el que Invoca el poema. En la segunda parte del poema asistimos a la payada entra Martin Flerro y el Moreno. Es curloso que la pregunta ge Mratin Fierro giro precisamente en tomo al canto del elelo, de la tierra, de! mar y de la noche. 2Es que el mundo tam. bién tiene canto? EI Moreno en sus respuestas hace noter que ese canto del mundo se enreda con la pena, porque en casl todos los casos se refiere a un llanto. El canto adqulere entonces una dimensién inusitada. En primer término, expresa {a verdad desnuda de la existencla, lo que es propio de ella, y en segundo término se vincula al sentido del mundo. En hinguno de los dos casos llegamos a saber conoretamente qué dice el canto, ni el poema nos dice qué canta realmente Martin Fierro, nl sabemos realmente qué es “el canto del mundo”. El canto esta diciendo una palabra, que no es palabra co- man sino algo as{ como la gran palabra, esa que encierra el sentido de lo existente, que tiene un aspecto relativamento comprensible como lo es la “pena estrordinarla", la “histo ria” del personaje, las vielsitudes que sufre, pero que tiene Siro aspecto que no es comprensible, pero que se puede extender, por su caracter misterioso, al mundo, como ‘en la Payada con el Moreno, y, lo que es importante, tlene a su vez que ser cantado realmente y con misica. Quizé encontremos una explicacién a todo esto en un texto Indigena de origen maya-quiché, el Popol-Vuh. Cuando se reflere a la creacién relata que ‘solamente habia inmovilidad y silencio en la noche". Y agrega: “Liegé aqu! entonces la Palabra, vinieron los dioses en ia oscuridad, en la noche y hablaron entro si". Palabra y hablar son usados aqu! en. lo misma dlmensién, aunque en un sentido religloso, como el 105 canto del Martin Flerfo. Cuenta el texto més adelante que fos doses destruyeron cuatro humanidades porque los hom- bres, que eran Impertectes, no hablaban con ellos, Sdlo ef quinto hombre, hecho de maiz hablaba recién con ellos de tal modo que llega a decir: “Vemos Io grande y lo pequerio en el cielo y en la tierra”. Et quinto hombre tenia Ja palabra, pero como eso no debia ser, los diosea le velan {0s ojos, para que viera sélo 10 que esti cerca y para que sélo esto fuera claro pare $1. ‘Ahora bien, he aqui el sentido simbélice del Martin Flerro. Ver de cerca es lo mismo que decir, y verio todo ea la mismo yue cantar. Detris de la oposicién existe a suprema abstrac- clén que da santida al existir en general. Decir no més, (0 10 que es lo mismo, ver de cerca, e3 lo contrarlo de can- tar que es todo lo otro, porque el canto se reflere a 10 que No se puede ver ya, pero que exlge recobras toda Ia vista, ¥ todo el canto para ver toda la verdad. Es ver ef canto del clelo, de la tlerra, del mar y, ademés, el verdadero sentida de la “pena estrordinaria® que quiere cantar Martin Flerto. Es Intentar expresar lo que no tiene fenguaje ain, ya soa porque no lo crearon los hombres, o porque el pals no lo ha fprindado, © porque es tan noble y tan tremenda esa verdad que més’ vala romper te guitarra © irse a las tolderias. SI entre el canto y el habla de los dloses tublera una re- tacion, cabe preguntar ‘qué pasa con {a creaciin a que spurtan estos itimes. £1 verbo dlvino termina en la crea- clén, Y sl el canto es fo misma que e vetbo divino nuestro problema se agrava. Es lo que denuncla ef Martin Fiera. iSer& que nosotros sentimos el canto pero tenemos mucho miedo de dar curso a {a creacién? 2Es que el Martin Flerro expresa la gran paradoja de 10 atgentino? Como si dijera que todos, desde los gobernantes hasta questta vida privadia, rompemos la gultarra constante- mente porque tenemos ol canto de toda nuestra verdad pero no logramos crear el mundo con ella? ¢Seré por eso que ‘en {0 cotidiano decimos “que m'lmporta’, “para qué” 0 “no vale la pena” y cuando pensamos en grande y examinamos Qué pasé con nuestro pals lo vemos coma un largo sllencio 106 mantenkio a través de 150 afios sin canto y en un mero ecit? 2Seré que nuestro pals no pudo decir su canto, aun- que Io tiene, de tal modo que cuando en fo cultural o en lo politico quisimos asumir nuestra verdad nos dio vergienza, a no ser que recurrléramos a Ia misma agresién que nece- sita Mattin Flerro en los primeros versos del poerna para jus- tificar su canto?™Pensemos en unos pocos ejemplos: Irigoyen, el peronismo, nuestra habla cotidiana, el pueblo en general © nuestra vida misma de todos los dias, nuestra situacién actual, nunca lagran decir toda la verdad y slempre son re- chazados. Slempre, junto al exces de verdad, ta imposibl- iidad de concretar el canto. Por eso se explica ta segunda parte, El pueblo no quiere callar y le exige a José Heréndex ta asl tlamada “Vuelta de Martin Flerro”. 4Por qué? Pues porque Hernénder hable dado por muerlo a Martin Flerro, y el pueblo necesitaba que ‘su héroe volviera del tnflesno para hacer 10 que hacen los hérogs clvilizadores, 0 sea ordenar y crear el mundo. Pero he aqui que Hernandez escribe f@ Segunda parte, pero no cumple con el deseo det pusbio. SI bien lo hace retornar, ef Martin Flerro de la segunda parta na crea el mundo sino qui to tolera, Aqui se separa lo que el pueblo plensa y lo que plensa José Hernandez. José Heméndez, a partir de la segunda parte, va un poco a la zaga del pooma, se queda atrés de lo que el pueblo te ‘exige, igual que nosotros. Nosotros, como clase dirigente, nos quedamos atrés da la propuesta del pueblo. En este punto cabe pensar que le paradoja afgentina no es ta del pueblo ‘sino Ja nuestra. El nuestro es un problema de direcclén. Por este lade Martin Fiero tomado desde el punto de vista del pueblo constituye una denuncla adn no satisfecha. Y esto @s natural, el pueblo sabe siempre qué pasa con fa Argen- tina, en cambio nosotros, no. Por eso también no queda ia totalidad de la segunda parte sino sus tems, aquéllos que ol puebla crea recuperables, me- jor dicho, 10 que realmente tlene sentido para la vida cotl- diana. Quede la morai del viejo Vizcscha y el tema de la Persecuclén. Con respecto a lo primers se trata al parecer 107 de una moral utilitaria y funcional, que. llega a ser tal porque tolera un estado de cosas que es més fuerte que el pueblo mismo. Pero eso es bio el folkiore de la moral, 1a caida al suplo (la deflacién) de un Ideal que en el fondo flota concretarse a través do todo ef poema, En realidad Martin Fierro se sacrifica pero no sabemos en nombre de qué. No nos dice en Gué consiste fa redencién argentine, Por eso @ significativo al final del poema la dispersion de los perso- najee a los cuatro vientos. Es que se dispersan para no giversar su fuerza moral que slenten en toda su profundidad. Coma. si dijeran, ese pais que nos dan, todavia no es e} nues- tro. Obran como por la negacién. SI con la organizacion na- clonal se quiso imprimir al pais una légica blanca, en la cual se procuraba montar un mundo visible y concreto, el pueblo elige una Idgica negra, segin la cual da preferencla a Ia pena antes que a las cosas. Como si pata él vallera mas ef hombre que su comerclo. Por eso optan por seguir perseguidos. Se dlspersan como si huyeran, para que no los encuentfen los perseguidores. Y es que el Martin Fierro so da en el fimite en donde no fogra- mos ser totalmente argentinos, donde lo argentino se explica por ia fuga y fa dispersion, © ea por fa frustracion. Lo gentino © una entidad en fuga porque siempre hay perse- evcién. Y el perseguider no tlegé @ ver toda la verdad que hay en el simple hecho de vivir, Es la razn de ser de todos las petseguidores. Desde Sarmiento se persique para des- trulr Ia significacion que tlene el perseguldo. Se persigue porque no se quiere ser, porque se huye de la autenticldad. Porque en un mundo sin persecucién se veria la verdadera cara del perseguido que no es otra que la del mendigo. Y para evitar esto conviene que no se detenga, que se dis- perse a log cuatro vientos, porque si se detuvlera asomaria toda 1a indigencla on que radica lo argentino, por la misma razén de que sélo vivir ya es Indigencla y porque una au- tentlcidad cultural no puede darse sino con Ia Indlgencla hu- mana en general. Ser realmente una nacionalidad ha de pare- er set una gran indigencis, aunque es lo que supleron asumir las grandes naclonalidades en el mundo, pero es 10 que que- 108 | | | remos evitar. Por e50 s@ monté una nacionalidad a la In- versa, en nombre de {a clvilizacién contra {a berbarle. Por 280 no heredamos una nacionalidad sino una empresa mon- tada gobre la base del hombre sin ideales. Y he aqui el sentido actual del Martin Flerro. Nos ad- vierte que la barbarle se encubre y que no se resuelve. Que ‘es preferible dispersarnos a los cuatro vientos porque toda- via nos persiguen, Pero no sdlo el Martin Flerto sino el mundo actual sigue ante la misma propuesta: alin Hoy, en donde sea, se nos propone lo mismo: por una parte, romper la guftarra e imos a la tolderfa y suprimir el canto, 0 por Ja otra, obligarnos a decir civilizacién y libertad, pero como queria Sarmiento, sin canto. Claro esté que ni una cosa ni Ia otra puede ser. 2Es que falta esa incitaclin @ {a creaclin que yace on el fonda dal Martin IFerro? Ver lejos y crear el mundo al fin, vencer las ftustraclones en las cuales nos embarcaron siempre, y decir al fin, asi somos, pero sin tapujos. Es probable que enton- ces asome el mendigo. Pero aflrmar que somos mendigos y partir de ahi, ya es una forma de crear el mundo. Es lo que estamos viviendo al fin.

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