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EL CÓDIGO DE ÉTICA PROFESIONAL DEL EDUCADOR CUBANO

APORTES DE MARTÍ Y FIDEL

“Al revés de lo que pasa en el mundo palpable, en este mundo incorpóreo, oro es lo que no se
compra ni se vende.
Hay pocas gentes que tienen pura la nueva clase de moneda: a eso he venido: a descubrir el oro
nuevo.”
José Martí
“¿Qué significa Martí para los cubanos?
Para nosotros los cubanos, Martí es la idea del bien que él describió.
de él habíamos recibido, por encima de todo, los principios éticos sin los cuales no puede siquiera
concebirse una revolución. De él recibimos igualmente su inspirador patriotismo y un concepto tan
alto del honor y de la dignidad humana como nadie en el mundo podría habernos enseñado”.
Fidel Castro Ruz, 21 - 1 – 2001

“En las condiciones de la revolución científico – técnica contemporánea no concebimos al maestro


con métodos artesanales del trabajo, lo concebimos como un activo investigador, como una
personalidad capaz de orientarse independientemente, como un intelectual revolucionario que
toma partido ante los problemas y plantea soluciones desde el punto de vista de la ciencia y de
nuestros intereses de clase. Todo ello requiere de mucho estudio, de un alto nivel ideológico, de un
alto nivel de los conocimientos y del desarrollo de habilidades profesionales”.

“6 aparte de dominar la metodología para instruir, tienen que adquirir la ciencia de educar, o el
arte y la ciencia, porque es una mezcla: el arte, la ciencia y la ética necesaria para educar, para
hacer aquello que mencionaba De la Luz y Caballero. Y quien sino ustedes, apoyados en la familia
y con los medios, los recursos y la preparación necesaria, para saltar a esa nueva fase, que se
llama educar y que debe ser el objetivo fundamental?
Fidel Castro

“6los valores éticos son esenciales, sin valores éticos no hay valores revolucionarios.”
Yo he pensado mucho en el papel de la ética. ¿Cuál es la ética de un revolucionario? Todo
pensamiento de un revolucionario comienza por un poco de ética, por un poco de valores que le
inculcaron los padres, le inculcaron los maestros, él no nació con esas ideas; igual que no nació
hablando, alguien lo enseñó a hablar. La influencia de la familia es también muy grande.”
Fidel Castro Ruz, 17 noviembre 2005

“6hasta hoy toda teoría moral ha sido, en última instancia, producto de las condiciones
económicas de la sociedad en el período correspondiente”
F. Engels
“Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre
nuevo. De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las
masas. Ese instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta
utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social”
Che

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Algunas preguntas y respuestas sobre el código de ética del maestro.

Qué es la Ética?

La Ética siempre ha sido una parte importante del saber filosófico sobre la moral, desde la
antigüedad en que apareció la Filosofía como primera forma del conocimiento humano, ya el
hombre reflexionaba sobre su lugar y papel en el mundo y además sobre la necesidad de su
educabilidad y de que fuera un ser humano virtuoso, a lo que se dedicaba la Ética.
En los años 50 del S. XX, la Ética se transforma en una rama de la filosofía o en una Ciencia
filosófica que estudia la moral en su integridad, los valores morales y el comportamiento en las
diferentes esferas de la actividad humana.

“Un tratado de moral no debe ser una pura teoría, sino, ante todo, un tratado práctico”
Aristóteles
El enciclopédico conocimiento del filósofo griego Aristóteles (S. IV a.n.e.), reconocido como el
padre de la Ética, escribió el primer tratado de Ética que conoció la humanidad en la antigüedad, el
cual dedicó a su hijo, por lo que le denominó “Moral a Nicómaco”, en este se argumentaba las
categorías fundamentales de la Ética y a su vez, explicaba qué debía hacer y de qué debía
abstenerse el ser humano para ser un hombre virtuoso, a partir de su concepción de la virtud que
concebía como el justo medio entre los dos extremos viciosos, por exceso o por defecto, la justicia
era la virtud de las virtudes que implicaba el bien y la felicidad. Con ello definió uno de los rasgos
característicos del saber ético y el más tradicional, el normativo o Ética de las virtudes.
El idealismo objetivo del pensamiento aristotélico, como base de su Ética, fue retomado en la
época medieval por San Agustín (354 – 430 Cartago, Africa) y por Tomás de Aquino (Italia 1224 –
1274), los que desarrollaron un pensamiento ético en función de la concepción religiosa del mundo
que predominó en la época, las normas y juicios morales se subordinaron a la dogmática religiosa,
como manifestación de la fe en Dios y en la revelación de la voluntad divina, por lo que la Ética fue
considerada una doctrina oficial de la Iglesia católica. Esta fue también una vía para la moralización
de los individuos que se educaban en la escolástica y teológica concepción ético religiosa. En la
actualidad esta concepción ética sobre la moral tiene su expresión en el desarrollo del humanismo
cristiano.
El sentido normativo de la Ética tuvo su expresión ulterior en la época moderna en los pensadores
iluministas del materialismo francés de los Siglos XVII y XVIII, La Mettrié (1709 –1751), Helvecio
(1715 – 1771), Holbach (1723 – 1789), entre otros, los que también hicieron interesantes aportes al
saber ético, estos se pronunciaron por la moralización de los individuos por medio de la educación
y la cultura, cultivaban la razón, la felicidad terrenal, la igualdad de los hombres por naturaleza y
promovieron los valores de la paz, la fraternidad y la solidaridad humana, consideraban en los
seres humanos una esencia maligna, egoísta e irracional, asociada a la ignorancia, de ahí el papel
que le atribuyeron a la educación y a la moral en ello.
Uno de sus exponentes, el francés Juan Jacobo Rousseau (1712 – 1778), creador de la teoría
sobre el contrato social, escribió una interesante obra moralizadora donde desarrolla sus
concepciones sobre la educación de los menores, para ello creó un personaje de ficción que
representa esa perfección o ideal al que aspira llamado “Emilio” y a su vez fue el nombre que dio a
dicho libro.
Debe señalarse que estas ideas tuvieron una gran influencia en las concepciones ulteriores del
Socialismo Utópico francés e inglés, Bentham (inglés1748 –1782, sistema del interés bien
entendido), Robert Owen (inglés 1771 – 1858) Charles Fourier ( francés1772-1837), Saint Simon (
francés1760-1825), desarrollaron las ideas acerca de las virtudes y los vicios en los seres
humanos asociados a las condiciones sociales, la política, la legislación y la ignorancia, de ahí el

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papel que también le dieron a la educación como un medio para acabar con la ignorancia y como
base esencial para la moralización de los individuos y la posibilidad de conjugar de una forma
racional los intereses individuales y generales.

Es justamente con Manuel Kant (1724 – 1804), padre de la Filosofía Clásica Alemana del S. XIX, el
que a diferencia de la Ética de las virtudes y su carácter normativo, iniciada por Aristóteles,
desarrolló el nivel teórico del conocimiento ético en su teoría del Deber ser, el cual concebía como
un imperativo categórico a priori ( antes de toda experiencia, sin un condicionamiento histórico
social) que él consideró se encuentra en la Ley universal de la razón pura.
La realización de este deber ser o imperativo categórico, se desarrolla en la moral como expresión
de la razón práctica y escenario en el cual el hombre puede elegir su modo de actuar y por ello ser
libre, puede actuar en el mundo de los fenómenos ya que el conocimiento humano no puede llegar
al mundo de las esencias de las cosas en sí, esta concepción marca su comprensión idealista de la
moral.
Esta línea del conocimiento ético fue conocida como Deontología ética o doctrina del deber Ser,
en la que expresó su humanismo cuya máxima era la de no utilizar al hombre como un medio sino
como fin, con lo cual se contrapuso a la Ética utilitarista y del interés bien entendido del iluminismo
francés de los S. XVII y XVIII y ha tenido una continuidad en la Ética y el humanismo del S. XX.
En la década del 40 del S. XIX surge la Dialéctica Materialista que marcó una continuidad a la vez
que una diferencia esencial dentro del desarrollo del pensamiento filosófico, al crear una nueva
doctrina sobre la base de una concepción integradora y cosmovisiva del mundo a partir de su
materialidad, abarcando a la sociedad y su historia como resultado de la actividad humana; sus
fundadores, los clásicos del marxismo - leninismo, fueron los alemanes Carlos Marx (1818 –1883)
y Federico Engels (1828 – 1895), y el desarrollo ulterior por V. I. Lenin (ruso, 1870 – 1924) en los
albores del S. XX.
Estos aportes posibilitaron el desarrollo del conocimiento ético en otro nivel de profundidad, tanto
en la comprensión de la Ética en su devenir histórico, como sobre la moral, la cual es concebida
como un fenómeno de naturaleza histórico social, cuya complejidad se expresa en las leyes de la
dinámica de su estructura conformada por la conciencia moral, las relaciones morales y la actividad
moral; así como de sus funciones reguladora, orientadora, valorativa y educativa, presentes en
toda la actividad y el sistema de las relaciones y comunicación humanas, cuya manifestación o
rasgos característicos, son
parte consustancial de la cultura de cada tipo de sociedad, grupos humanos y la época.
La aparición histórica de la moral responde a la necesidad objetiva de regular las relaciones de los
seres humanos que conviven en sociedad (interacción individuo - sociedad ), sobre la base de que
cada persona al actuar tenga presente la correlación de sus intereses individuales y con los de las
demás personas, con los sociales a partir de las exigencias o reglas del comportamiento vigentes,
donde la conciencia ejerce un control sobre los instintos e impulsos en la voluntad de las personas
para tal regulación. Si los intereses están profundamente marcados por lo clasista esto se
expresará en la moral de los individuos y en sus valores como parte de su conciencia moral, así
como en los ideales sociales, principios, normas, escalas y juicios de valor, elementos que juegan
un papel primordial en la orientación, valoración regulación y educación de la conductas de las
personas.

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En Cuba, la Ética en general y la Ética Profesional en particular, tiene su base en los
fundamentos de una Escuela Cubana de Ética, que retoma lo más progresista del pensamiento
universal y se sustenta en los aportes del pensamiento ético de la liberación nacional del S. XIX
(según Chávez A. 1984), representado entre otros ilustres pensadores y próceres
independentistas cubanos por Félix Varela (1788 – 1853), José de la Luz y Caballero (1800 –
1862), Carlos M. de Céspedes (1819 – 1874), Rafael M. Mendive (1821 – 1826),

Antonio Maceo (1845 – 1896), Enrique J. Varona (1849 – 1933) y su máximo exponente José Martí
(1853 – 1895), que expresaron los ideales morales del patriotismo, la independencia, la soberanía
nacional, la justicia social, la unidad nacional y la dignidad humana, entre otros, valores de la
identidad nacional y cultural que lideraron las luchas independentistas.

La continuidad de este pensamiento durante el S. XX se expresa en la Ética de la Liberación social,


en la cual se articula el pensamiento ético cubano revolucionario de avanzada con las ideas
marxistas - leninistas, en función de la lucha por la realización de los ideales morales, políticos y
sociales, enarbolados en el pasado siglo XIX, dentro de sus representantes se destaca la
generación de la Revolución del 30, Rubén Martínez Villena , Julio A. Mella, Juan Marinello, Raúl
Roa y como máximo exponente dentro de la Generación del Centenario Fidel Castro Ruz, quien
surgía como líder indiscutible del proceso revolucionario victorioso en enero de 1959.

En este sentido los aportes del Che Guevara (1928 – 1967) y Fidel al pensamiento ético cubano,
desde la concepción de la construcción de una nueva moral, la socialista, con la perspectiva
histórica y cultural de la realidad de los pueblos latinoamericanos y del tercer mundo, constituyen
rasgos que distinguen a la Escuela Cubana de Ética en los finales del S. XX.
Estos fundamentos teóricos y metodológicos, sintetizados en una Ética de raíces martiana y
marxista, son los que han nutrido la obra revolucionaria de la educación y de la Pedagogía
cubana.

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La Ética Pedagógica.
El sistema de la moral socialista de la Revolución cubana es la fuente de la moral profesional de
los maestros cubanos y del Código de ética de la profesión, la diferencia entre la Ética Pedagógica
y la moral pedagógica, consiste en que la Ética es una concepción teórica, normativa e ideológico –
cultural, sobre la moral profesional del educador, es un conocimiento sistematizado sobre las
regularidades de la moral de la sociedad presentes en el trabajo pedagógico. Mientras que la moral
pedagógica, es el conjunto de principios, normas, valores, representaciones sobre el bien y el mal,
propios del trabajo pedagógico, que orientan, valoran, educan y regulan la elección moral de la
conducta personal del maestro en el ejercicio de la profesión, por lo que la moral de la profesión
acompaña a los modos de actuación que se encuentran en la base y la dirección del desempeño
profesional de los educadores.

En tal sentido la moral personal y profesional se integran en una sola, no debe haber doble moral,
o una moral diferente para cada contexto o circunstancia, el prestigio y la autoridad moral del
educador radica en su ejemplaridad manifestada en su actitud ante la vida. En la concepción ética
de la profesionalidad pedagógica se integran los componentes ideológico, de los valores y de la
ética de la profesión, con los conocimientos y preparación pedagógica, científico y cultural del
educador, así como con su desempeño y modos de actuación, en la acumulación práctica de los
resultados y logros de su labor diaria; que es donde se fragua la profesionalidad como resultado de
la integración de la teoría con la práctica.

¿Por qué es importante el papel de la moral en el trabajo pedagógico?.

La importancia de la moral para el desempeño profesional del educador radica en que la misma es
inherente al proceso pedagógico, como parte de la personalidad del maestro, quien a su vez
orienta y dirige el proceso formativo del estudiante, a cuya personalidad en formación también le es
propio un determinado grado de desarrollo de moralidad y por lo que la educación moral está en el
centro de la educación integral del mismo.

El maestro debe tener una concepción ético moral de su profesión, que abarca dos aristas
importantes la primera, en cuanto a la normatividad de su conducta, de cuál debe ser su imagen y
comportamiento como profesional de la educación, la segunda unida a lo anterior, radica en su
preparación pedagógica de cómo contribuir a la educación integral en sus estudiantes en cuyo
centro está la formación ético moral y de los valores humanos.

Cuando el educador es capaz de incorporar a su personalidad, a su forma de ser una concepción


ética de su moralidad y lo tiene presente en su labor para la educación de sus alumnos e
influenciar positivamente en su colectivo y con quienes interactúa, podemos decir que la ética
trasciende su papel normativo de la conducta para transformarse en una herramienta o instrumento
pedagógico de la labor educativa, se transforma en un enfoque ideológico integrador de los
conocimientos pedagógicos sobre la ética, la moral, los valores y el humanismo de la profesión.

Dentro del lugar y papel de la moral en el trabajo pedagógico se destacan entre otras las
características siguientes:

1. El trabajo pedagógico tiene un profundo carácter humanista, ya que tiene como centro de
su atención al ser humano, ya sea el niño, el adolescente, el joven o adulto, con el objetivo
de formar, transformar y educar su personalidad, para lo cual el maestro emplea como
medio esencial sus propias cualidades personales y profesionales, las que se transforman
en sus principales instrumentos del trabajo educativo.

2. La labor pedagógica es un proceso interactivo, aún con los avances científico tecnológicos
que caracterizan al S.XXI y sus aplicaciones en el contexto del trabajo pedagógico, por su
esencia este sigue siendo un proceso intersubjetivo, es decir se realiza por medio de
relaciones interpersonales directas, lo que implica una atención especial a la orientación

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de la comunicación y su tono, y el clima psicológico moral de las mismas, este es el
contexto del afecto, la comprensión en el trato, la persuasión, la compulsión necesaria, la
sensibilidad ante lo que nos rodea, la empatía humana, que significa la no indiferencia, la
afinidad y el grado de afectividad en las relaciones establecidas, este sentido humanista de
la labor educativa y de sus principales vías de realización no podrán ser sustituidas por la
tecnología.

3. Dentro del sistema de relaciones morales y de la comunicación que se establecen en el


proceso de la labor educativa del maestro en la escuela, se encuentran:

• Las relaciones entre el maestro y los estudiantes, reconocidas como las


principales dentro del complejo proceso educativo, cuya máxima ética está en el
respeto a la dignidad de los alumnos.
• Las relaciones maestro - maestro, que ocurren en el contexto de la interacción
del trabajo en el colectivo pedagógico, no solo entre sí, sino con los alumnos, la
familia, la comunidad y otros trabajadores, por lo que el maestro debe atender a
las normas éticas de la colaboración profesional y el trabajo cooperado, el que
agrega un valor al logro de los objetivos y resultados educativos del colectivo de
maestros, por la complementación que se produce en el plano de las
competencias profesionales y ante los desniveles en la experiencia y preparación
profesional que en ocasiones existen en la heterogeneidad de los claustros. El
respeto a la jerarquía de las funciones entre los profesionales, la consideración a
los docentes de mayor experiencia y profesionalidad, la estimación por lo que cada
cual puede aportar incluyendo los más jóvenes, el respeto por los resultados
profesionales de los colegas, el rechazo a los celos y envidia profesionales, la
franqueza, la honestidad, son entre otras algunas de las normas éticas que
contribuyen a un funcionamiento orgánico de la institución y de la labor educativa.
• Las relaciones del maestro, los alumnos y la familia con el personal de apoyo de la
institución escolar, los que también ejercen una influencia educativa, y debe ser
justipreciado sus contribuciones desde el trabajo que realizan de higienización,
alimentación, transportación, entre otros oficios y profesiones que confluyen en un
centro educacional.
• Las relaciones del maestro con la familia, con una comunicación orientadora y
educativa, de respeto e influencia moral, son esenciales para la labor conjunta del
sistema de influencias educativas, y que se extienden hacia las relaciones del
maestro con los factores de la comunidad, a partir de las potencialidades histórico,
culturales que esta brinda para la educación integral.

• Aunque alumnos y maestros tienen objetivos comunes que los unen, unos el
de ser educados y otros el de educar, existen constantes choques de
intereses, que generan conflictos y dilemas morales para profesores y alumnos, ya
que por diferentes causas o razones (que deben ser indagadas por los propios
maestros), los alumnos manifiestan cierto rechazo a las influencias educativas
de los adultos, fenómeno que expresan de diferentes formas, con cierto
retraimiento en clases, desinterés, indisciplina, falta de atención etc., por lo que
el maestro debe buscar con los recursos de la profesión, que pasa por la
actividad científico investigativa, las soluciones adecuadas a los diferentes
choques y problemas que se le presentan, en lo que la valoración moral de la
profesión con un sentido crítico y autocrítico contribuye a movilizar al maestro en la
búsqueda de las salidas más adecuadas a los mismos, es decir en
correspondencia con los valores y las normas éticas de su función social, para lo
cual debe apelar a la paciencia, saber reprimir los sentimientos indeseados, las
reacciones negativas, de violencia, buscar la solución verdaderamente educativa
y estimulante. En ocasiones es factible la consulta o decisión colegiada con otros
colegas, lo cual es una práctica usual sobre todo si se trata de profesores pocos
experimentados.

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• La labor pedagógica es un tipo de trabajo de naturaleza intelectual, ideológica,
que se mueve en la esfera de los conocimientos científicos, los sistemas teóricos,
la ideología y la cultura en general, lo cual representa un cierto riesgo a que el
maestro se aleje en su labor educativa de la vida cotidiana, de la práctica y sus
significaciones, es decir de cumplir a cabalidad con el principio de la integración de
la teoría y la práctica y de preparar para la vida a sus alumnos, por otra parte, esto
puede ser una premisa que puede contribuir a generar rasgos negativos en la
personalidad del maestro como el de la autosuficiencia, al considerar que es el
que “más sabe” y subvalorar la personalidad de sus alumnos e incluso de sus
colegas. La moral es un elemento autorregulador importante ante estos u otros
riesgos que se presentan en el trabajo pedagógico.

• Aunque la labor pedagógica se organiza y se orienta en y a través del colectivo


de maestros, esta se ejecuta y se realiza a partir de la actividad y responsabilidad
individual de cada maestro que conforman el colectivo pedagógico en lo que se da
la correlación de la responsabilidad individual y colectiva, el maestro es el
encargado de organizar, dirigir, orientar y ejecutar el proceso pedagógico. Esto no
significa que cada maestro “tenga su propio librito”, que lo aisle o aleje de los
objetivos educativos comunes de su colectivo y de la sociedad, que se
contraponga a la labor de otros maestros o a la importancia de las diferentes áreas
del conocimiento presentes en el currículum institucional. Por otra parte, esta
característica, es la razón por la cual el maestro debe estar consciente de que los
controladores principales de la calidad de su labor educativa, de su profesionalidad
son sus propios estudiantes, estos son sus observadores cotidianos. Por ello la
moral de la profesión le indica que debe ser el primer interesado en autoevaluarse
en este sentido y buscar de forma adecuada la información al respecto, incluyendo
las opiniones críticas que puedan tener los propios estudiantes, para mejorar su
labor.

Estos entre otros rasgos hacen que la moral profesional tenga una función vital muy activa en la
orientación, regulación y valoración de la labor cotidiana y la vida personal de los maestros, por
estar presente en toda la actividad pedagógica y la vida de la sociedad en general.

La estructura de la moral pedagógica se conforma por:

• La conciencia moral pedagógica, la cual es el reflejo dinámico de la realidad social y


del trabajo pedagógico, en formas de principios, normas, valores, sentimientos y
representaciones del bien y del mal en la labor educativa.

• Las relaciones morales pedagógicas, que son las relaciones interpersonales que
se establecen en el ejercicio de la profesión, donde se concretan las formas
específicas de la comunicación y del trato entre: maestro - alumno (relaciones
principales), maestro - maestro (relaciones influyentes y condicionante subjetivo
del proceso pedagógico), maestro - familia, maestro - comunidad, maestro –
sociedad, constituyen en su red un fuerte sistema de inter influencias educativas,
siempre y cuando exista una intencionalidad en la transmisión y orientación ético
moral en la comunicación.

• La actividad moral pedagógica, es el amplio campo de la actuación, de las


actitudes, de la elección moral, donde se concreta la actividad educativa, directa o
indirecta, de la convergencia entre pensamiento y modo de vida, entre la palabra y la
acción. Es la esfera de concreción de la moralidad del maestro y de conformación
práctica de la conciencia de los deberes en la moral pedagógica.

La dinámica de la estructura de la moral está regida por el principio del nexo indisoluble entre

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conciencia y conducta. Todo acto de conducta humana es objetivo, porque en él se da una
correlación del interés del individuo con los intereses de los demás y como resultado de
determinadas condiciones objetivas, sin embargo, la realización del acto de conducta es siempre
ideal por su esencia, es la materialización de una idea, en forma de principio, norma, valor,
una representación del bien o del mal, del deber, de lo justo, de la exigencia pedagógica, entre
otros.

La formación de la moral profesional y de la ideología revolucionaria, constituyen una


arista importante del componente humanista en la formación de maestros cubanos.

La formación de la conciencia moral profesional del maestro, se logra desde el proceso de


aprendizajes teóricos y prácticos, en ello el trabajo pedagógico constituye la fuente y vía
fundamental del proceso formativo, en lo que el colectivo pedagógico de la escuela donde
se inicia el maestro, juega un papel primordial, en la medida en que los principios, las normas y
los valores morales de la profesión, se reafirman en el plano de las relaciones interpersonales
que se establecen, el grado de comunicación y su tono el intercambio de experiencias, así
como en el campo de las actuaciones y de las formas de proceder ante los choques de intereses
que se producen, sobre todo en el cómo tratar los problemas del aprendizaje, de disciplina que
suelen presentase frecuentemente, los problemas personales de los estudiantes, entre otras
situaciones. En ocasiones es factible la consulta o decisión colegiada con otros colegas, lo cual es
una práctica usual sobre todo si se trata de profesores pocos experimentados.

Estas exigencias morales prescritas en un código, posibilitan al maestro ubicarse, orientarse,


discernir, valorar y decidir, cómo debe actuar ante cada circunstancia, observando y siguiendo el
espíritu de las normas de la Ética profesional, porque ellas acumulan y trasmiten un saber y
experiencia de cómo proceder ante los conflictos mas reiterados, frecuentes o característicos en
este tipo de trabajo de generación a generaciones de educadores.

¿Cual es el ideal de educador que requiere la sociedad socialista cubana?

Un importante lugar dentro del código de ética lo tiene el tema del Ideal Social que es construido
por las clases sociales en correspondencia con su ideología e intereses, el mismo en su sentido
más general formula el proyecto del tipo de sociedad y del tipo de personalidad a que se aspira,
por lo que en él se integran múltiples ideales en formas de principios, valores, cualidades y
finalidades.

Cuando hablamos del ideal de educador, hablamos de una formulación teórica, ideal, de carácter
ideológico y cultural, del tipo de maestro o profesor que requiere nuestra sociedad en estos
tiempos. Ese modelo moral tiene que estar en correspondencia con el contenido del sistema social
socialista de la Revolución cubana (ideal social que expresa los intereses de las clases
trabajadoras, obreros, campesinos e intelectualidad revolucionaria), y con el ideal del tipo de
personalidad a que se aspira (ideal humano). Sin embargo, entre el ideal y el modelo existen
diferencias, el ideal es más general y abstracto, el modelo está más cerca del deber ser y del ser
de la profesión.
En Cuba, en el sentido del ideal humano, se ha reconocido como paradigma o modelo de ser
humano los valores y cualidades que encarnara la personalidad de Ernesto Che Guevara, tal y
como fuera formulado por Fidel Castro en su discurso por el XX aniversario de su desaparición
física en acto solemne en la Plaza de la Revolución.
Este modelo de hombre que trasciende su desaparición física espacio temporal, lo hace en forma
de símbolo de elevadas virtudes humanas en un contexto histórico marcado por la agudización de
las contradicciones del hegemonismo imperialista en un mundo globalizado; este modelo, como
muchos otros casos de ejemplos paradigmáticos en la historia de la humanidad, en particular de
nuestra historia patria, apunta hacia la certeza del ideal formulado, es el criterio práctico de
veracidad, de que la sociedad sí puede formar seres humanos con virtudes y elevadas cualidades
morales como expresión de los valores que representan los intereses y anhelos progresistas,

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revolucionarios y humanos universales de las masas y pueblos del planeta, en este caso del tipo
de personalidad socialista, en ello está la importancia del modelo.
Al hablar del modelo del educador, no podemos mirar solo hacia el ideal de maestro que aspira a
tener la sociedad en un largo plazo, proyectado en otros niveles del desarrollo a alcanzar, es
necesario tener en cuenta los modelos paradigmáticos de maestros o profesores del magisterio
revolucionario cubano en la continuidad histórica de las generaciones de educadores hasta el
presente.
Dentro de los rasgos que se integran en la conformación de este ideal se encuentran: la
personalidad del educador cubano, patriota, revolucionario y socialista.

¿Qué relación guardan los Principios morales de la profesión y el ideal de educador?.


En la conformación del ideal de educador, atendiendo a sus valores y cualidades personales, así
como a su actitud ante el trabajo y la vida, la Ética Pedagógica en nuestra sociedad aporta los
principios morales de la profesión que fundamentan y orientan el proceso de concreción de los
valores y cualidades morales que no se deben dejar de tener en cuenta en la proyección del ideal y
del modelo de educador que necesita la sociedad y que orientan la actividad de su formación
inicial y permanente, así como su trabajo diario.

Los principios son reglas generales que contienen las exigencias morales inherentes a la esencia
del trabajo de la profesión, en este caso el trabajo pedagógico, deben ser de obligatorio
cumplimiento para ser fieles al espíritu de la moral y a la ética de la profesión, lo que solo ocurre si
están interiorizados o incorporados a la conciencia de la persona que ejerce la labor educativa.

Las normas de la profesión son formas de concreción de los principios en las actuaciones o
comportamientos, son exigencias o reglas más específicas que se aplican convenientemente por
el educador según exija cada circunstancia, conflicto o dilema; ellas encierran la experiencia
acumulada de la profesión ante las situaciones más reiteradas o frecuentes de ese tipo de trabajo,
informan y enseñan. Los valores son un contenido importante de los principios y las normas
morales.

En la comprensión de los principios morales del educador se ha tenido en cuenta el pensamiento


pedagógico de José Martí y de Fidel Castro, de este último se tiene en cuenta su intervención del
7/7/81, donde expresa la imagen social del maestro cubano, concretada en el Deber Ser de la
profesión del educador, su encargo y función social, el que nos orienta para la precisión de las
normas morales de las relaciones, comunicación y modos de actuación en los desempeños, así
como los valores y cualidades morales de la personalidad del educador.

En el despliegue del pensamiento revolucionario de Fidel Castro, en cuya base encontramos la


presencia de un enfoque ético, axiológico y humanista para el análisis multilateral de los
acontecimientos de la realidad de Cuba y el mundo, y sobre todo en la conducción de la obra
educacional de la Revolución, se destaca no solo la continuidad y vigencia del pensamiento de
José Martí, sino los nuevos conceptos que lideraron las transformaciones que en la educación se
introdujeron desde el 2000 en el contexto de la Batalla de ideas, proceso identificado como Tercera
Revolución Educacional (antecedida por la Campaña de Alfabetización, la masificación de la
enseñanza media, la Secundaria Básica y la formación de los profesionales de la educación en la
idea del Contingente del Destacamento Manuel Asunce Domenech), concepción renovadora que
también constituye piedra angular de la ética y la moral del educador cubano de estos tiempos.

En correspondencia con los principios morales de la sociedad socialista cubana, se concretan los
ideales, las normas y valores de los educadores como elementos esenciales de la ética y
profesionalidad pedagógica, tales como:

 Fidelidad a la causa de la patria socialista de la Revolución cubana y del


internacionalismo en la labor pedagógica.

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“El pueblo más feliz es el que tenga mejor educado a sus hijos, en la instrucción del
pensamiento, y en la dirección de los sentimientos. Un pueblo instruido ama al trabajo y sabe sacar
provecho de él. Un pueblo virtuoso vivirá más feliz y más rico que otro lleno de vicios y se
defenderá mejor de otro ataque” ( José Martí, Educación popular, O. C. T. 19, página 375).

“Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a
cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su
tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote;
es preparar al hombre para la vida” (José Martí. Escuela de electricidad, O. C. T. 8, página 282).

“Cada cual se ha de poner, en la obra del mundo, a lo que tiene más cerca, no porque lo suyo sea,
por se4r suyo, superior a lo ajeno, y más fino y virtuoso, sino porque el influjo del hombre se ejerce
mejor, y más naturalmente en aquello que conoce, y de donde le viene inmediata pena o gusto: y
ese repartimiento de la laber humana, y no más, es el verdadero e inexpugnable concepto de la
patria. Levantando a la vez las partes todas, mejor, y al fin, quedará en alto todo: y no es manera
de alzar el conjunto el negarse a ir alzando una de las partes. Patria es humanidad, es aquella
porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer; ‘ y ni se ha de permitir
que con el e4ngaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o
políticas descaradas y hambronas, ni porque a estos pecados se de a menudo el nombre de
patria, ha de negarse el hombre a menudo a cumplir su deber de humanidad, en la porción de ella
que tiene más cercaO Patria es eso. – Quien lo olvida vive flojo y muere mal, sin apoyo ni estima
de sí, y sin que los demás lo estimen: quien lo cumple goza, y en sus años viejos siente y trasmite
la fuerza de O lo ampara y rodea el pueblo filial, con el amor más tierno y firme que es el del
agradecimiento” (Martí José “La Revista Literaria Dominicense”, O. C. T. 5. pág.468)

“En la escuela es el maestro, es el profesor, quien concreta los lineamientos trazados por
el Partido en la medida en que sepa dar cumplimiento a los planes de estudio, programas,
indicaciones metodológicas y documentos normativos.

El Educador debe ser, además, un activista de la política revolucionaria de nuestro Partido,


un defensor de nuestra ideología, de nuestra moral, de nuestras convicciones políticas. Debe ser,
por tanto, un ejemplo de revolucionario, comenzando por el requisito de ser un buen profesor, un
trabajador disciplinado, un profesional con espíritu de superación, un luchador incansable contra
todo lo mal hecho y un abanderado de la exigencia”. (Castro, F. 1981).

“La eficiencia externa se expresa en graduados capaces de continuar adecuadamente sus


estudios, de integrarse al proceso productivo o a los servicios con plena capacidad y conciencia de
su responsabilidad laboral y social; en su preparación científica y en su formación ideológica; es
decir, en su capacidad y en su disposición de servir a la Patria donde sea necesario en
cumplimiento de sus deberes con ella y con el principio del internacionalismo proletario.”

El concepto de Revolución, dado por Fidel el 1ro de mayo del 2005, es esencia de los principios de
la moral e ideología de nuestra sociedad y es un aporte trascendental para la Ética del educador
cubano, en su fidelidad a la patria socialista en el trabajo pedagógico para la formación de las
nuevas generaciones.

Revolución
“es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado;

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es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es
emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas
fuerzas dominantes, dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se
cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es
luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es
convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y
las ideas.
Revolución
es unidad, es independencia, es luchar por nuestro sueño de justicia para Cuba y para el mundo,
que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.”

 Actitud consciente y responsable ante el trabajo pedagógico.

“Edúquese en el hábito de la investigación, en el roce de los hombres y en el ejercicio


constante de la palabra, a los ciudadanos de una república que vendrá a tierra cuando falten a sus
hijos esas virtudes.” (José Martí. Bronson Alcote, el platoniano, O.C. T. 13, página 189).

“O la primera libertad, base de todas, es la de lamente: el profesor no ha de ser un molde donde


los alumnos echan la inteligencia y el carácter, para salir con sus lobanillos y jorobas, sino un guía
honrado, que enseña de buena fe lo que hay que ver, y explica su pro lo mismo que el de sus
enemigos, para que se le fortalezca el carácter de hombre al alumno, que es la flor que no se ha
de secar en el armario de las universidades.” (José Martí. En los Estados Unidos, O.C.T. 12,
página 348).

“El educador no debe sentirse nunca satisfecho con sus conocimientos. Debe ser un
autodidacta que perfecciones permanentemente su método de estudio, de indagación, de
investigación. Tiene que ser entusiasta y dedicado trabajador de la cultura.
La auto preparación es la base de la cultura del profesor.”

“La auto preparación tendrá calidad si existe el espíritu de superación, si se es exigente


consigo mismo, si se está inconforme con los conocimientos que posee. La inquietud intelectual de
un profesor es cualidad inherente de su profesión.
En la medida en que un educador esté mejor preparado, en la medida en que demuestre
su saber, su dominio de la materia, la solidez de sus conocimientos, así será respetado por sus
alumnos y despertará en ellos el interés por el estudio, por la profundización en los conocimientos.”

“O Hay que educar en todos los lugares en que nos encontremos. Y esa vía de educación
permanente tiene que ser el ejemplo, en la escuela, en el lugar de residencia, en las actividades
sociales, el maestro tiene que ser un ciudadano ejemplar que todos respeten y admiren.”

“La ejemplaridad se demuestra en la puntualidad, disciplina, calidad de la clase,


cumplimiento de las normas, asistencia al trabajo productivo, en las relaciones con los alumnos y
con los compañeros, en su higiene personal y en la exigencia para consigo mismo y para con los
demás.”

“La vinculación de la palabra con la acción, de las convicciones con la conducta son la
base del prestigio moral del educador.
El maestro está obligado, ante todo, a plantearse ante sí altos requerimientos morales, ya que no
se puede exigir a los demás lo que él mismo no practica. Solo puede educar el que es ejemplo.”

“En las escuelas secundarias básicas e institutos preuniversitarios, se debe continuar


perfeccionando el trabajo de formación vocacional y orientación profesional para que los jóvenes
selecciones cada vez mejor sus estudios de acuerdo con sus aptitudes e intereses personales y
sociales, y en cuanto a los estudios de maestros y profesores garantizar queOingresen jóvenes
conscientes de la significación de esta hermosa profesión.”

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 Colectivismo pedagógico (correlación de lo individual y lo social en el trabajo del
maestro).

“Al venir a la tierra, todo hombre tirar derecho a que se le eduque, y después, en pago, el deber de
contribuir a la educación de los demás.” (José Martí. “Educación popular”, O. C. T. 19, página
375).

“La elevada formación ideológica, científica y pedagógica, la asistencia y puntualidad, el


cumplimiento de la misión docente educativa, la participación activa en las tareas revolucionarias y
las relaciones que se establecen con los alumnos sobre la base del respeto mutuo, son factores
que posibilitan el prestigio y la autoridad que deben caracterizar la labor diaria del maestro.

El colectivo de profesores de una escuela tiene que servir de modelo moral para el
colectivo de alumnos. La autosuficiencia, la pedantería y la vanidad son manifestaciones de la
ideología pequeño burguesa, que nuestra juventud rechaza. Nuestros educadores tienen que ser
ejemplos de la moral del socialismo y combatir resueltamente toda desviación que no esté acorde
con los nuevos valores creados por la Revolución.”

“En las condiciones de la revolución científico – técnica contemporánea no concebimos al


maestro con métodos artesanales del trabajo, lo concebimos como un activo investigador, como
una personalidad capaz de orientarse independientemente, como un intelectual revolucionario que
toma partido ante los problemas y plantea soluciones desde el punto de vista de la ciencia y de
nuestros intereses de clase. Todo ello requiere de mucho estudio, de un alto nivel ideológico, de un
alto nivel de los conocimientos y del desarrollo de habilidades profesionales.
Ustedes forman parte de la nueva generación de educadores cubanos, son los depositarios
de las mejores tradiciones del magisterio cubano. Conocer esas tradiciones es un deber histórico, y
trabajar por estar a la altura de ellas, un compromiso moral.
Hay que saber aprender de los profesores que llevan años laborando; hay que tomar de
ellos lo mejor, el resumen de las de las mejores experiencias. Pero hay que pensar con carácter
creador, hay que tener desarrollado el espíritu autocrítico sobre su propio trabajo.

Los maestros de más experiencia tienen una importante misión en la formación de los más
jóvenes tanto en formación como de los recién graduados; los claustros, los colectivos docentes,
deben constituir una influencia positiva en la educación de los graduados”O

 Humanismo pedagógico, principio rector de la labor pedagógica, penetra e integra


los restantes principios.

“La enseñanza, ¿quién no lo sabe?, es ante todo una obra de infinito amor.” ( José Martí. Función
de la enseñanza”. O. C. T. 11, página 82)

“O para ser maestro de otros es necesario saber servir.” (José Martí. “Mario Fortuna”, O.C.T. 28,
página127).

“He aquí, pues, lo que han de llevar los maestros por los campos. No sólo explicaciones agrícolas
e instrumentos mecánicos; sino la ternura, que hace tanta falta y tanto bien a los hombres.” (José
Martí. “Maestros ambulantes”, O.C.T. 8, página 289.)

“Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud y en ti.” (José


Martí. “Ismaelillo”, O.C.T 16, página 18).

“El profesor es uno de los principales auxiliares que tiene el Partido para la formación de la
personalidad comunista de las nuevas generaciones.

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Por el carácter político de su trabajo y en virtud de la influencia que ejerce en sus alumnos
con su ejemplo personal, del profesor se exigen determinados requisitos indispensables en su
tarea educativa. De ahí que la sociedad espere de ustedes que sean:
• Profesores que sistemáticamente formen en sus alumnos los conceptos científicos sobre la
naturaleza y la sociedad. De hecho, profesores estudiosos, capaces de desarrollar
eficientemente los planes y programas de estudios, para los cual deben prepararse
consecuentemente, y poner especial atención a la preparación metodológica programada.
• Profesores organizados que contribuyan junto al director y colectivo pedagógico al logro de una
eficiente organización escolar, estrictos cumplidores de las normas y disposiciones
establecidas, y que con su ejemplo contribuyan a formar jóvenes responsables, conscientes de
sus deberes.
• Profesores que en su labor como educadores, formen en sus alumnos hábitos de estudios, de
trabajo, de educación formal, correctas relaciones entre compañeros sobre la base de los
principios de la moral de nuestra sociedad, que desarrollen sentimientos humanos, solidarios,
de respeto a la propiedad social y personal, que estén aptos para vivir en la sociedad que
construimos y luchar contra toda conducta indeseable.
• Profesores con un gran espíritu de justeza y honestidad, que luchen permanentemente por
desarrollar en sus alumnos el interés pos saber, el afán por hacerse cada vez más útiles a la
colectividad, y que sus resultados docentes pongan de manifiesto los logros que alcanzan en
este sentido.
• Profesores que destierren toda forma de manifestación de fraude académico, que eleven el
valor moral de las pruebas o exámenes y combatan el más mínimo vestigio de conducta que
desvirtúe su pureza y rectitud.
• Profesores que trabajen en la formación comunista de nuestros educandos, que combatan toda
manifestación de individualismo, egoísmo e inmodestia y todo lo que constituya una desviación
ideológica.
• Profesores que formen a nuestra juventud en las más puras tradiciones de la clase obrera.
• En fin un profesor que en su tarea diaria esté consciente de la responsabilidad que la sociedad
le ha situado al conferirle lo más preciado de ella, la joven generación” (Castro, Fidel, 1981).

En el discurso pronunciado en el acto de graduación de las Escuelas Emergentes de Maestros de


la Enseñanza Primaria. En al Teatro «Karl Marx», Ciudad de La Habana, 2 de septiembre del 2002,
Fidel nos revela su concepto de Educar y de la necesidad de la formación ético y humanista de los
maestros cuando expresa:

“El mundo ha cambiado mucho en las últimas décadas y han surgido fabulosos medios de
transmitir información y conocimientos, casi siempre usados, por razones mercantiles, en deformar
y enajenar las mentes, destruir incluso lo mejor que en niños y adultos siembran maestros,
profesores y los propios padres, que son o deben ser los primeros educadores.

Anhelamos utilizar esos medios, todo cuanto sea posible, como instrumentos de la ciencia y el arte
de instruir y educar. Tales medios, sin embargo, no pueden sustituir, y menos aún superar, a la
madre, al padre, al educador o la educadora. Educar es la palabra clave.

José de la Luz y Caballero, gran filósofo cubano de la pedagogía, inscribió ese concepto con letras
de oro hace más de siglo y medio cuando señaló que no era lo mismo instruir que educar y que
educar podía sólo quien fuera un evangelio vivo.

Para mí educar es sembrar valores, inculcar y desarrollar sentimientos, transformar a las criaturas
que vienen al mundo con imperativos de la naturaleza, muchas veces contradictorios con las
virtudes que más apreciamos, como solidaridad, desprendimiento, valentía, fraternidad y otras.

Educar es hacer prevalecer en la especie humana la conciencia por encima de los instintos. A
veces lo expreso con frase muy cruda: convertir el animalito en ser humano.

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Los padres deben ser los primeros que eduquen a sus hijos. Y para garantizar la educación de los
niños hay que garantizar la educación de sus padres.

Ustedes, jóvenes graduados de Maestros Emergentes, tienen en sus manos la tarea más
importante de una sociedad humana. Las familias ponen en las manos de ustedes lo más querido,
su mayor tesoro, sus más legítimas esperanzas. La Revolución les ofrece el más grande privilegio,
la más alta responsabilidad social, la más noble y humana de todas las tareas; pone y pondrá en
sus manos todos los recursos necesarios. Del esfuerzo individual y colectivo dependerá el máximo
reconocimiento social.

La falsa creencia de que en nuestra juventud había desaparecido la vocación de educar ha


quedado destruida, y sin que ninguno haya renunciado a un átomo de la libertad de escoger entre
otras muchas opciones dignas y nobles en la esfera de las carreras de Pedagogía y de
Humanidades y dentro de las reglas y compromisos establecidos.

Jamás se borrarán de la memoria de ustedes la sonrisa y el cariño de los niños que van a educar,
la gratitud de sus padres y demás familiares y el reconocimiento profundo de toda la sociedad”.

En estos principios morales antes abordados se integran de una forma particular los
valores que conforman el deber ser de la profesión y distinguen el desarrollo de la
profesionalidad pedagógica en el desempeño y modos de actuación de los educadores,
tales como:

• Profundo humanismo martiano y marxista, revelado en el amor a los niños y jóvenes y adultos,
en una palabra, al ser humano, concretado por medio de un trato y comunicación afectuosa,
orientadora y siempre respetuosa de la dignidad personal de sus educandos. Creer en el
crecimiento y mejoramiento humano permanente.
• Amor a la profesión, expresado en la dignidad, consideración y autoestima profesional, honor y
orgullo pedagógico, abnegación y entrega.
• Espíritu revolucionario, transformador, creativo unido al optimismo pedagógico, creer en las
fuerzas racionales, afectivas y morales, confiar en las potencialidades infinitas del crecimiento
personal y humano.
• Consciente cumplidor de sus deberes y responsabilidades pedagógicas, luchador incansable
por el perfeccionamiento constante y la excelencia de su trabajo.
• Ser exigentes y a la vez que justos.
• Saber correlacionar desde la moral y la ética los fines y los medios que empleamos para
alcanzarlos.
• Ser Honestos, modestos y sencillo.
• Saber y practicar las normas del comportamiento adecuado en cada lugar.
• Cuidar su porte y aspecto personal como profesional, modales, vocabulario y expresiones.
• Portador de un prestigio moral como base de la autoridad pedagógica que solo se alcanza
ejerciendo una influencia positiva ante sus alumnos, sus colegas, la familia y la sociedad como
un todo.
• Practicar la ética de la cooperación profesional y del trabajo cooperado, desde la
multidisciplinariedad.

Clarificaron breve del contenido y la significación de algunos de los valores de la moral pedagógica:

Deber pedagógico.

Conciencia de las exigencias del trabajo pedagógico que se transforman en compromisos y


obligaciones morales y laborales, que el maestro asume responsablemente con amor y dedicación.

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Indicadores:
- Conocedor y cumplidor de sus exigencias y funciones profesionales como educador.
- Compromiso con las transformaciones y el cambio educativo.
- Autodidacta permanente.

Responsabilidad pedagógica.

Actitud que se asume en la realización de los deberes en las tareas y acciones educativas
concretas, por la cual responde el maestro y/o el colectivo pedagógico de la institución educativa
ante la sociedad (correlación de la responsabilidad individual y colectiva).

Indicadores:
- Cumplir con las funciones y tareas del trabajo pedagógico individual y/o del colectivo.
- Disciplinado.
- Responder por los resultados de sus actos y de su labor educativa.

Justeza pedagógica.

Grado de dominio por el maestro de la objetividad e imparcialidad en las valoraciones, toma de


decisiones y actuaciones en el ejercicio de su labor.

Indicadores:
- Imparcialidad en la valoración y/o mediación de conflictos.
- Objetividad en sus análisis y valoraciones sobre sus alumnos, sobre los resultados del trabajo u
otros.
- Comprensivo y flexible ante circunstancias que lo ameritan.

Exigencia pedagógica.

Requerimientos propios de la profesión derivados de los fines y objetivos de la pedagogía como


ciencia y como trabajo educativo.

Indicadores:
- Sentido crítico y autocrítico ante las exigencias del trabajo pedagógico y los resultados
obtenidos.
- Combatir y ser intransigente ante lo mal hecho.
- Saber establecer los niveles de exigencia por los resultados del proceso pedagógico, que los
mismos no estén por encima de las posibilidades reales de sus alumnos y otras personas
implicadas.
- Trabajar por la perfectibilidad permanente del trabajo y de los resultadios.

Dignidad pedagógica.
Sentimiento de orgullo, de consideración y autoestima y de pertenencia a la profesión pedagógica.

Indicadores:
- Amor a la labor educativa, comprensión de su necesidad e importancia social.
- Trato respetuoso a la personalidad de sus alumnos, colegas, y personas con quienes
interactúa.
- Amor al ser humano.
- Orgullo de su profesión.
- Consideración y respeto a los educadores de experiencia con quienes trabaja.
- Sentido de pertenencia a la profesión, al sector o enseñanza y a su centro educacional.

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Honor pedagógico.
Prestigio, reputación y méritos acumulados por el maestro o grupo profesional en su trayectoria en
el ejercicio de su profesión, avalado por el reconocimiento de sus estudiantes, colectivo laboral, la
comunidad y/o social.
Indicadores:
- Méritos acumulados en el transcurso de su trabajo.
- Reconocimiento colectivo y/o social.
- Ejemplaridad en el quehacer diario.
- Fiel a la ética de la profesión.

Autoridad pedagógica.
Grado de influencia positiva que ejerce el maestro en relación con las personas los que interactúan
con él en la labor pedagógica, especialmente con sus alumnos.
Indicadores:
- Influencia educativa con sus alumnos, la familia, los colegas y otros.
- Capacidad de convocatoria y movilización de los que le rodean hacia propósitos educativos.
- Prestigio personal.
- Éxito profesional (buenos resultados teórico – práctico en su labor).

Profesionalidad pedagógica.
Integración de los valores y cualidades que caracterizan la esencia humanista de la profesión, con
los saberes pedagógicos, culturales y científico – tecnológicos, necesarios, avalados en la
experiencia práctica acumulada, los resultados y logros obtenidos en el desempeño y modos de
actuación en el trabajo pedagógico.

Indicadores:
- Conciencia de los deberes pedagógicos.
- Actuación en correspondencia con la ética, moral y valores, que exigen su función como
educador en la sociedad.
- Trabajo por la excelencia profesional en el desarrollo de sus competencias y los resultados de
su trabajo.
- Desarrollo de una ética de la cooperación profesional en el trabajo colaborativo.

En el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, la Cátedra de Ética y el claustro de


profesores en diferentes Facultades, ha experimentado procesos participativos de construcción de
códigos de ética de la profesión en grupos de jóvenes que se forman como educadores en la
combinación del principio del vínculo del estudio y el trabajo con resultados favorables y de una
forma atractiva acercar a los jóvenes a estos conocimientos.

A continuación se presenta la guía que hemos utilizado para la realización de estos talleres
participativos para la construcción del código de ética del Educador Cubano con los jóvenes de las
carreras pedagógicas.

Objetivo: Generar un movimiento estudiantil de reflexión y proyección acerca de cómo deben ser
de los modos de actuación y comportamientos en el propio centro de formación, sobre la base de
los valores y normas morales de la ética de la profesión.

Para la preparación sobre el tema del Taller, los estudiantes pueden consultar el libro de
Dimensión Ética de la Educación Cubana, donde se recoge la experiencia de este proceso en el
primer grupo de formación de Profesores Generales Integrales “los valientes”.

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El proceso de análisis puede realizarse en dos Talleres de reflexión y propuestas que dirigirán los
propios estudiantes, uno como facilitador y otro como relator, este último recogerá por escrito los
criterios de los estudiantes del grupo sobre los problemas que en el plano de la educación moral,
hábitos o comportamientos se manifiestan en el centro formador, para proyectar como debe ser el
comportamiento adecuado, sobre las formas de actuar, actitudes, normas o valores que sean
formuladas por el grupo.

Las relatorías de los diferentes grupos se integran en un documento único, en forma de código de
ética, siguiendo el orden de aspectos propuestos en esta guía. Las formulaciones recogidas deben
transcribirse en forma de regulaciones o normas en positivo.

Posterior al proceso de construcción participativa del código, se realizarán los actos políticos y
patrióticos de compromiso de los estudiantes con la ética y la moral de la profesión en su diario
que hacer, ya que el proceso formativo de los profesionales de la educación en nuestro país tiene
en el trabajo de estos jóvenes en las escuelas su componente principal, las que se transforman en
microuniversidades, respondiendo a los principios pedagógicos de la integración del estudio y el
trabajo y de la vinculación de la teoría y la práctica.

GUÍA PARA EL TALLER


1) ¿Cuáles son las cualidades y valores morales y políticos que deben caracterizar al
educador de la sociedad socialista cubana?
2) ¿En el centro de formación, cómo debe ser la actitud y el comportamiento ante el estudio
como forma de preparamos para ser un buen educador?
3) ¿Cuál debe ser la actitud ante las dificultades que se presentan en el estudio?
4) ¿Cuál debe ser la actitud en las relaciones, comunicación y trato en la convivencia, en los
diferentes espacios de la vida estudiantil?
5) ¿Cómo debe ser la actitud y el comportamiento en las áreas del centro de formación tales
como:
a. Docente
b. Comedor
c. Dormitorio o residencias estudiantiles
d. Plazas y áreas verdes
e. Áreas públicas
f. Biblioteca
g. Lugares recreativos
h. Lugares a visitar
6) ¿Qué valores y normas morales deben regir las relaciones y la comunicación
interpersonales entre:
A- estudiantes –estudiantes
B- estudiante – brigada estudiantil
C- estudiante – profesor
D- estudiante - tutor
E- estudiante –trabajador de apoyo
7) ¿Cómo deben ser las relaciones de las parejas en el centro?
8) Cuando nos iniciemos en el trabajo en las escuelas como microuniversidades ¿ qué
valores, normas y actitudes deben regular?:
A- La actitud ante el trabajo
B- La actitud ante la preparación
C- La actitud ante las dificultades o barreras que se nos presentan
D- La imagen del Profesor
E- La relación y comunicación con los alumnos
F- Las relaciones y comunicación con los familiares de los alumnos
G- Las relaciones y comunicación con los restantes profesores de experiencia
H- Las relaciones y comunicación entre los profesores noveles
I- Las relaciones y comunicación con los tutores
J- Las relaciones y comunicación con los trabajadores de apoyo del centro.

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K- Las relaciones y comunicación con la comunidad.

6) Otros aspectos a considerar en el Código.

Autora: Dra. C. Nancy Chacón Arteaga


Presidenta fundadora Cátedra de Ética UCPEJV

Colaboraron en la selección de los textos martianos


Dra. C. Alba Versón González
M Sc. Norma Pie Maclean

Bibliografía básica
Castro Ruz Fidel. Discursos Multimedia CESOFTE, la Habana 2006.
Chacón Arteaga Nancy y colectivo. Dimensión ética de la Educación Cubana, Editorial
Pueblo y Educación. La Habana, Cuba 2002.
----------------------------------- Formación de valores morales. Editorial Academia, la Habana
1999.
---------------------------------- Ética y Sociedad. Tabloide universidad para Todos. Juventud
Rebelde, la Habana 2005.
Martí Pérez José. Obras Completas Editorial CienciasSociales, la Habana Cuba 1975.

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