Esto significa que ocupándonos del ser humano, ésta se refiere a la capacidad
que tiene éste de recuperarse después de una crisis.
Cuando vivimos situaciones tales como un duelo, una enfermedad, una crisis económica,
un problema fuerte de cualquier tipo, normalmente tenemos un periodo de angustia,
tristeza, depresión, enojo, o del estilo. A muchos nos cuesta más trabajo que a otros el
poder cambiar de enfoque y empezar a mirar hacia delante, dejando el problema o la
situación a un lado y pudiendo salir de ella. Sin embargo también existen personas que no
lo logran y se siguen consumiendo en el problema, causándose deterioro en su salud y en
sus relaciones.
Uno de los recursos más importantes para poder manejar una experiencia negativa fuerte
es la fortaleza que implica una actitud sana que sepa admitir la verdad tal y como es,
aceptando nuestra responsabilidad (habilidad de respuesta) y sabiendo perdonar y
perdonarnos, ya que podemos vivir sin el amor del otro pero nunca sin el amor a nosotros
mismos.
Algo necesario para poder resurgir es el saber que hay algo o Alguien más grande que yo
en alguna parte y que por lo tanto no estoy solo, pues pertenezco a algo más allá de mí.
Esto es lo que evoca la esperanza y la fe y que irremediablemente nos acercan al amor. Es
la parte espiritual que en cualquier caso de resiliencia está presente. No puede haber
resiliencia sin espiritualidad aunque no hay que confundir la espiritualidad con la
religiosidad. La religiosidad es una forma que muchas personas practican para manejar su
espiritualidad. Es sólo un camino, a diferencia de la espiritualidad, que es inherente al ser
humano y de donde se deriva la necesidad que tenemos de trascender a través de lo que
hagamos en esta vida. Grandes ejemplos de resiliencia son las personas con capacidades
diferentes que han logrado sobresalir en diferentes campos como lo es en el deporte, en la
ciencia, etc.
El poder de resiliencia es una gran ayuda para vivir en familia, que es donde nos
movemos, enjuiciamos con mucha facilidad y nuestros sentimientos están más a flor de
piel. Una buena comunicación hablando en primera persona, sin enjuiciar y teniendo la
capacidad de escuchar y generar empatía con los miembros de nuestra familia, hará que
los conflictos sean cada vez menores y estos, cuando surjan, los consideremos como
oportunidades para conocernos y ayudarnos unos a otros a salir adelante. Una familia con
la capacidad de resiliencia será una familia que nutre y que perdurará para siempre entre
sus miembros y su descendencia.
En cuanto las relaciones interpersonales, entre más diferentes seamos de los otros hay
más posibilidades de complementarnos y aprender unos de otros. Recordemos que la vida
es individual, y esa es la gran riqueza. Enjuiciemos menos y amemos más.
Para poder lograr la resiliencia con mayor facilidad, podemos tomar algo de lo que
Robert Dilts ha desarrollado, y estos son los Niveles Neurológicos dentro de la
Programación Neurolingüística, y que se refieren a los diferentes estratos de la mente.
Son los diferentes niveles que maneja el pensamiento humano.
Según Dilts estos son, empezando desde el más profundo al más primario: