Las diferencias en los roles de gnero y los comportamientos culturales esperados
para cada uno de los sexos han servido en muchas ocasiones para justificar sistemas de explotacin y discriminacin en todos los campos de las relaciones humanas. La mujer, en particular, ha sido vctima de este mecanismo discriminatorio que se perpeta todava en muchos lugares del mundo. Igualmente el hombre ha sido empobrecido por la cultura del machismo, puesto que se le ha negado la posibilidad de expresar plenamente su afectividad, condenndolo a una sexualidad sesgada y represiva. La educacin sexual debe basarse en el reconocimiento de las diferencias genricas entre hombres y mujeres enmarcadas en la diversidad afectiva y cultural. No puede prestarse la nueva educacin sexual para seguir perpetuando el dominio de un sexo sobre el otro, la subestimacin y desvalorizacin de actividades, expectativas o sentimientos basados en el gnero, o para la discriminacin e inequidad de los individuos con base en su sexo. En nuestro entorno, afectado por un sinnmero de prejuicios y conductas sexistas y discriminatorias, tiene mucha importancia la percepcin que tienen los padres y educadores sobre los roles sexuales. Si los adultos tratan de modo diferente a nios y nias o promueven experiencias educativas slo en base al gnero sin tener en cuenta sus cualidades y potencialidades, incidirn en las percepciones que los pequeos tengan en el futuro sobre su propia sexualidad y la de los dems. A veces, la escuela no slo se limita a transmitir patrones y roles sexuales tradicionales, sino que magnifica tales diferencias actuando como un poderoso agente conservador y perpetuador de los roles de gnero inequitativos e inmodificables. La fuente ms enriquecedora para la construccin de un sano desarrollo y una slida autoestima nacen de la aceptacin incondicional de nuestras potencialidades, independientemente del sexo. El hecho que se nos acepte como somos, diferentes de otros, respetndonos en las diferencias, ofrece oportunidades de reconocimiento que superan las presiones socioculturales. Esta diversidad enriquece la convivencia y las relaciones entre unos y otras.