Es un sntoma ser incapaz de decir que no. Tambin la necesidad de agradar a los dems y
de evitar el conflicto, que es inconsciente, incontrolable, compulsiva.
Quienes se desviven por ayudar son fciles de querer y algunos tericos de la terapia familiar
como Virginia Satir, afirman que se trata de personalidades complacientes (ella les llama
aplacadores) que aprenden desde nios a agradar a los otros, a no dar problemas, a esconder
sus sentimientos y sus deseos: porque saben que as tendrn garantizado el amor de sus
padres o por lo menos evitarn las conductas atemorizantes de un padre o una madre
enojados. Aprenden que si son considerados y cuidan de los dems, estarn seguros y quiz
hasta se sentirn queridos.
Rescatar, cuidar, ofrecer ayuda aunque no se la pidan, estar disponible, ser generoso con
todos menos con l mismo. Todo con tal de que lo amen, todo para evitar las peleas, los
desacuerdos o la violencia. Todo para evitar el horror de verse a s mismo como alguien que
debera tener la capacidad de enojarse y hasta de alejarse de la gente que ama si la relacin
es enloquecedora.
Quiz habra que preguntarse que estara haciendo esa persona si ya no tuviera que
preocuparse por su hija, marido, hermano o amigo. Qu hara con su vida, qu decisiones
dejara de aplazar, cunto vaco sentira sin tener de quien cuidar o a quien tranquilizar.
Los complacientes quieren hacer felices a quienes los rodean y dejarn de vivir su vida con tal
de lograrlo. Son amigables, quieren ser tiles, dan y luego dan ms, a veces ms all de lo
sensato, porque al darse a los dems olvidan sus necesidades, negadas desde hace mucho
tiempo. Han perdido la fe en su capacidad natural para hacerse amar, se han abandonado y
han perdido el amor propio. Estn convencidos de que el amor que reciben jams ser
incondicional y creen que siempre hay un precio que pagar; piden perdn aunque no sean
culpables; dicen s porque el no les parece peligrossimo.
La pregunta que hay que hacerse es si al intentar hacer felices a los dems, se siente dolor o
negacin del yo. Reconocer las propias necesidades, pensar ms en s mismo y en lo que
siente, meditar bien antes de decir que s cuando en realidad quiere decir que no, puede ser el
principio para la rehabilitacin de quien solo sabe relacionarse con los dems
complacindolos. Frente al cambio de lugar y hasta de identidad del complaciente, muchos se
resentirn. Lstima.