Est dem ostrado que si querem os saber verdaderam ente alguna cosa,
es preciso que abandonem os el cuerpo, y que el alm a sola exam ine los
objetos que quiere conocer. Slo entonces gozam os de la sabidura,
de que nos m ostram os tan celosos; es decir, despus de la m uerte, y
no durante la vida. La razn m ism a lo dicta : porque si es im posible
conocer nada en su pureza m ientras vivim os con el cuerpo, es preciso
que suceda una de estas dos cosas: o que no se conozca nunaca la
verdad, o que se conozca despus de la m uerte, porque entonces el
alm a, libre de esta carga, se pertenecer a s m ism a; pero m ientras
estem os en esta vida no nos aproxim arem os a la verdad sino en razn
de nuestro alejam iento del cuerpo, renunciando a todo comercio con
l y cediendo slo a la necesidad.
La inmortalidad del alma platnica constituy una novedad filosfica en su
poca. Una doctrina extraa a los griegos proviniente del orfismo y el
pitagorismo y que va a permitirle al autor establecer la posibilidad de que los
hombres conozcan lo verdaderamente real, las ideas, escapando as de lo
puramente fenomnico.
Esta divisin tripartita le permite al filsofo, por una parte, dar cuenta de ciertas
tentencias e instintos humanos y, por otra parte, jerarquizar a la sociedad en
distintas clases sociales segn la naturaleza propia de cada quin, que viene
determinada por el mayor peso o predominio de un tipo de alma u otro.