Nos dirigimos a usted ya que tenemos una gran preocupación. Hoy,
como estudiantes de Pedagogía General Básica y Formación Pedagógica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, tenemos la necesidad de manifestar nuestra opinión frente a la medida ministerial anunciada el pasado martes 10 de agosto, en relación a los futuros estudiantes de carreras del área educacional.
Conscientes de la mala calidad docente de nuestro país, consideramos
que la medida antes mencionada no toma el problema de fondo que, a nuestro juicio, es la mala formación que hoy se está dando en las distintas facultades que imparten Pedagogía en nuestro país. Actualmente sólo el 4% de las carreras de Pedagogía es rechazada por el Sistema de Acreditación. Aún así, un alto porcentaje de egresados de estas carreras no cuenta con habilidades mínimas necesarias para ejercer la docencia. De esta forma, estamos introduciendo más personas a un sistema que no funciona y estamos prometiendo una mejora en la calidad de la Educación, cuando en realidad los futuros pedagogos se encontrarán de igual forma con bajas tasas de retorno laboral y malas condiciones de trabajo.
Por otro lado, no estamos de acuerdo que con recursos estatales se
financie la educación de quienes sí pueden costearla. Sabemos que en esto se considera el costo-oportunidad que conlleva optar por otras carreras, pero comprendiendo que los puntajes sobre 600 puntos en la Prueba de Selección Universitaria recaen, en su mayoría, en los quintiles más altos; estamos marginando a muchos jóvenes que no pueden pagar sus estudios y que sí quieren, por vocación, prepararse para enseñar en el sistema educativo. No podemos determinar, únicamente con la PSU, quienes son buenos estudiantes y no considerar a muchos jóvenes que de verdad quieren realizar un cambio social, se esforzaron por tener buenas notas en Enseñanza Media, pero no contaron con la oportunidad de preparar como otros el examen de acceso a la Educación Superior.
Consideramos pertinente que se tomen ciertas medidas en cuanto a la
resolución. Requerimos con urgencia que se considere el problema de fondo, que, como se mencionó anteriormente, es la calidad de los establecimientos que forman docentes. Creemos que deben mejorarse las mallas curriculares y cerrarse aquellos establecimientos que hoy no están capacitados para formar los profesionales que Chile necesita urgentemente en materia educacional. Además, nos gustaría que se considere la incorporación de otros elementos, como es el ranking dentro de los colegios, para abrir la alternativa a más personas dentro del país y de todos los sectores socioeconómicos. No queremos compañeros que estudien sólo porque la carrera es gratis o porque es lo que queda por estudiar, sino verdadera consciencia de la relevancia de la labor docente en el desarrollo social. Por último, pedimos que se explicite la normativa que rige a esta medida.
Creemos profundamente en una Educación justa para todos y, a nuestro
juicio, esta medida margina distintos factores cruciales dentro de esta meta.
Esperando que nuestra carta tenga una pronta acogida, le saluda
atentamente,
Valentina Latorre R. Presidenta Centro de Estudiantes Pedagogía General Básica Pontificia Universidad Católica de Chile